EN LA BÓVEDA MUNDIAL DEL ÁRTICO

Sabemos que es ideal que exista un registro digital de la memoria que resguardan nuestras instituciones. Sin embargo, se puede perder con el paso del tiempo si no tomamos las medidas de protección y una estrategia de preservación para tenerlo accesible en el futuro. 

Existen distintos soportes digitales de fácil acceso en los cuales nos hemos apoyado, no obstante, su tiempo de vida es limitado, ya sea por su fragilidad, constantes actualizaciones o migraciones, o bien por la vulnerabilidad que representan los mismos. En aras de mantener disponibles estos respaldos, son realizadas constantes migraciones de un soporte a otro, lo que incrementa tanto el riesgo de pérdida de información como los altos costos que implica su traslado. 

Preservar la información digital más valiosa para su acceso en el futuro es la filosofía de Piql. Se sustenta en una tecnología para el resguardo a largo plazo de información digital irremplazable. Es un proyecto de manufactura noruega apoyado por la Unión Europea que utiliza la película de 35 mm, comúnmente pensada para su uso en la industria cinematográfica, que ha recobrado terreno como soporte de preservación a largo plazo, por su durabilidad, su capacidad de almacenamiento y su fácil acceso. Esta solución también ofrece una opción de resguardo completamente confiable y segura: el Archivo Mundial del Ártico. Situado en Svalbard, Noruega, la ciudad más al norte del mundo, donde existe una mina especialmente adaptada con el propósito de proteger no sólo el almacenamiento congelado de semillas, si no también los documentos más importantes de la humanidad.

El Archivo Mundial del Ártico se inauguró en marzo de 2017 con el ingreso de rollos creados para el Archivo General de la Nación y el Archivo Nacional de Brasil. Documentos como Sentimientos de la nación, las Constituciones de 1857 y 1917, y algunos códices se encuentran ahora protegidos en una de las regiones más seguras del planeta, lejos de la intervención humana y los conflictos bélicos. 

El pasado mes de febrero, Apoyo al Desarrollo de Archivos y Bibliotecas de México, A.C. (ADABI) y el Archivo Fotográfico Manuel Ramos por parte de nuestro país, así como la Biblioteca del Vaticano y el Museo Nacional de Noruega realizaron un depósito con archivos digitalizados de incalculable valor. 

La información digitalizada y resguardada por ADABI con la tecnología de Piql contiene los libros de coro de la Catedral de Puebla –de gran valor litúrgico, artístico y musical para México–. Además fueron seleccionadas algunas cartillas en lenguas indígenas –utilizadas para la alfabetización de los pueblos originarios, consideradas el primer modelo didáctico para la enseñanza del español– o los graduales Dominicale y Sanctorale de Soyaltepec, dos joyas bibliográficas de la Mixteca alta de Oaxaca consideradas como las obras musicales impresas más bellas de la época virreinal, por sus grabados y por la aplicación de distintas tintas con técnicas indígenas para su impresión. Instrumentos de consulta de archivos civiles y eclesiásticos, resultado del rescate integral de documentos para la labor de preservación, también fueron incluidos y ahora estarán disponibles para el uso de generaciones venideras. El Catálogo Colectivo de Fondos Bibliográficos Antiguos de México –que recolecta más de 188 104 libros de 54 bibliotecas– también es parte de la información que resguarda el rollo Piql de ADABI, así como ocho números de la publicación, Adabi punto de encuentro, se encuentran ya en el Polo Norte. El acervo que la asociación ha generado a lo largo de quince años en pro del rescate del patrimonio documental y bibliográfico de México y su preservación a largo plazo es de suma importancia para la creación de consciencia con relación a la preservación de la memoria histórica. La apuesta de Piql México y Labo es una apuesta por la conservación del patrimonio de una sociedad, para que las próximas generaciones tengan presente el camino recorrido por quienes los precedieron. 

INTERVENCIÓN: ÍNDIGO

Intervención: Índigo es un performance que fue realizado por primera vez en las calles de Brooklyn en Nueva York por Laura Anderson Barbata en colaboración con Chris Walker, The Brooklyn Jumbies y Jarana Beat. La procesión comenzó en la prefectura de policía del barrio de Bushwick y terminó en la zona habitada por artistas en el mismo barrio en Brooklyn. El performance consistió en la ocupación del espacio público por personajes vestidos en textiles de color índigo –tinte natural antiguo usado en rituales de protección, poder y espiritualidad–. Los indumentos fueron inspirados por la danza de los Zancudos de Oaxaca y la de los Diablos en la costa afro-mexicana de Guerrero. La primera se realiza anualmente y en ellas se pide protección, bendiciones y milagros. La segunda recuerda a todos los afrodescendientes, y en su ejercicio reivindica su lugar en sociedad.

El color índigo en la actualidad es usado por casi todos los cuerpos policiales en el mundo, siendo asociado a la protección; pero también a la represión. En este sentido el tránsito que realiza Intervención: Índigo de la prefectura de la policía al barrio de los artistas en Estados Unidos no solo representa un desplazamiento físico sino también uno de sentido. En este nuevo ritual se le devuelven al índigo sus características protectoras y espirituales en el terreno de lo artístico. Este giro de sentido con dimensión ritual incorpora en un momento mágico a los personajes en sociedad. Al mismo tiempo recuerda y reivindica a las culturas afroamericanas que se apropian simbólicamente del espacio público, usando el color que los reprime para protegerse.

Intervención: Índigo llama a la acción, a la re-ocupación del espacio público y a la memoria de la violencia que las comunidades afroamericanas han sufrido no solo en Estados Unidos, sino en el resto del mundo. Esta acción presentada por primera vez en Oaxaca dentro de las salas del MTO, busca recordar esta intervención pública en México que, además de generar la reivindicación de las culturas afroamericanas, crea una memoria viva, un espacio poético donde el movimiento de los cuerpos es libre de ocupar un terreno protegido, mágico y transformador. 

LA ENSEÑANZA DE LENGUAS EN LA BIJC

México es un país multilingüe y multicultural, se encuentra dentro de los diez países con mayor número de lenguas. Esta diversidad, además delas responsabilidades políticas que implica su conservación y protección, ofrece a la sociedad mexicana la oportunidad de disfrutar de ella como potencial de desarrollo social. En los estados del sur del país se concentra el mayor número de lenguas originarias, como es el caso de Oaxaca y Chiapas. Sin embargo, por las políticas lingüísticas que el Estado mexicano ha aplicado, se vive un preocupante detrimento de la diversidad cultural y lingüística, que se traduce en el desplazamiento de las lenguas indígenas por el español. Esto es cada vez más notorio en las comunidades de todo México.

Con el propósito de promover la diversidad lingüística en Oaxaca, la Biblioteca de Investigación Juan de Córdova, en coordinación con los profesores de lenguas voluntarios, ha sumado esfuerzos para conformar un espacio de enseñanza de lenguas al público adulto interesado. La enseñanza de estas lenguas se considera una de las estrategias que promueve su fortalecimiento y revitalización, además de promover la interculturalidad en la diversidad, al hacer accesibles a los aprendices nuevos modelos culturales que permiten resolver los problemas personales y cotidianos de la vida.

