Boletín FAHHO No. 24 (May-Jun 2018)

MONTES VERDES – RAÍCES AZULES

Adriana Sabino

En las tierras cálidas del Istmo de Tehuantepec se encuentra la comunidad de Santiago Niltepec, lugar donde se cultiva y produce el añil, considerado uno de los tres tintes mágicos de Mesoamérica. El equipo del Museo Textil de Oaxaca emprendió un viaje hacia esa localidad para compartir experiencias entre niños, padres de familia y productores.

Durante tres días los participantes escucharon pláticas sobre el proceso de extracción del tinte de viva voz de los productores, quienes compartieron sus conocimientos y experiencias con el público asistente. Entre las voces que se escucharon resaltó la del señor Teódulo, un hombre de mirada firme y orgulloso de su oficio, quien comentó: “El trabajo que realizo es la herencia de mi padre, después de él se dejó de elaborar, hasta ahora que nos organizamos y decidimos retomarlo”. Al finalizar la explicación continuamos con una demostración de diversas técnicas de teñido de reserva para lograr diseños en los lienzos de algodón y playeras que cada niño y niña llevaban. Mientras escuchaban atentos las explicaciones, “… y para lograr estos diseños requerimos doblar la prenda, formando un acordeón o abanico, envolviéndolo para que no se pierda el diseño…”. De pronto interrumpió una voz en el salón: “¡Se parece a un tamal!”. Entre risas y gestos de alegría y un ¡wooooow! de fondo, se percataron de que si doblan su prenda en forma de “tamal” podrían obtener muchas líneas de diseño.

Los participantes desconocían el uso del tinte que se produce en su comunidad, como comentó una madre de familia: “Con mi abuelo y mi papá lo conocí, pero no sabía que podíamos pintar telas y hacer muchas cosas con ellas”. También escuchaban hablar de las pilas (depósitos de agua donde se obtiene el añil) y solamente algunos las conocían puesto que son hijos o nietos de los productores, el resto desconocía el lugar mágico donde se producía la “tinta”, como ellos le llaman.

El taller de teñido tuvo como objetivo enseñar a la propia comunidad las bondades de este tinte, pues paradójicamente la comunidad productora desconoce su uso a pesar de ser de los últimos lugares donde el añil se cultiva y se produce en México. La actividad se llevó a cabo a un costado de las pilas: qué mejor lugar que en el origen de toda esta aventura. En medio de la naturaleza y con grandes ánimos, los participantes pusieron en práctica lo visto en el aula. Poco a poco las prendas se sumergieron en el tinte y la magia se hizo presente al ver pasar sus prendas desde un color verde hasta convertirse en pocos minutos en el azul añil, gracias a la acción del oxígeno.

En cada sesión contamos con la participación de grupos escolares de 5.o y 6.o grado que conforman las tres primarias que existen en la comunidad. Convencidos de continuar con el legado de la producción del añil, por la importancia que tiene en el mundo textil, los participantes se sienten orgullosos de saber que en su localidad se cultiva y produce la tinta con la que comunidades de Oaxaca y México dan vida y color a sus fibras.

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