Escucha las aves de Oaxaca

Fotografías: Omar Laredo/ Banco de sonidos: Xeno-canto 

Te presentamos algunas de las aves más bonitas que se pueden observar en Oaxaca. Da click en los iconos para redirigirte a los enlaces y adéntrate en el mundo de las aves. 

Centzontle Norteño 
Mimus polyglottos 

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Sonido

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Carpintero Cheje 
Melanerpes aurifrons 

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Sonido

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Colibrí Multicolor 
Lamprolaima rhami 

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Sonido

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Saltapared Cola Larga 
Thryomanes bewickii 

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Sonido

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Colibrí Orejas Violetas 
Colibri thalassinus 

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Sonido

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Tordo Sargento 
Agelaius phoeniceus 

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Sonido

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Guacamaya Verde 
Ara militaris 

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Sonido

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Chipe Rojo 
Cardellina rubra 

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Sonido

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Coa Mexicana 
Trogon mexicanus 

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Sonido

El mundo web de la ornitología

El programa de educación ambiental del Museo Infantil de Oaxaca te comparte la siguiente tabla en donde podrás encontrar todo sobre el mundo de la ornitología. 

NATURALISTA 
Identifica plantas, hongos, peces, aves y mamíferos con ayuda de profesionales y aficionados. Comparte tus propias fotografías, explora las especies de flora y fauna mexicana. 

AVERAVES 
Registra las aves de tu entorno, descubre sitios de interés para la observación de aves cerca de ti y disfruta de los sonidos que producen las diferentes especies gracias a su banco de cantos. 

ENCICLOVIDA 
La Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (CONABIO) pone a disposición una plataforma para conocer diferentes especies y grupos de seres vivos de México. Descarga su aplicación móvil de manera gratuita. 

AVESMX 
Conoce las aves que viven en México, explora a través de mapas las diferentes regiones y biomas en los que se encuentran, observa sus fotografías y disfruta sus cantos. 

THE CORNELL LAB OF ORNITHOLOGY 
El Laboratorio de Ornitología de Cornel, centro global para el estudio de las aves, brinda información sobre diferentes especies de aves, consejos sobre su preservación y su importancia en el entorno. 

CANTOS DE AVES DE LA CIUDAD DE MÉXICO 
Da un paseo interactivo para conocer distintas aves de la Ciudad de México, conoce algunas de las especies que han hecho de esta gran urbe su hogar. 

XENO – CANTO 
Escucha, descarga y explora los cantos de las aves de todo el mundo en este proyecto colaborativo. Comparte tus propias grabaciones y ayuda a identificar los sonidos de cada una de las especies. 

Las aves nacionales: el valor de uso de la imagen

México, UNAM, Instituto de Biología, 2014 

“Las aves en la vida del hombre han sido un recurso vital y preciso para dar solución expedita a una lista de necesidades materiales básicas, como lo es el sustento o ciertos problemas de salud, a más de ser inseparables compañeras de vida y de ser partícipes inapelables de nuestras creencias, costumbres y tradiciones, así como de estar ligadas de modo íntimo a diferentes aspectos míticos, de religiosidad y de fantasía por lo que queda demostrado que en diferentes grados de la escala de relaciones materiales y espirituales anida una carga importante de significados y de valores”. 

*Para acceder al libro, da click en la imagen.

El águila real como símbolo nacional en los documentos oficiales en México

El águila real ha sido un símbolo constante a lo largo de la historia de México, es un elemento esencial de la representación gráfica del escudo nacional mexicano que puede verse en la bandera, monedas, condecoraciones, etc. En los archivos municipales se encuentra en muchos documentos que utilizan el sello con el símbolo patrio que nos identifica como mexicanos. 

A lo largo del tiempo, el gobierno se ha preocupado por administrar su propio papel para evitar los fraudes en la documentación oficial. Desde la época colonial se estableció el uso de papel sellado para dotar de valor jurídico a contratos, escrituras públicas, diligencias judiciales y demás oficios. Incluso representó una de las rentas más importantes para la hacienda pública, por eso existieron penas para falsificadores, cómplices y encubridores. El papel sellado se continuó usando a pesar de que, en 1871 se expidiera una Ley del Timbre que pretendía sustituir los sellos por estampillas, pero aún en nuestros días seguimos constatando su pervivencia. 

La sigilografía, como disciplina encargada del estudio de los sellos, ha demostrado que son en sí mismos un testimonio histórico al mostrar aspectos sociales, jurídicos, y fiscales de la sociedad que los plasmó en los documentos de sus instituciones. Por eso, pueden ser analizados de diferentes maneras en este caso, el propósito es resaltar la imagen del águila real como componente iconográfico del escudo nacional de los sellos oficiales dentro de los archivos. 

Los elementos gráficos del escudo nacional fueron retomados de la tradición oral que narra la mítica fundación de Tenochtitlán en 1325, desde que los mexicas salieron de Aztlán hasta que encontraron el lugar señalado por su dios Huitzilopochtli, en donde encontrarían el águila sobre un nopal devorando una serpiente. En este sentido, la figura del ave rapaz asumió un significado de valentía y de guerra. 

