El catálogo de las lenguas del padre Lorenzo Hervías y Panduro, S.J.

Los magistrados de toda España abrieron las órdenes secretas del rey al amanecer del 2 de abril de 1767. Cada sobre sellado contenía dos documentos: uno era una copia de la orden real de expulsar a todos los miembros de la Compañía de Jesús de los dominios del Rey Carlos III; el otro instruyó a los oficiales para arrestar a los jesuitas de inmediato y organizar su paso a los barcos que los esperaban en varios puertos. Era un plan que Carlos III había puesto en marcha tres meses antes y formaba parte de un movimiento más amplio contra los jesuitas, que ya había involucrado su expulsión de Portugal en 1759 y Francia en 1764. 

Ese día, en el colegio de la Anunciata en Murcia, un jesuita de 32 años que era docente de filosofía estaba entre los arrestados. Se llamaba Lorenzo Hervás y Panduro, y con sus compañeros se embarcó en Cartagena. Fue el comienzo de una cadena de eventos que resultaría en la creación de lo que podríamos considerar el primer catálogo de lenguas del mundo. 

Después de un prolongado y difícil viaje por mar, al Padre Lorenzo y a sus compañeros jesuitas finalmente se les permitió desembarcar en la pequeña ciudad costera de Ajaccio en la isla de Córcega. Un año después, se fue a vivir a los Estados Pontificios en la región italiana de Emilia-Romagna. Allí, Hervás y Panduro estudió matemáticas e historia natural, pero también se puso en contacto con jesuitas de todo el mundo. La Compañía de Jesús se ha destacado por su trabajo con lenguas. En China, los padres Matteo Ricci y Lazzaro Cattaneo prepararon vocabularios de chino en los que las romanizaciones incluían diacríticos para representar el tono. En Vietnam, Francisco de Pina y Alexandre de Rhodes hicieron lo mismo para el vietnamita. Y en Nueva España, el padre de la Compañía de Jesús, Horacio Carochi, escribió una gramática magistral del náhuatl, impresa en 1645 (un ejemplar del cual se conserva en la BIJC). Se considera una de las mejores gramáticas de cualquier idioma escrito en el siglo XVII. Una consecuencia inesperada de la expulsión de la Compañía de Jesús fue que un vasto conocimiento de las lenguas del mundo fue reunido en un solo lugar. Fue aquí donde Hervás y Panduro ideó su plan para publicar una obra de 21 volúmenes en Cesena, Idea dell’Universo, que incluiría varios volúmenes sobre las lenguas del mundo. 

Para realizar este proyecto, el padre Lorenzo se mudó a Roma en 1784 para consultar “sus muchas y excelentes bibliotecas” y publicó rápidamente una Storia delle lingue en cinco volúmenes entre 1784-1787 (correspondiente a los vols. XVII-XXI de su Idea dell’Universo). También se interesaba en los no oyentes y la lengua de señas. Su estudio, La escuela española de sordomudos, publicado en 1795, fue un precursor del estudio moderno de la lengua de señas. En 1798, zarpó a España tras el decreto de Carlos IV que permitió que los jesuitas también regresaran individualmente a España. Mientras el padre Lorenzo estuvo allí, colaboró con Juan Albert Martí para fundar la Escuela Municipal de Sordomudos en Barcelona. También inició un importante proyecto editorial durante su estancia en España, su Catálogo de las lenguas de las naciones conocidas, y numeración, división, y clases de éstas según la diversidad de sus idiomas y dialectos de seis volúmenes, una versión ampliada de su trabajo anterior sobre idiomas que apareció en la Idea dell’Universo

El primer volumen del Catálogo de las lenguas, impreso en 1800, fue dedicado a las “lenguas y naciones americanas”. Sin embargo, su estadía en su país natal resultó ser breve. El real decreto fue revocado y el padre Lorenzo zarpó para Italia en 1802. Sin embargo, su gran Catálogo continuó imprimiéndose en España, mientras el autor vivía en Roma. Fue hasta 1805 cuando apareció el volumen final. Cuatro años después, el jesuita español murió en Roma. Su Catálogo tuvo una enorme influencia en la clasificación de las lenguas durante décadas después de su muerte. 

En el primer volumen del Catálogo de las lenguas, expone las lenguas de la Nueva España. Proporciona una amplia cobertura de regiones del norte, como Sinaloa, ya que aquí era donde los jesuitas habían estado más activos. Para el sur de la Nueva España, el padre Lorenzo consultó a las fuentes ya publicadas. Éste fue el caso de Oaxaca. Dada la limitada presencia jesuita en esta región, el padre Lorenzo confió en los trabajos de Antonio de Herrera y fray Francisco de Burgoa para describir los idiomas y sus distribuciones geográficas. Sin embargo, el trabajo no fue sólo una compilación. También hizo observaciones originales. Por ejemplo, después de usar a Herrera como fuente para el otomí, el padre Lorenzo reconoció que esta lengua “se asemeja mucho á la china en variar la significacion [sic] de las palabras con el acento vario de sus sílabas; por lo que la gramática otomita se debe escribir, como se escribe la china, diferenciando en la escritura con diversos acentos unas mismas… ”.1 Esta fue quizás la primera vez que se reconoció la importancia de escribir los tonos de una lengua otomangue. 

El ejemplar de José Justo Gómez de la Cortina y Castro (1799-1860) en la BIJC 

Gracias a la Dra. María Isabel Grañén Porrúa, un ejemplar completo del Catálogo de las lenguas del padre Lorenzo Hervás y Panduro ya está disponible en la BIJC. Este libro de seis volúmenes lleva el exlibris de José Justo Gómez de la Cortina y Castro, fundador y colaborador decisivo en la Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística y el primer presidente de la Academia de la Lengua en México. 