Desde el año 2012, en la Biblioteca de Investigación Juan de Córdova se han impartido clases de ayuuk, zapoteco, chino y mixteco dirigidas a público adulto. El último de estos esfuerzos sucedió durante el periodo de verano 2018 (julio-septiembre), fechas en las que se impartió mixteco a público infantil como segunda lengua. En este curso los niños aprendieron a saludar, a presentarse, a presentar a los que viven en su casa, así como pedir de comer, de beber y dar las gracias en un contexto familiar. De esta manera se les dio la oportunidad de aprender el mixteco en un entorno comunicativo natural y lúdico. Aunado a esto, el taller desarrolló actividades tanto en el Centro Cultural San Pablo como en el espacio privado del hogar. Las madres de familia y abuelas de los alumnos ayudaron a desarrollar las actividades en un ambiente familiar. Así se adquiere la lengua en su contexto natural de transmisión. Aunque el tiempo de enseñanza fue corto, las madres de familia lograron ver en sus hijos los resultados de aprender el mixteco como segunda lengua. A través de los siguientes testimonios se puede dar cuenta del interés y evaluación de los padres:

“Ayer que salimos al súper me dio mucho orgullo ver a mi hijo contar en mixteco. Mi hijo, al aprender el mixteco, lo hizo de modo muy familiar porque en la casa nos dice koba’an sakua, ‘buenas tardes’, kova’adin, ‘buenos días’. Va con sus abuelos y sus primos y lo dice muy bien, lo asimila en su uso. El que mi hijo aprenda el mixteco es una oportunidad de amar nuestras culturas” (madre de familia, 10-09-2018). 

“Yo soy de la Mixteca, y que mis hijos aprendan el mixteco es una forma de conservar la identidad en los niños. Para mí es importante que aprendan el mixteco porque colaboramos a que la lengua no se pierda, es importante porque nosotros tenemos una ascendencia mixteca. Ellos no van porque yo los inscribí, sino porque les gusta y lo están haciendo propio” (madre de familia, 11-09-2018). 

De esta manera se busca difundir la importancia que tienen las lenguas como elemento identitario, creando espacios de uso para aprender una segunda lengua, además de contribuir a la revitalización y al fortalecimiento de ésta.

DONACIÓN DEL ACERVO DE LUIS FERNANDO MOGUEL

Luis Fernández del Campo Moguel nació el 14 de enero de 1926. Vivió en una época de muchos contrastes y tuvo la dicha de ver la transformación de Oaxaca del siglo XX al siglo XXI. Hijo de Luis Fernández del Campo Mejía y Beatriz Moguel de La Rosa, mi abuelo Luis fue adoptado por don José Zorrilla Tejada y doña Consuelo Guergué. Ellos no tuvieron familia, así que fue el único hijo de la pareja, pero le permitieron conservar los apellidos de sus padres biológicos. Ellos no sólo lo adoptaron legalmente, sino que realmente lo quisieron como a un verdadero hijo. Tenían gran calidad humana, además de una posición económica muy desahogada ya que don José era dueño de varias productoras de café, la compañía de luz y fuerza, las fábricas de hilados y tejidos San José y Vista hermosa; la Sra. Consuelo Guergué era dueña de la hacienda Tlanichico y varios bienes inmuebles.

Así, el abuelo tuvo oportunidad de recibir una esmerada educación, se recibió de actuario. Tiempo después, se fue a trabajar a la hacienda Tlanichico, y, con arduo trabajo, logró hacer de la hacienda una propiedad muy rentable porque producía panela, tenía vacas lecheras, muchas hectáreas sembradas de caña de azúcar y un trapiche; cosechaban frijol, maíz, chile y tenían, además, cerca de un millón de matas de maguey. Pero llegó la época del agrarismo, y, al tratar de defender la hacienda, perdió todo su efectivo.

En 1931, un temblor sacudió la ciudad y Oaxaca prácticamente se acabó. Mi papá era muy pequeño cuando esto sucedió, y le tocó vivir una infancia con muchos pesares, pues el trabajo escaseaba, su papá buscaba el sustento vendiendo medicinas y mi abuela daba clases de piano para salir adelante.

Oaxaca no tenía carretera, la única comunicación con la capital era un tren de vía angosta. En este tren llegaban los vehículos que circulaban en Oaxaca; cuando llegaba uno, todos iban a ver el nuevo coche al ferrocarril. Fue así como mi abuelo empezó un pequeño negocio de refacciones, y tomó la distribución de los aceites Texaco. Toda la gente decía que estaba loco porque tenía una refaccionaria en donde no había coches y vendía aceites en donde no había motores. Empezó a vender aceite a las minas, pero de refacciones no vendía nada. Estalló la guerra y los americanos vieron el peligro latente de que les bombardearan Panamá. Les urgía una vía alterna, que resultó ser el Istmo de Tehuantepec. Ahí empezó la transformación de Oaxaca, con la carretera internacional y el campo aéreo de ciudad Ixtepec. La carretera trajo consigo la necesidad de refacciones, así que mi abuelo se dedicó a hacer pedidos de importación de refacciones. Un año después empezaron a llegar los pedidos, y la gente de todos lados buscaba refacciones. Así fue como salieron adelante.

En 1950, mi papá se hizo cargo de la empresa y tuvo siempre una visión amplia del mundo y de la vida. Eso lo ayudó a impulsar la empresa, incluso fundó otra en donde fabricaban cilindros de motor. Llegó a crecer tanto que vendía a nivel nacional. También fundó el periódico El Camionero, que se distribuía mensualmente en todas las plazas en donde vendía sus productos.

Es difícil describir a mi papá. Fue un hombre exitoso en todo lo que emprendía. Era perseverante y amaba todo lo que hacía. Bohemio por afición, compositor, escritor y poeta, orgulloso de su tierra, de carácter recio, exigente consigo mismo y con los demás, honesto, un ejemplo a seguir para todos aquellos que tuvimos la suerte de conocerlo y ser parte de su vida. Vivió 88 años intensamente y nunca olvidó agradecer a Dios cada minuto de su existencia. Por su inmenso amor a Oaxaca, siempre quiso compartir el legado de su abuelo para que todos tuvieran la oportunidad de disfrutarlo y qué mejor que la Biblioteca de Investigación Juan de Córdova para resguardar los textos que se entregaron el 15 de agosto de 2018. 

HACER NOCHE: CROSSING NIGHT

Del 4 de noviembre al 5 de febrero, diversos espacios artísticos y culturales de Oaxaca recibirán exposiciones y residencias dentro del ciclo llamado “Hacer noche”. La iniciativa a gran escala conjunta el trabajo de diversas instituciones y espacios culturales para ofrecer al público una experiencia de acercamiento a los vínculos históricos con el sur de África. 

Esta serie de exhibiciones busca mostrar las prácticas artísticas de África austral y reunirlas con el contexto cultural mexicano, presentando obras de más de treinta artistas africanos en el Centro Cultural Santo Domingo, Centro Cultural San Pablo, Centro Fotográfico Manuel Álvarez Bravo, Centro de las Artes de San Agustín, Museo de Arte Prehispánico Rufino Tamayo y el Instituto de Artes Gráficas de Oaxaca. 

