Colecciones de las bibliotecas

Un apartado de gran relevancia dentro del Baúl de la Fundación Alfredo Harp Helú Oaxaca es el que reza “Libros y manuscritos”, que es donde se reune un número importante de referencias bibliográficas de los materiales que resguardan las diferentes bibliotecas de esta fundación y filiales.

A las principales tareas de la FAHHO —promoción del deporte, revalorización y cuidado del medio ambiente y apoyo a la salud— se suma el rescate y difusión de textos que datan de distintas épocas y que se encuentran en diferentes lenguas; lo que explica la adopción de las bibliotecas Andrés Henestrosa y Jorge Luis Borges, además de la creación de una especializada en textos en lenguas originarias y la creación de la Red de Bibliotecas Infantiles BS, entre varias más. Hoy encontramos en línea —es decir, a disposición de todo aquel que las necesite y que tenga un dispositivo con internet— las referencias bibliográficas de los acervos de cada una de las filiales (a excepción de las BS) que componen esta fundación.

Con un proyecto de Adabi, en el 2008 se empezó a catalogar el acervo bibliográfico de la Biblioteca Francisco de Burgoa que anteriormente solo estaba inventariado. Ante la necesidad de poner al alcance de los usuarios la información, en el 2017 se consideró incluir los registros en el Sistema de Información de la FAHHO (SIFAHHO) para empezar a crear un catálogo colectivo. Hoy, desde el Baúl, tenemos acceso a referencias bibliográficas no solo de su colección antigua, sino también de sus colecciones especiales, que contienen fondos que pertenecieron a importantes personajes de la cultura, política y salud del estado, como el Lic. Benito Juárez Maza, Matías Romero, el Dr. Aurelio Valdivieso y Jorge Fernando Iturribarría, por mencionar algunos. Entre los tipos de materiales que han sido catalogados se encuentran libros, publicaciones periódicas, documentos, fotografías y dibujos.

La Biblioteca de Investigación Juan de Córdova, inaugurada en 2011, al mismo tiempo que el Centro Cultural San Pablo, se ha ganado un reconocimiento por parte de los estudiosos que aterrizan en sus salas para consultar libros especializados, hacer la tarea o leer el periódico. Pero también por parte de los expertos —lingüistas y filólogos— en las lenguas originarias del estado, atendiendo a “la defensa, promoción y preservación de las lenguas y los documentos mesoamericanos” como razón de ser de esta biblioteca. Así, para quienes no tienen la fortuna de pasearse por sus salas o de apoltronarse en sus escritorios, el Baúl FAHHO representa una buena oportunidad. Al día de hoy se ha catalogado un 60 % del acervo de la BIJC, y desde el buscador del Baúl se puede acceder las referencias bibliográficas de manera gratuita. Debemos agregar que, afortunadamente, todas las colecciones se encuentran en constante crecimiento. Los fondos y colecciones que componen este acervo son los siguientes:

El Fondo John Paddock está integrado por fotografías, planos, notas de campo y publicaciones de sus investigaciones arqueológicas, así como sus estudios de códices y lienzos pictográficos.

El Fondo Irmgard Weitlaner Johnson contiene “la investigación de mayor rigor, amplitud y profundidad sobre el arte textil indígena”. Esta compilación alberga documentos que la maestra generó durante una trayectoria de 70 años, lo que le otorga a esta colección una importancia fundamental no solo para el estudio de textiles de Oaxaca, sino de México.

El Fondo Luis Castañeda Guzmán, integrado por fotografías, correspondencia, mapas, planos y otros documentos impresos, da cuenta del recorrido profesional de este abogado y político oaxaqueño, pero también de su participación en el ámbito de la educación y cultura. Aquí encontramos documentos que pertenecieron a su padre, Julián Castañeda, y donaciones de amigos y personas que consultaron documentos y libros de su biblioteca personal.

El Fondo Thomas Smith-Stark lo conforman más de 2500 publicaciones, entre notas, materiales de docencia, borradores, mapas y dibujos de su proceso de investigación, así como su correspondencia personal. La importancia de todo este material se vuelve mayor al agregar las aportaciones que hizo a los estudios de lingüística histórica, lenguas mayenses, zapotecas y hasta a la lengua de señas. Como dato último, desarrolló el que posiblemente sea el más detallado y completo diccionario de una lengua zapoteca contemporánea.

La Biblioteca María Isabel Grañén Porrúa contiene el registro de 61 ejemplares en los que la doctora en Historia y presidenta de la FAHHO ha participado, ya sea como autora, prologuista, presentadora o editora. Destaca el libro de su autoría Los grabados en la obra de Juan Pablos: primer impresor de la Nueva España, 1539-1560 que además cuenta con un prólogo de Clive Griffin y notas del impresor Juan Pascoe. También se registran catálogos de exposiciones, biografías y monografías de temas relacionados con el quehacer de la fundación que preside, como es la historia, el deporte, la gastronomía, entre otros.

La Biblioteca de don Manuel Porrúa arroja 2 430 resultados, que son los libros que el editor e impresor pudo adquirir y atesorar durante su vida. Se registran 695 libros sobre literatura, siendo la de México la predominante.

La Biblioteca de la familia Harp Grañén contiene 947 resultados, y los temas que la componen son arte, beisbol, botánica, historia de Líbano, geografía, literatura, arquitectura, entre otros.

Por otro lado, el acervo de más de 40000 volúmenes sobre historia y literatura mexicana que perteneció al escritor ixhuateco que da nombre a la Biblioteca Andrés Henestrosa se ha catalogado en un 30 % para el Baúl FAHHO. Como se menciona más adelante, han sido catalogados poco más de 5300 objetos, y se cuenta con el registro bibliográfico de 4135 entradas.

En este compendio de referencias bibliográficas, el ávido buscador encontrará 264 libros sobre historia general americana, 204 sobre lengua y literatura, 146 sobre filosofía, psicología y religión, 72 sobre historia mundial, entre otras materias, como medicina, música, ciencias sociales y leyes.

Se ha señalado que su colección de libros sobre historia es una de las más completas sobre el tema en Oaxaca. De ella se encuentra el registro de una Colección de cuadros sinópticos de los pueblos, haciendas y ranchos del estado libre y soberano de Oaxaca —por nombrar solamente lo dos ejemplares más antiguos—, impreso en 1883 por Ignacio Candiani, y Las ruinas de Mitla, de Manuel Francisco Álvarez, impreso en 1900 en los Talleres de la Escuela Nacional de Artes y Oficios para Hombres. En cuanto a los libros sobre literatura, cuenta con un ejemplar de De Lamartine de 1861, traducido por Francisco Zarco.

La biblioteca de la Casa de la Ciudad, especializada en temas de urbanismo, sustentabilidad, arquitectura oaxaqueña y restauración, cuenta con poco más de 2800 ejemplares, de los cuales, 237 se encuentran catalogados en el Baúl FAHHO. Desde enciclopedias, ficciones y catálogos, las referencias bibliográficas que estudiantes y especialistas podrán encontrar —material audiovisual, libros, monografías, enciclopedias y publicaciones periódicas— se enriquecen constantemente; al día de hoy, el proceso de catalogación apenas se encuentra en su fase inicial.

