Las ventanas

Que las ventanas hablen por nosotros y no solo por los que estamos
presentes sino por todas nuestras comunidades, nuestra gente.

Nelson Hernández,
tejedor de Santo Tomás Jalieza, Oaxaca

Las ventanas, como los ojos, pueden estar abiertas, cerradas, sucias, olvidadas, tener diferentes formas y contar diferentes historias, son membranas que nos permiten mirar al interior de algún lugar. A veces sirven de protección, otras más de prisión, pero la finalidad que tienen en común es dejar pasar la luz.

En el contexto actual, las ventanas también son unión y conversación: las abres y cierras a través de una aplicación, y es a través de esta tecnología que continuamos trabajando en equipo, en familia. Nos reunimos artistas textiles y colaboradores del Museo Textil de Oaxaca para dialogar, para construir y para deconstruir, parece increíble que unas simples preguntas disparan la sesión completa y, con gran asombro, pero no sorpresa, los sentires se parecen: la discriminación, de la que todos en algún momento y medida hemos sido víctimas, pero también victimarios.

Es tiempo de unir acciones y combatir la discriminación con fuerza y determinación, y para esto se suman las opiniones de diversos creadores y desde diversos puntos del país, reunidos a través de Zoom. Nos permitieron entrar a la intimidad de sus hogares, que en la mayoría de los casos son también sus lugares de trabajo, pues el trabajo y la vida siempre van ligados. Algunos se conectan en parejas, esposos, madres e hijos, jóvenes y adultos, mujeres y hombres que han dedicado su vida al quehacer textil, ese que implica una serie de conocimientos profundos, sensibilidades heredadas y maestra ejecución. Entonces, surgen las interrogantes: ¿Por qué se vuelve tan difícil que se aprecie este trabajo en su justa dimensión? ¿Por qué hay personas que insisten en regatear aquello que demuestra conocimiento y destreza?

Buscando generar espacios que promuevan la conciencia, la autocrítica y la sensibilización respecto a las prácticas que giran en torno al valor de los textiles creados a mano, y con la finalidad de fomentar el respeto hacia las expresiones culturales y hacia sus creadores, el Museo Textil de Oaxaca lanza la propuesta de intervenir las ventanas de la planta baja de nuestro edificio. La intervención consiste en mostrar una serie de escenarios, a partir de imágenes y preguntas, que propicien la reflexión y conversación sobre distintos temas, tales como: racismo, economía, estereotipos de género y discriminación, entre otros. Las imágenes y frases que mostramos en este proyecto son producto del diálogo y el trabajo en equipo, que comenzó con una reunión por Zoom de casi tres horas y que continúa por WhatsApp, con aportaciones y opiniones consensuadas, donde todas las voces son escuchadas, valoradas y, sobre todo, consideradas durante la toma de decisiones.

En la actualidad existen prácticas deleznables que hacen mucho daño, pero que hemos normalizado; a veces son fruto de la ingenuidad (cada vez menos creíble), otras se excusan en una tradición y en otras más se es consciente de obtener un beneficio propio y egoísta (es así casi siempre). Todas estas prácticas deberían ser erradicadas en pos del respeto y la equidad para tener un mundo construido por esfuerzos colectivos.

La emisión de juicios derivados de estereotipos es pan de todos los días: juzgamos el libro por la cubierta y asumimos las mentiras o engaños que a veces nos dan nuestros recursos y experiencias en la vida. Nos comenta la maestra Cecilia Jaime Lino, tintorera y bordadora de Hueyapan, Puebla: “Saben que soy artesana… y saben que soy maestra (refiriéndose a sus alumnos y a la imposibilidad de dividir esto que la hace ser y existir) y casi siempre, cuando ven a una persona de origen indígena asumen pobreza e ignorancia”, y agrega: “Es importante dar a conocer lo que somos como personas, como indígenas, como seres humanos”. Se asocia de inmediato, con todo el dolo, a la baja escolaridad o al poco conocimiento requerido o empleado, cuando en el mundo de los artistas hay un panorama extenso y diverso del que se ha nutrido buena parte del mundo académico para reforzar su trabajo, donde sus estudios se han enfocado en “darle fortaleza a lo que somos”.

“La discriminación ha impactado en la producción artesanal en México, es como un cáncer que nos dio a todos los productores artesanales y [que] nos viene carcomiendo: impacta en la desaparición de muchas artesanías”, señala Luis Rodríguez, rebocero de Tenancingo, Estado de México. Todos estos actos de discriminación dejarán un hueco en nuestra historia e identidad. Es esta discriminación, y la mella que ocasiona, por la que a artistas como Yatahli Rosas, tejedora de San Andrés Chicahuaxtla, Oaxaca, sus padres ya no le enseñaron a hablar la lengua triqui.

Decía Mehmet Murat Ildan, dramaturgo turco: “Si quieres que la gente entienda, ¡invítalos a tu vida y deja que vean el mundo desde tu ventana!”. Mirar desde el punto de vista ajeno no solo nos permite entender, sino que nos permite sentir, eso es empatía: vivir las emociones del otro, aunque desconozcamos el contexto. Por fin podremos abrir las puertas del museo y seguiremos mostrando los textiles de Oaxaca y del mundo, uno donde cabemos todos.

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Hijos del maíz. Semillas y raíces de la memoria

Acervo Museo de la Filatelia de Oaxaca, Maíz,
México 2015.

Debido a la contingencia que estamos atravesando desde el año pasado, la Fundación Alfredo Harp Helú Oaxaca cerró sus puertas al público y comenzó el trabajo de actualización de inventarios y acervos que resguarda. Más tarde, en el mes de noviembre, comenzó a trabajar para vincular estos acervos y hacerlos llegar al público. En sinergia con el Instituto DIA y La Vaca Independiente, los museos, centros culturales, bibliotecas y espacios de la Fundación han trabajado para darle vida a este proyecto y generar contenidos educativos basados en sus colecciones. Uno de estos proyectos es “Semillas y Raíces de la Memoria” que busca promover el respeto y conservación del medio ambiente, el rescate del patrimonio cultural y natural, concientizar y valorar los alimentos orgánicos libres de pesticidas, promover la conservación de especies comestibles nativas y rescatar la gastronomía local, comunitaria, tradicional y nutritiva.

