Boletín FAHHO No. 13 (Jul-Ago 2016)

CARTAS DEL HOLOCAUSTO

Bela Gold

La construcción visual a través del arte o la reconstrucción de documentos obtenidos de archivos —en este caso relacionados con una etapa negra de la historia, patinada por la vergüenza y por la censura infame y bochornosa— traen a este museo, el Mufi, con la voluntad que lo caracteriza, una muestra, que con las cicatrices y rupturas que este hecho dejó en la historia de la humanidad, alcanzan a mostrar, de manera muy sutil, a través de una muestra de documentos y restos de los mismos, una civilización en terrible decadencia. Como ya mencionan quienes han observado, cavilado, criticado o han sido estimulados a manifestarse sobre el trabajo artístico presentado, este compendio de documentos e imágenes aspira a presentar a partir de una visón artística un espectro de la memoria que, con implicaciones sociales y éticas, quiere manifestar lo inefable a partir de símbolos y metáforas que de otra manera hubiera sido imposible materializar.

La razón de esta exposición no termina de dirimirse en el terreno del recuento de hechos. Los documentos, timbres, tarjetas postales, sobres de correspondencia interrumpida presentados, que acompañan a la obra artística, proponen una humanidad más consciente y misericordiosa, dejando atrás las miserias propias del hombre.

La representación estética de la barbarie y la tragedia guarda íntima relación tanto con el acto de redefinir el estatus de “estética” como con la dimensión del hecho histórico y la atrocidad del mismo. La impresión anímica que producen los términos usados para definir o nombrar la mayor tragedia de la humanidad —Holocausto/Shoa/Auschwitz—, perpetrada con una estricta organización y sistematización burocrática y administrativa, como un laboratorio del olvido, con métodos industriales, se contrapone al deseo de que la vida, el arte, el pensamiento, la discusión y la política sigan su curso.

Incuestionable resulta el hecho de publicar, a modo de manifiesto, esta expresión que hace referencia también al sufrimiento, al dolor y lamento por los aterradores y cobardes genocidios perpetrados por la misma humanidad, por nuestros mismos congéneres, durante todo el siglo XX y parte de lo que nos toca vivir en el XXI.

De lo que se trata es de destacar la importancia y función de la memoria, la relevancia de la palabra escrita, la denuncia de los hechos con testimonios históricos documentales y vivenciales y recordar lo acontecido para no conceder y dar paso al olvido, válido para todo evento de barbarie.

El luto, el duelo, la memoria, el no olvido. Al parecer no se ha recordado lo suficiente. Las barbaries se repiten. Los crímenes de la humanidad para la humanidad no han cesado.

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