Editorial

El transcurso de estos meses ha estado permeado por la pandemia, todavía presente; conflictos sociales y crisis que no pueden ignorarse. Sin embargo, cada uno de nosotros hace su aportación para que este mundo cambie. Hoy en día, con los casi tres años que nos preceden, tenemos más consciencia de estos cambios, vemos con más detalle los problemas y las juventudes e infancias son más capaces y atrevidas en el ámbito de la innovación. En nuestras manos está la posibilidad de brindarnos apoyo y salir adelante.

Desde la Fundación Alfredo Harp Helú Oaxaca buscamos dar este paso, ser quienes animen a las y los oaxaqueños a ser agentes de resiliencia, cambio y apoyo. En el número anterior conmemoramos los cinco años de los sismos de 2017, hablamos de la ayuda que se brindó y las acciones que hasta la fecha se han realizado para la reconstrucción del tejido social. En este número el lector encontrará notas sobre las acciones que lleva a cabo cada filial de la FAHHO, con paciencia, entrega y visión: toda nuestra labor está encaminada a ofrecer otra oportunidad a esta tierra en la que vivimos, ser consecuentes con el paso del tiempo y adecuarse a la realidad.

Los diferentes museos FAHHO trabajan en la difusión de sus acervos y múltiples manifestaciones artísticas: desde el Museo Textil de Oaxaca, Mariano Sosa nos comparte una experiencia con los tejidos de lana de Teotitlán del Valle y Juan Manuel Yáñez, del Museo Infantil, nos habla sobre la historia de los monos de calenda en México. El Centro Cultural San Pablo fue sede de las actividades de verano de Seguimos Leyendo; Guerreros de Oaxaca y Los Diablos Rojos del México nos narran sobre los prospectos de la Academia que son firmados y acerca de un jugador que se retira; por otro lado, Víctor Mendoza, de Casa de la Ciudad, reflexiona sobre las problemáticas cotidianas de la ciudad de Oaxaca, y desde Andares del Arte Popular nos comparten una nota acerca de las mujeres del Barro Rojo. La Red de Bibliotecas BS aporta un artículo de Yoliztlaman Carcoba sobre la lengua de señas mexicana; la Biblioteca Henestrosa nos descubre un libro-tesoro disponible para los amantes de la poesía, y desde Adabi de México nos cuentan una experiencia en un diplomado en administración de archivos y gestión documental.

Los invitamos a leer y a reflexionar con los temas que aquí les proponemos: todos podemos dar muchos pasos, encaminados a cambiar el rumbo que se nos presenta gris. Estos artículos y las puertas de nuestras filiales están abiertos para compartir, dialogar, crear y crecer.


Hilos que cantan

Mi nombre es Mariano Sosa Martínez, soy originario de Teotitlán del Valle, Oaxaca. Actualmente formo parte de la Cooperativa Bii Daüü y durante los últimos treintaidós años, junto con otros compañeros, hemos dedicado nuestra vida a reapropiarnos del conocimiento ancestral del tinte natural, aplicándolo en diferentes fibras como la lana, seda, plumas y algodón.

Los socios de Bii Daüü platicamos sobre una propuesta: trabajar con tejidos plasmando sonidos en ellos. Así pues, el grupo tomó la decisión de elaborar textiles basados en los sonidos que emiten las aves nativas de la región. Se realizó entonces una rifa entre la agrupación para determinar qué sonido debía plasmar cada uno: a mí me tocó el canto del zanate.

Tomé la decisión de hacer mi tejido con un peine de 16 hilos en una pulgada, el más fino con el que había trabajado, nada menos que trece años atrás. No sabía cómo lo haría, pero sería con ese peine.

Los compañeros también me comisionaron para realizar el teñido de los hilos, así que tuve que pedir ayuda a Juan Carlos Contreras Sosa y a Gervasio Sosa Martínez para que me auxiliaran con esta tarea.

Finalmente llegó la hora de la verdad. El día 8 de enero del presente año inicié con mi textil. El reto era entregarlo en la fecha señalada, y para lograrlo tenía que tejer cinco centímetros por día. El primer paso del hilo en la urdimbre me hizo retroceder en el tiempo trece años y me sentí con una energía muy positiva. Ese primer día le di un buen avance: diez centímetros; el segundo día ya empezaba el diseño y, debido a la aplicación de plumas, solo avancé tres centímetros, y así fueron los días sucesivos, por lo que en la primera semana mi ánimo decayó.

Para la segunda semana, Hector Meneses, del Museo Textil de Oaxaca, me preguntó cómo iba el progreso de los textiles. Le mandé fotos y me preguntó “¿Y las plumas azules que se ven en tu tapiz?”. Le expliqué el motivo, pensando que iba a desaprobar las plumas, sin embargo, me comentó “Se ven increíbles”, y a partir de ese momento me levanté más temprano para avanzarle lo más que se pudiera.

De igual manera, los turistas que visitaban nuestro taller me decían que estaba quedando excelente y eso me dio más aliento para continuar tejiendo con mucho más esmero. Las fechas de la exposición en el Museo Textil cambiaron y tuvimos más tiempo para trabajar sin tanta presión. Hacia fines de febrero terminé el textil con el canto del zanate y fue para mí una gran experiencia, ¡después de 13 años de no haber trabajado en un peine tan fino!

