Repensar el museo: espacios para todos

Repensar el museo. Fotografía: Jorge Aragón

Durante mucho tiempo, los museos fueron considerados templos del saber, espacios solemnes donde los objetos eran resguardados como tesoros intocables. En su afán por preservar, muchas instituciones se alejaron de la vida cotidiana y del público al que aspiraban servir. Sin embargo, no todos los museos han seguido ese camino. Mientras algunos aún mantienen la distancia entre sus vitrinas y las personas, otros han optado por reinventarse para transformarse en espacios vivos donde los objetos narran historias y se conectan con las realidades actuales.

Este cambio no fue casualidad. Surgió de las profundas reflexiones de los profesionales en el tema que se atrevieron a cuestionar sus propias prácticas para replantear el propósito de estas instituciones. Reconocieron que un museo no debe renegar de su pasado para ser relevante en el presente, pero sí debe fomentar una reflexión crítica sobre este. Esto requiere un cambio de mentalidad, una revisión de su rol como custodios del patrimonio y un compromiso renovado con su misión de servir a la comunidad en sintonía con las demandas de la sociedad contemporánea.

Aunque esta transformación parece sencilla en teoría, en la práctica implica esfuerzos colectivos que no siempre se está dispuesto a asumir. Este desafío fue precisamente el eje central del Octavo Simposio Museos y Gestión Cultural, celebrado en noviembre de 2024, organizado por el Grupo de Investigación Museo y Gestión Cultural en colaboración con el Museo de la Filatelia de Oaxaca. Bajo el lema “Conectar, conocer y crear en comunidad”, el evento reunió a expertos culturales para debatir cómo los museos pueden trascender sus muros, convertirse en laboratorios de conocimiento y construir puentes sólidos con las comunidades que los rodean.

Más que un encuentro académico, el simposio fue una invitación a repensar el papel de los museos en un mundo en constante cambio. Mediante ideas, experiencias y debates, se dejó claro que los museos tienen el potencial de ser espacios vivos, accesibles y esenciales para fortalecer el sentido de pertenencia colectiva.

Como cierre de las actividades, se llevó a cabo el taller “Repensar el museo: hacia un espacio de participación y comunidad”, impartido por Luz Santiago e Israel Garfias. El taller reunió a un grupo diverso de participantes, entre ellos trabajadores de museos, estudiantes, diseñadores y educadores. Desde sus distintas perspectivas, reflexionaron sobre el papel actual de los museos, sus desafíos y las posibles mejoras que necesitan para seguir siendo relevantes.

A continuación, compartimos algunas de las reflexiones que nos dejaron los asistentes al finalizar este taller:

El museo debe verse como punto de reunión para los vecinos, con información dirigida a todos y no solo a un público especializado. Debe configurarse como un espacio agradable y disfrutable para el esparcimiento sin distinción de los visitantes y, principalmente, como un espacio seguro.

Francisco Paez

El museo necesita eliminar la barrera cultural y social que impide que entren todos los públicos, y reducir la idea de sí mismo como un espacio inaccesible e inalcanzable destinado solo para la élite cultural. Es imperante revisar las narrativas de los mensajes que las exposiciones y las obras transmiten, de modo que los artistas ofrezcan una interpretación y justificación de sus aportes. Así que los contenidos del museo deben surgir de la observación de la realidad de su propio contexto para dar cabida a los temas y problemáticas sociales pertinentes.

@Oscarhistorietas

La actividad museística es una práctica compleja que no solamente se ve reflejada en la preparación de una exposición, sino que requiere mirar hacia la gente y el contexto que lo alberga. Es a través de esta mirada que los museos deberían actuar para generar una función social por medio de talleres, espacios de conservación y exposiciones que atiendan o contribuyan en las necesidades y problemáticas específicas del contexto en que se desarrollan.

Diana Valentinez Rueda

Las Bibliotecas Móviles: una mirada al macro y microcosmos

Observando el micro y macrocosmos. Acervo de Seguimos Leyendo

Los promotores de lectura de las bibliotecas móviles Ando Leyendo-Leyendo Ando de la FAHHO procuramos que, por medio de la lectura de los libros, niños, jóvenes y adultos lleven a cabo una lectura de sí mismos, del medio en el que viven y de las relaciones que se tejen entre ambos. Estas lecturas despiertan su curiosidad para explorar el entorno en el que desarrollan sus vidas. Nos convertimos en cómplices de sus exploraciones y tratamos de facilitar la búsqueda de las respuestas a las preguntas que surgen en aquellas personas que en la Sierra Norte, la Mixteca, la región Triqui, la zona Mixe y el Istmo son alcanzadas por las bibliotecas móviles rurales.

