Un camino que se va haciendo

BS Casa de la Cacica promoviendo la lectura.

La Biblioteca Casa de la Cacica, impulsada por la Fundación Alfredo Harp Helú Oaxaca, abrió sus puertas en 2013, mediante talleres de arte, lectura, poesía; fomenta el amor por los libros y con el taller Tu´un Savi impulsa a niños y jóvenes a rescatar la lengua en Teposcolula. En 2019, como resultado del taller de poesía y mixteco impartido a niños, surgió el libro Cartas en mixteco para monstruos, con poemas escritos por niños y niñas de Teposcolula, que con ayuda de la maestra se tradujeron al mixteco.
El Tu´un Savi ya no se habla en Teposcolula, como sucede con muchas otras lenguas en distintas comunidades del país y del mundo. Este año, sin embargo, continuamos sembrando esperanza en el aprendizaje del Tu´un Savi en Teposcolula con el “Taller permanente de lengua mixteca”, que inició en febrero de 2024 y cuenta con la participación entusiasta de siete niños, quienes asisten todos los miércoles y jueves a las 5 de la tarde.

En México se hablan 68 lenguas con sus variantes. Cada una posee su particularidad en su estructura léxica, además de encerrar una gran riqueza cultural y una forma única de ver el mundo. Una riqueza que, no obstante, con el paso de los años se ha visto ignorada, negada y hasta combatida. Recordemos que en algún momento de la historia se consideró a la diversidad cultural y lingüística como un obstáculo para lograr la unidad nacional, al punto en que se obligó a las comunidades indígenas a interiorizar y a heredar a nuevas generaciones un pensamiento que menosprecia la gran riqueza que las lenguas tienen. En palabras de un niño de la comunidad de Santiago Tilantongo: “Nuestros papás nos dicen que no aprendamos la lengua mixteca porque no nos vamos a poder superar, y se van a burlar de nosotros si no podemos hablar bien el español”. La falta de la transmisión de las lenguas indígenas a nuevas generaciones es justo el resultado de la discriminación histórica sufrida por parte de los hablantes. La realidad que afronta México es similar a la que vive el mundo entero. El último Atlas de las lenguas del mundo en peligro (UNESCO) señala que más de la mitad del total de las lenguas indígenas que se hablan en México están en peligro de desaparecer.

Hasta el momento, los niños han conocido las vocales, el alfabeto mixteco, algunos verbos, formas de saludar, así como la pronunciación y sus distintos significados. Además, como parte de las actividades del taller, los niños tendrán una participación por mes en la sesión “Voces de la lluvia” del programa de radio Cabeza de micrófono, que se transmite desde la BS Xochimilco todos los viernes a las 12 h. No es un camino fácil, sin embargo, mediante el taller de mixteco se busca fortalecer la conciencia lingüística, motivar y revalorizar la lengua como un medio que conserva tradiciones, costumbres y saberes ancestrales. El taller es una experiencia única para los niños, pues en sus juegos, cuentos y cantos se escucha una voz de esperanza e inspiración para que otros niños se interesen.


Ladidoo / Piel de hilo

Exposición “Ladidoo / Piel de hilo” en el Centro Cultural San Pablo. Fotografías: Eduardo González

La belleza se lleva en el alma, y Natalia Toledo es un espejo de su interior. Sus obras son concebidas en aquellas noches bordadas con la luna de hilos plateados y cuando las estrellas iluminan las palabras en el cielo. Es entonces que, en su bella Juchitán, la artista engendra e hilvana filigranas de poemas.

Esta exposición del Centro Cultural San Pablo nace del encuentro de la artista con dos obras de botánica mexicana. La primera es el Códice de la Cruz Badiano, un manuscrito con dibujos de herbolaria indígena del siglo XVI considerado como el texto más antiguo de medicina escrito en América, en el que se pueden identificar remedios curativos procedentes de las plantas, los animales y los minerales. La otra obra que sirvió de inspiración a Natalia fue realizada por fray Juan Caballero, un dominico que, en el siglo XVIII, dibujó las plantas de Oaxaca en una obra que tituló Dendrología natural o botanología americana, cuyo manuscrito se conserva en la Biblioteca Francisco de Burgoa de Oaxaca.

Natalia Toledo decidió hacer su propio códice de palabras entretejidas y lo nombró Ladidoo / Piel de hilo; sus dibujos cosidos honran e innovan la tradición de su jardín interior. La dendrología de Natalia va más allá de las plantas, sus flores y sus frutos, porque su universo está en todo aquello que rodea a la cultura zapoteca. En sus tejidos hilvana paisajes íntimos y cielos luminosos, por eso no extraña que aparezca la zoología bordada que algún día soñó su padre, a quien tanto ama. En sus labores también se percibe la suavidad de los arrullos de su madre mientras la cobijaba en sus brazos. Eso explica el por qué los textiles de Natalia llevan sutilmente un lenguaje de amor por todo aquello que le ha dado vida.

En el vergel de Natalia también se cultiva la alegría del juego, y uno muy especial es la pelota caliente: en él se perciben las porras y los batazos beisboleros, al tiempo en el que las pelotas nadan entre las lanchas pesqueras que trasladan a las mareñas por aguas de seda violeta cuando el sol se pone en el horizonte. Las pelotas con costuras también suelen cobijarse entre jardines de flores, adornadas con collares de totopos de plata pavonada. Los cuadernos de apuntes de Natalia cobran vida en su joyería, porque los animales dibujados renacen en plena metamorfosis de filigrana de oro y plata: los chapulines se convierten en arracadas, los cocodrilos en anillos, los alacranes en collares y los pescados de plata en dijes.

Natalia Toledo está hecha de palabras, cuentos y cantos, por eso sus bordados son versos de hilos cosidos en sus raíces zapotecas y trazados en las plantas de su propio huerto. Así, las flores del Istmo de Tehuantepec brillan en las enaguas y los huipiles de sus hermosas mujeres y, como cometas, deslumbran en la elegancia de Ladidoo / Piel de hilo.


Concierto de Adhisthana en San Francisco Lachigoló

Concierto de Adhisthana en San Francisco Lachigoló. Fotografía: Alan Vargas

Kevin ronda la biblioteca durante las pruebas de audio. Entra y sale, levanta la cabeza para mirar la consola y la vuelve a ocultar entre los hombros, como un conejillo observándonos a una distancia segura. Los músicos de Adhisthana prueban sus instrumentos mientras el maestro Ricardo (director de la Fonoteca Juan León Mariscal) ecualiza el espectro de audio: bajarle a los graves, subirle a los medios, activar el phantom power… Poco a poco, las sillas dispuestas en la Biblioteca Municipal de San Francisco Lachigoló se van ocupando con público de todas las edades: personas mayores, infancias, un bebé apoltronado en su carriola con el gesto de un verdadero conocedor. Y, por supuesto, Kevin revoloteando los instrumentos.

El oud, el kamanché, la darbuka, completamente desconocidos para nosotros, parecen más objetos de museo que instrumentos musicales. Con los maestros ya instalados en su lugar, ultimando detalles para comenzar el concierto, Kevin sale de la biblioteca, toma su bicicleta y se aleja con prisa por la calle. Quizá se ha cansado de esperar. Es probable que el profundo interés que mostraba haya sido superado por alguna actividad más estimulante para un niño de su edad. Kevin ronda los diez años. Sin mayor opción, el show debe continuar.

Adhisthana es una agrupación integrada por Luis Roberto Sahir, Rodolfo Hernández, Manuel Lamat y Mayra Crosthwayt. Su repertorio está conformado por música de Medio Oriente, música medieval y, en términos generales, podríamos describir la experiencia como un viaje por tierras lejanas, en el que un palito cortado de un rosal puede ser también un instrumento de percusión y, a la vez, una prueba fehaciente de la larga historia de la humanidad.

El concierto está a punto de comenzar, es el 31 de enero de 2025, cuando un par de siluetas oscurecen el umbral de la puerta. Es Kevin, jalando del brazo a su mamá para llevarla a la segunda fila de sillas y tomar asiento. El maestro Ricardo Rodys da la bienvenida e introduce a los músicos: tercera llamada, ¡comenzamos!

