EDITORIAL

Abrimos el segundo Boletín digital de este 2025 con la gran noticia de la conclusión de los trabajos de restauración en el exconvento de Santo de Domingo Tehuantepec y en la Casa de la Cultura de Juchitán, que recuperarán su funcionamiento para la comunidad. Otra gran primicia es la que comparte la Biblioteca Infantil de Oaxaca, que ahora anuncia las actividades dirigidas a las infancias que viven con Trastorno del Espectro Autista. De igual manera, los Diablos Rojos inician un nuevo juego, esta vez cotizando en la Bolsa Mexicana de Valores, mientras la Academia de Beisbol AHH anuncia las firmas de nueve jugadores que se integran a las Grandes Ligas del Beisbol.

Para seguir celebrando los 15 años del programa Seguimos Leyendo, podemos leer una pequeña crónica sobre el evento de premiación a la trayectoria de los lectores voluntarios. También el Museo Textil de Oaxaca nos comparte una narración acerca de una de las tejedoras invitadas al proyecto “Huipiles contemporáneos para Malintzin”. Conoceremos, además, los nuevos caminos que emprenderá el Centro Cultural Itinerante.

En el rubro de exposiciones, la Biblioteca de Investigación Juan de Córdova realiza una en torno a la actividad de Howard Leigh como coleccionista. Por su parte, la Biblioteca Francisco de Burgoa presenta “Historias preservadas”, acerca de los archivos y colecciones personales que resguarda la Biblioteca. “Rostros ferroviarios” es el nombre de la muestra fotográfica que aborda el Museo Infantil de Oaxaca. El Museo de la Filatelia de Oaxaca teje puentes entre diversos temas y la filatelia, como con la exposición “Round de sombra: historias de campeones mexicanos”. Por su parte, el Centro Cultural San Pablo presenta dos exposiciones: una protagonizada por la fotografía de Mario Cruz y la otra por la instalación de María Nana. Algo digno de admirar es también la escultura de Ken Hiratsuka: Una línea, un planeta, que ahora habita en las inmediaciones de la BS Canteras.

En esta ocasión, Adabi nos habla de las condiciones en que se encuentran los libros y los documentos como un reflejo de las circunstancias en que se hallan los espacios que los albergan. Finalmente, conoceremos el programa Basura Cero, una iniciativa que se ha adoptado dentro de las instalaciones de la Fundación.

Es así como cerramos estas líneas para permitir que sean ustedes mismos quienes den lectura a las siguientes páginas para encontrar el texto que quizás pueda resonar y ser de ayuda en sus vidas.


Dos centros culturales, un mismo pulso

Exconvento de Santo Domingo de Guzmán después de la restauración. Fotografías: João Boto Caeiro

“Sumar multiplica”, dice Alfredo Harp Helú, y eso es precisamente lo que venimos a hacer el día de hoy: sumar y agradecer. Hoy recordamos la terrible sacudida que despertó a los habitantes de Oaxaca el 7 de septiembre de 2017. El susto fue peor al enterarnos de las consecuencias lamentables que dejó aquel sismo en diversas regiones del estado. En menos de dos minutos, monumentos, mercados, viviendas, escuelas, hospitales y empresas sufrieron pérdidas cuantiosas.

Nos invadía la impotencia; saber que nuestros hermanos sufrían nos llenaba de dolor. Había que actuar lo antes posible y eso fue lo que hizo la Fundación Alfredo Harp Helú. Desde el primer día después del sismo instrumentamos un programa de acción inmediata, ya que era urgente ayudar a los pobladores a cubrir necesidades básicas: despensas, ropa, material de curación, tiendas de campaña y circuitos para potabilizar agua.

Cuando llegamos al Istmo, el panorama era terrible, pero había algo todavía peor: el taladrante sonido de una máquina excavadora que derrumbaba las casas; tenía preferencia por aquellas hechas de adobe o ladrillo con vigas de madera. A cambio, a los dueños se les ofrecía ciento veinte mil pesos, cuando su propiedad valía muchísimo más. Hubo pueblos que perdieron su fisionomía y, entre las lágrimas de los pobladores, el cascajo fue volcado al río. Me dolía el estómago; más bien, el alma.

Cuando llegamos a Santo Domingo Tehuantepec, las máquinas trituradoras acababan de hacer su aparición en el centro histórico. Muchas casas tenían letreros con pintura en aerosol que decían: “Demoler”, pero en realidad no lo requerían. El INAH fue un gran aliado: evitó el derribo de muchas propiedades, mientras que la presidenta municipal ordenó trasladar las máquinas a otro lugar. Hicimos un equipo en beneficio de la comunidad.

Alfredo Harp Helú quería levantar el ánimo en la población, y organizó un partido de beisbol entre la famosa liga del Istmo y los Guerreros de Oaxaca. El estadio estaba abarrotado, pero, entre la algarabía, la tierra no dejaba de temblar.

La Fundación decidió rescatar principalmente edificios y espacios de uso comunitario: casas de cultura, archivos, bibliotecas, parques, mercados, hacer reforestación y remodelación de campos deportivos. Y, entre todas estas obras, redoblamos esfuerzos en Santo Domingo Tehuantepec, donde se recuperaron 53 viviendas con valor patrimonial; algunos callejones de la ciudad; la Casa Guietiqui; los parques Bigarii y el Amado Chiñas; el frontón y los contrafuertes del palacio municipal; el Mercado Guichivere y el campo de beisbol. También organizamos el archivo histórico parroquial y el diocesano, así como el acervo bibliográfico y documental de la Casa de la Cultura. De los doscientos noventa millones de pesos invertidos por la FAHHO en la rehabilitación de las zonas afectadas por los sismos de 2017 en Oaxaca, se destinaron 86 para Santo Domingo Tehuantepec.

El edificio más emblemático, sin duda, fue el complejo conventual de Santo Domingo. Este edificio, construido en el siglo XVI, representa el desarrollo de una forma de pensar y vivir en la comunidad. Primero fue una iglesia, convento y obispado; luego cuartel, cárcel y, finalmente, se convirtió en la Casa de la Cultura. Los trabajos realizados pretenden restituir a la comunidad este espacio tan necesario para la difusión de las artes y el conocimiento.

Fue lamentable que, en medio del dolor, hubo quienes veían por su propio beneficio e incurrieron en conflictos de interés personal, pero, por fortuna, la mayoría trabajó en favor del colectivo. Las sombras no pueden oscurecer el horizonte cuando sale el sol. Es por eso que compartimos nuestra alegría, por la suma de esfuerzos de tantas instituciones en esta obra titánica. Es profundamente motivador saber que los mexicanos estamos unidos, pues en las desgracias de México hay una luz de solidaridad que nos reconforta. Nuestro país sabe levantarse una y otra vez, lo ha demostrado en innumerables ocasiones.

Deseo que este espacio vuelva a llenarse de vida cultural, que regresen las danzas, las lecturas, las exposiciones, los talleres, el teatro, la reflexión y la creación. Déjense cobijar por los muros del edificio, cúbranse con la sombra de sus pasillos, y que su patio se abra al cielo para que las estrellas no dejen de brillar para ustedes.

