SIMPOSIO FUENTES PARA LA INVESTIGACIÓN MUSICAL

Imagino que alguno de los asistentes al Simposio Fuentes para la Investigación Musical, no tenga noticia alguna de lo que es Adabi. De inmediato, ese imaginario e improbable asistente pensará que es una asociación especializada en la investigación de la música antigua en México. Por la naturaleza, hallazgos y sistemática tarea en el mundo de la historia y la documentación de la música en México, Adabi es ya una referencia imprescindible. Es tan notable la contribución de Adabi en esta materia que parece muy extraño que sea uno de los aportes que en principio, o para evitar malos entendidos, que en sus inicios, parecieran marginales en su tarea. La memoria mexicana, al fin y al cabo, es su gran territorio. La Nación su valor más profundo. Pero cuando hablamos de la música, la noción de territorio y las consideraciones nacionales se abren a horizontes distintos, muy vastos, más antiguos y duraderos, no existen los muros en la música.

Identificar los valiosísimos libros de coro en catedrales de la importancia de la Metropolitana de la Ciudad de México y la de Puebla, archivos de bandas en Oaxaca, el archivo musical de Tulancingo, el archivo de la arquidiócesis de Durango, archivos parroquiales en Santiago Tilantongo, en San Bartolo Soyaltepec y en Santa Catarina Minas, Oaxaca, la colección Vicente T. Mendoza, son ejemplos de una labor que aparte ha incursionado en el apoyo a metodologías muy cuidadosas de inventario y catalogación de estos acervos tan especiales.

Si sumamos la inmensa contribución que la Fundación Alfredo Harp Helú ha realizado en la restauración de órganos históricos, especialmente la monumental reparación de los órganos de la Catedral Metropolitana y, la labor constante de educación de alto nivel con Instrumenta Oaxaca, la labor en el universo musical desde México es de un alcance y un valor muy mayor.

Una de las verdades más importantes de la memoria mexicana es su naturaleza múltiple y abierta. Un mentís a la idea de la centralidad violenta de la ciudad capital es el hallazgo de los graduales en la Mixteca. Libros que parecían extraviados para siempre y que aparecen en el lugar más significativo. Es decir, en todo lugar, en el país antiguo, culto y de gran arraigo musical que es México.

Hay ciertos días luminosos en la vida de las instituciones y las personas que dedican su vida a guardar la memoria. Hallar los graduales impresos por Ocharte en el siglo XVI es uno de esos días memorables. El personal de Adabi y Adabi mismo deben ser honrados por este trabajo majestuoso. Localizar, reconocer, proteger, hacer del conocimiento de las comunidades, restaurar, estudiar y difundir estas joyas.

Hay que considerar, sin embargo, que no sólo Adabi ha logrado acercarse a las fuentes de la historia de la música a través de partituras o archivos musicales. Debe considerarse que en muchos de los acervos que ha apoyado en todo el país, piénsese en la gran transformación del Archivo General del Estado de Oaxaca, existe mucha información de festividades, agrupaciones musicales, programas de conciertos y un sinnúmero de actividades relacionadas con la cultura musical en nuestro país. Por añadidura, Adabi ha vinculado sus tareas a investigadores de primera línea, el Mtro. Aurelio Tello, es un ejemplo inmejorable. No sólo ha dedicado su vida a la investigación, sino que permite que esas partituras y esa cultura cobren vida y actualidad.

En esta tarea, la del rescate de acervos y fuentes para la investigación musical, suenan las voces más afinadas de la labor de Adabi. Una armonía que recorre los siglos y nos permite enorgullecernos de ese patrimonio, tanto como de contar con el apoyo de don Alfredo Harp Helú, de la Dra. María Isabel Grañén Porrúa, de la Dra. Stella González y con ellos numerosos aliados que buscan reconocer los armónicos de esa riqueza histórica que México como nación nos hace tener confianza en los desafíos actuales. Somos una nación antigua, una civilización.

Los últimos días de enero y los primeros de febrero, en cuatro mesas de trabajo, tuvimos ocasión de escuchar aportaciones significativas que dieron cuenta de ello.

Gracias a Adabi.

ADIÓS, RAFAEL

El pasado mes de diciembre estábamos en el cierre de edición del Boletín FAHHO cuando nos enteramos del fallecimiento del secretario de Cultura, Rafael Tovar y de Teresa. Ver partir a un amigo siempre es doloroso, sobre todo si se tenían planes y proyectos con él. En la Fundación Alfredo Harp Helú Oaxaca lamentamos profundamente su partida.

Rafael era un hombre inteligente, sus conversaciones siempre eran muy agradables; nos sorprendía su memoria privilegiada. Una noche comentamos que queríamos conocer Budapest porque los libros de Sándor Márai nos habían invitado. Entonces citó de memoria las calles, los cafés y las librerías que el escritor húngaro describe en sus novelas. Nos recomendó algunos baños de aguas termales, el zoológico; describió la casa del escritor y hasta nos dio el nombre de la persona que podía abrir la puerta.

Conocimos su compromiso con Oaxaca desde la restauración del ex convento de Santo Domingo, que inició en enero de 1994. Era su primer periodo como presidente del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes y cada mes se reunía con el entonces gobernador, Diódoro Carrasco, y con Alfredo Harp para ver los avances del proyecto. Para Rafael, la sinergia entre el gobierno federal, el estatal y la sociedad civil (en este caso Banamex y Pro Oax) era un modelo que debía repetirse para la gestión cultural de la nación. Siempre hablaba de la extraordinaria experiencia que fue Santo Domingo. Desde entonces, decidimos unir fuerzas por el bien de Oaxaca. Juntos encontramos la mecánica para realizar múltiples proyectos culturales y concluirlos exitosamente.

En 2002, Alfredo y yo tuvimos el privilegio de que Rafael nos recibiera en Roma cuando él era embajador de México en Italia. Nos dio excelentes recomendaciones para organizar nuestros días en la capital italiana. Aquél 1º de mayo, el día del trabajo, en el que nadie trabaja en Italia, Rafael se ofreció personalmente a pasearnos. Nos llevó a la iglesia de Santa Sabina, una de las basílicas más antiguas de Roma; después nos llevó a San Clemente y nos dio un erudito recorrido sobre aquella iglesia construida sobre un antiguo templo y una casa romana. Nos invitó a comer a su casa, llena de libros y obras de arte. La conversación era tan agradable que por un momento olvidé que el pequeño Santiago, de dos años, caminaba a sus anchas y descubría los rincones. De repente, me di cuenta de que estaba en la sala y escuchamos el ruido de un cristal que se rompía. Me paré instantáneamente, pensé en los miles de adornos de la casa. Rafael ni se inmutó, ni siquiera se levantó a ver qué se había roto. Afortunadamente fue un vaso con agua. Lo limpiaron, y, como si nada hubiera pasado, continuó la plática y la tarde.

Rafael estaba contento en Italia, su vida con Mariana García Bárcena estaba llena de armonía. Tenía tiempo para trabajar, leer, estudiar y escribir, pero le faltaba algo: él nació con la vocación de servir a México a través de la cultura. A su regreso, cumplió su misión, y continuó realizando contribuciones a la vida cultural mexicana.

