El traje de tehuana en San Pablo

Sin duda, una de las expresiones artísticas más llamativas durante las celebraciones de la Guelaguetza es el traje del Istmo de Tehuantepec. Los trazos ordenados y los motivos florales y coloridos sobre el terciopelo negro del traje de esta región, son expresión de la identidad cultural, forjada en la tradición zapoteca y adaptada a los cambios sociales y económicos en la zona durante el siglo XIX. Francie Chassen ha señalado en su obra más reciente Mujer y poder en el siglo XIX (Turner, 2020), los elementos anteriores son producto de un mestizaje indígena con la modernidad:

Ningún otro traje indígena mexicano recibió esa gran influencia victoriana de grandes faldas, ni usó tantos textiles y ni adornos importados. Por otro lado, esta combinación de elementos revela una creatividad en el telar y un sentido de moda único en un grupo indígena. Tal vez el huipil […] es un símbolo idóneo del genio y adaptabilidad de la sociedad istmeña.

De acuerdo con la tradición, el traje está adornado con flores bordadas en rojo y amarillo que, junto con el blanco y el negro, han sido colores muy populares entre las personas del Istmo. No es claro cuándo surgió esta moda, sin embargo, los motivos florales habían llegado a México con la famosa Nao de China “que llegaba a Acapulco y traía textiles y adornos de Oriente”.

Ya en el Istmo, las flores de gusto europeo fueron sustituidas por las flores nativas de guieshuba y alcatraces. Por otro lado, Chassen señala que la instrucción sobre la máquina de coser Singer, a finales de siglo XIX en Tehuantepec, “proporcionó una novedosa fuente de inspiración para las istmeñas, con la que desarrollaron complejas decoraciones geométricas”.

Este traje, festivo y elegante, ha servido de inspiración a Salime Harp y al equipo de Studio Xaquixe para montar una instalación monumental en el atrio del Centro Cultural San Pablo. De esta manera, los artistas buscan intervenir el espacio para presentar su visión del traje istmeño a partir de un diseño floral hecho con la técnica de vidrio soplado. Salime ha retomado los elementos ornamentales de la tradición del traje para sintetizarlos en una serie de figuras y patrones que exhiben el esplendor del traje de la tehuana como homenaje a la identidad regional y nacional.


Sabermetría en el beisbol y la revolución de la data

Desde hace algunos años, el término “Sabermetría” ha sonado con recurrencia en el mundo de la pelota para referirse al responsable de ciertos aspectos que tiene el beisbol moderno en comparación con sus versiones pasadas.

Con simpatizantes y detractores, la Sabermetría —también conocida como “análisis avanzado del juego”— como hoy se le llama en las Ligas Mayores de Beisbol, es la búsqueda de la información empírica para tomar la decisión más probable de ser exitosa a la hora de construir un equipo, dirigir una novena, lanzar un pitcheo o hacer swing a un envío.

¿Por qué se le llama “Sabermetría”? El término es una castellanización del anglosajón SABRmetrics creado en 1971 por Bill James (el patriarca del movimiento en ese entonces) y surge de la sigla SABR de la Society for American Baseball Research (Sociedad Americana de Investigación del Beisbol). Pero más allá del origen de la palabra que define al movimiento, lo esencial debería ser analizar cómo este fenómeno ha cambiado al mejor beisbol del mundo.

Si usted es un aficionado al beisbol de Grandes Ligas desde, digamos, la década de los 80, podrá observar notables diferencias entre el beisbol de entonces con el que se juega hoy en día. En primer lugar, los pitchers están lanzando mucho más fuerte. Los lanzadores en 2021 promedian 93.5MPH (millas por hora) en su recta, unas 3.5MPH más que el promedio que exhibían en 2008 cuando comenzó a ser pública esta información. Este aumento de velocidad se da por una razón principal: los equipos de Grandes Ligas notaron que la mejor forma de suprimir la ofensiva contraria era generando swings abanicados, y para generar swings abanicados pues, la velocidad es crucial.

En segundo lugar está la disminución del AVG —Average o porcentaje de bateo— y el aumento de los ponches. Hoy el AVG es una estadística secundaria en MLB porque, empíricamente, su correlación en la generación de carreras no es alta si se compara con otras estadísticas, como el OBP porcentaje de embasado—, el Slugging o el OPS —suma de porcentaje de embasado + slugging— por nombrar algunas básicas. Hoy los bateadores prefieren “evitar outs” que “conectar hits” y, considerando el grado de dificultad que involucra hacer contacto con pelotas más veloces y con más movimiento que en el pasado, prefieren que sus hits sean extrabases. Por ello hacen swing prácticamente siempre y no le temen al ponche como antes.

Todo esto se explica en el libro Moneyball, de Michael Lewis, y en la película homónima lanzada en 2011; de igual manera, estos datos se encuentran en The Book, de Tom Tango, Mitchel Lichtman y Andrew Dolphin.

La disminución de los toques de bolas y los robos de base, el aumento de los pitcheos rompientes, el incremento de las posiciones defensivas especiales y la reducción de la labor de los abridores tienen como base esta forma de análisis que maximiza las probabilidades de victoria. Además, gracias al avance tecnológico, el análisis se ha vuelto aún más preciso al utilizar máquinas de reconocimiento de pitcheos (primero Pitch f/X y luego Trackman, FlightScope y Rapsodo), presentes en todos los estadios de Grandes Ligas, para ayudar a los lanzadores a desarrollar arsenales cada vez más efectivos y generadores de ponches.

Hoy, en menor o mayor medida, todos los equipos de Grandes Ligas, y buena parte de los equipos de Japón, Corea del Sur y hasta de México, echan mano de la Sabermetría para complementar su toma de decisiones. Su implementación no es una fiebre momentánea, sino la revolución de la data que se vive en el mundo moderno y que parece haber llegado para quedarse.


El regreso de Los Diablos

Pasaron más de 600 días para que los Diablos Rojos del México volvieran al Estadio Harp Helú para un juego oficial de la Liga Mexicana de Beisbol, y el retorno fue una fiesta de sentimientos y emociones.

El pasado 21 de mayo, con un equipo que desbordaba talento y sin huecos aparentes, la Pandilla Escarlata complació a sus fieles seguidores con una victoria de 8-4 sobre El Águila de Veracruz, novena que está de vuelta en el circuito, por sexta ocasión en la historia, desde 1955. Con el triunfo, el México repitió color en juego inaugural de temporada en el Diamante de Fuego, donde ahora tienen marca de 2-0 en duelos de inicio de campaña, correspondiendo el nuevo éxito al lanzador debutante Edgar Torres.

Sin hacer largas filas y respetando todos los protocolos de salud, la afición mostró un comportamiento ejemplar que, incluso, fue reconocido en diversos medios de comunicación. Cabe señalar que el Paraíso de los Diablos tiene autorizado un aforo del 25%, es decir que cerca de cinco mil almas le devolvieron el espíritu al coloso de Río de la Piedad, coreando incansablemente “¡Vamos Diablos!”. Estamos en camino de recuperar nuestra normalidad, por diferente y enredada que resulte, pero es un hecho que el regreso del Rey de los Deportes contribuirá en gran medida para que el trayecto sea menos árido.

