EL PARAÍSO DE LOS DIABLOS ROJOS

Minutos que parecían horas y horas que parecían años, así se vivieron los momentos previos a la inauguración del Estadio Alfredo Harp Helú, la quinta y única casa propia de los Diablos Rojos del México.

Como más de 20 000 personas, Rodrigo Enrique Cortés Armijo se despertó temprano el sábado 23 de marzo para conocer “El Diamante de Fuego”. Jamás contempló ser el primer aficionado en ingresar al nuevo parque, su única intención era llegar con buen tiempo para descubrir con sus propios ojos lo que había leído y escuchado en los medios de comunicación.

Conseguir boletos fue una odisea. Cinco minutos después de dar inicio la venta, Rodrigo alcanzó boletos en las gradas de los jardines, nada que ver con su asiento en el Fray Nano, en el corazón de la Porra Brava.

Llegó a las puertas del Estadio AHH a las 15:15, casi cuatro horas antes del duelo entre los Padres del futuro y sus queridos Diablos, los frutos de la Academia de San Bartolo Coyotepec vestidos de azul y rojo.

Rodrigo tiene 13 años de edad y la destreza suficiente para atravesar con rapidez los arcos de seguridad y encontrarse con “El Diablito”, la escultura de Sergio Hernández. Oficialmente fue el primero en llegar. Cámaras y micrófonos ya lo esperaban para darle trato de celebridad. Ahí pudo contar que sigue al México desde los nueve años y que su jugador favorito es Iván Terrazas.

Como cualquier jovencito que cursa primero de secundaria, cantó con mucho entusiasmo el Himno Nacional Mexicano, mientras su memoria trataba de capturar las imágenes y los sonidos de uno de los momentos más esperados por la afición al beisbol durante décadas. Rodrigo no tuvo la fortuna de conocer a su abuelo paterno, pero fue él quien le inculcó el amor por el beisbol a su papá, quien ahora se encarga de conservar ese legado, como ha sucedido con tantas familias en la Ciudad de México a través del tiempo.

El primer aficionado en el “Paraíso de los Diablos Rojos” desea con todo su corazón ver campeón al equipo. En 2014 estuvo en el Foro Sol cuando el club escarlata superó a Puebla, pero era muy pequeño para comprender lo que sucedía, aunque hoy se sabe perfectamente los detalles del juego que definió “El Haper” Gamboa.

Con mucha seguridad, Rodrigo Cortés afirma que don Alfredo Harp se voló la barda con un regalo tan espectacular para los aficionados, y los conmina a valorarlo y cuidarlo para que se mantenga impecable siempre. Al mismo tiempo, reflexiona sobre la diferencia entre los seguidores de su edad y los que son un poco mayores: los actuales ya no volverán a preocuparse ante la posibilidad de que su equipo sufra el riesgo de quedarse sin hogar.

En tiempos donde las redes sociales son fundamentales para estar bien informado, el Twitter fue el principal aliado de Rodrigo para conocer los avances del Estadio Alfredo Harp durante sus poco más de tres años de construcción. Así se enteró de que la siguiente parte del proyecto incluye un museo y el Salón de la Fama de los Diablos Rojos, que ya espera impaciente, a pesar de que nadie le ha dicho que su foto y su historia ya son parte de lo que ahí habitará.

UN PASO MÁS

El beisbol me ha enseñado muchas cosas. En primer lugar, a conocerme y superarme a mí mismo, a enfrentar mis miedos, a ser respetuoso, disciplinado, agradecido y a nunca darme por vencido, entre muchas cosas más.

El beisbol también exige mucho sacrificio. Pero para mí, hasta el día de hoy, todo ha valido la pena, porque después de tantos años, el beisbol me ha convertido en lo que soy.

Y por eso hoy quiero anunciar que después de 21 años de portar la camiseta de mi amado equipo, los Guerreros de Oaxaca, he decidido retirarme. Sé que éste es el momento indicado, ya que a lo largo de mi trayectoria pude cumplir todo lo que me había propuesto, así que es el momento de dejar el camino para que otros compañeros puedan realizarse y lleguen a triunfar. Yo seguiré mi camino, con nuevas metas, nuevos proyectos y nuevos sueños.

Ha sido para mí un privilegio haber jugado con este equipo, y ser parte de esta gran organización que me brindó la oportunidad de cumplir con el sueño de mi vida, y que a lo largo de todo este tiempo me dio un gran aprendizaje.

No me queda más que agradecer a mis padres por darme la vida, y la oportunidad y confianza de realizar mi sueño; a mi esposa por compartir cada momento y ser mi pilar; a mis hijos por ser la motivación diaria para ser mejor en todos los aspectos; a mis hermanos por siempre estar pendientes de mí y en general a toda mi familia; a los Guerreros de Oaxaca, directivos, personal de la oficina y mis compañeros; a la gran afición que todo el tiempo estuvieron incondicionalmente apoyándome; a los medios de comunicación por seguirme de cerca; al personal de terreno que se esfuerza día con día por tener el campo de juego en óptimas condiciones para que podamos realizar nuestro trabajo… y, por supuesto, a don Alfredo, a su esposa, la doctora María Isabel, Santiago y familia, de corazón: gracias.

Gracias a todos los que contribuyeron e hicieron que mi carrera de beisbolista fuera increíble. Mis mejores deseos en esta temporada para mi equipo los Guerreros de Oaxaca. Y a mi afición, quiero agradecerles que me hayan acompañado en mi último juego, el 7 de abril de 2019.

GASTELUM: “EN NUESTRA MENTE SÓLO EXISTE EL CAMPEONATO”

Los Guerreros de Oaxaca tuvieron un 2018 de “sube y baja”, donde pelearon contra todo, malas rachas, lesiones, etc; pero desde la llegada de Sergio Omar Gastelum, la filosofía cambió a un equipo peleador, un club que no se rinde y que lucha hasta que caiga el último out.

Guerreros vivió un momento difícil en el primer campeonato del 2018, quedando en el último lugar del standing de la zona Sur, para el siguiente campeonato la tropa anunció al cubano Joe Álvarez como nuevo timonel, pero por cuestiones personales Álvarez no pudo continuar. La directiva bélica tomaba una decisión difícil, pero con toda la confianza en la persona que debutaría como mánager y tendrá una gran temporada. Nos referimos al nacido en Ciudad Obregón, Sonora: Sergio Omar Gastelum Galaviz.

“Desde el momento en que llegué a Guerreros, sabía que este equipo estaba lleno de peloteros talentosos y sobre todo que tenían hambre de algo fuerte en su carrera. Llegamos hasta donde pudimos, pero merecíamos un poco más”, comentó el manager bélico.

El sonorense comenzó con una racha negativa en su debut en la Liga Mexicana de Beisbol, pero de forma increíble se levantó y llevó al equipo bélico a su segunda serie final en su historia.

