PAISAJISMO TEXTIL

El próximo 18 de mayo la comunidad museística celebrará el Día Internacional de los Museos, conmemorado desde 1977 por el Consejo Internacional de Museos (ICOM). Los museos que participan en este evento interactúan con su público como espacios que están al servicio de la sociedad, la cultura y el desarrollo de ambas a través de la programación de actividades siempre relacionadas con la temática del ICOM. Este año el contenido girará en torno al tema Museos y Paisajes Culturales.

El Museo Textil de Oaxaca ha organizado una serie de charlas, durante los miércoles del mes de mayo, dedicadas al conocimiento y evolución del paisaje textil del estado. Rosalba Pérez, artista de Santa María Zacatepec, nos ofrecerá el panorama cultural del traje tradicional tacuate y los bordados que representan a los nahuales. Nicholas Johnson, responsable de
Vinculación de Acervos del MTO, hablará sobre la importancia de las relaciones entre instituciones culturales, la investigación académica y las comunidades de Oaxaca. “Entretejiendo paisajes” es el título de la charla
que nos presenta Noé Pinzón, artista de San Mateo del Mar, quien hace
una aproximación a su proceso creativo y la conjugación de historias de
su entorno familiar y social que dan pie a la concepción de una pieza. Mariana Almaraz, restauradora del MTO, ofrece en su charla un acercamiento desde la restauración y conservación del entorno cultural como parte de la preservación y difusión de los bienes culturales. Y para finalizar, el primer miércoles de junio, en su charla “La visión de las mujeres de Chicahuaxtla sobre el telar de cintura” Yatahli Rosas dará muestra de la relevancia del telar de cintura en la región, así como de las técnicas de tejido e iconografía triqui y en particular, de la variante de Chicahuaxtla.

El Museo Textil de Oaxaca considera que los museos son un medio importante para los intercambios culturales, el enriquecimiento de conocimiento, el avance del entendimiento mutuo, la cooperación y la paz entre los pueblos. Te invitamos a construir con nosotros una conciencia social para la conservación del paisaje cultural que nos rodea.

LA MESA DE TRABAJO DE UN CONSTRUCTOR DE RETABLOS EN LA MIXTECA OAXAQUEÑA

Entre julio de 2011 y enero de 2012 se llevó acabo la restauración del retablo de Santiago Apóstol, ubicado en la capilla mayor del templo de Santiago Yolomécatl. Este trabajo formó parte de la colaboración entre la Fundación Alfredo Harp Helú Oaxaca, el programa Fondo de Apoyo a Comunidades para la Restauración de Monumentos y Bienes Artísticos, la Coordinación Nacional de Conservación del Patrimonio Cultural del INAH y la comunidad de Santiago Yolomécatl.

Durante los trabajos de restauración del retablo de Santiago Apóstol, se encontró —escondida detrás del retablo— una extraordinaria pieza histórica, única hasta la fecha: la mesa o el banco de trabajo de un constructor de retablos del siglo XVIII. Fue en el proceso del desmontaje del retablo que se localizó —entre el tercer cuerpo y el ático— un tablón o sección de madera que mide 5.28 m de largo por 32 cm de ancho y 8 cm de espesor.

La pieza hallada presenta una perforación de forma rectangular en cada extremo, que debió usarse para colocar los soportes del tablón. En una de las caras de la pieza se observan finos dibujos arquitectónicos, aparentemente a una escala 1:1, plasmados posiblemente con tinta o pintura. Estos dibujos permanecieron intactos gracias a que el tablón fue colocado boca abajo. Su conservación es tal que nos permite incluso observar las líneas guía para el dibujo, trazadas con la ayuda de una lezna o punta de metal. Sobre las guías se dibujaron los elementos arquitectónicos, que no están ordenados y se traslapan en parte, pero después de observarlos con cuidado se distinguen trazos que corresponden a cuatro partes principales de un retablo (véase el esquema).

Para facilitar su uso, cada dibujo viene con su respectiva letra que indica dónde inicia y dónde termina. Hay dibujos que corresponden al sotabanco (marcado por una S), el banco (b), la pilastra estípite (e) y la cornisa (c). La serie de dibujos inicia con el banco de forma bulbosa y una guardamalleta y continúa con las secciones de una pilastra estípite: la pirámide invertida está delimitada por molduras semicirculares que a su vez enmarcan otra guardamalleta. El área central del cubo ostenta un diseño trilobulado, la continuación del fuste se da con formas también bulbosas y es delimitado por un diseño que recuerda una hoja. La parte final se elabora a partir del fuste recto y remata con un capitel de rasgos corintios. En cuanto al diseño del entablamento —arquitrabe, friso y cornisa —, llama la atención que la segunda moldura del friso sea de forma redondeada. Entre el canto del banco y a un costado del estípite se perfila el sotabanco. El último diseño consiste en dos recuadrados en cuya área central se tiene un rectángulo y en la parte media un círculo. El primero se ubica a la altura del capitel y el segundo está de forma independiente al resto del dibujo; son la planta de una calle y los círculos representan los hoyos donde deben entrar las espigas de las columnas.

También hay una zona desgastada por las herramientas en donde se pueden distinguir las marcas dejadas por gubias, formones y compás. Finalmente, tenemos una guía en el costado de la mesa: una especie de regla, donde se pueden distinguir números y en la que se marcan las proporciones de algunos elementos como las molduras y sus partes.

La forma de presentar estos diseños en el blanco son semejantes a los que aparecen en los tratados y obras consultadas por artistas, arquitectos, entalladores y retablistas novohipnos. A partir de esta pieza se puede deducir cómo se trasmitía el diseño inicial a los miembros del taller. Esto debió requerir, al igual que en nuestros tiempos, de planos o dibujos, función que cumple este banco. Aunque la Nueva España contó con múltiples talleres de retableros durante la época colonial y la existencia de estos bancos debió ser común, ésta es la primera vez que se ha encontrado una evidencia directa de este tipo de mueble.

El estudio apenas comienza y hay muchas preguntas por responder. Seguramente este banco fue usado en otras comunidades debido al desgaste que presentan las orillas. Además, el diseño no corresponde totalmente con el retablo de Yolomécatl. Es posible que el dibujo sólo haya sido una guía que se adaptaba a las necesidades de cada obra. No obstante estas interrogantes, el descubrimiento de este banco demuestra una vez más que la Mixteca oaxaqueña está aún llena de sorpresas y enseñanzas.


