Por la pervivencia de la memoria histórica de México

Apoyo al Desarrollo de Archivos y Bibliotecas de México, con el aval de la Fundación Alfredo Harp Helú, se ha constituido como una asociación reconocida en el medio archivístico y bibliográfico mexicano e internacional al ser un organismo que garantiza el trabajo ejecutado en cada proyecto, hecho que nos llena de orgullo y nos anima a continuar en el camino. Desde su nacimiento en 2003, ha aprendido y mejorado mediante el impulso de acciones que potencian su impacto social al servicio de la preservación de la memoria de México. Han sido intensos años de trabajo, pero sumamente satisfactorios. En 2023 celebramos veinte años de trabajo que no habrían sido posibles sin la mano de un gran equipo encabezado por don Alfredo Harp Helú y María Isabel Grañén Porrúa; durante este tiempo hemos confluido con un sinnúmero de instituciones para llevar a cabo proyectos que son la suma de los esfuerzos de personal calificado y comprometido con la preservación documental, su estudio y difusión.

Si bien han sido dos décadas de trabajo que se han reconocido por los logros obtenidos, poco se habla del camino y las brechas que ha implicado. Entre las historias que se cuentan detrás de cada proyecto de rescate podemos ver el enorme compromiso del equipo. En muchas ocasiones, las circunstancias suelen ser poco favorables: documentos que se encuentran literalmente en el olvido, en cajas abandonadas entre fauna dañina, instalaciones en mal estado o que favorecen el rápido deterioro de la documentación. Por este motivo, la asociación puede considerarse sui géneris: cada una de sus áreas ha surgido a partir de la necesidad específica que requiere cada proyecto, hasta conformar un equipo que atiende varios frentes a la hora de rescatar un archivo.

La Coordinación de Archivos Civiles y Eclesiásticos trabaja en conjunto con la coordinación del mismo nombre en el estado de Puebla y el estado de Oaxaca. En su tarea de rescatar y diagnosticar archivos municipales y parroquiales, el pasado 2023 realizó las siguientes actividades: siete asesorías, cuatro diagnósticos, veintitrés rescates, cinco proyectos, una capacitación y siete participaciones en eventos de diversa índole. En las próximas líneas describimos algunas de las actividades que tuvieron lugar durante el pasado año. Como parte del Convenio marco de colaboración firmado por Adabi con el Gobierno del estado de Michoacán y la Arquidiócesis de Morelia, entre febreroagosto de 2023 se logró organizar, inventariar y formular propuestas a mediano y largo plazo en materia de conservación de trece archivos parroquiales. Aunado a lo anterior, se concluyeron los rescates del Archivo Municipal de Atoyac, Jalisco, y la Parroquia de San Jacinto, Ciudad de México.

Por su parte, el Centro de Conservación, Restauración y Encuadernación realizó la entrega de 1344 documentos conservados, restaurados y digitalizados, pertenecientes a un expediente del siglo XVI del Archivo Histórico José María Basagoiti Noriega, del Colegio de San Ignacio de Loyola, Vizcaínas. Concluye así el proyecto de colaboración entre Colegio de las Vizcaínas y Adabi. Finalizó la segunda etapa del proyecto de limpieza y catalogación del Fondo Bibliográfico Antiguo resguardado en la Biblioteca José Luis Nahum Martínez Melchor y custodiado por la Congregación del Oratorio de San Felipe Neri de Puebla. Se realizaron las tareas de catalogación y conservación de los casi diez mil ejemplares del acervo, mediante las que fue posible identificar dos grabados firmados por José Nava, grabador poblano del siglo XVIII.

Por otro lado, la Coordinación de Conservación de Fuentes Fotográficas ha participado en diversos proyectos de conservación. El Consejo del Museo Leonora Carrington, A.C. recibió de Adabi 34 473 ejemplares del Archivo fotográfico personal de Emérico Weisz Schwarz como parte de su inventario con su registro, identificación, descripción, organización, limpieza, desinfección, estabilización y clasificación. Lo anterior, como parte de un conjunto de 45 mil negativos e impresiones en diversos formatos a los que se suma una entrega de cinco mil ejemplares recibidos en noviembre de 2023. Además, en atención al servicio solicitado por Arte y Cultura Grupo Salinas, se intervinieron seis ejemplares con 299 fotografías asociadas, restauradas, con guardas y embaladas para la exposición “Mirar al otro”, retratos que integran álbumes fotográficos de la colección Ricardo B. Salinas Pliego expuesta en el Seminario de Cultura Mexicana.

De manera paralela, Adabi ejecuta actividades que promueven los resultados de cada uno de sus proyectos, así como la difusión de todo lo relacionado con la preservación de archivos y bibliotecas, todo ello por medio de las áreas de Publicaciones y Difusión. La primera llevó a cabo actividades de apoyo a las coordinaciones en la preparación de presentaciones, elaboración de carteles, banners, sesiones fotográficas y constancias. Además, realizó un total de once publicaciones, entre los que se encuentran seis inventarios y la coedición de la novela Xolita en el Templo Mayor. Por su parte, el área de Difusión se encargó de coordinar un simposio sobre fuentes para la investigación musical, un coloquio acerca de la importancia de archivos judiciales, así como cuatro tertulias con temáticas diversas y que contaron con la participación de importantes especialistas. Sin duda, el trabajo que desempeñan ambas áreas se convierte en la vista al público capaz de apreciar la importancia del rescate documental que realiza Adabi, ya sea que se trate de investigadores, estudiantes o personas en general interesadas, pues es en esos papeles viejos donde se encuentra información valiosa que da pie a variedad de temas de indagación y consulta.

Al final, la labor de Adabi no se queda en lo físico, en números o porcentajes, pues los procesos de rescate y conservación que realiza persiguen un fin mayor: generar conciencia en quienes custodian, así como en la población en general, sobre la importancia de preservar la memoria histórica de México.


La biblioteca viajera

Fotografías: Acervo de la BS Canteras

Un café en Colombia,
un Cortázar en Argentina,
un salar de Uyuni en Bolivia,
La casa de los espíritus en Chile
y una biblioteca infantil en Oaxaca.

El que viaja se aventura, busca, encuentra. Los viajes, ya sean reales, imaginarios o literarios, tienen un destino y un origen. Al principio surgen como una idea, un pensamiento, un sueño que, poco a poco, van tomando forma. Ves señales por todas partes, desde los anuncios en la red hasta situaciones místicas, como encontrar “coincidentemente” una persona o un libro que te habla sobre ese lugar que anhelas conocer.

Preparar un viaje es muy emocionante; inviertes el tiempo necesario para investigar, trazar rutas, empacar… Hoy existen muchas opciones para lograrlo, basta darle click al teclado para viajar a ciudades, museos, parques, etc., pero hay un viaje especial, ese en el que no necesitas moverte de tu sitio: es el de los libros dentro de una biblioteca, ese lugar que te puede transportar en un santiamén al lugar de tus sueños.

Fue así como desde hace varios meses planeamos “La biblioteca viajera”: esta actividad consiste en que nuestra biblioteca recorra un país latinoamericano durante un año. Con este proyecto honramos a las diferentes naciones por medio de su historia, música, gastronomía, tradiciones y costumbres. El continente americano posee particularidades que lo hacen especial y nos da esa identidad latina de la cual sentimos mucho orgullo; por ejemplo, la calidez y la alegría propia de nuestras culturas. Cada mes, en la BS Canteras realizamos ciclos de cine, lecturas de autoras o autores nativos, narración de tradiciones y leyendas, exposiciones, talleres, festivales, charlas y mucho más, todo alrededor de un determinado país.

En este primer cuatrimestre hemos viajado junto con las niñas, niños, jóvenes y sus familias mediante un recorrido de nuevos saberes y experiencias.

En enero empezamos con Bolivia, mostramos parte del carnaval en una exposición fotográfica, conocimos el Salar de Uyuni, leímos una colección de libros infantiles que donó la boliviana Carolina Freudenthal, radicada en nuestra ciudad desde hace tiempo; llevamos a cabo talleres sobre el carnaval y finalizamos con un festival donde los asistentes pudieron conocer más de este país.

En febrero nos fuimos de viaje a Brasil, con todo el color y la alegría que lo caracterizan. Escuchamos historias, tradiciones y leyendas, investigamos sobre la diversidad de aves que posee, creamos nuestras propias casitas emulando las favelas y proyectamos un ciclo de cine.

Llegó marzo y nos fuimos a Chile. Leímos, cantamos y escribimos décimas, construimos un instrumento musical tradicional llamado “zampoña”, realizamos un torneo de juegos tradicionales, y cerramos con la “Fiesta de la vendimia”, en la cual disfrutamos de poesía chilena y de una degustación literaria.

