Y el tren regresó…

En el barrio del Exmarquesado ya no se escucha el silbato de la vieja locomotora diésel 9271 entrando a la Estación del Ferrocarril Mexicano del Sur, terminal Oaxaca, en su lugar ahora se escuchan las voces de niños cruzando y saltando “la vía ancha” para llegar al Bosque Encantado del Museo Infantil de Oaxaca. Tampoco se escucha ya el martillar de los reparadores de vía que abrían paso al tren conocido como “El Oaxaqueño”, en su lugar, se oyen las percusiones del Foro La Higuera, que cada domingo reciben a las familias de Oaxaca en presentaciones al aire libre arropadas y vigiladas por una hermosa higuera del valle sembrada hace 128 años por el general Gregorio Chávez, con motivo de la inauguración de la estación del ferrocarril. Las despedidas, llenas de un sinfín de emociones, se traducen ahora en recibimientos de miles de visitantes al año, en su mayoría no mayores de doce años que buscan una experiencia única en nuestros espacios, además, para nuestra sorpresa, estos niños vienen de la mano con otros niños ávidos de vivir nuestro museo: sus padres, y, ¿cómo no hacerlo?, el Museo Infantil que sus corazones anhelaban llegó por fin en forma de tren.

¿Cómo ocurrió todo esto? Han transcurrido 183 años desde la primera concesión otorgada en México para la construcción del ferrocarril, evento que daría paso a la historia moderna de nuestro país. A partir de ahí se otorgaron diversas concesiones y el Estado también administró directamente otras líneas de ferrocarril. Hacia finales del siglo XIX, principios del XX, el país estuvo conectado por miles de kilómetros de vías férreas. En 1908 nace Ferrocarriles Nacionales de México con la compra por parte del Estado de varias empresas ferroviarias. Al iniciar la década de 1930 el país contaba con 23 345 km de vías. En 1995 se reforma la Constitución y con ello empieza un proceso de privatización de los ferrocarriles. Actualmente, de la empresa Ferrocarriles Nacionales del México queda poco, y ese poco se resume en viejas estaciones que han sufrido el embate del abandono. Pese a ello, la suma de voluntades institucionales, de la iniciativa privada y la lucha de la segunda generación de ferrocarrileros por levantar sus viejas casas de trabajo, ha permitido que algunas de estas estaciones, aunque muy pocas, sean intervenidas y destinadas a un fin cultural, dándole un nuevo giro y sentido a estos espacios que, en algún momento de su funcionar, vieron la llegada y salida de cientos de pasajeros a diario.

En Oaxaca, la Antigua Estación del Ferrocarril Mexicano del Sur guarda una historia singular vinculada con el pueblo de Santa María del Marquesado –antes Villa, hoy barrio del Exmarquesado– y con la comunidad ferrocarrilera en particular, que usualmente habitaba en este pueblo. Desde la partida del último tren de pasajeros, esta comunidad luchó por la conservación de los espacios y se apropió de ellos, la comunidad artística se sumó también a esta causa. La fundación del Museo del Ferrocarril Mexicano del Sur, en octubre de 2003, fue el inicio de los trabajos para evitar la pérdida del complejo, pero dados los retos en el mantenimiento de la infraestructura del espacio, como los presenta la mayoría de las estaciones en nuestro país, con el transcurso de los años fue necesario realizar una intervención con mayor fuerza en el complejo arquitectónico. Fue así que en 2013 la Fundación Alfredo Harp Helú Oaxaca, en coordinación con la federación –a través de su Secretaría de Cultura– y el municipio de Oaxaca de Juárez iniciaron el gran proyecto de la restauración total de los inmuebles correspondientes a las antiguas bodegas de carga, las oficinas administrativas de la estación y tres vagones, intervención que requirió la inversión de 49 millones y medio de pesos. Fue así que un 3 de marzo de 2017 se inauguró un sueño llamado Museo Infantil de Oaxaca, MIO, un sueño casi sacado de los cuadros de nuestro querido pintor ocoteco, Rodolfo Morales, porque el espacio es justamente como su obra: colorido, con trenes, niños y papalotes volando. La experiencia ha sido enriquecedora porque la comunidad ha trazado la pauta, ha sido ella la que nos ha llevado y empujado a la conservación y cuidado de nuestros dos árboles notables, uno de ellos es el más longevo de la ciudad: el ahuehuete de la estación, que según nos relatan, fue testigo de la fundación de nuestra ciudad. También hemos transitado por el camino de la conservación de los archivos ferroviarios, y han sido la Asociación Amigos del Ferrocarril Mexicano del Sur, el Sindicato de Trabajadores Ferrocarrileros Sección XXII, jubilados, pensionados y familiares de exferrocarrileros los que han participado en el rescate de este archivo, que a su vez ha sido una nueva tarea para nuestra institución. De esta forma, el caminar con dos públicos, niños y ferrocarrileros, ha explotado la creatividad del personal del museo, quienes, con su singular entrega, han diseñado las mejores experiencias, talleres, exposiciones y actividades para un público que ante todo atesora su patrimonio, porque así somos los oaxaqueños y así nos han enseñado los grandes maestros.

TESTIMONIOS

MIO: Espacio para la familia
Gala Cuenta Sueños

El MIO representa para mí un espacio, no solo para la infancia, sino para los encuentros en familia. Representa lo maravilloso de recordar ser niño o niña, tengas o no tengas hijos o hijas. Es un espacio donde la recreación se da de manera muy bonita y, además, está inspirado en nuestra mexicanidad, lo que es muy importante.

Las experiencias que he tenido han sido muy gratas desde el primer día en que el MIO me abrió las puertas. Es muy íntimo y provocador, me estimula no solo como artista creadora, sino también como mujer mexicana que ama infinitamente a su país, su tradición, color y folclore. MIO es uno de los lugares que guardo en mi corazón, lo valoro un montón por todo lo que representa: a Oaxaca y a su gente.

Vixi Escuela
Equipo MIO sobre ruedas

MIO es un espacio para el aprendizaje donde los niños pueden desarrollar muchas áreas: aprenden a sentir su cuerpo de manera diferente, a crecer emocionalmente, a erradicar miedos y disfrutar logros. Lo más bonito es acompañar a los niños en su evolución, verlos emocionados cómo aprenden y logran solos sus objetivos. Las actividades son oportunidades que se le brindan a la infancia. El museo es un espacio abierto, dispuesto a escuchar, lleno de vida. Un lugar donde se aprenden otras cosas que no tienen las escuelas: el dibujo, el grabado, la bicicleta, entre otros que les dan otras formas de vivir a Oaxaca.

https://www.youtube.com/watch?v=msPsZPC6Qok&thttps%3A%2F%2Fyoutu.be%2FXoKJ7-6MFrA

De lo plural a lo singular a lo plural1

La primera impresión que uno tiene del Centro Cultural San Pablo, por cualquiera de las dos entradas en donde uno se sitúe, es una reja de metal. Esa reja anticipa la experiencia y es un ejemplo de estética: el diseño está basado en la figura de una flor muy antigua que aparece en otra obra de arte, también antigua, pero en la reja la silueta de la flor se repite formando un tejido suave y limpio que vincula la época de la primera flor con nuestros días. La reja nos instala en un tiempo sin medida lineal, en un tiempo ritual. En ese sentido, está compuesta de la misma flor antigua, pero nueva. Y digo que es un ejemplo de arte porque buscar acceder al significado de una forma y convertir esa búsqueda en un objeto material que habita el mundo y, además, modificar la interacción de la comunidad mediante este tipo de objetos, no es solamente una manera de producir, es una forma de vida que no está sujeta a una época ni a una gramática ni a una episteme temporal, es una forma de interrogar, y mientras más intensa la pregunta-vida más luz y más influencia en la revelación. En fin, las rejas de Francisco Toledo dan para un ensayo sobre teoría del arte, pero en este texto son la entrada del Centro Cultural San Pablo, y apuntan a que dentro ocurren experiencias, que en muchos niveles son colectivas e incluso pueden ser estéticas.

Desde su apertura, en el Centro Cultural San Pablo ocurren varias cosas al mismo tiempo. A lo largo de estos años, en el atrio, en las salas, patios, capilla, galería y demás espacios, se han producido experiencias complejas o sencillas, intensas o serenas, que han enriquecido la vida de las personas que lo visitan, la de quienes participan en los eventos y la de quienes trabajan y han trabajado en la FAHHO. El CCSP es un lugar donde se construyen formas de convivencia entre la comunidad de Oaxaca y, también, entre sus visitantes.

Aunque es un espacio privado, el CCSP nació con la vocación de ser un espacio público. Desde su concepción se propuso abrir una calle que había permanecido cerrada por muchas décadas, había sido un no lugar, para convertirlo, efectivamente, en un lugar donde las personas pueden estar y transitar. El resultado de esta decisión ha sido que la comunidad de Oaxaca se ha apropiado del espacio. En múltiples ocasiones, diversos pueblos han tomado el espacio temporalmente para compartir tradiciones, creencias y formas de comprensión propias que vuelven más rica y compleja la cultura de nuestro país.