El licenciado José Lorenzo Cossío y Cosío, como se ha mencionado en diversas notas de este boletín, fue un bibliófilo y coleccionista mexicano del que destaca su labor como director de academias de filatelia, numismática y ciencia, y como asesor de cuatro presidentes de la república. Su gran colección bibliográfica se ha dividido en dos repositorios, uno en el edificio de Adabi, en Coyoacán, y otro al interior del Museo de la Filatelia de Oaxaca, a unas calles del corazón de la ciudad. En ambos casos, las bibliotecas llevan su nombre. En cuanto a la colección especializada en filatelia —que contiene a su vez la colección “Beisbol”, “México” y “Postales”—, el Baúl FAHHO aloja registros bibliográficos de 19 ejemplares, puesto que el proceso de catalogación de este acervo se encuentra en su fase inicial. Sin embargo, en el Repositorio FAHHO ya se encuentran más de 2000 imágenes de timbres postales.

Mas adelante ampliaremos la descripción sobre el Fondo Antiguo perteneciente a la Biblioteca José Lorenzo Cossío y Cosío que se resguarda en Adabi y que se ha catalogado dentro del Baúl FAHHO.


Acervo fotográfico de Irmgard Weitlaner
en el Repositorio Digital FAHHO

Detalle de una faja femenina de San Juan Tuxtepec, Edo. de México. Muestra figuras geométricas de animales y plantas.

Ha sido todo un viaje y un placer el conocer cada una de las fotografías que la maestra Irmgard Weitlaner Johnson tomó durante sus viajes a diferentes pueblos originarios de México y de los países colindantes del Sur. En ellas no solo he visto textiles y sus diversas formas de elaboración, también he conocido paisajes, montañas, ríos, formas de organización social y personas que habitan esos lugares. Dada esta coincidencia, a continuación hablaré de la colección fotográfica de la maestra Irmgard Weitlaner, acervo que catalogué en tiempo pandémico, desde noviembre de 2020 hasta principios de este año.

Para mostrar un poco sobre su vida debo decir que la maestra Irmgard (1914-2011) fue hija del antropólogo y lingüista austriaco Roberto Weitlaner, de quien heredó el gusto por conocer pueblos originarios de América. Sus primeras expediciones fueron en la zona chinanteca y mazateca de Oaxaca. En sus fotografías se puede observar que el trayecto lo realizó en su mayoría en animales de carga, atravesando ríos o puentes colgantes, y solo alguna vez en tren o avioneta. Dedicó su vida al estudio de las tradiciones textiles de México y Mesoamérica y en años posteriores tuvo una escuela de jóvenes aprendices de esta tradición.

En varias de las fotografías aparecen quienes fueron sus compañeros de viaje: Jean Bassett Johnson, Bernard Bevan, Guy Stresser-Péan, Bodil Christensen, entre otros. Estos investigadores publicaron diversas obras con temas antropológicos, etnográficos y de textiles que surgieron de su atenta observación en estos recorridos, tales como The Mazatec Calendar (1946) de Robert e Irmgard Weitlaner, Brujerías y Papel Precolombino (1971) de Bodil Christensen, y Los chinantecos y su hábitat (1987) de Bernard Bevan.

Algunas de las escenas e imágenes que han llamado mi atención muestran la pulcra vestimenta de las mujeres en una procesión religiosa de Puebla, adornadas con abundantes tlacoyales que forman un rodete en la cabeza y rematado con un paño de gasa; los coloridos y floreados huipiles mazatecos acompañados de un enredo blancoazul de telar; los geométricos y brocados huipiles chinantecos que abundan en rojo; los elegantes posahuancos mixtecos teñidos con caracol o añil; la gran variedad de fajas labradas en diferentes estilos y figuras; los quechquemitl de tan geométrica y complicada elaboración, así como la singularidad y arte de cada malacate o aguja para la creación de innumerables textiles.

El acervo fotográfico Irmgard Weitlaner contiene alrededor de 22000 imágenes en diferentes formatos (positivos, negativos, gran formato, diapositivas, fotopostales) que se resguardan en la bóveda fría de la Biblioteca de Investigación Juan de Córdova. Actualmente se ha catalogado una parte de las de “formato positivo”. En los años venideros, la catalogación de este acervo continuará con el fin de que más personas puedan conocer las tradiciones textiles y el recorrido de Irmgard entre los años 1935 1975.

Irmgard Weitlaner, Jean Bassett, Louise Lacaud y compañía en Teopoxco, Oaxaca. [1938].

La tarea de catalogar a veces puede resultar tediosa porque implica revisar detenidamente cada fotografía y hacer una descripción objetiva de la que no escape, ni sobre nada; pero también implica documentarse, comparar y revisar bibliografía. En este caso, la información que contiene cada imagen se complementa con los diarios de campo y las notas que la maestra Irmgard tomó en cada recorrido. Aunado a ello, las fotografías están relacionadas con otras que pueden haber sido tomadas desde otro ángulo, desde otro formato o desde la cámara de alguno de los viajeros que la acompañaron.

En el Baúl de la Fundación Alfredo Harp Helú Oaxaca, un portal para acceder a bibliotecas y a otros acervos culturales que promueve esta institución, encontraremos un repositorio digital en el que participan la Biblioteca Francisco de Burgoa, el Archivo Libanés de México, la Biblioteca de Investigación Juan de Córdova, entre muchas otras. En esta última se encuentran fotografías ya digitalizadas y catalogadas de la colección Irmgard Weitlaner, misma que se irá actualizando.

Para la catalogación hemos empleado la plantilla Qualified Dublin Core a través de DSpace 6.3. Todas las fotografías tienen una calidad media o estándar para facilitar su descarga en línea, y por supuesto, se pueden solicitar digitalizaciones de mayor resolución para fines académicos.

Esperamos que este repositorio sea una herramienta para investigadores y curiosos que deseen conocer los textiles mexicanos, los lugares que Irmgard visitó, así como las costumbres de estos pueblos.

Te invitamos a visitar este acervo que la BIJC y la FAHHO ponen a tu disposición.


De la vía angosta a la vía ancha

Conscientes de la importancia y la necesidad de dar a conocer nuestra historia, el Baúl de la Fundación Alfredo Harp Helú de Oaxaca surge como respuesta a esta necesidad, dando lugar a un repositorio donde los proyectos apoyados por dicha fundación ponen al alcance del público interesado y curiosos una gran variedad de libros, manuscritos, fotos, textos, acervos postales y de arte textil digitalizados.

Así, al término del proyecto de organización, restauración, estabilización y digitalización de los diferentes elementos que componen la colección Manuel R. Palacios, estos serán puestos en el Baúl a disposición del público para continuar con el compromiso de la FAHHO, Adabi Oaxaca y el Museo Infantil de Oaxaca de preservar y difundir la historia ferroviaria en nuestro estado.

A continuación les contamos detalladamente sobre uno de los elementos más importantes que resguarda el Fondo Manuel R. Palacios: la revista Ferronales.

