Editorial

Una de las claras ponderaciones que la pandemia puso sobre la mesa, en el ámbito de la educación, fue la necesidad de contar con plataformas adecuadas —físicas y virtuales— para que las personas en edad escolar, y el público en general, no dejaran de tener acceso a manifestaciones del arte y la cultura. Mientras las sedes de la Fundación Alfredo Harp Helú Oaxaca permanecían cerradas, al interior se gestaban proyectos y se iniciaban cursos, capacitaciones y actualizaciones, se volvía al material con el que se trabaja diariamente para digitalizarlo y ponerlo a disposición de todos: a las colecciones textiles, filatélicas y bibliográficas se les brindó la atención que por las mismas labores cotidianas se había postergado. Uno de estos proyectos que se retomó y puso en marcha fue el de los Sistemas de Información fahho, que abarca la digitalización de referencias bibliográficas y la catalogación de colecciones textiles, pero que cambió de nombre y amplió sus horizontes.

Así, para cerrar el año con noticias agradables, en este número del Boletín hablamos de un proyecto que creció durante el tiempo de la pandemia y que aborda, principalmente, la implementación de una plataforma digital que servirá para conocer los acervos y colecciones que albergan las distintas filiales de la fundación: el Baúl fahho.

A continuación podrán leer en qué consisten las distintas colecciones que resguardan las filiales participantes: fuentes documentales, fotografía, filatelia, numismática, arte textil y, por supuesto, acervos bibliográficos. De igual manera no pueden perderse el número digital de diciembre, ya que daremos continuidad a este amplio tema, compartiendo con ustedes parte de las experiencias que nuestros colaboradores han tenido en este camino.


EL BAÚL: LAS COLECCIONES DE LA FAHHO / FAHH

Los distintos pueblos que hoy habitan el territorio del estado de Oaxaca son portadores de una asombrosa diversidad cultural. Miles de años de convivencia con una geografía accidentada y una flora y fauna variada obligó a las primeras comunidades a adecuarse y especializarse, aunque siempre apoyadas por un intenso intercambio de ideas y objetos con otros, a veces con distancias sorprendentemente largas. El resultado de esta extensa trayectoria es un abanico de expresiones y conocimientos culturales vivos y la existencia de un patrimonio arqueológico e histórico de gran importancia que documenta su devenir. En muchos aspectos, este patrimonio destaca por ser muy particular y característico de su espacio, de acuerdo con las experiencias vividas en estas tierras, rasgo que lo hace especialmente valioso en el contexto nacional e incluso mundial.

Desde las ciudades y sociedades complejas prehispánicas, pasando por los dramáticos años de la colonización española y el inicio de una convivencia forzada y complicada con sus representantes, profundos procesos de adaptación y adecuación resultaron en la actual situación donde a veces parecen coexistir en Oaxaca dos mundos distintos, y, a su vez, profundamente interdependientes y entreverados: las culturas de la ciudad y sus satélites y las culturas de las numerosas comunidades indígenas. Sin embargo, entre estas dos no hay un vacío, sino un espacio de transición donde se tejen mil conexiones que son constantemente negociadas. Numerosos testimonios culturales, tanto del pasado como del presente, dan cuenta de las complejas relaciones entre estos dos mundos, relaciones tan entretejidas que ni siquiera tendrá sentido esbozarlas en el corto espacio de este texto introductorio. Por cierto, tal complejidad social — que puede expresarse en seguida por
medio de episodios de violencia—es a la vez tierra fértil para el arte y la invención o innovación constante, por lo que Oaxaca es, al mismo tiempo, un caldo de cultivo para numerosos experimentos y experiencias sociales y culturales.

Al crearse la Fundación Alfredo Harp Helú Oaxaca hace más de veinte años, este panorama constituyó el telón de fondo y la condición natural para buscar en qué aportar a las comunidades y colectivos para la protección de su patrimonio y medio ambiente, la revalorización de sus culturas y la mejora de la vida y la educación en general a partir de distintos puntos de vista. Desde un inicio, la FAHHO concentró su trabajo en ocho campos de acción: educación, cultura y conservación del patrimonio, salud, asistencia social, medio ambiente, apoyo en desastres naturales, deporte y proyectos productivos. Sin embargo, dentro de este panorama, son los proyectos de cultura, conservación del patrimonio y medio ambiente donde decidió operar los propios en el seno de la Fundación. Aun así, el terreno cubierto es amplio y diverso. Por ejemplo, a lo largo de su existencia, la FAHHO ha creado y abierto al público varios acervos culturales importantes que representan los intereses de sus fundadores y colaboradores más comprometidos. Podemos reconocer temas como el arte textil, que en Oaxaca ha llegado a grandes alturas de las manos de tejedores de las comunidades indígenas; la filatelia y numismática, parte del clásico coleccionismo; los archivos históricos, fuentes indispensables para conocer la trayectoria de las culturas de Oaxaca y, por supuesto, las bibliotecas especializadas de todo tipo: para niños, para investigadores del pasado y de la diversidad cultural de Oaxaca, y para literatos o amantes de la lectura.

Al mismo tiempo, se ha buscado aportar a la conservación y restauración del patrimonio arquitectónico edificado, artístico y documental de Oaxaca, colaborando con instituciones como el INAH, el municipio, con instancias internacionales o de manera individual. Por supuesto, este ramo de la Fundación, iniciado en 1994, tuvo su origen con la participación de Alfredo Harp Helú en la restauración del exconvento de Santo Domingo —en ese momento por medio de Fomento Social Banamex— y la Capilla Abierta de Teposcolula por cuenta propia; la formación de Apoyo al Desarrollo de Archivos y Bibliotecas de México (Adabi) en 2003 y la fundación de la Casa de la Ciudad y el Taller de Restauración en 2004.

Además de lo anterior, son de interés las expresiones actuales y la innovación que surgen de la creatividad de las y los oaxaqueños inspirados en su vasto legado cultural e histórico. En este sentido, las colecciones no son concebidas solo desde la perspectiva de la conservación, sino, sobre todo, para servir de inspiración y fuente de información. Esta mirada a la actualidad y al futuro permea muchos de los proyectos de la Fundación.

Con el crecimiento de las colecciones vinieron las reflexiones sobre su accesibilidad y la necesidad de adoptar las nuevas tecnologías que se insertaban en la vida de las personas en todo el mundo para ofrecer un nuevo acceso. Cuando en 2012 se inauguró la Biblioteca de Investigación Juan de Córdova (BIJC), se propuso trabajar el tema de manera sistemática. Desde el inicio, la filosofía era trabajar con aplicaciones de código abierto y minimizar la dependencia de las grandes empresas de la gestión bibliográfica y de colecciones. La idea era diseñar un sistema hecho a la medida que pudiera servir no solo para las necesidades de la Fundación, sino también para las de otras instituciones culturales de Oaxaca que no disponen de los fondos para pagar los servicios profesionales de las empresas. Un sistema creado así no solo significa que lo puede gestionar y manipular el personal local capacitado, sino también permite adaptarlo a diferentes situaciones y tamaños.

El primer grupo de trabajo que se formó para explorar este camino se constituyó por personal de la BIJC, del Museo de Filatelia y de la Biblioteca Francisco de Burgoa perteneciente a la UABJO, pero aliado histórico de la FAHHO. Posteriormente, otras filiales se unieron a la iniciativa. Ya que la catalogación es un proceso lento y la integración de un portal debe tomar en cuenta las características distintas de las colecciones e instituciones que las resguardan, la primera etapa fue más bien un trabajo casi invisible; sin embargo, puso las bases para lo que sería el portal de la FAHHO en línea que ahora se presenta. Además, la inercia de los proyectos y actividades diarias no nos pemitían trabajar de lleno en un portal, y aún no sentíamos la urgencia de contar con presencia en línea. Suficiente trabajo había al atender las necesidades de servicio y conservación a diario. No obstante, esto iba a cambiar muy pronto.