San Pablo es el corazón de la Fundación Alfredo Harp Helú Oaxaca, sede de sus oficinas y Centro Cultural donde se practican los valores que le han dado origen: conservación del patrimonio material e inmaterial, protección al medio ambiente, salud y deporte, promoción de la lectura, rescate de las lenguas, arte, música, entre otros. Todas las instancias y programas de la Fundación cooperan en la organización de las actividades del CCSP, en cada evento se involucra a más de una institución, vivimos ejemplos de unión entre los trabajadores de la Fundación y de apoyo entre las instancias que la conforman. El punto de partida de cada evento es la generosidad y la comprensión del espacio público como sitio de convivencia. Conciertos en los que las personas rebasan el aforo del claustro y escuchan desde el atrio; exposiciones de arte popular que revelan una forma completa de comprender el mundo; ciclos de cine que se observan cómodamente desde sillas o petates sobre el pasto; historias compartidas mediante presentaciones de libros; reflexiones académicas en seminarios de Historia y Lingüística que muestran que la cosmogonía mesoamericana sobrevive y revelan cuánta falta nos hace; un carrusel que cada año reúne a muchas familias; un dinosaurio gigante que provocó la sorpresa alegre de los niños y el afecto de sus familiares; posadas del chocolate; exposiciones para venta de textiles que revaloran el trabajo de las comunidades de Oaxaca; múltiples seminarios, conferencias y talleres han permitido que en los espacios del CCSP, además de la memoria antigua de los frailes dominicos, ahora convivan las experiencias libres y tranquilas de la comunidad de Oaxaca.

La vocación del CCSP es mantener abiertas las rejas que realizó el maestro Toledo para permitir que las comunidades de Oaxaca se apropien del espacio para compartir sus formas de conocimiento, su memoria y su cultura. De hecho, la primera exposición en el CCSP en 2012 fue Los lienzos de Santa María Zacatepec: fundación, gobierno e identidad tacuate. El proyecto surgió desde 2010, cuando una delegación de la comunidad mixteca de Santa María Zacatepec llegó a la Biblioteca Francisco de Burgoa solicitando apoyo para la restauración de las calcas decimonónicas de dos lienzos que narran la llegada y la historia de los antepasados de esa comunidad de la Mixteca Alta. Después de la presentación de las calcas restauradas en San Pablo, se diseñó la exposición a cuya inauguración asistió una gran delegación de la cultura tacuate. Los jóvenes de la comunidad, interesados en la memoria de sus antepasados, presentaron un espectáculo teatral basado en el contenido de los lienzos. Después la exposición se trasladó a Santa María Zacatepec, donde ahora se conserva y difunde el conocimiento contenido en esos lienzos. Este momento ha sido uno de los más memorables del CCSP, pues demuestra que es un espacio que busca servir a las comunidades, que trabaja para recuperar la memoria y el patrimonio de Oaxaca. Mientras más se conozcan y compartan las experiencias de nuestros antepasados, nuestra forma de vida se enriquece con comprensión y empatía.

Lo mismo en eventos grandes que en actividades que pueden pasar desapercibidas, ocurren experiencias muy significativas en el CCSP. En 2013 se exhibió en el atrio un carrito parecido a los de paletas, pero en su interior se exhibían videos que muestran historias, tradiciones y costumbres de Oaxaca: la imagen de una mujer anciana de Juchitán que elabora totopos para vender, un oficio que ha realizado durante toda su vida. Esa obra breve y aparentemente sencilla cuestiona el valor que otorgamos a las experiencias y accesorios con los que llenamos nuestras propias vidas en la cultura occidental, y cuestiona también el acceso que se tiene en comunidades de Oaxaca a otras formas de vivir. En el mismo carrito se exhibía el video de una lluvia que tranquila cae en la Sierra Norte, cerca de Capulálpam de Méndez, innumerables gotas cumpliendo una voluntad no humana, antigua, futura y renovada desde hace miles de años que genera plantas y árboles, y mantiene un ecosistema en Oaxaca. Entre otros muchos cortometrajes, este pequeño carrito de paletas/videos, concentra el aprecio por las comunidades y la vida en Oaxaca, y en el CCSP halló el lugar más oportuno para presentarse.

Los programas de trabajo de la FAHHO tienen varias vertientes y se relacionan unos con otros, por ejemplo, en 2017, para celebrar el centenario del natalicio de Juan Rulfo, el CCSP fue sede de la cooperación entre diferentes instituciones que colaboraron para llevar a cabo una serie de eventos en diversas sedes de Oaxaca para celebrar la obra del escritor mexicano. En el CCSP se presentó El círculo se cierra, una exposición con fotografías que Juan Rulfo tomó cuando visitó la región Mixe; el Museo Textil realizó una exposición con ejemplos de la vestimenta e indumentaria mixe y se estrenó De murmullos, obra musical de Gerardo Tamez basada en Pedro Páramo, el concierto fue interpretado por la banda de música del CECAM, al igual que en Santa María Tlahuitoltepec, donde se reunieron 30 bandas del estado para celebrar con música el aniversario de Juan Rulfo y el 40 aniversario del CECAM. Para explorar el pensamiento de Rulfo, el CCSP también presentó un ciclo de cine, conferencias y una experiencia auditiva en la Capilla del Rosario. La Biblioteca Henestrosa realizó talleres literarios; Publicaciones FAHHO y la Fundación Rulfo coeditaron Luvina en mixe y Ediciones Toledo encargó las traducciones en cuatro zapotecos para publicarlas posteriormente. La FAHHO, además, coordinó los esfuerzos para que la exposición fotográfica itinerara y se realizaran actividades en el interior del estado en torno a la obra de Rulfo. El CCSP funcionó como el lugar desde el cual se concibieron estas actividades. San Pablo se convirtió en ese momento en un espacio más de la cultura mixe; los visitantes pudieron experimentar la calidez y el orgullo que demostró la FAHHO por recibirlos.

EL CCSP también ha dado espacio a la obra de artistas que han desarrollado su carrera en Oaxaca, por ejemplo, en 2017 se presentó la exposición Relatos de Amador Montes; en 2018, Espejo de Barro, reflejos del tiempo de Adán Paredes y Flora de Demián Flores; en 2019, Fugas geográficas con la obra de Guillermo Olguín y, a principios de 2020, Un lugar seguro con obras de Rame (Ramón Jiménez) sobre una familia que vivía en el margen del Río Atoyac. La exposición mostró que el arte se trata de la vida en todos sus aspectos.

Así, a lo largo de los años, en los espacios del Centro Cultural San Pablo se ha presentado el arte en diferentes formatos y de maneras que provocan una reflexión sobre los temas de las obras, pero también sobre las posibilidades del arte para funcionar como experiencia estética. Se han realizado 46 exposiciones y se ha construido una propuesta propia sobre el arte, poniendo énfasis en la formación de los niños, pues la práctica artística estimula procesos de pensamiento que llevan a la comprensión y la solidaridad. En estas exposiciones se ha dado espacio permanente al arte popular, no solamente para revalorar el trabajo de diferentes comunidades de Oaxaca, sino para señalar que esa práctica remite a formas complejas de entender la vida humana.

Por medio de las exposiciones y las demás actividades que se realizan en el CCSP, se vinculan las diferentes instancias de la FAHHO, por ejemplo, en cuestión de literatura destaca el trabajo permanente de la BS en San Pablo. La manera en que funciona este espacio fomenta la imaginación, como un juego que trata de hallar relaciones ocultas entre las cosas. La BS realiza el Congreso Internacional de Cuentacuentos, funciones de títeres y lecturas de cuentos con niños que encuentran en el CCSP un espacio abierto a su propia fantasía y pensamiento. Estas actividades difunden las ideas de los escritores, pero también generan confianza en el pensamiento propio y en el diálogo con otras personas. Al mismo tiempo, generan estímulos en niños y jóvenes que refuerzan la atención y la empatía en la convivencia. También en el CCSP el Programa Seguimos Leyendo realiza seminarios, conferencias, talleres y coloquios con profesores, especialistas y voluntarios para promover, mediante la lectura, el desarrollo de habilidades cognitivas y sociales para comprender y relacionarse mejor con otras personas. En el Diplomado de Promoción y Estrategias Lectoras se reúnen anualmente especialistas para compartir sus reflexiones sobre el papel de la literatura en sus comunidades. El Festival Internacional de la Primera Infancia logró reunir, en un fin de semana, a más de 800 familias, en actividades de teatro, música, literatura, artes plásticas y danza. Además de estas actividades, cada año se realiza una comparsa, una posada literaria y un evento titulado Biblioteca Humana, que consiste en que una persona narre la historia de un libro que los visitantes eligen. De esta forma, la literatura pasa de la lectura de ideas a la experiencia de diálogo, y despierta la empatía por el pensamiento de otros. La presencia de la literatura en el CCSP es una manera de explorar también las relaciones entre la comunidad de Oaxaca. Cada año se han presentado eventos de la Feria Internacional del Libro, dando cabida al pensamiento de escritores de presencia nacional e internacional que comparten generosamente los secretos de la construcción de sus obras.