El maíz (Zea mays) es la piedra angular de la dieta mesoamericana. México es considerado el lugar de origen de esta especie: aquí se concentra la mayor diversidad de maíces del mundo, aquí ha evolucionado y viven sus ancestros silvestres, los teocintles.

Timbres del Acervo Museo de la Filatelia de Oaxaca, Maíz, México 2015.

El proceso de domesticación del maíz comenzó hace aproximadamente 8500 años y continúa hasta nuestros días con el manejo, cultivo y selección que hacen, año con año, los agricultores con las variantes de maíces criollos, por ejemplo:

Tepecintle: Es cultivado en zonas de ladera. Presenta una extensa variedad de colores entre los que predominan los tipos blancos, amarillos y anaranjados.

Mushito: Se cultiva en zonas altas, con nubosidad. Se trata de plantas de porte alto, de maduración muy tardía, con mazorcas largas cilíndricas a semicilíndricas y con granos dentados de coloración blanca, amarilla y azul; tienen un alto potencial de rendimiento.

Zapalote: Es una variedad endémica de la planicie costera del Istmo de Tehuantepec, es utilizada especialemente para elaborar los tradicionales “totopos” del Istmo.

Bolita: Se considera originario de los Valles Centrales de Oaxaca y fue identificado científicamente desde 1951. Se caracteriza por tener una mazorca corta y muy cubierta de granos, los que presentan una apariencia redondeada, de ahí su nombre. Aunque es de amplio uso en la cocina tradicional oaxaqueña, se utiliza en especial para elaborar tortillas, tanto blandas como tlayudas, así como en la elaboración del tejate.

Acervo Museo de la Filatelia de Oaxaca, Oaxaca
Ciudad Patrimonio, 2013.

Para su consumo, el maíz se puede aprovechar previo a la maduración, cuando ya está el elote e incluso cuando el grano ha madurado. También se usan sus hojas, conocidas como totomoxtle, para envolver los tamales o producir artesanías. Con el grano, una vez nixtamalizado, se hace masa para tortillas (blandas, tlayudas y tostadas), molotes, empanadas, totopos y chochoyotes para la sopa de guías, los frijoles o el amarillo. Hervido sirve para atole y el cacahuazintle se cuece para preparar el pozole.

En México existen 64 variedades de maíces, de las cuales, 59 se pueden considerar nativas. En muchas ocasiones podemos observar la influencia que tiene la agrobiodiversidad en la cultura y el maíz no es la excepción. Realzar la importancia del maíz en la gastonomía es una forma de homenajearlo.

https://bioteca.biodiversidad.gob.mx/janium-bin/janium_zui.pl?jzd=/janium/Documentos/ETAPA01/AP/Maices_2013/d.jzd&fn=6775


Leer entre líneas

Intrincados, misteriosos y fantásticos son los caminos de la literatura, y nunca ha sido mejor utilizada la frase “Leer entre líneas” que cuando se trata de comunicar la obra de dos o más creadores. En el número 3 de este Boletín Digital hemos comenzado a trazar los caminos que encontramos en los libros que atesora la Biblioteca Andrés Henestrosa hacia la presencia de otros personajes, como Alfonso Reyes, por ejemplo. A continuación, mostramos otra feliz lectura del recorrido entrelíneas que nos alegra el trabajo intramuros.

San Francisco Ixhuatán, en el Istmo de Tehuantepec, el Pueblo Libro, vio nacer a dos prolíficos escritores: don Andrés Henestrosa y Manuel Matus Manzo. El primero nos legó una obra que con los años se ha consolidado como base de una tradición literaria que nace de la oralidad de los pueblos de Oaxaca; el segundo también ha levantado cosecha desde la oralidad, es poeta de la más fiera mentira, narrador de los maravillosos mitos del Istmo y ferviente usuario de la Biblioteca Henestrosa. La más reciente de sus hazañas fue haber reeditado un facsimilar de un ejemplar albergado en la biblioteca: Los hombres que dispersó la danza, libro de Andrés Henestrosa que pertenece al canon literario del país. El objetivo fue distribuirlo gratuitamente entre los paisanos del Istmo.

En la Presentación del libro escribe el presidente municipal de San Francisco Ixhuatán, Florencio de la Cruz: “No es costumbre de los municipios publicar un libro ni poner atención a la cultura, aunque tengan la obligación de hacerlo, al cultivo del alma de sus habitantes, pero hoy hacemos el esfuerzo de poner en manos de cada ciudadano, hombre o mujer, esta obra orgullo de nuestro pueblo, herencia de nuestros ancestros, los binnigulaza, sus mitos y cuentos”. Y acierta al señalar la falta de atención sobre el tema cultural, sin embargo, este ya es un gran avance y, como decía el propio Henestrosa: “La ignorancia es principio de la sabiduría”. La labor de editor que llevó a cabo el maestro Manuel Matus, quien nos hizo llegar en calidad de donativo algunos ejemplares para la Biblioteca Henestrosa y también para cada una de la Red de Bibliotecas BS, comprendió desde la gestión del recurso económico, las vueltas correspondientes con el impresor y la presentación del ejemplar en el tercer Encuentro de Escritores y Narradores, El Otoño de la Palabra, en San Francisco Ixhuatán, el pasado mes de diciembre.

El escaneado del original estuvo a cargo de la Biblioteca Francisco de Burgoa, a solicitud de la Biblioteca Henestrosa. El ejemplar seleccionado por el maestro Matus para su reproducción en facsímil fue el publicado por la Universidad Nacional Autónoma de México en 1946, con ilustraciones de Julio Prieto, y aunque se trata de una segunda edición, es uno de los tesoros de nuestra biblioteca, ya que perteneció al propio autor, y que hoy día, gracias a la insistencia del destino, se encuentra en las manos de los ixhuatecos.


¿Dónde están nuestros usuarios?

I. ¿Dónde están nuestros usuarios?

Ha pasado un poco más de un año desde que las bibliotecas de la Fundación cerraron sus puertas al público y, con esto, a sus usuarios, y aunque la BIJC estaba preparada para seguirlos apoyando —a través de su catálogo en línea, sus repositorios y la implementación del préstamo a domicilio de los materiales bibliográficos—, no dejamos de preguntarnos lo siguiente: ¿Qué podemos hacer a la distancia por los usuarios?, ¿cómo la están pasando sin una biblioteca?, ¿qué necesidades de información tienen en estos momentos?

