Detrás de cada libro hay un detective en ciernes

Entre las piedras volcánicas que dan un aire monástico a la biblioteca José Lorenzo Cossío y Cosío en la Ciudad de México, vela –en aras de la florescencia y el brío del espíritu humano– un bello y cautivador mestizaje literario, destello de la audacia letrada de sus dos ilustres lectores. El señor Cossío y Cosío y su padre, Cossío y Soto eran sin duda alguna, apasionados de la poesía y la dramaturgia, de los versos y las didascalias que se derraman en muchas de las lustradas repisas de su santuario del saber. Más allá de los romances y de la épica, de las elegías y de la tragedia, se anclan –en la solemnidad de la palabra deleitosa– historias de crimen escoltadas por su laberíntica comitiva de conflictos, misterios, confusiones y vuelcos.

Se dilatan junto a las musas Calíope, Talía y Melpómene, tanto los bandoleros de la incipiente novela mexicana de aventuras, recortada en el bullicio histórico del siglo XIX, como ladrones primorosos y avispados que compiten con acuciosos sabuesos de traje impecable y de mirada afilada. Los relatos de la criminalidad rural y urbana, hampesca y de alto linaje, recontextualizados en los sobresaltos de la época virreinal y la caótica construcción del Estado Nación con la firma de Manuel Payno o la de Vicente Riva Palacio, desocupan poco a poco el registro del catálogo de las Letras para otorgar un lugar aceptable a historias de corte hermenéutico en las que se deshilvanan e interpretan las monumentales cuestiones del orden y el caos, del enigma y de su solución, del mal y de sus ilimitadas identidades.

La clásica novela policial, a la vez, tan desprestigiada por la élite intelectual de aquel entonces y con el tiempo tan estimada por sus más insignes representantes (Alfonso Reyes, Jorge Luis Borges, entre otros), convida en el acervo Cossío y Cosío a lecturas plurales que remiten a sus astutos y heroicos seres de papel, detectives atípicos que potenciaron las narraciones de la búsqueda del secreto y de su revelación. La riqueza de este patrimonio ficcional encapsula a las figuras emblemáticas de un género que se divierte sagazmente con la imaginación y el virtuosismo de la explicación, se asemeja en su dinámica a un tablero de ajedrez para enfatizar la fuerza de la razón, y enseña a ver lo que se oculta, no solo detrás de las apariencias, sino entre las líneas.

Los lectores Cossío y Soto y Cossío y Cosío, al estilo de los técnicos de la investigación en la literatura policial, fueron indagando, descubriendo y desentrañando la enjundiosa existencia textual de estas intrigas, penetradas por lo incomprensible y amparadas por la lógica, formidable instrumento y poder de deducción. Entendieron que Edgar Allan Poe, Conan Doyle, Maurice Leblanc y Antonio Helú impulsaron, en un marco de reglas narrativas exigentes, una insólita manera de contar, al hacer de la sospecha generalizada, el interés dramático de la ficción, la cual se organiza alrededor de una inteligencia justiciera que está trabajando para contrarrestar lo criminal y restablecer el equilibrio perturbado.

Supieron valorar lo que maravillaba a Wilkie Collins como pionero y más tarde a Rafael Bernal como renovador, o sea, la petición de superponer dos series temporales y la enunciación de la pesquisa que está en busca del ausente enunciado del crimen.1

Esta cronología a contrapelo inventó la literatura de deducción en acción en la cual los lectores se empecinan en emular a los protagonistas detectivescos a fin de reconstruir el sentido de un texto fragmentado y truncado.

Cossío y Soto y Cossío y Cosío, padre e hijo, siguiendo el ejemplo del periodistasabueso Armando Zozaya y de la escritora María Elvira Bermúdez, se embebieron en las exploraciones semánticas del whodunit ‘novela policiaca’ con la espera ansiosa de una aguda experimentación sobre la narratividad, probablemente porque revisitaban una de las preguntas esenciales de nuestra existencia que no cesa de perseguirnos: “¿Quién es quién?”.

*Universidad de Lille, Francia.

1 Michel Butor, L’emploi du temps (1956), Éditions de Minuit, Paris, 1995.


Mujeres de la palma

Mis raíces artesanales se encuentran en la comunidad de San Luis Amatlán, en la Sierra Sur del estado de Oaxaca. Fue ahí donde, gracias a mi abuela Justina Pérez, descubrí la pasión por el tejido de palma: ella me enseñó a tejer y a ella le enseñó su abuela, Cristina.

La vida cotidiana de la comunidad de San Luis Amatlán está ligada desde tiempos remotos a un elemento natural de gran valor simbólico: la palma, planta que abunda en sus montañas. Es común ver palma en todos lados. Podemos encontrarla desde que comienza el día, al encender la lumbre con un soplador tejido, hasta la noche, cuando nos acostamos en un petate para descansar.

El trabajo artesanal de palma es realizado mayormente por mujeres dedicadas al hogar y al campo, por lo que resulta común verlas tejiendo en varios momentos del día, por ejemplo, van avanzando su tejido mientras hacen sus labores del hogar, o cuando andan por el camino, llevan su tenate en la mano para seguir tejiendo.

Mi abuelita Justina amó mucho la palma, y tejió hasta el final de sus días. Este elemento fue su compañía, su amado trabajo y el sustento para sus hijas. La recuerdo siempre tejiendo sentada en un banquito debajo de su árbol, mientras yo miraba fascinada cómo sus manos se movían con gran rapidez, al tiempo que en el tenate se iban “dibujando” florecitas que mi abuelita hacía aparecer sin mirar siquiera el tejido. Ella me decía que la palma tenía mente propia y que se acomodaba sin ayuda, que cada palmita se iba metiendo sola donde tenía que estar. Yo no comprendía muy bien eso, ¡cómo iba a ser que la palma se tejiera sola! Pero conforme aprendí me di cuenta de que tenía razón: el tejido tiene un patrón natural y un ritmo propio, y que en algún momento cada palma va encontrando su lugar, como si se tratara de un rompecabezas.

Gracias a la abuela Justina me convertí en tejedora de palma y en el proceso de aprendizaje me fui descubriendo a mí misma a través del tejido. La gratitud y el amor me hacen sentir un deseo profundo de conservar la tradición de mi abuelita. Ella y mi madre María Luisa son la inspiración para mi trabajo, así como la vida del campo, el maíz, las tortillas y todas las experiencias que viví con ellas en San Luis Amatlán.