EL ÚLTIMO SUSPIRO DE LOS COLOSOS: ELEFANTES

Una de las satisfacciones que obtenemos en el museo, cuando de boca en boca llegamos a más lugares, es conocer a personas que, según sus posibilidades, realizan la misma labor de rescate, conservación y, sobre todo, de promoción de este arte y pasatiempo llamado filatelia. En menor o mayor medida que la hagan siempre nos sorprende. Saber que en cualquier parte del mundo, y pese a la cada vez menor producción de timbres, hay alguien que está iniciando una colección filatélica, o ha heredado una, es alentador. En muchas ocasiones el museo tiene la fortuna de recibir en donación colecciones heredadas cuyos dueños prefieren verlas exhibidas en nuestro museo a que el tiempo las consuma olvidadas en un desván. Por otro lado, hay quienes se aferran a explotar sus colecciones y heredar su conocimiento y pasión a los más jóvenes por medio de clubes de filatelia. Es así como se prolonga la vida del timbre postal: en manos de personas que le darán tiempo y dedicación.

El último suspiro de los colosos: Elefantes es una de esas exposiciones que llega al MUFI resumen de la pasión de una persona por la filatelia temática. Mario Ramírez Bahena, joven coleccionista de la ciudad de Querétaro, formado en el seno del Club Filatélico de dicha ciudad, comienza desde muy temprano su pasión por la filatelia. Alentado por los miembros del Club, descubre su pasión por las ranas, mismo que le llevó a formar una amplia colección de este anfibio, la cual ha recibido varios galardones en competencias nacionales, y misma que se exhibe actualmente en el Mufi. Del montaje de su colección de ranas titulada Anuros: pequeño salto a la fama surge la iniciativa de exhibir Elefantes, otra de sus crecientes colecciones que aborda la vida y evolución de uno de los mamíferos más grandes de la tierra. Destaca en esta exposición, no el tema en sí, sino la singularidad de las piezas aquí expuestas: El último suspiro de los colosos: Elefantes es una exposición ilustrada con material filatélico de más de 50 países conformada por estampillas, sobres, postales, matasellos y etiquetas postales. La muestra reafirma que la filatelia puede llegar a ser un pasatiempo muy apasionante.

Esta exposición llega al museo del palacio para coincidir con el festejo de su décimo aniversario y atender dos grandes temas: “Diversidad de la materia” y “Vida y diversidad cultural”.

EL ARTE DECORATIVO DE LOS ALTARES DEL BARROCO OAXAQUEÑO: TRADICIONES ANTIGUAS Y PROPUESTAS CONTEMPORÁNEAS

Para las comunidades oaxaqueñas, las formas decorativas del barroco ofrecieron un importante recurso para expresar su fuerte devoción, creando con ellas obras artísticas que no sólo conmovían, sino también servían como catalizadores de una vida social importante. Las iglesias se llenaban de altares con retablos dorados que fungían como reflejos de un mundo divino sublime, habitado por ángeles, santos y los miembros de la sagrada familia. El carácter tridimensional, las decoraciones profusas, el uso de diversos medios como la escultura y la pintura sobre madera y lienzo, y el oro o la policromía aplicados sobre toda la superficie convirtieron los retablos en los principales instrumentos para evocar sentimientos religiosos en los devotos. Durante la última década, la conservación de estas obras de arte del pueblo oaxaqueño ha sido una de las preocupaciones de la Fundación Alfredo Harp Helú Oaxaca.

En las iglesias oaxaqueñas, los altares antiguos se encuentran construidos contra la pared para poder sustentar los retablos (retablo viene de retrotabula, ‘tras el altar’). Aparte del altar mayor, pueden existir varios altares laterales con sus respectivos retablos. Estos altares pueden estar adornados con decoraciones florales y otras policromías. Después de los cambios en la liturgia de 1969, los altares cayeron en desuso; a veces fueron demolidos o modificados. En las restauraciones, los especialistas han tenido un especial cuidado en recuperar el aspecto original de los altares, siempre y cuando existan los vestigios y la población lo permita. Sin embargo, en el caso del retablo de la Virgen del Rosario conservado en la Capilla del Rosario de San Pablo de Oaxaca, se carecía del altar original. Este retablo de 1761 —de la mano del maestro Antonio Ramírez— fue desechado por su comunidad de origen en 2004 para dar lugar a uno de nueva hechura. Mediante un esfuerzo conjunto entre el INAH y la FAHHO fue recuperado, restaurado y coloca do en dicha capilla como un ejemplo educativo. Sin embargo, no sólo le faltaban las estatuas de los santos, las pinturas —que ya se habían perdido antes— y algunos atlantes o estatuas cargadoras —hoy reemplazadas por varas de metal—, sino también la mesa del altar, por lo que se tuvo que construir una mesa moderna. Desde su colocación en 2011, fue la intención del equipo restaurador cubrir esta mesa con un elemento decorativo, objetivo que finalmente se vio realizado en este año de 2016, cuando la artista Trine Ellitsgaard aceptó la solicitud de realizar una propuesta.

La integración de elementos modernos en las obras antiguas siempre se debe hacer con sumo cuidado y la mayor diligencia. Cualquiera que sea la solución ideada, esta siempre debe respetar, o incluso resaltar, la parte histórica, nunca sujetarla a la intervención como algo nuevo o no imitar lo antiguo. Estos principios rigieron la recuperación y restauración del monasterio de San Pablo en general y fueron aplicados de nuevo aquí. Para la decoración del altar, la artista se inspiró en los antiguos frontales o antipendios, piezas decorativas ejecutadas en tela o metal, colgadas sobre el frente del altar, y hechas originalmente para cubrir las reliquias guardadas allí. Puesto que el retablo cuenta con una gran cantidad de ornamentos, la artista ideó una cubierta de tela que se incorporara sencilla y armónicamente al resto de la estructura. Se pensó en el color rojo para integrarla con el bol, que subyace el dorado del retablo, así como con la predela —el banco del retablo— donde predomina este color. De igual modo, se deseó que el color de la tela presentara cierta irregularidad para evitar que el altar se apreciara como un bloque sólido de color, efecto que resultaría demasiado contrastante con la pátina del retablo. Para lograr este efecto heterogéneo, se encargó el teñido a la artista Maddalena Forcella. Tras varias pruebas de color a partir del tinte del palo de Brasil, Forcella alcanzó el color que lograba ligar la tela de lino con el resto del retablo. La elección del lino se debe a que es una tela que no se deforma fácilmente con el tiempo y su textura, rugosa, se integra con los lienzos en lino crudo que ocupan los espacios donde originalmente existían las pinturas del retablo. Por último, para establecer un vínculo entre el altar y el dorado del retablo, Liborio Apolinar Pérez colocó líneas rectas de hoja de oro que siguen el trazo de ciertas molduras doradas del decorado del retablo mismo y marcan las esquinas de la mesa. Con esta sutil intervención, quedó concluida la recuperación del retablo del Rosario. Agradecemos a Trine Ellitsgaard su generosa participación en llevar a buen término este último detalle de la restauración de esta muestra del Barroco oaxaqueño.