II. Los deseos de volver a las bibliotecas vistos desde las búsquedas en Google

De acuerdo a un sencillo análisis elaborado por el bibliotecario cubano Alejandro Romero, haciendo uso de la herramienta Google Trends (también nombrada “Tendencias de búsqueda de Google”), la cual proporciona información sobre los temas y términos más buscados por los usuarios en determinado período de tiempo, Romero descubrió que en los últimos doce meses el término más buscado, relacionado con bibliotecas en español, ha sido “Biblioteca coronavirus”, y quizás no es tan sorprendente; el segundo término más buscado ha sido “Cuándo abren las bibliotecas”. Lo anterior evidencia los deseos que tienen los usuarios de volver a estos espacios.

III. Nuestros usuarios

Mientras transitamos por los espacios (cerrados) de la BIJC, organizando y digitalizando materiales, gestionando y preservando las colecciones, concentrados en esta labor, pensamos: “¿En dónde están nuestros usuarios?, ¿les haremos falta como biblioteca?”. El análisis en Google Trends parece advertir que sí. Pienso en los estudiantes que no tenían espacio en sus propias bibliotecas y que aquí podían acceder a uno; pienso en los usuarios viajeros, que admiraban el espacio y se sentían tan bien que pedían un libro, solo para quedarse y tener la oportunidad de ser lector en la BIJC. ¿En dónde estarán los usuarios especializados, sin poder acceder de manera física a las colecciones? Porque quizá lo digital no les baste. ¿En dónde estarán nuestros usuarios, los adultos mayores, para quienes la biblioteca era un refugio para leer el periódico y mantenerse informado? Y ¿qué habrá sido del usuario que me contó que hace apenas unos años perdió a su esposa, y para no sentirse triste acudía a la biblioteca porque “aquí podía sentirse mejor”? También pienso en nuestros “usuarios sin zapatos”, ¡se veían tan cómodos! Al respecto, la investigadora Ileana Conde —quien indaga sobre la relación de las bibliotecas con el desarrollo— destaca el hecho de que “una biblioteca en la que los usuarios se quitan los zapatos, es reflejo de que en este lugar se sienten muy bien, están cómodos y sin prohibiciones”.


El misterio del amor

Cuando definimos al Misterio —aquella cosa o hecho que no se puede comprender o explicar— como el tema que trataríamos en este número, comencé a ver todo con ojos curiosos, tratando de imaginar por dónde lo abordaría. Al poco tiempo recibí unas cápsulas de audio —pueden escucharlas en el siguiente apartado— que contenían entrevistas a los responsables del taller de cerámica Manos que Ven —taller beneficiado por la FAHHO con un horno libre de humo—, José García y Teresita Mendoza. También vi un video extraordinario, dirigido por Gabriel Salcedo con fotografía de Eduardo Romero y del propio Salcedo. Confirmé entonces algo que siempre me ha llamado la atención en esa pareja: el profundo amor que se tienen. Ese vínculo sólido que se establece entre dos personas y que se convierte en el motor de la vida. El amor les ha permitido superar las dificultades que representa para un creador el hecho de perder la vista.

¿Cuándo y por qué te enamoras? Es imposible de explicar. Podrás nombrar una serie de cualidades que constituyen a tu pareja y buscar razones por las que estás con ella, pero no por eso explicas el enamoramiento, esa fuerza poderosa que en un principio no te permite hacer nada más que estar en ella. Ese flechazo que da el hijo del dios de la guerra y la diosa de la belleza, ese algo caído del cielo. La manera en que se presenta el amor es un misterio inescrutable. Simplemente se siente, es inevitable, sucede, “…como la edad, el fruto y la catástrofe”, diría el poeta. Si bien el enamoramiento puede ser pasajero, el amor trasciende el tiempo y se va transformando con él. Lo interesante es la permanencia.

Volviendo a nuestra pareja, José representa a Teresita en cada pieza que moldea con sus manos. Una y otra cobran forma con sus dedos lodosos, sus yemas le muestran el camino. Siente el material, percibe su textura, su consistencia y, así, determina el volumen y tamaño de sus figuras. José decidió hacer de su oficio la recreación de la imagen de su mujer, quizás no conscientemente, porque afirma que es la mujer oaxaqueña, pero en realidad es ella, su mujer. Ese solo hecho nos da indicios del profundo amor que le tiene; y al escucharlo, uno lo constata. Es un verdadero poeta. Habla de ella y de la vida con tal cariño que uno se conmueve. Teresita, por su parte, lo escucha y reitera el amor que siente por él, lo trata con templanza, lo guía cuando es necesario, lo sigue cuando le marca el paso, acaba las piezas que él inicia y les da el toque final con los detalles que hacen de las piezas joyas de la alfarería. Ella también realiza sus propias piezas, las que recrea con su imaginación. La suya es una pareja de artistas unida en la creación.

Viene a mi mente un artículo que leí hace poco de Adriana Malvido sobre Vicente Rojo y Bárbara Jacobs en el que ambos hablaban sobre lo indefinible del arte y del enamoramiento. Al margen de la tristeza por la pérdida de un artista plástico excepcional y uno de los grandes diseñadores exiliados en nuestro país, felicito a Malvido por el texto que formará parte de un libro más amplio sobre parejas de artistas. En la entrevista, Vicente Rojo comentaba que ignoraba si cuando una pareja enriquecía su vida con otro, de algún modo eso se reflejaba en su obra. “La creación es muy misteriosa, cómo nace, cómo surge, cómo se mantiene y se cierra y se abre otra etapa, otro camino, otra frase… Destapar, quitar un tapón en el proceso creativo es una cuestión práctica. En la creación misma hay una zona muy nebulosa. Lo mismo que el enamoramiento. Es tan misterioso como la creación. Poder definir qué es el amor, por qué, cómo y cuándo se da, es imposible… Yo creo que el encanto del amor está en ese misterio y en su propia indefinición. Para mí es indefinible”.

Recomendamos:


Peques – Bs Biblioteca Infantil de Oaxaca

La cápsula del tiempo

Recuerda que el formato de la hoja es tamaño oficio (23.3 x 34.5 cm).
Imprime y pega sobre un cartón resistente para armar tu caja.

¿Te gustaría viajar en el tiempo? Hace unos días, en la BS, muchos jóvenes volvieron al pasado, justo al año 2012.

