MES DEL MUSEO ABIERTO EN EL MTO

A partir de la creación del primer museo con carácter público, a finales del siglo XVIII, se intenta analizar el concepto que se va desarrollando hasta nuestros días de museo como realidad dinámica. La concepción del museo como símbolo de una identidad cultural lo vuelve representante de una sociedad en constante evolución.

Los museos se caracterizan por una doble responsabilidad: preservar y conservar la integridad del objeto como elemento de nuestro patrimonio, y contribuir a la evolución de la sociedad, labor que deben realizar a través de la misión educativa. El Museo Textil de Oaxaca —ante el desarrollo de los servicios museísticos— intenta un cambio interno para lograr un equilibrio entre estas dos responsabilidades. Partiendo de esta premisa, el MTO festejó su 8° aniversario con una serie de recorridos guiados por las diferentes áreas del museo. El recorrido inició con la historia y arquitectura del museo, quedaron al descubierto los secretos que encierra el espacio que da cobijo a las artes textiles. Durante el trayecto se hizo hincapié en la razón de ser del museo y cómo su arquitectura expresa, mediante formas y colores, un conjunto armónico por dentro, por fuera y con su entorno.

La dinámica del Mes del Museo Abierto permitió lanzar una mirada al acervo del MTO, una de las áreas más resguardas debido al valor y la delicadeza que encierra. En esta visita el público percibió las relaciones que existen entre las comunidades y sus legados textiles; además de conocer los procedimientos de resguardo, clasificación y organización dentro del mobiliario que da asilo a un acervo de joyas textiles.

¿Mancha es igual a suciedad?, ¿lavado en seco o por inmersión?, ¿se restaura o no se restaura? Éstas y muchas preguntas más se resolvieron en la visita al taller de Restauración y Conservación del MTO. Un equipo de trabajo que, bajo criterios que han ido marcando las normativas internacionales y, sobre todo la ética, puede determinar y distinguir entre dos actividades complementarias, pero bien diferenciadas: conservar y restaurar. Con este tipo de conceptos se hizo un acercamiento al público a la labor que conlleva intervenir una pieza textil.

Los museos son muy diversos: no solamente son contenedores de colecciones e historia, también son espacios de encuentros e intercambios. Bajo esta concepción, el Museo Textil de Oaxaca tiene como uno de sus objetivos generar vínculos, revigorizar el desarrollo y conocimiento del arte textil provocando una relación estrecha con la memoria social de nuestro entorno más próximo, además de generar un trabajo colaborativo interno que repercuta en su actuar como museo para brindar un servicio abierto al público.

UNA HISTORIA POR ESCRIBIR: VOCHO MUFI

Cada motivo de un timbre nos detalla una historia y el MUFI, espacio dedicado a la exhibición, conservación y difusión de la estampilla postal, tiene mucho que contarnos.

Bien podríamos resumir 18 años a través de las fotografías de un antes y un después del espacio arquitectónico, de una línea del tiempo de las exposiciones permanentes, temporales e itinerantes; o de las medallas de oro, plata y bronce obtenidas en las exposiciones filatélicas nacionales e internacionales. Recopilaríamos anécdotas y experiencias adquiridas en los cursos y talleres dirigidos a distintos públicos, o bien, las sonrisas de pequeños que se aventuran en cada visita guiada por el recinto. Relataríamos cómo ha incrementado nuestro acervo, pues lo que comenzó con una colección de estampillas de México hoy es un universo que reúne miles de piezas filatélicas y arte postal de 192 países. Narraríamos cómo surge el primer timbre del mundo, su historia y perfeccionamiento, hasta discernir por qué la estampilla postal desafía la era tecnológica, tiempo ingenuo acerca de su existencia, uso y, sobre todo, vigencia después de 176 años de haber surgido. Y sin dudar describiríamos la función que desempeña cada integrante del equipo tras bambalinas, el entusiasmo con el que labora, el empeño en cada exposición desde que emergen las ideas hasta la contemplación del espacio expositivo, con el afán de mostrar al público una parte del universo filatélico.

En esta ocasión, el Mufi comienza a escribir una historia y queremos que formes parte de ella, serás un personaje importante. Nuestros protagonistas: un automóvil Volkswagen Sedán modelo 93, soporte del boceto que representa los espacios que forman parte de la FAHHO, y 50,000 estampillas postales de distintos países, clasificadas por escala de color, que darán vida a cada diseño. El primer patio del museo es nuestro escenario, un espacio acondicionado —garage—, en el que se desarrollará la intervención. Aquí, tu personaje tendrá lugar, nuestro personal te dará las indicaciones y los elementos necesarios para que tu colaboración sea especial. Te recomendamos participar con entusiasmo, pues tu esfuerzo quedará plasmado en el primer capítulo de Vocho MUFI, que deberá estar listo para el mes de noviembre.

La instalación permanecerá en exhibición sólo por un tiempo, después equiparemos el Vocho MUFI con el maletín didáctico, la lotería y literatura filatélicas para emprender un fascinante recorrido por algunas comunidades del estado, llevando actividades que deleiten a nuevos públicos dispuestos a descubrir la filatelia.

El MUFI y la FAHHO asumen el compromiso de promover la cultura a través de la producción de proyectos que apoyan el trabajo colaborativo y la participación de distintos públicos. En este sentido, el Vocho MUFI será, en sí mismo, un espacio expositivo, itinerante y dinámico, cuyo objetivo es la conservación, exhibición y difusión de la filatelia, así como de las actividades relacionadas a ella.

De esta forma, seguiremos registrando imágenes en nuestro álbum y documentando historias que se añadirán a la memoria de todo lo que ha hecho posible la vida en el Mufi desde hace 18 años.

Vocho MUFI es un desafío más, una historia por descubrir… ¡Enhorabuena!