Ni bien suena el primer rasgueo del oud, Kevin se pone de pie y levanta a su mamá para sentarse juntos en primera fila. Cada vez que un músico cambia su instrumento por otro más extraño que el anterior, le dice algo a su acompañante, como si fuera un experto. Comenta cada canción, sigue el ritmo con los pies, echa el cuerpo hacia adelante, concentrado en el peculiar efecto que convierte el movimiento de las manos en notas musicales. Cada tanto saca su celular y graba un video, captura secuencias específicas, como si su registro formara parte de una investigación que lleva tiempo realizando. Se agarra de la barbilla y retoma su posición, complacido cuando ha captado justo lo que necesita.

De un momento a otro, Kevin luce preocupado. Le pregunta a su mamá si el concierto está por terminar. Ella le responde que todavía no, pero él sabe que solo es cuestión de tiempo. Cuando los músicos anuncian que la siguiente será la última canción, Kevin baja la mirada un instante, pero inmediatamente se recompone y se sienta derechito, atento.

El concierto termina y Kevin aplaude, ríe, comenta con su mamá, le da sus impresiones finales. Aunque es una de las primeras funciones musicales a las que asiste, da la sensación de ser un melómano veterano presenciando el último evento de la temporada. Los músicos invitan a las infancias a pasar al escenario para conocer los instrumentos; dan una breve explicación sobre cada uno y una pequeña clase de percusiones. Kevin, nuevamente, toma notas audiovisuales con el celular; conversa con los músicos y, como señal de despedida, improvisa una marcha triunfal golpeando la darbuka con un palito de madera que, hace no mucho tiempo, perteneció a una rosa.


Nelson Barrera, el Almirante Bélico

Nelson Barrera. Fotografías: Acervo de Guerreros de Oaxaca

Con 29 años en la Liga Mexicana de Beisbol, Guerreros de Oaxaca cuenta con un pelotero que, en poco tiempo, se convirtió en un emblema de la organización. Hablamos del carmelita Nelson Enrique Barrera Romellón, un jugador que se ganó el corazón de la afición oaxaqueña al defender los colores bélicos con su gran bate, defensiva, corazón y entrega en cada uno de los encuentros.

En 1977, cuando tenía 17 años, Barrera Romellón comenzó su carrera en la LMB jugando con los Diablos Rojos, con quienes alcanzó números tan importantes que lo llevaron a firmar con la organización de los White Sox de Chicago en el mejor beisbol del mundo. Después de militar por una sola temporada en la sucursal AA de esta organización, regresó a México con los escarlata para continuar su gran aporte al equipo.

En 1996, con la llegada de Guerreros al beisbol de verano, la directiva zapoteca buscaba un jugador clutch, con un poder y un liderazgo capaces de llevar a un equipo en expansión a visibilizar un mejor futuro. Un futuro que, por supuesto, alcanzaron con el Almirante Nelson Barrera Romellón, quien, en su primer año con los Guerreros de Oaxaca, tuvo grandes momentos con el bate y en la defensiva, siendo de los mejores peloteros del manager Alfredo Zurdo Ortiz.

Para la temporada 1998, la directiva bélica anunció la incorporación de Nelson Barrera como managger y jugador de los Guerreros, lo cual daba doble responsabilidad al carmelita. Barrera, en ese entonces de 40 años, bateó para un .321 de porcentaje con 125 imparables, 31 dobles, 1 triple, 15 cuadrangulares y 110 carreras producidas, además de llevar a los bélicos a su primer playoffs al culminar en tercer lugar de la entonces Zona Centro con 68 victorias y 50 derrotas.

En sus primeras eliminatorias, Guerreros venció a los Diablos Rojos del México (4-2), para después enfrentarse y eliminar a los Sultanes de Monterrey (4-3) y, entonces, medirse con los Acereros de Monclova (4-0) para así acreditarse su primer campeonato en el beisbol de verano.

Así, la tribu bélica celebraba por primera ocasión un campeonato frente a toda su afición, un suceso que abarrotó el Estadio Eduardo Vasconcelos en todos los encuentros de postemporada: Nelson era ya un emblema importante de los Guerreros y alguien muy querido en todo el estado de Oaxaca.

Una de sus hazañas personales en el circuito de verano fue alcanzar y superar a Héctor Espino, quien era el pelotero con más cuadrangulares en la historia de la LMB. Barrera lo superó en el año 2001 y consiguió llegar a los 455 vuelacercas de por vida, siendo actualmente el máximo jonronero en el circuito. Esta es una cifra que parece difícil de superar.

Además, culminó con un total de 1927 carreras producidas, 2937 imparables, 464 hits dobles, 13 grand slams, entre otros. Barrera salió de Guerreros en el 2001 y regresó a los Diablos Rojos del México en la temporada 2002, pero culminó la misma con los Piratas de Campeche donde se mantuvo como dirigente de los filibusteros.

Desafortunadamente, el 14 de julio de 2002 Barrera perdió la vida en un accidente en su casa en Campeche, desde ese momento, la directiva de los Guerreros de Oaxaca decidió retirar el #16 en honor al Almirante.

Por muchos años, los equipos de Diablos Rojos del México y Guerreros de Oaxaca se han disputado el trofeo Nelson Barrera Romellón —creado en honor de quien fuera pieza importante en ambas organizaciones—, al cual es acreedor el equipo con más victorias en la serie anual.

Actualmente, los restos de Nelson Barrera descansan en Ciudad del Carmen, Campeche. Asimismo, los Piratas de Campeche tienen una estatua en su honor a las afueras del Estadio Nelson Barrera Romellón en la ciudad de Campeche.


Megan y las rojas, una cita con la historia

La segunda temporada de la Liga Mexicana de Softbol tuvo un inicio arrollador: una rotunda mejoría en lo que al juego se refiere, así como la expansión y mayor atención de la afición y de los medios de comunicación.

Parte fundamental del gran inicio es el brillante paso de Diablos Rojos del México y, más específicamente, de la contratación estelar de Megan Faraimo. Desde la placa de lanzamientos luce como un torbellino: atrapa la atención general cuando aparece y deja su nombre con letras de oro rosa.

En el cuarto juego de la campaña, la pitcher de raíces samoanas lanzó en Veracruz el primer Juego Perfecto en la historia de la LMS, iniciando una racha de doce triunfos del equipo escarlata, que constituye un récord global de victorias al hilo en el naciente circuito de pelota blanda.

La hazaña de Megan, conseguir los veintiún outs ante el mismo número de oponentes, cobra un gran valor si se toma en cuenta que lo logró a una temporada y una semana de la aparición de la LMS; mientras que, en la Liga Mexicana de Beisbol, Ramiro Cuevas tiró el primer Juego Perfecto veintiocho años después de su fundación.

Faraimo culminó la noche del 26 de enero de 2025 con 12 ponches, 79 lanzamientos, dos innings de tres chocolates y solo un batazo a los jardines, que sirvió para que Ximena Guerrero hiciera la atrapada del juego en la primera entrada, cuando nadie imaginaba la importancia que tendría ese lance seis entradas más adelante.

El impacto del Juego Perfecto de Megan Faraimo fue tal, que cuando las Rojas visitaron Monterrey, el Salón de la Fama del Beisbol Mexicano le brindó un reconocimiento, que la lanzadora correspondió donando artículos personales firmados, esto la convierte en la primera jugadora con presencia en el
Recinto de los Inmortales.

Resulta inevitable que la presencia de Megan se compare con el paso de Trevor Bauer en el equipo varonil de 2024, no únicamente por los récords, sino por el aroma ganador que logra impregnar a sus compañeras.

Hasta el 16 de febrero, la serpentinera californiana suma diez salidas, con nueve victorias y un salvamento, además, es líder de triunfos, efectividad, blanqueadas, innings lanzados y juegos completos, es decir, se encamina a una posible triple corona.

Igual que en todos los deportes de conjunto, de nada valdría un éxito individual, por lo que es importante señalar que con media temporada por delante, las Rojas tienen el liderato absoluto con un sólido 14-2, mientras que las estadounidenses Jazmyn Jackson y Mia Davidson acaparan cuatro departamentos ofensivos: Jackson tiene el mejor porcentaje (.522) y es la máxima anotadora (23), al mismo tiempo, Davidson se ha volado la barda siete veces y ha producido 19 carreras.