Mediante sus actividades, el CCSP es un espacio abierto para la comunidad. Cada verano, sobre los tabiques rojos y el pasto que crece entre ellos, en el atrio del CCSP se colocan sillas cómodas y petates para que al atardecer los visitantes puedan observar ciclos de cine disfrutando el clima y la tranquilidad de Oaxaca. Cada mes el CCSP ofrece talleres y cursos gratuitos con múltiples temas. Estas actividades han ayudado a construir una nueva manera de comprender el espacio público como un lugar de convivencia en el que ocurren cosas muy gratas y entrañables, espacio público no como un lugar de tránsito, sino como un lugar en el que se desea estar. A lo largo de estos años, la convivencia de la comunidad ocurre en el CCSP como una actividad artística y una manera de valorar las tradiciones, desde su apertura, el CCSP ofrece cada año la Posada del Cacao, que reúne a cientos de personas para degustar las distintas bebidas preparadas con este ingrediente en Oaxaca, al mismo tiempo que recupera y explora el uso del cacao en la cocina mesoamericana.

Antes de 2011 no había Centro Cultural San Pablo, ahora Oaxaca cuenta con este tranquilo y hermoso espacio en el que las personas conviven en múltiples eventos relacionados con los propósitos de la FAHHO. El CCSP nos recuerda que las personas somos capaces de compartir espacios y actividades creativas con respeto y aprecio por los otros, y así nos ayuda a comprender que la vida de cualquier persona es una experiencia sagrada.


El poder transformador de la lectura

Gracias a la firme convicción de que la lectura transforma vidas y que a partir de ella se abren nuevos horizontes y posibilidades de todo tipo, en 2009 inició Seguimos Leyendo, un programa impulsado por la Fundación Alfredo Harp Helú Oaxaca y apoyado por el Sistema para el Desarrollo Integral de la Familia hasta el año 2019. Iniciamos en trece primarias públicas del estado, nadie imaginaría el impacto que tendría el programa ni la forma en que crecería, tanto en la cobertura como en la participación de lectores voluntarios. Tampoco imaginábamos la cantidad de proyectos que se desencadenarían a partir de esta experiencia inicial.

Seguimos Leyendo invitó a maestros, padres de familia y personas interesadas en compartir la lectura en voz alta a niños y niñas de diferentes edades. Gracias a la participación y al enorme éxito del programa comenzamos con siete municipios conurbados de la ciudad de Oaxaca, se compraron camionetas para convertirlas en bibliotecas móviles y actualmente cubrimos rutas en tres regiones del estado: Istmo, Mixteca –Alta y Baja– y Sierra Norte. El programa llegó a coordinar a más de doscientos lectores voluntarios en más de treinta sesiones de lectura semanales atendiendo a más de cinco mil escuchas.

Las experiencias que de ahí han salido son sorprendentes. Madres dedicadas únicamente a las arduas tareas del hogar encontraron en el programa un aliciente de vida, un encuentro con sus hijos y consigo mismas al sentir que su conocimiento es muy valioso, y se puede compartir y enriquecer día a día con la lectura conjunta. Es un aprendizaje paralelo al de sus hijos, lo que los une de maneras inesperadas y muy profundas. Ha habido muchos casos en que niños o niñas invitaron a sus padres a aprender a leer. La sonrisa de satisfacción ante tremenda hazaña es más que una recompensa para los compañeros del equipo. Es una manera de entender y nutrir el sentido del programa.

Se consolidó una red laboral entusiasta y comprometida. No había actividad literaria a la que no asistieran los lectores voluntarios y sus familias, manifestando siempre nuevas y estupendas propuestas de trabajo. La capacidad de transformación emergió, así como la disposición del equipo. Es por ello que comenzamos también a practicar la lectura en instituciones que son poco frecuentadas por este tipo de programas: asilos, casas hogares, asociaciones civiles que atienden a población vulnerable, hospitales y reclusorios. Ahí también nos encontramos con experiencias muy enriquecedoras. El agradecimiento expresado por los beneficiarios del programa nos llena de júbilo y confirma, una y mil veces más, la gran valía de la lectura compartida.

En la región del Istmo, específicamente en Ixtepec e Ixtaltepec, creamos brigadas de lectura después de los sismos de 2017, como una manera de demostrar a nuestros hermanos afectados que estamos con ellos y los apoyamos en la medida de nuestras capacidades. El éxito en el Istmo hizo que se instalara de manera definitiva la ruta de la Biblioteca Móvil del Istmo y se ampliaran los puntos de encuentro que ya se tenían en la Mixteca y en la Sierra Norte desde 2009. También se instaló el programa de lectores con voluntarios en once escuelas públicas de las comunidades antes señaladas.

Las Bibliotecas Móviles, además de propiciar la lectura durante nuestra estancia en las comunidades y prestar libros a quienes lo requieran, comenzaron a generar otro tipo de actividades nocturnas, como la proyección de cine de arte y, en las noches despejadas que lo permiten, el uso guiado del telescopio para observar las estrellas y aprender los nombres de las constelaciones.

Paralelamente, hemos buscado el acercamiento con instituciones de educación superior como las universidades La Salle, para generar diversos diplomados sobre estrategias y promoción lectora. Incluso ahora, en los momentos de encierro obligado, no han parado los diplomados, cambiamos nuestra estrategia al mundo virtual para continuar con el programa y hemos invitado a participar a las mejores plumas y especialistas de Latinoamérica en este campo. Los diplomados se iniciaron hace siete años en Oaxaca y tuvieron tal éxito que ahora los estamos brindando también en Puebla.

Para continuar con nuestra principal misión, promover la cultura escrita, hemos publicado libros de los asistentes a nuestros talleres y diplomados, además de presentar novedades editoriales junto con los propios autores. La presencia de las reseñas de libros en nuestra web aumenta cotidianamente y la producción de videos de lecturas también ha tenido una buena demanda, por no hablar de las actividades como las comparsas y posadas literarias, la Biblioteca Humana y tantas otras organizadas por nuestro equipo.

La sinergia con otras entidades de la FAHHO también ha sido enriquecedora. Sumar esfuerzos con las instituciones y programas hermanos como el Centro Cultural San Pablo, el Museo Textil, Endless Oaxaca Multilingüe, la Librería Grañén, el Museo del Niño, el Museo de Filatelia y los propios deportistas de la Academia de Beisbol han sido experiencias que van definiendo nuevas rutas de trabajo.

Estos trece años de andanzas, hazañas, aventuras y sueños han sido posibles gracias a la Dra. Ma. Isabel Grañén y a don Alfredo Harp, nuestros capitanes. Los encuentros con personas muy valiosas, dispuestas a darlo todo, a entregar su tiempo, voz y corazón para llegar a otros de manera plenamente desinteresada: lectores, alumnos, docentes, especialistas, escritores, ilustradores, gestores culturales, para todos ellos nuestro agradecimiento y afecto eterno.

Los cuentos de hadas, los clásicos, los contemporáneos, los libros informativos, la poesía, las nanas, las retahílas, entre otros, han sido y serán el puente para transitar y sumergirnos en los placeres de la lectura, el juego, la escritura, el rescate de la oralidad, el encuentro humano sincero y la creación de comunidades de amigos es uno de los valores más fuertes que hemos descubierto, la solidaridad en toda su expresión.

El trabajo del voluntariado ha sido una fuerza estimulante, contagiosa, descubrir el poder de la red colectiva humana hace que nos inspire a creer en lo que hacemos. Trabajar con público de todas las edades, desde la infancia hasta los adultos mayores, hoy por hoy nos define como uno de los programas sociales de mayor arraigo y fuerza en Oaxaca. Deseamos seguirnos reinventando, que otros se atrevan y en el estado y país se reproduzcan células de programas de lectura y escritura similares, cada uno con sus ingredientes propios para que la alquimia aparezca y no deje de seguirnos sorprendiendo con sus frutos.


Testimonios

CELEBREMOS 20 AÑOS DE LA FAHHO
Marimar Argüelles

Si bien siempre es motivo de celebración la existencia y permanencia de una institución dedicada a la cultura, cumplir 20 años justo ahora, en un contexto adverso e incierto, merece una doble felicitación. Y es quizás mediante la experiencia de quienes hemos participado de alguna forma en el proyecto de la FAHHO, que se pueden trazar mejor las razones por las que, lejos de disolverse, esta fundación cumple dos décadas de historia fortalecida y orientada, más que nunca, a construir mejores ciudadanos a través de sus programas; en particular me refiero al que he tenido el privilegio de acompañar: Seguimos Leyendo.

En el año 2009 tuve contacto por primera vez con el trabajo que realiza la FAHHO. Fui invitada a colaborar en un naciente proyecto de lectura en escuelas públicas de la ciudad de Oaxaca y en algunos municipios del estado. Fue una jornada agotadora en la que el calor y las curvas serranas me dejaron deshidratada y perdí mi vuelo de regreso a la Ciudad de México. Hubiera jurado que no volvería. Pero la vida es caprichosa y el embrujo oaxaqueño poderoso. Ese proyecto incipiente se convirtió, con el paso de los años, en uno de los programas de formación de lectores más ambiciosos y exitosos de nuestro país.