Fotomural en honor al maestro Francisco Toledo en la Casa de la Cultura de Juchitán

Un semillero de afectos
Francisco Toledo enviaba libros con bastante frecuencia a la Casa de la Cultura de Juchitán, y con ellos iba su corazón. Nunca dejó de hacerlo, porque para él ese lugar significaba un lazo con su tierra y con los suyos. De ahí su intensa participación en la integración de colecciones de arte prehispánico, pintura, fotografía y grabado, y su búsqueda para montar exposiciones de gran calidad. En ese lugar nació una generación ávida de letras, arte y belleza, fue un semillero de talentos y reflexiones. Por eso no extraña que brotara de la tierra la Iguana Rajada, la revista Guchachi´ reza, voz y espejo de los movimientos sociales, intelectuales y artísticos de Juchitán, así como del resto del país en esos años. Las lenguas, culturas e historia del Istmo fueron centrales en su contenido.

En 2017 un terrible temblor simbró la tierra de Toledo, pero su corazón también palpitaba por ayudar cuanto podía. A los pocos días del suceso llegué a Juchitán y, conforme avanzaba por las calles, me invadía una tristeza angustiante: el panorama era desolador. Lo primero que hice fue ir a la Casa de la Cultura de la que tanto hablaba el maestro. Me impresionó el curato y el templo de San Vicente con los campanarios desgajados y a punto de desplomarse. Corrí a la biblioteca y no daba crédito al ver la cantidad de libros tirados, como si hubieran sido aventados desde los libreros vacíos y rotos. Afortunadamente, el equipo de Adabi de la Fundación Alfredo Harp Helú ya los recogía para meterlos en cajas. Levanté un ejemplar del suelo, lo acaricié, luego otro y otro más…, reconocí el ojo exquisito de Toledo para seleccionar libros. ¡Ay, cuánto amor había en ellos!

Entre los libros también estaban las piezas prehispánicas en las que Sara Toledo puso su empeño para que se conservaran de la mejor manera posible. Sé que el maestro Toledo sigue presente en sus hijos, quienes continúan su labor y no dejan de insistir para salvar y dar continuidad a su legado.

Casa de la Cultura de Juchitán después de la restauración

La FAHHO, por su parte, colaboró con el INAH en la recuperación del curato, en el proyecto arquitectónico de San Vicente Ferrer; participó junto con otras asociaciones civiles en la reconstrucción del Mercado y, de manera personal, en la Biblioteca del Ferrocarril José F. Gómez y la Biblioteca López Chiñas. De los doscientos noventa millones de pesos invertidos por la FAHHO en la rehabilitación de las zonas afectadas por los sismos de 2017 en Oaxaca, se destinaron 81 para Juchitán de Zaragoza.

Afortunadamente, el Gobierno federal cumplió el deseo de Toledo de recuperar la Casa de la Cultura de Juchitán. La Fundación Alfredo Harp Helú se sumó a los llamados del arquitecto João Boto Caeiro, quien también ha dejado su corazón en la restauración de este espacio maravilloso. Sumamos también para recuperar la memoria de Francisco Toledo, para que siga vivo y continuemos aprendiendo de sus relatos, imágenes y colores, de la cultura zapoteca. Así, las palabras de los libros donados por Toledo florecerán en los corazones de los habitantes de Juchitán.
¡Gracias, maestro Francisco Toledo!


Diablos Rojos en la Bolsa Mexicana de Valores

Día del ingreso de los Diablos a la BMV. Fotografías: Enrique Gutiérrez

Con el tradicional sonido de la campana, los Diablos Rojos del México ingresaron oficialmente a la Bolsa Mexicana de Valores, iniciando con un home run los festejos por sus 85 años de vida.

A unos días de superar las tres décadas como directivo de la Liga Mexicana de Beisbol, don Alfredo Harp Helú alcanzó uno de sus grandes sueños al enlistar al equipo escarlata en el mercado de valores bajo la denominación DIABLOS, que es como aparecerá en los tableros electrónicos.

Acompañado de su familia, socios y amigos, el presidente ejecutivo de los Diablos Rojos volvió al edificio bursátil de Paseo de la Reforma, donde fue la máxima autoridad de 1988 a 1990. En su mensaje, don Alfredo manifestó su alegría por un logro más y refrendó que la mejor inversión está en México.

Estoy muy contento por este día histórico para los Diablos Rojos. Sé que trabajando juntos vamos a tener un gran futuro. Vamos a luchar para que esto crezca mucho. Esta tiene que ser una gran emisora, un gran ejemplo, como lo ha sido Diablos en el deporte. Estoy seguro de que trabajando juntos vamos a alcanzar un gran éxito, vamos a tener un gran México con un importante mercado accionario. Ahora queremos tener muchos inversionistas para poder crecer nacional e internacionalmente.

Día del ingreso de los Diablos a la BMV. Fotografías: Enrique Gutiérrez

Los 17 veces campeones en el beisbol y una en el baloncesto debutaron en el mundo bursátil el 9 de enero de 2025 con 624 255 acciones en dos Series, con un precio de 1 620 pesos. En su primer día de operaciones, DIABLOS no realizó una oferta pública inicial, es decir, no levantó capital. La convocatoria oficial se lanzó el 16 de enero, una semana después del timbrazo simbólico en la BMV.

Marcos Martínez Gavica, presidente de Grupo BMV, recordó que, en menos de un año, dos clubes deportivos mexicanos se han listado en la Bolsa: La Pandilla Roja y las Águilas del América.

¡Enhorabuena al club escarlata por hacer historia en el mercado bursátil como lo ha hecho en el deporte! Con tan importante logro arrancamos este 2025, que sin duda augura una buena temporada para los Diablos Rojos y su afición.


Arte y escritura Beni Zaa La colección de Howard Leigh en el acervo de la BIJC

Retrato de Howard Leigh frente a su colección

Esta exhibición presenta una ventana al quehacer coleccionista, artístico y académico de Howard Leigh, quien tuvo una gran pasión por el arte y la escritura antigua beni zaa (zapoteca). Asociado de Ervin Frissell, fundador del museo arqueológico establecido en Mitla en 1950, Leigh atesoró su colección en el mismo cuarto donde vivió y fue muy selectivo al adquirir piezas. Frissell, por otro lado, compraba todo lo que le ofrecían si su presupuesto lo permitía, y exhibía sus piezas al público en las salas y corredores de la posada La Sorpresa, sede del museo. La sensibilidad artística de Leigh, sus límites financieros y un periodo más breve de coleccionismo, si acaso lo llevaron a conjuntar una sexta parte de lo que Frissell reunió.

Pieza arqueológica del acervo de H. Leigh

Al morir, Leigh tenía 395 objetos, pero su acervo llegó a incluir casi 550 piezas. Tal diferencia numérica se debió a varios factores. La rotura accidental de artefactos y el robo de piezas pequeñas contribuyeron poco, más bien, fueron los intercambios y donaciones que hacía con los Frissell y la ilícita compraventa de piezas una vez registrada su colección ante el Instituto Nacional de Antropología e Historia. Puesto que las leyes mexicanas no permiten la propiedad privada de bienes arqueológicos, el registro de su colección —acaecido en 1958— le concedió tenerla en comodato. En 1960, cuando Leigh era miembro del Consejo Ejecutivo del Museo Frissell, firmó una Declaración de Principios, en la que se comprometía a la no compraventa de objetos arqueológicos. Desafortunadamente, entre 1965 y 1975, algunas de sus piezas salieron de Oaxaca y del país.