A diferencia de otras temporadas, el calendario de 66 juegos nos ofrecerá una carrera de velocidad y no de resistencia, en donde cada inning se jugará a tope y sin tiempo para contemplar los ponches del pasado. La llamada “Misión 17” ya está en marcha y estamos listos para vivirla al máximo con todas sus historias.


La historia de un papá que construyó un estadio para su hija

El beisbol nos da la oportunidad de ir más allá del juego de pelota y la siguiente historia es un ejemplo de ello. Sucedió el 13 de julio del 2019 en nuestro querido Diamante de Fuego, el lugar en donde suceden grandes cosas.

Aquella tarde recibimos a Neidelyn Hernández, una hermosa niña que, cinco años atrás, luego de un accidente en una máquina amasadora, había perdido su mano derecha. La pequeña creció intentando utilizar su mano izquierda, pero le resultaba complicado, así que sus papás le compraron una prótesis que tenía ganchos en lugar de dedos. Sin embargo, esta le lastimaba tanto su hombro que no siguió utilizándola.

Esa tarde de 2019, Neidelyn asistió al Estadio acompañada por su familia, directivos y algunos jóvenes que fabrican prótesis en la Fundación ROBID A. C. Tanto ella como José Elías, un admirador de Iron Man, fueron beneficiados por el programa Home Runs Citibanamex. Días antes, Emmanuel Ávila, nuestro hombre de acero escarlata, entregó a José Elías su prótesis con superpoderes y con los colores de este súper héroe. Estábamos listos para que Roccy, disfrazada de unicornio, sorprendiera a Neydelin con su nueva manita derecha, elaborada en colores rosa y morado como los unicornios que tanto le gustan. Nei, como le decimos de cariño, lucía contenta y emocionada de estar en el Paraíso de los Diablos Rojos, rodeada de su familia, de los jóvenes que habían trabajado en su prótesis, los directivos de la Fundación ROBID, el Dr. Othón Díaz, presidente de los Diablos Rojos del México, y del entonces presidente adjunto, Sr. Miguel Ojeda, el cácher que recibió el lanzamiento de Neydelin.

Llegó el momento de estrenar su nuevo brazo. Nei tomó la pelota con cierta dificultad, pues se trataba de una parte nueva en su cuerpo, y muy cerca del home lanzó la pelota. No le gustó mucho ese primer lanzamiento, así que lo hizo de nuevo, lanzando un strike por el centro al que siguieron los aplausos de todos los presentes; la pequeña sintió tanta emoción que rompió en un llanto de alegría, sus papás la abrazaron y aprovechamos para contarle un secreto espectacular: su papá, Gustavo Hernández Carrera, había participado en la construcción del Estadio Alfredo Harp Helú. Esa tarde, Neidelyn supo por nosotros que su papá había construido ese maravilloso lugar para que ella pudiera recibir su nueva manita.

Cuando Nei sea grande, seguramente, lo habrá entendido todo, y en su corazón vivirá por siempre el día en que asistió al gran Paraíso Beisbolero a recibir este fantástico regalo.


Programa Semáforo Deportivo. Acciones realizadas de marzo a diciembre de 2020 y de enero a mayo de 2021

Durante el confinamiento —y a pesar del cierre de planteles educativos y espacios en donde se llevan a cabo actividades con el Semáforo Deportivo—, se realizaron 66 actividades entre los meses de junio y diciembre del 2020, con nuestros cinco promotores en dos Unidades Deportivas Móviles. En el presente año hemos iniciado la activación física entre la población, realizando al momento 165 diferentes acciones en distintos espacios. Además, la Fundación AHH para el Deporte también cuenta con el Programa de Dignificación de Espacios Deportivos e implementación del beisbol cinco, que, durante 2020, rehabilitó y entregó nueve canchas multideportes, básquetbol, volibol, futbol y beisbol cinco. Asimismo, como parte de este programa, en el mes de noviembre de 2020 se acondicionaron dos módulos de activación física para boxeo en la estación migratoria de la Ciudad de México, Las Agujas, mediante un programa transversal de activación física con la comunidad migrante. En este 2021, el programa de rehabilitación de canchas se encuentra en pausa hasta la conclusión del proceso electoral. Durante el año pasado, debido a la pandemia por Covid 19, también se implementaron las siguientes estrategias:

• Activación física en casa

Se realizaron más de 122 videos por parte de nuestros promotores deportivos, deportistas profesionales y exatletas.

• Manos limpias en espacios públicos

De marzo a mayo de 2020, acercamos a más de 3 000 personas gel antibacterial y toallas desinfectantes por medio de nuestros promotores deportivos, en diferentes espacios públicos de la Ciudad de México y del Estado de México.

• Semáforo deportivo en tu colonia

Estrategia que se puso en marcha de junio a diciembre del 2020, con un total de 18 Activaciones Rítmicas con vecinos de diferentes colonias en alcaldías de la Ciudad de México y municipios del Estado de México, para combatir el sedentarismo y aumento de peso derivados de la pandemia. Durante este 2021, siguiendo los lineamientos del cierre de espacios y de acercamiento con la población, hemos realizado 9 activaciones.

• Abandérate por México

Esta iniciativa de participación social de la Fundación se puso en marcha durante los meses de junio a diciembre de 2020; hasta la fecha se han realizado 27 abanderamientos, que tienen el objetivo de acercar al público, en sitios emblemáticos, acciones de prevención de adicciones, sobrepeso y obesidad.

• Campaña Me cuido y cuido a los demás, usa cubrebocas

La campaña tuvo el objetivo de llevar un mensaje de concientización social, de marzo a diciembre del 2020, y así ayudar a frenar la curva de contagios. Promotores deportivos, deportistas profesionales, exatletas y dirigentes deportivos se sumaron a la campaña.

• Planeador de activación física

Conforme a lo señalado por diversos estudios a nivel mundial, durante el confinamiento la población sufrió un incremento de peso de entre 5 y 7 kilos. Ante dicha situación, la FAHH para el Deporte diseñó el Planeador de Activación Física que tiene como objetivo acompañar y dar seguimiento a quienes soliciten esta herramienta durante un proceso de activación física de 14 semanas (98 días) que lleve a la población a adoptar hábitos más saludables.

Durante el año pasado, el universo de atención del Planeador fue de más de 300 mil personas, quienes aceptaron el reto de la activación física en casa o en otros espacios. Para el segundo semestre del 2021, el Planeador de Activación Física se enriquecerá mediante la alianzas con Sport City (Kids City), se ofrecerán contenidos actualizados, más videos de activación (con instructores especializados) e infografías con temas variados, con estas mejoras se convertirá en el Planeador de Activación Física PLUS (+).

Uno de los grandes objetivos de la FAHH para el Deporte es cautivar a la población y que se incline naturalmente a la activación física. Por eso, desde junio hasta el cierre del 2021, se implementará una serie de estrategias que, sumadas a la reapertura de planteles escolares y otros espacios, permitirá consolidar mejores hábitos saludables en la población.


Colección Fotográfica Irmgard Weitlaner: la tradición del tocado en Cuetzalan, Puebla

El trabajo realizado en la BIJC durante la pandemia permite apreciar —al margen del trabajo de catalogación—el contenido mismo de las colecciones; por tal motivo es imposible no detenerse en las fotos y documentos que pasan por nuestras manos. En el siguiente escrito daré un ejemplo de lo que llamó mi atención entre las miles de fotografías tomadas por la maestra Irmgard Weitlaner (1914-2011) durante sus diferentes viajes, esperando que también despierte la curiosidad del lector.