La aparición de la actual pandemia por el SARS-COV-2 en diciembre de 2019 hizo evidente la urgencia de tener los catálogos y acervos accesibles en línea. El cierre de las bibliotecas y museos significó un golpe para la Fundación, cuya labor no es otra que la de compartir sus acervos y los de otras personas e instituciones con el público de Oaxaca, en forma de bibliotecas, archivos, exposiciones, eventos y conciertos, sea para la población local o para los visitantes.

En consecuencia, se decidió usar el tiempo de la pandemia para trabajar aceleradamente en la catalogación y digitalización de las colecciones y conformar el portal de acceso a las colecciones llamado Baúl FAHHO. Su logo está inspirado en el machimbrado “en cola (escalonada) de milano”, tan típico de los antiguos arcones de Choapan de los que la BIJC resguarda varios.

Al mismo tiempo, se diseñó el nuevo sitio web de la Fundación que sirve como una presentación de la misma y en la que encontramos información sobre los objetivos, la misión y la visión, pero también sobre el equipo y las distintas iniciativas que la conforman, de las cuales, varias mantienen sus propios sitios web. Ahora, por primera vez, la FAHHO se presenta en línea con un portal integrado, de manera conjunta y articulada, que explica qué es lo que hace, cómo y dónde, además de dar acceso a los distintos acervos. Dentro de ello estamos contemplando también la memoria institucional. A más de veinte años de haberse establecido la Fundación, estamos en un buen momento para mirar atrás y contemplar el amplio panorama de acciones y proyectos y todos los productos que de ahí surgen, como libros, revistas, exposiciones, grabaciones, fotografías, informes y memorias. Parte de este pasado está incorporado, pero aún le falta mucho. Esperamos que con el tiempo la plataforma pueda convertirse en bitácora y memoria de las actividades, exposiciones y publicaciones de la Fundación, desde su creación hasta la actualidad, como un complemento del Fondo FAHHO, una colección de la BIJC que reúne todo lo que se ha podido agrupar de libros, revistas, folletos y otros formatos publicados por la Fundación en los últimas dos décadas.

Por cierto, debemos reconocer que el portal no es un trabajo terminado, y que no todo está catalogado (aunque sí inventariado), sino solo una primera etapa de un proceso que tendrá que actualizarse y complementarse constantemente. Actualmente, se cuenta con 44314 títulos catalogados y 5345 objetos digitales en línea. En los meses y años por venir, los equipos de la FAHHO seguiremos añadiendo y corrigiendo para asegurar que cada vez más información sea localizada de manera digital. En este sentido, es importante resaltar que la plataforma es el producto de un esfuerzo compartido que necesitará de la continua atención de todos para hacerla crecer.

¡Muchas gracias a quienes han participado en este gran proyecto!


LA ARQUITECTURA DE NUESTRO SISTEMA: BAÚL FAHHO

Concebido inicialmente como el proyecto “Vitrina y cuarto de máquinas”, el Baúl de la Fundación Alfredo Harp Helú Oaxaca nació a petición de la Dra. María Isabel Grañén, quien nos alentó a buscar formas de aproximación integral a las nuevas modalidades de difusión de la enorme riqueza de los acervos que alberga la FAHHO, pensado en los usuarios que visitan las unidades de información de nuestra red a través de plataformas digitales de consulta.

Durante el confinamiento por COVID-19, la FAHHO pasó por una evolución tecnológica para confrontar este reto: desde la renovación de la infraestructura del Centro Cultural San Pablo hasta la implementación de un software de administración y automatización de bibliotecas en la nube. Surgió así un comité conformado por integrantes de varias instituciones de la Fundación, el cual evaluaría formas y mecanismos sobre asuntos digitales con el fin de alcanzar el objetivo y el reto propuesto.

La primera parte fue hacer un análisis previo de las entradas con las que contábamos: un catálogo y un repositorio en línea utilizado únicamente por el grupo conformado por la Biblioteca de Investigación Juan de Córdova, el Museo de la Filatelia y la Biblioteca Fray Francisco de Burgoa. Eso era todo. El comité dictaminó utilizar tecnologías basadas en el uso de la nube — como Amazon— para implementar los sistemas que a nivel institucional se iban a utilizar para la automatización de bibliotecas y unidades de información. Quienes aún no participaban se capacitarían para comenzar el proceso de catalogación de acervos. Se realizaron entonces migraciones y conversiones de datos de sistemas arcaicos, como SIABUC y Winisis, al formato marc21 para trasladarlos y visualizarlos en el nuevo sistema. Se implementó la versión 20.05 de Koha, un sistema de código abierto diseñado y creado por bibliotecarios de todo el mundo, lo que permitió la apertura del Catálogo de Referencias Bibliográficas de la FAHHO, disponible en: catalogo.fahho.mx.

En cuanto al ahora Repositorio Digital FAHHO, se optó por actualizar el sistema previo por la versión más reciente, asequible y estable para el momento: DSpace 6.3. Se resolvieron así muchas problemáticas detectadas, como la nula documentación técnica del sistema, la normalización de registros de la plantilla Dublin Core Qualified, y la más importante, el control y estandarización de protocolos de digitalización y catalogación del repositorio digital. Se trasladó el sistema local a la nube para eliminar problemas de conectividad y electricidad y se capacitó al personal para utilizarlo. El portal se encuentra accesible en: repositorio.fahho.mx

Dado que solo algunas filiales poseían página web, se optó por implementar un sistema multisitios en la nube, el cual permitiría la administración centralizada a través de un único servidor y administrador. Se creó un grupo especializado de diseñadores y encargados de páginas para apoyar y sugerir los estándares básicos e institucionales que debía poseer esta plataforma, y gracias a ellos fue posible la capacitación en Diseño Gráfico y uso del sistema. En este punto ya todos utilizábamos WordPress y Elementor para la creación de estos sitios. Nuestro kiosco de páginas se encuentra disponible en: pages.fahho.mx.

El sistema Collective Access utilizado por el Museo Textil de Oaxaca, e implementado en la nube, ha sido una iniciativa de largo plazo que funge como medio de consulta para los principales acervos de esta institución. Para el próximo año se integrarán más proyectos que robustecerán la plataforma, ya que de momento solo está disponible la exposición “Fibras de Abya Yala”. Este espacio es una muestra del arte textil resguardado en el acervo del MTO: se aprecian tejidos y bordados de los pueblos originarios, desde la Patagonia hasta Alaska, así como de las comunidades afrodescendientes, mestizas y euroamericanas de todo el continente. Actualmente disponible en: fibrasabyayala.museotextildeoaxaca.org/

Para dar lugar a proyectos independientes e iniciativas auspiciadas por la fahho, así como a exposiciones en línea de las unidades de información, surge “Publicaciones y Exposiciones de la fahho”, que funciona a través del sistema Omeka S. Gracias al apoyo de jóvenes de servicio social de la Biblioteca de Investigación Juan de Córdova se dan a conocer tres exposiciones en línea: “La FAHHO para niños”, “Cartillas de Alfabetización del Instituto Lingüístico del Verano” y “Exposiciones de la BIJC”. Estos sitiosexposiciones estarán en constante actualización y se encuentran disponibles en: exposiciones.fahho.mx

El conjunto de todos estos sistemas conforma el Baúl FAHHO, y converge en un único metabuscador, implementado con el software libre VuFind. En él se encontrarán y se podrán buscar los contenidos albergados en cada una de nuestras plataformas, y dado que estas se encuentran en línea, se debe tener en cuenta que la actualización se realiza de forma constante.

Gracias al trabajo en equipo de todos los catalogadores y encargados será posible acercar nuestros acervos a los usuarios finales mediante una única dirección: baul.fahho.mx


Formar un acervo: las colecciones del Museo

Detalle del tejido de una falda de boda; San Pablo Mitla, Oaxaca, comunidad zapoteca del Valle de Tlacolula, hecha a mediados del siglo XX. Lana hilada a mano teñida con grana y otros tintes naturales, tejida en telar de cintura. Ligamento labrado controlado por los lizos, procedimiento ingenioso que antecede a los telares Jacquard y éstos, a su vez, a las primeras computadoras. Diseño de “maicito”, “cacao” y “culebra”. Colección de Octavia Schöndube, donada por la fahho al MTO.

