NUEVOS DATOS SOBRE EL INICIO DE LA INGENIERÍA AGRÍCOLA EN LA MIXTECA ALTA

A cualquiera que visite la exposición Ñuu Dzahui. Señores de la lluvia en Palacio Nacional (abierta hasta junio de este año), y camine entre los cientos de piezas arqueológicas y documentos antiguos expuestos, no le quedará duda de que aquella era una cultura con un gusto artístico, maestría técnica y refinamiento extraordinarios. Era, a la llegada de los españoles, una de las regiones más desarrolladas y también más pobladas de Mesoamérica. En sus palacios y templos se pintaron los libros más hermosos del continente, tanto históricos como adivinatorios. Allí también se escuchaba el lenguaje metafórico especial usado por los gobernantes cuando hablaban de sus ancestros, cuyos linajes regresaban hasta los míticos albores del Posclásico.

Lo que no vemos en la exposición es la enorme inversión de mano de obra campesina en el manejo de la tierra y la manipulación del paisaje que hizo posible la producción de los alimentos que sostenía esta fina cultura palaciega. Como ya señalaron los antropólogos desde la década de 1960, los mixtecos de la Mixteca Alta usaron una ingeniosa ingeniería agrícola que aprovechaba los suelos erosionados que bajaban por las grandes barrancas a los valles para crear terrazas altamente productivas en donde se cultivaba, y se sigue cultivando en ocasiones, el llamado maíz de cajete, un maíz que puede germinar con la humedad residual del año anterior, por lo que se siembra a partir de la Candelaria (2 de febrero). La escala de este sistema era realmente monumental. Las miles de terrazas creadas así se extendían a veces por kilómetros, los escalones pueden alcanzar varios metros y sus suelos llegaban a tener a veces más de diez metros de profundidad. Como es también sabido, el colapso de la población, a raíz de las epidemias ocurridas durante el primer siglo de la época colonial, causó el abandono y la destrucción de gran parte de este sistema, del cual podemos encontrar restos por doquier, a veces todavía en uso. Fray Francisco de Burgoa, en la segunda mitad del siglo XVI, expresó su asombro por la extensión y amplitud de los sistemas aún visibles en muchas partes de la Mixteca.

Sin embargo, entre los estudiosos quedan dudas sobre el origen y la antigüedad de este avanzado sistema de ingeniería agrícola y el momento en que surgió el maíz de cajete. Recientemente, un equipo de arqueólogos encontró evidencias de que el origen del sistema es más antiguo de lo que se pensaba, lo que genera la posibilidad de que estuviera relacionado con una de las revoluciones más importantes en la vida mesoamericana: la transición definitiva a la vida sedentaria durante el periodo llamado Formativo Temprano, entre 2000 y 1500 a.C.

Actualmente, durante los años 2008 a 2011, con el apoyo de la Fundación Nacional de Ciencias de Estados Unidos y de la Fundación Alfredo Harp Helú Oaxaca, un equipo de arqueólogos dirigido por Stephen Kowalewski hizo un extenso estudio de la presencia humana en la cuenca de Coixtlahuaca, una parte árida en el noreste de la Mixteca. Cuando uno atraviesa los caminos de esta región llaman la atención las profundas barrancas creadas por la erosión causada por el abandono de las terrazas en la época colonial. Cerca del pueblo de Coixtlahuaca, en la barranca Sandage, David Leigh, Shephen Kowalewski y Genevieve Holdridge, de la Universidad de Georgia, notaron un corte excepcionalmente profundo que permitió estudiar la formación de una terraza desde su primera formación sobre la roca madre hasta la capa correspondiente a la temprana época colonial. Pequeños trozos de carbón atrapados en el sedimento que conformó el relleno permitieron fechar con precisión el desarrollo de esta terraza.

La técnica de fechar materiales orgánicos con base en la cantidad de carbono radioactivo (C14) que contienen alcanza hoy una gran precisión gracias a una fina calibración con otros datos. Las fechas más antiguas encontradas en la base de la terraza indican claramente que su construcción inició hace 3400 -3500 años, varios siglos antes de lo que se pensaba. La distribución de las fechas indica, además, que al iniciar la construcción la barranca ya había cortado los suelos del fondo del valle, por lo que éstos perdieron agua y nutrientes. Por lo tanto, es posible que el sistema de terrazas se desarrollara para reconectar las barrancas erosionadas con el fondo de los valles, creando así un sistema agro-pluvial integrado y muy productivo que funcionaría durante miles de años y, en algunos lugares de la Mixteca, sigue produciendo. Lo que convierte todo esto en un dato interesante es que ubica el origen de esta técnica en el periodo conocido como Formativo Temprano, el cual inicia entre 4 000 y 3 200 años atrás, y que se caracteriza no sólo por un primer uso generalizado de la cerámica y una agricultura de maíz más intensiva, sino, sobre todo, por la transición definitiva a la vida sedentaria, quizás en parte incentivada por la labor necesaria en la construcción de esta magna obra paisajística.

UN HIPIL QUE REVERDECE


El pasado mes de enero, el Museo Textil de Oaxaca reconoció el trabajo de la Dra. María Candelaria May Novelo, directora de la Escuela Primaria Estatal No. 305 “Ignacio Allende”, en la comunidad maya Dzitnup, Valladolid, Yucatán. En Dzitnup, la lengua y las expresiones culturales se mantienen vivas, pese a que hoy en día la comunidad se encuentra influenciada, como muchas otras, por la cultura occidental, lo que se refleja en el cambio de la vestimenta entre los jóvenes, quienes sólo utilizan su indumentaria tradicional en las festividades patronales o eventos especiales. La iniciativa que propuso la directora María Candelaria fue el uso del hipil entre las niñas y la ropa blanca entre los niños. Fue así como impulsó desde su llegada a la escuela, en 2012, el uso de la indumentaria a modo de uniforme escolar. En un principio era ropa que podía llevarse los días lunes para iniciar la semana. A raíz de un concurso de escoltas en donde se resaltó el uso del hipil, medios digitales e impresos hicieron eco de la iniciativa, reforzando así la identidad maya entre la comunidad estudiantil.

Los rasgos culturales, como la lengua y el vestido, se han impulsado entre los estudiantes, profesores y padres de familia a través de la visita de abuelos de la comunidad para narrar temas propios de su cultura. De igual forma, han invitado a escritores mayas para fomentar así la lectura y la escritura en su lengua. Los padres de familia tienen una vinculación importante con la escuela y las actividades de sus hijos. En muchas ocasiones las madres asisten también con hipiles a eventos escolares a partir de la iniciativa.