Aunque nunca publicó ninguna investigación en el campo, Gómez de la Cortina fue el padrino de la lingüística mexicana y ayudó a establecer las bases para futuras investigaciones en la lingüística de las lenguas indígenas del país. Nacido en la Ciudad de México, Gómez de la Cortina fue enviado a estudiar a Madrid a la edad de quince años. Después de terminar sus estudios, fungió como diplomático en varias embajadas y delegaciones españolas en Europa. En 1829, ingresó a la Academia de la Historia y su casa en Madrid se convirtió en un lugar de encuentro para literatos españoles. Mantuvo correspondencia con varios intelectuales como Wilhelm von Humboldt, François-René de Chateaubriand y Benjamin Constant. En 1832 regresó a su tierra natal, adaptando su vocación cultural a las necesidades de la nueva república. Entre los temas de su amplia gama de intereses estuvieron las lenguas indígenas. Escribiendo bajo el pseudónimo de “Guph Gadol” (en hebreo ‘cuerpo grande’), Gómez de la Cortina hizo un llamado al “estudio analítico de lenguas” y la utilidad de hacer un “mapa ó carta logo-geográfica”. Esta es quizás la primera formulación publicada de un proyecto de un mapa lingüístico de México. Desde la Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística apoyó la colección de datos sobre las lenguas del país. En 1858 ya promovía la “lingüística” o “la ciencia de la comparación de los idiomas”. Fue una de las primeras personas en México, quizás la primera persona, en usar esta nueva palabra: “lingüística”.2

1 Volúmen I, pág. 309. Esta afirmación no se refiere al uso de caracteres chinos, sino más bien al uso de diacríticos para marcar el tono en la romanizaciones de esta lengua que promovieron los jesuitas en Asia.
2 El primer uso de la palabra “linguistics” en Estados Unidos fue en 1839 y en Francia la palabra “linguistique” se remonta a 1829. En última instancia, todos estos derivados de finales del siglo XVIII provienen de la palabra alemana “Linguistik”.

Apuntes sobre vestimenta, identidad y bordados masculinos

La vestimenta de las personas, además de satisfacer la necesidad de cubrirse, da identidad y va cambiando con el tiempo. Antes de la llegada de los españoles, igual que en toda Mesoamérica, el pueblo mixe (ayuujk) elaboraba prendas en telar de cintura, para lo que se realizaba hilo de algodón utilizando un pequeño objeto conocido como malacate. La comunidad mixe de Ayutla no fue la excepción, pues hay evidencias de que se elaboraban prendas en telar de cintura y se hilaba con malacate. Las personas mayores de este pueblo aún conocen y nombran este instrumento como pe’ejt tsääj (‘piedra para hilar’). Gracias a los testimonios de algunas personas de la comunidad, podemos afirmar que durante la primera mitad del siglo XX, aún se confeccionaban huipiles en telar de cintura y aún se hilaba a mano con pe’ejt tsääj en la comunidad de Ayutla. Con el tiempo, la ropa confeccionada con manta tuvo mayor prestigio y el telar de cintura fue cayendo, lamentablemente, en desuso. 

Nicholas Johnson escribe que, a finales del siglo XIX, las comunidades de Oaxaca comenzaron a comprar máquinas de coser: “En cuanto a la presencia de la máquina de coser en Oaxaca, un agente de ventas de Singer reportó una venta de 410 máquinas en 1888, durante un periodo de 18 meses (Beatty, 2015)”. Se puede decir, entonces, que a finales del siglo XIX y principios del XX surgieron muchos de los bordados a máquina que hoy caracterizan a diversas comunidades mixes como Alotepec, Tlahuitoltepec o, en este caso, Ayutla. Aunque las camisas de Ayutla están hechas a máquina, el trabajo sigue siendo artesanal puesto que las líneas y los bordados curvos no se programan en la máquina: es la mano del bordador quien dirige la tela. Según testimonio de nan Elena Vásquez, poseer una máquina de coser era signo de mucha fortuna, y eran sobre todo los hombres los encargados de confeccionar ropa y hacer los bordados con la máquina. El padre de su suegro, tat José Julián, adquirió una máquina de coser a principios del siglo XX que dejó después en herencia y que era muy apreciada por la familia. En la actualidad, muchas familias conservan estas antiguas máquinas en sus hogares. 

La camisa se caracteriza principalmente por la pechera, así como por una bolsa grande en la sección lateral derecha. Lleva bordados en el cuello, en los hombros, en la espalda, en los puños y, sobre todo, en la pechera. Las líneas de los adornos son rectas y en zigzag. Algunas formas, como en secuencia de grecas, forman rombos y dos franjas en forma de cadenas a la altura del pecho. Uno de los bordadores más reconocidos y más recordados en Ayutla es tat Ignacio José, fallecido el 10 de agosto de 1998 a una edad avanzada. Una camisa hecha por tat Nacho es ahora una reliquia histórica que muchas personas conservan con aprecio. El Museo Textil de Oaxaca resguarda un traje completo, camisa y calzón, muy probablemente confeccionado y bordado por tat Ignacio José. 

Por fortuna, tat Nacho heredó su conocimiento, esta vez a una bordadora: nan Concepción Flores, quien en la actualidad continúa realizando este bello trabajo en la comunidad de Ayu-tla. La camisa de Ayutla se continúa utilizando en fiestas y en momentos importantes, a veces con adecuaciones que hacen de ella una prenda viva que nos da identidad. Mientras que en otras comunidades la camisa masculina retoma bordados de las blusas, en Ayutla nan Concepción Flores confecciona blusas femeninas que incluyen bordados propios de las camisas masculinas. Afortunadamente, más personas están involucrándose gradualmente en la confección de las camisas bordadas, lo que asegura su transmisión a las nuevas generaciones. El pueblo de Ayutla Mixe valora esta gran herencia artesanal que la convierte en patrimonio vivo comunitario. 

Visita la exposición Tukyo’mët NëxëyLa Camisa de Ayutla / Apuntes sobre vestimenta, identidad y bordados masculinos en el Museo Textil de Oaxaca hasta el 23 de febrero. 

Memoria de un temblor oculta en la Mixteca. El archivo municipal de San Sebastián Tecomaxtlahuaca

El 24 de octubre de 1980 a las 8:55 am tuvo lugar un fuerte temblor trepidatorio de siete grados de intensidad, cuya duración fue de un minuto con 45 segundos y que afectó la zona limítrofe de los estados de Oaxaca, Puebla y Guerrero. El epicentro fue identificado a 60 kilómetros de distancia de Huajuapan de León, cabecera del distrito mixteco, en el estado de Oaxaca. Por ese entonces Huajuapan contaba con cerca de 45 000 habitantes y, según reportes de la época, fue la población más afectada, con cincuenta muertos y más de 300 heridos; además, el noventa por ciento de sus construcciones resultaron afectadas parcial o totalmente. Los puentes y caminos colapsaron, lo que imposibilitó la comunicación con el resto del estado. 