Tú, al igual que ellos, también puedes hacerlo. Revisa la siguiente liga y podrás hacer una exposición o podrás planear ahora un viaje al pasado que realizarás en el futuro.

Link para descargar y armar una cápsula del tiempo

https://drive.google.com/file/d/1ptEWtB9KDBw2XBk-o7Z7GAYra9e-s67T/view


Peques – Fonoteca Juan León Mariscal

Rincones misteriosos

La Fundación Alfredo Harp Helú cuenta con algunos lugares que quizá nunca hayas visitado y te suenen lejanos, extraños o misteriosos. En esta ocasión, te contaremos sobre un sitio que, si te pones a pensar, no es del otro mundo: La Fonoteca Juan León Mariscal.

¿Qué es una fonoteca?

Se trata de un espacio donde se resguardan y dan a conocer todo tipo de archivos sonoros. La Fonoteca Juan León Mariscal es parte de la gran familia FAHHO, en ella se resguardan archivos y promueve la música de Oaxaca y de diversas partes del mundo.

¿Qué es un archivo sonoro?

Cualquier material que contenga o hable sobre música: discos, casetes, CDs, documentales (DVD), películas de conciertos, audios de entrevistas a músicos o a personas relacionadas con este arte, así como libros, folletos, partituras, instrumentos, etc. La música es parte importante de una cultura, con ella entendemos los sentimientos de los seres humanos. Al escucharla, podemos sentir una alegría inmensa o una tristeza profunda.

¿Qué tipo de música tiene la Fonoteca Juan León Mariscal?

¡Casi de todo! Música clásica, barroca, folclórica, sones, salsa, música tocada con marimba, bandas tradicionales, piano, guitarra, chirimía, de diferentes compositores oaxaqueños y de diversas partes del mundo. ¿Cuál te gusta más?

Próximamente te contaremos quién fue Juan León Mariscal y por qué nuestra fonoteca lleva su nombre, ¡no te lo pierdas!


Manos que modelan historias

Muy pocos tienen la fortuna de escuchar a las sirenas. Al tratarse de un mito o un cuento mágico, la figura que representa este personaje ha desatado la imaginación de músicos, poetas, pintores, escultores y dramaturgos a lo largo de la historia. En el arte popular oaxaqueño podemos encontrar una singularidad arropada por la tierra, el agua y el fuego.

En San Antonino Castillo Velasco, del distrito de Ocotlán de Morelos, se encuentra un taller familiar de alfarería que comparte con el mundo las imágenes de las sirenas, figuras surrealistas en forma de macetas zoomorfas o antropomorfas. Estas piezas se aprecian en el patio y en un cuarto destinado a mostrar a los visitantes el trabajo de Manos que ven, un taller familiar dirigido por el maestro alfarero José García y la maestra Teresita Mendoza, quienes se han convertido en un referente de la comunidad.

El reconocimiento del quehacer de la familia García Mendoza se debe al trabajo constante y a la calidad con la que elaboran sus productos. La confianza que le ha dado al equipo de Andares del Arte Popular nos han permitido, desde hace tiempo, compartir con el público sus experiencias al momento de trabajar el barro. El maestro José García nos comparte su palabra, le preguntamos por qué su taller lleva ese nombre y él nos contesta: “Soy invidente, discapacitado… Me dio glaucoma y me privó de la vista. No veo absolutamente nada, solo que se me desarrolló el tacto, y el oído, y estamos trabajando como si yo viera con las manos”. El inicio de la charla augura una gran historia por ser escuchada, y es así como transcurre el tiempo mientras el maestro y su esposa, la maestra Teresita, nos comparten sus anécdotas. Les preguntamos: “¿Cómo fueron sus inicios en la labor del barro?”; el maestro José, muy presuroso, toma el rol de entrevistado y con el ímpetu que le caracteriza, comenta parte de sus inicios: “Es una historia hermosa. Yo soy una persona que nació en 1947, el 10 de agosto, mi padre era jornalero y mi madre se ocupaba de los trabajos del hogar y de la familia, yo salía a jugar porque cuando era niño y llovía se hacía un arroyuelo que escarbaba la tierra, de ahí salía barro chicloso, lo mezclaba y me sentaba a jugar y así fue como principié…”. Haciendo diferentes figuras que representaban el campo, como toritos, burros, borregos, es como inicia el maestro José a jugar y perfilar su trabajo en la alfarería.

La maestra Teresita Mendoza también expresa sus inicios en la alfarería. Comenta que su trabajo con el barro comenzó con los detalles de los rostros y cuerpos que conforman las figuras de las sirenas, comparte con una voz constante: “Cuando me casé con mi esposo, yo aprendí de él. Lo primero que aprendí fue a hacer las escamas de las sirenas, después pececitos, flores y así le ayudaba yo a decorar el trabajo, pero fue pasando el tiempo y procreamos tres hijos, y dedicaba mi mayor tiempo a ellos, pero cuando mi esposo tuvo el problema en su vista, que le dio glaucoma, entonces para mí fue muy difícil, muy triste, pero de entonces para ahorita le puse mucho empeño al trabajo, mucha curiosidad y tiempo… Así fue como los dos juntos trabajamos: mi esposo forma las piezas y yo le hago todos los detalles que le faltan…”.

Sin lugar a duda, el trabajo colaborativo para crear piezas únicas, en el taller familiar Manos que ven, es una manera de hacer homenaje a la comunidad de San Antonino Castillo Velasco, pero también a la experiencia personal de los maestros José y Teresita, que han dejado un camino para seguir transitando en el Arte Popular. Surge otra pregunta al momento de charlar con los maestros. “¿Cómo es el proceso creativo para representar en el barro las diferentes figuras?”. El maestro José piensa un momento y contesta: “Primeramente, me imagino lo que vi con mis ojos como es la mujer, porque a mí me agrada hacer la escultura de la mujer oaxaqueña, tiene mucha manera de vestir los trajes típicos de su región… Extiendo en una base el barro, lo aplasto bien, entonces lo levanto y lo empiezo a formar para hacer la figura que yo quiero hacer…”.

