Ciudad, arqueología y comunidad

La arqueología regularmente es enfocada al análisis y estudio sobre la sociedad y ciudad a las afueras de los cascos históricos; sin embargo, no debería ser únicamente así, pues en diferentes urbes mexicanas ha existido un proceso de yuxtaposición cultural entre lo prehispánico y lo colonial en el que, hoy en día, una construcción antigua queda inmersa debajo de una contemporánea; la misma ciudad que –en México– es el legado de la cultura española, también está reflejada en los centros históricos. Este proceso impactó tanto en lo material como en lo inmaterial, generando el ocultamiento de los recintos sagrados de las culturas prehispánicas, mientras que en las comunidades originarias se fomentó el sincretismo entre dos culturas.

La ciudad es un lugar de encuentro compuesto por el patrimonio natural y construido que se interconecta mediante distintas y jerárquicas conexiones; el espacio público, por su parte, es el elemento clave que favorece la creación de discursos patrimoniales que se dan entre los monumentos y el individuo que habita la ciudad, y la cultura es, precisamente, el elemento capaz de articular al individuo con sus monumentos. Cuanto más fuerte es el enlace patrimonial entre un individuo y sus momentos históricos, más sentido de pertenencia existe, y la imagen social e histórica de una comunidad se fortalece.

Por su parte, el crecimiento urbano es un proceso que transforma el paisaje y permite el desarrollo de infraestructura en beneficio de los habitantes de la ciudad. Sin embargo, esta transformación del paisaje físico y cultural muchas veces implica una pérdida de lo identitario. Es así –como lo menciona la Mtra. Lilia Rivero Weber– que los pueblos y comunidades originarias luchan por mantener tradiciones e identidad ante el crecimiento urbano y la presión constante de los desarrolladores.

El 17 de marzo de 2022 se llevó a cabo en la Casa de la Ciudad, en colaboración con la UNAM, y mediante el Programa Universitario de Estudios sobre la Ciudad (PUEC), el ciclo de conferencias “Ciudad, Arqueología y Comunidad”, en donde se analizaron temas como el desarrollo urbano, el espacio público y la ciudad. Entre los participantes se encontraba el Dr. Javier Delgado Campos, la Dra. Nelly Robles García, la Mtra. Lilia Rivero Weber, la Dra. Rosalía Camacho, la Mtra. Ana Valle Cornavaca, el Dr. Gustavo Gerardo Garza Merodio y el Arq. Gerardo Virgilio López Nogales.

El objetivo de este ciclo fue mostrar las problemáticas por las que atraviesan las ciudades cuando su comunidad enfrenta fuertes retos de conservación de su patrimonio natural, material e inmaterial, retos derivados de los procesos propios del crecimiento urbano, desde lo demográfico hasta lo territorial, como el turismo y la densificación.

Finalmente, con múltiples ejemplos y propuestas, se resaltó la importancia de generar una convivencia entre las ciudades pretéritas y las ciudades vivas mediante trabajos multidisciplinarios, interdisciplinarios y participativos.

Las conferencias de este encuentro están disponibles en línea, libres para su consulta: https://bit.ly/PUEC-Unam


Siempre bebés salvajes

Porque no se puede domar algo
tan felizmente salvaje.

Emily Hughes

Las bebetecas de la Red de Bibliotecas Infantiles BS son espacios, personas, libros; son además música, experiencias que se comparten en comunidad y donde los protagonistas son las y los bebés con las historias.

Durante los últimos años he tenido la fortuna de estar rodeada de esas experiencias y las familias nos comparten cómo es para ellos el acudir a las bebetecas, algo sumamente satisfactorio, pues como promotores de lectura, y ellos como familias lectoras, creemos firmemente que desde la literatura podemos hacer cambios.

Después de haber estado dos años sin actividades presenciales, la bebeteca vuelve con su proyecto “Entre abrazos historias” y con nuevas generaciones de bebés lectores. Con nostalgia, pero con mucha alegría, ahora escuchamos hablar a la última generación de bebés que nos acompañó antes del cierre por covid-19, y nos maravilla su vocabulario tan nutrido, nos enorgullece su hábito lector, disfrutamos su permanencia en el lenguaje poético y el goce por la música, sobre todo, priorizamos su alegría por convivir rodeados de libros. Son niñas y niños que aprendieron a caminar de la mano de un libro; crecieron y a la par sus intereses se volvieron más particulares: Ian está leyendo Harry Potter con sus papás, Lucía ahora es la maestra que le lee a su hermanito, Dante es el niño travieso de preescolar que prefiere los libros antes que ir a jugar, y Romi se maravilla cada vez que toca una guitarra. Las historias de bebés lectores son muchas y es necesario contar cada una de ellas, pues, además de asombrarnos exige un trabajo respetuoso hacia las primeras infancias.

Las bebetecas, más que ser lugares que únicamente resguardan libros, son un espacio de contención para las familias en donde hemos construido historias por años. Ahora que “Entre abrazos historias” retoma sus actividades, esperamos con muchísima alegría a las nuevas generaciones de bebés lectores y con mucha felicidad agradecemos a los que ahora están cambiando de salas de lectura, pero que no dejarán de ser siempre bebés salvajes.


Memorias de Restauración: pueblos y casas de de visitas

Uno de los espacios arquitectónicos importantes para la evangelización fue la casa de visitas. En los pueblos indios de mayor importancia se fundaron conventos, de los cuales dependían varias visitas, es decir: una iglesia de menor dimensión a cuyo costado se levantaba una pequeña casa destinada a albergar a los frailes durante su traslado de una población a otra.

En 1999, con el inicio de la intervención de la Casa de la Cacica, la Fundación Alfredo Harp Helú Oaxaca brindó especial interés al estudio y recuperación de la arquitectura producida en la región de la Mixteca. Este proceso integró la recuperación de cuatro casas de visitas ubicadas en San Miguel Adéquez, San Juan Teposcolula, San Miguel Tixá y San Miguel Tequixtepec, distribuidas en la ruta de las cabeceras distritales de Nochixtlán, Yanhuitlán, Coixtlahuaca, Teposcolula y Tlaxiaco.