El Museo Textil de Oaxaca ha albergado más de cien exposiciones en los catorce años transcurridos desde su inauguración. Ninguna de ellas ha durado más de cuatro meses, para evitar que se deterioren las fibras y los tintes. Algunas han sondeado la creatividad de artistas individuales o en grupo, mientras que otras han buscado explorar una idea: la influencia de los pueblos islámicos en los tejidos latinoamericanos, por ejemplo, o las posibilidades técnicas que ofrece el ixtle, fibra extraída de un grupo de plantas que evolucionaron y se diferenciaron en México. El acervo del Museo, integrado en un principio por cuatro colecciones enfocadas en Oaxaca, ha crecido y se ha diversificado para que las exhibiciones hagan dialogar a los textiles locales con los materiales, las técnicas, los diseños y los símbolos de otras áreas de México y del mundo.

Acompañar, como hemos hecho, una falda de enredo zapoteca con un sari de la India puede parecer incoherente. A primera vista, no podrían ser más disímiles como prendas de uso. Una es densa y resistente, el otro es delicado y escurridizo. La primera se ciñe a la cintura, el segundo cubre casi todo el cuerpo. Sin embargo, al examinarlos con cuidado, se desdibujan las diferencias. En ambos tejidos encontramos fibras hiladas a mano, teñidas con un colorante obtenido de insectos. Uno y otro lienzo envuelven a la persona sin recortar la tela ni entallarla. Para mayor convergencia, tanto la falda de gala como el sari rojo tuvieron la misma función social en polos opuestos del globo: vestir a la novia durante los rituales que tejen lazos entre dos familias y renuevan la conciencia de pertenecer a una comunidad cultural.

Al hermanar enredos y saris, la aportación estética de los textiles mexicanos gana resonancia en el concierto de las artes. Por tres siglos, Oaxaca fue la fuente del tinte rojo más preciado para las alfombras y los satines, además de los dulces y los cosméticos. El nopal y su insecto parásito marcaron la paleta de artistas estelares de Occidente, desde El Greco y Rembrandt hasta Van Gogh. Pero la historia que aspiramos a narrar en el MTO es la crónica íntima de personas sin renombre, no por ello menos talentosas. Al buscar tejidos hermosos en distintos rincones del mundo y resaltar los vínculos que percibimos entre ellos, tratamos de hacer visible la universalidad de un gusto refinado y, al mismo tiempo, la pérdida dramática de ese sentido de belleza en la vida cotidiana de una sociedad global, enajenada de sus raíces.

Hemos logrado reunir en el mto siete grandes colecciones que suman más de cinco mil piezas, formadas mucho tiempo antes de la fundación del Museo, además de otras colecciones más pequeñas y varios centenares de textiles que hemos conseguido uno por uno. Cinco de las grandes colecciones fueron donadas al mto; las otras dos fueron compradas para el Museo por la Fundación Alfredo Harp Helú Oaxaca, que financió la adquisición y restauración del edificio que lo alberga, además de sufragar todos los gastos para que operara el mto desde su fundación.

Colección Familia Harp Grañén

La presidenta de la FAHHO comenzó a formar una colección de textiles en 1998. Esta se compone de más de 500 piezas; la mayor parte de ellas pasó por las manos de don Crispín Morales Osorio, fundador de la empresa Oaxaca y sus Regiones en el Mercado 20 de Noviembre de esta ciudad. Don Crispín inició su negocio vendiendo rebozos de Chilapa, Tenancingo y Moroleón para las mujeres oaxaqueñas que acostumbran todavía a usarlos. Tiempo después, comenzó a ofrecer también huipiles, blusas y otros textiles indígenas para el turismo creciente. A lo largo de cuatro décadas fue apartando piezas que le llamaron la atención por su calidad, integrando así una colección representativa de la indumentaria tradicional del estado durante el período de 1960 a 1990. Además de los trajes de don Crispín, la doctora Grañén adquirió numerosas piezas más recientes del destacado galerista y promotor del arte textil Remigio Mestas, y también obtuvo, de manera directa, ejemplos notables hechos por tejedoras en diversas localidades. Esta colección documenta los cambios en las tradiciones textiles de muchas comunidades de Oaxaca en la segunda mitad del siglo XX y los esfuerzos por recuperar una producción de calidad.

Colección de Madeline Humm

Madeline Humm nació en Zürich, Suiza, en 1928, y su madre fue una artista textil destacada. En 1956 Madeline se trasladó con su esposo, Hans Mollet, a Lima, donde vivieron por cuatro años y emprendieron varios viajes al interior de Perú, fascinados por el mundo indígena. En 1960 se mudaron a la Ciudad de México, donde crecieron sus cuatro hijos. En 1977 se establecieron en Puebla. La señora Humm viajó incesantemente por todo México y Guatemala, haciendo amistades y adquiriendo textiles en diversas comunidades. Se formó como fotógrafa y etnógrafa de manera autodidacta. Además de la indumentaria, documentó otras expresiones del arte popular, la arquitectura vernácula, los mercados y las fiestas de un México en vías de desaparecer. Doña Madeline falleció en Puebla en mayo de 2005, legándonos su acervo de más de mil textiles y once mil fotografías gracias a la generosidad del maestro Francisco Toledo, quien adquirió esta importante colección justo en abril de 2005 y la donó al MTO al momento de su fundación. La colección incluye un tejido virreinal que nombramos “tlàmachtēntli”, fragmento de un huipil maravilloso que nos ha permitido recrear el uso de la pluma en el telar, como describimos en números anteriores del Boletín.

Incluye también algunas piezas que datan de principios del siglo XX, si bien el grueso corresponde a las décadas de 1950 a 2000. La documentación de la colección es excelente, pues doña Madeline fue una investigadora metódica que registró de manera rigurosa un gran volumen de información.

Detalle de un patolu (sari de boda), tejido en Patan, estado de Gujarat, India, primera mitad del siglo XX. Seda devanada y torcida a mano, teñida al parecer con el insecto llamado lac y otros colorantes naturales. Los diseños indican que este sari estaba destinado a una novia musulmana; fueron logrados anudando la urdimbre y la trama antes de teñir, siguiendo tres baños consecutivos en tintes distintos, proceso sumamente laborioso. Galería de Yosi Barzilai, adquisición del MTO.

Colección de Ernesto Cervantes y Josephine Brown

Nacido en Oaxaca de Juárez en 1902, Ernesto Cervantes Morales migró en los años 1920 a la Ciudad de México, donde se relacionó con José Vasconcelos, Diego Rivera, Tina Modotti y otros artistas. Alentado por ellos, comenzó a vender sarapes de Teotitlán del Valle en los círculos intelectuales de la época. Estableció, poco tiempo después, una galería de talavera poblana y arte popular oaxaqueño. Más tarde creó un taller de mantelería de algodón, operando cientos de telares de pedales en Xochimilco, el barrio de los tejedores en su ciudad natal.

La Casa Cervantes se convirtió en una de las principales promotoras del textil tradicional mexicano. Don Ernesto reunió, a lo largo de cinco décadas, un extenso archivo fotográfico y una gran colección de arte prehispánico, virreinal y contemporáneo; forman parte de ella más de 500 textiles de todo el país, incluyendo numerosas piezas del siglo XIX y principios del XX, con un énfasis en Oaxaca. Buena parte de los ejemplos más recientes fueron adquiridos por su esposa Josephine Brown, quien era originaria de Springfield, Tennessee, y había estudiado arte. Al llegar a México, ella se interesó por los bordados, particularmente las blusas tradicionales.