La maestra Teresita se encarga de detallar el rostro de las mujeres. Para que cada gesto sea único, bello, imagina mientras modela el barro, crea escenas singulares. Las sirenas, en vez de cantar, se metaforizan en escenas de barro. La maestra es la responsable de crear sirenas colgantes que resaltan los espacios exteriores o interiores del hogar. El trabajo colaborativo permite fusionar dos o más imaginarios y la maestra Teresita comparte su gusto por crear las sirenas. Le preguntamos: ¿Qué piezas son las que usted trabaja?, y entonces nos platica: “Mi esposo y yo siempre trabajamos juntos… quiero hacer a veces la idea que tengo en mi mente, en mis ratos libres hago mis sirenitas pequeñas de colgar, hago también macetas con cara de mujer que son macetas chicas… Y me gusta hacer otra figura: cuando yo era niña íbamos al campo y la mujer carga a su bebé, a su niño, y aquí carga un jarrón de atole o una olla de comida y una canasta en la cabeza donde va la tortilla, y va con su rebozo: esa es la figura que me gusta hacer mucho a mí, esa figura es propia, es mía”.

Tantas charlas por venir y poco tiempo con el que uno cuenta. En algún momento de la charla se les preguntó sobre el futuro del taller. “¿Cómo visualizan el taller en un futuro, se seguirá trabajando?”. Los maestros se quedan un momento pensando, entonces el maestro José comienza a contarnos: “Yo creo que sí , yo creo que a mis nietos les toca ver el futuro, a mí ya no, porque yo vivo el presente, yo vivo el hoy porque vivo la tercera edad, entonces a mis nietos les toca ver el futuro y ojalá que esto llamado arte, artesanía, no se pierda, sino que lo sigan. Mi opinión, como hombre que soy, es que el avance de la ciencia pone la mirada en todo aquello que es tecnología (sí), donde le ponen el dedo a un botón y mueven muchos cosas, y nosotros no, porque yo con los diez dedos que tengo, los muevo para hacer artesanía… yo creo que a mi familia le toca ver el futuro”.

Finalmente, si hay un ejercicio de imaginación que pueda reflejar los frutos del trabajo que realizan en el taller Manos que ven, sería en la valoración de sus piezas, de la historia de sus orígenes, de su permanencia. Las sirenas, así como los distintos tipos de piezas que crean los maestros y sus hijos, son reconocidas en lo más local, pero también en este ir y venir de la globalidad. Desde Andares del Arte Popular creemos en el reconocimiento del trabajo hecho a mano, en el valor intrínseco que existe entre la experiencia de cada maestro y su pieza terminada, en la continuidad de la tradición artesanal, pero también en la apertura de la fusión de nuevas técnicas y colaboraciones.

Recomendamos:


Editorial

El presente está solo. La memoria
erige el tiempo. Sucesión y engaño
es la rutina del reloj. El año
no es menos vano que la vana historia.
Jorge Luis Borges

Hace ya un año que la Fundación Alfredo Harp Helú Oaxaca, con el ánimo de ser responsable ante la pandemia por Covid-19 y no propiciar contagios masivos, cerró sus puertas al público. Dejamos de presentar conciertos y actividades, cerramos las exposiciones, dejamos de escuchar las risas de chicas y chicos al visitar nuestras bibliotecas y museos, clausuramos congresos y conferencias y dejamos de tener contacto directo con la comunidad, pero no por ello dejamos de trabajar para ella, al contrario. Hemos aprovechado el tiempo para llevar a cabo la enorme tarea de limpiar, organizar y catalogar los acervos y colecciones de la Fundación —ya sean bibliográficos, filatélicos, numismáticos, de textiles o documentos— con la finalidad de conservarlos y mantenerlos en buen estado. También estamos en el proceso de crear plataformas digitales que den acceso a estos acervos y colecciones y que difundan sus contenidos. De la misma forma, hemos establecido un proceso de reflexión e integración hacia el interior de las diferentes instituciones que conforman la familia FAHHO para realizar proyectos educativos en común, proyectos que buscan abrir espacios de diálogo con nuestro público. Este proceso de pensamiento y cocreación, guiado por el Instituto DIA (Desarrollo de la Inteligencia a través del Arte) y La Vaca Independiente, nos ha servido para encontrarnos y constatar que nuestro corazón sigue con ustedes, que tenemos toda la fuerza y energía para desarrollar múltiples actividades que nos permitan estar cerca, brindar opciones diferentes de aprendizaje y adaptarnos a esta nueva realidad.

Diferentes programas de la FAHHO, por sus características de emergencia y con extremas medidas de precaución sanitaria, como el Programa de apoyo a hospitales y servicios de salud, el Programa de restauración de viviendas y monumentos afectados por los sismos, el Programa de reforestación social y el Programa de apoyo a los artesanos, todos ellos continúan con su labor. Este número del boletín está dedicado a presentar las diferentes actividades que hemos desempeñado a lo largo de este año, que se ha extendido más de lo que cualquiera hubiese imaginado o deseado. Las circunstancias nos obligan a estar a puerta cerrada, pero seguimos pensando y trabajando para la comunidad oaxaqueña.


Trabajo interinstitucional

Dos preocupaciones importantes para la Fundación Alfredo Harp Helú Oaxaca se han presentado dadas las limitantes impuestas por la pandemia del COVID-19, y estas han sido: saber aprovechar este tiempo, combinando el trabajo en casa con el trabajo presencial, alternando los días y los horarios; la capacitación mixta vía Zoom y prácticas in situ con apoyos extraordinarios para proyectos también extraordinarios, los cuales han venido a plantearnos nuevas circunstancias y se han ido resolviendo de forma diversa. La segunda preocupación es la búsqueda de actividades para el personal de servicio al público, servicios generales y de vigilancia, tanto de museos, como de las bibliotecas, con dos finalidades: capacitar a este personal con un mayor conocimiento sobre otros centros de trabajo y con actividades nuevas a realizar.

De esta interacción entre el personal de otras áreas con las actividades nuevas, se podrán desprender múltiples beneficios, tanto para el centro de trabajo –abrir sus entrañas a neófitos en la materia– como al personal, descubriendo aptitudes y vocaciones inexploradas.

De la interacción entre filiales correspondió a Adabi replantear proyectos y actividades de naturaleza interna de todas las instituciones que custodian acervos. El replanteamiento fue dirigido a obtener el inventario total de las colecciones que se resguardan en la FAHHO hasta el momento presente, como una activad extraordinaria con personal propio y externo, con los apoyos de material requerido, la asesoría y capacitación por parte de Adabi.

Esta situación solo podía darse en las actuales circunstancias, con los centros culturales cerrados al público y sin actividades presenciales que impidieran realizar tareas básicas hacia adentro, por ejemplo, el inventario de lo que se tiene y de lo que se va adquiriendo.