Durante 1930 existió una importante prenda femenina de uso cotidiano, conocida como tocado o sinta, en la Sierra Norte de Puebla, particularmente en Cuetzalan, una pequeña comunidad que se oculta entre la neblina, cerca de las tierras bajas veracruzanas. Anteriormente, era común que niñas, mujeres adultas o ancianas salieran a cortar café con la sinta anudada a la cabeza, pero desde 1960 su uso disminuyó y actualmente es empleado solo para eventos festivos o alguna ceremonia.

Dicha prenda ha recibido varios nombres, tales como sinta o masehual sinta (adaptado al español), pero en náhuatl se le conoce como mastauat (maxtahuatl);1 además de otros nombres como tlacoyal, rodete, copete, tocado, turbante o cordones. La sinta, además de adornar a la mujer, también señala su lugar de nacimiento y residencia.

En la actualidad, el maxtahuatl puede medir hasta siete metros de largo —aunque anteriormente era de seis metros— y se emplean de 22 a 25 cintas o cordones de lana de borrego teñida, con un grosor de dos centímetros. En 1939 se usaban cintas de color verde o morado. Un modo sencillo de explicar su colocación es el siguiente: el cabello se divide a la mitad, como si se fueran a hacer dos coletas, una a cada lado de la cabeza, luego se colocan los cordones en la nuca y se empiezan a enrollar con el cabello para ir levantando el rodete. Por su tamaño y peso, este tipo de tocado puede ser un reto para la mujer que lo porta, ya que implica mantener el equilibrio y saber coordinarse al caminar.

Arriba podemos ver a una mujer nahua sentada en el suelo y empleando sus pies para sostener y coordinar las cintas que va a colocar detrás de su nuca, y que empieza a enrollar con su cabello para formar un gran rodete. Finalmente es asistida por una mujer de edad avanzada que da los toques finales. Para rematar, inserta un quechquémitl de gasa encima o dentro del tocado2 que sirve, o servía, para proteger el color de los cordones.

Los múltiples registros históricos que se resguardan en la BIJC son un testimonio de la inagotable creatividad y diversidad de las culturas de México. Desde la biblioteca lo celebramos y deseamos la pronta reapertura de este espacio para compartir con nuestro querido público las diversas colecciones.

1 Recuperado de https://www.culturaspopulareseindigenas.gob.mx/pdf/libros/Las_gasas_digital.pdf

2 Fondo Fotográfico Irmgard Weitlaner Johnson: Positivos, caja 10, RE: 059. Nahuat. Oct. 1963. Cuetzalan, Puebla.


Textiles de Cosoleacaque, Veracruz, en la colección del MTO

En el Museo Textil de Oaxaca se conserva un enredo —refajo o koeyi— y una faja tejidos en telar de cintura. Ambos proceden de Cosoleacaque, una comunidad de raíces nahuas ubicada al sur del estado de Veracruz, en la periferia del corredor industrial Coatzacoalcos-Minatitlán. De acuerdo con Alejandro de Ávila, curador del MTO, el refajo y la faja datan de 1950, aproximadamente.

El enredo es de color amarillo con franjas rojas y verdes, descrito por de Ávila en los siguientes términos: “Es de algodón industrial teñido con colorantes sintéticos, con franjas de color en la urdimbre, tejido en telar de cintura en ligamento sencillo de cara de urdimbre. Dos lienzos de cuatro orillos tejidos por separado fueron cosidos lado a lado para formar la falda”. Por su parte, la faja de color blanco “es también de algodón hilado con máquina, tejido en ligamento relevado que produce el efecto de estrías y le da a la faja la flexibilidad de un resorte”.1

Estos textiles proceden de la colección formada entre la década de 1960 y principios de 1970 por Octavia Schoendube Kebe, fundadora de la galería Dih-kan-dih en El Bazar del Sábado, en San Ángel, en la Ciudad de México. Dicha colección está enfocada en las artes indígenas de Oaxaca, principalmente en los textiles. Tras su deceso, en 1972, la colección pasó a manos de su esposo, Federico Boehm Rowe, quien posteriormente la heredó a su hija Brigitte Boehm Schoendube. Después, fue adquirida por la Fundación Alfredo Harp Helú, organización que la donó al Museo Textil de Oaxaca.

Arte textil de los nahuas de Cosoleacaque

A fines de 1940 Miguel Covarrubias y su esposa, Rosa Roland, visitaron el pueblo de Cosoleacaque. En su libro Mexico South (1946) Covarrubias documentó la tradición textil de la comunidad y describió su vestimenta tradicional. Comenta que la indumentaria de los hombres consistía “en pantalón, camisa, sombrero de paja y huaraches”. Por su parte, las mujeres usaban:

Vestimentas idénticas a las de tiempos precolombinos: una falda enrollada de tela tejida a mano con rayas amarillas, rojas, negras y blancas, o azul subido de rayitas blancas o bien, un sustituto similar de manta más corriente de fábrica que compran en Minatitlán. La falda se sostiene en la cintura mediante una tiesa cinta acanalada de manufactura local de tejido complicado y que, muchas veces, se adorna espléndidamente con figuras geométricas y de animales. Arreglan el pelo con dos trenzas entrelazadas de listones rojos, los cuales se cruzan por la nuca y se pasan por la cabeza hacia adelante, donde se hace un moño. Además, invariablemente, llevan flores frescas en las trenzas. En casa andan desnudas hasta la cintura y, al salir, tapan los hombros con un paño blanco, rosa o lavanda para protegerse del sol; pero sus visitas a Minatitlán o las fiestas del pueblo son ocasiones en que se ponen blusas sin mangas con cuellos escotados de punto.2

Tanto el enredo como la faja, entre otros productos textiles, eran tejidos por mujeres en el telar de cintura, utilizando como materia prima dos variedades de algodón o ixcat.

Las mujeres hilan el algodón en un huso primitivo y un volante de barro que gira dentro de la jícara. Tiñen el hilo con añil de la región y emplean un algodón canela que llaman kokuyo, que nosotros no conocíamos. Los indios insisten en colores absolutamente firmes, por lo que compran hilo amarillo y rojo de importación que, debido a la guerra, se ha escaseado tanto que el valor de una falda ha subido de veinte a sesenta pesos. Sus telares son del tipo más sencillo: un puñado de varas y trozos de cordón para contener la urdimbre, la que se estira entre un árbol o el poste de la casa y la espalda de la tejedora por medio de una cinta de cuero. La lanzadora es un palo en el que se devana el hilo de la trama. Se pasa entre la urdimbre y se aprieta dándole golpes fuertes con una especie de regla larga de madera dura.3

En diciembre de 1953, Irmgard Weitlaner Johnson, acompañada de Bodil Christensen, arribó al pueblo de Cosoleacaque atraída por su arte textil. Ambas tomaron 53 fotografías de artesanas textiles que despepitan algodón (kokuyo), tejen refajos, fajas y manteles en telar de cintura y portan la vestimenta tradicional. Otras imágenes corresponden a la vivienda tradicional y una más al actual templo parroquial, ubicado en el centro del pueblo, en la que se aprecian sus torres y cúpula recién construidas.4

Gracias a las investigaciones pioneras de Covarrubias y de Irmgard Weitlaner, el arte textil de los nahuas de Cosoleacaque empezó a ser conocido a nacionalmente. Es probable que, años más tarde, Octavia Schoendube y Federico Boehm, quienes hacían recorridos en comunidades de Oaxaca para adquirir textiles in situ, hayan visitado el pueblo de Cosoleacaque para conocer su arte textil y de esta forma adquirir las piezas que ahora conserva el MTO.

