¿Por qué es necesario fumigar?

El estado de Oaxaca alberga un número considerable de archivos históricos, municipales y parroquiales que, lamentablemente, han carecido de atención durante muchos años, pues han pasado incluso décadas sin limpieza, sin vigilancia y sin consulta, lo que ha generado en los documentos una excesiva acumulación de polvo, manchas provocadas por humedad, pérdida de tintas y soporte. Además, expuestos por largo tiempo a la humedad y la temperatura variable, sin ventilación y movimiento, se hacen susceptibles a la aparición de todo tipo de microorganismos que agravan sustancialmente la situación. El apilamiento de documentos suele convertirse en el hogar predilecto de insectos, roedores y microorganismos; este cúmulo de problemas suele englobarse como uno mismo, pensando erróneamente que al realizar una fumigación se erradicarán los tres casos expuestos anteriormente.

La fumigación es un método de control de plagas que se aplica para eliminar cualquier insecto o fauna nociva; por otro lado, la desinsectación se centra en la erradicación de los insectos y artrópodos; por último, la desinfección se enfoca en la eliminación de microorganismos en superficies y objetos. Estos métodos son necesarios para mantener el estado óptimo de nuestros archivos, así como la salud y bienestar de quien los resguarda y consulta.

Sin embargo, deben considerarse varios factores antes de realizar este proceso, donde el clima es determinante. En el Archivo de San Miguel Tequixtepec encontramos presencia de Lepisma saccharina, mejor conocidos como pececillos de plata; estos fueron detectados en diversas cajas del archivo de concentración e histórico, en un espacio que se comparte con la biblioteca municipal. Es común pensar que solo es necesario fumigar las cajas en las que se han visto los insectos, no obstante, la desinsectación debe realizarse tomando también en cuanta todo el espacio donde han sido encontrados los insectos, abarcando los materiales y muebles en los que se ha almacenado la documentación. En Santa María Suchixtlán además notamos la presencia de varios insectos, entre los que destacan los pececillos de plata, pero en este caso extendidos incluso hacia los espacios aledaños al archivo.

Por otro lado, en el Istmo es más frecuente la termita o comején; ahí descubrimos colonias vivas de estos insectos en su periodo larvario, no solo en libros y documentos, sino también en las paredes de todo el inmueble, pues la temperatura y la humedad propias de la región favorecen a su reproducción. Santiago Lalopa y San Miguel Yotao, por el contrario, localizados en la Sierra Norte, con una temperatura más fresca y humedad constante, albergaban ambos tipos de insectos, además de microorganismos. Es preciso recalcar que la llamada fumigación –que lo correcto sería la “desinsectación”– en el proceso que aplicamos, no elimina los microorganismos comúnmente llamados hongos.

Una vez identificado el problema, nos disponemos a acomodar estratégicamente el material, de manera que el insecticida abarque todos los documentos; se sellan ventanas, puertas y cualquier abertura existente en el espacio donde se aplicará el fumigante. Para ejecutar esta tarea, es indispensable mantener medidas adecuadas de seguridad, a la par del uso de traje tyvek, mascarilla antigás y guantes. Por lo regular utilizamos un insecticida de tipo piretroide, el cual genera una capa de humo que tiene la capacidad de penetrar en áreas de difícil acceso donde comúnmente se esconden o reproducen los insectos. Pasadas de 24 a 72 horas de la acción del fumigante, nos apoyamos con aspiradoras para eliminar todo tipo de residuos; si durante la limpieza encontramos insectos muertos, es cuando comprobamos que el proceso ha surtido efecto. Finalmente, acomodamos y resguardamos el material aspirado en el mobiliario que también tiene que estar limpio.

Las recomendaciones siempre coinciden en cuidar las condiciones de resguardo para prevenir que insectos como estos proliferen y así evitar procesos invasivos y costosos, como la desinsectación. En los archivos y bibliotecas, una limpieza profunda y programada es lo que permitirá que los documentos tengan una movilización y ventilación constante que promueva su conservación. Es responsabilidad de los resguardantes vigilar las condiciones de sus acervos, además de capacitarse, tener un plan de riesgos y, de ser posible, equiparse en aspectos prioritarios, lo que permitirá hacer frente a cualquier situación de emergencia en el objetivo primordial de la preservación del patrimonio documental.


Homo ludens: la afición escarlata y el cuidado del medio ambiente

Fotografía: Acervo del Estadio AHH

En 2022, el Estadio Alfredo Harp Helú y el equipo Diablos Rojos iniciaron con la campaña “Tapitas al bat”, cuya idea consistió en invitar a los aficionados a recolectar tapas de plástico y donarlas al Estadio durante los juegos locales de esa temporada. Las tapitas serían llevadas, posteriormente, a organizaciones que colaboran con diferentes programas de atención a niños con diagnóstico de cáncer.

En 2023, Diablos Rojos se sumó a la iniciativa IMURecicla, un programa de recolección de pilas usadas, considerado el más grande de América Latina. Para ello se instaló una columna recolectora dentro del Estadio AHH en la que la afición, administrativos y jugadores de los Diablos podían dejar sus pilas usadas y así darles un manejo adecuado y contribuir al cuidado del medio ambiente. Cabe mencionar que se lograron reunir 105 kilogramos de pilas usadas durante julio y agosto de ese año.

Estos dos ejemplos son solo una pequeña parte de lo que juego con juego, día con día, sucede en el Estadio en favor del medio ambiente. Cuentan mucho los pequeños actos, y especialmente aquellos que se hacen más por una buena costumbre que por una orden y de mala gana. Desde la entrada a la Casa del equipo escarlata todo lo que observamos está dispuesto para que los aficionados disfruten del juego. Y mientras uno va a gozar de los batazos, los hits, las carreras, la comida, las bebidas y el excelente ánimo que inunda todas las zonas, hay un momento entre la séptima y octava entrada en el que el equipo de limpieza pasa por cada pasillo a recolectar la basura. Es algo que quizá no debería sorprender, pero ¿en cuántos estadios, al menos en México, sucede lo mismo? Y ocurre de tal manera que se siente como algo cotidiano, que forma parte de la atmósfera del Estadio.

Hace algunos domingos, a principios del mes de julio, sucedió algo que funciona para ejemplificar cómo los pequeños actos cotidianos son los que hacen la diferencia. Era la octava entrada y los Diablos perdían por bastantes carreras. En tanto iniciaba la octava alta, se escuchó en el altavoz la canción de un autor cubano que dice “¡A esconderse que ahí viene la basura!”, haciendo un llamado a los aficionados a recolectar los empaques y envases de lo consumido durante el juego, para depositarlos en una bolsa que el servicio de limpieza hace pasar con el fin de aminorar los desechos que se dejan en las gradas al final del juego. A modo de reto curioso para matar el tedio, un aficionado de las gradas del jardín derecho lateral comenzó a reunir todos los vasos desechables: los propios, los de sus amigos, los de los vecinos, y pronto muchos aficionados de la marea roja de otras gradas comenzaron a cooperar para formar la torre más alta de vasos jamás vista. Los aficionados de alrededor comenzaron a animar al recolector… las autoridades observaron la conducta hasta que un policía se acercó y, tras una breve plática, retiró la torre y puso el contenido en la basura. De repente, volvió a formarse otra, con vasos provenientes de aficionados más alejados… pero también por las gradas de primera ya comenzaban a imitar el ejemplo.

¿Y qué tiene de extraordinario, se preguntará el lector? Sin duda los aficionados del beisbol somos distintos, somos homo ludens ‘hombre que juega’ hasta para nuestra conciencia ambientalista. El Estadio Alfredo Harp Helú fue creado para tener una relación empática con el medio ambiente: captación de lluvia, ahorro de agua, tratamiento de aguas negras, tecnología led de bajo consumo de energía eléctrica, más los dos ejemplos al inicio mencionados… y la marabunta roja está en sintonía con esta empatía.

De vez en cuando aparecen videos de aficionados japoneses que recogen la basura en sitios muy lejanos a su tierra natal… ¿no sería ideal que estas torres se crearan cada octavo inning para limpiar de manera divertida? Sería un buen ejemplo para todos.


Editorial

Entre las tantas frases atribuidas y citadas de Jorge Luis Borges, se encuentra una en la que declara inimaginable un mundo sin libros, pero no sin pájaros o sin agua, una idea ya incomprensible en estos tiempos que el cambio climático se ha convertido en una preocupación. Sin embargo, la literatura pocas veces es literal, la palabra es un “jardín de senderos que se bifurcan” y, entonces, es posible pensar que si nos faltaran los libros sería porque también nos habrían abandonado las aves y las aguas. En otras palabras, un mundo inimaginable sería aquel en donde no hay árboles, ecosistemas dignos para la lectura, para la vida. Esta es la idea que ronda este número 40 del Boletín Digital de la Fundación Alfredo Harp Helú Oaxaca, dedicado, en gran medida, a celebrar los libros, los árboles y el vital líquido.