Siendo una de las ciudades más pobladas y mejor comunicadas de Oaxaca es comprensible que existan estudios relativos al impacto que tuvo este movimiento telúrico, pero ¿qué sucedió con las demás poblaciones de la mixteca? ¿En qué medida fueron afectadas? ¿Cómo enfrentaron este desastre natural? Existen pocos registros por parte del Servicio Sismológico Nacional, pero no hay escritos sobre lo acontecido en los pueblos de esta región. Éste es el caso de San Sebastián Tecomaxtlahuaca. Perteneciente al distrito de Juxtlahuaca, municipio que se encuentra situado a 296 kilómetros de distancia de la capital de Oaxaca. Teco, como usualmente se le conoce, también fue severamente afectado por dicho temblor. Tras la organización de su archivo municipal realizada por ADABI Oaxaca, se han logrado identificar diversos documentos que dan testimonio de lo acontecido tras el temblor que azotó esta zona. 

A tan sólo 17 días de haber ocurrido el siniestro natural, se llevó a cabo un censo de la población afectada. De ahí se desprende que las estructuras de los edificios principales, como el Palacio Municipal, el mercado, la cárcel pública, el teatro municipal, el templo de San Sebastián Mártir, la Casa Comunal, el templo parroquial y la casa coral, resultaron severamente dañadas. Esto trajo como consecuencia el derrumbe parcial o total de los inmuebles y su posterior reconstrucción. También se logró identificar un listado de jefes de familia cuyas casas de adobe quedaron completamente destruidas. 

Otro de los documentos del archivo municipal de Teco es un convenio de coordinación celebrado entre el gobierno estatal y el ayuntamiento de San Sebastián Tecomaxtlahuaca, cuyo fin era unir esfuerzos para la reparación de viviendas, del Palacio Municipal, del templo y las escuelas. El monto destinado a la reconstrucción de las edificaciones ascendía a $126 000.00, el dinero fue asignado por el gobierno federal dentro del Programa Emergencia Región Mixteca. 

Pero la reconstrucción de Teco no sólo fue con fondos del erario. Un oficio resalta el hecho de que los tecomaxtlahuaqueños ayudaron de forma considerable, aportando mano de obra no calificada, así como material de la región. Existen en el Archivo dos documentos que dan testimonio acerca de la participación de los habitantes en la reconstrucción, especialmente del Palacio Municipal. El primero es un listado que contiene los nombres completos y los días que laboraron los varones; el segundo es un listado de mujeres que elaboraban tortillas hechas a mano destinadas a alimentar a los trabajadores que estaban en la remodelación del inmueble. 

La identificación de estos documentos permite reconstruir un hecho que trastocó la cotidianidad de San Sebastián Tecomaxtlahuaca. El trabajo de rescate de los archivos es importante para que estas historias no queden encapsuladas sólo en la memoria de sus actuales habitantes, sino que sean rescatadas y divulgadas. Y por qué no, que sean objeto de estudio el día de mañana. Pero para ello se tiene que seguir trabajando en el rescate de este acervo documental, instar a las autoridades municipales a seguir impulsando la organización de sus archivos; todo ello en aras de preservar la memoria de cada comunidad que, en conjunto, forman el engranaje de la memoria colectiva del país. 

Memoria

Una noche, después de la inauguración de una extraordinaria exposición de Gunter Gerzso (Pintura, Gráfica y Dibujo 1949-1993) en el Museo de Arte Contemporáneo de Oaxaca (MACO, 1993), en la que Carlos Monsiváis hizo una magistral presentación, me colé a la cena en El Topil, en la Plazuela Labastida, con el propio Gerzso, Carlos Monsiváis y Francisco Toledo. En ese ambiente de austera luminosidad –que era uno de los mayores atractivos de ese recordado restaurante– la conversación derivó a una magia que fue interrumpida intempestivamente por un personaje que entró no sin agitación, se acercó a Monsiváis y le pidió un autógrafo llamándolo don Carlos Fuentes. Monsiváis le escribió algo en el cuaderno, hizo una broma corrosiva y todos reímos de buena gana. 

Esta pequeña viñeta de humor me sirve para imaginar un lugar que ya no existe, El Topil con esos grandes maestros que ya se fueron. Pero sobre todo, para imaginar un registro de todas las exposiciones que Francisco Toledo llevó adelante en el MACO y en el IAGO, por sólo mencionar dos instituciones entre las muchas que creó. En la monumental historia intelectual y artística de Francisco Toledo, la promoción de innumerables artistas, la riquísima colección de obras de arte que llegó a reunir y la publicación de noticias, folletos, carteles y catálogos de exposiciones, darían lugar a varios tomos de un gigante de la cultura mexicana llamado TOLEDO. Ya Fomento Cultural Banamex dio inicio, con oportunidad, al recuento documentado de la gran obra con cuatro hermosos volúmenes. 

La reconstrucción detallada, al por menor, de esa tarea extraordinaria resulta necesaria pues no sólo documentaría un capítulo relevante de la historia cultural de México, sino permitiría abordar el cuidado de los archivos de esas instituciones. Recientemente solicité un dato en el MACO respecto a la exposición de Herrajes de Oaxaca y la respuesta fue amable e inmediata, lo que deja ver la buena organización del acervo. Sin embargo, todas las instituciones requieren detenerse en la incesante labor del día con día y de la planeación de las tareas de los meses y años por venir, para trabajar con sus testimonios, los expedientes de artistas y exposiciones y para dotar a los acervos de vida propia. 

Quizá una forma de estimular esta idea sería precisamente una exposición con una selección de los catálogos de las exposiciones del MACO y del IAGO que acaso podría tener lugar en el Archivo General del Estado de Oaxaca, en el magnífico edificio en Las Canteras. 

Honrar la memoria de Francisco Toledo y seguir aprovechando su enseñanza puede dar lugar a diversas aproximaciones a partir de los archivos de Oaxaca en los que su huella estará presente en forma duradera, permanente. 

A un tiempo, el resguardo de los archivos del MACO y del IAGO permitiría cerrar un capítulo de esta historia cultural y abrir otro, en este caso una ancha puerta, la de un inmenso edificio de memoria que construyó el maestro Toledo.

Culturas, lenguas y escrituras de China

中华语言和文字

En el verano de 2017, la doctora María Isabel Grañén Porrúa y Alfredo Harp Helú viajaron a China. Visitaron varias ciudades y provincias, familiarizándose con los lugares, la historia y culturas del país. Regresaron a México con la cabeza plena de aventuras y las maletas llenas de libros, mismos que fueron donados a la Biblioteca de Investigación Juan de Córdova (BIJC), para ponerlos a disposición del público. 