Impulsó la creación de instituciones y programas que serán su legado para los mexicanos, entre ellas el Centro Nacional de las Artes, el Sistema Nacional de Creadores de Arte, el Centro de la Imagen, el Programa de Apoyo a la Infraestructura Cultural en los Estados, el programa Alas y Raíces y la Secretaría de Cultura. En nuestro estado apoyó la consolidación de las instituciones creadas por la iniciativa del maestro Francisco Toledo, como el Instituto de Artes Gráficas de Oaxaca, a través del Instituto Nacional de Bellas Artes; el Centro Fotográfico Manuel Álvarez Bravo a través del Centro de la Imagen; la creación del Centro de las Artes de San Agustín y, recientemente, entusiasta de la creación del Archivo Histórico del Estado de Oaxaca, apoyó con la restauración de planos y documentos. Su vida estuvo dedicada a la construcción de un México mejor.

Culto e interesado en la historia y el arte, Rafael Tovar supo entender a profundidad los proyectos que le presentábamos, y encontraba siempre la forma de apoyarlos. Cada vez que nos encontraba, nos decía: “Ustedes sí son de a de veras, nadie ayuda a México con esa generosidad y discreción”. Y cuando comentábamos sobre algún proyecto, decía: “Con ustedes lo que quieran, sí, vamos”. Y así fue siempre. Recuerdo cuando le llamé sobre la importancia de adquirir para México el Códice Chimalpahin. De inmediato hizo las gestiones para que este importante documento quedara en nuestro país. Su último gesto de generosidad con Oaxaca fue cuando decidió adquirir el Lienzo de Ayautla para ser entregado como regalo a Oaxaca por parte del gobierno federal el día de la inauguración del Archivo Histórico de Oaxaca. Lamentablemente, un día antes llamó para disculparse y no pudo acompañarnos. Quedó pendiente la entrega, pero su recuerdo sigue vivo entre nosotros.

Como lo mencionó su gran amigo, el músico Carlos Prieto, en su homenaje luctuoso: “Rafael Tovar fue un ejemplar y autentico servidor público”, y fue también un extraordinario ser humano. ¡Lo vamos a extrañar!

GUECHE LUANA Y SUS DOCUMENTOS, CRÓNICA DE UN HALLAZGO Y LAS RAÍCES DE UN PROYECTO DE LENGUAS

Cuando comenzaba su labor como directora de la biblioteca Francisco de Burgoa, en 1996, la Dra. María Isabel Grañén recibió la petición de una mujer de Guadalupe Etla para que le ayudara con la traducción de unos documentos en zapoteco que estaban en el archivo municipal de su pueblo. Para tal efecto, encargó a Juana Vásquez, una amiga originaria de Yalálag, que recibiera las fotocopias de los once manuscritos y realizara la paleografía y traducción al español.

Motivada por su fascinación por estos documentos coloniales en zapoteco, la Dra. Grañén diseñó un proyecto piloto con los objetivos de recopilar en fotocopias o microfilm los documentos históricos escritos en esa lengua; concentrarlos en un lugar para facilitar su consulta y difundir la existencia de estos materiales entre los interesados. Para lograrlo, contaría con el apoyo y asesoría de investigadores, hablantes, paleógrafos, archivistas y bibliotecarios especializados de vasta experiencia. Por diversos motivos el proyecto no se concretó y sólo contó con el grupo documental que recibió Juana Vásquez, quien mantuvo el compromiso de realizar la traducción de los documentos que recibió. Mientras desarrollaba el trabajo de pasar de una lengua a otra, le animaba la idea de que: “nuestros antepasados hubieran aprendido a escribir en el alfabeto latino y registraran lo que les estaba pasando en su propia lengua”. Se apasionó con el tema y, aunque el tiempo pasaba y la mujer que hizo la solicitud no volvió por los resultados ni se comunicó con ella, continuó trabajando en la traducción. A la par, colaboraba en otras traducciones con las investigadoras María de los Ángeles Romero Frizzi y Nancy Farriss, empleando para ello el Vocabulario de Fray Juan de Córdova, en la edición facsimilar que publicaron la Biblioteca del Instituto de Antropología y Francisco Toledo en 1987.

Pasaron los años y no fue hasta 2015 que la Biblioteca de Investigación Juan de Córdova, en colaboración con la UNAM, logró lanzar el proyecto Filología de las Lenguas Otomangues y Vecinas, el cual pretende digitalizar toda la documentación manuscrita en las lenguas de Oaxaca y cuyo inventario ya rebasó los 1 500 textos. A principios de 2016, la Dra. Grañén hizo llegar al proyecto Filología de las Lenguas Otomangues las fotocopias y las traducciones que Juana concluyó, y que se integraron como parte de los registros en zapoteco producidos por los pueblos del valle de Oaxaca. Se realizó también una larga gestión para la digitalización de los materiales originales en el municipio de Guadalupe Etla que fueron localizados en el fondo Alcaldía del Archivo Municipal. Se localizaron diez de los once documentos recibidos en fotocopias, así como tres más que no se fotocopiaron en esa lejana primera ocasión. Los catorce manuscritos fueron escritos entre los años de 1677–1730 en el pueblo de Santa María Guadalupe, sujeto de la Villa de Etla y tributario del marquesado del Valle. Son contratos de compra-venta de tierras, cuatro realizados entre particulares y la cofradía de Guadalupe (Xonaxi de Guadalupe) y diez entre particulares, por los escribanos: Domingo Vasques de Leon, Tomas Vasques, Joseph de Santiago, Lucas Vasques y Domingo Gonsales. Dos de ellos incluyen trasuntos de época firmados por fray Blas de los Santos en el convento de San Pedro Apóstol de Etla, en 1746.

La previsión, entusiasmo y constancia de la Dra. Grañén y de Juana Vásquez dan cuenta de la vigencia e importancia de los esfuerzos de conservación de documentos en lenguas, pues tal y como lo especificaba el proyecto de hace veinte años, este tipo de documentos requiere conservarse, traducirse y difundirse. Al integrarse al proyecto Filología de las Lenguas Otomangues estos documentos se conservarán en la colección digital del proyecto y se garantizará su acceso al público y usuarios diversos, quienes podrán estudiarlos a partir de un acervo virtual. A continuación se incluye un párrafo de uno de los documentos correspondientes a la compra de tierras por la cofradía de Xonaxi de Guadalupe y Gerónimo Pérez en 1692:

Huanalica betiguaya tia tiachiño ysaguela tovi cu[e] lau yoatao lao yoo gueche quea nachina lata renani lachi besia no b[e] bania lao testamento que guetao nia goxanaya Ysabel per[es] naca tiopa bea gosij guiraali cofrades que chana xonaxi […].

Es verdad que vendí y rematé para siempre jamás un pedasso de tierra de patrimonio mio esta en el lugar donde llaman en zapoteco Lachi besía que herede en el testamento de la difunta mi madre legitima Ysabel peres que es de dos medidas compraron todos los cofrades de nuestra señora […].

CANCELACIÓN ESPECIAL: INAUGURACIÓN ARCHIVO HISTÓRICO DEL ESTADO DE OAXACA

Una de las singularidades que enamoran del mundo de la filatelia es el amplio terreno que abarca y que permite acercarnos a ella: la historia de sus timbres, cartas, postales, sobres, caligrafía y cancelaciones han hecho de ésta una de las aficiones con mayor riqueza en el mundo. Las cancelaciones son las que ocupan un lugar especial en este artículo. Hablar del universo de la marcofilia es sumergirnos en la historia postal, específicamente en la prefilatelia, época previa a la aparición del primer timbre del mundo: el Penny Black.