El resultado de las iniciativas que la FAHHO ha propuesto y apoyado a lo largo de los años para formar lectores, desde la primera infancia y hasta la educación superior, es una muestra de los efectos positivos de la participación de la sociedad civil en la transformación de las comunidades. Ha brindado a cientos de niños y jóvenes la posibilidad de construirse como ciudadanos en los que el acto de leer y la presencia de los libros forman parte de un modo de vida que los aleje de la exclusión y que los haga libres.

En los tiempos que corren, no es sencillo apostar por programas de transformación social que parecen silenciosos. La FAHHO, sin embargo, ha optado por ello. Por eso, creo que a pesar de las dificultades por las que estamos pasando hay muchos motivos para celebrar sus 20 años de labor y augurar que sean muchos más.

Estoy segura de que el trabajo de una institución es posible gracias al compromiso de quienes laboran en ellas. Que sea esta celebración un reconocimiento a cada uno de los miembros del equipo de la FAHH que hacen posible la transformación de una sociedad necesitada de ellos. En especial, mi afecto, felicitaciones y agradecimiento, a la Familia Harp Grañén.

ESPERANZA Y VITALIDAD QUE SE CONTAGIA
Sergio Raúl Herrera Meza Testigo, colaborador y beneficiario

Era cerca de la medianoche del 3 de noviembre de 2017 cuando Edgar y Jonathan, promotores de lectura de la Biblioteca Móvil del programa Seguimos Leyendo de la FAHHO, llegaron a Asunción Ixtaltepec. Al día siguiente, sábado, hacia las 9 de la mañana, una veintena de niñas y niños de la Cuarta Sección de esta población istmeña ya los esperaban en la Pista 20 de agosto, convertida en albergue para muchas familias que se alojaban en tiendas de campaña ante la imposibilidad de habitar sus casas destruidas, o severamente dañadas, por el sismo que había devastado la región un par de meses antes.

Aquello era un pequeño oasis colorido en medio del polvo y los escombros: un par de mesas, un tapete de fomi, un pequeño exhibidor portátil de libros, pero, sobre todo, el entusiasmo y la creatividad de Edgar y Jonathan transformaron la fisonomía de aquel espacio y el ánimo de aquellas familias.

Así dio inicio una etapa de luz en la región del Istmo de Tehuantepec como resultado de las visitas de la Biblioteca Móvil a más de cincuenta comunidades de veintiséis municipios; esa luz que se expande, aparentemente imperceptible pero contundentemente transformadora, cuando los niños recorren las páginas de un libro o escuchan una hermosa historia, cuando se divierten con un juego y crean con sus manos objetos fantásticos usando solamente tapas de botellas, cilindros de papel higiénico, crayolas y papel de colores.

Así, desde los primeros días posteriores al sismo del 7 de septiembre, la FAHHO se hizo presente en esta región a través la reconstrucción de las casas tradicionales y los edificios emblemáticos, la rehabilitación de espacios deportivos y la difusión de la cultura y el amor a la lectura a través de la Biblioteca Móvil, en una primera etapa, y, posteriormente, a inicios del 2019, con el programa de Lectores Voluntarios en los centros de educación preescolar y primaria de Ixtepec y Asunción Ixtaltepec.

No puedo dejar de mencionar que, personalmente, desde hace trece años, he tenido el privilegio de estar cerca de las acciones de la FAHHO y del trato siempre amable, cordial y solidario de don Alfredo, de la Dra. Isabel y de varios miembros del equipo de la Fundación. Tuve la oportunidad de colaborar en la Universidad La Salle Oaxaca en sus inicios y formar parte de ese magno proyecto que los Hermanos de las Escuelas Cristianas y don Alfredo emprendieron en favor de la educación media y superior de los jóvenes oaxaqueños. En el Istmo, de igual manera, tuve la oportunidad de apoyar a la Biblioteca Móvil en su primer acercamiento con las comunidades de la región y, posteriormente, me sumé al equipo de lectores voluntarios del programa Seguimos Leyendo.

A pesar de que las actividades del Programa han sufrido una interrupción impuesta por la pandemia, la acción transformadora de la FAHHO es patente en las comunidades istmeñas: se ven construcciones renovadas que conservan su aspecto original y, sobre todo, ahora hay varios cientos de niños que han tenido la oportunidad de encontrarse con la lectura y nutrir sus mentes y sus futuros con las historias, los sueños, los colores y los aprendizajes que promotores y lectores les han inspirado. De todo ello me considero testigo, colaborador y beneficiario.

Me permito nombrarme portavoz de las comunidades del Istmo para expresar una muy sincera felicitación y un profundo agradecimiento a la Fundación Alfredo Harp Helú Oaxaca por estos 20 años de apoyar la educación, mejorar el entorno, promover el deporte e impulsar la cultura: formas sutiles, pero enormemente eficaces de sembrar la esperanza y la vitalidad que nuestra sociedad tanto necesita en estos momentos difíciles.

EL MOVIMIENTO QUE UNA PIEDRA CAUSA EN EL AGUA DEL ESTANQUE ES MAGIA
Mónica Ortiz Sampablo, madre de un adolescente, profesora de secundaria

Son esas provocaciones, esas ondas en el agua, con las que quiero comparar mi experiencia en Seguimos Leyendo. Podemos ser piedra o podemos ser agua, de una u otra manera se habrán generado cambios. Mi llegada al programa de la Fundación Harp Helú Oaxaca, Seguimos Leyendo, fue así, una reacción en cadena. Mi labor docente y mis inquietudes lectoras han estimulado el interés hacia lo que yo conocía como “Animación a la lectura”. Durante algunos años estuve desarrollando diversas actividades enfocadas en mi proyecto lector, pero debo admitir que a tientas. Hasta que, en 2016, conocí el programa Seguimos Leyendo y encontré un propósito concreto, un hilo de Ariadna. En estos años he realizado hallazgos importantes: como lectora voluntaria descubrí el acto de compartir, no solo las historias de los libros maravillosos de su colección, sino lo que conlleva: las charlas y los intercambios.

En la escucha encontré la esencia del servicio. La Casa Hogar para Ancianos, Los Tamayo, fue el espacio donde cada semana descubría este sentido: la lectura no solo se da en la primera infancia, en realidad cualquier edad es un lugar propicio para descubrir; los años intensifican la experiencia, la piel se arruga, los ojos se van empequeñeciendo, el oído se debilita, pero los abuelos esperaban con ansias esos lunes de lectura en los que sus recuerdos se avivaban, sus ojos, algunas veces húmedos, nos lo decían todo. En la Fundación descubrí un espacio para desarrollar mis habilidades, experimentar, crear, fluir, pues las personas que están al frente de este hermoso proyecto, liderado por la doctora Socorro, son asombrosas, empezando por ella, quien siempre ha estado presente, ofreciendo su amistad y cercanía a sus lectores voluntarios y a sus coordinadores, de quienes puedo decir que nos reciben ya sea en persona, o ahora de manera virtual, con una sonrisa, una calidez y un acervo de libros que nos ofrecían para llevarlos a casa en calidad de préstamo. He ahí mi asombro. De igual manera, cada año he aprendido mucho de sus diplomados, estos generosos espacios que nos ofrece la Fundación, y tengo la fortuna de haber sido alumna en dos de ellos (actualmente curso el tercero, de forma virtual), y debo decir que en cada uno de ellos he conocido a grandes maestros, personas que, además de tener un currículum importante, son cercanos, personajes con trayectoria, experiencia y amor hacia la lectura. Qué decir de mis compañeras y compañeros, generadores de amistad y de asombro. En Seguimos Leyendo he conocido amigas y amigos con los que puedo compartir e intercambiar ideas y planes, por ejemplo, el proyecto de escritura que emanó de una clase que la maestra Raquel Olvera impartió en uno de los diplomados a los que me he referido, y que recientemente hemos retomado, pues no queremos dejar morir esa semilla que también dio fruto.

Es eso precisamente lo que quiero dejar plasmado en estas líneas: el amor y el agradecimiento a la FAHHO por mirar en Oaxaca un lugar en donde, además de la necesidad, existimos personas con talentos y con ganas de compartir y que con esta oportunidad han hecho lo que la piedra hace en el agua del estanque: miran a todos. He tenido como compañeras y compañeros a profesionistas, jubilados, madres de familia, mujeres y hombres admirables a quienes les ha cambiado la vida este programa. En cierta ocasión una amiga me dijo que con gusto se vendría a vivir a Oaxaca únicamente para ingresar a Seguimos Leyendo, me expresó la falta que hacen estos proyectos en todos los estados, y yo le decía, muy orgullosa, que los oaxaqueños y oaxaqueñas somos chingones, y ciertamente usé esta palabra con orgullo, pues cada una de las personas que lo conforman, lo hacen desde el corazón. Seguimos Leyendo tiene en su nombre una consigna, un compromiso, el de transformar, el de avanzar incluso en estos tiempos llenos de dificultad en los que me siento orgullosa de continuar siendo parte de esta gran familia lectora.