30 DÍAS DE PEATÓN

Hablar del uso del espacio público es un referente obligatorio en las reflexiones actuales sobre la ciudad. Así, los últimos diez años, la discusión ha versado sobre la importancia de hacer de éste un lugar disfrutable, habitable y hecho a la medida de las personas. El espacio público es el bien activo más valioso de las ciudades y si bien, hacia mediados del siglo XX y principios del XXI, hemos consagrado su uso a los vehículos motorizados, nuestras ciudades han iniciado un proceso de transformación que plantea un cambio en este paradigma que busca humanizar estos espacios. El acto de caminar, que pudiera parecer el más sencillo de todos, resulta una especie de aventura en donde, además de encontrarnos constantemente con una serie de obstáculos a vencer, existen otros personajes con los que debemos competir por un fragmento de ciudad en donde movernos.

En este contexto, la exposición 30 días de Peatón, que estará hasta el mes de julio de este año en la Casa de la Ciudad, retrata con ilustraciones realizadas por el artista regiomontano Daniel Caleb las peripecias del peatón. Este personaje que, en un intento de deambular a pie por su ciudad, se encuentra con una serie de circunstancias que debe afrontar de formas ingeniosas y hasta fantásticas para transitar por el espacio público.

30 días de Peatón nos asoma con una mirada lúdica a las circunstancias que enfrentan nuestras ciudades, pero también invita a una reflexión de hacia dónde nos ha llevado este modelo obsoleto de ciudad centrado en resolver el tránsito de los autos y el lugar que les hemos dado a las personas en él.

Dentro del marco de la exposición, la Casa de la Ciudad organizó distintas actividades, talleres y conferencias que permitieran abundar en esta reflexión. Así, se llevó a cabo el taller Calle ejemplar impartido por dériveLAB, en el que se expuso la dinámica para realizar una intervención ciudadana con la finalidad de mejorar las condiciones de equidad en una calle para sus usuarios y hacerla segura para todos. En la conferencia y el taller Diseño de entornos peatonales, el doctor Paul Hess, profesor asociado de Geografía y Planificación de la Universidad de Toronto, exploró el concepto de caminabilidad en nuestros entornos urbanos. Qué podemos hacer para mejorar el espacio público e incentivar la caminabilidad por los grandes beneficios que esto conlleva en la calidad de vida de las ciudades.

Como parte de las actividades del Festival de las Ciudades Patrimonio, la Casa de la Ciudad organizó la conferencia Movilidad y espacio público en donde la Autoridad del Espacio Público del Gobierno de la Ciudad de México expuso algunos proyectos que actualmente se desarrollan en distintos puntos del Centro Histórico de la CDMX, como la intervención de calles, parques y la mejora de espacio público para privilegiar a quienes caminan la ciudad.

TEXTILES QUE TRANSITAN

El pasado mes de abril tuve el agrado de hacer mi segunda visita al Museo Textil de Oaxaca. En esta ocasión, tuve la oportunidad de compartir un taller sobre la técnica andina conocida como “kurti” y una conferencia sobre el textil tradicional como tecnología, titulada Tejer/Programar. Ambas actividades se enmarcan dentro de la investigación sobre el textil tradicional como tecnología y fenomenología que realizo desde el año 2002 en diferentes lugares de Bolivia y Latinoamérica. El objetivo, al compartir talleres de técnicas textiles complejas provenientes de la tradición andina, es crear un conjunto de métodos mediante los cuales estas técnicas de estructuras complejas puedan ser compartidas y transmitidas a maestros tejedores de otras tradiciones y, de esa manera, enriquecer las experiencias de creación e investigación en textiles.

En esta ocasión, en el Centro de Enseñanza del MTO, compartimos la técnica conocida como “kurti” en quechua, la cual consiste en una estructura compleja de dos telas tejidas simultáneamente. Esto se puede comprobar cuando el tejido es llano, pues se forma un espacio entre las dos telas, mismas que se entrecruzan para formar diseños en el anverso y reverso del tejido. Puede ser de dos colores, en su versión simple, y de tres o más en su fase más compleja. Es, sin duda, una de las técnicas textiles andinas más seductoras, pues cuando se la domina, permite gran versatilidad en los diseños a manera de trazos fluidos y caligráficos equivalentes a las líneas de un dibujo.

Piezas textiles arqueológicas elaboradas con esta técnica fueron encontradas en los fardos funerarios de la cultura paracas. Aún hoy se utiliza diariamente, principalmente en el tejido de fajas; la iconografía, el diseño y los colores de cada faja o “chumpi” remontan a un origen en particular, es decir, señalan la procedencia de quien la viste. Una cédula de identidad que se incorpora y transita. Por lo mismo, es transmisora de información multidimensional, emisaria de razonamientos y procesos que son objeto de intercambio.

El taller de “kurti” o doble tela contó con la participación de maestros tejedores procedentes de las siguientes comunidades de Oaxaca: San Andrés Chicahuaxtla, San Pablo Villa de Mitla, Teotitlán del Valle, San Bartolo Yautepec y San Mateo del Mar. Los participantes de este taller recibieron las pautas necesarias y ejercitaron la técnica de elaborar sus propias fajas e incorporar las nociones particulares de esta técnica a sus propias creaciones.

En la charla titulada Tejer/Programar se habló de las técnicas textiles tradicionales como tecnología, y del telar como una máquina de pensamiento. Se exploró, a partir de estructuras complejas propias de los textiles andinos, las particularidades que hacen que estos textiles tradicionales puedan ser entendidos, más que como iconografía o accesorio, como un sistema complejo altamente ordenado. Este sistema tiene paralelo con la lógica de los programas de código, inherentes a cualquier tecnología contemporánea, ya que el telar es una máquina de pensamiento. Además, mediante un programa sencillo creado en Processing, se evidenciaron algunos paralelos entre el proceso del tejido y el de la programación de código. De la misma manera, se mostraron varios ejemplos donde los conductores de electricidad, de luz, la electrónica, los microcontroladores y el código, no pueden distinguirse de la estructura del tejido mismo. Esta conferencia reunió a personas de diversas formaciones, tanto tejedores, programadores y artistas, quienes estuvieron de acuerdo en que los límites entre disciplinas también están en constante tránsito.

