Entre los planes que el Laboratorio de Diseño se ha propuesto implementar en este 2019, se encuentra el desarrollo de productos partiendo de necesidades y planteamientos generados desde el mismo laboratorio, con la información recopilada por estos dos años de trabajo en Andares del Arte Popular. Productos que además son el resultado de la interacción cotidiana que tenemos con los clientes, entendiendo qué quieren, o qué podemos ofrecerles para completar su experiencia en la tienda y en Oaxaca.
Planteamos así los Básicos Andares, que son sets de productos más fáciles para los clientes, y decimos fáciles porque son conceptualizados desde el Laboratorio, que cumplen funciones específicas, que tienen una relación entre sí y que además cuentan con personalidad propia.
Esta primera entrega de básicos parte del interés de trabajar con texturas minerales, y de utilizar la piedra para la fabricación de utilitarios, que no es nuevo, pero es un área de oportunidad para Andares.
El proceso que seguimos para la realización de este primer set fue decidir los utilitarios que desarrollaríamos. Se decidió que fueran una jarra pequeña, un par de vasos, una base para alimentos, agitadores, untadores, y además un par de servilletas. Todo esto evaluando el interés comercial. Tuvimos después que decidir de qué material o que técnica se usaría para fabricar cada elemento, y es así como se pudo distribuir de la siguiente manera:
Jarra y vasos de barro esmaltado: Taller Coatlicue con la Mtra. Ana María Alarzón, de Santa María Atzompa. Agitadores y untadores: Maestro Bernardino Luis, de Santa Cecilia Jalieza. Tabla de piedra: Maestros Canteros con el Mtro. Patricio Santiago, de Magdalena Apasco. Servilletas tejidas en telar de pedales: Taller El Manantial en Pueblo Nuevo.
Técnicamente, planteamos dos requerimientos, el primero, evitar que la jarra tuviera mango o agarradera, que es la parte más frágil de una jarra cuando se transporta, y segundo, que la mayoría de las piezas tuviera alguna relación con minerales, concepto que también tratamos de transmitir gráficamente en las aplicaciones para redes sociales, postales y etiquetas.
Después de esto, el proceso creativo tuvo momentos en los que se propusieron piezas con juegos formales, texturas para mejorar la ergonomía, dimensiones varias y además que tuvieran también relación con una técnica en barro que consiste en generar cortes con cuchillas y gubias, generando una textura interesante.
Tuvimos encuentros con los artesanos que están fabricando las piezas, para evaluar posibilidades, estudiar cambios y, en equipo, establecer los detalles de los prototipos y la producción.
Estamos trabajando en generar diferentes propuestas durante el año, tenemos la meta de incluir a más artesanos en proyectos que comiencen a abrir camino hacia nuevos mercados y retos, que estamos ansiosos por vivir.
Cuando llegué a Oaxaca, a fines de 2015, conocí más a fondo el mundo literario de la ciudad y el estado. Yo venía de tres años en el DF, y también había pisado allá los espinudos terrenos de la literatura, aunque la Ciudad de México es otro asunto, un asunto que rebasa los veinte millones de personas.
Mi anfitrión en Oaxaca fue el poeta, traductor y maestro José Molina, y su casa pedagógica: la Biblioteca Henestrosa. De hecho vine por seis meses, beca mediante, para dar en esa biblioteca un taller sobre la poesía de Enrique Lihn y Jorge Teillier.
Pepe ya tenía en su haber una alta suma de talleres impartidos principalmente en la Henestrosa, talleres donde el punto central era la poesía, en contraste radical con la forma de entender la poesía, y la literatura en general, de parte de las instituciones y los escritores que circulan por esta preciada comarca. No es difícil mapear Oaxaca en este sentido, pues los caciques son pocos y poderosos. Pero en Pepe había algo diferente, una diferencia que aún hoy subsiste y que impulsó un cambio en la rígida fisonomía literaria de esta región. En contraste con los talleres que buscan enseñar a escribir bien, cuestión noble por donde se le mire, pero donde anida una praxis de pensamiento en torno al acto de escribir que se acopla muy bien a los cánones conservadores que desde el punto de vista estético se unen a los intereses de la moral establecida, la formación que José Molina entregó en sus talleres apuntó siempre a una exploración mucho menos obvia de la literatura.
En el vínculo con las instituciones, muchos escritores nos hemos convertido en lo que desde hace un tiempo se conoce como “el gestor cultural”, devenido microfonista, actor, editor, periodista, chofer, etc., una categoría que emerge dentro de la precarización general de la cultura y del trabajo. No fue el caso específico de Pepe, porque su quehacer como maestro universitario constituía su principal fuente de ingresos, en un contexto académico como el oaxaqueño, que tuvo el privilegio de contar con un profesor formado en México, Estados Unidos y Europa. Y, sin embargo, hizo gestión cultural, teniendo como base la Henestrosa, su casa pedagógico- literaria, ocupándola como sede principal de su prodigalidad e intención promotora. Allí se presentó su maestro de poesía, el argentino Hugo Gola, de quien toma esas raíces firmes de la poesía de vanguardia y de la tradición sudamericana. Allí llevó en diferentes oportunidades a sus amigos de la editorial MaNgOs de HaChA, también heredera del magisterio de Gola. En la Henestrosa se presentó el poeta chileno Tomás Harris, de quien Pepe, junto a Cristian Gómez Olivares, realizó una antología de su obra, que llamaron Los sentidos del viaje (Filodecaballos, 2013). En esa biblioteca, el año pasado presentó a otro poeta de Concepción de Chile: Carlos Cociña.
La imagen de un anfitrión y su casa ilustra de manera precisa lo que José Molina fue en el contexto cultural de Oaxaca. Era alguien ligero que portaba un conocimiento profundo acerca del fenómeno de la poesía. Se movía liviano y en constante ejercicio muscular y lingüístico. La hipertrofia de algunos escritores dedicados a la palabrería seudoerudita y a la construcción de un bien escribir cuyos valores de disciplina y racionalidad parecen estar escritos, a petición del municipio, en los muros mentales de quienes desean escribir en Oaxaca, era la actitud opuesta de José Molina. Su obra es leve, no por exigua, sino por principio, y en ella gravitan los registros del verso experimental, libre, y la traducción, esa faceta indisociable a su figura.