La exposición en la Biblioteca Juan de Córdova. Fotografía: Demián Ortíz

Para frenar las acciones ilegales de Leigh, el antropólogo John Paddock —quien dirigió los destinos del Museo Frissell durante casi tres décadas— llevó a cabo una documentación y catalogación extensa de ambas colecciones y, al menos en siete ocasiones, buscó oportunidad y pretexto para fotografiar los objetos en la habitación de Leigh. Gracias al vasto número de fotografías de Paddock, así como a los registros de Foto Rivas y de otras fuentes y archivos documentales —todos ellos ahora parte del Fondo Paddock de la Biblioteca de Investigación Juan de Córdova— es posible aprender más sobre la colección Leigh y sobre el Museo Frissell. Asimismo, el futuro uso de estos acervos, que no solo se limitan al Museo Frissell, presenta oportunidades ilimitadas para continuar con la investigación arqueológica, antropológica e histórica de los antiguos beni zaa.

Acervo Howard Leigh en la Biblioteca de Investigación Juan de Córdova. Fotografía: Demián Ortíz

A la muerte de Leigh, su habitación quedó cerrada por varios años. Cuando en 1988 John Paddock me encomendó realizar —debido a que yo era curador del museo en ese entonces— una propuesta de exhibición para la colección Leigh, se siguieron dos directrices: presentarla en el mismo cuarto e incluir todos los objetos a pesar de que muchos de ellos estaban fragmentados e incompletos. Además de su calidad estética, las piezas rotas proveen información muy importante sobre el pasado. El proyecto vislumbró ocho vitrinas y tres pedestales, los cuales estarían acompañados de cédulas generales y comentarios sobre ciertos objetos, pero este nunca se materializó debido al cierre del museo, ocurrido unos años después. La actual exhibición de la BIJC recupera partes del proyecto de 1988 basándose principalmente en fotografías e información de piezas que no se exhiben actualmente en el Museo Frissell (reabierto como museo arqueológico en 2023), y que, por lo tanto, han estado fuera de la vista del público desde hace casi cinco décadas. Pero también profundiza en la biografía y el coleccionismo de Leigh, e incorpora resultados más recientes que sitúan objetos de su colección en el contexto de la arqueología contemporánea.

Para conocer el proyecto original de 1988, puedes escanear el código QR o acceder a la siguiente liga: https://drive.google.com/file/d/1l4h6WVtBnkPM_VbqwX1qWoOElDPGz4wV/view

*La exposición se presenta en el ingreso e interior de la biblioteca hasta el 30 de marzo de 2025.


¡Bienvenido 2025!

“La ciudad en bici itinerante”, taller de bici impartido por FAHHO Sobre Ruedas. Fotografías: Alan Vargas

FAHHO SOBRE RUEDAS continuará en 2025 con su objetivo de acercar actividades culturales, artísticas y educativas a comunidades periurbanas y rurales de Oaxaca. Este año, el programa se fortalecerá con la incorporación de nuevas filiales: el Museo Textil de Oaxaca, el Museo de la Filatelia y la Biblioteca Henestrosa, quienes se suman al Museo Infantil de Oaxaca, la Fonoteca Juan León Mariscal, la Casa de la Ciudad y las Bibliotecas Móviles, que ya estuvieron participando con el Centro durante el periodo piloto desarrollado en el último trimestre de 2024. Para este 2025, incrementaremos también nuestro número de intervenciones, así como nuestras actividades. Además de las Rutas FAHHO, desarrolladas durante el año pasado, se incorporarán tres programas nuevos:

Rutas FAHHO
Este programa llevará actividades culturales, artísticas y ciclistas de forma extensiva a todas las rutas de las Bibliotecas Móviles en Valles Centrales. Las actividades incluirán talleres, conciertos, exposiciones y eventos que integren a las comunidades participantes.

Comunidades en seguimiento
El programa se desarrollará en San Francisco Lachigoló y Teotitlán del Valle con un enfoque anual y articulado, que fomente el desarrollo de habilidades y la creación de productos culturales comunitarios. Las actividades se estructurarán en talleres que culminarán con una exhibición de los resultados al finalizar el año.

Taller “Textiles a cuadro” en San Jerónimo Tlacochahuaya

Programa Formativo de Gestión Cultural Comunitaria
Diseñado para fortalecer las capacidades de gestión cultural, este programa trabajará con grupos locales para que desarrollen un programa cultural comunitario. Durante el año, los participantes trabajarán en el proyecto acompañados de instructores provenientes de las filiales de la Fundación Alfredo Harp Helú Oaxaca.

Programa Formativo de Escritura Creativa
Este programa estará dirigido a jóvenes interesados en la creación literaria. A partir de módulos de escritura creativa, los cursantes desarrollarán su obra, la cual se recopilará en una antología que será publicada al finalizar el año. Los instructores serán escritores locales vinculados a la Biblioteca Henestrosa.

En términos generales, durante este 2025, el Centro Cultural Itinerante FAHHO SOBRE RUEDAS dirigirá sus esfuerzos operativos a la promoción de los derechos culturales, la formación comunitaria y la creación de productos culturales significativos. Con la incorporación de nuevas filiales y programas ampliaremos el alcance e impacto de FSR, con el fin de consolidar un modelo de intervención cultural relevante, sostenible y replicable.

El propósito es contribuir a que las comunidades que adopten esta propuesta, sean capaces de recrearse como espacios alternativos que permitan promover un cambio social.


Orgullo y admiración

Elvira junto al huipil que tejió para Malintzin. Fotografía: Acervo del Museo Textil de Oaxaca

En el número 33 de este Boletín, publicado en diciembre de 2023, narramos la experiencia que tuvimos en el Museo Textil de Oaxaca sobre una serie de huipiles creados para Malintzin. El proyecto derivó en una exposición física que después se transformó en una edición virtual, que puede visitarse en: Huipiles contemporáneos para Malintzin. Diálogos textiles desde Mesoamérica-Museo Textil de Oaxaca

En aquella ocasión hubo un huipil que no logró estar presente: el tejido por Elvira Pérez Pozos, de San Pedro Sochiapan. Por cuestiones personales, poco antes de la inauguración de la exposición en octubre de 2023, Elvira tuvo que retirarse del proyecto. Fue una lástima, pues había participado de forma entusiasta durante todo el proceso, incluso de manera remota, vía Zoom, en la primera reunión que tuvimos como grupo. No obstante, seguimos escribiéndonos en WhatsApp hasta que, de pronto, ya no hubo respuesta.

Un año después, en octubre de 2024, Elvira nos visitó en el Museo: había perdido su celular y, con él, todos sus contactos. Viajó desde la Cañada hasta la ciudad de Oaxaca para retomar las pláticas con el MTO y, en la conversación, volvió a surgir el tema de Malintzin. Elvira lamentaba no haber podido finalizar el huipil que había imaginado, y no sabía si continuarlo ahora que su vida le permitía volver al telar. Había tejido dos de los tres lienzos del huipil. Al interior del MTO, y con el apoyo invaluable de la FAHHO, animamos a Elvira para que terminara el huipil tal y como lo había pensado. Le tomó tan solo un mes para que se comunicara con nosotros y anunciara que había terminado.

La planeación del huipil se llevó únicamente en la mente: Elvira no dibujó previamente cómo serían los diseños ni cuáles serían los colores por emplear. Nos cuenta: “No sé por qué. Siento que no hubo la necesidad de dibujarlo, solo fue tenerlo en la mente y de ahí pasarlo a los hilos para tejer”. Este proceso nos muestra, una vez más, al textil como un medio de expresión en sí mismo, un medio que no requiere, forzosamente, por ejemplo, de trazos preparatorios en papel o de intentos por asemejarse a un lienzo pintado al óleo. La mente y las manos conectan directamente con la urdimbre del telar y ahí, en una danza manual e intelectual, se van creando soporte e imagen al mismo tiempo. Esto me recuerda a las conversaciones sostenidas con Nilda Callañaupa Álvarez, tejedora y directora fundadora del Centro de Textiles Tradicionales del Cusco, en Perú. Al platicar sobre el trabajo que ha coordinado para recrear técnicas antiguas de tejido como la ticlla (tejido de urdimbres discontinuas) o el watay (teñido de amarres), Nilda cuenta cómo el grupo de tejedoras inmediatamente se pone manos a la obra, deseosas de experimentar con los hilos en vez de dedicar mucho tiempo a descripciones técnicas o esbozos preparatorios. A tejer se aprende tejiendo.

