EXPERIENCIA LECTORA EN LA GRABACIÓN DE LA RADIONOVELA FAHRENHEIT 451

Me encanta leer. Cuando leo, escucho una voz interior que en flashazos me va dibujando lugares, escenas, rostros con diversas expresiones. Toca mi pecho inundándolo de sensaciones, sentimientos; al respirar me llena de olores y sabores. De mi interior van manando sonidos y resonancias que disuelven mi existencia. De pronto ya no estoy en mi habitación; voy viajando como un espectador fantasma que observa todo y a todos en ese universo que van formando las palabras.

Me parece que la lectura o la no lectura tienen que ver un poco con lo agradable que resulta esa voz interna que escuchamos cuando leemos. Leo en voz alta porque quiero que mi voz vaya con otros proponiendo descifrar los misterios de las cosas, mientras ellos encuentran su propia voz. Y, como a menudo resulta cuando regalas algo, terminas siendo el más enriquecido, porque el canto de la propia voz te llena de gozo el alma y continúa formándose con cada lectura adicional.

Cuando Miguel Sifuentes, del programa Seguimos Leyendo, me invitó a participar en el papel de narrador en la grabación de la radionovela Fahrenheit 451, de Ray Bradbury, lo tomé como una oportunidad extraordinaria para regalar mi propuesta y fue muy gratificante compartir la emoción y la alegría con compañeros a quienes les apasiona leer.

Roberto Ortiz Romero

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Desde niño, la lectura ha sido parte fundamental de mi voz. Al leerme, mi padre explicaba con paciencia el tema haciendo ilustraciones y mi madre lo hacía con sus cantos. No solía jugar en la calle ya que tenía vista nublada, lo que me generaba un ánimo introspectivo y convertía mi litera en la cueva de lecto-hibernación. Mi adolescencia lectora fue ambigua, la felicitación del profe más enérgico me impulsó, pero las lecturas obligadas me apagaban el ánimo. La lectura llenó cada día con una voz amorosa y fue un canal por el que mis gritos internos fluían al exterior; así fue como comprendí que debía prestar la voz para acompañar a otros ermitaños.

Lauro Luis Hernández Vera

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Me divertí y aprendí mucho en todas las actividades que debimos realizar: lectura completa del libro, y en cada capítulo, relecturas individuales y de grupo para analizar la voz de los personajes y el tono adecuado para cada momento de la historia; la cuidadosa adaptación mínima necesaria de palabras y textos que requiere la producción en radio; reuniones de ejercicios para mejorar las habilidades lectoras y de práctica para afinar las lecturas antes de llegar a grabar a la cabina. Parecía que con todo esto ya estábamos preparados, pero en los minutos de antesala que hacíamos antes de la grabación, me acordaba del tigre que a menudo se aferra con sus afiladas garras en la parte superior de mi espalda y clava sus fauces en mi garganta evitándome emitir sonido alguno cuando estoy nervioso. Me habría encantado contar con un domador o una masajista, pero a falta de uno y de otra, hacía ejercicios para relajar el cuello, tórax, espalda y músculos faciales, que me permitieran una respiración diafragmática y la emisión de una potencia de voz modulada.

Al llegar a la cabina, el entonces director de Radio CORTV, Carlos Alberto Cruz Díaz, y su equipo de producción, nos recibieron personalmente de manera cálida y profesional, explicándonos el proceso de grabación, ubicándonos estratégicamente en los micrófonos y probando que tuviéramos la posición y distancia correcta con estos. Posteriormente se grababa el capítulo completo, deteniéndonos a regrabar segmentos que queríamos corregir. Al concluir las sesiones siempre me quedaba el deseo de volver a grabar; con el paso de las grabaciones comprendí que a veces la primera puede ser la mejor y que aún con segundas grabaciones quedaría igualmente inconforme.

Roberto Ortiz Romero

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En las lecturas de cada personaje comenzamos a vivir la historia desde dentro. Dejé de ser Lauro y me convertí en Montag, y les pasó lo mismo a los demás compañeros. La calidad interpretativa de cada lector durante la grabación nos sorprendió y registramos algunos momentos con fotografías. Cada equivocación nos hacía crecer y no dejamos de disfrutar cada instante. Escuchar la grabación editada fue muy gratificante y nos obligaba a comprometernos más con lo que estábamos realizando.

Lauro Luis Hernández Vera

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Cuando se terminó la edición del primer capítulo y se presentó al equipo, no pude asistir; debí esperar hasta que se lanzó al aire para escucharlo. Me pareció una larga espera. Mientras tanto, se realizó la presentación a los medios, la cual sentí como un reconocimiento especial del programa Seguimos Leyendo para los lectores que participamos en este proyecto y la confirmación del compromiso y profesionalismo con el que nuestra directora, Socorro Bennetts, asume las diferentes actividades en las que apoyamos.

Al escuchar mi voz por radio me sorprendí gratamente. Mis expectativas fueron rebasadas; entendí el gran trabajo de producción del equipo de CORTV para que nuestras voces alcanzaran la máxima calidad de expresión. Al terminar cada trasmisión, los lectores que participamos, intercambiamos abundantes mensajes por Whatsapp para compartir nuestra alegría, impresiones y felicitaciones.

Roberto Ortiz Romero

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En el momento en que vi aparecer la imagen con la que se promocionó la radionovela en la página de Facebook, la emoción me embargó e inmediatamente la compartí. Trabajo fuera de la ciudad y cuando comentaba sobre la grabación, la gente preguntaba si se escucharía ahí. Las redes sociales fueron un medio importante para la difusión antes y durante la transmisión por radio para quienes viven fuera de la ciudad, en otro estado o fuera del país.

Al concluir las transmisiones de cada capítulo, nuestros conocidos comentaban entusiasmados que la habían escuchado y preguntaban acerca de la radionovela, los personajes, el autor, si habría continuación u otra radionovela más adelante y si podían tener copia de las grabaciones. La grabación de la radionovela en disco, y que la subieran a la página del programa Seguimos Leyendo, permitió que más gente la escuchara.

Lauro Luis Hernández Vera

Para escuchar la radionovela Fahrenheit 451, editada por el Programa Seguimos Leyendo, da click aquí.