En abril nos trasladamos a Argentina, para lo cual abrimos las puertas de la sala juvenil con una intervención sobre la niña más querida de toda América originaria de este país: Mafalda y sus tiras cómicas. Besos mágicos, Vida de perros, Filotea, Natacha, ¡Socorro!, Teodo y otras historias fueron las protagonistas de nuestra semana argentina.

Las travesías realizadas nos han dejado con ganas de seguir conociendo los otros ocho países que nos faltan, y así continuar nuestro viaje por América Latina. Queremos que el público que nos visita descubra que hay muchas maneras de habitar una biblioteca y de viajar, algo que sin duda podrán hacer por medio de la lectura.


Nuevos caminos

Fotografía: Acervo de Andares del Arte Popular

A lo largo de siete años, Andares delArte Popular ha sumado esfuerzos en la conservación y difusión del arte popular de Oaxaca. Hemos realizado nuevas alianzas con talleres en los que los maestros, con gusto, se han dado a la tarea de elaborar nuevos productos que les abren las puertas para crecer, gracias al laboratorio de diseño con el que contamos.

Los talleres con los que participamos nos invitan a explorar la creación de cada pieza, la manera en que cada maestro le tiene amor al material con el que trabaja y el cual convierte en una extensión más de su cuerpo: el hilo, la palma, el barro, la hojalata, la madera, entre otros. Estas materias son parte de nuestro planeta que gracias a la inteligencia y a la experimentación se han ido puliendo y transformando en objetos utilitarios o decorativos en los hogares.

Al realizar investigaciones en comunidades que se dedican a la elaboración de algún producto del arte popular, nos damos cuenta que Oaxaca necesita fortalecer estos oficios heredados de generación en generación y que, en algunas comunidades, los maestros se esfuerzan por conservar como parte de un patrimonio que siga viviendo entre las próximas generaciones.

Al recorrer una nueva comunidad, comprendemos la situación en la que viven. Un contexto a partir del que los maestros nos cuentan cuáles son los retos que les impiden crecer, salir adelante y así tener una vida digna. Por ejemplo, el hecho de que sus producciones no sean valoradas como deberían ha conducido a los maestros a venderlas a intermediarios, de manera que ellos mismos se han visto en la penosa necesidad de demeritar el valor de su trabajo y sus productos con el fin de obtener ganancias que los ayuden a subsistir.

Andares del Arte Popular se empeña, día con día, en brindar la oportunidad de revalorizar la labor de cada maestro artesano que desee ser parte de este proyecto. No cabe duda que mediante este punto de venta las y los creadores se dan cuenta de que no están solos y que con el apoyo en la adquisición de sus productos motivan a sus familiares para preservar el trabajo que les han heredado.

No podemos permitir que nuestro patrimonio cultural muera, debemos educar a las nuevas generaciones para que valoren el arte popular que nos rodea. Por ello buscaremos nuevos caminos que nos conduzcan a otros talleres, en comunidades sin explorar, para construir alianzas que contribuyan a que su arte no desaparezca.

Conoce nuestras salas, en ellas encontrarás productos de distintas comunidades de Oaxaca.


Hilos en excursión

Fotografías: Acervo del Museo Textil de Oaxaca

A dieciséis años de que el Museo Textil de Oaxaca abriera sus puertas, visitantes de distintas latitudes han conocido las historias de los hilos que se han contado en diferentes exposiciones. Esta casona de cantera es un espacio donde el público se acerca a las fibras, texturas, significados y usos que los textiles contienen en cada línea brocada y bordada; telas que han perdurado gracias a los cuidados de las personas que los han atendido a lo largo de su vida. También ha sido posible apreciar obras recientes y hemos tenido la fortuna de conocer a las y los artistas que firman de corazón cada una de sus creaciones.

Nace una inquietud: con el paso de los años, en el MTO hemos contado con la visita de estudiantes de diferentes niveles educativos, así como de personas procedentes de instituciones locales, nacionales e incluso internacionales. Todas ellas nos han visitado a través de un recorrido mediado por las exposiciones y, en numerosos casos, terminan su estancia en el museo participando en algún taller que aporta un aprendizaje adicional a la visita. Sin embargo, también nos hemos encontrado con grupos escolares que han deseado participar de la visita y de las experiencias que de voz en voz han llegado a sus oídos, pero por cuestiones de traslado, distancia y otros factores, no les ha sido posible visitarnos en el centro histórico de Oaxaca.

Por ello, y respondiendo a la inquietud de la Dra. María Isabel Grañén, decidimos emprender Hilos en excursión, un programa en el que el equipo del MTO visita a instituciones educativas ubicadas en los alrededores de la ciudad para ofrecer actividades con hilos, tintes, técnicas de bordado y estampado, entre otras, de esta manera hemos creado una extensión del museo en diversas escuelas. Durante la actividad conversamos de la labor del museo y las diferentes formas en las que se puede encontrar un textil. La visita podría enriquecerse con la compañía de algún artista invitado, quien compartiría su experiencia con el hilo y la aguja para invitar a los estudiantes a bordar o tejer unas líneas en un lienzo pequeño, el cual podría convertirse en un objeto utilitario o decorativo. Para concluir la visita se ha de enfatizar la importancia de los tejidos en la comunidad y los cuidados que deben tener para preservarlos por muchos años.

El 30 de abril llevamos un taller de teñido a la primaria Eugenio Garza Sada, perteneciente a la agencia de San Martín Mexicapan, donde las niñas y los niños conocieron una de las técnicas para crear diseños en una prenda mediante nudos, pliegues y dobleces a partir de un tinte natural: añil producido en Santiago Niltepec, Oaxaca. Al finalizar, conocieron sobre esta planta tintórea, crearon sus propios diseños y ahora tienen en su posesión una prenda teñida con sus propias manos. El juego fue nuestro principal aliado en esta actividad, así, mediante el aprendizaje significativo, las y los participantes podrán recordar lo aprendido para lograr identificar una prenda teñida con alguna técnica de reserva mostrada en el aula. Esperamos regresar y llevar más técnicas y experiencias que contribuyan a que las nuevas generaciones de la institución conozcan las distintas formas de expresión del textil.

Para los meses de mayo, junio y julio visitaremos dos instituciones de nivel primaria en los municipios de San Sebastián Tutla y Santa Lucía del Camino en Oaxaca. El taller estará dirigido a toda la comunidad estudiantil, de primero a sexto grado, llegando a poco más de 500 alumnos que participarán en la “excursión de los hilos”.

El objetivo de estas visitas es establecer un puente entre el público estudiantil y el mundo textil a partir de la enseñanza y la experimentación con diferentes técnicas de teñido, bordado y tejido. Nos gusta imaginar que, a partir de estas experiencias, en un futuro contaremos con restauradores de textiles, maestras tintoreras, hábiles tejedores y diseñadoras respetuosas cuya inspiración haya sido la visita que el MTO realizó en su escuela. Estaremos publicando en las diversas plataformas del Museo los siguientes destinos e invitando a la gente a acercarse a este espacio si es que quisiera formar parte de este viaje entretenido y didáctico.


492 años y contando

Cada 25 de abril, los oaxaqueños nos reunimos para celebrar un aniversario más de la elevación a rango de “ciudad” de la hermosa Villa de Antequera (1532), hoy ciudad de Oaxaca de Juárez —título otorgado el 10 de octubre de 1872—, la cual, a lo largo de estos años, ha demostrado un gran avance en educación, cultura y política, intentando preservar la memoria de su origen prehispánico y las características de una ciudad virreinal.

Este 2024 no fue la excepción, así que para conmemorar el 492 Aniversario se llevó a cabo la Sesión Solemne de Cabildo encabezada por el presidente municipal, acompañado de regidoras y regidores, en el Teatro Macedonio Alcalá. Durante el acto se otorgaron diferentes reconocimientos a ciudadanos, ciudadanas y asociaciones que brindan sus servicios para que la ciudad de Oaxaca continue en un camino de mejora en diferentes ámbitos. Uno de los reconocimientos más importantes es el de “Ciudadano distinguido”, el cual se otorga junto con la Medalla Donají, emblema del Ayuntamiento de la ciudad de Oaxaca de Juárez y máximo galardón de la ceremonia, mediante los cuales se reconoce a quien con sus acciones y obras enaltecen a Oaxaca de Juárez. En esta ocasión, el reconocimiento de “Ciudadana distinguida” y la medalla Donají fueron otorgados a la Dra. María Isabel Grañén Porrúa, quien desde 1995 trabaja incansablemente con el objetivo de preservar la memoria documental histórica de México; promover la difusión del patrimonio cultural y la historia de Oaxaca; así como mantener una entrañable labor en el cuidado del medio ambiente. De igual forma, fue reconocida por su liderazgo al presidir la Fundación Alfredo Harp Helú Oaxaca, institución que ha llenado a la ciudad de museos, bibliotecas, áreas verdes, actividades deportivas, educativas y culturales, además que ha procurado el cuidado del patrimonio con proyectos colectivos e interdisciplinarios de restauración y conservación en diferentes poblaciones del estado de Oaxaca.