Caída y renacimiento del arte textil

En la década de 1960, con el establecimiento del corredor industrial CoatzacoalcosMinatitlán, la tradición textil en Cosoleacaque empezó a diluirse. El sur de Veracruz se transformó en el “emporio petroquímico más grande de América Latina”. El sector primario de la economía fue abandonado y muchos rasgos culturales, como el arte textil, fueron invisibilizados y cambiados por la bonanza económica generada por el hidrocarburo y sus derivados.

Tres décadas más tarde, cuando inició la privatización de la industria petroquímica, se observó el renacimiento del arte textil en Cosoleacaque. En 1993, doña Victoria Martínez Santiago, originaria de la congregación de Coacotla, consiguió el primer lugar en el Gran Premio Nacional de Arte Popular, organizado por el Fondo Nacional para el Fomento de las Artesanías, en la modalidad Textil en Algodón.

En el 2006, la destacada instructora de telar de cintura, Leocadia Cruz Gómez, obtuvo el Premio Nacional de Ciencias y Artes, en la categoría de Artes y Tradiciones Populares por su trayectoria de vida. A la fecha, Tía Cayita, como es ampliamente conocida, es la única mujer veracruzana que ha recibido el máximo galardón que otorga el Gobierno de la república.

Actualmente, en el municipio de Cosoleacaque existen varios talleres familiares de arte textil, entre ellos Nigan Tonogue (‘Aquí estamos’, en lengua nahua), Xochitapanto ishkat (‘Árbol florido de algodón’), ambos en la cabecera municipal; Momachiwa (‘Hecho a mano’), en Coacotlan el de Vicenta Torres Alor, en El Piñal, así como otros artesanos independientes.

Debido a la tenacidad de estos creadores, y al apoyo de las autoridades municipales de Cosoleacaque, del año 2013 al 2020 han obtenido catorce premios en concursos nacionales, por la calidad, belleza y simbolismo de sus textiles. Gracias a esos premios, el municipio de Cosoleacaque ha sido reconocido nacionalmente como un importante centro productor de textiles contemporáneos.

1 Agradecemos a Demián Ortiz Maciel, encargado de exposiciones y curador de la Biblioteca de Investigación Juan de Córdova, sus gestiones ante Hector Meneses, director del MTO, quien amablemente compartió la cédula que escribió Alejandro de Ávila en 2013, para una muestra donde se incluyó el enredo y la faja de Cosoleacaque, Veracruz.

2 Miguel Covarrubias, Mexico South, The Isthmus of Tehuantepec, Nueva York, Alfred A. Knopf, 1947, pp 45-46.

3 Ibid

4 Este valioso registro fotográfico se resguarda en la Biblioteca de Investigación Juan de Córdova, en el Centro Cultural San Pablo, en la ciudad de Oaxaca, y se encuentran en línea en su repositorio digital.


El archivo parroquial de Santiago Yolomécatl

Desde el año 2013, arquitectos de la Fundación Alfredo Harp Helú Oaxaca, en coordinación con el Instituto Nacional de Antropología e Historia, han realizado trabajos de restauración en el templo de Santiago Yolomécatl. Como resultado de estas intervenciones, en una torre del templo se localizaron cajas con documentos y libros con pasta de piel deteriorados. La población, interesada en saber lo que contenían y luego en mejorar el estado de estos documentos, buscó el apoyo necesario para su rescate. El grupo de personas que contactó a Adabi Oaxaca es el encargado del templo y es elegido cada año por la autoridad del pueblo, se le denomina: Sociedad Católica.

El archivo parroquial del pueblo es pequeño en dimensión, pero rico en contenido. Está resguardado en veintiún cajas, pero solo seis corresponden al período histórico. Se encuentran catorce ejemplares, entre libros y cuadernillos de la serie de cofradías, que corresponde a los años de 1742 1966. En ellos se concentra información de las actividades que desempeñaban los habitantes del pueblo, sobre todo las relacionadas con la labranza de la cera de Castilla, destinada al mantenimiento de su templo, la celebración de sus santos y la fiesta patronal. También se encontraron inventarios de los ornamentos, imágenes y ropa de los santos. En los cuadernillos se describe la entrega de la cera de Castilla que realizaba el mayordomo saliente al entrante. Los libros están destinados a las cofradías para el culto a san Miguel Arcángel, Nuestra Señora de la Soledad, la Virgen de la Asunción, Virgen del Rosario, Señor de la Resurrección, Santiago Apóstol, Señor del Descendimiento, Virgen de la Presentación, san Antonio de Padua, Virgen de Pascuas y a la Virgen del Rosario.

Durante el periodo novohispano, los frailes dominicos del convento de Teposcolula asesoraron en sus actividades religiosas a los habitantes del pueblo, es por ello que en los libros referidos se registran las firmas de los padres. Sobre todo, porque eran los comisionados de elegir a los mayordomos encargados de las cofradías. También hay registro del crecimiento o disminución de los bienes de las asociaciones, las cuales llegaron a tener cabezas de ganado menor.

Al examinar las rúbricas, notamos que los padres dominicos dejaron de firmar los libros en 1859, dado que durante esta época tuvo lugar la desamortización de los bienes del clero. A partir de 1862 encontramos firmas de presidentes municipales, síndicos y secretarios, quienes se encargaron de elegir, anualmente, al mayordomo. La Sociedad Católica se creó en 1901 y, hasta 1933, los documentos los firmó el presidente de esta asociación. Después de 1934, la Sociedad pasó a denominarse Junta Vecinal. La mayoría de los libros se cierra en 1966.

La información contenida en los expedientes de la Junta Vecinal, referente a la organización social y a los asuntos religiosos, es la continuación de los datos concentrados en los libros de cofradías a partir de la Reforma. Los documentos se ubican en la serie de Asociaciones y constan de 144 expedientes resguardados en cuatro cajas, que abarcando los años 1899 1970.

Estos documentos nos permiten apreciar las transformaciones en la organización social de los pobladores de Yolomécatl, específicamente en los asuntos religiosos. Los antecedentes de la actual Sociedad Católica se encuentran en sus libros de cofradías. Como se mencionó al inicio, a partir de la desamortización de los bienes eclesiásticos el ayuntamiento adquirió la responsabilidad de asignar el cargo de mayordomo al ciudadano que organizaría las fiestas de carácter religioso, así como el cuidado del templo, de los santos e imágenes.


Oaxaca Inspira a la Filatelia: una red de trabajo interinstitucional entre artistas y artesanos

En la exposición también participa el artista visual Demián Flores, quien rescata y reinterpreta las tradiciones culturales zapotecas desde una mirada contemporánea.

Con el paso de los años, el Museo de la Filatelia de Oaxaca ha nutrido su vocación de difusor y promotor de la filatelia a favor de las exigencias e intereses de sus públicos. Estas demandas tan amplias y diversas, así como nuestras colecciones, han generado la necesidad de interpretaciones de vanguardia. Para esto, el Museo ha trascendido sus fronteras temáticas y espaciales al sumar disciplinas, romper paradigmas, compartir investigación, generar sinergias y mezclar experiencias.