Se trata de alrededor de veinte libros escritos en chino mandarín o 汉语 (Hàn Yû), sumamente hermosos por su contenido, factura e impresión: con elegantes estuches forrados en tela, otros impresos directamente sobre seda, engalanados con delicadas caligrafías e ilustraciones, elaborados en peculiares formatos y sistemas de encuadernación. Sus temáticas abarcan caligrafía, pintura, historia, arqueología y filosofía chinas. La donación también incluyó un pequeño libro manuscrito en pictografía tomba, que es un sistema de escritura utilizado en los rituales y para resguardar la memoria del pueblo naxi, en la provincia de Yunnan. 

Estos materiales favorecen a nuestros usuarios para que puedan aproximarse a una de las civilizaciones más antiguas, diversas e interesantes del mundo: China, lugar de origen de complejos sistemas de escritura, de novedosos métodos para reproducir textos, de sofisticadas tradiciones literarias y caligráficas. Es un territorio con gran diversidad de lenguas y culturas. Como puede apreciarse, son características semejantes a las del contexto indígena mesoamericano. 

Hasta finales de enero de 2020 exhibiremos en las instalaciones de la BIJC una exposición en la que presentamos estos hermosos libros acompañados con información e imágenes sobre los 56 grupos étnicos, las 90 lenguas que se hablan en China y la historia y características de los sistemas de escritura de ese país. 

Tratándose de libros escritos en otro idioma y en un sistema de escritura distinto al alfabético, podría parecer que no podremos acceder a ellos, pero precisamente para demostrar lo contrario, la BIJC ofrece desde hace ocho años, de forma regular, cursos de chino mandarín que abren la puerta no sólo a ese idioma y sistema de escritura, sino a toda una cultura. Los invitamos pues a visitar nuestra exposición, a informarse sobre nuestros cursos, y a emprender el viaje hacia 

San Pablo Sonríe

Sonrientes es el nombre colectivo con el que se les ha bautizado a los millares de estatuillas risueñas hechas por alfareros totonacas de la región de la Mixtequilla. El nombre colectivo se debe a sus evidentes afinidades: sus ojos almendrados, el cráneo deformado, los dientes mutilados, pero, sobre todo, por las sonrisas que iluminan el rostro de estos singulares personajes. 

Estas figuras, provenientes del estado de Veracruz, fueron elaboradas entre los siglos VI y IX d.C., mientras que aparecen en el panorama arqueológico hasta 1949, gracias a las excavaciones en la zona central de Veracruz por parte de Alfonso Medellín Zenil y Frederick Peterson. Los sonrientes están hechos de arcilla arenosa marronada. Originalmente estaban pintados con pigmentos amarillos, rojos, negros o blancuzcos. Se sabe que, por lo general, los ceramistas creadores de estas piezas utilizaban moldes, pero siempre completaban la obra con toques fisionómicos distintivos. Las estatuillas representan a hombres y mujeres vestidos con taparrabos, fajas, pectorales y tocados trapezoidales. En cuanto a sus extremidades, están unidas al cuerpo por medio de conectores articulatorios. Es común encontrar sonrientes con aretes, collares u otros ornamentos, mientras que también se encuentran figuras femeninas con niños en los brazos. 

Massimo Listri, fotógrafo especialista en retrato de esculturas, fotografía varias de estas piezas con un permiso especial brindado gracias a el Instituto Nacional de Antropología e Historia. Logra con su cámara un acercamiento poco convencional, con una mirada limpia y sabia, tratando de captar su forma íntima y su significado profundo. Así pues, a través de la lente del fotógrafo, los sonrientes le sonríen al mundo. 

Resultado de las fotos hechas por Massimo Listri, nace la exposición Sonrientes, misma que busca llevar la risa y sonrisa de estas singulares figuras totonacas a todo el mundo. A partir del 8 de febrero esta exhibición llegará a Oaxaca, al Pabellón del Centro Cultural San Pablo, donde chicos y grandes podrán admirar los retratos de estas maravillosas piezas prehispánicas y deleitarse con la sonrisa de los sonrientes. ¡No se la pueden perder! 

Los tesoros escondidos del Archivo Histórico

Adabi Oaxaca ha contribuido con el rescate de archivos en las regiones de Valles Centrales, Istmo, Sierra Norte y Mixteca. Cada solicitud para organizar un archivo municipal o parroquial representa un nuevo reto que empieza con un viaje que dura varias horas entre sinuosos caminos. Esto queda compensado al iniciar la labor de salvaguardar la memoria histórica de la comunidad, al analizar los “tesoros escondidos”, la documentación, antigua y valiosa para la población. 

Durante el proceso de organización que realizamos en los archivos, es inevitable adentrarse en los textos plasmados en los documentos. Al estar identificando la documentación se descubren datos importantes que ni los mismos pobladores conocen. En muchas ocasiones las personas con las que interactuamos nos dicen: “Ustedes están descubriendo cosas que ni nosotros mismos sabíamos que se encontraban ahí”. 

Actualmente, se acaba de organizar el Archivo Municipal de San Sebastián Tecomaxtlahuaca, en el distrito de Juxtlahuaca ubicado en la Mixteca Baja. Entre otros tesoros, el archivo resguarda documentos referentes al Ejército Libertador del Sur. Juxtlahuaca, Tlaxiaco y Silacayoapam fueron los pasos importantes de los zapatistas en su tránsito entre Guerrero y Puebla, en su marcha se generó documentación que se relaciona con los acontecimientos que sucedieron a nivel nacional y que son parte de la historia de México. 

Un documento de 1911 muestra una correspondencia enviada y firmada por el gobernador interino de Oaxaca, Félix Díaz, donde advertía que el gobierno enfrentaría a quienes realizaran acciones hostiles en apoyo al movimiento revolucionario y a Emiliano Zapata. En 1912 el jefe del movimiento insurreccional, teniente coronel Guadalupe Gómez, con su estado mayor y oficiales, dio a conocer al pueblo de Tecomaxtlahuaca el Plan de Mapaztlán de Ayala, al cual quedaba adherido este pueblo después de haber sido tomado, refrendando así el apoyo total a Emiliano Zapata. 

Otra correspondencia, enviada desde la localidad de Santiago del Río en 1914, trata de la petición del general del Ejército Libertador del Sur al presidente de Tecomaxtlahuaca, de maíz, víveres y pasturas para sus fuerzas. A cambio, la población se beneficiaría con el triunfo de la revolución al no pagar impuestos ni renta de tierras. En el mismo año, el capitán de la 2ª Compañía narra un enfrentamiento que sostuvo contra los rebeldes en el Cerro Colorado, cuando pretendían entrar con violencia a Silacayoapam. Al final lograron la retirada de los sediciosos con sólo un soldado herido en batalla. 