Riqueza arbórea de la Antigua Estación del Ferrocarril

Cuántas historias se han contado a la sombra de un árbol y cuántas más han sido escritas alrededor de estos gigantes verdes que, impasibles, han perdurado en el tiempo y han alcanzado hoy día gran relevancia debido a su porte y belleza.

Más allá de los servicios ambientales, sociales y estéticos que los árboles aportan al entorno, diversos ejemplares se han convertido en piezas invaluables del patrimonio histórico debido al papel que han jugado en el desarrollo de las ciudades, así como por el estrecho vínculo que tienen con las tradiciones y los pobladores de una región.

Durante 2008, el Instituto Estatal de Ecología del Estado de Oaxaca, actualmente Secretaría de Medio Ambiente Energías y Desarrollo Sustentable (SEMAEDESO), inició la labor de determinar los árboles históricos o notables de nuestro estado, dando el primer paso con la publicación del Decreto por el cual se establecen los criterios para la declaratoria, registro y preservación de árboles históricos y/o notables en el estado de Oaxaca en el Periódico Oficial de Gobierno del Estado el 6 de diciembre de 2008.1

Desde entonces y hasta la fecha, han sido decretados bajo estos criterios 33 ejemplares como “árboles notables”, dos de ellos se encuentran en el Museo Infantil de Oaxaca, y consideramos que es necesaria su difusión para su óptima preservación.

Higo. Ficus crocata

Contando con el registro ahne-ieeo-017, decretado como árbol notable el 5 de diciembre de 2009, el higo del Valle, conocido como “Higo de la Antigua Estación del Ferrocarril”, tiene una altura de 29.3 m, un diámetro en copa de 28.25 m y un diámetro en tronco de 1.73 m.

De este árbol destaca el estrecho vínculo que tiene con la comunidad ferrocarrilera en nuestro estado, pues quien fuera el último jefe de estación, el Sr. Miguel Ángel Ortega Mata, relata que este ejemplar fue sembrado, con motivo de la inauguración de la terminal Oaxaca, por el general Gregorio Chávez el 13 de noviembre de 1892, simbolizando la prosperidad que traería el ferrocarril a nuestro estado.

Pese a la falta de precisión histórica de esta anécdota, de acuerdo con el último estudio realizado al árbol en una de sus ramas secundarias, se estima que su edad es de más de 100 años, lo que podría coincidir con la anécdota de los ferrocarrileros.

Ahuehuete. Taxodium mucronatum

Agregado al catálogo de árboles notables el 5 de diciembre de 2009, este árbol con registro ahne-ieeo 016 cuenta con una altura aproximada de 29.1 m, un diámetro de copa de 19.5 m y diámetro del tronco de 4.62 m.

El registro más antiguo que se tiene de la presencia de este ejemplar en el Barrio del Ex Marquesado data de 1743, en un mapa de la villa de Oaxaca del Marquesado al pie del Cerro del Fortín, en el que se retrataron tres sabinos,2 sin embargo, en la zona solo sobrevive uno de estos ejemplares y se encuentra en la Antigua Estación del Ferrocarril.

En 2018 se removió una de sus ramas secundarias debido a fisuras significativas a consecuencia de los sismos; se llevó a cabo un estudio dendrocronológico en el Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias en Gómez Palacio, Durango, donde se demostró que su edad era de 1 556 años en aquel 2018, lo que a la fecha le conferiría una edad de 1560 años, lo anterior lo convierte en el árbol más longevo de la ciudad de Oaxaca. Debido a su edad y al papel que ha tenido en la historia de la ciudad, se le ha llamado cariñosamente “El Ahuelito de los oaxaqueños”.

En el MIO, las bondades naturales y el valor histórico del espacio nos confieren una enorme responsabilidad. Desde 2017, el museo, la FAHHO, la SEMAEDESO, el Instituto Tecnológico de los Valles Centrales de Oaxaca, el municipio del estado y ambientalistas de la ciudad han realizado acciones para la preservación, protección y vigilancia de estos árboles notables.

Reconociendo la importancia de los árboles de la Estación y con el objetivo de enseñar a las infancias a valorar el patrimonio natural, el MIO publicó ¡Vámonos por las ramas! Riqueza arbórea de la Antigua Estación del Ferrocarril, un ejemplar dedicado a la infancia donde se muestran algunas de las más de 32 especies de árboles y los ejemplares notables de la Antigua Estación del Ferrocarril disponible en nuestra página web mio.org.mx

1 https://bit.ly/ArbolesNotables

2 “La fundación y la colonia” en 475 años de la fundación de Oaxaca, p. 116.


El mercado de San Bartolomé Zoogocho, Oaxaca

La finalidad de este artículo es dar a conocer un expediente que atesora la comunidad de San Bartolomé Zoogocho en su archivo municipal y que remite a la historia de su famoso mercado.1

Desde su fundación hasta los días actuales, este documento describe los eventos más relevantes —tanto satisfactorios, como pasajes amargos— de esta indispensable sede de comercio regional que pertenece a la Sierra Norte de Oaxaca.

Entre los acontecimientos notables de esta plaza destaca, primeramente, su fundación en 1807, promovida por José Jacinto Santiago, considerado un héroe local. Dentro de este expediente también hay registros de discordias entre este pueblo y Santiago Zoochila, que ya había sido beneficiado con una licencia para establecer su propio mercado. En 1815, integrantes del cabildo de este último pueblo acusaron de despojo de su tianguis a los habitantes del primero, además, los tacharon de “traidores e insurgentes”, queja que hicieron llegar en diligencia a la Real Audiencia. Siguiendo los datos que aportan estos documentos, destaca la queja que hacen los habitantes de Zoochila, argumentando verse perjudicados por el establecimiento del nuevo centro de comercio.

Aunque los registros del archivo de este pueblo remiten al periodo virreinal, es preciso enfatizar que la costumbre del intercambio de mercancías en la región serrana se remonta al periodo prehispánico.2 El tema ha sido motivo de debate dentro del gremio académico, ya que se discute la veracidad de esta hipótesis justo por la ausencia de documentación que la sustente.

Sin embargo, aunque el objetivo de este texto no es ahondar en ello, cabe agregar que esta conjetura nos permite comprender las rutas, así como las dinámicas de comercio que fueron retomadas por los españoles a su llegada a esta zona. Adicionalmente, se sugiere que la pugna entre estos pueblos pudo haberse originado durante esta época, ¿el motivo? ¡He ahí la cuestión!

