Boletín FAHHO Digital No. 19 (Oct 2022)

Los primeros libros impresos

Diego Hernández

La palabra “incunable” proviene del latín incunabula, cuyo significado es ‘en la cuna’, y hace alusión a que estos libros son “los primeros hijos” de la imprenta inventada por el alemán Johannes Gutenberg hacia 1450. Con la invención de esta no solo se pretendía agilizar la producción de los libros, sino abaratar sus costos, pues el pergamino había sido sustituido por el papel hecho de trapos o cáñamo, una fibra natural muy durable.

Es común confundir el término “incunable” con algún libro o códice antiguo, pero si hay algo que convierta a un libro un “incunable” es sin duda alguna su fecha de impresión. Recordemos que la imprenta moderna nació en 1453, y con ella, el concepto de libro como lo conocemos. Así, podemos decir que un “incunable” es aquel libro impreso entre los años 1453 al 1500 por diversos impresores europeos.

La Biblioteca Francisco de Burgoa posee una de las colecciones bibliográficas y documentales más importantes de México. Perteneciente a la Universidad Autónoma Benito Juárez de Oaxaca, cuenta con un acervo de obras que datan de los siglos XV al XX. Este acervo se conforma principalmente de libros que pertenecieron a los conventos del estado; la mayoría de ellos proviene del fondo bibliográfico de los dominicos, quienes, interesados en su formación, tuvieron bibliotecas en sus diferentes conventos, por lo que es posible formarse una idea de las lecturas que hacían los religiosos que habitaron las tierras de los oaxaqueños.

La mayor parte de los libros llegó desde el viejo continente a Veracruz; resistieron las eternas horas del trayecto a las Indias, las tormentas, los naufragios y asaltos de piratas a los barcos. Por lo que prácticamente es un milagro conservar aún todos estos libros. Lo que esta biblioteca reúne no se va a encontrar en ningún otro lado. También son conservados ejemplares únicos, tanto mexicanos como extranjeros, colecciones de personalidades e instituciones que ilustran la historia y formación cultural e intelectual del país y de este estado.

La Biblioteca Burgoa es un tesoro histórico y entre sus bienes más preciados se encuentran doce incunables, por ejemplo, la hermosa edición ilustrada de San Buenaventura (1221-1274) en donde hace un estudio de los cuatro libros de las sentencias de Pedro Lombardo, impreso en 1491; los comentarios a los distintos libros de Aristóteles hechos por el mismo Lombardo y Johannes Versoris, o joyas clásicas como la Historia Natural de Plinio.

Han pasado ya veinticinco años desde que se inició la titánica misión de salvar del polvo y el olvido todos esos libros que se encontraban dispersos por las bibliotecas del estado. Y ahora, con el aniversario de la ciudad cada vez más cerca tenemos que recordar que es innegable la estrecha relación que tiene la historia de esta ciudad con los libros que la habitan y, sin duda, los libros que se encuentran en la Biblioteca Francisco de Burgoa tienen aún mucho por contar.


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