El sueño de unir a Oaxaca con el resto de la república a través de vías férreas surgió en 1848 con el presidente Benito Juárez; pero fue hasta 1889 que comenzó la construcción de esta línea, impulsada por Matías Romero y Porfirio Díaz.

El 13 de noviembre de 1892 se inauguró, finalmente, la Estación del Ferrocarril de Oaxaca, por el gobernador Gregorio Chávez y el presidente Porfirio Díaz. Durante sesenta años, pequeños trenes de vapor atravesaron los valles y las montañas oaxaqueñas, llevando y trayendo consigo ilusiones, recuerdos y esperanzas. Pero esto terminó en 1952.

El 10 de agosto de ese año partió el último tren de vía angosta de la ciudad de Oaxaca. Impulsado por la locomotora NM226, el convoy fue despedido con música, arreglos florales, entonaciones del himno nacional y lágrimas; escena que se repitió a su paso por Telixtlahuaca, Las Sedas, Parián, Anonas, Santa Catarina y Tomellín.

Nueve días después de tan emotiva despedida, partió de la estación de Buenavista, en la Ciudad de México, el tren de vía ancha que serviría de prueba para el recién construido tramo entre Puebla y Oaxaca. Remolcado por la locomotora de diésel 6300 llevó consigo los carros 1111 y 1247, el pullman “Ignacio Zaragoza” y los coches especiales 3539 y 3518.

El 20 de agosto de 1952 entró a los andenes de la estación de Oaxaca el primer tren de vía ancha. Materialmente cubierto de flores, fue recibido entre gritos de júbilo y agradecimiento al presidente Miguel Alemán y al entonces gerente general de los Ferrocarriles Nacionales de México, Manuel R. Palacios, quien fungió como maquinista en tan importante momento.

En octubre, tras la prueba de la vía ancha, comenzaron los preparativos para su inauguración. Manuel R. Palacios convocó entonces a un concurso de carteles bajo las temáticas “La nueva vía ancha” y “Oaxaca turístico”.

Los artistas mexicanos no tardaron en responder y con las obras reunidas se realizó una exposición en el patio del Palacio de Iturbide, en la Ciudad de México. De este concurso resultó ganador, en el tema “Oaxaca turístico”, Juan Renau, y en “La nueva vía ancha”, Mauricio Devaux.

El relato contado hasta ahora ha sido reconstruido gracias a diferentes artículos de revistas Ferronales1
que forman parte del archivo histórico Manuel R. Palacios, un acervo donado a la FAHHO por la familia
Palacios, y que ha quedado a resguardo en la antigua estación del ferrocarril.

Algo que llama la atención es que la última mención de la inauguración de la vía ancha, en dichas revistas, es en octubre de 1952, justamente con el concurso de carteles. Resulta extraño que en adelante no se haya escrito acerca del evento de inauguración, a pesar de la precisión que caracterizó a los escritores de Ferronales.

Aunque a primera vista podría considerarse que esta historia quedó inconclusa, gracias a la amplitud del archivo Manuel R. Palacios y al trabajo de organización, restauración y estabilización hecho por el equipo de Adabi Oaxaca se ha podido conocer más información respecto a este periodo.

Dentro de los documentos particulares del Lic. Palacios se encontró una carta escrita por su secretario particular, el Lic. Juvenal González Gris, dirigida al entonces gobernador de Oaxaca, Manuel Cabrera Carrasquedo. En la misiva se notificaba de la llegada del presidente Miguel Alemán y “119 invitados más” entre los días 22 y 23 de noviembre para la inauguración de la vía ancha.

Asimismo, en el archivo se encuentra un documento fechado el 23 de noviembre de 1952, etiquetado como “Discurso pronunciado por el señor Licenciado Manuel R. Palacios, en la ceremonia inaugural de las obras de ensanchamiento del Ferrocarril Mexicano del Sur. México-Oaxaca”. En este discurso se cuenta la historia de los ferrocarriles en la república, los cuales representaron un superávit que fue disminuyendo a medida que las máquinas y su equipo fueron desgastándose y su conservación, abandonada.

Los estudios realizados al interior de Ferrocarriles Nacionales de México sobre las condiciones económicas prevalecientes en la línea, arrojaron que hubo un incremento natural y constante de la carga a partir de 1934, lo que justificó la necesidad del ensanchamiento de la vía. A partir de ese momento comenzó la modernización de la vía angosta para dar paso a la vía ancha.

Este monumental proyecto, en el tramo que une a Puebla y Oaxaca, requirió de 978910 m3 de tierra para reforzamiento de terraplanes, y 631 000 m3 del mismo material para la ampliación de cortes. La obra exigió el reforzamiento de 1111 puentes que permitieron el paso de trenes de gran tonelaje.

En líneas de menos frecuencia de tráfico se utilizaron 52 742 toneladas de rieles de 60 y 85 libras, procedentes de las líneas que fueron renovadas. Para las rutas con mayor demanda y curvatura se utilizaron 14 560 toneladas de riel nuevo de 112 libras, procedentes de Francia, y se consolidó la vía con un total de 1 045 520 metros cúbicos de balasto.

Gracias a la documentación particular del gerente, Manuel R. Palacios, que ha sido organizada recientemente por Adabi, sabemos que en esta obra trabajaron 3000 hombres de la administración de los FNM, en su mayoría del departamento de Vía, pemachadores de puentes y tanques, puenteros, albañiles y cuadrillas regulares, en cuyos esfuerzos se reconoció que la mayor riqueza de un país está en su gente.

La continuación de la historia no retratada en la revista Ferronales, sobre la ampliación de la vía ha sido realizada gracias a la documentación particular del Lic. Manuel R. Palacios, misma que fue resguardada por su familia. En ese sentido, hacemos una invitación a reconocer la riqueza que se encuentra en archivos personales, fotográficos, acervos documentales y objetos patrimoniales.

1 El último tren de vía angosta en la línea del mexicano del sur. José Antonio Rodríguez, agosto 1952. La ofrenda del pueblo. Mariano Franco M., septiembre de 1952. Concurso de carteles sobre la nueva vía ancha de México a Oaxaca, octubre 1952.


Una estrategia para la conservación y visibilización de las colecciones filatélicas en el Repositorio Digital FAHHO

A partir de la creación de la Red de Unidades de Información de Oaxaca, RUIO, la relación con las coordinadoras de la Biblioteca de Investigación Juan de Córdova, la Biblioteca Francisco de Burgoa y la Biblioteca José Lorenzo Cossío y Cosío fue fundamental, pues sabedoras de las necesidades en los acervos —desde la organización de las colecciones, catalogación, conservación y difusión— participaron de manera conjunta en la elaboración del proyecto Sistemas de Información de la Fundación Alfredo Harp Helú Oaxaca, SIFAHHO, en beneficio del extraordinario acervo cultural que resguarda esta Fundación y que hoy en día, mediante el Repositorio Digital FAHHO, pone al alcance de estudiantes, investigadores y público en general, distintos objetos digitales. Este proyecto es el resultado de la sinergia de quienes custodian los distintos acervos de la FAHHO, un importante ejemplo del trabajo colaborativo que se ha extendido a todas las filiales y que, hoy en día, es un gran equipo interdisciplinario comprometido con la preservación y difusión del patrimonio cultural.