La información que expone el expediente nos lleva a concluir que dichas desavenencias derivaron del permiso para la sede del tianguis que le fue otorgado al pueblo de Zoogocho. Entonces, este evento pudo haber desencadenado el recelo del pueblo vecino.

Por lo anterior, podemos recomendar que el acercamiento a este tipo de información se haga siempre con cautela y suma habilidad detectivesca antes de emitir deducciones.

1 Archivo municipal de San Bartolomé Zoogocho, Sección: Gobierno, Serie: Industria y comercio, 1815-1930, caja 16.

2 Karla Alejandra Montes Ramírez, Organización territorial en el municipio San Miguel Talea de Castro, Oaxaca, México, 2019, Universidad Autónoma Metropolitana, Unidad Iztapalapa, División de Ciencias Sociales y Humanidades, Posgrado en Ciencias Antropológicas, p. 337; Jhon Chance K., La conquista de la Sierra: españoles e indígenas de Oaxaca en la época de la colonia, México, 1998, Instituto Oaxaqueño de las Culturas, p. 309; Rosendo Pérez García, Sierra Juárez, México, Instituto Oaxaqueño de las Culturas, 22 edición, 1996, p. 438.


Hasta siempre, capitán

Terrible desde pequeño, Iván fue un niño travieso y siempre activo, buscando canalizar su inagotable energía; entonces tuvo un acercamiento con la música y tocó el piano, pero su gran amor lo llevaba siempre a un campo de juego.

La llamada Ciudad de los Palacios vio nacer a Iván Terrazas un 11 de noviembre de 1983. Heredó de su padre, don Martín Terrazas, el amor por las 108 costuras, y esa afición fue motivada por su mamá y forjada aún más por una familia unida y reconocida en el beisbol mexicano.

Terrible desde pequeño, Iván fue un niño travieso y siempre activo, buscando canalizar su inagotable energía; entonces tuvo un acercamiento con la música y tocó el piano, pero su gran amor lo llevaba siempre a un campo de juego.

La Liga Tranviarios fue el escenario de sus primeros pasos como pelotero, en donde inició su sueño de jugar a nivel profesional y continuar así con el legado de su padre.

Su talento llamó la atención de la organización de los Bravos de Atlanta, con quienes tuvo la oportunidad de jugar, pero sería la pelota mexicana la que lo vería brillar en sus diamantes.

Fue novato del año de la Liga Mexicana de Beisbol en el 2006 con la novena de Monclova, en donde su paso fue fugaz, pero brillante. Sus números: .338 a la ofensiva, 30 dobletes, 5 triples, 13 home runs y 53 carreras.

En uno de sus movimientos más sorpresivos y agresivos llegó a los Diablos Rojos del México a cambio del experimentado y ya consagrado Saúl Soto. Su llegada a la Pandilla Roja en el 2008 representó un cambio generacional importante para el equipo de la capital del país, sobre todo al tener a un fuerte representante vistiendo el jersey rojo.

Digno de un guion de película, el primer turno de Iván Terrazas como diablo fue un cuadrangular que produjo dos carreras, un potente batazo que permitió a Daniel Fernández, su mánager –otra leyenda escarlata– anotar su carrera número 1837, la última como pelotero profesional y la que lo colocaría en lo más alto de la lista de carreras anotadas en la historia del equipo. En esa temporada bateó 8 triples, 8 cuadrangulares y estafó 6 almohadillas.

Desde 2015, Terrazas porta con orgullo y compromiso el título de capitán del equipo más ganador del deporte en México; su productivo bat y su guante seguro en los jardines han sido la carta de presentación que conquistó el corazón de los aficionados.

En la temporada del 2016, específicamente el 27 de abril, sumó un récord más a su carrera, conectando su hit número 1000 en la Liga Mexicana de Beisbol, en un juego ante el equipo con el que debutó: Acereros de Monclova.

Además de los campeonatos con los Diablos Rojos del México en 2008 y 2014, Iván Terrazas también compartió su experiencia con las nuevas generaciones, aportando como refuerzo y coronándose campeón en la Liga Invernal Mexicana. Sin embargo, hoy lo despedimos de los diamantes: nuestro capitán se jubiló.

La carrera de Iván Terrazas podría definirse como la lucha y disciplina constante por alcanzar los sueños, de caer siete veces y diez ponerse en pie, de levantar al aficionado de la butaca, sin despegar nunca los spikes del suelo, convirtiendo la palabra “Terrible” en sinónimo de entrega y corazón.

¡Hasta siempre, Capitán Escarlata!


Erick Rodríguez el legendario receptor

Para la temporada 2022, Erik Rodríguez, uno de los peloteros más emblemáticos en la historia de la organización Guerreros de Oaxaca, y que cuenta con 20 años defendiendo los colores de la tribu zapoteca, además de tener una gran lista de récords en lo personal –y cientos de anécdotas que nunca olvidaremos–, ha tomado la decisión de retirarse como pelotero profesional.

Erik Rodríguez, nacido en Monterrey, Nuevo León, en el seno de una familia beisbolera de ocho hermanos, siendo el más pequeño y el único que finalmente debutó y jugó pelota profesional, comenzó a jugar beisbol a los 4 años en la Liga Pequeña Obispado en Monterrey, destacando desde un inicio por las grandes facultades con el guante y la pasión por el deporte rey que demostraba.

A los 13 años, Rodríguez ya jugaba con peloteros de más edad, y a los 17, el equipo Flores Magón, club de beisbol amateur reconocido en Nuevo León, lo invitó a jugar diferentes nacionales; fue ahí donde los scouts de los Broncos de Reynosa vieron las cualidades del regiomontano y sin dudarlo decidieron firmarlo.

En 1999 comenzó su travesía en las sucursales de los Broncos de Reynosa, jugando además en ligas en Estados Unidos e Invernales.

Mientras militaba en la Liga Estatal de Chihuahua, la organización bélica vio el potencial del jugador y de inmediato recibió el llamado al equipo grande; bajo la dirección de Nelson Barrera, y al lado de peloteros como Homar Rojas, Héctor Álvarez, Fabián López y Jaime Brena, Rodríguez comenzaba su carrera como profesional en nuestro país.

Guerreros le dio la oportunidad de debutar, lo que hizo en la defensa, en el estadio Francisco I. Madero frente a los Saraperos de Saltillo; tomó su primer turno y jugó un partido completo frente a los Tigres del México en el Parque del Seguro Social, conectando su primer hit al norteamericano Denis Pujals.