El conjunto de tejidos resultantes se muestra actualmente en el MTO. Sentí una enorme satisfacción cuando se exhibió el tapiz con el sonido que hace el zanate junto con los otros tapetes que se tejieron en la cooperativa. Y confirmé que las cosas se pueden lograr mediante el esfuerzo.

También puedes visitar esta exposición en la siguiente página web:
https://sites.google.com/museotextil.org/hilosquecantan


Oaxaca: patrimonio cultural de la humanidad

El 11 de diciembre de 1987, el centro histórico de Oaxaca y la zona arqueológica de Monte Albán fueron declaradas Patrimonio Cultural de la Humanidad por la unesco. Este título los distingue como sitios que deben ser reconocidos y preservados por su importancia cultural para la herencia no solo de los oaxaqueños, sino de toda la humanidad, al ser considerados de interés para la comunidad internacional.

Ambos sitios cuentan con un conjunto de valores urbano-arquitectónicos inigualables. No obstante, sufren las externalidades negativas del crecimiento de la mancha urbana en la Zona Metropolitana, y del gran flujo turístico que se ha observado en los últimos años, especialmente en el Centro Histórico. Actualmente, la ciudad sufre múltiples fenómenos que afectan en gran medida el patrimonio, poniendo en riesgo su legado cultural y arquitectónico. El enfoque principalmente turístico ha incentivado el crecimiento comercial nocturno, lo que ha llevado a muchos habitantes del centro a salir de esta zona por la inseguridad o por el aumento en el costo de las rentas que hace prácticamente imposible vivir en el sitio.

Esta transformación de Centro Históricohabitable a Centro Histórico-comercial ha impulsado la pérdida de la identidad y sentido de pertenencia de los vecinos del sitio, facilitando prácticas negativas para la ciudad. Ante el crecimiento turístico del estado de Oaxaca, es importante reconocer que han sido afectados el patrimonio intangible y el material, pues con la poca regulación y falta de conocimiento de la normativa, las modificaciones han sido evidentes: crecimiento en los niveles de construcción, cambios de usos de suelo, instalación de terrazas, vandalismo y usurpación del espacio público han sido solo algunos de los principales problemas que ponen en riesgo el legado cultural y arquitectónico que nombran a la ciudad como patrimonio de la humanidad.

La Fundación Alfredo Harp Helú Oaxaca, la Casa de la Ciudad, manifiestan preocupación ante todos estos fenómenos que requieren del urgente trabajo en equipo no solo de arquitectos, restauradores y urbanistas, sino de todas las instancias e instituciones que influyen en la modificación, restauración, conservación y preservación del entorno. Incentivamos a todas las secretarías, comerciantes, instituciones y colegios a conocer la normativa y el marco jurídico que podrá ayudar a la correcta conservación de nuestro patrimonio, desde la Constitución en su Artículo 4.º; el decreto presidencial del 19 de marzo de 1976; la Ley de Protección a Monumentos Coloniales, Artísticos e Históricos y poblaciones típicas del estado de Oaxaca, hasta el Plan Parcial de Conservación del Centro Histórico de Oaxaca de Juárez y su Reglamento.


Gigantones en el MIO

Traslado de la Virgen de Guadalupe a su santuario. Manuel de Arellano, 1709.

Uno de los personajes distintivos de nuestras fiestas populares en Oaxaca es esa gran figura de carrizo, tela y cartón que, vestida con sus mejores galas, encabeza las calendas de pueblos y ciudades, agitando eufórico sus brazos de trapo al compás de la música de banda. Los gigantones –o “monos de calenda”– se han convertido en parte de un patrimonio cultural que nos identifica y que, por lo tanto, debemos conocer, cuidar y difundir.

Por eso, el pasado mes de julio el Museo Infantil de Oaxaca impulsó el taller “De cartón y trapo”, impartido por el maestro oaxaqueño Tomás Bernal, con la finalidad de que los niños y niñas fabricaran sus propios “monos” en miniatura, vinculándose de una manera lúdica con el patrimonio. Tal como él dice, es importante “darles a los niños enseñanzas de que se puede jugar con otras cosas”.

Sin duda, el maestro Bernal es uno de los guardianes de las tradiciones que componen la cultura oaxaqueña, por medio de la hechura de juguetes artesanales de carrizo y madera y de la enseñanza de este patrimonio, cuyos orígenes se remontan a la época virreinal y a la tradición europea de las procesiones encabezadas por parejas de gigantones de cartón, que representaban a los cuatro continentes, en la festividad de Corpus Christi, símbolo universal de la adoración de la Eucaristía triunfante sobre los pueblos del mundo.

En la Nueva España la tradición de los gigantones se arraigó como parte de las celebraciones religiosas católicas, tal como se mira en el Traslado de la Virgen de Guadalupe a su santuario, en la obra de Manuel de Arellano de 1709, ¿los reconoces?