Actualmente el Museo de la Filatelia de Oaxaca resguarda en su acervo más de 60 colecciones, las cuales están organizadas por país o por temática. Para el proyecto SIFAHHO se eligió una de cada tipo: la colección México y la de Beisbol. Sin embargo, otro de los criterios a considerar fue, de la primera, su relevancia histórica, y de la segunda, el hecho de que es la colección temática más grande de nuestro acervo. Ambas colecciones se exhiben de manera permanente en la Bóveda Mufi y reúnen más de cinco mil piezas filatélicas.

Así como un filatelista experto necesita del instrumento elemental —la lupa— para identificar las variedades (por ejemplo, dos o más timbres con el mismo motivo, con diferentes características en su color, dentado), tipo de papel (grueso, delgado, satinado), marcas de agua o algún detalle de impresión, el curador digital requiere una observación disciplinada para catalogar una pieza postal, aunado al conocimiento que necesita sobre las normas de catalogación propias de la bibliotecología y la constante actualización en temas de digitalización, catalogación y derechos de autor.

El proceso de catalogación de colecciones filatélicas es complejo, incluso lo ha sido desde el diseño de las plantillas Dublin Core, en las cuales se anotan los metadatos para describir los recursos. Sin embargo, sobre la práctica, a prueba y error, los curadores digitales adquieren experiencia en la identificación de elementos para un adecuado registro de información del objeto digital.

El desarrollo del proyecto en el Mufi posibilitó la implementación de estrategias que cubrieran ciertas necesidades de las colecciones en un mismo proceso, como es el caso de la digitalización en la que fue oportuna la actualización del inventario y el registro del estado de conservación de las piezas, así como la integración de elementos faltantes o de reciente adquisición. Es pertinente mencionar que ya que estas piezas forman parte de las exposiciones permanentes del Museo, se tuvo que capacitar al personal para mostrarle la adecuada manipulación durante el proceso de desmontaje, digitalización y, nuevamente, en el montaje, momento en el que es imprescindible cerciorarse de la adecuada colocación de soportes (hojas de álbum y cartulinas), de esta forma como de la reposición de monturas, mylar y esquineros, procurando así la conservación de la colección.

Para el Mufi, el Repositorio Digital fahho constituye una excelente iniciativa, una estrategia aplicable a la preservación digital de las colecciones, con amplia posibilidad de llegar a nuevos públicos y nuevas generaciones de coleccionistas al visibilizar el gran acervo filatélico y numismático de México y el mundo. Las colecciones del museo en el Repositorio son un gran logro y un buen modelo a seguir para futuros espacios museísticos que contribuyan en la preservación de la filatelia mundial. Próximamente, el equipo del Mufi enfrentará un nuevo reto: digitalizar su primera colección numismática.

Lo anterior nos hace pensar, de forma ambiciosa, en lo que implicaría preservar digitalmente las colecciones del Mufi. Por el momento, y con gran entusiasmo, compartimos que la catalogación de la colección México ha concluido, esperamos recibir las emisiones restantes de este año para que en el 2023 se integren a la colección digital.


El Fondo Antiguo de la Cossío en el Baúl

La Biblioteca José Lorenzo Cossío y Cosío se compone de cuatro colecciones: Bibliográfica —que data del siglo XVI hasta el XX, y que consta de libros antiguos, históricos y modernos, publicaciones periódicas y material gráfico—, la Documental, la Fotográfica y la de Objetos. Dentro de la Colección Bibliográfica sobresalen las obras sobre historia de México, arte, arqueología, literatura, derecho, la colección de folletos sobre ciencia, historia y lingüística, los códices facsimilares, la primera y segunda serie de la revista Artes de México, los Breviarios del Fondo de Cultura Económica, la colección SepSetentas y Sepan Cuantos de la Editorial Porrúa. La mayoría de los libros modernos son primeras ediciones y muchos de ellos están dedicados por sus autores al Lic. José Lorenzo Cossío.

Dentro de esta colección bibliográfica encontramos el Fondo Antiguo que está conformado por 710 volúmenes: 4 del siglo XVI, 81 del siglo XVII, 505 del siglo XVIII y 120 del siglo XIX; destacan los impresos mexicanos de los siglos XVII, XVIII y XIX. Los principales temas de este Fondo tratan sobre la biblia, catecismo, derecho civil y eclesiástico, teología, predicación y biografías. Sobresalen los sermones del siglo XVIII. Idalia García, en su texto Religión y tipografía: la protesta de fe en el impreso novohispano, menciona que los sermones representan una transición de la cultura oral de la predicación a la cultura impresa. En la Biblioteca Cossío también se resguardan sermones de cuaresma, de los misterios de la virgen y de nuestro señor Jesucristo, así como panegíricos escritos, principalmente, por el padre Carlos de la Rue, Luis Burdalue y Paolo Segneri de la Compañía de Jesús. La mayoría de los libros tienen marcas de propiedad, como las marcas de fuego de las diferentes órdenes religiosas, institutos y particulares a los que pertenecieron, exlibris manuscritos o en estampa y sellos en tinta y broquelados de sus antiguos dueños.

Se trata de libros de una gran belleza por los grabados xilográficos y calcográficos que lo adornan, por las letras capitulares floreadas e historiadas, así como por sus encuadernaciones en pergamino o cuero.

A partir de este proceso de catalogación del acervo que resguardan las diversas sedes de la Fundación Alfredo Harp Helú Oaxaca y filiales amigas, los ejemplares provenientes de la Cossío que tienen su registro en el Baúl FAHHO suman 80 elementos, que versan sobre temas específicos como apologética, derecho eclesiástico, historia de la Iglesia y vida monástica y religiosa.


Colección del Museo

En los primeros meses de funcionamiento del Museo Diablos, los visitantes han expresado cuáles son sus objetos favoritos dentro de un universo que comprende desde trofeos y anillos hasta carteles y revistas de diferentes épocas. Sin embargo, la mayoría de los asistentes manifiesta que aquellos artículos o prendas que usaron los grandes ídolos de los Diablos Rojos los transportan al pasado para volver a vibrar con lo que sus ojos registraron, o en muchos casos, lo que leyeron o escucharon mientras crecía su pasión por el equipo de la historia incomparable.

Entre tantas piezas valiosas que portaron las glorias del ayer se han seleccionado algunas de las que han causado más impacto entre los visitantes.

La careta de Francisco Paquín Estrada, primer jugador de exportación en la historia de los Diablos Rojos y cácher con más temporadas jugadas en la Liga Mexicana, por ejemplo.

La chamarra de Ramón Arano, máximo ganador en la historia de la Liga Mexicana y pícher que venció a los Yankees de Nueva York (este artículo es propiedad de la Familia Arano).

El guante de Raymond Dandridge, pelotero que, a pesar de no jugar en Grandes Ligas, ocupa un sitio en el Salón de la Fama del Beisbol de Estados Unidos. Aunque su posición natural fue la tercera base, con el México figuró como short stop.