En esta rama, México ha sido uno de los países más estudiados por grandes especialistas como Paul de Smeth, Marqués de Fayolle, Chapman, entre muchos otros, que han abierto el camino para una mejor comprensión y localización de datos sobre emisiones escasamente conocidas. Pero para hablar de la gran pasión que hay por el estudio de las sobremarcas y cancelaciones en México es necesario hablar de su historia. La década de los setenta del siglo XVIII podría suponer el inicio del estudio de la filatelia de nuestro país. Es en esa época que nacen las primeras marcas postales en la aún llamada Nueva España. Tomó aproximadamente dos siglos —a partir de la intervención española— para que el servicio de correos comenzara a regularizarse y lo logró con la legislación colonial de 1730, fecha en la que se determinó que las cartas deberían enviarse marcando con tinta roja el porte que debía pagar el destinatario. Nadie imaginaría que casi un siglo después, con la aparición del Penny Black en Inglaterra, en 1840, surgiría esta nueva afición que, por supuesto, adoptaría no sólo la colección y estudio de timbres postales, sino también las sobremarcas y cancelaciones que lo acompañarían. Nuestro país se convirtió, a la larga, en uno de los más sobresalientes en la producción de matasellos, lo cual atraería la atención de filatelistas de todo el mundo que apreciaban la estética de su composición, principalmente por su variedad de estilos. Los sellos canceladores habían pasado, además de ser objetos franqueadores, a marcas estéticas dignas de estudio que revelarían a la postre contextos en los que se encontrarían los diversos sistemas postales. Esta pasión por los sellos tiene vigencia hoy en día, incluso cuando las máquinas franqueadoras han ganado terreno sobre la producción de timbres postales.

Las cancelaciones de primer día de emisión y las especiales siguen siendo objeto de colección y estudio por su variedad en temáticas, sin embargo, son las cancelaciones especiales las que adquieren un valor singular por ser producidas en el contexto de un acontecimiento de resalto histórico.

Una cancelación especial es un acto conmemorativo, donde se cancela un timbre postal con un matasellos diseñado específicamente para un evento. El matasellos utilizado es devuelto al término del evento a autoridades del Servicio Postal Mexicano, con la finalidad de destruirlo y evitar que éste vuelva a ser usado en ocasiones posteriores, lo que le da un valor agregado a la estampilla y folleto especial sobre el cual se ha dejado la cancelación.

Nuestra entidad presenció a finales de 2016 uno de estos acontecimientos: la inauguración del Archivo Histórico del Estado de Oaxaca, un esfuerzo del Gobierno del Estado de Oaxaca en coordinación con la Fundación Alfredo Harp Helú Oaxaca y la asosiación civil Apoyo al Desarrollo de Archivos y Bibliotecas. Este espacio, el segundo de mayor importancia en nuestro país, sólo después del Archivo General de la Nación, afirma la continuación en la ciudad del compromiso con el rescate y promoción de la historia documental de nuestro estado. Para celebrar tan digna fecha, el Museo de Filatelia en colaboración con el Servicio Postal Mexicano, Correos de México, emitió el sello de cancelación especial Inauguración del Archivo Histórico de Oaxaca. El timbre postal utilizado para esa ocasión fue la emisión de 2013 Oaxaca Patrimonio Mundial, donde se reproducen dos fotografías del templo de San Matías Jalatlaco y del ex convento de San Pablo. Este matasellos fue presentado durante la tradicional ceremonia de cancelación especial, en la que el C.P. Alfredo Harp Helú, presidente vitalicio de la Fundación que ostenta su nombre, en compañía de la Dra. María Isabel Grañén Porrúa, presidenta de la misma Fundación, el gobernador del estado Gabino Cué Monteagudo y la directora del Archivo General de la Nación, la Dra. Mercedes de Vega Armijo, cancelaron (o sellaron) dicha emisión. El diseño del matasellos corresponde al grabador de Tacámbaro, Michoacán, Artemio Rodríguez, en el que utilizó la letra “A” con tipografía ornamental. La belleza de este grabado radica en la tan acostumbrada composición medieval que nos recuerda las bellas letras capitulares de aquella época y que ahora quedará grabada en la historia de la filatelia mexicana. Esta pieza especial quedará bajo resguardo y exhibición del Museo de Filatelia en su invaluable bóveda.

ENTREVISTA A CRISTINA KAHLO

La obra de Cristina Kahlo ha sido exhibida en galerías y museos de México, Estados Unidos, Alemania, Suiza y Francia, entre otros lugares del mundo. En su trabajo destacan la arquitectura, el retrato y la fotografía de autor; ésta última ha sido expuesta en el Centro Cultural San Pablo, que ahora festeja cinco años como espacio para la obra de grandes artistas, además de que ha establecido un gran vínculo con la comunidad oaxaqueña y la ha acercado a artistas de la talla de Cristina Kahlo.

¿Cómo descubres tu ojo fotográfico?

CK: Descubrí la magia de la fotografía, de plasmar imágenes sobre un papel, gracias a Antonio Kahlo, mi padre. Siendo una niña, en algunas ocasiones entré a su laboratorio y desde entonces pensé y sentí que quería ser fotógrafa. El “ojo fotográfico” se fue desarrollando con el tiempo, trabajando todos los días en educarlo.

¿Cómo fue tu primer acercamiento con la Fundación Alfredo Harp Helú Oaxaca?

CK: Fue cuando tuve la suerte de conocer, en Basilea, Suiza, a la banda de Jóvenes músicos del Centro de Capacitación Musical y Desarrollo de la cultura Mixe, en 2006. Después de ese extraordinario encuentro fui invitada para realizar, en Tlahuitoltepec, las fotografías del Cecam que serían incluidas en el libro Música, expresión de las veinte divinidades, publicado con con el apoyo de la Fundación con motivo del aniversario de la escuela en el 2007. A partir de entonces creció mi amor por Oaxaca, por su gente y por su cultura. Con la Fundación, y con las personas que forman parte de ella, se fue estrechando un vínculo de afecto y colaboración con diversas instituciones respaldadas por ella. En el Museo de la Filatelia de Oaxaca se han presentado dos exhibiciones de mi trabajo fotográfico: en 2007, la exposición titulada Noviembre Dos y Fábulas de agua, aire y tierra, en 2012. Posteriormente, se presentaron las exposiciones Tiempo de Danzón, en 2012, y Convivencias, en 2014 en el Centro Cultural San Pablo.

¿Cuál ha sido tu experiencia colaborando con el Centro Cultural San Pablo?

CK: En las dos ocasiones que he tenido oportunidad de mostrar mi trabajo en el Centro Cultural San Pablo mi experiencia ha sido extraordinaria. Considero que quienes laboran en el centro cultural se entregan e involucran en cada uno de los proyectos que presentan. Se trabaja con profesionalismo y se nota en cada exposición, tanto en las de mi trabajo como en aquellas de las que he sido espectadora. La creatividad es compartida entre los expositores y quienes realizan la museografía, diseño gráfico, difusión y todos los aspectos que conlleva una muestra.

Al momento de comenzar a crear una serie de imágenes, ¿qué posición ocupa este espacio dentro del proceso creativo?

CK: Cuando se piensa en mostrar una exposición en el Centro Cultural San Pablo, el proceso creativo da rienda suelta a la imaginación, ya que se siente el apoyo de quienes trabajan en el centro cultural para llevar a cabo las ideas.

¿Cómo describes la relación entre el Centro Cultural San Pablo y tu obra?

CK: Considero que San Pablo es un espacio que acoge la obra de los distintos artistas que hemos mostrado nuestro trabajo. Es un espacio que se acopla y adapta según el proyecto. Esa versatilidad hace que cada proyecto sea único tanto en el contenido de la obra como en la museografía y montaje.