“Fue un momento complicado, pero tenía la fe en que podríamos levantarnos de ese bache y tener buenos resultados. Todo el crédito es de los jugadores, que nunca se rindieron, tuvieron muy presente su objetivo y ahí tuvimos desenlace positivo”.

Sergio Omar es una persona positiva en todo momento, recordamos cuando jugó con Guerreros de Oaxaca, donde la palabra “liderazgo” era un sinónimo en él. Lo demostraba en cada momento que se ponía el jersey bélico.

El mánager bélico nos comentó sobre la temporada 2019, siendo lo primordial demostrar el mismo carácter y entrega que dieron el año pasado. “Primero que nada, nunca me había sentido tan emocionado por iniciar una temporada, tenemos esa espinita clavada por lo de la serie del Rey y estamos comprometidos con nuestra afición y con nosotros mismos; lo que le pido a los jóvenes es demostrar pasión por lo que nos gusta hacer, pensar en nuestras familias y que ellos sean nuestra máxima inspiración. Tenemos toda la fe en que será un gran año para nosotros. Lo difícil, que es hacer que nos volteen a ver, ya lo logramos, ahora es momento de echar a andar todo lo planeado”, recalcó Gastelum.

Cuando le preguntamos sobre el objetivo primordial de Guerreros en este 2019, esto fue lo que nos dijo: “En la organización no tenemos otra palabra en nuestra mente: campeonato. Es el objetivo número uno de todos nosotros, para eso estamos aquí”, finalizó Sergio Omar.

EL LEGADO DE JOHN PADDOCK

Desde épocas remotas, México alberga un mosaico cultural que ha superado los límites del tiempo y el espacio. Hoy, por medio del legado patrimonial depositado en una gran variedad de documentos, se abren incontables posibilidades para la investigación y el conocimiento de nuestras raíces.

Como ejemplo claro de fuentes tan significativas, el archivo personal del pionero antropólogo y arqueólogo estadounidense John Paddock Gibs (1915-1998) concedió a México y al mundo la referencia tangible de destacados estudios, referentes a la arqueología como vía de acceso directa para el estudio de culturas ancestrales.

El legado refleja el quehacer profesional de este singular explorador, quien comenzó su carrera junto al equipo de trabajo del Colegio de México en la ejecución de excavaciones en Tamazulapan Viejo de Oaxaca, en la Mixteca Alta y otros sitios como Yagul, Monte Albán, Lambityeco y Zaachila.

Posteriormente, asumió la Dirección del Museo Frisell de Arte Zapoteca y del Instituto de Estudios Oaxaqueños de la Universidad de las Américas, y participó en numerosas publicaciones notables como la serie Mesoamerican Notes del Mexico City College, el Boletín de Estudios Oaxaqueños de la Universidad de las Américas y como editor del libro Ancient Oaxaca, Discoveries in Mexican Archeology and History en 1966.

Como un experto en la cultura de Oaxaca, su dedicación se extendió de manera permanente con la impartición de cátedra y el desarrollo de investigaciones en campo y gabinete. Dicha trayectoria permitió la generación, atesoramiento y compilación de un rico acervo dedicado a la lingüística, historia, antropología y etnohistoria de Mesoamérica y Oaxaca, conformando así un testimonio inédito y especializado.

Por lo tanto, la documentación del archivo Paddock, como vía indiscutible para el estudio de la arqueología nacional, fue adquirida en el año 2011 por la Fundación Alfredo Harp Helú Oaxaca para su integración en la Biblioteca Juan de Córdova, y así tener la oportunidad de poner a disposición del público una propuesta cultural representativa para la investigación y consulta.

Lamentablemente, tras un periodo de abandono, gran parte de la documentación conformada por correspondencia, manuscritos, mapas, libros, artículos y tesis, material fotográfico y audiovisual diverso se deterioró, pues la falta de un espacio propicio para el resguardo y mantenimiento de los diversos soportes generó daños, en algunos casos tan graves que limitaron la libre manipulación, especialmente, del material fotográfico.

Por esta razón, Adabi de México, como especialista en la salvaguarda del patrimonio documental de la nación, asumió la generación y desarrollo del proyecto Estabilización del Archivo Personal y Fotográfico John Paddock, que de manera prioritaria consideró únicamente impresiones, negativos, placas, películas y documentación asociada por su fragilidad e inestabilidad material.

El proyecto arrancó con la revisión del estado de conservación general del fondo para el establecimiento de un plan de trabajo integral que asegurara el acceso, conservación y adecuado manejo de cada ejemplar. Puesto que los resultados de la evaluación identificaron deterioros causados por el polvo, inadecuado manejo, falta de protección y un considerable ataque de insectos, el proyecto solventó dos necesidades inmediatas: la estabilización y el registro documental.

Las actividades consistieron en instrumentar la conservación como parte medular, inicialmente desde dos niveles de acción: el primero consideró procesos inherentes básicos para el manejo y resguardo del material fotográfico, lo cual implicó limpieza, remplazo de materiales de almacenaje inadecuados, aplicación de sistemas de proyección de alta calidad e identificación y organización de cada ejemplar respecto a su origen de procedencia; posteriormente, a un nivel más profundo, tratamiento de roturas, deformaciones, presencia de cintas adhesivas y faltantes, entre otros efectos, como parte de una intervención mayor; esto permitió la estabilidad material de soportes frágiles. Así mismo, el levantamiento de un registro de inventario formal facilitó la identificación, organización y descripción de contenidos para el acceso de toda la información y el control físico de cada ejemplar.

Con este proyecto, una vez más se evidenció la importancia del rescate de fuentes de esta naturaleza, pues como testimonios de personajes tan comprometidos por el estudio de nuestros antecesores, ahora su contenido queda como un portal extenso disponible que da cuenta de gran parte de la cultura oaxaqueña depositada en diversos registros fotográficos.

Cabe resaltar que la aplicación de metodologías en proyectos de esta extensión es esencial, por lo que la documentación realizada por medio del levantamiento de un inventario preliminar permitió registrar cada uno de los vínculos preexistentes, ya que gran parte del material fotográfico se relaciona íntimamente con el resto del fondo (libros, manuscritos, notas, impresos etc.).

En conclusión, la existencia de fuentes de información como ésta implica un compromiso compartido que sólo pretende mantener la herencia cultural de nuestros orígenes como patrimonio de la nación y de la humanidad, para disfrute y conocimiento de generaciones futuras.

DIPLOMADO EN CULTURA ESCRITA Y ADOLESCENCIA

Haber sido invitada por la Fundación Alfredo Harp Helú al Diplomado en Cultura Escrita y Adolescencia es una de las experiencias más enriquecedoras que he tenido. Desde el primer contacto con Socorro Bennetts hasta el último día en el Centro Cultural San Pablo, tuve la sensación de entrar a un sitio único. Cada uno de los muchos participantes entusiastas que formaron parte del grupo fue un regalo de conocimiento y emoción para mí.

