EL DIABLO EN SU JARDÍN

El 24 de enero, a los 78 años, murió Ramón “el Diablo” Montoya, leyenda del beisbol mexicano. Aunque conectó 1692 imparables, el ídolo de los Diablos Rojos del México dependió de su magnético guante. Sus estadísticas y sus atrapadas justificaron la definición que “el Mago” Septién encontró para el beisbol: “matemática oscura, ballet sin música”.

Uno de los mayores atractivos de este “deporte exacto, que construye monumentos y destruye catedrales” es el campo en que se juega. Las bases trazan un diamante, con un montículo en el centro; más allá, están los jardines. Como Ulises, el bateador debe sortear obstáculos para volver a casa.

Durante la mayor parte del siglo XX, la Ciudad de México contó con ese territorio en el Parque Deportivo del Seguro Social, que tenía el atractivo adicional de colindar con una avenida sin semáforos, lo cual permitía que “el Mago” Septién dijera cada vez que un home run abandonaba el estadio: “Automovilistas que circulan por el Viaducto, ¡hay un bólido en su camino!”.

En los años sesenta y setenta del siglo pasado, el dueño del jardín central fue “el Diablo” Montoya. Nacido en Mexicali, en 1940, el pelotero ganó su mote en la infancia por otra clase de lanzamientos. Le aventaba bolas de lodo a los enamorados que se besaban en la Laguna de la Huistera, desatando el rumor de que ahí el Diablo andaba suelto. Años después descubriría el extraño edén del beisbol, donde se cultivan números y se depende de la entrega y la disciplina. Montoya se retiró después de disputar 1498 partidos, con un promedio de bateo de .316 y habiendo conquistado los campeonatos de 1968, 1973, 1974 y 1976.

Los héroes del deporte son dramáticamente transitorios. También lo son los lugares donde ofician, sobre todo en la Ciudad de México, entregada a la especulación. Cada vez que un predio importante se libera, sabemos que ahí se alzará un centro comercial. Tarde o temprano viviremos dentro de un shopping mall.

El Parque del Seguro Social, antes Parque Delta, fue sustituido por una mole del consumo. ¿Puede la memoria recuperar proezas en ese anodino recinto de la compraventa? En una ocasión, Osvaldo Soriano le contó a Eduardo Galeano su visita a un supermercado que había sido una cancha de futbol y trató de reproducir una jugada memorable en medio de las verduras y la carne molida. Tratemos de pensar de esa manera para sobreponernos al prepotente emporio de las franquicias y las marcas y procuremos que un fantasma tenga su oportunidad. Según cuenta el erudito Alejandro León Cázares, el 11 de agosto de 1963 los Sultanes de Monterrey salieron al campo a disputar contra los Diablos Rojos del México. ¿Es posible sentir hoy, entre la quincalla expuesta en los aparadores, la presencia de esas heráldicas escuadras? Supongamos que así es.

El partido estaba 9 a 6 a favor de los Diablos cuando los Sultanes embasaron a tres jugadores. No sólo el empate, sino la temida voltereta estaba a la vista. Además, el bateador de turno era el contundente Héctor Espino. El toletero de Chihuahua se situó en la zona de home (ahora, ahí se venden pays de queso… en lo que fue la primera base hay cajeros automáticos… los jardines son un supermercado…). El enviado del destino golpeó el aire con el bat, en ritual anuncio de su poderío. Un silencio sagrado enfrió la casa de los demonios. Ciertas cosas comienzan antes de suceder y la inminencia de la tragedia se insinuaba en las gradas. Nadie se atrevía a masticar pepitas.

Espino conectó un batazo poderoso. La pelota se alzó rumbo al fondo del jardín, hoy convertido en una papelería industrial. En el sitio exacto donde por ironía de la modernidad ahora se venden “cajas de archivo”, “el Diablo” demostró que el beisbol es el único deporte que incluye jugadas fuera del estadio: la pelota ya estaba al “otro lado” cuando él chocó contra la barda para atraparla en forma inverosímil, cayó a tierra, la cedió a Héctor Rodríguez para que consiguiera otro out, y perfeccionó su hazaña desmayándose sobre el césped, hoy cubierto de pegosteosas manchas de helado de yogur.

La Ciudad de México ha sido destruida por los mercaderes, pero en el resistente bastión de la memoria “el Diablo” aún juega en su jardín.

Publicado en el periódico Reforma el 9 de febrero de 2018, agradecemos a Juan Villoro su autorización para publicarlo en el Boletín FAHHO.

PROYECTO PARA VIVEROS TECNIFICADOS

Por el compromiso que tiene con el medio ambiente de la entidad que posee la mayor biodiversidad del país, la Fundación Alfredo Harp Helú Oaxaca desarrolló el Proyecto de Rehabilitación, operación y producción de planta en viveros tecnificados, con el que se rehabilitaron tres viveros en la región de la Mixteca, uno en la región Cañada, uno en la región de la Sierra Sur, uno en la región de la Sierra Norte y otro más en la región de Valles Centrales, en donde se producen tres millones de árboles de especies de clima templado-frío, clima tropical, nativas y frutales. La finalidad es apoyar los programas de reforestación social en el estado durante el próximo ciclo de lluvias y fomentar buenas prácticas que fortalezcan las acciones ante los efectos del cambio climático, en el escenario de la pérdida de veinte mil hectáreas anuales de bosques y selvas en el estado.

La reforestación social es la participación voluntaria por parte de las comunidades, autoridades agrarias, organismos de la sociedad civil, asociaciones e instituciones ambientales y forestales para realizar los trabajos de restauración y conservación de los ecosistemas. Esto permitirá dar sostenimiento a la biodiversidad e incrementará la captura de carbono, lo cual facilitará la formación y protección de suelos, contribuirá a la mitigación de daños y desastres naturales y regulará los ciclos del clima y del agua.

La producción de árboles, la reforestación social, la suma de esfuerzos y la sinergia de todos los actores son una gran contribución para la conservación y protección del gran patrimonio natural que poseemos los oaxaqueños.

EL SONAR DE LA CAMPANA, ENTREVISTA A MANUEL NAPOLEÓN

Don Manuel, de 93 años, extrabajador del Ferrocarril Mexicano del Sur, vestido con su clásico paliacate en pecho que siempre caracterizó a los ferrocarrileros, nos compartió parte de su vida en la Antigua Estación del Ferrocarril e hizo sonar, una vez más, la vieja campana que daba salida o bienvenida a los cientos de pasajeros que abordaban los trenes de Oaxaca.

Rogelio González: Don Manuel, usted trabajó durante 49 años en Ferrocarriles Nacionales de México. ¿Cómo inició esta aventura?