FORMAR PARTE DE SEGUIMOS LEYENDO
Roberto Ortiz Ramos, lector voluntario

Soy un oaxaqueño de cincuenta y dos años, con sueños de uno de dieciocho y el agradecimiento concentrado de muchas almas de todas las edades. Mi nombre es Roberto Ortiz Ramos y soy lector voluntario del Programa Seguimos Leyendo. Siete años de experiencia me han dejado cientos de sonrisas, muchos amigos entrañables, un valioso cúmulo de aprendizajes sobre libros, escritores, mediadores, técnicas de lectura y mediación lectora para diversos grupos y, lo más importante, la orgullosa certeza de que la vida puede ser útil de muchas maneras y que los cambios personales y sociales se pueden lograr no solo con movimientos bélicos y armas asesinas, sino conquistando corazones, endulzando miradas, potenciando mentes y generando conciencia al rescatar de los textos pedazos extraviados o ignorados, y que son necesarios para vivir mejor. En estos años comprobé que los recursos solo tienen sentido cuando se traducen en obras concretas que benefician a los que nos rodean. He observado los proyectos que la Fundación Alfredo Harp Helú ha instrumentado en mi estado y he decidido caminar junto a ella, dentro de este programa que me llena de muchas y diversas satisfacciones, convencido de que mi granito de arena, y el de muchos otros lectores voluntarios, también redundará en beneficios para mis queridos paisanos.

Las ganas de hacer cosas buenas no siempre son suficientes. Durante muchos años he querido ser mediador de lectura, aun siendo consciente de los múltiples retos que exige esta labor dentro del esquema en el que la concibo: un servicio social, una acción pastoral, un acto ciudadano de regresar a la sociedad todo lo que he recibido de ella, sin esperar una retribución económica. Toqué varias puertas para poder realizar mis deseos como una labor altruista, no siempre tuve los resultados deseados, pero en la Fundación Alfredo Harp Helú recibí una cálida acogida y, por supuesto, los apoyos necesarios.

Gracias al Programa Seguimos Leyendo he mejorado mis habilidades lectoras a través de los talleres y diplomados cursados (Promoción y Estrategias Lectoras, Cultura Escrita y Adolescencia, Primera Infancia e Inclusión); he leído en diferentes lugares (Centro Cultural San Pablo, Escuela Primaria Rufino Tamayo, Escuela Secundaria Moisés Sáenz y Biblioteca Pública Central) y a diferentes poblaciones. Leer y escuchar a otros es leerte y escucharte a ti mismo; la lectura en voz alta es una actividad en la que recibes dando. También he recuperado mi sueño juvenil de ser escritor y, aunque estoy al inicio del camino, ya he sido incluido en las antologías: Élitros: Para hablar se hizo la voz y Élitros: El camino del silencio absoluto. He aprendido a grabar audiocuentos (Perro azul de Nadja, El ciego y el cazador de Hugh Lupton, El pájaro de oro de los hermanos Grimm, La mañana verde de Ray Bradbury) y radionovelas (Fahrenheit 451 de Ray Bradbury y La hija de Oaxaca de A. L. Nolf) con el profesionalismo que exigen estos proyectos y los responsables y técnicos de la Corporación Oaxaqueña de Radio y Televisión. Este material está disponible de manera gratuita dentro del acervo de la página del Programa Seguimos Leyendo.

Todo lo anterior se ha logrado gracias a la visión y labor de nuestra directora, María del Socorro Bennetts Fernández, y del compromiso empático y entusiasta de los coordinadores que hemos tenido en cada centro de lectura y que sin esta coordinación, orientación y guía no se lograría la sinergia que tiene el programa. De mi parte, estoy agradecido por la oportunidad de colaborar con todos los que integran la gran y generosa familia Harp Helú, siempre por la construcción de un mundo mejor.


Arte popular y proyectos productivos

A lo largo de los once años en los que he tenido el gusto de colaborar con la Fundación Alfredo Harp Helú Oaxaca, hemos logrado construir una maravillosa red de colaboradores y programas siempre en beneficio del sector artesanal, el cual ha crecido paso a paso e incrementado sus alcances de muchas formas.

Para hablar hoy en día de nuestro programa de Arte Popular y Proyectos Productivos es necesario mencionar que durante más de veinte años la Fundación Alfredo Harp Helú Oaxaca, a través de incontables programas implementados en las comunidades, ha mantenido una relación constante y cercana de colaboración con el sector artesanal. En 2008, con el Museo Textil de Oaxaca creamos programas educativos y de apoyo a la comercialización para el sector artesanal textil, y en el año 2016 con la Coordinación de Arte Popular extendimos los programas, ampliando de esta manera el espectro de técnicas y materiales, así como el padrón de artesanos. Partimos de la profunda admiración y el respeto hacia este trabajo hecho a mano que nos fascina; además de que entendemos que esta actividad es el sustento de miles de familias en el estado de Oaxaca y en todo México. Por medio de exposiciones, talleres, encuentros y sesiones de charlas con los propios artesanos nos retroalimentamos y difundimos el magnífico quehacer artesanal.

Somos conscientes de que para crear programas que brinden apoyo a los artesanos es necesario conocerlos y entenderlos, lo cual hemos logrado con las visitas a los talleres. Así, este andar con los artesanos nos llevó, en abril de 2017, a abrir Andares del Arte Popular, una iniciativa que se centra en el apoyo a la comercialización de la artesanía y que busca entender y apoyar, de una manera más integral, los retos y las necesidades de los maestros artesanos.

Hoy, nuestro Programa Integral de Arte Popular gira en torno a tres ejes principales: programas educativos, de comercialización y de mejoramiento de los espacios de trabajo. Más allá de los números, hemos creado sólidas alianzas con familias enteras de artesanos y hemos descubierto que, lejos de pensar que la artesanía está desapareciendo, afirmamos que se encuentra muy viva; y nos llena de emoción y esperanza ser testigos del compromiso de las nuevas generaciones, quienes han sabido adaptarse a la era tecnológica y enlazarse con sus clientes para crear, en muchos casos, piezas únicas que tienen un propósito, además del estético. Si bien es cierto que la artesanía lucha por mantenerse vigente en una era en la que el consumismo y lo hecho en serie nos hipnotiza, en medio de este mar de miles de opciones de objetos surge la necesidad de admirar y vincularnos con nuestras raíces, pues cada pieza de arte popular refleja la identidad del artesano que la trabaja. En las propias palabras de los artesanos: “Cada pieza que elaboramos lleva una parte de nosotros”.

De igual forma que con las familias de artesanos, mediante la convivencia respetuosa y la comunicación constante hemos creado alianzas con instituciones del país que tienen objetivos afines a los nuestros. Tal es el caso de la Escuela Nacional de Cerámica, de Tapalpa, Jalisco, con la que trabajamos su programa de hornos libres de humo para alfareros, el cual encontró un campo sumamente fértil en Oaxaca donde, gracias a esta colaboración, hemos construido siete hornos que benefician a veintinueve familias. Programas como estos brindan un beneficio directo y atemporal a los talleres, ya que protegen la salud del artesano y cuidan el medio ambiente. Ver la alegría y escuchar los testimonios de las familias que reciben este apoyo nos llena de energía y ánimo para seguir adelante.

El 2020 ha sido, definitivamente, un año complicado para todos, pero gracias a la generosidad de la familia Harp Grañén, a la colaboración con la FAHHO, el Museo Textil de Oaxaca y Andares del Arte Popular creamos, durante este tiempo de confinamiento, un programa de apoyo para los artesanos sin precedentes, y llegamos a dieciséis estados de la república, beneficiando a más de 1 000 familias de creadores de arte popular.

No podemos hablar del éxito de nuestros programas sin agradecer desde el corazón todas las alianzas que hemos tejido con tantas iniciativas afines a las nuestras. Sabemos que hay mucho trabajo por hacer para darle al arte popular mexicano el reconocimiento y la protección que se merece, pero estamos convencidos de que es una tarea que nos compete a todos, y sabemos que vamos en la vía correcta para lograrlo.

A pesar de los retos, queremos continuar nuestra misión de difundir el arte popular mexicano con más motivación que antes; sabemos que estamos brindando apoyo cuando más se necesita, pero seguimos invitando a todos a darse el tiempo de conocer la artesanía mexicana, a consumir local y apoyar a nuestros creadores mexicanos.

Te invitamos a revisar nuestras redes sociales.


La tarea cotidiana

Es difícil medir el alcance que ha tenido el trabajo de la coordinación de Comunicación durante todos estos años: se han realizado incontables publicaciones desde que se crearon las redes sociales de la FAHHO y sin lugar a duda, quienes conformamos este equipo hemos tenido una infinidad de experiencias en las coberturas de eventos que hemos realizado, ¡y ni se diga la creación de contenido audiovisual!, que nos ha permitido llegar a lugares inimaginables.

En el área de Comunicación somos afortunados, ya que conocemos un poco más de cada uno de los proyectos que realiza la FAHHO; el hecho de relacionarnos con todas las filiales es sumamente enriquecedor ya que, al tiempo de acudir a cubrir un evento, aprendemos algo nuevo; en una semana podemos tener la presentación de un códice, un concierto, un taller para niños y la inauguración de una exposición, de donde siempre nos llevamos un conocimiento nuevo a casa.