El Centro Cultural San Pablo participará en “Hacer noche” recibiendo exhibiciones. Además, entre el 5 y el 9 de noviembre brindará sede a las conferencias magistrales de diversos especialistas:

  • Dra. Tamar Garb, titular de la cátedra Durning Lawrence del Departamento de Historia del Arte de el University College London.
  • Dr. Chika Okeke-Agulu, profesor del Departamento de Arte y Arqueología de la Universidad de Princeton en Estados Unidos.
  • Dr. Salah Hassan, editor en jefe y fundador de la revista Nka, así como miembro de la mesa directiva de la revista Atlántica.
  • Dr. Aaron Rosenberg, profesor del Centro de Estudios de Asia y África de El Colegio de México, especialista en cultura e historia de África oriental. 
  • Dra. Neelika Jaywardane, miembro fundador del colectivo digital Africa Is Not A Country.
  • Mtra. Paula Nascimento, curadora del Pabellón de Angola durante la 55ª edición de la Bienal de Venecia, que resultó ganador del León de Oro en el certamen. 
  • Sean O’Toole, corresponsal de las revistas Artforum y Frieze para el continente africano.
  • Dr. Ilán Semo, profesor del Departamento de Historia de la Universidad Iberoamericana.
  • Kabelo Maltsie, directora de la Red de Artes Visuales de Sudáfrica. 

Todas las actividades y exposiciones serán gratuitas y de acceso libre. Te invitamos a participar en esta iniciativa de Idris Naim A.C. y el Instituto Nacional de Bellas Artes de México, en conjunto con la Fundación Alfredo Harp Helú, la A4 Art Foundation de Sudáfrica, la Asociación de Amigos del IAGO y la Secretaría de las Culturas y las Artes del Estado de Oaxaca.

CINCO AÑOS EN EL PAÍS DE LAS NUBES

Cuando me toca dar una visita guiada en el Museo Textil de Oaxaca, mi parte favorita es cuando llegamos al enorme mapa que entregó CONABIO (Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad) en 2014, en celebración por la publicación conjunta realizada con el MTO en 2013. No importa el origen o la formación de quienes nos visitan, siempre quedan fascinados con el trabajo laborioso, denso, con información sobre el textil, la geografía, la lingüística y la historia natural, presentada en una forma gráfica e inmediatamente atractiva. Las dos caras del cartel titulado “Hilos del país de las nubes” siempre provocan conversaciones fascinantes con los visitantes, charlas que van desde el arte, las lenguas, el diseño, la diversidad biológica, los sistemas de mercado, la apropiación cultural y muchos temas más. Cada visita es diferente, y me sigue sorprendiendo cómo el cartel continúa ofreciendo elementos que sirven para ilustrar cada discusión. Aún cuando no se realiza una visita guiada por el museo, el cartel se ha convertido en una parada obligada para cada visitante, igual de icónico que el muro del patio principal. Incluso he visto a personas tomándose una selfie con el mapa, como si éste fuera una estrella famosa.

El cartel refleja innumerables horas de trabajo de muchas personas, pero principalmente es un testigo del conocimiento del doctor Alejandro de Ávila –curador y asesor del MTO y director del Jardín Etnobotánico–, adquirido a través de una vida dedicada a  la investigación, una labor de amor. El mapa fue un trabajo en conjunto entre CONABIO y el MTO, financiado por el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes. A cinco años de su publicación, este mapa ha sido distribuido en una gran parte del estado, encontrando lugar en los salones de escuelas rurales, en los hogares de artistas indígenas, en las actividades de promotores culturales y en los ayuntamientos de autoridades municipales. En las visitas al campo que ha realizado el MTO, este cartel sirve como una herramienta invaluable para abrir diálogos entre las comunidades y la institución, compartiendo conocimientos y enriqueciendo a ambas partes. En una ocasión, recuerdo haber caminado por la selva montañosa de la Sierra Sur durante media hora para llegar a la familia de las últimas tejedoras de una agencia bucólica, todo el tiempo cargando el cartel sobre mi espalda. Al llegar, aunque no hablamos una lengua en común, pude comunicar la razón de la visita a través de las imágenes, en particular la foto del huipil que era como los que tejían sus ancestros. En todos los sentidos, este cartel es nuestra carta de presentación. 

En cada instancia, el mapa ha servido para inspirar nuevas reflexiones sobre la importancia de los textiles de Oaxaca y en algunos casos, promover acciones concretas de rescate y/o innovación. También ha jugado un rol importante para fomentar relaciones entre el MTO y las/los artistas textiles del estado, de quienes hemos aprendido mucho en estos años. En algunos casos melancólicos, hemos conocido a las últimas tejedoras ancianas de una tradición textil; en otros hemos conocido sólo a sus descendientes, comprobando la desaparición de su herencia en la actualidad. Otras situaciones han sido inspiradoras, pues hemos conocido esfuerzos locales que están luchando orgullosamente por restablecer su herencia textil en la vida cotidiana. En otros casos sorprendentes, hemos visitado pueblos que nos reclaman por no estar incluidos en el mapa, pues preservan una vigorosa producción de textiles desconocida tanto por investigadores como por el saber popular. En el marco del décimo aniversario del MTO y del quinto aniversario del cartel, es indudable que este mapa continuará abriendo nuevas brechas en el país de las nubes.

LORENZO BECERRIL, FOTÓGRAFO DE LOS FERROCARRILES MEXICANOS

Hasta hace poco tiempo el fotógrafo mexicano Lorenzo Becerril Sánchez Barquera (Tula, Hidalgo 1839-Veracruz 1899) había sido considerado solamente un importante retratista de estudio. Es a partir de una investigación reciente que se descubrió la faceta de este artista como fotógrafo de exteriores. Con un inventario de tres mil imágenes distintas de las llamadas “vistas mexicanas”, sobresalen singulares registros de los ferrocarriles mexicanos. Es, sin lugar a dudas, el fotógrafo mexicano del siglo XIX con el más amplio catálogo fotográfico a la venta, compilado en su Álbum fotográfico mexicano. La producción de Lorenzo Becerril es semejante a las de famosos artistas extranjeros como Alfred Briquet y William Henry Jackson. 

Situados en el tema del ferrocarril, es evidente la existencia de semejanzas entre la producción de los fotógrafos extranjeros y la de Lorenzo Becerril, pero también de peculiaridades que son importantes de resaltar. 

La presencia humana en sus fotografías. En el siglo XIX, de manera general, la frase “imágenes del ferrocarril” significaba estaciones, locomotoras y, sobre todo, grandes puentes. Con esta idea en mente, algunos fotógrafos lograron tomas en las que no aparece persona alguna. Otros colocaron intencionalmente a sus ayudantes para que la pequeñez de la referencia humana contrastara con la grandiosidad de las obras materiales o del equipo ferroviario. También hubo artistas que no pudieron evitar la presencia de trabajadores, curiosos o, en el caso de grandes eventos, la multitud que se mostraba gozosa alrededor de los trenes. Como contraste, Becerril no pretendió controlar la presencia de las personas. En sus imágenes los sujetos no fingen trabajar para salir en la foto, sino que trabajan en el momento en que se hizo la toma; no han sido acomodados como referencia de los puentes, sino que posan gustosos en el lugar que ocupan. En particular las mujeres dejan de ser elementos pintorescos de las fotografías y, aunque lejos de la cámara, aparecen en los registros.