Sin embargo, estas manifestaciones han tenido sus detractores a lo largo de la historia. Ya en el siglo XVIII, el rey borbón Carlos III señalaba que estas expresiones causaban “indecencias, desorden e indevoción”, y mandó cesar a los gigantones en sus reinos:

En ninguna iglesia de estos reynos, sea catedral, parroquial o regular, haya en adelante danzas ni gigantones; y cese del todo esta práctica en las procesiones y demás funciones eclesiásticas, como poco conforme a la gravedad y decoro que en ellas se requiere.1

Por otro lado, en el México independiente, la ley de libertad de cultos –que prohibió en 1860 las manifestaciones de culto religioso al exterior de los templos– limitó en gran medida el aparato festivo que formaba parte de la vida social durante el virreinato. Sin embargo, no impidió las manifestaciones populares que, omitiendo símbolos religiosos, externaron la parafernalia festiva de las antiguas tradiciones, dando pie a la secularización que hoy en día todos podemos apreciar en las calendas de bodas, graduaciones y otras celebraciones, que son encabezadas por “monos de calenda” y marmotas.

En principio, estas expresiones remanentes del culto católico causaron el recelo de las autoridades civiles del estado, y el país, en pos de la modernidad y progreso, al punto que, en la década de 1920, el gobernador de Oaxaca, Manuel García Vigil, propuso, ante la solicitud de la celebración de una calenda en el Carmen Alto, que se sustituyeran:

El general accedió con la condición de que se pagaran los derechos de la manifestación y no se efectuaran indicios de culto externo, se garantizara el orden y se substituyeran las marmotas, los carrizos y los monos de papel por faroles japoneses, pues en concepto del Ejecutivo, aquellos eran “adefesios insoportables a los ojos de la cultura.2

A pesar de todo, las tradiciones se conservaron y hoy en día forman parte de las fiestas civiles y religiosas de nuestro estado; su valor radica en la tradición histórica que los oaxaqueños hemos sabido preservar y difundir como parte de nuestro patrimonio.

1 Reales Cédulas, 1777, 1778, 1780, 1888, véase Antonio Ferrer del Rio, Historia del reinado de Carlos III en España. España: Matute y Campagni, 1856.

2 Citado por Jesús Lizama Quijano, La Guelaguetza en Oaxaca. Fiesta, identidad y construcción simbólica en una ciudad mexicana. España: Universitat Rovira i Virgili, 2002, 136.


La importancia de una seña en un contexto lingüístico

Se ha comentado que las lenguas de señas son lenguajes naturales que constituyen la identidad propia de una comunidad sorda. En nuestro país esto se reconoció el 10 de junio de 2005, pero a lo largo del tiempo se han realizado diferentes estudios de la signolingüística, es decir, la lingüística de la lengua de señas. En México destacan José Luis Magaña, Ernesto Escobedo, Miroslava Cruz-Aldrete y Luis Escobar Dellamary, por mencionar algunos: ellos han desarrollado las pautas sintácticas y gramaticales de las señas; con todo ese bagaje presentaré a continuación el breve ejemplo con una palabra, demostrando lo complejo que puede llegar a ser el uso de una sola seña en la pragmática cotidiana de la Lengua de Señas Mexicana.

En español utilizamos un recurso lingüístico llamado “polisemia”, que se da cuando una palabra o signo tiene más de un significado o aceptación, y los cambios se dan en la aplicación de las palabras: vemos el vocablo bomba que por sí solo puede ser una “bomba de aire” o una “bomba explosiva”, pues bien, lo importante es la aplicación de la palabra en una situación o contexto.

Dicho eso, en la LSM existen palabras polisémicas que se configuran a través de los cambios morfológicos de la seña que lo sitúa en lo antes mencionado, los elementos importantes que determinan el significado son el gesto y el movimiento. Veamos la seña de aprovechar: se articula con la mano dominante en configuración de la letra a, en una posición dorsal meñique abajo frente al receptor, pegado al pecho derecho con un movimiento rápido y lineal arriba; esa misma seña, al modificar el gesto por desagrado y el movimiento lineal lento y arriba, se convierte en abuso.

En el libro Lo que hace a un intérpreteser intérprete, José Luis Magaña nos indica que el signo lingüístico –o palabra– cumple la función que como usuarios le damos significado según el contexto: la significación es el entendimiento que un grupo de personas le da al signo en determinado contexto. Por lo tanto, según el acuerdo general, “árbol” en ciertos contextos va a significar un tipo de planta, pero en otros contextos puede tener otro significado, por ejemplo: “árbol de levas” deja de ser una planta para transformarse en otro concepto, y solo los que están familiarizados sabrán qué significa.

Así pues, solo cuando se está acostumbrado al uso de la lengua de señas sabremos cuáles ocupar. Si me preguntan por la palabra volar, el uso más común sería el clasificador que describe objetos aéreos, una nave espacial, un insecto, ave sobrevolando o inclusive una metáfora visual, y así es como se traza el significado en la lengua de señas, no se alude a lo que la simple palabra quiere decir.