Fueron veinte años en los que Erik Rodríguez enfundó como jugador la camisola de los Guerreros de Oaxaca, conectando más de 1 300 imparables, produciendo 645 carreras, logrando 4 guantes de oro, participando en 8 juegos de estrellas, además, ha sido el pelotero con más juegos dentro de la organización bélica: 1 509. Por eso, el equipo retiró oficialmente el número 37 que utilizó Rodríguez durante toda su carrera, número que se encuentra al lado de grandes personajes en nuestra institución, como Nelson Barrera, #16, Adolfo Tribilín Cabrera, #47 y Jaime Brena, #10.

Gracias, #37, tu legado permanecerá por siempre.


El viaje de Heródoto y las nueve musas

Heródoto de Halicarnaso, el Padre de la Historia, no fue un simple historiador o narrador, sino un pionero, quizá inconscientemente, en desarrollar estudios antropológicos y etnológicos, incluso geográficos. Dedicó su vida a explorar lugares y a recabar información que le permitiera conocer las tradiciones de otras culturas, no solo la griega. Así surgió su obra Historiae (de ἵστωρ ‘saber, conocer’), situada en el 430 a. C. Es la primera descripción del mundo antiguo que hace un singular énfasis en curiosidades de pueblos y algunos de sus habitantes. En el siglo III a. C., un editor alejandrino dividió esta obra en nueve libros, uno por cada una de las musas: Clío, la musa de la historia; Euterpe, de la música; Talía, de la comedia; Melpómene, de la tragedia; Terpsícore, de la danza; Erato, de la elegía; Polimnia, de la lírica; Urania, de la astronomía y Calíope, de la poesía y la retórica.

Heródoto, considerado por sus primeros libros como un narrador jocoso, no hace más que abrirse a nuevos mundos y contarlo de manera fácil y amena para todos. Testigo de esto es el libro II de las Historiae, dedicado a las maravillas de Egipto. En él describe la tierra egipcia y sus “bestias” (animales muy poco conocidos por los griegos, como los cocodrilos o los gatos), las enormes pirámides, sus dioses y templos, las raras costumbres del pueblo e incluso sus cuentos, como el del ladrón de tesoros de pirámides. Pero es a partir del libro VI que Heródoto describirá con gran dramatismo los principales enfrentamientos de las guerras médicas y el triunfo final de los griegos.

La Biblioteca Fray Francisco de Burgoa es un espacio que alberga más de 500 años de literatura e historia en sus libros, los cuales pertenecieron a los conventos que ocupaban Oaxaca, principalmente de los dominicos. Dentro de esta riqueza bibliográfica se encuentra una gran variedad de obras clásicas, hallaremos autores como Homero, Cicerón, Luciano, Séneca, Horacio, entre otros. Por supuesto que Heródoto no podía faltar en la lista; la Biblioteca Burgoa resguarda un ejemplar del libro IX de sus Historiae, impreso por Petri Schovtenii en 1763. Una singular edición que adorna sus páginas con un grabado calcográfico de las nueve musas y que muestra símbolos de la historia que nos cuenta Heródoto en su obra. La ilustración fue realizada por Hieronymus van der Mij y grabada por el escultor Francois van Bleyswyck.

Si observamos la imagen, a grandes rasgos podemos apreciar a dos musas en una nube, una lleva un pergamino y la otra una corona de laurel, por lo que probablemente sean Clío y Calíope.

Debajo vemos a dos musas sosteniendo el mapa que muestra el mar Egeo, alrededor del cual sucedieron las guerras médicas y casi por detrás podemos reconocer las impresionantes pirámides egipcias. En la parte inferior nos encontramos con algunos pergaminos, vestigios y estatuillas. En estos podemos observar animales alados, uno de ellos con cuernos, lo que nos recuerda a los toros guardianes persas que protegen palacios y ciudades. En la mitad izquierda del grabado se encuentra el busto de Heródoto, ligeramente abrazado por una musa que señala el lugar donde al autor desarrolló su obra. Por último, en la esquina superior está Babilonia, según la descripción dada por el mismo autor.

Otro ejemplo de hermosas ilustraciones que podemos encontrar en la Biblioteca Burgoa es el caso del libro El parnasso español, de Francisco de Quevedo y Villegas, editado por Francisco de Hierro en 1729, 34 años antes del ejemplar de Heródoto mencionado. En él nos encontramos con grabados de madera, aunque no son tan detallados como los elaborados en metal. El parnasso español no solo nos sirve para
comparar la técnica de grabado, sino también para mostrarnos la adaptación occidental de las musas griegas, puesto que hallaremos en sus páginas una ilustración bastante curiosa con la leyenda “Las nueve musas castellanas”, representadas en medio de un monte rodeadas de seres mitológicos como faunos y pegasos, cargando sus artefactos característicos, tales como máscaras, instrumentos musicales, las coronas de flores, etcétera.

Sin duda alguna, dentro de los libros se encuentran muchos tesoros ocultos esperando ser descubiertos, solo hace falta imitar la curiosidad de Heródoto. En menos palabras, el acervo bibliográfico y documental que preserva la Biblioteca Burgoa está disponible para aquel que desee hallar el arte de las nueve musas y más.


DÍA INTERNACIONAL DE LOS MUSEOS

MUSEOS Y PAISAJES CULTURALES

Hablar en los museos es una de las cosas que los hace importantes, y la forma en que hablamos en los museos es una de las cosas que define lo que son para nosotros. Porque los museos, me parece, son sitios tanto para ir a ver cosas como lugares para ir a hablar de cosas.

Adam Gopnik

Los museos poseen una larga historia de cambios que permite generar diferentes lecturas en su entorno. Las definiciones sobre qué es un museo varían a lo largo del tiempo, sin embargo, el interés principal de conservar, educar y difundir el patrimonio cultural permanece y se manifiesta de múltiples formas en todo el mundo, de acuerdo con su contexto cultural y geográfico.

Desde 1977, el Consejo Internacional de Museos, el 18 de mayo, organiza todos los años el Día Internacional de los Museos (DIM), con el fin de sensibilizar y comunicar al público la importancia del rol de los museos como instituciones al servicio de la sociedad y su desarrollo. El tema de este año, Museos y Paisajes Culturales, enfoca la responsabilidad de los museos con respecto al paisaje del que forman parte y destaca la manera en que pueden aportar conocimientos y competencias propias, convirtiéndose en protagonistas activos de su gestión y buen mantenimiento.