Después de la conquista, el águila sobre el nopal fue parte del emblema de la capital de la Nueva España, aunque tuvo que modificarse por los reclamos de las autoridades virreinales que veían con recelo la pervivencia del pasado indígena. Durante la guerra de Independencia, en la bandera de José María Morelos, el ave aparecía sobre el nopal con una alusión a la virgen María. A partir de entonces la insignia adquirió un sentido de unidad nacional en las luchas libertarias contra la opresión colonial y se consolidó como insignia nacional. En 1815 Morelos decretó: “En un escudo de campo de plata se colocará un águila en pie, con una culebra en el pico y descansando sobre un nopal cargado de frutos, cuyo tronco esté fijado en el centro de una laguna. Adornarán el Escudo trofeos de guerra y se colocará en la parte superior del mismo, una corona cívica de laurel, por cuyo centro atravesará una cinta con esta inscripción: Independencia mexicana, Año de Mil ochocientos Diez”. Sin embargo, a pesar esto, no se logró unificar la disposición de dichos elementos. 

De hecho, la imagen del águila ha cambiado de acuerdo con las ideologías políticas y sociales de su época. Durante la primera regencia aparecía de perfil con las alas abiertas y con una corona imperial sobre la cabeza. En 1823 el Congreso eliminó los elementos imperiales, pero volvieron a aparecer con el águila de frente nuevamente coronada con las alas desplegadas durante la intervención francesa y el imperio de Maximiliano. Luego Porfirio Díaz decretó eliminar la corona y mostrarla de perfil. 

En general, fueron muchas las formas de presentar el águila real: de perfil, semiperfil, de frente, con corona, con gorro frigio, etc. Sin mencionar su distribución con los demás componentes gráficos del escudo. Estas variantes se pueden observar en los documentos municipales de los pueblos de Teococuilco de Marcos Pérez, San Pablo Huixtepec y de los archivos más grandes que organizamos el año pasado, en San Sebastián Tecomaxtlahuaca y San Francisco Telixtlahuaca. En la mayoría de los casos se agregó a la imagen la leyenda de los gobiernos locales para identificar las distintas municipalidades, distritos o instituciones de gobierno. 

Actualmente, solo el Congreso puede legislar sobre los símbolos nacionales, pero es importante resaltar que, en cualquiera de sus versiones, el escudo rescata la historia de nuestros antepasados desde tiempos inmemoriales, y cumple una función como medio de unidad al construir una identidad como mexicanos. Por suerte, podemos observar esta evolución en múltiples documentos dentro de los archivos históricos que de igual manera se encargan de conservar la memoria. 

El libro de los pájaros

Hace exactamente 30 años, el poeta Alberto Blanco nos regaló un pequeño libro extraordinario, El libro de los pájaros (Ediciones Toledo, 1990). En él se hace evidente que el oficio del poeta va más allá de la escritura. El poeta debe investigar de manera profusa, extender su programa escritural a la observación y documentación. Sus indagaciones poéticas tienen el mismo sentido que tiene la ciencia al internarse en el territorio siempre extraño de la realidad. “Geografía de la imaginación”, acuña Guy Davenport, donde la imaginación no es un ejercicio de fantasías, sino que es la forma en que conocemos y filtramos partes de la realidad. Hay dos claves al comienzo del poemario que nos dan certidumbre de lo que hoy escribo, el epígrafe de William Blake y el agradecimiento del autor. 

A saber, Blanco extrae de El matrimonio del cielo y el infierno del poeta británico una visión que anticipaba el problema que provocaría el conocimiento enciclopédico a otras formas de acercarse a la realidad. Dice Blake: “¿No quieres comprender que cada pájaro que hiende los aires/ es un mundo inmenso de delicias cerrado para tus cinco sentidos?”. ¿Puede la descripción taxonómica detallada de un mirlo o el estudio de la vocalización de un cenzontle proveernos de toda la información posible? 

En otro lugar de la mancha (tipográfica), Jorge Luis Borges anota que la verdad poética ilumina otro lugar de la realidad; el verdadero color del tigre, por ejemplo, no tiene que ver con su cromática biológica, el tigre rojo existe, también el negro. El primero es aquel que vaga por la margen de un río y que acaba de saciar su hambre con un ciervo; el negro, el que acecha en la penumbra. Ambas son también realidades en las que percibimos al tigre. Siguiendo a Blake –retomado por Alberto Blanco–, ¿cuánto de aquel mundo-pájaro nos está vedado? ¿Qué de ese mundo-pájaro no ha sido nombrado por nuestro lenguaje? Es ahí donde entra el oficio del poeta. Sin embargo, el otro indicio que marca Alberto Blanco al principio del libro es su agradecimiento a la Sociedad Mexicana de Ornitología, “por el apoyo y orientación brindados durante la realización del libro”. Entonces, ¿en qué quedamos?, preguntará usted, lector. Pues lo extraordinario que se ha podido fijar en este libro, la pródiga investigación que ha realizado el poeta, mapeando el territorio de la imaginación en paralelo, la ciencia y el lenguaje poético a la par. Así, Blanco nos advierte que: 

“Un corazón se abre solamente a quien comprende el canto de las aves” y después describe, en clave de laboratorista, cómo se destila la voz de la almendrita, hasta llegar a ser una solución transparente en la que solo se puede distinguir lo que probablemente es la voz purísima del bosque. 

Parece ser que es el colibrí el que origina el libro, no solo por su lugar en la edición (y el otro epígrafe, extraído de el libro de Los cantares de Dzitbalché), sino porque en ese poema se revela el problema de forma y estilo que ha trabajado el autor durante casi toda su carrera. En una serie encadenada de tres haikús, Blanco nos muestra el breve encuentro con el ave: 

Aparición 
entre sombras y ruidos 
luz de cristal 
Más que el rubí 
que amatista o turquesa 
alas en flor 
Fugacidad 
de las piedras preciosas 
¡el colibrí!