Las casas de visitas de la Mixteca son una producción del siglo XVI que surgen para la evangelización, enseñanza y estadía de los religiosos en los pueblos indígenas; su distribución arquitectónica se caracteriza de manera general –pero no rígida– por una serie de celdas cuadrangulares con dimensiones aproximadas a 5 varas de largo (0.8359 m) el equivalente a 4.20 m. En dos de estas casas las celdas se encuentran comunicadas por un pasillo que se extiende hacia la cocina y la portería; entre otras características, se encuentran desplantadas en un sobrecimiento de notorias dimensiones y pisos a base de cal, en sus vanos se implementaron ventanas troneras y ventanas con poyos, estas conservan las proporciones y constructivamente fueron resueltas por jambas y arcos conopiales forjados mediante piezas completas de piedra de la región; su autenticidad es dada por la incorporación de tableros que, en su proceder prehispánico, jerarquizaban los espacios.

Aunque todas las casas de visitas comparten aspectos arquitectónicos, en cada comunidad donde se encuentran configuran un proceso constructivo y materiales distintivos: la piedra endeque y vijarro empleadas en San Miguel Adequez y San Miguel Tixá, por ejemplo, en donde se manejó adecuadamente la dureza de los materiales pétreos mediante un junteo a base de morteros de cal; la piedra cantera rosa, verde o amarilla utilizadas en San Juan Teposcolula o bien, los sillares de piedra de la región unidos a un núcleo de tierra, empleados en San Miguel Tequixtepec.

En la publicación semestral Memorias de Restauración, editada por el Taller de Restauración FAHHO, dedicamos el número 15 a estas cuatro casas de visitas: integramos fotografías, planos y parte de la investigación histórica, evolutiva y constructiva para la recuperación de estos espacios.

Si deseas conocer más, este material se encuentra disponible para su consulta en el acervo de Casa de la Ciudad y de manera digital en la página del Taller de Restauración a través del siguiente enlace: https://bit.ly/MemoriasdeRest


Música y animación a la lectura

La biblioteca es el lugar destinado los libros y muchas experiencias fantásticas en torno a ellos. En ocasiones, estos objetos se colocan en cajas de madera apiladas unas sobre otras y, a veces, en grandes libreros; en unas hay pocos libros y otras tienen tantos que parece imposible leerlos todos. Entonces nace una gran pregunta: ¿Cómo elijo uno para leer? Puedes acercarte al bibliotecario o bibliotecaria y contarle qué tipo de historias te gustan o interesan, verás que con ayuda es mucho más fácil adentrarte al gran universo literario.

En esta ocasión, como un regalo para ti, desde los estantes de Seguimos Leyendo hemos hecho una selección de libros relacionados con la música, así que prepara los sentidos para disfrutar de este repertorio de historias.

Cierra los ojos e imagina que estás en la cima de una montaña. El viento se acerca a tus oídos y emite una nota suave, los árboles bañados de otoño se unen al concierto y sus hojas amarillas vibran. Las piedras blancas que arrastra el río entonan un murmullo, ahí es donde te darás cuenta de que el mundo es el instrumento musical más grande que existe, así como lo dice Elman Trevizo en su libro La música del mundo.

Por otro lado, si quieres mostrar y sentir tu voz, te invitamos a leer los poemas de Almanaque Musical, escrito por Antonio Rubio. Te sugerimos hacer tu lectura en voz alta para que sientas el ritmo de los versos. Cada poema tiene el nombre de un mes del año, ¿te imaginas cuál será el ritmo de julio o agosto?

Y si deseas conocer más sobre Wolfgang Amadeus Mozart te recomendamos leer el libro Mozart, el niño que cambió al mundo con su música, nosotros nos sorprendimos mucho al saber que compuso su primera ópera y algunas sinfonías ¡a los 13 años! Mozart escribió más de 600 obras, y una de las más famosas es La flauta mágica. A través de este libro viajarás hasta el año 1756, que es cuando nace este músico prodigioso. Conocerás datos curiosos de su vida y sobre su proceso al componer sus obras más importantes. También te recomendamos sumar piezas del músico veneciano Antonio Vivaldi, que podrás conocer en el libro ilustrado Las cuatro estaciones, de José Antonio Abad Varela, inspirado en la obra de este gran compositor. Varela nos adentra a sentir la primavera, verano, otoño e invierno; verás cómo la naturaleza nos regala una gran sinfonía. ¡Descúbrelo!

Hoy pudiste conocer cuatro libros relacionados con la música clásica, pero estos son solo un ejemplo, porque hay muchos más: ya lo descubrirás por ti mismo, ¿por qué no, en tu próxima visita a la biblioteca
los pides y los disfrutas?


Detrás de cada libro hay un detective en ciernes

Entre las piedras volcánicas que dan un aire monástico a la biblioteca José Lorenzo Cossío y Cosío en la Ciudad de México, vela –en aras de la florescencia y el brío del espíritu humano– un bello y cautivador mestizaje literario, destello de la audacia letrada de sus dos ilustres lectores. El señor Cossío y Cosío y su padre, Cossío y Soto eran sin duda alguna, apasionados de la poesía y la dramaturgia, de los versos y las didascalias que se derraman en muchas de las lustradas repisas de su santuario del saber. Más allá de los romances y de la épica, de las elegías y de la tragedia, se anclan –en la solemnidad de la palabra deleitosa– historias de crimen escoltadas por su laberíntica comitiva de conflictos, misterios, confusiones y vuelcos.

Se dilatan junto a las musas Calíope, Talía y Melpómene, tanto los bandoleros de la incipiente novela mexicana de aventuras, recortada en el bullicio histórico del siglo XIX, como ladrones primorosos y avispados que compiten con acuciosos sabuesos de traje impecable y de mirada afilada. Los relatos de la criminalidad rural y urbana, hampesca y de alto linaje, recontextualizados en los sobresaltos de la época virreinal y la caótica construcción del Estado Nación con la firma de Manuel Payno o la de Vicente Riva Palacio, desocupan poco a poco el registro del catálogo de las Letras para otorgar un lugar aceptable a historias de corte hermenéutico en las que se deshilvanan e interpretan las monumentales cuestiones del orden y el caos, del enigma y de su solución, del mal y de sus ilimitadas identidades.