Don Manuel Naopleón: Inicié el primero de marzo de 1945, en el Departamento de Vía como reparador de vía, sacando durmientes viejos y metiendo nuevos. Este trabajo era muy pesado, generalmente éramos una cuadrilla de 25 hombres que trabajábamos en la reparación de 6 durmientes diariamente. También me tocó trabajar en una obra muy importante: el ensanchamiento de la vía angosta, una obra que permitió que las máquinas de diésel llegaran a Oaxaca. El ensanchamiento se iba realizando en paralelo a la vía angosta, los trenes pasaban por en medio mientras nosotros íbamos poniendo los rieles de la vía ancha. La medida de la vía estrecha era 1 046 mm y la ancha 1 435 mm, siempre respetando las medidas ya que un error podría causar terribles accidentes. Fueron muy buenos años los que viví ahí. Por la vía pude viajar por otras partes del país como Veracruz, Ciudad de México, Puebla, hasta regresar a Oaxaca.

RG: Los accidentes eran algo muy común en la vida del tren, y usted en carne propia lo vivió. ¿Cómo y dónde sucedió su accidente?

MN: Sí, fue un accidente trágico. Nos encontrábamos muy cerca del Tule, viajábamos en un motor explorador a una velocidad de 40 km/h. No sabemos quién, ni por qué, pero pusieron un clavo sobre los rieles. Al ser tan pequeño el objeto, no nos dimos cuenta. El coche motor golpeó con los clavos de vía, se volcó y los tres trabajadores salimos volando. Sólo yo sobreviví. Me atendieron en una clínica exclusiva para ferrocarrileros y sus familias. Este lugar fue pagado con las contribuciones de los ferrocarrileros y la atención siempre fue muy buena. Después el sindicato donó las instalaciones para que se creara la clínica 38 del IMSS.

RG: Después del accidente, ¿cómo fue su trabajo en el ferrocarril?

MN: Estuve de baja por unos meses hasta que me recuperé. Después me dieron varias opciones para continuar trabajando. Una de ellas incluía prepararme para un puesto como portero checador en la estación de Oaxaca. Decidí que era una buena opción y un gran honor, porque ese trabajo también consistía en tocar la campana en cada salida del tren. El primer toque era para avisar a toda la tripulación, desde el maquinista, garrotero o auditor, que era momento de subir a la unidad. La segunda campanada era para avisar a los pasajeros y a la tripulación que todo estaba listo para partir. En la tercera campanada, el maquinista tenía que responder con dos toques de su bocina, entonces yo gritaba: “¡Vámonos!” Y el tren partía a su destino.

RG: ¿Cómo era un día a día en el Ferrocarril Mexicano del Sur?

MN: Era un espacio lleno de voces, ruidos, gente y sentimientos. Las filas para comprar boletos era larguísima, yo tenía que estar a las vivas, por la cantidad de personas, para checar el boleto. También la sala de espera estaba llena, los comedores y el área de paquetería y telégrafo. Los andenes se encontraban con trabajadores que acarreaban equipaje o mercancía a las bodegas. El sonido de la zona de talleres, el sonar de la campana y el característico sonido de los trenes llegando y partiendo. Esta era una estación con mucha vida. Eso fue antes que Oaxaca estuviera bien comunicada por carreteras. Recuerdo la llegada del tren conocido como “El Nocturno”, salía de Puebla a las 10 de la noche y llegaba a Oaxaca cerca de las 8 o 9 de la mañana. Era un tren largo con 12 coches de pasajeros. Uno era el coche dormitorio donde los ricos venían cómodamente. El segundo era el coche comedor, tenía un menú especial para las personas que podían permitirse un desayuno de primera clase. El tercer coche era la primera especial, que era para la segunda clase, con algunas comodidades como un sillón acojinado y baño. Los siguientes ocho vagones estaban llenos de segunda clase sencilla y siempre había un vagón dedicado a la paquetería y el correo. También recuerdo los grandes trenes de carga. Hoy en día aún me pregunto cómo lograban las maquinas subir las tremendas cuestas de la Mixteca con 30 furgones de 80 toneladas cada uno. En mis últimos años de servicio, ascendí a vigilante. Era el encargado de revisar los trenes de carga, de asegurarse que el cargamento viniera intacto y sin anomalías. ¡Qué bonitos tiempos!

RG: ¿Recuerda algún momento que haya marcado su vida en el ferrocarril?

MN: Sí, cuando trabajaba en el Departamento de Vía, cerca de un cambio en Parián. Ahí viví una experiencia que nunca se me va a olvidar. Era un domingo en la madrugada, toda la cuadrilla estaba durmiendo en los campamentos. No me explico por qué desperté, salí a tomar aire y a mirar las estrellas. No pasó mucho tiempo cuando empezó a sonar el ruido característico de los trenes. Vi que a lo lejos venía un tren de carga procedente de Puebla con mucha fuerza, pero al otro extremo también venía un tren de pasajeros desde Oaxaca con la misma intensidad; ya que ésta era una zona plana, las máquinas no tenían que ser forzadas. Me di cuenta que ninguno de los maquinistas estaba bajando la velocidad. Corrí rumbo al tren de pasajeros, saqué mi paliacate e hice señales para que se detuviera. El maquinista del tren de pasajeros empezó a bajar la velocidad hasta llegar a mí. Él, un poco molesto, me dijo: “¿Qué quieres?”, Le contesté: “¡Ahí viene otro tren en la curva!”. Entonces hizo sonar su bocina hasta que el otro maquinista le contestó. Del tren de pasajeros se bajó el garrotero y juntos hicimos el cambio de vía, pasando libremente el tren de carga y evitando así un terrible choque.

EL CINE Y LA CIUDAD

Desde las primeras películas, el cine ha reflejado la vida urbana a través de sus propios medios de representación. Reconsiderar estas películas puede contribuir a entender la formación de estructuras culturales en relación con sus entornos arquitectónicos.

Gül Kale

El cine se relaciona de distintas maneras con la ciudad. Para Rodrigo Culagovski es una recreación del espacio urbano; es también un factor que influye en la creación de las ciudades, por su capacidad de crear imágenes y deseos; y es un producto industrial dentro del contexto de la ciudad contemporánea como hecho económico y comercial. Antes del cine, la pintura, la literatura y la fotografía eran las formas en donde las personas tenían experiencias artísticas a partir de las imágenes o descripciones de imágenes. En las novelas del siglo XIX, los escritores retrataban eventos y escenarios propios de su época; los pintores podían retratar la estética de los acontecimientos que veían; los fotógrafos proyectaron la vida diaria de las ciudades a través de sus imágenes. Las películas permitieron a las audiencias relacionarse con el mundo moderno de una manera distinta. El cine fue pensado como una forma de exponer imágenes que creaban una estructura fragmentada en la vida moderna.

Durante el siglo XX, el cine fue un recurso para que un importante número de personas pudieran imaginar la vida de las grandes urbes representadas como escenarios con distintas connotaciones. La ciudad en el cine del siglo XX se convertía en un lugar en donde podría hallarse un nuevo tipo de belleza; un espacio que influye en las relaciones sociales, políticas y económicas de sus habitantes; un lugar donde todo es posible: la libertad y el cambio.