Sabemos que todas y cada una de las actividades llevan mucho tiempo y dedicación para su desarrollo, por eso es importante tener un registro de ellas. Así, no podemos dejar de lado el apoyo y la relación tan cercana que hemos entablado con los medios de comunicación, locales, nacionales e incluso internacionales; ellos representan un apoyo fundamental para lograr un mayor alcance en la difusión de las actividades de la FAHHO, así como cuando se acercan a nosotros para programar entrevistas sobre algún tema que les interesa.

Cuando el área comenzó sus labores nadie se hubiera imaginado que una persona al otro lado del mundo podría ver, en tiempo real, algún concierto que transmitimos en vivo desde uno de nuestros bellos espacios en Oaxaca. Por cierto, también hemos tenido la fortuna de atestiguar cada una de las transformaciones de los espacios de la FAHHO a través de procesos de restauración; hemos platicado de cerca con las personas que trabajan en las obras y que, muy atentos siempre, nos comparten algún nuevo descubrimiento que quieren que grabemos.

¡Ni qué decir de las coberturas de campo! Nos permiten conocer aún más del trabajo que realiza la Fundación en las diversas comunidades del estado; todos esos artesanos que nos han abierto las puertas de sus hogares para realizarles una entrevista, incluso en este tiempo. Afortunadamente también hemos platicado, por lo menos unos minutos, con todas las personalidades que nos visitan, desde un investigador, hasta un pelotero que logró su sueño de llegar a las grandes ligas.

No cabe duda de que en el área de Comunicación hemos sido muy afortunados.


Quince años comprometidos con el medio ambiente del estado de Oaxaca

Mi compromiso es ¡reforestar, reforestar, reforestar!, por México.

Alfredo Harp Helú

Oaxaca es el estado con mayor biodiversidad y, en contraste, presenta serios problemas de deforestación.

El cambio de uso de suelo, los incendios forestales, las plagas y el clandestinaje tienen impactos importantes en los ecosistemas de esta gran riqueza natural que poseemos, donde se pierden al año de 20 000 a 25 000 hectáreas.

Ante este escenario, en Oaxaca se han hecho esfuerzos para impulsar la reforestación por medio de la producción de planta en viveros tradicionales que tenían una producción mínima. A partir del 2006, la FAHHO, en coordinación con el Gobierno de Suecia por medio de su embajada en México y el Gobierno del estado impulsan el Proyecto de Transferencia de Tecnología Forestal, al que la Fundación donó los primeros quince viveros de alta tecnología que se instalaron en el estado y equipó el banco de germoplasma. El proyecto se complementó con el apoyo del Gobierno estatal hasta lograr una infraestructura instalada para producir 40 millones de árboles por año, esto para contar con los medios necesarios para la producción de árboles y atender la deforestación en la dimensión de su problema, con la implementación de los programas del Gobierno federal, estatal y la FAHHO.

Adicionalmente, la FAHHO donó un vivero tecnificado al estado de Morelos, dos al estado de Chiapas, uno al estado de Tabasco, uno a Cuba y uno más a Líbano.

Al concluir la vida útil de los viveros tecnificados, en 2018 la Fundación retoma el Proyecto de Reforestación Social en el estado de Oaxaca, rehabilitando, a la fecha, once viveros tecnificados, ubicados en la Mixteca, Valles Centrales, Sierra Norte, Sierra Sur, Cañada y el Istmo alcanzando una producción de 10 millones de árboles que han apoyado los programas de reforestación social en las ocho regiones del estado.

En estos quince años, gracias a la participación de las comunidades, autoridades agrarias, comuneros, instituciones del sector ambiental federal y estatal se ha logrado la recuperació3n de los ecosistemas en las diferentes regiones, principalmente en la región de la Mixteca, que permiten ver otro paisaje con los trabajos de reforestación y conservación de suelos.

¡Reforestar, reforestar, reforestar!

Producción de planta y reforestación social 2020

Terminó el primer trimestre de 2020 cuando la anunciada pandemia nos alcanzó. Con incertidumbre, temores, desconocimiento y riesgos asumimos vivir esta nueva realidad que modificó nuestros patrones de vida y hábitos de convivencia. Ante esta circunstancia, decidimos continuar el proyecto de Reforestación Social siguiendo los protocolos sanitarios y las medidas estrictas para la protección de las personas que participarían en la producción de árboles y en la reforestación.

Gracias a la participación de cientos de personas, en el 2020 logramos juntos nuestro compromiso con la reforestación que impulsa la Fundación Alfredo Harp Helú Oaxaca. No solo alcanzamos las metas planteadas, sino que las rebasamos, logramos producir 5 131 279 árboles de 40 especies en seis regiones del estado, Mixteca, Sierra Norte, Sierra Sur, Valles Centrales, Istmo y Cañada, que fueron producidos en once viveros de alta tecnología. Asimismo, se rehabilitó el vivero de El Espinal, en la región del Istmo. Generamos empleos en el sector rural: 23 996 jornales y 28 empleos permanentes.

Junto con las autoridades agrarias, municipales, organizaciones, instituciones y particulares, logramos reforestar cuencas, microcuencas y áreas degradadas, también se hizo reforestación para el aprovechamiento de leña combustible, reforestación urbana, reforestación en las márgenes de los ríos, reforestación de traspatio y la siembra de magueyes silvestres.

Con nuestro programa de Reforestación Social logramos llegar a 314 municipios y a 580 localidades de las ocho regiones del estado.

Ahora sumemos para cuidar los árboles y fomentar el gran patrimonio natural de nuestro estado.

Nuestro compromiso con el medio ambiente de México es ¡Reforestar, reforestar, reforestar!


Encontrarnos y abrazarnos al ritmo de un concierto

El espacio de la Fonoteca Juan León Mariscal se encuentra casi escondido en una de las frescas habitaciones del Centro Cultural San Pablo, donde permea el apacible sonido de las aves, gracias a la considerable distancia que hay entre el bullicio de la calle y estas paredes. Al llegar al lugar me surgen un par de dudas: ¿Cómo concentrar en un espacio tan pequeño la cantidad de música que produce una comunidad? Y ¿cómo, cuando se trata de una de las entidades más diversas respecto a producción musical? Conversamos con el coordinador de este proyecto, Ricardo Rodys, quien nos habla del magnífico quehacer que realiza con su equipo.

La Fonoteca Juan León Mariscal, uno de los pocos archivos sonoros existentes en el estado, tiene como objetivo “conservar documentos musicales y ofrecerlos al público para su consulta”. Este público que se acerca a consultar el acervo de la FJLM comprende desde estudiantes hasta especialistas en temas musicales y uno que otro afortunado mortal que pasa sus tardes desconectado del ruido urbano para escuchar, tarde tras tarde, la obra de los grandes maestros de los siglos pasados. Afortunadamente, para promocionar la labor de esta institución e invitar a más personas a consultar su acervo, la Fonoteca ha realizado mucho más que un simple resguardo.

Desde su fundación, el 15 de marzo de 2013, el equipo de la Fonoteca se ha dedicado a la exhaustiva tarea de localizar y obtener todo tipo de material sonoro para gozo de los melómanos, estudiantes y público oaxaqueño en general; además de la organización de conciertos, talleres permanentes, conferencias, círculos de escucha, sesiones de cine musical, actividades para niños, investigación sobre músicos oaxaqueños y presentaciones de libros. Y no solamente de autores locales, sino de todo el mundo, porque en este recinto se tiene muy claro que la universalidad y lo regional se complementan, pues para comprender a uno se tiene que escuchar al otro.

El acervo de la Fonoteca se ha enriquecido gracias a la constante búsqueda de materiales y a las adquisiciones hechas por la FAHHO. Este compendio lo integran más de 1 000 discos de larga duración (LP), 6 600 títulos de discos compactos y más de 500 libros especializados en este arte, además, se conservan algunos instrumentos de viento, cuerdas y percusiones, y se tiene el firme propósito de hacer crecer esta colección con ejemplares de Oaxaca y de todo el mundo. Cierto porcentaje del acervo ha sido fruto de donaciones que realizan particulares, amantes de la música deseosos por compartir sus colecciones, por ejemplo, el que realizó la viuda del melómano Ricardo Toledo, que consta de más de 4 000 CD.

La Fonoteca es una de las instituciones más pequeñas de la FAHHO, como mencionaba al inicio, pero su acervo y la valía de sus actividades la vuelven amplísima y desbordante. El año pasado, en el Festival Internacional de Cuerdas SA ́Oaxaca se dieron cita numerosos maestros de talla internacional, no solo para ofrecer recitales, sino para impartir clases magistrales a los jóvenes músicos del estado. Se sabe que en Oaxaca se le ha dado mayor notoriedad a la música de viento, sin embargo, a partir de este festival, se busca realzar a los instrumentos de cuerdas. Otras actividades que realiza la Fonoteca que debemos señalar son las sesiones de lotería musical, dedicadas al público infantil que se llevan a cabo en el espacio de la BS San Pablo y los círculos de escucha en los que se comenta cierto periodo o género musical. También son ampliamente apreciados por el público los festivales de música de cámara, de ópera, de flauta y piccolo, y el festival guitarrístico, además de las caminatas sonoras y la proyección de cine musical.