Para quien esto escribe fue una verdadera sorpresa encontrar tanta riqueza documental, bibliográfica y fotográfica que resguarda la FAHHO en los museos y bibliotecas, así como el conocimiento que sus directores tienen de sus contenidos, valores y necesidades.

Si esta actividad se ha rezagado, sin duda ha sido debido a la demanda programática y constante de las actividades culturales que se realizan día a día. Ponernos de acuerdo para la realización de cada proyecto fue un verdadero intercambio de riqueza interpersonal en el que pudimos valorar el trabajo y compromiso de nuestros colegas de la FAHHO.

Una vez de acuerdo, tuvimos la aprobación de nuestra presidenta de Adabi y de la Fundación, Dra. María Isabel Grañén Porrúa, principal interesada en obtener un instrumento no solo de control de las colecciones, sino para ponerlo a disposición de los interesados y estudiosos de la materia. En la medida de lo posible, se iniciaron los trabajos en diciembre de 2020.

Adabi, por mediación de sus coordinaciones, diseñó el proyecto específico de cada área: documental y fotográfico del Museo Textil de Oaxaca e iniciaron la capacitación en uno de los diversos procesos a seguir. El Mufi inició también un proyecto muy ambicioso, diseñado por ellos e integrado al paquete de Adabi; requería de mayor personal y material muy especializado en cantidades mayores, pues su acervo es inmenso. La Biblioteca Henestrosa se sumó con dos proyectos: inició el de limpieza de cada libro y, en febrero, comenzaron las actividades preparatorias para la catalogación de su fondo reservado. Hay que hacer notar que en estos trabajos de la Biblioteca Henestrosa interviene personal calificado de la propia Fundación, cuya adscripción corresponde a la Biblioteca Francisco de Burgoa y al equipo Adabi-Oaxaca, quienes coordinarán y supervisarán los trabajos a seguir. Por último, se encuentra la catalogación de la colección documental Luis Castañeda Guzmán por el grupo Adabi-Oaxaca, en colaboración con la Biblioteca de Investigación Juan de Córdova.

Los avances logrados a dos meses de su inicio son alentadores, a pesar de que no es fácil ponerse de acuerdo entre directivos y personal operativo, o apoyando actividades desconocidas y centros de trabajo disímiles al propio, en coordinación con un tercero, en este caso Adabi. Asesorar proyectos a distancia, a pesar de tener los involucrados la mejor disposición en la colaboración conjunta, solo se logra con un mismo objetivo, servir a México.

Sin duda, esta rotación de personal y los acuerdos entre directores de las filiales de la Fundación en Oaxaca y Adabi, no solo nos retroalimentará, sino que también afianzará la confianza en el desempeño e integrará a todos en un solo equipo que será de excelencia.

Una experiencia única y sin precedente alguno, que ilusiona y señala caminos nuevos: tiempos difíciles con enseñanzas nuevas.


Nuevas formas de trabajo

Una función sustantiva de las bibliotecas es hacer comunidad. El crear las condiciones para provocar que los niños, jóvenes y adultos lean, implica el encuentro personal, la interacción cara a cara con el otro. En tiempos de pandemia dicha interacción se detiene, porque la única forma de combatir el contagio es evitando el contacto humano. Este nuevo año, ya sabemos que , incluso vacunados, tendremos que continuar con las medidas de seguridad.

Las bibliotecas llevan un año con las puertas cerradas y el trato personal con sus públicos suspendido; el préstamo de libros, los talleres, las conferencias, los conciertos, las proyecciones y un sinfín de actividades esperan un mejor momento para reactivarse. Mientras tanto, las bibliotecas replantean sus prioridades.

En la Biblioteca Henestrosa el equipo revisa y termina el inventario de sus colecciones hasta dejarlo a punto, revisa el estado físico de los libros y los prepara para su mejor conservación y restauración; se pone énfasis en el proceso de clasificación y catalogación de las colecciones con el fin de avanzar en la construcción de bancos de datos bibliográficos disponibles para el público, tanto de forma física como en la red, procesos que se realizan con los apoyos de los equipos de Adabi, la BIJC, entre otros, a través de seguimiento presencial, combinado con talleres y reuniones vía Zoom. Se preparan los acervos para que, más adelante, puedan ser digitalizados y se abra su acceso virtual al público.

Los equipos de trabajo migran de sus espacios para unirse a otros equipos y apoyar sus proyectos. De este modo, los bibliotecarios y animadores de lectura de la Henestrosa y la Red de Bibliotecas Infantiles BS se unen a los equipos del MTO, del Mufi y de la BIJC para afianzar los procesos de organización de sus colecciones y acervos, al tiempo que hacen lo propio con las suyas.

Al ingresar a un espacio nuevo y con compañeros casi desconocidos, la resistencia normal al cambio se ve reflejada al inicio de las colaboraciones entre los equipos; influye esa sensación de incertidumbre y acecho al que nos somete la pandemia y el desconocimiento de las dinámicas particulares de cada área y equipo de trabajo. Cada miembro de los equipos ha tenido una experiencia cercana con el COVID-19 y el entorno de peligro permea la actividad cotidiana. Cada institución tiene sus propios proyectos y los equipos se van integrando a labores técnicas principalmente, pero también ellos mismos integran otro equipo. Coordinado por el Instituto DIA (Desarrollo de la Inteligencia a través del Arte), este nuevo grupo se enfoca en la formación de profesionales interesados en la innovación pedagógica, y se prepara y organiza para que todas las instituciones y espacios de la Fundación generen contenidos educativos para ser transmitidos a través de las redes.

Hay múltiples experiencias y cada una tiene, a su vez, diferentes capas: desde las nuevas experiencias laborales de rutina, el conocimiento y aplicación de técnicas y nuevas tecnologías de almacenamiento y difusión de la información, hasta los “descubrimientos”, tanto de las riquezas y potencialidades de los diferentes proyectos de la Fundación, como de las personas que las construyen e integran, que dan pie a la retroalimentación y al establecimiento de nuevas relaciones profesionales y personales.

Termino subrayando la idea que subyace en esta nueva forma de trabajo: debemos estar preparados para continuar sirviendo a la comunidad y dar la oportunidad para que surjan nuevas ideas y proyectos de esa mezcla y retroalimentación de los equipos de trabajo.