LA RELACIÓN ENTRE LA TIERRA Y LOS SERES

El pasado 21 de febrero se clausuró la exposición La relación entre los seres y la tierra, presentada por el proyecto Huertos Orgánicos de la Fundación Alfredo Harp Helú en la Galería del Centro Cultural San Pablo. La iniciativa consistió en crear un espacio en el corazón de la ciudad donde cada visitante pudiera conocer los procesos naturales de las plantas a partir de la exhibición de diferentes ejemplos de huertos verticales, diversas semillas, fotografías y, sobre todo, talleres que invitaban al público a experimentar.

La exposición fue fruto del trabajo del proyecto de Huertos Orgánicos que tiene como objetivo primordial capacitar a escuelas de los Valles Centrales en la producción de alimentos orgánicos y trabajar la sustentabilidad alimentaria y ecológica con los niños. Esta experiencia motivó a la Fundación para crear un espacio abierto al público en donde se mostraran y discutieran los temas que hoy día enfrentamos como la crisis alimentaria, ecológica y económica que vive México, con el fin de dialogar, proponer y compartir los conocimientos adquiridos con las comunidades a lo largo de los años, y sembrar una semilla de cambio en cada persona que lo visitara.

Este espacio recibió escuelas, familias, viajeros, gente de la ciudad y de los pueblos de Oaxaca, a todos ellos se les invito a tocar, oler, plantar, pintar, observar y comprender la importancia de la labor del campo en nuestras vidas.

La exposición tuvo comentarios muy favorables, desde quien encontró “justo lo que buscaba” porque necesitaba asesoría para crear su propio huerto, el reconocimiento a que el “trabajo motiva con su ejemplo a cuidar la tierra”, pasando por lo “divertido de la experiencia”, hasta lo gratificante que es poder ver proyectos como éste que se convierten en un remanso en este agitado mundo”. Fueron cinco meses de permanencia de la muestra acompañada de diversas actividades para propiciar y fomentar el cuidado del medio ambiente, la alternativa alimentaria y el respeto por el trabajo agrícola.

TRABAJOS DE REHABILITACIÓN EN LA CASA DE LA CIUDAD: MEJORES CONDICIONES DE SERVICIO PARA USUARIOS Y VISITANTES

El viernes 26 de febrero se llevó a cabo la entrega de trabajos de rehabilitación del inmueble que alberga, desde hace más de 12 años, la Casa de la Ciudad y la Biblioteca Andrés Henestrosa. El edificio fue construido originalmente como parte de un conjunto religioso de la Congregación del Oratorio, entre 1660 y 1680. Estos trabajos estuvieron a cargo del Taller de Restauración de la Fundación Alfredo Harp Helú Oaxaca.

Las adecuaciones se realizaron en espacios específicos del inmueble. Se llevó a cabo el mejoramiento de la conexión hacia el núcleo de servicios en la planta alta mediante la sustitución del puente de madera ubicado en esta área, por un puente metálico.

En el interior de la Biblioteca de Arquitectura de la Casa de la Ciudad se reubicó uno de los vanos con la finalidad de proveer de iluminación y ventilación natural, facilitando y haciendo más cómodas las actividades de lectura, trabajo y consulta de acervo para los usuarios de la biblioteca.

Se integraron paneles solares para el ahorro de energía en el inmueble, lo que permite ser un edificio del Centro Histórico de Oaxaca capaz de generar y utilizar este tipo de energía limpia. También, con la finalidad de mejorar y promover el uso del patio principal, se integró una cubierta móvil que optimizará las condiciones del espacio.

Todo esto fue posible gracias a la aportación financiera, de forma tripartita, de la Fundación Alfredo Harp Helú Oaxaca, el Municipio de Oaxaca de Juárez y el Secretaría de Cultura (antes Conaculta), a través del programa PAICE. De esta forma se busca brindar un mejor servicio a los visitantes y mejorar las condiciones del edificio para la realización de las actividades académicas, artísticas y culturales de ambas instituciones, aportando, además, el cuidado del medio ambiente.

EXPERIENCIAS MULTICULTURALES

El Museo Textil de Oaxaca responde a la necesidad de enriquecer el desarrollo integral y promover la participación y el diálogo con jóvenes en formación profesional creando un espacio educativo donde convergen la multiculturalidad y el trabajo interdisciplinario. María José Irula, pasante de la licenciatura en Diseño del Producto Artesanal por la Universidad Dr. José Matías Delgado de El Salvador, dialoga con el aprendizaje y la reflexión sobre las dinámicas laborales entre el diseño y el trabajo artesanal, así como los alcances y límites de un trabajo colaborativo de esta índole. “El MTO es un espacio donde se celebra el textil artesanal; preservando, valorizando y promoviendo el arte textil. Además ofrece conocimiento histórico, cultural y técnico de la labor artesanal, conjugando experiencias entre artistas, artesanos, investigadores, diseñadores y el público en general; les recuerda el valor que tiene para nuestras culturas el trabajo artesanal en un mundo cada vez más industrializado y digitalizado: logra transmitir la esencia humana de los objetos que ahí se encuentran.

Colaborar en el MTO significa abrirme a nuevas ideas, aprender un poco de las diferentes culturas, intercambiar conocimientos; son cosas que no se aprenden en la universidad ni en clases o talleres; es algo más íntimo y me encanta la oportunidad de ver cómo funciona el MTO y la apertura de todos los que colaboran en él”.

El impulso de programas educativos que brindan una interpretación y apertura a los espacios museísticos de este tipo promueve actividades de vinculación social. Para Fabienne Guilbert, pasante de Bellas Artes por la Escuela Nacional Superior de Bellas Artes de París, el compartir conocimientos con una institución museística como ésta: “Va más allá de ser una experiencia bella, es participar activamente en un proyecto de gran impacto cultural y social. Hacer mis prácticas en el museo me pareció una oportunidad única, pues permite trabajar en todos los sectores de mi interés. Además, el museo preserva el arte textil mexicano y lo pone en comunicación con obras de otras partes del mundo. Crea una correspondencia interesante entre el arte tradicional y las innovaciones que se desarrollan en el mismo medio hoy en día, ya sea a nivel de la artesanía, del arte contemporáneo o del diseño textil”. La interacción que se genera a partir del contacto directo con los artistas textiles tradicionales y los trabajadores culturales del textil contemporáneo fomenta el diálogo participativo entre disciplinas que a simple vista no tienen una relación. Para Flavia Bomfim, becaria de un programa de residencia para artistas de Brasil, psicóloga de profesión e ilustradora por convicción, formar parte de este pro- grama de voluntariado: “Es un sueño, ya que es un espacio de aproximación al arte textil regional, porque tengo interés en comprender mejor las características de estos productos textiles y las relaciones que están detrás de su producción. Veo un espacio que presenta y conserva estos objetos y que los considera objetos artísticos, y artistas a quienes los hacen”.