Otras personalidades fueron reconocidas en esta ceremonia por sus diferentes aportaciones a la sociedad oaxaqueña en los ámbitos de la música, el teatro, la gastronomía, la política, la educación y la lengua. Entre ellos el Dr. Michael Swanton, cofundador e integrante del consejo directivo de la Biblioteca de Investigación Juan de Córdova, quien recibió el reconocimiento de “Visitante distinguido” por su dedicación a la interpretación filológica de documentos históricos, especializándose en la documentación de las lenguas otomangues y vecinas, al igual que en la de documentos coloniales en lenguas chocholtecas y mixtecas, sin dejar de mencionar su constante labor como investigador, lo cual le ha permitido promover las lenguas originarias y difundir el conocimiento para que la ciudadanía se informe y valore las raíces lingüísticas de Oaxaca.

Sin duda el 25 de abril es una fecha memorable para los oaxaqueños, es un día en el que celebramos nuestras raíces, triunfos y derrotas, siempre con la intención de aportar nuestro conocimiento y esfuerzo para construir una mejor sociedad y, al ritmo de nuestro himno, recordemos que en Oaxaca Dios nunca muere.


Adquisición de un tesoro pictográfico

Fotografía: Acervo de la Biblioteca de Investigación Juan de Córdova

En julio de 2009 María Castañeda recibió una llamada del arqueólogo José Antonio Urdapilleta(†) en la que le pedía que lo acompañara a ver unos códices y verificar su autenticidad. Como especialistas en la historia indígena y sus fuentes, particularmente códices, con cierta frecuencia nos contactan con esas solicitudes. Usualmente se trata de documentos de poco interés, incluso falsificaciones, así que fuimos con pocas esperanzas a la cita. Sin embargo, es difícil describir la sorpresa de María cuando le presentaron en fotos de alta calidad un códice en forma de biombo, pintado sobre una fina capa de cal, en el que se representaba la historia de los aztecas-tenochcas, desde la fundación de México Tenochtitlan hasta 1611. Todo apuntaba a que se trataba de un documento original, dibujado por un especialista afín a la tradición pictórica prehispánica. Después de una minuciosa revisión del códice en fotos, volvió a casa conmocionada.

La persona que le mostró el códice no era el dueño; dijo ser amigo de la familia que lo tenía en posesión. María regresó algunas veces más, ahora con Michel, para hablar con él. Entonces nos informó que había otros dos documentos pictográficos de “menor” importancia. En un principio, sus dueños no tenían interés en venderlos, solo querían saber cuál era la importancia de los códices y hasta se habló de llevar a cabo una publicación de los mismos. Les explicamos —siempre a través de ese amigo— que los códices eran de un gran valor cultural y que resultaba importante registrarlos como patrimonio histórico, asunto que, al parecer, no les interesaba. Durante años insistimos, pero el contacto cada vez fue más difícil. No obstante, María llegó a escribir un comentario explicativo de la Tira de Tetepilco nombre que se le dio a este códice en forma de biombo—, el cual nunca salió a la luz, pues no publicamos documentos que se encuentran en colecciones privadas para, de ese modo, evitar la subida de su precio si en algún momento sale al mercado.

En varias ocasiones mostramos las fotos de la Tira a colegas, entre ellos, a Baltazar Brito, actual director de la Biblioteca Nacional de Antropología e Historia. Fue él quien encontró a los dueños de los códices y los convenció para venderlos al Patronato del Instituto Nacional de Antropología e Historia. El cometido de esta institución es, entre otras cosas, buscar patrocinadores privados para su compra y posterior donación. Entre los cuales se encuentra la Fundación Alfredo Harp Helú.

El 20 de marzo del presente año tuvo lugar la presentación de los códices ante los diversos medios de comunicación. Estos documentos se encuentran, actualmente, en la bóveda de códices de la Biblioteca Nacional de Antropología e Historia.

El primer documento es la Tira de Tetepilco, que es el biombo arriba mencionado. En sus veinte láminas se registró la historia de Tenochtitlan destacando cuatro episodios principales: 1) La fundación de la ciudad; 2) El registro de los tlatoque (sing. tlatoani) o señores que la gobernaron en tiempos prehispánicos; 3) La llegada de los conquistadores españoles en 1519; 4) El periodo colonial, hasta 1611, aunque el último evento que se registró fue la llegada del virrey don Juan de Mendoza y Luna en 1603.

El segundo documento es el Códice de la fundación de Tetepilco, conformado por once secciones de amate, en el cual se representan los topónimos de Culhuacan, Tetepilco, Tepanohuayan, Cohuatlinchan, Xaltocan y Azcapotzalco. Del primero de estos glifos —Colhuacan—, salen dos personajes ataviados con indumentaria chichimeca y frente a ellos cinco huellas que vinculan a la pareja con el topónimo de Tetepilco. Es por ello que consideramos que la escena nos remite a la fundación de este pueblo situado en la región sur de la cuenca de México.

El último documento es el Inventario de la iglesia de San Andrés Tetepilco, que es la única lista pictográfica conocida en la que se registran los bienes de una iglesia. Entre esos bienes encontramos instrumentos musicales, crucifijos e imágenes religiosas, como la impresionante representación de San Andrés. A través de pequeños círculos se indica el valor monetario de los bienes en pesos.

Este tesoro pictográfico se expondrá en agosto del presente año. Antes de ello, entrará en proceso de restauración y conservación, asimismo, se escribirá su comentario. Los integrantes del equipo de investigación son: Marie vander Meeren, José Luis Ruvalcaba, Rafael Tena, Rodrigo Martínez Baracs, Baltazar Brito y los dos autores de esta nota.


Barro chorreado

Ser alfarera es regresar al origen, a la esencia, al hogar; es modelar el barro con el afán de darle vida al polvo. Esto lo sabe Marisela Zambrano Miguel, artesana originaria de la comunidad de Vistahermosa Tonaltepec quien, con sus manos y habilidad, sigue dando forma a comales, jarras, floreros, cántaros y otras piezas de barro.

Marisela me platica que encontró en este oficio su felicidad, el sustento para sus hijas y el camino de regreso a su pueblo. Empezó a trabajar el barro desde niña; hija de padres alfareros, veía a sus hermanos amasar y modelar el barro, así fue como aprendió, jugando con el barro y mirando a su familia trabajar.

Cada pieza que elabora lleva horas de trabajo, las cuales comienzan cuando sale de su casa para buscar el preciado barro en pequeñas minas que se encuentran a una hora y media de distancia, caminando. La acompaña su burrita Pachoneta, quien es la encargada de ayudarle a acarrear el pesado cargamento de regreso a casa. Cuando llega, extiende el barro en su patio para que se asolee durante tres días, después lo mezcla con agua y lo cuela, lo va amasando poco a poco hasta que queda listo.

Luego, Marisela modela con sus manos el barro: lo hace crecer, le da forma y la cambia, y cuando está satisfecha con su pieza la bruñe con una piedrita. Así trabaja diariamente, pieza tras pieza, durante veinticinco días, después de ese tiempo toda su producción está lista para meterla al horno.

El día de la quema comienza desde muy temprano. Marisela saca todas sus piezas al sol, las pinta con tierrita roja y carga el horno con mucho cuidado, teniendo en cuenta el tamaño, peso y forma de cada pieza, a cada una le encuentra el lugar ideal; cierra el horno y lo va alimentando con leña, va cuidando el fuego; ella conoce los tiempos de su barro y sabe cuándo las piezas están cocidas. Para este momento Marisela ha preparado un té de corteza de encino con el que chorreará todas las piezas, una por una, para obtener el color característico de la cerámica de Tonaltepec. El proceso de quema y chorreado ha durado doce horas, de sol a sol, es un trabajo arduo y el resultado es bello.

Marisela está muy orgullosa de ser artesana, de vivir con y del barro, le gustaría que las nuevas generaciones siguieran haciendo esta actividad y que las personas valoraran lo hecho a mano artesanalmente. En Andares del Arte Popular admiramos y respetamos el inestimable trabajo que realizan los artesanos, por eso les invitamos a conocer las bellas piezas hechas en Tonaltepec y en otras partes de Oaxaca.

Ven a conocer el trabajo de Marisela Zambrano Miguel en Andares del Arte Popular, Avenida de la Independencia 1003, Centro, Oaxaca.