Sabes que cada lugar de exposición tiene una esencia, ¿cómo describirías la personalidad de San Pablo?

CK: La esencia de San Pablo es de cordialidad con sus visitantes y de entrega a México.

¿Algún proyecto que tengas ganas de realizar con el Centro Cultural San Pablo?

CK: Uno de mis sueños es darle seguimiento al proyecto que se inició en Tlahuitoltepec, continuar fotografiando a los intérpretes de la música popular oaxaqueña, ya que tiene una presencia fundamental en las comunidades y la cultura de Oaxaca. Además, mi primer acercamiento con la Fundación fue a través de la música. Pienso que el Centro Cultural San Pablo sería el lugar apropiado para exhibir esta muestra.

Descríbenos el proyecto que elaboraste para el quinto aniversario del Centro Cultural San Pablo.

CK: La pieza elaborada para el aniversario de San Pablo es una remembranza de mi exposición Convivencias. Para realizar dicha instalación, durante varios días fotografié la mirada de los visitantes del Museo de la Filatelia, el Museo Textil y el Centro Cultural San Pablo. La labor de un espacio cultural y las exposiciones que contiene no tendrían sentido sin las miradas de quienes los visitan. Es un homenaje a quienes, con sus miradas, dan vida a los objetos (fotografías, arte popular, textiles, instalaciones, pinturas o esculturas) que se muestran. En este caso particular es también un homenaje a la labor de difusión cultural que se lleva a cabo en el bellísimo espacio blanco en que habita la cordialidad de San Pablo.

BANDERAS BANDHANI

El Proyecto Bandhani comenzó en 2003, a partir de una colaboración entre artistas en Kutch, el Instituto Nacional del Diseño, en Ahmedabad, India, y dosa, compañía de ropa, accesorios y utensilios para el hogar fundada por Vivian Kim y Christina Kim, madre e hija, respectivamente. La experiencia se logró gracias a un esfuerzo en conjunto por brindar empleo a mujeres que tuvieron que dejar sus hogares a causa del terremoto que sacudió a la ciudad de Kutch en 2001. La colaboración se dio a conocer bajo el nombre de “Banderas Bandhani”.

Bandhani, una antigua tradición textil, es un tipo de teñido de reserva. El primer paso consiste en el trazo de un patrón a base de pequeños puntos sobre una tela por medio de un esténcil perforado. A continuación, las marcas en la tela se toman entre dos dedos y se anudan a mano con un hilo muy fino, girando rápidamente en torno al punto marcado con el esténcil. El área que queda atrapada con el hilo se vuelve resistente al tinte en el momento en que la tela se sumerge en los baños para obtener distintos colores. Una vez que la tela se ha secado, se retiran los nudos y se abre, revelándose así numerosos puntitos que se asemejan a una constelación.

Los practicantes originales de este arte eran los khatri musulmanes, una casta dedicada al comercio. Tradicionalmente, las mujeres realizaban el atado y los hombres, el teñido. Hoy en día, esta práctica se mantiene. Tenemos la fortuna de trabajar con los hermanos khatri Abdul Jabbar y Abdullah, quienes mantienen un taller de hombres tintoreros, mientras que las mujeres de distintas comunidades en Kutch, Guyarat, anudan las telas.

El primer proyecto con telas bandhani estaba inspirado en los tejidos empleados para los turbantes masculinos: tiras angostas de tela de poco más de 15 cm de ancho. Estas telas de algodón se teñían con la técnica de bandhani y posteriormente se cosían unas con otras para formar una tela más grande que pudiera ser aprovechada para crear una prenda. La angostura de la tela resultó ser una ventaja inesperada: la distribución del trabajo entre una mayor cantidad de mujeres y un mayor número de comunidades fue posible gracias a que dos hombres en motocicleta podían transportar fácilmente estas telas angostas de una población a otra.

Sin embargo, para lograr que el Proyecto Bandhani fuera sustentable fue necesario innovar y explorar otras técnicas de teñido por reserva. Así pues, algunos experimentos con la técnica japonesa de teñido por reserva conocida como “shibori en formas de copos de nieve” resultó en un híbrido verdaderamente transcultural. Puesto que para conseguir el diseño de un copo de nieve, la tela debe doblarse en triángulos, pronto se le empezó a llamar samosa (empanada de India) debido a su parecido con aquel platillo. El teñido de bandhani moteado es una innovación técnica inspirada en algunos cuadernos encontrados en los bazares de Ahmedabad.

En esta técnica, una solución concentrada del tinte a emplear se rocía con una regadera sobre una tela khadi de seda (tela hilada y tejida a mano) previamente tensa sobre un bastidor de madera. Una inspiración más se halló en las tiendas locales, donde se conservan madejas de hilo decolorándose bajo el sol. El efecto decolorado se potencializa al emplear el hilo de algodón utilizado en los amarres del teñido de reserva, como hilo para bordar a mano sobre las telas moteadas de seda, de acuerdo con una técnica tradicional conocida como kantha. Los banderines de oración son muestra de una gran variedad de técnicas de bandhani, cada uno de ellos hecho a mano y único.

Esta instalación con las banderas bandhani se ha presentado en el Museo Internacional y Biblioteca de la Música en Boloña, Italia, en 2008, y en el Congreso de la UNESCO sobre educación ambiental, llevado a cabo en Ahmedabad, India, en 2007.

LLEGÓ LA FILO AL MUFI

Una de las grandes experiencias que hemos tenido como museo a lo largo de 18 años, ha sido coincidir con diversas instituciones de carácter público y privado con las que, de manera satisfactoria, hemos podido llevar la pasión de la filatelia a muchos rincones del estado, del país y de otros países.

Y es que la esencia misma del timbre postal también lo ha permitido, su carácter multidisciplinario nos ha abierto las puertas para realizar un sinnúmero de actividades y hacer sinergias con instituciones que a simple impresión hubiese parecido muy complicado realizar.

Hoy, en especial, con un gran sabor de boca recordamos lo que uno de los encuentros literarios más importantes del año pasado dejó en el MUFI, lo que permitió llegar una vez más a nuevos públicos. Así es, estamos hablando de la Feria Internacional del Libro Oaxaca 2016: FILO.

En la pasada edición de la FILO participaron 95 000 asistentes en sus 318 actividades. Tuvimos el gusto de ser sede para diversas actividades, entre las que destacó la exposición La visión comunicable: correspondencia de arte postal, colección Wald-Zeller.

Un año de planeación sería el plazo acordado para la realización de esta exposición, en la que el invitado especial sería el poeta surrealista y artista visual Ludwig Zeller. Al ser Chile el país homenajeado durante esta edición de la FILO, Zeller aparecía como la persona ideal por su cercanía con el mundo del arte postal, su atractiva colección —que conformó durante 50 años en compañía de su esposa la pintora Susana Wald— y, por supuesto, por el país que lo vio nacer: Chile.

Pinturas, postales, correspondencia, esculturas, revistas y más, serían presentadas en una exposición que pretendía mostrar la tradicional fuerza del arte correo latinoamericano.

Esta exposición se inauguró en el marco del arranque de la Feria Internacional del Libro de Oaxaca y a partir de ésta, distintas actividades se realizaron en el museo, como el ciclo de expresiones de la literatura chilena con Álvaro Bisama y Francisco Ortega; la mesa con Paulina Flores y Romina Reyes “El cuento joven en Chile”; la presentación del libro Pensar Medio Oriente, de Maruan Soto o los talleres Entre el post y el olvido y el taller de narrativa de Gastón García Marinozzi, entre muchos otros.