Como resultado de este trabajo de colaboración entre el museo y jóvenes en formación profesional, durante el año 2015 se contó con la colaboración de Even Morales, pasante de la licenciatura de Diseño Textil por la Universidad Iberoamericana, Puebla. A partir de la sensibilidad desarrollada durante su estancia en el MTO, Even impartió el primer taller de capacitación para distintos creadores textiles que ofrecen sus tejidos y bordados en la tienda del museo. Este taller se enfocó en principios de diseño.

Entendiendo que los museos son espacios abiertos al diálogo intercultural y a los procesos de interacción que favorecen la recepción artística cultural y la adquisición de nuevos imaginarios, el MTO promueve el intercambio y la comunicación entre culturas y disciplinas y contribuye en la comprensión, el respeto y la difusión de todo trabajo cultural artístico, muy particularmente con el arte textil. Creemos que el participar activamente en la educación y formación de jóvenes ayudará a la preservación de la cultura textil. Asimismo, afirmamos que el trabajo educativo enfocado a grupos específicos, como en este caso jóvenes en crecimiento profesional, siembra en ellos conocimiento y crea pensamientos críticos capaces de generar conciencia sobre el patrimonio cultural y natural que los rodea.

EL CENTRO DE BARRIO 5 SEÑORES: CONSTRUYENDO CIUDAD DESDE LA COMUNIDAD

El programa Centros de Barrio que desarrolla la Casa de la Ciudad aboga por una visión de ciudad más humana y compacta, en donde existan espacios de referencia urbana para los vecinos de un barrio o conjunto de colonias y que permitan regenerar la vida de estos sitios mediante la convivencia y la inclusión, minimizando, en lo posible, el desplazamiento de quienes allí habitan. Sin embargo, dotar a nuestros espacios urbanos de estos lugares de encuentro cotidiano, lograr que sean vibrantes y que sus habitantes se identifiquen con ellos implica entender a profundidad cómo se vive ese espacio a diario. Los habitantes que experimentan con frecuencia un espacio público seguramente conocerán su historia o tendrán bien identificado su funcionamiento, sus atributos y deficiencias, y sabrán reconocer lo que realmente es importante para las personas en ese sitio. Por esta razón, contar con la participación activa de la comunidad en el proceso de planeación de un proyecto urbano brinda valiosa información para diseñar estrategias que logren dar solución a los problemas y potenciar sus valores.

El Parque Infantil 5 Señores, ubicado en la explanada de esta agencia municipal, es el tercer proyecto de Centros de Barrio para la ciudad de Oaxaca, después de los situados en las colonias Bugambilias y Azucenas, y fue desarrollado por la Casa de la Ciudad bajo esta misma premisa: trabajar de la mano de la comunidad.

En talleres con habitantes de las cinco colonias que conforman la agencia municipal se consolidó un proyecto basado en las ideas y experiencias comunes de todos los participantes. Una de sus prioridades era tener un parque más grande, por lo que se intervino la calle aledaña, Artículo 123, de manera que se restringió el paso vehicular a un carril confinado, rescatando una mayor área para juegos infantiles y jardineras. Otro concepto básico — para crear un ambiente fresco y agradable— fue incluir vegetación en el parque, sembrando 12 árboles de especies de buena sombra y adaptación a la zona, como patas de vaca, arrayanes, macuiles rosas y grevilias.

Se instalaron tres juegos infantiles de cuerdas para que los pequeños practiquen habilidades al trepar y brincar; un gimnasio al aire libre, el cual es parte del programa Circuitos de la Salud, implementado por la Fundación Alfredo Harp Helú Oaxaca; así como mobiliario urbano adecuado al sitio: bancas, luminarias y basureros. También se contempló un sistema de captación de agua de lluvia para riego y una huerta comunitaria que, mediante el apoyo del programa Huertos Orgánicos FAHHO, fomenta la autoproducción de alimentos.

Una vez terminados los trabajos de rehabilitación de la explanada se llevó a cabo la entrega del parque el viernes 26 de febrero, en compañía de los vecinos de 5 Señores, representantes del Municipio de Oaxaca de Juárez y de la Fundación Alfredo Harp Helú Oaxaca. En un ambiente festivo, la comunidad recibió este nuevo centro de barrio, que se abre ahora con fines recreativos, deportivos y sociales.

OAXAQUEÑOS Y ADABI TRABAJAN EN LA RESTAURACIÓN Y ESTABILIZACIÓN DEL AGEPEEO

El Archivo General del Poder Ejecutivo del Estado de Oaxaca (AGEPEEO) es el segundo más importante en el país, por el acervo documental que ahí se resguarda en más de 16 000 metros lineales. Anteriormente estuvo resguardado en el Museo Rufino Tamayo, en el exconvento de Santo Domingo y en el Palacio de Gobierno, la última de sus sedes fue el exconvento de los Siete Príncipes. Por 40 años no se le dio ningún mantenimiento, los documentos estaban tirados en el suelo, expuestos a la humedad, en estanterías de madera que los contaminaban por la polilla, ahora la situación es diferente.

María Fernanda Blázquez Blázquez, coordinadora del área de Estabilización del equipo de la asociación civil Apoyo al Desarrollo de Archivos y Bibliotecas de México habló del avance en la restauración y estabilización de los documentos del AGEPEEO, cuyo proyecto inició en 2011, como resultado de un convenio de colaboración entre la Fundación Alfredo Harp Helú Oaxaca, Adabi y el Gobierno del Estado. El recurso para este rescate es del Gobierno de Estado, aunque el primer impulso económico fue de la Fundación Alfredo Harp Helú y la ejecución quedó en manos de la asociación civil Adabi que desde su origen es apoyada por la Fundación. El proyecto arquitectónico del nuevo inmueble, así como la supervisión de obra, también son aportados por la FAHH.

Comenta Fernanda Blázquez que este archivo estuvo cuatro décadas en abandono, pero que ahora está en franca recuperación. En el tiempo que lleva el proyecto, los trabajos de limpieza, conservación y organización han avanzado considerablemente. Este acervo es uno de los más importantes del país, resguarda documentos que datan desde la segunda mitad del siglo XVI hasta el siglo XX.