A finales del siglo XX y aún en el siglo XXI, el cine aún presenta la posibilidad de acceder a estas grandes urbes a través de representaciones condicionadas por las opiniones, visiones y libertades artísticas de sus directores; además de ser todavía un importante recurso para hablar de las contradicciones sociales, morales y económicas que viven las grandes urbes.

En la Casa de la Ciudad presentamos este año un nuevo programa: Cine y ciudad. En este ciclo de proyecciones mostraremos películas de ficción en donde las ciudades y la vida urbana tienen un papel relevante para la trama. La ciudad como escenario de acontecimientos políticos e históricos, como un lugar que influye decisivamente en los vínculos entre sus habitantes y su manera de relacionarse con el mundo.

Para más información sobre fechas y títulos a proyectar en este ciclo, consulta la Agenda FAHOO y la página de la Casa de la Ciudad.

Para profundizar en el tema consulta:

Culagovski, R., “El cine como recreador de ciudades”, laFuga (2015).

Kale, G. “Interacción entre cine y arquitectura: una mirada a través de la primera mitad del siglo XX”. Bifurcaciones, 2005.

EXPOSICIONES SOBRE RECIENTES PROYECTOS ARQUEOLÓGICOS

Las evidencias materiales de las sociedades que se desarrollaron en el territorio nacional antes de la llegada de los españoles conforman un patrimonio vastísimo, que abarca desde las edificaciones de las grandes ciudades y centros ceremoniales de antaño, hasta las más sutiles evidencias de la actividad humana. Este legado tiene continuidad en las culturas vivas de nuestro país.

Desde hace años la FAHHO ha dedicado importantes esfuerzos y recursos a la arqueología oaxaqueña, en coordinación con las autoridades y especialistas del ramo. Este apoyo ha abarcado la detección de sitios, la realización de excavaciones, la restauración y conservación de edificaciones, el análisis e interpretación de hallazgos y el resguardo de colecciones. Igualmente se ha apoyado la difusión de resultados mediante publicaciones y exposiciones. El apoyo a sitios como el Cerro de Atzompa y el Cerro del Gallo nacen del deseo de apoyar la protección del polígono de Monte Albán, amenazado por el crecimiento de la ciudad, y cuya conservación sólo puede lograrse mediante la suma de esfuerzos entre autoridades federales, estatales, municipales y organizaciones civiles.

Precisamente dos muestras recientes en el Centro Cultural San Pablo trataron este tipo de iniciativas.

La primera hizo un recuento de proyectos recientes apoyados por la Fundación. Algunos expanden el conocimiento acerca de regiones cuyo pasado prehispánico era poco conocido, como la Sierra Norte. Otro más ha realizado una labor de divulgación científica sobre el estilo Ñuiñe en la Mixteca Baja.

La segunda muestra se centró en difundir acervos resguardados por la BIJC para su consulta pública, como la importante colección de documentos y piezas que pertenecieron al arqueólogo John Paddock.

Próximamente la exposición sobre proyectos arqueológicos se trasladará a San Pedro Nexicho. La Colección Paddock-Mejía seguirá dándose a conocer con pequeñas muestras temporales en la BIJC. Y la muestra sobre el estilo Ñuiñe se exhibirá en Tepelmeme de Morelos a partir del 12 de marzo.

Buscamos así contribuir a la compleja pero indispensable tarea de proteger, conocer y disfrutar nuestro legado cultural.

ANA MARÍA ALARZÓN, HEROÍNA DE TRADICIÓN

Con el fin de dar a conocer el trabajo de grandes maestros de la tradición, presentamos el andar de doña Ana María Alarzón, originaria de Santa María Atzompa, municipio que se encuentra a 20 minutos del centro de Oaxaca, proveedor de utensilios de barro natural y vidriado para las cocineras tradicionales.

Doña Ana lleva más de 40 años trabajando en su taller, el cual ha tenido que ir creciendo a medida que crece la familia. Madre de 9 hijos y abuela de 14 nietos, ha transmitido el conocimiento del proceso de elaboración de manera implícita. Ella asegura que jugando se empieza con la tradición.

Figuras como los borregos donde crece la chía, apastles, chilmoleras, floreros y vajillas son las piezas que más disfruta hacer. Todas se hacen completamente a mano, no hay ningún torno ni máquina que pulverice el barro. Todo lo hace con ayuda de su hijo Francisco el más grande, quien le ayuda a ir a la mina, a golpear para pulverizar el barro y a llevar la leña para la quema. Ahora ya Francisco tiene su lugar y sus clientes gracias al estilo particular que desarrolló, sin embargo, ella sigue ayudándole con los pedidos.

En Andares pensamos en ella como una guardiana de la tradición del modelado de barro. Cuando visitas su taller encuentras piezas con diferentes personalidades, es el trabajo de sus hijos, a quienes, como ella menciona, nunca obligó a trabajar con el barro, aunque todos se dedican a elaborarlo. Así, cada uno fue explorando sus expresiones artísticas hasta llegar a ser grandes maestros de este oficio. Doña Ana María reflexiona: “Cada uno de mis hijos trabaja lo suyo, muy diferente cada quien. Casi todos se inclinan por lo prehispánico, quizá porque mi esposo trabajó como restaurador en el INAH”.

A pesar de que cada uno de sus hijos tiene sus proyectos específicos, cuando alguien tiene un pedido muy grande, todos se unen como familia para poder sacar adelante el negocio. Todos invierten en mejorar el taller y el horno, poco a poco van adquiriendo lo que necesitan.

En su andar, Ana María se ha capacitado en talleres que le brindan herramientas para evitar el uso de plomo en el vidriado, ya que esto afecta principalmente la salud de los artesanos. Además, se capacitó en talleres de diseño e innovación en Ciudad de México, Guadalajara, Puebla, etc. Todo esto es por pertenecer a una organización de artesanos alfareros.

Honremos a personas como Ana María, quien no ha dejado que se pierda la tradición de la alfarería en Oaxaca, formando a toda una generación de creadores únicos y distintos. La mejor manera de apoyar su trabajo es visitando su taller para conseguir esas piezas únicas que produce, también a la venta en Andares del Arte Popular.

“Para mí es un orgullo ser artesana porque es una cosa que nos da la tierra y es una cosa nativa de nuestro pueblo. Es un origen que nos da y de aquí sale para la comida, para el vestido, para el estudio. Para mí es un orgullo muy grande ser artesana”, exclama Ana María Alarzón Hernández, alfarera tradicional de Oaxaca.

BIIZU: PROGRAMA AMBULANTE DE EDUCACIÓN AMBIENTAL

Biizu es una palabra en zapoteco que significa ‘abeja’. Es el nombre que recibe el Programa Ambulante de Educación Ambiental del Museo Infantil de Oaxaca, el cual, a través de diferentes actividades lúdicas, busca fomentar en los niños el trabajo en equipo y alcanzar objetivos a favor del cuidado del medio ambiente a corto y largo plazo.