En la realización de sus actividades, la Fonoteca tiene una gran ventaja: aunque cuenta con un par de pequeñas salas dentro del Centro Cultural San Pablo, el claustro de este, el atrio o la capilla, si alguno de estos se encuentra ocupado, se contacta a alguna de las otras sedes de la FAHHO ¡y las actividades suceden! Por eso, en algún sitio hemos escuchado que esta es una de las salas de conciertos más activas de México, con temporadas permanentes y talleres relacionados con estas. Sin duda una sala itinerante, revestida de diversos sonidos y personajes.

Los proyectos de investigación que se gestan desde la Fonoteca muestran, por ejemplo, parte de la vida y obra del compositor indígena más importante de la Nueva España, Juan Matías, y los estudios sobre uno de los instrumentos más emblemáticos para la música sacra oaxaqueña: el órgano. En este sentido, cabe resaltar que, a pesar de que esta sede difunde con entusiasmo géneros como la ópera, la música clásica y sacra, también da espacio para manifestaciones como el rock, el jazz y la música tradicional mexicana. Y desde el año 2017 la mayoría de los conciertos que se llevan a cabo en San Pablo cuentan con la introducción de la chirimía de los maestros Roque Ignacio Martínez y Aristarco Pérez García, manifestación que también ha sido estudiada ampliamente por Rodys, para quien es igual de importante conocer la actualidad de los compositores de música mexicana como preservar las prácticas que caracterizan a las comunidades de Oaxaca.

Actualmente, las emisiones de los conciertos de la Fonoteca por medio de CORTV han tenido un alcance positivo, animando al equipo de esta institución para seguir con las retransmisiones y seguir pensando en contenido que mantenga el vínculo con sus seguidores a través de las redes sociales. Asimismo, al interior de sus oficinas se lleva a cabo la catalogación y organización de su acervo, ya que este material debe tener constantes cuidados.

La Fonoteca ahora permanece en silencio, integrada por años y años de tradiciones musicales, debe cerrar sus puertas por simple responsabilidad social. Nosotros, su público, añoramos encontrarnos y abrazarnos al ritmo de un concierto de piano, o de un cuarteto de cuerdas, que hoy suena solamente en nuestra memoria.

NUMERALIA

• 1 000 discos de larga duración (LP)
• 6 600 títulos de discos compactos
• 500 libros especializados
• 4 000 CD donados por la familia de Ricardo Toledo
• 61 648 espectadores por medios virtuales
• 60 conciertos transmitidos por Facebook
• 4 500 archivos de audio, video y foto organizados


Entrega la FAHHO muebles a instituciones educativas y viviendas de Oaxaca

La Fundación Alfredo Harp Helú impulsó un programa de mejoramiento a las escuelas, viviendas, monumentos y espacios públicos en diversas comunidades en Oaxaca. Con el deseo de colaborar con las condiciones de higiene, instrumentamos un proyecto de dotación y colocación de muebles y losetas para baños escolares en la Mixteca y los Valles Centrales.

Se han beneficiado 89 instituciones educativas en 21 municipios del estado, 20 casas y una biblioteca en diferentes agencias municipales donde el Taller de Restauación de la FAHHO mantiene activos sus proyectos de reconstrucción de viviendas y restauración de monumentos históricos.

El programa apoya en la Mixteca oaxaqueña a los municipios de San Juan Bautista Coixtlahuaca, Villa Tejupam de la Unión, San Pedro Yucunama, Santiago Tillo, Asunción Nochixtlán, San Miguel Huautla, Santa Catarina Tayata, Tlaxiaco, Santa María Tataltepec, Magdalena Peñasco, Santiago Yolomécatl, Teotongo, Santa María del Rosario y Huajuapan de León, y en el Istmo, a los municipios de Santo Domingo Tehuantepec y Juchitán de Zaragoza, y en los Valles Centrales a Santiago Matatlán, Santa María Peñoles y San Jerónimo Sosola.

En total del equipo es de 342 sanitarios, 234 lavabos, 1 183 m2 de losetas y 158 sacos con 20 kg de adhesivo cada uno.

Para conocer los proyectos del Taller de Restauración de la FAHHO se puede consultar: https://tallerderestauracionfahho.org/

XXIV aniversario del Programa Home Runs Citibanamex

El programa creado hace veinticuatro años por Alfredo Harp Helú, gracias a su pasión por el Rey de los Deportes y su espíritu de compromiso social, festeja año con año los triunfos de los deportistas y el trabajo de las organizaciones sociales. Alfredo Harp ideó una forma de estimular a los deportistas premiando sus jugadas con puntos que pudieran ser cambiados por dinero para beneficio de las organizaciones. A mayor número de buenas jugadas, mayor incremento en el monto destinado. El programa tiene como objetivo principal apoyar a instituciones no lucrativas que destacan en su labor de impulsar el desarrollo social, cultural, ambiental, educativo y deportivo en la Ciudad de México y su zona metropolitana, así como en el estado de Oaxaca.

El monto total de los donativos entregados en esta edición, en la Ciudad de México y en el estado de Oaxaca, fue de 7.5 millones de pesos, los cuales se destinaron a setenta y cinco instituciones que recibieron cien mil pesos cada una.

Andrés Albo Márquez, director de Compromiso Social Citibanamex, destacó la importancia de la responsabilidad social en estos momentos y señaló: Desde el inicio de la pandemia, para nosotros fue claro que teníamos que contribuir al bienestar de aquellas organizaciones que fomentan el desarrollo de nuestro país; Home Runs Citibanamex es uno de nuestros mecanismos para lograrlo y una tradición que continuaremos honrando junto con la Fundación Alfredo Harp Helú Oaxaca.

Desde 1996, Home Runs Citibanamex ha apoyado a más de 3 524 proyectos y destinado más de 338 millones de pesos (precios constantes) en beneficio de organizaciones de la sociedad civil que atienden a sectores de la población en condiciones vulnerables de la Zona Metropolitana del Valle de México y del Estado de Oaxaca.

Aunque este año no hubo temporada de la Liga Mexicana de Beisbol, Alfredo Harp Helú decidió darle continuidad al programa que lleva veinticuatro años vinculando el deporte en apoyo al beneficio social.

Es momento de actuar, de estar unidos y trabajar por México que tanto nos necesita, y no desistiremos en reiterar nuestro compromiso y amor hacia nuestro país.

La Fundación Alfredo Harp Helú apoya al beisbol oaxaqueño

La Fundación Alfredo Harp Helú Oaxaca apoya al Rey de los Deportes con la rehabilitación de un total de 18 campos de beisbol en diferentes zonas de la ciudad de Oaxaca; la inversión total fue de $8,989,748.

Después del terremoto del año 2017 que atacó la zona del Istmo en el estado de Oaxaca, la FAHHO se encargó en la restauración de los campos de beisbol que se vieron afectados, además de la organización, junto con el club de beisbol Guerreros de Oaxaca, de un juego de exhibición en el campo principal de Ixtaltepec con el equipo de la Liga Invernal Mexicana del club bélico.

La región del Istmo recibió el apoyo ya que es una de las zonas del estado donde más se desarrolla el beisbol, teniendo incluso una de las ligas semiprofesionales más importantes del país, la cual fue la Liga del Istmo, donde han salido peloteros de la talla de Vinicio Castilla, Francisco “Pancho” Campos, Matías Carrillo, Jesús “Chito” Ríos, etc. La mayoría hoy en día, miembros del Salón de la Fama del Beisbol Mexicano.

Así como en la zona del Istmo, también fueron restaurados campos en la zona de la Mixteca y del estado de Oaxaca, principalmente los campos del deportivo El Tequio, Luis Donaldo Colosio, entre otros, en donde se realizan juegos de beisbol y softball de las ligas amateurs del estado.

La rehabilitación cuenta con la construcción de dogouts, baños, backstop, gradas y techos para los aficionados, esto para la comodidad de quienes disfrutan y juegan el Rey de los Deportes; en total fueron 18 campos los que recibieron este apoyo.

Las ligas del estado de Oaxaca quienes se ven beneficiadas en esta rehabilitación de campos, son infantiles y amateurs, y disfrutan las nuevas instalaciones. En la liga de softball, la señorita Rigel Torres, jugadora del club Guerreras, nos dice sus impresiones sobre estas nuevas instalaciones.

El estar en un campo de beisbol para hacer lo que nos gusta es bueno, pero estar en un campo de beisbol, hacer lo que nos gusta y tener la comodidad que tenemos con las nuevas instalaciones, es increíble; agradecemos el apoyo para nosotros y tenemos bien claro que debemos cuidar estas instalaciones, ojalá que las personas que vengan a jugar softball y beisbol, puedan disfrutar y cuidar nuestros campos.

Víctor Huitrón, del equipo Guerreros LUB de la Liga Universitaria de Beisbol, nos dice lo cómodo que es jugar con esas nuevas instalaciones:

Ahora tenemos nosotros una gran comodidad como peloteros, antes no teníamos ni donde sentarnos, nos tocaba todo el sol y ni se diga con nuestras familias, que buscaban piedras para sentarse; hoy tanto nosotros como los que nos vienen a ver, están con la comodidad y seguridad para ver los partidos cada fin de semana.

La FAHHO sigue con el firme apoyo al deporte, la comodidad y seguridad de las familias oaxaqueñas.

