RESCATE DE LA MEMORIA EN EL ISTMO

La historia de los pueblos istmeños retrata a gente combativa, fervorosa, alegre, siempre fiel a sus costumbres. Así se describe Juchitán de las Flores, ahora Juchitán de Zaragoza, cuna de grandes seres humanos. Entre ellos, el maestro Francisco Toledo, quien no deja de prestar atención y brindar ayuda a su lugar natal. Desde el mes de octubre, la Fundación Alfredo Harp Helú Oaxaca se unió al rescate de la memoria escrita con un proyecto dirigido especialmente al municipio de Juchitán.

En el rescate de las bibliotecas de Juchitán se puso especial interés en el acervo bibliográfico de la Casa de la Cultura Lídxi Guendabiaani ́, inaugurada en 1972 por el impulso de juchitecos encabezados por Francisco Toledo. En el proceso de revisión de libros nos encontramos con material muy valioso. Reconocimos ejemplares donados por Andrés Henestrosa, con dedicatoria de su puño y letra, publicaciones de Macario Matus, textos en zapoteco y su traducción al español. Hay libros sobre literatura, arte, poesía, cuento, historia, arquitectura, por mencionar algunos; también hay publicaciones sobre historia oral que remiten al origen de los pueblos zapotecos del Istmo. Se recuperaron los libros que dieron origen a esta biblioteca, antecesora del Instituto de Artes Gráficas de Oaxaca. Es notorio el deseo de sus creadores por sacar a la luz el pasado del pueblo, sobre todo, por el rescate de la lengua materna, el zapoteco. Una labor titánica orquestada y estructurada por parte de estos personajes, no sólo por la donación de libros, revistas y demás géneros, sino por su iniciativa de investigación, y con ésta la producción de textos digeribles para la población, textos amenos que en esencia contienen la cosmovisión zapoteca y la génesis de los zapotecos recogida de la interpretación de códices y de la tradición oral. De la misma manera, encontramos la evolución en la historia de este pueblo, la etapa posterior a la llegada de los españoles, la Independencia, la Revolución, el periodo posrevolucionario, la época de gestación de la Coalición Obrera Campesina Estudiantil del Istmo (COCEI) y diversos libros de arte muy valiosos.

Existen también trabajos de investigación, como por ejemplo una síntesis del trabajo de campo realizado por seminaristas de la diócesis de Tehuantepec, la cual expone datos históricos, recopila la tradición oral de la región y habla sobre la gente más antigua que pobló la región, a quienes llaman Binni Gulaza. Algunos escritores dicen que la palabra “Binni Gulaza” quiere decir, ‘la gente que dispersó la danza’, otras personas afirman que su significado es ‘la gente más antigua de aquellos tiempos’. Después apareció la raza actual de los Guizii, nombre de Tehuantepec en zapoteco.

Aparecieron libros dañados, húmedos y contaminados por hongos, como la biografía de Heliodoro Charis Castro, que al parecer fue dictada por él. Además una publicación con dedicación especial de donación del Mtro. Andrés Henestrosa, titulado El maíz riqueza del pobre; así como Los Zapotecos de Macario Matus, una compilación de cuentos escrita en zapoteco y castellano.

El deseo del maestro Toledo de impulsar una sociedad culta, asidua a la lectura, apreciadora del arte en la región de Juchitán, no se queda en el periodo mencionado del génesis de la casa de la cultura juchiteca. Su labor como mecenas sigue rindiendo frutos, sus esperanzas no se apagan. La doctora María Isabel Grañén y el señor Alfredo Harp contribuyen a la causa apoyando con recursos y personal capacitado para restaurar los edificios y rescatar la memoria escrita de los pueblos del Istmo. Es por ello que esta tragedia provocada por el terremoto debe tomarse con actitud positiva, considerarla una oportunidad para el renacimiento, retornar a las raíces y recobrar la grandeza que ha caracterizado a los zapotecos del Istmo.

POETAS EN OAXACA

Elaborar una compilación literaria es, en cualquier caso, un acto arbitrario, lo cual no es pretexto para no intentarlo cuantas veces sea necesario. Para celebrar el Día Mundial de la Poesía (21 de marzo) la Biblioteca Andrés Henestrosa convocó a 64 autores (24 mujeres y 40 hombres), algunos nacidos en Oaxaca y otros de origen foráneo que escriben en tierras oaxaqueñas, para exponer sus escritos seleccionados, a modo de piezas colgantes, en los corredores de la Biblioteca. En palabras de la poeta Araceli Mancilla, quien emprendió la tarea: “No son todos, no son los únicos. Ésta es sólo una muestra libre y abierta. Se ofrenda al público el trabajo de los creadores que, al compartir este espacio común, hasta en la distancia y desde otros países y lugares de México, enviaron sus poemas en español y en algunos casos también en sus lenguas de origen”.

Al recorrer la instalación Poetas en Oaxaca, lo que pudo inferirse es que la poesía de procedencia local ha alcanzado una masa crítica, un grado suficiente de autonomía y originalidad que permite enunciar cierta denominación de origen. En el texto de sala, Mancilla asume el riesgo de caracterizar esta diversidad: “Así, resuena en sus versos la antigua alabanza a la tierra al lado de lenguajes modernos de origen prehispánico. Los recorren reflexiones que van del desconcierto de la existencia a la entrega amorosa. Formulan declaraciones poéticas y establecen filiaciones inusuales con el receptor. Dan cuenta de la violencia feminicida, apuntan al corazón de tradiciones oscuras e ironizan sobre la condición femenina. También, en sus líneas transitan calles devastadas por los desastres naturales y se observa la melancolía y las injusticias que las habitan”.

Y así, el poeta oaxaqueño puede tener veinte años o setenta, ser furibundo o sereno, siempre y cuando acometa una y otra vez la empresa de resignificar la poesía, como lo hace Guadalupe Ángela, una de las exponentes más notables: “Es el sonido de la tecla del espacio / Es la migaja que deja el borrador / Es el dedo con saliva pasando la hoja / Es la carta escrita a mano a tu padre / Es la duda en el semáforo y la mano de quien conduce”. O el buen Charly A. Secas, en su intento, tal vez involuntario, por definir al gremio: “No somos transparentes. / Sólo tenemos huecos / por donde / nos traspasa la luz”.