Una vez más la Feria Internacional del Libro de Oaxaca nos deja esta grata experiencia de colaboración entre múltiples instituciones culturales donde el fin principal es unir esfuerzos y llevar el arte y la literatura a cada rincón de Oaxaca.

TEE SA’A JIYOO: GENTE QUE HACE COMALES

La Coordinación de Arte Popular y Proyectos Productivos de la FAHHO recibe con gusto el trabajo de voluntarios y servicios sociales universitarios que deseen conocer y apoyar la labor de difusión del arte popular. Tal es el caso de Silvia Maldonado, artesana y alumna del último semestre de la carrera en Ingeniería en Desarrollo Comunitario, del Instituto Tecnológico Superior de San Miguel El Grande, perteneciente al distrito de Tlaxiaco, Oaxaca. De julio a diciembre de 2016, Silvia, en colaboración con el equipo de trabajo de la coordinación, realizó su proyecto de titulación: “Situación actual de las artesanías de barro y palma en las localidades de San Isidro y Pueblo Viejo, municipio de Magdalena Peñasco”, localidades mixtecas ubicadas a 20 kilómetros al este de Tlaxiaco, donde se cuenta con un censo de 30 familias dedicadas a la elaboración de comales y platos de barro, y diez a la elaboración de tenates, bolsas y sombreros de palma.

El objetivo de su proyecto fue identificar cada proceso en la cadena de producción de las artesanías de palma y de barro hasta llegar a la comercialización, con el fin de minimizar las problemáticas y mejorar los procesos de producción, así como conocer el mercado de la ciudad de Oaxaca para la posible comercialización de los productos, ya que los únicos puntos de venta con los que cuentan son el mercado de Tlaxiaco y los intermediarios.

En los resultados del proyecto se detectaron los cuellos de botella en la producción del barro y la palma: el factor del clima resultó ser determinante, la época de sequía resulta ideal para la obtención del barro y el trabajo del mismo, mientras que para la palma, esta misma época resulta difícil para tejerla, ya que el material necesita humedad para poder ser manipulado con facilidad. Como dato interesante, Silvia registró de voz de las mujeres de su comunidad que el trabajo de tejido de palma se realizaba en cuevas de humedad durante la época de sequía, las cuales todavía se encuentran en los alrededores del municipio; sin embargo, éstas presentan deterioro por el desuso. Otra situación a considerar es que los artesanos censados en este proyecto tienen entre 30 y 50 años de edad. Los jóvenes manifestaron que prefieren dedicarse a otra actividad, ya que la relación trabajo-precio de las artesanías no les alcanza para mantenerse y no cuentan con un punto de encuentro entre los productores y con consumidores finales, desventaja que los intermediarios aprovechan para pagar precios bajos: los sombreros de palma a $5 por pieza, y dependiendo del tamaño, los comales de barro desde $15 hasta $150. Estos precios no recompensan las horas y técnica de trabajo de los artesanos.

En la producción del barro se lograron identificar las soluciones más viables en el proceso de elaboración de piezas, desde la implementación de una batidora mecánica para agilizar este paso y disminuir los accidentes de heridas de manos que se tienen actualmente por realizar este proceso de forma manual, así como la diversificación de productos.

Durante su estancia en la ciudad de Oaxaca, Silvia Maldonado pudo participar en la organización de tres expo-ventas artesanales y conocer creadores y técnicas distintas de barro y palma de San Marcos Tlapazola, San Bartolo Coyotepec y San Pedro Jocotipac, comunidades que, por tradición, trabajan barro rojo, barro negro y palma respectivamente. También formó parte de los equipos de trabajo de colaboración entre artesanos y diseñadores con la Universidad de Monterrey y la FAHHO, donde se generó una identidad gráfica para las artesanías de palma y barro que ayudará a posicionar y comercializar las artesanías que se producen en su municipio.

Sin duda, este proyecto productivo artesanal tiene potencial de crecimiento y beneficio para las familias de estas localidades que desean comercializar sus artesanías en nuevos mercados. Silvia Maldonado concluirá sus estudios en enero de 2017. Será entonces cuando la FAHHO iniciará una nueva etapa de colaboración con ella y las localidades estudiadas.

CIUDAD BICIBLE

Inaugurada el 7 de octubre de 2016, la exposición Ciudad Bicible es una invitación a reflexionar sobre el papel de la bicicleta en la cultura a través del tiempo. 73 bicicletas expuestas, antiguas y contemporáneas, así como diversas piezas complementarias de este medio de transporte.

La bicicleta ha formado parte de la vida de las ciudades desde hace casi dos siglos. En este tiempo, ha logrado impactar en la vida de los seres humanos y nuestro entorno incitando a la inventiva, la recreación y la libertad. Hace más de cincuenta años, la visión de modernidad protagonizó grandes transformaciones de nuestras ciudades para beneficiar al automóvil privado, borrando de las calles a este amigable artefacto de dos ruedas. Sin embargo, hoy en día son muchas las ciudades que vuelven a incorporar en el mapa de la movilidad a la bicicleta como un medio de transporte eficaz, económico, saludable y amigable con el medio ambiente.

Ciudad Bicible aprovechó el momento que actualmente se vive en pro de la bicicleta para recordarla y celebrarla. Por medio de un recorrido por seis secciones que agrupan bicicletas antiguas de diversas épocas y usos da a conocer al público su papel en la sociedad y la cultura a lo largo del tiempo. Encontramos las de oficio, infantiles, juveniles, de mujer y extranjeras, hasta llegar a las bicicletas urbanas y su importancia como medio de transporte en la ciudad actual. En esta exhibición podemos apreciar bicicletas que datan de principios del siglo XX hasta bicicletas contemporáneas; bicicletas mexicanas, japonesas, francesas, alemanas, coreanas, inglesas y de otras partes del mundo. También están las primeras bicicletas que integraban de origen los guardafaldas, una pieza formada con partes de aviones desmantelados; otra que retoma elementos de diseño que evocan a los automóviles; bicicletas plegables, deportivas y del sistema público, entre muchas otras que dan cuenta del periodo en la cual fueron creadas y nos remontan a sus contextos históricos, geográficos y culturales.

Ciudad Bicible fue posible gracias a la colaboración de los coleccionistas José Ricardo Terán Pluma (Bicibella Oaxaca), Eloy Ruiz (Bicicletas Antiguas Teotihuacán), Faustino Vergara Herrera (Unión de Voceadores de México), César Cervantes, José Manuel Díaz, Francisco de Santiago y Rubén Leyva, los clubes Biciclásica Huajuapan, Biciclub Huajuapan, La Burra Antigua, Club Ruedas Clásicas Guanajuato, así como del Museo Nancy Contreras, BKT Bici Pública, el Instituto Municipal de Transporte de Jalisco y el Gobierno del Estado de Jalisco.

Esta exhibición busca generar en sus visitantes una reflexión sobre cómo la bicicleta ha logrado cambiar las ciudades hacia unas más tolerantes, sanas, equitativas y humanas, y cómo puede hacer también de la nuestra una Ciudad Bicible.

EXPLORACIONES ARQUEOLÓGICAS EN EL COMPONENTE URBANO CERRO GALLO, MONTE ALBÁN, OAXACA

Durante los meses de enero a marzo de 2016, la Fundación Alfredo Harp Helú Oaxaca apoyó las investigaciones de prospección y excavación que se realizaron en el conjunto urbano Cerro Gallo de Monte Albán, ubicado en las confluencias del Río Salado y el Río Atoyac. El proyecto tiene como finalidad dar continuidad a las investigaciones realizadas en el año 2014, además de dar a conocer las distintas áreas existentes en el sitio, su temporalidad, su funcionamiento y la relación que tuvo con Monte Albán.