Caligari (2004), Azar (2009), Theatrum rerum (2011), Juno desierta (2011) y Símbolos patrios (2012), sus libros de poesía. Caballo no entra (2017), su artefacto narrativo. Tres tesis universitarias y varias traducciones, del inglés, portugués, italiano y alemán. Algún día repasaremos los carteles que anunciaban un nuevo taller de Pepe en la Henestrosa, pegados en muros y rincones del centro de la ciudad. Reviviremos la intención innovadora de un poeta y un maestro que apreciaba con nitidez la coincidencia, nada fácil, entre territorio y lenguaje aquí en Oaxaca, pequeña comarca babélica en la que José Molina será recordado siempre y de la mejor forma, como alguien que legó conocimiento y amistad por las armas de la poesía.
Desde hace 12 años la BS Biblioteca infantil de Oaxaca tiene el compromiso y responsabilidad de ofrecer actividades de fomento a la lectura y cultura a niños y jóvenes desde sus primeros años de vida. Las bebetecas se encargan de llevar a cabo esta responsabilidad con nuestros usuarios más pequeños, ofreciendo un acercamiento cariñoso a los libros, a las historias, poesía, música, voces, caricias y abrazos que damos con la poesía y el cuerpo.
Actualmente existen cinco bebetecas activas en el estado de Oaxaca ofreciendo actividades constantes y gratuitas a nuestros bebés de 0 a 2 años y a sus familias con el proyecto Entre abrazos historias.
Entre abrazos historias es una serie de sesiones de lectura permanente, que abraza toda la ternura resultante de la participación activa de las familias, de la constancia y las experiencias compartidas en las sesiones que son razón de su crecimiento. Las sesiones nos dan oportunidades desde distintas disciplinas (desarrollo, lenguaje, socialización, estimulación, fomento a la lectura, etc.), sin embargo, en un inicio se prioriza que los primeros encuentros de los bebés con los libros sean afortunados, que conozcan y reconozcan los espacios y se disfrute la diversidad de consecuencias positivas que permite su participación.
De martes a sábados los bebés y sus familias habitan las bebetecas, dándole vida y sentido de existencia a estos espacios tan bellos que ahora les pertenecen, que utilizan y respetan.
Son bienvenidas y bienvenidos a las sesiones Entre abrazos historias, los martes en BS Ferrocarril, miércoles en BS Xochimilco, jueves en BS San Pablo y viernes en BS Canteras en dos horarios: 12 y 17 horas, sábados en BS Xochimilco a las 11 y 12:30 horas y en fechas programadas en la BS de la Cacica (San Pedro y San Pablo Teposcolula).
Acompáñenos a darle vida a todas nuestras bebetecas, leyendo, babeando, lactando y sobre todo démonos la oportunidad de disfrutar tiempo de calidad con nuestros lectores más pequeñitos de la comunidad BS.
A don Cesáreo, doña Juana y Antonio García García.
Conocí a don Cesáreo Ángel Pérez, el último tejedor y hablante de chocho de San Miguel Tulancingo (distrito de Coixtlahuaca), en dos viajes a la comunidad a finales de 2007 y al inicio de 2008. Era un hombre que a sus 83 años era muy amigable y con buen sentido del humor, que nos contaba libremente de su vida y oficio como tejedor. Sus recuentos y su risa estaban marcados de forma áspera, dado que unos años antes sufrió una herida grave sobre el pecho y clavícula por una patada de su animal de carga (burro o caballo, no me acuerdo cuál de los dos), pero eso no limitó su memoria lúcida o sus trabajos de tejido: cuando lo visitamos estaba tejiendo cuatro fajas de forma simultánea en un mismo telar. Aprendió a tejer con su papá, Guadalupe Ángel, nacido en 1894, justo cuando las mujeres de la comunidad estaban dejando el tejido a los hombres; aunque ellas continuaron con el hilado y el teñido como lo siguió haciendo la esposa de don Cesáreo, doña Juana Hernández García, hasta 2008. Sin embargo, el tejido en su familia tuvo su origen con su madre, Vicenta Pérez, que nació en 1896 y fue quien enseñó a tejer a su esposo, Guadalupe, reflejando un pasado cuando ambos géneros compartían el trabajo del tejido.
Cesáreo recordaba las conversaciones con su abuelo, quien le contaba que creció sin conocer la ropa de manta; para vestirse tenían que tejer sus propias camisas y calzones de lana. En ese entonces, todos y todas en el pueblo trabajaban el telar. Unas generaciones después, en los tiempos del abuelo de don Cesáreo, la introducción de la manta comprada en Tehuacán cambió drásticamente la ropa cotidiana del tejido a la confección. Así, don Cesáreo creció con pura ropa de manta elaborada por su madre. No fue sino hasta 1936 que, durante un viaje a Nochixtlán, don Cesáreo conoció un “pantalón” en estilo occidental. Y con esa introducción, las cosas en Tulancingo cambiaron otra vez. Después de una generación, ni una costurera se encontraba en el pueblo.
No sería exageración decir que lo único publicado sobre los textiles de Tulancingo son dos párrafos que describen el oficio de forma muy general. En gran parte, la escasez de información y la pérdida de la tradición fueron mi motivación inicial para visitar el pueblo, junto con Michael Swanton, en esos años. Sin embargo, la información compilada durante esos viajes y otros más en los últimos años, se ha complementado con datos recientemente ubicados en diferentes acervos documentales y textiles. Los viajes y notas de campo de Roberto Weitlaner, Bodil Christensen y Anita Jones han confirmado y complementado los conocimientos de don Cesáreo.