De esta iniciativa se desprenden diversas actividades que son llevadas a las instituciones educativas cercanas al museo; una de ellas, el huerto escolar, se ha convertido en un espacio para fomentar una conciencia ecológica y ambiental que se fundamenta en valores y actitudes respetuosas de la permacultura con el medio ambiente, como una agricultura sustentable, cuidar la tierra, conservar el suelo, el agua, ser consciente de los cambios que sufre el medio ambiente y de las interacciones con otros seres vivos, ocuparse de uno mismo y de la comunidad, compartir equitativamente, limitar el consumo y la reproducción.

Teniendo como referencia algunos países como Colombia y España, llevar a cabo este proyecto dentro de las escuelas tiene la finalidad de mejorar la calidad de la alimentación y fomentar técnicas de subsistencia. La primera escuela con la que arrancó este proyecto fue el Jardín de Niños Nicolás Bravo, donde los pequeños han aprendido la organización de sus cultivos, las interacciones con otros seres vivos, las características del suelo y su importancia para la implementación del huerto escolar. Para ello usaron huacales como camas de cultivo, crearon sus propios semilleros, conocieron los diferentes tipos de hortalizas, plantas aromáticas y curativas como: zanahorias, espinacas, lechugas, rábanos, betabel, acelgas, caléndulas, ruda, albahaca, girasol, etc. Una segunda etapa contempla la difusión de mensajes sobre el cuidado de la tierra y del agua, la biodiversidad que nos rodea y la importancia de ser autosustentables.

LAS FRONTERAS DEL TEXTO: ENCUADERNACIONES HISTÓRICAS

El estudio del libro antiguo es complejo, puede abordarse desde múltiples disciplinas. No siempre la historia del libro está relacionada con los autores e impresores, cada tomo guarda infinidad de elementos que nos han dejado rastros de otras épocas, uno de ellos es la encuadernación. Más que los textos, que actualmente pueden leerse en diversos soportes sin necesidad de recurrir al original, los estudios materiales son los que hacen únicos a los ejemplares antiguos. La finalidad de la encuadernación es mantener las hojas unidas con el afán de preservar el contenido intelectual.

Tras la caída del Imperio Romano se adoptó el formato de códice (codex), dejando a un lado el uso del rollo de pergamino, porque protegía mejor los textos y facilitaba su transportación. Aunque ya se encuadernaba antes de la aparición de la imprenta, es con ella que este proceso comienza a incorporarse a los movimientos artísticos de cada época. En los inicios de la imprenta, las obras se encuadernaban de acuerdo a la demanda y no se consideraba su contenido para elaborar el diseño, simplemente se empleaban los materiales disponibles, tales como pergamino, piel, tela o papel. Con el paso del tiempo se incorporaron los estilos decorativos de cada época a la ornamentación de las tapas e incluso, en el siglo XIX, se empieza a relacionar con el contenido de la obra.

La encuadernación es uno de los procesos de fabricación del libro que nos permite seguir las huellas de la circulación de la obra, la jerarquía del poseedor, las influencias técnicas y decorativas de cada época, entre otras cosas. Dada la importancia, su conservación es fundamental. Siempre se ha ubicado dentro de las artes menores, ya que la parte estética y la utilidad están ligadas. En Las fronteras del texto. Encuadernaciones históricas; Siglo XVI al XX se muestran los diversos estilos y técnicas incorporados en las encuadernaciones que custodia la Biblioteca Fray Francisco de Burgoa.

PATRIMONIO RESTAURADO 2017

Desde su inicio, la Fundación ha mantenido un gran compromiso con el legado patrimonial que enriquece nuestro estado, muestra de ello es la coordinación de obra que realizó el Taller de Restauración FAHHO durante el 2017 en doce inmuebles que fueron restaurados en diferentes etapas.

La suma de esfuerzos fue la que permitió materializar estos proyectos de restauración en beneficio de las distintas comunidades. En ese año la Fundación Alfredo Harp Helú Oaxaca efectuó una aportación de $3 600 000.00 para la ejecución de las obras, la Secretaría de Cultura federal contribuyó con $2 740 000.00 gestionados por el Taller de Restauración a través de su Programa de Apoyo a Comunidades para la Restauración de Monumentos y Bienes Artísticos de Propiedad Federal. Por su parte, los diferentes municipios beneficiados también realizan su aportación y en total suman la cantidad de $2 090 000.00. A partir de esta modalidad tripartita, el recurso obtenido por $8 430 000.00 permitió la restauración parcial de doce inmuebles de nuestro estado, seleccionados con base en la riqueza histórica y arquitectónica que poseen.

A lo largo del año, un equipo multidisciplinario coordinado por el Taller de Restauración y supervisado por el Instituto Nacional de Antropología e Historia se trasladó a distintos municipios ubicados en la Mixteca, los Valles Centrales, la Sierra Norte y la Sierra Sur para llevar a cabo una adecuada restauración del área determinada en cada proyecto.

En el municipio de Santiago Yosondúa, en la Mixteca, se encuentra la capilla del Calvario, un inmueble de principios del siglo XVII. La capilla fue reintegrada en 2017 a la vida religiosa de la comunidad, luego de haberse concluido su tercera etapa de restauración. En el inmueble se realizaron trabajos de integración de aplanados, recuperación de pisos existentes, consolidación de juntas en muros y contrafuertes, liberación del tapiado de vanos y la integración de pisos, instalación eléctrica y de iluminación.

En el conjunto conventual de Santiago Apóstol del municipio de la Villa de Tejupam de la Unión se rescató la etapa constructiva del siglo XVI a la que pertenece el pórtico de peregrinos y la crujía poniente. Durante la tercera etapa de intervención se realizaron los trabajos de reconstrucción del tablero de piedra endeque que compone la fachada y que es característico de ese siglo.

En el municipio de Santa Cruz Mixtepec se encuentra también un exconvento del siglo XVI. Durante el proceso de restauración se realizaron trabajos de consolidación de aplanados de pintura mural en dos deambulatorios, mismos en los que se reconstruyó la cubierta de viguería.

Dentro de la lista se encuentran dos templos: uno en el municipio de San Miguel Huautla y el segundo en San Juan Evangelista Analco, ambos con cubiertas de laboriosas armaduras de madera que fueron restauradas en zonas específicas debido al lamentable estado de conservación que mostraban.

En los municipios de Santiago Tillo, Santa Catarina Cuixtla, San Juan Yucuita, San Pedro Yucunama, San Miguel Adequez, Santa Cruz Tayata y la Heroica Ciudad de Tlaxiaco, los templos han sido intervenidos en áreas específicas de sus cubiertas a partir de procesos de liberación y consolidación.