Con medio calendario por delante, Diablos Rojos Femenil ilusiona a su afición y su segunda postemporada está a la vuelta de la esquina.


La conquista mexicana de la MLB se gesta en Oaxaca

Firma de José Verdugo con los Padres de San Diego

En los últimos cincuenta años, la presencia de jugadores extranjeros en las Grandes Ligas ha crecido significativamente. Lo que en décadas pasadas era un terreno completamente dominado por estadounidenses, hoy es un escaparate global en el que brillan peloteros de todas partes del mundo. Sin embargo, mientras países como República Dominicana y Venezuela se han consolidado como potencias en la exportación de talento, México ha quedado rezagado en esta carrera.

En 1982, el lugar de los extranjeros en las Grandes Ligas era muy distinto al actual: solo el 11 % de los jugadores no habían nacido en Estados Unidos. México, con 15 peloteros en MLB, era la segunda potencia extranjera, detrás de República Dominicana, que contaba con 33 representantes, Venezuela tenía apenas 10 jugadores y Cuba solo 3. El beisbol mexicano estaba encabezado por un imponente Fernando Valenzuela, quien terminó tercero en la votación al Cy Young de la Liga Nacional, acompañado de figuras como Sid Monge, Salomé Barojas y el receptor Alex Treviño. La conquista del beisbol estadounidense no solo parecía posible, sino inevitable.

Casi medio siglo después el escenario ha cambiado drásticamente. En 2024, la presencia extranjera en MLB alcanzó el 26 %: República Dominicana se consolidó como la principal exportadora de talento con 146 peloteros, seguida por Venezuela con 97. En contraste, México, con sus 130 millones de habitantes y su arraigada pasión por el beisbol, solo tuvo 16 peloteros nacidos en el país participando en la Gran Carpa. Para comprender esta situación, es necesario analizar por qué la presencia de dominicanos y venezolanos creció tanto en el mejor beisbol del mundo.

Durante la década de los ochenta, los equipos de Grandes Ligas comenzaron a construir academias en República Dominicana para formar a los jóvenes firmados antes de su traslado a Estados Unidos. Este modelo se replicó en Venezuela en los años noventa. Estas academias, a su vez, asistieron en la creación de sofisticados sistemas de scouteo dirigidos por locales que conocían los nichos de talento en sus países respectivos, creando un flujo constante de jugadores de calidad. Actualmente, cada equipo de MLB cuenta con al menos una academia en República Dominicana, y si bien Venezuela ya no tiene este tipo de infraestructura, su red de visores y entrenadores sigue alimentando el pipeline de talento de cada equipo.

Firma de Roberto Salas con los Rockies de Colorado

En ambos países, el objetivo siempre fue la exportación de peloteros, ya que no existían ligas veraniegas ni clubes con los recursos necesarios para seguir desarrollando jugadores que no fueran firmados por MLB. Mientras esto ocurría, la situación en México era distinta. La Liga Mexicana de Beisbol y sus equipos asumieron la formación de jugadores de élite, pero con un enfoque dirigido a alimentar las granjas locales en lugar de proveer talento a MLB.

En los últimos años han surgido iniciativas que buscan cambiar la historia. Oaxaca, en particular, ha comenzado a jugar un papel clave en la formación de talento con potencial de Grandes Ligas. La Academia Alfredo Harp Helú, vinculada a los Diablos Rojos del México, se ha convertido en el epicentro de una campaña de reconquista del mejor beisbol del mundo. De acuerdo con cifras extraoficiales, México exportó 42 jóvenes al sistema de MLB en el transcurso del 2025. De esa cifra, 12 jugadores provienen de la Academia Alfredo Harp Helú.

“Desde 2019 hemos exportado un promedio de 8 jugadores al año, pero con el cambio de dinámica en la Liga Mexicana, en la que tenemos veinte extranjeros jugando por equipo, es necesario enviar cada vez más talento al sistema de MLB para que ahí crezcan y se desarrollen. Ese es el reto que estamos asumiendo con la guía de don Alfredo Harp y Santiago Harp”, afirmó Jorge del Valle, vicepresidente de Diablos Rojos del México.

La diferencia con República Dominicana y Venezuela sigue siendo amplia. Cada uno de estos países exportó más de 200 jóvenes en lo que va del 2025, pero el auge de firmas mexicanas promete seguir creciendo con el paso de los años. En el caso específico de la Academia Alfredo Harp Helú, ahora bajo la dirección de Octavio Hernández Pernía, se están implementando cambios en el scouteo gracias al uso de tecnologías como Trackman, Rapsodo, Arm Care, Synergy y Vald para mejorar los entrenamientos y acrecentar la exposición de los jugadores ante los equipos de Grandes Ligas. Estas herramientas, aunadas al innegable talento mexicano, a la calidad de maestros como Daniel Fernández y Ty Gainei, así como al incansable apoyo de la Familia Harp, prometen hacer de la MLB un territorio más mexicano que nunca.


Cuidar abejas como sembrar flores

Cosecha en los meliponarios de la FAHHO. Fotografías: Eduardo González

Durante milenios, las abejas han favorecido a todo el planeta: transportan el polen de una flor a otra y mejoran la producción de alimentos por medio de la polinización. Esto, a su vez, favorece a la nutrición y a la seguridad alimentaria, además, contribuye a la biodiversidad y equilibrio de los ecosistemas: su impacto es altamente positivo en el medio ambiente. La Fundación Alfredo Harp Helú Oaxaca reconoce y defiende la importancia que las abejas tienen para la vida en general del planeta. Es por eso que, de la mano de Mundo Ceiba, la FAHHO emprendió el proyecto Abejas melíferas y meliponas, título que obedece a las dos especies protagonistas de esta iniciativa.

La melífera (Apis mellifera) es la especie de abeja más común en el mundo y llegó a América con los españoles: es grande, de color amarillo con negro, y es, además, una gran productora de miel y de cera. De hecho, los españoles la trajeron con fines eclesiásticos, debido al abundante uso de cera en los rituales de la Iglesia, de modo que una parte del tributo exigido a los pueblos de indios consistía en entregar grandes cantidades de cera para crear, por ejemplo, cirios y veladoras. Las otras abejas pertenecen a la tribu de los meliponinos (Meliponini), con alrededor de 45 especies en Oaxaca. En el Parque H2A se trabaja con la Nannotrigona y la Frieseomelitta nigra, ambas nativas de Valles Centrales,
que no son grandes productoras de miel: en una cosecha podrían alcanzar alrededor de 250 mililitros, aunque también generan propóleo y cera. En general, los meliponinos producen poca miel; dependiendo de la especie pueden obtenerse desde algunos mililitros hasta 7 litros.1 En cambio, las melíferas producen de 7.1 hasta 35.7 litros en época de floración

Los meliponinos solo se encuentran en regiones específicas, principalmente en áreas tropicales, pero de ningún modo en zonas frías. Su distribución obedece a un flujo genético, esto quiere decir que hay una correspondencia entre los genes de una población de abejas y las condiciones climáticas y ambientales de su hábitat natural, así que existe una diversidad genética entre las colonias de abejas, esto les permite sobrevivir a enfermedades, pesticidas y cambio climático. Así, por ejemplo, la introducción de una colmena de Melipona fasciata de la Chinantla en los Valles Centrales podría ocasionar su muerte, así como desatar plagas, enfermedades y la pérdida de la diferenciación genética que existe entre las abejas de lugares distintos, y que determina la posibilidad de su existencia. Por lo tanto, solo en su lugar de origen es posible trabajar y apoyar en el cuidado, reproducción y preservación de los meliponinos. Las melíferas, por otro lado, se adaptan con facilidad al clima frío, caliente, húmedo o seco.

El proyecto Abejas melíferas y meliponas surge por el interés de la doctora María Isabel en proteger, cuidar y salvaguardar a las abejas. Inició formalmente en octubre de 2024 y se desarrolla en cinco espacios que albergan cinco colmenas cada uno: San Pablo Cuatro Venados, Ixtepeji, Totolapan, Concepción Cacalotepec, Mixe, y el Parque H2A, ubicado en San Felipe. La primera cosecha ocurrió muy pronto, porque las colmenas se instalaron al inicio de la época de floración más importante en los Valles Centrales de Oaxaca: la época de Muertos, entre octubre y noviembre, cuando todo está lleno de flores y las abejas logran recolectar mucho néctar.