Esta acción forma parte de un plan de mejora a partir del diagnóstico realizado en la escuela. El plan se centra en ocho ejes transversales: cultura maya e identidad, derechos humanos, interculturalidad, desarrollo humano, educación ambiental, trabajo cooperativo, cultura de paz y pedagogía Freinet. Estas acciones se entrecruzan con el proceso de reivindicación que la directora María Candelaria inició tiempo atrás. Ella mencionó que en los últimos años se han experimentado mayores niveles de conciencia en una sociedad en donde la discriminación y el racismo cultural se han normalizado. Para ella la escuela debe ser considerada como la forma de vida de la comunidad, es decir, la escuela debe transmitir aprendizajes y valores, y reforzar la identidad, lo que llevará a los alumnos a utilizar y mejorar sus capacidades en beneficio tanto de su comunidad como propio.

La identidad como narrativa emocional admite reconocerse en un plano individual: ¿quién soy?, y en un plano colectivo: ¿quiénes somos?, lo que motiva a participar de forma activa en las expresiones culturales dentro de la comunidad a la que se pertenece. También motiva a reconocer la lengua, el vestido, el territorio y las costumbres que se comparten, permitiendo así reforzar la identidad individual y colectiva, en este caso, del pueblo maya.

PASSAGES: ESPACIOS DE TRANSICIÓN EN LAS CIUDADES

La Casa de la Ciudad inauguró la exposición Passages, una muestra reducida que fue presentada inicialmente en París en 2016 por el Instituto para la Ciudad en Movimiento, sobre los espacios de transición en las ciudades del siglo XXI. El objetivo es sensibilizar sobre lo extendido y diverso de las barreras en las metrópolis, entender los desafíos de valorizarlas y presentar perspectivas innovadoras de arquitectos y urbanistas acerca de este tema.

Como actividad de inauguración se presentó la conferencia Mínimas intervenciones, máximo impacto, impartida por el arquitecto Andrés Borthagaray, director para América Latina del Instituto para la Ciudad en Movimiento. En entrevista, habló acerca del significado de los pasajes y su importancia en tanto que permiten moverse de un modo de transporte a otro y de un ambiente urbano a otro en las ciudades contemporáneas, que son cada vez más grandes y están fragmentadas por autopistas, vías de ferrocarril o barrios cerrados:

Para realizar intervenciones urbanas que tengan un impacto importante no es necesario que sean extremadamente costosas en tiempo ni en dinero. Uno puede hacer pequeñas intervenciones con un gran impacto. Ése es el objetivo de la exposición, por un lado conceptualizar la idea sobre lo que hablamos cuando hablamos de pasajes: como una posibilidad de ofrecer una transición de un lugar a otro pero no sólo desde un punto de vista físico, sino también desde el punto de vista social. La ciudad con barreras que separan y segregan es distinta a la ciudad que integra. En ese sentido, el pasaje puede jugar un rol importante  […]. Muchas veces las políticas públicas ponen más atención a los grandes ejes de infraestructura que unen puntos extremos, que a las situaciones creadas en los lugares que atraviesan, y muchas veces los atravesados pertenecen a una población vulnerable. Aquí también hay un desafío de cómo se gobierna un lugar de transición […]. Al pasaje del siglo XXI habremos de darle una carta de nobleza, jerarquizarlo como un instrumento posible de intervención, tanto desde el punto de vista urbano como el punto de vista humano. Como una posibilidad para que la población de distintas partes, en vez de quedar aislada, se pueda integrar. Hay que reinventar los pasajes.

La exposición estará en curso hasta mediados del mes de mayo en la Casa de la Ciudad y puede visitarse de lunes a domingo. La entrada es libre. Para más información visita la página de la Casa de la Ciudad.

ENSAYOS, PRUEBAS Y MUESTRAS EN LOS TIMBRES POSTALES DE MÉXICO 1856–2007

En el marco del vigésimo aniversario del Museo de la Filatelia de Oaxaca, la sala de exposiciones temporales Hidalgo Azul alberga una destacada colección del filatelista Enrique Trigueros Legarreta, presidente del MUFI desde su fundación en 1998.

Ensayos, Pruebas y Muestras en los timbres postales de México: 1856–2007 es una colección que reúne una gran variedad de piezas postales que nos dan idea de los procesos de elaboración de los timbres. Abarca desde las propuestas de diseño, las técnicas de grabado, las dimensiones, el tipo y el color del papel sugerido, filigrana o marcas de agua, gomas, la sugerencia de tintas para la impresión, hasta la opción de perforación o ruleteado que tendrá la estampilla que será puesta en circulación.

Para el filatelista Trigueros, el primer objetivo al iniciar su colección fue tener un timbre de cada una de las emisiones de México, después coleccionar variedades de perforación, de color, errores, ensayos, pruebas, muestras y Distritos.

Algunas de las piezas de esta colección se han mostrado en la Corte de Honor de exhibiciones filatélicas de MEPSI (Mexico Elmhurst Philatelic Society Internacional), así como en distintas exposiciones filatélicas internacionales. Sin embargo, es la primera vez que se presenta completa. Además de su valor histórico y artístico, cabe mencionar que, por la calidad de las piezas y su rareza, la colección especializada es considerada la más importante de México.

En filatelia, los ensayos son un intento: un diseño de estampilla propuesto y presentado a las autoridades postales, pero no aceptado. La pruebas son impresiones “de progreso” que permiten apreciar el avance del grabador y las impresiones finales, las pruebas de dado tomadas de un dado grabado, recién terminado, antes de duplicarlo en un plato o piedra, así como las impresiones de placas tomadas antes de proceder a la impresión verdadera y las pruebas de color en la tinta aprobada oficialmente antes de iniciar la impresión final. Las muestras son las primeras copias impresas de las nuevas emisiones entregadas a la Unión Postal Universal, UPU, para su distribución a los países miembros con fines de identificación, y para los archivos, así como para su distribución, en ocasiones, a los administradores de correo por razones similares.1

Admira las piezas postales que nos contextualizan en el periodo Clásico de la filatelia mexicana, que comprende las primeras emisiones en 1856, pasando por los periodos Antiguo, Revolucionario y Moderno, este último iniciado en 1924 hasta principios de nuestro siglo.

Visita la exposición que otorga una mirada distinta y poco abordada en la filatelia.

1 R. J. Sutton. The Stamp Collector’s Encyclopedias: The standard reference work on stamps of all nations and eras. ARC Book. Estados Unidos, 1973.