La cercanía con sujetos diversos. México ha sido siempre un país con grandes desigualdades sociales. En las fotografías del ferrocarril esas desigualdades se pueden percibir en la forma en que los operadores de cámara acomodan a las personas al hacer sus tomas fotográficas; incluso, en caso de que existan sujetos de diversos estratos sociales, en las imágenes aparecen “ordenados” por jerarquías. Podemos decir que la mayoría de las fotos insisten en la desigualdad; en cambio las imágenes que generó Becerril, aunque no escapan totalmente de este discurso, muestran una cercanía con la diversidad de sujetos alrededor de las instalaciones ferroviarias. 

La variedad de las compañías. Una característica de los fotógrafos extranjeros es que centraron su atención en las grandes líneas ferroviarias; en cambio, Lorenzo Becerril, además de hacer esos registros de las grandes empresas, incluyó diferentes ferrocarriles regionales, locales y hasta los que servían en minas y otras instalaciones industriales, muchos de ellos de los llamados de “tracción de sangre”; es decir, los que se movían con la fuerza de mulas y caballos. Todo para construir su monumental proyecto de vistas: Álbum fotográfico mexicano.

El registro de aspectos “no convenientes” del ferrocarril. Casi todos los fotógrafos decidieron registrar al ferrocarril como una serie de instalaciones “modernas” en un contexto atrasado. Esa es la razón por la que insisten en hacer tantas tomas fotográficas de los puentes de hierro, cuando los construidos con este material eran menos que los de madera. Para poner un ejemplo concreto diremos que, en 1873, el ferrocarril de Veracruz tenía 158 puentes de diversas dimensiones en su línea, la mayoría de esos puentes estaban construidos de madera y solamente unos cuantos fueron elaborados con hierro como material base. Sin embargo, las fotografías que sobreviven del Ferrocarril Mexicano y que se han publicado muestran precisamente esos puentes “modernos”. En cambio, en las fotografías de Becerril podemos contemplar la diversidad de puentes y a sus constructores. 

Grandes viaductos y puentes de madera, uso festivo de los ferrocarriles, presencia de mujeres en los lugares de trabajo, entre otros temas, nos legó Lorenzo Becerril en sus fotografías. Estas imágenes están casi ausentes en la producción de otros fotógrafos. Esta es una buena razón para dar a conocer su obra y, sobre todo, para insistir en la necesidad de profundizar en la investigación de su vida y trabajo. Sirva esta exposición fotográfica para recuperar parte de la historia todavía incompleta sobre los productores de imágenes mexicanas.

Fotografía: Acervo del Museo Nacional de los Ferrocarriles Mexicanos

PRIMER ANIVERSARIO: ÁRBOL DE LIBROS

Sembramos un árbol, pusimos la semilla y empezó a crecer. Apenas tiene un año, pero ya se distingue. Falta mucho para que crezca fuerte y frondoso, para que se vean sus flores a lo lejos, que su sombra alcance a muchos; pero ya está plantado y ya se ve. Quienes habitan este árbol nos ayudan a cuidarlo, porque una manera de cuidar los árboles –además de regarlos con agua– es regarlos con atención, con amor, con abrazos, porque a los árboles como éste se les abraza de muchas maneras: leyendo bajo su sombra, visitándolo, jugando en él y con él sin maltratarlo, descubriendo todo lo que el árbol ofrece.

Nuestro árbol tiene un nombre, le hemos puesto BS Canteras, y ya dio sus primeros frutos. Lo festejamos con mucho cariño porque está cumpliendo un año. Este festejo es compartido con la gente que es su amiga, muchos de ellos vecinos de la zona de todas las edades, por eso decidimos celebrarlo con algunas historias que lo han habitado en este primer año.

Juanito empezó a venir con su mamá, papá y hermana, algunas veces su papá viene un rato, otras viene con su mamá; todavía no habla, no porque no pueda o no sepa, sino porque es más divertido pedirlo todo con balbuceos o, mejor aún, señalando las cosas. Juanito siempre trae puesta su gorra. Después de varias visitas, cuando su mamá deja su bolsa en el guarda objetos, él se quita su gorra y la entrega para que también la guarden. Pasa tiempo principalmente en la bebeteca y en la ludoteca, siempre viene de buenas, le señala a su mamá los libros que quiere leer y, cuando se van, con un ruidito muy lindo dice que quiere su “mjjmkj”. Les entregamos a ambos sus pertenencias y esperamos hasta su próxima visita.

Alan viene algunas mañanas, siempre vestido de blanco. Tiene algunas horas libres en la escuela y le gusta venir hasta acá a estudiar; cuando descansa aprovecha para leer uno o dos capítulos de alguna novela de la sala juvenil. Nos cuenta que le gusta estar aquí porque siente mucha paz, porque le encanta el lugar, los libros, el olor. Dice que quiere irse a otro lugar para aprender más y ser un gran médico. Le respondemos que seguro lo logrará. Lo dijimos no por atención, su manera de ser lector augura que así será.

Iris y su mamá son vecinas de la biblioteca. Nos visitan con frecuencia, no se pierden ningún taller. Al principio, Iris se inscribía a todos los talleres mientras su mamá esperaba pacientemente. Algunas veces la mamá se encontraba con alguna vecina y conversaban, otras leía algún libro de su interés. Ahora Iris se inscribe a casi todos los talleres y su mamá a los que le interesan. Cuando se marchan, que casi siempre es al cerrar, caminan abrazadas en el corredor que da a la puerta. 

Daniel viene al menos una vez por semana. Es fanático de las historietas, así que lee en la comicteca. Cuando ha pasado poco más de media hora desde su llegada, entra una joven más o menos de la misma edad de Daniel, pasa al área juvenil, busca la novela que está leyendo y sube las escaleras, escoge el área de cómic, se sienta pegadita a Daniel, leen cerca de media hora más y salen juntos. 

Cada vez que nos visitan Frida y su papá, Frida hace un recorrido por casi todas las salas y en cada una hace algo distinto: en la sala juvenil besa y abraza a la jirafa un montón de veces; en la sala infantil juega un rato en la computadoras con ayuda de su papá; en la bebeteca se quita los zapatos, va y viene de la ballenita literaria, leyendo una y otra vez los mismos libros y, por último, va a la ludoteca donde juega un ratito. Cuando su papá le dice que es hora de irse, entonces ella se enoja, llora patalea… Pero su padre, que conoce muchos trucos para calmarla, recoge sus cosas. Frida es ahora la que va detrás de él, quien saca una fruta que pone a la altura de la boca de la niña. Frida sigue la fruta hasta que la alcanza y se calma. Nunca nos dice adiós porque, aunque está más calmada, sigue enojada por irse. 