En este tenor, este número comienza con cuatro textos que conmemoran los treinta años de existencia de la Biblioteca Fray Francisco de Burgoa: su directora, María Isabel Grañén Porrúa, traslada nuestra imaginación hasta el entonces llamado “nuevo mundo” para evocar la importancia de este acervo. Stella González Cicero, directora de Adabi de México, valora los motivos, los factores y agentes que han hecho posible el reconocimiento nacional e internacional de la Biblioteca. Por su parte, el Mufi distingue los lazos espaciales, temáticos y logísticos que han tejido con la Burgoa en favor de sus visitantes. Asimismo, desde la propia Biblioteca se nos ofrece un catálogo de joyas bibliográficas seleccionadas a partir de la exposición “Libros peculiares”, que muestra obras producidas en las imprentas más importantes de Europa y América, entre los siglos XV y XVIII. A estos textos se suma la experiencia de Michael Swanton quien, como coordinador de proyectos lingüísticos (2005-2012) en la Biblioteca Francisco de Burgoa, señala la trascendencia que este acervo ha tenido en el impulso de las investigaciones sobre las lenguas mesoamericanas vivas.

En un orden de ideas distinto, la Biblioteca de Investigación Juan de Córdova presenta sus trabajos de conservación e investigación en torno a cuatro mapas de la Sierra Juárez que el ingeniero alemán Enrique de Schleyer realizó en 1870 y 1871. El Taller de Restauración expone las intervenciones llevadas a cabo en el templo de Villa Tejúpam de la Unión, Teposcolula, señalando sus antecedentes históricos y los servicios futuros que ofrecerá para la comunidad.

Por otro lado, el Museo de la Filatelia de Oaxaca escribe sobre su exposición “El ingenio alado”, una colección de timbres que resalta la diversidad biológica y la pericia con que las aves habitan el mundo embelleciéndolo y despertando el asombro. El Museo Infantil de Oaxaca vuelve a ensalzar la naturaleza al abrirnos a la posibilidad de pensar el museo como espacio para la reflexión sobre la vida humana en profunda conexión con el crecimiento de la milpa. Por su parte, Andares del Arte Popular refrenda la importancia y el significado del agua en los procesos artesanales, desde la conformación del barro hasta la obtención de tintes. En este mismo sentido, la Biblioteca Henestrosa propone un texto relacionado con el derecho al agua en la ciudad de Oaxaca no solo como recurso y servicio, sino como parte del paisaje, dentro de un contexto donde la lluvia y la poesía se han convertido en las únicas formas de habitar nuestra vital y primigenia relación con el agua. La poesía, entonces, se convierte en remedio, como lo señala el texto de Seguimos Leyendo, en este caso para un grupo de mujeres que adoptaron el poema como forma de expresión a partir de la lectura y la creación compartidas. En concordancia con el compromiso de la FAHHO para seguir preservando la comunidad, los libros y la poesía, la Coordinación de Medio Ambiente ofrece un texto sobre el Día del Árbol para insistir en la importancia de los árboles en la conservación de los ecosistemas.

Para remarcar la importancia del deporte en la sociedad y la cultura, los Diablos Rojos del México presentan una nota sobre el fenómeno que el lanzador Trevor Bauer ha suscitado en el beisbol mexicano con sus sorprendentes apariciones en el campo de beisbol. Asimismo, Guerreros de Oaxaca vuelve a mostrar la sinergia que el diseño de sus uniformes busca establecer con las artes y oficios de Oaxaca, esta vez con los tradicionales rótulos. También un caso de sinergia es el que presenta el texto del Mufi acerca de la exposición “Beisbol: el Jonrón de los EE.UU.”, del Smithsonian National Postal Museum, en la que se exploran las conexiones con el beisbol y ciertas prácticas deportivas prehispánicas por medio de las confluencias entre las historias del beisbol y del servicio postal.

Una vez más, esperamos que esta entrega del Boletín Digital sea de su agrado y contribuya a que sus acciones, junto con las que emprenden las diferentes filiales de la Fundación, vayan marcando caminos hacia la construcción de mejores modos de vida.


Memorias de letras entretejidas

Fotografías: Acervo de Comunicación FAHHO

La nave de la Biblioteca Francisco de Burgoa es un túnel del tiempo lleno de historias que dejan leerse, algunas en sus libros, pero hay otras muy intensas que se viven diariamente.

Si uno agudiza el oído y usa la imaginación, puede escuchar los disparos de cañones que anuncian a la población la llegada de la nao al puerto de Veracruz. La gente espera con ansias las noticias del Viejo Continente. El Comisario del Santo Oficio de la Inquisición se adelanta para revisar los cargamentos. Uno de los barriles tiene un letrero que dice “avellanas”, pero, al abrirlo, encuentra algo escandaloso: ¡libros prohibidos! Algunos van directo a la hoguera, en cambio, otros se libran de ella y así varios textos que perturban las buenas conciencias, como las novelas de caballería, circulan en la mentalidad de los habitantes del Nuevo Mundo.

No faltan aquellos viajeros que colocan sus libros entre sus ropas, y otros frailes, como el arzobispo fray Juan de Zumárraga, traen de Europa sus bibliotecas personales. Aguantan los mareos, el calor, el hambre y las incomodidades que implican los eternos días de trayecto en el camino a las Indias.

Los cargadores depositan los baúles con libros en los lomos de las mulas que van hacia la Provincia de Antequera. Unos serán para los conventos de los carmelitas, jesuitas, agustinos, betlemitas y, la mayor parte, para los dominicos. Los frailes eran humanistas, requerían libros y no escatimaban recursos para adquirirlos. Así, las bibliotecas de Oaxaca no tenían nada qué envidiar a sus contemporáneas en Europa.

Al cabo de los años, estos libros estuvieron expuestos a múltiples aventuras; sobrevivieron a terremotos, incendios, inundaciones, guerras, insectos, roedores y también al descuido y al pillaje. Pero, milagrosamente, se conservaron y, hace treinta años, el maestro Francisco Toledo tomó la iniciativa de organizar, catalogar y restaurar unos 27 000 libros que habían quedado desordenados en una bodega de la Universidad Autónoma Benito Juárez de Oaxaca. Olvidada, ahí estaba una de las mejores bibliotecas de México y, afortunadamente logró ser trasladada a una nave del exconvento de Santo Domingo.

Este año celebramos los treinta años de aquel rescate del que resultaron muchas otras historias. La Fundación Alfredo Harp Helú Oaxaca siempre ha estado cerca de este proyecto y celebra que existan guardianes incansables que trabajan diariamente para conservar los libros, fotografías, documentos y periódicos que hoy forman la Biblioteca Francisco de Burgoa, un lugar de confluencia con las miles de personas que la han visitado. Estoy segura de que para cada una de ellas, la Biblioteca significa un cúmulo de encuentros afortunados que enriquecen las historias narradas en los libros y la vida de cada uno de nosotros.


30 Años de la Biblioteca Burgoa

Fotografías: Acervo de Comunicación FAHHO

Con gran alegría nos unimos a la celebración del trigésimo aniversario de la Biblioteca Francisco de Burgoa, un faro de conocimiento y cultura que ha brillado durante estas tres décadas. Es menester felicitar de corazón a todas aquellas personas que, con su inquebrantable dedicación y esfuerzo, han contribuido a la creación y florecimiento de este emblemático espacio, desde los fundadores y bibliotecarios hasta los investigadores y visitantes: cada uno ha jugado un papel crucial en la consolidación de la biblioteca como un tesoro cultural insustituible. Pareciera que su sola presencia en el Museo —antiguo convento de los dominicos a quienes perteneció este valioso acervo bibliográfico que resguardaba el saber desde varios siglos atrás— y su permanencia en el presente hubieran sido suficientes, sin embargo, es necesario considerar otros muchos beneficios que se desprenden de su existencia.

Su localización en el Museo de Santo Domingo de Oaxaca ha mostrado a los miles de turistas que acuden a visitarlo la cultura alcanzada en Hispanoamérica entre los siglos XVI al XX. Han pasado por ella muchos estudiosos de los contenidos culturales que se encuentran en sus libros, buscando el conocimiento y la sabiduría que sustenten la historia de la orden dominica, así como la de las corrientes filosóficas y las teológicas en el ámbito religioso, además de las científicas en cuanto al contexto académico de aquel entonces, fundamento de actuales pensamientos. Con el paso del tiempo, la Biblioteca Burgoa ha acrecentado sus colecciones de libros con las donaciones de importantes personalidades, gracias a la confianza lograda en la sociedad dado el compromiso y la seriedad que como institución sustenta.