La clásica novela policial, a la vez, tan desprestigiada por la élite intelectual de aquel entonces y con el tiempo tan estimada por sus más insignes representantes (Alfonso Reyes, Jorge Luis Borges, entre otros), convida en el acervo Cossío y Cosío a lecturas plurales que remiten a sus astutos y heroicos seres de papel, detectives atípicos que potenciaron las narraciones de la búsqueda del secreto y de su revelación. La riqueza de este patrimonio ficcional encapsula a las figuras emblemáticas de un género que se divierte sagazmente con la imaginación y el virtuosismo de la explicación, se asemeja en su dinámica a un tablero de ajedrez para enfatizar la fuerza de la razón, y enseña a ver lo que se oculta, no solo detrás de las apariencias, sino entre las líneas.

Los lectores Cossío y Soto y Cossío y Cosío, al estilo de los técnicos de la investigación en la literatura policial, fueron indagando, descubriendo y desentrañando la enjundiosa existencia textual de estas intrigas, penetradas por lo incomprensible y amparadas por la lógica, formidable instrumento y poder de deducción. Entendieron que Edgar Allan Poe, Conan Doyle, Maurice Leblanc y Antonio Helú impulsaron, en un marco de reglas narrativas exigentes, una insólita manera de contar, al hacer de la sospecha generalizada, el interés dramático de la ficción, la cual se organiza alrededor de una inteligencia justiciera que está trabajando para contrarrestar lo criminal y restablecer el equilibrio perturbado.

Supieron valorar lo que maravillaba a Wilkie Collins como pionero y más tarde a Rafael Bernal como renovador, o sea, la petición de superponer dos series temporales y la enunciación de la pesquisa que está en busca del ausente enunciado del crimen.1

Esta cronología a contrapelo inventó la literatura de deducción en acción en la cual los lectores se empecinan en emular a los protagonistas detectivescos a fin de reconstruir el sentido de un texto fragmentado y truncado.

Cossío y Soto y Cossío y Cosío, padre e hijo, siguiendo el ejemplo del periodistasabueso Armando Zozaya y de la escritora María Elvira Bermúdez, se embebieron en las exploraciones semánticas del whodunit ‘novela policiaca’ con la espera ansiosa de una aguda experimentación sobre la narratividad, probablemente porque revisitaban una de las preguntas esenciales de nuestra existencia que no cesa de perseguirnos: “¿Quién es quién?”.

*Universidad de Lille, Francia.

1 Michel Butor, L’emploi du temps (1956), Éditions de Minuit, Paris, 1995.


Mujeres de la palma

Mis raíces artesanales se encuentran en la comunidad de San Luis Amatlán, en la Sierra Sur del estado de Oaxaca. Fue ahí donde, gracias a mi abuela Justina Pérez, descubrí la pasión por el tejido de palma: ella me enseñó a tejer y a ella le enseñó su abuela, Cristina.

La vida cotidiana de la comunidad de San Luis Amatlán está ligada desde tiempos remotos a un elemento natural de gran valor simbólico: la palma, planta que abunda en sus montañas. Es común ver palma en todos lados. Podemos encontrarla desde que comienza el día, al encender la lumbre con un soplador tejido, hasta la noche, cuando nos acostamos en un petate para descansar.

El trabajo artesanal de palma es realizado mayormente por mujeres dedicadas al hogar y al campo, por lo que resulta común verlas tejiendo en varios momentos del día, por ejemplo, van avanzando su tejido mientras hacen sus labores del hogar, o cuando andan por el camino, llevan su tenate en la mano para seguir tejiendo.

Mi abuelita Justina amó mucho la palma, y tejió hasta el final de sus días. Este elemento fue su compañía, su amado trabajo y el sustento para sus hijas. La recuerdo siempre tejiendo sentada en un banquito debajo de su árbol, mientras yo miraba fascinada cómo sus manos se movían con gran rapidez, al tiempo que en el tenate se iban “dibujando” florecitas que mi abuelita hacía aparecer sin mirar siquiera el tejido. Ella me decía que la palma tenía mente propia y que se acomodaba sin ayuda, que cada palmita se iba metiendo sola donde tenía que estar. Yo no comprendía muy bien eso, ¡cómo iba a ser que la palma se tejiera sola! Pero conforme aprendí me di cuenta de que tenía razón: el tejido tiene un patrón natural y un ritmo propio, y que en algún momento cada palma va encontrando su lugar, como si se tratara de un rompecabezas.

Gracias a la abuela Justina me convertí en tejedora de palma y en el proceso de aprendizaje me fui descubriendo a mí misma a través del tejido. La gratitud y el amor me hacen sentir un deseo profundo de conservar la tradición de mi abuelita. Ella y mi madre María Luisa son la inspiración para mi trabajo, así como la vida del campo, el maíz, las tortillas y todas las experiencias que viví con ellas en San Luis Amatlán.


Riqueza arbórea de la Antigua Estación del Ferrocarril

Cuántas historias se han contado a la sombra de un árbol y cuántas más han sido escritas alrededor de estos gigantes verdes que, impasibles, han perdurado en el tiempo y han alcanzado hoy día gran relevancia debido a su porte y belleza.

Más allá de los servicios ambientales, sociales y estéticos que los árboles aportan al entorno, diversos ejemplares se han convertido en piezas invaluables del patrimonio histórico debido al papel que han jugado en el desarrollo de las ciudades, así como por el estrecho vínculo que tienen con las tradiciones y los pobladores de una región.

Durante 2008, el Instituto Estatal de Ecología del Estado de Oaxaca, actualmente Secretaría de Medio Ambiente Energías y Desarrollo Sustentable (SEMAEDESO), inició la labor de determinar los árboles históricos o notables de nuestro estado, dando el primer paso con la publicación del Decreto por el cual se establecen los criterios para la declaratoria, registro y preservación de árboles históricos y/o notables en el estado de Oaxaca en el Periódico Oficial de Gobierno del Estado el 6 de diciembre de 2008.1

Desde entonces y hasta la fecha, han sido decretados bajo estos criterios 33 ejemplares como “árboles notables”, dos de ellos se encuentran en el Museo Infantil de Oaxaca, y consideramos que es necesaria su difusión para su óptima preservación.