Desde un inicio, Elvira supo que Malintzin merecía un huipil de gala; el huipil “tenía que ser de lo mejor”, pues “dicen que Hernán Cortés fue el que dirigió, pero, en nuestra historia, la verdadera capitana fue Malintzin. […] Representó a muchas mujeres, salió adelante, no se dio por vencida. Imagínense si hubiera sido un hombre, ¿qué hubiera pasado? Pero no, fue una mujer que buscó la forma de sobrevivir entre esas guerras, es un orgullo, ¿no?”. Elvira imagina que si pudiera entregarle el huipil a Malintzin, le diría: “Es un orgullo conocerte. Te entrego este huipil como muestra de lealtad y de admiración hacia tu persona”.


Los ojos no vistos

“Memoria artificial”. Fotografía: Mario Cruz

La imagen no es solo luz detenida: es vestigio, susurro de lo que alguna vez fue. En la cosmovisión de los pueblos originarios, como en el polvo y la penumbra de Pedro Páramo, la memoria no habita únicamente en las palabras, sino en las grietas del tiempo, en las sombras que proyectan las piedras, los objetos, las voces. Cada imagen que Mario Cruz construye en su exposición “Memoria artificial” es su herencia, un fragmento de esas sombras, una ceniza encendida que arde en los relatos con los que crecemos escuchando, pero que no vemos.

¿Qué hacemos con esas imágenes mentales? ¿Cómo las leemos cuando las herramientas que usamos para construirlas —como la inteligencia artificial— utilizan idiomas que no son nuestros?

Las fotografías difusas evocan un territorio liminal: entre lo visto y lo imaginado, entre la memoria y el olvido. Un territorio que no busca representar la realidad de forma unívoca, sino evocar la tensión misma de recordar. Mario construye un diálogo con los ancestros, sus imágenes digitales cargan un peso histórico: son espejos fragmentados que intentan devolvernos reflejos nuestros, pero de otra época. Como la Comala de Juan Preciado, las imágenes susurran desde el silencio, desde las historias nunca dichas, desde el olvido que también forma parte de nuestra raíz.

Así, el artista que traduce la oralidad en imagen no solo da cuerpo a la memoria, crea un acto de resistencia. Es en esa tensión, en ese contraste de lo heredado y lo reinterpretado, donde el arte se convierte en un puente entre el pasado y el presente. Las narrativas de una comunidad y las imágenes que evocan son actos de amor a los ancestros: una forma de mantener su aliento vivo en el lenguaje cambiante de nuestro tiempo.

Y entonces, nos preguntamos: ¿Qué hacemos con estas imágenes? Las honramos como las cenizas de nuestros muertos que nos acompañan, como si fueran el viento que los hace volver.

Puedes visitar esta exposición hasta marzo de 2025 en las instalaciones del Centro Cultural San Pablo.


Transformando el beisbol mexicano: La nueva era de la Academia Alfredo Harp Helú

Prospecto de la Academia AHH al bat

La Academia Alfredo Harp Helú inicia una nueva etapa de evolución, apostando por la tecnología y nuevos procesos de entrenamiento que buscan incorporar a más talentos mexicanos en el mejor beisbol del mundo.

Desde su fundación, hace 15 años, derivada del anhelo y el apoyo de don Alfredo Harp Helú, la Academia se ha consolidado como el semillero más importante de México en el talento beisbolero, y este 2025 marca un momento histórico en su trayectoria con doce preacuerdos alcanzados con equipos de Grandes Ligas.

Bajo la dirección de Santigo Harp y Jorge del Valle —que ha contado con la asistencia del nuevo director operativo, Octavio Hernández Pernía— la Academia ha integrado tecnología de punta: sistemas Trackman, Rapsodo, Blast Motion, Sinergy y Arm Care para detectar al mejor talento de México, perfeccionar sus habilidades, evaluarlos de forma empírica, y con ello ofrecer la mayor cantidad de información posible a los equipos de las Grandes Ligas de Beisbol (MLB, por sus siglas en inglés) para que inviertan en México. Esta modernización también incluye estrategias de marketing innovadoras que buscan competir directamente con potencias como Venezuela y República Dominicana.

Prospectos de la Academia AHH en diferentes actividades. Fotografías: Giovanni Cruz García

Las firmas comenzarán a concretarse a partir del 15 de enero, fecha clave en el calendario de Grandes Ligas para la contratación de talentos internacionales. Entre los jugadores con fecha de firma confirmada se encuentran: el pitcher derecho Roberto Salas con los Rockies de Colorado; el pitcher derecho Efren Álvarez con los Cardenales de San Luis; los pitchers derecho Vismar Dagnino y Emmanuel Ruiz con los Astros de Houston; el infielder José Manuel Verdugo y el pitcher derecho Jesús Aarón Castro con los Padres de San Diego; el pitcher derecho Máximo Rodríguez con los Marineros de Seattle; el pitcher zurdo Iker Redona con los Rojos de Cincinnati; y el catcher Carlos García con los Azulejos de Toronto. Además, los jugadores Didier Pacheco (pitcher), Sebastián Enríquez (jardinero) y José Lavagnino (catcher) también alcanzaron preacuerdos en la MLB, aunque sus respectivos equipos han solicitado que sus acuerdos se publiquen más adelante.

“Este es un momento de orgullo para nuestra academia y para el beisbol mexicano. Cada jugador que firma representa no solo su sueño, sino también el trabajo colectivo de entrenadores, familias y compañeros. Y esto es solo el comienzo de algo que don Alfredo dice constantemente: “La mejor inversión siempre estará en México”, expresó Jorge del Valle, vicepresidente de los Diablos Rojos del México y representante legal de la Academia.

Con estos logros, la Academia Alfredo Harp Helú reafirma su compromiso de ser el puente entre el talento mexicano y el beisbol mundial. Este año histórico no solo celebra el trabajo de una década y media, sino que también abre la puerta a un futuro brillante. La Academia de Beisbol AHH sigue firme en su misión de formar a los mejores jugadores de México, demostrando que los sueños pueden convertirse en realidad cuando se combinan talento, esfuerzo y visión.


Más vale prevenir que restaurar

Parte del proceso de rescate de documentación dañada por agua. Fotografía: Acervo Adabi

Cuántas veces usamos los términos “archivo” o “biblioteca” como sinónimos al referirnos a un repositorio de documentos, libros y otros tipos de patrimonio documental. Son tan solo dos palabras, pero para muchas personas, fuera del ámbito de estos continentes, solo son eso: un contenedor y ya, salvo para el bibliotecario o el archivista que los maneje. Pero no es “y ya”, ambos repositorios contienen en sí un universo multidisciplinario que aloja entre sus paredes no solo al patrimonio bibliográfico o documental, sino también a aquellos que lo manejan y administran, además de toda una infraestructura que, dependiendo de la capacidad de la institución, variará en magnitud y cantidad. Con el pasar de los años, en Adabi hemos visto, por medio de diagnósticos realizados en diferentes instituciones, que posiblemente lo más olvidado de una biblioteca o archivo es el espacio que lo contiene. No es hasta que pasa algo “grave” —o que se manifiestan, en la mayoría de los casos, goteras, pero también humedad, nidos de insectos, entre otras afectaciones— que las autoridades o los encargados dan a conocer las condiciones en que operan esos espacios, problemáticas que, a esas alturas del daño, seguramente serán significativas.