Personalmente, esta visita al Museo Textil de Oaxaca me dio la invaluable oportunidad de poder compartir con maestros tejedores de la región, donde pude conocer sus trabajos, intercambiar experiencias y prácticas, y sentir que existe un lenguaje común entre los tejedores que es el amor al tejido y a sus prácticas, que a través de sus rutas, crea comunidades. Estoy muy contenta de ser parte de la comunidad del Museo Textil del Oaxaca.

Sandra De Berduccy es artista e investigadora del textil, originaria de Bolivia.

LAS MIRADAS HUMANAS DE TARUN CHOPRA

Desde el pasado 17 de junio, en el Pabellón del Centro Cultural San Pablo, tenemos la exposición Miradas humanas, del reconocido fotógrafo indio Tarun Chopra. A través del lente de su cámara Chopra logra captar nuestra atención al mostrarnos el alma de la India y de su gente, con escenas cotidianas llenas de contrastes y misticismo.

En sus obras, todas de gran formato, apreciamos el espíritu de su gente: en sus ojos sonrientes y en su devoción religiosa somos testigos de una sociedad secular en relación con la vida cotidiana, en donde la vida urbana se entremezcla con el misticismo natural de la atmosfera en la que se desarrolla esta singular cultura.

En este país, donde los colores son tan brillantes como el sol, el blanco y negro de las fotografías matiza el resplandor de las distintas e incandescentes tonalidades de la India, dejándonos ser parte de su cotidianidad, mostrándonos retratos de su gente, escenas de vida, actos religiosos, contrastes y, por supuesto, su majestuosa y singular arquitectura deleitándonos la vista y llenándonos de éxtasis el corazón.

Con esta exposición el público se sumerge dentro de una cultura tan mítica como lejana, llevándose consigo un pequeño pedazo de la India, de su cultura y su gente.

LA COLECCIÓN DE PIEZAS ARQUEOLÓGICAS “JOHN PADDOCK-MANUEL MEJÍA”

La colección de piezas arqueológicas “John Paddock-Manuel Mejía” –donada a la Fundación Alfredo Harp Helú Oaxaca el año pasado– formó parte del majestuoso acervo particular que dejara después de su muerte John Paddock a Manuel Mejía, su compañero de vida.

John Paddock nació en la ciudad de Iowa, Estados Unidos; pionero en la arqueología y la etnohistoria de Oaxaca realizó numerosas exploraciones arqueológicas en el estado como en Cerro de las Minas en Huajuapan de León, Lambityeco y Yagul en el Valle de Tlacolula. Entre sus aportaciones se encuentra la identificación del estilo iconográfico ñuiñe propio del periodo Clásico Tardío (400 – 800 d.C) de la Mixteca Baja.

Las más de 1 500 piezas arqueológicas con las que cuenta la colección, están compuestas de materiales cerámicos, líticos, metales y de concha, y se encuentran en buen estado de conservación. Dentro de los materiales cerámicos se observan jarras mixtecas policromas correspondientes al periodo Posclásico (900 – 1521 d.C), ollas trípodes policromas de la región de la Chinantla, cajetes y platos de pasta gris típicos zapotecas, urnas funerarias ñuiñes, sahumadores teotihuacanos e incluso piezas de otros países. También existen figurillas, en su mayoría femeninas, de la costa del Golfo, del centro de México y Occidente; malacates y objetos miniatura de muchas partes de la república mexicana.

Los materiales líticos de la colección corresponden a cuchillos bifaciales y navajillas prismáticas de obsidiana, hachas, orejeras, besotes y cuentas de piedra verde, así como puntas de proyectil de pedernal y obsidiana. Dentro de los objetos de metal se encuentran hachas y cascabeles característicos del último periodo mesoamericano. Con respecto a los objetos ornamentales de concha, se encuentran: cuentas, anillos y un caracol pulido que se utilizó seguramente como instrumento musical.

Los trabajos de catalogación que se llevan a cabo por parte de la Biblioteca de Investigación Juan de Córdova engloban: limpieza y estabilidad física; registro gráfico y fotográfico; investigación geográfica y cronológica de cada una de las piezas; así como la elaboración de fichas técnicas para el registro ante el Instituto Nacional de Antropología e Historia. Próximamente podrán disfrutarse en las salas de exposición del Centro Cultural San Pablo.

BOMBA DE MECATE

La bomba de mecate es el ejemplo más claro de la utilización de los principios básicos de la física aplicada en el campo para facilitar la extracción y utilización del agua de una manera sustentable, creativa, divertida y al alcance de todos. Es un sistema manual hecho a base de materiales reciclados que consiste en un circuito cerrado entre la fuente de agua y el punto a donde queremos bombearla sin el uso de electricidad, diesel o gasolina y con un mínimo esfuerzo.

El agua se desplaza a través de tubos de PVC hidráulicos que hacen las veces de cilindros, por donde circula una soga de nylon o poliestireno en la que se amarran a intervalos determinados, tapones o empaques de goma. Una llanta o rueda de bicicleta en desuso es utilizada como polea para mover el mecanismo, que se acciona manualmente a través de una manivela, hecha soldando tres tubos en ángulo recto.

En la parte inferior se coloca una guía, también conocida como ancla, que facilita la entrada y salida de la soga y los pistones (tapones plásticos) Al accionar la polea motriz, los pistones que ascienden por dentro de la tubería, empujan la columna de agua hacia arriba y succionan otra columna de agua por debajo. Los pistones se mueven en una sola dirección y, cuando llegan a cierto punto, el agua bombeada se desvía hacia el usuario mediante una tubería de descarga en forma de “T”. Ésta es la manera más sencilla en la que funciona la bomba de mecate, también conocida como bomba de soga.