Desde hace más de 5 años, el MUFI se ha unido a estas celebraciones abordando las distintas problemáticas que enfrentan los museos y los tópicos que plantea anualmente el DIM. Entre otras actividades, se han atendido necesidades especiales en niños y se ha reflexionado sobre la accesibilidad de museos en ediciones como “Un museo para todos”, “Museos sustentables para una comunidad” y “Memoria y creatividad para un progreso social”. Estos temas nos han permitido explorar y conocer más de cerca a nuestro público, como parte de nuestra vocación de ampliar y desplegar actividades acerca de nuestro patrimonio cultural y del paisaje que nos rodea. Paisajes culturales que nos definen como comunidad a la que pertenecemos, paisajes vivos que combinan elementos físicos, sociales, materiales e inmateriales, que son parte del universo de los museos.

Este año en el marco de las festividades del DIM 2016, el 18 de mayo celebraremos nuestra primera Noche de Museos, un foro para conversar, convivir y disfrutar de un museo abierto a ampliar sus horizontes.

UNDÉCIMO FESTIVAL INTERNACIONAL DE ÓRGANO Y MÚSICA ANTIGUA DEL IOHIO

Cada festival del IOHIO supera a los anteriores, bien podemos decir que la gran fiesta de los órganos oaxaqueños en 2016 ha sido la mejor hasta ahora. Ninguna duda cabe que el Festival del IOHIO es único en el mundo, debido a la variedad de actividades que incluye: conciertos de órgano, recorridos a las comunidades y visitas a iglesias antiguas, además, la oportunidad de disfrutar la cocina y la cultura de diferentes regiones de Oaxaca. En esta ocasión contamos con la concurrencia de casi 60 personas de siete países incluyendo México. Los participantes, de diferentes ámbitos (organistas, organeros, músicos, restauradores, escritores, artistas, arquitectos, académicos, hombres de negocios, profesionistas retirados, aficionados por la cultura oaxaqueña y más), estuvieron reunidos por el entusiasmo y la apreciación del trabajo que hemos realizado con los órganos oaxaqueños. Muchos nos han acompañado en al menos uno de los festivales anteriores y por lo visto no pudieron resistir volver a participar. El festival provocó, además del deleite musical, un sentimiento de camaradería, nuevas amistades, colaboraciones profesionales y ¡hasta el surgimiento de un romance!, por lo que el grupo este año se sintió como una gran familia.

Tuvimos la oportunidad de escuchar ocho conciertos —en los que participaron 20 músicos del extranjero, Oaxaca y otras partes del país— realizados en 7 órganos restaurados: Catedral, Tamazulapan, Yanhuitlán, Zautla, Tlacochahuaya, Tlacolula y Tlaxiaco. Se programó un concierto en la Basílica de la Soledad, que hubiera incluido un órgano más a la lista de instrumentos interpretados, pero desgraciadamente tuvo que ser cancelado unos días antes del Festival y reprogramado en la Catedral.

Se otorgaron becas de participación a seis estudiantes de diversos estados de la república. Nuestros nueve organistas y estudiantes locales (tres de los cuales tocaron en uno de los conciertos colectivos) fueron sus entusiastas guías. Cuando se suma el número de personas inscritas, músicos invitados, alumnos de órgano y el equipo de trabajo del IOHIO resultan cerca de 100 personas. Las siete iglesias resultaron llenas, cientos de personas tuvieron la oportunidad de escuchar los órganos oaxaqueños en todo su esplendor.

Nuestros festivales sintetizan los objetivos del IOHIO:

Promoción de los órganos restaurados: Los ocho conciertos contaron con la participación de músicos de reconocimiento internacional e incluyeron tres conciertos colectivos en donde pudieron participar organistas visitantes; la mayoría de los conciertos contaron con una transmisión simultánea que se proyectó en pantallas en la parte baja de los templos con el fin de que el público pudiera conocer de cerca todos los pormenores que implica tocar un órgano tubular de tracción mecánica.

Conservación de los órganos no restaurados: Visitamos 12 órganos en las regiones zapotecas de los Valles Centrales así como en la Mixteca Alta; se hicieron comentarios y análisis en cada caso, destacando los retos que implica la conservación de estos instrumentos; así mismo, se habló sobre los templos y los objetos artísticos que resguardan.

Capacitación musical y técnica: Se contó con la participación de tres jóvenes organistas oaxaqueños en los conciertos de Zautla y Tamazulapan y con el apoyo de estudiantes para realizar los registros, voltear las páginas y distribuir los programas de mano en los conciertos a manera de intercambio por la beca recibida; David Antonio Reyes y José Luis Acevedo han sido capacitados en el taller de organería Gerhard Grenzing (Barcelona) y actualmente participan en el proyecto de restauración del órgano de Jalatlaco.

Investigación en archivos históricos: Bajo la coordinación de Ryszard Rodys, investigador de la FAHHO, junto con el personal de la Biblioteca Francisco de Burgoa, se organizó una exposición de documentos históricos relacionados con el órgano de Jalatlaco y de su constructor Pedro Nibra, así como del panorama de la organería oaxaqueña en los siglos XVIII y XIX.

Restauración de órganos: Los participantes del festival tuvieron la oportunidad de ver la restauración del órgano de San Matías Jalatlaco en proceso con la explicación de la restauración de la caja a cargo de los restauradores Alberto Compiani y Eric González.

El Décimosegundo Festival del IOHIO está programado para febrero de 2018 y estamos seguros de que contaremos con la participación de un maravilloso grupo de personas como ocurrió en esta ocasión. Las palabras de un participante hablan por sí mismas: “¡El festival fue maravilloso, no existe nada que se le compare!”.

EL DERECHO AL ARTE Y LA CULTURA PARA NUESTROS INFANTES

El 27 y 28 de febrero hubo una fiesta infantil en el Centro Cultural San Pablo. Fue una celebración colmada de cultura: dos mañanas y dos tardes dedicadas exclusivamente al público más pequeño al que en diversas ocasiones no se le permite la entrada a teatros y espacios donde se ofrecen propuestas, inclusive infantiles.

La población más pequeña, también llamada primera infancia, que va desde un recién nacido hasta los seis años, fue motivo de atención y dedicación. Gracias a la sinergia de la Fundación Alfredo Harp Helú Oaxaca y al programa federal de la Secretaría de Cultura, Alas y Raíces, fue posible que más de 800 infantes y sus respectivos familiares disfrutaran jugando, bailando, cantando, pintando, haciendo teatro y leyendo. Cada pequeño con su acompañante transitaba de taller en taller gozando a lo grande.