La poesía, sabemos, no es fácil, y tampoco es para todos. Únicamente para aquél que la necesita en el momento necesario. De ahí que el haber escuchado lo que escribieron los maestros, padres, estudiantes y el público en general, me hizo pensar en ese carácter de urgencia que necesitamos todos por la palabra. La palabra dicha, con toda su carga de oralidad, la escrita con su fuerza posible y su encantamiento, y la que todos llevamos dentro, en silencio, como un remanso para nuestros propios sueños.

Crear un espacio como el que otorga la Fundación, en donde la lectura y la escritura van de la mano, es entender que necesitamos de nuevas historias, que nuestra imaginación es lo que nos puede ayudar a sortear las épocas difíciles y que los nuevos territorios son aquellos que nosotros mismos inventamos, convocados por la palabra que es casa y morada a la vez.

Muchas gracias a todos los organizadores por hacer de este sitio un lugar para reinventar el mundo.

KERMÉS FILATÉLICA EN EL MUFI

El sábado 23 de febrero del presente, el MUFI recibió la visita de noventa chicos del Centro de Rehabilitación Infantil Teletón (CRIT), cada uno acompañado de un voluntario de bachillerato del programa Club Amigos. El museo lució lleno de vida durante toda la mañana y parte de la tarde de ese día, y no era para menos, pues nos reunimos más de doscientas personas entre niños, voluntarios, educadores y coordinadores, todos con un único objetivo: divertirnos al máximo y aprender sobre el mundo filatélico.

La preparación del evento comenzó semanas antes, con una reunión del personal educativo del museo y catorce prestadores de servicio social de la universidad La Salle Oaxaca, en la que platicamos y compartimos ideas de las actividades que ofreceríamos a nuestros amigos del CRIT. El apoyo de nuestros voluntarios fue de vital importancia para planear las actividades y preparar el material que utilizaríamos días después con nuestros amigos.

El día llegó. Todo el equipo educativo se reunió muy temprano en el club infantil del MUFI para organizar el material y los espacios que cada chico cubriría. Minutos antes de las 10 de la mañana llegaron cuatro autobuses repletos de sonrisas de los pequeñines que, emocionados, no podían esperar más para ingresar a nuestro MUFI. Los niños descendieron uno a uno y rápidamente el patio de los Comecartas quedó repleto. En ese espacio recibimos a los pequeños con una cálida bienvenida.

La visita comenzó y cada grupo ocupó su lugar en una de las diez mesas de actividades distribuidas en todo el museo. A los lejos se podía escuchar la voz de dos educadoras que, una a una, gritaban las tarjetas de la Lotería Filatélica. “…Es el valor económico impreso en el timbre, ¡el valor facial!” “…Regla usada para medir el dentado en los timbres, ¡el odontómetro!”. Los niños se divertían llenando con su propio cuerpo los espacios restantes dentro de su tablero, con mucha emoción y nervios por ser los primeros y ganar.

En la biblioteca un grupo de niños jugaba con materiales didácticos donados por el maestro Francisco Toledo, quien busca promover la conservación del zapoteco por medio de juegos tradicionales como la ruleta, la lotería o el memorama. Los juegos no dejaron de sorprendernos, pues a través de ellos aprendimos cómo se dicen las partes del cuerpo y los colores en esta lengua.

En el tercer patio se concentraron las mesas de talleres en las que los pequeños dejaron volar su imaginación y creatividad escribiendo cartas, elaborando tarjetas postales, decorando lápices y creando un divertido separador de libros, todas estas actividades asesoradas por nuestros jóvenes prestadores de servicio social.

“¿A quién le escribimos una carta?”: En la primera mesa de talleres, cada pequeñín escribió una carta anónima para compartir sus mejores deseos con uno de sus compañeros de manera azarosa y anónima. Con el “Lápiz Filatélico”, los chicos utilizaron timbres postales para forrar un lápiz y así tener una divertida herramienta con la cual escribir todas las cartas que quieran. En “Stencil+Collage” utilizaron postales hechas con corte láser y, a través de un collage de timbres, dieron vida a las divertidas siluetas de animales de cada postal. Con “Origami”, todos pudimos disfrutar de una breve representación de marionetas que nos contaba la historia de un perro llamado Owney, la primera mascota del Servicio de Correos Ferroviario de Estados Unidos. Al terminar, cada niño realizó un separador de libros con la forma de nuestro peludo amigo.

Durante las tres horas que duró esta increíble experiencia, los niños rotaron entre las diferentes mesas de actividades y así todo el MUFI se llenó de alegría, risas y aprendizaje para todos, visitantes y equipo del museo. Fue una jornada agotadora y el intenso calor no ayudó mucho, pero todos terminamos muy felices, con una gran sonrisa en el rostro y en nuestros corazones.

El MUFI es un museo de gran relevancia nacional e internacional, pues es el único museo de filatelia en toda Latinoamérica, alberga timbres postales de todo el mundo y es visitado por personas de diferentes nacionalidades que se van maravilladas por la temática y arquitectura del espacio. Pero uno de sus grandes logros es generar comunidad en su entorno inmediato. La visita anual del Club Amigos del CRIT es una de las mejores maneras de hacerlo.

ARTE EN EL ESTADIO

En las sociedades contemporáneas, los estadios son el centro esencial de congregación de las multitudes. Las colectividades que ahí se concentran son una expresión de lo que somos todos. En ese sentido, estos recintos son una gigantesca expresión de nuestras culturas. Apuesto a que don Alfredo Harp Helú fue muy consciente de esto al concebir la idea de un gran estadio de beisbol que estuviera, literalmente, cercado por el arte.

En efecto, toda la reja perimetral que circunda el nuevo estadio de los Diablos Rojos es una obra creada por el maestro Francisco Toledo. Las pelotas que ahí se plasmaron en largas láminas de acero transmiten la sensación de movimiento de una bola curva. Al atravesar la explanada se encuentra una escultura de Sergio Hernández custodiando las puertas del vestíbulo: un diablo beisbolista, un cátcher con máscara, arreos y guante. La imagen está pensada para funcionar como talismán, el “muñeco”, en jerga beisbolera, que está ahí para que los fanáticos lo toquen por cábala antes de cada partido.

Desde la arquitectura misma del edificio, el arte se contempla en los espacios como parte integral del todo. En el tercer piso del vestíbulo, los murales de Demián Flores, Amador Montes, José Luis García y Sergio Hernández son un paso obligado para el público. Cada uno de estos artistas conservó su estilo personalísimo, bajo la condición de seguir la temática evidente. En la parte superior del mural de García se lee una de las frases emblemáticas de Harp Helú: “Vivir y morir jugando beisbol”. En el pasillo de salida de los vestidores hacia el campo, se instalaron unos rótulos de luces neón en colores vivos, con algunos de los enunciados que han formado la historia de los Diablos: “Bienvenidos a la antesala del infierno”, o la que exclamó el cronista Basilio “Brujo” Rosell para bautizar al equipo en 1942, tras una remontada legendaria: “Estos rojos juegan como diablos”. En el palco principal se encuentra una pieza de Sabino Guisu: una serie de bats finamente tallados y coloreados con grecas estilo Mitla.