Higo. Ficus crocata

Contando con el registro ahne-ieeo-017, decretado como árbol notable el 5 de diciembre de 2009, el higo del Valle, conocido como “Higo de la Antigua Estación del Ferrocarril”, tiene una altura de 29.3 m, un diámetro en copa de 28.25 m y un diámetro en tronco de 1.73 m.

De este árbol destaca el estrecho vínculo que tiene con la comunidad ferrocarrilera en nuestro estado, pues quien fuera el último jefe de estación, el Sr. Miguel Ángel Ortega Mata, relata que este ejemplar fue sembrado, con motivo de la inauguración de la terminal Oaxaca, por el general Gregorio Chávez el 13 de noviembre de 1892, simbolizando la prosperidad que traería el ferrocarril a nuestro estado.

Pese a la falta de precisión histórica de esta anécdota, de acuerdo con el último estudio realizado al árbol en una de sus ramas secundarias, se estima que su edad es de más de 100 años, lo que podría coincidir con la anécdota de los ferrocarrileros.

Ahuehuete. Taxodium mucronatum

Agregado al catálogo de árboles notables el 5 de diciembre de 2009, este árbol con registro ahne-ieeo 016 cuenta con una altura aproximada de 29.1 m, un diámetro de copa de 19.5 m y diámetro del tronco de 4.62 m.

El registro más antiguo que se tiene de la presencia de este ejemplar en el Barrio del Ex Marquesado data de 1743, en un mapa de la villa de Oaxaca del Marquesado al pie del Cerro del Fortín, en el que se retrataron tres sabinos,2 sin embargo, en la zona solo sobrevive uno de estos ejemplares y se encuentra en la Antigua Estación del Ferrocarril.

En 2018 se removió una de sus ramas secundarias debido a fisuras significativas a consecuencia de los sismos; se llevó a cabo un estudio dendrocronológico en el Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias en Gómez Palacio, Durango, donde se demostró que su edad era de 1 556 años en aquel 2018, lo que a la fecha le conferiría una edad de 1560 años, lo anterior lo convierte en el árbol más longevo de la ciudad de Oaxaca. Debido a su edad y al papel que ha tenido en la historia de la ciudad, se le ha llamado cariñosamente “El Ahuelito de los oaxaqueños”.

En el MIO, las bondades naturales y el valor histórico del espacio nos confieren una enorme responsabilidad. Desde 2017, el museo, la FAHHO, la SEMAEDESO, el Instituto Tecnológico de los Valles Centrales de Oaxaca, el municipio del estado y ambientalistas de la ciudad han realizado acciones para la preservación, protección y vigilancia de estos árboles notables.

Reconociendo la importancia de los árboles de la Estación y con el objetivo de enseñar a las infancias a valorar el patrimonio natural, el MIO publicó ¡Vámonos por las ramas! Riqueza arbórea de la Antigua Estación del Ferrocarril, un ejemplar dedicado a la infancia donde se muestran algunas de las más de 32 especies de árboles y los ejemplares notables de la Antigua Estación del Ferrocarril disponible en nuestra página web mio.org.mx

1 https://bit.ly/ArbolesNotables

2 “La fundación y la colonia” en 475 años de la fundación de Oaxaca, p. 116.


El mercado de San Bartolomé Zoogocho, Oaxaca

La finalidad de este artículo es dar a conocer un expediente que atesora la comunidad de San Bartolomé Zoogocho en su archivo municipal y que remite a la historia de su famoso mercado.1

Desde su fundación hasta los días actuales, este documento describe los eventos más relevantes —tanto satisfactorios, como pasajes amargos— de esta indispensable sede de comercio regional que pertenece a la Sierra Norte de Oaxaca.

Entre los acontecimientos notables de esta plaza destaca, primeramente, su fundación en 1807, promovida por José Jacinto Santiago, considerado un héroe local. Dentro de este expediente también hay registros de discordias entre este pueblo y Santiago Zoochila, que ya había sido beneficiado con una licencia para establecer su propio mercado. En 1815, integrantes del cabildo de este último pueblo acusaron de despojo de su tianguis a los habitantes del primero, además, los tacharon de “traidores e insurgentes”, queja que hicieron llegar en diligencia a la Real Audiencia. Siguiendo los datos que aportan estos documentos, destaca la queja que hacen los habitantes de Zoochila, argumentando verse perjudicados por el establecimiento del nuevo centro de comercio.

Aunque los registros del archivo de este pueblo remiten al periodo virreinal, es preciso enfatizar que la costumbre del intercambio de mercancías en la región serrana se remonta al periodo prehispánico.2 El tema ha sido motivo de debate dentro del gremio académico, ya que se discute la veracidad de esta hipótesis justo por la ausencia de documentación que la sustente.

Sin embargo, aunque el objetivo de este texto no es ahondar en ello, cabe agregar que esta conjetura nos permite comprender las rutas, así como las dinámicas de comercio que fueron retomadas por los españoles a su llegada a esta zona. Adicionalmente, se sugiere que la pugna entre estos pueblos pudo haberse originado durante esta época, ¿el motivo? ¡He ahí la cuestión!

La información que expone el expediente nos lleva a concluir que dichas desavenencias derivaron del permiso para la sede del tianguis que le fue otorgado al pueblo de Zoogocho. Entonces, este evento pudo haber desencadenado el recelo del pueblo vecino.

Por lo anterior, podemos recomendar que el acercamiento a este tipo de información se haga siempre con cautela y suma habilidad detectivesca antes de emitir deducciones.

1 Archivo municipal de San Bartolomé Zoogocho, Sección: Gobierno, Serie: Industria y comercio, 1815-1930, caja 16.

2 Karla Alejandra Montes Ramírez, Organización territorial en el municipio San Miguel Talea de Castro, Oaxaca, México, 2019, Universidad Autónoma Metropolitana, Unidad Iztapalapa, División de Ciencias Sociales y Humanidades, Posgrado en Ciencias Antropológicas, p. 337; Jhon Chance K., La conquista de la Sierra: españoles e indígenas de Oaxaca en la época de la colonia, México, 1998, Instituto Oaxaqueño de las Culturas, p. 309; Rosendo Pérez García, Sierra Juárez, México, Instituto Oaxaqueño de las Culturas, 22 edición, 1996, p. 438.