La BS Canteras abrió sus puertas el 11 de septiembre de 2017. A las 5 de la tarde con algunos minutos de ese mismo día recibimos a nuestros primeros usuarios, pero fue hasta el 21 de octubre del mismo año que hicimos un festejo de apertura, por tanto, el 21 de octubre de cada año será el “Día Grande” de nuestra biblioteca, como se acostumbra a llamarle en los pueblos a las festividades importantes. Agradecemos infinitamente a todas las personas que han hecho posible que la BS Canteras se habite de murmullos, de miradas, de talleres, conversaciones, juegos, música, mochilas, esperanza y luz. Con mucho cariño, admiración y respeto, el equipo de la BS Canteras les agradece su compañía en este primer año.

PATRIMONIO, HÁBITAT E IDENTIDAD

A un año del terremoto del 7 de septiembre de 2017, el cual afectó principalmente a la región del Istmo de Tehuantepec en el estado de Oaxaca, la Casa de la Ciudad, de la mano con ladoctora Elvira Schwanse, experta en sustentabilidad urbana, llevó a cabo el encuentro Patrimonio, Hábitat e Identidad, el cual reunió al Taller de Restauración de la Fundación Alfredo Harp Helú Oaxaca, al equipo de trabajo del Arq. Joao Caeiro, al Centro Operacional de Vivienda y Poblamiento (COPEVI), a la asociación civil Cooperación Comunitaria y al equipo de Arquitectos Artesanos para reflexionar sobre los avances en el proceso de reconstrucción de viviendas, no sólo en la región mencionada, sino en otras zonas del estado que también fueron afectadas por el siniestro. 

El encuentro se dividió en dos etapas realizadas el 7 de septiembre de 2018. En la primera etapa se llevó a cabo una mesa de trabajo con los distintos representantes de los despachos de arquitectura y asociaciones civiles participantes. Los objetivos, además de realizar una evaluación de los trabajos ejecutados desde sus equipos de trabajo, fueron: el intercambio de experiencias entre los diferentes proyectos, la creación de posibles alianzas y la identificación de buenas prácticas.

La segunda etapa consistió en una serie de conferencias y una mesa de debate abierta al público, en donde los representantes de las asociaciones explicaron sus esquemas de trabajo y se plantearon diversos temas como la autoconstrucción, la sanidad, el trabajo comunitario, las viviendas emergentes y el respeto a la identidad. El objetivo fue generar un diálogo y ahondar no sólo en aspectos técnicos, sino también en aspectos sociales y en construcción de alianzas.

En este encuentro se compartió una variedad de ideas relacionadas con el trabajo directo en las comunidades, y se obtuvieron opiniones relacionadas a las dificultades durante un año de trabajo. Se recopilaron los principales objetivos de cada una de las asociaciones, como la creación de estrategias de prevención, la revalorización de técnicas y valores tradicionales, y la generación de una buena organización comunitaria para el éxito de los proyectos. Es de destacar la importancia de incrementar las alianzas entre organizaciones que buscan la sensibilización ante los sucesos ocurridos.

MI VISITA A OAXACA

Recibí con gran alegría la invitación de la Fundación Alfredo Harp Helú Oaxaca para presentar la conferencia Biopoder Campesino y la Salud del Suelo, como gran cierre de los talleres en Etla, San Miguel Suchixtepec y Guelatao, donde trabajamos con campesinos y fuimos felices al conseguir cautivar corazones, o como decían los universitarios reformistas de Córdoba que ahora cumplen el primer siglo de existencia: “Soplar la brasa”, pues somos pueblo. Retorné muy feliz sintiendo el deber cumplido, los objetivos propuestos en ritmo creciente en mí y en todos los jóvenes, cada día más seguros y objetivos. Ellos me guiaron con la convivencia jovial que encontramos en las obras de Iván Illich, que desearán conocer. 

En la noche, ya tarde, fui a preparar la conferencia para la Fundación. El día siguiente comenzó temprano con un desayuno en el hotel del amigo Lic. José Luis Bustamante, con el maestro Toledo (a quien conocí en su taller artístico por la mano de la Dra. Elena Kahn, años atrás, durante mi primer viaje). En esta visita él me regaló un ataúd con un cadáver de elote de maíz transgénico, una obra de arte para la campaña en favor del maíz nativo de Oaxaca. La agenda continuó en compañía del coordinador de proyectos ambientales de la FAHHO, Ing. Félix Piñeiro Márquez, teniendo como cicerone al Dr. Alejandro de Ávila, director del Jardín Etnobotánico de Oaxaca, una obra de gran envergadura, con infraestructura moderna y sofisticada, donde se puede apreciar desde la recolección de agua de lluvia, hasta la ventilación para abrigar especies de bromeliáceas y otras especies de los ecosistemas húmedos de Oaxaca con necesidad de humedad alta y constante. Lo que me impresionó fue la colección de quelites, una de las riquezas culturales de la gastrosofía regional, reconocida en el mundo, parte del patrimonio cultural de la humanidad y del gusto culinario oaxaqueño idolatrado en México y el mundo de Charles Fourier, Rabelais y Momofuku Ando, creador de la Sopa Maruchan. Tuve una dicha muy grande al conocer la leucaena que da nombre al estado y la ciudad, entendí porqué se escribe Oaxaca y se pronuncia “Guajaca”. Saber eso para un forestal es motivo de orgullo y respeto. Nos recibió la doctora María Isabel Grañén Porrúa, presidenta dela FAHHO, quien tuvo la atención de obsequiarme un ejemplar del libro Dendrología natural, de Fray Juan Caballero.

Llegué con una hora de atraso para el encuentro con veinte ingenieros agroecólogos y otros técnicos, la mayoría acompañantes de la gira interdisciplinaria por las serranías, pero justifiqué el atraso por seguir el horario de Dios y de los campesinos, no el oficial de verano. Fue muy gratificante la evaluación de la gira con los colegas y otros presentes, y las propuestas presentadas de continuidad al trabajo técnico y organizativo. Sentimos finalmente el haber cumplido al estar de acuerdo en la viabilidad de la mayor parte de las propuestas, entre ellas que los niños en las escuelas municipales, estatales y federales deben tener una merienda totalmente natural, producida por campesinos agroecológicos, y repetí lo propuesto en la UACH (Universidad Autónoma Chapingo): que los responsables del futuro de la alimentación reciban lo mejor como alimento.

Estaba casi a la hora de la conferencia y fuimos a comer rápido, pues nos esperaba la periodista enviada por el maestro Toledo para una entrevista. Degustamos con gastrosofía un mole negro, pues lo añoraba desde mi cuarto viaje a Oaxaca. Las dos últimas imágenes fueron completadas por la Ing. Agroecóloga Nayeli Martínez, con una foto del maíz comparado con la cromatografía de Pfeiffer, que encantó a los campesinos, principalmente a los cafetaleros. Los cromatogramas indicaban un alto nivel de fertilidad. Me imagino cuando empiecen a usar las harinas de Rocas y Biochar (el apodo industrial del carbón vegetal que mitiga los daños del cambio climático), que sólo los campesinos pueden hacer, pero los grandes consorcios quieren vender como servicios, sin pagar el trabajo a los campesinos.