Por ello la importancia de no ceñirnos a la simple etiqueta de la palabra: debemos pilotar con cuidado y reflexionar en sus variantes para representar la seña más adecuada y natural al contexto. Cada que me preguntan por una nueva seña les digo: “Todo depende”.


En la caja de bateo: el Bronco Jorge Cantú

Encontrar lo que amas es, sin duda, un privilegio que muchas personas no logran descifrar ni en cien años de vida. Una vez que lo descubres, luchar por lo que amas es una decisión que requiere de compromiso, valentía y resiliencia. Entregar tu vida a una profesión no es sencillo, aún más si cuando descubres cuál es tu propósito en la vida tienes seis años y estás justo enfrente del televisor viendo un juego de los Dodgers de Los Ángeles, tomando como modelos a seguir a Mike Piazza y a Fernando Valenzuela.

Reynosa Tamaulipas vio crecer a Jorge Cantú: entre los campos de beisbol de las ligas infantiles, acompañado siempre de su mamá, su papá y su familia, quienes lo motivaron a perseguir su sueño en todo momento. Ese sueño que lo llevó a alcanzar el Olimpo del beisbol a los 22 años, cuando el 17 de julio de 2004 debutó en las Grandes Ligas con las entonces Mantarrayas de Tampa Bay. Durante ocho temporadas representó al beisbol mexicano en la MLB. Profundamente orgulloso de su sangre mexicana vistió el jersey tricolor en tres Clásicos Mundiales.

Después de brillar en los diamantes de Estados Unidos y Asia, llegó a la Liga Mexicana para portar las franelas de Tigres y Toros, tomando la decisión de cerrar su carrera con los Diablos Rojos del México; en sus propias palabras, “con la organización más importante del beisbol mexicano” y con la que se siente más identificado por la pasión, compromiso, disciplina y honor que requiere portar el jersey.

A sus 40 años decide “colgar el guante y la gorra” y colocar en un lugar especial su bat; no sin antes brindarnos una jornada mágica e inolvidable en el diamante de fuego, el Estadio Alfredo Harp Helú. El domingo 7 de agosto del 2022 marca la fecha del último juego de temporada regular en su carrera, pero también la fecha en la que, entre lágrimas, su familia, la afición, compañeros, amigos, maestros, alumnos, rivales y todos los presentes homenajearon al Bronco, que nunca se rindió dentro del diamante y que seguramente seguirá con esa filosofía fuera de él.

Con un imparable al jardín izquierdo y jugando la posición donde todo comenzó, las paradas cortas, realizando un doble play de ensueño con su “chompi”, Juan Carlos Haper Gamboa y el novato Víctor Morales. El Son de la Negra musicalizó el ocaso de una gran carrera profesional. Gracias, niño Jorge Cantú, por nunca rendirte, el hombre que besó el home plate en su primer turno al bat te lo agradece, así como todos los que lo vimos en un diamante: te estaremos eternamente agradecidos por nunca haberte rendido.

¡Un último out, Bronco!


Veraneando en el Centro Cultural San Pablo

¡Por fin! Volvieron a resonar las voces y carcajadas de las niñas y niños en el patio lateral del Centro Cultural San Pablo con motivo del Curso de Verano, diseñado para regresar poco a poco a la normalidad. Nos colma de emoción porque este bello espacio ansiaba la presencia de los pequeños desde hacía mucho tiempo.

Encontrar una propuesta lúdica e interesante para que los niños retornaran se convirtió en una gran misión, así que fuimos en busca de la gran respuesta, y la encontramos en uno de nuestros lugares favoritos: la biblioteca del programa Seguimos Leyendo de la Fundación Alfredo Harp Helú Oaxaca. El libro La cocina encantada de los cuentos de hadas, de Katia Canton, nos dio una gran idea: “¿Y si cocinamos? ¡Sííí!”, pero también queríamos que hubiera historias, y deseábamos jugar con telas e hilos.

Las dos encargadas de esta misión nos miramos y dijimos: “¡Pues hagamos todo!”. El Curso de Verano Seguimos Leyendo 2022 inició el primer lunes de agosto. Estábamos muy emocionadas por conocer a los niños que emprenderían esta aventura con nosotros: fueron dieciséis participantes de entre 8 y 12 años los que decidieron unirse a esta propuesta veraniega.

Les contamos sobre la especial selección de libros que hicimos para leer con ellos y que, además, escribirían sus propias historias, acompañados de Olivia, personaje creado por el escritor Ian Falconer; además haríamos nuestros propios personajes guiados por nuestra artista textil y amiga Viki Chimil (a ella también le encanta contar historias a los niños). Durante los días que duró el curso, al mediodía llegaba un joven vestido con una filipina blanca y un gorro muy especial, ¿quién era? Se trataba de Jesús Ramos Estrada, el chef invitado, quien venía preparado con todo tipo de especias, semillas, frutas, verduras, chocolates, aderezos mágicos, tazones y muchos cortadores de galletas y frutas con los que los niños pasaron momentos increíbles.