MONTES VERDES – RAÍCES AZULES

En las tierras cálidas del Istmo de Tehuantepec se encuentra la comunidad de Santiago Niltepec, lugar donde se cultiva y produce el añil, considerado uno de los tres tintes mágicos de Mesoamérica. El equipo del Museo Textil de Oaxaca emprendió un viaje hacia esa localidad para compartir experiencias entre niños, padres de familia y productores.

Durante tres días los participantes escucharon pláticas sobre el proceso de extracción del tinte de viva voz de los productores, quienes compartieron sus conocimientos y experiencias con el público asistente. Entre las voces que se escucharon resaltó la del señor Teódulo, un hombre de mirada firme y orgulloso de su oficio, quien comentó: “El trabajo que realizo es la herencia de mi padre, después de él se dejó de elaborar, hasta ahora que nos organizamos y decidimos retomarlo”. Al finalizar la explicación continuamos con una demostración de diversas técnicas de teñido de reserva para lograr diseños en los lienzos de algodón y playeras que cada niño y niña llevaban. Mientras escuchaban atentos las explicaciones, “… y para lograr estos diseños requerimos doblar la prenda, formando un acordeón o abanico, envolviéndolo para que no se pierda el diseño…”. De pronto interrumpió una voz en el salón: “¡Se parece a un tamal!”. Entre risas y gestos de alegría y un ¡wooooow! de fondo, se percataron de que si doblan su prenda en forma de “tamal” podrían obtener muchas líneas de diseño.

Los participantes desconocían el uso del tinte que se produce en su comunidad, como comentó una madre de familia: “Con mi abuelo y mi papá lo conocí, pero no sabía que podíamos pintar telas y hacer muchas cosas con ellas”. También escuchaban hablar de las pilas (depósitos de agua donde se obtiene el añil) y solamente algunos las conocían puesto que son hijos o nietos de los productores, el resto desconocía el lugar mágico donde se producía la “tinta”, como ellos le llaman.

El taller de teñido tuvo como objetivo enseñar a la propia comunidad las bondades de este tinte, pues paradójicamente la comunidad productora desconoce su uso a pesar de ser de los últimos lugares donde el añil se cultiva y se produce en México. La actividad se llevó a cabo a un costado de las pilas: qué mejor lugar que en el origen de toda esta aventura. En medio de la naturaleza y con grandes ánimos, los participantes pusieron en práctica lo visto en el aula. Poco a poco las prendas se sumergieron en el tinte y la magia se hizo presente al ver pasar sus prendas desde un color verde hasta convertirse en pocos minutos en el azul añil, gracias a la acción del oxígeno.

En cada sesión contamos con la participación de grupos escolares de 5.o y 6.o grado que conforman las tres primarias que existen en la comunidad. Convencidos de continuar con el legado de la producción del añil, por la importancia que tiene en el mundo textil, los participantes se sienten orgullosos de saber que en su localidad se cultiva y produce la tinta con la que comunidades de Oaxaca y México dan vida y color a sus fibras.

VÍA RECREATIVA OAXACA, CALLES ABIERTAS A LA CIUDADANÍA

Durante el mes de marzo de 2017, un grupo de ciudadanos inició un proceso de trabajo colectivo buscando incidir de manera activa y directa en los procesos de planeación y construcción de la ciudad. Así, cada uno, desde sus plataformas de acción ciudadana, instituciones no gubernamentales o colectivos, inició un trabajo articulado en torno a un interés en común: la promoción de la bici como medio de transporte. Grandes aliados se fueron sumando en el camino y así se generó un acercamiento con integrantes de Vive la Calzada, un grupo de vecinos de la Calzada Porfirio Díaz, una de las calles más emblemáticas de la ciudad. Este primer acercamiento significó el inicio de una relación entre organizaciones cuyo punto de partida fue una agenda común en torno al espacio público y la bicicleta.

Como parte de esta visión de ciudad se planteó el rescate del espacio público como un lugar de convivencia. Así, un proyecto que ha figurado de manera intermitente en distintos momentos y plataformas es el de la implementación de una Vía Recreativa. Las partes involucradas coincidieron en un momento clave y tomaron la decisión de empezar a trabajar en ello como un proyecto ciudadano colectivo.

Desde 2016 el Laboratorio Urbano de Casa de la Ciudad había trabajado previamente el tema con el mapeo de actores clave en distintos niveles de gobierno, el diseño de la estrategia para su gestión y con la información técnica que permitió tener un proyecto y presentarlo a integrantes del cabildo municipal a principios del 2017. Posteriormente se les presentó a otros actores involucrados en la organización de esta iniciativa. Una vez generados los acuerdos necesarios, la tarea fue realizar la planeación y logística que permitiera operar el proyecto contando con el apoyo y asesoría de otras organizaciones ciudadanas.

Por su parte, Vive la Calzada ha impulsado un trabajo comunitario desde hace varios años, proceso que le ha valido ser la plataforma más importante de gestión ciudadana para la implementación de la VRO. Vecinos y comerciantes realizaron una gran labor de consenso y organización para recibir a la Vía Recreativa en el espacio público común que habitan y transitan, sumándose, además, con oferta de actividades gratuitas en donde la iniciativa privada jugó un papel importante contribuyendo desde su trinchera.

Finalmente, y gracias a esta gran gestión ciudadana, el Ayuntamiento de Oaxaca se sumó facilitando la participación de diversas áreas que ofertaron actividades. La regiduría de Ecología fungió como enlace y gestoría, convocó la participación de la Comisaría de Vialidad con la presencia de sus elementos, que cada mes implementan el operativo durante las horas que dura el ejercicio, y que genera las condiciones de seguridad necesarias para que la ciudadanía pueda disfrutar libremente del espacio público como un espacio de recreación.