La camisola y gorra de Benjamín Cananea Reyes, mánager con más juegos y campeonatos ganados en la historia del equipo, también conocido como “El Súper Mánager”.

El guante usado por Roberto Ramírez en sus dos juegos sin hit ni carrera. La colección también incluye la pelota del out final de uno de esos juegos, el segundo para ser precisos.

Guante y bat de Ramón El Diablo Montoya, espectacular jardinero de entrega total, indiscutiblemente el jugador más famoso en la historia del equipo escarlata.

Y mención especial para diferentes piezas donadas por la familia de Leo Rodríguez, considerado uno de los mejores terceras bases en la historia del beisbol mexicano y que con los Diablos fue jugador, coach y mánager interino. Entre los diferentes objetos destaca el uniforme completo que portó en 1964, además de otras franelas y manopla. La colección de objetos de don Leo es posiblemente la más grande del Museo Diablos y estamos sumamente agradecidos con su esposa e hijos que desde un principio nos brindaron su valiosa ayuda.


La filantropía como vocación

Con el apoyo de un gran equipo de personas, la Fundación Alfredo Harp Helú Oaxaca ejecuta diversos proyectos especializados en áreas específicas en beneficio de la comunidad y atendiendo diversas necesidades. Desde hace más de veinte años, mucho del esfuerzo filantrópico del contador Alfredo Harp Helú se ha canalizado en Oaxaca.

Uno de estos proyectos especializados es la Casa de la Ciudad, donde promovemos una mejor calidad de vida de los habitantes de la ciudad, apoyando e impulsando iniciativas de mejora de espacios urbanos y generando una cartelera de actividades continuas que incentiven la convivencia entre los habitantes, el diálogo y el aprendizaje en diversas áreas relativas al estudio de la ciudad.

Cada 8 de noviembre se celebra el Día Internacional de la Filantropía con el motivo de reconocer la labor de quienes realizan algún trabajo voluntario y desinteresadamente, en beneficio de la población más vulnerable y buscando transformar la calidad de vida de las personas. La filantropía se manifiesta de distintas formas, de manera individual o en acciones colectivas. Una forma de filantropía es dedicar conocimiento y tiempo en instituciones que persiguen este objetivo.

A partir de esta vocación, en la Casa de la Ciudad hemos ejecutado, en lo que va del 2022, una serie de acciones para acercar a la comunidad a nuevas formas de comprender y percibir la ciudad. Ejemplo de ello fue la exposición “Radiografía Urbana de Oaxaca” que, con motivo de nuestro aniversario número 17, mostró el resultado de una investigación realizada en el Observatorio Urbano en temas ambientales, demográficos, económicos de espacio público y movilidad en la zona metropolitana de Oaxaca.

Este año regresamos a los talleres presenciales de ciclismo para niñas y niños en edad preescolar y primaria con el proyecto «mio Sobre Ruedas», los cuales se gestionan en colaboración con el Museo Infantil de Oaxaca el último sábado de cada mes, con el objetivo de enseñar a niñas y niños a andar en bici desde tres niveles esenciales: equilibrio, primeras rodadas y adquisición de habilidades complejas.

Este proyecto forma parte del programa “La Ciudad en Bici” en donde buscamos incentivar el uso de la bicicleta como modo de transporte.

Es importante destacar que continuamos con conferencias y charlas abiertas al público que tocaron temas como las nuevas tecnologías para la construcción de viviendas vernáculas, la protección del patrimonio edificado, las zonas arqueológicas y la ciudad, los espacios públicos, etc. Además de complementar nuestra agenda con diversas exposiciones que buscaron acercar a los espectadores a nuevas formas de percepción de los contextos urbanos.

Es importante comprender la importancia y el impacto de estas acciones en la labor filantrópica de la FAHHO para incidir en el desarrollo, conservación y mejoramiento de la ciudad en beneficio de sus habitantes, así como en la defensa de una ciudad más humana y sustentable.

Conoce más acerca de nuestro trabajo en: casadelaciudad.org


Reencuentros

Sucedió bajo la sombra de un árbol solitario, un palo mulato que por mucho tiempo cobijó a los niños que se refugiaban bajo su follaje; a los enamorados que se besaban en su ambiente verde y fresco, a las familias que descansaban en un día soleado… El 19 de octubre del 2021 volvió a recibirnos, en pleno otoño, sosteniendo sus hojas para cobijarnos y escuchar nuestras Cucharadas de Poesía.

Lectoras y lectores voluntarios del programa Seguimos Leyendo recibieron el llamado, tomaron sus poemas y vinieron a leerlos con nosotros en el atrio del Centro Cultural San Pablo, sede de nuestra Fundación Harp Helú Oaxaca. Nos reencontrábamos después de un año y medio de haber puesto pausa a nuestras actividades. Sin duda, el volver a vernos, escucharnos y estar nuevamente juntos para leernos y sentirnos mediante la palabra, la rima y el verso fue un momento muy emotivo.

Cada martes un lector trae un poema, y estos son elegidos con el alma, y al leerlos damos un poco de nosotros: “¡Ah la poesía…! Su música flecha la razón y el corazón”, como lo expresa Evelina Macellari, mientras Lucy Sandoval dice que es como “un brebaje”. Hoy cumplimos un año de encontrarnos y ojalá que sean más mientras haya alguien que lea y otro dispuesto a escuchar “una dosis exacta de poesía”, como lo expresa Ana Quintana.

Los reencuentros están dispuestos: los esperamos todos los martes a las 11:30 horas en el Centro Cultural San Pablo para seguir alimentando el espíritu con Cucharadas de Poesía.


Editorial

El transcurso de estos meses ha estado permeado por la pandemia, todavía presente; conflictos sociales y crisis que no pueden ignorarse. Sin embargo, cada uno de nosotros hace su aportación para que este mundo cambie. Hoy en día, con los casi tres años que nos preceden, tenemos más consciencia de estos cambios, vemos con más detalle los problemas y las juventudes e infancias son más capaces y atrevidas en el ámbito de la innovación. En nuestras manos está la posibilidad de brindarnos apoyo y salir adelante.

Desde la Fundación Alfredo Harp Helú Oaxaca buscamos dar este paso, ser quienes animen a las y los oaxaqueños a ser agentes de resiliencia, cambio y apoyo. En el número anterior conmemoramos los cinco años de los sismos de 2017, hablamos de la ayuda que se brindó y las acciones que hasta la fecha se han realizado para la reconstrucción del tejido social. En este número el lector encontrará notas sobre las acciones que lleva a cabo cada filial de la FAHHO, con paciencia, entrega y visión: toda nuestra labor está encaminada a ofrecer otra oportunidad a esta tierra en la que vivimos, ser consecuentes con el paso del tiempo y adecuarse a la realidad.