Los rebozos antiguos de Tulancingo (conocidos localmente como “lanillas”) que se tejían alrededor de 1900, son de tejido sencillo con remates en un sólo extremo de la urdimbre (algo típico de los rebozos chocholtecos de Tulancingo, según Bodil) y con listas verticales de los colores naturales de la lana (blanco, gris y/o negro) y otras de lana teñida localmente (azul, rojo, verde y/o anaranjado) usando tintes naturales (añil, grana, pericón y probablemente otros tintes naturales) junto con diversos aditivos y mordentes (limón, alumbre, penca del maguey “potero” y la orina de niños). Conocemos sólo tres ejemplos de estas lanillas. El primero fue conservado por don Cesáreo y tejido por su madre para ella misma: pude fotografiar esta pieza en 2007. La segunda lanilla fue descrita en las notas de Anita Jones en 1971, cuando conoció a Epifania Ángel Pérez, quien conservaba una pieza antigua que era de su madre. La tercera y más antigua se encuentra en una ilustración de Manuel Martínez Gracida elaborada a finales del siglo XIX, aunque no podemos estar seguros de los colores representados en la ilustración, ni su remate. Este formato con remate en un extremo también se puede ver en una lanilla blanca resguardada en el Museo Volkenkunde en Leiden; ésta es la lanilla más antigua de su tipo y procedente de Tulancingo que conozco (1941), adquirida por Roberto Weitlaner para su hija Irmgard.
El gabán cotidiano (“cotón” o “manga” en la lengua vernácula de Tulancingo) era de un lienzo, típicamente de lana gris o blanca con rayas de urdimbre a los extremos en color añil o grana, tejido en ligamento sencillo. El cotón de gala, o “torna azul,” era un gabán tejido en sarga diagonal con la urdimbre teñida con añil en azul oscuro y franjas delgadas de urdimbre a los extremos, teñidas con grana. La trama era roja y del mismo tinte. El efecto visual es elegante y con un efecto reluciente. Estos gabanes eran los regalos que una novia tenía que tejer, o mandar tejer, para su prometido como parte de la ceremonia nupcial. Hasta la fecha, los gabanes, cobijas y lanillas forman un tipo de herencia, y son reliquias familiares que pasan de generación en generación –incluso para muchos de la comunidad que han migrado–, ejemplificando la importancia simbólica y social de estos tejidos para los chochos de Tulancingo. Hasta la fecha, personas del pueblo buscan heredar estos tejidos a cada uno de sus descendientes, a pesar del hecho de que ya no hay personas locales que puedan tejerlos. Muchas casas guardan sus “moletes”, o “bolas de hilo de lana hilado a mano con malacate”, como tesoros, esperando que aparezca un tejedor.
Más de una década después de conocer a don Cesáreo, quien falleció unos años después de mi visita, claramente puedo imaginar su sonrisa de alegría al ver la primera exposición sobre los textiles chocholtecos, Dixrikoö ndie ndachoo ndie dsua xäde Ngigua – Ngiba, inaugurada en marzo en el MTO y donde pudimos reproducir la lanilla de su madre. También gracias a estas visitas, una foto de la lanilla original de su madre es la pieza que representa a los chochos en el mapa-cartel del MTO.
Esperamos que estos recuerdos del tejido en Tulancingo, ahora resguardados en el museo, junto con el impulso de la exposición y el cartel, más las gestiones futuras en Tulancingo, la herencia de don Cesáreo se convierta en una memoria viva.
Yubenhiz Guzmán Dominguez Santa María Tavehua Bic 26
Entre mis entrañas he sentido el dolor que te ha causado la vida.
Te he visto caer una y otra vez cubierto de sudor con espinas en los pies.
Te he visto y escuchado llorar lamentando lo que ha pasado contigo. Te observo y te noto triste.
Pero algo en ti me mantiene con esperanza tus ojos, el brillo de tus ojos transmiten valor. ¡Vaya! No se necesita ser de la realeza para ser guerrero ¡Vaya! Has retado a la sociedad al no rendirte.
Aún caminas a pesar de que estás en el sendero de la muerte cruzas fronteras, para ser feliz…
El Museo Infantil de Oaxaca fue inaugurado el día 3 de marzo de 2017, y actualmente es un oasis educativo para la niñez oaxaqueña. Es debido a esta misma vocación que se ha convertido en un espacio urbano con una gran afluencia peatonal, sumada a la importante presencia de las escuelas y las colonias que se encuentran cerca de la zona. La presencia de un espacio urbano tan importante y frecuentado en la ciudad de Oaxaca obliga a analizar y mejorar el entorno en el que sus usuarios circulan o llegan a él.
Actualmente, los ciudadanos que llegan a pie o caminan por las inmediaciones del MIO, se encuentran con diferentes obstáculos que merman su seguridad en la vía pública, debido a que, con el correr de los años, la Calzada Madero se ha convertido en una de las vialidades más importantes que conectan el noroeste de la Zona Metropolitana de Oaxaca. Siendo la seguridad vial uno de los temas urbanos más importantes a nivel mundial, es primordial buscar mejorar la circulación de este importante punto.
Como una institución comprometida con el ciudadano oaxaqueño y su calidad de vida, la Casa de la Ciudad, a través de su Observatorio Urbano, comenzó un proyecto denominado Auditorías Viales. Dicho proyecto permite recopilar información y analizarla a partir de ocho rubros que contemplan el diseño, la calidad, la conectividad, la visibilidad, el tránsito, la señalética y la funcionalidad, para posteriormente generar un dictamen sobre el nivel de riesgo que implica circular por los diferentes cruceros, con base en la vulnerabilidad y la amenaza que los usuarios pueden sufrir.
Las auditorías determinan que un riesgo es alto cuando se ven vulnerados usuarios de transportes no motorizados, arriesgando sus propias vidas al circular por los cruceros; consideran un riesgo medio si se generan lesiones temporales o permanentes a cualquier usuario; o consideran un riesgo bajo si únicamente se afecta el flujo constante del tráfico y la infraestructura/mobiliario son los únicos afectados.