El salón de conferencias estaba lleno. Comenzamos reconociendo la diversidad cultural y, dentro de ella, a los campesinos que crearon el maíz, y el expertis culinario de los más de cuatrocientos quelites, alrededor de una decena vistos aquella mañana en nuestro quinto viaje a la ciudad. Cuando en el cuarto viaje estuve durante cuatro días en Chahuites, en las huertas de mango, debo decir que es uno de los lugares más calientes que he conocido en mi vida, inclusive comparándolo con Brasil, que es donde vivo.

Hablamos sobre los daños que causan los agrotóxicos que amenazan la salud de los campesinos, tema que no se enseña en las universidades, protegiendo así los intereses de las corporaciones, mediante la inducción de la General Education Board (GEB). Mencioné datos espeluznantes poco conocidos y que aterrorizan a cualquiera que necesite saber sobre los agrotóxicos. Para la industria de alimentos, el campesino es subversivo al producir alimentos naturales baratos y de alta calidad, mientras ésta los desvitaliza y transforma en materia prima cuyo valor alimenticio, después de la transformación, resulta menor del 10%. La mercadotecnia aumenta el valor en un 65%, debido a la escala de la producción. Es triste ver la pérdida de calidad. Lo más triste es que cuando un campesino abandona su tierra, la industria alimentaria gana dos veces, una porque ya no tiene su competencia, y la segunda es porque gana un consumidor para sus productos desvitalizados, coloreados y contaminados con aditivos. El campesino perderá parte de su cultura y tendrá solamente la melancolía al recordar que vivía en el paraíso que es Oaxaca.

A la mitad de la conferencia nos centramos en la calidad de los alimentos y productos agroecológicos, y su beneficio para la ciudad que prohibió el uso del peligroso envase de unicel, principalmente por su metabolito 7 hidróxido de estireno.

Intercalé imágenes de las localidades y reuniones con campesinos. Fuimos llevando un poco de alegría a los presentes, compartiéndoles lo importante que es para el mundo hermanarse con los campesinos para construir juntos la restauración del poder campesino.

Hablamos mucho del herbicida Glyphosate (glifosato) por sus riesgos y peligros para la salud humana y ambiental.

Culminamos con la máxima agro-ecológica, “el suelo sano hace crecer la semilla campesina sana”, produciendo el alimento sano que lleva a la consciencia cósmica de la raza, tal como nos dijo José Vasconcelos en su libro La raza cósmica.

Yo, un anciano, encontré jóvenes conscientes y competentes. Llamándolos a la solución de los problemas de la agricultura como “bomberos agroecológicos”, siento que puedo descansar, pues ellos son jóvenes y están puestos para agarrar la estafeta.

Los campesinos de Oaxaca están en buenas manos para restaurar el Biopoder Campesino por medio de la agroecología, que está muy próxima, pues en Oaxaca empezó hace más de once mil años, según documentación científica e histórica. Dormitaba, lista para una nueva calenda, con la alegría colectiva tan característica.

El viejo Rockefeller fue derrotado, pues quería una nación de trabajadores, pero Oaxaca tiene una población de artistas y pensadores, la gran mayoría de ellos campesinos a quien yo saludo por alimentar a la humanidad con lo natural, nutritivo, barato y cultural. Después de la conferencia nos tomamos muchas fotos e hicimos una visita al Museo Textil y al complejo del Centro Cultural San Pablo a cargo de la FAHHO, sede de la conferencia.

Me siento rejuvenecido, espero poder volver para aprender mucho más, pues nadie enseña en esas serranías, solamente se aprende y mucho. Hasta pronto. 

¡CÍSCALO, CÍSCALO, DIABLO PANZÓN! EL VAGONCITO JUGUETERO MIO

En mi casa he reunido juguetes pequeños y grandes sin los cuales no podría vivir. El niño que no juega no es niño, pero el hombre que no juega perdió para siempre al niño que vivía en él y que le hará mucha falta.

Pablo Neruda

Dice Alberto Manguel que “los juguetes son la herramienta de la memoria”, pues es muy seguro que, al pensar en estos pequeños objetos, se nos venga a la mente ese favorito cuyo paradero tal vez ya desconozcamos, pero que nos acompañó por horas y horas en aquel cuarto de juegos que pudo haber sido un parque, una banqueta o nuestro rincón preferido bajo la sombra de un árbol, y ya fuese acompañados o con amigos, nos mostraba a través del juego cómo funcionaba el mundo allá afuera, mientras creábamos nuestras propias reglas a la hora de jugar.

Es por eso que en MIO quisimos regresar a esa diversión que sólo el juguete tradicional podía brindar, así que pensamos en crear una estación itinerante que pudiera llevar estas memorias colectivas a los niños, niñas, padres, abuelos y todo aquel que quiera sumarse. El vagoncito juguetero transporta en su interior sonajas labradas de Pinotepa para los jugadores más pequeños; para aquellos más habilidosos y con mejor tino, el balero, el trompo y el yoyo, o las canicas que hacen recordar a los adultos frases como “chiras pelas”, “zafín zafado nunca perdonado” o “císcalo, císcalo, diablo panzón”. No olvidando los juegos de feria y nuestro gusto por el vértigo, podemos balancear al maromero, intentar derrotar a nuestro adversario con un duelo de boxeadores de madera, dejarnos llevar por la ilusión óptica de las tablitas mágicas con listoncitos y colores, armar un buen escándalo con el sonido de las matracas o inventar una historia para las muñecas de trapo y los peluches. 

Parte de la magia que tiene el juguete tradicional se encuentra en los materiales con los que se realiza. Algunos son extraños, pero se prestan noblemente para su función; por mencionar algunos, está la versatilidad que ofrece la madera del pino para poderse convertir en un trompo, balero o yoyo, los frutos del árbol de la jícara transformados en sonajas labradas por artesanos que desde niños aprenden a labrar jugando, o las canicas de diferentes tipos según su color y diseño, como las agüitas, ojos de gato o lecheras, usadas también para las matatenas y que en más de alguno despertaron un espíritu de coleccionista.

Este proyecto podrá ser visto y disfrutado en el Museo Infantil de Oaxaca, expoventas, parques y escuelas, para volver a gozar de una tarde de juego.

APOYO A SONORA Y SINALOA

La depresión tropical 19-E sorprendió el pasado 20 de septiembre a Sonora y Sinaloa, dejando a su paso graves inundaciones y a miles de personas en estado de emergencia. Como siempre, la familia del beisbol estuvo ahí para tender la mano.

Ante la llamada de auxilio, Guerreros de Oaxaca y Diablos Rojos del México decidieron donar las taquillas generadas durante toda la Serie del Campeonato de la Zona Sur. Además del monto generado durante el compromiso de postemporada, la Fundación Alfredo Harp Helú anunció que duplicará la cifra total de lo recaudado. 

Con la ayuda de José Luis Sandoval y Víctor Bojórquez, exestrellas sinaloenses, se creó un Comité de Aplicación de Fondos, encargado de catalogar el tipo de ayuda requerida, y a las poblaciones que necesitaban atención prioritaria.