TELAR DE SAN PEDRO AMUZGOS

PALABRAS QUE TEJEN

… en la parte superior del cuerpo se ponen un guipil que ellas hilan y tejen de algodón, les abraza de los hombros a la rodilla, lo visten por la cabecera que tiene una abertura, y la correspondiente abajo, y el lugar de los brazos tiene ojo sin mangas, este guipil no lo fajan; por naguas se ponen unas telas que ellas tejen de algodón, y tiñen sus hilos con división de partes, como es grana, añil y varias cáscaras de los árboles que producen tintas firmes, que sólo ellos conocen, y hechos estos beneficios forman dicha tela de distintos colores bien repartidos, y sin beneficio ninguno del sastre, se la envuelven y con una faja se la afirman a la cintura, y les alcanza a más de media pierna.
Relación de San Pedro Amuzgos, 1777-1778

San Pedro Amuzgos es uno de los pueblos más importantes de las comunidades amuzgas que habitan el suroeste de Oaxaca y sureste de Guerrero. También es reconocido como uno de los pueblos con mayor vitalidad en la producción de textiles finos en Oaxaca. Las tejedoras, que viven en las agencias y barrios alrededor de la cabecera, son sumamente hábiles y producen huipiles para la vestimenta local; para otros pueblos vecinos, como Santa María Zacatepec (véase Boletín FAHHO núm. 19), y desde mediados del siglo XX, para el mercado turístico. En la década de 1950, las tejedoras de San Pedro desarrollaron diseños florales de múltiples colores inspiradas en fuentes impresas. En consecuencia, la producción de huipiles (che) con diseños estrictamente geométricos (che kíndë yo kityintye’, ‘huipil bordado con gusanos en curva’) decayó de forma significativa. Estos huipiles adornados con grecas eran, por lo general, monocromáticos y brocados en rojo usando tintes sintéticos (anteriormente, según la relación geográfica citada, grana cochinilla). Las tejedoras ocasionalmente incorporaban hilos morados (de caracol púrpura traídos de Pinotepa de Don Luis o teñidos con “pastillas” de anilinas) y/o hilos azules (de añil o colorantes sintéticos). Por esas fechas también empezaron a aplicar listones industriales de rayón sobre las uniones de los lienzos del huipil (che jñ’ò). Compraban sus posahuancos (ndiáxjo) a las tejedoras de Sayultepec, pero sólo los ocupaban en días festivos o para ir a la iglesia. A diferencia de la vestimenta colorida de las mujeres, los hombres se vestían con un cotón (kotôn) y calzón (kotyo) totalmente blancos y sin elementos decorativos, a diferencia de los cotones amuzgos provenientes de la región de Ometepec que incorporan diseños de gasa sobre los hombros y mangas, o de los cotones rayados o bordados de los pueblos mixtecos aledaños. Compraban el algodón blanco de pueblos vecinos como Mártires de Tacubaya o Santa María Ipalapa para hilarlo a mano usando un malacate que adquirían en Jamiltepec. También aprovechaban otras fibras como la seda, probablemente proveniente de la Mixteca Alta, y la “yacua” (tzje ́ ́), la cual se extrae de la corteza del pochote (Ceiba sp.) o itayata blanca (Bombax sp.).

San Pedro Amuzgos es Tzjónnoà en la lengua local, que se podría traducir como el ‘pueblo de la trama gruesa de cabos torcidos’, lo que refuerza la vinculación entre los tejidos y la identidad colectiva. En 1974 dos lingüistas del Instituto Lingüístico de Verano (ILV), Cloyd y Ruth Stewart, llega- ron al pueblo para documentar y producir un diccionario amuzgo-español que fue publicado muchos años después (2000); en él registraron por primera vez varios términos asociados al telar. Después de trabajar con el ILV y otros académicos, un lingüista originario de San Pedro, Fermín Tapia, desarrolló una ortografía alternativa a la de los Stewart y la publicó en 1999. En este texto retomamos sus convenciones ortográficas para escribir su lengua.

A diferencia de la década de 1950, hoy en día es raro ver un huipil en el uso cotidiano. Las tejedoras de las agencias y barrios están desapareciendo y hay pocas jóvenes que quieran aprender el arte del telar. El hilado a mano casi se ha extinguido por completo. Aun así, durante los días festivos casi todas las mujeres se visten con huipiles extraordinarios, incluso en el estilo geométrico tradicional. El año pasado un artista textil originario de San Pedro, Odilón Merino, fundó un espacio en la población dedicado a la conservación, enseñanza y promoción de los tejidos amuzgos con el nombre de Centro Cultural Amuzgos – Casa de la Madre Tierra (B’áTyua). Inspirado en parte por el Museo Textil de Oaxaca, este centro funge como un museo para los tejidos de la región, con talleres y demostraciones de técnicas que buscan inspirar a las nuevas generaciones de tejedoras y tejedores. Gracias a Odilón, con la ayuda de Fermín Tapia, presentamos los términos amuzgos asociados al telar, con la esperanza de que estos trabajos de documentación sirvan para preservar e impulsar el arte textil en San Pedro Amuzgos.

LOS LIENZOS DE QUIAVICUZAS

Un sol rojo, con rostro, cuya posición en el cuadro señala el oriente. Al centro hay figuras humanas con nombres propios que indican antepasados y dinastías. Caminos. Hileras de pies que nos recuerdan que todo grupo humano, alguna vez, llegó desde otro lado. Un arroyo. Pequeños templos católicos novohispanos. Cruces. Montañas. El conjunto de imágenes determina una geografía y al mismo tiempo cuenta una historia. También autentifica la posesión de un pueblo sobre un territorio delimitado.

Los lienzos comunales fueron generalmente producto de un litigio por tierras entre dos comunidades. Si dos pueblos se disputaban la posesión del mismo paraje, una autoridad judicial del virreinato debía zanjar la cuestión. Tras escuchar alegatos se tomaba una decisión, se deslindaban los terrenos y se elaboraba un documento pictográfico sobre una tela. La imagen sería usada en los siglos posteriores como un acta que certifica cierta forma de tenencia colectiva que sobrevivió a la conquista y que los pueblos originarios llamaron “el común”; la misma que, después de la revolución y la reforma agraria, conocemos como propiedad comunal. Cuatrocientos años después, los lienzos aún tienen valor legal. Fueron diseñados para colocarse en el suelo y observar la tela desde ahí, como si se mirasen las tierras desde una montaña colindante.

Las autoridades comunales de Santiago Quiavicuzas, pequeño poblado zapoteco ubicado en la Sierra Sur de Oaxaca, custodian dos lienzos del siglo XVI. En febrero de 2017 solicitaron apoyo a la Biblioteca Francisco de Burgoa (UABJO), que en conjunto con la Fundación Alfredo Harp Helú y el Instituto Nacional de Antropología e Historia auspician el proyecto Conservación y Restauración de Documentos de comunidades del Estado de Oaxaca. El trabajo quedó a cargo de María del Refugio Gutiérrez, del Taller de Restauración FAHHO, licenciada en restauración por el INAH.

Lo que siguió fue un trabajo interdisciplinario. Es necesario conocer el lienzo, “saber qué necesita, de dónde viene y a dónde va”, nos dice María del Refugio. El Instituto de Física de la UNAM realizó pruebas de termoluminiscencia y de falso color para determinar la fecha de elaboración y los materiales utilizados. El Laboratorio de Biología de la Coordinación de Patrimonio Cultural del INAH realizó estudios sobre las fibras. Aún se lleva a cabo un análisis histórico a partir de la iconografía y las inscripciones. Los datos se entrecruzan para elaborar un estudio completo. Los lienzos de Quiavicuzas fueron tejidos con algodón en telar de cintura, coloreado con añil, grana cochinilla, negro de humo, óxidos de hierro y un amarillo que aún no ha sido identificado.