LAS TELAS EMPLUMADAS EN EL MUNDO VIRTUAL

El Museo Textil de Oaxaca ha preparado un sitio web para presentar, de forma permanente y ampliada, los contenidos de la exposición titulada Hilar el viento – Los tejidos mexicanos de pluma, presentada en el MTO de septiembre de 2016 a febrero de 2017. Además de contar con los textos que acompañaron a la muestra, el sitio también incluye novedades interesantes en donde destacan imágenes que ayudan a comprender de manera más completa el contexto histórico de los textiles emplumados en México. Ejemplo de ello son un manto de plumas de San Miguel Zinacantepec, Estado de México, conservado en el Museo Nacional del Virreinato, así como un biombo virreinal del siglo XVII, actualmente en la ciudad de Los Ángeles, California.

La singular técnica de elaboración de estos tejidos se puede apreciar a través de esquemas y videos que detallan cada etapa del proceso. Los dibujos aclaran la gran peculiaridad de las técnicas para hilar y torcer plumón con algodón, prácticas que no se realizan en ninguna otra región del mundo. Gracias a los videos, es posible observar la creatividad y el ingenio para obtener hilos emplumados, pues se muestran las distintas herramientas y procedimientos que se han seguido en diversos talleres para lograr estos resultados.

Las piezas que se incluyeron en la exposición (tanto el tejido virreinal como las obras contemporáneas) se presentan de forma dinámica gracias al uso de excelentes fotografías y un buen sistema de acercamiento a las imágenes, lo que permite disfrutar cada detalle. Algunas de las obras se complementan con videos que nos acercan a los telares donde éstas se crearon: telares de cintura y de pedal sobre los que vemos la mirada atenta, la habilidad y la concentración de quienes crearon estas obras de arte.

El sitio termina con un listado de referencias bibliográficas, donde se incluye un apartado con enlaces para consultar algunos documentos vía electrónica.

UNA BRECHA AL INTERIOR: BIBLIOTECA MÓVIL EN LA SIERRA NORTE DE OAXACA

El aire puro de la montaña refresca de tal manera el ánimo y las ideas que no es sencillo impedir que la imaginación eche a volar. El tiempo que se pasa recorriendo caminos y veredas, donde muchas veces lo único que ves es el bosque, donde el camino nunca es recto o donde de repente el horizonte se abre de tal manera que puedes ver hasta muy lejos, ayuda a poner todo en perspectiva.

Definitivamente, formar parte del equipo de promotores de lectura de las Bibliotecas Móviles de la Sierra Norte y la Mixteca es una actividad que te demanda el cien por ciento; que te hace estar lejos de casa por varios días, que implica algunas (o muchas) incomodidades. Pero las conmovedoras recepciones de todas esas niñas y niños cuando ven llegar la biblioteca siempre ponen a vibrar el corazón. Los rostros de aquellos que se cruzan por el camino, de quienes nos abren sus hogares para recibirnos como viejos conocidos, el privilegio de recibir mucho de los que tienen poco, nos deja sin palabras. En verdad es una posición de privilegio, una gran responsabilidad, pero sobre todo una excepcional, mágica y única oportunidad para mostrarles a todos aquellos que llegan a participar con las actividades de la BM y, por supuesto, a nosotros mismos, que el mundo es mucho más vasto de lo que normalmente pensamos. Las historias en los libros, las palabras escritas en ellos, vienen de muy lejos; nos hablan de muchas cosas que no sabemos; expresan el sentir y el ser de aquellos autores que pudieron plasmarlas, por lo que son una ventana a otros tiempos, otros lugares, otros universos. Sobre todo, el libro es un pretexto para conocernos unos a otros y tiene tal magia que hace desaparecer todas las barreras que en muchas otras ocasiones nos obligan a dejar pasar. No importa si hemos visitado la comunidad varias veces o si es la primera vez que nos vemos. No importa nuestra edad, cómo venimos vestidos ni nada de eso. Cuando nos sentamos a leer y compartir somos auténticos y libres, y entonces lo que se comparte es hermoso y claro que vale la pena.

El proyecto de las Bibliotecas Móviles “Ando leyendo, leyendo ando” tiene muchos años visitando la Sierra Norte, acercando lo más posible los libros a los pobladores de esta región del estado. Mediante actividades lúdicas y creativas intentamos despertar la curiosidad de chicos y grandes. Aprovechamos al máximo los materiales y equipo con los que cuenta. El programa ha sorprendido incontables veces a quienes se acercan a participar con proyecciones de cine de calidad. El sistema de elaboración de credenciales permite a los usuarios contar con el servicio de préstamo a domicilio, y qué mejor manera de compartir libros y alimentar la curiosidad de los lectores. Muchas han sido las comunidades visitadas por las Bibliotecas Móviles: en un año impacta en esta zona a más de 10,000 personas. Y el trabajo está orientado a que esta hermosa labor crezca mucho más.

Hay muchas personas involucradas en hacer posible que las Bibliotecas Móviles sigan recorriendo caminos. Esperamos que sepan y estén conscientes de que su esfuerzo se traduce en mucha alegría y asombro, en sed de conocimiento e incontables horas de aprendizaje, diversión y una muy sana y positiva convivencia, experiencias que en verdad vale la pena mantener e incrementar. Son un granito de arena en la balanza correcta. En definitiva, una acción concreta que, por qué no, en verdad ayuda a mejorar el mundo en que vivimos.

Nuestro agradecimiento a todas ellas, a las autoridades, maestros y pobladores de todas y cada una de las comunidades que nos reciben con brazos abiertos, pero sobre todo gracias a cada uno de esos pequeños y grandes lectores que con su respuesta nos motivan siempre a regresar lo más pronto posible. Así, entre montañas y libros andamos cada día con un público diferente, cambiando de escenario y mudándonos de piso, convencidos, tocando puertas que sabemos llegan al interior, contando historias, escribiendo nuestra propia historia donde suceden cosas inimaginables, casi imposibles, como leer en voz alta con la banda filarmónica de fondo en San Bartolomé Zoogocho, donde la cotidianeidad de otros para nosotros es novedad y aprendemos cosas que no se enseñan en ningún lado; las letras nos permiten vivir la riqueza cultural de muchas comunidades del estado y por eso estamos convencidos que la difusión de este proyecto nos puede llevar muy lejos, como vínculo valioso entre las comunidades y la FAHHO, pero sobre todo, como la brecha que va de los libros al infinito, y del infinito al interior.