LEER COMO UNA POSIBILIDAD DE CONSTRUIR

Hoy es una hermosa tarde para hacer conciencia juntos de que, entre otras muchas acciones y elementos apremiantes, este mundo necesita personas que lean. 

Un día, hace ya años, aprendimos a escribir y a leer para entender los signos que nombran lo que existe en nuestro mundo. Aprendimos a leer nuestro nombre. El nombre de nuestros padres. El de nuestro estado. El de nuestro país.

Leyendo fue que muchos también empezamos una búsqueda (para algunos, la búsqueda de nuestras vidas). Gracias a la lectura, accedimos a mundos ajenos a nuestro entorno inmediato, mundos que ejercían gran atracción sobre nuestro espíritu, que poco a poco, con la lectura, también se fue modelando. 

Pasamos de etapa en etapa, de lectura en lectura; y un día nuestro mundo ya no pudo entenderse sin que leyéramos. 

Leímos para saber. Para saber-nos. Para aprender. Para imaginar. Para enterarnos. Para conocer realidades que otros no sólo vivían, sino sufrían. Leímos para tener una opinión; leímos para tomar decisiones. 

Es indudable que a través de la lectura nuestro esquema de pensamiento se estructura, se transforma, crece exponencialmente. A través de la lectura modelamos nuestra sensibilidad; fortalecemos nuestro sentido del honor y del deber; y también somos invitados a descubrir y a desenterrar la esperanza de entre la más profunda miseria humana. 

Leyendo es como perfilamos de mejor manera nuestra ciudadanía, y es como somos interpelados para adoptar posturas adultas (sí, hoy, cuando lo adulto no está de moda) ante el mundo que vivimos. Leyendo es como podremos saber en cuáles fuentes de información podemos confiar y en cuáles no. Leyendo pulimos y clarificamos nuestra conciencia; y cuando los lectores contribuimos a la formación de otros lectores competentes, es cuando hacemos realidad un verdadero apoyo para que otros sean mejores ciudadanos y tomen decisiones fundamentadas. 

Porque parte de nuestra responsabilidad al leer y al acompañar a jóvenes en su formación como lectores, también consiste en apoyar su búsqueda de la mayor objetividad posible para entender la realidad e intervenir en ella. 

Tarea complicada, máxime cuando nos damos cuenta, a través de nuestra lectura, que al día de hoy, 66.8% de la población de Oaxaca vive en pobreza y casi un cuarto de su población en pobreza extrema; que en lo que va del año van 112 muertes violentas de candidatos a puestos públicos en toda la República –perdón, hoy ya suman 113–; y que en estos últimos años el grado de impunidad de tales crímenes ha crecido a niveles exorbitantes (se habla del 99.6% hoy día). 

Y es que leyendo, también hemos vivido en este México nuestro, desde el estupor hasta la indignación.

Una comunidad lectora es una comunidad que piensa mejor, planea mejor, elige mejor, exige lo que sabe que puede exigir. Una comunidad lectora sabe qué quiere, al escribir conscientemente su nombre y al elegir dónde lo escribe.

Una comunidad lectora es a la que aspiramos al apoyar la formación, junto con la Fundación Alfredo Harp Helú Oaxaca, de promotores y mentores de lectura. En la Universidad La Salle queremos hacer conciencia de que necesitamos con urgencia una comunidad que se sacuda a partir de lecturas pertinentes y a la altura de nuestro tiempo, pero que también se movilice en acciones concretas que no demanden, sino que construyan, sí, construyan justicia: ladrillo a ladrillo, paso a paso, peldaño tras peldaño, letra a letra… 

No es una utopía, no. Al leer, la paz también puede ser posible. 

CUARTO TALLER DE TRADUCCIÓN LITERARIA A LENGUAS INDÍGENAS

Imaginemos que todo el que quiera aprender a leer español está atado a tres posibles contenidos para practicar: los primeros son los textos religiosos tales como biblias y libros de catecismo en general, los segundos son los cuentos que te cuentan tus abuelos, historias sobre la creación del mundo, el ciclo de la vida y de dónde viene lo que te rodea, y por último, los contenidos que el Estado ha editado a lo largo de ochenta años, quince folletos cuyos temas van desde el Himno Nacional Mexicano, la Constitución Mexicana, hasta normas de cómo se debe escribir la lengua, entre otras cosas. Sobra decir que esto es un panorama prometedor si tu variante de español es lo suficientemente importante dentro del escenario lengua-posición geográfica-número de hablantes para poder llegar a ser considerada lengua meta de una traducción. Porque si no es así, puede que lo más cercano que te encuentres para leer sean estos contenidos, pero en portugués o francés.

Éste es el panorama de contenidos para leer que tienen la mayoría de las lenguas indígenas de México, y aunque no quiere decir que los esfuerzos ya realizados sean inútiles o carezcan de importancia, la cantidad de contenidos de literatura de ficción entre español y lenguas indígenas es, por decir lo menos, incomparable.

Teniendo esto en cuenta, la BIJC creó hace cinco años el Taller de Traducción Literaria en Lenguas Indígenas, un taller con la misión de poner al alcance de la población hablante de una lengua indígena, especialmente del estado de Oaxaca, contenidos de literatura universal que cubran un rango muy amplio de temas, de géneros y dificultades de lectura. 

¿Cómo puede haber lectores si no hay qué leer? ¿Cómo puede haber una tradición de plasmar historias nuevas por escrito, si sabes que con dificultad alguien tendrá la habilidad de leerlos? 

Estas preguntas fueron el tema central para los quince asistentes de este año que, aparte de abordar teoría de la traducción, también discutieron ampliamente otros temas, como los diferentes matices y justificaciones que implica traducir contenidos a una lengua, oponer contextos y realidades entre lenguas; es decir, si bien hay algunas variantes de lenguas como el mixe y el zapoteco, que han pasado por procesos de creación de contenidos reiniciados hace treinta años, lo que conlleva a que en estos días tengan una gran producción editorial, en las demás lenguas hay que iniciar estos procesos y apoyarlos. 

¿El lector nace o se hace?

Haciendo un repaso, la experiencia más importante que nos han dejado estos primeros cinco años de Taller de Traducción Literaria es que la oferta de contenido atractivo y moderno crea demanda lectora. Dicho en otras palabras: no hay que tener miedo de que no haya lectores en una variante de una lengua determinada para hacer contenidos, sino por el contrario, hay que tener los contenidos listos para que el día que la curiosidad lectora nazca en cualquier persona, los contenidos estén listos. Ya que por experiencia tanto de traductores, como de talleristas… ¡Los lectores siempre llegan!

ANDO LEYENDO Y RECOLECTANDO PRODIGIOS: LA FORMA DE LAS PIEDRAS

Trabajar a modo de las fuerzas naturales, esculpir como esculpen el viento, el agua y el fuego. Mirar como ven los niños, con esa mirada primera, ahíta en la posibilidad de la sorpresa; es indispensable para trabajar con piedras y metales, alejado de amaneramientos y lejos del preciosismo.