A cada paso, el estadio de los Diablos Rojos del México propone puntos de intersección entre el deporte y las artes plásticas. Tiene mucho sentido. Finalmente, una atrapada imposible en el jardín izquierdo, un pitcheo impecable, un doble play espectacular, un cuadrangular que se pierde en el horizonte, toda gran jugada es una obra de arte.

PALABRAS DE ALFREDO HARP EN LA ENTREGA DEL MERCADO DE JUCHITÁN

Le podré decir a Emilio [Azcárraga] que me encantan todos los deportes, pero el beisbol es prioritario, y aquí en el Istmo, el beisbol es prioritario también. Entre otras cosas, hemos reconstruido uno de los estadios de beisbol que tiene Juchitán, y vamos a seguir adelante. Mi gran objetivo es que la liga de beisbol del Istmo sea tan fuerte como lo fue hace veinte años. Creo que se está logrando, y vamos a seguir trabajando. Hemos trabajado con los gobiernos municipales y con el gobierno estatal, y estamos echando a andar las cosas. Además, ya tenemos más de doce campos de beisbol rehabilitados, y pronto vamos a tener la liga de beisbol. Pero hoy venimos a festejar el mercado 5 de Septiembre que ya es una obra concluida.

Me decían hace poco: “¿Y por qué no se apuran con otras cosas que ofrecieron ustedes?”, porque no es fácil arreglar los monumentos históricos. Estamos trabajando en San Vicente Ferrer y en otros aspectos culturales y vamos a terminar, pero hoy venimos a festejar este magnífico edificio. Enrique Lastra empezó a trabajar en Santo Domingo hace más de veinticinco años, y de ahí ha tenido una serie de alumnos que afortunadamente ahora están trabajando en todo el estado y, por qué no, en otras partes de la república mexicana. Parte de eso se lo debemos a Enrique Lastra, quien ahora tomó el proyecto del mercado.

El primer día después del sismo recibí una llamada de Citibanamex para activar nuevamente el Programa Uno por Uno, un esquema que empezó hace más de veinticinco años. La idea era invitar al público a sumar recursos para las zonas afectadas en el Istmo en ese entonces, el 7 de septiembre, principalmente Oaxaca y Chiapas. Lo que más me llena de orgullo es que participaron, como dijo Ernesto [Torres Cantú], más de ciento veinticinco mil personas. Cada quien puede donar lo que sea, pero hay que agradecerles a todos porque parte de esto –y de todo lo que se está haciendo en el Uno Por Uno– es por esas ciento veinticinco mil personas que participaron, ya sea a partir de un partido de futbol o de lo que donaron generosamente.

Citibanamex ha trabajado intensamente para sumar a otras instituciones. Organizó una campaña ejemplar, además de un plan de ayuda emergente. Me alegra que Televisa, Coca Cola y Gentera se hayan unido para recuperar el mercado de Juchitán. México respondió, por eso quiero reconocer y agradecer la generosidad de todos los participantes del programa Uno por Uno.

La Fundación que lleva mi nombre donó a este programa más de 50 millones de pesos. No es porque quiera mencionar el monto, pero esto -más otras aportaciones- significa que estamos trabajando en el primer sismo y en el segundo que afectó otras zonas de Oaxaca como la zona Mixe y la Mixteca. Cada que visitamos estos lugares tan hermosos, como Juchitán, aprendemos sobre muchas cosas, la comida o los bellos textiles, pero también de lo que deber ser la solidaridad entre los mexicanos y cómo se debe vivir. Por eso estamos muy contentos de seguir trabajando.

Celebramos la entrega del mercado de Juchitán, esto sí reactiva la economía. Luego me preguntan que cómo vamos a crear empleos. Pues así es como se crean empleos y autoempleos. Que es parte de lo que a mi fundación le interesa, porque, además de la educación y la salud, hay que generar proyectos productivos, y éste es el mejor ejemplo de un proyecto productivo. Muchas gracias.

LATIDOS URBANOS

Latidos Urbanos es una exposición presentada en la Casa de la Ciudad que reúne a distintos artistas urbanos, quienes con la premisa del ciudadano como principal catalizador de procesos urbanos, plasmaron en seis intervenciones artísticas un ejemplo de los latidos que vivifican y generan un tejido social a través del rescate de la identidad en la sociedad oaxaqueña. El día 28 de marzo del presente año, la Casa de la Ciudad, en colaboración con los artistas Teack, Asaro, Yescka, TRSPNTCTRC, La Mesa Puerca y Lapiztola, inauguraron dicha exposición demostrando los diferentes tipos de intervenciones artísticas que se pueden realizar en la calle como forma de expresión, entendiendo que la calle es el sitio por excelencia de manifestación social.

Entre murales, stencil, estampación, instalación y videomapping, la muestra ofrece una recreación del espacio público que un transeúnte puede encontrar en las calles de la ciudad de Oaxaca. Mediante un conjunto de frases y reflexiones, permite al visitante generar una introspección sobre la importancia y el poder de regeneración barrial que tienen estas expresiones artísticas en lo público.

La importancia de esta exposición radica en acercar y hacer entendible para todo el público temas como la apropiación del espacio por parte de la ciudadanía, sensibilizando a los oaxaqueños sobre este tipo de temáticas que en ocasiones causan controversias sin que se observe el aspecto positivo que esto conlleva. Una ciudad se mantiene viva mientras más sea modificada por sus habitantes. Cada intervención urbana sobre el reino de lo público, realizada con el interés y la fuerza de sus habitantes, es un latido para mantener vibrante una ciudad. Recorrer una ciudad e ir encontrando estos “latidos urbanos” llevará al espectador a entender en qué medida el ciudadano ejerce su derecho a la ciudad y cataliza procesos vivificantes en sus espacios públicos.

El sentido de pertenencia es una de las armas más poderosas cuando de regenerar barrios se trata. Desde el momento en que un ciudadano se identifica con un lugar y lo siente suyo, comienza un proceso de protección y cuidado que ayuda en distintas maneras al mejoramiento barrial. No se trata del producto, sino del proceso. Es hacer partícipe al ciudadano de la posibilidad de modificar el entorno en razón de sus necesidades, y es aquí donde el arte urbano toma un papel fundamental, pues la fuerza con la que convoca, reúne y organiza una comunidad es tanta como la de un gran proyecto urbano donde se haya invertido una gran cantidad de recursos. Si la expresión artística une y enaltece a su población mediante el sentido de identidad colectiva, imaginemos qué puede hacer la expresión artística en un lugar donde la gente se reúne para platicar e intercambiar costumbres y tradiciones. Latidos urbanos es tan solo una pequeña muestra del poder de renovación urbana que distintos actores de lo público hacen por nuestra ciudad.