Según la restauradora, el rescate del AGEPEEO implica varios kilómetros de documentación, que finalmente serán resguardados en la Ciudad de los Archivos. Parte del acervo aún se encuentra en el exconvento de los Siete Príncipes, la última de sus sedes, y otra parte está en las instalaciones de Adabi en Oaxaca, donde se trabaja con altas medidas de seguridad y por bloques de documentación. “Iniciamos en junio de 2011, el avance es lento, pero continuo y sin cesar. El sexto año ya estaremos trabajando en el edifico del archivo, al menos ésa es la perspectiva. Hemos trabajado mucho en conjunto con quien hizo el proyecto ejecutivo para asegurar que las condiciones del archivo, en términos de conservación de material e infraestructura, sean las adecuadas, para poder dar mantenimiento a la documentación”. Blázquez apuntó que se planificaron talleres de estabilización, restauración y el área de organización con sumo cuidado, ya que la Ciudad de las Canteras alojará diferentes archivos en resguardo y la mayoría no llega en óptimas condiciones.

Para este proyecto se capacitaron 21 oaxaqueños, entre 19 y 57 años, para que trabajen en el rescate, guiados por dos restauradores. “En el equipo de estabilización trabajamos 23 personas. Ha implicado una labor en serie. Para las personas que capacitamos, este proyecto les permite acceder a una formación, no una licenciatura, pero sí bastante especializada. Han hecho lecturas, han recibido capacitación en cuanto a los criterios de restauración, qué hacer y qué no, cuidado de los materiales, por qué se restaura y por qué darle valor a los documentos”, señaló la restauradora y explicó que se buscó un perfil diverso, pero como requisito fundamental, que fueran personas que tuvieran habilidad manual. Consideró que ésta es una oportunidad única, porque por las manos de este equipo está pasando la historia de Oaxaca, que refleja, a su vez, la historia nacional.

Algunos de los documentos que han trabajado son los que producía el Gobierno del estado: información de la tesorería, procuración de justicia, correspondencia con el resto de los estados, entre otros. Ahora mismo trabajan documentos sobre educación del siglo XX, que se refiere a las campañas de alfabetización. Otros documentos de este archivo son los testimonios de la Guerra de Independencia con escritos de José María Morelos y Pavón, y el manuscrito más antiguo es uno de 1574 acerca de un juicio de idolatría, en Tlacolula. Se han rescatado documentos firmados por Benito Juárez, cuando aún era catedrático del Instituto de Ciencias y Artes, de Porfirio Díaz, Ricardo Flores Magón e incluso mapas y planos urbanos que se encontraban en malas condiciones; también hay muchas fotografías e información visual, carteles y afiches, que dan la visión global de una época. En el archivo sigue estando el manuscrito de la Constitución del 1857, un documento único.

El valor de estos documentos es incalculable para la memoria de nuestro país. Por fortuna, gracias a la suma de esfuerzos y de personas comprometidas con el cuidado de nuestro patrimonio, pronto se terminará su catalogación y organización y, además, se contará con un nuevo edificio con todas las instalaciones necesarias para albergar en condiciones dignas y adecuadas la memoria de Oaxaca.

Tomado de: Pérez, Carina (2014, mayo) “Oaxaqueños y ADABI trabajan en la restauración y estabilización del AGEPEEO.” Grupo NVI Noticias.

SUEÑOS DE ARCOS, LABORES Y LLOVIZNA

A pocos meses de cumplir 90 años de edad, don Evaristo Borboa Casas continúa entrelazando sus dedos y su corazón con los finos hilos del rebozo de jaspe. De pie, con un extremo del telar de otate sujeto a su cintura y el otro, a una viga de madera en su habitación, aprieta la trama del tejido con fuerza y cadencia. Su profundo amor a la labor que ha realizado durante los últimos 83 años es la fuente de donde brotan suaves rebozos que se escabullen a través de un anillo. Don Evaristo menciona que muchas veces ha soñado cómo va a lograr los diseños y colores de un rebozo. Estas visiones se conjugan con su talento y su pasión por el trabajo. El temple que demuestra al usar una navaja para romper los atados diminutos tras el teñido del jaspe, la fuerza que emplea para quebrar el almidón de las madejas y la paciencia a la que recurre para acomodar cada hilo en el telar conforman parte esencial de la vida que don Evaristo otorga a cada rebozo. La fórmula es sencilla cuando la menciona un artista como él: “Hay que echarle ganas, tener amor al trabajo y mirar siempre hacia adelante, con voluntad de hacer bien las cosas”.

El Museo Textil de Oaxaca se honra en presentar este reconocimiento a la trayectoria de don Evaristo Borboa, quien se ha mantenido firme en el telar de cintura con el fin de preservar y enriquecer la tradición del rebozo en su natal Tenancingo.

OAXACA, CENTRO DE LENGUAS OTOMANGUES

El Coloquio sobre Lenguas Otomangues y Vecinas (COLOV) llegó a su séptima edición y rindió un homenaje, el pasado 7 de abril, a Juan José Rendón Monzón, lingüista que dedicó muchos de sus años de estudio a las lenguas de Oaxaca.

Del 7 al 10 de abril, diversos especialistas y hablantes de lenguas otomangues y vecinas, convocados por la Biblioteca de Investigación Juan de Córdova (BIJC) de la Fundación Alfredo Harp Helú de Oaxaca, se reunieron en el Centro Cultural San Pablo para intercambiar conocimientos y experiencias a través de conferencias y eventos culturales, fórmula mixta que ha caracterizado este coloquio bianual que, en ediciones anteriores, ha recordado a destacados personajes en cuanto a sus aportaciones al estudio y promoción de dichas lenguas como Mario Molina Cruz, Antonio de los Reyes, Thomas Smith-Stark, María Teresa Fernández de Miranda y Francisco Belmar.

Para esta edición, el coloquio se dedicó a la memoria del lingüista Juan José Rendón Monzón, nacido en la Ciudad de México en 1934, quien fue alumno del lingüista Mauricio Swadesh e investigador del Instituto de Investigaciones Antropológicas de la UNAM. Además de su trabajo con distintas lenguas indígenas en cuanto a su descripción, desarrolló materiales de alfabetización y de apoyo al desarrollo de la lengua escrita en una cercana colaboración con comunidades de Oaxaca. Su compromiso social lo condujo a reflexionar sobre la organización social de los pueblos de la sierra norte de Oaxaca desde una perspectiva de autodesarrollo. Falleció el 12 de abril de 2005.

