Siempre bebés salvajes
Porque no se puede domar algo
tan felizmente salvaje.
Emily Hughes
Las bebetecas de la Red de Bibliotecas Infantiles BS son espacios, personas, libros; son además música, experiencias que se comparten en comunidad y donde los protagonistas son las y los bebés con las historias.
Durante los últimos años he tenido la fortuna de estar rodeada de esas experiencias y las familias nos comparten cómo es para ellos el acudir a las bebetecas, algo sumamente satisfactorio, pues como promotores de lectura, y ellos como familias lectoras, creemos firmemente que desde la literatura podemos hacer cambios.
Después de haber estado dos años sin actividades presenciales, la bebeteca vuelve con su proyecto “Entre abrazos historias” y con nuevas generaciones de bebés lectores. Con nostalgia, pero con mucha alegría, ahora escuchamos hablar a la última generación de bebés que nos acompañó antes del cierre por covid-19, y nos maravilla su vocabulario tan nutrido, nos enorgullece su hábito lector, disfrutamos su permanencia en el lenguaje poético y el goce por la música, sobre todo, priorizamos su alegría por convivir rodeados de libros. Son niñas y niños que aprendieron a caminar de la mano de un libro; crecieron y a la par sus intereses se volvieron más particulares: Ian está leyendo Harry Potter con sus papás, Lucía ahora es la maestra que le lee a su hermanito, Dante es el niño travieso de preescolar que prefiere los libros antes que ir a jugar, y Romi se maravilla cada vez que toca una guitarra. Las historias de bebés lectores son muchas y es necesario contar cada una de ellas, pues, además de asombrarnos exige un trabajo respetuoso hacia las primeras infancias.
Las bebetecas, más que ser lugares que únicamente resguardan libros, son un espacio de contención para las familias en donde hemos construido historias por años. Ahora que “Entre abrazos historias” retoma sus actividades, esperamos con muchísima alegría a las nuevas generaciones de bebés lectores y con mucha felicidad agradecemos a los que ahora están cambiando de salas de lectura, pero que no dejarán de ser siempre bebés salvajes.