A lo largo de 23 años, el Mufi ha creado redes de colaboración con colectivos de la sociedad civil, artistas, artesanos, organismos nacionales e internacionales, así como entidades de la iniciativa privada e instancias de gobierno. Estas prácticas de colaboración son una oportunidad para generar otra forma de crear exposiciones, de visibilizar el trabajo de los participantes y sumar esfuerzos para potenciar el alcance de las investigaciones, obras y acervo. La exploración de estos procesos puede trasladarse, al mismo tiempo, a otras actividades relacionadas con la divulgación educativa, provocando que las exposiciones no terminen en el momento en que se abran al público, sino que continúen en forma de talleres o mediante las redes sociales a partir de las conexiones creadas durante el proceso.

Ejemplo de esto es la exposición temporal Oaxaca inspira a la filatelia, para la que se realizaron colaboraciones con instituciones públicas y privadas, acervos, coleccionistas, artistas y artesanos locales, enriqueciendo de esta manera el discurso curatorial. El diálogo entre los 61 timbres que conforman la exhibición, en conjunto con las demás obras artísticas, documentos históricos y piezas de numismática, crea un puente entre lo tradicional y lo contemporáneo, formando un punto de encuentro entre la filatelia, la historia, las técnicas milenarias y las dinámicas actuales.

Una de las instituciones que colaboran de esta exposición es la Mapoteca Manuel Orozco y Berra, que resguarda en su acervo una colección cartográfica de más de tres mil ejemplares, entre los que sobresalen diversos mapas elaborados a mediados del siglo XVII y hasta los últimos años del XIX. Esta institución nos proporcionó, para su reproducción, el plano de la ciudad de Oaxaca diseñado en 1848 por Antonio Conde Diebitec, a solicitud de Benito Juárez. En dicho plano se distingue cada una de las manzanas, las fachadas de los inmuebles, especialmente de templos, los cuales se muestran con huellas de deterioro y secuelas del temblor de Santa Francisca que asoló al territorio oaxaqueño en 1845. Esta reproducción acompaña a las estampillas cenicientas conmemorativas del 400 Aniversario de la Fundación de la ciudad de Oaxaca de 1932, en las que se muestran espacios emblemáticos del estado.

Otra colaboración muy particular es la de Diego Flores Magón Bustamante, bisnieto de Enrique Flores Magón, actual dirigente del centro cultural Casa de El Hijo del Ahuizote y administrador del archivo familiar de los Flores Magón, el cual alberga documentos, certificados, notas, felicitaciones, cartas, fotografías y creaciones poéticas de mediados del siglo XIX hasta mediados del XX. Por ejemplo, Diego nos prestó una carta, escrita por Ricardo Flores Magón a su hermano Enrique, el 23 de julio de 1899. En ella, Ricardo describe su gusto por la escritura y sus deseos de crear un periódico. Este acontecimiento fue plasmado en un timbre emitido en 2008 por motivo del Umbral del Centenario de la Revolución Mexicana.

En la exposición también participa el artista visual Demián Flores, quien rescata y reinterpreta las tradiciones culturales zapotecas desde una mirada contemporánea. Para crear su obra Postal del Istmo, un temple sobre estuco donde plasma la majestuosidad y el colorido de un traje emblemático de esa región, se inspira en un timbre de 1934 en el que se muestra la imagen de una tehuana.

Socorro Roque y Marcelo Vidales, del Taller El Jibarito, fusionan la técnica milenaria del tallado de madera con la técnica pictórica de los alebrijes para elaborar juguetes tradiciones. Ellos presentan Rueda de la Fortuna, un juguete de pino y copal inspirado el timbre Tradiciones mexicanas, emitido en 2009.

Con todo este trabajo, el Mufi se convierte en una especie de laboratorio donde se combinan diversas disciplinas, miradas y pensamientos. Al colaborar con artistas, instituciones e investigadores se generan nuevos conocimientos y experiencias que crean un llamativo programa de exposiciones y actividades accesibles que abordan temas tan diversos como cercanos a las experiencias de los visitantes.


Alfarería de Amatenango del Valle, Chiapas

En el 2020, durante la contingencia sanitaria, el Programa de Compras a Artesanos se extendió a dieciséis estados de la república, siendo Chiapas uno de ellos. Gracias a la colaboración con la Escuela Nacional de Cerámica contactamos a un grupo de alfareros de Amatenango del Valle y trabajamos con la maestra Paulina Jiménez del grupo Antzetik Pas Platones (‘Mujeres que Elaboran Platos con las Manos’).

En entrevista, Paulina nos relata su trayectoria: nos dice que ha formado parte de diversos grupos y actualmente lidera su taller familiar. Desde su punto de vista, el trabajo de la alfarería ha repuntado en los últimos años: “Acá en Amatenango todo el pueblo se dedica a la alfarería: mujeres y ahora… hombres. Antes los hombres se dedicaban al campo, pero ahora también elaboran piezas de barro”.

Un factor que nos interesa impulsar en los talleres familiares es la innovación dentro de la tradición. En el caso de Paulina, la apertura que ha mostrado al colaborar con otros maestros alfareros, diseñadores, investigadores y demás personas que trabajan y conocen del arte de la alfarería, le permitió colaborar con la Escuela Nacional de Cerámica en el año 2017. Su grupo se convirtió en uno de los primeros del país en trabajar con hornos libres de humo. Paulina confiesa que este hecho cambió para bien su trabajo: mejoraron la quema y la calidad de sus productos, además comprendió su composición, lo que la llevó a explorar por sí misma e implementar cambios en su trabajo. Paulina retomó los tradicionales engobes minerales de su región: los óxidos para los colores terracotas cálidos y el óxido ferroso (que se encuentra en Amatenango) para los grises y negros. Trabajar un engobe para que perdure en la pieza y lograr que cambie al color deseado durante la quema requiere cierta experiencia y habilidad; esta técnica es uno de sus más grandes orgullos, así como el rescate de estos engobes tradicionales y, junto con su esposo, Clemente Díaz, transmiten su conocimiento a su grupo.

Las diferentes capacitaciones que han recibido les han permitido innovar y actualmente elaboran juegos de vajillas con engobe natural, ollas decoradas con formas de animales, jaguares de hasta 1 m de altura y demás objetos utilitarios que representan la gran biodiversidad que los rodea y la manera en la que han convivido con ella durante generaciones.

Los invitamos a conocer más sobre el trabajo de este grupo de alfareros en sus redes sociales, asimismo, los invitamos a conocer sus piezas, que se encuentran disponibles en Andares del Arte Popular.

https://www.facebook.com/antzetikpasplatonesdelvalle.delvalle

https://www.instagram.com/andaresdelarte/


Manuel R. Palacios, actor en la modernización de los Ferrocarriles Nacionales

En enero de 1947, el nuevo gerente general de los Ferrocarriles Nacionales, el oaxaqueño Manuel R. Palacios Luna, publicó en la editorial de la revista Ferronales, órgano del personal de los Ferrocarriles Nacionales de México, los propósitos del también entrante presidente de la república, Miguel Alemán Valdés, anunciando el progreso del sistema ferroviario en México.