Durante la restauración se limpia la tela, se eliminan las deformidades producidas por dobleces, se reparan los desgarres. Los nudos se desbaratan y los hilos se vuelven a entretejer con lupa y con una extraordinaria minuciosidad mecánica. Finalmente las telas se colocan extendidas en vitrinas de madera que protejan el documento sin impedir la exhibición.

El 28 de noviembre de 2017 en la Biblioteca Burgoa, la doctora María Isabel Grañén Porrúa entregó los lienzos restaurados a las autoridades comunales de Santiago Quiavicuzas. En palabras de María del Refugio: “El mejor lugar para estos documentos es su casa. Nosotros les ayudamos a regresar”.

EL PASAPORTE DE CLAUDIO LINATI, PRIMER LITÓGRAFO EN MÉXICO

Los acervos de la Biblioteca de Investigación Juan de Córdova se enriquecieron recientemente con un documento de cierta fama: el pasaporte que el gobierno mexicano expidió a Claudio Linati en septiembre de 1826. Para poner este Tesoro FAHHO en perspectiva, dibujaré brevemente el contexto de este documento.

El 23 de noviembre de 1825 se callaron los cañones de San Juan de Ulúa y el último reducto del poder español capituló. Apenas dos meses antes había arribado a estas tierras el italiano Claudio Linati (1790-1832) con el objetivo de instalar una máquina recién inventada, reflejo de la nueva época industrial y la modernidad europea: una prensa litográfica –creada en Alemania en 1796– que iba a encontrar su lugar en la calle de San Agustín (hoy República de Uruguay) en la Ciudad de México. Ya desde abril de 1825 Linati había gestionado desde Bruselas, y con el apoyo de diplomáticos mexicanos en Europa, lo necesario para poder establecerse en México. Aunque enfatizaron la utilidad de la empresa, su estancia en Bruselas y su deseo de mudarse a México obedecían a la vez a causas políticas: él y sus socios cultivaron ideas revolucionarias y habían participado en movimientos político-insurgentes en Italia y en España, por lo que vieron restringidas sus posibilidades de regresar al Mediterráneo.

Curiosamente, la primera litografía producida por lo que Linati llamó la “Litografía Nacional” en México fue un retrato del papa León XII. De ésta no sobrevive ejemplar alguno. Luego, el 8 de febrero de 1826, salió el primer número de la revista El Iris, publicado por Linati, su compatriota Florencio Galli y el poeta cubano José María Heredia. Hoy en día, es una publicación extremadamente rara, con sólo tres series incompletas conocidas (Hemeroteca Nacional, Biblioteca Nacional y Biblioteca Beinecke de la Universidad de Yale). Aunque en principio dirigido al “bello sexo”, con secciones de literatura, música, teatro, artículos de divulgación cultural y moda, se distinguía más bien por un espíritu crítico, satírico y pronto fue señalado como un medio subversivo y radical.

El último número salió en septiembre de 1826, ya que los encendidos textos, críticos del gobierno, resultaron en que éste le sugirió a Linati, de manera discreta, abandonar el país. Para este fin, el gobierno le expidió un pasaporte formal, hoy conservado en la BIJC, en donde se le reconoce como “Introductor del establecimiento litográfico en la República”. Hacia fines de 1826 abordó el barco Conveyance, rumbo a Nueva York, y de allí de regreso a Amberes y Bruselas. En este último lugar, entre otros materiales, publicó sus famoso libro Trajes civiles, militares y religiosos de México (1828) con 48 litografías coloreadas en acuarela. Unos años después, en 1832, Linati decidió regresar a México, pero, apenas dos días después de desembarcar, murió de una fiebre maligna. Mientras tanto, las prensas de Linati fueron usadas por el conocido y algo fantasioso anticuario francés Jean-Frédéric Waldeck (1776- 1875) quien había arribado en 1825 a México, conoció a Gali y Linati, y había sido alumno del maestro del neoclasicismo Jaques Louis David para publicar una serie de dibujos litográficos para el Museo Nacional en 1827. Posteriormente, las prensas se quedaron en la Academia de San Carlos.

La litografía fue el primer método de imprenta radicalmente innovador desde la invención de la imprenta de tipos móviles de Johannes Gutenberg, creada alrededor de 1440 e introducida en la Nueva España en 1539 (aunque los chinos ya imprimían en tipos móviles desde inicios del siglo XI). La litografía significó, sobre todo, una segunda revolución en la impresión de imágenes. Con ella se inicia la época de los libros y revistas ricamente ilustrados para la nueva clase media, llenos de imágenes de moda, de caricatura política y otras novedades gráficas. El pasaporte de Linati queda como una huella tangible de la introducción de esta modernidad en tierras mexicanas.

Para leer más:
-Núñez Ortega, Ángel. “Origen de la Litografía en México”. En: Memorie Parmensi per la Storia del Risorgimento. Vol. 4. Parma, Tipografia già cooperativa, 1935, pp. 350-352.
-O’Gorman, Edmundo (comp.). Documentos para la historia de la litografía en México, con un estudio por Justino Fernández. México, Instituto de Investigaciones Estéticas, UNAM, 1955.

INICIO DE AÑO, ANTE LA SACUDIDA: LA ESPERANZA

Dejamos atrás el 2017, año difícil por los sismos que se presentaron, sobre todo, por la pérdida de vidas y el daño ocasionado en el patrimonio y en la vivienda. Pero esa triste situación la percibimos también como una oportunidad para volver los ojos a las zonas tan necesitadas. Ha sido un momento propicio para ampliar nuestros esfuerzos encaminados al fortalecimiento cultural y deportivo, para restaurar viviendas tradicionales e históricas, así como monumentos patrimoniales, para abrir nuevos programas de fomento a la lectura, rescatar archivos y bibliotecas, fomentar lugares para hacer comunidad como parques, canchas deportivas y recintos culturales. En síntesis, la situación adversa ha sido también una oportunidad para encontrarnos y unirnos, una forma de decirles a nuestros hermanos que sufren que los acompañamos y que los queremos, que redoblamos esfuerzos para estar ahí, en las zonas que más lo necesitan.

Además, en ese año, los programas, actividades y proyectos regulares de la FAHHO no fueron interrumpidos, al contrario, trabajamos como siempre, con el mismo ánimo y entusiasmo. Logramos terminar restauraciones que estaban en marcha, tanto en patrimonio edificado como en documental, cumplimos las metas propuestas de exposiciones, conciertos, investigaciones, proyectos educativos, publicaciones, servicio de bibliotecas, participaciones en ferias y festivales, partidos deportivos, apoyo a los artesanos y celebraciones de aniversarios importantes. Colaboramos con la apertura de nuevos espacios públicos, como el Archivo Histórico del Estado, tan necesario para conservar, investigar y difundir la historia de Oaxaca y del país, así como la Biblioteca Infantil y Juvenil BS Canteras que se encuentra en el mismo recinto, con el fin de formar lectores y futuros investigadores; participamos también en la creación del Museo Infantil de Oaxaca y de la Biblioteca BS Ferrocarril, un espacio indispensable para la recreación y el aprendizaje de los menores. Los apoyos a las organizaciones civiles a través del programa Home Runs Banamex se cumplieron a cabalidad.