Hasta siempre, capitán

Terrible desde pequeño, Iván fue un niño travieso y siempre activo, buscando canalizar su inagotable energía; entonces tuvo un acercamiento con la música y tocó el piano, pero su gran amor lo llevaba siempre a un campo de juego.

La llamada Ciudad de los Palacios vio nacer a Iván Terrazas un 11 de noviembre de 1983. Heredó de su padre, don Martín Terrazas, el amor por las 108 costuras, y esa afición fue motivada por su mamá y forjada aún más por una familia unida y reconocida en el beisbol mexicano.

Terrible desde pequeño, Iván fue un niño travieso y siempre activo, buscando canalizar su inagotable energía; entonces tuvo un acercamiento con la música y tocó el piano, pero su gran amor lo llevaba siempre a un campo de juego.

La Liga Tranviarios fue el escenario de sus primeros pasos como pelotero, en donde inició su sueño de jugar a nivel profesional y continuar así con el legado de su padre.

Su talento llamó la atención de la organización de los Bravos de Atlanta, con quienes tuvo la oportunidad de jugar, pero sería la pelota mexicana la que lo vería brillar en sus diamantes.

Fue novato del año de la Liga Mexicana de Beisbol en el 2006 con la novena de Monclova, en donde su paso fue fugaz, pero brillante. Sus números: .338 a la ofensiva, 30 dobletes, 5 triples, 13 home runs y 53 carreras.

En uno de sus movimientos más sorpresivos y agresivos llegó a los Diablos Rojos del México a cambio del experimentado y ya consagrado Saúl Soto. Su llegada a la Pandilla Roja en el 2008 representó un cambio generacional importante para el equipo de la capital del país, sobre todo al tener a un fuerte representante vistiendo el jersey rojo.

Digno de un guion de película, el primer turno de Iván Terrazas como diablo fue un cuadrangular que produjo dos carreras, un potente batazo que permitió a Daniel Fernández, su mánager –otra leyenda escarlata– anotar su carrera número 1837, la última como pelotero profesional y la que lo colocaría en lo más alto de la lista de carreras anotadas en la historia del equipo. En esa temporada bateó 8 triples, 8 cuadrangulares y estafó 6 almohadillas.

Desde 2015, Terrazas porta con orgullo y compromiso el título de capitán del equipo más ganador del deporte en México; su productivo bat y su guante seguro en los jardines han sido la carta de presentación que conquistó el corazón de los aficionados.

En la temporada del 2016, específicamente el 27 de abril, sumó un récord más a su carrera, conectando su hit número 1000 en la Liga Mexicana de Beisbol, en un juego ante el equipo con el que debutó: Acereros de Monclova.

Además de los campeonatos con los Diablos Rojos del México en 2008 y 2014, Iván Terrazas también compartió su experiencia con las nuevas generaciones, aportando como refuerzo y coronándose campeón en la Liga Invernal Mexicana. Sin embargo, hoy lo despedimos de los diamantes: nuestro capitán se jubiló.

La carrera de Iván Terrazas podría definirse como la lucha y disciplina constante por alcanzar los sueños, de caer siete veces y diez ponerse en pie, de levantar al aficionado de la butaca, sin despegar nunca los spikes del suelo, convirtiendo la palabra “Terrible” en sinónimo de entrega y corazón.

¡Hasta siempre, Capitán Escarlata!


Erick Rodríguez el legendario receptor

Para la temporada 2022, Erik Rodríguez, uno de los peloteros más emblemáticos en la historia de la organización Guerreros de Oaxaca, y que cuenta con 20 años defendiendo los colores de la tribu zapoteca, además de tener una gran lista de récords en lo personal –y cientos de anécdotas que nunca olvidaremos–, ha tomado la decisión de retirarse como pelotero profesional.

Erik Rodríguez, nacido en Monterrey, Nuevo León, en el seno de una familia beisbolera de ocho hermanos, siendo el más pequeño y el único que finalmente debutó y jugó pelota profesional, comenzó a jugar beisbol a los 4 años en la Liga Pequeña Obispado en Monterrey, destacando desde un inicio por las grandes facultades con el guante y la pasión por el deporte rey que demostraba.

A los 13 años, Rodríguez ya jugaba con peloteros de más edad, y a los 17, el equipo Flores Magón, club de beisbol amateur reconocido en Nuevo León, lo invitó a jugar diferentes nacionales; fue ahí donde los scouts de los Broncos de Reynosa vieron las cualidades del regiomontano y sin dudarlo decidieron firmarlo.

En 1999 comenzó su travesía en las sucursales de los Broncos de Reynosa, jugando además en ligas en Estados Unidos e Invernales.

Mientras militaba en la Liga Estatal de Chihuahua, la organización bélica vio el potencial del jugador y de inmediato recibió el llamado al equipo grande; bajo la dirección de Nelson Barrera, y al lado de peloteros como Homar Rojas, Héctor Álvarez, Fabián López y Jaime Brena, Rodríguez comenzaba su carrera como profesional en nuestro país.

Guerreros le dio la oportunidad de debutar, lo que hizo en la defensa, en el estadio Francisco I. Madero frente a los Saraperos de Saltillo; tomó su primer turno y jugó un partido completo frente a los Tigres del México en el Parque del Seguro Social, conectando su primer hit al norteamericano Denis Pujals.

Fueron veinte años en los que Erik Rodríguez enfundó como jugador la camisola de los Guerreros de Oaxaca, conectando más de 1 300 imparables, produciendo 645 carreras, logrando 4 guantes de oro, participando en 8 juegos de estrellas, además, ha sido el pelotero con más juegos dentro de la organización bélica: 1 509. Por eso, el equipo retiró oficialmente el número 37 que utilizó Rodríguez durante toda su carrera, número que se encuentra al lado de grandes personajes en nuestra institución, como Nelson Barrera, #16, Adolfo Tribilín Cabrera, #47 y Jaime Brena, #10.