Además de su fácil construcción y operación (mujeres y niños también pueden usarla), esta ecotecnia se caracteriza por su gran adaptabilidad, ya que puede instalarse en pozos con profundidades mayores de 40 m. Permite bombear el agua más arriba del nivel del suelo, así como accionarse a través de un malacate (tracción animal), un molino de viento o celdas fotovoltáicas. Incluso puede adaptársele una bicicleta de manera fija, que nos permita usar la fuerza de las piernas, imprimiéndole mayor potencia al sistema. A esta modalidad se le conoce como bicibomba.

La bomba de mecate o soga es considerada una tecnología apropiada, ya que puede ser adaptada a diferentes condiciones económicas, materiales y ambientales, logrando acercarnos al agua con sustentabilidad y respeto hacia la naturaleza. Su fabricación, instalación, uso y mantenimiento pueden ser asumidos por las comunidades mediante sus propios recursos.

El departamento de Ecología de la FAHHO construyó, en 2014, una bomba de estas características para solucionar el riego del huerto “Tengo un Sueño”, que se desarrolló en la comunidad de San Miguel del Valle, en el estado de Oaxaca. Ha impartido también dos talleres sobre la construcción de dicha tecnología para el público en general. Estamos convencidos de que, con voluntad e ingenio, se pueden hacer pequeños cambios en el ámbito local, pero con repercusión global.

Al lector interesado lo invitamos a ver el video Bomba de mecate, con Pedro Cortés Barrita en el canal de YouTube de la FAHHO.

CARTAS DEL HOLOCAUSTO

La construcción visual a través del arte o la reconstrucción de documentos obtenidos de archivos —en este caso relacionados con una etapa negra de la historia, patinada por la vergüenza y por la censura infame y bochornosa— traen a este museo, el Mufi, con la voluntad que lo caracteriza, una muestra, que con las cicatrices y rupturas que este hecho dejó en la historia de la humanidad, alcanzan a mostrar, de manera muy sutil, a través de una muestra de documentos y restos de los mismos, una civilización en terrible decadencia. Como ya mencionan quienes han observado, cavilado, criticado o han sido estimulados a manifestarse sobre el trabajo artístico presentado, este compendio de documentos e imágenes aspira a presentar a partir de una visón artística un espectro de la memoria que, con implicaciones sociales y éticas, quiere manifestar lo inefable a partir de símbolos y metáforas que de otra manera hubiera sido imposible materializar.

La razón de esta exposición no termina de dirimirse en el terreno del recuento de hechos. Los documentos, timbres, tarjetas postales, sobres de correspondencia interrumpida presentados, que acompañan a la obra artística, proponen una humanidad más consciente y misericordiosa, dejando atrás las miserias propias del hombre.

La representación estética de la barbarie y la tragedia guarda íntima relación tanto con el acto de redefinir el estatus de “estética” como con la dimensión del hecho histórico y la atrocidad del mismo. La impresión anímica que producen los términos usados para definir o nombrar la mayor tragedia de la humanidad —Holocausto/Shoa/Auschwitz—, perpetrada con una estricta organización y sistematización burocrática y administrativa, como un laboratorio del olvido, con métodos industriales, se contrapone al deseo de que la vida, el arte, el pensamiento, la discusión y la política sigan su curso.

Incuestionable resulta el hecho de publicar, a modo de manifiesto, esta expresión que hace referencia también al sufrimiento, al dolor y lamento por los aterradores y cobardes genocidios perpetrados por la misma humanidad, por nuestros mismos congéneres, durante todo el siglo XX y parte de lo que nos toca vivir en el XXI.

De lo que se trata es de destacar la importancia y función de la memoria, la relevancia de la palabra escrita, la denuncia de los hechos con testimonios históricos documentales y vivenciales y recordar lo acontecido para no conceder y dar paso al olvido, válido para todo evento de barbarie.

El luto, el duelo, la memoria, el no olvido. Al parecer no se ha recordado lo suficiente. Las barbaries se repiten. Los crímenes de la humanidad para la humanidad no han cesado.

EL MAÍZ EN LA OBRA DE SARA CORENSTEIN

El invento del maíz por los mexicanos sólo es comparable con el invento del fuego por el hombre.
Octavio Paz

El maíz para México tiene un significado que va más allá de ser la base de la alimentación mexicana o de ser el cultivo de mayor presencia en el país. Su importancia dentro de la cultura procede desde los tiempos prehispánicos, cuando se le consideraba elemento fundamental de la cosmovisión, hasta llegar a nuestros días, donde su significancia aún permea nuestra cultura y sociedad, formando parte no únicamente de nuestra mesa, sino también de nuestra identidad. Trasciende las barreras agrícolas, sociales, económicas y políticas que rodean a este singular cultivo.

En la exposición El maíz es nuestro de la artista Sara Corenstein, ubicada en la Capilla del Rosario del Centro Cultural San Pablo, podemos ver cómo por medio de una estética basada en el arte novohispano del siglo XVIII, la artista busca recalcar la importancia del cultivo insertando su imagen en obras o imágenes representativas del México colonial –la Virgen de Guadalupe o las pinturas de castas–, con ello vincula directamente al maíz como parte de la mexicanidad que ha trascendido a través de los siglos, convirtiéndose en identidad y cultura.

Con diferentes obras con el maíz como protagonista, acompañado de personajes religiosos, elementos arquitectónicos o bien obras de arte del México novohispano, Sara Corenstein le otorga a este cultivo la importancia merecida como parte de nuestra cultura y separándolo de todos aquellos aspectos meramente arbitrarios que ven al maíz como un simple producto de consumo humano sin percatarse de su relevancia y trascendencia.