La primera auditoría realizada por el Observatorio Urbano fue precisamente en el crucero del MIO, localizado sobre Calzada Madero esquina con Ignacio Rayón. El resultado de la información recopilada demostró que casi todos los rubros analizados responden a un riesgo de pérdidas humanas, por lo cual es urgente la atención de este crucero y generar una propuesta que evite en la mayor medida que se vulneren a las personas que incentivan y utilizan modos de movilidad sustentable. Se concluyó finalmente que utilizar el crucero de la calzada Francisco I. Madero esquina con Ignacio Rayón es altamente riesgoso, pues pone en peligro la vida de los peatones.
Como resultado de este trabajo se realizó un anteproyecto de mejoramiento vial en el crucero del MIO, con un diseño urbano que busca mejorar la seguridad vial fomentando modos de transporte sustentable en la zona. Algunos de los elementos fundamentales que la propuesta toma en cuenta son: 1) Reducir el radio de giro en vueltas continuas; 2) Mejorar la parada de autobuses; 3) Proponer cruces a nivel cero; 4) Reducir al mínimo permitido el ancho de los carriles vehiculares; 5) Aumentar el ancho de las banquetas; 6) Respetar las líneas de circulación reales (cruces ergonómicos); 7) Evitar la colocación de mobiliario, infraestructura o cualquier obstáculo en las franjas de circulación de las banquetas; 8) Ampliar las orejas en las esquinas; 9) Incentivar la inclusión de los distintos tipos de usuarios; 10) Reubicar los semáforos; y 11) Reubicar el sitio de taxis.
Es importante mencionar que dentro de la propuesta fueron descartados los puentes peatonales, pues dicha infraestructura está enfocada a mejorar la circulación de los automóviles, incentivando la velocidad en la vía y poniendo en último plano el confort, seguridad y la accesibilidad de los peatones y personas con discapacidad. Es por lo anterior que en ciudades como Puebla, la reforma a su Código Reglamentario Municipal prohibe la instalación de puentes peatonales.
Con este tipo de trabajos refrendamos nuestro compromiso de 2019, en el que buscamos a través de distintos proyectos, campañas y programas, que ningún peatón tenga que arriesgar su vida al buscar su confort dentro de la ciudad de Oaxaca.
Si estás interesado en conocer más sobre el proyecto de auditorías viales y el resultado de la propuesta del “Cruce seguro para el MIO”, visita nuestra página o acude a nuestras oficinas, donde podrás conocer nuestro trabajo.
Oaxaca es una ciudad en constante transformación, existen infinidad de iniciativas culturales, también es lugar de poderosas manifestaciones de la tradición popular ancestral, del arte comercial globalizado, y manifestaciones artísticas de supuesta modernidad. Se convive en la contradicción de fenómenos económicos y humanos.
En medio de esta pulsante ciudad, surge el Museo de Filatelia de Oaxaca, en cuyas bóvedas se resguarda la riqueza de sus colecciones, los timbres que nos hablan de la historia de la humanidad, registros del quehacer humano para la comunicación. Esta información se encuentra en su acervo histórico como fuente infinita de historias y eventos.
El museo es una nave. Ofrece las múltiples posibilidades de sus espacios, su arquitectura, sus cálidos ambientes que brindan de manera natural la atmósfera ideal para el ejercicio teatral. En este caso, el teatro de títeres se utiliza como herramienta para la expansión del conocimiento, convivencia social, comunicación y alternativa cultural.
Dentro del proyecto Formación Solidaria La Salle-MUFI nos hemos propuesto la escenificación de relatos relacionados con los timbres y también con las historias de la comunicación. Propusimos la historia de “Owney, un perro con suerte”, la primera mascota del Servicio Ferroviario Postal de Estados Unidos, en el inicio de los sistemas postales. También hablamos del “Penny Black”, el primer timbre del mundo, propuesto por Rowland Hill, y la curiosa circunstancia que dio origen al timbre en Gran Bretaña, o también una adaptación de El león que no sabía escribir, de Martín Baltscheit, y concluimos con una historia mesoamericana: “Yuma: El joven painani”, texto escrito por Jesús Gallardo. En el territorio prehispánico existían los painanis, mensajeros del dios Painal, que en la lengua náhuatl significa ‘el que corre con rapidez’. Ellos se encargaban de traer noticias, mensajes militares, incluso pescado fresco.
Procuramos siempre que en los talleres con niños o jóvenes la reflexión sobre el trabajo manual y su vínculo con el otro sea por medio de la construcción de un objeto escénico o un objeto en general. Con niños y con jóvenes analizamos la belleza subjetiva que puede resultar de hacerlo de una u otra forma, las circunstancias y los materiales que tenemos disponibles. En la actualidad estamos proyectados hacia la tecnología y digitalización de casi todas las tareas cotidianas. Se nos impone esta creencia por razones económicas u otras circunstancias, aun para quien no parece tener acceso a esta posibilidad. Lo cree, lo da por hecho. En algunos casos, no raros, a jóvenes que por su experiencia, características sociales o proyectos personales no han hecho objetos, con este proyecto los invitamos a realizar esta reflexión y a sustraer tiempo a la tecnología.
Integramos el proyecto como un método de trabajo cooperativo, lúdico, como un espacio de encuentro y comunicación, como elemento para despertar el interés y la conciencia, en primer lugar, en nosotros mismos. Partimos del diseño libre del personaje por cada participante, posteriormente, pasamos a la realización tridimensional, confeccionamos vestuarios y damos color a nuestro trabajo. De esta manera, ligamos el arte a nuestra vida cotidiana. Juntos buscamos voces, movimientos de acuerdo a nuestra naturalidad y espontaneidad.
El proyecto de Formación Solidaria nos permitió no solo conocer una pequeña parte de los acervos, también nos abrió otra posibilidad: voltear la mirada a nuestro entorno y a nuestro quehacer, dirigir nuestro trabajo a iniciativas para el bienestar social y a la difusión del conocimiento.