Gracias, #37, tu legado permanecerá por siempre.


El viaje de Heródoto y las nueve musas

Heródoto de Halicarnaso, el Padre de la Historia, no fue un simple historiador o narrador, sino un pionero, quizá inconscientemente, en desarrollar estudios antropológicos y etnológicos, incluso geográficos. Dedicó su vida a explorar lugares y a recabar información que le permitiera conocer las tradiciones de otras culturas, no solo la griega. Así surgió su obra Historiae (de ἵστωρ ‘saber, conocer’), situada en el 430 a. C. Es la primera descripción del mundo antiguo que hace un singular énfasis en curiosidades de pueblos y algunos de sus habitantes. En el siglo III a. C., un editor alejandrino dividió esta obra en nueve libros, uno por cada una de las musas: Clío, la musa de la historia; Euterpe, de la música; Talía, de la comedia; Melpómene, de la tragedia; Terpsícore, de la danza; Erato, de la elegía; Polimnia, de la lírica; Urania, de la astronomía y Calíope, de la poesía y la retórica.

Heródoto, considerado por sus primeros libros como un narrador jocoso, no hace más que abrirse a nuevos mundos y contarlo de manera fácil y amena para todos. Testigo de esto es el libro II de las Historiae, dedicado a las maravillas de Egipto. En él describe la tierra egipcia y sus “bestias” (animales muy poco conocidos por los griegos, como los cocodrilos o los gatos), las enormes pirámides, sus dioses y templos, las raras costumbres del pueblo e incluso sus cuentos, como el del ladrón de tesoros de pirámides. Pero es a partir del libro VI que Heródoto describirá con gran dramatismo los principales enfrentamientos de las guerras médicas y el triunfo final de los griegos.

La Biblioteca Fray Francisco de Burgoa es un espacio que alberga más de 500 años de literatura e historia en sus libros, los cuales pertenecieron a los conventos que ocupaban Oaxaca, principalmente de los dominicos. Dentro de esta riqueza bibliográfica se encuentra una gran variedad de obras clásicas, hallaremos autores como Homero, Cicerón, Luciano, Séneca, Horacio, entre otros. Por supuesto que Heródoto no podía faltar en la lista; la Biblioteca Burgoa resguarda un ejemplar del libro IX de sus Historiae, impreso por Petri Schovtenii en 1763. Una singular edición que adorna sus páginas con un grabado calcográfico de las nueve musas y que muestra símbolos de la historia que nos cuenta Heródoto en su obra. La ilustración fue realizada por Hieronymus van der Mij y grabada por el escultor Francois van Bleyswyck.

Si observamos la imagen, a grandes rasgos podemos apreciar a dos musas en una nube, una lleva un pergamino y la otra una corona de laurel, por lo que probablemente sean Clío y Calíope.

Debajo vemos a dos musas sosteniendo el mapa que muestra el mar Egeo, alrededor del cual sucedieron las guerras médicas y casi por detrás podemos reconocer las impresionantes pirámides egipcias. En la parte inferior nos encontramos con algunos pergaminos, vestigios y estatuillas. En estos podemos observar animales alados, uno de ellos con cuernos, lo que nos recuerda a los toros guardianes persas que protegen palacios y ciudades. En la mitad izquierda del grabado se encuentra el busto de Heródoto, ligeramente abrazado por una musa que señala el lugar donde al autor desarrolló su obra. Por último, en la esquina superior está Babilonia, según la descripción dada por el mismo autor.

Otro ejemplo de hermosas ilustraciones que podemos encontrar en la Biblioteca Burgoa es el caso del libro El parnasso español, de Francisco de Quevedo y Villegas, editado por Francisco de Hierro en 1729, 34 años antes del ejemplar de Heródoto mencionado. En él nos encontramos con grabados de madera, aunque no son tan detallados como los elaborados en metal. El parnasso español no solo nos sirve para
comparar la técnica de grabado, sino también para mostrarnos la adaptación occidental de las musas griegas, puesto que hallaremos en sus páginas una ilustración bastante curiosa con la leyenda “Las nueve musas castellanas”, representadas en medio de un monte rodeadas de seres mitológicos como faunos y pegasos, cargando sus artefactos característicos, tales como máscaras, instrumentos musicales, las coronas de flores, etcétera.

Sin duda alguna, dentro de los libros se encuentran muchos tesoros ocultos esperando ser descubiertos, solo hace falta imitar la curiosidad de Heródoto. En menos palabras, el acervo bibliográfico y documental que preserva la Biblioteca Burgoa está disponible para aquel que desee hallar el arte de las nueve musas y más.


DÍA INTERNACIONAL DE LOS MUSEOS

MUSEOS Y PAISAJES CULTURALES

Hablar en los museos es una de las cosas que los hace importantes, y la forma en que hablamos en los museos es una de las cosas que define lo que son para nosotros. Porque los museos, me parece, son sitios tanto para ir a ver cosas como lugares para ir a hablar de cosas.

Adam Gopnik

Los museos poseen una larga historia de cambios que permite generar diferentes lecturas en su entorno. Las definiciones sobre qué es un museo varían a lo largo del tiempo, sin embargo, el interés principal de conservar, educar y difundir el patrimonio cultural permanece y se manifiesta de múltiples formas en todo el mundo, de acuerdo con su contexto cultural y geográfico.

Desde 1977, el Consejo Internacional de Museos, el 18 de mayo, organiza todos los años el Día Internacional de los Museos (DIM), con el fin de sensibilizar y comunicar al público la importancia del rol de los museos como instituciones al servicio de la sociedad y su desarrollo. El tema de este año, Museos y Paisajes Culturales, enfoca la responsabilidad de los museos con respecto al paisaje del que forman parte y destaca la manera en que pueden aportar conocimientos y competencias propias, convirtiéndose en protagonistas activos de su gestión y buen mantenimiento.