En 1918, el gobernador del estado de Oaxaca, José Inés Dávila, envió un comunicado al pueblo de Tecomaxtlahuaca para apoyar al General Félix Díaz en su defensa de la Constitución de 1857, y para rechazar la Constitución de 1917 promulgada por Venustiano Carranza. Asimismo, el gobernador Dávila llamaba a los pobladores de Tecomaxtlahuaca para definir, en un máximo de diez días, su adhesión al gobierno legítimo y al Ejército Reorganizador Nacional para colaborar con el estado y las instituciones, o declarar su apoyo al partido carrancista y la constitución de 1917, aunque advertía que en este caso tendrían limitados beneficios. 

Al adentrarnos en la organización del archivo salen a relucir documentos importantes como los antes mencionados. La misión de ADABI es rescatar este patrimonio para mejorar las condiciones del estado físico en que se encuentran, pues constituyen parte de la memoria de las poblaciones que casi siempre está en riesgo de desaparecer. 

¡Magia!

¿Qué tienen los textiles? 
¡los textiles de Oaxaca! 
que cuando los portamos 
nos elevan hasta el cielo. 

Yo les contaré aquí 
con algunas palabras 
de las maravillas 
adonde nos transportan. 

Nos transportan al origen 
del cual venimos, 
de nuestros antepasados 
de nuestras raíces. 

Tienen consigo una historia 
llevan color, armonía y textura, 
cargan cariño, calor y ternura 
portan fuerzas, anhelos y sueños. 

Pues con la mano en el bordado 
en el telar dibujo o el teñido 
con el corazón en la trama, 
en la urdimbre en el tejido 

dejamos el alma entera 
el espíritu adherido.

Reactivación de la calle Berriozabal

La recuperación del patrimonio arquitectónico es parte fundamental del trabajo en la Casa de la Ciudad. Esto se ve reflejado en el mejoramiento de la imagen urbana y la conservación de la historia de nuestras comunidades. En el municipio de Oaxaca de Juárez se cuenta con un vasto patrimonio arquitectónico, sin embargo, no todo se encuentra en perfectas condiciones, una parte está en proceso de deterioro debido al abandono que ha sufrido o a la imposibilidad económica de mantenerlo en condiciones adecuadas. 

El abandono de los inmuebles y la falta de mantenimiento a la infraestructura conducen a un abandono de la zona, lo que conlleva la inseguridad por falta de actividades humanas. Si a lo anterior sumamos la saturación de estacionamientos en la vía pública, podemos tener zonas deterioradas que favorecen los actos delictivos, pues se vuelven zonas poco transitadas y con poca visibilidad. 

La calle de Berriozabal es un claro ejemplo de esto. Aunque algunos negocios funcionan como verdaderos fuertes para evitar procesos vandálicos, no es suficiente. Microzonas, como el cruce con la calle de Reforma, ya se encuentran afectadas con manifestaciones visuales que bien pueden diferenciarse de una expresión de arte urbano porque degradan y no enriquecen la imagen urbana. 

Por lo anterior, proponemos generar una intervención que cuente con las siguientes acciones de mitigación: 

1. Transformación de la calle a una de tránsito lento, utilizando el nivel “0” en la banqueta. El objetivo es propiciar una movilidad segura. 

2. Generación de nodos de concentración de gente mediante los espacios públicos, en algunas zonas de la fachada del Jardín Etnobotánico, de tal forma que proporcione más ojos a la calle (liberando de obstáculos visuales). 

3. Restauración del inmueble ubicado en Berriozabal esquina Reforma; proponiendo un nuevo uso adaptativo del mismo. De esta manera buscamos complementar la cantidad de usos que tiene la calle. Si bien existe el uso comercial, recreacional y habitacional, es más factible que el espacio esté ocupado las 24 horas del día. 

4. Redefinición de cajones de estacionamiento, limitando el mismo en la acera sur de la calle. Con esto evitaremos obstáculos visuales que den pauta a puntos ciegos que se vuelvan inseguros. 

5. Intervenir los cruces con la calle de Reforma y Av. Juárez para brindar seguridad vial en la calle. 

6. Generar una conexión franca entre el andador peatonal de Macedonio Alcalá y el parque El Llano. 

Consideramos que con lo anterior podemos empezar a conectar diferentes puntos de la ciudad de Oaxaca, recuperando y mejorando el patrimonio físico mediante una ciudad vivificante e interconectada con todas sus áreas verdes y espacios públicos. 

Concluimos mencionando que el mantenimiento de un sitio no es suficiente para evitar que existan procesos negativos en la calle. En el caso de la calle Berriozabal se puede limpiar la cantera eliminando la pintura; pero si no existe una intervención integral que tome en cuenta la generación de actividades, el incentivo a la movilidad segura, la reutilización de inmuebles abandonados y la dotación de ojos a la calle, los actos de vandalismo seguirán sucediendo. Si deseas conocer más acerca del proyecto de la calle Berriozabal, acércate al Observatorio Urbano de la Casa de la Ciudad

De las aulas al museo

Del domingo 20 al domingo 27 de octubre de 2019, profesoras y estudiantes del tercer semestre de la Licenciatura en Restauración de la Escuela Nacional de Conservación, Restauración y Museografía “Manuel del Castillo Negrete”, del INAH, llevaron a cabo trabajos de control de microorganismos, conservación y restauración en textiles de la colección de indumentaria religiosa y vestimenta para esculturas de la Casa de la Cultura del municipio de Santo Domingo Tehuantepec, actualmente resguardadas por el Museo Textil de Oaxaca. 

La colección está conformada por 17 piezas, principalmente indumentaria religiosa como casullas ricamente elaboradas en raso, brocados de algodón y capas pluviales manufacturadas en damascos de algodón y rasos de seda, así como vestimenta para esculturas de santos, tejidas con fibras de algodón, seda, rayón y acetato, decorada con flores de cera, chaquira, canutillos de vidrio, abalorios y lentejuelas. El daño principal en estos textiles se debe a las consecuencias de los sismos de septiembre de 2017, pues las grietas del edificio dieron libre entrada a la lluvia. El agua directa sobre los textiles, las altas temperaturas de la zona y la poca circulación de aire en las cajas de cartón donde se encontraban las piezas favorecieron el crecimiento de algunos microorganismos, como distintos tipos de hongos. Iraís Velasco, profesora de la ENCRyM, apoyó con el control y manejo del biodeterioro presente en las piezas de la colección mediante la toma de muestras e identificación de estos agentes biológicos. La coordinación de las labores de conservación y restauración estuvo a nuestro cargo. 