LA CURIOSIDAD NO MATÓ AL GATO, LO HIZO LECTOR

En el mundo de la literatura existen distintas fechas conmemorativas, pero hay dos que nunca deben pasar desapercibidas: el Día Internacional del Libro Infantil y Juvenil (2 de abril) y el Día Internacional del Libro (23 de abril). Ambas fechas representan una oportunidad para realizar diversas actividades en pro de la lectura, promocionar los buenos libros infantiles y juveniles, y reflexionar sobre la importancia de la lectura como llave de las puertas que abren el conocimiento y las alas de la imaginación.

El ser humano siempre ha sido curioso por naturaleza. Desde tiempos remotos, la llama del saber lo ha llevado a indagar y tratar de entender el mundo en que vive; su espíritu curioso e inquieto ha sido una constante en la búsqueda de respuestas y fuente de conocimiento e inventos. Un claro ejemplo es la curiosidad por volar. Leonardo Da Vinci, observando el vuelo de las aves y su estructura anatómica, realizó al menos 500 diseños para elevarse en el aire. Los intentos en la historia fueron varios, los inventores también, sin embargo, fue hasta el siglo XIX que se realizaron los primeros vuelos en globos aerostáticos y planeadores. En El árbol de la vida, Peter Sís nos cuenta que la curiosidad de Charles Darwin por las plantas y los animales lo embarcó en un viaje que fue semillero de la teoría del origen de las especies por medio de la selección natural. Estos dos hechos nos demuestran que existe una curiosidad innata en el hombre; pero ¿qué tiene que ver esta cualidad con el fomento a la lectura y la relación de ésta con libros o textos informativos?

Geneviève Patte dice que: “Leer es resultado de la voluntad de conocer. Es producto natural de la curiosidad intelectual y del deseo de escuchar relatos y jugar con el lenguaje”. Quienes conviven con niños frecuentemente se ven turbados y alcanzados por la tormenta de preguntas que éstos hacen: ¿Por qué el cielo es azul?, ¿cómo vuelan los pájaros?, ¿qué come un gato?, entre otras. Sin embargo, las respuestas que los niños “preguntones” obtienen de los adultos van desde: “No preguntes”, hasta información incorrecta o un sincero “no sé”. Es ahí donde el libro y el texto informativo se convierten en interlocutores de los fisgones: tienen la capacidad para satisfacer la curiosidad de quien pregunta o de quien desea saber.

En la BS, día a día observamos cómo los niños, jóvenes y adultos son seducidos enormemente por los libros informativos. Nuestra sala de consulta alberga diversos temas (historia, zoología, filosofía, anatomía, pintura, música, astronomía, etc.) que se encuentran disponibles y accesibles para todo aquel que quiera echarles un vistazo. El constante desorden en los libros de dinosaurios, volcanes, planetas, el cuerpo humano, momias, castillos y en general en toda la sala, nos da cuenta de la curiosidad que sienten nuestros usuarios por estos temas.

Mirar elefantes, leones o acuarios, conocer las constelaciones para después observar el cielo, indagar en la historia y los diversos modelos de aviones no sólo satisface la curiosidad del lector, sino provoca en él la necesidad de saber más, de preguntar y de compartir libros con sus pares.

Es la curiosidad la que nos impulsa a movernos y transitar por diversos momentos, y es esa misma curiosidad un insumo para formar más lectores. Pasear por los libreros de una biblioteca, particularmente donde se encuentran los libros informativos, genera nuevos intereses: nos provoca leer, saber más sobre un tema e incluso puede crear vocaciones; por esta razón la curiosidad no mató al gato, lo hizo lector.

Además, existen muchas editoriales que han realizado colecciones de libros informativos muy interesantes. Con su colección Historias de verdad, Nostra Ediciones nos cuenta diversos pasajes de la historia mexicana en El Porfiriato y La Revolución mexicana. Ediciones Castillo, con su colección La otra escalera, recorre temas como los puntos cardinales, el tiempo o la comida. El conocimiento es una aventura, colección de Océano Travesía, tiene un libro maravilloso titulado Cómo descubrió el hombre que el simio es primo suyo.

La BS alberga muchos títulos como éstos, pero si no sabes por dónde empezar, aquí te dejamos algunos de los libros informativos más leídos durante 2017 en la biblioteca:

  • ¡Ay! ¡Caca!. Frattini, Stéphane. México: Océano, 2010.
  • Serpientes y reptiles: las criaturas de sangre fría más espeluznantes. Rincón Córcoles, Antonio. Madrid: Libsa, 2010.
  • Mi primer Larousse de los dinosaurios. México: Larousse, 2006.
  • Cita con las momias. Malam, John. México: Océano, 2005.
  • Cómics: una historia global, desde 1968 hasta hoy. Mazur, Dan. Barcelona: Blume, 2014.

DIIDXA’ XTI’ XU NI NANNA’ CA BINNIZÁ*

Nuu binni nanna gu’nda’ ni cá lu guiba’. Dxi ca za racaca’ naredxe’, chi gaca xu. Ne nuu binni, ná: ora malasi guibidxiaa berelele, chi guiniiibi guidxilayú.

Dxi raca xu, ca bidxaa ritubica’ yu. Rutopacabe xtipa xti’ guidxilayú, ti qué chu’ dxi chu’ tu quiñentaa laacabe.

Dxi guca xu ro’di’, ni gudi’di’di’, nácabe nabé nanda’ guca siado’que ne dxído’, guyuu guidxilayú, nabé nabana’, qué ñuundape’ manihuiini’, ne beeu cá guiba’ nisi bihuiini’ ne biguchi.

* Zapoteco del Istmo

LO QUE DICEN LOS ZAPOTECOS DEL TEMBLOR

Hay personas que saben leer lo que dice el cielo. Cuando las nubes se ponen como la piel del borrego, habrá temblor. Hay quienes dicen, que cuando de repente vocea el alcaraván, es que se va a mover el mundo.

Cuando tiembla, los naguales se revuelcan en la tierra. Recogen toda la energía del suelo, se vuelven fuertes para que nunca nadie los derrote.

En el temblor grande que pasó, dicen que hizo mucho calor y hubo un gran silencio, el mundo estaba triste, casi no hubo canto de aves y la luna se hizo pequeña y se volvió amarilla.

LA FINAL ESPERADA

“¡Orlando Piña mandó esa pelota a volar, y los Diablos van a buscar el tricampeonato de la Liga Invernal Mexicana!”. Ésa fue la crónica del máximo momento de gloria del joven receptor escarlata, un home run que hizo realidad un sueño, Diablos y Guerreros chocarían por primera vez en una final. Antes del cañonazo de Piña, la historia estuvo a 47 segundos de modificarse, cuando los campeones defensores parecían liquidados. Iván Terrazas conectó una rola que lucía para doble play, que el segunda base de Salamanca no manejó adecuadamente, dejando el marco perfecto para la novena entrada más emocionante de los Diablos Rojos desde que llegaron al Fray Nano. Orlando Piña atacó con furia el primer lanzamiento de Juan Rodríguez y provocó un festejo colectivo que será más recordado que el atípico frío dominical de ese medio día de locura.