Desde hace más de 5 años, el MUFI se ha unido a estas celebraciones abordando las distintas problemáticas que enfrentan los museos y los tópicos que plantea anualmente el DIM. Entre otras actividades, se han atendido necesidades especiales en niños y se ha reflexionado sobre la accesibilidad de museos en ediciones como “Un museo para todos”, “Museos sustentables para una comunidad” y “Memoria y creatividad para un progreso social”. Estos temas nos han permitido explorar y conocer más de cerca a nuestro público, como parte de nuestra vocación de ampliar y desplegar actividades acerca de nuestro patrimonio cultural y del paisaje que nos rodea. Paisajes culturales que nos definen como comunidad a la que pertenecemos, paisajes vivos que combinan elementos físicos, sociales, materiales e inmateriales, que son parte del universo de los museos.

Este año en el marco de las festividades del DIM 2016, el 18 de mayo celebraremos nuestra primera Noche de Museos, un foro para conversar, convivir y disfrutar de un museo abierto a ampliar sus horizontes.

UNDÉCIMO FESTIVAL INTERNACIONAL DE ÓRGANO Y MÚSICA ANTIGUA DEL IOHIO

Cada festival del IOHIO supera a los anteriores, bien podemos decir que la gran fiesta de los órganos oaxaqueños en 2016 ha sido la mejor hasta ahora. Ninguna duda cabe que el Festival del IOHIO es único en el mundo, debido a la variedad de actividades que incluye: conciertos de órgano, recorridos a las comunidades y visitas a iglesias antiguas, además, la oportunidad de disfrutar la cocina y la cultura de diferentes regiones de Oaxaca. En esta ocasión contamos con la concurrencia de casi 60 personas de siete países incluyendo México. Los participantes, de diferentes ámbitos (organistas, organeros, músicos, restauradores, escritores, artistas, arquitectos, académicos, hombres de negocios, profesionistas retirados, aficionados por la cultura oaxaqueña y más), estuvieron reunidos por el entusiasmo y la apreciación del trabajo que hemos realizado con los órganos oaxaqueños. Muchos nos han acompañado en al menos uno de los festivales anteriores y por lo visto no pudieron resistir volver a participar. El festival provocó, además del deleite musical, un sentimiento de camaradería, nuevas amistades, colaboraciones profesionales y ¡hasta el surgimiento de un romance!, por lo que el grupo este año se sintió como una gran familia.

Tuvimos la oportunidad de escuchar ocho conciertos —en los que participaron 20 músicos del extranjero, Oaxaca y otras partes del país— realizados en 7 órganos restaurados: Catedral, Tamazulapan, Yanhuitlán, Zautla, Tlacochahuaya, Tlacolula y Tlaxiaco. Se programó un concierto en la Basílica de la Soledad, que hubiera incluido un órgano más a la lista de instrumentos interpretados, pero desgraciadamente tuvo que ser cancelado unos días antes del Festival y reprogramado en la Catedral.

Se otorgaron becas de participación a seis estudiantes de diversos estados de la república. Nuestros nueve organistas y estudiantes locales (tres de los cuales tocaron en uno de los conciertos colectivos) fueron sus entusiastas guías. Cuando se suma el número de personas inscritas, músicos invitados, alumnos de órgano y el equipo de trabajo del IOHIO resultan cerca de 100 personas. Las siete iglesias resultaron llenas, cientos de personas tuvieron la oportunidad de escuchar los órganos oaxaqueños en todo su esplendor.

Nuestros festivales sintetizan los objetivos del IOHIO:

Promoción de los órganos restaurados: Los ocho conciertos contaron con la participación de músicos de reconocimiento internacional e incluyeron tres conciertos colectivos en donde pudieron participar organistas visitantes; la mayoría de los conciertos contaron con una transmisión simultánea que se proyectó en pantallas en la parte baja de los templos con el fin de que el público pudiera conocer de cerca todos los pormenores que implica tocar un órgano tubular de tracción mecánica.

Conservación de los órganos no restaurados: Visitamos 12 órganos en las regiones zapotecas de los Valles Centrales así como en la Mixteca Alta; se hicieron comentarios y análisis en cada caso, destacando los retos que implica la conservación de estos instrumentos; así mismo, se habló sobre los templos y los objetos artísticos que resguardan.

Capacitación musical y técnica: Se contó con la participación de tres jóvenes organistas oaxaqueños en los conciertos de Zautla y Tamazulapan y con el apoyo de estudiantes para realizar los registros, voltear las páginas y distribuir los programas de mano en los conciertos a manera de intercambio por la beca recibida; David Antonio Reyes y José Luis Acevedo han sido capacitados en el taller de organería Gerhard Grenzing (Barcelona) y actualmente participan en el proyecto de restauración del órgano de Jalatlaco.

Investigación en archivos históricos: Bajo la coordinación de Ryszard Rodys, investigador de la FAHHO, junto con el personal de la Biblioteca Francisco de Burgoa, se organizó una exposición de documentos históricos relacionados con el órgano de Jalatlaco y de su constructor Pedro Nibra, así como del panorama de la organería oaxaqueña en los siglos XVIII y XIX.

Restauración de órganos: Los participantes del festival tuvieron la oportunidad de ver la restauración del órgano de San Matías Jalatlaco en proceso con la explicación de la restauración de la caja a cargo de los restauradores Alberto Compiani y Eric González.

El Décimosegundo Festival del IOHIO está programado para febrero de 2018 y estamos seguros de que contaremos con la participación de un maravilloso grupo de personas como ocurrió en esta ocasión. Las palabras de un participante hablan por sí mismas: “¡El festival fue maravilloso, no existe nada que se le compare!”.

EL DERECHO AL ARTE Y LA CULTURA PARA NUESTROS INFANTES

El 27 y 28 de febrero hubo una fiesta infantil en el Centro Cultural San Pablo. Fue una celebración colmada de cultura: dos mañanas y dos tardes dedicadas exclusivamente al público más pequeño al que en diversas ocasiones no se le permite la entrada a teatros y espacios donde se ofrecen propuestas, inclusive infantiles.

La población más pequeña, también llamada primera infancia, que va desde un recién nacido hasta los seis años, fue motivo de atención y dedicación. Gracias a la sinergia de la Fundación Alfredo Harp Helú Oaxaca y al programa federal de la Secretaría de Cultura, Alas y Raíces, fue posible que más de 800 infantes y sus respectivos familiares disfrutaran jugando, bailando, cantando, pintando, haciendo teatro y leyendo. Cada pequeño con su acompañante transitaba de taller en taller gozando a lo grande.