Los libros informativos y de divulgación científica son grandes aliados. Las bibliotecas móviles cuentan con varios de ellos en sus acervos bibliográficos. Uno de ellos se titula ¡El universo! y pertenece a la colección Enciclopedia del mundo para niños, editado por la editorial Panamericana. Con textos breves y claros acompañados de bellas imágenes, lleva a los pequeños lectores a un viaje por nuestro sistema solar y más allá, detonando su curiosidad por el cosmos.

Cuando los usuarios se enteran de que cada biblioteca cuenta con un telescopio y un microscopio generan muchas expectativas y deseos por observar el cosmos y el microcosmos. Con el telescopio observamos la luna, siempre que su fase y las condiciones atmosféricas nos lo permitan. Mientras que el microscopio nos ofrece la ventaja de usarlo en cualquier momento.

Explorar el macrocosmos con el telescopio es observar lo lejano; nos hace posible tomar conciencia de nuestra pequeñez. Explorar el microcosmos con el microscopio es explorar lo cercano más allá de lo tangible, descubrir que cada organismo es un universo, incluido el ser humano. El microscopio nos ayuda a tomar consciencia de nuestra grandeza.

Observando el micro y macrocosmos. Acervo de Seguimos Leyendo

Con el microscopio los niños se sorprenden al descubrir un universo que no imaginaban, un hermoso caleidoscopio de formas y colores del que brota el amor por la naturaleza, la inspiración para cuidarla, respetarla, estudiarla. Poder atisbar el microcosmos despierta la imaginación y con ella el amor por el arte y la ciencia.

Buganvilia, hoja morada, hoja verde, piedra, concha de mar, espiga. Desde el microscopio el tamaño del universo es confuso. Una piedra es un desierto de arena infinita, una cordillera peligrosa, un asteroide con cráteres que brillan. Dentro de una hoja hay una galaxia morada, dentro de una hoja hay un ecosistema verde entrelazado por lianas que parecen vértebras. Cuando cuidamos una planta cuidamos un universo. En San Juan Guichicovi, una niña mira a través del microscopio. Mira una vez, dos veces, tres, no se convence: “Mamá, es la misma planta que tenemos en la casa, pero no se parece”. Mira una cuarta: “Parecen estrellas”.

En el municipio de Abejones, de la Sierra Juárez, las nubes determinan el destino del telescopio. Incertidumbre, el cielo se ha llenado de nubes. Las niñas y niños han hecho una fila para observar la luna, junto a ellos, padres y madres de familia también esperan la oportunidad de ver de cerca el satélite de nuestro planeta. “Soplen todos para que se vayan las nubes”. Entre risas, todos soplan, nadie duda, la imaginación es poderosa. Un golpe de suerte comienza a despejar el cielo, no siempre sucede, pero esta vez se lo atribuímos al soplo de las niñas y los niños. La fila avanza, los rostros se iluminan.

Gracias al telescopio y al microscopio, las bibliotecas móviles construyen una experiencia integral para leer el mundo. Hay cuentos fundacionales que incluyen al sol, la luna y las estrellas como nuestros creadores, también hay cuentos sobre universos infinitos que caben en nuestras manos. No solo los libros, el mundo también se lee con nuestros ojos, de ahí viene la inspiración para crear historias, como aquella que cuenta sobre un conejo que vive en la luna, o la otra que habla de gente pequeña viviendo en
una flor.


El fondo personal Ronald Spores

Archivos de Ronald Spores catalogados en Adabi Oaxaca

En noviembre de 2024, el equipo de Adabi Oaxaca terminó de intervenir el Archivo Personal del doctor Ronald Marvin Spores, luego de un proceso de organización e inventario que inició en marzo de 2023. El archivo fue donado personalmente por el antropólogo a la Fundación Alfredo Harp Helú Oaxaca y está conformado por documentos, fotografías y libros, así mismo, se resguardará en la Biblioteca de Investigación Juan de Córdova. Consciente el doctor Spores de la importancia de su organización y del espacio que lo albergará, pero sobre todo preocupado por su difusión y por la continuidad de las líneas de investigación que considera pendientes, accedió a su donación.