Los diferentes museos FAHHO trabajan en la difusión de sus acervos y múltiples manifestaciones artísticas: desde el Museo Textil de Oaxaca, Mariano Sosa nos comparte una experiencia con los tejidos de lana de Teotitlán del Valle y Juan Manuel Yáñez, del Museo Infantil, nos habla sobre la historia de los monos de calenda en México. El Centro Cultural San Pablo fue sede de las actividades de verano de Seguimos Leyendo; Guerreros de Oaxaca y Los Diablos Rojos del México nos narran sobre los prospectos de la Academia que son firmados y acerca de un jugador que se retira; por otro lado, Víctor Mendoza, de Casa de la Ciudad, reflexiona sobre las problemáticas cotidianas de la ciudad de Oaxaca, y desde Andares del Arte Popular nos comparten una nota acerca de las mujeres del Barro Rojo. La Red de Bibliotecas BS aporta un artículo de Yoliztlaman Carcoba sobre la lengua de señas mexicana; la Biblioteca Henestrosa nos descubre un libro-tesoro disponible para los amantes de la poesía, y desde Adabi de México nos cuentan una experiencia en un diplomado en administración de archivos y gestión documental.

Los invitamos a leer y a reflexionar con los temas que aquí les proponemos: todos podemos dar muchos pasos, encaminados a cambiar el rumbo que se nos presenta gris. Estos artículos y las puertas de nuestras filiales están abiertos para compartir, dialogar, crear y crecer.


Hilos que cantan

Mi nombre es Mariano Sosa Martínez, soy originario de Teotitlán del Valle, Oaxaca. Actualmente formo parte de la Cooperativa Bii Daüü y durante los últimos treintaidós años, junto con otros compañeros, hemos dedicado nuestra vida a reapropiarnos del conocimiento ancestral del tinte natural, aplicándolo en diferentes fibras como la lana, seda, plumas y algodón.

Los socios de Bii Daüü platicamos sobre una propuesta: trabajar con tejidos plasmando sonidos en ellos. Así pues, el grupo tomó la decisión de elaborar textiles basados en los sonidos que emiten las aves nativas de la región. Se realizó entonces una rifa entre la agrupación para determinar qué sonido debía plasmar cada uno: a mí me tocó el canto del zanate.

Tomé la decisión de hacer mi tejido con un peine de 16 hilos en una pulgada, el más fino con el que había trabajado, nada menos que trece años atrás. No sabía cómo lo haría, pero sería con ese peine.

Los compañeros también me comisionaron para realizar el teñido de los hilos, así que tuve que pedir ayuda a Juan Carlos Contreras Sosa y a Gervasio Sosa Martínez para que me auxiliaran con esta tarea.

Finalmente llegó la hora de la verdad. El día 8 de enero del presente año inicié con mi textil. El reto era entregarlo en la fecha señalada, y para lograrlo tenía que tejer cinco centímetros por día. El primer paso del hilo en la urdimbre me hizo retroceder en el tiempo trece años y me sentí con una energía muy positiva. Ese primer día le di un buen avance: diez centímetros; el segundo día ya empezaba el diseño y, debido a la aplicación de plumas, solo avancé tres centímetros, y así fueron los días sucesivos, por lo que en la primera semana mi ánimo decayó.

Para la segunda semana, Hector Meneses, del Museo Textil de Oaxaca, me preguntó cómo iba el progreso de los textiles. Le mandé fotos y me preguntó “¿Y las plumas azules que se ven en tu tapiz?”. Le expliqué el motivo, pensando que iba a desaprobar las plumas, sin embargo, me comentó “Se ven increíbles”, y a partir de ese momento me levanté más temprano para avanzarle lo más que se pudiera.

De igual manera, los turistas que visitaban nuestro taller me decían que estaba quedando excelente y eso me dio más aliento para continuar tejiendo con mucho más esmero. Las fechas de la exposición en el Museo Textil cambiaron y tuvimos más tiempo para trabajar sin tanta presión. Hacia fines de febrero terminé el textil con el canto del zanate y fue para mí una gran experiencia, ¡después de 13 años de no haber trabajado en un peine tan fino!

El conjunto de tejidos resultantes se muestra actualmente en el MTO. Sentí una enorme satisfacción cuando se exhibió el tapiz con el sonido que hace el zanate junto con los otros tapetes que se tejieron en la cooperativa. Y confirmé que las cosas se pueden lograr mediante el esfuerzo.

También puedes visitar esta exposición en la siguiente página web:
https://sites.google.com/museotextil.org/hilosquecantan


Oaxaca: patrimonio cultural de la humanidad

El 11 de diciembre de 1987, el centro histórico de Oaxaca y la zona arqueológica de Monte Albán fueron declaradas Patrimonio Cultural de la Humanidad por la unesco. Este título los distingue como sitios que deben ser reconocidos y preservados por su importancia cultural para la herencia no solo de los oaxaqueños, sino de toda la humanidad, al ser considerados de interés para la comunidad internacional.

Ambos sitios cuentan con un conjunto de valores urbano-arquitectónicos inigualables. No obstante, sufren las externalidades negativas del crecimiento de la mancha urbana en la Zona Metropolitana, y del gran flujo turístico que se ha observado en los últimos años, especialmente en el Centro Histórico. Actualmente, la ciudad sufre múltiples fenómenos que afectan en gran medida el patrimonio, poniendo en riesgo su legado cultural y arquitectónico. El enfoque principalmente turístico ha incentivado el crecimiento comercial nocturno, lo que ha llevado a muchos habitantes del centro a salir de esta zona por la inseguridad o por el aumento en el costo de las rentas que hace prácticamente imposible vivir en el sitio.

Esta transformación de Centro Históricohabitable a Centro Histórico-comercial ha impulsado la pérdida de la identidad y sentido de pertenencia de los vecinos del sitio, facilitando prácticas negativas para la ciudad. Ante el crecimiento turístico del estado de Oaxaca, es importante reconocer que han sido afectados el patrimonio intangible y el material, pues con la poca regulación y falta de conocimiento de la normativa, las modificaciones han sido evidentes: crecimiento en los niveles de construcción, cambios de usos de suelo, instalación de terrazas, vandalismo y usurpación del espacio público han sido solo algunos de los principales problemas que ponen en riesgo el legado cultural y arquitectónico que nombran a la ciudad como patrimonio de la humanidad.

La Fundación Alfredo Harp Helú Oaxaca, la Casa de la Ciudad, manifiestan preocupación ante todos estos fenómenos que requieren del urgente trabajo en equipo no solo de arquitectos, restauradores y urbanistas, sino de todas las instancias e instituciones que influyen en la modificación, restauración, conservación y preservación del entorno. Incentivamos a todas las secretarías, comerciantes, instituciones y colegios a conocer la normativa y el marco jurídico que podrá ayudar a la correcta conservación de nuestro patrimonio, desde la Constitución en su Artículo 4.º; el decreto presidencial del 19 de marzo de 1976; la Ley de Protección a Monumentos Coloniales, Artísticos e Históricos y poblaciones típicas del estado de Oaxaca, hasta el Plan Parcial de Conservación del Centro Histórico de Oaxaca de Juárez y su Reglamento.


Gigantones en el MIO

Traslado de la Virgen de Guadalupe a su santuario. Manuel de Arellano, 1709.