Los rostros de los familiares eran de asombro y de expectación: ¿cómo?, ¿un taller de teatro, de literatura, música y artes plásticas para pequeños de cero a tres años? Esto sí fue posible, así como una obra de teatro y un espectáculo musical de Cri-Cri.

En palabras de Eva Janovitz, directora de esta primera feria realizada en la ciudad de Oaxaca, la respuesta de los asistentes fue notable e increíble. Desde la Coordinación de Proyectos Educativos de la FAHHO se intensificó la campaña informativa de este 1.er Festival para la Primera Infancia. Los padres de familia e interesados inscribían a sus hijos, lográndose el registro de 800 infantes que participarían en los 32 talleres. Por razones obvias, hubo participantes que no pudieron llegar y los que estaban en lista de espera o llegaban en el momento pudieron participar.

El Centro Cultural San Pablo se convirtió en un maravilloso escenario para esta fiesta. La ambientación a cargo de Alas y Raíces fue una sorpresa para todos: una mamá pata y su pequeño hijo, ataviados con prendas de nuestras regiones, fueron el marco para que muchos se tomaran la foto del recuerdo. Los más de diez especialistas que vinieron a guiar las actividades y los testimonios de los familiares participantes coinciden en algunas ideas:

• Desde casa podemos crear espacios de arte y cultura con nuestros infantes, siendo creativos sin mayor gasto, buscando materiales y dándonos tiempo y libertad para convivir con ellos.

• No forzar a los infantes; sí guiarlos y seguirlos de acuerdo con sus intereses y gustos, observarlos y respetarlos. Estar listos para las sorpresas que surjan.

• Reconocer el valor de la observación y la escucha con los más pequeños, vivirlo y disfrutarlo.

• El juego es una las mejores plataformas para conocernos como humanos y para los niños es vital y atractivo.

• No preocuparse por lo que puedan aprender, mejor relajarnos y gozar de la actividad que estemos viviendo con los infantes.

Aunque las ofertas culturales y artísticas para la primera infancia todavía son limitadas, se pueden buscar referentes y visitar, espacios, por ejemplo, la BS Biblioteca Infantil de Oaxaca, en Xochimilco, que cuenta con espacios y actividades diseñados para esta población.

A modo de cierre. Para todos los que vivieron la experiencia en esos dos días, los invitamos a replicar en casa lo que más les haya gustado a los pequeños, y que se atrevan a volver a ser niños y niñas con sus seres amados.

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COR MAGIS. EL BIEN COMÚN

En el marco de la celebración del Año de Italia en Latinoamérica, el Centro Cultural San Pablo presenta la exposición Cor magis. El bien común: Frescos del Palacio Público de Siena, en la cual, con reproducciones de los frescos del siglo XIV de Ambrogio Lorenzetti ubicados en el Palacio Público de Siena (Italia), se muestra, además de una gran riqueza artística, el anhelo del artista y de la sociedad por alcanzar el bien común, inculcando a través del arte los valores cívicos y morales del buen gobierno y mostrando los horrores e impunidades de su contraparte: el bien propio.

Mediante una infografía, preguntas abiertas y los mismos frescos, la exposición busca entablar una comunicación directa con el visitante, invitándolo a la reflexión y exhortándolo a voltear la vista a sí mismo como ciudadano y parte de una sociedad que se encuentra en la búsqueda del bien común.

PORTADORES DE SABERES: NUEVOS IMPULSOS A LA CREACIÓN TEXTIL OAXAQUEÑA

Gracias a la primera Convocatoria de Apoyo a la Creación de Textiles Artesanales del Estado de Oaxaca, desde octubre de 2015, la Fundación Alfredo Harp Helú Oaxaca y la Secretaría de Cultura federal han unido esfuerzos para apoyar la creación de textiles artesanales con becas otorgadas a nueve agrupaciones de diferentes regiones del estado.

Con el objetivo de generar las condiciones favorables para los creadores textiles, portadores de los saberes ancestrales de los pueblos originarios de Oaxaca, este programa brinda espacios de experimentación por medio de talleres en los que se privilegian la participación y el intercambio de ideas y de experiencias con los integrantes de las agrupaciones. Así, hemos impulsado este modelo, como una propuesta que abre la posibilidad de conciliar un mercado demandante con la preservación de un patrimonio cultural que ha sido transmitido de generación a generación a través del tiempo.

A lo largo de estos meses, en los talleres han surgido propuestas por parte de los grupos becados para recuperar la elaboración de sus prendas tradicionales, la aplicación de nuevos colores en sus piezas y la motivación de querer transmitir a otros sus conocimientos sobre el arte textil que han heredado.

Es de resaltar el interés que muchos de ellos han manifestado por la revitalización de la tradición textil en sus comunidades, en las que, en voz de los portadores, se han dejado de elaborar o de usar ciertas prendas. Algunos han retornado al uso de los materiales de origen natural: han reemplazado los estambres por el algodón y las tinturas sintéticas por grana, añil, flores o cortezas de árboles. Y, sin lugar a duda, todos ellos están encontrando ese punto medio en el que la tradición y la modernidad se conjugan en sus textiles para buscar un posicionamiento en un mercado que tiene los ojos puestos en esta manifestación cultural particular que ha tenido en los últimos años una difusión tal, que ha rebasado las fronteras de lo comunitario.

Con el ánimo de propiciar una conciencia en la sociedad en general sobre el valor no sólo estético sino cultural que encierra el arte textil (usos rituales, sociales, conocimientos de la naturaleza y del mundo reflejados en la gran diversidad de materiales, técnicas de tejido y estilos de diseño), este programa promueve el trabajo y el apoyo puntual y directo con los artistas, propiciando la contextualización de sus obras de arte popular y creando condiciones para que esta manifestación cultural quede en manos de ellos mismos, fomentando así una forma de protección, por parte de los portadores de este patrimonio, no sólo del textil per se, sino de los conocimientos y saberes acumulados y deposita- dos en cada una de las piezas creadas.

PAISAJISMO TEXTIL

El próximo 18 de mayo la comunidad museística celebrará el Día Internacional de los Museos, conmemorado desde 1977 por el Consejo Internacional de Museos (ICOM). Los museos que participan en este evento interactúan con su público como espacios que están al servicio de la sociedad, la cultura y el desarrollo de ambas a través de la programación de actividades siempre relacionadas con la temática del ICOM. Este año el contenido girará en torno al tema Museos y Paisajes Culturales.