Abrimos una nueva comercializadora de productos artesanales con el fin de apoyar a los artesanos interesados en ampliar la distribución de sus productos y conservar las técnicas tradicionales para su elaboración. Nos sentimos orgullosos del trabajo realizado por el equipo de la Fundación y del que se realiza en conjunto con instituciones aliadas públicas y privadas. En enero de 2017 nuestro presidente se comprometió a ejercer 1 320 millones de pesos destinados a las actividades planeadas para este año, entre ellas la construcción del Estadio de Béisbol de la Ciudad de México, el Salón de la Fama, las actividades de la FAHHO, la Academia de Béisbol, ADABI de México, el Archivo Histórico de Oaxaca, la creación del Museo Infantil de Oaxaca, programas educativos, becas, proyectos de agua y apoyo a otras organizaciones, y convocó a otros empresarios a que se unieran a los esfuerzos de la Fundación. Para 2018 seguiremos con la programación habitual en todas nuestras instituciones, continuaremos con el rescate del patrimonio, así como el apoyo a la restauración y preservación de las viviendas tradicionales y edificios patrimoniales afectados por los sismos. Nuestros propósitos son los mismos: hacer nuestro mejor esfuerzo para México y en particular para Oaxaca.

LA CRISIS DEL AGUA EN MÉXICO

Disponer de agua suficiente será, junto con las migraciones, el problema más grave de este siglo. El agua es el recurso fundamental para el desarrollo social y económico. Generalmente, cuando se habla de lo que significa tenerlo, se mencionan los desajustes que existen en Oriente Medio, África y Asia Meridional y Oriental. Sin embargo, también en América Latina, donde se cree que el volumen de agua es ilimitado y suficiente para cubrir las necesidades de la población, esos desajustes existen. Más de la mitad de quienes habitan en centros urbanos de Latinoamérica no cuentan con suficiente agua potable, y son muchos más los que carecen de ella en el medio rural.

En el caso de México —pocos países disponen de tantas cuencas hidrográficas: más de 300—, la distribución y utilización de esta riqueza natural no es uniforme. Las regiones donde se concentra la mayoría de la población y las actividades industriales no disponen de suficientes fuentes de abastecimiento, los acuíferos están sobreexplotados y en buena parte contaminados. Hoy, las 50 ciudades principales del país no satisfacen plenamente las necesidades de agua potable y servicios conexos que demandan sus habitantes, con el agravante de que mientras unos la malgastan, otros muchos carecen del líquido indispensable. La gente de bajos recursos es la que paga cuotas más altas para obtenerlo. Las principales cuencas hidrográficas están contaminadas porque las poblaciones, la agricultura, la industria y los servicios descargan sus aguas residuales sin tratamiento alguno. Sobresalen por su deterioro las de los ríos Lerma Santiago, Bravo, Pánuco, Balsas, Atoyac y San Juan; la del Blanco, en Veracruz, que forma parte del sistema hidráulico del río Papaloapan; la del Coatzacoalcos, la más contaminada de México. Los centros urbanos, la mega urbe (conformada por la Ciudad de México y los estados de Puebla, México, Hidalgo, Morelos y Tlaxcala) así como las zonas metropolitanas de Monterrey y Guadalajara, aportan casi la mitad de las aguas negras del país. Mientras se contaminan las principales cuencas, lagos y zonas costeras, 15 millones de personas de las áreas urbanas y 13 del sector rural carecen de agua potable, y 44 millones no disponen de alcantarillado.

Las técnicas de manejo del líquido son, en buena parte, obsoletas. La infraestructura hidráulica muestra alto grado de deterioro. Las cuotas que el sector público cobra por el agua no cubren su valor real. Ello propicia el desperdicio y alienta la sobreexplotación de los acuíferos. El agua es un bien de la Nación. El acceso a ella es, junto con la salud, mandato constitucional. Pero no se paga lo justo por el líquido que llega por las redes de distribución. Si la prioridad fuera captar el agua de lluvia para recargar los acuíferos, tratar y reutilizar al máximo las negras; si se evitara la corrupción en las obras hidráulicas; si se utilizara bien en el agro y las ciudades, los problemas actuales se resolverían más fácilmente, y la población no tendría que comprarla en las tiendas. Una política gubernamental sostenible debe garantizar la calidad del agua y que, quien la contamine, pague más por hacerlo. El Estado debe obligar al tratamiento de las aguas residuales, no seguir subsidiando el desperdicio ni permitir que las cuencas hidrológicas, las lagunas y las costas sean, como hoy, destino final de todo tipo de desechos, y aprovechar lo más posible el agua de lluvia para recargar los acuíferos en vez de enviarla al mar; de igual forma, impulsar la investigación científica y tecnológica para sortear los graves problemas que se observan donde el líquido escasea, como en el norte del país, o en el sureste, donde, por la abundancia, su manejo y utilización son un desafío.

El mal uso del vital líquido será un freno al desenvolvimiento económico y social, una amenaza a la salud y a la sobrevivencia de algunas poblaciones. La historia muestra que la falta de agua y/o su mala calidad, limita las perspectivas de bienestar de millones de habitantes y origina agudos conflictos sociales entre las comunidades. Ante las fallas que las instancias oficiales muestran para lograr el uso racional del agua y su conservación, es imprescindible la participación efectiva de la población. Si no se actúa con todo rigor, el futuro de México será de mayores carencias y desigualdades en el acceso a un recurso vital que, por ningún motivo, debemos permitir que se nos escape de las manos.

RECUPERACIÓN Y ENRIQUECIMIENTO DE SABERES

En noviembre pasado inauguramos la exposición titulada Bordar en tierras altas. Arte textil mazahua. La muestra deriva del trabajo que nos presentó Isabel Quijano hace ya varios años, realizado principalmente en coordinación con la familia Reyes Martínez, de San Felipe Santiago, estado de México. En el verano del año pasado logramos que la maestra Juana Martínez Policarpo y su hija, Angélica Reyes Martínez, nos visitaran en Oaxaca. Sus coloridos atuendos iluminaron cada uno de sus pasos por el museo, y con enorme gusto les mostramos algunos tejidos y bordados que resguardamos en el acervo. Un lienzo bordado hace aproximadamente 100 años cautivó la atención de doña Juana y su hija. Extenderlo frente a ellas fue como si los bordados comenzaran a cantar directamente a sus oídos: sus ojos brillaban y viajaban de un extremo al otro del lienzo, emocionados por la cantidad y calidad de los bordados ahí mostrados, reconociendo enseguida aquellos diseños que se salían del repertorio conocido por ellas. Esta experiencia sirvió de inspiración para recrear algunas figuras que habían caído en el olvido y que hoy, gracias a este encuentro, han vuelto a ver la luz. No solamente Angélica estuvo a cargo de esta recuperación, sino también sus hermanas Matilde y Lilia, quienes se entusiasmaron con esas nuevas figuras a pesar de que sólo pudieron verlas por medio de fotografías impresas.