Podemos decir que el rescate de la otrora biblioteca de la Universidad Autónoma Benito Juárez de Oaxaca fue un acierto del maestro Toledo en su deseo por dar a conocer este acervo bibliográfico y ponerlo al alcance de los oaxaqueños y muchos académicos alrededor del mundo. Actualmente es una de las pocas bibliotecas que cubre varias funciones: estar abierta a un público estudioso para la consulta, brindar exposiciones temáticas para dar a conocer su riqueza cultural, así como ser un espacio que abre a los escolares mundos y horizontes diversos. Asimismo, ha abierto sus puertas a otras muchas instituciones de diversa índole para que, como un espacio estéticamente maravilloso, desarrollen actividades de corte cultural en un lugar en el que sus asistentes puedan sentirse cobijados por siglos de cultura.

Durante treinta años, la Biblioteca Francisco de Burgoa ha logrado ser un orgullo para la Universidad, para los oaxaqueños y para todo México, asimismo, como patrimonio cultural es también un motivo de orgullo ante el mundo. Por esta razón, y gracias a quienes se han dedicado a protegerla, ha sido reconocida como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Los esfuerzos para consolidarla y mantenerla en funcionamiento se deben a la institución que la custodia y, especialmente, al amor y cuidado que por todos estos años le ha procurado su directora, la Dra. María Isabel Grañén Porrúa, a quien felicitamos calurosamente. Treinta años se dice fácil, pero vivirlos comprometidamente llenan toda una vida de entrega, sacrificios, pendientes, responsabilidades y también, por qué no decirlo, de grandes satisfacciones. No es nada fácil sostener instituciones culturales sin un pleno convencimiento de lo que estas significan y del potencial que poseen. En su público, en quienes la consultan y aprovechan, así como en quienes la disfrutan recae gran parte de su porvenir como una institución viva y su permanencia como un tesoro invaluable que merece cuidado y resguardo a futuro.


La Biblioteca Francisco de Burgoa y el MUFI: analogías y remembranzas

Alicia Gojman e Isaac Backal. MEPSI, 2003. Acervo: Museo de la Filatelia de Oaxaca y Biblioteca Fray Francisco de Burgoa

Sea cual fuere nuestra insistencia en hacer hablar al pasado, en nuestras bibliotecas, en nuestros museos o en nuestras filmotecas solo podremos encontrar las obras
que el tiempo no ha hecho (o no ha logrado hacer) desaparecer. Más que todo, entendemos que la cultura es lo que queda cuando todo lo demás ha sido olvidado.

Jean-Philippe de Tonnac

La Biblioteca Francisco de Burgoa de la Universidad Autónoma Benito Juárez de Oaxaca y el Museo de la Filatelia de Oaxaca son espacios que destacan en la vida cultural de la ciudad, ya que resguardan importantes acervos de riquísima historia, así como libros y timbres, estos últimos en el Mufi.

En 2013, con motivo del XII Congreso Mundial de la Organización de las Ciudades Patrimonio Mundial, celebrado en Oaxaca, el Comité Nacional de Lucha contra la Tuberculosis y Enfermedades del Aparato Respiratorio emitió la planilla Oaxaca Ciudad Patrimonio con cincuenta timbres postales, un conjunto de bellas imágenes capturadas por la fotógrafa Cristina Kahlo que muestran la riqueza cultural de nuestra ciudad, destacando la zona arqueológica de Monte Albán, la arquitectura colonial, las artesanías, los textiles y la gastronomía, además de parques, jardines y museos, entre otros espacios culturales.

Uno de los motivos postales que armonizan esta composición muestra un libro abierto en primer plano, al fondo un librero de cedro y a la izquierda una reja: se trata del espacio emblemático de la Biblioteca Francisco de Burgoa. Para quienes tenemos la dicha de conocerla, un solo detalle en un timbre postal atrae la mirada y nos convierte en testigos del exquisito aroma del papel y de la piel de las encuadernaciones, así como de la fina fragancia del cedro. A la distancia, aun sin conocer el espacio, inspira a crear, como la obra que a partir de este timbre realizó la artista estadounidense Molly Rausch (2014).

La Burgoa y el Mufi, como comúnmente se les conoce, comparten la misma fila de timbres en la planilla, de extremo a extremo, una distancia simbólica que en realidad son los imponentes muros de cantera verde del bello complejo cultural Santo Domingo. Su cercanía es tal que les permite realizar proyectos en conjunto, desde el préstamo de espacios para la realización de talleres, conferencias e incluso la solidaridad en una que otra emergencia en la logística de algún evento.

Y por simple que parezca, tienen algo en común: un timbre puede tener un motivo afín al libro o a aquello que le rodea: bibliotecas, imprenta, tipografías; un libro o un documento puede conservar una estampilla como un comprobante del pago de impuestos para documentos y libros (timbre fiscal) o bien, una estampilla adherida por el servicio de envío del ejemplar por correo. Los libros y los timbres son de interés para los coleccionistas por su antigüedad, su rareza o la variedad del papel, incluso por ser los únicos ejemplares que se conocen; ambos se clasifican, se catalogan, se estudian, se exhiben, se preservan; son acervos excepcionales con gran valor histórico que forman parte de nuestro patrimonio.

Entre los proyectos colaborativos se encuentra la exhibición filatélica “MEPSI Oaxaca 2003” cuya sede fue la Biblioteca Francisco de Burgoa, en donde se llevó a cabo la Corte de Honor en la cual se exponen colecciones invitadas de relevancia filatélica, como Correo Colonial en México de Alicia Gojman e Isaac Backal, una amplia selección de piezas presentada en 250 hojas de montaje. La exposición temporal “1539- 2011, 472 Aniversario de la imprenta en México”, primera en América, con obras de Juan Pascoe, tuvo lugar en el MUFI, en la que se exhibieron piezas de la colección de los Talleres de Impresión de Estampillas y Valores (TIEV) y de nuestro acervo, complementando la muestra con dos manuscritos del siglo XI del Fondo Antiguo de la Burgoa, uno persa y otro árabe, así como algunos ejemplares que datan del siglo XVI.

Otro tema en común es que la Biblioteca Burgoa cuenta con un espacio para la exhibición temporal de las piezas relevantes de su acervo, por ello, para el MUFI compartir experiencias y brindar apoyo museográfico es una grata colaboración. En este aspecto podemos mencionar las siguientes exposiciones temporales: “Entrecruzamientos”, con obras de Fabiola Tanus, fue una muestra colectiva con sede en la Biblioteca Francisco de Burgoa, el Centro Cultural San Pablo y el MUFI. “Escenario de la tradición textil en México”: bordados inspirados en ilustraciones de María Teresa Castelló y Adolfo Best Maugard, con piezas de la artista textil Mariana Grapain (2022); así como la exposición “Somos lo que recordamos” con libros de literatura infantil y piezas realizadas en el Taller de cerámica Cuarto Suspiro (2022).

En 2017, se realizó el seminario-taller “La edición y las publicaciones de museos”, impartido por la magister Natalia Silberleib, en donde se analizaron los proyectos editoriales generados en la Biblioteca y en el Museo como evidencia del trabajo de investigaciones, exposiciones temporales y contenidos para la difusión de las colecciones.

La Biblioteca Burgoa, como integrante de la Red de Unidades de Información de Oaxaca, ha colaborado en sus distintas actividades. En 2014, fue una de las sedes del primer Foro Itinerante RUIO, una buena oportunidad para conocer su espléndido acervo e intercambiar experiencias del quehacer de los bibliotecarios en lo referente a la organización, catalogación y preservación de las colecciones. Además, en su espacio se han realizado capacitaciones de primeros auxilios y uso de extintores en colaboración con la Coordinación Estatal de Protección Civil, con la finalidad de atender situaciones en caso de emergencia.

Colección timbres Oaxaca Ciudad Patrimonio, 2013-2014
Acervo: Museo de la Filatelia de Oaxaca y Biblioteca Fray Francisco de Burgoa

A partir de las reuniones de la red y al formar parte de la Fundación Alfredo Harp Helú, surgió el proyecto Sistemas de Información FAHHO, en el cual la Biblioteca de Investigación Juan de Córdova, el MUFI y la Burgoa formaron un gran equipo de trabajo para catalogar y compartir recursos digitales, entre los que se encuentran: libros, fotografías, timbres y colecciones especiales, dando paso a la conformación del Repositorio Digital FAHHO.

Con gran entusiasmo celebramos el XXX aniversario de la Biblioteca Francisco de Burgoa, nos complace ser parte del festejo de este gran recinto cultural que da fe del rescate, la preservación y la difusión del invaluable e importante acervo cultural que resguarda, así como de los grandes proyectos que genera en favor de la cultura.