El Museo Textil de Oaxaca ha organizado una serie de charlas, durante los miércoles del mes de mayo, dedicadas al conocimiento y evolución del paisaje textil del estado. Rosalba Pérez, artista de Santa María Zacatepec, nos ofrecerá el panorama cultural del traje tradicional tacuate y los bordados que representan a los nahuales. Nicholas Johnson, responsable de
Vinculación de Acervos del MTO, hablará sobre la importancia de las relaciones entre instituciones culturales, la investigación académica y las comunidades de Oaxaca. “Entretejiendo paisajes” es el título de la charla
que nos presenta Noé Pinzón, artista de San Mateo del Mar, quien hace
una aproximación a su proceso creativo y la conjugación de historias de
su entorno familiar y social que dan pie a la concepción de una pieza. Mariana Almaraz, restauradora del MTO, ofrece en su charla un acercamiento desde la restauración y conservación del entorno cultural como parte de la preservación y difusión de los bienes culturales. Y para finalizar, el primer miércoles de junio, en su charla “La visión de las mujeres de Chicahuaxtla sobre el telar de cintura” Yatahli Rosas dará muestra de la relevancia del telar de cintura en la región, así como de las técnicas de tejido e iconografía triqui y en particular, de la variante de Chicahuaxtla.

El Museo Textil de Oaxaca considera que los museos son un medio importante para los intercambios culturales, el enriquecimiento de conocimiento, el avance del entendimiento mutuo, la cooperación y la paz entre los pueblos. Te invitamos a construir con nosotros una conciencia social para la conservación del paisaje cultural que nos rodea.

LA MESA DE TRABAJO DE UN CONSTRUCTOR DE RETABLOS EN LA MIXTECA OAXAQUEÑA

Entre julio de 2011 y enero de 2012 se llevó acabo la restauración del retablo de Santiago Apóstol, ubicado en la capilla mayor del templo de Santiago Yolomécatl. Este trabajo formó parte de la colaboración entre la Fundación Alfredo Harp Helú Oaxaca, el programa Fondo de Apoyo a Comunidades para la Restauración de Monumentos y Bienes Artísticos, la Coordinación Nacional de Conservación del Patrimonio Cultural del INAH y la comunidad de Santiago Yolomécatl.

Durante los trabajos de restauración del retablo de Santiago Apóstol, se encontró —escondida detrás del retablo— una extraordinaria pieza histórica, única hasta la fecha: la mesa o el banco de trabajo de un constructor de retablos del siglo XVIII. Fue en el proceso del desmontaje del retablo que se localizó —entre el tercer cuerpo y el ático— un tablón o sección de madera que mide 5.28 m de largo por 32 cm de ancho y 8 cm de espesor.

La pieza hallada presenta una perforación de forma rectangular en cada extremo, que debió usarse para colocar los soportes del tablón. En una de las caras de la pieza se observan finos dibujos arquitectónicos, aparentemente a una escala 1:1, plasmados posiblemente con tinta o pintura. Estos dibujos permanecieron intactos gracias a que el tablón fue colocado boca abajo. Su conservación es tal que nos permite incluso observar las líneas guía para el dibujo, trazadas con la ayuda de una lezna o punta de metal. Sobre las guías se dibujaron los elementos arquitectónicos, que no están ordenados y se traslapan en parte, pero después de observarlos con cuidado se distinguen trazos que corresponden a cuatro partes principales de un retablo (véase el esquema).

Para facilitar su uso, cada dibujo viene con su respectiva letra que indica dónde inicia y dónde termina. Hay dibujos que corresponden al sotabanco (marcado por una S), el banco (b), la pilastra estípite (e) y la cornisa (c). La serie de dibujos inicia con el banco de forma bulbosa y una guardamalleta y continúa con las secciones de una pilastra estípite: la pirámide invertida está delimitada por molduras semicirculares que a su vez enmarcan otra guardamalleta. El área central del cubo ostenta un diseño trilobulado, la continuación del fuste se da con formas también bulbosas y es delimitado por un diseño que recuerda una hoja. La parte final se elabora a partir del fuste recto y remata con un capitel de rasgos corintios. En cuanto al diseño del entablamento —arquitrabe, friso y cornisa —, llama la atención que la segunda moldura del friso sea de forma redondeada. Entre el canto del banco y a un costado del estípite se perfila el sotabanco. El último diseño consiste en dos recuadrados en cuya área central se tiene un rectángulo y en la parte media un círculo. El primero se ubica a la altura del capitel y el segundo está de forma independiente al resto del dibujo; son la planta de una calle y los círculos representan los hoyos donde deben entrar las espigas de las columnas.

También hay una zona desgastada por las herramientas en donde se pueden distinguir las marcas dejadas por gubias, formones y compás. Finalmente, tenemos una guía en el costado de la mesa: una especie de regla, donde se pueden distinguir números y en la que se marcan las proporciones de algunos elementos como las molduras y sus partes.

La forma de presentar estos diseños en el blanco son semejantes a los que aparecen en los tratados y obras consultadas por artistas, arquitectos, entalladores y retablistas novohipnos. A partir de esta pieza se puede deducir cómo se trasmitía el diseño inicial a los miembros del taller. Esto debió requerir, al igual que en nuestros tiempos, de planos o dibujos, función que cumple este banco. Aunque la Nueva España contó con múltiples talleres de retableros durante la época colonial y la existencia de estos bancos debió ser común, ésta es la primera vez que se ha encontrado una evidencia directa de este tipo de mueble.

El estudio apenas comienza y hay muchas preguntas por responder. Seguramente este banco fue usado en otras comunidades debido al desgaste que presentan las orillas. Además, el diseño no corresponde totalmente con el retablo de Yolomécatl. Es posible que el dibujo sólo haya sido una guía que se adaptaba a las necesidades de cada obra. No obstante estas interrogantes, el descubrimiento de este banco demuestra una vez más que la Mixteca oaxaqueña está aún llena de sorpresas y enseñanzas.


EL ÚLTIMO SUSPIRO DE LOS COLOSOS: ELEFANTES

Una de las satisfacciones que obtenemos en el museo, cuando de boca en boca llegamos a más lugares, es conocer a personas que, según sus posibilidades, realizan la misma labor de rescate, conservación y, sobre todo, de promoción de este arte y pasatiempo llamado filatelia. En menor o mayor medida que la hagan siempre nos sorprende. Saber que en cualquier parte del mundo, y pese a la cada vez menor producción de timbres, hay alguien que está iniciando una colección filatélica, o ha heredado una, es alentador. En muchas ocasiones el museo tiene la fortuna de recibir en donación colecciones heredadas cuyos dueños prefieren verlas exhibidas en nuestro museo a que el tiempo las consuma olvidadas en un desván. Por otro lado, hay quienes se aferran a explotar sus colecciones y heredar su conocimiento y pasión a los más jóvenes por medio de clubes de filatelia. Es así como se prolonga la vida del timbre postal: en manos de personas que le darán tiempo y dedicación.