LUIS DE LEÓN ROMANO

Con este texto comenzamos un recuento de los nombres con los que llamamos a los diferentes espacios que constituyen el Centro Cultural San Pablo. Como se imaginarán, es un lugar que rebosa de historia.

El aula Luis de León Romano se encuentra arriba del recién inaugurado patio lateral, justamente arriba de la Fonoteca Juan León Mariscal, y es el aula más grande de la Biblioteca de Investigación Juan de Córdova.

La historia de este personaje empieza durante su triunfante ingreso en la ciudad de Roma, en 1536, cuando el emperador Carlos V conoció al caballero italiano Luigi di Leone, un hombre “de linaje de los patricios y de lo más noble que aquella antiquísima ciudad estima”. Conociendo sus cualidades y su prudencia, el emperador mismo le recomendó viajar a las nuevas tierras descubiertas al otro lado del océano “sirviendo a su Majestad en administraciones de justicia”.

En 1538, un año después de su llegada a la Ciudad de México, fue encargado de organizar las majestuosas fiestas con que se celebraron la paz alcanzada entre Francia y España y, además, la reconciliación entre el virrey Antonio de Mendoza y Hernán Cortés. Los extravagantes festejos y lujosos banquetes “como solian hazer en Rroma quando entravan trunfando los consoles y capitanes q[ue] abian bençido batallas” fueron descritos en detalle por Bernal Díaz del Castillo, Motolinía y Bartolomé de las Casas. Incluían una muy comentada representación teatral de la conquista de Rodas, una batalla que nunca ocurrió pero que representaba el anhelo del mundo cristiano de reposesionarse de la isla después de haberla perdido a los turcos en 1522.

Posteriormente, el virrey le encargó la administración y justicia en varias ciudades de la Nueva España: Valladolid de Michoacán (hoy Morelia), Veracruz, Puebla y Oaxaca. En 1541 fundó la ciudad de Morelia, donde fungió de corregidor hasta 1544. En 1550, siendo alcalde mayor de Oaxaca, mandó desaguar dos grandes pantanos para crear nuevas tierras. El mismo virrey escribió: “Yo encomendé a Luis de León que viese dónde se podrían dar algunas tierras para que se siembren, y hay unos carrizales en el valle de Etla y en el de Cuilapan, que se pueden muy bien desaguar: estos no han sido labrados de indios. Háse comenzado a hacer una sangradera para ello; allí podrá haber, no solo para los españoles, más para indios, muy buen pedazo de tierra para sembrar trigo”. Realizó mejoras urbanas en Oaxaca y en Villa Alta. En 1552 fue nombrado Proveedor de México, para resolver los problemas de abasto de la ciudad, puesto difícil que ocupó un año. En cartas a la corte defendía la idea de un gobierno separado para y por la población indígena de México (“las dos repúblicas”). Posteriormente, siendo corregidor de Puebla (1554- 1557), remodeló la plaza principal de aquella ciudad.

De regresó en Oaxaca, decidió fundar y financiar un colegio de estudios para perpetuar su memoria. “Mando por su testamento, que se hiziese este colegio en la ciudad de los Angeles, donde auia mas comodidad para este edificio […]. Quiso q[ue] el colegio se llamasse de S[an] Luys, y que fuesse patron en el cielo este santo rey de Francia, y en la tierra el rey de Castilla”. Sin embargo, “en estos santos pensamientos le cogio la muerte” el día 4 de junio de 1557. Fue sepultado en la iglesia de San Pablo de Oaxaca.

El mismo virrey Luis de Velasco fue su albacea. A lo largo de la época colonial, el colegio de San Luis Rey de Francia fue la institución educativa más importante de Puebla.

ACERVO Y DONACIONES PARA EL MUFI

Desde un comienzo, el Museo de Filatelia de Oaxaca ha enriquecido su acervo gracias a las donaciones que realizan nuestros amigos y visitantes. Año con año, el número de estampillas postales que resguardamos crece considerablemente y son precisamente las donaciones las que dan vida a nuestras exposiciones temporales y permanentes, a la realización de catálogos, a las actividades realizadas en el club infantil. Estas mismas donaciones mantienen con vida el corazón del MUFI: la bóveda filatélica, un lugar especializado en la exhibición de una parte del acervo. Aproximadamente más de 30 000 piezas se resguardan en sus gabinetes, con timbres de todas partes y colecciones temáticas galardonadas con premios nacionales e internacionales.

Recibir una donación implica una gran responsabilidad porque tenemos la certeza de que quien lo hace está depositando toda su confianza en nosotros. En 2016 recibimos más de una docena de donaciones que hoy ya forman parte del acervo del MUFI. Colecciones de Cuba, España, Líbano, Inglaterra, Francia, Estados Unidos y México son de las más completas. En los últimos meses hemos agregado países como Jamaica, Tailandia, Bután y Nueva Zelanda.

El trabajo realizado conlleva horas de dedicación y paciencia, pues una de las tareas más complicadas a la que nos enfrentamos es poder clasificar una estampilla, todos sabemos que en el mundo existen millones de timbres, lo que muchos ignoramos es que cada uno se distingue por una singularidad propia, en una veintena de timbres “iguales” podemos encontrar diferentes variaciones ya sea de color, papel, tamaño de placa o perforaciones distintas.

Cada singularidad que presente el timbre será lo que determine su valor monetario. Esta tarea se realiza a diario, pieza por pieza. Al día de hoy nos llena de orgullo decir que son ya más de 400 000 las piezas filatélicas clasificadas que conserva el acervo. Y nuestra meta es seguir creciendo.

A todos aquellos que se acercan a nuestro espacio y nos extienden sus timbres les decimos: ¡Gracias! Tengan la certeza de que seguiremos trabajando con exposiciones y contenidos de gran calidad, siempre buscando llegar a un número mayor de visitantes para enaltecer la filatelia mexicana.