Desafortunadamente, don Ernesto y doña Josephine nunca prepararon fichas o etiquetas de su colección, pero sí me narraron muchas anécdotas que me han permitido documentar varias piezas notables. Doné al mto esta colección y archivo que heredé de ellos por ser mis tíos abuelos.

Colección de Alejandro de Ávila

Junto con la colección de Ernesto Cervantes y Josephine Brown, al fundarse el mto doné cerca de 700 textiles que había reunido de 1970 a 1990 Adquirí y documenté la mayoría de estas piezas en sus comunidades de origen, que se ubican en dos grandes regiones: el noreste del país (San Luis Potosí, sur de Tamaulipas y sur de Nuevo León) y la Sierra Madre del Sur (en el occidente de Oaxaca y oriente de Guerrero).

Las tradiciones textiles del noreste de México, en particular, son prácticamente desconocidas y están muy pobremente representadas en los museos, dentro y fuera del país. Revisten interés especial por tratarse de comunidades mestizas donde una gran diversidad de técnicas y diseños se conservó vigente hasta mediados del siglo pasado. Esta colección incluye algunos formatos y estructuras de tejido de calidad excepcional que no habían sido documentados previamente en México. Buena parte de las piezas datan de fines del siglo xix o principios del xx. La colección cuenta con fichas detalladas de cada pieza, respaldadas con notas de campo, transcripciones de entrevistas, grabaciones y fotografías.

En el siguiente número del boletín describiré las otras grandes colecciones integradas al acervo del mto, así como las donaciones que hemos recibido en años recientes.


Una labor en beneficio del patrimonio documental y fotográfico de México

Apoyo al Desarrollo de Archivos y Bibliotecas de México ha colaborado con los proyectos archivísticos y de conservación que se emprenden en la Fundación Alfredo Harp Helú Oaxaca; ha rescatado y organizado bibliotecas y restaurado documentos deteriorados por el paso del tiempo. Así, hoy en día, la Coordinación de Fuentes Fotográficas de Adabi se suma a los esfuerzos por organizar y digitalizar parte del acervo que resguarda la Fundación para ponerlo al alcance de todos los interesados. A continuación, comentamos seis proyectos de estabilización, rescate y digitalización de fotografías.

La labor de la asociación se enfoca en procesos de estabilización, organización, inventariado e incluso de conservación, capacitación especializada y asesoramiento, para apoyar actividades y proyectos de la FAHOO que en los últimos años han visto la luz. A continuación, mencionamos algunos de los proyectos en los que Adabi ha colaborado, del año 2014 a la fecha, en un trabajo conjunto con la Fundación y en los que ya se ha ahondado en este número.

Proyecto de estabilización del archivo fotográfico personal de John Padock (2014). Se centró en salvaguardar una parte importante del registro arqueológico de la ciudad de Oaxaca que realizó el investigador John Padock —archivo adquirido en 2011 por la FAHHO—. Tal registro se conforma por un acervo documental que incluye correspondencia, manuscritos, mapas, libros, material fotográfico, y tuvo como resultado 14367 ejemplares fotográficos estabilizados, cuyo proyecto fue ejecutado por la Coordinación de Fuentes Fotográficas.

Conservación del archivo documental y fotográfico Rebeca Ofelia Barrera Rivera (2018). En junio de 2017 Adabi recibió cajas de cartón, plástico y madera, bolsas de plástico y tela, carpetas y sobres sin datos o referencias consistentes que contenían el archivo de la maestra en Historia del Arte Ofelia Barrera. La documentación, material fotográfico y audiovisual se organizó en tres rubros principales: documentación (impresos, manuscritos y tarjetas) y registro fotográfico de códices; imágenes de sitios, monumentos, paisajes e inmuebles, y una colección de vistas estereoscópicas de época. Se hizo la entrega a la Biblioteca de Investigación Juan de Córdova de los expedientes, el material fotográfico y audiovisual ordenado bajo un esquema de registro formal para identificar, describir y acceder a la información.

Automatización del Acervo Documental Juan Vené del Salón de la Fama del Beisbol Mexicano (2019). Como parte de sus actividades de asesoramiento, la Coordinación de Fuentes Fotográficas de Adabi elaboró las recomendaciones generales para la preservación de la Biblioteca Juan Vené; ejecutó un diagnóstico y asesoró al bibliotecario sobre los procesos necesarios para garantizar la adecuada automatización de contenidos.

En 2017 se concluyeron las tareas de ordenación, selección, catalogación y digitalización de imágenes que pertenecen a la Colección Fotográfica Alfredo Harp Helú de este recinto. Los trabajos de estabilización de una parte del material continúan al día de hoy. Proyecto de estabilización, restauración y digitalización de las colecciones fotográfica, bibliográfica, hemerográfica y documental de la Familia Sayeg-Helú (2020). Un total de 230 ejemplares (libros, revistas, recortes de periódicos, documentos y fotografías) fueron debidamente almacenados y digitalizados en alta resolución para su óptima conservación y puesta a disposición del público interesado. Este fondo pertenece a la Sra. Mari Sayeg Helú e hijos.

Proyecto de rescate de fondos y colecciones documentales y fotográficas en custodia del Museo Textil de Oaxaca (2021). Adabi entregó siete fondos (Alejandro de Ávila, Ernesto Cervantes, Roger y Thony Johnston, Anita Jones, Isabel Quijano León, Claude Stresser-Péan, Irmgard Weitlaner Johnson) organizados, clasificados, restaurados y estabilizados al Museo Textil con el objetivo de dar seguimiento a las tareas de conservación del patrimonio asociado a la fahho. Proyecto de rescate de la Colección de 34 retratos de Porfirio Díaz (2022)

Se rescató una colección compuesta por 34 retratos de Porfirio Díaz que fueron donados a la doctora María Isabel Grañén Porrúa por la maestra Guadalupe García.


Colecciones de las bibliotecas

Un apartado de gran relevancia dentro del Baúl de la Fundación Alfredo Harp Helú Oaxaca es el que reza “Libros y manuscritos”, que es donde se reune un número importante de referencias bibliográficas de los materiales que resguardan las diferentes bibliotecas de esta fundación y filiales.

A las principales tareas de la FAHHO —promoción del deporte, revalorización y cuidado del medio ambiente y apoyo a la salud— se suma el rescate y difusión de textos que datan de distintas épocas y que se encuentran en diferentes lenguas; lo que explica la adopción de las bibliotecas Andrés Henestrosa y Jorge Luis Borges, además de la creación de una especializada en textos en lenguas originarias y la creación de la Red de Bibliotecas Infantiles BS, entre varias más. Hoy encontramos en línea —es decir, a disposición de todo aquel que las necesite y que tenga un dispositivo con internet— las referencias bibliográficas de los acervos de cada una de las filiales (a excepción de las BS) que componen esta fundación.

Con un proyecto de Adabi, en el 2008 se empezó a catalogar el acervo bibliográfico de la Biblioteca Francisco de Burgoa que anteriormente solo estaba inventariado. Ante la necesidad de poner al alcance de los usuarios la información, en el 2017 se consideró incluir los registros en el Sistema de Información de la FAHHO (SIFAHHO) para empezar a crear un catálogo colectivo. Hoy, desde el Baúl, tenemos acceso a referencias bibliográficas no solo de su colección antigua, sino también de sus colecciones especiales, que contienen fondos que pertenecieron a importantes personajes de la cultura, política y salud del estado, como el Lic. Benito Juárez Maza, Matías Romero, el Dr. Aurelio Valdivieso y Jorge Fernando Iturribarría, por mencionar algunos. Entre los tipos de materiales que han sido catalogados se encuentran libros, publicaciones periódicas, documentos, fotografías y dibujos.