Colección Manuel R. Palacios, rescate de la memoria ferroviaria

El pasado 20 de noviembre el Museo Infantil de Oaxaca, Adabi Oaxaca y el Archivo General de Oaxaca realizaron el traslado de la colección Manuel R. Palacios, un acervo personal que había estado resguardado en el Museo Infantil de Oaxaca y que recopila información sobre un periodo importante de la historia de los Ferrocarriles Nacionales de México.

Con apoyo del personal de Apoyo al Desarrollo de Archivos y Bibliotecas de México A.C. y del Archivo General del Estado de Oaxaca, este archivo ferroviario, donado por Manuel Palacios Sierra, hijo del exgerente de Ferrocarriles Nacionales de México, Manuel R. Palacios, fue sujeto del plan para la conservación, instalación, estabilización y difusión de la memoria ferroviaria, cuya desinsectación para el traslado a las instalaciones del AGEO fue el primer paso en este rescate de los archivos del ferrocarril en Oaxaca.

La colección Manuel R. Palacios, constituida por 34 carpetas compiladoras resguardadas en 9 cajas AM30, contiene documentos de la correspondencia oficial de Palacios en el desempeño de sus funciones como gerente de los Ferrocarriles Nacionales de México, además de correspondencia particular situada en el ambiente político de mediados del siglo pasado. La colección no ha tenido intervención archivística y se presupone que conserva la ordenación natural del creador de la colección; puesto que nunca ha sido consultado con fines de investigación, la información que resguarda es única e inédita, por lo que su aportación a la historia sobre este medio de transporte es invaluable. Este fondo documental representa un tesoro inexplorado de la historia ferroviaria.

¿De qué hablamos cuando nos referimos al registro fotográfico de las colecciones?

El registro fotográfico es uno de los pasos indispensables dentro de los procesos de documentación de bienes patrimoniales. Una fotografía permite la observación de un objeto con todos sus detalles sin necesidad de manipularlo, con lo que se reducen los factores de riesgo. De una fotografía puedes obtener un montón de información: no solo saber qué objeto es, sino qué formas tiene y de qué colores se compone, entre un sin número más de detalles.

Esta actividad involucra a muchas personas, entre ellas: responsables de acervos, de manejo de obra, fotografía y diseño. Se requiere una gran coordinación y comunicación entre todas las partes para abarcar todos los usos que se darán a esas imágenes: ya sea para el área de conservación y catalogación hasta el área encargada de la comunicación visual del museo (folletería o publicaciones), así como para investigaciones y consultas.

El material utilizado para la toma de fotografías es, en términos generales: cámara, trípode o tripié, objetivos (lentes), equipo de luces, cicloramas y escalas de color. Es muy importante adecuar un espacio en el cual se puedan controlar las condiciones, que sea amplio y de fácil acceso. Deben evitarse a toda costa obstáculos o hacinamientos que pudieran poner en riesgo tanto a los objetos como a las personas involucradas, por ejemplo: sillas a mitad del camino o botes de basura que pudieran hacer tropezar a las personas involucradas. Prevenir siempre es mejor que lamentar.

Las luces empleadas tienen como finalidad capturar colores y texturas fidedignas del objeto. Debemos recordar que la luz daña los materiales de forma irreversible y acumulativa. Por lo tanto, mantenemos al mínimo el uso del flash. Esta es la razón por la que se solicita a los visitantes evitarlo durante sus recorridos en museos, pues el uso continuo de estas luces sobre los textiles puede repercutir en su deterioro.

Es importante tomar en cuenta el tipo de pieza que se va a fotografiar para sistematizar el proceso. Así pues, es recomendable tomar un mismo formato de textil para fotografiar durante una sesión: no es lo mismo fotografiar una alfombra de grandes dimensiones que una bolsa. Tampoco es igual fotografiar objetos tridimensionales, como zapatos o sombreros.

Las piezas a fotografiar se trasladan desde los depósitos (zonas de almacenamiento) hasta el área de fotografía. Los textiles habrán de estar siempre resguardados dentro de cajas o contenedores para ser trasladados por dos personas, esto es de vital importancia para evitar accidentes, tanto a las piezas como a las personas involucradas. Será importante que las personas asignadas a colocar las piezas frente al ciclorama tengan las manos perfectamente limpias tras lavarse con agua y jabón y, de preferencia, con guantes blancos de algodón. Los guantes de este tipo permiten observar si algún tinte o fibra del textil se encuentra en disgregación o pérdida. Deben coordinarse los movimientos durante la manipulación de la obra para evitar giros bruscos que puedan rasgar o romper algún objeto.

Durante la sesión se lleva un listado donde se anotan los números de inventarios asignados a cada pieza de manera individual e irrepetible. Este listado permite la identificación de los objetos al momento de la edición y posterior ubicación del archivo digital.

Cada objeto se fotografía individualmente y debe contar, al menos, con cuatro tomas: anverso, reverso y detalles de ambos. Las fotografías en los acervos son de gran utilidad, no solo a manera de memoria visual de las colecciones, sino que también sirven durante procesos de restauración para tener claridad del antes y después de alguna intervención, así como para admirar los detalles con fines de investigación, consulta o análisis sin necesidad de manipular en demasía el objeto que pudiera encontrarse en estado de vulnerabilidad. En algunos casos, el registro fotográfico puede ayudar para un rastreo con la Interpol en caso de robo de bienes culturales.

La edición de las imágenes debe describir fielmente el objeto. No se trata de embellecerlo artificialmente mediante la alteración de sus colores, formas o dimensiones. La edición de imagen se restringe a la calibración de colores apoyándose de guías de color empleadas en la toma fotográfica; también se eliminará cualquier ruido visual que distraiga la atención del objeto. Las imágenes obtenidas se reparten en al menos tres ubicaciones diferentes:

1. Un servidor que resguarda la memoria institucional. Aquí se deposita el archivo de las imágenes sin trabajar, a las que llamamos “imágenes madre”; de estas se desprenden todas las copias subsecuentes.

2. Otro archivo estará a cargo del personal que necesite trabajar con dichas imágenes ya sea para descripciones, proceso de catalogación y en general, imágenes de difusión.

3. La última ubicación deberá situarse inclusive fuera del edificio del museo a modo de respaldo en caso de algún desastre.

El registro fotográfico del acervo textil del MTO se ha llevado a cabo en distintas fases desde su apertura en 2008. Sin embargo, desde julio 2020 nos hemos concentrado en este proceso de manera más intensa y sistemática. Aunque en este periodo hemos fotografiado 1300 objetos, es decir: 5200 imágenes, queda un largo camino por recorrer y lograr registrar las casi 10 000 piezas que constituyen el acervo.

La fotografía es solo un paso en el largo proceso que conlleva la catalogación y documentación de bienes patrimoniales. Es un trabajo anónimo, que casi nunca se ve, pero es el trabajo de muchas personas que, tras bambalinas, se encargan de que todo funcione bien en relación con los objetos expuestos y resguardados. Por lo tanto, existen muchas más tareas de las que puedes ver a simple vista en un museo. La próxima vez que te sea posible entrar a un museo pregúntate “¿Quién ha puesto esto aquí y por qué?”.

Los documentos de la familia Sayeg-Helú

El pasado 24 de noviembre la Coordinación de Conservación de Fuentes Fotográficas perteneciente al Apoyo al Desarrollo de Archivos y Bibliotecas de México A.C., culminó el proyecto de estabilización, restauración y digitalización de la colección fotográfica, bibliográfica, hemerográfica y documental de la familia Sayeg-Helú.

Este proyecto implicó el rescate integral de 231 ejemplares, los cuales comprenden principalmente fotografías, documentos, periódicos y libros que, en conjunto, no solo configuran parte del testimonio de vida de matrimonio Sayeg-Helú, sino que también representan el registro del devenir de una experiencia social y política única de la comunidad libanesa en México.

Por si fuera poco, en materia de procesos fotográficos, esta colección constituye un referente técnico, pues entre sus diversos retratos destacan imágenes creadas a través de medios primigenios y representativos del siglo XIX, como lo fueron el colodión y la albúmina, y muchas otras tantas impresiones en plata sobre gelatina, en blanco y negro, y otras pocas imágenes contemporáneas a color.

Por todo lo anterior, la ejecución de este proyecto no solo consiguió restaurar el estado físico y formal de cada uno de los ejemplares, naturalmente afectados por el tiempo, pues con la aplicación de todas las medidas de conservación pertinentes, tal como configuran los procesos de registro, documentación, guarda y reproducción, sin duda se establecieron las bases de las condiciones y vías de acercamiento idóneas para perpetuar y difundir una valiosa fuente de información histórica, documental y tecnológica de más de un siglo.

Queda agregar que el tratamiento profesional de las colecciones familiares no solo lleva a la conservación de la historia propia de cada familia, pues el acontecer de diversos sectores que suponemos específicos puede poseer un sinfín de connotaciones de utilidad para generaciones futuras.

Adabi de México agradece la confianza y el interés otorgado por la familia Sagey-Helú para conservar apropiadamente una parte importante del pasado que atesora información trascendental de primera mano y de sumo interés para diversos ámbitos de la investigación y el conocimiento.

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