Existen historias de quejas sistemáticas reveladas en redes sociales o en periódicos que buscan solucionar problemas que pudieron evitarse con antelación, a veces tan solo con el simple hecho de observar y establecer medidas preventivas como barrer los techos, colocar los vidrios faltantes, revisar por qué el drenaje no desagua rápidamente, evitar la acumulación de basura, no sobrecargar los contactos de la electricidad, detectar los problemas de humedad de las paredes. Es decir, la solución consiste en tomar acción al respecto. Los libros y los documentos hablan, de sobra lo sabemos, y lo hacen en diferentes lenguajes, por medio de su estado físico, por ejemplo, algo que revela, en gran parte, las condiciones del entorno en que se encuentran.

Una escalera defectuosa, o la falta de esta, extintores sin mantenimiento, cableado expuesto, estantería al límite de su capacidad y sin anclar (especialmente en zonas de movimientos telúricos), fugas en instalaciones sanitarias, árboles muy altos cercanos al edificio, presencia de comercio y venta de comida fuera de las instalaciones son aspectos “silenciosos” y, en apariencia, poco relevantes por ser cotidianos, que sin duda tienen que ser “visualizados” y revisados con periodicidad.

¿Y qué decir del “software” humano? Los datos no se introducen solos, las personas no se atienden solas, el engranaje que permite que una biblioteca o un archivo de cualquier tipo funcione siempre es el factor humano. ¿Sabe el personal cómo detectar anomalías o desperfectos? ¿Qué le dice al archivista o al bibliotecario la oxidación de una estantería? ¿Están capacitados para tomar decisiones ante cualquier imprevisto minúsculo y mayúsculo?, por ejemplo, ¿ante un panal de abejas, un conato de incendio, un temblor o una inundación de agua o lodo? ¿Qué pasa si un visitante tropieza y cae, o se desmaya?, ¿saben cómo actuar en esos casos? ¿Cuentan con un botiquín en la institución? Posiblemente, muchos de los lectores piensen que los archivos y bibliotecas están sumergidos en edificios espaciosos y que son parte necesaria de instituciones más grandes que ellos, y que ante la necesidad solo basta llamar a un responsable; aún así, ¿existe un área de protección civil a la que se pueda acudir ¿Existen protocolos de emergencia en el edificio?, ¿cuánto tarda la respuesta? ¿Se tiene un directorio de instituciones amigas que puedan ayudar en algún percance grave? ¿Se cuenta con un protocolo de actuación propio en el archivo o la biblioteca?

La lista de variables a considerar es muy larga; sin embargo, visibilizar, corregir, implementar y dar seguimiento puede ahorrar muchos dolores de cabeza. ¿Es accesible o caro? Es más costoso restaurar o perder la memoria de las instituciones, de las comunidades y hasta de las familias. La inversión no solo es material, también implica horas de trabajo y valoración, que bien invertidas, seguramente, conseguirán alejar las malas noticias y los imprevistos mientras se esté en constante vigilancia y acción. Es como ser un salvavidas en la playa o la piscina: no están ahí para que pasen cosas indeseables, están ahí para evitar que sucedan.


Entre estampillas y puños: el apasionante mundo del boxeo en el MUFI

Cinturón Verde y Oro, el máximo reconocimiento del WBC. Fotografías: Eduardo González

La noche del 26 de octubre de 1968, la Arena México fue escenario de un momento inolvidable para el deporte nacional. En el cuadrilátero, Ricardo el Picoso Delgado enfrentó al polaco Arthur Olech en un combate lleno de intensidad, emoción y esperanza. No era una noche cualquiera: con el aliento de toda una nación, Delgado peleó con corazón, inteligencia y estrategia, dejando todo en cada asalto. Al sonar la última campanada, un rugido de júbilo llenó el recinto: México celebraba su primer oro olímpico en boxeo, y Delgado inscribía su nombre como un verdadero héroe nacional. Este momento histórico encapsula la esencia del boxeo: un deporte que trasciende el cuadrilátero para convertirse en pasión, identidad y legado.

En diciembre pasado, el Museo de la Filatelia de Oaxaca logró fusionar nuevamente dos grandes pasiones: la filatelia y el deporte. Así nació “Round de sombra: historias de campeones mexicanos”, una exposición dedicada al boxeo, desarrollada en colaboración con el cronista Adrián Román. Esta muestra invita a recorrer un camino lleno de memorias que evocan a pugilistas, cuya grandeza sigue resonando en la memoria colectiva. Román teje un relato profundo sobre hombres y mujeres que, desde los barrios más precarizados, alcanzaron la gloria, enfrentaron excesos y vivieron las luces y sombras de una vida dedicada al boxeo. Disciplina, sacrificio, éxito y caída se entrelazan en estas historias que revelan la complejidad de ser campeón.

Entre las figuras más destacadas se encuentra la sinaloense Margarita la Maya Montes, pionera del pugilismo femenino y auténtica leyenda del boxeo mexicano. Con fuerza, valentía y determinación, la Maya rompió barreras al enfrentarse a rivales hombres, dejando un legado imborrable tanto en el deporte como en la historia de las mujeres luchadoras.

El boxeo cobra vida en esta exposición mediante timbres, planillas y hojas recuerdo provenientes de todo el mundo, piezas que forman parte del acervo filatélico del museo. Cada estampilla narra una historia, evocando combates legendarios, justas deportivas y los logros de pugilistas que dejaron una huella imborrable. Un ejemplo especial es la emisión mexicana de los Juegos Olímpicos de 1968, diseñada por Lance Wyman, que incluye un timbre dedicado al boxeo con un valor facial de un peso. Esta pieza captura la esencia y el impacto de este deporte en aquella justa olímpica.

Una atenta visitante de “Round de sombra”

La exposición trasciende las vitrinas tradicionales al incorporar códigos QR dispuestos a lo largo de las salas, que transportan a los visitantes a piezas sonoras que recrean momentos emblemáticos del boxeo, para sumergirlos en la intensidad de los combates. Además, se exhiben objetos intervenidos por artistas plásticos, quienes reimaginan el espíritu del pugilismo desde diversas perspectivas artísticas.

Entre las piezas más destacadas se encuentra el Cinturón Verde y Oro, el máximo reconocimiento del WBC, otorgado a don Alfredo Harp Helú por sus contribuciones al deporte y a la sociedad mexicana. También brillan el guante y la pelota autografiados por Julio César Chávez, una leyenda viviente del boxeo mexicano, que conquistó campeonatos mundiales en tres divisiones y fue considerado uno de los mejores “libra por libra” del mundo durante la década de 1990.

El Museo de la Filatelia de Oaxaca continúa innovando al unir filatelia, arte y deporte en una experiencia única e inolvidable. “Round de sombra: historias de campeones mexicanos” estará disponible hasta mayo. Es una oportunidad imperdible para aficionados al boxeo, amantes de la filatelia y todos aquellos que deseen explorar el lado humano de este apasionante deporte. ¡Te esperamos para vivir esta experiencia que da un golpe directo al corazón!