ALMAS BORDADAS: VESTIDO Y ORNAMENTO EN EL ISTMO DE TEHUANTEPEC

En el Istmo de Tehuantepec, región del estado de Oaxaca ubicada en el sureste mexicano, las mujeres tienen una presencia significativa debido principalmente a la elegancia y orgullo con que llevan su vestido, el cual es uno de los “trajes” más vistosos y atractivos de México. La imagen de estas mujeres vestidas con su traje ha sido plasmada reiteradamente por artistas plásticos y cineastas, tanto nacionales como extranjeros. La tehuana o istmeña, nombre que se le da a las mujeres de esta región, no se sujeta a ningún parámetro de la moda occidental. Es ella quien crea su propia “moda” con un código de color en donde, entre el huipil (blusa) y la enagua (falda), predomina el contraste entre colores vivos, no habiendo reparo alguno en contrastar morado con verde, o bien, usar telas estampadas con flores junto con telas de estampado cuadrado o rayado. Desde luego, para las fiestas: telas lujosas con mucho adorno y con mucho brillo, “más es mejor” dicen ellas. Sólo para el duelo o la iglesia son discretas, usan colores y telas obscuras. Dentro de su código de vestimenta, saben perfectamente qué usar y qué no usar para cada ocasión.

Para la istmeña, el vestido es su forma de ser, de vivir y convivir. Es la imagen que ella construye para sí misma y que quiere proyectar para los demás. Razón por la que gran parte de las ganancias de sus actividades comerciales (que son a las que más se dedican) las destina para comprar alhajas, que además de ser ahorro, son para ella prestigio social. La mayor inversión, sin embargo, se va a la compra de las telas finas por las que sienten fascinación, así como a los hilos y el pago a las bordadoras y bordadores que son quienes hacen realidad el vestido que ella ha conceptualizado. El vestido de la istmeña, o traje de tehuana, ha sufrido innumerables transformaciones dado el carácter abierto, curioso y emprendedor que tienen estas mujeres que han asimilado las nuevas telas y materiales que llegan de fuera, pero siempre adaptándolas a sus concepciones vestimentarias, lo que ha hecho que las mujeres de estos pueblos indígenas sean de las pocas que aún usan su vestido regional no sólo para fiestas o para actos públicos y políticos, sino en su vida comunitaria diaria.

En la actualidad, existen diferentes modalidades para el uso del vestido debido al alto costo de las telas y materiales. Esta diversificación ha sido uno de los elementos que ha fortalecido y conservado la indumentaria local, pues permite que las mujeres que no puedan comprar un traje bordado a mano o a máquina (que son de alto costo), puedan adquirir uno pintado, ornamentado con listones o con adornos aplicados sobre alguna tela brillosa, o bien, elaborados a partir de alguna tela brillosa que ya se venden en los mercados del Istmo.

La vida de la istmeña transcurre en su casa, en el mercado —que es su espacio por excelencia al que va a vender, a ver a las amigas y a dejarse ver, a comprar y a enterarse de las buenas nuevas de la comunidad— pero también está presente en las fiestas, funerales, bodas y bautizos. En todos estos espacios está siempre vestida con “su” huipil y con “su” enagua, ya que estos, además de cubrirle el cuerpo, la significan haciéndola muy visible, puesto que ella ha hecho de su “traje” el garante identitario de la historia, pero sobre todo, de la cultura de estos pueblos.

ENTREGA DONATIVOS 2017

El 10 de marzo la directora de Apoyo al Desarrollo de Archivos y Bibliotecas de México (Adabi), la doctora Stella María González Cicero, hizo entrega de los donativos que cada año otorga la asociación a aquellas organizaciones civiles y estatales que han cumplido con los requisitos para ser acreedoras al apoyo.

En una breve pero emotiva ceremonia, la doctora González hizo un breve recuento de la importancia que tiene este apoyo para las instituciones beneficiadas, pues les permite tomar impulso para iniciar o continuar sus labores de rescate y ordenación, principalmente. También habló de la flexibilidad que tiene Adabi para conceder los apoyos no importando el soporte o tema de los documentos, siempre y cuando cumplan con los parámetros de patrimonio documental histórico en estado de vulnerabilidad, ya que se han apoyado desde archivos de instituciones nacionales, hasta el rescate de partituras en archivos olvidados o poco conocidos.

Por parte del Museo Iconográfico del Quijote, acudió a recibir el donativo, desde la ciudad de Guanajuato, la licenciada Ángela Piedad González. Dicha institución presentó el proyecto “Rescate, organización descripción y conservación del archivo histórico del Museo Iconográfico del Quijote”.

De igual manera, la Fundación María y Héctor García, asentada en la Ciudad de México, recibió el apoyo para el “Resguardo y conservación de los negativos de la colección fotográfica”; mientras que la Biblioteca Nacional de México obtuvo el apoyo para el proyecto “Catálogo colectivo del patrimonio bibliográfico mexicano”, que le fue entregado a la coordinadora de dicha institución, Silvia Salgado Ruelas.

La asociación civil Resurge México, a través del licenciado Carlos Caire Gamboa, recibió el apoyo para desarrollar el proyecto “Inventario de Partituras escritas por compositores mexicanos para arpa de concierto, siglos XIX y XX”; mientras que el Centro Nacional de la Imagen se hizo acreedor al apoyo para la “Catalogación, digitalización y preservación del Fondo del Consejo Mexicano de Fotografía”, a través de su directora Itala Schmelz Herner.

El maestro Enrique Martín Briceño, director general de la Escuela Superior de Artes de Yucatán, viajó desde Mérida para recibir el donativo para el proyecto “Plan de conservación preventiva para el acervo de la Fonoteca de Yucatán, Adda Navarrete, del Centro Regional de Investigación, Documentación y Difusión Musicales Gerónimo Baqueiro”.

Cada uno de los acreedores agradeció personalmente a la directora de Adabi de México el apoyo otorgado, ya que con ello impulsan de manera definitiva proyectos que de otra no tendrían un inicio o continuidad en cada una de las instituciones apoyadas.

La ceremonia concluyó con unas palabras de felicitación por parte de la doctora González y de la subdirectora de Adabi, Amanda Rosales, a los representantes de cada una de las instituciones beneficiadas.

CINCO AÑOS CUSTODIANDO SAN PABLO

En el corazón de la ciudad de Oaxaca, entre edificaciones de distintos estilos arquitectónicos y diferentes épocas, se encuentra el Centro Cultural San Pablo. El primer convento de nuestra ciudad, por mucho tiempo olvidado, que gracias a Alfredo Harp Helú y a la Dra. María Isabel Grañén vemos resucitado de entre las cenizas y viviendo su época de máximo esplendor. Aquí mismo, en el Centro Cultural San Pablo, funge como un primer vinculo, un primer enlace, nuestra loable labor de custodios y guías que traducen las anécdotas, historias y murmullos que resguarda este increíble espacio.