La formación humana en el confinamiento

En el mes de octubre pasado, la Coordinación de Proyectos Educativos de la FAHHO, en colaboración con la Universidad La Salle Oaxaca, el Colegio la Salle Oaxaca y el Colegio Benavente Puebla, dieron inicio a dos diplomados: Cultura, Arte y Ciencia en la Primera Infancia y Promoción y Estrategias Lectoras. Ambos se dirigen a lectores voluntarios, padres de familia y maestros de La Salle. Los 105 alumnos que conforman los tres grupos, uno de Puebla y dos de Oaxaca, han enriquecido sus conocimientos a lo largo de 78 sesiones, celebradas desde octubre de 2020 hasta finales de enero de 2021.

La virtualidad acorta las distancias. Los ponentes que guían las sesiones de diplomado no solo son de México, sino que nos han acompañado desde otros países como España, Colombia y Chile. Esto viene a diversificar las ideas y a realizar un intercambio cultural que nos permite ver la promoción de la lectura desde otros contextos y desde otras latitudes. Si bien la virtualidad ha facilitado la comunicación, también nos ha motivado a reaprender estrategias para llevar a cabo la promoción lectora, así, los ponentes del diplomado comparten sus conocimientos y experiencias que permitirán a los alumnos diseñar nuevas formas de llevar la lectura a los diferentes públicos a los que decidan dirigirse. Sin duda, un gran reto para los alumnos de los diplomados es trabajar en el diseño de sus proyectos a distancia, encaminados a acercar la lectura en estos tiempos en que las historias se vuelven tan importantes, siendo un aliciente para el alma y para sobrellevar esta nueva realidad que cambió de una forma tan vertiginosa. Afortunadamente, el compromiso de cada alumno es alto y lo sabemos porque los niveles de deserción han sido muy bajos; quienes continúan se esmeran por aprender y propiciar espacios para la lectura y la discusión proactiva.

En las ediciones pasadas de los diplomados se buscaba que los alumnos interactuaran con escritores para poder conocer más sobre los libros que usan como puentes con sus escuchas, y este 28 de enero hubo una gran sorpresa, tanto para los becarios como para el público en general: se realizó un conversatorio con el gran escritor e ilustrador de literatura infantil, Jairo Buitrago, desde Armenia, Colombia, quien nos contó sobre su descubrimiento como autor que mira y escucha al otro y que decide qué historias deben quedar escritas para no ser olvidadas, de manera que otros podamos encontrarnos en ellas.

Con más de cien asistentes a la charla, que se llevó a cabo por Zoom, Buitrago respondió a cada duda, inquietud y agradeció las felicitaciones de cada uno de los participantes de esta plática tan fortalecedora.

Los diplomados se han realizado desde la virtualidad y seguirán así hasta que las instancias correspondientes nos indiquen que ya es posible realizar reuniones presenciales, porque lo más importarte es seguir cuidándonos todos. El entusiasmo de los estudiantes y el compromiso de los docentes nos animan a continuar esta labor de formación de promotores de lectura: es una tarea por la que nos sentimos felices y soñamos con que en el mes de junio de 2021 tendremos una nueva generación de promotores culturales que, gracias a todo lo aprendido, atenderán y acercarán los libros a los bebés, niños, adolescentes y adultos, porque la literatura es para todos, no excluye, por el contrario, tiende puentes que nos permiten mirarnos en el otro y entendernos.


El eco del acervo

Y cada mañana, aquel conjunto de obras reposa ahí mientras trabajas, te habla, más el murmullo del público que está en las salas y la risa de las niñas y los niños que recorren el espacio emocionados porque enviarán una carta en un antiguo buzón, te contagia y distrae tu atención, justo en ese instante silencioso cuando comenzabas a percibir aquel eco o quizá el canto de las primaveras que posan en las ramas de un viejo árbol del jardín cautivó tus sentidos y en su búsqueda, miraste a otro lado olvidando aquel estante que extraña el vaivén de las piezas que se alistan para la exposición. Ha pasado ya un largo tiempo desde que las enormes hojas de cedro se unieron para aislar un mundo. Adentro, entre los gruesos muros de cantera y adobe, el eco de aquellas piezas trasciende, más allá de los tiempos sombríos y agitados, preservándose para siempre…

A casi un año del cierre de los espacios culturales de la FAHHO, derivado por el periodo de confinamiento por la pandemia de COVID-19, también quedó pausado el contacto con los distintos públicos en los museos y con los usuarios asiduos de las bibliotecas. El ritmo de trabajo cambió, de la modalidad presencial al home office, y muchas actividades se han vuelto a la virtualidad. Sin embargo, en esta complejidad, no todas las tareas se vieron afectadas por estos cambios, el Mufi ha continuado con el desarrollo de sus colecciones.

Esta pausa ha permitido retomar procesos que, muchas veces, por el dinamismo propio del museo se realizaban a un tiempo pausado e incluso se tornaban interminables, por ejemplo, la clasificación de estampillas postales y la constante actualización de inventarios.

Para desarrollar estos procesos en el acervo del Mufi y en la Biblioteca José Lorenzo Cossío y Cosío, desde el mes de noviembre se generó un proyecto colaborativo con dos filiales: el Museo Infantil de Oaxaca y la BS Biblioteca Infantil y Juvenil de Oaxaca.

En el área del acervo se ha contado con la colaboración de cuatro integrantes del MIO y se les otorgó una colección por país, Estados Unidos, Francia y Hungría para clasificar y actualizar el inventario. En los últimos tres meses, el avance en dicha clasificación ha sido considerable, ya que se trata de los países con mayor cantidad de piezas filatélicas con que se cuenta. Por poner un ejemplo, en la colección de Estados Unidos se cuenta con material filatélico muy variado, como son timbres, planillas, sobres de primer día de emisión, hojillas filatélicas, booklets, álbumes temáticos, tarjetas postales y folletos. En este proyecto solo se desarrolla la clasificación de estampillas postales según el año en que fueron emitidos: la cantidad estimada es de 15,000 piezas. En la colección de Malasia, por tratarse de una colección con menos de mil piezas filatélicas, ya se ha concluido con la clasificación de estampillas.

Generar un inventario de timbres sería sencillo si solo se tratara de contar piezas, sin embargo, para generar un inventario es indispensable la clasificación, un proceso que implica, ante todo, observación y paciencia, mucha paciencia.