Mundos perdidos

Hay quienes no pueden imaginar un
mundo sin pájaros; hay quienes no pueden imaginar
un mundo sin agua; en lo que
a mí se refiere, soy incapaz de imaginar
un mundo sin libros.

Jorge Luis Borges

Descubrí mi gusto por la lectura y la literatura no tan pequeña, entre las páginas que narran la historia de un tal Don Quijote que quería salir en busca de aventuras como un caballero andante. No pude evitar querer ir tras él y, en esa búsqueda, conocer lugares nuevos, pelear contra gigantes y encontrar el amor. Decir que quedé maravillada al enterarme de lo que me ofrecían los libros es decir poco; encantada, fascinada, extasiada, quizá sean calificativos más cercanos. Cuando encontré mi gusto por los libros también me encontré en él, de modo que no hubo vuelta atrás, los libros formaron parte de mí a partir de entonces. Mi adolescencia y juventud estuvieron llenas de viajes mágicos a lugares escondidos, misterios sin resolver, civilizaciones extintas, viajes en el tiempo y mucho más. Cada historia que leía era un mundo nuevo que me dejaba con ganas de más.

¿Qué pasa cuando tienes tantas historias revoloteando en la cabeza? Definitivamente quería compartirlas con todos los que me rodeaban, pero en aquel momento no sabía bien cómo hacerlo. Fue entonces cuando encontré ese lugar que no sabía que estaba buscando: la Biblioteca BS Canteras; aquí descubrí un espacio en el que por el amor a los libros y la literatura todo es posible. Ya lo decía Jorge Luis Borges: “Siempre imaginé que el paraíso sería algún tipo de biblioteca”.

Fue así como nació “Mundos perdidos”, un espacio en el que, por medio de los libros y la lectura, las y los jóvenes pudiesen sentirse acompañados y escuchados. Al principio tuvo sus retos, sin embargo, mes tras mes se iban sumando e interesando más personas. Empezamos tres, cinco, siete hasta llegar a diez participantes. Contra todo pronóstico estos jóvenes incentivaron a otros y nuestra biblioteca se pobló con su constante presencia e interés. Durante un año disfrutamos de compartir historias increíbles, charlar con escritores y hacer una representación. ¡Fuimos muy felices!

Al cabo de un año, la población de adolescentes y jóvenes aumentó, por lo cual pensamos en implementar otras experiencias para motivarles; fue así como pasamos de la lectura a la escritura a través de un taller nombrado “De donde vengo”: el objetivo principal fue la creación de un poemario artesanal. En un principio, mediante el texto de Olivia Teroba como detonante, las participantes expresaron su sentir sobre el lugar del que provienen. Posteriormente pudieron ilustrar sus poemas y crear sus propios poemarios.

La lectura y la escritura van de la mano; cuando se lee hay un punto en el que la escritura se vuelve necesidad. ¿Y qué es la escritura si no una forma de expresión en todo su esplendor? La prueba son estos fragmentos del poemario que realizaron las jóvenes:

No sé si alguien me reconforta más que tú
con tus frescas bibliotecas
museos olor a viejo
mercados bochornosos
calles entrelazadas
plantas nunca podadas.

Fragmento de “Oaxaca”,
Iyari Estrada

Durante el proceso creativo de las participantes, —el cual tuve la fortuna de presenciar de primera mano—, me sorprendió el compromiso, la persistencia y el amor que vertían en cada palabra.

Provengo de los cuentos de mi madre
de las florecillas amarillas que crecen en las
banquetas
del tejate de la plaza y las tortillas de maíz
de los tamales de hoja de plátano y el pan
serrano con miel.

Fragmento de “Allí donde crecí”,
Elizabeth Espinosa

Con los libros listos nos dimos a la tarea de presentarlos al público, el cual se alegró al escuchar estos poemas en voz de sus autoras.

A veces
me filtro en el aroma de la sábila recién
cortada
que flota desde el jardín
en el vapor de la lluvia
tú, la misma
que tierra me da y polvo me vuelve.

Fragmento de “Me iré”,
Leslie Santiago

¿Para qué fue hecha la poesía sino para compartirla? Esta busca despertar las emociones mediante la palabra y la creación de belleza en el lenguaje. Emocionar a quienes la lleguen a escuchar. Alguien dijo una vez que la poesía no fue hecha para interpretarla, sino para sentirla.

Te resguardas siempre en mí,
un pedacito de alfajor
que habita en mi corazón.

Fragmento de “Pequeña ciudad”,
Natalia Palma

Los textos de esta joven generación me han dejado conmovida. Las escucho, las reconozco y me reconozco en sus escritos. Querer compartir su sentir con los demás también es una cualidad.

Camino recordando de dónde vengo
voy tan cerca que el wifi ya hasta me marca “hogar”.
Donde espero a mi padre y el amor que
nunca llegó.
Y de las miles de barbies que hasta ahora
quiero ser.

Fragmento de “Hogar”,
Ariatna Jiménez

La próxima generación de mujeres poetas oaxaqueñas ya se hizo presente. Reiteramos la importancia de promover y dar apertura a espacios en los cuales las juventudes se sientan seguras y acompañadas. En la red de bibliotecas BS sabemos y estamos comprometidos con hacer el camino de la literatura, un camino que podamos recorrer juntos, en el que seguiremos apostando por los libros, la lectura y la escritura como nuestra herramienta principal para seguir conociendo y descubriendo mundos nuevos en donde todo siempre es posible.



EDITORIAL

En el mes de marzo le dimos la bienvenida a la primavera, y con ello, aunque un poco adelantadas, a las jacarandas con su peculiar tono morado que engalana las calles de Oaxaca. Asimismo, recibimos un regalo en forma de dos libros: La dulce tinta de Al-Jawater y El poder de mis bisabuelos, el primero de la autoría de la doctora María Isabel Grañén Porrúa y el segundo una colaboración entre ella y Mira Harp.

Aparte de abrir las páginas de este boletín digital con una anécdota sobre estos libros, también les mostramos, queridos lectores, los contenidos que cada filial quiso compartir con ustedes. La victoria de los Diablos Rojos del México sobre los Yankees de Nueva York durante un encuentro espectacular el último domingo y lunes de marzo, es narrada por Agustín Castillo.

¡Enhorabuena, al equipo escarlata! Alejandro de Ávila vuelve con la saga sobre el trabajo que emprendió hace varios años con el joven tejedor de San Mateo del Mar, Noé Pinzón Palafox, y en esta ocasión nos relata acerca de dos técnicas de decoración tradicional en San Mateo, donde usan la trama base y la trama suplementaria, ambas empleadas magistralmente por Noé en un retrato del maestro Francisco Toledo.

Por su parte, el Museo de la Filatelia nos habla sobre una colección de estampillas alemanas al tiempo que nos revela cómo la filatelia se convierte en una aliada en el estudio de la historia, mientras que el Museo Infantil de Oaxaca, en sus esfuerzos por preservar la cultura del maíz, presenta al cuexcomate, un granero de origen prehispánico, que es parte fundamental de su exposición permanente “Un pueblo llamado Milpa”. Por otra parte, el Centro Cultural San Pablo comparte su actual exposición, “Convergencias”, una muestra colectiva con la cerámica como eje principal, que se encuentra habitando todos los espacios de San Pablo. Desde su área de Conservación de Fuentes Fotográficas, Adabi de México proporciona una explicación del proceso que se sigue para restaurar un panotipo característico del siglo XIX.

Igualmente, Andares del Arte Popular nos muestra en unas pocas líneas el proceso de talla de madera que llevan a cabo en el taller de la familia Ibáñez, quienes para elaborar sus piezas emplean copal y tintes naturales que dan lugar a hermosas figuras. Por último, Seguimos Leyendo y la Biblioteca Henestrosa dedican su espacio en este boletín para hablar de la lectura: los primeros desde la experiencia colaborativa de alguien que se une a las jornadas de trabajo de las Bibliotecas móviles, mientras que de la segunda se desprende una detallada reseña sobre una antología poética de Gabriela Mistral que se encuentra entre los libreros de la Biblioteca Henestrosa: Desolación; Ternura; Tala; Lagar.

Como cada mes te invitamos a visitar este boletín cuyas páginas se pueblan con fragmentos de lo que día a día se hace y se vive dentro de cada uno de los espacios de la Fundación.


Breve semblanza sobre los libros que nacen del amor

Fotografías: Acervo de Comunicación FAHHO

El pasado 12 de marzo, en el marco del cumpleaños número ochenta de don Alfredo Harp Helú, se llevó a cabo la presentación de dos libros que fueron un regalo para él y, sin duda, para la comunidad libanesa en México: La dulce tinta de Al-Jawater. La familia Helú Atta, libaneses en México y El poder de mis bisabuelos. El primero es una publicación para la cual, la doctora María Isabel Grañén Porrúa dedicó cuatro años a investigar, leer, escribir, reescribir, cotejar, consultar, debatir y, sobre todo, dialogar con el abuelo José S. Helú; mientras que el segundo resulta una interpretación y perspectiva desde los ojos de Mira Harp Grañén, una de las descendientes de don José.