En esta cuarentena obligada, en el jardín se pueden escuchar sus voces y a veces, de repente, alguna sombra pasa por el cielo recortado por los muros. Entonces es verdad lo que nos dice Alberto Blanco: la canción es el espacio, pero el que canta es el tiempo.

Aves y música

Flauta hecha a partir de huesos de aves y marfil de mamut. Edad aproximada: 43 000 años, Journal of Human Evolution

La música, en el inicio de los tiempos fue una enseñanza de las aves. En su lenguaje, sus trinos y voces, la primitiva humanidad conoció la afinación y las melodías que, sumados al color, la belleza y la gracia en el vuelo de los pájaros, nunca han dejado de inspirar el espíritu creativo. De ahí que innumerables motivos y obras musicales aludan o imiten esos cantos primitivos, aún presentes. 

Si era evidente la relación de los cantos, desde la aurora, con los que ha despertado el ser humano en los remotos parajes al principio de los tiempos, se ha descubierto recientemente algo sorpresivo que anuda más, si esto es posible, el vínculo entre aves y música: esto es, el descubrimiento, en algunas cuevas, de los instrumentos más antiguos de los que se tiene noticia, situadas en Geissenklösterle, en territorios de la actual Alemania: flautas hechas a partir de huesos de aves, especialmente del buitre leonado (Gyps fulvus), que datan de cerca de 40 000 años de antigüedad. 

Así que la historia de la relación entre las aves y la música, lejos de ser anecdótica o de una belleza melódica fácil, es uno de los pilares civilizatorios de la humanidad. De ahí que, para hablar de la música, lo primero es tomar en cuenta que lo que escuchamos en el campo y la ciudad, el lenguaje canoro, es un repertorio inagotable que ha permitido constituir lo que se ha dado en llamar verdaderas “Bibliotecas de Cantos de Aves”, en las que los especialistas –no sin ayuda de apasionados pajareros, y aficionados curiosos de esas maravillas volantes, como Mercurio, los ángeles y toda clase de seres mitológicos alados– incorporan de manera sistemática grabaciones cortas o extensas, esa polifonía de la que apenas conocemos nada los habitantes de las ciudades. Solo para dar una idea de esas bibliotecas, recomendamos asomarse a la Biblioteca de Sonidos Aves de México, que posee una lista muy interesante de repositorios en universidades y centros especializados de muchos países del mundo. 

Por su parte, solo para despertar la curiosidad, la maestra Claudine Gómez-Vuistaz, profesora de Clavecín y Música Antigua en el Conservatorio Nacional de Música, propone unas cuantas obras –las hay innumerables– e invita a escuchar de otra manera el canto de las aves y así recordar la conversación entre los pájaros y los compositores desde siglos atrás. Desde luego, en numerosas sinfonías hay pasajes en los que claramente hay citas, por así decir, de cantos y trinos de gran belleza y musicalidad. 

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Jean Vaillant (ca. 1360-1390) 
Par maintes foys 

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Clément Janequin (ca. 1485 – 1558) 
Chanson des oiseaux 

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Francois Couperin (París, 10 de noviembre de 1668- 11 de septiembre de 1733) 
Le rossignol en amour 

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Jean Philippe Rameau, (Dijon, 25 de septiembre de 1683 – París, 12 de septiembre de 1764) 
Le rappel des oiseaux 

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Louis-Claude Daquin (4 de julio de 1694 – 15 de junio de 1772)
Le coucou 

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Camille Saint-Saëns (París, 9 de octubre de 1835-Argel, 16 de diciembre de 1921)
El Cisne 

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Pau Casals  (El Vendrell, Tarragona, 29 de diciembre de 1876 – San Juan, Puerto Rico, 22 de octubre de 1973) 
Cant dels ocells 

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Ottorino Respighi (Bolonia, 9 de julio de 1879 – Roma, 18 de abril de 1936)
Gli Ucelli 

Aves y padres

Kensaburo Oé
Una cuestión personal 
Editorial Anagrama 
España, 2008 

Mi nombre, Bird. Mi edad, veintisiete años y cuatro meses, aunque muchos coinciden en que parezco un anciano atleta demacrado. A veces me pregunto cuánto tiempo más seguiré pareciendo un pájaro; mis hombros alzados, como alas plegadas, mi nariz bronceada, mi cabello rojizo… Bird, soy Bird. 

Mi historia ocurrió hace mucho tiempo. Yo anhelaba ir a África y escribir un libro de crónicas, ya hasta sabía cómo lo titularía… pero en su lugar me casé y tuve un hijo. Era muy joven, no sabía lo que hacía. Comencé a beber. Me embriagué durante mucho tiempo, hasta que perdí toda consciencia. Luego decidí dejar de hacerlo. Me daba vergüenza. Y cuando llegó mi hijo, bueno, nadie apostó por su vida, había nacido con una hernia en el cerebro. ¿Podría yo haberlo hecho? ¿Quién era yo para apostar tal cosa? Bird. Una triste, flacucha avecilla. Un profesor de preparatoria. Un borracho. ¿Cómo se le llama al padre que pierde a su hijo? ¿Al hijo que ha perdido a su padre desde antes de nacer? Sin embargo, mi hijo está. 

Lo primero que salió de los labios de ese niño fue la imitación perfecta del canto de un ave. Tenía ya seis años y padecía un retraso mental causado por una hernia cerebral que le operaron al nacer. Sus padres, entusiasmados, le trajeron discos y discos de sonidos de aves; el niño, como suele pasar cuando se atrofia un sentido, aguzó maravillosamente el oído y, como poco después descubrieron sus padres, desarrolló una apreciación musical finísima. Este niño de quien hablo es el compositor japonés Hikari Ōe, hijo del Premio Nobel de Literarura, Kenzaburō Ōe. El personaje que inicia narrando este texto, invitando a conocerlo, proviene del libro Una cuestión personal, del escritor japonés. 