La Biblioteca de Investigación Juan de Córdova, inaugurada en 2011, al mismo tiempo que el Centro Cultural San Pablo, se ha ganado un reconocimiento por parte de los estudiosos que aterrizan en sus salas para consultar libros especializados, hacer la tarea o leer el periódico. Pero también por parte de los expertos —lingüistas y filólogos— en las lenguas originarias del estado, atendiendo a “la defensa, promoción y preservación de las lenguas y los documentos mesoamericanos” como razón de ser de esta biblioteca. Así, para quienes no tienen la fortuna de pasearse por sus salas o de apoltronarse en sus escritorios, el Baúl FAHHO representa una buena oportunidad. Al día de hoy se ha catalogado un 60 % del acervo de la BIJC, y desde el buscador del Baúl se puede acceder las referencias bibliográficas de manera gratuita. Debemos agregar que, afortunadamente, todas las colecciones se encuentran en constante crecimiento. Los fondos y colecciones que componen este acervo son los siguientes:

El Fondo John Paddock está integrado por fotografías, planos, notas de campo y publicaciones de sus investigaciones arqueológicas, así como sus estudios de códices y lienzos pictográficos.

El Fondo Irmgard Weitlaner Johnson contiene “la investigación de mayor rigor, amplitud y profundidad sobre el arte textil indígena”. Esta compilación alberga documentos que la maestra generó durante una trayectoria de 70 años, lo que le otorga a esta colección una importancia fundamental no solo para el estudio de textiles de Oaxaca, sino de México.

El Fondo Luis Castañeda Guzmán, integrado por fotografías, correspondencia, mapas, planos y otros documentos impresos, da cuenta del recorrido profesional de este abogado y político oaxaqueño, pero también de su participación en el ámbito de la educación y cultura. Aquí encontramos documentos que pertenecieron a su padre, Julián Castañeda, y donaciones de amigos y personas que consultaron documentos y libros de su biblioteca personal.

El Fondo Thomas Smith-Stark lo conforman más de 2500 publicaciones, entre notas, materiales de docencia, borradores, mapas y dibujos de su proceso de investigación, así como su correspondencia personal. La importancia de todo este material se vuelve mayor al agregar las aportaciones que hizo a los estudios de lingüística histórica, lenguas mayenses, zapotecas y hasta a la lengua de señas. Como dato último, desarrolló el que posiblemente sea el más detallado y completo diccionario de una lengua zapoteca contemporánea.

La Biblioteca María Isabel Grañén Porrúa contiene el registro de 61 ejemplares en los que la doctora en Historia y presidenta de la FAHHO ha participado, ya sea como autora, prologuista, presentadora o editora. Destaca el libro de su autoría Los grabados en la obra de Juan Pablos: primer impresor de la Nueva España, 1539-1560 que además cuenta con un prólogo de Clive Griffin y notas del impresor Juan Pascoe. También se registran catálogos de exposiciones, biografías y monografías de temas relacionados con el quehacer de la fundación que preside, como es la historia, el deporte, la gastronomía, entre otros.

La Biblioteca de don Manuel Porrúa arroja 2 430 resultados, que son los libros que el editor e impresor pudo adquirir y atesorar durante su vida. Se registran 695 libros sobre literatura, siendo la de México la predominante.

La Biblioteca de la familia Harp Grañén contiene 947 resultados, y los temas que la componen son arte, beisbol, botánica, historia de Líbano, geografía, literatura, arquitectura, entre otros.

Por otro lado, el acervo de más de 40000 volúmenes sobre historia y literatura mexicana que perteneció al escritor ixhuateco que da nombre a la Biblioteca Andrés Henestrosa se ha catalogado en un 30 % para el Baúl FAHHO. Como se menciona más adelante, han sido catalogados poco más de 5300 objetos, y se cuenta con el registro bibliográfico de 4135 entradas.

En este compendio de referencias bibliográficas, el ávido buscador encontrará 264 libros sobre historia general americana, 204 sobre lengua y literatura, 146 sobre filosofía, psicología y religión, 72 sobre historia mundial, entre otras materias, como medicina, música, ciencias sociales y leyes.

Se ha señalado que su colección de libros sobre historia es una de las más completas sobre el tema en Oaxaca. De ella se encuentra el registro de una Colección de cuadros sinópticos de los pueblos, haciendas y ranchos del estado libre y soberano de Oaxaca —por nombrar solamente lo dos ejemplares más antiguos—, impreso en 1883 por Ignacio Candiani, y Las ruinas de Mitla, de Manuel Francisco Álvarez, impreso en 1900 en los Talleres de la Escuela Nacional de Artes y Oficios para Hombres. En cuanto a los libros sobre literatura, cuenta con un ejemplar de De Lamartine de 1861, traducido por Francisco Zarco.

La biblioteca de la Casa de la Ciudad, especializada en temas de urbanismo, sustentabilidad, arquitectura oaxaqueña y restauración, cuenta con poco más de 2800 ejemplares, de los cuales, 237 se encuentran catalogados en el Baúl FAHHO. Desde enciclopedias, ficciones y catálogos, las referencias bibliográficas que estudiantes y especialistas podrán encontrar —material audiovisual, libros, monografías, enciclopedias y publicaciones periódicas— se enriquecen constantemente; al día de hoy, el proceso de catalogación apenas se encuentra en su fase inicial.

El licenciado José Lorenzo Cossío y Cosío, como se ha mencionado en diversas notas de este boletín, fue un bibliófilo y coleccionista mexicano del que destaca su labor como director de academias de filatelia, numismática y ciencia, y como asesor de cuatro presidentes de la república. Su gran colección bibliográfica se ha dividido en dos repositorios, uno en el edificio de Adabi, en Coyoacán, y otro al interior del Museo de la Filatelia de Oaxaca, a unas calles del corazón de la ciudad. En ambos casos, las bibliotecas llevan su nombre. En cuanto a la colección especializada en filatelia —que contiene a su vez la colección “Beisbol”, “México” y “Postales”—, el Baúl FAHHO aloja registros bibliográficos de 19 ejemplares, puesto que el proceso de catalogación de este acervo se encuentra en su fase inicial. Sin embargo, en el Repositorio FAHHO ya se encuentran más de 2000 imágenes de timbres postales.

Mas adelante ampliaremos la descripción sobre el Fondo Antiguo perteneciente a la Biblioteca José Lorenzo Cossío y Cosío que se resguarda en Adabi y que se ha catalogado dentro del Baúl FAHHO.


Acervo fotográfico de Irmgard Weitlaner
en el Repositorio Digital FAHHO

Detalle de una faja femenina de San Juan Tuxtepec, Edo. de México. Muestra figuras geométricas de animales y plantas.

Ha sido todo un viaje y un placer el conocer cada una de las fotografías que la maestra Irmgard Weitlaner Johnson tomó durante sus viajes a diferentes pueblos originarios de México y de los países colindantes del Sur. En ellas no solo he visto textiles y sus diversas formas de elaboración, también he conocido paisajes, montañas, ríos, formas de organización social y personas que habitan esos lugares. Dada esta coincidencia, a continuación hablaré de la colección fotográfica de la maestra Irmgard Weitlaner, acervo que catalogué en tiempo pandémico, desde noviembre de 2020 hasta principios de este año.

Para mostrar un poco sobre su vida debo decir que la maestra Irmgard (1914-2011) fue hija del antropólogo y lingüista austriaco Roberto Weitlaner, de quien heredó el gusto por conocer pueblos originarios de América. Sus primeras expediciones fueron en la zona chinanteca y mazateca de Oaxaca. En sus fotografías se puede observar que el trayecto lo realizó en su mayoría en animales de carga, atravesando ríos o puentes colgantes, y solo alguna vez en tren o avioneta. Dedicó su vida al estudio de las tradiciones textiles de México y Mesoamérica y en años posteriores tuvo una escuela de jóvenes aprendices de esta tradición.

En varias de las fotografías aparecen quienes fueron sus compañeros de viaje: Jean Bassett Johnson, Bernard Bevan, Guy Stresser-Péan, Bodil Christensen, entre otros. Estos investigadores publicaron diversas obras con temas antropológicos, etnográficos y de textiles que surgieron de su atenta observación en estos recorridos, tales como The Mazatec Calendar (1946) de Robert e Irmgard Weitlaner, Brujerías y Papel Precolombino (1971) de Bodil Christensen, y Los chinantecos y su hábitat (1987) de Bernard Bevan.