El homenaje a Rendón Monzón concluyó con la inauguración de la exposición De la lingüística académica al diálogo cultural, en donde estuvieron presentes familiares, amigos y colegas, quienes compartieron con los asistentes algunas de las anécdotas del reconocido investigador. La exposición puede visitarse en los corredores superiores del Centro Cultural San Pablo, donde permanecerá durante tres meses. Durante la inauguración del COLOV, el doctor Sebastián van Doesburg, director de la BIJC, dio la bienvenida a los participantes y recordó que “en Oaxaca las lenguas otomangues tienen una situación muy particular”, ya que cuatro de ellas, en la época colonial, contaban con amplias tradiciones escritas: el zapoteco, el mixteco, el chocholteco y el otomí, de las cuales las primeras tres lograron su desarrollo escrito en Oaxaca.

Sin embargo —explicó Van Doesburg—, en la época de la Independencia la escritura en estas lenguas fue reprimida de manera agresiva y no se le reconocía como un valor cultural; las lenguas se veían como obstáculo para el desarrollo de la nación. Desafortunadamente, esta situación continuó así hasta finales del siglo XX, por lo que persiste una visión peyorativa que justifica la ignorancia y desconocimiento en cuanto a lo que representan estas lenguas culturalmente.

“Pero a la vez surge la consciencia de la importancia que encierra la diversidad cultural en el mundo humano actual y a partir de finales del siglo XX vemos un cambio en la apreciación de la diversidad lingüística en México y Oaxaca”; dijo, resaltando la importancia de la realización del COLOV. Cabe destacar que durante los días que duró el coloquio se contó con la presencia de especialistas como la doctora Mandana Seyfeddinipur, directora del Programa para la Documentación de Lenguas en Peligro (ELDP por sus siglas en inglés) de la Universidad de Londres, el doctor Michael Dürr de la Universidad Libre de Berlín, el Doctor Leopoldo Valiñas Coalla de la UNAM, quienes dictaron conferencias magistrales, y el poeta y activista nahua Mardonio Carballo, quien habló de las lenguas indígenas y los medios de comunicación. El acto cerró con un concierto de rap en zapoteco a cargo de los integrantes de Badu bazendu’.

Las lenguas otomangues son aquellas que descienden de una antigua lengua ancestral, hablada hace miles de años, llamada proto-otomangue por los investigadores. Todas se caracterizan, entre otras cosas, por ser lenguas tonales. Hoy sabemos que probablemente fueron hablantes de esta lengua ancestral quienes domesticaron el maíz.

A 60 AÑOS DEL PRIMER CAMPEONATO

Llegó la hora de iniciar una campaña más para los Diablos Rojos del México. A diferencia del calendario anterior, el México no estará buscando defender el título, regresan al papel de contendientes, lo mismo que otros 14 equipos.

Con una base de jugadores bastante parecida a la de las últimas dos temporadas, José Luis “Borrego” Sandoval tendrá su estreno como manager en la Liga Mexicana, responsabilidad basante bien respaldada con campeonatos en las diferentes Ligas de desarrollo que ha dirigido, incluido el más reciente en la Liga Invernal Mexicana.

La Pandilla Roja ha preparado una serie de eventos a lo largo del 2016, destacando el recuerdo del primero de los 16 títulos que han conseguido a lo largo de su brillante historia.

Es una gran oportunidad para que los nuevos aficionados se enteren de uno de los pasajes más importantes en la historia del equipo escarlata. Fueron 16 largos años de espera para una afición que los vio nacer en 1940 y que de inmediato respaldó su preferencia, a pesar de que la corona no llegaba. Esos fieles seguidores se dieron cuenta de que la oficina siempre estuvo dispuesta para contratar a los mejores mexicanos y extranjeros, con la mira puesta en ocupar los primeros sitios, filosofía que ha perdurado hasta nuestros días.

Don Héctor Peralta, propietario de los Diablos Rojos en ese entonces, tuvo la genial idea de contratar al manager más cotizado de la pelota latina, el cubano Lázaro Salazar, quien ya sabía lo que era coronarse en México, incluyendo el tricampeonato con Monterrey, récord que no ha podido ser igualado hasta nuestros días. Aparte de la llegada de Salazar, el club estaba armado hasta los dientes para destronar a los Tigres, quienes un año antes se quedaron con el gallardete, apenas en su primera campaña. El pitcheo y el poder ofensivo no tenían comparación, a pesar de que en las primeras semanas no llegaron los triunfos que se habían presupuestado.

Aunque en todos los campeonatos hay diversas figuras, fueron dos los jugadores que se llevaron todos los encabezados: Francisco Ramírez y Alonso Perry. “Panchillo” en la loma y “Espiritón” con la madera fueron quienes soportaron al equipo durante toda la temporada, culminando ambos como los mejores jugadores de la competencia, y no sólo eso, en un hecho que será muy difícil volver a ver, cada uno fue el ganador de la triple corona en su especialidad, de verdad algo insólito en México y en cualquier otro país que tenga beisbol profesional.

Aunque es cierto que la historia no juega, repasar las hazañas de antaño deberá representar para los jugadores de los Diablos Rojos del México 2016, una gran motivación para completar la tarea que se esfumó hace algunos meses.

20 AÑOS CON OAXACA GUERREROS DE OAXACA

CUERPO TÉCNICO / NUEVA TEMPORADA

Enrique “Che” Reyes, núm. 30, Manager
Lugar de nacimiento: Perlas Negras, Veracruz, 20 de octubre de 1962
Héctor Álvarez, núm. 15, Coach de bateo
Lugar de nacimiento: Ciudad Obregón, Sonora, 16 de febrero de 1966
Abelardo Vega, Coach de bateo
Lugar de nacimiento: El Chary, Sinaloa, 24 de septiembre de 1946
Miguel A. Castelán, núm. 51, Coach de bateo
Lugar de nacimiento: Tampico Tamaulipas, 17 de abril de 1961
Octavio Álvarez, núm. 31, Coach de pitcheo
Lugar de nacimiento: Ciudad Obregón, Sonora, 25 de noviembre de 1972
Braulio Neri, núm. 42, Coach de pitcheo
Lugar de nacimiento: Veracruz, Veracruz, 2 de febrero de 1970
William Oliva, Trainner
Lugar de nacimiento: Escuinapa, Sinaloa, 5 de junio de 1974
William Oliva Jr, Trainner
Lugar de nacimiento: Guadalajara, Jalisco.
Charly Sosa, núm. 4, Bat boy
Lugar de nacimiento: Córdoba, Veracruz, 26 de marzo de 1981
Rogelio Zavala núm.33, Bat boy
Lugar de nacimiento: Oaxaca, Oaxaca, 31 de octubre de 1967
Germán G. Barrita, Operador Guerrerobus
Lugar de nacimiento: Ejutla De Crespo, Oaxaca, 28 de mayo de 1965
Juan Manuel Cuevas, Operador Guerrerobus
Lugar de nacimiento: Oaxaca, Oaxaca, 8 de marzo de 1986

UN AÑO DEL TALLER PERMANENTE DE CUERDAS EN OAXACA

Se sabe que los oaxaqueños son excelentes músicos en instrumentos de viento, a tal grado que son reconocidos en el ámbito internacional. Sin embargo, no sucede lo mismo con las cuerdas, que en muchas ocasiones no cubren el nivel mínimo deseado.