Esta actividad fue un ejercicio didáctico para los estudiantes, ya que llevaron a cabo actividades de registro gráfico, fotográfico, identificación de fibras, estructuras de tejido, metodologías de limpieza, teñido, elaboración de refuerzos a partir de costuras y adhesivos, así como del embalaje ex profeso para cada una de las piezas de la colección. 

El desarrollo de este proyecto académico fue posible gracias al apoyo entre las distintas instituciones involucradas. La práctica de campo permitió la conservación de esta colección con miras a revalorar estos textiles dentro de la misma comunidad; asimismo, sirvió para reforzar los conocimientos de los estudiantes sobre el impacto social de la restauración y la conservación del patrimonio textil de México. 

Restauración del patrimonio histórico en 21 comunidades

En poco más de 25 años, la Fundación Alfredo Harp Helú Oaxaca ha logrado preservar el patrimonio cultural de comunidades apartadas de la capital del estado apoyando a las localidades que lo necesitan. 

El pasado 19 de septiembre de 2019, el patio central de Casa de la Ciudad se colmó con la asistencia de comités y cabildos de 21 localidades del estado de Oaxaca, para conocer la modalidad de trabajo del Taller de Restauración FAHHO en la restauración de inmuebles y bienes muebles con valor histórico que se realizará durante el año 2020. 

Mediante el esfuerzo bipartita que realizan las comunidades y la Fundación, se busca recuperar el patrimonio en 19 comunidades ubicadas en las regiones de Valles Centrales, Sierra Sur, Mixteca, Costa, Cañada y Sierra Norte. Asimismo, en las localidades de San Juan Sosola y San Juan Teposcolula el trabajo se realizará mediante una modalidad tripartita, al sumar el apoyo del Programa Federal FOREMOBA, que pertenece a la Secretaría de Cultura. Suman así 21 restauraciones en 21 localidades diferentes, entre templos, un molino, armarios y pintura mural.

Les invitamos a conocer y seguir el proceso de restauración en las redes sociales y la página del Taller de Restauración FAHHO: https://tallerderestauracionfahho.org/

Vista Hermosa Tonaltepec

En la comunidad de Vista Hermosa, perteneciente a Santo Domingo Tonaltepec, se ha instalado un horno de leña libre de humo por iniciativa de la Escuela Nacional de Cerámica, en colaboración con la Coordinación de Arte Popular y Proyectos Productivos de la FAHHO. 

En medio del Geoparque de la Mixteca Alta de Oaxaca, justo en el punto donde el paisaje se vuelve una interacción entre la naturaleza y la sociedad, se encuentra una familia de alfareros que ha estado en el anonimato por falta de puntos de venta y acercamiento con distintos mercados. 

La familia Zambrano se ha dedicado a la elaboración de modelado a mano de comales, jarras, floreros, cántaros y piezas de barro con un acabado que se llama “chorreado”, que es una salpicada de resina de corteza de árbol a la pieza caliente, recién salida del horno. Este tipo de alfarería “chorreada” es muy característica de la región, y se dice que es elaborada en Santo Domingo Tonaltepec. Sin embargo, ahí sólo existe una persona que lo elabora, porque realmente se hace en Vista Hermosa y en Río Blanco, localidades aledañas a Tonaltepec. El grupo se organizó sólo para poder recibir el horno. Es un grupo familiar que ahora tiene que empezar a concebirse como una empresa. Los más jóvenes no apuestan a dedicarse de lleno a la artesanía, porque no ha sido rentable hasta ahora. 

El horno de leña libre de humo mejora la calidad en las piezas que elaboran tradicionalmente, con ello se pretende que tengan una mayor producción y más alcance en diferentes puntos de venta. Maricela Zambrano, integrante de la familia, nos dice: “No queremos dejar fuera a nadie, vamos a seguir invitando a los que se resisten porque este proyecto es para beneficio de todos. Que la gente se entere de dónde vienen nuestras piezas. Tanto es el cariño que le tengo a mi barro que no puedo dejar de hacerlo ni un solo día”. 

Por ahora la familia Zambrano desea tener su propia marca, mejorar la presentación de su producto, dar a conocer la historia de su familia y tener muchos puntos de venta. Andares del Arte Popular dedicará la sala de Grandes Maestros para exhibir las piezas que resulten de las quemas en el horno de leña libre de humo, y también será el enlace para contactar a la familia con artesanas exitosas en sus ventas como Macrina Sánchez Mateo, de San Marcos Tlapazola, quien está dispuesta a darles un taller de acabados y de comercialización. Ella tiene más de quince años de experiencia en la venta y elaboración de alfarería, y ha sido beneficiada por el horno de leña libre de humo. 

Al adquirir productos de esta familia fomentarás el uso del horno que mejora la salud de los artesanos y ayuda a que prevalezca la tradición alfarera en Vista Hermosa Tonaltepec. Una tradición que se adapta a la mejora de condiciones de vida de los artesanos, en un mundo donde sólo importa consumir sin ponerse a pensar en las necesidades básicas de los creadores. 

Artesanía y tecnología

Las técnicas artesanales en esta era tecnológica merecen reflexiones que nos hagan poner en una balanza las ventajas de cada tipo de producción. Hay que preguntarnos ¿de dónde vienen nuestras cosas?, ¿cómo y por quién fueron fabricadas?, y ¿cómo aportan o perjudican al medio ambiente? Durante esta reflexión, por qué no, también evaluar la posibilidad de la integración de ambos tipos, para obtener mejores resultados. 

Muchas veces se pondera la velocidad de producción, la reducción de costos y la apariencia “plástica” de la pieza, antes de valorar otras características de un objeto artesanal, que tiene, además de conocimientos milenarios heredados, funciones que se han ido mejorando a lo largo de cientos de años. 

En entregas pasadas hemos explicado algunos ejercicios donde los artesanos utilizan herramientas tecnológicas para la mejora en los procesos de producción: la reproducción de moldes, el escaneo digital, o incluso el uso de impresoras en 3D para reproducir formas complejas que son modeladas mediante el uso de programas especializados con una gran precisión. Estos artesanos han desarrollado capacidades extraordinarias que, sumadas al conocimiento técnico de su labor y muchas de las veces en colaboración con diseñadores, ingenieros o especialistas, resultan en ejercicios que marcan pautas para sus técnicas y que abren el camino a muchas nuevas posibilidades y cuestionamientos: ¿qué pasaría si…? Mezclamos materiales, utilizamos otras herramientas, buscamos nuevas formas, nuevos usos, etc. 