Mucho se ha comentado sobre el hermoso canto de las aves, también sobre el silencio y la calma en que debemos instalarnos para escucharlos mejor; tenemos bien clara la belleza de las plumas, pero ¿si en un momento de máxima inspiración, en un ejercicio de la fantasía, buscamos metamorfosear a un hombre en un ave? Quizá resultaría algo que no nos gustará, algo muy raro. Quizá lo que no nos guste ver ya existe, de hecho, en nosotros, y la imagen del ave vendrá a ser solo un marco, un detalle en nuestro reflejo. Así, en muchas de sus novelas (Dinos cómo sobrevivir a nuestra locura, 1995, Cartas a los años de nostalgia, 1997, El grito silencioso, 2006, La bella Annabel Lee, 2016), el escritor japonés Kenzaburō Ōe repasa los capítulos más reveladores de su vida y, a partir de ellos, traza un mapa para que el lector penetre en la mirada no solo del hombre detrás de la pluma, sino de sí mismo: cada situación en la que terminan los personajes es una oportunidad para que nos cuestionemos e insistamos en esa pregunta incómoda. En este caso: Bird, el flacucho maestro de preparatoria somos cada uno de nosotros, anhelando viajes y quedándonos con lo poco que tenemos, soñando con el exterior, cuando realmente lo mejor que podemos hacer es, emulando a las aves, cultivar y agradecer nuestras pequeñas parcelas. 

Recomendaciones de los promotores de lectura

Baranda, María
Querido pájaro
ilustraciones de Elizabeth Builes
México, El Naranjo, 2016
 

*Edad recomendada: 8 años en adelante 

El Naranjo es una editorial que apuesta por libros con temas complejos y altos recursos narrativos, como La Distante, El Viaje de Malka, que acompañan a Querido Pájaro en esta casa editorial, en la que la prolífica María Baranda ya cuenta con otros títulos publicados. 

Querido Pájaro nos abre la puerta de una casa. Aquí viven un niño y su abuelo; un viejo de 80 años que conserva la mirada y el ánimo producidos por una imaginación feraz y una alegría inteligente y contagiosa. Es uno de esos libros en los que el tema central es la Muerte, pero no lo único que lo habita. María Baranda vuela, cual poeta, entre frases con ritmo y con cadencia. 

En el remanso de esta historia, se pueden ver, entre el espacio de una palabra y otra, intersticios en los que la imaginación y las palabras generan asombro en un devenir metaliterario, que asombra lo mismo al personaje que al lector. Querido pájaro es una historia que permite múltiples lecturas, una de ellas nos habla de esos instantes inasibles, más fijados en el eco de la memoria; nos habla de lo que significa presenciar lo extraordinario, en este caso, la muerte de un pájaro. 

Elizabeth Builes lo ilustra y sus imágenes emocionan. Narran a partir de la historia, potenciándola; Builes, es dueña de las atmosferas, en ellas su técnica hace un despliegue de recursos plásticos. Me quedo con una de las primeras imágenes: una mesa, un mantel de trazos naranjas, abajo, iluminada por una luz casi melancólica, un tanto umbría; perfecta para los juegos de la imaginación, se dibuja la silueta de un niño que lleva una lámpara en la mano. Y arriba, sobre la mesa, un gato, la cola del minino, semeja un anzuelo. 

Emiliano Aréstegui 

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Los pájaros recuerdan, piensan, sienten, hacen regalos y aman.
Jennifer Ackerman 

Jennifer Ackerman, divulgadora científica, articulista en The New York Times publicó, hace un par de años, su maravilloso libro El ingenio de los pájaros (Ariel), considerado el mejor libro del año por The Wall Street Journal y London Sunday Time, entre otros. Un superventas que capturó no solo a ornitólogos, también a un amplio sector de lectores, como yo, maravillados y entusiasmados con los descubrimientos más recientes de la ciencia sobre la inteligencia de las aves, demostración palmaria de todo lo que la naturaleza todavía tiene que mostrarnos. Pese a ello, se prevé que la mitad de las especies de pájaros se extinguirán en los próximos 50 años sólo en EE.UU. Conocer a Ackerman en el Delta Birding Festival y saber que prepara un segundo libro sobre comportamiento de las aves fue un regalo. 

Ima Sanchís, La Contra, 
Tomado de La Vanguardia 

Dona la FAHHO cinco millones de árboles para reforestar Oaxaca en el 2020

Oaxaca, Oax– Como parte del programa de Reforestación Social 2020, la Fundación Alfredo Harp Helú Oaxaca (FAHHO) donará cinco millones de árboles para reforestar las ocho regiones del estado de Oaxaca.

La FAHHO, a través de su Coordinación de Medio Ambiente, tiene el objetivo de restaurar cuencas y microcuencas, ecosistemas degradados, así como la reforestación de traspatio, agroforestal y de plantaciones de leña combustible.

Para alcanzar la meta, la FAHHO convoca a la sociedad civil a sumarse al programa de Reforestación Social 2020 y adquirir árboles, con el compromiso de realizar labores de reforestación, aplicando las recomendaciones correspondientes a la emergencia sanitaria por el COVID-19.

Los interesados en adquirir los árboles deberán enviar su solicitud de donación al correo ecologia@fahho.mx o entregarla al vivero más cercano. El documento debe estar dirigido a la Fundación Alfredo Harp Helú Oaxaca y/o a las autoridades municipales y agrarias de los municipios donde se ubican los viveros participantes en la producción.