Los trabajos basados en recorridos de superficie y exploración de pozos de sondeo arrojaron más de cien terrazas, unidades habitacionales, edificios, subestructuras con cuartos bien delimitados y una cista que no es más que un “cajón” de piedras lajas con bajas alturas y sin cubierta, que en la época prehispánica sirvió para depositar a sus muertos. En el caso de la cista de Cerro Gallo no se localizaron restos de huesos humanos.

En el proceso de excavación se recuperaron diferentes objetos, entre los más sobresalientes una ofrenda que incluía una olla de pasta café, un vaso de pasta gris, un apastle con efigie y un metate tallado en granito. Estos materiales, después de un análisis físico, ayudaron a identificar una temporalidad de entre 550-300 a.C, en la fase conocida como Monte Albán I, justo cuando se iniciaba el levantamiento de la urbe zapoteca, Monte Albán.

Con los resultados hasta ahora obtenidos podemos decir que el centro urbano de Cerro Gallo fue un sitio importante desde épocas muy tempranas, además porque cuenta con espacios arquitectónicos residenciales y de culto. Estas exploraciones han permitido ampliar el panorama de la gente que habitó Monte Albán y su forma de vida en las primeras fases de su crecimiento, pues es muy probable que la gente que hizo del Gallo su morada haya formado parte desde el inicio y evolución de Monte Albán.

POZONTLE YALÁLAG (Comunidad zapoteca, variante didxa shiza’)

Kanhanke gunllo kua xixe da llejgake lhao yell´nhi kat llal lní kat llak yel wachaynha leska.

Kat lla llayetj yay yich yo llejgake dan nhe´ kua xix nha para gunllo kua xixen nha guyibllo zbíakello nha gutllon nha wlhall´llon yejlhall´kua babetllón ba´nhaken wedí nhatellen gunllon prueb chet´ka ballaken bllin chetka bíllaken bllín es que binagaken´na nhacha ballaken bllin baksenhaken para wtallon´nha ka wzuallo xhoa nha llaken zuyalje ba´byaljen nha llut´llon lhao yich kelh wedí, b´ládao gut´llon lhao yichen ba´nhaken´ka nha wzall´llon nhis pnhelh gaken xixdao nhatellen kullón kua kellón ba´ bzall´llo nhis pnhelh na kotello tu ya´kua lue nha yejllón, lue xi, kan llejgaken lhao yellen.

Ka llweye xhoa ke zuyalje. Llzuto xhoa lleynhenhen nhis´de kat ba´weyen´nha llibtón nhis´zay, ka´llazutón lhao yi´enchnha llyaljén, llzuzelhtón ench babayalén kat zulhaoto wtato kua´zbian lo´nhis pnhelhen.

FIESTA, ESPUMA Y CACAO

Durante 2016, el equipo de la Biblioteca de Investigación Juan de Córdova salió a trabajo de campo con el objetivo de registrar la gran diversidad de bebidas oaxaqueñas en cuya preparación se incluye el cacao, un tema predilecto del equipo por obvias razones.

Elena Marini Silvestri fue la encargada de la fotografía; Perla Jiménez, Zaira Alhelí Hipólito, Janet Chávez Santiago, Demián Ortiz Maciel y Rasheny Lazcano fueron los encargados del contacto con las comunidades y de la recopilación de datos. No sabíamos en qué empresa nos habíamos metido ni lo que implicaba, pero preparamos cámaras, grabadoras, libretas de campo, lápices y botas con el fin de estar listos para esta aventura en donde recorrimos los valles, sierras y costas de nuestro hermoso estado.

Aparte de un mosaico de sabores y técnicas que mezclan la tradición de recetas ancestrales con utensilios e ingredientes modernos tuvimos la fortuna de que muchas familias oaxaqueñas nos abrieran la puerta de su casa y nos hicieran partícipes del ambiente social que rodea la preparación del cacao, elemento principal en fiestas y ritos. Recordaremos su hospitalidad con infinito agradecimiento. Este texto es el primero de varios que podrán leer en los siguientes boletines FAHHO, en los que contaremos cómo nos fue con los registros etnográficos del uso del cacao, el pataste y la jatrofa.

En el aspecto etnográfico reconocemos espacios públicos y privados, como los escenarios en donde se lleva a cabo la preparación de la bebida del cacao. El espacio público involucra la participación de muchas personas dentro de la comunidad. Estas fiestas se manejan y mantienen, en la mayoría de los casos, con sistemas de intercambio de bienes y servicios como la gozona, la guelaguetza o el tequio; sistemas que se basan en los principios de solidaridad y ayuda mutua. El otro espacio en donde se consumen estas bebidas obedece a lo privado, donde cocinas, fogones, patios y grandes jardines fueron los lugares que muchas familias compartieron con nosotros mientras nos mostraban cómo se hacían las distintas bebidas del cacao. Tuvimos la oportunidad de aprender que, aparte del chocolate de agua y de leche, propios de la ciudad, existe una gran diversidad de bebidas de cacao en las comunidades indígenas del estado. En total, la BIJC ha identificado 18 distintas bebidas. Cada una de las recetas se distingue por ingredientes especiales, a veces típicos de la región, aunque también hay casos en donde se ocupa un ingrediente que viene de lejos, como el pataste de Teotitlán —reminiscencia de antiguas rutas comerciales—.

Hablando de los ingredientes locales, sin duda los más interesantes son los que permiten que la bebida tenga espuma abundante y estable; a menudo ciertos bejucos. Aunque falta indagar más en cuanto a los aspectos químicos de estos ingredientes, la parte usada del bejuco puede ser el brote fresco, la corteza “su piel”, nos dijo una abuelita, “o sus pies”, refiriéndose a la raíz. En el caso del pozontle de Yalálag, el bejuco lo traían de lejos, del monte. Las personas que tienen milpa saben qué plantas hay en su camino, les llegan encargos para recolectar el bejuco al acercarse una celebración. Actualmente, algunas señoras domestican el camote de la planta y lo tienen cerca de la casa. Cada señora encargada de hacer la bebida se especializa a su manera. Sabe qué fiesta viene y la cantidad de ingredientes que necesita. Debe estar preparada para tiempos aciagos, pues las bebidas con espuma, así como acompañan los momentos de alegría, también acompañan a las familias en momentos de tristeza, como cuando fallese un miembro de la comunidad. Las bebidas de cacao están presentes no sólo en el día en que se despide a un ser querido, sino también en los rituales funerarios subsecuentes.

Si quieres saber más sobre este tema, te invitamos a visitar, hasta el mes de febrero, la exposición Espuma. Las bebidas de cacao de Oaxaca, con fotografías de Elena Marini Silvestri, en la galería del Centro Cultural San Pablo.