Fueron tres semanas que disfrutamos inmensamente con la compañía de los participantes, nos emocionó escuchar las historias que escribieron, narraciones que nacieron mediante el juego, y fue maravilloso ver a Olivia y Wili, personajes construidos por sus propias puntadas, y saborear lo que cocinaron: sushi, nieve, ensaladas, enjambres de palomitas, mermelada, conservas, ¡todo estaba delicioso!

Al final leímos sus bitácoras veraniegas y nos emocionó descubrir que están llenas de recuerdos bonitos. Los participantes lograron tejer una amistad durante estas semanas.

Sinceramente, los niños están desbordados de alegría, expectativas y experiencias nuevas; notamos que el encierro cambió sus esquemas de interacción, lo que representa un gran reto para los docentes de escuelas públicas en Oaxaca. Ahora, con el regreso total en este nuevo curso escolar, reinventarse será indispensable.


Se exporta talento mexicano

En los últimos años, los Guerreros de Oaxaca y la Academia de Beisbol Alfredo Harp Helú se han encargado de enviar el talento mexicano más allá de las fronteras, por eso trabajan, día a día, con los jóvenes prospectos, para que organizaciones de grandes ligas observen las cualidades del pelotero y estos consigan una firma y sigan el sueño de jugar en el mejor beisbol del mundo.

En los últimos dos años, cuatro jugadores pertenecientes a los Guerreros de Oaxaca, y que se desarrollaron en la ABAHH, han logrado conseguir la tan esperada firma con equipos de grandes ligas y, a partir de entonces, comienzan su desarrollo en diferentes ligas menores para ir avanzando hasta llegar al primer equipo.

Por ejemplo, los lanzadores Guillermo Arvizu y Edgar Avilés firmaron para los Dodgers de los Ángeles donde actualmente militan Julio Urías y Víctor González, peloteros que también se desarrollaron en la ABAHH–, el pitcher sinaloense, Edwin Cervantes, firmó para los Reds de Cincinnati –donde se encuentra en el equipo grande el lanzador veracruzano Luis Cessa, quien también estuvo en la ABAHH– y hace apenas algunos meses el outfielder Antonis Macías firmó para la organización de los Rangers de Texas.

El Pulpo Macías militó en la anterior Liga Invernal Mexicana con los bélicos, y en esa temporada tuvo grandes números y actualización, tanto en la ofensiva como en la defensiva; de igual forma fue campeón con los Marineros de Ensenada, sucursales en la Liga Norte de México de los Guerreros de Oaxaca y Diablos Rojos del México.

En los próximos meses, con los diferentes Try Outs que se realizan en las majestuosas instalaciones de la ABAHH, se esperan aún más firmas de jóvenes mexicanos con equipos de grandes ligas, reafirmando
el compromiso con nuestro beisbol.


Trilce en la BH

El término “trilce” nos refiere inmediatamente al poemario homónimo de César Vallejo, pero ¿qué significa, realmente, esta palabra? Según algunos estudiosos de la obra del poeta peruano, este término se forma con la unión de las palabras “triste” y “dulce” o por “trino dulce”. El mismo Vallejo, en entrevista con el periodista César González Ruano, afirmó: “Ah, pues trilce no quiere decir nada. No encontraba, en mi afán, ninguna palabra con dignidad de título, y entonces la inventé…”.

Sin embargo, Trilce representa un parteaguas en la creación poética del siglo XX y dio gran reconocimiento a su autor. Comenzó a escribirlo en 1918 y lo terminó en 1922, el año de su primera edición. Fue impreso en la imprenta de El panóptico, como era conocida la Penitenciaría de Lima, con un tiraje de 200 ejemplares.

El libro fue incomprendido y condenado al ostracismo por varios años, hasta que en 1930 fue publicado en España por la Compañía Ibero-Americana de Publicaciones, e impreso en la Imprenta San Martín y C.ª, con prólogo de José Bergamin y una salutación de Gerardo Diego. Esta es la edición que se resguarda en la Biblioteca Henestrosa.

Según Tomás Fernández y Elena Tamaro, “Trilce (1922), [es] uno de los títulos claves de la poesía de vanguardia. Vallejo adopta el verso libre y rompe violentamente con las formas tradicionales, con la lógica, con la sintaxis; crea incluso palabras nuevas, como la que da título a la obra. Algunos poemas son experimentos difícilmente comprensibles, pero en otros tal extremismo verbal se halla al servicio del choque emotivo. Es el caso de aquellas composiciones que sirven de vehículo a un recuerdo infantil o a un sentir amoroso; también hay otras vetas de emoción: la pasión erótica, la angustia de la cárcel, la opresión del paso del tiempo o la muerte.

Juzgada actualmente como una de las mejores realizaciones del vanguardismo literario, la obra tardaría algunos años en ser comprendida…”. Te invitamos a descubrir esta joya en la Biblioteca, y a adentrarte en el universo de Trilce.


Mujeres del Barro Rojo

En la comunidad de San Marcos Tlapazola hay un grupo de mujeres que mantienen viva la herencia de la alfarería que les dejaron sus antepasados. Ellas transmiten los secretos de este trabajo de generación en generación, aman el barro porque en él viven las historias de sus ancestros.