Los viveros participantes en la producción de los árboles se localizan en seis de las ocho regiones de Oaxaca. En Valles Centrales participa el vivero de El Tequio; de la Sierra Sur; el vivero Monjas; de la Sierra Norte; los viveros de Ixtlán y Santa María Tlahuitoltepec; en la Mixteca el vivero Yanhuitlán; vivero El Vergel de Tlaxiaco, vivero Aldama, de Chalcatongon y vivero de Yosocuta, en Huajuapan.

En el Istmo, se pueden adquirir árboles en el vivero El Espinal y El Porvenir, de San Miguel Chimalapa; en la Cañada en el vivero de Concepción Pápalo.

Para mayores informes, comunicarse a la Coordinación de Medio Ambiente FAHHO marcando al teléfono: 01 951 501 8800 extensión 150 y 151, o escribir al correo: ecologia@fahho.mx.

Realiza la FAHHO segunda donación de equipo de protección para médicos que se enfrentan al COVID-19 en Oaxaca

Oaxaca, Oax- Como muestra de reconocimiento y apoyo al personal médico que enfrenta al COVID-19, la Fundación Alfredo Harp Helú Oaxaca (FAHHO) realizó una segunda donación de equipo de protección a las instituciones de salud del estado.

La lic. Araceli Vergara Tapia, directora general de la FAHHO, entregó un total de 6000 overoles; 10028 lentes de protección, 10000 gorras quirúrgicas, 10000 pares de botas y 3000 cubrebocas tricapa, material para el cual se invirtió $1716951.00. Donato Casas Escamilla, Secretario de Salud de Oaxaca, quien recibió parte de esta donación, agradeció en persona la labor altruista de la FAHHO.

Al igual que en la primera donación, el equipo de protección fue repartido al personal médico del Hospital Dr. Aurelio Valdivieso; del Hospital Militar, del Hospital General de Zona 1 del IMSS, del Hospital Presidente Juárez del ISSSTE; Hospital Regional de Alta Especialidad de Oaxaca, Hospital de la Niñez; y del Hospital de la Mujer y Niño Oaxaqueño. Además, en esta ocasión, también se donó equipo de protección a la Universidad La Salle Oaxaca y al municipio de Oaxaca de Juárez.

En su cuenta de Twitter, Alfredo Harp Helú escribió “Nuestro reconocimiento para los héroes que enfrentan la dura batalla contra el COVID-19. La @FundacionAHHO realizó una segunda donación de equipo de protección a las instituciones de salud de #Oaxaca. Agradecemos al personal médico y hospitalario por su incansable labor”.

Cabe señalar que el pasado mes de marzo la FAHHO realizó la donación de 2822 overoles; 4500 mascarillas N95; 2146 goggles, 3776 pares de guantes; cuya inversión total fue de $986750.00.

Ante la emergencia sanitaria y hasta nuevo aviso, desde el lunes 16 de marzo, los espacios de la FAHHO permanecen cerrados al público. Sin embargo, se les invita a seguir las redes sociales de cada uno de los espacios para conocer las actividades que se podrán disfrutar desde casa. Además de consultar las páginas https://fahho.mx/, para conocer todos los proyectos.

La FAHHO considera de suma importancia tomar acciones responsables para minimizar los riesgos que representa esta emergencia sanitaria.

Respuesta ante COVID-19

Estamos ante una situación que nunca nos había tocado vivir, una pandemia que afecta nuestra cotidianidad, la salud y la economía. De un momento a otro, la vida en el mundo cambió con el COVID-19. Y, en medio de la oscuridad, llenémonos de esperanza porque siempre sale el sol, pensemos que estas desgracias son también una oportunidad para reflexionar y sacar lo mejor de nosotros. Hay que tener paciencia, que nadie se exponga ni se contagie, eso es lo principal. Así podremos seguir ayudando a la comunidad.

Es tiempo de pensar en equipo cómo podemos ayudar a México en estos momentos y en un futuro cercano, para eso existe la Fundación Alfredo Harp Helú. Pongamos manos a la obra: aislados, sin contacto, siendo productivos para nuestra comunidad. Nuestras fundaciones fueron creadas para apoyar a México, y es nuestro compromiso generar acciones inmediatas ante las crisis que se presenten. Es por ello que, desde inicios del mes de marzo, nos declaramos en estado de emergencia, y consideramos importante tomar acciones responsables para minimizar los riesgos. Lo primero que hicimos fue proteger al personal que labora con nosotros para que trabajara desde su casa el mayor tiempo posible. Cerramos nuestras instalaciones, pero invitamos al público a seguir nuestras actividades desde las redes sociales.

También colaboramos con la iniciativa Sumamos por México, para construir la Unidad Temporal COVID-19 en el Centro Citibanamex. Quince empresas y fundaciones participan en esta iniciativa impulsada por la Fundación Carlos Slim y la UNAM. Esta unidad tendrá una capacidad máxima de 854 camas para pacientes que requieran oxigenoterapia, 36 espacios de terapia intermedia, áreas necesarias para el desempeño adecuado del cuerpo médico y de laboratorio, así como vehículos para el traslado de pacientes a unidades de cuidado intensivo. Una vez habilitada la Unidad, la Secretaría de Salud de la Ciudad de México asumirá su direción, operación y proveeduría médica, a fin de poner la salud de los pacientes en manos de profesionales.