TELAR DE YALÁLAG

Villa Hidalgo Yalálag es una comunidad que fue considerada en la imaginación académica/popular como una localidad emblemática de la cultura indígena de la Sierra Norte de Oaxaca. Ha sido documentada desde la década de 1910 por algunos de los investigadores oaxaqueños (como Manuel Martínez Gracida) e investigadores del textil (como Donald y Dorothy Cordry) más renombrados, lo que dió por resultado, a lo largo de un siglo, un acervo de registros relativamente extenso. En cuanto a la terminología en zapoteco asociada al telar, se encuentran conceptos importantes a partir de 1949, con la publicación de Julio de la Fuente (trabajo fundamental para la antropología social mexicana) y diversos trabajos de Juan José Rendón (homenajeado en el COLOV 7) y René Molina Cruz (hermano del Mario Molina, homenajeado en el COLOV 6). Gracias a la colaboración de Juana Vásquez y Alicia Molina, ambas nativas de Yalálag, se han podido ampliar y actualizar estos términos para formar un registro bastante amplio.

Desde el siglo XVI, la producción de manta tejida en el telar de cintura, impulsada por el mercado urbano, provocó un cambio en la vestimenta tradicional de Yalálag y de los otros pueblos zapotecos, chinantecos y mixes de la región. Esto ocasionó que la gran mayoría abandonara el tejido de diseños brocados. A pesar de esto, los huipiles (ihallxha) de Yalálag son bastante vistosos, particularmente por su distintiva trencilla bajo el cuello (yeech). La estructura relevada sobre los hombros del huipil (goljxhmón) se logra de modo mecánico, con un lizo especial en el telar, de manera que esa decoración sutil puede hacerse rápidamente al tejer el lienzo.

En el marco de la exposición Hilar el viento. Los tejidos mexicanos de pluma, Alicia Molina ha emulado la construcción básica del huipil tradicional con una pieza tejida mayormente en ligamento sencillo, cambiando a tejido relevado en la sección de los hombros donde incorpora hilos de algodón de dos cabos entretorcido con plumón de ganso. Aunque el hilo emplumado no forma parte de la vestimenta tradicional de Yalálag y consecuentemente no tiene términos asociados en zapoteco, esperamos que innovaciones de este tipo sirvan para impulsar una nueva terminología en la lengua indígena en torno al textil.

ORGANIZACIÓN DE LA COLECCIÓN FOTOGRÁFICA DE IRMGARD W. JOHNSON

La Biblioteca de Investigación Juan de Córdova es una biblioteca académica especializada en filología mesoamericana. En este recinto resguardamos colecciones importantes para el estudio de temas históricos y culturales del estado de Oaxaca. Su acervo cuenta, hasta este momento, con alrededor de 25 000 obras que datan del año 1571 a la fecha. Algunas, principalmente por su antigüedad, estado de conservación y falta de organización son de acceso restringido por el momento. Éste es el caso de la colección de Irmgard W. Johnson (1914-2011), investigadora que dedicó su vida a estudiar y documentar el textil indígena, lo que le permitió construir uno de los acervos más grandes e importantes sobre el tema. Está conformado por un archivo fotográfico, uno biblio-hemerográfico y un archivo documental que cubre de 1930 a 1980; también contiene las notas de campo que fue recabando en distintas zonas de México, borradores de sus publicaciones, muestras de textiles y las notas de los análisis que ella realizó sobre diversas colecciones de textiles.

En 2015, la colección de Irmgard W. Johnson fue donada a la Fundación Alfredo Harp Helú Oaxaca y, como parte del acuerdo, se decidió realizar una serie de proyectos a través de los cuales se pudiera garantizar la preservación y acceso a los materiales recibidos. Los proyectos incluyen procesos de diagnóstico, estabilización, digitalización y catalogación de la colección, así como su inclusión en un repositorio digital. Sus principales objetivos son la preservación, organización, acceso y difusión de los materiales. A continuación presentaremos en qué consiste cada uno de estos procesos.

El proyecto inicial fue el de digitalización, catalogación y documentación del archivo fotográfico (aún en proceso). Éste comenzó a partir de que los materiales fueron llevados al área de acervos siguiendo las siguientes fases:

Diagnóstico. Se llevó a cabo el diagnóstico de la colección, con la finalidad de identificar el estado de conservación de los materiales, así como su dimensión. A partir de los resultados obtenidos fueron definidos los procedimientos a seguir, el tiempo de ejecución, así como la identificación de los recursos (materiales y humanos) necesarios para la realización del proyecto.

Estabilización. Se incluyeron en esta fase los procesos de limpieza, montaje, etiquetado y resguardado del material en cajas especiales, así como la elaboración de su registro documental y fotográfico. Es importante mencionar que en esta etapa sólo se llevaron a cabo intervenciones menores del material; no se realizaron procesos de restauración mayores. Sin embargo, se identificó que debido al buen estado de conservación de la colección, únicamente una pequeña cantidad de materiales lo requerirán.

Digitalización. Es el proceso de conversión de un documento físico a uno digital para su lectura en soportes electrónicos, haciendo uso de algún tipo de escáner específico. Se decidió llevar a cabo la digitalización de todas las imágenes teniendo en cuenta principalmente dos objetivos: la preservación y el acceso. Para la preservación se hizo un negativo digital de cada uno de los materiales y se resguardaron en un sistema de almacenamiento especial para ello. En cuanto al acceso, se realizaron copias optimizadas para la web en formatos JPG y PDF para su posterior inclusión en un repositorio. La definición de la calidad y resolución de las imágenes se hizo a partir de las características propias de cada una de ellas (soporte, características físicas y estado de conservación).

Catalogación. El proceso de catalogación consiste en la descripción y documentación de las imágenes a partir de la información existente en el propio archivo, además de la inclusión tanto de imágenes como de la información en un repositorio digital. El proceso de catalogación se lleva a cabo a partir de estándares internacionales y la información es ingresada en Dspace, un software de código abierto diseñado por el Massachusetts Institute of Technology y Hewlett-Packard, utilizado para la implementación de repositorios digitales. De esta manera, se hace posible la consulta y acceso remoto a los diversos recursos que conforman la colección.

Resultados y situación actual. Hasta la fecha, un poco más del 95% de la colección fotográfica ha sido estabilizada y digitalizada, y aunque la catalogación es un proceso más lento debido a su naturaleza, el repositorio cuenta ya con una cantidad considerable de registros que en breve podrán ser consultados; sin embargo, es importante mencionar que, en conjunto, cada uno de los procesos por los que ya ha pasado la colección y la gestión de la misma con Dspace, han permitido una mejor organización, control, mantenimiento, manejo, acceso, compartimiento y preservación de ésta.

Además, este proyecto ha permitido identificar pautas para la organización de otras colecciones de la biblioteca e identificar necesidades específicas de preservación de las mismas. Como respuesta a esto fue implementado el repositorio digital, mencionado anteriormente y fue construida una bóveda climatizada, la cual estuvo planeada, diseñada y construida por manos oaxaqueñas con base en estándares internacionales, buscando tener una adecuada aplicación de las políticas de conservación.

