Boletín FAHHO No. 18 (May-Jun 2017)

LUIS DE LEÓN ROMANO

Sebastián van Doesburg / Demián Ortiz / Rasheny Lazcano

Con este texto comenzamos un recuento de los nombres con los que llamamos a los diferentes espacios que constituyen el Centro Cultural San Pablo. Como se imaginarán, es un lugar que rebosa de historia.

El aula Luis de León Romano se encuentra arriba del recién inaugurado patio lateral, justamente arriba de la Fonoteca Juan León Mariscal, y es el aula más grande de la Biblioteca de Investigación Juan de Córdova.

La historia de este personaje empieza durante su triunfante ingreso en la ciudad de Roma, en 1536, cuando el emperador Carlos V conoció al caballero italiano Luigi di Leone, un hombre “de linaje de los patricios y de lo más noble que aquella antiquísima ciudad estima”. Conociendo sus cualidades y su prudencia, el emperador mismo le recomendó viajar a las nuevas tierras descubiertas al otro lado del océano “sirviendo a su Majestad en administraciones de justicia”.

En 1538, un año después de su llegada a la Ciudad de México, fue encargado de organizar las majestuosas fiestas con que se celebraron la paz alcanzada entre Francia y España y, además, la reconciliación entre el virrey Antonio de Mendoza y Hernán Cortés. Los extravagantes festejos y lujosos banquetes “como solian hazer en Rroma quando entravan trunfando los consoles y capitanes q[ue] abian bençido batallas” fueron descritos en detalle por Bernal Díaz del Castillo, Motolinía y Bartolomé de las Casas. Incluían una muy comentada representación teatral de la conquista de Rodas, una batalla que nunca ocurrió pero que representaba el anhelo del mundo cristiano de reposesionarse de la isla después de haberla perdido a los turcos en 1522.

Posteriormente, el virrey le encargó la administración y justicia en varias ciudades de la Nueva España: Valladolid de Michoacán (hoy Morelia), Veracruz, Puebla y Oaxaca. En 1541 fundó la ciudad de Morelia, donde fungió de corregidor hasta 1544. En 1550, siendo alcalde mayor de Oaxaca, mandó desaguar dos grandes pantanos para crear nuevas tierras. El mismo virrey escribió: “Yo encomendé a Luis de León que viese dónde se podrían dar algunas tierras para que se siembren, y hay unos carrizales en el valle de Etla y en el de Cuilapan, que se pueden muy bien desaguar: estos no han sido labrados de indios. Háse comenzado a hacer una sangradera para ello; allí podrá haber, no solo para los españoles, más para indios, muy buen pedazo de tierra para sembrar trigo”. Realizó mejoras urbanas en Oaxaca y en Villa Alta. En 1552 fue nombrado Proveedor de México, para resolver los problemas de abasto de la ciudad, puesto difícil que ocupó un año. En cartas a la corte defendía la idea de un gobierno separado para y por la población indígena de México (“las dos repúblicas”). Posteriormente, siendo corregidor de Puebla (1554- 1557), remodeló la plaza principal de aquella ciudad.

De regresó en Oaxaca, decidió fundar y financiar un colegio de estudios para perpetuar su memoria. “Mando por su testamento, que se hiziese este colegio en la ciudad de los Angeles, donde auia mas comodidad para este edificio […]. Quiso q[ue] el colegio se llamasse de S[an] Luys, y que fuesse patron en el cielo este santo rey de Francia, y en la tierra el rey de Castilla”. Sin embargo, “en estos santos pensamientos le cogio la muerte” el día 4 de junio de 1557. Fue sepultado en la iglesia de San Pablo de Oaxaca.

El mismo virrey Luis de Velasco fue su albacea. A lo largo de la época colonial, el colegio de San Luis Rey de Francia fue la institución educativa más importante de Puebla.

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