Llegamos a una conclusión cuando planteamos diferencias y ejercicios integradores entre la tecnología y la artesanía: que es necesaria la unión de esfuerzos para mejorar los productos, su calidad, y que no sean movidos únicamente por la reducción de costos o la rapidez en la producción.

La exclusividad de las creaciones artesanales contrasta con lo que las producciones en masa representan para los consumidores, así como la posibilidad increíble de personalización de estas piezas. Cada pieza artesanal es única, y ese valor sumado a las pocas piezas que se producen, comparadas con fábricas mecanizadas, resulta en piezas exclusivas que suman a su valor estético. 

En Andares del Arte Popular buscamos potencializar la comercialización mediante el uso de herramientas de diseño, pero también proyectamos que innovaciones y nuevas tecnologías puedan servir para el objetivo, tal es el caso de los hornos libres de humo, que además de mejorar la calidad de los productos, mejoran la calidad y las condiciones del trabajo de los alfareros beneficiados por estos hornos. 

En resumen, no creemos que los aportes tecnológicos o el uso de estas herramientas en el desarrollo de técnicas artesanales sea malo, al contrario, creemos que puede enriquecer mucho al trabajo de los artesanos, siempre y cuando se busque genuinamente mejorar la calidad de vida de ellos y sus productos en primera instancia, y que entonces esto dé como respuesta piezas a mayor velocidad o más económicas, si es también lo que se busca. 

Rostros ferroviario

Los herederos de aquellos hombres que cimentaron las vías del ferrocarril de la histórica línea “E”, que conectaba a la ciudad de Puebla con Oaxaca, y que ahora son la memoria viva de lo que alguna vez fuera el Ferrocarril Mexicano del Sur, son retratados en ésta, la primera de una serie de documentación fotográfica que el Museo del Ferrocarril Mexicano del Sur y el Museo Infantil de Oaxaca realizan a través del lente del fotógrafo oaxaqueño Jalil Olmedo y con el apoyo del Centro Fotográfico Manuel Álvarez Bravo, a extrabajadores de este gremio en nuestro estado. 

Entre garroteros, maquinistas, jefes de estación, supervisores de vía, ayudantes de maquinistas, reparadores de vía, mayordomos de puente, mayordomos de albañiles, motoristas, mecánicos y aseadores de coches, se exponen treinta fotografías que graban el paso del tiempo en aquellos hombres que atestiguaron el fin del medio de transporte más importante del país de mediados del siglo XX. 

Estos rostros pertenecen también a algunos cuantos de los que vivieron con sentimientos encontrados uno de los grandes cambios tecnológicos en la industria de nuestro país: la partida de las locomotoras de vapor que abrieron paso a las de diésel. 

Que sirva esta exposición para la reflexión y homenaje del quehacer ferrocarrilero, para la conservación y difusión de su memoria. Desde el Museo del Ferrocarril de Oaxaca queremos agradecer a cada uno de los que hicieron posible el inicio a esta serie fotográfica: Arcadio Ediberto Mendoza Soto, Eduardo López Aquino, Jaime César Gutiérrez Ibáñez, Eustelio Filemón Caballero, Miguel Ángel Ortega Mata, Abdías Gerardo Paz García, Catarino Joel Ignacio Torres, Pablo Enrique Serafín Cruz Ignacio, Mario Cutberto Vásquez Torres, Hilario Marcial Chavéz Chavéz, Celso Pablo López Ventura, Eduardo Chavéz Torres, Manuel de Jesús Audelo Nolasco, José Humberto Torres Santiago, Conrado Avendaño, Manuel Ramírez Santiago, José Juan Avendaño Flores, Sebastián Caballero Caballero, Pablo García Carrasco, Felipe Ramiro Sosa Carreño, Reymundo García López, Alberto Gonzales Serrato, Filemón Gabriel Martínez, Pedro Rafael Bautista Gonzales, Rutilio Francisco Sarabia Cruz. 

Charros cantores en Cinema Petate

Durante la década de los treintas, Estados Unidos enfrenta aún las consecuencias de la depresión económica. En Europa y Asia, las políticas bélicas y nacionalistas incrementan día a día la amenaza de un conflicto armado a gran escala. En México, Lázaro Cárdenas asume la presidencia en 1934 por medio de elecciones y, tras varios enfrentamientos políticos, logra oponerse al poder de Plutarco Elías Calles, el famoso Jefe Máximo que ejerció el poder durante varios sexenios desde las sombras, gracias a gobiernos marioneta. El país enfrenta una crisis económica y, a pesar de la victoria de Cárdenas sobre Calles, la población arrastra consigo una sensación de inestabilidad social derivada de una revolución que pareciera inacabada. Un conflicto violento, agotador y confuso para la población, que lucha por encontrarle sentido a los eventos acontecidos. Las grandes urbes acrecientan la brecha con la vida del campo. El país se encuentra inmerso en los alocados treintas. Heterogéneo y confuso, los contrastes se manifiestan entre el desarrollo industrial de las grandes urbes, que día a día se vuelven más cosmopolitas, y el campo mexicano que está rezagado y olvidado. 

Es en este contexto de pesadumbre social que, en 1936, Fernando de Fuentes, el famoso director cinematográfico, estrena en salas Allá en el Rancho Grande, interpretada por Tito Guízar y Esther Fernández, convirtiéndose inmediatamente en un éxito de taquilla nacional e internacional, ya que llega a gran cantidad de países hispanohablantes. Contraria a las producciones anteriores de Fuentes, como Vámonos con Pancho Villa, El Compadre Mendoza o El prisionero 13, cuyas complejas tramas son explícitamente críticas al periodo revolucionario y los héroes institucionales, Allá en el Rancho Grande nos presenta una clásica y simple historia de amor enmarcada por un México rural idílico y folclórico. 

El gran Tito Guízar interpreta al caporal José Francisco, y con él nace el símbolo nacional del charro cantor. Un personaje viril que trabaja el campo, apuesto, valiente y gallardo. Un macho que, a pesar de su fortaleza, no dudará en hacer uso del cantar para externar sus verdaderas emociones, ya sea acompañado de una guitarra, un trío o un mariachi. Sin saberlo, Fuentes da nacimiento a la comedia o melodrama ranchero, un género que estructuró la fórmula del éxito taquillero y sentó las bases del cine de oro mexicano. Pero aún más importante: estructuró un universo visual y sonoro, fértil a las necesidades identitarias y culturales de un país en remodelación. 