Desde su nacimiento, San Pablo nos ha dejado significativas y variadas experiencias, tanto en lo laboral como en lo personal. Nuestro trabajo se ha vuelto parte de nuestra vida, puesto que el espacio se convirtió en nuestra segunda casa al permitirnos potenciar destrezas y darnos la oportunidad de vislumbrar con mayor claridad la evolución de nuestra sociedad y la importancia de su riqueza cultural. Poder ser testigos de uno de los motores principales de apoyo a la preservación de la herencia histórica y artesanal en Oaxaca ha enriquecido nuestro espíritu y alimentado nuestra responsabilidad de hacer visible el legado que la Fundación Alfredo Harp Helú nos ha regalado.

Ser custodio no se trata solamente de cuidar un espacio, sino de otorgarle vida a cada detalle mediante una relación de vínculo constante reforzando el valor de lo que somos, en un intento por revivir el orgullo indígena que fascinó a los frailes dominicos y permitió la reconstrucción del monasterio que hoy en día nos abre sus puertas. Somos el primer enlace entre aquellos que nos visitan y los tesoros que ofrece el espacio, relacionándonos con el contenido de todas las exhibiciones y dejándonos envolver por ellas para ser capaces de expresar el sentido de cada una y motivar la sensibilidad de acuerdo a las características de cada persona, ya que que recibimos público de distintas edades, nacionalidades y profesiones.

Algunas personas encuentran el Centro Cultural de forma inesperada, sorprendidos por no haberlo conocido antes, y nos permiten acompañarlos en su recorrido preguntando sobre cada detalle arquitectónico que los deleita y cada pieza exhibida que despierta su curiosidad. También recibimos visitantes que se aventuran a descubrirlo por sí mismos y se detienen a tomar fotografías, y otros que saludamos con mucho agrado a diario y suben directo al corazón de nuestro espacio.

Actualmente, nuestro equipo está conformado por siete personas con aptitudes que se ajustan de forma singular a las necesidades que nos competen y nutren la experiencia del recorrido con estilos personales y formas distintas de relatar en las que se enfatizan las áreas de especialización de cada uno. Intentamos nutrir a las personas con el pasado y el presente, buscando que su paseo por el espacio sobrepase el plano contemplativo para fomentar un verdadero aprecio que permita que quienes nos escuchan logren sentirse orgullosos de su patrimonio, como nosotros nos sentimos orgullosos por estar aquí.

CONCIERTO DE GALA EN JALATLACO

El viernes 10 de febrero, el IOHIO ofreció un concierto de gala en el templo de San Matías Jalatlaco con el motivo de reconocer a las personas e instituciones que apoyaron al proyecto de la restauración del órgano histórico en 2016. Los participantes fueron los organistas Tonatiuh González, Ricardo Rodys, Joel Vásquez y Cecilia Winter; el guitarrista Alberto Revilla; el bajo cantante Felipe Espinosa y el percusionista Valentín Hernández. Cientos de personas asistieron al evento y pudieron apreciar la actividad de los músicos en el coro a través de la proyección del concierto en dos pantallas.

Don Alfredo Harp y la Dra. María Isabel Grañén fueron los invitados de honor; estuvieron también presentes el antropólogo Omar Vázquez Herrera, delegado del Centro INAH Oaxaca, e Ignacio Toscano, subdirector de la Secretaría de las Culturas y Artes de Oaxaca. Antes del concierto subieron al coro para admirar el hermoso órgano y escuchar una explicación sobre el proceso de la restauración de la caja por Eric González Castellanos y del órgano mecánico sonoro por David Antonio Reyes en representación del Taller Gerhard Grenzing.

Posteriormente se develó una placa de reconocimiento que muestra la imagen del órgano y la siguiente inscripción:

El órgano tubular del templo de San Matías Jalatlaco fue construido en el año de 1866 por el maestro organero oaxaqueño Pedro Nibra. Cuenta con siete registros de sonido, 392 tubos y un teclado de 56 notas; mide 4.46 m de alto y 2.00 m de ancho. Está profusamente decorada de estilo neoclásico y la caja fue pintada de color azul en el año 1880. El órgano fue restaurado en 2015 y 2016 gracias al particular interés del Sr. Alfredo Harp Helú en los órganos históricos mexicanos y al financiamiento de la Fundación Alfredo Harp Helú Oaxaca A.C. Se contó además con el apoyo del Comité Pro-Órgano del Barrio de Jalatlaco, del Pbro. Francisco Reyes Ochoa, párroco de San Matías y Vicario General del Arzobispado de Antequera Oaxaca, y de los Amigos del Instituto de Órganos Históricos de Oaxaca A.C. (IOHIO). El proyecto fue gestionado y organizado por el IOHIO y la restauración fue llevada a cabo por el Taller de Organería Gerhard Grenzing (España) y la empresa Usanza (Oaxaca). El órgano ya restaurado fue bendecido en una misa celebrada el 16 de julio de 2016 para conmemorar el 150 aniversario de la terminación de su construcción. Oaxaca de Juárez, Oaxaca, febrero de 2017.

Este órgano es el único dentro del grupo de instrumentos oaxaqueños restaurados que fue construido en el siglo XIX; todos los demás son del siglo XVIII. Cuenta con características típicas de la época: un teclado más largo (56 en lugar de 45 notas) y un temperamento casi igual en lugar de mesotónico, lo que ofrece la posibilidad de tocar en todas las tonalidades (en los órganos del siglo XVIII hay que evitar algunas tonalidades porque suenan desafinadas). De hecho, en este concierto se pudo presentar por primer vez en un órgano oaxaqueño una pieza en la tonalidad de la bemol mayor (el aria Gia il Sole de Gange de Alessandro Scarlatti), imposible en los otros órganos (por ejemplo, el de Tlacochahuaya de ca.1730). Este programa abarcó música de los siglo XVI-XX, incluyendo música antigua clásica, el Fandango de Boccherini (órgano y guitarra) y un arreglo de El Bolero de Ravel (órgano y tarola). Culminó con la famosa Toccata y fuga en re menor de J.S. Bach, tocado por el organista oaxaqueño Tonatiuh González con la ayuda de Cecilia Winter; agregó las notas correspondientes al pedal, ya que los órganos oaxaqueños son del estilo español y no cuentan con pedales como los instrumentos alemanes.