La dulce tinta de Al–Jawater es un libro que se gestó de a poco. Involucró una idea nacida del amor, que luego creció al alimentarse del interés por conocer más sobre la historia de un suceso que dio origen a varias generaciones de personas: la migración libanesa en México. Quienes migran lo hacen para encontrar mejores oportunidades de vida. No por nada iniciamos como nómadas, nuestros ancestros dejaban su lugar de origen para encontrar alimentos y vivienda. Luego, se organizaron en sociedades y los conflictos políticos y sociales, así como los desastres naturales, se convirtieron en los principales motivos para migrar.

El libro de la doctora Grañén Porrúa conjunta historia y literatura. Respalda su investigación con fuentes documentales de primera mano: el periódico Al-Jawater / Las ideas, que era editado por José S. Helú, y otras publicaciones que refieren a este personaje, así como a la vida de los libaneses en México. Aunado a ello, la vena literaria que dominaba al editor de dicho periódico fue la guía que permitió a la autora darle un estilo único a la narración de la que nos hace partícipes a lo largo de veinte capítulos. Se entabla un diálogo entre la investigadora y el personaje, en el que a momentos escuchamos a don José contarnos aspectos de su vida en México en torno a su periódico: su llegada a territorio mexicano, sus primeros intentos de negocios, el nacimiento de sus hijos, las amistades entrañables, su eterno anhelo de volver algún día a la tierra que lo vio nacer…, mientras que la autora delinea con su voz los acontecimientos más relevantes en la historia nacional y mundial: el Porfiriato, la Revolución mexicana, la Gran Guerra, los últimos años del Imperio otomano (1516- 1916), entre los más destacados.

Existen grandes ejemplos de autores que siempre fueron migrantes viajeros en busca de su lugar en el mundo, basta con ver el suceso de los exiliados españoles que hallaron en México un terruño para hacer nacer sus ideas e inspiración, siempre llevando a cuestas la nostalgia por su tierra (Ramón Xirau, Tomás Segovia, María Luisa Elío, Luis Cernuda, Enrique Diez-Canedo, Alejandro Sinisterra, entre muchos otros). Sin embargo, el caso de la Dulce tinta resalta por dos motivos: primero, porque reúne entre sus páginas la experiencia migrante de un pueblo que por siglos había estado bajo la dominación extranjera, mayormente otomana, a partir de un relato con fotografías de esos primeros familiares libaneses asentados en México, muy al estilo de la obra De Líbano a México (1995) —libro igualmente nacido del amor—, y dejándonos sentir la calidez propia de los libaneses, por ejemplo, alrededor de la mesa, como lo hicieran de manera semejante Patricia Jacobs junto con otros colaboradores en el ya conocido Diccionario enciclopédico de mexicanos de origen libanés (2000). En segundo lugar, el peso del lenguaje académico se aligera gracias a la familiaridad con la que María Isabel describe y relata cada hallazgo para transformarlo en una anécdota acompañada de bellos poemas traducidos elegantemente por Nabil Semaan e interpretados por dos grandes poetas mexicanos: David Huerta† y Francisco Segovia.

Por su parte, El poder de mis bisabuelos es un gran ejemplo de que las historias se contagian e inspiran. Mira Harp Grañén también escribió su versión de la historia familiar que, por momentos, escuchaba de su madre cuando seguramente relataba sus descubrimientos durante la investigación. Con una conciencia de escritora que sigue las pesquisas que le darán las palabras adecuadas para narrar, Mira decide darle voz a la otra protagonista de la historia de la familia Helú Atta: Wadiha. Y así, dos obras que surgen de una misma idea, toman caminos distintos para llegar al público. Este segundo libro tiene una edición mucho más cercana a los jóvenes: bellamente ilustrada por Fernanda Narchi Harp, combina la historia y la ficción de una manera armoniosa.

Fotografías: Acervo de Comunicación FAHHO

El día de la presentación en el Centro Libanés en Ciudad de México estuvo ambientado por la alegría, los recuerdos y la nostalgia. Don Alfredo Harp Helú dio la bienvenida en la mesa de presentación, agradeciendo la asistencia y, sobre todo, el regalo a la comunidad libanesa en México y a los lectores, aunque principalmente a él y a su familia. Más que una ponencia que otorgara datos fríos de la investigación, la autora alternaba anécdotas con pasajes del libro y lectura de algunos poemas, en árabe en voz de Nabil Semaan y en español interpretados por Martha Trabulse. Estas intervenciones fueron contorneadas por las impresiones y comentarios de Shadi Rohana y Daniel Karam, presidente del Centro Libanés. Se hicieron dos presentaciones más de estos libros, una en el Centro Mexicano Libanés, Puebla, y otra en el Centro Cultural San Pablo, en Oaxaca.

Estos libros generaron una comunidad detrás de su elaboración. Como señalé al inicio, nació del amor, primero, de las autoras por su familia, por la investigación y la literatura; segundo, de los más cercanos colaboradores por amor a su pueblo y sus orígenes: Nabil Semaan y Martha Trabulse; y, finalmente, del equipo editorial: Verónica Loera y Chávez, Bernardo Recamier, Laura Vázquez, Juan Pablo Ruíz, Jessica Santiago y la autora de estas líneas, por amor a los libros.

Si quieres conocer y disfrutar de las páginas de La dulce tinta y Los poderes de mis bisabuelos, puedes adquirirlos en la Librería Grañén Porrúa.


Serie de reyes

Como en 1968, el corazón de los aficionados de los Diablos Rojos del México latió tan fuerte que los pulsos hicieron vibrar a la Estatua de la Libertad. La doble victoria de los escarlata ante los Yanquis de Nueva York en el Estadio Alfredo Harp Helú le dio la vuelta al mundo con la meteórica velocidad de las redes sociales y una cobertura sin precedentes para juegos de exhibición.

Desde que se anunció la presencia de los Mulos de Manhattan en la Ciudad de México para el 24 y 25 de marzo de 2024, el evento daba avisos de convertirse en el acontecimiento deportivo del año. No pasaron muchos días entre la confirmación de ambos encuentros y la venta de boletos, que, como era de esperarse, volaron con todo y las ya célebres kilométricas filas virtuales. Los llenos estaban garantizados.

Entre monarcas la comunicación raya en la perfección, y al referirnos a los Yanquis y a los Diablos Rojos estamos hablando de los equipos más grandes de sus circuitos, sin ellos las Grandes Ligas y la Liga Mexicana de Beisbol tendrían la resistencia de un puente colgante. Ambos equipos mostraron su clase en todos los sentidos para que los jugadores hicieran su parte y los aficionados gozaran con el espectáculo.

Reza el refrán que “el diablo está en los detalles” y vaya que fue cierto, más allá de los marcadores de 4-3 y 8-5, la memoria de quienes siguieron los dos encuentros registraron momentos que con el paso de los años llamaremos fábulas o leyendas de esta Serie de reyes: Escuchar a Frank Sinatra durante la presentación de los jugadores de los Bombarderos del Bronx y cuando saltaron al terreno; las miles de voces de aficionados de los Diablos coreando los apellidos de sus titulares a la hora de su introducción; Mariano Rivera y Alfredo Zurdo Ortiz haciendo los primeros lanzamientos; don Alfredo Harp Helú recibiendo una monumental porra desde el palco principal de la casa que él mismo construyó; el tapiz que hábiles manos oaxaqueñas tejieron para que los Yanquis se llevaran un pedacito de México; además de un cierre con estallidos de colores. Todos esos recuerdos se agolparán a la hora de que cada uno haga su particular resumen de dos días de ensueño en el Paraíso de los Diablos.

Esta vez no estuvo Ramón Arano, fue Trevor Bauer con su categoría de Cy Young el encargado de darle la bienvenida a los del Bronx; Julián Ornelas personificó al Diablo Montoya con la mejor atrapada de la serie; un grand slam del antillano Diosbel Arias marcó una voltereta de locura y el Haper Gamboa se volvió a volar la barda a la hora cero para recordarnos por qué es el capitán escarlata.

Los Yanquis de Nueva York y los Diablos Rojos del México lo volvieron a hacer: ratificaron que son los reyes y nos regalaron una Serie de Campeones.


El retrato mareño de Francisco Toledo

Fotografía: Noé compara su lienzo brocado con la fotocopia contrastada de la fotografía.