Los Guerreros de Oaxaca estaban ansiosos por saber si viajarían a la Ciudad de México, o se quedarían en casa para enfrentar a los Petroleros. La tribu, que requirió un último triunfo en el rol regular para no perderse la postemporada, definió su semifinal sorpresivamente rápido, en únicamente tres encuentros ante los Toros Bravos de Moroleón.

Había quedado definida la final soñada, la que se acarició durante tres décadas, la que serviría para homenajear el trabajo de la Academia Alfredo Harp Helú, la que demostraría que jugar dos años con elementos nacidos en México fue lo correcto. Guerreros y Diablos estaban listos para definir al campeón invernal por tercera ocasión consecutiva, pero ahora desde trincheras diferentes. Desde siempre, escarlatas y bélicos anhelaron enfrentarse por un campeonato. El marco resultó inmejorable, los dos clubes más preocupados por mantener con vida la LIM llegaron hasta las últimas consecuencias. Resultó imposible pronosticar un favorito claro, tomando en cuenta que ambas novenas se conocían de sobra; la imparable racha de Oaxaca pondría a prueba la consistencia del México. La seriedad y prestigio de ambas organizaciones, además del aforo de los estadios Fray Nano y Eduardo Vasconcelos, provocaron que la Serie Final resultara la más vista en sus primeras tres ediciones. Aparte de las plataformas digitales de los equipos involucrados, dos señales de televisión restringida se sumaron para seguir en vivo cada uno de los juegos.

Con la emoción a flor de piel, minutos antes del playball fueron convocados los jugadores de ambos equipos, egresados de la Academia AHH. Una foto histórica reveló que el 75 por ciento de los participantes completaron el proceso de preparación en San Bartolo Coyotepec.

El ritmo de los Guerreros de Oaxaca prevaleció en el primer juego de la Serie Final, donde lograron sorprender a los Diablos 3-2. Con ese resultado se incrementó la idea de un compromiso largo, algo que no sucedió, a pesar de que los tres primeros duelos se definieron con diferencia de una carrera.

El tricampeonato para los escarlata llegó en un quinto juego que plasmó la historia de toda la serie. Era el último juego de los Guerreros en su casa, con una afición escéptica de que su equipo pudiera triunfar cuatro veces consecutivas. Tras un juego de volteretas, Oaxaca llegó abajo en la novena entrada; a tres outs de ceder la corona a los capitalinos, pero con el deseo intacto de continuar en la batalla.

Para el episodio 13, los Diablos tenían más armas para definir la emocionante batalla, y así lo hicieron. Daniel Jiménez, quien resultó el Jugador Más Valioso, prendió un lanzamiento que llegó hasta la barda, impulsando dos carreras que ya eran demasiado para unos Guerreros que todavía intentaron, sin éxito, mantenerse con vida.

La bravura de los derrotados hizo más intenso el festejo de los ganadores, que durante diferentes etapas del 2017 acompañaron a su manager, Víctor Bojórquez, en tres campeonatos en ligas de desarrollo.

DÍA INTERNACIONAL DE LA LENGUA MATERNA, DÍA DE REFLEXIÓN

El 21 de febrero es el Día Internacional de la Lengua Materna, fue decretado por la UNESCO desde 1999. Para 2018, el tema del Día fue preservar la diversidad lingüística y promover el plurilingüismo para apoyar los objetivos de desarrollo sostenible.

Se piensa que las lenguas maternas son sinónimo de lenguas indígenas, en realidad no es así. La lengua materna es la primera lengua que aprenden los niños, transmitida por la madre o algún familiar, sin una sistematización específica. Las lenguas indígenas son las que hablan los pueblos originarios.

En el caso de nuestro país, tenemos una diversidad muy grande de lenguas, como el español, las 68 lenguas indígenas, el romaní (de los llamados ‘gitanos’) o el plautdietsch (de los menonitas). Todas ellas se vuelven lengua materna dependiendo del sujeto que las hable. El español es la lengua más hablada en México, pero las lenguas minoritarias son igual de importantes ya que reflejan la diversidad cultural del país, su historia y el pensamiento de quienes las hablan. La UNESCO plantea que: “Para fomentar el desarrollo sostenible, los educandos deben tener acceso a la educación en su lengua materna y en otros idiomas. Es a través del dominio de la primera lengua o lengua materna que se adquieren las habilidades básicas de lectura, escritura y aritmética. Las lenguas locales, especialmente las minoritarias e indígenas, transmiten culturas, valores y conocimientos tradicionales, desempeñando así un papel importante en la promoción de un futuro sostenible”.

De acuerdo con el Instituto Nacional de Lenguas Indígenas (INALI), en México, además del español, se registran 11 familias lingüísticas, 68 agrupaciones nombradas de forma oficial lenguas nacionales; 15 de ellas se hablan en el estado de Oaxaca. Recordemos que Oaxaca es el estado con mayor diversidad lingüística, pero las 15 lenguas indígenas corresponden a una estadística aparente. Si nos adentramos en una de ellas, como la lengua mixteca, descubriremos que presenta una infinidad de variantes dialectales que no son inteligibles entre sí. De aquí el debate. ¿Se trata de verdaderas lenguas distintas? Algunos especialistas de lenguas indígenas comparten la idea de que se trata de lenguas diferentes. Por ejemplo, el tzotzil y el tzeltal desde la Colonia han sido tratadas como lenguas diferentes cuyos hablantes muchas veces nos dirán que comprenden un gran porcentaje en una interacción conversacional. En cambio, dos variedades de mixteco de la Costa y de la Sierra –tratadas como la misma lengua– son ininteligibles entre sí, por lo tanto, deben ser consideradas dos lenguas distintas a pesar de que desde la Colonia ambas fueron nombradas como “lengua mixteca”. Las demás lenguas indígenas del estado de Oaxaca no están exentas de este fenómeno, razón por la cual el INALI las nombra atinadamente agrupaciones lingüísticas. Es decir, en Oaxaca tenemos 15 agrupaciones lingüísticas y más de 150 variedades de lenguas, en otras palabras, más de 50 posibles lenguas indígenas en el estado de Oaxaca.

El mayor porcentaje de niños de nuestro país tiene como lengua materna el español y son monolingües, en cambio, los indígenas presentan una situación diglósica compleja. Se registran niños monolingües en una lengua indígena, bilingües con mayor dominio de la lengua indígena, bilingües con mayor dominio del español y monolingües en español. No olvidemos que muchos contextos indígenas son multilingües.