Las abejas viven en una caja (de 50 por 50 cm) que consiste en una cámara de crías. Ahí tienen crías, depositan el polen, producen miel… Cuando llegan las épocas de floración, que es cuando hay más néctar en los campos, llega también el momento de expandir ese hábitat, esto se logra adhiriendo cajas llamadas alzas, que miden cerca de 15 cm de alto. Estas piezas se colocan en la parte superior de una colmena para que las abejas depositen su excedente de miel, según se vayan llenando. En esta cosecha de miel hubo colmenas a las que se les añadieron hasta tres alzas, sin embargo, la recolección fue muy variable: en Cuatro Venados logramos captar alrededor de 40 litros, en Ixtepeji cerca de 30, en Totolapan fueron casi 100 y en el Parque H2A aproximadamente 50.

Las abejas son seres vivientes con una labor precisa, pero cada colmena tiene un comportamiento diferente: las pusimos en la misma estación y al mismo tiempo, no obstante, algunas produjeron más miel que otras y, por razones que desconocemos, prácticamente hubo una colmena en cada lugar que no produjo nada. La naturaleza es variable, y las cosechas de miel dependen de las condiciones del ecosistema y de los temporales. En 2023 la cosecha fue muy baja o nula porque no llovió, en cambio, con las lluvias de 2024 los campos florecieron; sin embargo, las precipitaciones, al igual que los fríos, también pueden matar a las flores, así como los vientos dificultar la labor de las abejas. Por eso el equilibrio ecológico es necesario para que alcancen las condiciones óptimas para producir miel. Pero no solo eso, porque de las colmenas se obtiene cera, la materia prima de sus panales; propóleo, una sustancia que ellas usan para sellar huecos, evitar plagas y hongos, o la entrada de roedores; polen, una fuente vital de proteína necesaria en la producción de crías. Estos productos también proveen de grandes beneficios a los humanos: tienen propiedades antiinflamatorias, antioxidantes, antibióticas, cicatrizantes, antisépticas y nutricionales. Asimismo, ya que la miel proviene de diversas flores y lugares, los sabores, colores y olores serán diferentes, de modo que la composición química y los nutrientes podrían variar.

Uno de los aspectos más importantes de este proyecto fue cuidar que las colmenas se ubicaran en ambientes no urbanos y con muy poca o nula presencia humana. Una abeja puede viajar hasta 5 km a la redonda para hacer su labor de polinización, por eso era determinante hallar ubicaciones donde todo el néctar procediera de plantas. La apicultura en la urbanidad es imposible, porque el néctar procede de los azúcares presentes en dulces, alimentos y bebidas.

La presencia de abejas en entornos ocupados por seres humanos representa un problema para su supervivencia, es por eso que buscamos trasladar las colmenas de manera segura hacia alguno de los cinco espacios que ya hemos habilitado para su resguardo. Así que si detectas un panal o enjambre cerca de presencia humana comunícate al 9511920419 para solicitar su rescate. Asimismo, estos espacios funcionan como centros de formación en apicultura por medio de visitas a las comunidades en donde se hallan ubicadas las colmenas y tienen un cupo limitado a dos personas. Puedes formar parte comunicándote al mismo número de celular.

Es importante tener presente que el objetivo fundamental de la FAHHO es cuidar y preservar el medio ambiente; la miel es un factor terciario, una consecuencia de esta tarea. Cuando creamos meliponarios hacemos posible la existencia de las abejas, que abunden los espacios de polinización, que proliferen las flores, entonces, que haya más vida y que sea más bella. Tener abejas es tan saludable y favorable como sembrar árboles. La Fundación ha sembrado cientos, miles de árboles y ahora, con abejas, va sembrando flores.

1 En un litro de miel hay 1.4 kg de masa por ser más densa que el agua.


Dr. Herbert Steiner (1927-2025) In memoriam

Retrato del Dr. Hebert Steiner. Fotografía: Acervo UC Berkeley

Sa rugûj ñu›unj nee, da’hui nahuin ra’a nee nej.

El Dr. Herbert Steiner nació en Göppingen, Alemania, en 1927. En 1938, la familia escapó del régimen nazi y emigró a los Estados Unidos con sus padres y su hermano mayor. Se establecieron en San Francisco, California. Herb me dijo que cuando llegaron por primera vez a esa ciudad, se puso ansioso cuando su madre lo mandó a comprar pan porque aún no sabía inglés. A pesar de estos comienzos difíciles, Herb disfrutaba del aprendizaje y del atletismo, y prosperó en la escuela. Asistió a la Universidad de California en Berkeley, donde obtuvo su licenciatura en Ingeniería Física en 1951 y luego su doctorado en Física en 1956.

Durante su carrera, Herb trabajó con muchos científicos eminentes a la vanguardia de la investigación en física, incluido el equipo con el que hizo el histórico descubrimiento del antiprotón en Berkeley (1955), que le valió el Premio Nobel en 1959. Se convirtió en uno de los pioneros en el estudio de los neutrinos. De 1956 a 1960 fue investigador en el Lawrence Radiation Laboratory. En 1960 recibió una beca de la Fundación John Simon Guggenheim para realizar investigaciones en la Organización Europea para la Investigación Nuclear (CERN).

Al año siguiente se incorporó a la facultad de física de su alma mater. Fue director del Departamento de Física de Berkeley entre 1992 y 1995, aún después de jubilarse, como profesor emérito, Herb siguió participando en proyectos de investigación a sus 90 años.

Él y su esposa Emilie habían estado casados por más de cuatro décadas cuando ella falleció en 2015. Emile había visitado Oaxaca previamente, lo que le dejó un impacto duradero. Por ello, ambos decidieron usar sus ahorros para ayudar a la educación de los niños en este estado mexicano.

En el verano de 2017, Herb se acercó a la Fundación Alfredo Harp Helú Oaxaca. La presidenta de la Fundación, Dra. María Isabel Grañén Porrúa —ella misma una gran defensora de la educación de los niños— me encomendó ver cómo podíamos trabajar juntos. En noviembre de ese año, Herb llegó a Oaxaca con su compañera Gertrude Wihrheim, quien vivía en Austria. Juntos, Herb, Gertrude y yo, manejamos hasta San Andrés Chicahuaxtla, donde nos reunimos con padres y madres, niñas y niños, autoridades de la comunidad y maestros, incluido el difunto Prof. Juan Vázquez.1 Comimos masa de barbacoa acompañados de los anfitriones de la comunidad y de la alegre música triqui interpretada, como es la tradición, en una guitarra con una afinación atípica y un violín.

Después de esta memorable visita, Herb y la Fundación trabajaron juntos para diseñar la “Iniciativa Educativa Emilie Steiner para la Oaxaca Rural” (ESEIRO), un proyecto especial de la FAHHO para ampliar las oportunidades educativas de los niños de Chicahuaxtla y las comunidades vecinas mediante el crecimiento y el desarrollo de proyectos ya existentes de la Fundación. El objetivo principal es fortalecer el aprendizaje comunitario entre los niños y jóvenes, para inculcar un amor por el aprendizaje que dure toda la vida. El lanzamiento de ESEIRO fue interrumpido por la pandemia de COVID-19, pero finalmente comenzó en 2022.

En menos de tres años, el proyecto ESEIRO ha capacitado a docentes, donado útiles escolares e infraestructura, organizado actividades extracurriculares, creado materiales pedagógicos en lengua triqui y, gracias al trabajo de Seguimos Leyendo, se equipó y desplegó una nueva biblioteca móvil que tiene su base en Chicahuaxtla. Se contempla que el proyecto continúe por otros siete años.

Herb, un gran planificador, previó que este compromiso con Oaxaca necesitaría la ayuda de personas confiables y comprometidas. Mostrando un buen criterio, reclutó a sus capaces y bondadosos primos, el doctor John Oppenheimer y su esposa Leah, quienes han podido dar seguimiento a la visión de Herb. Cuando se inauguró el nuevo bibliobús en Chicahuaxtla, el 24 de febrero de 2023, los Oppenheimer asistieron en persona y Herb se unió a distancia.2

Mis interacciones con Herb se limitaron a unos pocos años de contacto intermitente, pero fueron suficientes para que yo llegara a admirar su mente aguda y crítica. Herb no se conformaba con respuestas fáciles y creía que siempre había margen de mejora. Disfrutaba de la vida y nunca dejaba de aprender. Fue este amor por el conocimiento lo que lo llevó a hacer nuevos descubrimientos sobre nuestro universo, pero Herb también había pensado claramente en su lugar en él, que generosamente llegó hasta el pueblo de San Andrés Chicahuaxtla, en lo alto de las montañas de la Mixteca.