En seis números previos del Boletín Digital FAHHO hemos descrito el proyecto que emprendimos Noé Pinzón Palafox y yo hace nueve años, auspiciado por el Museo Textil de Oaxaca y apoyado por la Fundación Alfredo Harp Helú. Noé nació y creció en la comunidad ikoots de San Mateo del Mar, en el Istmo de Tehuantepec. Siendo niño, aprendió a tejer junto con sus hermanas Jazmín y Liliana bajo la guía de su madre, la gran artista textil Francisca Palafox Herrán. En un principio, Noé tejía lienzos en ligamento sencillo con una textura delicada y una cuenta muy alta de hilos, pero no labraba en ellos figuras brocadas. Así fue el primer ejemplo que conocimos salido de sus manos, un fino huipil blanco que exhibimos en el MTO en 2012 con motivo de “Telares que retoñan”, una exposición dedicada a jóvenes artistas textiles. Él tenía entonces dieciocho años de edad.

Tiempo después, Noé comenzó a perfeccionar su dominio de las dos técnicas de decoración que engalanan tradicionalmente a las servilletas y los huipiles de San Mateo. En la primera, la trama suplementaria (que generalmente es roja o de algún otro color saturado) se inserta entre los hilos de la urdimbre en la misma secuencia (uno por encima, uno por debajo, uno por encima, etc.) que la trama de base (generalmente es blanca, al igual que la urdimbre). La nombramos trama suplementaria porque podemos retirarla sin que se deshaga el tejido, a diferencia de la trama de base (también llamada trama estructural). En esta primera técnica, ambas tramas se tejen a todo lo ancho del lienzo. Para crear las figuras, la trama de color flota por encima de un cierto número de hilos de la urdimbre. Llevar una cuenta cuidadosa y constante de los hilos es el secreto para lograr los cangrejos, los pelícanos y otros diseños que lucen las servilletas de San Mateo.

En la segunda técnica, la trama suplementaria (antiguamente teñida con caracol púrpura) se inserta también entre los hilos de la urdimbre en la misma secuencia que la trama de base, pero en este caso no la acompaña a todo lo ancho del lienzo, sino que va delineando las figuras: la trama de color cambia de dirección después de un cierto número de hilos de la urdimbre, marcando así la orilla del triángulo, el rombo o cualquier otra figura que tenga en mente quien teje. En esta técnica, hay que insertar varias tramas cortas de color en diferentes puntos del lienzo, según lo requiera el diseño. Esto la hace un procedimiento laborioso, donde hay que manipular con cuidado muchos cabos sueltos para evitar que se enreden. La ventaja es que se economiza el consumo del hilo teñido, a la vez que se le protege del desgaste en la prenda terminada.

Al dominar la segunda técnica, Noé comenzó a diseñar y tejer huipiles comparables en calidad con los que logran sus hermanas. Emplea para ello algodón y seda teñidos con añil, grana y otros colorantes naturales, gracias a la colaboración con Remigio Mestas Revilla, hábil tintorero y gran conocedor y promotor de los textiles de calidad en Oaxaca. En 2014 invitamos a Noé a iniciar un proyecto conjunto para recrear el uso de materiales y estructuras de tejido que se usaron antiguamente en México, pero se perdieron generaciones atrás, incluyendo la pluma torcida con algodón como trama suplementaria, estudiada por Hector Meneses Lozano en su extraordinaria tesis de licenciatura. Noé aceptó nuestra invitación con entusiasmo. En un principio nos reuníamos cada sábado para trabajar a la sombra de un árbol en el Jardín Etnobotánico, pero el interés creciente de ambos nos llevó a formalizar un proyecto de tiempo completo, ahora en su noveno año.

Fotografía: El retrato terminado

En junio de 2018, nuestros colegas del Instituto de Artes Gráficas de Oaxaca nos comentaron que diversos artistas preparaban retratos del Maestro Toledo en distintas técnicas para festejar su 78° cumpleaños el 17 de julio. Teníamos ya el tiempo encima, pero Noé no titubeó cuando me aseguró que él podía tejer en menos de cuatro semanas mi propuesta: trasladar al telar un hermosa fotografía que le había tomado al Maestro en el Jardín nuestro compañero Geovanni Martínez Guerra, responsable
de la colección de plantas. Geovanni es originario de Juchitán; su espontaneidad afable y su buen humor le ganaron la confianza del Maestro, quien luce relajado en las fotografías que él le tomó.

Noé, por su parte, se ganó el aprecio del Maestro por su destreza y su diligencia. De vez en cuando, Francisco llegaba repentinamente al Jardín para conversar con él y para ver qué estábamos haciendo en el telar. Le preguntaba a Noé por don Arreveriano Platas, distinguido músico de San Mateo a quien él había grabado junto con Arturo Warman en los años 1970, para producir el legendario álbum Música de los huaves o mareños, publicado por la Fonoteca del INAH como disco de vinilo. La complejidad de los ritmos ikoots, puntuados por el repiquetear de las astas de venado sobre caparazones de tortuga, causó revuelo: era la primera vez que se escuchaba en el ámbito urbano una de las músicas más bellas de los pueblos originarios de México. Don Arreveriano había muerto varios años antes de que naciera Noé, pero seguían vivas otras personas en la población que había conocido el Maestro, de quienes podía darle cuenta Noé. Francisco escuchaba atento, al tiempo que observaba la danza de los dedos del joven entre los hilos.

No le revelamos al Maestro que le tejeríamos un retrato, para que fuera una sorpresa. A partir de la fotografía de Geovanni, primero fotocopiamos repetidamente la imagen para eliminar los grises. Para traducir la fotografía al tejido, le propuse a Noé emplear una tercera técnica de brocado, donde una sola trama suplementaria flota por el revés del lienzo entre un elemento y otro. Esto permite labrar el diseño con mayor rapidez. Con la figura en alto contraste en mano, invertida de izquierda a derecha para tejerla por el reverso, Noé comenzó a internalizarla en su mente. Preparó su urdimbre con hilo industrial de algodón calibre 60/2,1 mismo material que decidimos emplear como trama de base. Para cimentar el rostro en el extremo inferior del lienzo, propuse labrar un zigzag escalonado que aparece en los huipiles antiguos de San Mateo. Noé lo tejió con trama suplementaria de seda criolla hilada con malacate y teñida con grana por la familia de Moisés Martínez Velasco en San Pedro Cajonos. Conforme avanzaba en el diseño, Noé introdujo puntos de hilo emplumado (un torzal de algodón con plumón de ganso, garantizado por el proveedor como libre de sufrimiento animal), fabricado por Román Gutiérrez Ruiz en Teotitlán del Valle. Antes de torcer el plumón, Román lo tiñó con añil vegetal producido en Niltepec, en el distrito de Juchitán. Queremos pensar que estos toques rítmicos de pluma esponjada evocan el repiqueteo del asta contra el caparazón en la música mareña que fascinó al Maestro en su juventud.

Terminado el zigzag, Noé tejió las iniciales de las tres personas que le ofrecimos este regalo a Francisco: NPP – GMG – AdeÁ. Labró después las iniciales de las dos instituciones participantes: MTO – JEBOax, y por último la fecha del onomástico. Acto seguido comenzó el verdadero reto: centrar el rostro del Maestro en el lienzo y aplicar la trama de seda en todas las sombras del retrato. Noé lo logró no solamente con una sorprendente precisión, sino a una velocidad que nos dejó asombrados y que permitió terminar el regalo días antes de la fecha meta. Conforme plasmaba los rasgos faciales de Francisco, Noé fue introduciendo puntos gruesos de hilo emplumado de color azul añil en las sombras del retrato y de color natural del plumón en el contorno del semblante. No se aprecia en las fotografías que acompañan este artículo que la pluma vibra al menor soplo de brisa y el tejido parece entonces cobrar vida.

Concluida la última sombra de la cabellera, Noé tejió el título de la obra: RETRATO MAREÑO DE TOLEDO, antes de repetir el zigzag que había tejido al pie del cuello. Remató finalmente su trabajo al insertar las últimas tramas con aguja para lograr un lienzo de cuatro orillos, como en los huipiles más meritorios de San Mateo y de otras comunidades de Oaxaca. De esta forma, Noé no recortó un solo hilo ni dejó una sola hebra suelta, un alarde del que solo pueden jactarse los artistas textiles consumados como él. La pieza terminada fue exhibida en el IAGO el 17 de julio de 2018, el último cumpleaños que celebró nuestro querido Maestro, antes de caer enfermo y fallecer el año siguiente.

1 La primera parte del quebrado indica el número de veces que se estira el copo de algodón para adelgazarlo en la máquina de hilar; el 2 indica que el hilo resultante es un torzal de dos cabos.