La primera Vía Recreativa Oaxaca se realizó el 2 de abril de 2017, posteriormente se tomó el acuerdo de realizar las subsiguientes el último domingo de cada mes. La ruta que cubre este ejercicio de apertura de calles libres de vehículos motorizados recorre la calzada Porfirio Díaz, la fuente de las Ocho Regiones, hasta avenida Juárez a la altura del parque El llano. A lo largo de este trazo y en un horario de 8:00 a 14:00 horas, la VRO permite que los ciudadanos puedan disfrutar libremente del espacio público que usualmente está destinado para el tránsito de vehículos motorizados. Parte de las actividades que se realizan son paseos en bici, recorridos en patines, patinetas, con mascotas; se pone especial énfasis en sectores vulnerables de la población que pueden hacer uso pleno del espacio como niñas y niños, personas mayores y personas con discapacidad.

Al mes de marzo de 2018 se han realizado 14 ediciones de la Vía Recreativa, contando con la asistencia de más de 70 000 visitantes, y se han ofertado más de 190 actividades culturales, deportivas, de recreación, relacionadas con la salud, entre otras. Además, contamos con servicio de bici-préstamo y servicio mecánico, lo que ha incentivado el uso de la bici.

La VRO es ya un referente para la ciudadanía que asiste cada mes para disfrutar del espacio público de otra manera, libre de vehículos motorizados, posicionando en el imaginario colectivo que las calles son un espacio público que puede y debe ser utilizado por todas y todos y de diferentes maneras.

EL ISTMO DE TEHUANTEPEC TODAVÍA NOS NECESITA, Y MUCHO

El sismo del pasado 7 de septiembre de 2017 afectó muchas poblaciones del Istmo de Tehuantepec, debido a su cercanía con la zona del epicentro. Decidí que compartir una lectura sería una buena manera de ayudar. Considero que toda pequeña contribución suma. La oportunidad se presentó al enterarme de que una de las bibliotecas móviles del Programa Leyendo Ando, Ando Leyendo de la FAHHO estaba visitando esa región desde noviembre.

A poco más de tres meses del sismo, el jueves 14 de diciembre de 2017, camino a San Mateo del Mar, bastó un rodeo para darme cuenta de la magnitud del desastre que causó el sismo: casas completamente destruidas, otras seriamente dañadas, montones de escombro y varillas retorcidas, montones de material de construcción que se está usando para la reconstrucción.

En San Mateo del Mar (pueblo huave o mareño), Jalapa del Marqués y el barrio de Santa Cruz instalamos la biblioteca móvil y compartimos algo de lo visto en el taller Leyendo y Jugando Ciencia –un proyecto del Programa Seguimos Leyendo– con algunos niños y varios grupos de secundaria y bachillerato. Aunque se dice fácil “instalar la biblioteca”, requiere un esfuerzo considerable bajar de la camioneta los libros, exhibirlos en un librero, colocar tapetes para que los niños se sienten o se acuesten a leer, bajar mesas, sillas y si se requiere, bajar el material que se usará en las actividades manuales, y colocar una lona que anuncia que allí está la biblioteca.

Al final del día los promotores de lectura regresan todo para tomar camino hacia la comunidad siguiente. Una vez in talada la biblioteca, ellos leen en voz alta algunos textos, dirigen actividades manuales y juegos, y hasta proyectan películas. En este viaje tuve oportunidad de conocer a Elvis, un niño pequeño que se acercó muy emocionado a mostrarme el pingüino que había hecho con plastilina, cuyo rostro, por momentos, se entristecía al recordar que su papá ya murió.

Al final de esta aventura con la lectura volví agripado, cansado y… agradecido. Agradecido con Edgar y Jonathan por permitir que me uniera a ellos en esas pocas horas; compartir con ellos unos cuantos kilómetros de viaje, compartir asientos, cama, baño, alimentos, y el gusto por la lectura con otras personas. Agradecido también con la vida por tener suficiente energía y ánimo para hacer esto. En el Istmo de Tehuantepec hay mucho por hacer y rehacer, tanto física como emocionalmente, cualquier ayuda de buena fe es bienvenida. Espero volver pronto. Si te animas, avísame, en un descuido podemos ir juntos.

BIBLIOTECA FRANCISCO DE BURGOA

El domingo 8 de abril se llevó a cabo un evento en el Patio de Lectores del Centro Cultural Santo Domingo para dar a conocer a los oaxaqueños el registro en el Programa Memoria del Mundo de México creado por la UNESCO, de la Colección de la Biblioteca Fray Francisco de Burgoa y los manuscritos en lenguas indígenas de la Colección de expedientes en lenguas indígenas de Teposcolula y Villa Alta (1570-1816), conservados en el Archivo Histórico del Poder Judicial de Oaxaca. Para dicho evento se organizó una exposición con algunas de las obras más relevantes de la Biblioteca Burgoa y algunos expedientes del Archivo Histórico del Poder Judicial de Oaxaca.

ESTACIÓN MIO, ¡TODOS A BORDO!

Sin duda, más allá de su importancia histórica, una de las peculiaridades intangibles de la radio ha sido el vínculo emocional que genera con su audiencia. Es este vínculo casi místico el que nos dio los elementos suficientes para considerarla como el medio propicio para compartir la esencia del Museo Infantil de Oaxaca. Convertir al MIO en un “museo parlante” nos abre un cúmulo de posibilidades para compartir los corazones de aquellos ferrocarrileros de cabello cano y manos ásperas, cuyos recuerdos se ven alimentados a través de las ondas de radio, y asimismo nos permite mostrar a jóvenes y niños el valor del patrimonio cultural de Oaxaca.

El trabajo de producción radial requiere tiempo, paciencia, dedicación y suma de voluntades. No son sólo palabras al aire, es la planeación del qué se va a contar y cómo se contará, es tener al frente del micrófono a alguien con la capacidad de modelar su voz para transportar la imaginación de quien lo escuche a los mundos más fantásticos, aquellos que habitan en el límite de la imaginación.

Un grupo de voluntarios con ideas frescas y con estilos propios para el manejo de la palabra se sumó al proyecto Estación MIO. ¡Todos a bordo!, el programa del Museo Infantil de Oaxaca. Este grupo lo conformaron alumnos de la licenciatura en Comunicación de la Universidad Mesoamericana, completando así el equipo técnico y de locución: Sara Cruz, Alam Hidalgo, Melisa Cruz, Saúl Corona, Jesús Matus y Diana Sánchez Pascual.