Invitamos al público a conocer esta fabulosa exposición, que ayudará a ver el arte urbano como un proceso de regeneración urbana y no como un proceso de vandalismo. Agradecemos infinitamente a todos los colectivos participantes: TEAK, Azaro, Yescka, TRSPNTCTRC, Mesa Puerca y Lapiztola.

FESTIVAL DE CUENTOS PARA NIÑOS

Somos lo que contamos, somos lo que compartimos y somos lo que soñamos.
Cuentos Grandes para Calcetines Pequeños

Del 3 al 8 de mayo, el Centro Cultural San Pablo se llena de monstruos, princesas, hadas y dragones salidos de historias donde la imaginación es el único límite. Por doceavo año, la organización Cuentos Grandes para Calcetines Pequeños presenta el Festival de Cuentos para Niños Oaxaca. Este festival reúne a narradores de cuentos de diversas nacionalidades, para compartir sus propuestas de narración oral como arte escénico.

Teniendo como escenario la BS Biblioteca Infantil de Oaxaca, el Museo Infantil de Oaxaca, el Centro Cultural San Pablo y diversos espacios públicos de la ciudad, los narradores de cuentos compartirán historias de manera gratuita con chicos y grandes, fomentando así el gusto por la lectura, la imaginación y la convivencia.

El intercambio cultural que genera este evento en el que narradores de México, Francia, Colombia, España y Polonia, entre otros, comparten sus líneas de narrración, técnicas y experiencias en el campo, sin duda genera una oportunidad para que el público disfrute de historias provenientes de todos los rincones del mundo.

Las actividades son de acceso libre y se puede consultar la cartelera en la siguiente liga.

ILUSTRANDO LETRAS

Tuve la oportunidad de ser invitado a impartir un pequeño taller sobre estrategias para la lectura en el marco de las actividades que realizan las bibliotecas móviles y el programa de fomento a la lectura Seguimos Leyendo, apoyado por la Fundación Harp, el DIF de Oaxaca y la Universidad La Salle.

Hablamos de diversos asuntos y pude compartir en diversos espacios lo que para mí es más una pasión de vida que una vocación: el dibujo. Recordé que, siendo yo un niño, tuve acceso a ese medio de expresión cuando tomé el primer lápiz en mis manos, y desde entonces puedo decir, como lo expresara Frederick Franken: “Lo que no he dibujado, no lo he visto realmente”. Conocí a tres grupos integrados por hombres y mujeres de distintas edades y pareceres, pero con algo que parece común en las distintas generaciones adultas: la idea de que no saben dibujar.

Esta frase tan común y tan repetida se ha convertido en una especie de obsesión y reto a vencer para mí. Conozco bien la cara que ponen las personas cuando me atrevo a desmentir esa premisa: algunos ríen, otros se rascan la cabeza pensando que escucharán un sermón aderezado con falsos ánimos para pasar el rato; otros de plano miran al techo y escépticos respiran con resignación. Sin embargo, nada se compara al mirar los rostros sorprendidos y las sonrisas extasiadas cuando se logra terminar un dibujo al final de la sesión.

Nunca he dejado de preguntarme por qué dejamos de lado el apetito creativo, las ganas de expresarnos a través del dibujo y, por qué no, de soñar a través de los trazos. Una de las razones la encontré leyendo un libro muy conocido de la maestra Betty Edwards, cuando mencionaba que la mayoría de las personas deja de dibujar a los nueve años de edad, que es precisamente el periodo de nuestras vidas en que los adultos nos exigen tomar con seriedad los asuntos importantes (a su parecer) de la vida.

A partir de esta castración creativa algo pasa con la natural habilidad del dibujo. Ante los reclamos en casa y en la escuela, los dibujos que aparecían llenos de color en todo el espacio de las hojas en el kínder empiezan a migrar hacia los márgenes de los cuadernos, enmarcando entonces todas las notas y lecciones dictadas; se convierten en dibujos marginales. Seguimos creciendo y crecen también las llamadas de atención para dejar de perder el tiempo en la distracción del dibujo y los garabatos emigran hacia la parte posterior de las libretas, convertidos ahora en dibujos clandestinos. Son pocos los rebeldes que persisten en resguardar a toda costa un lugar para que sus dibujos sean mostrados a quienes prefieren pasar de largo. La habilidad y la creatividad dibujística al final caen rendidas ante un hechizo de sueño, como en La Bella Durmiente, para no volver a despertar.

Al considerar y confrontar todos juntos esta historia, decidimos despertar de a poco al instinto creativo de su letargo con una serie de ejercicios. Consideramos juntos la importancia que tienen las imágenes para enteder y asimilar una idea. Esto lo sabían los dibujantes de Altamira, los chinos, los egipcios, los fenicios, los griegos y los romanos. Un mensaje que se transmite acompañado de imágenes es 80% a 90% mejor asimilado que cuando se transmite por texto o simplemente se escucha. Tuvimos pues ahora la oportunidad de comprobarlo nosotros también, y, para ello, recopilamos una serie de poemas infantiles de diversas autorías que hablaban de peces y cocodrilos voladores, nubes que se convertían en sueños y pasteles risueños. Los dibujos comenzaron a aparecer, muy tímidamente al inicio, pero se asomaron cada vez más y más, saliendo de sus escondrijos y de las páginas olvidadas. Las risas curiosas y los ojos avivados empezaban a llenar de destellos el lugar y fuimos entonces a dar el beso cual príncipes y princesas al pequeño durmiente.

Era un agasajo estar entre trazos, hablábamos el mismo idioma y tuvimos curiosidad por conocer las creaciones de unos y otros; sonreíamos como si pudiéramos darnos la mano sobre un muro que nos había impedido saludarnos desde hace tiempo. Surgieron también las historias propias y conocimos los contrastes y las visiones de aquellas cabezas que, según nos dijeron un día, eran mundos diferentes. Recuerdo a Juanita, dueña de una risa tímida y mirada discreta, abstraída en una hoja moviendo por toda ella los lápices y los colores en un mundo que le era familiar y al que había vuelto nuevamente. Su dibujo me recordó mucho aquella etapa en la que la felicidad de mi niñez cabía en una hoja blanca.

Siempre que tengo la oportunidad de participar en actividades de este tipo soy muy feliz. Me siento como aquel chico que cuando compartía sus dibujos encontraba que los demás hablaban el mismo idioma universal: el del dibujo. Espero poder volver mientras tenga aliento a ese lugar común, a ese mundo en el cual se traza lápiz en mano, una vida de eterna inspiración.