El doctor Herbert Steiner falleció pacíficamente en su casa de Berkeley, California, el 15 de enero de 2025 a la edad de 97 años.

1 https://fahho.mx/BoletinDigitalFAHHO31.pdf

2 https://fahho.mx/BoletinDigitalFAHHO27.pdf


Las Mulitas: la emisión de las antiguas formas de transporte de correspondencia en México (1895-1898)

Hoy en día, comprar en línea es tan fácil con un par de clics. Pides un libro, un celular o unos zapatos, y en cuestión de horas (o días, si la paciencia es lo tuyo), un mensajero toca tu puerta con el paquete en mano. Pero ¿te has preguntado cómo llegamos a este punto? Antes de los drones y las entregas exprés existió un mundo donde el correo se movía a pie, a caballo o incluso en diligencias que sorteaban caminos polvorientos y asaltantes.

En México, la historia del transporte postal es un relato fascinante de ingenio y adaptación. Mucho antes de que existieran timbres postales, los mensajes ya viajaban de mano en mano, recorriendo largas distancias a lomo de bestia o en ferrocarriles que serpenteaban el país. En 1895, durante el Porfiriato, una serie de estampillas rompió con la tradición de homenajear solo a héroes nacionales para poner en el centro de la filatelia a los verdaderos protagonistas de la comunicación: los medios de transporte que llevaban el correo de un punto a otro. Esta emisión postal presentó cinco timbres, cada uno dedicado a una forma clave de distribución del correo en México.

El correo a pie, emitido en valores de 1, 2 y 3 centavos, rinde homenaje a los carteros que recorrían comunidades a paso firme, sorteando caminos difíciles con su inseparable morral al hombro. En el timbre de la siguiente página notarás un pequeño detalle: la silueta de un perro en la esquina inferior derecha, convirtiendo a este en el primer timbre mexicano en representar a tan leales compañeros.

El correo a caballo con mula de carga, en valores de 4 y 12 centavos, recuerda a los incansables jinetes que llevaban el correo a regiones montañosas o de difícil acceso. Su impacto fue tal que la serie completa terminó con un apodo entrañable: las Mulitas.

El correo en diligencia, en valores de 10, 15, 20 y 50 centavos, representa las icónicas carretas que transportaban grandes volúmenes de correspondencia. Sin embargo, no todo era velocidad y eficiencia: los caminos en mal estado y los asaltantes ponían a prueba a los valientes conductores de estos vehículos.

El correo transportado en ferrocarril, en valores de 1, 5 y 10 pesos, marcó una auténtica revolución en la entrega de cartas y paquetes. Con él, los envíos dejaron de ser una carrera de obstáculos para convertirse en un trayecto rápido y eficiente.

Finalmente, el sistema de mensajería prehispánico, representado con la estatua de Cuauhtémoc con valor de 5 centavos, rinde tributo a los painanis, corredores de élite del imperio mexica que, en relevos, transportaban mensajes vitales a velocidades sorprendentes.

Esta serie, distribuida en 13 valores y distintos colores, ha sido una de las más estudiadas por los filatelistas, quienes han identificado numerosas variedades en color, perforaciones, marcas de agua y tipos de papel, consolidándose como un referente en la historia postal de México.

Si quieres ver de cerca estos pequeños fragmentos de historia, el Museo de la Filatelia de Oaxaca presenta la exposición “Las Mulitas: la emisión de las antiguas formas de transporte de correspondencia en México (1895-1898)”. Aquí podrás admirar las cuatro emisiones completas, así como piezas originales de la época, como postales y tarjetas carta entero postales.

Pero las Mulitas no solo son estampillas, sino que abren una ventana a un tiempo en el que cada carta emprendía una aventura. En ellas se revela la memoria de un México que construía su identidad carta tras carta, viaje tras viaje.

¿Te animas a descubrir esta colección? ¡No te la pierdas!


Virtud y bálsamo de las palabras

Paz: Cuando uno se perdona.
Juan Camilo, 8 años

Palabra: Yo soy las palabras que salen de tu dulce boca y llegan a mi
propio corazón, el alma me dice que tus palabras soy yo.
Michel Yuliana, 10 años

Con motivo del Diplomado Internacional en Cultura de Paz y Literatura promovido y financiado por la Fundación Alfredo Harp Helú Oaxaca y la ULSA Puebla, invitamos, en esta ocasión, a docentes colombianos a compartir su mirada sobre el tema y nuestro programa académico.

Yo nací cuando había guerra, y durante décadas hemos padecido en Colombia una guerra terrible que muchos se han negado a reconocer, a pesar de miles de muertos, desaparecidos, desarraigados, agredidos de mil formas, expoliados. Una guerra a la que algunos hemos intentado oponernos con algo tan inservible, parece, como las palabras. Leyendo cuentos, testimonios, poemas, escribiendo, conversando con diferentes personas de lo que les sucede en el alma, en su vida misma que se escribe, a voluntad, en una hoja. O en sus bocas que cuentan tímidas y temblorosas dolores y tristezas; al nombrarlos buscamos que no sucedan de nuevo, y así encontrar juntos caminos para perdonarse y perdonar, porque fuimos todos y, en breves pero hondos instantes, fuimos su adentro. Nos miramos a los ojos, nos respetamos: en la mayor de las sinestesias pudimos vernos en las palabras.

En nuestros países compartimos muchas situaciones: esa violencia que tantas veces empieza en el hogar fermenta en el adentro, se esparce iracunda y se vuelve cuerpo en el día a día de muchos. Hay que desarmar los espíritus y este diplomado piensa y trabaja en eso, así como en repensar también nuestra paz o nuestra zozobra para entender cuál es el trato que damos a los otros, que también soy yo. Debemos vernos a los ojos y usar lo que las palabras entregan para ayudar a sanarnos. Decía la escritora española Irene Vallejo:

[…] Estoy convencida que entre los muchos motivos que generan la violencia es esa frustración e impotencia de lo que no somos capaces de verbalizar, que solemos enterrar en nuestro interior, con las injusticias, las decepciones, el dolor, la tristeza, lo no verbalizado acaba convirtiéndose en violencia.

Sabemos que “cultura” viene de cultivar, esto nos emparenta con el ritmo de las plantas que, en medio de los terrenos más hostiles y adversos, con terquedad, paciencia y entereza pugnan por medrar, crecer, fructificar. Es bueno conversar y que el trabajo que hacemos, como el empeño de las plantas, nos permita a todos vivir, florecer.

La cultura de paz es como esta tenacidad de las flores, un esfuerzo para generar relaciones que nos permitan mirarnos a los ojos, encontrarnos, escucharnos, expresar nuestras ideas sin que el entorno se convierta en un campo de guerra: respetarnos en la diferencia. En situaciones marcadas por violencias sociales y políticas, construir esta cultura supone utilizar todas las herramientas posibles para remendar el tejido social roto.

Entender es nuestra obligación, como dijo muchas veces la filósofa alemana Hanna Arendt. Y para hacerlo es preciso escudriñar la realidad, enfrentarla con toda su gama de grises, explorar cómo nos hemos convertido en lo que somos… hallarnos en nuestra complejidad y diversidad. La literatura, el periodismo, los testimonios, las fotografías son fundamentales para lograrlo, y el aula de clase y las bibliotecas son lugares propicios para hacerlo.

Es precisamente de los episodios traumáticos de nuestras historias y los temas duros sobre lo que debemos conversar en el aula. Porque hoy los niños y los jóvenes tienen sus cabezas atiborradas de inquietudes a las que buscan explicaciones. Si no se las damos, ellos las buscan en otros lados…, ¡donde sea! Y en el reinado de las redes sociales el debate, por lo general, es reemplazado por la rabia; el que piense distinto, el contradictor, se convierte fácilmente en enemigo. No podemos valorar la paz si reducimos la guerra a un juego de amigos y enemigos, de buenos y malos, más bien, tenemos que atender y comprender la diferencia. Las novelas, las crónicas y los cuentos, nos llevan a mirar el mundo desde diferentes puntos de vista. En sus páginas podemos ver y entender al otro… La literatura corre velos, nos muestra verdades que el fanatismo y el sectarismo ocultan.