Uno de los personajes distintivos de nuestras fiestas populares en Oaxaca es esa gran figura de carrizo, tela y cartón que, vestida con sus mejores galas, encabeza las calendas de pueblos y ciudades, agitando eufórico sus brazos de trapo al compás de la música de banda. Los gigantones –o “monos de calenda”– se han convertido en parte de un patrimonio cultural que nos identifica y que, por lo tanto, debemos conocer, cuidar y difundir.

Por eso, el pasado mes de julio el Museo Infantil de Oaxaca impulsó el taller “De cartón y trapo”, impartido por el maestro oaxaqueño Tomás Bernal, con la finalidad de que los niños y niñas fabricaran sus propios “monos” en miniatura, vinculándose de una manera lúdica con el patrimonio. Tal como él dice, es importante “darles a los niños enseñanzas de que se puede jugar con otras cosas”.

Sin duda, el maestro Bernal es uno de los guardianes de las tradiciones que componen la cultura oaxaqueña, por medio de la hechura de juguetes artesanales de carrizo y madera y de la enseñanza de este patrimonio, cuyos orígenes se remontan a la época virreinal y a la tradición europea de las procesiones encabezadas por parejas de gigantones de cartón, que representaban a los cuatro continentes, en la festividad de Corpus Christi, símbolo universal de la adoración de la Eucaristía triunfante sobre los pueblos del mundo.

En la Nueva España la tradición de los gigantones se arraigó como parte de las celebraciones religiosas católicas, tal como se mira en el Traslado de la Virgen de Guadalupe a su santuario, en la obra de Manuel de Arellano de 1709, ¿los reconoces?

Sin embargo, estas manifestaciones han tenido sus detractores a lo largo de la historia. Ya en el siglo XVIII, el rey borbón Carlos III señalaba que estas expresiones causaban “indecencias, desorden e indevoción”, y mandó cesar a los gigantones en sus reinos:

En ninguna iglesia de estos reynos, sea catedral, parroquial o regular, haya en adelante danzas ni gigantones; y cese del todo esta práctica en las procesiones y demás funciones eclesiásticas, como poco conforme a la gravedad y decoro que en ellas se requiere.1

Por otro lado, en el México independiente, la ley de libertad de cultos –que prohibió en 1860 las manifestaciones de culto religioso al exterior de los templos– limitó en gran medida el aparato festivo que formaba parte de la vida social durante el virreinato. Sin embargo, no impidió las manifestaciones populares que, omitiendo símbolos religiosos, externaron la parafernalia festiva de las antiguas tradiciones, dando pie a la secularización que hoy en día todos podemos apreciar en las calendas de bodas, graduaciones y otras celebraciones, que son encabezadas por “monos de calenda” y marmotas.

En principio, estas expresiones remanentes del culto católico causaron el recelo de las autoridades civiles del estado, y el país, en pos de la modernidad y progreso, al punto que, en la década de 1920, el gobernador de Oaxaca, Manuel García Vigil, propuso, ante la solicitud de la celebración de una calenda en el Carmen Alto, que se sustituyeran:

El general accedió con la condición de que se pagaran los derechos de la manifestación y no se efectuaran indicios de culto externo, se garantizara el orden y se substituyeran las marmotas, los carrizos y los monos de papel por faroles japoneses, pues en concepto del Ejecutivo, aquellos eran “adefesios insoportables a los ojos de la cultura.2

A pesar de todo, las tradiciones se conservaron y hoy en día forman parte de las fiestas civiles y religiosas de nuestro estado; su valor radica en la tradición histórica que los oaxaqueños hemos sabido preservar y difundir como parte de nuestro patrimonio.

1 Reales Cédulas, 1777, 1778, 1780, 1888, véase Antonio Ferrer del Rio, Historia del reinado de Carlos III en España. España: Matute y Campagni, 1856.

2 Citado por Jesús Lizama Quijano, La Guelaguetza en Oaxaca. Fiesta, identidad y construcción simbólica en una ciudad mexicana. España: Universitat Rovira i Virgili, 2002, 136.


La importancia de una seña en un contexto lingüístico

Se ha comentado que las lenguas de señas son lenguajes naturales que constituyen la identidad propia de una comunidad sorda. En nuestro país esto se reconoció el 10 de junio de 2005, pero a lo largo del tiempo se han realizado diferentes estudios de la signolingüística, es decir, la lingüística de la lengua de señas. En México destacan José Luis Magaña, Ernesto Escobedo, Miroslava Cruz-Aldrete y Luis Escobar Dellamary, por mencionar algunos: ellos han desarrollado las pautas sintácticas y gramaticales de las señas; con todo ese bagaje presentaré a continuación el breve ejemplo con una palabra, demostrando lo complejo que puede llegar a ser el uso de una sola seña en la pragmática cotidiana de la Lengua de Señas Mexicana.

En español utilizamos un recurso lingüístico llamado “polisemia”, que se da cuando una palabra o signo tiene más de un significado o aceptación, y los cambios se dan en la aplicación de las palabras: vemos el vocablo bomba que por sí solo puede ser una “bomba de aire” o una “bomba explosiva”, pues bien, lo importante es la aplicación de la palabra en una situación o contexto.

Dicho eso, en la LSM existen palabras polisémicas que se configuran a través de los cambios morfológicos de la seña que lo sitúa en lo antes mencionado, los elementos importantes que determinan el significado son el gesto y el movimiento. Veamos la seña de aprovechar: se articula con la mano dominante en configuración de la letra a, en una posición dorsal meñique abajo frente al receptor, pegado al pecho derecho con un movimiento rápido y lineal arriba; esa misma seña, al modificar el gesto por desagrado y el movimiento lineal lento y arriba, se convierte en abuso.

En el libro Lo que hace a un intérpreteser intérprete, José Luis Magaña nos indica que el signo lingüístico –o palabra– cumple la función que como usuarios le damos significado según el contexto: la significación es el entendimiento que un grupo de personas le da al signo en determinado contexto. Por lo tanto, según el acuerdo general, “árbol” en ciertos contextos va a significar un tipo de planta, pero en otros contextos puede tener otro significado, por ejemplo: “árbol de levas” deja de ser una planta para transformarse en otro concepto, y solo los que están familiarizados sabrán qué significa.

Así pues, solo cuando se está acostumbrado al uso de la lengua de señas sabremos cuáles ocupar. Si me preguntan por la palabra volar, el uso más común sería el clasificador que describe objetos aéreos, una nave espacial, un insecto, ave sobrevolando o inclusive una metáfora visual, y así es como se traza el significado en la lengua de señas, no se alude a lo que la simple palabra quiere decir.

Por ello la importancia de no ceñirnos a la simple etiqueta de la palabra: debemos pilotar con cuidado y reflexionar en sus variantes para representar la seña más adecuada y natural al contexto. Cada que me preguntan por una nueva seña les digo: “Todo depende”.


En la caja de bateo: el Bronco Jorge Cantú

Encontrar lo que amas es, sin duda, un privilegio que muchas personas no logran descifrar ni en cien años de vida. Una vez que lo descubres, luchar por lo que amas es una decisión que requiere de compromiso, valentía y resiliencia. Entregar tu vida a una profesión no es sencillo, aún más si cuando descubres cuál es tu propósito en la vida tienes seis años y estás justo enfrente del televisor viendo un juego de los Dodgers de Los Ángeles, tomando como modelos a seguir a Mike Piazza y a Fernando Valenzuela.