CÁTEDRA WILLIAM BULLOCK DEL MUAC

La Cátedra William Bullock es un esfuerzo conjunto del British Council, el Instituto Nacional de Bellas Artes y el Museo Universitario Arte Contemporáneo, que forma parte del programa de cátedras interinstitucionales emprendidas desde la Universidad Nacional Autónoma de México.

En este evento se genera un espacio de reflexión y discusión del quehacer ordinario de los museos de arte, ciencia e historia de México. Se abordan temas políticos, sociales y de inclusión, así como materias de museología crítica. En la museología crítica se concibe a los museos alejados del vitral para hacerlos formar parte de una construcción cultural del espacio en el que se encuentran, convirtiéndose así en un territorio de debate e integrando a sus visitantes en un papel proactivo. Así, los museos salen del canon de contemplación para convertirse en espacios de influencia que emiten discursos plurales en el ámbito social, cultural y étnico.

La cuarta edición de la Cátedra se realizará los días 14 y 15 de junio, y en esta ocasión sale por primera vez de la Ciudad de México. Para el Centro Cultural San Pablo, sede de la Fundación Alfredo Harp Helú Oaxaca y espacio dedicado al fomento de la cultura y las artes, es un honor ser anfitrión y testigo del intercambio de conocimientos generado en un evento de tal relevancia.

TALLER DE TRADUCCIÓN LITERARIA A LENGUAS INDÍGENAS

JA HOICHI TÄTSKTUK
XÄÄMKËJXPÏT AYUUJK – MIXE DE TLAHUITOLTEPEC

Kuts ojts tmatëy ku ja jää’y yïkxon ttsujmatowtë, ojts xyajwïnpity jïts y’ëëtëjkïkyojmï jawaanï mëjk jïts jawaanï tsuj. Amonkëjxtëë ja jää’y jïts jate’n tyïknïkaxë’ëktë ja wyïntsë’ëjkïn. Kuts ojts myï’ïx’oojk tnïmatyä’äky sää y’ayoo’npättëë ja të’ëxyëjk mëët ja mutsk unä’äjk jïts sää ojts y’ëëky ja Nii-no-Ama ku wyïn’aty tpatseeny ja mutsk wïntsën, nukoxï jïte’n ja jää’y ojts y’ääwä’kxtëkïtë jïts wenkïm jyë’ëtë yyä’äxtë mëjk’ampy jïts ja wïnjoox jää’y y’uknaykumää’nyïyï ku ja jää’y wenk tyïk’ayëy mëët ja myatyä’äky. Tää’nïkyojp ku ja jää’y jyë’ëtë yyä’äxtë, ojtsts jïte’n tutä’äky tuki’iyï y’amonkixy. Kuts nitii kya’ukyïkmatoonï, jaa ja Hoichi ojts tmatookojmï ku ja të’ëxyëjk myïkajpxyïyï, miti’ ja tëjktunpë nyïkupäjk’ajtpy:

—Tëëts ëëts wyïn’aty njamatoonï ku mejts tijy jantsy ëy tsuj yë biwa xtakëy jïts ka’ pën nayïte’n ja tsujmatyä’äky tyïktuu’yë’ëyy sää mejts, ka’ts ëëts jïte’n wyïn’aty nnatsjäwï ku mejts jatïne’n jantsy tsuj mtuny säm ïxaa tëë xyïknïkaxi’iky. Akujk jotkujk ëëts ja nwïntsën tëë tyany jïts nayï jate’n kajaa mmïjuuwyä’änyïyï. Nayïte’nts ja’ ttsëky ku mejts mme’nt tutujk xëëw japom japom, kunïm ja nwïntsën wyïnpett tyëjkjotp. Japom nayï jate’n mwïnpett säm yäm. Ja tunpë miti’ yäm tëë m’atswayïyï, nayï ja’ japom m’ats’ïjxä’ïyïp… Nayïte’nts mejts jatu’uk jë ayuujk ntukmatoowä’äny: wïne’npäät ëëts yë nwïntsën yää Akamagaséki y’etwä’äny, ka’ pën xtukmato’ot ku mejts yää m’atsminy. Tëëts yë’ tnï’ane’emy ku ka’ pën tnïjäwït ku yë’ yää y’ity… Ëyts mejts jïte’n ïxaa mwïnpejtnït tsajptëjkjotp…

Hoichi el desorejado, traducción de Luis Balbuena Gómez y Julio César Gallardo Vázquez, COLMIX.
Cuento clásico japonés trabajado en el Taller de Traducción Literaria a Lenguas Indígenas de la BIJC.

CIEN AÑOS DE LAWRENCE FERLINGHETTI

En San Francisco, Estados Unidos, donde colindan el barrio chino y el barrio italiano, en una avenida concurrida donde los turistas se mezclan con los que frecuentan bares y téibols y esos viejos bohemios que han logrado sobrevivir a la invasión de Facebook y Google, existe la librería y editorial City Lights. No sería exageración decir que a esta librería se hacen no sólo visitas sino peregrinajes. Históricamente, la sede californiana de la Generación Beat –ese grupo de escritores contraculturales que surgieron en la década de los 50 para cuestionar, retar y hasta aterrorizar el conservadurismo de la época, figuras como Allen Ginsberg, Jack Kerouac, William Burroughs y Gregory Corso– es todavía una librería y editorial que sigue forjando un camino a contracorriente. El lugar da testimonio de la visión y actividad de su fundador, el poeta Lawrence Ferlinghetti.

Siempre robusto de salud y espíritu, Ferlinghetti cumplió cien años de vida este 24 de marzo. En un mundo donde muchos poetas se consumen por su propia intensidad y se nos van temprano, hay que celebrar con ganas cuando tenemos la suerte de que uno tan importante y entrañable siga entre nosotros. A fin de cuentas, Ferlinghetti es un poeta que afirma la fuerza de la vida. No sólo poeta: también editor, pintor, novelista, dramaturgo experimental, traductor, y cabe decir gran amador de los perros callejeros (como debe ser cualquier persona que lucha contra el sistema). Su poesía es sumamente crítica del régimen político norteamericano, y también sumamente popular: su segundo libro, A Coney Island of the Mind (Un Coney Island de la mente), ha vendido un millón de ejemplares. Jamás ha dejado de escribir: su último libro, Little Boy, acaba de salir este marzo. Ferlinghetti siempre estará vinculado con la ciudad de San Francisco, pero viajaba mucho, visitaba mucho México, y volvió una y otra vez a las tierras oaxaqueñas. Así que en Oaxaca también se celebra su vida.