Uno de los principales propósitos fue la homogenización de las vías férreas, para transformar las angostas en anchas. Conforme transcurrió el sexenio presidencial, el ensanchamiento de dichas vías era un hecho y su ampliación hasta el Ferrocarril Mexicano del Sur finalmente se concretó en noviembre de 1952, acompañado de la modernización de la línea férrea que atravesaba nuestra ciudad. Este trabajo representó uno de los últimos actos de la administración del gerente general nacido en la ciudad de Oaxaca.

De esta hazaña quedó como testimonio un obelisco en el centro del jardín de la terminal en Oaxaca, cuya placa registra la implementación del ensanchamiento de la línea México–Oaxaca y de los ramales Oaxaca Taviche, Oaxaca–Tlacolula, Tehuacán–Esperanza y Oriental–AMO200 con un total de 777 km.

El día de hoy, el recuerdo que nos deja aquel obelisco se empalma, curiosamente, con un obsequio hecho por Manuel Palacios Sierra, quien donó a la Fundación Alfredo Harp Helú Oaxaca una serie de documentos, fotografías y objetos que relatan el quehacer de su padre. Este conjunto documental, archivísticamente denominado “Colección”, requería de un espacio adecuado para su intervención, así que, con la autorización de la familia Palacios Sierra, ya se encuentra resguardado en las instalaciones del Archivo General del Estado de Oaxaca, donde el equipo especializado en archivos de Adabi Oaxaca logró el inventario de diez cajas de documentos. Este proceso se inició en el mes de mayo del año en curso y será concluido en julio, sin embargo, comprenderá otras fases para dotar a la colección de instrumentos que especifiquen los soportes que lo conforman, así como los objetos y fotografías que la integran, permitiéndonos saber cada día más sobre esta etapa de cambio en los ferrocarriles. Pese a lo anterior, lo más importante de esta colección es que abrirá el camino para poner a disposición de investigadores, ferrocarrileros y la comunidad en general, la información sobre un oaxaqueño cuyas acciones fueron cruciales para el mejoramiento del medio de transporte más importante de México en su época.

Revista Ferronales, tomo XIX, núm. I, enero 1948.
Revista de la colección Manuel R. Palacios, donada por la familia Palacios Sierra. En la portada de la revista se reproduce el momento —10:30 am del domingo 21 de diciembre de 1947— en que el licenciado Manuel R. Palacios, gerente general de Ferrocarriles Nacionales de México, colocó y clavó el último riel de la nueva vía ancha del Ferrocarril Interoceánico.

Rufino Tamayo en el MIO

Hace poco más de tres años, María Isabel Grañén Porrúa, Laura Vázquez y Verónica Loera y Chávez idearon la publicación de un libro que familiarizara a las nuevas generaciones con la vida y obra de uno de los artistas más representativos de Oaxaca: Rufino Tamayo. Este libro consta de dos volúmenes: Un encuentro con Tamayo, que es una amena conversación entre una niña y el artista, y Las sonrisas de Tamayo, un cuaderno de ejercicios, calcomanías y materiales recortables. En el primero se incluyen fotografías y reproducciones que ilustran varios momentos de la vida de Rufino Tamayo; en el segundo, nosotros nos convertimos en artistas y jugamos a que pintamos bodegones, sandías, animales y paisajes estrellados. Quedaron tan geniales y divertidos estos libros que no restó más que regalarlos a tantos niños como pudieron.

Es muy probable que, en aquel entonces, muchos pequeños se hayan quedado sin sus ejemplares. Afortunadamente, hoy en día contamos con instrumentos tecnológicos que permiten que este trabajo sea conocido, incluso, por personas de diferentes latitudes (¡las publicaciones de la FAHHO tienen lectores en Líbano y Holanda!). Una de estas herramientas es el Internet. Cada uno de los proyectos y filiales de la Fundación Alfredo Harp Helú Oaxaca está rescatando y preparando incontables materiales para difundirlos mediante sus páginas electrónicas. En este sentido, la página web del Museo Infantil de Oaxaca es un gran ejemplo. Su equipo está trabajando para brindarnos nuevas vías de comunicación para que no dejemos de asistir a la experiencia del Museo. De esta manera, en la actualización de su sitio electrónico incluyeron una nueva sección: “Recursos didácticos”. En ella se encontrarán los apartados de Publicaciones, Imprimibles, Juegos, Videos y Conociendo a Tamayo, que, para quienes se quedaron sin su ejemplar de los libros que comenté al inicio, ofrecerán divertidas posibilidades de acercarse a la obra del artista oaxaqueño, desde la lectura del libro en formato digital, hasta la descarga de algunos materiales que se incluyen en el cuaderno de ejercicios.

Dibujos de figuras prehispánicas, músicos y puestos de frutas para colorear, así como memoramas de sandías o de perros que aúllan a la luna son solo algunos elementos que nos invitan a formar parte del camino artístico por el que transitó Rufino Tamayo. Este contenido, sin embargo, se renovará cada cuatro meses, algunas actividades se cambiarán y otras serán mejoradas, así que, si queremos ser parte del gran proyecto virtual del MIO y conocer todas sus propuestas, hay que estar muy pendientes a su página. https://www.mio.org.mx/didacticos/


Un mundo de posibilidades

Misteriosa es esta tierra de la cual escribimos. Escondidas e impenetrables son las montañas que habitamos, profusos barrancos y escabrosas montañas que se alzan hasta las nubes; aquí, en el lugar de la neblina y del nido de águilas, vive la población mazateca. Quienes conformamos esta familia aprendimos a bordar a muy temprana edad, igual que la mayoría de las mujeres y algunos hombres que habitamos la zona alta de la Sierra Mazateca del estado de Oaxaca. Las enseñanzas de nuestra madre y abuela, Donata Martínez Ríos, nos han guiado en el camino del textil.

Tras un año de duración de la pandemia de COVID-19, hicimos el intento de acercarnos al Museo Textil de Oaxaca con la finalidad de encontrar un espacio de asesoramiento y difusión de nuestro proyecto familiar y, para nuestro bien, fuimos escuchados e invitados a una serie de talleres organizados por el MTO. Al inicio del confinamiento tuvimos un mayor acercamiento entre toda nuestra familia, ahora ya podíamos dedicar el tiempo suficiente a las labores de la aguja, y fue entonces que nos dimos a la tarea de elaborar huipiles finos bordados en cuadrillé y manta con hilos mercerizados, la gran mayoría comprados en la hiloteca del Museo Textil. Sin embargo, ha sido una labor difícil porque solo un reducido número de personas ha querido pagar nuestro trabajo a un precio justo.

En el taller aprendimos combinaciones de colores hasta cierto punto diferentes, y eso nos abrió un mundo de posibilidades. Quienes bordamos, manejamos y conocemos una gran diversidad de colores inspirados en la naturaleza que nos rodea, pero en este taller pudimos darle un giro a nuestra mirada: algunos colores yacían escondidos y solo tras una profunda búsqueda fue que dimos con ellos. Nuestra elección iconográfica para la pieza que elaboramos en el taller fueron algunas flores que se bordaban en la década de 1930, difícilmente conocidas por la comunidad, salvo por algunas mujeres ancianas que vieron a sus madres y abuelas, o bien que ellas mismas utilizaron y bordaron en huipiles. A este tipo de prendas en mazateco se les nombran como tsó Jao ká que significa ‘huipil de dos pasadas’.