Las realidades de México y Colombia tienen muchos aspectos en común. Y ya que nos alimentamos de las experiencias de otros, los paralelismos nos sirven para trazar nuevas rutas, es por eso que el Diplomado en Cultura de Paz y Literatura nos motiva a compartir lecturas, a apropiarnos de nuevos textos que fortalecerán nuestra percepción del mundo y nuestra labor en el aula.

Los miedos y prejuicios que experimentamos son similares; en nuestros países hay quienes siguen pensando que los niños no tienen criterio, desconocen que se borró, hace años, la concepción del menor como ser incompleto y dependiente. Los niños y los jóvenes tienen derecho a conocer en qué mundo viven, a ser protagonistas de la cultura de paz. ¿Qué pasaría si el Estado, la familia y la sociedad cumplieran con su papel de garantes de los derechos de la infancia y adolescencia en nuestros países?

Para responder esta y otras dudas fundamentales hacia una cultura de paz, es necesaria una forma diferente de pensar y relacionarnos con los otros y con el mundo, una que obstaculice la tarea de los que, desde el poder, quieren crearnos y volvernos enemigos para llevarnos a nuevos conflictos. ¡Es tan necesario diseñar ambientes donde volvamos a creer en el otro, donde el miedo no nos paralice…! Debemos hacer pausas, detenernos y rastrear los porqués de tantos sinsabores.

Hace poco un estudiante de 10 años me dijo: “La guerra es por el odio” y su padre, un exmilitar, dio las gracias a la lectura por habilitar un espacio de diálogo con su hijo sobre un tema que creía vetado. “No sabía —reconoció— que de ‘eso’ (la guerra) podía hablar con él”.

Esto escribió una joven después de leer Crecimos en la guerra, una serie de crónicas sobre niños y jóvenes que han sufrido la violencia. “Ahora puedo ver una Colombia que se desangra. Ahora mi mente ya no es víctima de la ignorancia. Esta obra me muestra un conflicto que camina al pie de la indiferencia”. Son vivencias de jóvenes que, como todos los de su edad, tienen ilusiones, ganas de ser, de construir. Pero solo algunos pueden realizar sus sueños y para otros no existe ni siquiera la posibilidad de imaginarlos. Lo más bello es que la mayoría de los lectores expresa su interés en aportar con un granito de arena a que esta violenta realidad cambie: “¿Qué podemos hacer para que esto no se repita?”, preguntan.

El Diplomado en Cultura de Paz y Literatura en el aula es una especie de respuesta a esta pregunta, una invitación a leernos, a escucharnos, a reflexionar sobre un hecho al que no le dedicamos el tiempo que requiere: Detrás del odio y las balas se mueven muchos y diversos intereses. La invitación es a mirarnos a los ojos y entender que no estamos hechos para matarnos entre nosotros, que todos tenemos los mismos derechos y merecemos respeto y un lugar digno en el mundo. Como dice Ida Vitale: “La poesía busca sacar de su abismo ciertas palabras que puedan constituir el tejido de cicatrización en el que todos andamos sin saberlo”.


Dos librerías, dos niñas

Una de las salas de la Librería Grañén Porrúa. Fotografía: Acervo Librería Grañén Porrúa

En estas breves líneas, dos lectoras nos hablarán de su experiencia como asiduas transeúntes de las librerías. En cada experiencia observaremos cómo estos espacios, a diferencia de las bibliotecas, muestran un crisol de actividades y sensaciones que podemos experimentar entre el bullicio propio de los lectores; ahí la diferencia con las bibliotecas, que rinden más un homenaje al silencio consensuado.

Al principio no lo creía, pero, en efecto, hay personas que desde quince minutos antes de las 9 de la mañana ya están buscando libros. Quién lo diría. “¿A poco sí se venden los libros?”, me preguntaron mis tíos cuando les conté que ahora trabajaba en una librería en el centro. “Sí, va usté a creer, y mucho”. Bien bonito se siente cuando entran las mamás con los chamacos y les dicen: “Vamos a ver qué hay, ¿está bien? Solo vamos a ver”. Y cada quien termina llevándose un ejemplar. Digo, es mi trabajo: vender los libros, recomendarlos. Pero también contarlos, acomodarlos, sacarlos de las cajas cuando llegan, guardarlos cuando van de regreso, buscarlos cuando alguien pregunta por alguno y sé que lo he visto por algún lado… Sí que se venden, pero más atinado sería decir, sí que se lee.

Ya era tarde y todavía no nos acostumbrábamos al horario de Francia, pero queríamos conocer la librería Shakespeare & Company. Estábamos por el río Sena y era nuestra única oportunidad de visitarla porque (como buenas viajeras) teníamos un itinerario demasiado ajustado.

¡Era la primera vez que me tocaba hacer fila para entrar a una librería, estaba a reventar de gente! Mi mamá comentó que ojalá hubiera así de gente en su librería de Oaxaca. Ya era tarde y estaban a punto de cerrar, así que solo dejaban entrar a quienes fueran a comprar algo, y no a chismosas como nosotras. Como no podíamos regresar otro día, pero teníamos tantas ganas de entrar, cuando el guardia de la entrada nos preguntó si queríamos comprar, respondimos inmediatamente que sí.

Una vez adentro nos sorprendió un tumulto de gente y de libros. El lugar no me pareció tan grande como me lo imaginaba, o a lo mejor me pareció así porque ya empezaban a cerrar. Se me hizo curioso que hubiera tantos libros en inglés y no en francés. Había todo tipo de títulos: desde los más conocidos hasta los que están casi agotados. Y vi que muchas personas compraban solo bolsas de tela y otros recuerditos de la librería.

Pero era tanto que no sabía qué ver, además de que nos estaban apurando para que pudiera entrar más gente. Normalmente me gusta tomarme mi tiempo para elegir con calma, pero esta fue la visita más rápida del mundo. Vimos lo larga que era la fila para pagar y, sin decir una palabra, salimos de ahí con las manos vacías.

Durante el resto del viaje, leí la novela La librería más famosa del mundo, que justamente habla de Shakespeare & Co. Me encantó poder imaginarme todo a detalle porque ya la conocía. Me enteré que arriba de la librería hay cuartos para alojar visitantes, así que, si alguna vez se te ocurre ir a París y no tienes dónde quedarte, piensa que Shakespeare & Company te da posada a cambio de que leas un libro al día y ayudes en la tienda.

Comentar que la calle donde se aloja la librería en que trabajo es concurrida, sería decir poco. Por otro lado, decir que es bonita, sería exagerar. Bonitas las mujeres que pasan caminando vendiendo fruta picada, bonitos los niños que al diez para las ocho van corriendo a clases arrastrando la mochila. Bonito el sol que de mañana le pega a las paredes de todo Macedonio Alcalá. Su belleza radica en lo que ofrece y resguarda: mundos enteros, personajes interesantes e historias para cada gusto lector.

Cuando “el andador” —como coloquialmente se le conoce a la calle Macedonio Alcalá— se llena de calendas, manifestaciones, una lectura de poesía, un cantante callejero, andar es lo que menos se puede hacer. Así que ahí está la librería donde trabajo, en el 104 del Andador. Estoy segura de que si te tomas tu tiempo y te das una vuelta por cada sala, por cada estante, querrás volver una y otra vez.

Las razones por las que vas a una biblioteca o a una librería son diferentes, al margen, claro está, de la posibilidad económica que conlleva. Sin embargo, los libros ahí están, en ambos espacios, listos para ser leídos.


El archivo del templo de San Juan Chilateca

Mapa de San Juan Chilateca, 1760. Fotografía: Acervo Adabi Oaxaca

El templo católico dedicado a San Juan Bautista Chilateca, está ubicado en el municipio del mismo nombre, en el distrito de Ocotlán en los Valles Centrales. Ahí se resguarda un archivo conformado por cuatro cajas con los documentos del archivo histórico, tres cajas con libros litúrgicos y una con discos de vinilo, en su mayoría con temas religiosos. En general, el archivo contiene documentos de fechas recientes con información sobre devociones y tradiciones populares, usos y costumbres en la organización de la feligresía de la población, historia de las intervenciones en el inmueble, elección de mayordomías, administración del templo por parte de la Junta vecinal –que son los encargados de la iglesia, etc.