Se trata de una cooperativa de quince alfareras, entre hermanas, cuñadas y sobrinas, que se organizan para trabajar y comercializar las piezas que elaboran. Ellas fabrican cada pieza a mano, no utilizan torno ni molde, por ello cada pieza es una obra excepcional que demuestra su gran talento.

En sus inicios fueron conocidas como “El taller de la tiendita” o “La fama”, porque empezaban a ser reconocidas por su trabajo y algunos pensaban que llevaban notoriedad a San Marcos Tlapazola. Fue hace quince años aproximadamente que decidieron formar un grupo y cambiar su antiguo nombre por el que ahora llevan, y orgullosas lo escriben en zapoteco: Raá unaá shte yú shnia, ‘Mujeres del Barro Rojo’.

Elia Mateo Martínez es una de las más jóvenes del grupo. Me platica lo que el barro ha significado en su vida: “Me siento feliz y agradecida con la madre tierra porque de ella sacamos el barro, el agua y la leña. Todo lo que nosotras ocupamos para nuestro trabajo proviene de la tierra: el barro viene de la tierra y nosotras venimos de la tierra, eso es lo más bonito y este es un bello trabajo”. Elia está convencida de que si una trabaja con amor, empeño y dedicación, las piezas salen muy bonitas.

El barro les ha dado sustento, satisfacción y reconocimiento, y sin imaginarlo su barro las ha llevado a viajar a lugares que jamás hubieran soñado: Arizona, Vancouver, Washington, Portland y, en 2012, algunas de sus piezas fueron seleccionadas para la exhibición “Destination: Mexico” en la tienda del Museo de Arte Moderno en Nueva York, MoMA.

Las Mujeres del Barro Rojo comparten un sueño para el futuro: heredar esta tradición, que las nuevas generaciones formen parte de la cooperativa y que las madres sigan inculcando este trabajo a sus hijas e hijos. Les gustaría que el barro rojo se conservara, que no se perdiera la tradición. Ellas trabajan activamente para que las generaciones que vienen detrás de ellas continúen con este trabajo y que en el futuro llegue a existir un nuevo grupo de mujeres y hombres del barro rojo.


Diplomado en administración de archivos y gestión documental

En noviembre de 2021, Apoyo al Desarrollo de Archivos y Bibliotecas de México y El Colegio de Jalisco firmaron un convenio de colaboración en temas de conservación, diagnóstico de acervos, entre otros. Además, se estableció que habría un apoyo mutuo para la participación en cursos y diplomados –en materia de archivística– de ambas instituciones. Gracias a dicho convenio tuvimos la oportunidad de participar en el Diplomado en Administración de Archivos y Gestión Documental, impartido por El Colegio de Jalisco y dirigido al público en general, particularmente a aquellos interesados en la archivística teórica y práctica. Su tercera edición tuvo lugar de marzo a julio del 2022, con motivo del cuarenta aniversario de la institución, y tuvo un total de 160 horas divididas en 13 sesiones, las cuales se impartieron los sábados en horario matutino y en modalidad virtual. El diplomado requiere del compromiso del interesado, ya que todas las clases se enriquecen con el trabajo autodidacta del alumno, mismo que es dirigido por medio de tareas estratégicas, requeridas por los especialistas en cada uno de los temas expuestos. La clase se nutre, a su vez, con la exposición de dudas, comentarios y experiencias de cada participante.

Durante siglos, los archivos de nuestro país han sido el “fantasma” de sus guardianes y se han escondido en los más recónditos lugares de sus edificios. Sin embargo, a partir de que se decretara la Ley General de Archivos en el Diario Oficial de la Federación el 15 de junio de 2018, todas las dependencias públicas y privadas que tuvieran bajo su custodia documentación de interés histórico, cultural, social, científico y técnico para la nación, están obligados a someterse a sus requerimientos.

En la actualidad, el archivista realiza actividades vigiladas que lo orientan a adquirir conocimientos teórico-prácticos, legales y hasta digitales, por lo que es importante que el personal de archivos se capacite y se actualice regularmente, para lo que requiere el apoyo de su institución, ya que la profesionalización y el otorgamiento de herramientas adecuadas contribuyen a la valorización de su labor y espacio de trabajo, mismo que se verá beneficiado si se enriquece con actividades que requieran la interdisciplinariedad.

El curso brinda al diplomante las herramientas para conservar, custodiar, organizar, valorar, describir, difundir y disponer de la documentación para su consulta pública. Busca que el alumno entienda y se familiarice con los términos de la teoría y práctica archivística que lo conducirán a reconocerse como guardián de la memoria, y a obedecer los marcos normativos, entendiendo que el acceso a la información es un derecho de la sociedad, que solo es posible mediante el cumplimiento de los sujetos obligados y teniendo como objetivo la rendición de cuentas y la transparencia en sus administraciones.

Es invaluable la aportación de El Colegio de Jalisco al poner los recursos y espacios a disposición del público para un diplomado en beneficio de la profesionalización en el ámbito archivístico que refleja la preocupación y necesidad que existe en el país. Adabi de México celebra y reconoce el esfuerzo que implica la elaboración de un plan de trabajo que contribuye a la capacitación de dichos especialistas, tarea que le ha ocupado por los últimos 19 años y en la cual ha tenido una importante línea de acción desde su creación.