Desde el año 2011, la Organización de las Naciones Unidas declaró el acceso a internet como un derecho humano. En 2013, el Estado mexicano realizó una reforma a la Ley de Telecomunicaciones para que, al menos constitucionalmente, esta extensión del derecho al conocimiento esté garantizado. Uno de los programas encaminados a cumplir con este derecho es “México Conectado”, que tiene presencia en más de cien mil sitios en el país, con una conexión a internet muchas veces limitada por la demanda del servicio. Según datos de 2014 publicados por INEGI, el aumento al acceso de internet en los hogares pasó de 6.1% en 2001 a 23.3% en 2011. Aún a ocho años de distancia de esta cifra, no resulta difícil imaginar que este porcentaje seguirá lejano para cumplir con el acceso universal. En este contexto, y considerando que las computadoras, y mucho más con internet, son una herramienta para la educación y que todas las personas deberían tener acceso, se nos presenta un reto importante cuando queremos trabajar proyectos educativos relacionados con tecnologías en las comunidades de Oaxaca.
En 2018, La empresa Endless y la Fundación Alfredo Harp Helú Oaxaca se plantearon una colaboración para acercar las TIC’s a la niñez de las comunidades indígenas de Oaxaca. Endless tiene como meta construir una plataforma global para la alfabetización digital, para lo cual desarrolla un sistema operativo gratis y robusto. De esta manera las personas en todo el mundo pueden tener acceso a información relevante y a tecnología. Los objetivos de Endless, sumados al compromiso con la educación de la niñez oaxaqueña de la Fundación, tienen como resultado el proyecto piloto “Endless Oaxaca Multilingüe”.
El proyecto no solo está enfocado a llevar computadoras con el sistema operativo Endless a las comunidades, sobre todo se busca que las mismas comunidades decidan qué contenido quieren ver en esas computadoras, qué tipo de conocimientos pueden difundirse a la población local y externa; es decir, con este proyecto se espera lograr una apropiación de la tecnología, para garantizar de esta forma la continuidad y el sostenimiento del proyecto.
Las comunidades que serán parte de este primer proyecto piloto son: San Andrés Chicahuaxtla, Santa María Ixcatlán, Santa María Tlahuitoltepec y San Juan Quiahije; comunidades triqui, ixcateca, mixe y chatina, respectivamente. A lo largo de 2019 se realizarán una serie de talleres y colaboraciones con personas de las comunidades para la creación de contenidos en sus lenguas, de capacitación en el uso de diversos programas contenidos en el sistema Endless, así como el desarrollo de aplicaciones y plataformas de interés para los usuarios y participantes de esta iniciativa.
En el mes de mayo se hizo entrega de los primeros equipos de cómputo, pantalla y teclados a las comunidades de Cieneguilla, San Juan Quiahije y Metate, Tlahuitoltepec. Los comités de padres de familia, las autoridades locales y también las y los niños estudiantes de los centros educativos, se involucraron tanto en la adecuación de los espacios como en la instalación de las computadoras. Una biblioteca municipal y dos primarias del sistema bilingüe cuentan a partir de ahora con una herramienta más para la educación.
En las próximas semanas, las computadoras se estarán entregando al resto de las comunidades involucradas.
Pueden seguir de cerca las actividades que se realizarán en Endless Oaxaca Multilingüe a través de las redes sociales: @EndlessOaxaca.
Quizás ustedes están acostumbrados a entrar y ver este lugar, pero a mí me parece una verdadera joya, estas paredes que construyeron generaciones anteriores… Me parece que lo más importante de un proyecto como el que hoy estamos celebrando es que estamos trabajando en equipo, hay algo como esto que hace comunidad, que nos une a todos y cada uno… María Isabel Grañén Porrúa Santa Cruz Mixtepec
Los exconventos en el estado de Oaxaca son realmente fascinantes, ya sea por sus dimensiones, complejidad o por el misticismo que transmiten al recorrer sus deambulatorios, crujías o los patios, cada uno con características especiales y distintivas.
El de la Santa Cruz, en Mixtepec, no es la excepción. Se ubica a 35 kilómetros de la ciudad de Oaxaca, lo que representa tan solo una hora y media de distancia hacia el sur, para poder conocer un tesoro cultural; se encuentra en el distrito de Zimatlán, por la ruta que lleva a Sola de Vega y Juquila. Francisco de Burgoa, en los escritos acerca de sus travesías en la tarea de evangelización de estas nuevas tierras, comentó acerca de lo impenetrable de las barrancas y sus desfiladeros, los cuales, según Burgoa, se asemejaban al carácter de sus moradores. Una vez ubicados en la segunda mitad del siglo XVI, los dominicos construyeron el conjunto religioso de la Santa Cruz.
En el año 2016 se inició la primera de tres etapas de restauración que se realizaron para poder contemplar nuevamente la cubierta a la que nos referían los vestigios arquitectónicos que sobrevivieron entre los sendos muros de piedra, algunos de ellos todavía con las máculas de lo que pudo ser una asombrosa pintura mural de grisallas sobre el aplanado de cal, característica del siglo XVI. Los testigos revelaban la existencia de una cubierta de viguería de madera constituida por una viga de arrastre con una línea de dentículos tallados en la parte inferior. En los muros también se halló una hilera horizontal de mechinales, que son los huecos donde empotraban cada una de las vigas de arrastre. Esta información dio a conocer la altura con que fue construida antiguamente la cubierta, así como las secciones y separaciones que tenían las vigas de carga.
El 14 de mayo de 2019, el espacio fue recorrido por quienes depositaron el impetuoso deseo y esfuerzo en lo que duraron las tres etapas de recuperación de las cubiertas. En el deambulatorio se reunieron la doctora María Isabel, presidenta de la Fundación Alfredo Harp Helú Oaxaca, con el arquitecto Gerardo López Nogales, director del Taller de Restauración FAHHO, filial de la Fundación a través del cual se realizó y gestionó la restauración, y la licenciada Cristina Artigas, directora del FOREMOBA de la Secretaría de Cultura, reconocido en las comunidades de Oaxaca por el apoyo que ha brindado de la mano de Fundación.