Algunas de las escenas e imágenes que han llamado mi atención muestran la pulcra vestimenta de las mujeres en una procesión religiosa de Puebla, adornadas con abundantes tlacoyales que forman un rodete en la cabeza y rematado con un paño de gasa; los coloridos y floreados huipiles mazatecos acompañados de un enredo blancoazul de telar; los geométricos y brocados huipiles chinantecos que abundan en rojo; los elegantes posahuancos mixtecos teñidos con caracol o añil; la gran variedad de fajas labradas en diferentes estilos y figuras; los quechquemitl de tan geométrica y complicada elaboración, así como la singularidad y arte de cada malacate o aguja para la creación de innumerables textiles.

El acervo fotográfico Irmgard Weitlaner contiene alrededor de 22000 imágenes en diferentes formatos (positivos, negativos, gran formato, diapositivas, fotopostales) que se resguardan en la bóveda fría de la Biblioteca de Investigación Juan de Córdova. Actualmente se ha catalogado una parte de las de “formato positivo”. En los años venideros, la catalogación de este acervo continuará con el fin de que más personas puedan conocer las tradiciones textiles y el recorrido de Irmgard entre los años 1935 1975.

Irmgard Weitlaner, Jean Bassett, Louise Lacaud y compañía en Teopoxco, Oaxaca. [1938].

La tarea de catalogar a veces puede resultar tediosa porque implica revisar detenidamente cada fotografía y hacer una descripción objetiva de la que no escape, ni sobre nada; pero también implica documentarse, comparar y revisar bibliografía. En este caso, la información que contiene cada imagen se complementa con los diarios de campo y las notas que la maestra Irmgard tomó en cada recorrido. Aunado a ello, las fotografías están relacionadas con otras que pueden haber sido tomadas desde otro ángulo, desde otro formato o desde la cámara de alguno de los viajeros que la acompañaron.

En el Baúl de la Fundación Alfredo Harp Helú Oaxaca, un portal para acceder a bibliotecas y a otros acervos culturales que promueve esta institución, encontraremos un repositorio digital en el que participan la Biblioteca Francisco de Burgoa, el Archivo Libanés de México, la Biblioteca de Investigación Juan de Córdova, entre muchas otras. En esta última se encuentran fotografías ya digitalizadas y catalogadas de la colección Irmgard Weitlaner, misma que se irá actualizando.

Para la catalogación hemos empleado la plantilla Qualified Dublin Core a través de DSpace 6.3. Todas las fotografías tienen una calidad media o estándar para facilitar su descarga en línea, y por supuesto, se pueden solicitar digitalizaciones de mayor resolución para fines académicos.

Esperamos que este repositorio sea una herramienta para investigadores y curiosos que deseen conocer los textiles mexicanos, los lugares que Irmgard visitó, así como las costumbres de estos pueblos.

Te invitamos a visitar este acervo que la BIJC y la FAHHO ponen a tu disposición.


De la vía angosta a la vía ancha

Conscientes de la importancia y la necesidad de dar a conocer nuestra historia, el Baúl de la Fundación Alfredo Harp Helú de Oaxaca surge como respuesta a esta necesidad, dando lugar a un repositorio donde los proyectos apoyados por dicha fundación ponen al alcance del público interesado y curiosos una gran variedad de libros, manuscritos, fotos, textos, acervos postales y de arte textil digitalizados.

Así, al término del proyecto de organización, restauración, estabilización y digitalización de los diferentes elementos que componen la colección Manuel R. Palacios, estos serán puestos en el Baúl a disposición del público para continuar con el compromiso de la FAHHO, Adabi Oaxaca y el Museo Infantil de Oaxaca de preservar y difundir la historia ferroviaria en nuestro estado.

A continuación les contamos detalladamente sobre uno de los elementos más importantes que resguarda el Fondo Manuel R. Palacios: la revista Ferronales.

El sueño de unir a Oaxaca con el resto de la república a través de vías férreas surgió en 1848 con el presidente Benito Juárez; pero fue hasta 1889 que comenzó la construcción de esta línea, impulsada por Matías Romero y Porfirio Díaz.

El 13 de noviembre de 1892 se inauguró, finalmente, la Estación del Ferrocarril de Oaxaca, por el gobernador Gregorio Chávez y el presidente Porfirio Díaz. Durante sesenta años, pequeños trenes de vapor atravesaron los valles y las montañas oaxaqueñas, llevando y trayendo consigo ilusiones, recuerdos y esperanzas. Pero esto terminó en 1952.

El 10 de agosto de ese año partió el último tren de vía angosta de la ciudad de Oaxaca. Impulsado por la locomotora NM226, el convoy fue despedido con música, arreglos florales, entonaciones del himno nacional y lágrimas; escena que se repitió a su paso por Telixtlahuaca, Las Sedas, Parián, Anonas, Santa Catarina y Tomellín.

Nueve días después de tan emotiva despedida, partió de la estación de Buenavista, en la Ciudad de México, el tren de vía ancha que serviría de prueba para el recién construido tramo entre Puebla y Oaxaca. Remolcado por la locomotora de diésel 6300 llevó consigo los carros 1111 y 1247, el pullman “Ignacio Zaragoza” y los coches especiales 3539 y 3518.

El 20 de agosto de 1952 entró a los andenes de la estación de Oaxaca el primer tren de vía ancha. Materialmente cubierto de flores, fue recibido entre gritos de júbilo y agradecimiento al presidente Miguel Alemán y al entonces gerente general de los Ferrocarriles Nacionales de México, Manuel R. Palacios, quien fungió como maquinista en tan importante momento.

En octubre, tras la prueba de la vía ancha, comenzaron los preparativos para su inauguración. Manuel R. Palacios convocó entonces a un concurso de carteles bajo las temáticas “La nueva vía ancha” y “Oaxaca turístico”.

Los artistas mexicanos no tardaron en responder y con las obras reunidas se realizó una exposición en el patio del Palacio de Iturbide, en la Ciudad de México. De este concurso resultó ganador, en el tema “Oaxaca turístico”, Juan Renau, y en “La nueva vía ancha”, Mauricio Devaux.

El relato contado hasta ahora ha sido reconstruido gracias a diferentes artículos de revistas Ferronales1
que forman parte del archivo histórico Manuel R. Palacios, un acervo donado a la FAHHO por la familia
Palacios, y que ha quedado a resguardo en la antigua estación del ferrocarril.

Algo que llama la atención es que la última mención de la inauguración de la vía ancha, en dichas revistas, es en octubre de 1952, justamente con el concurso de carteles. Resulta extraño que en adelante no se haya escrito acerca del evento de inauguración, a pesar de la precisión que caracterizó a los escritores de Ferronales.

Aunque a primera vista podría considerarse que esta historia quedó inconclusa, gracias a la amplitud del archivo Manuel R. Palacios y al trabajo de organización, restauración y estabilización hecho por el equipo de Adabi Oaxaca se ha podido conocer más información respecto a este periodo.

Dentro de los documentos particulares del Lic. Palacios se encontró una carta escrita por su secretario particular, el Lic. Juvenal González Gris, dirigida al entonces gobernador de Oaxaca, Manuel Cabrera Carrasquedo. En la misiva se notificaba de la llegada del presidente Miguel Alemán y “119 invitados más” entre los días 22 y 23 de noviembre para la inauguración de la vía ancha.

Asimismo, en el archivo se encuentra un documento fechado el 23 de noviembre de 1952, etiquetado como “Discurso pronunciado por el señor Licenciado Manuel R. Palacios, en la ceremonia inaugural de las obras de ensanchamiento del Ferrocarril Mexicano del Sur. México-Oaxaca”. En este discurso se cuenta la historia de los ferrocarriles en la república, los cuales representaron un superávit que fue disminuyendo a medida que las máquinas y su equipo fueron desgastándose y su conservación, abandonada.