Libros peculiares: joyas bibliográficas de la Biblioteca Fray Francisco de Burgoa

Jerónimo Mercurial. De Arte Gymnastica, Venecia, Juntas, 1573.

La biblioteca es a la vez símbolo y realidad de una
memoria colectiva.

Umberto Eco

El proyecto de organización y clasificación de los libros que hoy conforman el acervo de la Biblioteca Fray Francisco de Burgoa permitió la identificación de ejemplares muy raros y de tal importancia que, en el año 2018, la UNESCO le otorgó el registro en su programa Memoria del Mundo. Para celebrar los treinta años del inicio del proyecto que dio origen a esta biblioteca, seleccionamos ciertos tesoros bibliográficos.

Hace algunos años, durante el proceso de catalogación, se identificó el libro más antiguo que alberga la Biblioteca Burgoa, una obra de derecho canónico que fue impresa en Padua, en 1472. Además de dicha obra, en la exposición es posible apreciar un par de ejemplares de la dinastía Cromberger, que tenía una de las imprentas más activas de la Península Ibérica, en Sevilla. Dicho taller inició con Jacobo Cromberger, dándole continuidad su hijo Juan y su nieto Jacome, y fue de estas prensas que salieron los libros góticos más bellos de España. Juan de Zumárraga introdujo la imprenta al Nuevo Mundo por medio de ese célebre taller; en el año 1539, Juan Cromberger envió a la Ciudad de México a Juan Pablos de Brescia y Gil Barbero para que establecieran la primera imprenta en América.

De aquellos primeros libros impresos en América conservamos nueve en la Burgoa. Uno de ellos es el conocido como Cedulario de Puga, que es considerada la primera recopilación de leyes de América, por tanto, es de gran importancia para la historia de la dominación española en México.

Asimismo, a lo largo del recorrido podemos encontrar una veintena de obras del Renacimiento y el Barroco de temas como música, cultura física, zoología, magia, medicina, cultivo de la grana cochinilla, por mencionar algunos.

Guillaume Budé fue un destacado filólogo francés, contemporáneo de Erasmo de Rotterdam y Tomás Moro. La primera edición de De asse et partibus eius libri quinque data de 1514, aunque en la Biblioteca conservamos únicamente la segunda edición, ampliada y corregida de este importante tratado sobre monedas y medidas antiguas, considerado el primer libro de numismática. La portada, impresa con tintas roja y negra, cuenta con la marca del impresor que representa a tres hombres en la imprenta.

Rondelet (1506-1566), médico y naturalista francés, se ocupó del estudio de los animales acuáticos. Sus obras contienen más de trescientas reseñas de especies de gusanos, moluscos, crustáceos, peces, anfibios, reptiles y mamíferos. Sus descripciones están basadas en las observaciones que realizó personalmente en las costas del Atlántico y del Mediterráneo. En el tratado de Pedacio Dioscórides, médico griego del siglo I, titulado Acerca de la materia medicinal y de los venenos mortíferos, se describen cerca de setecientas plantas, animales y minerales con efecto terapéutico. Su obra estuvo vigente durante varios siglos, prueba de ello son las tres ediciones que mostramos en la exposición, una del siglo XVI, otra del XVII y la última impresa en el XVIII. A partir del descubrimiento de la imprenta, la posibilidad de ilustrar libros científicos con grabados permitió complementar los escritos con las imágenes de lo descrito y propició el intercambio de ideas entre los estudiosos. La conjunción del libro impreso con la estampa científica fue uno de los factores decisivos para el avance de la ciencia moderna.

Jacobus de Zochis. Canon, omnis utriusque sexus disputatum ac repetitum, [Padua], Bartholomaeus de Valdezoccho and Martinus de Septem Arboribus, 28 July 1472

Cayo Julio Higino (64 a.C.-17 d.C.) fue bibliotecario del emperador Augusto; llegó a Roma como esclavo alrededor del año 45 a.C. y allí ejerció su labor como director de la Biblioteca Palatina. Higino es autor de obras y tratados hoy perdidos, solamente se conservan las Fábulas y la Astronomía. En su libro de Fábulas recoge un amplio repertorio de mitos griegos, incluyendo referencias a personajes romanos.

Durante el Renacimiento se retoma la importancia de la actividad física, y el tratado de Jerónimo Mercurialis, médico italiano, rescata las enseñanzas de la cultura grecorromana para mantener el cuerpo fuerte y sano. Las proporciones exactas son sinónimo de belleza humana y natural. El equilibrio, la armonía, el orden y la paz se convierten en ideales y valores de cultura y de civilización. La corporalidad humana es vista como parte de la creación divina, del orden y del equilibrio en la naturaleza y el universo. Se descubre una retrospectiva cultural clásica testimoniada por el hombre de Vitruvio, por los cuerpos y las formas musculares atléticas que manifiestan los artistas como Miguel Ángel. El ejercicio físico, los juegos corporales y el deporte se configuraron en estos siglos como dispositivos de distinción social. El tratado De Arte Gymnastica de Mercurialis es considerado como la primera obra humanística que restablece la gimnástica clásica. Destacan la calidad de la obra y de sus numerosos grabados.

Durante la época renacentista proliferaron los tratados con el fin de educar y establecer criterios sobre las teorías musicales, a partir de la filosofía musical de los antiguos. El Melopeo y Maestro fue uno de los tratados más importantes de la época; siguiendo la tradición humanista del siglo XVI, recoge las ideas de autores clásicos, especialmente de Boecio. En su obra, Pietro Cerone utiliza una de las clasificaciones instrumentales más antiguas y universales: instrumentos de golpe (tambor, sistro, atabal, pandero), de viento (flauta, chirimía, duçaina, sacabuche) y de cuerdas (salterio, rabel, vihuela, cítara, guitarra).

Esta obra es un tratado musical fundamental del siglo XVII con el que Cerone se convierte en el iniciador de la nueva teoría musical española del Barroco. El título de la obra alude a que “melopeo” significa músico perfecto: para Cerone el conocimiento de la música se obtiene por medio de la teoría y la práctica.

Ruiz de Ribayaz nació en Santa María de Ribadeo, España, en 1662. Viajó al Nuevo Mundo, acompañando al virrey del Perú, Pedro Antonio Fernández de Castro, quien tocaba la guitarra y era uno de los discípulos del autor de esta obra. Cuando regresó a Madrid publicó Luz y Norte Musical, en 1677, donde indica la manera de ejecutar algunos adornos y también recoge danzas populares y cortesanas de su tiempo. En el prólogo menciona que en Perú los músicos no sabían leer las cifras o tablatura, con excepción de unos pocos que conocían la música polifónica, pero tañían diestramente la guitarra y cantaban de memoria.

Detalle de Melopeo y Maestro.

La obra de Martín Arredondo, considerado el albéitar (veterinario) español más culto del siglo XVII, es fundamental para la historia de la medicina veterinaria. Extrae de los autores clásicos como Hipócrates, Aristóteles, Galeno y Dioscórides, por mencionar algunos, todo el conocimiento relacionado con las enfermedades de los animales y lo recopila en su obra, que sirvió para formar a los albéitares de su época. Este libro es un excelente ejemplo de la cultura veterinaria del siglo XVII; en él se mezclan biología con fantasía, mitología y superstición. La primera edición se imprimió en 1669, el ejemplar de la Burgoa fue impreso en Madrid, en 1705.

Lorenz de Rada, además de militar fue escritor y una figura reconocida en la esgrima española del siglo XVIII. En la Biblioteca Burgoa conservamos uno de los tres libros de su obra Nobleza de la espada. Regresó a México en 1706, donde falleció siete años después.

“Libros peculiares” es el título de la exposición que exhibe obras producidas en las imprentas más importantes de Europa y América, desde incunables hasta libros de ciencia, arte o magia. La muestra podrá visitarse en la Biblioteca Francisco de Burgoa hasta el mes de agosto.


La Biblioteca Fray Francisco de Burgoa y mi llegada a Oaxaca

A mi madre le pareció sumamente chistoso. Tanto ella como mi abuela eran bibliotecarias: la casa en la que crecí estaba llena de libros organizados según el sistema decimal de Dewey. Cuando era niño, y después adolescente, juré repetidamente que nunca jamás sería bibliotecario. Y, sin embargo, había aceptado un puesto en 2005 en la Biblioteca Fray Francisco de Burgoa. Es cierto que no era un puesto de bibliotecario, pero aun así estaría trabajando en la biblioteca más importante y hermosa de Oaxaca. Fui coordinador de proyectos lingüísticos. A mi madre, comprensiblemente, le parecía una especie de destino kármico.