Asimismo, la comunidad conforma el soporte más importante con que cuenta el exconvento para perdurar en la historia de Santa Cruz Mixtepec. En equipo lograron reunir la cantidad de dos millones doscientos diez mil pesos, que se traducen el día de hoy en el disfrute de un espacio con la riqueza histórica, sabiduría y valor cultural con que fue construido, y que además se ha enriquecido desde su construcción en el siglo XVI hasta nuestros días.
Mixtepec abre las puertas de su exconvento todos los días de las 9 de la mañana a 6 de la tarde. Invita a propios y visitantes a conocer el antiguo conjunto que, a través de una exposición, permite leer el espacio y conocer los detalles de la restauración realizada.
Del 2 al 4 de mayo pasado tuvo lugar el Segundo Congreso de Conservación de Campanas organizado por la Escuela Nacional de Conservación, Restauración y Museografía, la sección de conservación del Centro INAH Oaxaca y la Fonoteca Juan León Mariscal, instituciones reunidas en el Seminario Permanente de Conservación de Campanas. Las sedes fueron el Centro Cultural San Pablo y el auditorio Alfonso Caso del Museo de las Culturas de Oaxaca. El congreso tiene por objetivo constituir una vía de encuentro, intercambio y reflexión sobre la conservación de este patrimonio metálico y sonoro.
Las temáticas que se abordaron fueron el conocimiento material e inmaterial de las campanas, su problemática de conservación y restauración, su función y su contexto, especialmente el social, y en específico las consecuencias de los sismos de 2017 y 2018, así como las acciones que se han desarrollado para procurar resolver los problemas provocados por estos desastres.
El hecho de que el congreso se realizara en Oaxaca fue relevante debido a la permanente musicalidad que distingue mundialmente al estado, y a la situación que numerosas comunidades enfrentaron por los sismos, pues vieron modificados e interrumpidos los sonidos de sus campanas. Analizar las razones materiales de estos problemas, sus consecuencias y la búsqueda de formas de solución son muy importantes para la identidad de Oaxaca y del país.
Se realizaron tres mesas temáticas: Comunicación, Conservación y Campanas y sismos. Participaron restauradores, historiadores, músicos, campaneros, ingenieros, arquitectos y químicos. También se contó con invitados internacionales como Soledad Díaz Martínez, del Instituto del Patrimonio Cultural de España (IPCE); Francesc Llop i Bayo, de la Generalitat Valenciana; º, ambos fundadores de Campaners de Valencia; así como investigadores nacionales como el Dr. Ing. Adolfo Preciado Quiroz, del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Occidente; y ponentes de la Escuela de Conservación y Restauración de Occidente, la Universidad Autónoma de San Luis Potosí, la Escuela Nacional de Conservación, Restauración y Museografía, y campaneros de Puebla y Salvatierra, Guanajuato, entre otros.
Las conclusiones giraron en torno a la importancia de la interdisciplina, el uso de materiales tradicionales, lo imprescindible de los registros de campanas y la necesidad de continuar con la comunicación sobre el uso y conservación de campanas.
Al terminar el congreso, la semana del 6 al 10 de mayo profesores y alumnas del Seminario Taller de Restauración de Metales de la ENCRyM y de la ECRO, el Dr. Francesc Llop i Bayo, personal de la Coordinación Nacional de la Conservación del Patrimonio Cultural, de la Fonoteca Juan de León Mariscal y de la sección de restauración del Centro INAH Oaxaca, se dedicaron a la recolección de datos para el inventario de campanas del Centro Histórico de Oaxaca. Visitaron veintisiete templos y se consiguió el levantamiento de datos de más de cien campanas. Los restauradores realizaron la limpieza superficial de aquellas campanas que lo requerían, y el análisis de composición y el registro sonoro de más de cincuenta.
El objetivo de este inventario es participar de la divulgación y puesta en valor de este tipo de patrimonio –campanas y campanarios–, y de su protección, pues un correcto registro ayuda en casos de robos, vandalismo y otro tipo de daños. El resultado de este trabajo pronto estará disponible para la consulta del público, y esperamos que sea una experiencia que repitan los centros históricos de otras ciudades.
La historia oral es también un recurso para una forma democrática de práctica histórica. Raphael Samuel
La historia oral está construida de diferentes subjetividades, de eventos que acontecieron en la creencia colectiva de las personas. ¿Qué sería de la imaginación de las comunidades, sin el momento anecdótico que cuenta cómo se fundó u organizó cada pueblo? Probablemente las respuestas nos llevarían a pensar en un pueblo sin alma, sin embargo, un pueblo con una “oralidad vieja” es una comunidad que coexiste con su grandioso pasado, en un mundo globalizado e interrelacionado. La historia oral nos permite pensar mundos alternos, descifrar significados colectivos, repensar preguntas para liberar respuestas ante situaciones pragmáticas.
Para poder dialogar con las comunidades, en ocasiones, escuchar sus relatos nos permite un acercamiento a la realidad simbólica de su territorio. Oaxaca es un oasis de historias orales que se tejen y heredan de manera intergeneracional. Desde los zapotecos de la Sierra Norte y Sur, o de los Valles Centrales, hasta los mixtecos de la Costa y de la Mixteca Alta. Son varios los relatos que, como espejos, nos permiten comprender la realidad que se refleja y se configura culturalmente.
En el arte popular podemos encontrar una conexión entre los mitos o la oralidad de las comunidades y las diferentes piezas que se crean en ellas. Desde la cerámica, los textiles, la talla de madera. En Valles Centrales, por ejemplo, algunos artistas del hilo y la rueca, por medio de sus textiles narran su pasado para evitar el olvido. En San Lucas Quiaviní existe un taller textil que emplea el telar de pedal de chicote para la producción de distintas piezas: bolsos, fundas, muñecos y también “títeres de guante”. Estos últimos son una continuidad del proyecto “Quiavinis”. Originalmente son muñecos bordados, con el forro en diferentes tonalidades, azul, rojo, café, gris. Los colores son sobrios, pero también vivos, y permiten un acercamiento al público infantil, con juguetes tradicionales que, al igual que la historia oral, han perdurado en el tiempo.