Durante este primer año de vida, MIO se ha inspirado en el legado de Rodolfo Morales, así como su amor por su natal Ocotlán, sus colores, tradiciones y gatronomía. Desde ese espíritu, cada programa está conformado por las secciones: “Un momento de historia”, “La experiencia en casa” y “Semilleritos”.

En “Un Momento de historia”, los niños conocen desde la vida de Rodolfo Morales hasta la historia de la Antigua Estación del Ferrocarril de Oaxaca. “La experiencia en casa” se inspira en la actividades que MIO ofrece en sus cinco Parcelas de Conocimiento, pero con la intención de propiciar la creación y el juego en los hogares que nos escuchan. “Semilleritos” es una sección basada en el Programa de Educación Ambiental del museo, donde, por medio de consejos, tutoriales o reflexiones los infantes reconocerán el valor del cuidado del medio ambiente.

Haciendo uso de otros recursos radiofónicos, el programa contará con una dramatización que permitirá via- jar en el tiempo o a lugares de Oaxaca usando un tren como vehículo. Reconociendo el valor del tren, compartiremos datos ferrocarrileros que nos adentrarán en ese mundo.

Llegó la hora de partir en este camino lleno de satisfacciones infinitas, bienvenidos a la Estación MIO, ¡todos a bordo!

Escúchanos a través del 96.9 de FM de CORTV Radio.

CARTILLAS EN LENGUAS INDÍGENAS DEL CONVENIO SEP-ILV

Ante los complejos procesos del México posrevolucionario, el gobierno de Lázaro Cárdenas (1934-1940) impulsó polémicas políticas públicas como la nacionalización del petróleo, nuevos equilibrios con la Iglesia católica y la educación socialista. En esos frentes encontró un inesperado aliado en William Cameron Townsend, misionero protestante estadounidense que tuvo la iniciativa –novedosa para su tiempo– de traducir la Biblia a lenguas indígenas.

La aparente contradicción con los valores nacionalistas, socialistas y laicos del cardenismo fue superada por objetivos comunes. En el gobierno prevalecía el indigenismo, postura política e intelectual que busca la incorporación de los pueblos indígenas al Estado moderno, y que en ese entonces veía a la diversidad cultural y lingüística del país como obstáculo para el desarrollo. Había quienes proponían la castellanización directa, pero prevalecieron opiniones que consideraban más efectivo y benévolo alfabetizar primero a los hablantes de lenguas indígenas en sus propios idiomas. Justo en eso tenían experiencia Townsend y su equipo, quienes apoyaron ésa y otras políticas desarrollistas y nacionalistas del gobierno.

Surgió así el Instituto Lingüístico de Verano (ILV), institución religiosa dedicada a la lectoescritura en lenguas indígenas, cuyo nombre remite a sus sesiones veraniegas de capacitación. Con Cárdenas, y en las siguientes administraciones, el ILV desarrolló una relación de mutuo beneficio, pues el gobierno mexicano estaba comprometido con la educación bilingüe pero carecía de propuestas educativas y capacidades operativas adecuadas. El personal del ILV aprendía y describía las lenguas, desarrollaba procesos y materiales de alfabetización con temas laicos y también le era permitido concretar su principal misión religiosa: dar acceso a la lectura de la palabra de Dios en las diferentes lenguas indígenas.

En 1951 se formalizó un convenio entre el ILV y la Dirección General de Asuntos Indígenas de la Secretaría de Educación Pública. El ILV se comprometió a capacitar a maestros bilingües y a desarrollar cartillas y otros materiales en lenguas indígenas para promover la lectoescritura y fomentar valores patrióticos, educativos, desarrollistas y morales. A cambio, el gobierno facilitó la estancia y el trabajo de los misioneros. Tareas similares fueron desarrolladas por el ILV en muchos países.

En la década de 1970 una nueva generación de antropólogos, influidos por el desencanto ante el gobierno tras la masacre de Tlatelolco, empezó a criticar aspectos del indigenismo precedente, entre ellos la labor del ILV, por considerar que fomentaba la pérdida de valores culturales de las comunidades y causaba divisionismo. En 1979 se dio por terminado el convenio, pero el ILV continúa trabajando en México hasta el presente. Su labor forma parte central de casi cuatro décadas de políticas lingüísticas del Estado mexicano. Aunque polémica por sus aspectos religiosos, resulta esencial conocer la labor lingüística del ILV para analizar sus aportaciones y desaciertos y para conocer la historia de la escritura en lenguas indígenas en el siglo XX.

La Biblioteca de Investigación Juan de Córdova cuenta con una colección de más de 1 300 cartillas de alfabetización del ILV, de la cual unas 570 son del periodo del convenio SEP-ILV. Cuenta también con ejemplares raros por su antigüedad y escasez, pues se publicaban en tirajes muy pequeños.

PRESENTACIÓN DE LOS INSTRUMENTOS DE CONSULTA DEL ARCHIVO GENERAL DEL ESTADO DE OAXACA

A más de tres décadas de concebir el proyecto por quienes en su momento se preocuparon por el destino de la memoria institucional de Oaxaca y después de seis años de trabajo conjunto entre el Gobierno del estado, la Fundación Alfredo Harp Helú Oaxaca, Adabi de México y un grupo de jóvenes entusiastas que se capacitaron en la organización y conservación de los archivos históricos, es de celebrar la presentación de las guías documentales de los Fondos Gobierno, Hacienda, Justicia, Milicia y Registro Civil del Archivo General del Estado de Oaxaca (AGEO).

El 12 de febrero se presentaron en las nuevas instalaciones del AGEO los instrumentos de consulta, guías e inventarios, que representan un instrumento de control institucional en niveles primarios de descripción y organización que permiten acceder a los testimonios sobre el pasado de Oaxaca. Son el resultado del rescate integral de documentos, y al publicarlos brindan la información necesaria para el conocimiento del contenido del acervo. Las guías proporcionan información general sobre la procedencia, volumen, ordenación, otros instrumentos disponibles y el periodo que abarca cada uno de los grupos documentales, además de una breve descripción de los mismos.

