Boletín FAHHO No. 23 (Mar-Abr 2018)

LA UNESCO RECONOCE MANUSCRITOS EN LENGUAS INDÍGENAS CONSERVADOS EN EL ARCHIVO HISTÓRICO JUDICIAL DE OAXACA COMO MEMORIA DEL MUNDO

Sebastián van Doesburg

Dada la gran importancia histórica y cultural de los cientos de manuscritos en zapoteco, mixteco, chocho y náhuatl conservados en los expedientes coloniales del Archivo Histórico Judicial de Oaxaca, la UNESCO los declaró Memoria del Mundo el pasado 6 de febrero. La llamada “Colección de expedientes en lenguas indígenas del Teposcolula y Villa Alta (1570-1816)” consiste en centenares de testamentos, inventarios, cuentas, testimonios, autos, mandamientos, actas y otros documentos legales presentados ante los juzgados coloniales de Teposcolula y Villa Alta.

La importancia de esta documentación, elaborada principalmente por los escribanos de cabildo, radica en que permite acercarnos a la vida individual y comunitaria de los mixtecos, zapotecos, chocholtecos y otros grupos indígenas por medio de sus propias palabras, en su propio idioma y desde su punto de vista. De esta manera, no sólo se corrigen sesgos en nuestra manera de entender la historia de las comunidades indígenas de Oaxaca, sino, sobre todo, se les regresa ‘agencia’ y se les reconoce mayor dinámica en definir su propio destino que aquella que se les suele atribuir.

Hoy parece difícil imaginarnos que durante los tres siglos de la época virreinal era totalmente normal, incluso algo cotidiano, que los documentos legales de las comunidades se redactaran en mixteco, zapoteco, chocho o náhuatl; que los juzgados los recibieran como pruebas y contaran con los intérpretes para traducirlos al español o a otra lengua indígena. El zapoteco y el mixteco desarrollaron fuertes tradiciones escritas a partir de la década de 1570. Poco después, lo mismo sucedió con el chocholteco de las cuencas de Coixtlahuaca y Tamazulapan. Pero en otras regiones de Oaxaca, la lengua escrita era el nahuatl que desde el siglo XVI gozaba de un estatus como “lengua general”, similar al español en estos días. Por ejemplo, los escribanos de la Sierra Mixe usaron el náhuatl durante toda la época colonial para elaborar sus documentos. Muchos de estos escribanos no hablaron ni escribieron el español. Hasta ahora se han localizado aproximadamente 2500 manuscritos en estas lenguas, lo que debe representar sólo un reducido porcentaje del total de documentos generados durante la época virreinal. El Archivo Histórico Judicial cuenta con la colección más grande del mundo de este tipo de documentos.

Curiosamente, estas tradiciones terminaron con la independencia de México. Los últimos manuscritos de los escribanos de cabildo en lenguas indígenas fueron redactados entre 1810 y 1824. La nueva nación no tenía interés en esta diversidad escrita. Sin embargo, en la mayoría de las comunidades, donde casi nadie hablaba español, escribir en esta lengua no era una opción. Por lo mismo, esta ruptura no sólo promovió el analfabetismo en las comunidades, sino que creó la idea de que las lenguas indígenas son lenguas exclusivamente “orales”.

El reconocimiento de la UNESCO nos recuerda que varias de las lenguas de Oaxaca tenían exitosas tradiciones como lenguas escritas, que los textos generados no eran de carácter opcional (digamos poesía y cuentos), sino de carácter legal-administrativo y comunitario con usos sociales bien definidos. También nos recuerda que estos documentos son la mejor manera de acercarnos a la historia de las comunidades indígenas, reconocer su actitud proactiva y su creatividad en reinventarse y redefinirse continuamente a lo largo de los siglos y así revalorar su aportación histórica al complejo tejido social de Oaxaca.

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