La singularidad del muñeco “quiavini”, más allá de la técnica empleada, es el discurso histórico con el que se pensó para la producción de las cinco diferentes marionetas que simbolizan distintos personajes arquetípicos de la comunidad. Además de ser un juguete con muchas posibilidades para desatar la imaginación acumulada en los niños que lo juegan, también ayuda a los padres de familia a relacionarse con sus hijos, al momento de convertirse en el personaje que manipulan con sus manos, e intercambiar diálogos con el niño que les presta atención.
Retomando el tema de las marionetas de San Lucas Quiaviní, cuenta la oralidad “de los viejos más viejos”, que en algún momento, cuando la gente aún no habitaba lo que actualmente es San Lucas Quiaviní, existieron cuatro tribus en lo alto de lamontaña, las cuales estaban dispersas, eran diferentes y no mantenían relación entre sí. Pero hubo un personaje que reunió las cuatro tribus para formar un solo pueblo. La unificación no fue nada fácil, sin embargo, la búsqueda de un lugar tranquilo donde hubiera agua y un lugar para sembrar, permitió que las tribus dispersas se unieran, para encontrar el lugar llamado Geau izá, que en zapoteco significa ‘río grande’, y que actualmente se encuentra en el territorio de San Lucas Quiaviní.
Los maestros artesanos fueron los encargados de la recopilación de la historia oral y cocreación de las marionetas, junto con integrantes del proyecto Andares del Arte Popular, Romualdo Curiel e Isabel Hernández, quienes participaron de manera activa en la creación de este generoso proyecto que pretende valorar la historia oral de las comunidades, así como el juguete tradicional elaborado a mano.
La historia oral queda en las voces de las diferentes comunidades, pero la continuidad de aquel universo simbólico está comprometido y resguardado en las manos de los maestros artesanos, los cuales tejen nuevos senderos, en los que su historia puede coexistir fuera y dentro de su comunidad. Queda la invitación abierta para conocer San Lucas Quiaviní, su historia, su gente, pero también acercarse al juego lúdico con las marionetas hiladas en la textileria Quiavinni, las cuales han llegado desde el valle de Oaxaca, para quedarse y jugar en la tienda de Andares del Arte Popular.
Es para el Centro Cultural San Pablo un gusto poder presentar el 6º Foro Itinerante de la Red de Unidades de Información de Oaxaca (RUIO), el cual tiene como objetivo dar a conocer diferentes acciones preventivas y de seguridad aplicables en las unidades de información ante posibles riesgos naturales y humanos.
El foro estará dirigido a la comunidad bibliotecaria y a profesionales vinculados con la gestión y el desarrollo de las unidades de información, como lo son bibliotecas, archivos, hemerotecas, fototecas, fonotecas, museos, centros de documentación o afines. Se realizará del miércoles 10 al viernes 12 de julio de 2019 en el Centro Cultural San Pablo con el tema “Cultura de prevención de desastres y normas de seguridad en las unidades de información”.
Es primordial asegurar el buen almacenamiento de las unidades de información existentes en el estado de Oaxaca, ya que a través de éstas se puede preservar y acceder a la cultura de la que gozamos como mexicanos. Por esta razón, es sumamente importante promover una cultura de prevención ante desastres tanto naturales como humanos, por medio de normas que garanticen la seguridad de las obras existentes en las unidades de información del estado.
El pasado 19 de Mayo llevamos a cabo la presentación del libro Un encuentro con Tamayo en el MIO. Uno de los temas centrales que tocamos durante la presentación fue: ¿Qué nos llevó a realizar este libro, más allá de ser un material de apoyo que acompaña la exposición del MIO? Para nosotros es muy importante compartir el lugar desde el que nace el gusto por la obra y la vida del artista –por eso nos gustan los libros y las pinturas– aunque, a decir verdad, la intención de la Dra. Ma. Isabel Grañén Porrúa desde el inicio fue crear un verdadero libro de arte dirigido a niños.
El objetivo de esta publicación es que a través de las páginas impresas a todo color, puedan conocer las pinturas y la obra de Tamayo. Por ello, expresamos nuestro profundo agradecimiento a Fundación Rufino Tamayo, quien generosamente nos permitió que este sueño se hiciera realidad al poder reproducir más de cien obras del maestro a lo largo de 87 páginas de que consta el cuento. El libro además, nos transporta a un diálogo imaginario con el pintor, con el cual reconstruimos la dedicación y esfuerzo cotidiano de Tamayo al encontrar su propia voz: “No creo en la inspiración. Hay que ejecutar el oficio como un artesano”. Su obra es un ejemplo de la búsqueda de la expresión de su tierra natal, que se refleja en el color de sus obras y que lo llevó hasta las galerías de arte internacional, tomado siempre de la mano de su amada y bella esposa Olga.
Esta edición está acompañada de otro libro, un cuaderno de ejercicios, Las sonrisas de Tamayo, en donde los niños podrán jugar, imaginar y pintar de la mano del artista, compartiendo el gusto por la arqueología, la comida o la astronomía.
Durante este tiempo de conocernos me he llevado experiencias maravillosas que, sin duda, atesoraré por muchos años más, experiencias que han enriquecido mi vida personal y profesional. Agradezco a la familia Harp Grañén por este regalo a Oaxaca, un regalo que ha significado un espacio de encuentro para muchos quienes hemos escrito y seguimos escribiendo historias y cartas, y además construyendo una gran familia.
Quiero compartir un poco de mi historia con ustedes. Hace ocho años decidí inscribirme en un taller de verano, y me pareció bastante interesante el concepto que ofrecía el MUFI en cuanto a talleres y actividades, por lo que entré al taller “Correspondencia creativa”. Al principio lo veía como un taller más, pero poco a poco la magia de la filatelia me fue envolviendo, y no creí que esto pudiera llegar a influir de una manera significativa en mi vida profesional.