Basura CERO: Una iniciativa a favor del medio ambiente en la FAHHO

Equipo B0 separando los residuos

Más de dos años han pasado desde el cierre definitivo del basurero municipal de la Villa de Zaachila, que durante 42 años recibió los desechos de 25 municipios de la Zona Metropolitana de Oaxaca, incluyendo la de esta ciudad capital. Desde entonces, los problemas que genera la mala gestión de los residuos han sido un tema que preocupa y afecta a los oaxaqueños, pues los esfuerzos que desde los gobiernos municipal y estatal se impulsan para solucionar la “crisis de la basura” en la región no han dado resultados.

Comprometidos con el medio ambiente, y para contribuir a mitigar una pequeña parte de esta crisis con acciones individuales, la Fundación Alfredo Harp Helú Oaxaca adoptó el programa Basura Cero (B0), que consiste en la Gestión Integral de Residuos Sólidos Urbanos (GIRSU) y que arrancó a mediados del año pasado en las instalaciones del Centro Cultural San Pablo con la asesoría de especialistas e investigadores del Consejo Nacional de Humanidades, Ciencias y Tecnologías (CONAHCYT), por medio del Programa Nacional de Incidencia e Investigación (PRONAII).

El Programa arrancó con un estudio de generación de residuos dentro de San Pablo con el objetivo de identificar la cantidad y los tipos de residuos que se generan en las oficinas, bibliotecas y demás espacios que integran el Centro Cultural, incluyendo aquellos con servicio al público. Para ello se conformó un equipo integrado por personal de distintas áreas de la FAHHO que, en coordinación y con apoyo del personal de mantenimiento, se encargó de recolectar la basura generada durante una semana, clasificarla y valorarla según su composición.

Antes de la implementación de B0, en la FAHHO se desconocía la composición de los residuos generados. Tampoco se contaba con información necesaria para la gestión y tratamiento de estos; es decir, no se sabía si eran objeto de algún proceso de separación, valorización o reciclaje, ni mucho menos su destino final después de haberse entregado al servicio de limpia municipal.

Con la capacitación hecha por los especialistas al personal de mantenimiento y al equipo, se lanzó una campaña de socialización interna para informar al personal de la FAHHO sobre los detalles y objetivos de B0, además de invitarlos a sumarse a la iniciativa mediante la correcta separación de sus residuos. En esta etapa del programa se les explicó la importancia de una buena gestión y manejo de los residuos sólidos, así como los beneficios que se logran con esta simple, pero necesaria acción.

Posteriormente se retiraron los cestos de basura de todas las oficinas de Casa Independencia, de las bibliotecas y demás espacios del Centro Cultural San Pablo y, en su lugar, se colocaron Islas de Separación, cada una con tres cestos (azul, verde y gris) y la información necesaria para ayudar a los usuarios y trabajadores a identificar dónde colocar sus residuos de manera correcta, con el fin de recuperar los que aún tienen valor de reciclaje y desechar aquellos que necesitan un manejo especial, como los desechos de comida.

Hoy, con B0 se sabe que en el Centro Cultural San Pablo y las oficinas de la FAHHO se generan, aproximadamente, las siguientes cantidades de residuos en una semana: 14.56 kg de desechos orgánicos compostables, 96.56 kg de residuos valorizables y 37.56 kg de otros residuos.

¿Qué buscamos?

  1. Reducir la cantidad de residuos sólidos que se generan en la Fundación Alfredo Harp Helú Oaxaca.
  2. El reuso / reutilización de residuos / materiales.
  3. La separación selectiva / recolección separada.
  4. El acopio temporal, compostaje y una transferencia adecuada de los residuos.

“Si cada uno de nosotros pone de su parte, lograremos opacar la penumbra ambiental y tendremos un mejor planeta”, señalaron don Alfredo Harp Helú y la Dra. María Isabel Grañén Porrúa, principales impulsores del programa en la FAHHO.

Es así como el problema de la basura se ha convertido en una oportunidad para mitigar el daño ambiental que todos, en diferente medida, ocasionamos en la ciudad. La FAHHO mantiene firme su compromiso con el medio ambiente y, próximamente, replicará este programa en las demás filiales que la integran —pensando en que sea puesto en marcha en los hogares de cada uno de sus colaboradores—, con el fin de que juntos reduzcamos nuestra generación de residuos para alcanzar la meta final del programa: espacios libres de basura.


Una línea, un planeta

Ken Hiratsuka en la BS Canteras

Todo está en calma.
Chirridos de chicharras perforan rocas.

Matsuo Basho

Los hilos que nos unen, aquellos que no se ven, de alguna manera guían los afectos, las complicidades, los proyectos, los caminos. Uno de esos hilos, con su origen en tierras niponas, ha viajado a través del tiempo por distintas ciudades del mundo hasta llegar a Oaxaca. Esta es su historia.

En noviembre pasado recibimos una propuesta por parte de Liliana Alberto, actriz y tallerista de la red de bibliotecas BS: dicha propuesta pretendía colaborar de manera presencial con un escultor japonés para desarrollar un proyecto artístico, el cual ha realizado en varios países y que consiste en labrar una escultura. Cuando nos platicó sobre el artista y el motivo de su obra, de inmediato hicimos lo necesario para dar la bienvenida a Ken Hiratsuka y así colaborar en su proyecto.

El maestro llegó a tierras oaxaqueñas los primeros días de diciembre, acompañado de su esposa, la bailarina Gloria McLean, y del gestor cultural Eddie Deleón. Después de encantarse con la biblioteca, los jardines y la arquitectura, lo siguiente fue encontrar la piedra adecuada para el tallado.

Habíamos considerado las que estaban dentro del edificio, pero ninguna funcionaba: la primera se rompió con un leve cincelado, otras eran muy pequeñas. Buscamos algunas opciones externas, pero nada convencía. Cuando volvimos a dar un recorrido por las afueras del edificio del archivo, descubrimos que una cantera de casi una tonelada esperaba desde hacía tiempo ser convertida en una talla. Parecía olvidada, era grande, robusta, de un verde esmeralda perfecto. Con los permisos convenidos se instaló lo necesario para que Hiratsuka continuara con el proyecto de su vida: “Todos somos uno”, con el cual ha ido a diferentes lugares del mundo dejando su arte grabado en rocas.

El proceso de tallado

Ken Hiratsuka nació en Shimodate, prefectura de Ibakari, Japón; a los 22 años se graduó de la Universidad de Arte de Tokio y llegó a Nueva York. Esta ciudad fue el punto de arranque de esa línea continua que ha ido trazando alrededor del mundo; allí esculpió las aceras, convirtiéndose en un referente del arte callejero en la década de los ochenta.

Mientras estuvo con nosotros, cada día, durante una semana, el artista nipón llegaba a su lugar de trabajo, mantenía una comunicación afectiva con su roca, tomaba notas y de su bolso sacaba su cincel envuelto en tela. Entonces golpeteaba con fuerza, pero a la vez con cariño cada parte requerida; por momentos descansaba, tomaba agua, observaba, parecía que él y la piedra se ponían de acuerdo —como si se hubieran estado esperando desde siempre—, hasta lograr las líneas pensadas.

La inauguración estaba cerca y la pieza casi acabada; el día en que movimos la pieza fue épico, era un jueves 5 de diciembre. Quince compañeros del Archivo encabezados por Jacobo Babines, actual responsable del AGEO, se apersonaron para lograr la hazaña. Fue entonces cuando la transmutada cantera llegó a su nueva casa, aquella que siempre estuvo esperando, o quizá volvía a ella. Ahora está ubicada frente a las salas de lectura de la biblioteca infantil, en el primer piso de este edificio que resguarda la memoria del pueblo oaxaqueño.