Adabi reconoce el esfuerzo de la Dra. María Isabel Grañén Porrúa, don Alfredo Harp Helú, la Dra. Stella María González Cicero, Jacobo Babines López, María Oropeza Orea y Fernanda Blásquez Blázquez por ese proyecto monumental y, desde luego, de cada una de las personas que se comprometieron con el proyecto tanto en las áreas de gestión, de organización y de estabilización; también de quienes además de su labor cotidiana se dieron el tiempo necesario para coordinar las guías e investigar la historia institucional de Oaxaca, Ana Luz Ramírez Sánchez, Maira Cristina Córdova, Jacobo Babines y Rogelio Cortés Espinoza.

Destaca la terminación del trabajo de descripción documental a la par del trabajo de rescate y estabilización, como menciona la Dra. Ángeles Romero Frizzi, “los documentos no sólo están hechos de papel, de letras y términos legales, sino de girones de vida de aquellos que nos precedieron en el tiempo”.

Agradecemos también al Mtro. Manuel Esparza Camargo, a la Dra. María de los Ángeles Romero Frizzi y al Mtro. Guillermo Rangel López, quienes nos han apoyado para presentar las guías, ya que con sus intervenciones nos han confirmado la importancia de estos instrumentos, pues en ellos se registra la memoria de Oaxaca como parte del patrimonio nacional.

TALLER DE TRADUCCIÓN EN LENGUAS INDÍGENAS

Ja “Indio” y’ää y’ayuujk
Jatu’uk’oojk ja’y ja “Akäts” y’akmëkäjpxä’än

Jaa o’kp te’ep jam määtëp mää ja tëjk te’ep meets mkojäntëp
jaa o’kp te’ep ja jyujky’äjtën tnëjënpejtëp jam mää ja etën te’ep meets m’akjotkëtäktëp
jaa o’kp te’ep yë totk kyoots’äjtën kyuno’ktëp, o’kptëjk mëte’ep jepykoots jä’tëp jëts ja ujts nëëj t’uukt mëët meets, aya’aky
te’n tam ja tyujn ojts myastu’utyën, japety jëte’n ¡aktänt, meets japye’kxy,
ja tsënaypaajt mää ja kujëën kutëjk tsyëna’atyën… jëts te’n meets xmëto’otët
ku tkaskäjxptët xë’n ja o’kptëjk ja tsep mëët x’akwä’äk’eyët!

Traducción al mixe de Ayutla
Retornos del “Discurso del ‘Indio'”. Para Mahmud Darwish. Ed. Silvana Rabinovich México: UNAM, IIFL: Apofis, 2017.

NUEVOS DATOS SOBRE EL INICIO DE LA INGENIERÍA AGRÍCOLA EN LA MIXTECA ALTA

A cualquiera que visite la exposición Ñuu Dzahui. Señores de la lluvia en Palacio Nacional (abierta hasta junio de este año), y camine entre los cientos de piezas arqueológicas y documentos antiguos expuestos, no le quedará duda de que aquella era una cultura con un gusto artístico, maestría técnica y refinamiento extraordinarios. Era, a la llegada de los españoles, una de las regiones más desarrolladas y también más pobladas de Mesoamérica. En sus palacios y templos se pintaron los libros más hermosos del continente, tanto históricos como adivinatorios. Allí también se escuchaba el lenguaje metafórico especial usado por los gobernantes cuando hablaban de sus ancestros, cuyos linajes regresaban hasta los míticos albores del Posclásico.

Lo que no vemos en la exposición es la enorme inversión de mano de obra campesina en el manejo de la tierra y la manipulación del paisaje que hizo posible la producción de los alimentos que sostenía esta fina cultura palaciega. Como ya señalaron los antropólogos desde la década de 1960, los mixtecos de la Mixteca Alta usaron una ingeniosa ingeniería agrícola que aprovechaba los suelos erosionados que bajaban por las grandes barrancas a los valles para crear terrazas altamente productivas en donde se cultivaba, y se sigue cultivando en ocasiones, el llamado maíz de cajete, un maíz que puede germinar con la humedad residual del año anterior, por lo que se siembra a partir de la Candelaria (2 de febrero). La escala de este sistema era realmente monumental. Las miles de terrazas creadas así se extendían a veces por kilómetros, los escalones pueden alcanzar varios metros y sus suelos llegaban a tener a veces más de diez metros de profundidad. Como es también sabido, el colapso de la población, a raíz de las epidemias ocurridas durante el primer siglo de la época colonial, causó el abandono y la destrucción de gran parte de este sistema, del cual podemos encontrar restos por doquier, a veces todavía en uso. Fray Francisco de Burgoa, en la segunda mitad del siglo XVI, expresó su asombro por la extensión y amplitud de los sistemas aún visibles en muchas partes de la Mixteca.

Sin embargo, entre los estudiosos quedan dudas sobre el origen y la antigüedad de este avanzado sistema de ingeniería agrícola y el momento en que surgió el maíz de cajete. Recientemente, un equipo de arqueólogos encontró evidencias de que el origen del sistema es más antiguo de lo que se pensaba, lo que genera la posibilidad de que estuviera relacionado con una de las revoluciones más importantes en la vida mesoamericana: la transición definitiva a la vida sedentaria durante el periodo llamado Formativo Temprano, entre 2000 y 1500 a.C.

Actualmente, durante los años 2008 a 2011, con el apoyo de la Fundación Nacional de Ciencias de Estados Unidos y de la Fundación Alfredo Harp Helú Oaxaca, un equipo de arqueólogos dirigido por Stephen Kowalewski hizo un extenso estudio de la presencia humana en la cuenca de Coixtlahuaca, una parte árida en el noreste de la Mixteca. Cuando uno atraviesa los caminos de esta región llaman la atención las profundas barrancas creadas por la erosión causada por el abandono de las terrazas en la época colonial. Cerca del pueblo de Coixtlahuaca, en la barranca Sandage, David Leigh, Shephen Kowalewski y Genevieve Holdridge, de la Universidad de Georgia, notaron un corte excepcionalmente profundo que permitió estudiar la formación de una terraza desde su primera formación sobre la roca madre hasta la capa correspondiente a la temprana época colonial. Pequeños trozos de carbón atrapados en el sedimento que conformó el relleno permitieron fechar con precisión el desarrollo de esta terraza.