En casa del maestro José Luis García vi a esos animales salvajes e inmóviles, sugeridos: primero por la naturaleza y luego por las manos del maestro. Encontré también a la muerte, una muerte blanca, majestuosa, puros dientes y aristas, con el cráneo expuesto, como una metáfora de las construcciones imaginarias; presente en la entrada del taller, manifestando que sólo los que saben caminar con ella tienen el prodigio de la mirada, son los que saben ir a la caza de nuevas posibilidades para crear, no sólo producir y reproducir, sino enseñando que hay otro mundo, al que sólo se puede acceder si adiestras la mirada: eso hace el maestro José Luis, darnos la posibilidad de ver.

José Luis García trabaja a cuatro manos con lo que la naturaleza lleva años elaborando. Camina, busca, encuentra, junta monolitos; les da vida con las manos y nos invita a mirar desde ese otro lado. Encuentro en una mesa a un viejo cinocéfalo, oscuro, un ser lento y nocturno. Las manos van guardadas bajo un rebozo o un gabán o el manto de la noche: un manto pétreo. Tiene rasgos, una mirada mineral, aguileña. El cinocéfalo mira de lado, con la cara ajada y el hocico fiero. ¿Quién es el viejo que camina? ¿A dónde va? ¿Qué lleva? ¿Qué trae? No se sabe, lo lleva dentro, en los morrales del cráneo. Es un viejo, así lo sugiere su espalda, su modo al caminar; es un mensajero, va y viene, piedra acostumbrada a las veredas. Su flanco derecho lo presiente amargo, se cubre el cuello con el hombro, el aire lo golpea. Sedimentos se cargan como una luz mineral sobre buena parte del dorso: el animal nocturno, el cinocéfalo, también carga luz. El costado izquierdo es más calmo, ya masticó en sus fauces los heraldos, su nariz brilla humedad de obsidiana, lo esculpe inteligente, sabe escuchar, pues no se puede ser mensajero sin antes haber aprendido a escuchar.

Este cinocéfalo me recuerda el poema de Sabines: Lento amargo animal/que soy que he sido/amargo/como esos minerales amargos… y también Canto a un dios mineral de Jorge Cuesta. Y lo sabido se hace evidente: el arte siempre tiene ríos que convergen. Así estas piezas se preñan de voces si el que las mira sabe interactuar con ellas. Degusto las piezas y ellas se dicen en silencio; no educan, no enseñan, sugieren; para entenderlas, para leerlas, toca ser la última parte, toca afilar el pensamiento, frente a ellas el espectador no debe ser pasivo. Así pues, si tienes la fortuna, podrás ver un cinocéfalo, un celacanto y puedes también ver a la muerte, buscarle los ojos y los dientes.

Y, mientras cierro estas líneas, me doy cuenta: me falta ver cómo trabaja, me falta ver al maestro manipular los trebejos. Ojalá pronto me haga también de ese prodigio.

APROVECHAR TRES PATRIMONIOS NACIONALES PARA ASEGURAR LA ALIMENTACIÓN FUTURA EN MÉXICO

El primero de agosto de este año, la FAHHO y el Colegio de Posgraduados organizaron un homenaje póstumo al Dr. Ángel Ramos Sánchez, científico oaxaqueño que contribuyó de forma importante al desarrollo tecnológico de las zonas rurales marginadas a través de la producción en laderas con un enfoque de sustentabilidad. Un ejemplo de ello es el MIAF (milpa intercalada con árboles frutales), proyecto exitoso que podemos observar en comunidades como San Juan Tabaá o Santa María Tlahuitoltepec, entre otras. 

Uno de los miembros invitados que perteneció al Colegio de Posgraduados fue el Dr. José Sarukhán Kermez, actual Coordinador Nacional de la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (CONABIO), que presentó la ponencia “Aprovechar tres patrimonios nacionales para asegurar la alimentación futura en México”, en la que destacó cómo la comida es una expresión cultural, que no existe otra representación de la cultura que hagamos parte de nuestro cuerpo (después del lenguaje es el elemento de comunicación y de definición cultural más  importante), y que hemos evolucionado como compartidores de comida y como colaboradores en su consecución a través de la agricultura. 

Las culturas han moldeado y modificado a la naturaleza mediante la evolución bajo domesticación y el manejo/creación de ecosistemas, y los sistemas económicos actuales han propiciado un gran distanciamiento entre humanos y naturaleza. 

Hablando de México, resaltó que la vocación del suelo de este país no es fundamentalmente agrícola, sino forestal, por lo que tenemos un gran reto: la forma en que alimentemos a la población de mediados del siglo XXI definirá el grado de conservación de los remanentes de los ecosistemas. 

La agricultura altamente tecnificada como modelo actual ha sido la principal causa de pérdida de los ecosistemas, y es ecológica y económicamente insustentable. Sus externalidades económicas, sociales y ambientales son inaceptables. La agricultura tecnificada ha ido en contra o ha desestimulado la multifuncionalidad de la agricultura y la productividad y eficacia de los pequeños agricultores para lograr seguridad alimentaria. Aplicar una sola forma de producción agrícola en un país tan diverso ecológicamente como México, resultó insuficiente para resolver la pobreza o asegurar la alimentación, generando daños ambientales irreversibles en un lapso de pocas generaciones. 

Los tipos de dieta actual agravan la situación. Kilo por kilo, la carne de res requiere más grano que cualquier otro producto pecuario, y por lo tanto más agua.

En su reporte de 2014, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) menciona que unos 570 millones de unidades familiares de producción alimentaria proveen la mayor proporción de alimento en el mundo. Son, por mucho, la forma dominante de agricultura en el mundo. Ocupan entre 70 y 80% de la tierra agrícola y producen más del 80% del valor de los alimentos.

La diversidad genética de los cultivos resulta de los milenios de selección bajo domesticación. La diversidad de sus parientes silvestres representa millones de años de selección natural y evolución: ambas constituyen la más valiosa e irremplazable fuente de respuestas para la producción de alimentos frente al cambio climático. Los bancos de germoplasma del mundo preservan solo “unos cuantos cuadros de la película” del proceso milenario de evolución y diversificación genética bajo domesticación. Es imperativo mantener in situ y estudiar cuidadosamente estos procesos donde aún existen, como es el caso de la milpa en México.

Nuestra diversidad biológica, a nivel de la diversidad genética de nuestros cultivares y de sus parientes silvestres, son el mayor reservorio de respuestas a los impactos del cambio ambiental.

Nuestra gran diversidad étnica aún existente y la diversidad cultural que poseen nuestro pueblos, mantienen el proceso de evolución bajo domesticación operando en el presente. Debemos incorporar esta diversidad y el gran capital humano con el que contamos en nuestro país al proceso de asegurar la alimentación del futuro: en los campos de las ciencias de la biodiversidad, que cubren desde la genómica, la sistemática, la agronomía y la etnobotánica en las ciencias naturales, hasta las ciencias sociales como la sociología, la economía y la antropología rurales. Sin duda constituyen la posibilidad de lograr la tan anhelada seguridad alimentaria en México. 

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