Para los colaboradores del MIO uno de los aprendizajes obtenidos ha sido el conocer una forma distinta de organizar las colecciones al contar con un catálogo que permita consultar la información de cada uno de los timbres, sus variedades de perforación, color, papel (grueso, delgado, cuadrillé), marca de agua y valor actual, si se trata de un timbre nuevo o usado. Es asombroso cuando descubren un motivo en un timbre que es de su interés y lo comentan entre ellos. Es importante mencionar que el personal del MIO dedica el mayor tiempo posible a esta tarea específica y que también participa en talleres que benefician a los distintos quehaceres que desempeñan en su recinto y actividades encaminadas al área educativa, en conjunto con colegas de las demás filiales de la FAHHO.

A la Biblioteca José Lorenzo Cossío y Cosío se integraron dos colaboradores de la BS para realizar el inventario de la Colección Mufi y parte de la clasificación de los materiales correspondientes al Fondo Cossío. Algo que les resultó interesante fue conocer los diferentes materiales que conforman la colección, como los catálogos especializados de timbres postales, catálogos de subastas y exposiciones filatélicas internacionales, los folletos de clubes y asociaciones de coleccionismo y la literatura filatélica. Lo más sorprendente para ellos ha sido encontrar un documento en un catálogo de una importante casa de subastas de timbres postales publicado en 1975. En la correspondencia destinada a la señora Gabucio, viuda de Cossío, cuyo remitente es un coleccionista experto en subastas, se lee un pésame tardío por el fallecimiento del filatelista José Lorenzo Cossío y Cosío, un amplio conocedor de los timbres postales mexicanos, y quien se distinguía por las famosas colecciones que había logrado. Antes de las líneas de despedida, el remitente pone a disposición el servicio de subasta filatélica, claro, con el debido respeto, comentando que quizá no es un buen momento, pero que en caso de que tuviera a bien, ella o sus hijos, ofrecerla, él está a sus órdenes. Se despide no sin antes mencionar que ha adjuntado el catálogo para la próxima subasta, un ejemplo del anuncio que aparecerá en los diarios y reitera que están a sus órdenes para el servicio de subasta filatélica.

Un reto para los compañeros de la BS fue identificar los materiales para su clasificación y traducir algunas palabras, del alemán o del francés, para registrar la información en los campos correspondientes. Sin embargo, el interés y la disposición de aprender por parte de quienes participan han sido vitales para cumplir los objetivos establecidos de este proyecto.

Por parte del equipo del Museo de Filatelia resulta satisfactorio compartir el cúmulo de conocimientos que implica el coleccionismo filatélico, así como la experiencia adquirida en la preservación de un acervo tan peculiar. Los integrantes de ambas sedes hermanas sin duda conforman un gran equipo de trabajo.


Proyecto de la primera universidad en Oaxaca

En 2001, la familia de Jorge Fernando Iturribarría donó a la Biblioteca Francisco de Burgoa la colección de este político, académico y escritor oaxaqueño que vivió de 1902 a 1981. En enero de 2020, el equipo de la Biblioteca Burgoa, encabezado por la maestra Elvia Acosta, del Departamento bibliográfico y de atención a usuarios, inició la catalogación del Fondo Iturribarría, conformado por alrededor de 2,609 ejemplares.

Conforme ha avanzado el proceso catalográfico de este enorme acervo se han descubierto materiales muy llamativos. Uno de ellos es Sobre la erección de universidad de Oaxaca, libro de Jacobo Dalevuelta, publicado en 1934. Cabe señalar que Dalevuelta era el seudónimo utilizado por el periodista oaxaqueño Fernando Ramírez de Aguilar, quien había estudiado en el Instituto de Ciencias y Artes de Oaxaca. Radicado en la Ciudad de México, Ramírez de Aguilar publicó en varios diarios, entre ellos El Universal, del que fue jefe de información; además, fue corresponsal de guerra durante la revolución. Interesado por la historia, Dalevuelta publicó, entre otros, Oaxaca: de sus historias y sus leyendas, La odisea de los restos de nuestros libertadores y Nicolás Romero: un año de su vida.

En su obra, Ramírez narra que, en el siglo XVIII, más específicamente en 1746, el originario de Burgos, España, Felipe Gómez de Angulo, quien desde 1745 era obispo de Antequera del Valle de Oaxaca, pretendió crear la primera universidad de la diócesis, pues, hasta ese momento, la única institución de estudios superiores en la urbe sureña era el Seminario de la Santa Cruz. Sin embargo, el proyecto se vio frustrado por la falta de apoyo del rector de la Real y Pontificia Universidad de México, quien consideró que una nueva universidad disminuiría la matrícula de la universidad que él representaba.

Ahora bien, el libro de Ramírez nos remite a otro fondo de la Biblioteca Burgoa, se trata de la Colección Biblioteca Estudiantil, inaugurada en 1941, y que recibió el nombre del obispo Felipe Gómez de Angulo. Sin duda, se trataba de un homenaje al obispo Gómez de Angulo, pero también de una forma de manifestar que seguía vivo el anhelo por contar con una universidad en Oaxaca. Dicha empresa no se logró sino hasta 1955, cuando el Instituto de Ciencias y Artes del estado de Oaxaca fue convertido en la Universidad “Benito Juárez” de Oaxaca.

Es de notar que los libros de la Colección Estudiantil Felipe Gómez de Angulo para estudiantes fueron sellados para su adecuada identificación. Para ello no se eligió solo el nombre del obispo, sino que se escogió el escudo de armas del prelado Gómez de Angulo, conformado por cuatro cuarteles en los que se distinguen torres, un árbol y un león. ¿Quién decidió utilizar el escudo? No lo sabemos, pero es evidente que conocía la imagen heráldica del obispo. No es improbable que conociera el retrato de Angulo que se conserva en la catedral de Oaxaca, lienzo en el que también aparecen las armas del mitrado antequerano o el propio escudo que a pesar de los años se conserva en la biblioteca central de la Facultad de Derecho, edificio que se localiza en la actual calle de Independencia.

Así, el trabajo de catalogación nos permite no solo conocer una colección, sino comprenderla mejor e incluso establecer vínculos entre los diversos fondos. Finalmente, también nos ofrece la posibilidad de descubrir publicaciones poco conocidas, como esta de Jacobo Dalevuelta.


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