Es por ello que la Fonoteca ofrece un taller educativo permanente, dirigido específicamente a la sección de cuerdas. El taller es impartido por excelentes maestros nacionales e internacionales para los jóvenes músicos oaxaqueños y para los docentes, con el fin de enriquecer su enseñanza. La meta es que los maestros y alumnos participantes tengan nuevas técnicas y métodos para elevar el nivel de ejecución, que enriquezcan su manera de percibir la música y que, además, tengan la oportunidad de oír y ser escuchados por músicos de alto nivel musical.

Una selección rigurosa en las principales escuelas de la ciudad fue realizada con el fin de invitar a los músicos a participar en el taller. La Escuela de Bellas Artes, la Casa de la Cultura Oaxaqueña, el Centro de Iniciación Musical de Oaxaca, la Orquesta Esperanza Azteca Oaxaca y el Centro de Educación Artística Miguel Cabrera aseguraron el ingreso de los alumnos más destacados en su respectivo instrumento. Fue así como se seleccionaron a los 21 estudiantes de los 50 aspirantes que se presentaron en las audiciones. Durante el transcurso del año 2015, ocho alumnos se dieron de baja para seguir su educación musical en diferentes estados del país, por lo que este año se realizó una nueva convocatoria en la que quedaron seleccionados 10 alumnos más. Hay que mencionar que no se trata de un taller cerrado, por lo que puede acercarse como oyente quien esté interesado.

El taller dio inicio con la participación del trío de cuerdas conformado por Sharon Cohen (violín), Shaw Pong Liu (violín) y Michal Shein (violonchelo). Posteriormente, la enseñanza quedó a cargo del violinista Sócrates Juárez, quien fungió como el tutor inmediato de esta nueva generación. La segunda sesión fue impartida por Fernando Martínez (contrabajo) y Paulina Espinosa Hernández (violín) en junio y un mes después la violinista Beata Kukawska ofreció clases magistrales. En la cuarta reunión se contó con la participación del Cuarteto Novelo, integrado por Mykyta Klochkov (violín), Paweł Śliwiński (violín), Matthew Schubring (viola) e Ivan Koulikov (violonchelo). En este año el violonchelista Adolfo Ramos participó en la quinta edición. Algunos integrantes del Quinteto Polaco integrado por Paweł Śliwiński (violín), Matthew Schubring (viola), Ivan Koulikov (violonchelo) y Beata Kukawska (violín) ofrecieron las clases magistrales en sus respectivos instrumentos el pasado 16 de marzo.

A un año de su fundación, las maestras Shaw Pong Liu y Michal Shein, acompañadas por Amelia Ames (viola), volviera para dar la séptima reunión del taller de cuerdas del 29 al 31 de marzo. A lo largo de este año se ha podido ofrecer un impulso musical a los alumnos que han participado en el taller, logrando incentivar el desarrollo de los músicos oaxaqueños.


RESEÑA

Oaxaca Libro de sueños: 99 sueños de niñas y niños oaxaqueños,
Roger Omar (compilador). Valencia, España, Media Vaca, 2015. 224 p.

Durante el mes de noviembre de 2014, Roger Omar se dedicó a recorrer escuelas y bibliotecas de la ciudad de Oaxaca y sus alrededores con el propósito de recopilar sueños de niñas y niños oaxaqueños. Los frutos más palpables de esa experiencia son más de un millar de sueños infantiles; los aquí reunidos constituyen una pequeña pero significativa muestra.

Oaxaca Libro de sueños se abre con el siguiente aviso:

“Hay muchas maneras de recorrer una ciudad: Mazatlán en avioneta, París a nado, Valencia a caballo, Helsinki hojeando un viejo álbum de fotos, Kapaa a través del relato de un intrépido surfista manco. En cualquier caso, quien absorbe una ciudad y da testimonio de ella, tiene la precaución de llevar los ojos bien abiertos. ¡No en este libro! Las miradas que aquí se recogen y que queremos compartir contigo se consiguieron con cientos de ojitos bien cerrados. Te invitamos a descubrir sucesos extraordinarios a través de los sueños de los niños. En este libro vas a poder contemplar el universo sobrenatural que envuelve a Oaxaca ‘cuando el cielo se oscurece y una parte del mundo duerme’.

“Estos 99 sueños, con sus ilustraciones correspondientes, se reproducen de la forma más fiel posible y, salvo algún texto muy extenso o algún dibujo que ha habido que adaptar al formato, todas las colaboraciones conservan las características originales del papel y de la escritura. Se han mantenido las peculiaridades ortográficas y sintácticas de sus autores y, también, cada una de sus numerosas faltas. Recomendamos a los lectores que las miren con indulgencia porque, muy probablemente, una buena porción de estos jóvenes no estaban completamente despiertos cuando pasaron al papel lo que habían soñado tan sólo un instante”.

LA RECUPERACIÓN DE APLANADOS Y PINTURA MURAL EN LA RESTAURACIÓN ARQUITECTÓNICA

INTERVENCIÓN EN LA CRUJÍA NORTE DEL EXCONVENTO DE SAN PABLO

Desde abril del 2014 se lleva a cabo la restauración de la crujía norte del exconvento de San Pablo que aún estaba inserta en una casa particular sobre la Avenida Independencia. Ha sido un proceso lento: supimos que allí, escondido bajo capas de pintura, muros, piedras y varias toneladas de tierra, debió existir buena parte del antiguo monasterio de los dominicos. Sacarlo requiere tiempo y serenidad. La paciencia es una virtud bien retribuida cuando de restauración se habla. Analizar concienzudamente los datos nos ayuda a entender mejor lo que vamos descubriendo y cómo podemos devolver el antiguo esplendor sin perder esa sutil belleza que brinda el paso del tiempo.