En el universo creado por Fuentes, enredos amorosos y heroicos suceden en las provincias campiranas y tradicionales de México. Productivas haciendas y hermosos poblados llenos de flores y calles empedradas son el escenario de comunidades romantizadas y simpáticas confusiones. De cantinas donde se resuelven los conflictos y se ahogan las penas, de balcones idóneos para llevar serenata y fiestas donde la música, el baile y el tequila no pueden faltar. Un México en el que el bien triunfa sobre del mal, el amor prevalece, y por un pequeño instante, el espectador puede soñar con un lugar más simple, divertido y lleno de vida. 

Así que, limpia tu sombrero, arregla tu sarape y alista la guitarra, porque durante la siguiente temporada 2020 de Cinema Petate, San Pablo rinde tributo a los melodramas rancheros y a los actores que forjaron el género, proyectando seis icónicas películas. Disfruta la actuación de tres de los actores más reconocidos del cine mexicano: Jorge Negrete, María Félix y Pedro Infante, y rinde con ello un homenaje al cine mexicano de esa época.

Cartas en mixteco para monstruos

Este año tuve el privilegio de colaborar con un proyecto muy lindo, en la BS Casa de la Cacica, de San Pedro y San Pablo Teposcolula: la publicación de Cartas en mixteco para monstruos

La BS Casa de la Cacica se encuentra en un inmueble que, precisamente, fue la casa de una cacique mujer durante el siglo XVI: doña Catalina de Peralta. Con los años, la historia se olvidó, y la gente de Teposcolula se refería a ese edificio en ruinas como “La Casa del Bijarro”, por estar construida con piedra bijarro, muy común en la región. Ya en esta década, la Fundación Alfredo Harp Helú Oaxaca la restauró y la convirtió en una biblioteca especializada en niños y jóvenes. En ese espacio, una mezcla de arquitectura prehispánica y textura natural, se desarrolló el proyecto. 

Como primer movimiento (usando una metáfora musical), la maestra Elodia Bautista impartió un taller para el aprendizaje de mixteco a niñas y niños de entre ocho y once años. Después, para el segundo movimiento, el mismo grupo tomó un taller de escritura de poesía que tuve el gusto de impartir, llamado La lengua de las nubes. En el proceso, las y los niños escribieron poemas que, en el tercer movimiento, fueron traducidos al mixteco en sesiones conjuntas con la maestra Elodia para, al final, publicar un libro con los poemas y sus respectivas traducciones, así como las ilustraciones que los mismos autores realizaron. El proyecto vivió su rondó con la presentación del libro Cartas en mixteco para monstruos, poesía bilingüe escrita por niñas y niños de Teposcolula, durante el mes de diciembre de 2019: el día 6 en la BS Casa de la Cacica y el día 14 en la BS Xochimilco en la ciudad de Oaxaca. En el libro participan Ángel Zambrano López, Giovanni Miguel Palma, Paulina González Hernández, Ximena León López, Karla Paola Hernández Hernández y Aisha Cruz Verde. 

Todos los sábados que llegaba a Teposcolula y subía un pequeño empedrado para encontrarme de frente con la Biblioteca, los niños ya estaban atentos en la puerta esperándome. “Ahí viene” escuchaba entre gritos y risas mientras salían corriendo a mi encuentro. Su gratitud y frescura es inmensa; el primer día, al terminar la sesión, arrancaron a buscar chepiches silvestres entre el pasto que rodea a La Cacica, cortaron algunos y volvieron diciendo: “Mire maestro, se come”, al mismo tiempo que masticaban la hierba. Llegué a mi casa con un ramillete de chepiches del tamaño de un girasol. 

De todas las enseñanzas que adquirí de ellos, quizá las más significativas fueron las que tienen que ver con la poesía. Diseñé el taller haciendo una selección de lecturas y ejercicios, pero pronto me di cuenta de que lo único que estaba logrando era imponerles una forma de hablar y, por tanto, de escribir. Lo que de verdad tenía que hacer era escucharlos, no hacía falta enseñarles nada. Ellos hablan la poesía como su lengua materna. Cambié de método. Nos pusimos a jugar, nos fuimos de excursión, hicimos ejercicio y, al final, les pedí que escribieran lo que les pasara por la mente: qué sintieron, cómo se la pasaron, de qué se acuerdan, qué les gustaría hacer; el resultado fue impresionante.

En una ocasión les pedí: imagínense que están en otro país donde nadie los conoce y les preguntan, ¿cómo es su amigo que tienen al lado? Karla escribió sobre Geovani: 

Es del tamaño de un arbolito 
es muy travieso 
tiene su playera menos oscura 
cuando el cielo está nublado 
tiene su cabello un poco de militar 
siempre le gusta estar con el 
maestro y siempre queda muy sucio. 

Modo injalulu ga intitu lulu 
guisi travieso 
te nevajin in sunu 
ga ndeyu un ga ovigo tenevagi ichi 
go militar te yogui cojín tescuaa 
ge guisi sade gaña tu obide 

Otra vez, fuimos a Tandaa, un cerro donde nace el agua. Los antiguos mixtecos celebraban sus casamientos en ese lugar por considerarlo sagrado, a la vuelta Ximena escribió: 

Yo me acuerdo cuando fuimos a Tandaa 
estuvo muy padre 
la parte que me gustó más 
fue cuando nos mojamos 
la parte más cansada 
fue cuando subimos las escaleras 
venía con nosotros don Pedro 
de regreso 
encontramos una culebra muerta. 

Masa nacasa ganigasa Tandaa 
Te fuisi vi ni go nu niyosa 
gu gani jichisa 
nduted te ni 
cuitasa jani 
jincasa un escalera ni na tio 
quisan jin don Pedro 
te nicajinsa 
in ko’o janijiti. 

Otro día les pedí que llevaran sus juguetes favoritos, Geovanni escribió sobre el carro de Ángel:

El carro de Ángel es de metal 
color rojo 
su cristal es de amarillo 
como una flor 
como un carro 
como una casa. 

Te carro chinani Ángel de metal 
akuá 
su cristal de ku’a 
modo in ita 
ji in carro 
jin in ve’e 

El criterio para la edición del libro fue, salvo correcciones ortográficas, no cambiar nada. Los textos aparecen tal y como los autores los escribieron: la poesía en los niños es natural, la desaprendemos con los años y tratamos, con todas nuestras fuerzas, de volver a ella. 

Quiero agradecer a dos personas sin quienes el proyecto no hubiera sido posible: Noemí Hernández, quien coordinó la logística del proyecto y además es la responsable de la BS Casa de la Cacica, y a Freddy Aguilar, director de la red de Bibliotecas BS e incansable promotor de la poesía. 

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