Otro análisis que podemos hacer de las agrupaciones lingüísticas de Oaxaca es la vitalidad, es decir, definir qué tanto se habla cada una de estas lenguas. No es lo mismo hacer mención del zapoteco o el mixe respecto al ixcateco, el chocholteco o el zoque. Hay lenguas que se dejarán de hablar en las próximas décadas, pero, ¿cuál ha sido el talón de Aquiles de las lenguas indígenas? Un proceso histórico de desprestigio y discriminación. Los resultados son atroces y contundentes: la extinción de muchas lenguas del país. Desde principios de los noventa, un buen número de intelectuales indígenas han egresado de la maestría en Lingüística Indoamericana del Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social (CIESAS), sedes Ciudad de México y Sureste, y de otras instituciones. Ellos han tenido una formación lingüística sólida, estudiado sus lenguas maternas y escrito una tesis de maestría o doctorado desde distintos campos científico-lingüísticos. La mayoría vive en el estado de Oaxaca, muchos son profesores, realizan trabajos de investigación con sus propios recursos, preparan materiales para divulgación lingüística. Algunos continúan con su formación doctoral y buscan oportunidades para publicar sus trabajos.

En Oaxaca existen múltiples tareas para los hablantes de lenguas indígenas. Por citar algunas: la necesidad de concienciar a la población indígena y no indígena, a los profesores de todos los niveles educativos y a los funcionarios públicos. Es necesario elaborar materiales digitales más sofisticados que involucren las cuatro habilidades de la comunicación y realizar publicaciones impresas inclusivas, es decir, en lengua indígena, español e inglés. Es necesario crear centros de lenguas indígenas en las regiones y una licenciatura en Lingüística Indoamericana.

Para conmemorar el Día Internacional de la Lengua Materna, contribuir con la promoción y difusión del plurilingüismo, así como brindar herramientas didácticas para los maestros hablantes del mixe, la Biblioteca Andrés Henestrosa abrió sus puertas para la presentación del libro de quien esto escribe: Estructura de la oración en el mixe de Tamazulápam, Oaxaca. Jëte’n tu’uknë’mt y’ää y’ëyuujk tjaatya’ tkojta’, financiado por el Programa para la Inclusión y la Equidad Educativa (PIEE-UEI-IEEPO-SEP).

MARÍA TERESA ANDRUETTO, LA MUJER EN CUESTIÓN

–María Teresa ¿A qué huelen tus libros?

Mis libros huelen a lo vital, a lo que conecta con la vida, al olor de lo particular, ¡Oaxaca tiene mucho de eso! Es como el hedor de América. Además, ningún libro mío es autobiográfico pero la vida misma se filtra en lo que uno escribe –respondió María Teresa, durante la presentación de su libro La lectura, otra revolución, el pasado 9 de diciembre en el Claustro del Centro Cultural San Pablo. La pregunta la formulé a partir de la lectura de su cuento “Olor a nardos” porque mientras lo leía pensaba en la importancia de los aromas, característica tan particular que nos hace diferentes al resto de los humanos y de las cosas. Y porque un libro puede oler diferente para cada uno de nosotros, saber diferente, sentirse diferente.

Andruetto es una mujer cariñosa, de voz dulce y ojos claros, de ascendencia italiana pero nacida en Arroyo Cabral, Argentina. Ha publicado novelas, cuentos, poemas, libros para adultos, niños y jóvenes, también ha escrito obras de teatro, su trabajo se vio coronado en el año 2012 cuando recibió el premio Hans Christian Andersen, otorgado por IBBY. Además de escribir, disfruta compartir su espacio vital con su familia en un paraje de las Sierras de Córdoba. Su obra está cargada de historia. Su padre influyó fuertemente en ella. Muestra de esto es su libro Stefano que, sin ser una biografía, menciona situaciones reales de la vida de su padre y su exilio en Argentina. María Teresa también es romántica, tan romántica como su Árbol de lilas, libro que está dedicado a su esposo y a la historia de amor entre ambos. El pueblo que María Teresa habitó cuando era niña, al parecer, la marcó para siempre. Era un lugar que, como ella misma dice: ¡Vivía de la locura! Así que los recuerdos de su infancia se entremezclan con las invenciones en sus libros. También lo hace con su fascinación por los nombres. A ello se suma su gusto por los diarios, como en su primera novela publicada a los 39 años, aunque fue escrita a los 28, cuando tuvo que permanecer en cama mientras la muerte parecía estar muy cerca. Para Andruetto la literatura es memoria: la vida es memoria. Ella lo sabe bien porque le ha ocurrido que la vida misma fue acomodándose a una de sus novelas y no al revés.

Otra persona preguntó: –María Teresa, si tu vida fuese un poema escrito ¿cómo se llamaría?

“La mujer en cuestión” o tal vez “Teresa”, porque este nombre me hace recordar a mi esposo y la primera vez que platicamos, cuando me dijo: “¡Teresa! ¿Cómo olvidar ese nombre?, si así se llama mi madre, así se llama mi hermana, así te llamas tú…”.

LA UNESCO RECONOCE LA COLECCIÓN FRAY FRANCISCO DE BURGOA EN EL REGISTRO MEMORIA DEL MUNDO

El Comité Nacional de México Memoria del Mundo decidió incluir la colección Fray Francisco de Burgoa de la Universidad Autónoma Benito Juárez de Oaxaca, exconvento de Santo Domingo en el Registro Memoria del Mundo de México de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura.

El registro de este patrimonio bibliográfico y documental refleja su valor excepcional y reitera el compromiso de protegerlo para beneficio de la humanidad, difundirlo y asegurar su acceso a toda persona interesada.

Desde 1993, la UABJO, la sociedad civil y diversas instancias han unido esfuerzos para organizar, restaurar y conservar este legado de Oaxaca, uno de los más importantes de México. Los oaxaqueños y los mexicanos debemos sentirnos orgullosos de lograr esta distinción y sumarnos a su preservación.

La Biblioteca Fray Francisco de Burgoa custodia una de las colecciones más completas de las bibliotecas novohispanas, aquellas que pertenecieron a los conventos oaxaqueños: carmelitas, jesuitas, agustinos, franciscanos, betlemitas y dominicos.

Un milagro hizo que los libros llegaran al siglo XXI, se libraran de los terremotos, los incendios y el pillaje. A lo largo de tantos siglos, estos libros fueron un bálsamo para muchos hombres de Oaxaca que tuvieron acceso a una literatura humanística y científica que en nada tenían que envidiar a los radicados en su época en Europa.

Entre las obras de la colección conventual destacan 13 incunables y un magnífico fondo de libros impresos en el Nuevo Mundo, un manuscrito de fray Bartolomé de las Casas sobre el modo de atraer a los indios a la nueva fe y otro de fray Juan Caballero con ilustraciones de la flora oaxaqueña. Además, el acervo cuenta con un gran número de libros raros y ejemplares únicos de los que no hay más ejemplares en el mundo.

