Boletín FAHHO Digital No. 37 (Abr 2024)

El retrato mareño de Francisco Toledo

Alejandro de Ávila
Fotografía: Noé compara su lienzo brocado con la fotocopia contrastada de la fotografía.

En seis números previos del Boletín Digital FAHHO hemos descrito el proyecto que emprendimos Noé Pinzón Palafox y yo hace nueve años, auspiciado por el Museo Textil de Oaxaca y apoyado por la Fundación Alfredo Harp Helú. Noé nació y creció en la comunidad ikoots de San Mateo del Mar, en el Istmo de Tehuantepec. Siendo niño, aprendió a tejer junto con sus hermanas Jazmín y Liliana bajo la guía de su madre, la gran artista textil Francisca Palafox Herrán. En un principio, Noé tejía lienzos en ligamento sencillo con una textura delicada y una cuenta muy alta de hilos, pero no labraba en ellos figuras brocadas. Así fue el primer ejemplo que conocimos salido de sus manos, un fino huipil blanco que exhibimos en el MTO en 2012 con motivo de “Telares que retoñan”, una exposición dedicada a jóvenes artistas textiles. Él tenía entonces dieciocho años de edad.

Tiempo después, Noé comenzó a perfeccionar su dominio de las dos técnicas de decoración que engalanan tradicionalmente a las servilletas y los huipiles de San Mateo. En la primera, la trama suplementaria (que generalmente es roja o de algún otro color saturado) se inserta entre los hilos de la urdimbre en la misma secuencia (uno por encima, uno por debajo, uno por encima, etc.) que la trama de base (generalmente es blanca, al igual que la urdimbre). La nombramos trama suplementaria porque podemos retirarla sin que se deshaga el tejido, a diferencia de la trama de base (también llamada trama estructural). En esta primera técnica, ambas tramas se tejen a todo lo ancho del lienzo. Para crear las figuras, la trama de color flota por encima de un cierto número de hilos de la urdimbre. Llevar una cuenta cuidadosa y constante de los hilos es el secreto para lograr los cangrejos, los pelícanos y otros diseños que lucen las servilletas de San Mateo.

En la segunda técnica, la trama suplementaria (antiguamente teñida con caracol púrpura) se inserta también entre los hilos de la urdimbre en la misma secuencia que la trama de base, pero en este caso no la acompaña a todo lo ancho del lienzo, sino que va delineando las figuras: la trama de color cambia de dirección después de un cierto número de hilos de la urdimbre, marcando así la orilla del triángulo, el rombo o cualquier otra figura que tenga en mente quien teje. En esta técnica, hay que insertar varias tramas cortas de color en diferentes puntos del lienzo, según lo requiera el diseño. Esto la hace un procedimiento laborioso, donde hay que manipular con cuidado muchos cabos sueltos para evitar que se enreden. La ventaja es que se economiza el consumo del hilo teñido, a la vez que se le protege del desgaste en la prenda terminada.

Al dominar la segunda técnica, Noé comenzó a diseñar y tejer huipiles comparables en calidad con los que logran sus hermanas. Emplea para ello algodón y seda teñidos con añil, grana y otros colorantes naturales, gracias a la colaboración con Remigio Mestas Revilla, hábil tintorero y gran conocedor y promotor de los textiles de calidad en Oaxaca. En 2014 invitamos a Noé a iniciar un proyecto conjunto para recrear el uso de materiales y estructuras de tejido que se usaron antiguamente en México, pero se perdieron generaciones atrás, incluyendo la pluma torcida con algodón como trama suplementaria, estudiada por Hector Meneses Lozano en su extraordinaria tesis de licenciatura. Noé aceptó nuestra invitación con entusiasmo. En un principio nos reuníamos cada sábado para trabajar a la sombra de un árbol en el Jardín Etnobotánico, pero el interés creciente de ambos nos llevó a formalizar un proyecto de tiempo completo, ahora en su noveno año.

Fotografía: El retrato terminado

En junio de 2018, nuestros colegas del Instituto de Artes Gráficas de Oaxaca nos comentaron que diversos artistas preparaban retratos del Maestro Toledo en distintas técnicas para festejar su 78° cumpleaños el 17 de julio. Teníamos ya el tiempo encima, pero Noé no titubeó cuando me aseguró que él podía tejer en menos de cuatro semanas mi propuesta: trasladar al telar un hermosa fotografía que le había tomado al Maestro en el Jardín nuestro compañero Geovanni Martínez Guerra, responsable
de la colección de plantas. Geovanni es originario de Juchitán; su espontaneidad afable y su buen humor le ganaron la confianza del Maestro, quien luce relajado en las fotografías que él le tomó.