Esperamos que este sea un incentivo para otras instituciones de educación superior y con ello se vea beneficiada la memoria documental de la nación mexicana.


Los primeros libros impresos

La palabra “incunable” proviene del latín incunabula, cuyo significado es ‘en la cuna’, y hace alusión a que estos libros son “los primeros hijos” de la imprenta inventada por el alemán Johannes Gutenberg hacia 1450. Con la invención de esta no solo se pretendía agilizar la producción de los libros, sino abaratar sus costos, pues el pergamino había sido sustituido por el papel hecho de trapos o cáñamo, una fibra natural muy durable.

Es común confundir el término “incunable” con algún libro o códice antiguo, pero si hay algo que convierta a un libro un “incunable” es sin duda alguna su fecha de impresión. Recordemos que la imprenta moderna nació en 1453, y con ella, el concepto de libro como lo conocemos. Así, podemos decir que un “incunable” es aquel libro impreso entre los años 1453 al 1500 por diversos impresores europeos.

La Biblioteca Francisco de Burgoa posee una de las colecciones bibliográficas y documentales más importantes de México. Perteneciente a la Universidad Autónoma Benito Juárez de Oaxaca, cuenta con un acervo de obras que datan de los siglos XV al XX. Este acervo se conforma principalmente de libros que pertenecieron a los conventos del estado; la mayoría de ellos proviene del fondo bibliográfico de los dominicos, quienes, interesados en su formación, tuvieron bibliotecas en sus diferentes conventos, por lo que es posible formarse una idea de las lecturas que hacían los religiosos que habitaron las tierras de los oaxaqueños.

La mayor parte de los libros llegó desde el viejo continente a Veracruz; resistieron las eternas horas del trayecto a las Indias, las tormentas, los naufragios y asaltos de piratas a los barcos. Por lo que prácticamente es un milagro conservar aún todos estos libros. Lo que esta biblioteca reúne no se va a encontrar en ningún otro lado. También son conservados ejemplares únicos, tanto mexicanos como extranjeros, colecciones de personalidades e instituciones que ilustran la historia y formación cultural e intelectual del país y de este estado.

La Biblioteca Burgoa es un tesoro histórico y entre sus bienes más preciados se encuentran doce incunables, por ejemplo, la hermosa edición ilustrada de San Buenaventura (1221-1274) en donde hace un estudio de los cuatro libros de las sentencias de Pedro Lombardo, impreso en 1491; los comentarios a los distintos libros de Aristóteles hechos por el mismo Lombardo y Johannes Versoris, o joyas clásicas como la Historia Natural de Plinio.

Han pasado ya veinticinco años desde que se inició la titánica misión de salvar del polvo y el olvido todos esos libros que se encontraban dispersos por las bibliotecas del estado. Y ahora, con el aniversario de la ciudad cada vez más cerca tenemos que recordar que es innegable la estrecha relación que tiene la historia de esta ciudad con los libros que la habitan y, sin duda, los libros que se encuentran en la Biblioteca Francisco de Burgoa tienen aún mucho por contar.


Editorial

Con este Boletín de la Fundación Alfredo Harp Helú Oaxaca recordamos los sismos de 2017 que afectaron a diversas zonas de México. Compartimos la reflexión sobre estos lamentables acontecimientos y dos casos de éxito en los que se manifiesta la ardua labor emprendida y los resultados tangibles que, a la fecha, demuestran que el trabajo coordinado rinde grandes frutos. Desde el Taller de Restauración FAHHO nos narran las labores que emprendieron en la Casa de la Cultura de Tehuantepec, y del Programa Seguimos Leyendo cuentan cómo desde la palabra y la narración también se reconstruye el tejido social.

Alejandro de Ávila da continuidad al ciclo de Arte Plumaria con un texto que describe la elaboración de tres lienzos tejidos en telar “Flechas al cielo”, una figura que se inspira en la mitología tu´un savi. Por otro lado, la Biblioteca de Investigación Juan de Córdova nos presenta parte de su acervo fotográfico y de sus fondos reservados, en una exposición denominada “Retratar el cambio en Jamiltepec (1957-58)”, que es muestra del trabajo que la antropóloga Susan Drucker registró durante su estancia en localidades mixtecas de la costa oaxaqueña.

A todos nuestros lectores les damos una buena nueva respecto a la Revista Infantil de la FAHHO, Casiopea; la Coordinación de Medio Ambiente nos habla sobre el Arboretum Nacional de México, un proyecto de reforestación de la Fundación Mexicana del Árbol, A. C. que pretende rescatar más de dos mil especies arbóreas. Andares del Arte Popular nos regala una breve nota sobre Polvo de Agua, un taller de barro que deben conocer.