Los rostros de los familiares eran de asombro y de expectación: ¿cómo?, ¿un taller de teatro, de literatura, música y artes plásticas para pequeños de cero a tres años? Esto sí fue posible, así como una obra de teatro y un espectáculo musical de Cri-Cri.

En palabras de Eva Janovitz, directora de esta primera feria realizada en la ciudad de Oaxaca, la respuesta de los asistentes fue notable e increíble. Desde la Coordinación de Proyectos Educativos de la FAHHO se intensificó la campaña informativa de este 1.er Festival para la Primera Infancia. Los padres de familia e interesados inscribían a sus hijos, lográndose el registro de 800 infantes que participarían en los 32 talleres. Por razones obvias, hubo participantes que no pudieron llegar y los que estaban en lista de espera o llegaban en el momento pudieron participar.

El Centro Cultural San Pablo se convirtió en un maravilloso escenario para esta fiesta. La ambientación a cargo de Alas y Raíces fue una sorpresa para todos: una mamá pata y su pequeño hijo, ataviados con prendas de nuestras regiones, fueron el marco para que muchos se tomaran la foto del recuerdo. Los más de diez especialistas que vinieron a guiar las actividades y los testimonios de los familiares participantes coinciden en algunas ideas:

• Desde casa podemos crear espacios de arte y cultura con nuestros infantes, siendo creativos sin mayor gasto, buscando materiales y dándonos tiempo y libertad para convivir con ellos.

• No forzar a los infantes; sí guiarlos y seguirlos de acuerdo con sus intereses y gustos, observarlos y respetarlos. Estar listos para las sorpresas que surjan.

• Reconocer el valor de la observación y la escucha con los más pequeños, vivirlo y disfrutarlo.

• El juego es una las mejores plataformas para conocernos como humanos y para los niños es vital y atractivo.

• No preocuparse por lo que puedan aprender, mejor relajarnos y gozar de la actividad que estemos viviendo con los infantes.

Aunque las ofertas culturales y artísticas para la primera infancia todavía son limitadas, se pueden buscar referentes y visitar, espacios, por ejemplo, la BS Biblioteca Infantil de Oaxaca, en Xochimilco, que cuenta con espacios y actividades diseñados para esta población.

A modo de cierre. Para todos los que vivieron la experiencia en esos dos días, los invitamos a replicar en casa lo que más les haya gustado a los pequeños, y que se atrevan a volver a ser niños y niñas con sus seres amados.

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COR MAGIS. EL BIEN COMÚN

En el marco de la celebración del Año de Italia en Latinoamérica, el Centro Cultural San Pablo presenta la exposición Cor magis. El bien común: Frescos del Palacio Público de Siena, en la cual, con reproducciones de los frescos del siglo XIV de Ambrogio Lorenzetti ubicados en el Palacio Público de Siena (Italia), se muestra, además de una gran riqueza artística, el anhelo del artista y de la sociedad por alcanzar el bien común, inculcando a través del arte los valores cívicos y morales del buen gobierno y mostrando los horrores e impunidades de su contraparte: el bien propio.

Mediante una infografía, preguntas abiertas y los mismos frescos, la exposición busca entablar una comunicación directa con el visitante, invitándolo a la reflexión y exhortándolo a voltear la vista a sí mismo como ciudadano y parte de una sociedad que se encuentra en la búsqueda del bien común.

PORTADORES DE SABERES: NUEVOS IMPULSOS A LA CREACIÓN TEXTIL OAXAQUEÑA

Gracias a la primera Convocatoria de Apoyo a la Creación de Textiles Artesanales del Estado de Oaxaca, desde octubre de 2015, la Fundación Alfredo Harp Helú Oaxaca y la Secretaría de Cultura federal han unido esfuerzos para apoyar la creación de textiles artesanales con becas otorgadas a nueve agrupaciones de diferentes regiones del estado.

Con el objetivo de generar las condiciones favorables para los creadores textiles, portadores de los saberes ancestrales de los pueblos originarios de Oaxaca, este programa brinda espacios de experimentación por medio de talleres en los que se privilegian la participación y el intercambio de ideas y de experiencias con los integrantes de las agrupaciones. Así, hemos impulsado este modelo, como una propuesta que abre la posibilidad de conciliar un mercado demandante con la preservación de un patrimonio cultural que ha sido transmitido de generación a generación a través del tiempo.

A lo largo de estos meses, en los talleres han surgido propuestas por parte de los grupos becados para recuperar la elaboración de sus prendas tradicionales, la aplicación de nuevos colores en sus piezas y la motivación de querer transmitir a otros sus conocimientos sobre el arte textil que han heredado.

Es de resaltar el interés que muchos de ellos han manifestado por la revitalización de la tradición textil en sus comunidades, en las que, en voz de los portadores, se han dejado de elaborar o de usar ciertas prendas. Algunos han retornado al uso de los materiales de origen natural: han reemplazado los estambres por el algodón y las tinturas sintéticas por grana, añil, flores o cortezas de árboles. Y, sin lugar a duda, todos ellos están encontrando ese punto medio en el que la tradición y la modernidad se conjugan en sus textiles para buscar un posicionamiento en un mercado que tiene los ojos puestos en esta manifestación cultural particular que ha tenido en los últimos años una difusión tal, que ha rebasado las fronteras de lo comunitario.

Con el ánimo de propiciar una conciencia en la sociedad en general sobre el valor no sólo estético sino cultural que encierra el arte textil (usos rituales, sociales, conocimientos de la naturaleza y del mundo reflejados en la gran diversidad de materiales, técnicas de tejido y estilos de diseño), este programa promueve el trabajo y el apoyo puntual y directo con los artistas, propiciando la contextualización de sus obras de arte popular y creando condiciones para que esta manifestación cultural quede en manos de ellos mismos, fomentando así una forma de protección, por parte de los portadores de este patrimonio, no sólo del textil per se, sino de los conocimientos y saberes acumulados y deposita- dos en cada una de las piezas creadas.

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