Sería imposible sintetizar en unas cuantas líneas la trayectoria de una personalidad multifacética como la de Ronald Spores, ya sea como antropólogo, arqueólogo, etnohistoriador, académico o en su ámbito personal. Es por ello que trataré de ser concreto al explicar el criterio de clasificación de su archivo. Las facetas mencionadas son las que determinaron la producción de su documentación, por lo que el cuadro de clasificación quedó dividido en tres secciones: Académico, Antropólogo y Personal, de las cuales se desprenden series y subseries. La sección más grande indudablemente es la de Antropólogo, integrada por las Fuentes y Proyectos de investigación. Cada una con sus respectivas subseries. En el caso de las Fuentes, debido a la gran cantidad de documentación que ha coleccionado el doctor para sus investigaciones (es importante mencionar que gran parte de la documentación son fotocopias de documentos coloniales, las cuales fueron coleccionadas durante estancias de trabajo de campo en diferentes lugares de Oaxaca, a partir de los años cincuenta del siglo pasado hasta nuestros días); hubo que dividirla de la siguiente manera: bibliográficas, documentales, electrónicas, hemerográficas, mapas y planos, notas, ponencias.

Archivos de Ronald Spores catalogados en Adabi Oaxaca

Por su parte, la serie Proyectos e investigación incluye: Coixtlahuaca, conflictos, geoparque, migración, mixteca, Nochixtlán, rescate de archivos, Teposcolula, Tlaxiaco, Yanhuitlán y Yucuita.

La sección Académico se conformó de la siguiente manera: artículos, ensayos y borradores, asesorías, cátedras, conferencias, correspondencia, curricula vitarum y formación profesional. La sección más pequeña es Personal, que cuenta con correspondencia e impresos.

La totalidad del archivo documental quedó integrada por 86 cajas AG-12. Aunado a esto, tanto el anexo fotográfico como su biblioteca se encuentran bajo intervención. Estas fuentes de gran valor y contenido insustituible indudablemente continuarán abonando a estudios en la búsqueda por comprender mejor el pasado de los oaxaqueños.

Toda una trayectoria de vida legendaria del doctor Ronald Spores entregada y comprometida al estudio en su necesidad por conocer y comprender el pasado mixteco. Sobre todo, buscando recuperar la prehistoria, historia y cultura de esta región, la cual se refleja en esta colección documental que contiene fuentes primordiales para justificar distintas publicaciones, entre las que destacan: The Mixtec Kings and their People, la cual fue su tesis doctoral para la universidad de Harvard, publicada en 1967; The Mixtec Ancient and Colonial Times (1984); The Mixtecs of Oaxaca, Ancient Times to the Present (2013); ninguna cuenta con traducción al español (uno de sus pendientes). También debemos mencionar Ñuu ñudzahui. La mixteca de Oaxaca: la evolución de la cultura mixteca desde los primeros pueblos preclásicos hasta la independencia. Aunado a esto, también se encuentra otra gran cantidad de artículos especializados para revistas y otras publicaciones.

Archivos de Ronald Spores catalogados en Adabi Oaxaca

Ronald Marvin Spores tuvo su primer contacto con Oaxaca en los años cincuenta del siglo pasado. Desde entonces, ha vivido de forma intermitente entre su país natal, Estados Unidos, y México. Actualmente, está jubilado como profesor emérito por la Universidad de Vanderbilt y, a pesar de su edad, tiene el deseo de continuar sus investigaciones. En charlas personales, el doctor Ronald ha manifestado de forma reiterativa su interés por darle seguimiento a ciertas líneas de investigación que solo ha abordado superficialmente, como los conflictos intercomunitarios. Dicho interés tuvo su origen desde su primer contacto con Oaxaca y con John Paddock, en un proyecto donde inicialmente fueron clasificando comunidades como violentas o antiviolentas. Por tanto, en la serie Conflictos se encuentran estadísticas e informes de este tipo. Por otro lado, el tema de la migración es otra de sus inquietudes. A partir del estudio del periodo de adaptación de los pueblos mixtecos busca establecer un puente con el presente del fenómeno migratorio, denominando a esta faceta de sus estudios como la “diáspora y adaptación mixteca”. Su objetivo es estudiar, intentar explicar y comprender el proceso adaptativo de los migrantes de origen mixteco, ya sea en el norte de México, Estados Unidos o Canadá con vistas a futuros estudios. De igual forma esta serie incluye una numerosa documentación integrada por diferentes escritos e informes estadísticos.