La pieza bordada por Lilia adquiere un valor especial y sumamente significativo para nosotros, pues en ella se emplearon hilos de seda hechos a mano, teñidos con tintes naturales y elaborados por la familia de Moisés Martínez Velasco, de San Pedro Cajonos, Oaxaca. Juana, Angélica e Isabel eligieron esos hilos durante su visita a la hiloteca disponible en nuestro museo, con la que se fortalece la red de intercambio de materias primas de buena calidad para crear, recrear, preservar y enriquecer la actividad textil de nuestro país.

Ejemplos como éstos nos motivan, pues subrayan la importancia social de los museos y sus colecciones cuando éstas se ponen a disposición de las comunidades creadoras. La suma de voluntades, el compromiso y el talento de cada una de las mujeres que crearon las piezas que podemos apreciar en la exposición presentadas en la Sala Ixtle del Museo Textil de Oaxaca, han sido sumamente estimulantes para quienes laboramos en este espacio.

¡Gracias!

2017: EL DERECHO A LA CIUDAD

La Casa de la Ciudad ha buscado generar espacios abiertos para el encuentro de expertos, la sociedad civil organizada y los habitantes de la ciudad con el fin de hablar sobre los retos urbanos actuales y motivar la participación activa de la sociedad en la construcción de ciudades más humanas y sustentables. En 2017 se llevaron a cabo diversas conferencias impartidas por expertos nacionales e internacionales, cuyo objetivo fue acercar a un público diverso temas relacionados con el fenómeno urbano en un sentido amplio y abrir un diálogo para la reflexión en torno a la movilidad, el espacio público, el desarrollo y la planeación urbana sustentables, el derecho a la ciudad y la conservación del patrimonio, entre otros.

Se realizó una serie de programas agrupados en actividades de diversos formatos como talleres, mesas de trabajo, conversatorios y dinámicas en la ciudad que trataron temáticas urbanas específicas de relevancia actual. Las actividades estuvieron dirigidas a diversos sectores de la población como funcionarios públicos, integrantes de la academia, colegios, cámaras, y organizaciones de la sociedad civil encaminados a socializar temas y experiencias de otras ciudades, a generar capacidad local en asuntos urbanos y al impulso de proyectos para la Zona Metropolitana de Oaxaca.

Dentro de las iniciativas que emprende año con año la Casa de la Ciudad se encuentra un eje de trabajo transversal, que consiste en vincular su labor con la ciudad y sus ciudadanos. Este 2017 se llevaron a cabo proyectos que buscan crear redes de colaboración y estrategias de participación ciudadana para fortalecer el tejido social e incidir, desde la acción de la sociedad civil, en la transformación de la ciudad hacia una que mejore la calidad de vida de todos sus habitantes. Se llevaron a cabo dos talleres de diagnóstico participativo con la finalidad de identificar las problemáticas y oportunidades que se presentan en las diversas calles y espacios públicos de dos barrios, reconocer a los diversos actores y variables que dotan de identidad y características propias a cada uno de estos espacios y recopilar información para poder desarrollar posteriormente una estrategia de rescate del espacio público en beneficio de los habitantes.

El trabajo de vinculación con instituciones académicas, en particular con las carreras y especializaciones en Arquitectura, Urbanismo, Gestión del Territorio, Medio Ambiente, Conservación del Patrimonio Arquitectónico y Diseño, tuvo como objetivo establecer diversos intercambios y contribuir a la formación académica de los estudiantes y profesores en temáticas urbanas.

CAPILLA EL CALVARIO: LA IMPORTANCIA DE LA COOPERACIÓN

El municipio de Santiago Yosondúa se ubica aproximadamente a cinco horas de la capital del estado de Oaxaca y pertenece al distrito de Tlaxiaco. Este municipio se conforma por una cabecera municipal de tipo urbano, tres agencias, 17 rancherías y 26 parajes de características rurales. Además de la riqueza natural, existen diversos inmuebles que dan constancia de su riqueza arquitectónica. La capilla del Calvario forma parte de los inmuebles notables de la comunidad, data del siglo XVII y fue construida bajo la Orden dominica.

En 2014 este inmueble se encontraba en estado ruinoso, por lo que un comité comunitario tomó la decisión de buscar los recursos necesarios para su restauración. Fue entonces que buscaron el apoyo de la Fundación Alfredo Harp Helú Oaxaca (FAHHO) para restaurarla y para que El Calvario fuera integrado a una lista de bienes muebles con valor patrimonial para ser beneficiados por la Secretaría de Cultura (antes CONACULTA), a través del Fondo de Apoyo a Comunidades para la Restauración de Monumentos y Bienes Artísticos de Propiedad Federal (FOREMOBA) para obtener una tercera parte de la inversión en la primera etapa de intervención.

De 2015 a 2017 se desarrollaron tres etapas de trabajo, todas financiadas de manera tripartita por la FAHHO, la Secretaría de Cultura del gobierno federal y el municipio de Santiago Yosondúa. Los trabajos suman una inversión total de $2 625 000 pesos. Todas las etapas fueron supervisadas y ejecutadas por el Taller de Restauración FAHHO bajo la asesoría de especialistas del Instituto de Antropología e Historia y de diversas disciplinas.

Cabe destacar la participación de los habitantes de la comunidad de este municipio, quienes aportaron materia prima durante la segunda etapa de restauración y dieron seguimiento al proyecto para llegar a término, meta alcanzada el 20 de noviembre de 2017, día en el cual se realizó la ceremonia de entrega a la comunidad. El objetivo primordial de esta intervención fue recuperar la capilla para reintegrarla a la vida comunitaria de los habitantes de Yosondúa. Actualmente, y gracias a la cooperación de los mismos, tiene el uso para el que fue concebida. Esta intervención es, sin duda, una obra más que enorgullece y enriquece el legado cultural e histórico del estado de Oaxaca.

Para conocer más acerca del proceso de restauración del inmueble, se puede consultar el proyecto en la página web del Taller de Restauración FAHHO.

DENOMINACIÓN DE ORIGEN, ¿UNA HERRAMIENTA DE PROTECCIÓN?

Colombia es el país en Latinoamérica con mayor número de denominaciones de origen en productos artesanales, y esto se debe a que cada pieza elaborada por las manos de sus propios creadores tiene impreso un sello característico que las hace únicas e irrepetibles. Así lo expresó Alexander Parra, profesional de gestión de la Subgerencia de Desarrollo y Fortalecimiento del Sector Artesanal, Bogotá, quien impartió la charla “Uso de las herramientas legales para proteger las artesanías: Caso Artesanías de Colombia”, organizada por el Museo Textil de Oaxaca el pasado mes de octubre.