Donamos al Instituto Nacional de Cardiología Ignacio Chávez un equipo de Rayos X, y hemos sumado esfuerzos con la Fundación Gonzalo Río Arronte para donar equipo médico al Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias Ismael Cosío Villegas, al Instituto Nacional de Nutrición y Ciencias Médicas Salvador Zubirán y al Instituto Nacional de Cancerología. En Oaxaca colaboramos con Mobile Surgery International para equipar un Centro de Aislamiento para Pacientes con COVID-19. Asimismo, hemos donado equipo de protección al personal de diversos hospitales. Aprovechamos para extender nuestro inmenso agradecimiento al personal médico, administrativo, de recepción y enfermeros de las instituciones que se esfuerzan en combatir el COVID-19.

También elaboramos un plan de emergencia para atender a los más necesitados, compartiendo despensas con productos locales y que distribuyen los comerciantes en Oaxaca. La entrega se ha hecho a partir de un censo previo y un orden establecido para evitar amontonamientos y contagios. Asimismo, donamos alimentos al Centro de Rehabilitación Infantil Teletón (CRIT Oaxaca).

Activamos la economía de los artesanos del país con un proyecto de compras en firme. Los artesanos elaborarán diferentes piezas y la Fundación las comprará con una inversión inicial de cinco millones de pesos. Con este proyecto se pretende beneficiar a más de 162 familias de artesanos en 76 comunidades y ocho esta-dos de la república mexicana.

Las sedes de la Fundación Harp se han mantenido activas desde las redes sociales y, junto con La Vaca Independiente A.C., lanzamos un concurso dirigido a niños y jóvenes para que nos cuenten un cuento: El Decamerón 2020. Somos compañeros en el aislamiento y lo queremos hacer más creativo. Invitamos a nuestros seguidores a quedarse en casa, a usar el tiempo para aprender y dar vida a la lectura, música, fotografías, videos, obras plásticas o lo que más les guste. Quedándonos en casa estaremos ayudando a que el virus no se propague.

¡Por el bien de todos, quédate en casa!

La Fundación Harp ha estado presente en las diversas situaciones de crisis que ha enfrentado el país. Saldremos juntos de esta contingencia y, seguramente, fortalecidos. Nuestra responsabilidad es enorme y el amor por México aún mayor.

Las mitologías del horazeriano Tulio Mora

Hablar de Hora Zero, movimiento poético nacido en el Perú, es hablar de vanguardia latinoamericana, con el ineludible eco de la vanguardia histórica europea. Para comprender los alcances de Hora Zero hay que remontarse a sus orígenes en los setenta, cuando los poetas Jorge Pimentel y Juan Ramírez Ruíz firmaron el manifiesto Palabras urgentes.

Esta fue la primera piedra que cayó sobre las tranquilas aguas de la poesía peruana, cuyas ondas expansivas llegaron hasta México, e influyeron en la promoción del movimiento infrarealista, capitaneado por el más infra de los infra, el poeta chilango Mario Santiago Papasquiaro.

De aquel manifiesto podemos citar el siguiente párrafo como máxima medular de su posición política –puesto que una posición poética es también política– que nos sitúa y responsabiliza en la geografía social: “Debemos decir que la crítica en el Perú, y en la mayoría de países latinoamericanos, está ejercida por escritores fracasados en otros géneros, y si a esto se añade una ignorancia descomunal, el resultado de estas contingencias suele ser espantoso. Se ejercita el silenciamiento, la confusión, la venganza política, la degradación perversa”.

Hora Zero, originado al calor de una juventud crítica y rebelde, nos deja en claro que la vanguardia se funda en una rabia colectiva hacia la mediocridad.

En 1977 surge la segunda generación de Hora Zero, sumándose de manera esencial el poeta Tulio Mora. La primera vez que oí su nombre fue hace varios años, en boca del poeta de origen oaxaqueño Virgilio Torres. Una tarde, mientras bebíamos una cerveza, me comentó que el poeta peruano Tulio Mora prologaría su libro Danza como Alfiler, en trámite de publicación con la Secretaría de Cultura. Al poco tiempo, y como buen adorador del becerro de oro de la poesía, me lancé al ciberespacio en busca de información sobre este poeta. El primer libro con el que tuve contacto fue Cementerio General, después con Mitología.

Tanto el movimiento infra como el horazeriano nos enseñan que hablar de poesía es hablar de colectividad. Pero ¿qué es lo colectivo si no apostamos por una ética del respeto y por supuesto de la honestidad? Los griegos planteaban que la única manera de acceder a la belleza era por medio del bien, la verdad y la justicia. Por separado, estas virtudes son inútiles. La verdad científica es valiosa, pero debe ser custodiada por el bien y la justicia, llevándonos a la ejecución de actos bellos, que se reflejarán entonces en nuestros hijos, leyes y discursos. Y claro, en nuestra poesía. Estableciendo como principio el diálogo, se manifiesta que somos seres incompletos y que la palabra es la clave que nos conecta con los demás.

No fue gratuita la amistad que Tulio y Mario Santiago construyeron durante la estancia del primero en México. Fue justamente Virgilio quien me instara a leer un texto escrito por Tulio, llamado Mario Santiago: un zapatista disfrazado de pachuco. En él hace recuento de sus días en la ciudad de México, andando las calles con los poetas infra, entre chatas de brandi y cigarrillos.