Aquí no se encuentran los registros de la administración sacramental, sino en la cabecera parroquial de Santa Ana Zegache. Sin embargo, durante el proceso de organización del archivo se identificaron, entre los documentos más antiguos, un conjunto que no correspondía con la administración de la iglesia, sino con asuntos judiciales del pueblo de San Juan en el siglo XVIII. Incluso se conserva un inventario de 1880 que enlista estos testimonios junto con los objetos de la iglesia. De hecho, algunos inventarios tienen el sello del Juzgado Constitucional, pues en las comunidades regidas por el sistema de usos y costumbres muchas veces no existe una separación entre la Iglesia y el Estado.

Entre estos documentos se encuentran dos expedientes fechados en 1735 que contienen diligencias realizadas ante el alcalde mayor de la cabecera de San Lorenzo Zimatlán, por el despojo en 3 mojones en los parajes nombrados Guelavecho, Lachiloveo y Sebasiguiñi, donde estaban unas piedras clavadas que fueron retiradas por el pueblo vecino de San Antonino. Después de la presentación de varios testigos, el pueblo de Chilateca pudo recuperar la posesión de sus tierras.

También se encuentra un bello mapa elaborado en 1760 que representa los principales linderos. Según el diagnóstico realizado por la asesora especializada en restauración del AGEO, María Magdalena Heredia, mide aproximadamente 63.6 por 40.5 cm, tiene un soporte de tela aprestada y está pintado en acuarela y tinta ferrogálica. Se encuentra adherido a una caja por la parte superior y, a manera de pergamino, se enrolla hacia adentro por medio de un bastón de madera.

El mapa tiene una cartela con la descripción de las tierras a partir de unas letras señaladas en el espacio geográfico. Ahí se muestran los terrenos de particulares del pueblo de San Jacinto, las tierras arrendadas por los de San Juan Chilateca al pueblo de San Martín, al bachiller don Juan Joseph Ortiz de Velasco y a Miguel Sánchez, las despojadas por los de San Antonino y Santo Tomás, así como las que gozan para sembrar los de Chilateca sin contradicción alguna.

En algún momento las autoridades civiles de San Juan Chilateca debieron resguardar en el templo los testimonios de los límites de su pueblo. Por eso, ahora el archivo conserva importantes fuentes de información para la historia de la comunidad. Muchos de los archivos locales mantienen invaluables tesoros que se han conservado gracias al celo de sus custodios; ahora es nuestro trabajo brindarles asesoría para su organización archivística, y así garantizar su conservación.


Golpe a golpe, el diablo despierta

Desde tiempos ancestrales, los pueblos de la Mixteca entendían que la vida es una danza entre la luz y la sombra, entre el bien y el mal, y que ambos habitan en el corazón de todos. Es por eso que la figura del diablo, difundida por el cristianismo, pudo alzarse como símbolo de libertad, y su presencia esculpió las fiestas patronales. Cada 25 de julio, Santiago Juxtlahuaca se llena de música y danza. Dos mayordomías marcan el ritmo de la fiesta: la del barrio de Santo Domingo y la del Centro. Ahí, los diablos aparecen solitarios o en grupo saliendo de las casas, bailando al son de las chilenas, enfrentando a los moros, hasta que alguien cae y es llevado, en triunfo o derrota, en brazos de quienes encarnan al diablo.

Entre estos rituales y bailes, el maestro Alejandro Jesús Vera Guzmán encontró su voz golpeando la madera de sabino hasta darle forma. Pasaron años, y la máscara que había soñado cobró vida. No buscaba una venta, era solo para bailar, para ser uno más de los diablos que llegan solos. Entre las gubias y la madera descubrió que no había límites para lo que podía crear. Sus manos nunca hicieron bocetos, solo asestan golpes precisos, como los de su zapateado, directos al corazón de la obra.

El taller del maestro Vera es un santuario del diablo, donde el sabino espera años para secarse. Después, las herramientas diseñadas por los mismos artesanos le arrancan poco a poco la forma: los ojos de vidrio que todo lo ven, las pestañas de toro, los cuernos de otros animales. Cuando Alejandro trabaja, el taller evoca las montañas mixtecas, se llena de historias antiguas y de danza. Cada máscara lleva en su rostro fragmentos de Juxtlahuaca, de sus paisajes y sus secretos. El maestro no busca copiar un rostro, busca tallar una emoción: la furia, la risa, el misterio. El diablo es su libertad, su compañero, su historia. Cada máscara es única, una pieza de la historia que aún sigue viva, resonando en Andares del Arte Popular.


Los actos notariales de los distritos del estado de Oaxaca en manos del juez receptor (1614-1931)

Fotografías: Acervo del Archivo Histórico de Notarías del Estado de Oaxaca

El Archivo Histórico de Notarías del Estado de Oaxaca, por invitación de la Biblioteca Fray Francisco de Burgoa de la Universidad Autónoma Benito Juárez de Oaxaca, presenta, en la Sala de Exposiciones de la misma, la muestra denominada “Los actos notariales de los distritos del estado de Oaxaca en manos del juez receptor (1614-1931)”.

En este recorrido podremos disfrutar de algunos documentos que pasaron ante los jueces receptores de los diferentes distritos que formaron el estado de Oaxaca en el periodo que va del virreinato al México Moderno. Estos actos notariales fueron el resultado de la función de los jueces receptores que actuaron ante la falta de notarios públicos en los lugares más apartados del estado.

En esta exposición queremos resaltar la importancia de la labor del juez receptor, pues gracias a ellos tenemos los libros de protocolos, apéndices y minutarios que forman el Archivo Histórico de Notarías. Durante el periodo temprano del virreinato, los alcaldes mayores y tenientes fueron quienes desempeñaron la función del escribano, y ya muy avanzado este periodo el cargo fue asumido por los subdelegados, quienes otorgaban la fe pública a los actos y hechos que pasaron ante ellos. Ya para mediados y finales del siglo XIX, los jueces de primera instancia fueron los encargados de investir de fe pública los documentos notariales ante la falta de notarios públicos.

Los jueces receptores elaboraron escrituras de ventas de casas, esclavos, tierras, haciendas y ranchos, además de testamentos, poderes, contratos, convenios, memorias testamentarías, certificaciones, hipotecas, préstamos de mutuo, protocolizaciones de escrituras, adjudicaciones de bienes, entre otros.

El acervo notarial de la sección de jueces receptores cuenta con documentos que datan de 1614 hasta 1940. La exposición nace a partir de los avances de los trabajos de catalogación de la sección de jueces receptores que el equipo encargado de estas funciones realiza día con día en este acervo. Al ver la riqueza de los documentos que se fueron registrando en la base de datos, se decidió hacer la selección de uno de los tantos instrumentos públicos que forman los libros de los distritos para poder mostrarlos, y qué mejor forma de hacerlo que en la sala de la biblioteca; para que un gran número de personas puedan tener acceso a estos tesoros escondidos de los pueblos de Oaxaca. En esta muestra podrás apreciar: el nombramiento de un escribano, que es el más antiguo del acervo (1614); protocolizaciones de títulos de composiciones de tierras, en mixteco y zapoteco; contratos, ventas y donaciones de tierra. Todo gracias al quehacer de los jueces receptores, quienes también fungían como escribanos y que actualmente conocemos como notarios públicos.

En la inauguración de la exposición daremos a conocer, para su consulta, los nuevos catálogos de los distritos de esa sección del archivo. Invitamos a que nos visiten estudiantes, académicos, público en general y, sobre todo, las comunidades de Oaxaca.

Los documentos presentados en esta exposición son una pequeña muestra de lo que puedes encontrar en el archivo de notarías. Si deseas conocer más de cerca la función del juez receptor, visita la exposición que se mantendrá durante los meses de marzo y abril del presente año. Además, si quieres consultar los libros de protocolos en donde se encuentran los documentos seleccionados, escríbenos al correo ahnoaxaca@gmail.com solicitando una cita para que lo puedas hacer en la Sala de Consulta de la Biblioteca Francisco de Burgoa, de lunes a viernes de 10 a 15 horas.