Después participé en otros talleres, y fue tanto mi gusto por la filatelia y por lo que significaba el MUFI, que terminé siendo voluntaria por más de seis años, colaborando de forma directa con los proyectos educativos del museo, como lo fue el Teatro Guiñol Filatélico, una experiencia que nunca olvidaré, llena de riqueza en muchos sentidos: el poder darle vida a diferentes personajes y transmitir a las personas el maravilloso mundo de la filatelia, la lectura, la increíble sensación de recibir una carta.
Éste, como muchos de los proyectos del MUFI y la Fundación Alfredo Harp Helú Oaxaca, me permitieron conocer cómo es que funciona todo desde adentro, el esfuerzo, organización y creatividad que se tiene para llevar a cabo cada proyecto, y al final de todo el reconfortante agradecimiento y entrega del público.
Estos valores, experiencias y recuerdos los guardo y pondré en práctica ahora que curso el octavo semestre de la Licenciatura en Medicina en la Universidad de Monterrey, en donde me encuentro becada por parte de la FAHHO. Mi formación será para beneficiar también a muchos que lo necesiten, poniendo en práctica todos los días las cosas aprendidas, sobre todo el lado humano que el MUFI me ayudó a construir.
Gracias MUFI, gracias Fundación Alfredo Harp Helú por su amor a Oaxaca, y que vengan muchos años más para este espacio que ha logrado hacer comunidad y, por supuesto, una gran familia que timbra con cada una de estas experiencias. Espero de todo corazón que sigan marcando la vida de las personas que se adentran en este maravilloso mundo de la filatelia, así como lograron hacerlo con la mía.
El Día Mundial de la Fotografía Estenopeica se celebró por primera vez el 29 de abril de 2001. Pronto se convirtió en una celebración global que continuaría anualmente, cada último domingo de abril. Sin embargo, no es sino hasta el 2009 que esta conmemoración llega a Oaxaca. Tras ese primer año comenzamos a celebrar la fotografía estenopeica cada año, a través de la planeación y el desarrollo de diversas actividades en relación a este tipo de fotografía, siempre contando con la compañía y el respaldo de diversas instituciones y colaboradores que han permitido la fundación y permanencia del proyecto: Oaxaca Estenopeica, un encuentro de autores, editoriales, colectivos e instituciones, así como otros expertos de la fotografía que se reúnen año con saaño para celebrar, compartir y difundir aquello que más les apasiona: la fotografía estenopeica. Éste es el primer y único evento de su clase a nivel mundial. Dura más de cuatro semanas en diversos espacios culturales y artísticos del estado de Oaxaca.
Oaxaca Estenopeica tuvo su primer acercamiento con el MUFI en el año 2012, y a partir de ese año han trabajado en colaboración, creando un vínculo entre ambos proyectos con la finalidad de crear nuevos públicos para la fotografía estenopeica y la filatelia. Desde el inicio de esta colaboración se han impartido talleres para niños, jóvenes y adultos, generando actividades que permiten acercar nuevos públicos a los objetivos que ambos proyectos comparten y desarrollan durante todo el año. Particularmente en el mes de abril, estos proyectos unen fuerzas y comparten algunas actividades en conjunto, entre las que destaca el adecuar un espacio dentro del MUFI como cuarto oscuro, en el que durante el Día Mundial de la Fotografía Estenopeica se realiza el tradicional préstamo de cámaras, invitando a los visitantes y al público en general a participar, celebrar con nosotros y descubrir la magia de la fotografía al conocer los principios fundamentales de la cámara fotográfica.
Cada año las actividades van aumentando, así como el público interesado. Durante este 2019, Oaxaca Estenopeica cumple diez años de celebrar el Día Mundial de la Fotografía Estenopeica en Oaxaca. Como parte de esta celebración, en colaboración con el MUFI tuvimos varios invitados nacionales e internacionales que, de acuerdo con la propuesta y experiencia individual de cada uno, nos acercaron a la fotografía sin lente desde las distintas perspectivas que pudieron compartir con nuestro público. Héctor Covarrubias, físico de la UNAM, impartió la charla-taller “Cámara de agujero de alfiler”, donde nos explicó el fenómeno de la luz y pudimos ver el MUFI de cabeza, utilizando objetos muy sencillos y prácticos, además de conocer más del funcionamiento de una cámara estenopeica. Guillermo Álvarez, fotógrafo de Argentina, nos habló acerca de su proyecto Cámara Viajera, un intercambio cultural que utiliza la correspondencia postal y que actualmente se realiza entre Hong Kong y Argentina, empleando cámaras estenopeicas elaboradas con latas, cargadas con material sensible y una postal en donde los participantes dibujan libremente lo que desean compartir con la persona de otro país, sin saber realmente quién lo recibirá. A partir de este año se suma México al intercambio, teniendo como sede el Museo de Filatelia en la ciudad de Oaxaca.
Andrea Melo, de Colombia, nos enseñó a intervenir las fotografías estenopeicas utilizando diferentes soportes y materiales para resignificar la imagen resultante, y colaboró en la creación de material para participar en la convocatoria del Día Mundial de la Fotografía Estenopeica en Colombia. Tras este taller, arrancó un nuevo proyecto con un grupo de personas interesadas en la fotografía estenopeica y en la gráfica tradicional: durante un año, ambos proyectos colaboradores, Oaxaca Estenopeica y el MUFI, trabajarán en conjunto para realizar un intercambio de postales estenopeicas intervenidas entre Colombia, Argentina y México. Este proceso concluirá con la muestra final de resultados durante la próxima celebración de Fotografía Estenopeica en Oaxaca 2020.
Gracias a las instituciones que colaboran y permiten ser sede de esta y más actividades, cada edición de Oaxaca Estenopeica ha ido creciendo hasta convertirse en un pequeño festival, donde la finalidad principal es difundir y compartir la técnica y las diversas posibilidades que la fotografía estenopeica tiene para nuestro creciente público, así como consolidar este evento como una de las mayores plataformas de esta técnica fotográfica desde el estado de Oaxaca.
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