La técnica de fechar materiales orgánicos con base en la cantidad de carbono radioactivo (C14) que contienen alcanza hoy una gran precisión gracias a una fina calibración con otros datos. Las fechas más antiguas encontradas en la base de la terraza indican claramente que su construcción inició hace 3400 -3500 años, varios siglos antes de lo que se pensaba. La distribución de las fechas indica, además, que al iniciar la construcción la barranca ya había cortado los suelos del fondo del valle, por lo que éstos perdieron agua y nutrientes. Por lo tanto, es posible que el sistema de terrazas se desarrollara para reconectar las barrancas erosionadas con el fondo de los valles, creando así un sistema agro-pluvial integrado y muy productivo que funcionaría durante miles de años y, en algunos lugares de la Mixteca, sigue produciendo. Lo que convierte todo esto en un dato interesante es que ubica el origen de esta técnica en el periodo conocido como Formativo Temprano, el cual inicia entre 4 000 y 3 200 años atrás, y que se caracteriza no sólo por un primer uso generalizado de la cerámica y una agricultura de maíz más intensiva, sino, sobre todo, por la transición definitiva a la vida sedentaria, quizás en parte incentivada por la labor necesaria en la construcción de esta magna obra paisajística.

UN HIPIL QUE REVERDECE


El pasado mes de enero, el Museo Textil de Oaxaca reconoció el trabajo de la Dra. María Candelaria May Novelo, directora de la Escuela Primaria Estatal No. 305 “Ignacio Allende”, en la comunidad maya Dzitnup, Valladolid, Yucatán. En Dzitnup, la lengua y las expresiones culturales se mantienen vivas, pese a que hoy en día la comunidad se encuentra influenciada, como muchas otras, por la cultura occidental, lo que se refleja en el cambio de la vestimenta entre los jóvenes, quienes sólo utilizan su indumentaria tradicional en las festividades patronales o eventos especiales. La iniciativa que propuso la directora María Candelaria fue el uso del hipil entre las niñas y la ropa blanca entre los niños. Fue así como impulsó desde su llegada a la escuela, en 2012, el uso de la indumentaria a modo de uniforme escolar. En un principio era ropa que podía llevarse los días lunes para iniciar la semana. A raíz de un concurso de escoltas en donde se resaltó el uso del hipil, medios digitales e impresos hicieron eco de la iniciativa, reforzando así la identidad maya entre la comunidad estudiantil.

Los rasgos culturales, como la lengua y el vestido, se han impulsado entre los estudiantes, profesores y padres de familia a través de la visita de abuelos de la comunidad para narrar temas propios de su cultura. De igual forma, han invitado a escritores mayas para fomentar así la lectura y la escritura en su lengua. Los padres de familia tienen una vinculación importante con la escuela y las actividades de sus hijos. En muchas ocasiones las madres asisten también con hipiles a eventos escolares a partir de la iniciativa.

Esta acción forma parte de un plan de mejora a partir del diagnóstico realizado en la escuela. El plan se centra en ocho ejes transversales: cultura maya e identidad, derechos humanos, interculturalidad, desarrollo humano, educación ambiental, trabajo cooperativo, cultura de paz y pedagogía Freinet. Estas acciones se entrecruzan con el proceso de reivindicación que la directora María Candelaria inició tiempo atrás. Ella mencionó que en los últimos años se han experimentado mayores niveles de conciencia en una sociedad en donde la discriminación y el racismo cultural se han normalizado. Para ella la escuela debe ser considerada como la forma de vida de la comunidad, es decir, la escuela debe transmitir aprendizajes y valores, y reforzar la identidad, lo que llevará a los alumnos a utilizar y mejorar sus capacidades en beneficio tanto de su comunidad como propio.

La identidad como narrativa emocional admite reconocerse en un plano individual: ¿quién soy?, y en un plano colectivo: ¿quiénes somos?, lo que motiva a participar de forma activa en las expresiones culturales dentro de la comunidad a la que se pertenece. También motiva a reconocer la lengua, el vestido, el territorio y las costumbres que se comparten, permitiendo así reforzar la identidad individual y colectiva, en este caso, del pueblo maya.

PASSAGES: ESPACIOS DE TRANSICIÓN EN LAS CIUDADES

La Casa de la Ciudad inauguró la exposición Passages, una muestra reducida que fue presentada inicialmente en París en 2016 por el Instituto para la Ciudad en Movimiento, sobre los espacios de transición en las ciudades del siglo XXI. El objetivo es sensibilizar sobre lo extendido y diverso de las barreras en las metrópolis, entender los desafíos de valorizarlas y presentar perspectivas innovadoras de arquitectos y urbanistas acerca de este tema.

Como actividad de inauguración se presentó la conferencia Mínimas intervenciones, máximo impacto, impartida por el arquitecto Andrés Borthagaray, director para América Latina del Instituto para la Ciudad en Movimiento. En entrevista, habló acerca del significado de los pasajes y su importancia en tanto que permiten moverse de un modo de transporte a otro y de un ambiente urbano a otro en las ciudades contemporáneas, que son cada vez más grandes y están fragmentadas por autopistas, vías de ferrocarril o barrios cerrados:

Para realizar intervenciones urbanas que tengan un impacto importante no es necesario que sean extremadamente costosas en tiempo ni en dinero. Uno puede hacer pequeñas intervenciones con un gran impacto. Ése es el objetivo de la exposición, por un lado conceptualizar la idea sobre lo que hablamos cuando hablamos de pasajes: como una posibilidad de ofrecer una transición de un lugar a otro pero no sólo desde un punto de vista físico, sino también desde el punto de vista social. La ciudad con barreras que separan y segregan es distinta a la ciudad que integra. En ese sentido, el pasaje puede jugar un rol importante  […]. Muchas veces las políticas públicas ponen más atención a los grandes ejes de infraestructura que unen puntos extremos, que a las situaciones creadas en los lugares que atraviesan, y muchas veces los atravesados pertenecen a una población vulnerable. Aquí también hay un desafío de cómo se gobierna un lugar de transición […]. Al pasaje del siglo XXI habremos de darle una carta de nobleza, jerarquizarlo como un instrumento posible de intervención, tanto desde el punto de vista urbano como el punto de vista humano. Como una posibilidad para que la población de distintas partes, en vez de quedar aislada, se pueda integrar. Hay que reinventar los pasajes.