Reynosa Tamaulipas vio crecer a Jorge Cantú: entre los campos de beisbol de las ligas infantiles, acompañado siempre de su mamá, su papá y su familia, quienes lo motivaron a perseguir su sueño en todo momento. Ese sueño que lo llevó a alcanzar el Olimpo del beisbol a los 22 años, cuando el 17 de julio de 2004 debutó en las Grandes Ligas con las entonces Mantarrayas de Tampa Bay. Durante ocho temporadas representó al beisbol mexicano en la MLB. Profundamente orgulloso de su sangre mexicana vistió el jersey tricolor en tres Clásicos Mundiales.

Después de brillar en los diamantes de Estados Unidos y Asia, llegó a la Liga Mexicana para portar las franelas de Tigres y Toros, tomando la decisión de cerrar su carrera con los Diablos Rojos del México; en sus propias palabras, “con la organización más importante del beisbol mexicano” y con la que se siente más identificado por la pasión, compromiso, disciplina y honor que requiere portar el jersey.

A sus 40 años decide “colgar el guante y la gorra” y colocar en un lugar especial su bat; no sin antes brindarnos una jornada mágica e inolvidable en el diamante de fuego, el Estadio Alfredo Harp Helú. El domingo 7 de agosto del 2022 marca la fecha del último juego de temporada regular en su carrera, pero también la fecha en la que, entre lágrimas, su familia, la afición, compañeros, amigos, maestros, alumnos, rivales y todos los presentes homenajearon al Bronco, que nunca se rindió dentro del diamante y que seguramente seguirá con esa filosofía fuera de él.

Con un imparable al jardín izquierdo y jugando la posición donde todo comenzó, las paradas cortas, realizando un doble play de ensueño con su “chompi”, Juan Carlos Haper Gamboa y el novato Víctor Morales. El Son de la Negra musicalizó el ocaso de una gran carrera profesional. Gracias, niño Jorge Cantú, por nunca rendirte, el hombre que besó el home plate en su primer turno al bat te lo agradece, así como todos los que lo vimos en un diamante: te estaremos eternamente agradecidos por nunca haberte rendido.

¡Un último out, Bronco!


Veraneando en el Centro Cultural San Pablo

¡Por fin! Volvieron a resonar las voces y carcajadas de las niñas y niños en el patio lateral del Centro Cultural San Pablo con motivo del Curso de Verano, diseñado para regresar poco a poco a la normalidad. Nos colma de emoción porque este bello espacio ansiaba la presencia de los pequeños desde hacía mucho tiempo.

Encontrar una propuesta lúdica e interesante para que los niños retornaran se convirtió en una gran misión, así que fuimos en busca de la gran respuesta, y la encontramos en uno de nuestros lugares favoritos: la biblioteca del programa Seguimos Leyendo de la Fundación Alfredo Harp Helú Oaxaca. El libro La cocina encantada de los cuentos de hadas, de Katia Canton, nos dio una gran idea: “¿Y si cocinamos? ¡Sííí!”, pero también queríamos que hubiera historias, y deseábamos jugar con telas e hilos.

Las dos encargadas de esta misión nos miramos y dijimos: “¡Pues hagamos todo!”. El Curso de Verano Seguimos Leyendo 2022 inició el primer lunes de agosto. Estábamos muy emocionadas por conocer a los niños que emprenderían esta aventura con nosotros: fueron dieciséis participantes de entre 8 y 12 años los que decidieron unirse a esta propuesta veraniega.

Les contamos sobre la especial selección de libros que hicimos para leer con ellos y que, además, escribirían sus propias historias, acompañados de Olivia, personaje creado por el escritor Ian Falconer; además haríamos nuestros propios personajes guiados por nuestra artista textil y amiga Viki Chimil (a ella también le encanta contar historias a los niños). Durante los días que duró el curso, al mediodía llegaba un joven vestido con una filipina blanca y un gorro muy especial, ¿quién era? Se trataba de Jesús Ramos Estrada, el chef invitado, quien venía preparado con todo tipo de especias, semillas, frutas, verduras, chocolates, aderezos mágicos, tazones y muchos cortadores de galletas y frutas con los que los niños pasaron momentos increíbles.

Fueron tres semanas que disfrutamos inmensamente con la compañía de los participantes, nos emocionó escuchar las historias que escribieron, narraciones que nacieron mediante el juego, y fue maravilloso ver a Olivia y Wili, personajes construidos por sus propias puntadas, y saborear lo que cocinaron: sushi, nieve, ensaladas, enjambres de palomitas, mermelada, conservas, ¡todo estaba delicioso!

Al final leímos sus bitácoras veraniegas y nos emocionó descubrir que están llenas de recuerdos bonitos. Los participantes lograron tejer una amistad durante estas semanas.

Sinceramente, los niños están desbordados de alegría, expectativas y experiencias nuevas; notamos que el encierro cambió sus esquemas de interacción, lo que representa un gran reto para los docentes de escuelas públicas en Oaxaca. Ahora, con el regreso total en este nuevo curso escolar, reinventarse será indispensable.


Se exporta talento mexicano

En los últimos años, los Guerreros de Oaxaca y la Academia de Beisbol Alfredo Harp Helú se han encargado de enviar el talento mexicano más allá de las fronteras, por eso trabajan, día a día, con los jóvenes prospectos, para que organizaciones de grandes ligas observen las cualidades del pelotero y estos consigan una firma y sigan el sueño de jugar en el mejor beisbol del mundo.

En los últimos dos años, cuatro jugadores pertenecientes a los Guerreros de Oaxaca, y que se desarrollaron en la ABAHH, han logrado conseguir la tan esperada firma con equipos de grandes ligas y, a partir de entonces, comienzan su desarrollo en diferentes ligas menores para ir avanzando hasta llegar al primer equipo.

Por ejemplo, los lanzadores Guillermo Arvizu y Edgar Avilés firmaron para los Dodgers de los Ángeles donde actualmente militan Julio Urías y Víctor González, peloteros que también se desarrollaron en la ABAHH–, el pitcher sinaloense, Edwin Cervantes, firmó para los Reds de Cincinnati –donde se encuentra en el equipo grande el lanzador veracruzano Luis Cessa, quien también estuvo en la ABAHH– y hace apenas algunos meses el outfielder Antonis Macías firmó para la organización de los Rangers de Texas.

El Pulpo Macías militó en la anterior Liga Invernal Mexicana con los bélicos, y en esa temporada tuvo grandes números y actualización, tanto en la ofensiva como en la defensiva; de igual forma fue campeón con los Marineros de Ensenada, sucursales en la Liga Norte de México de los Guerreros de Oaxaca y Diablos Rojos del México.

En los próximos meses, con los diferentes Try Outs que se realizan en las majestuosas instalaciones de la ABAHH, se esperan aún más firmas de jóvenes mexicanos con equipos de grandes ligas, reafirmando
el compromiso con nuestro beisbol.


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