Al confrontarnos con Mitología advertimos que estamos frente a los cimientos de la poesía contemporánea, pero lo sorprendente es que Tulio Mora haya escrito un libro sumamente vanguardista aludiendo a lo más arcaico: el mito. No existe civilización nueva o antigua que no se halle fundada en él. Culturas tan distintas como las griegas y las mesoamericanas tienen sus cimientos en las mitologías que les corresponden. El génesis bíblico es otro referente. Pero Tulio Mora no busca los orígenes en una fenomenología mitológica, sino que se apropia de los mitos fundadores del Perú y los resignifica al interior de la contemporaneidad, con el fin de explicarse a sí mismo como un individuo inmerso en una sociedad cruzada por conflictos políticos y morales.

Dentro de estas coordenadas nace Mitología, un libro representativo de las poéticas de finales del siglo XX, con un gesto experimental propio de Hora Zero: dar vigencia al mito y confrontar el mundo circundante de una generación que desafió a las feroces dictaduras militares de Sudamérica en los años setenta y ochenta. México no pasó exactamente por esta experiencia, por el simple hecho de que este país ya se encontraba dentro de una dictadura cívico-política.

Es un acierto reeditar una obra como esta en Oaxaca, tierra que se balancea entre el mito y la oralidad, aunados a un lirismo clásico. Si bien existen obras signadas por lo vanguardista o conceptual dentro de la poesía local, la preeminencia de las formas tradicionales es la norma.

Podría decirse que en su libro Los hombres que dispersó la danza, el escritor y recopilador Andrés Henestrosa intentó reunir la mitología del estado. La diferencia con Mitología reside en que el volumen de Henestrosa es un acopio de relatos míticos, pero no da un salto lírico hacia la reapropiación de los mismos. Entonces, la estrategia de Mitología es renovar la voz antigua dormida en el mito, presentificándola. Lo común es pensar que la mitología es algo así como un archivo pasivo, reflejado en la fragilidad de la aventura oral. Tulio Mora reclama un no rotundo para esta perspectiva. La palabra escrita, etérea y mutable dota al mito de la línea de choque que nos guía por la senda siempre oscura del presente.

Por eso es valiosa esta reedición oaxaqueña de Mitología, ya que nos ofrece una visión innovadora de las palabras y la oralidad, elementos con los que nos relacionamos cotidianamente en este antiguo territorio. Apreciamos una mirada fresca de largos versos y esquemas visuales, donde dialogan el inca Pachacuti y su voz orgánica, junto a una bomba molotov y su grito sintético de vena industrial. Mixtura de lo arcaico y tecnológico en medio de la percepción del hombre contemporáneo.

Diablos Rojos

EL 25 de marzo de 1981 debutó con los Diablos Rojos uno de los jugadores más emblemáticos en la historia del beisbol mexicano, Héctor Espino, el gran Superman de Chihuahua, iniciaba su temporada número 21 en la Liga Mexicana de Beisbol.

El día de su presentación, en el Parque Deportivo del Seguro Social, frente a los Rojos del Águila de Veracruz, Héctor Espino ya contaba con 42 años y la afición escarlata siempre había querido ver al gran slugger mexicano vestido con la franela de mayor tradición del beisbol nacional. Y su sueño se cumplió, aunque duró muy poco, ya que Espino solo estuvo con la Pandilla Roja durante 29 juegos de la temporada de 1981 y posteriormente regresó con los Sultanes de Monterrey para jugar con ellos hasta 1984 y terminar su gran carrera de 24 temporadas en la LMB.

Era el tercer juego de la naciente temporada en el que Héctor Espino se presentó frente a la afición capitalina, lo ganó el Águila seis carreras a cinco, el pitcher triunfador fue Jesús Moreno y la derrota se la llevó por el México Armando Pruneda, el relevista Antonio Limón se acreditó el salvamento.

Don Héctor Espino dejó números impresionantes en la Liga Mexicana de Beisbol: 453 cuadrangulares, 1,573 carreras producidas, 2,752 imparables, 1,505 carreras anotadas, en 2,388 juegos tuvo en grueso .335 de average. Defendió las franelas de Monterrey, Tampico, León, Torreón, Monclova, Saltillo y del México.

Siempre se ha especulado por qué don Héctor Espino no jugó en las Grandes Ligas, a pesar de que fue firmado por los Cardenales de San Luis por sus impresionantes números y facultades. En 1964 firmó a Espino siendo enviado a un club de triple A, Jacksonville Suns. Espino comenzó a batear .300 con tres jonrones en 32 juegos, pero nunca había jugado fuera de la Liga Mexicana.

Total Baseball daba diferentes razones, mencionaba que Espino era como un gran pez en una pequeña pecera. Empezó la nostalgia por la Liga Mexicana de Beisbol, y según el periodista Bruce Baskin, también influyó el racismo contra Espino por jugar en Estados Unidos. Por el “arreglo” que hicieron el Sr. Cannavatti y los dirigentes de ese club, el directivo recibió 10 000 dólares de ese tiempo, sin darle la mitad a Espino. Cuando este se enteró, abandonó al equipo de Jacksonville, por lo cual Cannavatti tuvo que devolver el dinero. Para 1965 los directivos de los Cardinals le ofrecieron directamente al Superman de Chihuahua los 10 000 dólares, pero Espino no los aceptó diciendo que él no hacía estos tratos, y regresó a la Liga Mexicana de Verano. Héctor Espino nunca regresó al beisbol de Estados Unidos y ese año bateó .335 con 17 jonrones en solo 67 juegos en la LMB.