La exposición estará en curso hasta mediados del mes de mayo en la Casa de la Ciudad y puede visitarse de lunes a domingo. La entrada es libre. Para más información visita la página de la Casa de la Ciudad.

ENSAYOS, PRUEBAS Y MUESTRAS EN LOS TIMBRES POSTALES DE MÉXICO 1856–2007

En el marco del vigésimo aniversario del Museo de la Filatelia de Oaxaca, la sala de exposiciones temporales Hidalgo Azul alberga una destacada colección del filatelista Enrique Trigueros Legarreta, presidente del MUFI desde su fundación en 1998.

Ensayos, Pruebas y Muestras en los timbres postales de México: 1856–2007 es una colección que reúne una gran variedad de piezas postales que nos dan idea de los procesos de elaboración de los timbres. Abarca desde las propuestas de diseño, las técnicas de grabado, las dimensiones, el tipo y el color del papel sugerido, filigrana o marcas de agua, gomas, la sugerencia de tintas para la impresión, hasta la opción de perforación o ruleteado que tendrá la estampilla que será puesta en circulación.

Para el filatelista Trigueros, el primer objetivo al iniciar su colección fue tener un timbre de cada una de las emisiones de México, después coleccionar variedades de perforación, de color, errores, ensayos, pruebas, muestras y Distritos.

Algunas de las piezas de esta colección se han mostrado en la Corte de Honor de exhibiciones filatélicas de MEPSI (Mexico Elmhurst Philatelic Society Internacional), así como en distintas exposiciones filatélicas internacionales. Sin embargo, es la primera vez que se presenta completa. Además de su valor histórico y artístico, cabe mencionar que, por la calidad de las piezas y su rareza, la colección especializada es considerada la más importante de México.

En filatelia, los ensayos son un intento: un diseño de estampilla propuesto y presentado a las autoridades postales, pero no aceptado. La pruebas son impresiones “de progreso” que permiten apreciar el avance del grabador y las impresiones finales, las pruebas de dado tomadas de un dado grabado, recién terminado, antes de duplicarlo en un plato o piedra, así como las impresiones de placas tomadas antes de proceder a la impresión verdadera y las pruebas de color en la tinta aprobada oficialmente antes de iniciar la impresión final. Las muestras son las primeras copias impresas de las nuevas emisiones entregadas a la Unión Postal Universal, UPU, para su distribución a los países miembros con fines de identificación, y para los archivos, así como para su distribución, en ocasiones, a los administradores de correo por razones similares.1

Admira las piezas postales que nos contextualizan en el periodo Clásico de la filatelia mexicana, que comprende las primeras emisiones en 1856, pasando por los periodos Antiguo, Revolucionario y Moderno, este último iniciado en 1924 hasta principios de nuestro siglo.

Visita la exposición que otorga una mirada distinta y poco abordada en la filatelia.

1 R. J. Sutton. The Stamp Collector’s Encyclopedias: The standard reference work on stamps of all nations and eras. ARC Book. Estados Unidos, 1973.

TELAR DE SAN PEDRO AMUZGOS

PALABRAS QUE TEJEN

… en la parte superior del cuerpo se ponen un guipil que ellas hilan y tejen de algodón, les abraza de los hombros a la rodilla, lo visten por la cabecera que tiene una abertura, y la correspondiente abajo, y el lugar de los brazos tiene ojo sin mangas, este guipil no lo fajan; por naguas se ponen unas telas que ellas tejen de algodón, y tiñen sus hilos con división de partes, como es grana, añil y varias cáscaras de los árboles que producen tintas firmes, que sólo ellos conocen, y hechos estos beneficios forman dicha tela de distintos colores bien repartidos, y sin beneficio ninguno del sastre, se la envuelven y con una faja se la afirman a la cintura, y les alcanza a más de media pierna.
Relación de San Pedro Amuzgos, 1777-1778

San Pedro Amuzgos es uno de los pueblos más importantes de las comunidades amuzgas que habitan el suroeste de Oaxaca y sureste de Guerrero. También es reconocido como uno de los pueblos con mayor vitalidad en la producción de textiles finos en Oaxaca. Las tejedoras, que viven en las agencias y barrios alrededor de la cabecera, son sumamente hábiles y producen huipiles para la vestimenta local; para otros pueblos vecinos, como Santa María Zacatepec (véase Boletín FAHHO núm. 19), y desde mediados del siglo XX, para el mercado turístico. En la década de 1950, las tejedoras de San Pedro desarrollaron diseños florales de múltiples colores inspiradas en fuentes impresas. En consecuencia, la producción de huipiles (che) con diseños estrictamente geométricos (che kíndë yo kityintye’, ‘huipil bordado con gusanos en curva’) decayó de forma significativa. Estos huipiles adornados con grecas eran, por lo general, monocromáticos y brocados en rojo usando tintes sintéticos (anteriormente, según la relación geográfica citada, grana cochinilla). Las tejedoras ocasionalmente incorporaban hilos morados (de caracol púrpura traídos de Pinotepa de Don Luis o teñidos con “pastillas” de anilinas) y/o hilos azules (de añil o colorantes sintéticos). Por esas fechas también empezaron a aplicar listones industriales de rayón sobre las uniones de los lienzos del huipil (che jñ’ò). Compraban sus posahuancos (ndiáxjo) a las tejedoras de Sayultepec, pero sólo los ocupaban en días festivos o para ir a la iglesia. A diferencia de la vestimenta colorida de las mujeres, los hombres se vestían con un cotón (kotôn) y calzón (kotyo) totalmente blancos y sin elementos decorativos, a diferencia de los cotones amuzgos provenientes de la región de Ometepec que incorporan diseños de gasa sobre los hombros y mangas, o de los cotones rayados o bordados de los pueblos mixtecos aledaños. Compraban el algodón blanco de pueblos vecinos como Mártires de Tacubaya o Santa María Ipalapa para hilarlo a mano usando un malacate que adquirían en Jamiltepec. También aprovechaban otras fibras como la seda, probablemente proveniente de la Mixteca Alta, y la “yacua” (tzje ́ ́), la cual se extrae de la corteza del pochote (Ceiba sp.) o itayata blanca (Bombax sp.).