Hace algunos meses, una compañía extranjera plagió un huipil mazateco perteneciente a, al menos, seis municipios de esta Sierra Mazateca. Nos parece importante generar una denuncia ante esta indebida apropiación cultural desde nuestras comunidades, pero, sobre todo, señalar que a través de estos talleres reconocemos la importancia de defender nuestra indumentaria y creamos piezas que retoman aspectos tradicionales para combinarlos con ideas y propuestas nuevas. Sin duda, en este taller además de aprender sobre la diversidad de colores, generamos una relación de diálogo y hermandad entre las compañeras y compañeros. Estamos muy emocionados de mostrar al mundo el legado textil que se nos ha heredado.


La baraja bendita

Transcurría el mes de agosto del año 2020 cuando se inició el proceso de catalogación del Fondo Luis Castañeda Guzmán. El trabajo implicaba revisar de manera detenida el contenido de la colección con el objetivo de crear instrumentos para su rápida recuperación y acceso. Así fue como en la Caja 2, Expediente 45 de la Sección Civil, Serie Constancias, se descubrió un documento que nos recordó mucho a la canción La baraja bendita, del grupo musical Los Tigres del Norte. El hallazgo fue hecho por Gabriela García, bibliotecaria de la BIJC, quien en ese momento se encontraba describiendo los expedientes que conforman la caja. Se trata de una transcripción mecanuscrita de una sumaria realizada en La Habana el 17 de abril de 1870 contra el soldado Andrés Espinosa Montero, natural de Castilla. Una sumaria es un resumen, o suma, de los sucesos delictivos adjudicados a alguien y la recopilación de los datos que pueden servir para determinar la culpabilidad o prevenir el castigo de los delincuentes. El dictamen describe que el soldado tenía una baraja en las manos durante la misa y cómo la repasaba con mucha atención; por tal motivo fue llevado al calabozo y juzgado. En el proceso, el soldado hace una analogía simbólica de la baraja con el santo rosario; se trata de una interpretación detallada de cada una de las barajas con los símbolos de la Biblia.

Este mismo tema, tratado en 1870, es representado en una canción del grupo sinaloense 127 años después. A continuación, unos fragmentos del texto de 1870 y la canción del grupo:

Sumaria de 1870:

… porque siendo cristiano como dice, en vez de estar oyendo la misa con toda devoción había sacado una baraja y se entretenía en repasar las cartas dijo: que, careciendo de rosario, había ideado substituirlo con la baraja, para con las distintas cartas poder meditar en los diversos misterios de la muerte y pasión de nuestro Sr. Jesucristo. Dijo que empezaba por los Ases, en el de bastón contemplaba la columna donde amarraron al Sr., en el de espadas meditaba cuando Sn. Pedro cortó la oreja a Mateo, en el de copas cuando le presentaron una llena de hiel y vinagre a nuestro Sr. Jesucristo para que la bebiera, y en el de oros considero el ósculo de paz que dio Judas al redentor al tiempo de entregarlo. En los cuatro doses, considero los ocho verdugos que de dos en dos azotaron a nuestro Salvador. En el tres de copas se me presentan los dedos con que rasgaron las vestiduras del Sr.; el tres de bastos lo considero como las sogas con que fue arrastrado; en el tres de espada contemplo los tres clavos con que fue clavado en la Cruz; con el de oros, medito en las tres personas de la Santísima Trinidad…

Canción La baraja bendita de Los Tigres del Norte:

Llevaron a un reo ante el jefe del penal… se le acusa, dijo el jefe, de que ayer tarde en la iglesia se le sorprendió con una baraja tendida en el piso y de jugar en una iglesia, que es un lugar santo y sagrado, debe de ser castigado… [dijo el reo]: del mucho tiempo que tengo en este penal, no he recibido carta, visita, esperanza, ni consuelo alguno, siempre he deseado dinero para comprar una biblia, pero jamás lo he tenido… un día, un reo que era conducido gravemente al hospital, me regaló esta baraja, desde entonces señor mío, se posesionó en mí, el pensamiento, de hacer de cada carta de la baraja, un pasaje de la biblia… el as, me recuerda a Dios Padre, las partes en que se dividieron las sagradas escrituras: Antiguo y Nuevo Testamento, el tres me representa a la Santísima Trinidad, Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu Santo; el cuatro, los cuatro Evangelios, Mateo, Lucas, Marcos y Juan. El cinco, las cinco yagas de Cristo en El Calvario. El seis, los días que se llevó nuestro Señor para crear todo lo que en materia poseemos. El siete, el séptimo día de descanso, después de haber logrado su propósito…

Es poco probable que Los Tigres del Norte conocieran el documento en la colección de Luis Castañeda Guzmán, entonces ¿cómo explicar la semejanza entre los dos textos?

Una breve investigación reveló que la canción de la agrupación de Sinaloa y el juicio en La Habana se basan en una larga tradición de cuentos y coplas que explicaban las cartas de la baraja a lo divino y que pasaban de versiones impresas a la tradición oral y visa versa. Esta tradición se extendió sobre varios países —entre ellos Argentina y México— y varias regiones de España. Al parecer, inició en el siglo xviii con pliegos impresos en España y en Francia, donde en 1811 se publicó una conocida versión de un soldado de nombre Ricart, de la ciudad de Brest, como personaje principal. Es esta versión la que siguen los Tigres del Norte en su canción.

Jean-Pierre Ètienvre (1990), Jean-François Brotel (2009) y otros estudiosos han intentado seguir el origen y la trayectoria de este romance popular a lo largo del tiempo, publicado en numerosas variantes. Finalmente, al parecer en 1897, fue impresa por primera vez la versión que habla del soldado español Andrés Espinosa Montero, de guarnición en Cuba, que ubica la historia en el año de 1870; y de esa adaptación, Brotel recoge ocho versiones.1 Es a este último linaje que pertenece la versión en la colección de Castañeda Guzmán.

Curiosamente, no fue la primera vez que el popular romance fue puesto en música, ya que en España se han registrado numerosas versiones en canciones populares regionales; por ejemplo, el grupo folclórico Raíces grabó una versión en 1979, siguiendo una versión oral registrada en el pueblo de Cañizares. Por último, lo que no nos cuenta la canción de Los Tigres del Norte es que el soldado fue absuelto de toda culpa y agraciado por los jefes del batallón con tres meses de licencia temporal y dos de paga en concepto de gratificación.

Así que, recuerda que si buscas inspiración, puedes encontrarla en los fondos documentales de la BIJC.

Para leer más:
Brotel, Jean-François. 2009. “La alegoría del soldado y la baraja o el poder del no libro”, en Genoud de Fourcade, Mariana y Granada de Egües, Gladys
(eds.), Unidad y multiplicidad: tramas del hispanismo actual. Mendoza: Zeta Editores, pp. 23-33.

Etienvre, Jean-Pierre. 1990. Márgenes literarios del juego. Una poética del naipe siglos XVI-XVIII. London: Tamesis Books Limited.

1 Boletín de Justicia Militar, VII (2), 15 de noviembre de 1897. No fue consultado por los autores.


Constantia et labore

El título que elegimos para este texto, Constantia et labore (‘Constancia y trabajo’), refleja parte de lo que ha implicado seguir con este proyecto que inició, hace poco más de cuatro años, a partir del trabajo colaborativo con la Red de Unidades de Información de Oaxaca, de compartir experiencias del trabajo diario y de coincidir en las necesidades de algunas bibliotecas de Oaxaca, en específico las que son de nuestro interés.