Después del concierto y de la calurosa recepción del público se realizó la convivencia en el atrio del templo, organizada por el barrio de Jalatlaco para agradecer el apoyo de la familia Harp. La fiesta fue amenizada por una banda local que tocó otro tipo de música de lo que se escuchó en el concierto, además de mezcal, tamales y bailes típicos con las chinas oaxaqueñas del barrio en los que participó don Alfredo. Este concierto sirvió como ejemplo de cómo el IOHIO ha podido resaltar las cualidades sonoras del órgano con un repertorio bien seleccionado, y para celebrar la entusiasta participación de la comunidad.

TALLERES PARA TODOS

Uno de los objetivos de la Fundación Alfredo Harp Helú y del Centro Cultural San Pablo es preservar el patrimonio cultural, ya que es el legado del pasado de nuestro estado. Mantenerlo no es tarea fácil, sin embargo, se realiza una infinidad de acciones para transmitirlo y fomentarlo a las nuevas generaciones presentes y futuras. En palabras de Alfredo Harp, las acciones en busca del bien de la gente son “semillas” que germinan ahora pero crecen para el bienestar de futuras generaciones. Sus diversos programas en los campos de la educación, la cultura y el deporte se agrupan desde el año 2000 en tres fundaciones que tienen en común el amor por México y su gente.

El Centro Cultural San Pablo planifica talleres con la finalidad de ofrecer máximas alternativas posibles en diferentes ámbitos del saber. Nos parecen el complemento perfecto para el desarrollo de los niños y jóvenes, ya que les brinda la posibilidad de familiarizarse con el entorno cultural de Oaxaca, hacer amigos, mejorar sus aptitudes comunicativas, sus capacidades, entre muchos otros beneficios. En nuestros talleres los niños y jóvenes aprenden, juegan, ven proyecciones, trabajan en equipo y, ante todo, aprenden sobre nuestra cultura e historia.

En últimas fechas hemos programado ocho talleres en diferentes rubros. Cabe destacar el taller para niños “Conociendo el patrimonio de mi ciudad”, en el cual niños y niñas tuvieron la oportunidad de fortalecer su vínculo con el patrimonio histórico de Oaxaca por medio de actividades lúdicas e interpretativas para reconocer la importancia de preservar nuestra cultura. También se realizó el taller “La otra vida de los objetos”, que tuvo como objetivo que los niños realizaran ilustraciones con diversos objetos reciclados, dándoles diferentes formas para descubrir las diversas maneras de trasformar con la imaginación y, así, fomentar el reciclaje, su importancia y la cultura de la ecología desde temprana edad.

Para el mes de abril tenemos programado el taller “Crónicas caligráficas”, que tiene como objetivo dotar a los participantes de las habilidades y los conocimientos necesarios para hacer una práctica correcta de la caligrafía y sus formas, además de promover la mejora constante y la búsqueda de nuevas técnicas de representaciones escritas.

Finalmente, el Centro Cultural San Pablo, considerado como un punto de proyectos de cooperación para la cultura y las artes en Oaxaca, prevé dentro del plan de trabajo que en los próximos meses se programen de dos a cuatro talleres mensualmente para promover acciones formativas, culturales y artísticas con el único fin de impulsar el bien común dentro de la sociedad.

CINEMA PETATE: UN CICLO DE CINE PARA TODOS

El Centro Cultural San Pablo es un espacio versátil con posibilidades infinitas, capaz de presentar y difundir distintas manifestaciones artísticas. Con el objetivo de acercar al público a los clásicos del cine —películas que se han vuelto parte de la cultura y han quedado inmortalizadas en el tiempo—, el atrio del Centro Cultural San Pablo, desde el mes de febrero, se volvió el marco perfecto para presentar su ciclo de cine: Cinema Petate. Los petates de palma, propios del arte popular oaxaqueño, sirven como la butaca ideal para disfrutar de las películas y, al mismo tiempo, darle un toque oaxaqueño y tradicional a la función.

Así, cada noche de Cinema Petate el público se reúne en punto de las 19:00 h en el atrio del Centro Cultural San Pablo para recostarse sobre un petate y disfrutar bajo la luna y las estrellas de distintos y afamados títulos del séptimo arte como Cinema Paradiso, Breakfast at Tiffany’s, Casa Blanca, entre otros.

Durante el mes de abril Cinema Petate dedicó sus proyecciones al público infantil, presentando títulos clásicos del género infantil como Mary Poppins y El mago de Oz.

Las distintas proyecciones que hasta ahora lleva Cinema Petate han logrado generar un ambiente familiar sano y de convivencia con los que el disfrute y la valoración del séptimo arte son los protagonistas de la velada.

CASA VIVIANA, CERERÍA TRADICIONAL

La “Tierra de dioses” guarda, entre el textil, las grecas y hermosos paisajes, un taller familiar que abastece a Teotitlán del Valle del ingrediente más atractivo en la ceremonia tradicional llamada la pedida de mano: “Es un ritual zapoteco, donde la familia del novio va a casa de la familia de la novia para pedir permiso de casarse con ella. En esta ceremonia, la familia del novio debe llevar fruta, flores, pan y velas de concha”, comenta José Hernández, originario de esta comunidad rica en tradiciones y costumbres y el representante de Casa Viviana, en donde se elaboran velas de cera y parafina policromada, modelada y escamada.

La celebración de las festividades religiosas, populares y de unión familiar son parte importante de los pueblos; con ellas se crea cohesión e identidad. José ha invitado a que los jóvenes aprendan a elaborar este trabajo y asegura: “Somos casi ocho familias las que hacemos este trabajo en el pueblo. La base de nuestro trabajo es la tradición de pedir a la novia, la mayordomía y también para decorar la iglesia”.

En la ciudad de Oaxaca se le conoce como cera escamada. En Teotitlán del Valle se les denomina velas de concha. Don José recuerda que su abuela contaba que las velas llevaban cera en forma de conchas, por ello el nombre. Después se introdujeron moldes de madera —que hasta hoy se siguen usando— para hacer más figuras.