La Superintendencia de Industria y Comercio es la entidad delegada por el gobierno colombiano para realizar la declaración de las denominaciones de origen del país. Para llegar a estas denominaciones, Colombia creó el Programa de Propiedad Intelectual, el cual tiene por objetivo dotar al sector artesanal de las herramientas necesarias para proteger sus productos por medio del uso de marcas colectivas, certificación y denominaciones de origen. Este programa está enfocado a facilitarle al consumidor la identificación de los productos colombianos que han sido protegidos con un sello de denominación de origen, el cual ofrece la garantía de calidad del producto al ratificar que viene de donde dice venir y tiene las características que dice tener.

Durante la charla, Alexander Parra escuchó la problemática a la que se enfrentan actualmente los artistas textiles ante el plagio de su patrimonio colectivo, tras lo que recomendó que cada comunidad registre en el Instituto Mexicano de la Propiedad Intelectual (IMPI) cada uno de sus diseños, con su iconografía y significado. Asimismo, hizo hincapié en la creación de marcas colectivas que sirvan para posicionar sus productos y obtener una denominación de origen, como se ha hecho en Colombia.

Hablando en particular de Oaxaca, el registro de los diseños, iconografía y significado de las piezas textiles de cada comunidad puede ser muy complejo. En algunos casos, la iconografía de una comunidad también se presenta en otras más, bajo distintos contextos y significados. Tal es el caso de una greca en particular que se observa en los huipiles de San Bartolo Yautepec, comunidad zapoteca de la Sierra Sur de Oaxaca, pero que a su vez se hace presente en San Pedro Amuzgos, comunidad amuzga de la costa de Oaxaca, así como en San Mateo del Mar, comunidad ikoots del Istmo de Tehuantepec. Ante esta situación surgen las preguntas: ¿Quién es la comunidad propietaria del diseño? ¿Es válido que una comunidad registre una iconografía que se comparte con otra? ¿Registrar un diseño ayuda- ría realmente a proteger la propiedad colectiva de las comunidades? ¿El registro puede ser un beneficio?

En México falta mucho camino por recorrer, pero creemos que el comportamiento ético es lo más importante y va mucho más allá de la regulación en el intercambio de ideas, conocimientos y productos; tiene que ver con valores y principios, pilares de conducta inherentes que deben regir a la sociedad y a las instituciones para hacer respetar el conocimiento y el patrimonio colectivo de las comunidades.

ANIVERSARIO 18

Igual que un organismo vivo, una librería se transforma con el paso del tiempo. Cambia la disposición de los estantes, el ordenamiento de las secciones y el estado de ánimo de los encargados. Aparecen nuevos géneros librescos, otros se dividen y subdividen. Lo mismo sucede con el hábitat: la calle Alcalá no es precisamente la misma que hace dieciocho años, y también son distintos los peatones que se detienen y observan el anaquel de novedades a través de la ventana que da al andador. Cambian los gustos literarios como cambian los estilos de las portadas.

En su conjunto, el mercado del libro también es otro. Las gigantescas editoriales trasnacionales absorbieron a sus rivales menores, mientras se abrían huecos por los que ahora crecen editoriales independientes. La novela-mundo adquirió fama de anacrónica y la narrativa gráfica ocupó un segmento que antes ni existía. Ahora la realidad periodística compite mano a mano con la ficción, y hay ensayistas que se comportan como estrellas pop. La industria del libro se descentraliza gradualmente y podemos leer autores senegaleses, iraníes o coreanos. Escritores occidentales que alguna vez fueron celebridades omnipresentes, sobreviven en las secciones de saldos. Durante estos años, algunos ilusos vaticinaron que el libro físico agonizaría frente al libro electrónico. Se escriben y se publican más libros que nunca.

El lector es en el fondo un personaje incomprensible. La existencia de una librería consiste en descifrar a ese ser mutante. Hoy, la librería Grañén Porrúa cuenta con un área infantil y juvenil en donde un gran tambor tarahumara funciona como mesa de lectura y los sillones son también tambores. Hay un mural, elaborado en barro y tintes naturales por el artista mixteco José Luis García, titulado Tu cuerpo selva. Los libros conviven con obra gráfica y artesanías, y el mainstream editorial convive con alternativas marginales. En la sección de discos se encuentran rarezas locales inconseguibles en otra parte, como un álbum de música barroca ejecutada en el antiguo órgano del templo dominico de San Jerónimo Tlacochahuaya. Hay una sección entera de libros producidos en Oaxaca.

Amada López Curiel, quien está a cargo del local, define la librería como un espacio para pasar un momento agradable. Eso implica mantenerse atento a los detalles: el olor a cedro, la atención amable, la música a bajo volumen o el conocimiento de los títulos. “Te esperamos con los libros abiertos”, es el lema. Aparece el lector en la entrada. Se dirige a un estante y pasa la vista por los títulos exhibidos. Una vez más, es un instante de encuentro.

¡Felicidades!

ENTREVISTA A LA DIRECTORA DE PAPALOTE MUSEO DEL NIÑO IZTAPALAPA

Con el pretexto de su visita a nuestro estado platicamos con Marcia Larios, directora de Papalote Museo del Niño Iztapalapa, sobre la situación actual de los museos. Esto fue lo que nos contó:

Waldini Ortega: ¿Qué es para Marcia Larios un museo infantil?

Marcia Larios: Los museos infantiles se originan en lo que eran los centros de ciencias y tecnología y que después derivaron en los museos infantiles. Desde hace mucho tiempo existe la confusión sobre si son centros de divulgación de la ciencia o son museos para niños. Para mí, la parte de los museos para niños me parece mucho más acotada, porque ya está establecido quién es tu público meta, y me parece que son espacios que buscan atender o abordar los principales intereses de los niños, sus inquietudes y expectativas, lo cual implica el juego, la experimentación, la comunicación y el descubrimiento, es decir, son espacios que deberían buscar realmente dirigirse hacia el interés prioritario de los niños.

Sabemos que el principal público de los museos infantiles son los niños, pero evidentemente ellos no vienen solos, los atendemos con los públicos complementarios que serían, por un lado, la familia, los padres, madres, abuelitos y demás familia extendida, y, por otro lado, el grupo escolar. Muchos de los visitantes que tenemos durante la semana vienen con sus escuelas, así que también se vuelven un público complementario los maestros, los directivos y la gente que maneja los sectores que traen a los niños al museo, así que habría que enfocarse en responder específicamente a las expectativas e intereses de los mismos, porque son su público principal, y distinguirlos de los centros de ciencias.

WO: ¿Con qué retos crees que se enfrentan los museos infantiles hoy en día?