Así que, si te gusta conocer la historia, pero en particular la de los pueblos de Oaxaca, visita la exposición: te llevarás una gran experiencia.


La luz que da color a los 90 años de Shinzaburo Takeda

Oaxaca ha sido luz pura en mi vida, y en la obra del maestro Shinzaburo Takeda brilla con más intensidad. Sus destellos dan un toque especial en los paisajes, los mercados y la gastronomía; también deslumbran en sus pueblos y montañas; en la flora y la fauna, y en sus manifestaciones artísticas que expresan las tonalidades del espíritu de sus pueblos. Por eso Oaxaca, enlazada con su historia milenaria, jamás dejará de sorprendernos, siempre habrá algo asombroso por aprender.

Es verdad que Oaxaca cautiva la vista, pero sus emociones se perciben en otros sentidos, como cuando los aromas se mezclan en el ambiente de un exquisito mercado y se desprenden los olores de la canela, el cacao y el tejate; igualmente se percibe el perfume de la fruta fresca y los pétalos de flores; nos llega también el aroma de la carne humeada junto al chorizo asado con el chile de agua y la cebolla. Asimismo, Oaxaca encanta con sus chicharras que cantan a la lluvia, o bien al escuchar una banda con instrumentos de aliento y las músicas de esta entidad eminentemente melódica. El escritor Ítalo Calvino relacionaba Oaxaca con el sentido del gusto y los placeres carnales. A mí, en lo personal, me seducen las fibras de los textiles que tengo el privilegio de usar a diario. Y es que, sea como sea, Oaxaca siempre acaricia el alma.

Soy afortunada, el destino me concedió el honor de conocer Oaxaca, de crecer en ella y de ser regada con el amor de su gente. Llegué a este estado hace 31 años y, desde entonces, no he hecho más que trabajar por él y por mi amado país. Oaxaca me acogió y aquí he dejado mi corazón. Como el maestro Takeda, soy oaxaqueña por elección y aquí he vivido los años más felices de mi vida. ¡Cómo no enamorarse de esta tierra!

Siempre he dicho que Oaxaca es la mejor puerta de acceso para conocer México. No es suficiente recorrer los sitios de interés histórico, como monumentos arqueológicos y del periodo virreinal; seducen también los espacios culturales concebidos en el siglo decimonónico y aquellos que la sociedad civil contemporánea ha creado, gracias al talento de sus hombres y mujeres.

Takeda y yo, cada uno por su lado, llegamos a Oaxaca y al instante nadamos como el pez en el agua. Él quedó cautivado con la Costa y el Istmo; se maravilló con sus paisajes, mujeres, su flora y su fauna, y dedicó su vida a la docencia, donde encontró una descendencia prolífera y talentosa. Por mi parte, me dejé cobijar por paraísos con libros y, como si mi destino hubiera estado escrito, debía cuidarlos, limpiarlos y ponerlos al alcance del público. En el momento de mi llegada los astros estaban alineados: por un lado, la claridad del maestro Francisco Toledo impulsaba fuertemente el arte y la cultura. Por el otro, el futuro era esperanzador: pronto iniciaría la restauración del exconvento de Santo Domingo que tantos beneficios ha traído a la ciudad, además de la fortuita presencia de Alfredo Harp Helú. No puedo olvidar a personajes maravillosos que habían abierto el camino de la protección del patrimonio, como don Luis Castañeda Guzmán, el Ing. Juan Ignacio Bustamante, el historiador Francisco José Ruiz Cervantes, Anselmo Arellanes, Víctor de la Cruz, Manuel Matus, Freddy Aguilar, sin dejar de mencionar a la queridísima Beatriz Natera, bien conocida por todos como la Chatita. Otros personajes hacían y siguen haciendo brillar aun más la belleza de Oaxaca: Rodolfo Morales, Sergio Hernández, el maestro Shinzaburo Takeda, Ignacio Toscano y otros muchos que nos han abierto el camino. Ellos también eran y siguen siendo luz, faros de atracción de miles de personas que vienen de todo el mundo en busca de su brillo y color. De todos ellos aprendí y me nutrí.

Poco a poco, el sendero se fue construyendo, cada uno pondría su granito de arena, y con amor el ámbito cultural se desarrolló de una manera vertiginosa: galerías, museos, teatros, centros culturales, talleres de gráfica, bibliotecas y librerías brotaron por doquier. Así se nutrió una generación necesitada de letras, pinceles y prensas; germinaron también muchos músicos, poetas, escritores, artistas, historiadores, historiadores del arte, arqueólogos, filólogos, ceramistas, epigrafistas, lingüístas, fotógrafos, grabadores, impresores, curadores, alfareros, tejedores, críticos de arte, talladores de madera, sociólogos y humanistas que han llenado de más color a Oaxaca.

Tierra fértil para la belleza, Oaxaca ha bordado mi camino y también el del maestro Takeda: lo ha llenado de luz y nos ha regalado las más tiernas flores de amor. ¡Qué más se puede pedir en la vida! Por mi parte, me siento satisfecha. Hoy esta tierra sigue derrochando afectos para mí: Chocolate Mayordomo, mediante su Fundación Salvador Flores, junto a la Universidad Autónoma Benito Juárez de Oaxaca y la asociación civil Por Amor al Arte, me distinguen con la Presea Shinzaburo Takeda. Estoy más que agradecida y por ello no puedo dejar de recordar, en esta ocasión, a todas las personas que han sido parte de mi andar en estos años, sin su amistad y trabajo mi rumbo no sería tan pleno. Ustedes, Oaxaca y la medalla que hoy me brindan relumbran en mi corazón.

¡Muchas gracias!


EDITORIAL

Abrimos el segundo Boletín digital de este 2025 con la gran noticia de la conclusión de los trabajos de restauración en el exconvento de Santo de Domingo Tehuantepec y en la Casa de la Cultura de Juchitán, que recuperarán su funcionamiento para la comunidad. Otra gran primicia es la que comparte la Biblioteca Infantil de Oaxaca, que ahora anuncia las actividades dirigidas a las infancias que viven con Trastorno del Espectro Autista. De igual manera, los Diablos Rojos inician un nuevo juego, esta vez cotizando en la Bolsa Mexicana de Valores, mientras la Academia de Beisbol AHH anuncia las firmas de nueve jugadores que se integran a las Grandes Ligas del Beisbol.

Para seguir celebrando los 15 años del programa Seguimos Leyendo, podemos leer una pequeña crónica sobre el evento de premiación a la trayectoria de los lectores voluntarios. También el Museo Textil de Oaxaca nos comparte una narración acerca de una de las tejedoras invitadas al proyecto “Huipiles contemporáneos para Malintzin”. Conoceremos, además, los nuevos caminos que emprenderá el Centro Cultural Itinerante.

En el rubro de exposiciones, la Biblioteca de Investigación Juan de Córdova realiza una en torno a la actividad de Howard Leigh como coleccionista. Por su parte, la Biblioteca Francisco de Burgoa presenta “Historias preservadas”, acerca de los archivos y colecciones personales que resguarda la Biblioteca. “Rostros ferroviarios” es el nombre de la muestra fotográfica que aborda el Museo Infantil de Oaxaca. El Museo de la Filatelia de Oaxaca teje puentes entre diversos temas y la filatelia, como con la exposición “Round de sombra: historias de campeones mexicanos”. Por su parte, el Centro Cultural San Pablo presenta dos exposiciones: una protagonizada por la fotografía de Mario Cruz y la otra por la instalación de María Nana. Algo digno de admirar es también la escultura de Ken Hiratsuka: Una línea, un planeta, que ahora habita en las inmediaciones de la BS Canteras.

En esta ocasión, Adabi nos habla de las condiciones en que se encuentran los libros y los documentos como un reflejo de las circunstancias en que se hallan los espacios que los albergan. Finalmente, conoceremos el programa Basura Cero, una iniciativa que se ha adoptado dentro de las instalaciones de la Fundación.

Es así como cerramos estas líneas para permitir que sean ustedes mismos quienes den lectura a las siguientes páginas para encontrar el texto que quizás pueda resonar y ser de ayuda en sus vidas.


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