Esa cantera verde labrada por el artista nipón fue movida por personas que la cargaron y empujaron, de manera que su fuerza física ayudó para el traslado; pero también fue movida por quienes, con su energía, voluntad, compromiso y apoyo confirmaron que “la unión hace la fuerza”.

El traslado de la pieza. Fotografías: Nancy Mariano

En una emotiva ceremonia donde las letras, la danza, la música y la escultura estuvieron presentes, se presentó la pieza maestra Una línea, un planeta. Con esta obra, Ken no solo labró una roca, también una historia que queda unida a nuestra tierra, a nuestras lectoras y lectores, a la gente que pudo observar cada día la transformación, y a todos aquellos que en el futuro podrán admirarla.

Gracias a todas las personas que hicieron posible este proyecto, especialmente al maestro Ken, quien, generosamente, donó a las lectoras y lectores de la BS Biblioteca Infantil de Oaxaca esta pieza para seguir demostrando con su arte que “Todos somos uno”.

Para más información sobre Ken Hiratsuka, pueden visitar su página: https://www.kenrock.com


La trayectoria lectora en hojas de cerámica y polvo de oro: XV Aniversario

Lectores voluntarios galardonados por su larga trayectoria. Fotografías: Acervo Seguimos Leyendo

El tiempo nos invita a detenernos para reflexionar, celebrar, recrearnos y, desde luego, transformarnos. El 20 de diciembre de 2024, la vida y la fortuna nos convocaron para celebrar los más de 15 años de un programa icónico en Oaxaca, pilar de muchas acciones en materia de lectura en voz alta en la Fundación Alfredo Harp Oaxaca: nuestro querido Seguimos Leyendo.

Durante la pandemia hicimos una pausa, pero en 2023 volvimos dispuestos a seguir sembrando historias entre nuestros escuchas, lo cual ha sido posible gracias a la labor voluntaria de más de 170 lectores activos, que son la espina dorsal de esta iniciativa de promoción lectora.

Llegaron el día y la hora esperados: mandamos invitaciones pequeñas y significativas a los 29 talentos literarios que regalan su voz, su corazón y sus anhelos al compartir su momento de lectura y charla con los “otros”. La misiva también llegó a manos de los responsables de los 19 espacios donde se cristalizan las experiencias lectoras. Siendo las 16:30 horas, nos reunimos en el majestuoso claustro del Centro Cultural San Pablo para reconocer y celebrar la labor de las personas que han logrado una trayectoria de entre 10 y 15 años regalando lecturas en voz alta. Una labor que ha alcanzado a 1 300 escuchas a la semana, aproximadamente. El evento inició con un mensaje muy emotivo por parte de la presidenta de la FAHHO, la Dra. María Isabel Grañén Porrúa:

Queridos lectores voluntarios, hoy es un día muy especial para la Fundación Alfredo Harp Helú, porque ustedes tienen el don de convertir los corazones de piedra y ablandarlos. Nuestro objetivo como lectores voluntarios es emocionar, que se comprenda el texto, sentirlo y aficionar hacia la buena lectura. Hay que vivir los textos. Por lo tanto, la labor de los lectores voluntarios es vivir las letras para después compartirlas. La prueba de fuego para todos nosotros es llegar al corazón de nuestros escuchas. Por eso, lectores: ustedes cambian vidas, despiertan la imaginación, ofrecen belleza y caricias habladas.

Entre la alegría y la nostalgia, los galardonados aplaudieron celebrando este momento único, acompañados de sus familiares y amigos. Roberto Ortiz, lector voluntario con una trayectoria de 11 años, compartió un mensaje conmovedor a nombre de la comunidad lectora.

Lectores voluntarios con su reconocimiento

Llegó el momento crucial, la entrega de reconocimientos. En esta ocasión logramos una sinergia increíble más allá de nuestro propio equipo; es por eso que podemos decir que no existen los accidentes, y fue así que en un concierto de voluntades, talentos y fuerzas los reconocimientos para nuestros lectores voluntarios bajaron de las estrellas en forma de libros: unas hermosas esculturas diseñadas y horneadas por manos mixtecas del taller Polvo de Agua.

Las instituciones que actualmente están comprometidas con la promoción de la cultura escrita y que reciben semanalmente al programa, también recibieron un diploma a modo de reconocimiento. Ellos hacen posible que las niñeces, las adolescencias y los adultos mayores disfruten de más de 190 títulos en voz de los lectores de Seguimos Leyendo.

Como cierre contamos con la presencia voluntaria del estupendo Coro de la Universidad La Salle Oaxaca, quienes nos deleitaron con un amplio repertorio musical que hizo vibrar los corazones.

Con ilusión y dedicación, quienes formamos parte de este equipo, con apoyo de la Coordinación de Comunicación Social de la FAHHO, tejimos una historia audiovisual que compartimos con ustedes aquí. Esperamos no solo que lo disfruten, sino que les inspire. No olviden que seguimos leyendo…


Rostros Ferroviarios, entrevista a Jalil Olmedo

Jalil Olmedo, fotógrafo

Con la intención de crear un registro de las personas que dieron vida al Ferrocarril Mexicano del Sur, fue que nació Rostros Ferroviarios, una serie de fotografías de retrato realizadas a exferrocarrileros.

Este proyecto iniciado en 2019 permanece vigente gracias al trabajo colaborativo entre el Museo Infantil de Oaxaca, el Centro Fotográfico Manuel Álvarez Bravo y el fotógrafo Jalil Olmedo. A partir de 2024, gracias a la Organización Internacional para las Migraciones, Rostros Ferroviarios se renueva para formar parte de la campaña de concientización sobre la migración #HilosQueNosUnen. A continuación les compartimos una entrevista realizada al fotógrafo Jalil Olmedo, responsable de esta muestra.

¿De qué forma te acercaste al tema del ferrocarril una vez elegido el rumbo de Rostros Ferroviarios?
La propuesta fue muy clara, se tenía la idea de hacer un registro sobre las personas que trabajaron en el ferrocarril como una manera de preservar la huella que dejaron. Entonces, el MIO me ayudó a contactar a quienes tuvieron alguna relación con el ferrocarril. La idea fue plantearles el proyecto a las personas del sindicato,1 yo me acerqué a sus reuniones mensuales y, poco a poco, a cada uno de ellos.

¿Cómo seleccionaste las ubicaciones y los momentos para tomar las fotografías?
Dependía mucho de ellos. Por ejemplo, hubo ferrocarrileros a los que fui a visitar a sus casas porque ellos me invitaban, me enseñaban objetos, fotos y era más íntima esa relación. También queríamos hacer algunas fotos en la antigua estación de Oaxaca y en la de Huitzo, o en el antiguo edificio del sindicato.2

¿Qué buscabas transmitir por medio de estas imágenes?
Quise hacer crear una muestra acerca de quiénes eran las personas que trabajaron en el ferrocarril, a partir de sus historias, y que no fuera solamente un registro de retratos, sino hablar de quiénes son y por qué trabajaron en el ferrocarril. Yo charlaba con ellos; fueron horas de estar platicando porque querían ser escuchados.

Lo que me llamó mucho la atención es que tienen todavía muy presente este trabajo que realizaron durante la mayor parte de su vida. Me di cuenta de que se sienten muy orgullosos de haber laborado en el ferrocarril.