MAÍZ

Es necesario atravesar dos patios para llegar. Adentro, el tesoro está resguardado, las variedades de maíz suspendidas entre un lienzo de yute abierto, luciendo su colorido, matices varios de una colección de timbres postales intervenidos por 22 artistas que difuminan las fronteras entre Omaha y Oaxaca. Semillas que fueron plantadas en 2015 y que, como sucede con todo en este mundo, transitan sus propias rutas de historia. El maíz viaja uniéndonos; es la riqueza de América, por eso hay que guarecerlo. Eso lo supieron desde siempre nuestros ancestros. Pero antes de llegar a él, nos acechan sus múltiples sonidos, el enigma de su existencia, las cuestiones transversales de su presencia, la realidad. El maíz emite un crujido, chirría, llora, cae. Como el hambre misma, como la pobreza, como la muerte, como la violencia, como el narcotráfico y la desnutrición. El maíz, como nuestra sangre, brota, vive, pero también duele. No lo vemos, pero nos habla. ¿lo quieres escuchar?

Son patrones rítmicos que invaden el patio del MUFI que, junto con el Sol y la Luna en su caminar, penetran e iluminan cuatro comales de barro que yacen en el centro. Los cuatro puntos cardinales, los cuatro ejes de nuestro mundo. El hambre también conoce el paso del tiempo, sortea la cuenta de los días, mientras las tripas rugen emitiendo otros sonidos que un país no quiere escuchar.

Rame Cuen (creador de la instalación El sonido del hambre), sentado sobre la grava, parece emerger del inframundo para contarnos una historia que no sólo va de música para los oídos sino de orígenes, de familia, de identidad, de alimento y acordes para su alma. Comienza por decirme que los sonidos que son naturales siempre resultan certeros, orgánicos, armónicos. Y muy pronto conecta con el recuerdo. Estamos frente a un horno de adobes.

Con una suave inclinación, gesto con el que muchas mujeres de Oaxaca atisban el fogón, me invita a agacharme, para observar la combustión. Una televisión analógica, en lo que otrora fuera el lugar de la leña, que contiene imágenes de Matt Black, imágenes que, como buen fuego, queman. Retratos de poblaciones rurales, marginadas, pobres, tan lejanas a las exigencias y demandas de un mundo globalizado, pero atadas a él. La evidencia de un mundo que no dialoga, el trazo de una línea que constata la cotidianidad de una gran parte de la población. En muchas de esas fotografías vemos comales, maíz, tortillas, leña a juego con un modelo alimentario que es deficiente, que no alcanza, como afirma Cuen. Ese horno revela las instantáneas que, por estar más cerca de la tierra, nuestros gobernantes no son capaces de agacharse a ver.

Rame Cuen señala que Oaxaca es lugar de intercambio y que el maíz como sustento es parte de ello, del ir y venir, del contacto. Por tanto, estamos hechos de esa comunicación. Lo que nos rodea nos da la oportunidad de tener experiencias y eso busca con esta instalación, abrir muchas posibilidades de sonido que a partir de patrones rítmicos se instalen para repensar nuestro actuar.

Regreso a la sala que hace las veces de cuexcomate o granero para encontrarme con el maíz bolita, el maíz tepecintle, el maíz mushito, el maíz zapalote y el maíz chiquito. Variedades que se ven multiplicadas por la mano de los diferentes artistas que entraron en contacto con ellas. Entonces se vuelven paletas de color, discursos revolucionarios, libertad, milagros, o actos de rapiña.

Si en el patio, a través de articulaciones sonoras, podemos recurrir a imágenes almacenadas en nuestra memoria; dentro de esta troje de maíces, las imágenes dan palabras. Alejandro Echeverría: bandera; Bart Vargas: color; Christina Narwicz: devoción; Claudia Álvarez: otras venas, Darío Castillejos: campesinado y opresión, Dave Manrique: sustentos; Demián Flores: patria devorada; Emilia Sandoval: perforaciones y ataduras; Federico Toledo: rapiña; Iggy Sumnik: país pop; Jaime Ruíz: múltiples caminos; Joe Nicholson: la vida entre sarcasmos; Joseph P. Broghammer: viajes del alma; Justin Beller: acuosidad; Kristin Pluhacek: ciclos; Mary Day: ruta del oro; Moisés García: somos zopilotes; Rame Cuen: esperanza y transparencia; Ricardo Pinto: as de maíces; Ron Garvais: profundidad femenina; Sabino Guisú: muerte de humo; y Terry Rosenberg: ceguera.

Pero estas piezas de arte que nos dan palabras no están solas, son cobijadas en sus flancos por totomoxtles y huipiles que las visten. Los primeros, el traje perfecto del maíz, artilugio de la naturaleza, envoltura y soporte que la familia Ruíz Sosa nos comparte como una calenda. Los segundos, lienzos tramados que cuentan historias y visten humanos. Ambos escudos, protección, ambos vestidos de la carne.

Rame Cuen se pregunta cuántas toneladas de maíz son necesarias para acabar con la desnutrición en las comunidades indígenas de Oaxaca. Tal vez tenemos las toneladas, tal vez el cuexcomate esté lleno. Pero estamos desnutridos literal y metafóricamente.

El MUFI nos invita a través de timbres y sonidos a reflexionar sobre ello, a proyectar otras posibilidades de relacionarnos en un país que aún sabe a maíz.

A Rame Cuen cada tortilla le recuerda a su abuela, al sustento junto con los frijoles y a ese plástico con el que la masa entra en contacto constante. El maíz, asegura, es la columna vertebral de América, el contacto, la unión. Sin embargo, cuando piensa en leña, la muerte se cuela en sus cavilaciones, en los casos que su padre le contaba de familias muertas por contaminación de humo, en devastación. Son estos contrastes los que se han amalgamado en nuestras entrañas y hablan de nuestra existencia.