Los estudios realizados al interior de Ferrocarriles Nacionales de México sobre las condiciones económicas prevalecientes en la línea, arrojaron que hubo un incremento natural y constante de la carga a partir de 1934, lo que justificó la necesidad del ensanchamiento de la vía. A partir de ese momento comenzó la modernización de la vía angosta para dar paso a la vía ancha.

Este monumental proyecto, en el tramo que une a Puebla y Oaxaca, requirió de 978910 m3 de tierra para reforzamiento de terraplanes, y 631 000 m3 del mismo material para la ampliación de cortes. La obra exigió el reforzamiento de 1111 puentes que permitieron el paso de trenes de gran tonelaje.

En líneas de menos frecuencia de tráfico se utilizaron 52 742 toneladas de rieles de 60 y 85 libras, procedentes de las líneas que fueron renovadas. Para las rutas con mayor demanda y curvatura se utilizaron 14 560 toneladas de riel nuevo de 112 libras, procedentes de Francia, y se consolidó la vía con un total de 1 045 520 metros cúbicos de balasto.

Gracias a la documentación particular del gerente, Manuel R. Palacios, que ha sido organizada recientemente por Adabi, sabemos que en esta obra trabajaron 3000 hombres de la administración de los FNM, en su mayoría del departamento de Vía, pemachadores de puentes y tanques, puenteros, albañiles y cuadrillas regulares, en cuyos esfuerzos se reconoció que la mayor riqueza de un país está en su gente.

La continuación de la historia no retratada en la revista Ferronales, sobre la ampliación de la vía ha sido realizada gracias a la documentación particular del Lic. Manuel R. Palacios, misma que fue resguardada por su familia. En ese sentido, hacemos una invitación a reconocer la riqueza que se encuentra en archivos personales, fotográficos, acervos documentales y objetos patrimoniales.

1 El último tren de vía angosta en la línea del mexicano del sur. José Antonio Rodríguez, agosto 1952. La ofrenda del pueblo. Mariano Franco M., septiembre de 1952. Concurso de carteles sobre la nueva vía ancha de México a Oaxaca, octubre 1952.


Una estrategia para la conservación y visibilización de las colecciones filatélicas en el Repositorio Digital FAHHO

A partir de la creación de la Red de Unidades de Información de Oaxaca, RUIO, la relación con las coordinadoras de la Biblioteca de Investigación Juan de Córdova, la Biblioteca Francisco de Burgoa y la Biblioteca José Lorenzo Cossío y Cosío fue fundamental, pues sabedoras de las necesidades en los acervos —desde la organización de las colecciones, catalogación, conservación y difusión— participaron de manera conjunta en la elaboración del proyecto Sistemas de Información de la Fundación Alfredo Harp Helú Oaxaca, SIFAHHO, en beneficio del extraordinario acervo cultural que resguarda esta Fundación y que hoy en día, mediante el Repositorio Digital FAHHO, pone al alcance de estudiantes, investigadores y público en general, distintos objetos digitales. Este proyecto es el resultado de la sinergia de quienes custodian los distintos acervos de la FAHHO, un importante ejemplo del trabajo colaborativo que se ha extendido a todas las filiales y que, hoy en día, es un gran equipo interdisciplinario comprometido con la preservación y difusión del patrimonio cultural.

Actualmente el Museo de la Filatelia de Oaxaca resguarda en su acervo más de 60 colecciones, las cuales están organizadas por país o por temática. Para el proyecto SIFAHHO se eligió una de cada tipo: la colección México y la de Beisbol. Sin embargo, otro de los criterios a considerar fue, de la primera, su relevancia histórica, y de la segunda, el hecho de que es la colección temática más grande de nuestro acervo. Ambas colecciones se exhiben de manera permanente en la Bóveda Mufi y reúnen más de cinco mil piezas filatélicas.

Así como un filatelista experto necesita del instrumento elemental —la lupa— para identificar las variedades (por ejemplo, dos o más timbres con el mismo motivo, con diferentes características en su color, dentado), tipo de papel (grueso, delgado, satinado), marcas de agua o algún detalle de impresión, el curador digital requiere una observación disciplinada para catalogar una pieza postal, aunado al conocimiento que necesita sobre las normas de catalogación propias de la bibliotecología y la constante actualización en temas de digitalización, catalogación y derechos de autor.

El proceso de catalogación de colecciones filatélicas es complejo, incluso lo ha sido desde el diseño de las plantillas Dublin Core, en las cuales se anotan los metadatos para describir los recursos. Sin embargo, sobre la práctica, a prueba y error, los curadores digitales adquieren experiencia en la identificación de elementos para un adecuado registro de información del objeto digital.

El desarrollo del proyecto en el Mufi posibilitó la implementación de estrategias que cubrieran ciertas necesidades de las colecciones en un mismo proceso, como es el caso de la digitalización en la que fue oportuna la actualización del inventario y el registro del estado de conservación de las piezas, así como la integración de elementos faltantes o de reciente adquisición. Es pertinente mencionar que ya que estas piezas forman parte de las exposiciones permanentes del Museo, se tuvo que capacitar al personal para mostrarle la adecuada manipulación durante el proceso de desmontaje, digitalización y, nuevamente, en el montaje, momento en el que es imprescindible cerciorarse de la adecuada colocación de soportes (hojas de álbum y cartulinas), de esta forma como de la reposición de monturas, mylar y esquineros, procurando así la conservación de la colección.

Para el Mufi, el Repositorio Digital fahho constituye una excelente iniciativa, una estrategia aplicable a la preservación digital de las colecciones, con amplia posibilidad de llegar a nuevos públicos y nuevas generaciones de coleccionistas al visibilizar el gran acervo filatélico y numismático de México y el mundo. Las colecciones del museo en el Repositorio son un gran logro y un buen modelo a seguir para futuros espacios museísticos que contribuyan en la preservación de la filatelia mundial. Próximamente, el equipo del Mufi enfrentará un nuevo reto: digitalizar su primera colección numismática.

Lo anterior nos hace pensar, de forma ambiciosa, en lo que implicaría preservar digitalmente las colecciones del Mufi. Por el momento, y con gran entusiasmo, compartimos que la catalogación de la colección México ha concluido, esperamos recibir las emisiones restantes de este año para que en el 2023 se integren a la colección digital.


El Fondo Antiguo de la Cossío en el Baúl

La Biblioteca José Lorenzo Cossío y Cosío se compone de cuatro colecciones: Bibliográfica —que data del siglo XVI hasta el XX, y que consta de libros antiguos, históricos y modernos, publicaciones periódicas y material gráfico—, la Documental, la Fotográfica y la de Objetos. Dentro de la Colección Bibliográfica sobresalen las obras sobre historia de México, arte, arqueología, literatura, derecho, la colección de folletos sobre ciencia, historia y lingüística, los códices facsimilares, la primera y segunda serie de la revista Artes de México, los Breviarios del Fondo de Cultura Económica, la colección SepSetentas y Sepan Cuantos de la Editorial Porrúa. La mayoría de los libros modernos son primeras ediciones y muchos de ellos están dedicados por sus autores al Lic. José Lorenzo Cossío.

Dentro de esta colección bibliográfica encontramos el Fondo Antiguo que está conformado por 710 volúmenes: 4 del siglo XVI, 81 del siglo XVII, 505 del siglo XVIII y 120 del siglo XIX; destacan los impresos mexicanos de los siglos XVII, XVIII y XIX. Los principales temas de este Fondo tratan sobre la biblia, catecismo, derecho civil y eclesiástico, teología, predicación y biografías. Sobresalen los sermones del siglo XVIII. Idalia García, en su texto Religión y tipografía: la protesta de fe en el impreso novohispano, menciona que los sermones representan una transición de la cultura oral de la predicación a la cultura impresa. En la Biblioteca Cossío también se resguardan sermones de cuaresma, de los misterios de la virgen y de nuestro señor Jesucristo, así como panegíricos escritos, principalmente, por el padre Carlos de la Rue, Luis Burdalue y Paolo Segneri de la Compañía de Jesús. La mayoría de los libros tienen marcas de propiedad, como las marcas de fuego de las diferentes órdenes religiosas, institutos y particulares a los que pertenecieron, exlibris manuscritos o en estampa y sellos en tinta y broquelados de sus antiguos dueños.