La vela es un elemento efímero que se consume con el fuego, pero que hace que prevalezca la tradición. Toma más de una semana elaborar una vela tradicional que mide más de un metro de largo y se dice que entre más elaboradas, más representativas del amor del novio a la novia. Para José, el sentimiento es general: “Si por alguna razón no cuadran las combinaciones o el sentimiento con el trabajo, entonces no queda bien y se debe deshacer porque tiene que quedar bien, para que la gente lo sienta”. José siempre está buscando retos en su trabajo para crear piezas diferentes. En el año 2012 formó parte de los proyectos de colaboración del Centro de Diseño de Oaxaca entre diseñadores y artesanos oaxaqueños. En aquella experiencia José asumió el reto de crear una nueva paleta de colores para la cera, nuevos tamaños y formas para las velas.

“Somos un equipo de artesanos que tratamos de renovar, de sembrar la semilla de innovación entre nosotros para que sigamos haciendo cosas diferentes en nuestro taller. El sueño es que nos vaya bien a todos y por eso buscamos cómo comercializar las piezas que se elaboraron para una exposición”. Concluye, invitando a los interesados a visitar su taller, donde se podrá apreciar el proceso de elaboración de uno de los artículos de mayor importancia para el pueblo mexicano, que simboliza luz, guía y esperanza.

CONCURSO PARA JÓVENES ARTESANOS DE OAXACA

Es un placer por parte del Museo Estatal de Arte Popular Oaxaca agradecer la colaboración que gustosamente ha hecho la Fundación Alfredo Harp Helú Oaxaca. Reconozco su gran sensibilidad para con el acervo de arte popular de Oaxaca y sobre todo del arte popular actual que es pujante en el estado. Es necesario continuar impulsando a los artesanos, aún después de los 55 000 talleres registrados, faltan muchos más por registrar. Los apoyos por parte de la FAHHO y Friends of Oaxacan Folk Art se unen para destacar la gran importancia que tiene el arte joven en la entidad. Los acuerdos con estas instituciones culturales alcanzados en 2016 hicieron factible la promoción, difusión y conservación del arte genuino de Oaxaca.

En esta ocasión, derivado del concurso Jóvenes Artesanos de Oaxaca, convocado por el Museo Estatal de Arte Popular y Oaxaca Friends of Oaxacan Folk Art, obtuvieron el reconocimiento 60 jóvenes de Oaxaca, entre ellos los seis ganadores. El jurado estuvo integrado por conocedores de la materia como la antropóloga Marta Turok, la investigadora Chloe Sayer de Inglaterra, y de Oaxaca los maestros Mariano Pineda Matus y Cecilio Sánchez Franco. El trabajo de estos jóvenes ilustra el catálogo alusivo a dicho concurso e integra la exposición de los trabajos presentados. La curaduría de la exposición es responsabilidad mía y del equipo de trabajo del museo. Ahora se podrá disfrutar en las hermosas instalaciones del Centro Cultural San Pablo. Además de participar en este concurso, los jóvenes podrán reforzar su identidad cultural con un curso de Historia del Arte impartido en el Centro Cultural San Pablo de la Fundación Alfredo Harp Helú Oaxaca y visitarán otras instituciones culturales como el Museo de Arte Contemporáneo de Oaxaca, el Museo Rufino Tamayo, los sitios arqueológicos de Monte Albán y Mitla, el Museo de los Pintores Oaxaqueños, Museo Erasto León Zurita y Museo Estatal de Arte Popular Oaxaca. El curso propiciará el enriquecimiento de la formación de estos nuevos artistas oaxaqueños.

TELAR DE SAN PEDRO SOCHIAPAN

PALABRAS QUE TEJEN

En el año de 1936 no había mujer o niña en San Pedro Sochiapan (Sochiapam) que no portara un huipil de forma cotidiana. Todos los huipiles se tejían en telar de cintura y se producían localmente. Los hilos de algodón blanco fueron hilados a mano con malacate y la materia prima se cultivó en la zona. Algunos de estos hilos fueron teñidos de color amarillo o en diferentes tonos de morado con plantas locales, pero las tejedoras también incorporaron hilos comerciales de diferentes tipos para formar las franjas rojas tan representativas en dos de sus tres tipos de huipil (el huipil de tres sedas y el huipil de siete sedas), así como para dar un efecto multicolor en los motivos brocados.

Hoy en día, después de unas tres generaciones, sólo una mujer usa huipil de forma cotidiana. Únicamente durante eventos especiales, unas cuantas mujeres y niñas usan el huipil, pero la práctica de cultivar, varear, hilar y teñir el algodón se ha perdido por completo. Esta decadencia en el uso del traje local ha ocasionado una pérdida muy significativa en la habilidad de tejer y brocar lienzos. Curiosamente, al contrario de lo que ocurre en torno al uso del telar, la lengua chinanteca sigue relativamente fuerte y es hablada y escrita en la comunidad, aunque muchos de los términos asociados a los procesos textiles están a punto de desaparecer.

En años recientes ha habido varios intentos locales de reanimar el conocimiento y la práctica del tejido. Uno de ellos fue la formación del grupo Ha-Lí, fundado en 2015 por iniciativa de la maestra Isabel Arenas Aparicio y que se conforma por doce tejedoras y bordadoras de todas las edades. Ellas fueron asesoradas por la señora Juana María Hernández, quien tiene 104 años de edad y es la única mujer en la comunidad que todavía porta un huipil de forma cotidiana. En gran parte gracias a ella, este grupo ha podido rescatar muchos de los términos en chinanteco, no sólo del telar, sino también de aquéllos relacionados a procesos con tintes naturales y motivos tradicionales, entre otros conocimientos. En una reciente colaboración con este grupo, el MTO pudo documentar un vocabulario extenso de términos asociados al telar, en el chinanteco de Sochiapan, como aquí se muestra.

Para conocer más sobre la riqueza histórica del tejido de Sochiapan y otros pueblos chinantecos, se puede visitar la exposición Viajes por la Chinantla, 1936: fotografías de Bernard Bevan e Irmgard W. Johnson, donde se muestran textiles de esta región de la Chinantla provenientes del acervo del MTO junto con fotografías procedentes del acervo Irmgard Weitlaner Johnson que se pueden consultar en la Biblioteca de Investigación Juan de Córdova.

RESCATE ARQUEOLÓGICO EN LA CIUDAD DE OAXACA

Durante el mes de diciembre de 2016 iniciamos —como parte del equipo de arqueología del Centro INAH Oaxaca— las exploraciones de rescate en el patio del inmueble ubicado en la Avenida Independencia 1003, en el centro de la ciudad de Oaxaca. La excavación, realizada en coordinación con los arquitectos encargados de la restauración del edificio, se enfocó en el patio donde se pretendía construir una cisterna.