La filatelia alemana

Fotografías: Acervo del Museo de la Filatelia de Oaxaca

Durante la pandemia y realizando trabajo a distancia, me fue entregada para su actualización y catalogación una enorme cantidad de estampillas postales de Alemania, provenientes de diversas donaciones entregadas al Mufi.

Al darme cuenta de la diversidad de ellas comencé por separarlas y descubrí que tenía frente a mí una colección vasta y compleja que incluía estampillas de los Estados Alemanes desde antes de su unificación en el Primer Reich, lo que implica la elaboración de un breve repaso histórico de ese proceso.

En el siglo XVIII, Austria ejercía la hegemonía sobre lo que fue el Sacro Imperio Romano Germánico, una serie de reinos y principados independientes hasta que comenzó a levantarse uno de ellos como potencia: Prusia, que tras la Guerra de los Siete Años sería el principal rival del Imperio austriaco.

Tras la derrota de Napoleón en 1814 se formaron El Congreso de Viena y La Santa Alianza con la intención de restablecer el orden tradicional, el equilibrio de poder y la hegemonía de las monarquías europeas bajo los principios del cristianismo, lo cual incluía frenar la influencia de Prusia sobre los 39 estados alemanes donde se gestaba precisamente la Unificación alemana, que, junto a la Unificación italiana, modificaría el mapa de Europa. Gracias a esta colección filatélica podemos seguir todos los cambios en la historia de Alemania hasta la reunificación de las Alemanias Federal y Democrática, de acuerdo con el tratado del 31 de agosto de 1990.

Las emisiones de timbres de todos los países incluyen diferentes tipos según su función: ordinarios, semipostales, de franqueo insuficiente —es decir, que falta una cantidad a pagar y que no cubre el sello utilizado— y oficiales. Con el tiempo se agregaron los aéreos, de entrega inmediata, de seguros, fiscales, de causas especiales —como la colección de tuberculosis en México— y muchos otros que harían muy larga la lista.

Aquí comienza la aventura de la colección filatélica alemana. Cada uno de esos reinos independientes emitió sus estampillas, ya que contaban con su propio sistema de correo e impresión, aunque compartían características, como las marcas de agua, que son símbolos e imágenes que se imprimen en el sello con diferente espesor de tinta y que generalmente se ven a contraluz.

En los reinos alemanes encontramos trece marcas de agua, algunas de ellas ilegibles, especialmente cuando la tinta del sello del correo era más fuerte. Para poder identificarlas tuve que pedir ayuda, ya que muchos de los sellos se imprimieron en diferentes años por lo que la marca cambiaba.

El primer sello se emitió en Baviera en 1849, se trata de un timbre en blanco y negro con el numeral 1. A partir de 1850-1851, en los demás reinos, comenzaron a salir sellos que incluían, además de numerales, el escudo de armas del reino y el retrato del gobernante, para después contener temas más variados.

Tras las guerras napoleónicas, el servicio postal en los estados alemanes estuvo a cargo de los descendientes de la familia Thurn und Taxis, quienes establecieron un servicio privado en Baviera, Hesse, Wurtemberg, Baden, Renania, Sajonia, entre otros, caracterizado por su rapidez que desde el siglo XVI ya era conocida en Italia, donde había sido instaurado por la familia Della Torre y Tasso —que germanizó su nombre a Thurn und Taxis—. A partir de 1886 comenzó a operar el Correo Imperial (Deutsche Reichspost) volviéndose oficial en 1871, cuyo primer director fue el prusiano Heinreich von Stephan, inventor de la tarjeta postal que sugirió utilizar al Gral. Otto von Bismarck, artífice de la Unificación alemana y fundador de la Unión Postal Universal en 1874. De 1900 a 1922 cambió a Imperio alemán (Deutsches Reich), entonces se emitieron los primeros sellos conmemorativos, semipostales y aéreos. En 1910 se imprimió el Catálogo Michel (Michel-Briefmarken-Katalog) que es uno de los más completos, si no es que el más completo sobre los sellos postales; es obra de Hugo Michel de Apolda, Turingia y hoy día cuenta con cuarenta volúmenes.

Los sellos que separé para su posterior catalogación e integración a álbumes organizados por periodos históricos fueron los de Bremen, Brunswick, Bavaria, Hesse, Hamburgo, Hanover, Lubeck, MecklenbergSchwerin, Prusia, Sajonia, Schleswig-Holstein, Wurttemberg, algunas colonias de África y Nueva Guinea, Berlín, Alemania Democrática y de la ocupación alemana tras la II Guerra Mundial por parte de los Aliados.

Al tener ya separados los sellos por regiones, me dediqué exclusivamente a los que pertenecen al conjunto llamado Alemania Federal. De esos sellos está integrada la exposición, un trabajo que abarca un periodo que va de 1872 a la época actual con quince marcas de agua y leyendas diferentes según el año de impresión al que pertenezcan.

Un ejemplo son los sellos con el dibujo de Germania que, por encargo del Kaiser Guillermo, realizó el artista del Art Noveau Paul Eduard Waldraff con emisiones en 1900, 1902, 1905–19, 1916–19 y 1920, cuyo valor va desde los veinticinco centavos de dólar a los setecientos dólares, algunos imperforados, con marcas de agua y perforación de distintas medidas, con sobrecarga y leyendas diferentes, ya que en ciertos ejemplares aparece Reichpost y en otros Deutsche Reich. Estas diferencias, que a simple vista no notamos, hacen que el valor de un sello sea diferente, por lo que hay que ser muy cuidadosos a la hora de catalogarlos.

Tras el Tratado Versalles, Alemania fue duramente castigada en su economía y la devaluación de su moneda se evidencia en los sellos postales, entre 1919 y 1923, cuando el dólar americano estuvo por encima del marco alemán, en el que vemos impresos precios de miles, millones y billones de marcos.

A partir de 1928 se imprimen timbres con precios estables y temas diversos, ya sean personajes históricos y políticos; sobre cultura y arte, o acerca de sitios históricos como ciudades y castillos. De 1928 a 1932 se emitió la serie con los presidentes de la República de Weimar, Friedrich Ebert y Paul von Hindenburg, aunque de Hindenburg habrá emisiones posteriores en 1933 y de 1933 a 1936.

En 1934, con el nacionalsocialismo en auge, los timbres comienzan a mostrar temas en favor de la guerra, el ejército, los héroes de guerra, sobre la recuperación de la región del Sarre además de revelar el símbolo característico de esta ideología. Para 1937, la propaganda nazi que impera en los sellos se dedicó exclusivamente a emitir retratos de Hitler, hasta 1944.

En 1945 cesó la impresión para retomarse en 1946 con la leyenda “Deutsche Post”, en 1951–1952 cambió a “Deutsche Bundepost” permaneciendo así hasta el sello del 6 de abril de 1995 —que se conserva hasta el día de hoy— con el cual se conmemoró el tricentenario del nacimiento del arquitecto Johann Conrad Schlaun, así como los 150 años de las Conferencias de Vinsenz.

La Filatelia es una pasión que se aprende día a día y nos muestra distintos aspectos de la historia mediante sus estampillas, por eso se la considera una de las auxiliares en su estudio, al igual que la numismática. A veces puede resultar tedioso estar separando los sellos, pero el trabajo final es el que remunera con creces ese tiempo invertido.


Talla en madera

Fotografías: Acervo de Andares del Arte Popular

La comunidad de San Antonio Arrazola se ubica en los terrenos de la que una vez fue la Hacienda Arrazola, lugar en el que la gente trabajaba en la producción de azúcar, panela y aguardiente. Hoy en día podemos apreciar diversos talleres que se dedican a la talla en madera, en donde estas piezas cobran vida gracias a la decoración con múltiples colores que nos enamoran al verlos.

La madera que se usa para elaborar estas piezas es la de copal, cuyo árbol de procedencia varía dependiendo de la especie, de los cuales siete pueden ser utilizados para este trabajo: copal tecomaco, copal blanco, copal lima, copal macho, copal copalero hembra, copal copalillo y copal de resina.

El taller de la familia Ibáñez, dirigido por el maestro Luis Raúl Ibáñez y su esposa Lilia García, ha heredado y resguardado el proceso tradicional de este trabajo, ya que desde 1927 San Antonio Arrazola fue reconocido por la realización de piezas de talla en madera, gracias a la labor del maestro Manuel Jiménez, pionero, quien utilizaba tintes naturales para la decoración, como la granada, flores, tallos de plantas, de base la cal y el jugo de limón; para degradar los colores y obtener los que fueran necesarios

Desde 1995, a la edad de 11 años, el maestro Luis Raúl comenzó a trabajar con el copal, quien aprendió de la mano de su padre y su hermano mayor. El copal que utiliza el maestro es el copalero hembra, una especie que tiene pocos nudos y es muy suave al ser manipulada. Cuando la madera está lista para ser transformada en una pieza, se lleva a cabo el siguiente procedimiento:

Tallado
Consiste en trabajar la madera verde para su fácil manipulación; las herramientas utilizadas son el machete y las gubias.