Incluimos una nota informativa del Museo de la Filatelia de Oaxaca sobre el Congreso Nacional de Tarjetas Postales, interrumpido por la pandemia, y que ahora retoma su curso; ilustramos las exposiciones del Centro Cultural San Pablo y hablamos sobre un peculiar partido de beisbol: sobre todo, hacemos un reconocimiento al trabajo que se realiza día con día en cada una las filiales. Con la mención de una especial participación en el Taller de Gráfica, desde Museo Infantil de Oaxaca conmemoramos el natalicio de Rufino Tamayo, el pasado mes de agosto y, finalmente, las colaboradoras de Adabi de México refieren a la actualización que hacen en su trabajo de conservación de archivos históricos.

Gracias por acompañarnos en cada número de este boletín, y los invitamos a que visiten las actividades que cada filial prepara para todos ustedes.


El trabajo coordinado rinde frutos

En los últimos cinco años nuestro país ha atravesado por momentos trascendentales: desde los sismos de 2017 y 2019, hasta la pandemia por SARSCOV-2 que al día de hoy nos asola. Sin embargo, es a partir de ellos que hemos aprendido a levantarnos juntos y salir adelante. En la Fundación Alfredo Harp Helú Oaxaca estamos comprometidos con no abandonar el camino que emprendimos hace más de veinticuatro años, y a continuar brindando todo el apoyo a quienes fueron afectados por estos desastres naturales.

Sin duda, lo más sorprendente después de una catástrofe es que el ánimo y las fuerzas de las personas se redoblen. Y desde la Fundación buscamos reiterar e imitar ese gesto, insistir en estas esperanzas. Durante tantos años hemos enfocado nuestro esfuerzo en contribuir con acciones y apoyo para el rubro educativo y cultural del país; atendemos con empeño la salud, el deporte y hacemos hincapié en el cuidado del medio ambiente. No obstante, una de las materias que más han requerido nuestra atención desde hace cinco años es el apoyo a las zonas afectadas por los sismos del 2017: nos tendimos la mano y con la ayuda de diversas personas, instituciones y gobiernos, hemos aprendido a sobreponernos ante la adversidad.

No nos cansamos de señalar que una de las ventajas fue haber actuado desde el primer momento: al día siguiente de los siniestros una cantidad increíble de personas asistió a los centros de acopio para ofrecer su ayuda; otras, desde diferentes entidades del país, apoyaron con víveres y herramientas. Instrumentamos un Programa de Apoyo Inmediato y una serie de proyectos de corto y largo plazo desde los que hemos apoyado, en diversos ámbitos, a las comunidades afectadas: otorgamos suministros de primera necesidad, instalamos cocinas comunitarias, donamos despensas y ropa, material de curación y circuitos para potabilizar el agua. Teníamos una urgencia que atender, y actuamos en consecuencia. Fue maravilloso ver cómo, a pesar de la amargura que nos causaba el desastre, cada una de las personas que se sumó a este esfuerzo adoptó la causa como propia.

Fue imperativo llevar ayuda a las regiones más afectadas: Oaxaca y Chiapas, por el sismo del día 7; Puebla, Morelos, el Estado y la Ciudad de México, por el 19 de septiembre. Afortunadamente, la comunicación entre los gobiernos municipales, estatales y federales se dio de manera efectiva. Una vez cubiertas las necesidades vitales, se llevó a cabo un plan de reactivación económica en apoyo a la economía de las familias. Luego, urgía atender los edificios que responden al uso comunitario y al valor histórico y patrimonial de las regiones: al salvaguardar la arquitectura tradicional buscamos preservar la identidad y esencia de sus habitantes, sobre todo, dar un mensaje de esperanza.

Hoy, tanto en el Boletín FAHHO y en las páginas web de algunas sedes –como del Taller de Restauración– podemos ver fotografías y leer artículos que hablan de estos edificios y los muestran antes y después de las restauraciones. Al mirarlas nos queda claro que el trabajo coordinado rinde maravillosos frutos.

Y todavía falta mucho mas por hacer, así que seguiremos con el mismo optimismo para darnos la mano unos a otros.


Informe a cinco años de los sismos

En noviembre de 2017, a dos meses de los siniestros telúricos que sacudieron el Sureste de México, salió a la luz el Informe que daba cuenta de las acciones y trabajos que emprendía la Fundación Alfredo Harp Helú Oaxaca para paliar los daños causados por los sismos: acompañado de imágenes contundentes se agregaron tablas y cifras que reflejaban el inmenso apoyo brindado a las zonas afectadas. Uno y dos años después, en el mes de septiembre, se hacía un balance parecido, pero en estas ocasiones con un avance visible en cuanto a las comunidades atendidas y los montos ejercidos.

Hoy, cinco años después, grandes colaboraciones y mucho trabajo después, también presentamos el balance del apoyo brindado: se ha ayudado a todas las regiones del estado, se han restaurado monumentos históricos y se han levantado mercados y viviendas: poco a poco, el tejido social se va recuperando.

Para la FAHHO trabajar por la cultura, la educación, la salud, el deporte, pero también el desarrollo social y la calidad de vida de los oaxaqueños, ante siniestros que tanto nos han afectado, seguirá siendo una prioridad.

Este recuento de obras y acciones patentiza en particular nuestro compromiso con un Oaxaca que preserve su riqueza cultural y en pro de un mejor futuro para esta y las siguientes generaciones.


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