Ferlinghetti es el hombre que, después de luchar en la Segunda Guerra Mundial siendo joven, adoptó una política de pacifismo absoluto. Es el que hizo su doctorado en la Sorbonne en los años de posguerra, y siempre sentía nostalgia por aquel París de Djuna Barnes y Samuel Beckett. Es el que se mudó a San Francisco en 1951 en busca de un poco de libertad y un buen vino tinto, y ahí abrió, con un socio llamado Peter Martin, una pequeña librería dedicada a la venta de libros en pasta blanda: City Lights. Es el que fundó una editorial en la sede de la misma librería, quien escuchó una lectura del gran poema “Aullido” de Allen Ginsberg y acertó publicándolo. Luego perseveró en defender ese libro cuando los policías de Estados Unidos lo arrestaron y lo pusieron en juicio en los tribunales por “editar y vender material obsceno”. Es el hombre cuya editorial fungió de hogar para la vanguardia beat, pero que nunca se consideró a sí mismo un beat: compañero sí, acompañante de viaje y a la vez el que ayuda a construir el barco (además, uno que nunca destruyó su cuerpo con drogas como hicieron muchos otros). Editó también una gran lista de autores internacionales en traducción al inglés: Nicanor Parra, Pier Paolo Pasolini, Homero Aridjis, Jacques Prévert, Ernesto Cardenal.

En cuanto a su propia poesía, él mismo la define como una poesía “abierta de par en par” (etiqueta que atribuye a Pablo Neruda). De las y los poetas norteamericanos que conozco, me parece que él es uno de los que realmente se aferra a la noción (son mis palabras, no suyas) del poeta como guardián de la consciencia ética humana: “No son tiempos para que el artista se esconda / en las alturas, más allá, detrás de la escena, / indiferente, cortándose las uñas…”. Una poesía con fama de ser accesible y entendible, pero empapada también de la literatura clásica y moderna. Una poesía disidente, de denuncias del capitalismo depredador y el militarismo de su propio país: “Ten lástima a la nación / que no alza la voz / sino para alabar a los conquistadores / y aclamar al bully como héroe / y que pretende reinar sobre el mundo por fuerza y tortura…”. Una poesía de asombro y de manifiestos lúdicos. “Las palabras son fósiles vivientes”. El poeta arma la bestia salvaje… Una apertura del espíritu, pero que no tiene vergüenza del cuerpo humano y el sexo, y con toques ácidos de sátira: “Oh, tengo el blues de la procreación / siempre estamos procreando procreando procreando […] Seguiremos haciéndolo / como si no hubiera / ninguna otra meta en la vida / No hay nada más que hacer en el zoológico…”.

En 1970 salió su libro The Mexican Night, fruto de varios años de viajes en México; una traducción al español, La noche mexicana, fue publicada por los editores de la revista Generación.

Es un libro de prosa libre y onírica que plasma su fascinación por el país. Celebración turística definitivamente no es: indaga en la oscuridad y la muerte, en la pobreza y la posibilidad de la revolución, en el mito del cónsul alcohólico de Malcolm Lowry. (El libro Bajo el volcán siempre ha sido una referencia importante para Ferlinghetti, y en los años sesenta él publica los poemas selectos de Lowry después de investigarlos en los archivos del autor en Canadá). Aquel libro no agota su experiencia en México. En particular, seguía visitando Oaxaca para dar pláticas, presentar libros o simplemente conocer. Algunos trozos fragmentarios de sus visitas se pueden leer en la colección de sus diarios de viaje: Writing Across the Landscape. En Oaxaca de Juárez anota sus reacciones a las marchas campesinas y al carácter colonial de una formal cena diplomática. En Puerto Escondido escribe un texto sobre los pensamientos de un perro y relata que su hijo, buen surfista, salva a una mujer que casi se ahoga en las olas. Asiste a un curso de grabado y en una ocasión fue recibido con la escenificación de una de sus obras de performance. Enseñanzas, pues, que van en ambos sentidos.

Yo, parte de una generación más joven, tuve la fortuna de trabajar una década en su librería y editorial, y considero a Ferlinghetti como un maestro y mentor imprescindible; debo a él y al entorno que creó una gran parte de mi educación literaria y política. Brindemos por él: gracias por nutrirnos y retarnos durante tantos años.

[Las citas de Ferlinghetti en este texto vienen de: “Manifiesto populista,” traducción de John Burns y Rubén Medina, con una corrección; “Pity the Nation,” traducción del autor de este artículo; “¿Qué es la poesía?”, traducción de Betty Ferber y Homero Aridjis; “The Breeding Blues,” traducción del autor de este artículo].

EVOCADOR

Desde marzo pasado, el MTO presenta la exposición Dixrikoö ndie ndachoo ndie dsua xäde Ngigua – Ngiba / Recuerdos del telar de los pueblos chocholtecos. Durante la inauguración, el maestro Gil Heriberto Santiago Cruz dio unas cálidas palabras de bienvenida en ngiba, o chocholteco, su lengua natal. Tanto la creación en textiles, como el uso del idioma están prácticamente en desuso, pero lejos de presentar una visión fatalista, don Gil mostró la tenacidad que lo ha llevado a luchar por su cultura.

Originario de Santa María Nativitas, él fue el único de cinco hijos que aprendió ngiba: sus hermanos lo entendían, pero ninguno logró hablarlo. Don Gil lo aprendió de su madre, quien venía de una familia de costureras de tanto arraigo que le enseñó a sus hijos a usar la máquina Singer, que había sido empleada por distintas generaciones desde finales del siglo XIX. Don Gil recuerda sus días de infancia en el taller de costura, donde llegaban los clientes con sus “cortes” (secciones de tela de tres metros de largo) para encargar enaguas, calzones, camisas y otras prendas. Durante las negociaciones, algunas personas hablaban en ngiba y otras en español; lo mismo ocurría en los días de mercado.

Sin embargo, no fue sino hasta que salió de Nativitas con destino a la Ciudad de México, a los catorce años de edad, que don Gil empezó a valorar la riqueza cultural de su pueblo. En el entonces Distrito Federal, conoció el Museo Nacional de Antropología, cuyas piezas arqueológicas lo fascinaron; también recorrió numerosos templos del Centro Histórico, donde admiraba las pinturas que le recordaban los lienzos que había visto en Coixtlahuaca, cerca de su hogar. Estas visitas lo impulsaron a estudiar pintura y dibujo.

Veinte años después volvió a su pueblo y empezó a tratar más con los hablantes de su propia lengua. Con los años y sus numerosos cargos, tuvo acceso a documentos históricos importantes donde reconocía su idioma, y desde entonces ha tratado de hablar ngiba cada que se presenta la ocasión. Decidió tomar cursos de capacitación para enseñar el idioma y ha participado en distintos foros y talleres a nivel nacional e internacional. Desde 1997 ha sido maestro comunitario, y durante los últimos tres años ha usado a la pintura y al dibujo como medios para enseñar ngiba a niñas y niños de San José Monteverde, agencia de Nativitas, con el afán de que no olviden que su pueblo tiene una cultura propia.