Secado
Para poder seguir trabajando la pieza es necesario que se deje secar bajo el sol; el tiempo de secado varía dependiendo del grosor de la figura.

Resanado
Esta parte del proceso consiste en cubrir las grietas que se le hacen a la pieza al momento del secado. Cuando está seca, se procede a tomar pequeños pedazos de la misma madera que son introducidos en las grietas para que la pieza quede completa.

Curado
Al pasar las piezas por todos los procesos anteriores se les aplica un protector de madera o se baña en gasolina para que quede hidratada; con esos dos tratamientos ya no hay riesgo de que la polilla dañe las piezas.

Pulido
Consiste en lijar la pieza para eliminar imperfecciones y dejarla con una textura fina y suave, para este proceso se utiliza una lija fina y otra gruesa.

Decoración
Esta es la parte final, en la que se utilizan distintos calibres de pinceles y pintura acrílica para poder decorar; la ornamentación puede variar dependiendo de la imaginación de los maestros, y es por esta razón que cada taller es único. El maestro Raúl elabora gallos, conejos, gatos, perros, guajolotes, águilas, zorros, entre otras figuras. Dependiendo de la talla que elabore, utiliza el acabado de plumaje o de pelaje.

Te invitamos a conocer el trabajo de la familia Ibáñez en Andares del Arte Popular: Avenida Independencia 1003, Centro, Oaxaca.


La preservación de la memoria fotográfica

Fotografías: Acervo de Adabi

Adabi de México tiene el agrado de compartir los resultados del trabajo de conservación realizado a un ejemplar fotográfico único, considerado así por ser representante del uso de técnicas fotográficas decimonónicas que, por su fragilidad y conformación, resulta difícil de encontrar. Se trata de un panotipo o melanotipo (1850-1880), el cual cumple con todas las características del proceso correspondiente a una imagen que se imprime sobre una emulsión sensible de colodión que, a su vez, se coloca sobre un soporte secundario —como el lino, en este caso— usualmente recubierto con óleo, papel o esmalte negro para ser protegido finalmente con cera o una especie de barniz.

En este caso, el ejemplar presenta deformaciones mínimas a causa de la adhesión de origen del pie de foto, hecha de papel fijado con cola (en el reverso), donde se inscribieron los nombres y la fecha de muerte de los dos personajes retratados. La fotografía tiene pequeñas zonas de escamación (emulsión) de la imagen debido a la rigidez del colodión en contraposición con la flexibilidad del soporte de lino. No obstante, el estado de conservación que ha mantenido el panotipo es notable si tomamos en cuenta el tiempo transcurrido desde su creación y la fragilidad de sus componentes.

Dentro de las medidas utilizadas para su protección se requirió la inclusión del delicado ejemplar en un montaje rígido.

Esta medida reducirá el impacto nocivo del medio ambiente y los estragos de una manipulación directa. La cartulina de algodón empleada para la manufactura del estuche mantendrá firme el soporte de lino para evitar más zonas de escamación. Los materiales seleccionados para crearlo fueron únicamente cartulinas, cintas y películas de calidad, elementos tanto física como químicamente estables a largo plazo.

Las recomendaciones para la custodia de este tipo de ejemplares se relacionan directamente con la incidencia de la radiación ultravioleta, por lo que el montaje tipo cartera abierto permite visualizar al ejemplar (anverso y reverso), y cerrado evita la acción de la luz sobre la delicada imagen. Asímismo, el montaje fue incluido en una caja pequeña de polipropileno negro de tal forma que la incidencia de luz sea minimizada en un segundo nivel. Finalmente, se recomienda conservar este tipo de ejemplares en espacios con condiciones ambientales estables y que mantengan, preferentemente, un rango de temperatura (18° C) y una humedad relativa (55 %) constantes. Ante cualquier duda, es aconsejable dirigirse con un profesional en el ámbito de la conservación del patrimonio fotográfico.

La Coordinación de Archivos Civiles y Eclesiásticos y la Coordinación de Conservación de Fuentes Fotográficas agradecen la confianza de todos los responsables de verdaderos tesoros que permiten a ADABI realizar trabajos relacionados con la conservación de la memoria fotográfica nacional, para que pueda ser compartida con todo aquel interesado en conocerla.


Arte es magia, magia es poesía

El Centro Cultural San Pablo presenta la exposición “Convergencias”. Mediante cerámica, pintura, dibujos y otros medios, diecinueve artistas reunidas en el Taller 931 exploran y comparten la voluntad de hacer surgir algo: aves que se desplazan sin movimiento, un fragmento de desierto ideal para un embajador de las cactáceas, el origen de las olas cuyo deseo solamente conoce la luna, esferas que comprenden y construyen espacio, un corazón que funciona latiendo significados, luces de papel que transforman el espacio en un lugar sagrado, poesía que se traduce en cerámica, retratos múltiples que configuran una sola persona, alas de ángeles que se dejan ver, etc.

Según la antigua tradición védica el mundo que habitan los seres humanos es creado por el vuelo de un ave:

Un día el ave Garuda abrió el cascarón de su huevo, había esperado 500 años; lo primero que observó fueron los ojos de su madre, reconoció en ellos el fuego que le permitía vivir y supo cuál era su destino: obtener el soma y entregarlo a la mujer que tenía esclavizada a su madre para que la liberara.

Para cumplir esa misión, que dura un solo día de mil años, el ave Garuda vuela batiendo lentamente sus alas, proyectando sombras más grandes que montañas, y creando el espacio que pueden habitar los
seres humanos.

La artista María Sordo construyó una instalación de 105 aves de cerámica, que convierten un muro alto en un fragmento de cielo, inmenso, profundo y blanco desde el cual las aves surgen de sí mismas: aves hermosas de cerámica que son la idea de aves y, en cierto mundo, son las aves.

Entre las ideas que Elliot Weinberger recopila sobre la antigua fascinación occidental por la India, menciona que allá predicen el futuro por el vuelo de los pájaros.

María Sordo también construyó una instalación de veinticinco aves conviviendo con agua y con piedras antiguas en el patio lateral de San Pablo: cada una de esas aves lleva en su cuerpo figuras y detalles
esgrafiados, pectorales dibujados o adheridos, mensajes y símbolos hechos con diversos materiales y técnicas; funcionan individualmente como un signo, como una palabra, o un secreto; pero en conjunto también construyen una metáfora sobre el significado de las aves que, por estar más cerca del cielo, conocen algo que los humanos no, pero la artista logra intuir.

En la misma exposición, Elena Sánchez Mejorada presenta una instalación titulada: “El Jardín de Nando”, en honor a Hernando Sánchez Mejorada, uno de los pioneros de la exploración botánica de cactáceas en México, quien fuera presidente de la Sociedad Botánica de México y fundador de la Sociedad Mexicana de Cactología A. C. Su contribución a la difusión del conocimiento de la flora de México le valió el reconocimiento de sus colegas, y que ahora, una hermosa cactácea, descubierta en 1992 en Nuevo León, llevara por nombre Mammillaria sanchez-mejoradae.

Sobre tierra verde de Oaxaca, Elena Sánchez Mejorada, colocó muchas formas de flora y fauna de cerámica, reconstruyendo con afecto las plantas naturales, los insectos y los animales que habitan zonas áridas de nuestro país.

Cactus, nopales, arañas, escarabajos de todo tipo; aves pequeñas y grandes, detenidas sobre una planta o en vuelo; serpientes calmadas, pequeños caballos metafóricos sin jinete; todo conviviendo con tablillas y pergaminos enrollados que guardan secretos; esferas y vasijas como vestigios de una civilización conocida pero que se descubre de nuevo.

La instalación de Elena Sánchez Mejorada es un mundo, y una disposición para comprenderlo. En el centro de la obra hay tres personajes haciendo un ritual con mucho cuidado pues, como se sabe, el orden preciso en el ritual es vital; y en la construcción de una obra de arte, cada gesto y cada pieza pone en marcha una forma de entender la vida.

El mundo que trae a colación esta instalación es uno muy cercano a la poesía, pues mientras las piezas de cerámica representan: cactus, aves, bichos buenos, etc., al mismo tiempo están cargadas del afecto, la memoria y la propia vida de la artista.

Si el arte se trata de la experiencia humana en todos sus aspectos, Elena Sánchez Mejora nos recuerda que elaborar una obra de arte es un proceso similar a la magia, y que puede haber poesía en la humildad o la grandeza de cada día.


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