Personas disfrutando de la exposición “Rostros ferroviarios”. Fotografías: Acervo del MIO

¿Cambió de alguna manera tu perspectiva sobre el ferrocarril?, ¿hay un antes y un después de Rostros Ferroviarios?
Yo creo que sí cambió. Antes pensaba que el ferrocarril estaba abandonado, que ya nadie lo conocía y que ya no era interesante; pero al momento de conocer a las personas y de visitar los lugares, me di cuenta de que hay muchas cosas que contar. Hay muchas historias de familias y de cómo era vivir cuando el ferrocarril estaba
en su mejor época.

¿De qué modo podría relacionarse ese aprendizaje con lo que vivimos en Oaxaca en torno a la migración?
Lo que podría aprender con este proyecto en relación con el tema de la migración es que el ferrocarril ayudó a que la gente pudiera moverse, ir a donde quisiera, estar donde quería estar, buscar lo que necesitaba buscar. Creo que a lo largo del tiempo ha cambiado muchísimo la manera, los medios y las razones de esa movilidad, pero es algo que sigue siendo una necesidad.

¿Qué ha pasado en tu carrera desde entonces? ¿En qué ha cambiado tu forma de hacer fotografía y cómo te acercarías a este tema en el presente?
Mi trabajo personal como fotógrafo ha seguido la misma línea, pero a raíz de este proyecto aprendí que, aunque sean temas que inicialmente no pretendía abordar, al final te involucras mucho y de alguna manera puedes hacerlo muy personal. Aprecio lo que gracias a ello he trabajado.

Consulta la entrevista completa en las redes del Museo Infantil de Oaxaca.
facebook/museoinfantildeoaxaca

1 Sindicato de Trabajadores Ferrocarrileros de la República Mexicana, sección XXII.
2 Ubicado en la calle Manuel Sabino Crespo, Oaxaca


Más allá del 3 de diciembre

Actividad durante los talleres dirigidos a infancias con autismo. Fotografía: Acervo BS Xochimilco

Cada 3 de diciembre se conmemora el Día Internacional de las personas con discapacidad, establecido desde 1992 por la Asamblea de las Naciones Unidas. Esta fecha es crucial para grupos poblacionales que, históricamente, han sufrido discriminación y abandono. No es de extrañar, entonces, que durante los días anteriores o posteriores al 3 de diciembre puedan observarse diferentes actividades que buscan promover la inclusión de las personas con discapacidad en todos los ámbitos de nuestra sociedad alrededor del mundo. Estos son días orientados a fomentar la empatía, desvanecer estigmas, sensibilizar sobre la diversidad y construir un mundo más amable para todos.

Bajo este contexto, en la BS Xochimilco llevamos a cabo una jornada titulada “¡La Biblioteca es para todos!”, una iniciativa para acercar a niños, niñas y adultos con alguna discapacidad a este espacio. Con este objetivo, durante una semana conjuntamos esfuerzos para realizar actividades bajo tres ejes:

Visitas escolares: Recibimos en la Biblioteca a dos instituciones educativas que se dedican a trabajar con niños, niñas y adolescentes con discapacidad. El CAM 46 (Centro de Atención Múltiple) ubicado en Pueblo Nuevo, y CORAL (Centro Oaxaqueño de Rehabilitación de Audición y Lenguaje) ubicado en San Martín Mexicapan. Cada una de estas instituciones representó un reto y muchos aprendizajes para nosotros, porque, si bien una de nuestras labores diarias consiste en recibir visitas escolares, en esos días nos enfrentamos a nuestras propias limitantes como animadores, hecho que marcó la necesidad de seguir capacitándonos para ofrecer una experiencia de lectura inclusiva.

Charlas y conferencias: De la mano de dos especialistas en el tema, dialogamos sobre los trastornos del desarrollo y las barreras del aprendizaje, lo que permitió a estudiantes, docentes y público interesado exponer sus dudas y encontrar respuestas en la labor y experiencia de las psicólogas Adriana Therán y Selma Santos. Por otro lado, conocimos las vivencias de Mitzi Santiago y Rebeca Casas, dos jóvenes sordas que han enfrentado situaciones complejas para poder cursar y culminar sus estudios universitarios.

Talleres: Se realizaron cuatro talleres y un evento a manera de cierre de la jornada. En el taller “Reconociendo mi entorno” niños y niñas prescindieron de su sentido de la vista para poder mirar el mundo con otros recursos, utilizando una cámara fotográfica como herramienta visual por medio de ejercicios guiados por la fotógrafa Ariadna Rojas. Los talleres “Mi bienestar también es el tuyo” y “La cocina de los dibujos”, actividades dirigidas a infancias con autismo y a sus padres, tutores o cuidadores, se realizaron de manera simultánea, con la finalidad de dar a cada uno de ellos un espacio con sus pares. Mientras los niños y niñas realizaban actividades sensoriales importantes para el Trastorno del Espectro Autista (TEA), los padres y cuidadores se permitieron un momento de reflexión y autocuidado acompañados por Nora Crespo, una madre y constante aprendiz de las necesidades de su hijo. Se realizó también nuestra actividad permanente “Saludito al sol”, un taller de yoga para niños, pero esta vez para infancias sordas. Por último, realizamos una posada con la comunidad sorda de Oaxaca, en la cual los alumnos del taller de Lengua de Señas Mexicana realizaron actividades navideñas e interpretaron villancicos en LSM.

Por la asistencia y la participación alcanzadas podemos concluir que la jornada logró su objetivo. Pero ¿qué sigue? La Biblioteca ha procurado ser un espacio incluyente: el taller permanente de Lengua de Señas y la Biblioteca Jorge Luis Borges (dedicada a personas con discapacidad visual) son un claro ejemplo de eso. Sin embargo, no podemos esperar al siguiente 3 de diciembre para darle la bienvenida a las infancias con discapacidad. Queremos seguir dando pasos hacia una sociedad más respetuosa con las diferencias. Por eso, a partir de febrero realizaremos actividades dirigidas a infancias con autismo: un taller y una función de cine, en las cuales tomaremos las medidas necesarias respecto al acceso libre, el control de luces y sonido, buscando que los niños y niñas que asistan tengan una experiencia satisfactoria sin generar una crisis sensorial.

Estamos seguros de que la literatura y el cine son medios que pueden ayudarnos a entender que existen diversas formas de comportarnos, ser, pensar y vivir para ampliar la posibilidad de que la Biblioteca sea un espacio para todos.


“Personajes sutiles”: Una exposición de María Nana

Exposición “Personajes sutiles”. Fotografía: Pacu

En la instalación “Personajes sutiles”, de María Nana, nos rodea un ecosistema simbólico habitado por seres de hojalata destellantes y juguetones que marchan rumbo al mar. Allí, fluyen como recuerdos dispersos para volverse autónomos, cobran vida propia y nos invitan a navegar sin rumbo, sin un mapa, a seguir nuestro viaje intuitivamente por el espacio mediante una lectura basada en el autodescubrimiento. ¿Qué detalles podemos identificar con la observación activa, nombrándolos al ritmo en que los vemos?

El mar se vuelve un medio perfecto para representar aquello que existe bajo la superficie, haciendo una metáfora del subconsciente, la gran sombra que existe con nosotros y cuyo matiz podemos vislumbrar en ocasiones como esta, haciendo nuestra propia relación de símbolos.

Vivir es un oleaje infinito de casualidades. Confiar nos hace flotar, y solo así logramos sentir el ritmo del presente: ese lugar donde el descubrimiento y la lucidez se despliegan con libertad.

Visita esta exposición hasta marzo de 2025 en el Centro Cultural San Pablo.


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