ENCUENTROS CULTURALES DURANTE EL 10.° SIMPOSIO INTERNACIONAL DE SHIBORI

La ciudad y el estado de Oaxaca fueron el escenario donde participantes locales e internacionales se reunieron para celebrar el 10.° Simposio Internacional de Shibori, del 15 al 20 de noviembre de 2016. Durante más de tres semanas, el encuentro ofreció cinco recorridos previos y posteriores al simposio, ocho excursiones de un día hacia distintas regiones de Oaxaca y numerosos talleres prácticos, así como presentaciones de ponencias, seminarios, foros de discusión y visitas guiadas a exposiciones. Más de 300 artistas, artesanos, académicos, docentes, diseñadores, emprendedores y entusiastas textiles de México y el mundo se dieron cita en esta región mesoamericana para formar parte de un intercambio significativo de conocimientos, prácticas, tradiciones y amistad. Instituciones culturales y artísticas de carácter local e internacional, unieron sus esfuerzos con los coorganizadores del simposio: Yoshiko Iwamoto Wada, presidenta de la Red Mundial de Shibori, y Alejandro de Ávila, director del Jardín Etnobotánico de Oaxaca. Gracias a todos estos apoyos, este evento fue uno de los más exitosos en su tipo. El tema del simposio fue Jaspe, shibori, y sostenibilidad: un acercamiento a la tierra, la cultura y su gente a partir de los teñidos de reserva, el cual incluyó temáticas en torno al teñido de tela e hilos mediante reserva por compresión; tradiciones textiles indígenas; arte, diseño y moda contemporánea, y tintes naturales y plantas. Los artesanos de shibori japoneses se inspiraron en los ejemplos mexicanos que han sobrevivido de las enaguas de lana con diseños obtenidos mediante amarres, una técnica de teñido de reserva elaborada mediante puntadas en la tela y que se practicaba en las regiones de Querétaro e Hidalgo hasta la década de 1950.

A partir de estos ejemplos, comenzaron un proyecto de reproducción mediante técnicas de shibori y los tintes de la grana cochinilla y el añil. Los artistas de kasuri de Japón (ikat) estaban fascinados por la calidad y la finura que se aprecia en las obras de arte del jaspe mexicano: los rebozos. La profundidad y la variedad de los textiles tradicionales de México, así como de los tapices en lana (muchos de ellos teñidos con tintes naturales y elaborados a mano) fueron valoradas por los participantes internacionales, quienes adquirieron muchas de estas obras.

En el Centro de las Artes de San Agustín, artistas procedentes de 30 países exhibieron sus obras en la exposición titulada Arte contemporáneo de shibori e ikat. La muestra Kimonos históricos de shibori e índigo fue posible gracias al proyecto INDIGO Earth, de Japón. Asimismo, se presentó una instalación de joyería en papel, obra de Kiff Slemmons, y kasuri de la región de Kurume y moda con los rebozos de jaspe, diseño de Carla Fernández. El Museo Textil de Oaxaca presentó la exposición Shibori o el arte de atar, así como el memorable proyecto de plumaria mexicana, el cual incluyó obra de Francisco Toledo, Trine Ellitsgaard y James Bassler, entre otros.

Los participantes, en un recorrido por poblados de la costa del Pacífico, conocieron a dos tejedoras del pueblo amuzgo de Xochistlahuaca en un lejano rincón de Guerrero, quienes compartieron su entusiasmo por haber participado en los talleres de tintes naturales que se ofrecieron durante el simposio.

Los asistentes locales estaban particularmente agradecidos por la oportunidad de estudiar con maestros internacionales. De igual modo, todos los participantes estaban felices de compartir su conocimiento, así como de conversar con colegas y amigos con los mismos ideales.

TERCER CONGRESO IBEROAMERICANO DE LENGUA Y LITERATURA INFANTIL Y JUVENIL

Durante la semana del 14 al 18 de noviembre se llevó a cabo el Tercer Congreso Iberoamericano de Lengua y Literatura Infantil y Juvenil organizado por la Fundación SM. Acogido en el marco de la Feria Internacional del Libro Infantil y Juvenil (Filij) en la Ciudad de México, el encuentro entre escritores, académicos, artistas gráficos, ilustradores, promotores, cuentacuentos, diseñadores, editores y embajadores de las letras de 14 países fue muy fructífero. El espacio del Centro Cultural del Bosque de Chapultepec se convirtió en “La isla del testimonio”, a la que llegamos de la mano de Juan Villoro, quien durante la primera conferencia magistral nos deleitó con una cátedra sobre Robinson Crusoe como prueba de que el testimonio de lo real se reconfigura en la literatura a través de la ficción. Dos caras de la moneda que aparentemente se muestran como antagónicas se vuelven hermanas; los hechos son fruto y fuente de la materia literaria que fascina y se transforma en el arte. En un auditorio completamente lleno había un silencio de atención que sólo podía ser interrumpido por el silbido de una aguja caer al suelo. Es que pocas personas tienen la cualidad de Villoro, de poder transmitir sus ideas, su trabajo de investigación, interpretación y asociación de conceptos como lo hace él. En un instante recorrimos la vida de Daniel Defoe, una vida que fue caminando de forma paralela al análisis de la isla del náufrago, en respuesta a una necesidad vital del artista que es capaz de escribir para acceder de lo real al espacio de lo simbólico. Villoro nos explicó cómo el concepto del náufrago se convierte en “el desafío de narrar la supervivencia” o dicho en otras palabras, es la representación de una necesidad imperiosa del alma que busca dar sentido a la existencia.

A lo largo de los cuatro días que duró el congreso navegamos en una larga reflexión que recorrió lo fantástico con la conferencia de José María Merino, al compartir con nosotros su experiencia como escritor de novelas. También se habló de lo simbólico en el lenguaje como materia prima de la literatura. Pronto arribamos a las costas de Ferdinand de Saussure quien en voz de Ana María Machado nos conectó con el carácter polisémico en las obras literarias; explicó la palabra como un símbolo capaz de representar y contener significado cuyo potencial se refleja en las obras de la literatura que se vinculan con la experiencia lectora. También me encantó Verónica Murguía con sus intervenciones siempre inteligentes, espontáneas y frescas. Comprendí de dónde viene el talento que muestra en su novela Loba.

El coloquio brindó espacio para antologar la reciente producción literaria. Adolfo Córdoba en “Tres reflejos de la poesía del trieno y una pregunta”, nos compartió los siguientes títulos de poesía lírica y tradición oral: Historias del niño invisible, de Ramón Iván Suarez Caamal; de libros clásicos y antologías nos recomendó la colección de poesía de Editorial Castillo con títulos como Estrellas Eléctricas o Los motivos del Lobo. En tanto se desee buscar poesía en verso libre citó a Niños, de María José Ferrada. En lo que se refiere a la prosa también se mencionaron los siguientes títulos: La familia soñada, Rompecabezas, El hijo del pintor, Fantasmas, Tristania, El bosque y las estrellas, El testimonio, La noche del polizón, El chico de las manos azules, El dragón blanco y otros personajes olvidados, entre muchos otros.

El asombro más grande que provocan siempre este tipo de encuentros entre colegas, además de los que ocupan los grandes escenarios, son aquellos que se dan de manera casual en medio de la comida, de forma inesperada, como el que me llevé con Silvia Katz. Ella trabaja con niños en Taller Arte Azul Arte Infantil en la provincia de Salta, Argentina. A raíz de su trabajo ha publicado diccionarios, escritos e ilustrados por niños, poemas como “Rima que arrima” que son geniales. En estos textos la interacción de las artes como formación humana potencia el talento en los niños. Aplaudo su iniciativa porque en los congresos de literatura infantil y juvenil siempre extraño la presencia de los niños y jóvenes cuando no debiera ser así. Silvia compartió las voces testimoniales de los chicos, gracias a su labor los sentí cerca de nosotros y una voz que debe ser escuchada. También me encontré con mis queridos colegas Socorro Bennetts, Miguel Sifuentes y Freddy Aguilar. Les recomiendo que se den una vuelta por la Biblioteca Infantil BS, vayan a donde Seguimos Leyendo y disfruten el Centro Cultural San Pablo. Seguro los encontrarán por ahí, porque todos ellos trabajan en la Fundación Alfredo Harp Helú Oaxaca y podrán compartir mucho más con ustedes de estas experiencias tan enriquecedoras.

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