ML: El reto es no sólo de los museos de niños ni de los museos de arte. El reto de los museos es crear espacios vivos. Ya no podemos seguir trabajando solamente en esta parte de las colecciones que la gente viene a contemplar. Evidentemente, ésos son museos que ya pasaron a la historia, pero que aún existen. Los museos deben ser espacios vivos, espacios de convivencia donde se abra el diálogo y donde los diferentes públicos y comunidades puedan convivir entre ellos, y que sea principalmente el museo el detonante de esto. Otra parte que considero muy importante viene ligada con la idea de hacer a los visitantes activos y no pasivos. Por muchos años los visitantes de museos eran distantes, llegaban a lugares donde recibían información y no interactuaban. Creo que ahora la parte importante, y más en los museos infantiles, es la interacción, donde el propio público se vuelve protagonista. Esto mismo te da un gran empoderamiento: la posibilidad de ir descubriendo los propios significados, ir construyendo lo que te dice o te expresa ya sea una obra de arte, un objeto, una colección, o en el caso de los museos interactivos, la exhibición. Esos dos puntos son muy importantes para mí: el museo vivo como un espacio de convivencia, diálogo e inclusión, y por otro lado el empoderamiento de los visitantes: formar visitantes activos.

WO: ¿Qué papel juega la enseñanza en los museos hoy en día?

ML: En los museos afirmamos que: “Somos espacios de educación no formal, y que no pertenecemos al sistema educativo donde los niños van a una clase y aprenden un tema específico”, pero evidentemente somos espacios de enseñanza y aprendizaje. En el caso de los museos tradicionales se parte de colecciones específicas, el visitante aprende directamente del objeto. En el caso de los museos interactivos, el aprendizaje se da por medio de las experiencias que se realizan en las exhibiciones. Aprender directamente de un objeto, como aprender de una exhibición, son experiencias vivenciales significativas para todo tipo de público, y esto es más evidente en los museos infantiles. Por eso es tan poderoso el aparato educativo de los museos interactivos, porque al vivir la experiencia estás interactuando con la exhibición. Al comprender algo porque ya lo viviste, porque ya jugaste con eso, la vivencia se vuelve memorable, parte de tu historia.

También es muy importante la relación y complicidad con los maestros. Muchos de ellos no utilizan los museos como herramientas para reforzar o para revisar algunos temas de su programa escolar. La razón puede ser porque a veces no conocen el museo o no tienen esa relación directa o porque no se les facilita el material y las herramientas, pero nuestro trabajo es darles estas posibilidades, enseñar el camino.

Para mí es muy enriquecedor cuando a un maestro le dices: “Así puede ser”. El maestro lo capta y te da herramientas mucho mejores de las que tú le puedas dar. El aprendizaje se da de manera directa, vivencial, y ahí queda el aprendizaje. Entonces el trabajo de la relación de los museos con la parte educativa me parece fundamental. La relación se da de manera mucho más interesante y fluida cuando puedes tener esta relación entre los educadores de museos y todo el sector escolar: cuando los hacemos partícipes. Creo que ésa es la gran riqueza educativa de los museos.

DIABLOS ROJOS Y GUERREROS FINALISTAS

Después de terminar la temporada regular 2017 de la Liga Invernal Mexicana, todo quedó listo para el primer playoff; las series fueron para ganar tres de cinco juegos posibles, los cuatro equipos calificados son los líderes Diablos Rojos (29-16), Toros Bravos de Moroleón (25-20), Guerreros de Oaxaca (22-23) y Petroleros de Salamanca (21-24). Las confrontaciones fueron primero contra cuarto y segundo contra tercer lugar, por lo que los bicampeones Diablos Rojos se enfrentaron en la primera serie de postemporada a los Petroleros, jugando en Salamanca los juegos 1 y 2 de este playoff, y la conclusión de la serie se disputó en el Fray Nano, casa de los Diablos, los días 8, 9 y 10 de diciembre. En la temporada regular, Salamanca y el México se enfrentaron en nueve ocasiones, con seis triunfos para la Pandilla Roja a cambio de tres victorias para los Petroleros. Ésta fue la tercera serie de postemporada que se enfrentaron Petroleros contra los Diablos. En la primera edición de la Liga Invernal se vieron las caras en la serie por el campeonato de la primera edición de la LIM, y el México se impuso cuatro juegos a tres.

En la segunda edición del circuito de invierno, Salamanca y la Pandilla Escarlata coincidieron en el primer playoff, y en tres juegos los Diablos eliminaron a los Petroleros, para conseguir el boleto a la gran final y encaminarse a la conquista del bicampeonato. En esta ocasión Víctor Bojórquez, manager escarlata, anunció en el siguiente orden a los pitchers con los que confió llegar a la serie por el campeonato de la Liga Invernal Mexicana: Luis Fernando Miranda (5-1, 2.01), José Carlos Medina (3-1, 1.29) y Sergio Valenzuela (1-1, 1.80). Para esta serie se integraron José Carlos Ureña, Julián Ornelas, Omar Meza y Lenix Osuna, jugadores de Diablos que fueron parte de la Selección Nacional Sub23 que participó en el premundial de Panamá, y que conquistó el subcampeonato de la especialidad. Los Diablos Rojos fueron el mejor equipo de la temporada con récord de 29 juegos ganados y 16 perdidos, sacando cuatro juegos de ventaja al segundo lugar. Además fue el líder de efectividad de forma colectiva con un promedio de carreras limpias de 3.55. En cuanto a bateo colectivo, el México también fue el mejor, al batear en conjunto .305 de porcentaje, único equipo en estar por arriba de los mágicos .300. De manera individual, Daniel Jiménez fue líder en tres departamentos, de hits con 62 imparables, carreras anotadas con 39 y 36 carreras producidas; Yousamot Cota fue el campeón de bateo con .392 de porcentaje.

En cuanto al pitcheo se refiere, Luis Fernando Miranda compartió el campeonato de juegos ganados con el guerrero de Oaxaca Ariel Gracia, con cinco victorias; el campeón de carreras limpias fue el mismo Miranda con 2.05 de efectividad. En general fue otra gran campaña para la organización escarlata, en la cual se le volvió a dar oportunidad a los jóvenes de la cantera de mostrar su talento y buscar un lugar para el equipo grande en las temporadas 2018 de la Liga Mexicana. La serie final de la Liga Invernal Mexicana se vivió de manera intensa y quedó definida en cinco trepidantes encuentros con los Diablos Rojos como los triunfadores, por cuatro juegos a uno. Los Guerreros se llevaron el primero de la serie en el Fray Nano con pizarra de 3-2; el México se llevó cuatro juegos de manera consecutiva para conquistar el tricampeonato de la Liga Invernal Mexicana por pizarras de 7-6, 4-3, 5-1 y 7-5 respectivamente. El jugador más valioso de la serie final fue el outfield Daniel Jiménez, quien, además de haber bateado de manera oportuna durante la temporada regular y playoffs, conectó el batazo que le dio el campeonato a los Diablos Rojos. Los Guerreros de Oaxaca y Diablos Rojos son equipos conformados en un 80 % de jugadores egresados de la Academia de Beisbol Alfredo Harp Helú. Es un gran orgullo para el contador Alfredo Harp que esta serie final se haya disputado con talento desarrollado por ambas organizaciones en las instalaciones de su academia. El resultado de este choque tuvo como máximo ganador al béisbol hecho en México.

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