Se trata de libros de una gran belleza por los grabados xilográficos y calcográficos que lo adornan, por las letras capitulares floreadas e historiadas, así como por sus encuadernaciones en pergamino o cuero.

A partir de este proceso de catalogación del acervo que resguardan las diversas sedes de la Fundación Alfredo Harp Helú Oaxaca y filiales amigas, los ejemplares provenientes de la Cossío que tienen su registro en el Baúl FAHHO suman 80 elementos, que versan sobre temas específicos como apologética, derecho eclesiástico, historia de la Iglesia y vida monástica y religiosa.


Colección del Museo

En los primeros meses de funcionamiento del Museo Diablos, los visitantes han expresado cuáles son sus objetos favoritos dentro de un universo que comprende desde trofeos y anillos hasta carteles y revistas de diferentes épocas. Sin embargo, la mayoría de los asistentes manifiesta que aquellos artículos o prendas que usaron los grandes ídolos de los Diablos Rojos los transportan al pasado para volver a vibrar con lo que sus ojos registraron, o en muchos casos, lo que leyeron o escucharon mientras crecía su pasión por el equipo de la historia incomparable.

Entre tantas piezas valiosas que portaron las glorias del ayer se han seleccionado algunas de las que han causado más impacto entre los visitantes.

La careta de Francisco Paquín Estrada, primer jugador de exportación en la historia de los Diablos Rojos y cácher con más temporadas jugadas en la Liga Mexicana, por ejemplo.

La chamarra de Ramón Arano, máximo ganador en la historia de la Liga Mexicana y pícher que venció a los Yankees de Nueva York (este artículo es propiedad de la Familia Arano).

El guante de Raymond Dandridge, pelotero que, a pesar de no jugar en Grandes Ligas, ocupa un sitio en el Salón de la Fama del Beisbol de Estados Unidos. Aunque su posición natural fue la tercera base, con el México figuró como short stop.

La camisola y gorra de Benjamín Cananea Reyes, mánager con más juegos y campeonatos ganados en la historia del equipo, también conocido como “El Súper Mánager”.

El guante usado por Roberto Ramírez en sus dos juegos sin hit ni carrera. La colección también incluye la pelota del out final de uno de esos juegos, el segundo para ser precisos.

Guante y bat de Ramón El Diablo Montoya, espectacular jardinero de entrega total, indiscutiblemente el jugador más famoso en la historia del equipo escarlata.

Y mención especial para diferentes piezas donadas por la familia de Leo Rodríguez, considerado uno de los mejores terceras bases en la historia del beisbol mexicano y que con los Diablos fue jugador, coach y mánager interino. Entre los diferentes objetos destaca el uniforme completo que portó en 1964, además de otras franelas y manopla. La colección de objetos de don Leo es posiblemente la más grande del Museo Diablos y estamos sumamente agradecidos con su esposa e hijos que desde un principio nos brindaron su valiosa ayuda.


La filantropía como vocación

Con el apoyo de un gran equipo de personas, la Fundación Alfredo Harp Helú Oaxaca ejecuta diversos proyectos especializados en áreas específicas en beneficio de la comunidad y atendiendo diversas necesidades. Desde hace más de veinte años, mucho del esfuerzo filantrópico del contador Alfredo Harp Helú se ha canalizado en Oaxaca.

Uno de estos proyectos especializados es la Casa de la Ciudad, donde promovemos una mejor calidad de vida de los habitantes de la ciudad, apoyando e impulsando iniciativas de mejora de espacios urbanos y generando una cartelera de actividades continuas que incentiven la convivencia entre los habitantes, el diálogo y el aprendizaje en diversas áreas relativas al estudio de la ciudad.

Cada 8 de noviembre se celebra el Día Internacional de la Filantropía con el motivo de reconocer la labor de quienes realizan algún trabajo voluntario y desinteresadamente, en beneficio de la población más vulnerable y buscando transformar la calidad de vida de las personas. La filantropía se manifiesta de distintas formas, de manera individual o en acciones colectivas. Una forma de filantropía es dedicar conocimiento y tiempo en instituciones que persiguen este objetivo.

A partir de esta vocación, en la Casa de la Ciudad hemos ejecutado, en lo que va del 2022, una serie de acciones para acercar a la comunidad a nuevas formas de comprender y percibir la ciudad. Ejemplo de ello fue la exposición “Radiografía Urbana de Oaxaca” que, con motivo de nuestro aniversario número 17, mostró el resultado de una investigación realizada en el Observatorio Urbano en temas ambientales, demográficos, económicos de espacio público y movilidad en la zona metropolitana de Oaxaca.

Este año regresamos a los talleres presenciales de ciclismo para niñas y niños en edad preescolar y primaria con el proyecto «mio Sobre Ruedas», los cuales se gestionan en colaboración con el Museo Infantil de Oaxaca el último sábado de cada mes, con el objetivo de enseñar a niñas y niños a andar en bici desde tres niveles esenciales: equilibrio, primeras rodadas y adquisición de habilidades complejas.

Este proyecto forma parte del programa “La Ciudad en Bici” en donde buscamos incentivar el uso de la bicicleta como modo de transporte.

Es importante destacar que continuamos con conferencias y charlas abiertas al público que tocaron temas como las nuevas tecnologías para la construcción de viviendas vernáculas, la protección del patrimonio edificado, las zonas arqueológicas y la ciudad, los espacios públicos, etc. Además de complementar nuestra agenda con diversas exposiciones que buscaron acercar a los espectadores a nuevas formas de percepción de los contextos urbanos.

Es importante comprender la importancia y el impacto de estas acciones en la labor filantrópica de la FAHHO para incidir en el desarrollo, conservación y mejoramiento de la ciudad en beneficio de sus habitantes, así como en la defensa de una ciudad más humana y sustentable.

Conoce más acerca de nuestro trabajo en: casadelaciudad.org


Reencuentros

Sucedió bajo la sombra de un árbol solitario, un palo mulato que por mucho tiempo cobijó a los niños que se refugiaban bajo su follaje; a los enamorados que se besaban en su ambiente verde y fresco, a las familias que descansaban en un día soleado… El 19 de octubre del 2021 volvió a recibirnos, en pleno otoño, sosteniendo sus hojas para cobijarnos y escuchar nuestras Cucharadas de Poesía.

Lectoras y lectores voluntarios del programa Seguimos Leyendo recibieron el llamado, tomaron sus poemas y vinieron a leerlos con nosotros en el atrio del Centro Cultural San Pablo, sede de nuestra Fundación Harp Helú Oaxaca. Nos reencontrábamos después de un año y medio de haber puesto pausa a nuestras actividades. Sin duda, el volver a vernos, escucharnos y estar nuevamente juntos para leernos y sentirnos mediante la palabra, la rima y el verso fue un momento muy emotivo.

Cada martes un lector trae un poema, y estos son elegidos con el alma, y al leerlos damos un poco de nosotros: “¡Ah la poesía…! Su música flecha la razón y el corazón”, como lo expresa Evelina Macellari, mientras Lucy Sandoval dice que es como “un brebaje”. Hoy cumplimos un año de encontrarnos y ojalá que sean más mientras haya alguien que lea y otro dispuesto a escuchar “una dosis exacta de poesía”, como lo expresa Ana Quintana.

Los reencuentros están dispuestos: los esperamos todos los martes a las 11:30 horas en el Centro Cultural San Pablo para seguir alimentando el espíritu con Cucharadas de Poesía.


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