Empezamos a reunirnos y a buscar estrategias que enriquecieran los procesos de organización de las colecciones que se encuentran a nuestro cargo; en cada reunión, entre un café y otro, se dio una lluvia de ideas que poco a poco integramos en un gran proyecto. Nos entusiasmaba que nuestros espacios albergaran grandiosas e invaluables colecciones y que, además, estuvieran relacionadas, unas complementan a otras; así fue patente la necesidad de trabajar en red y compartir recursos que facilitaran las consultas y el acceso a los materiales.

A mediados de 2017, el personal de la Biblioteca de Investigación Juan de Córdova le propuso al Mufi y a la Biblioteca Fray Francisco de Burgoa conformar el sistema de información de la FAHHO, incorporando algunas de sus colecciones o catálogos en los sistemas que la BIJC ya había comenzado a implementar. La idea surgió ante la necesidad de mejorar el control de sus acervos y, sobre todo, para cumplir con los objetivos de conservación, preservación y difusión de sus colecciones.

Para la gestión de recursos impresos se implementó el software Koha, y DSPA para las digitales. El adecuado registro de la variedad de materiales que resguardan las instituciones requirió el diseño de plantillas especiales, con descripciones detalladas que respetaran las normas internacionales de catalogación y las políticas definidas por cada sede. También se llevó a cabo un proceso de capacitación intensiva en temas de organización de información, para que el personal de cada una de las filiales gestionara su propia información. ¡Los resultados rebasaron las expectativas!

Dentro de poco tiempo, la Biblioteca José Lorenzo Cossío y Cosío, del Mufi, se unirá a este sistema (desde Koha) con su colección bibliohemerográfica relacionada con el mundo de la filatelia y con algunas obras que forman parte del acervo del museo, como piezas filatélicas, obra gráfica, fotografía y arte postal.

Por lo pronto, mediante Dspace, se agregaron dos importantes colecciones exhibidas de manera permanente en la Bóveda Mufi: Timbres postales de México y de Béisbol, esta última considerada la colección temática más grande del acervo. Hasta la fecha, el Mufi ha compartido un total de 2451 recursos en línea.

Por su parte, la BIJC tiene, en Koha, 15 561 registros bibliográficos y documentales de diversas colecciones especializadas en lengua y cultura de los pueblos de Oaxaca. Recientemente se incorporó el fondo documental de Luis Castañeda Guzmán, conformado por documentos, correspondencia, mapas y planos históricos oaxaqueños, que fue catalogado en colaboración con Adabi de México; y 1287 registros fotográficos de la colección Irmgard W. Johnson, especializada en textiles, alojados en Dspace. Próximamente serán integrados más recursos.

Por último, la Biblioteca Francisco de Burgoa, de la Universidad Autónoma Benito Juárez de Oaxaca, aunque no pertenece directamente a la FAHHO siempre ha contado con su apoyo para múltiples iniciativas, por ejemplo: incorporar al proyecto su catálogo de libros y periódicos que datan de los siglos xv al xx, de esta manera se visibiliza aún más la colección y facilita a los investigadores la búsqueda de información. Hasta la fecha, la Burgoa cuenta con 18455 registros. Esta biblioteca decidió subir a Dspace su colección referente a la Oncocercosis y un acervo fotográfico; se proyecta que este archivo esté disponible para la consulta en esa plataforma. Durante estos años, el trabajo diario se ha enfocado no solo en ingresar nuevos datos, sino en complementar la información de los registros anteriores.

En 2020, a pesar del cierre de espacios debido a la pandemia, el trabajo con los sistemas de información no se detuvo. Se incorporó al proyecto a filiales que no contaban con espacios para gestionar sus colecciones, y así surgió una segunda fase del proyecto: Baúl FAHHO, a la que se incorporaron la Casa de la Ciudad, la Biblioteca Andrés Henestrosa y la Red de Bibliotecas Infantiles BS; próximamente se incluirá el Archivo de Béisbol, Adabi de México y el Museo Textil, cuyos acervos fortalecerán este sistema de información de la Fundación Alfredo Harp Helú Oaxaca.

Para los colaboradores, el manejo de la información representa una gran responsabilidad, así que antes de la catalogación de los materiales, se toman acuerdos para su normaltividad. Por lo anterior, se propuso crear una red de catalogadores que diera seguimiento a los diversos proyectos que se están realizando en la Fundación, y para continuar compartiendo conocimientos.

Han sido años de intensa capacitación del personal, múltiples pruebas y ajustes en los sistemas para integrar en un solo espacio tal diversidad de objetos; pero ahora, gracias a los esfuerzos de todos y todas, y al apoyo que desde cada lugar de trabajo hemos recibido, tenemos un proyecto colaborativo funcional. Seguimos haciendo red, seguimos compartiendo espacios, ideas, sueños, esperanzas, café y pan; seguimos trabajando por la mejora de nuestros espacios, nuestro entorno y nuestras profesiones. Para ser bibliotecario sí se estudia, pero también se trabaja mucho, y lo estamos haciendo muy bien.


Los archivos son sujetos protagónicos

El pasado 25 de junio la directora general de Adabi de México, doctora Stella María González Cicero, dictó la conferencia denominada “Importancia del rescate del patrimonio documental para la historia”, dentro del ciclo internacional Enseñar, Aprender y Escribir Historia organizado por la Universidad Autónoma del Estado de México —UAEM— a través de la Red Interinstitucional de Formación e Investigación Educativa formado por La Universidad Pedagogíca Nacional, el Colegio Mexiquense y el Instituto Superior de Ciencias de la Educación.

Presentada por la doctora Rosa María Hernández Ramírez, docente de la Facultad de Humanidades de la UAEM, la doctora Gonzalez Cicero puso a disposición de la audiencia de esta sexta conferencia, un extracto de la experiencia que ha adquirido a lo largo de muchas décadas en el rescate y organización del patrimonio documental de nuestro país. Dirigió su platica especialmente a la importancia de los archivos municipales, unos de los más vulnerables dentro del patrimonio documental mexicano, en donde explicó la génesis de los documentos, sus condiciones, quien los resguarda, hasta su importancia para la vida cotidiana, la toma de decisiones y la creación de una historia nacional.

¿En que momento se vuelve un documento parte de la historia? ¿Por qué los archivos siendo tan importantes no son valorados? ¿Cómo es que se han rescatado? ¿Quién se interesa en su rescate y quién se debe interesar? ¿Cómo utilizan los historiadores los archivos? ¿Cómo utilizan las autoridades municipales la información que contienen sus archivos?

Los jóvenes, considera la doctora González Cicero, son una piedra de toque, ya que con sus energías disposición y generosidad pueden ser la diferencia entre los papeles “viejos” y un archivo organizado y puesto en valor. “No es posible trabajar en los archivos si no es con pasión”, afirmó la ponente.

La doctora contestó diferentes inquietudes sobre la digitalizacion, bibliotecas eclesiásticas, la conciencia actual acerca de la importancia de los archivos en México y el rescate de los archivos municipales, entre otros comentarios.

Revisa la conferencia completa en: https://youtu.be/yCnhZ4Gn-H4


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