A la par de la lengua, don Gil desea que se recuerden los conocimientos y las tradiciones textiles de su pueblo. Además de dedicarse al campo, los abuelos criaban borregos para luego trabajar su lana y tejer distintas prendas, como los cotones (conocidos como gabanes en otras regiones), las cobijas y las lanillas (prendas angostas y alargadas similares a un rebozo).

La lana también se empleaba para decorar el cabello de las mujeres, pues en vez de usar listones de satín, se tejían cordeles de lana para las trenzas; los cordeles podían estar teñidos con grana cochinilla, o bien, mostraban la variedad de las tonalidades naturales de la fibra de lana. Aunque ya no le tocó verlo, recuerda que los tintoreros que trabajaban con su bisabuelo recolectaban la grana que crecía en los nopales de la región. El tejido de sombreros también fue importante, especialmente en la década de 1960, cuando se tejía la palma para realizar sombreros de labor y sombreros de letra, estos últimos incluían el nombre de la persona que portaba el sombrero, así como alguna frase, como por ejemplo “Recuerdo de Nativitas, Oaxaca”. A partir de los seis años de edad, todos los miembros de la familia se involucraban en el tejido de palma, y para lograrlo se trabajaba en el interior de cuevas, pues se requiere de suficiente humedad para que la fibra se ablande y sea modelable. La mayoría de las veces, estos sombreros eran comprados por “empleadores” de Coixtlahuaca, quienes después los llevaban al valle de Tehuacán y otras localidades en Guanajuato y Guerrero e incluso Estados Unidos. Con la llegada de las fibras de plástico a mediados de 1970, el uso de la palma cayó en desuso.

Don Gil confía en que la exposición que se muestra en el Museo hasta el 16 de junio brinde la oportunidad de compartir el conocimiento y las vivencias del pueblo ngiba. Todas las prendas que han prestado las familias para llevar a cabo esta exposición se guardan en casas como reliquias, como recuerdos. Está consciente del gran reto y de la dificultad que implica el deseo de rescatar la actividad textil, así como de recuperar el uso generalizado de la lengua. Sin embargo, aun si no se logra formar hablantes de chocholteco al 100%, don Gil desea que los niños de la actualidad conozcan su cultura sin sentir vergüenza de ella. Al respecto, dice: “Ya es ganancia que se les reconozca [a las lenguas indígenas] como idiomas o lenguas, no como dialectos, pues eso hace creer que valemos menos, y no; la lengua es muestra de nuestra cultura y debemos sentirnos orgullosos”.

CASA GUIETIQUI, CASA PARA LA CULTURA ZAPOTECA

Estambres púrpuras surgirán del patio de una de las casas céntricas de Santo Domingo Tehuantepec. De diciembre a mayo es la temporada de florecimiento del guietiqui, uno de los árboles nativos de la zona, árbol que inspira el nombre y esencia de la “Casa Guietiqui”, hogar de la cultura y la tradición, tan legendarias como las raíces que se abren espacio para tocar la luz que entra al patio, en sus ramas y en los guie’ chaachis que candorosamente ocultan sus delgados troncos, creyéndose encarnar así un solo árbol de flores amarillas, rosadas y blancas, que son las que liberan al sofocado sol resistente a irse de la casa, desde que ésta fue despojada de su techo de biliguana y morillos.

La Casa Guietiqui fue una de las casas opulentas del lugar, así lo delata su privilegiada ubicación: inmediata por la calle Guerrero a los límites que tuvo el conjunto religioso de Santo Domingo, y por la avenida Hidalgo en la que se acerca al templo de San Sebastián, el cual remata la avenida y atribuye su nombre al barrio al que casa, templo y conjunto pertenecen; la demasía también se conserva en los espesos muros de adobe de la casa, pese a que la cubierta de morillos y biliguana actualmente ya no exista, o a que la casa contigua con la que fue una sola (en otros tiempos) haya sido indiscriminadamente demolida; en efecto, un día, gran parte de la manzana fue ocupada por una gran casa, sin embargo, de la parte ahora inexistente solo subyace un pequeño vestigio y fotos que dan muestra de la prolongación de la cornisa escalonada donde descansaba el alero de canecillos y biliguanas. Actualmente, en la fachada de la Casa Guietiqui prevalece la cornisa ya sin el alero tradicional y el resto de las cubiertas que fueron modificadas probablemente en el año de 1974 por el Gobierno de la República a través de la Secretaría de Obras Públicas (según lo que se lee en la placa del pórtico de acceso), poniendo en su lugar un sistema de viguería y losa de concreto reforzado, bajo el que la casa fue ocupada por el Instituto de Protección a la Infancia.

La devastación de los sismos de septiembre de 2017 también se hizo notar en el predio, los muros de adobe estaban fracturados y desplomados por efecto de la carga aplastante de la cubierta, como la esquina por la calle Guerrero y la avenida Hidalgo, que dejaba ver el interior de la casa por el colapso parcial del muro; una parte significativa de los aplanados se había desprendido, quedando expuestas maquinales consolidaciones en las que el bloc de concreto se sobreponía a las piezas de adobe, o los vanos de acceso e iluminación que yacían desmoronados al carecer de las jambas de ladrillo o de los cerramientos con dinteles de madera que debió tener de acuerdo al sistema constructivo, esto por mencionar sólo algunas de las afectaciones más graves.

En el año 2018, con el financiamiento de la FAHHO se hizo posible la restauración de la casa, se realizaron trabajos preventivos, análisis estructurales, el proyecto y el inicio de la intervención. Al interior la casa estaba sostenida por la madera, y de acuerdo al análisis estructural y de reforzamiento se encuentra por debajo de los requerimientos mínimos de seguridad, lo cual impide que una vez restaurada pueda continuar abriendo sus puertas para el uso que tuvo hasta el mediodía del jueves 7 de septiembre, como Centro de Desarrollo Infantil “Margarita Maza de Juárez”.

La Casa Guietiqui se identifica por un azul frugal que abraza la esquina en una composición de vanos de luz intercedida por herrerías de roleos. La diversidad cultural se extiende a través de un pórtico de acceso y en los dinteles de madera tropical encalada que se abren de cada lado del pórtico. A la espera de recorrer los tramos de las salas a un solo andar, sus pisos y los de las salas son de losetas de cemento rojo con fragmentos de granito que fueron recuperados; la luz entra vastamente por los balcones que dan a la calle y se encuentra con la que atraviesa palpando los pilares y los corredores que bordean el patio, arteria central de la casa. Ahí se revela con más fuerza la esencia del entorno, de la cultura y de la arquitectura a través de árboles de naturaleza legendaria ligados a la tierra cocida y moldeada para colmar la necesidad e inspiración del hombre. El barro cocido se vierte en el patio en frescos ladrillos y tejas rojas. En torno a los árboles, una composición de tejas borda un arriate de flores acompañando a quienes prolongan en hilos y flores las prácticas legendarias de la cultura zapoteca.

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