En Maíz cada artista, desde un proceso creativo, relata más allá de lo mostrado. Como espectadores nos toca recorrer, mirar, escuchar y sentir en esta oportunidad única de dialogar con nuestra propia historia, la de los pueblos del maíz.

ENTRE PALMERAS, CANOAS Y TORTUGAS…

Noé Pinzón Palafox, de 22 años de edad, es el hijo mayor de Francisca Palafox Herrán, gran artista del telar procedente de la comunidad ikoots de San Mateo del Mar. Desde niño sintió una fuerte atracción por el tejido: le fascinaba observar cómo lograba su mamá una serie de dibujos en el telar y, a los ocho años de edad, le pidió que le enseñara a tejer. Noé, siempre interesado por los retos, quiso comenzar su proceso de aprendizaje con la elaboración de las figuras que su madre tejía; entre risas cuenta la distorsión que mostraban esos primeros dibujos y lo irregular de las orillas de su tejido. “No me salían los diseños que yo deseaba”, cuenta, por lo que dejó el telar por un tiempo y volvió a él hasta que cumplió 12 años. En ese momento comenzó por el principio, pues, como bien lo explica: “No puedes ir directo al reto sin saber primero lo básico”.

A los 15 años comenzó a tejer con hilos de calibre muy fino, pero sólo en ligamento sencillo: la base de todo tejido. Posteriormente, aprendió a tejer la ranura que se construye a la altura del cuello para que pueda pasar la cabeza por la tela y, finalmente, comenzó a crear diseños. Se hizo una camisa y la aprovechó para aprender lo que debía y lo que no debía hacer, aprendió a observar con detalle cada aspecto del tejido.

Un par de años más tarde se inició en la construcción de paisajes. Siempre guiado por su mamá, aprendió sobre movimiento y composición: “que no se vea solita la tortuguita” o “marca una diagonal en el cuerpo de los pescadores para que se vea como si estuvieran haciendo el esfuerzo de cargar la pesca” se volvieron lecciones de su gran maestra. Sin embargo, como todo buen estudiante, también se preguntaba qué otras enseñanzas podía recibir y qué otros modelos podía seguir. Ejemplo de ello es su forma de concebir el diseño, pues mientras Francisca lo concibe por medio de líneas que simulan el orden en el que hay que insertar los hilos para crear los dibujos, Noé utiliza un sistema numérico para llevar un orden sumamente preciso, controlado y replicable. Su rigurosidad le permitió dar el salto para aprender otra lección más de su madre: la creación de telas de dos vistas. En esta técnica, un mismo telar funciona para crear imágenes completamente distintas entre sí en cada cara del tejido. Este proceso es muy complejo, pues ambas imágenes deben preconcebirse de forma simultánea, y las manos, los ojos y la mente llevan dos cuentas de hilos a la vez.

Noé se cuestiona constantemente: “¿qué pasaría si muevo este hilo en vez de aquél?” y esta hambre de conocimiento, aunada al deseo por aprender nuevas técnicas, le ha brindado la oportunidad de ampliar su inventario de técnicas de tejido. En 2014, durante el I Encuentro de Textiles Mesoamericanos organizado por el Museo Textil de Oaxaca, tuvo la posibilidad de experimentar técnicas muy diversas en el telar de cintura, a partir del acervo del Museo y la guía de Alejandro de Ávila.

“Recuerdo a mi madre tejiendo y yo, niño, a gatas, jugando y perdido entre los animalitos… es un recuerdo muy bonito, ¿por qué no plasmarlo en el telar?”. Noé no solamente usa un lienzo para plasmar sus ideas, lo crea. Ha volcado sus vivencias en los hilos tras recibir numerosas lecciones invaluables de su madre en torno a composición, forma e intención. A su vez, ha ampliado su repertorio hasta dominar distintas técnicas, proceso que aún está en curso. Si esto no se valora como una educación artística, encaminada a desarrollar su talento y creatividad, bien valdría cuestionarnos qué entendemos por arte.

LA VIRTUD DE LA SUMA

Pasatono Orquesta, dirigida por Rubén Luengas y apoyada por la FAHHO, empezó en 2013 una nueva etapa cuando sus componentes decidieron recrear la Orquesta Mexicana, la agrupación que creara el músico mexicano Carlos Chávez.

La Orquesta Mexicana se presentó por única vez en nuestro país el 27 de octubre de 1933. Chávez compuso nada más una obra para esta orquesta, Cantos de México, pieza que dedicó a Silvestre Revueltas. En 1940 la Orquesta se presentó en Nueva York con un programa de música mexicana comisionada por el MOMA como parte de la exposición Veinte siglos de arte mexicano. Así mismo, Carlos Chávez comisionó a compositores como Luis Sandi y Blas Galindo para que crearan piezas para esta serie de conciertos en Nueva York.

Ochenta años después, a partir de una propuesta de análisis etnomusicológico e interpretativo, Pasatono conformó una nueva Orquesta Mexicana. Esta recuperación es parte de la experiencia de la tradición de distintas culturas musicales acrisoladas en la obra de Carlos Chávez, quien creó e ideó este tipo de orquesta conformada por instrumentos indígenas y mestizos de distintas tradiciones musicales de México: flauta de carrizo, chirimía, clarinete, trompeta, caracol, omichicahuaztli, caparazón de tortuga, violines, vihuelas, guitarrón, arpa, marimba, teponaxtles, tambor indio, tambor tenor, huéhuetl, sonaja, jirukiam, pezuñas de venado y gong.

Como cuenta Rubén Luengas, “El Festival Cervantino comisionó una obra nueva de un compositor mexicano vivo, Enrico Chapela, para estrenarla en el Festival. En ese momento se empieza a hacer la curaduría y programación del homenaje a Carlos Chávez en el Bard College, en Nueva York, y sale la propuesta de ir a tocar. Un reto fuerte en todos los sentidos: artístico, musical y logístico”.