Los nuevos aires del siglo XIX trajeron a Oaxaca la ilustración y, con ella, en 1826 se fundó la Biblioteca Pública del Estado de Oaxaca, la segunda establecida en México. Al año siguiente, en 1827 el Instituto de Ciencias y Artes del Estado abrió sus puertas y con este una selecta biblioteca. En 1859, con la ley de nacionalización de los bienes del clero, las bibliotecas de los conventos religiosos pasaron a formar parte de la Biblioteca Pública del Estado.

A lo largo de los años, estos acervos se conjuntaron en una sola biblioteca que pasó a ser parte de la Universidad Autónoma Benito Juárez de Oaxaca y sus acervos se enriquecieron con diversas colecciones, como el fondo bibliográfico y hemerográfico de Manuel Brioso y Candiani. Cabe destacar que, entre los ilustres personajes oaxaqueños del siglo XIX, la Biblioteca Burgoa cuenta con tres colecciones de bibliotecas particulares que pertenecieron a Matías Romero, al médico juchiteco Aurelio Valdivieso y parte de la biblioteca de Benito Juárez García, junto con el archivo del periodo de gobierno de su hijo Benito Juárez Maza.

A pesar de que la Biblioteca Pública y la del Instituto estaban ubicadas en bellos edificios, después de varios años y disturbios políticos, los libros quedaron arrumbados, revueltos y en cajas. Las autoridades universitarias construyeron un edificio en Ciudad Universitaria para instalar el fondo bibliográfico, pero el local no era el adecuado: cuando llovía, el agua corría al interior y cuando caían tormentas, la lluvia se filtraba por las paredes y no había ningún tipo de seguridad.

Fue en 1993 que, gracias al interés de la UABJO y a la iniciativa de Francisco Toledo, comenzó el proyecto de inventario, clasificación y conservación del acervo de la Biblioteca. Gracias a la asesoría de la Dra. Stella María González Cicero, entonces directora de la Biblioteca del INAH, se fumigó el espacio, y un equipo de personas levantó los libros del piso, los sacó de las cajas y logró un inventario de más de 24 000 títulos, que con el tiempo se fueron incrementando gracias a diversas adquisiciones y donaciones.

Debido a la importancia del acervo recién organizado, el INAH ofreció la nave del ala norte del exconvento de Santo Domingo de Oaxaca para instalar la biblioteca. Fomento Social Banamex financió la restauración de la nave y la estantería de cedro rojo. También se instaló un taller de restauración que da servicio a otros archivos y bibliotecas del estado.

Una vez concluido el trabajo, se prosiguió con el traslado de los miles de libros y, a partir del mes de mayo de 1996, la biblioteca abrió sus puertas en su magnífico hogar. Por fin, este fondo bibliográfico, al que se le llamó Fray Francisco de Burgoa en honor a uno de los primeros cronistas de Oaxaca, llegó al lugar que merece.

La FAHHO y ADABI de México han participado en la organización y funcionamiento de la Biblioteca Burgoa con diversos proyectos.

Después de 25 años de trabajo recibimos con agrado la noticia de que la UNESCO reconoce esta colección como Memoria del Mundo México. Celebramos este nombramiento con el compromiso de seguir trabajando por el rescate de los libros y los archivos de México.

LA UNESCO RECONOCE MANUSCRITOS EN LENGUAS INDÍGENAS CONSERVADOS EN EL ARCHIVO HISTÓRICO JUDICIAL DE OAXACA COMO MEMORIA DEL MUNDO

Dada la gran importancia histórica y cultural de los cientos de manuscritos en zapoteco, mixteco, chocho y náhuatl conservados en los expedientes coloniales del Archivo Histórico Judicial de Oaxaca, la UNESCO los declaró Memoria del Mundo el pasado 6 de febrero. La llamada “Colección de expedientes en lenguas indígenas del Teposcolula y Villa Alta (1570-1816)” consiste en centenares de testamentos, inventarios, cuentas, testimonios, autos, mandamientos, actas y otros documentos legales presentados ante los juzgados coloniales de Teposcolula y Villa Alta.

La importancia de esta documentación, elaborada principalmente por los escribanos de cabildo, radica en que permite acercarnos a la vida individual y comunitaria de los mixtecos, zapotecos, chocholtecos y otros grupos indígenas por medio de sus propias palabras, en su propio idioma y desde su punto de vista. De esta manera, no sólo se corrigen sesgos en nuestra manera de entender la historia de las comunidades indígenas de Oaxaca, sino, sobre todo, se les regresa ‘agencia’ y se les reconoce mayor dinámica en definir su propio destino que aquella que se les suele atribuir.

Hoy parece difícil imaginarnos que durante los tres siglos de la época virreinal era totalmente normal, incluso algo cotidiano, que los documentos legales de las comunidades se redactaran en mixteco, zapoteco, chocho o náhuatl; que los juzgados los recibieran como pruebas y contaran con los intérpretes para traducirlos al español o a otra lengua indígena. El zapoteco y el mixteco desarrollaron fuertes tradiciones escritas a partir de la década de 1570. Poco después, lo mismo sucedió con el chocholteco de las cuencas de Coixtlahuaca y Tamazulapan. Pero en otras regiones de Oaxaca, la lengua escrita era el nahuatl que desde el siglo XVI gozaba de un estatus como “lengua general”, similar al español en estos días. Por ejemplo, los escribanos de la Sierra Mixe usaron el náhuatl durante toda la época colonial para elaborar sus documentos. Muchos de estos escribanos no hablaron ni escribieron el español. Hasta ahora se han localizado aproximadamente 2500 manuscritos en estas lenguas, lo que debe representar sólo un reducido porcentaje del total de documentos generados durante la época virreinal. El Archivo Histórico Judicial cuenta con la colección más grande del mundo de este tipo de documentos.

Curiosamente, estas tradiciones terminaron con la independencia de México. Los últimos manuscritos de los escribanos de cabildo en lenguas indígenas fueron redactados entre 1810 y 1824. La nueva nación no tenía interés en esta diversidad escrita. Sin embargo, en la mayoría de las comunidades, donde casi nadie hablaba español, escribir en esta lengua no era una opción. Por lo mismo, esta ruptura no sólo promovió el analfabetismo en las comunidades, sino que creó la idea de que las lenguas indígenas son lenguas exclusivamente “orales”.

El reconocimiento de la UNESCO nos recuerda que varias de las lenguas de Oaxaca tenían exitosas tradiciones como lenguas escritas, que los textos generados no eran de carácter opcional (digamos poesía y cuentos), sino de carácter legal-administrativo y comunitario con usos sociales bien definidos. También nos recuerda que estos documentos son la mejor manera de acercarnos a la historia de las comunidades indígenas, reconocer su actitud proactiva y su creatividad en reinventarse y redefinirse continuamente a lo largo de los siglos y así revalorar su aportación histórica al complejo tejido social de Oaxaca.

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