El último suspiro de los colosos: Elefantes es una de esas exposiciones que llega al MUFI resumen de la pasión de una persona por la filatelia temática. Mario Ramírez Bahena, joven coleccionista de la ciudad de Querétaro, formado en el seno del Club Filatélico de dicha ciudad, comienza desde muy temprano su pasión por la filatelia. Alentado por los miembros del Club, descubre su pasión por las ranas, mismo que le llevó a formar una amplia colección de este anfibio, la cual ha recibido varios galardones en competencias nacionales, y misma que se exhibe actualmente en el Mufi. Del montaje de su colección de ranas titulada Anuros: pequeño salto a la fama surge la iniciativa de exhibir Elefantes, otra de sus crecientes colecciones que aborda la vida y evolución de uno de los mamíferos más grandes de la tierra. Destaca en esta exposición, no el tema en sí, sino la singularidad de las piezas aquí expuestas: El último suspiro de los colosos: Elefantes es una exposición ilustrada con material filatélico de más de 50 países conformada por estampillas, sobres, postales, matasellos y etiquetas postales. La muestra reafirma que la filatelia puede llegar a ser un pasatiempo muy apasionante.

Esta exposición llega al museo del palacio para coincidir con el festejo de su décimo aniversario y atender dos grandes temas: “Diversidad de la materia” y “Vida y diversidad cultural”.

EL ARTE DECORATIVO DE LOS ALTARES DEL BARROCO OAXAQUEÑO: TRADICIONES ANTIGUAS Y PROPUESTAS CONTEMPORÁNEAS

Para las comunidades oaxaqueñas, las formas decorativas del barroco ofrecieron un importante recurso para expresar su fuerte devoción, creando con ellas obras artísticas que no sólo conmovían, sino también servían como catalizadores de una vida social importante. Las iglesias se llenaban de altares con retablos dorados que fungían como reflejos de un mundo divino sublime, habitado por ángeles, santos y los miembros de la sagrada familia. El carácter tridimensional, las decoraciones profusas, el uso de diversos medios como la escultura y la pintura sobre madera y lienzo, y el oro o la policromía aplicados sobre toda la superficie convirtieron los retablos en los principales instrumentos para evocar sentimientos religiosos en los devotos. Durante la última década, la conservación de estas obras de arte del pueblo oaxaqueño ha sido una de las preocupaciones de la Fundación Alfredo Harp Helú Oaxaca.

En las iglesias oaxaqueñas, los altares antiguos se encuentran construidos contra la pared para poder sustentar los retablos (retablo viene de retrotabula, ‘tras el altar’). Aparte del altar mayor, pueden existir varios altares laterales con sus respectivos retablos. Estos altares pueden estar adornados con decoraciones florales y otras policromías. Después de los cambios en la liturgia de 1969, los altares cayeron en desuso; a veces fueron demolidos o modificados. En las restauraciones, los especialistas han tenido un especial cuidado en recuperar el aspecto original de los altares, siempre y cuando existan los vestigios y la población lo permita. Sin embargo, en el caso del retablo de la Virgen del Rosario conservado en la Capilla del Rosario de San Pablo de Oaxaca, se carecía del altar original. Este retablo de 1761 —de la mano del maestro Antonio Ramírez— fue desechado por su comunidad de origen en 2004 para dar lugar a uno de nueva hechura. Mediante un esfuerzo conjunto entre el INAH y la FAHHO fue recuperado, restaurado y coloca do en dicha capilla como un ejemplo educativo. Sin embargo, no sólo le faltaban las estatuas de los santos, las pinturas —que ya se habían perdido antes— y algunos atlantes o estatuas cargadoras —hoy reemplazadas por varas de metal—, sino también la mesa del altar, por lo que se tuvo que construir una mesa moderna. Desde su colocación en 2011, fue la intención del equipo restaurador cubrir esta mesa con un elemento decorativo, objetivo que finalmente se vio realizado en este año de 2016, cuando la artista Trine Ellitsgaard aceptó la solicitud de realizar una propuesta.

La integración de elementos modernos en las obras antiguas siempre se debe hacer con sumo cuidado y la mayor diligencia. Cualquiera que sea la solución ideada, esta siempre debe respetar, o incluso resaltar, la parte histórica, nunca sujetarla a la intervención como algo nuevo o no imitar lo antiguo. Estos principios rigieron la recuperación y restauración del monasterio de San Pablo en general y fueron aplicados de nuevo aquí. Para la decoración del altar, la artista se inspiró en los antiguos frontales o antipendios, piezas decorativas ejecutadas en tela o metal, colgadas sobre el frente del altar, y hechas originalmente para cubrir las reliquias guardadas allí. Puesto que el retablo cuenta con una gran cantidad de ornamentos, la artista ideó una cubierta de tela que se incorporara sencilla y armónicamente al resto de la estructura. Se pensó en el color rojo para integrarla con el bol, que subyace el dorado del retablo, así como con la predela —el banco del retablo— donde predomina este color. De igual modo, se deseó que el color de la tela presentara cierta irregularidad para evitar que el altar se apreciara como un bloque sólido de color, efecto que resultaría demasiado contrastante con la pátina del retablo. Para lograr este efecto heterogéneo, se encargó el teñido a la artista Maddalena Forcella. Tras varias pruebas de color a partir del tinte del palo de Brasil, Forcella alcanzó el color que lograba ligar la tela de lino con el resto del retablo. La elección del lino se debe a que es una tela que no se deforma fácilmente con el tiempo y su textura, rugosa, se integra con los lienzos en lino crudo que ocupan los espacios donde originalmente existían las pinturas del retablo. Por último, para establecer un vínculo entre el altar y el dorado del retablo, Liborio Apolinar Pérez colocó líneas rectas de hoja de oro que siguen el trazo de ciertas molduras doradas del decorado del retablo mismo y marcan las esquinas de la mesa. Con esta sutil intervención, quedó concluida la recuperación del retablo del Rosario. Agradecemos a Trine Ellitsgaard su generosa participación en llevar a buen término este último detalle de la restauración de esta muestra del Barroco oaxaqueño.

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