La Orquesta Mexicana se presentó por primera vez en Instrumenta Oaxaca 2013, para celebrar los ochenta años de la fundación de la Orquesta Mexicana de Carlos Chávez. En 2014, en el Festival Internacional Cervantino, estrena Danza de un poeta y el viento, de Enrico Chapela. Y después, “el 13 de noviembre de 2015, cerramos el año con un gran concierto y el estreno de una obra contemporánea, una comisión especial del Instrumenta Oaxaca, a un compositor mexicano radicado en España, Mauricio Rodríguez, lo que enriqueció el repertorio de la Orquesta Mexicana; un proyecto que, como se ha visto, es un proyecto nacional, importante, necesario”, resume Rubén Luengas.

El músico oaxaqueño nos cuenta que la Orquesta Mexicana “trae mensajes de la conciliación de dos culturas que estaban separadas o que no se han dado la mano: [por un lado] la tradición oral y la cultura indígena y [por el otro] la cultura occidental, la música de concierto, la música académica. […] Es la lengua indígena, pero también con la grafía latina en una publicación en la academia, en el discurso académico en los coloquios de lenguas otomangues, en las nuevas tecnologías y las lenguas indígenas, etcétera. Ese es un punto óptimo que es el que buscamos y estamos cada vez llegando más a él y que nos da muchos puntos referentes importantes para mostrar e invitar a otra gente, a otros músicos, a otras generaciones, a conciliar o a buscar este diálogo intercultural, que no deben estar peleados sino unidos, porque creemos que aquí la virtud está en la suma no en la resta”.

ARTESANOS CAPACITAN ARTESANOS

La Fundación Alfredo Harp Helú Oaxaca busca facilitar a los artesanos conocimientos que favorezcan su desarrollo profesional. La relación con artesanos nos ha permitido entender que hay necesidades cognitivas que se pueden satisfacer haciendo uso de otras disciplinas. En la búsqueda por alcanzar este objetivo hemos encontrado diferentes metodologías, pero cuál es el método correcto para dotar de nuevas herramientas al artesano. Quizá haya más de una respuesta; desde la FAHHO proponemos que los artesanos sean los instructores de otros artesanos.

El Centro de Arte Textil Zapoteco BII DAUU, el taller de Tamara Rivas y el Taller Textil Casa Jiménez expusieron la necesidad de aprender a aplicar cuero sobre los textiles que trabajan, así que nos dimos a la tarea de buscar a un maestro artesano que pudiera impartir un taller que abordara el tema de la talabartería.

En el entendido de que el artesano es el profesional que tiene los conocimientos de su especialidad y, además, es el emprendedor que dedica su esfuerzo a capacitar aprendices, instruyendo, innovando y creando, se considera entonces que la experiencia de los mismos artesanos logra profesionalizar y motivar a otros artesanos, porque conocen esa realidad de los aconteceres diarios en la que están sumergidos.

Por ello, en la última semana de abril se llevó acabo el taller de aplicación de cuero en diferentes textiles, impartido por el maestro talabartero Mario Montoya de la Rosa, originario de Colotlán, Jalisco, quien ha sido acreedor de varios reconocimientos y primeros lugares en su categoría. El maestro Mario convivió en Teotitlán del Valle con quince artesanos que elaboran textiles con diferentes técnicas y dedicó su tiempo a compartir los conocimientos sobre la técnica que domina y sus experiencias como creador. Les habló sobre la importancia de valorar el trabajo artesanal y considerarse, además de creadores, emprendedores, y orgullosos guardianes de un conocimiento del cual son privilegiados en tener.

El maestro Mario no sólo sabe cómo enseñar, también sabe la razón por la cual debe enseñar a los compañeros artesanos. Los maestros artesanos han llevado un proceso de aprendizaje creativo, reforzado con metodologías prácticas, asimilado por el medio que les rodea y de las experiencias y conocimientos heredados. Entonces, qué mejor asesoría que de quien ha recorrido ese sinuoso camino; de quien –por sus experiencias– sabe cómo se pueden tener mejores ingresos, quien ha sido un ávido buscador de conocimiento para adaptarse a las nuevas necesidades, de un ser crítico reflexivo, innovador y emprendedor. En una semana de taller, los artesanos aprendieron la técnica que elabora un profesional del arte de la talabartería y las experiencias que ha tenido en una carrera noble y difícil de recorrer. El maestro Mario sabe que esta nueva herramienta les impulsará para continuar con la innovación y la valoración del trabajo que realizan y se reflejará en la calidad de la hechura final de sus productos.

Con esta propuesta de taller se creó una interrelación entre docente y discente, donde aprendieron y enseñaron mutuamente, donde el diálogo fue la base de la metodología respetando las costumbres, tradiciones y pensamientos de cada persona, dando como resultado un mejor acabado visible en los productos trabajados e innovación, así como la cooperación social que garantiza la continuidad de la tradición artesanal, donde el cruce de estas técnicas que ahora se complementan nos permitirán seguir disfrutando del patrimonio cultural.

EXPERTOS LOCALES SE SUMAN A LA REVITALIZACIÓN DE LA ZONA METROPOLITANA DE OAXACA

El arquitecto, urbanista, misionero de la UNESCO y Caballero de las Artes y las Letras de París, Leo Orellana, gracias al apoyo de Secretaría de las Culturas y Artes de Oaxaca, la FAHHO y Amigos del Teatro Macedonio Alcalá, impartió en la ciudad de Oaxaca, del 26 al 28 de abril, un interesante taller de la serie conocida como Seminarios Internacionales sobre la Revitalización de Centros Históricos en América Latina y el Caribe. Asistieron 30 profesionistas interesados en impulsar acciones ciudadanas que preserven los patrimonios tangibles e intangibles y, que al mismo tiempo, promuevan el crecimiento armónico de la zona metropolitana, tanto en lo físico como en lo económico. Orellana cerró con una conferencia magistral en el Teatro Macedonio Alcalá, escuchada por las comunidades académicas, de cultura, de empresarios del Centro Histórico, organizaciones filantrópicas y colectivos pro sustentabilidad, quienes resolvieron constituir un grupo de acción ciudadana pro ciudad de Oaxaca, desde el cual planear y realizar acciones que conduzcan a su progreso, seguridad, funcionalidad y embellecimiento.