Durante varios años, antes de julio de 2005, había vivido en Leiden, una pequeña y encantadora ciudad holandesa con una antigua universidad, donde realizaba mis estudios de posgrado en lingüística y filología de ciertas lenguas mesoamericanas de la Mixteca. Con estos antecedentes, sabía algo sobre la imprenta temprana en la Nueva España cuando llegué a la Biblioteca Burgoa. Sin embargo, mis seis años en este espacio me brindaron una educación única y extraordinaria sobre este tema. No sólo estuve rodeado de libros impresos por Juan Pablos, Antonio de Espinosa, Pedro Ocharte y Pedro Balli, sino que aprendí sobre este tema de la mano de la enérgica y joven directora de la Biblioteca, la Dra. María Isabel Grañén Porrúa, una de las mayores especialistas mundiales en este tema.

Grañén Porrúa también me dio mucha libertad para realizar proyectos sobre las lenguas de Oaxaca. Era una señal de confianza o tal vez me estaba poniendo a prueba. Mi proyecto principal, que continúa hasta el día de hoy, fue tender puentes entre la academia, especialmente desde la lingüística y la filología, y la sociedad oaxaqueña mediante eventos académicos, docencia e investigación. Creo firmemente que los académicos podemos contribuir a Oaxaca y que Oaxaca puede ser —debe ser— un productor de conocimiento académico, no solo un sitio para el trabajo “de campo”. Así que busqué colegas con ideas afines para colaborar en esto.

Con la lingüista zapoteca Aurea López, del INAH, creamos el Seminario Lingüístico de Oaxaca (SOL), un foro lingüístico experimental para hablantes de lenguas oaxaqueñas. Con Sebastián van Doesburg, entonces director de la Casa de la Ciudad, y Alejandro de Ávila, director del Jardín Etnobotánico de Oaxaca, trajimos en 2006 el Coloquio de Lenguas Otomangues y Vecinas (COLOV) desde su lugar de nacimiento en la Universidad de California, Berkeley. Luego se convirtió en un evento bianual oaxaqueño, que se celebró en la Biblioteca Burgoa en 2008, 2010 y 2012, tal como en 2006. Para entonces, el COLOV estaba claramente consolidado como el evento académico más importante dedicado a las lenguas de Oaxaca. Como coordinador de proyectos lingüísticos de la Biblioteca, di clases en la Escuela Normal Bilingüe Indígena de Oaxaca (ENBIO) en Tlacochahuaya, así como en la licenciatura de antropología en el Instituto de Investigaciones Sociológicas de la UABJO, asimismo participé en el Comité Interinstitucional para las Culturas y Lenguas de Oaxaca (CICLO).

Con la orientación de la Dra. Grañén Porrúa y Penélope Orozco, colaboré en las exposiciones de la Burgoa. Para mí, una de las más memorables fue “Tutu Ñudzavui: La escritura mixteca desde la colonia al siglo XXI”, inaugurada el 17 de abril de 2010 durante el sexto COLOV. La exposición, con cédulas bilingües en mixteco y español, reunió una muestra extraordinaria de impresos y manuscritos escritos en mixteco desde 1568 hasta 2008 gracias a la participación de la Biblioteca Palafoxiana en Puebla, la Biblioteca Pública del Estado de Oaxaca, el Archivo Histórico del Poder Judicial de Oaxaca, el Archivo Parroquial de San Pedro y San Pablo Teposcolula y la Fundación Alfredo Harp Helú Oaxaca.

Fue en la Biblioteca Burgoa donde desarrollé un método para estudiar paralelamente las lenguas mesoamericanas vivas y los textos antiguos. Estudié y documenté el mixteco, ixcateco y náhuatl mientras trabajaba en textos tempranos en estas lenguas.

El mixteco, en particular, se convirtió en un tema importante de este método, ya que trabajé sobre esta lengua viva tanto en los pueblos como en la propia Biblioteca, al mismo tiempo que estudiaba la extraordinaria Doctrina Christiana en lengua mixteca de fray Benito Hernández, de 1568, que marcó el inicio de la escritura alfabética en esta lengua. En la Burgoa pude oír hablar mixteco y consultar el ejemplar de este primer impreso, uno de los más completos del mundo. Al encontrarme tan cerca de las lenguas vivas y de los textos tempranos, mi estancia en la Burgoa me alejó de las reflexiones teóricas hacia una práctica más aplicada y socialmente comprometida de estas disciplinas.

Seis años después de aceptar el cargo en Burgoa, acepté otro: participar en la creación de lo que sería la Biblioteca de Investigación Juan de Córdova, ubicada en el Centro Cultural San Pablo, sede de la Fundación Alfredo Harp Helú Oaxaca. Aunque los acervos son de naturaleza distinta, la Burgoa fue mi referente para la Juan de Códova. Así fue como dejé la Burgoa en 2012 para dedicar mi tiempo a este nuevo proyecto; no obstante, la gran y hermosa biblioteca de Santo Domingo fue mi primera educación académica en Oaxaca y es mi referencia principal para mi labor en la Córdova. No puedo imaginar qué sería de la investigación en Oaxaca sin la Burgoa. Por eso me alegro cada vez que vuelvo a las aulas, llenas de recuerdos, de la Biblioteca Fray Francisco de Burgoa.


Remedios poéticos

Participantes del taller “Cucharadas de poesía”.
Fotografía: Acervo de Seguimos Leyendo

“Una mujer debe tener dinero y una habitación propia para poder escribir novelas”, así se expresaba Virginia Wolf en su ensayo publicado en 1929 y es lo que han hecho las mujeres que integran “Cucharadas de poesía”, quienes se han adueñado del espacio para hacer resonar su voz y su palabra. Esta historia inició durante la luna llena de octubre del 2021.

Con este proyecto poético, el programa Seguimos Leyendo reinició sus actividades presenciales —después de la pandemia— dirigidas tanto a hombres como a mujeres, pero fueron ellas las que no dejaron de asistir cada martes a las 11:30 horas a las instalaciones de la BS en el Centro Cultural San Pablo.

Ellas están haciendo una revolución al hacerse dueñas de su tiempo y dedicarlo en parte a leer y conversar sobre poesía: quien llega a “Cucharadas de poesía” sabe que no saldrá inmune. La creatividad florece, hay quien se niega, pero bajo el cobijo de todas, todas creamos.

En 2021 nos dedicamos a escribir durante meses y logramos una recopilación de textos inéditos. Para 2022 fuimos más aventureras y nuestra propuesta se llamó “La experiencia de un poema visual erótico”, donde cada una diseñó una bolsa inspirada en un poema, y el Museo de Filatelia nos cobijó e hicimos la presentación de estas creaciones.

Cada poema, por medio de su rima, verso o musicalidad ha tocado nuestro espíritu y nos ha dado un poco de consuelo, como si de un remedio se tratara. Esta experiencia fue la premisa para que el 22 de marzo del 2024 presentáramos #RemediosPoéticos, donde más de noventa personas acudieron al llamado en busca de algún poema que pudiera resonar en ellas.

Desde noviembre del 2023 al día de hoy hemos recibido la visita de creadores oaxaqueños y extranjeros: Isabel María Paniagua (España), María Angélica Muñoz Jiménez y Patricia Lagos (Chile), Julio León A. Montero, Jessica Santiago, Gayne Rodríguez y la dramaturga oaxaqueña Sonia Gregorio.

“Cucharadas de poesía” es un espacio abierto para quien desee leer poesía con y para otros, un foro para creadores artísticos. En octubre de 2024 cumpliremos tres años de ser un lugar para todos, creado por mujeres, dedicado a la palabra poética.


Los mapas de la Sierra Juárez del ingeniero Enrique de Schleyer1

Nada sabemos de la vida del ingeniero alemán Enrique de Schleyer, cuyo nombre de nacimiento podría haber sido Heinrich von Schleyer, pero su nombre castellanizado aparece anotado en varios mapas elaborados en 1870 y 1871 en comunidades de la Sierra Juárez. Hoy en día conocemos cuatro de sus mapas correspondientes a los pueblos de Ixtlán, Chicomezúchil, Yahuiche o Macuiltepec y San Andrés Yatuni, todos en un mismo estilo muy colorido y —por ende— muy llamativo.2 Por el apellido es de suponer que De Schleyer vino a México en la legión austrohúngara que siguió a Maximiliano y Carlota a su llegada en 1864. Junto con las fuerzas francesas de Napoleón III, este cuerpo militar de unos siete mil soldados, arribó a México el siguiente año. Sin embargo, en los siguientes dos años la situación de la legión se complicó. El ejército republicano de oriente, bajo el mando de Porfirio Díaz, logró derrotar a los franceses, mexicanos imperialistas y austrohúngaros en varias batallas alrededor de Oaxaca durante el año de 1866 y el 31 de octubre tomó la ciudad misma. Entre los soldados austrohúngaros que fueron hechos prisioneros ese día en Oaxaca figura el nombre del subteniente Enrico de Schleyer, probablemente nuestro cartógrafo.3 Igual que muchos otros legionarios, Enrico o Enrique se quedó en Oaxaca después de ser liberado y poco después aparece como autor de los mencionados mapas de la Sierra Norte.