Si bien es cierto que los estudios de Ronald Spores han contribuido en gran medida a la comprensión del pasado e historia oaxaqueña, sobre todo en la región mixteca, también existe la necesidad de estimular el interés por este tipo de temáticas en las nuevas generaciones. De ahí que, retomando al mismo Spores: “No sabemos nada,
tenemos mucho trabajo por hacer”. Con esa intención deja su archivo en buenas manos, y próximamente estará disponible para la consulta de quienes estén interesados.


Si el MIO fuera a la primaria

Representación de Anoche soñamos con Teozintle. Fotografía: Acervo del Museo Infantil de Oaxaca

Si el Museo Infantil de Oaxaca fuera a la primaria, estaría por terminar el segundo grado. Es un poco extraño pensarlo de ese modo, finalmente, para un museo, siete años de vida no suenan como la gran cosa. Sin embargo, todos saben que el tiempo pasa distinto en la niñez. Durante la infancia los años parecen eternos, los problemas se sienten monstruosos y los descubrimientos tienen el poder de cambiarlo todo. Un instante —triste o alegre, pero imperceptible para quienes hemos dejado la infancia atrás— puede quedarse grabado en la memoria y transformar sin aviso la identidad, estima o concepto que una persona tendrá de sí durante muchos años, a veces, incluso, por el resto de su vida.

Esa es la razón por la cual los adultos que trabajamos en el MIO cuidamos con tanto esmero lo que nuestros visitantes viven tras cruzar el umbral de la antigua estación del ferrocarril. Sabemos, después de todo, que cada visita al Museo es importantísima, pues representa la irrepetible oportunidad de un recuerdo feliz y un aprendizaje crucial. También comprendemos que la vida adulta no siempre resulta fácil, por eso agradecemos el esfuerzo que cada mamá, papá, abuela y abuelo dedica para llevar a sus niños a nuestras actividades. Es un voto de confianza que nunca daremos por sentado.

Este séptimo año del MIO estuvo colmado de proyectos. Tuvimos un comienzo intenso con la publicación del libro ilustrado Anoche soñamos con Teocintle. Esta obra llegó en 2024 a 2859 lectores, quienes han acompañado a Nisa, Elote, Frijol y Mili Calabaza en su búsqueda del origen de la milpa. La presentación de este libro, con una divertida obra de teatro y canciones originales escritas por sus autoras, fue una gran fiesta que recordaremos por muchos años más.

La exposición didáctica “Un pueblo llamado Milpa” también nos llevó a zambullirnos en la agricultura y la cocina tradicional de Oaxaca, las dos raíces de las que brota nuestra cultura. Manos pequeñas sembraron, desyerbaron, regaron y cosecharon.

Aprendieron a preparar el nixtamal, a moler en metate y a cocinar. Se descubrieron capaces de hacer tortillas, atole, tamales, queso, chilate, esquites, tejate, tlayudas, tacos, memelas, chileatole, garnachas, tascalate, tejuino, dulce de calabaza, pinole, tetelas, mermeladas, nicuatole, salsas picantes, piedrazos, aguas frescas, ates, chapulines, molotes, quesadillas, palomitas, buñuelos, alegrías, nieves de garrafa, pan de muerto y panqué de elote. También viajaron por el mundo y aprendieron que nuestro preciado maíz sirve en otras latitudes para hacer arepas, mazamorra, ugali, agidi jollof, alivenci, mamaliga y maja blanca.

Fotografía: Acervo del Museo Infantil de Oaxaca

Por otro lado, como creemos que la comunidad se fortalece en el gozo, nos la pasamos de fiesta en fiesta. Tuvimos bailes, rodadas, días de campo, excursiones, comparsas, posadas, festivales, conciertos, obras de teatro, proyecciones de cine y funciones de lucha libre. La fiesta es, sin lugar a dudas, uno de nuestros más poderosos recursos didácticos. Es la vía que usamos para poner en práctica la cultura, para dar salida a la energía de los niños y para llevarlos al encuentro de los otros. Sin importar qué suceda este nuevo año, sabemos que también estará lleno de celebraciones.

2024 nos permitió compartir nuestro amor por el arte y el patrimonio con nuevos públicos. Además de los éxitos y nuevos proyectos comunitarios que siguen brotando de la exposición “Rostros de arte y color” en San Miguel Tixá, este año tuvimos la oportunidad de llevar talleres infantiles a lugares como la Villa de Zaachila, Santa María Atzompa, San Jerónimo Tlacochahuaya y Ánimas Trujano. Gracias al extraordinario recibimiento que ha tenido en estos meses el Centro Cultural Itinerante de la FAHHO, estamos seguros de que podremos visitar muchos más lugares este 2025.