San Pedro Amuzgos es Tzjónnoà en la lengua local, que se podría traducir como el ‘pueblo de la trama gruesa de cabos torcidos’, lo que refuerza la vinculación entre los tejidos y la identidad colectiva. En 1974 dos lingüistas del Instituto Lingüístico de Verano (ILV), Cloyd y Ruth Stewart, llega- ron al pueblo para documentar y producir un diccionario amuzgo-español que fue publicado muchos años después (2000); en él registraron por primera vez varios términos asociados al telar. Después de trabajar con el ILV y otros académicos, un lingüista originario de San Pedro, Fermín Tapia, desarrolló una ortografía alternativa a la de los Stewart y la publicó en 1999. En este texto retomamos sus convenciones ortográficas para escribir su lengua.

A diferencia de la década de 1950, hoy en día es raro ver un huipil en el uso cotidiano. Las tejedoras de las agencias y barrios están desapareciendo y hay pocas jóvenes que quieran aprender el arte del telar. El hilado a mano casi se ha extinguido por completo. Aun así, durante los días festivos casi todas las mujeres se visten con huipiles extraordinarios, incluso en el estilo geométrico tradicional. El año pasado un artista textil originario de San Pedro, Odilón Merino, fundó un espacio en la población dedicado a la conservación, enseñanza y promoción de los tejidos amuzgos con el nombre de Centro Cultural Amuzgos – Casa de la Madre Tierra (B’áTyua). Inspirado en parte por el Museo Textil de Oaxaca, este centro funge como un museo para los tejidos de la región, con talleres y demostraciones de técnicas que buscan inspirar a las nuevas generaciones de tejedoras y tejedores. Gracias a Odilón, con la ayuda de Fermín Tapia, presentamos los términos amuzgos asociados al telar, con la esperanza de que estos trabajos de documentación sirvan para preservar e impulsar el arte textil en San Pedro Amuzgos.

LOS LIENZOS DE QUIAVICUZAS

Un sol rojo, con rostro, cuya posición en el cuadro señala el oriente. Al centro hay figuras humanas con nombres propios que indican antepasados y dinastías. Caminos. Hileras de pies que nos recuerdan que todo grupo humano, alguna vez, llegó desde otro lado. Un arroyo. Pequeños templos católicos novohispanos. Cruces. Montañas. El conjunto de imágenes determina una geografía y al mismo tiempo cuenta una historia. También autentifica la posesión de un pueblo sobre un territorio delimitado.

Los lienzos comunales fueron generalmente producto de un litigio por tierras entre dos comunidades. Si dos pueblos se disputaban la posesión del mismo paraje, una autoridad judicial del virreinato debía zanjar la cuestión. Tras escuchar alegatos se tomaba una decisión, se deslindaban los terrenos y se elaboraba un documento pictográfico sobre una tela. La imagen sería usada en los siglos posteriores como un acta que certifica cierta forma de tenencia colectiva que sobrevivió a la conquista y que los pueblos originarios llamaron “el común”; la misma que, después de la revolución y la reforma agraria, conocemos como propiedad comunal. Cuatrocientos años después, los lienzos aún tienen valor legal. Fueron diseñados para colocarse en el suelo y observar la tela desde ahí, como si se mirasen las tierras desde una montaña colindante.

Las autoridades comunales de Santiago Quiavicuzas, pequeño poblado zapoteco ubicado en la Sierra Sur de Oaxaca, custodian dos lienzos del siglo XVI. En febrero de 2017 solicitaron apoyo a la Biblioteca Francisco de Burgoa (UABJO), que en conjunto con la Fundación Alfredo Harp Helú y el Instituto Nacional de Antropología e Historia auspician el proyecto Conservación y Restauración de Documentos de comunidades del Estado de Oaxaca. El trabajo quedó a cargo de María del Refugio Gutiérrez, del Taller de Restauración FAHHO, licenciada en restauración por el INAH.

Lo que siguió fue un trabajo interdisciplinario. Es necesario conocer el lienzo, “saber qué necesita, de dónde viene y a dónde va”, nos dice María del Refugio. El Instituto de Física de la UNAM realizó pruebas de termoluminiscencia y de falso color para determinar la fecha de elaboración y los materiales utilizados. El Laboratorio de Biología de la Coordinación de Patrimonio Cultural del INAH realizó estudios sobre las fibras. Aún se lleva a cabo un análisis histórico a partir de la iconografía y las inscripciones. Los datos se entrecruzan para elaborar un estudio completo. Los lienzos de Quiavicuzas fueron tejidos con algodón en telar de cintura, coloreado con añil, grana cochinilla, negro de humo, óxidos de hierro y un amarillo que aún no ha sido identificado.

Durante la restauración se limpia la tela, se eliminan las deformidades producidas por dobleces, se reparan los desgarres. Los nudos se desbaratan y los hilos se vuelven a entretejer con lupa y con una extraordinaria minuciosidad mecánica. Finalmente las telas se colocan extendidas en vitrinas de madera que protejan el documento sin impedir la exhibición.

El 28 de noviembre de 2017 en la Biblioteca Burgoa, la doctora María Isabel Grañén Porrúa entregó los lienzos restaurados a las autoridades comunales de Santiago Quiavicuzas. En palabras de María del Refugio: “El mejor lugar para estos documentos es su casa. Nosotros les ayudamos a regresar”.

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