Hoy en día, de los cuatro mapas, solo el de Chicomezúchil se conserva en su lugar de origen. En ellos, el autor se presenta como “Ingeniero de la Confederación N[orte] Alemana”, o sea del primer estado federal alemán (1867-1871), con quien México firmó varios convenios. El mapa de Yatuni —oficialmente parte del Archivo General Agrario— está exhibido en el Museo de las Culturas de Oaxaca, mientras que el mapa de Yahuiche —al parecer robado alrededor de 1982— se encuentra en una colección privada desconocida en Estados Unidos. Todos se caracterizan por la llamativa franja negra con decoración floral en sus orillas y el águila nacional en el centro superior.

En enero de 2020, la Biblioteca de Investigación Juan de Córdova pudo adquirir, en una subasta en la Ciudad de México, el Mapa de Ixtlán, el mayor de todos, con un impresionante largo de 3.44 metros. Se encontraba en un grave estado de deterioro, por lo que se buscó la colaboración con el Archivo General del Estado de Oaxaca, donde se elaboró un diagnóstico y propuesta de tratamiento. Posteriormente, el documento fue trasladado a sus talleres de restauración para ser intervenido.

El mapa o plano de Ixtlán presentaba diversos tipos de deterioro, incluyendo suciedad, roturas, faltantes, arrugas y dobleces, invasión de microorganismos e incorporación de materiales inadecuados. El equipo del AGEO primero realizó tareas de limpieza, desinfección y aplanado. Después, se removieron soportes y adhesivos, para luego darle un nuevo y más adecuado soporte al documento utilizando papel japonés. Enseguida se insertaron injertos de papel en donde se presenta-ban faltantes y se realizó reintegración cromática donde existían pérdidas de color en la capa pictórica. Tras meses de arduo trabajo, el enorme documento fue digitalizado y se le colocó en un marco especial de madera de cedro. Finalmente, en diciembre del año pasado, el mapa restaurado regresó a las instalaciones de la Biblioteca de Investigación Juan de Cordóva.

En el mes de julio de 2021, las autoridades de Ixtlán fueron invitadas a conocerlo mientras estaba en restauración. Un detalle interesante que se les hizo ver fue que, en una nota escrita en el mapa, Schleyer declara que elaboró el documento a cambio de una suma de solo 100 pesos “por amistad al ciudadano Fidencio Hernández”, sin duda el famoso cacique de la Sierra Juárez que en 1876 se levantó en armas siguiendo la proclamación del plan de Tuxtepec por parte de Porfirio Díaz para oponerse a Sebastián Lerdo de Tejada en la presidencia de la República.

Dentro de poco tiempo, en su recuperada condición, el oficialmente llamado Plano topográfico de los terrenos de Ixtlán de Juárez será exhibido en el Centro Cultural San Pablo, donde sus minuciosos detalles e interesantes características podrán ser apreciados por el público visitante.

Para más detalles sobre el proceso de restauración del Mapa de Ixtlán se sugiere acceder a las siguientes ligas:

https://n9.cl/0rts3

https://n9.cl/76bwv

1 Con datos sobre la restauración de Danahí Monserrat Hernández Pérez y Eduardo Ruffiar Nicolás, del AGEO

2 Viola König (en La batalla de Siete Flor. Conquistadores, caciques y conflictos en mapas antiguos de los zapotecos, chinantecos y mixe, de 2010, pp. 129 y 132) menciona otro mapa de Schleyer en Santiago Comaltepec (1870) cuyas características desconocemos. Conocemos otro mapa de Schleyer de San Miguel Maninaltepec (fragmentos en el pueblo y copia en la Mapoteca Orozco y Berra), pero este último es de un estilo muy diferente a los demás.

3 Manuel Santibáñez. Reseña histórica del cuerpo de ejército de oriente. Tomo II. México: Tipografía de la Oficina Impresora del Timbre, 1893, p. 503.


Los orígenes prehispánicos del rey de los deportes

Trofeo del campeonato de la zona norte de la Liga Mexicana de Beisbol y jersey con nombre mexica.
Préstamo de Los Diablos Rojos de México.

Al hablar del origen del beisbol, casi por automático viene a la mente el nombre de Estados Unidos, pero ¿y si hay relaciones del origen de este deporte con los juegos de culturas precolombinas? Este cuestionamiento lo realiza el Smithsonian National Postal Museum en el núcleo temático ‘Creando beisbol’ de su asombrosa exposición “Beisbol: El jonrón de los EE.UU.”, en la cual el Museo de la Filatelia de Oaxaca colabora con el préstamo de una espléndida obra.

Este original planteamiento, que pone en entredicho la mítica idea del beisbol como el pasatiempo nacional de Estados Unidos, analiza las similitudes que tiene este deporte con los antiguos juegos de pelota de las civilizaciones mesoamericanas, tales como los mexicas, mayas y zapotecas. La propuesta es que esas actividades ancestrales, de dimensiones políticas y rituales bastante complejas, dieron forma al beisbol moderno tanto como sus antecedentes europeos. Ya que para popularizar al beisbol se necesitó de una expansión multicultural en la que participaron millones de migrantes, muchos de ellos provenientes de culturas prehispánicas acostumbradas y adeptas al juego de pelota.

Timbres postales de ancha y jugador de pelota maya, México, 1954

Y la representación de este vínculo entre el juego de pelota y el beisbol se puede observar a lo largo de la historia de México, sobre todo en el arte de sus timbres postales.

Otras formas en que los mexicanos han conectado sus raíces en el juego de pelota con la modernidad del beisbol ha sido, por ejemplo, con la representación de sus equipos beisboleros o con el diseño de sus trofeos, elementos que evocan de forma implícita el nexo cultural entre estos dos deportes.

De igual manera, la expresión artística contemporánea ha contribuido al fortalecimiento de este innegable enlace cultural. Una muestra de ello es “El Quetzalcoatl bat”, una obra del artista Gómez Morín, la cual consiste en un grabado del plumaje de Quetzalcoatl realizado en un bate de beisbol hecho en Estados Unidos, con el fin de representar la naturaleza dual estadounidense y latina del deporte.

Esta interesante exposición renueva la identidad de uno de los deportes más populares del mundo, analiza sus trasfondos y rompe mitos no fundamentados. Encuentra todos estos elementos mencionados en la exhibición “Creando beisbol” del Smithsonian National Postal Museum.


Villa Tejúpam de la Unión

Fotografías: Acervo de Taller de Restauración FAHHO

A pesar de que hay algunos textos que registran información acerca del Templo de Tejúpam (Villa Tejúpam de la Unión, Teposcolula, Oaxaca) y mencionan fechas cercanas a su construcción, se ignora la época de su fundación, pues solo se sabe por tradición que, antaño, estuvo situado en un lugar diferente al actual. La investigación que realizó Robert J. Mullen describe algunos acontecimientos que posiblemente serían los más acertados sobre la época de la fundación del templo:

El primer párroco de Tejúpam fue del clero secular y ya residía allí en 1558; los dominicos se encargaron del lugar por 1570, puesto que el convento de Santiago Tejúpam fue aceptado en 1572, según las actas; en 1579 había allí dos religiosos; hay registros de bautizos y matrimonios entre 1562 y 1780, de los que se deduce que durante los siglos XVII y XVIII la parroquia tuvo dos dependencias; se piensa que entre los años 1745 y 1766 Tejúpam fue secularizada, además, se menciona en los registros y estudios que fue la colecturía de Yanhuitlán en 1801 y 1810, y se le reconoce como parroquia en 1850.1

El conjunto fue construido durante la segunda mitad del siglo XVI bajo la advocación de Santiago apóstol y se divide en templo, Portal de Peregrinos, convento, atrio y barda atrial. La fachada principal del templo está compuesta por dos cuerpos, un remate o frontón, dos torres y un campanario de dos cuerpos. El primer cuerpo presenta el acceso principal con puerta de madera y hornacinas en sus extremos, el segundo exhibe una ventana en ajimez.

El templo se erige sobre una planta de cruz latina que mide 16.14 metros de ancho por 52.76 metros de largo y está compuesto por coro, sotocoro, dos capillas laterales de fábrica posterior, presbiterio y sacristía con bóveda de cañón corrido y un crucero con cúpula coronada por una linterna; además posee un bautisterio con bóveda de cañón de lunetos.

Adosado al extremo sur del templo se halla su exconvento, cuya fachada está integrada por un par de arcos de medio punto, entre los cuales destaca un medallón de remembranzas dominicas; la crujía lateral se conforma por dos ventanas —de peana y cornisa denticulada— y un acceso exterior con enmarcamientos de piedra cantera. A dicho acceso le siguen dos crujías más de características similares.