Noé, por su parte, se ganó el aprecio del Maestro por su destreza y su diligencia. De vez en cuando, Francisco llegaba repentinamente al Jardín para conversar con él y para ver qué estábamos haciendo en el telar. Le preguntaba a Noé por don Arreveriano Platas, distinguido músico de San Mateo a quien él había grabado junto con Arturo Warman en los años 1970, para producir el legendario álbum Música de los huaves o mareños, publicado por la Fonoteca del INAH como disco de vinilo. La complejidad de los ritmos ikoots, puntuados por el repiquetear de las astas de venado sobre caparazones de tortuga, causó revuelo: era la primera vez que se escuchaba en el ámbito urbano una de las músicas más bellas de los pueblos originarios de México. Don Arreveriano había muerto varios años antes de que naciera Noé, pero seguían vivas otras personas en la población que había conocido el Maestro, de quienes podía darle cuenta Noé. Francisco escuchaba atento, al tiempo que observaba la danza de los dedos del joven entre los hilos.

No le revelamos al Maestro que le tejeríamos un retrato, para que fuera una sorpresa. A partir de la fotografía de Geovanni, primero fotocopiamos repetidamente la imagen para eliminar los grises. Para traducir la fotografía al tejido, le propuse a Noé emplear una tercera técnica de brocado, donde una sola trama suplementaria flota por el revés del lienzo entre un elemento y otro. Esto permite labrar el diseño con mayor rapidez. Con la figura en alto contraste en mano, invertida de izquierda a derecha para tejerla por el reverso, Noé comenzó a internalizarla en su mente. Preparó su urdimbre con hilo industrial de algodón calibre 60/2,1 mismo material que decidimos emplear como trama de base. Para cimentar el rostro en el extremo inferior del lienzo, propuse labrar un zigzag escalonado que aparece en los huipiles antiguos de San Mateo. Noé lo tejió con trama suplementaria de seda criolla hilada con malacate y teñida con grana por la familia de Moisés Martínez Velasco en San Pedro Cajonos. Conforme avanzaba en el diseño, Noé introdujo puntos de hilo emplumado (un torzal de algodón con plumón de ganso, garantizado por el proveedor como libre de sufrimiento animal), fabricado por Román Gutiérrez Ruiz en Teotitlán del Valle. Antes de torcer el plumón, Román lo tiñó con añil vegetal producido en Niltepec, en el distrito de Juchitán. Queremos pensar que estos toques rítmicos de pluma esponjada evocan el repiqueteo del asta contra el caparazón en la música mareña que fascinó al Maestro en su juventud.

Terminado el zigzag, Noé tejió las iniciales de las tres personas que le ofrecimos este regalo a Francisco: NPP – GMG – AdeÁ. Labró después las iniciales de las dos instituciones participantes: MTO – JEBOax, y por último la fecha del onomástico. Acto seguido comenzó el verdadero reto: centrar el rostro del Maestro en el lienzo y aplicar la trama de seda en todas las sombras del retrato. Noé lo logró no solamente con una sorprendente precisión, sino a una velocidad que nos dejó asombrados y que permitió terminar el regalo días antes de la fecha meta. Conforme plasmaba los rasgos faciales de Francisco, Noé fue introduciendo puntos gruesos de hilo emplumado de color azul añil en las sombras del retrato y de color natural del plumón en el contorno del semblante. No se aprecia en las fotografías que acompañan este artículo que la pluma vibra al menor soplo de brisa y el tejido parece entonces cobrar vida.

Concluida la última sombra de la cabellera, Noé tejió el título de la obra: RETRATO MAREÑO DE TOLEDO, antes de repetir el zigzag que había tejido al pie del cuello. Remató finalmente su trabajo al insertar las últimas tramas con aguja para lograr un lienzo de cuatro orillos, como en los huipiles más meritorios de San Mateo y de otras comunidades de Oaxaca. De esta forma, Noé no recortó un solo hilo ni dejó una sola hebra suelta, un alarde del que solo pueden jactarse los artistas textiles consumados como él. La pieza terminada fue exhibida en el IAGO el 17 de julio de 2018, el último cumpleaños que celebró nuestro querido Maestro, antes de caer enfermo y fallecer el año siguiente.

1 La primera parte del quebrado indica el número de veces que se estira el copo de algodón para adelgazarlo en la máquina de hilar; el 2 indica que el hilo resultante es un torzal de dos cabos.


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