Se inició la excavación con un pozo de 1.5 x 1.5 m en la esquina suroeste del patio, el cual resultó ser la porción más complicada de la excavación, ya que apareció un pozo de la época colonial, o posiblemente de las primeras décadas del México independiente, de aproximadamente 1.40 m de diámetro y que abarcaba casi desde la superficie hasta 5.40 m más abajo, pasando por todos los depósitos coloniales y capas de arena hasta llegar a la capa de arena y grava desprovisto de materiales culturales.

Entre los materiales recuperados se encontró el cuerpo de una figurilla de pasta café arenosa con engobe blanco y restos de pintura roja, reconocible como del Preclásico Inferior. Inicialmente se pensó que se podría tratar de una pieza introducida y revuelta con la cerámica colonial. Sin embargo, al revisar la cerámica del mismo nivel y de niveles más profundos aparecieron fragmentos de cerámica de la fase Tierras Largas, fechada en el Valle de Oaxaca entre 1400 y 1150 años antes de Cristo.

Se abrieron otros pozos en el patio, eventualmente excavándose el patio completo, el cual medía 4 x 3.60 m hasta llegar a los 3.50 m de profundidad, donde se encuentra la capa de arena estéril de materiales arqueológicos.

Con la excepción del pozo excavado en la esquina suroeste, las capas de tierra eran uniformes y claras. En la parte superior, de hasta 1.40 m de profundidad, hay material de relleno que contiene cerámica y escombro del periodo colonial. Este material está sentado sobre un paleosuelo de tierra color gris. En la pared este del pozo apareció una porción de un enlajado o calzada de piedra, posiblemente parte de la primera estructura post-hispana en el área.

En el estudio de los materiales recuperados, aún en proceso, hemos identificado vasijas casi completas tanto para la preparación como para el servicio de comida, probablemente procedentes de residencias de familias de relativamente alto estatus que vivían en distintos periodos cerca del centro de la ciudad colonial. Las muestras de cerámica complementarán y enriquecerán los estudios previos de artefactos procedentes de contextos religiosos de, por ejemplo, San Pablo y Santo Domingo de Guzmán.

A 2.50 m debajo del piso del patio de la casa, apareció otro paleosuelo también de color gris. En esta capa aparecieron cientos de fragmentos de cerámica de la fase Tierras Largas. Dichos fragmentos son de ollas globulares de cuello-borde curvo-divergente, cajetes semiesféricos con pintura roja (hematita) en los bordes y cajetes semiesféricos con incisiones diagonales en los bordes. Hay lascas pequeñas de obsidiana de la técnica simple de lasqueo bipolar y hay también lascas de sílex. Sabemos por otros estudios que la obsidiana proviene de cerca del Pico de Orizaba en el estado de Veracruz y que el sílex es local. En la misma capa aparecieron también trozos de bajareque, los cuales son los restos del barro que se utilizaba para cubrir las paredes de las casas, las cuales eran hechas con palos.

Los fragmentos de cerámica y bajareque están ligeramente erosionados y posiblemente removidos por la acción del agua durante las inundaciones del río Jalatlaco, los cuales dejaron los depósitos de arena, limo y unos guijarros encontrados. Los artefactos sugieren la presencia de una vivienda a unos pocos metros al oeste de nuestra excavación.

La fase Tierras Largas es una manifestación local en el Valle de Oaxaca del Horizonte Rojo-sobre-Bayo, una presencia cultural de aldeas permanentes de agricultores, identificados como hablantes de proto-otomangue, es decir, la lengua precursora al zapoteco, mixteco, cuicateco y muchas otras presentes hace más de 3000 años en el Valle de Oaxaca, la Mixteca, el Valle de Tehuacán, partes de Guerrero y la Cuenca de México.

Hasta hace pocos años, algunos arqueólogos expertos pensaban que no existían ocupaciones humanas muy antiguas en el centro del Valle de Oaxaca, dado que no se encontraban evidencias en la superficie. Los trabajos en Independencia 1003 comprueban no solamente la presencia de una ocupación antigua, sino que demuestran que hubo un asentamiento humano en el área que es ahora la ciudad casi 1000 años antes de la fundación de Monte Albán.

SIGNUM NOTARIAE: LA MARCA DEL ESCRIBANO

El Archivo Histórico de Notarías de Oaxaca es uno de los acervos más importantes de México, congrega la historia cotidiana de nuestro estado; está integrado por 2 066 libros divididos en tres secciones: Escribanos, Notarios Públicos y Jueces Receptores que datan de finales del siglo XVII hasta principios del siglo XX.

Durante más de tres siglos, los escribanos novohispanos encargados de dar fe a los actos que presenciaban, suscribieron sus documentos con el signo y la leyenda en testimonio de verdad. Dicho signo representaba la honorabilidad y legitimidad de su quehacer como escribano, haciéndose evidente en un documento incluso para quienes no supieran leer. La exposición Signum notariae ofrece una pequeña muestra de estas particulares marcas plasmadas en los libros del Archivo Histórico de Notarias de Oaxaca. Nos invita a apreciar su belleza, a la par de llevarnos a través de un recorrido histórico que va desde los fundamentos de las escribanías españolas del siglo XVI hasta las reformas mexicanas del siglo XIX, instituidas por Juárez.

En el periodo colonial y hasta finales del siglo XIX la Ciudad de Antequera, Oaxaca, contó con 59 escribanías identificadas cada una con los nombres de los escribanos y sus respectivos signos. Cabe mencionar que el signo es un dibujo realizado de puño y letra por el escribano, de forma geométrica que adopta la tipología de una cruz (latina, griega, aspada) a partir de la cual conforma una figura que a modo de marca lo distinguía entre los demás funcionarios de la pluma.

El espirante a escribano requería cumplir ciertos requisitos, entre los más importantes destacan: tener un mínimo de 25 años, tener buena vida, fama e integridad y ser capaz de desempeñar el oficio. Cumplidos los requisitos solicitados por la legislación novohispana, el Monarca concedía junto con el título real al nuevo escribano un signo individualizado, para que con él refrendase las actuaciones que en su presencia se estipulasen. Cada escribano tenía un signo personal y la inserción de éste confería al documento la validez jurídica general y el carácter de autenticidad.

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