A partir del 2008 y hasta el 2013 se restauraron cuatro retablos y siete pinturas de caballete en conjunto con el Fondo de Apoyo a Comunidades para Restauración de Monumentos y Bienes Artísticos de Propiedad Federal. Del 2014 al 2023 se han llevado a cabo seis etapas para la restauración del exconvento, y en el mes de marzo se firmó el acuerdo para continuar los trabajos de restauración en una séptima etapa, en la que se realizan trabajos de intervención y adecuación de los pisos, muros, la cubierta de dos crujías y el deambulatorio. Una vez concluida esta fase daremos apertura a una nueva biblioteca que albergará esta población para uso y disfrute de sus niños y jóvenes, así como de la comunidad en general.

1 Robert Mullen, La arquitectura y escultura de Oaxaca 1530-1980, volumen II (México: CODEX,1994), 146


Museo y milpa: espacios para reflexionar

Fotografía: Acervo de Museo Infantil de Oaxaca

Desde mediados del año pasado, “Un pueblo llamado Milpa” ha recibido a cientos de niños, padres y escuelas para jugar y aprender acerca de uno de los alimentos más fascinantes que México dio al mundo: el maíz. Sin embargo, la tarea de acercar estos contenidos a nuestros visitantes ha llevado a quienes conformamos el equipo educativo a instruirnos constantemente y a descubrir temas que, por nuestro perfil profesional, resultan completamente nuevos. A veces, incluso nos ha llevado a pensar el mundo con otros ojos.

A raíz de esta exposición, noté por primera vez que el maíz y los seres humanos compartimos un proceso similar en nuestro ciclo de vida. Nos une un vínculo que trasciende lo biológico. A primera vista, parece difícil que una planta y una persona tengan tanto en común, pero basta con detenernos a comparar cada etapa de nuestro desarrollo para descubrir que las similitudes son más de las que creemos.

Todo empieza con una semilla. El viaje de la vida inicia en ambos casos con el intercambio de material genético por parte de dos individuos. Es esta combinación lo que dará como resultado un ser completamente nuevo. En este punto, una semilla no es muy distinta de un bebé: ambos contienen dentro de sí la promesa de un futuro vibrante y, para ellos, la tierra y el vientre materno son lugares sagrados donde la vida florece y se desarrolla.

El tiempo sigue su curso. En el campo, han pasado doce días y las primeras hojas verdes han brotado a la superficie, listas para unirse a la milpa y su comunidad de plantas, hongos e insectos. Por su parte, el bebé humano ha pasado nueve meses en el vientre de su madre, formándose y creciendo. Ahora está listo para nacer y descubrir el mundo que lo rodea.

Dejando atrás el inicio de la vida, comienza el camino hacia la madurez. Para la planta, esto se refleja en su propio crecimiento. Necesita alcanzar la altura y fuerza necesarias para producir esas mazorcas que, eventualmente, estarán listas para la cosecha. De la misma forma, como educadora, sé que es en la adolescencia cuando el ser humano experimenta los cambios más significativos del camino. Es el momento más crítico para ambos seres vivos, que pronto llegarán al culmen de su madurez.

Sin embargo, para que una planta viva fuerte y segura, necesita de mucho más que solo agua, tierra y luz solar. Aunque estos elementos son esenciales, su verdadero florecimiento lo alcanza gracias al entorno. Cada parte de la planta se relaciona con otros seres y con el ambiente para establecer relaciones que la nutran y le den sustento. En la tierra, por medio de sus raíces, absorbe nutrientes y establece conexión con los organismos del subsuelo.

Insectos y aves actúan como polinizadores y se alimentan de las plagas que podrían perjudicarla. Incluso el viento, la lluvia y los agricultores que protegen sus cultivos forman parte de este complejo sistema que garantiza el crecimiento del joven maíz. La sabiduría transmitida de generación en generación, los métodos de cultivo tradicionales y el conocimiento científico se combinan para garantizar que las plantas alcancen su máximo potencial.

Del mismo modo, los seres humanos prosperamos en comunidad. Al relacionarnos con otros como nosotros obtenemos apoyo emocional, oportunidades de aprendizaje, recursos compartidos y sentido de pertenencia que propician el desarrollo de nuestra identidad. Al igual que el maíz y sus compañeros de la milpa, dependemos de otros para nuestra supervivencia y florecimiento.

La etapa de madurez es el punto en el que, tanto el maíz como el ser humano, alcanzan su pleno potencial. El primero florece con todo su esplendor produciendo mazorcas llenas de granos de diversos colores y tamaños. El adulto humano se convierte en una persona con habilidades, conocimientos y experiencias que lo hacen único. Es un momento de cosecha, donde se recogen los frutos del trabajo y la dedicación.

Finalmente, llegamos al punto en el que ambos individuos están listos para continuar con el ciclo de la vida. Para el maíz, esto significa que las semillas maduras están listas para ser dispersadas y así germinar nuevas plantas. En los seres humanos implica la capacidad de abrir el camino a una siguiente generación.

Mediante estas etapas, las vidas de ambos se entrelazan en un ciclo eterno de crecimiento, transformación y renovación. Ya sea en años o en días, ambas especies están sujetas a los ritmos naturales del mundo que las rodea y cada una encuentra su propio significado y propósito con el paso del tiempo. Personas y plantas, después de todo, estamos llamadas a servir a los otros.

Creamos “Un pueblo llamado Milpa” con la esperanza de transformar la manera en la que las niñas y niños de Oaxaca se relacionan con el campo y sus productos. No obstante, a diez meses y casi cien talleres de distancia, quizá los adultos seamos los más cambiados. Estas reflexiones, por más someras que resulten, son incluso más urgentes en quienes nos hemos acostumbrado a ver distancia entre las personas y su medio. Me gusta pensar que también para eso sirven los museos.


Trevor Bauer, un agente de cambio

Fotografías: Acervo de Diablos Rojos del México

Durante la pretemporada del 2024, el tercer cañonazo de los Diablos Rojos del México fue la contratación del espectacular lanzador Trevor Bauer, quien apenas en 2020 se hizo acreedor del Trofeo Cy Young de la Liga Nacional, reconocimiento que se entrega a los mejores lanzadores de cada circuito de las Grandes Ligas.

Después un año en el poderoso beisbol de Japón, el equipo escarlata logró convencerlo para jugar en la pelota mexicana y con ello buscar un potencial regreso a las Ligas Mayores.

Los Rojos atraparon toda la atención del beisbol nacional cuando notificaron la firma del estelar lanzador californiano, muy pocos días después de confirmar que recibirían a los Yanquis de Nueva York como parte de su preparación para la campaña del 2024, además de firmar el convenio con el legendario bateador dominicano Robinson Canó.

Que Trevor Bauer forme parte de los Diablos Rojos ha significado un cambio importante en usos y costumbres para la organización, que van desde su trato como súper estrella hasta la manera de asimilar lo que expresa en sus redes sociales, que en cuestión de minutos influye en los temas de conversación sobre el deporte rey en México y en diferentes partes del mundo.

El autollamado @BauerOutage, o Corto Circuito, es un personaje extremadamente sencillo, pero siempre lleno de enigmas, al grado que desde su llegada levantó la mano para enfrentar a los Bombarderos del Bronx, al mismo tiempo que anunciaba que el compromiso con el equipo escarlata se encontraba sujeto a cinco apariciones de temporada regular, a reserva de emigrar a un mayor nivel.

Si bien es cierto que sus primeras dos actuaciones no resultaron algo fuera de lo normal, a partir de su tercera salida, segunda en temporada regular, Trevor Bauer comenzó a mostrar su verdadero potencial, que al momento de redactar esta nota lo coloca como una real esperanza de que los Diablos vuelvan a contar con un ganador de la Triple Corona de picheo, con un récord de siete juegos ganados y ninguno perdido, 1.53 en promedio de carreras limpias admitidas por cada nueve innings lanzados y 76 oponentes ponchados o “sentenciados por su espada”, como él mismo diría. Hasta ahora, Panchillo Ramírez es el único lanzador escarlata que ha conquistado la triple gema, y eso sucedió en 1956.

Al margen de sus números, Bauer ha logrado lo impensable para un jugador de la Pandilla Roja; aficionados opuestos y fuera de la Ciudad de México lo han ovacionado al final de su trabajo, asimismo han apresurado su llegada a los estadios con la única intención de observarlo mientras se prepara para cada salida. Imágenes como esa únicamente pueden ser comparadas con los tumultos generados por Fernando Valenzuela cuando volvió a nuestro país después de sus años de gloria en las Grandes Ligas, o cuando la afición veracruzana acudió a recibir a Martín Dihigo al barco que lo transportó desde Cuba al puerto jarocho en la década de 1930.