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80 años de ser diablos

Puedo imaginar perfectamente el sonido de una melodía de las grandes bandas en el lobby del Hotel Reforma, mientras Ernesto Carmona abandona el Salón Reina Maya, dispuesto a renunciar a su cargo de presidente de la Liga Mexicana de Beisbol para dedicar todo su tiempo a la creación del Club México Rojo, en enero de 1940. La repentina y drástica decisión de Carmona fue la respuesta a un choque entre los propietarios de los clubes de la pelota de verano, que amenazaban con poner en marcha dos circuitos al mismo tiempo, con ambos proclamándose como la auténtica LMB. Comprendo el enojo y desesperación del empresario capitalino. El conflicto entre magnates dio como resultado que la Ciudad de México se quedara sin equipos representativos: Indios de Anáhuac y Tigres de Comintra optaron por retirarse de la competencia.

Carmona Verduzco estuvo involucrado con el rey de los deportes desde el inicio de su vida productiva, pero en esta ocasión necesitaba un socio que lo hiciera más fuerte. El promotor de lucha libre, Salvador Lutteroth, depositó su confianza y dinero en el proyecto, que requería armar una buena novena en pocos días.

Como hasta hoy, la base de jugadores mexicanos representaría la prioridad del equipo, aunque no sería suficiente para hacer un papel destacado. Fue así como, de manera casual y anecdótica, Ernesto Carmona logró la firma de Theolic Smith, quien pronto se convirtió en un ídolo de la afición roja, a pesar de que aparentemente su contratación se debió a una confusión del propietario y mánager escarlata, quien realmente buscaba al también jugador de raza negra, Hilton Smith. Mientras el roster tomaba forma, el Parque Delta sufría una remodelación exprés, mientras que los primeros jugadores entrenaban en el terreno de juego. Los trabajos se retrasaron y los Diablos Rojos tuvieron que programar sus primeros juegos como visitantes. Es pertinente considerar que, a pesar de ser un equipo sumamente competitivo y reconocido, pasaron 79 años para que el México contara con una casa propia. No rendirse ha sido desde siempre la principal cualidad de la Novena Escarlata. Contra todos los pronósticos, Carmona y sus muchachos dieron la gran pelea durante la campaña de 1940, que no alcanzó para un campeonato, pero sí para conquistar los corazones de los aficionados que abrazaron la causa y esperaron 16 años para celebrar la primera corona.

Así nació la Pasión Escarlata, el segundo equipo más antiguo de la Liga Mexicana, pero el más querido y respetado del beisbol de verano. Millones de seguidores así lo confirman. Mi deseo es que no se olviden sus hazañas, sus grandes batallas, sus idolatrados personajes y el infinito amor por sus raíces.

¡Felices 80 años, Diablos Rojos del México!

Materiales e iniciativas para el estudio de la Sierra Juárez

La Sierra Juárez se ubica en el centro-norte del estado de Oaxaca, muy próxima a la ciudad capital. Su montañoso territorio, atravesado por el río Grande, se corresponde con los 26 municipios que conforman el distrito de Ixtlán de Juárez. A esta interesante región le dedicamos la más reciente exposición de la BIJC que reúne materiales de nuestro acervo y presenta investigaciones recientes, así como fotografías y documentos históricos.

Se estima que la Sierra Juárez comenzó a poblarse alrededor del año 300 antes de Cristo por zapotecos de los Valles Centrales. La exposición presenta información y publicaciones de uno de los asentamientos prehispánicos más grandes e importantes, ubicado en las actuales poblaciones de Ixtepeji y Nexicho. La muestra exhibe también fotografías y estudios acerca del Lienzo de San Miguel Tiltepec, un ejemplo de los documentos elaborados por las comunidades durante el periodo Virreinal.

Las comunidades y habitantes de la Sierra tuvieron una participación muy importante en las transformaciones políticas y sociales del estado durante el siglo XIX y principios del XX. El ejemplo más claro, pero no el único, es Benito Juárez. Batallones y líderes serranos participaron en las grandes luchas y procesos de la época, acerca de ello también presentamos documentos y publicaciones.

El paisaje de altas montañas y profundas cañadas de la Sierra Juárez aloja diversos ecosistemas y le convierten en una de las zonas de mayor biodiversidad del planeta, con abundantes recursos naturales. Presentamos un libro sobre plantas medicinales y alimenticias en la Chinantla Alta, un estudio sobre los hongos comestibles de Ixtepeji y una investigación sobre la minería en Natividad.

El distrito de Ixtlán se caracteriza por una importante diversidad lingüística. En tres municipios de su zona norte se habla chinanteco de la zona alta; en su zona oriental se habla el zapoteco variante xidza o del rincón, en Santiago Laxopa se habla zapoteco xhon y en el resto del territorio se habla o se habló el zapoteco lhej o serrano. La BIJC aloja diccionarios, cartillas, materiales educativos y obras traducidas o escritas en estas lenguas y variantes, de las que también presentamos una selección. Las características e historia de la región en su conjunto, o de alguna de las comunidades y municipios que la conforman, son tema de varias monografías que también hemos incluido.

La “cereza del pastel” es un mapa del territorio de Ixtlán de reciente adquisición, elaborado por el ingeniero alemán Enrique Schleyer en 1870. Este enorme documento (mide más de tres metros y medio de largo) consigna, entre otros aspectos interesantes, los nombres en zapoteco de las mojoneras que marcaban en ese entonces los límites del territorio ixtlense. Un recuadro indica que Schleyer fue comisionado por Fidencio Hernández, general serrano que años después apoyaría el ascenso al poder de Porfirio Díaz, levantándose en armas con el Plan de Tuxtepec.

Los materiales reunidos en esta exposición muestran una visión de conjunto de la Sierra Juárez que presentaremos en cuanto pase la contingencia. Posteriormente, regresarán a su lugar en los estantes de la biblioteca y podrán ser consultados por cualquier persona interesada en esta apasionante región.

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