El edificio nos ha sorprendido día a día con información nueva que ha enriquecido su historia —nuestra historia— y, al mismo tiempo, nos ha obligado a detenernos de vez en cuando y replantear procedimientos que al iniciar creíamos seguros. Comenzamos con un registro exhaustivo y con exploraciones puntuales que, para el caso de los acabados arquitectónicos y de la pintura mural, se llaman “calas estratigráficas”. Se trata de pequeños cuadrantes de escasos centímetros en los que se va descubriendo capa por capa lo que se encuentra debajo de la última capa de pintura para poder vislumbrar lo que existe en los muros y en las bóvedas. A veces nos topábamos con áreas que habían sido destruidas por los distintos usos del edificio, otras veces con decoraciones complejas. Todos estos datos iban a parar al proyecto, o sea el documento rector de toda intervención que nos dará los lineamientos para saber qué hacer, cómo, dónde y cuándo. Al momento en que nos juntábamos los arqueólogos, los arquitectos y los restauradores a compartir la información que estábamos encontrando, las propuestas de intervención se iban acoplando para poder recuperar los espacios arquitectónicos sin demeritar toda la historia que contienen, entendiendo al edificio como una suerte de “documento”, siendo los pisos, muros y techos las páginas que nos están contando todo lo que le ha sucedido a lo largo de 488 años. Una vez que tuvimos suficiente información y logramos vislumbrar las líneas de acción y los criterios que guiarían la restauración, comenzamos a trabajar. Mientras se demolían muros que entorpecían la correcta lectura de los espacios conventuales y se retiraban techos, porque ya no cumplían su función por estar severamente deteriorados o porque fueron cambiados por losas de concreto, los restauradores comenzamos a develar capa por capa lo que nos contaban los muros y las bóvedas sobre las personas que habían vivido ahí y cómo ocuparon ese lugar. Lo que empezó siendo un laberinto de paredes, tinacos, lavaderos, lavabos y tazas de baño, espacios que estaban pintados con colores brillantes que sólo el esmalte industrial puede generar, fue cambiando poco a poco en un lugar que había sido construido para ser un monasterio del siglo XVII. Cada área presentó una peculiaridad: teníamos sobrepuestas de 6 hasta 14 capas de pintura y aplanados y había que discernir cuál de ellas era la que más información nos estaba brindando. Estas capas no son continuas, es decir, cambian en su apariencia y diseño desde el piso hasta el techo. Encontramos, por ejemplo, guardapolvos azules con pringas negras, delimitados por una línea doble de color café que daba paso a un muro rosa pastel, o bien bóvedas color azul celeste con cenefas de múltiples líneas en diferentes tonos de gris, café y azul. Los colores, las formas, las técnicas pictóricas y hasta las fibras o pelos de las brochas y pinceles que quedaron atrapados en la pintura nos dicen en qué época la realizaron y la función que tenía cada espacio.

Así, hemos logrado entender en qué momento se subdividió el predio, cuándo se cerraron ventanas o se abrieron puertas y encontrar, debajo de todo eso, la presencia de los frailes dominicos que construyeron el primer convento de Oaxaca.

EL ENCANTO DE LAS PRENDAS AJENAS: LAS ARTES TEXTILES FRENTE AL TURISMO

La Revolución Industrial hizo crecer a la clase media en Europa y Norteamérica, un nuevo perfil de la población urbana que trajo consigo cambios culturales profundos. El incremento en los ingresos de un amplio sector de la ciudadanía en esos países propició que los viajes de placer se convirtieran en itinerarios redituables y multitudinarios a partir del siglo XIX. Los hoteles, restoranes y mercados de artesanías prosperaron de manera dramática una vez que adaptaron sus servicios a las preferencias del turismo de masas. Nuestro país siguió esa nueva vocación económica desde fechas tempranas. Su proximidad a los Estados Unidos y su oferta variada de atractivos naturales, ruinas arqueológicas, ciudades coloniales y una cultura popular vibrante la convirtieron en destino favorito generación tras generación. La terminación de la Carretera Panamericana (en su tramo nacional) en 1950 permitió la llegada de familias enteras anglosajonas a bordo de su propio automóvil, ávidas de presenciar costumbres exóticas para ellos y llevar de vuelta a su mundo la cajuela llena de souvenirs: “Mexican curious”, curiosidades mexicanas, recuerdos…

Los productores vieron aumentar rápidamente en esos años la demanda de camisas bordadas, sarapes veteados y otras prendas coloridas que atestiguaban la capacidad económica para emprender un largo viaje sin que el portador se viera “demasiado mexicano”, como dijera el director neoyorquino Woody Allen en una de sus películas. Los tejedores respondieron con agilidad al gusto de los visitantes. La paleta se inclinó hacia tonos que estaban de moda a mediados del siglo pasado, como el rosa pálido, el amarillo claro, el verde turquesa y el azul cielo. En muchos casos la densidad de los hilos se relajó, pues los nuevos compradores no diferenciaban grados de calidad en el tejido y preferían pagar poco. Los diseños tendieron a simplificarse y se popularizó una iconografía nacionalista que glorificaba la vida rural: el burrito con su carga al lomo, los volcanes nevados, el maguey pulquero, las trajineras de Xochimilco. Se configuraron así formatos textiles nunca antes vistos, paños decorativos que hacían eco a los gritos del mariachi y aseveraban con fuerza un mensaje visual de mexicanismo convencionalizado.

Sesenta y seis años después de la inauguración de la Panamericana, México encabeza la lista de países más visitados en Latinoamérica y ocupa el décimo lugar en el ámbito mundial. El turismo ha moldeado durante todo ese tiempo buena parte de la producción artesanal. La demanda no ha sido estática; en diferentes momentos los compradores han preferido prendas de uno u otro estilo, de tal o cual región. Los críticos han culpado al turismo de inducir un deterioro generalizado en el arte popular, conduciendo a los artesanos a reducir costos y estandarizar sus productos conforme a los gustos de la clase media urbana. Es cierto que así sucedió en muchas instancias. Pero también es justo reconocer que en algunos casos el mercado externo permitió revitalizar manufacturas que languidecían. Incluso podemos señalar ejemplos donde el aprecio de los consumidores foráneos llevó a los artistas populares a resucitar materiales y técnicas que ya habían desaparecido. En esta exposición buscamos acercarnos a esa trayectoria de siete décadas, seleccionando piezas que reflejan lo bueno, lo cursi y lo sublime en el encuentro del turismo con las artes textiles tradicionales de México y Guatemala. Al transitar por la muestra, esperamos que nuestros visitantes perciban la trascendencia de ese encuentro que ha llegado a cimbrar cánones culturales y a cuestionar la noción misma de identidad étnica y nacional. En los textiles aquí exhibidos creemos entrever atisbos de un mundo crecientemente conectado.

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