Antes de llegar a la mitad de la temporada, Trevor Bauer se dio tiempo para garantizar su paso por el beisbol mexicano al ponchar a nueve bateadores de manera consecutiva y empatar la marca de la LMB. Además, se ha quedado a un “chocolate” de igualar la cifra máxima del club rojo, que es de quince, implantada hace cinco décadas por Enrique Romo.

Para nadie fue una sorpresa su participación en el Juego de Estrellas de Veracruz como pícher abridor, convirtiéndose apenas en el segundo pelotero en la historia que es convocado a un encuentro estelar en las Ligas Mayores, en Japón y en la Liga Mexicana, igualando al bateador dominicano Julio Franco.

Transmitir o reseñar un juego de Bauer es lo más parecido a regresar a un salón de clases, con todo tipo de documentos a la mano para registrar algún hecho inédito o fuera de lo común.

Ante los inquietantes rumores de que dejará a los Diablos Rojos, el club ha llegado a anunciar por adelantado hasta cuatro salidas confirmadas de sus presentaciones para que los aficionados puedan apartar fechas y no se pierdan la oportunidad de ver a un auténtico lanzador de liga grande en plenitud de facultades, cuya presencia será recordada durante mucho tiempo en el beisbol mexicano.


Entre plumas y timbres: Descubriendo“El ingenio alado” en el Museo de la Filatelia de Oaxaca

Estampillas de la exposición “El ingenio alado: un viaje filatélico por el mundo de los pájaros”.
Fotografías: Acervo del Museo de la Filatelia de Oaxaca

En el jardín del árbol de orquídeas asiático, entre hojas que imitan la pata de una vaca, emerge la figura de un diminuto visitante, embellecido por un plumaje resplandeciente de matices metálicos. Revolotea con gracia, entre flores rosas y blancas, un ser alado: un colibrí que despierta la atención de todos los visitantes. A sus espaldas, un majestuoso espacio arquitectónico que resguarda con esplendor una colección de pedacitos de papel provenientes de todos los rincones del mundo: el Museo de Filatelia de Oaxaca.

Desde los conocidos residentes de nuestros jardines hasta los vibrantes habitantes de tierras tropicales lejanas, los pájaros nos rodean desde todos los rincones. Se encuentran en todos los continentes y en una diversidad de hábitats, deslumbrándonos con una amplia gama de cantos, colores y formas. En la actualidad, se estima que existen alrededor de nueve mil especies en todo el mundo, cada una con sus propias características y comportamientos únicos.

Los pájaros, a su vez, representan una fuente inagotable de misterio y asombro. Desde la antigüedad, han sido plasmadas en diversos registros: desde las paredes de la cueva Lascaux hasta las tumbas egipcias, pasando por grabados en cerámica china y figuras de barro de los mexicas. Dada su cercanía a nuestra vida cotidiana, han adquirido significados metafóricos que abarcan diversos aspectos de la experiencia humana, como el poder, el amor, el mal, el orden y el caos, la muerte, la superstición y la resurrección. Además, son apreciadas como mensajeras, indicadores del cambio estacional, fuentes de remedios médicos, así como acompañantes domésticos. Su representación artística permea casi todas las formas de arte, y va de los poemas y las pinturas a las indumentarias de diversas culturas.

En el Museo de la Filatelia de Oaxaca estamos emocionados de presentar la exposición “El ingenio alado: un viaje filatélico por el mundo de los pájaros”. Esta exhibición, inspirada, inspirada en El ingenio de los pájaros, el best seller de la divulgadora científica Jennifer Ackerman, se despliega en ocho núcleos temáticos. Por medio de más de cuatrocientas piezas filatélicas, como timbres, sobres y hojillas de más de cien países, exploramos las extraordinarias capacidades técnicas, sociales, musicales, artísticas, espaciales, inventivas y adaptativas de nuestros amigos emplumados.

Durante la meticulosa curaduría de la exposición, se llevó a cabo un exhaustivo proceso de investigación y selección de especies. Cada una fue escogida por sus fascinantes características y su relevancia en el mundo de las aves. Por ejemplo, el arrendajo azul fue seleccionado por su ingeniosa técnica de utilizar su propio cuerpo como herramienta para limpiar hormigas rociadas con ácido fórmico, por lo que esta astuta especie fue inmortalizada en timbres de Canadá y Estados Unidos. Asimismo, el cenzontle, representado en estampillas de México y Cuba, se destacó por su asombrosa habilidad para imitar una amplia gama de sonidos, que pueden ser tanto los cantos de otras aves como los ruidos de máquinas. El hornero común, constructor de nidos de barro en forma de horno, fue incluido por su singular técnica constructiva, plasmada en un timbre de Argentina. Cada especie seleccionada constituye una ventana singular al universo aviar, resaltando tanto su diversidad biológica como su increíble ingenio.

Esta exposición integra arte, ciencia y naturaleza con el fin de despertar la curiosidad y el asombro ante la belleza y la biología de los pájaros. Por medio de obras artísticas, infografías y el evocador canto de algunos ejemplares, te invitamos a sumergirte en un viaje fascinante por el majestuoso mundo aviar. Por ejemplo, te presentamos la obra “Vuelo timbrado”, del colectivo Lapiztola, compuesta por doce cajas intervenidas con la técnica de esténcil, utilizando timbres postales y papel cortado. Al contemplar las cajas en conjunto, podrás apreciar la silueta de un ave en pleno vuelo. Además, en la bitácora aviar filatélica encontrarás una guía de identificación que te permitirá explorar y conocer diversas especies mundiales, comprendiendo su aspecto, hábitat y comportamiento.

Por último, te invitamos a convertirte en un héroe para nuestros amigos emplumados al descargar —por medio del código QR— un manual especialmente diseñado para ti, donde encontrarás diversas estrategias creativas para ayudar a preservar el hábitat de las aves.

Únete a nosotros y descubramos juntos el ingenio y la belleza de estas criaturas emplumadas.

¡A pajarear!


Nisa, ndute, nëë, nandá, nee´e. Agua

Fotografías: Acervo de Andares del Arte Popular

De acuerdo con los estudios sobre el inicio de la vida en nuestro planeta, el agua ha sido fundamental para la creación y existencia de los seres que lo habitamos. No cabe duda de que todas las civilizaciones han sido consientes de la importancia de este vital liquido que corre por todos los confines de la tierra.

Para los pueblos mesoamericanos el agua tenía tanta importancia, que idearon múltiples formas de expresar su significado. En Oaxaca, el dios Pitao Cosijo, de acuerdo con los zapotecos, y Dzahui, según los mixtecos, fueron de gran trascendencia tanto en los aspectos religiosos como en los cotidianos de nuestros antepasados, ya que el agua es la fuente de vida.

Hoy en día, el agua sigue siendo igual de importante, pero tiene un significado especial para las comunidades que se dedican a la elaboración del arte popular. Al conversar con los maestros que trabajan el barro, expresan una gran preocupación por el destino de su trabajo, ya que el barro, que es la materia prima para la elaboración de sus productos, se crea cerca de los ríos o de los lugares húmedos que las fuentes de agua generan. Esta preocupación surge ante la escases de agua que hay en Oaxaca y en todo el país.

Por otra parte, el agua es fundamental para el crecimiento y desarrollo de las plantas que hacen posible la creación de los tintes naturales; un ejemplo es la producción del “oro azul”, el añil que se produce en la comunidad de Niltepec (Cerro del añil), Oaxaca. Esta labor de producción del añil implica un largo proceso: después de la siembra el desarrollo de la planta toma aproximadamente un año, ya que su cosecha sucede entre los meses de julio y agosto. Posteriormente, la elaboración de la pasta de añil se realiza a partir de la cocción de la planta en piletas en donde se ocupan muchos litros de agua para su producción.

La grana cochinilla es un insecto que se reproduce en el nopal, y gracias a la savia que esta planta contiene se pude desarrollar y producir su característico color rojo, que sirve para el teñido de textiles.

La seda se crea a partir de la alimentación del gusano de seda, siendo su comida la hoja de la morera. Tan solo treinta gramos de huevos pueden comer entre 900 y 1 200 kilogramos de hoja durante su desarrollo, el cual dura aproximadamente treinta días.

Para la producción de piezas elaboradas con palma y carrizo el agua es importante, ya que sin humedecer estas materias no pueden ser manejables, pues cuando estas fibras se encuentran completamente secas tienden a romperse. Para la palma es importante la lluvia, ya que con un tipo de clima húmedo adquiere mejor flexibilidad para su uso.

Te invitamos a conservar nuestro patrimonio cultural y, así mismo, nuestro activo patrimonial que es el agua, ya que es la base ecosistémica de la sociedad.


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