Dado que el reto es arduo y se deben hacer coincidir los intereses de los ciudadanos con los de los inversionistas, gobernantes, artistas, restauradores, transportistas, legisladores y toda una amplia gama de actores sociales, el trabajo se emprendió en mesas temáticas, tan importantes y variadas como: movilidad, comercio informal, espacios públicos, metabolismo urbano, manejo de desechos, ordenamiento ecológico, cohesión social, patrimonio, normatividad y planeación territorial. Este grupo cuenta con el apoyo de organismos incluyentes como la Casa de la Ciudad, el Teatro Macedonio Alcalá y el Centro Cultural San Pablo, donde los ciudadanos voluntarios se han reunido, primero para tomar el taller que dirigió el arquitecto Orellana, y después para dar continuidad a sus actividades.

Esta experiencia ciudadana puede llegar a ser tan importante que influya en las decisiones de los gobernantes estatales y municipales, que atraiga inversiones públicas y privadas, que sirva de guía a programas académicos y que logre la emisión de normas y leyes para preservar el patrimonio y para gestionar correctamente la zona metropolitana.

Este motivado y multidisciplinario conjunto de personas se autodenomina Tequio Oaxaca y extiende la invitación a las personas que deseen contribuir en la redacción de políticas públicas y en aportar honorariamente sus esfuerzos en favor de la ciudad de Oaxaca, para lo cual pueden ponerse en contacto al correo: tequioax2016@gmail.com.

PALABRAS QUE TEJEN: TELAR DE CINTURA – SAN ANDRÉS CHICAHUAXTLA

Introducimos en este número del Boletín FAHHO una serie de registros de los términos básicos del telar de cintura en diferentes lenguas indígenas de Oaxaca y que forman parte integral de la exposición Un árbol que florece. Textiles de los grupos otomangues y vecinos presentada en el Centro Cultural San Pablo.

El conocimiento lingüístico envuelto en las técnicas de tejer en el telar de cintura es un reflejo directo de la diversidad y riqueza cultural de los pueblos indígenas de Oaxaca. En muchas lenguas del estado este patrimonio se está quedando en el olvido por abandonar la tradición de tejer o por dejar de hablar la lengua local. Frecuentemente son estos términos técnicos, asociados estrechamente a labores tradicionales, los que forman el vocabulario en mayor riesgo de desaparición, incluso en comunidades donde la lengua originaria sigue presente. El MTO considera que su documentación es urgente y busca resguardar este conocimiento para futuras generaciones dedicadas al telar.

En esta ocasión presentamos el telar básico empleado en San Andrés Chicahuaxtla (o Yuma’ niko en la lengua triqui).

EXPLORACIONES ARQUEOLÓGICAS EN LA CASA DE LA CACICA

La Mixteca Alta cuenta con numerosos edificios históricos de gran importancia, entre ellos la Casa de la Cacica que, gracias a los estudios históricos y arquitectónicos, se sabe que fue construida en el siglo XVI. Los trabajos arqueológicos como parte de la investigación interdisciplinaria dentro de monumentos históricos son necesarios, debido a que muchas veces en el subsuelo se esconde evidencia histórico-arqueológica.

En 2001 se realizaron las primeras exploraciones arqueológicas en el inmueble. Entre 2005 y 2009 se ubicaron y liberaron elementos arquitectónicos del patio del conjunto oriente, sin embargo no fue posible restaurarlos. Recientemente, en 2016, la Fundación Alfredo Harp Helú Oaxaca, el municipio de San Pedro y San Pablo Teposcolula y el Programa de Apoyo a la Infraestructura Cultural de los Estados financiaron la segunda etapa, con el fin de recuperar y restaurar ese patio. Para ello, fue necesario llevar a cabo trabajos de liberación arqueológica durante el presente año.

En la primera etapa de la restauración en el conjunto poniente, la elaboración de pozos de sondeos y calas arquitectónicas no dieron ningún resultado arqueológico; sin embargo, la riqueza arquitectónica fue notable. Con el paso del tiempo, el edificio sufrió modificaciones en sus muros, pisos y aplanados. El patio de entrada, enterrado hasta su liberación en 2009, completa la planta de diseño prehispánico del palacio, en que un patio abierto al público se combina con otro de un carácter más íntimo, donde se encuentran los aposentos privados. El conjunto poniente comprende cuatro cuerpos de planta rectangular orientados a cada punto cardinal y con un patio interno hundido. En la parte superior de los cuerpos, se observa un tablero con ornamentaciones en cantera de “discos solares” o “chalchihuites”, elementos típicos que aparecen en los templos plasmados en los códices mixtecos de la época Posclásica (900–1521 d.C).

El conjunto oriente consta de dos cuerpos rectangulares con un patio de servicios en medio.

La Casa de la Cacica es un monumento civil único del siglo XVI. Pocos ejemplos de arquitectura de este tipo se conservan en el país, que muestran la época de contacto en su construcción. Por ello, la recuperación del patio oriente es de gran importancia para la rehabilitación del conjunto arquitectónico completo.

En la actualidad, el conjunto poniente alberga a la Biblioteca Infantil y Juvenil Casa de la Cacica que está dirigida por la Fundación Alfredo Harp Helú Oaxaca y recibe diariamente a niños de la comunidad de Teposcolula y sus alrededores. El rescate del conjunto oriente contempla la apertura de nuevos espacios para distintas actividades como danza, teatro y música con el fin de promover la expresión artística de las nuevas generaciones.

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