Sin importar qué tan lejos nos lleven nuestros proyectos, una responsabilidad que siempre tenemos presente es la de honrar y salvaguardar la memoria ferroviaria de Oaxaca. Es por ello que el MIO se dedicó durante el 2024 a reivindicar su identidad como museo ferrocarrilero.

Fotografía: Acervo del Museo Infantil de Oaxaca

Algunos de los momentos más importantes de este camino fueron el lanzamiento de nuevos recorridos guiados, la puesta en marcha del nuevo ciclo de talleres ferroviarios para niños, la conmemoración del Día del Ferrocarrilero en México, la celebración del Encuentro Nacional de Museos Ferrocarrileros, el rediseño de nuestra línea del tiempo, la presentación del evento Voces del Ferrocarril Mexicano del Sur y la publicación del primer número de La Rielera, nuestra nueva gaceta ferroviaria. No queremos revelar mucho sobre la sorpresa que tenemos preparada para el próximo mes de abril. Solo diremos que vienen cosas emocionantes para los amantes de los trenes y su historia.

Con todo, nuestro mayor desafío para 2025 radica en renovar nuestra exposición eje. Así que el diseño de la muestra que ocupará el lugar de “Un pueblo llamado Milpa” nos volcará todavía más hacia nuestro entorno, reunirá a todos nuestros colaboradores y amigos, nos llevará a reflexionar sobre el trabajo de los últimos siete años y moldeará la imagen futura del museo, en su rol como espacio cultural y en su vocación como centro de educación patrimonial para la niñez. El proyecto todavía está en ciernes, pero siguiendo el ejemplo de don Alfredo Harp Helú, no podemos sino comprometernos a crear la mejor exposición infantil que se haya visto en Oaxaca. ¡Los esperamos en el MIO!


Historia grabada: los números retirados

Fotografía: Acervo de Guerreros de Oaxaca

Guerreros de Oaxaca es una organización que exporta gran talento y, sobre todo, es un club que proyecta peloteros que se convierten en estrellas e ídolos; por esta razón, la directiva bélica se encarga de retirar sus números, acto muy distintivo en el beisbol profesional. Hasta el momento, Guerreros ha retirado los números de Erik Rodríguez (#37), Jaime Brena (#10), Adolfo Tribilin Cabrera (#47) y el cañonero y máximo icono bélico, Nelson Barrera (#16).

Adolfo Tribilin Cabrera, #47
Adolfo Cabrera, nacido el 24 de febrero de 1922 en Cienfuego, Cuba; su número fue retirado de la organización bélica en el año 2002. El tan afamado Tribilin llegó como coach de primera base a la organización de los Guerreros de Oaxaca cuando estos habían llegado a la verde Antequera en la Liga Mexicana de Beisbol. Desde un principio fue un elemento importante dentro del cuerpo técnico, gracias a su gran sabiduría y experiencia adquiridas durante su trayectoria en la pelota profesional y en el dogout con los peloteros jóvenes.

Al final de su carrera como miembro del cuerpo técnico se integró a la oficina administrativa como gerente de viajes del equipo bélico; Cabrera falleció en 2019 en Guadalajara, Jalisco, donde vivió los últimos años de su vida.

Erik Rodríguez, #37
El regiomontano receptor Erik Rodríguez es uno de los peloteros icónicos en la historia de la organización bélica, militando en un total de 19 temporadas con el equipo zapoteca, siendo dueño absoluto en la mayor parte de paso en la receptoría.

Rodríguez conectó un total de 1339 imparables, de los cuales 235 fueron dobles, 62 cuadrangulares, logrando 613 carreras y .279 en porcentaje de carreras producidas, convirtiéndose en uno de los peloteros con mejores números en su carrera dentro del club bélico y en la Liga Mexicana de Beisbol.

En 2021 se retiró como pelotero profesional y fue nombrado manager de los Guerreros de Oaxaca, siendo el manejador número 19 de la organización; en el 2022, su legendario número 37 fue retirado de la organización oaxaqueña, aunque continuaba desempeñándose como manager.

Fotografía: Acervo de Guerreros de Oaxaca

Jaime Brena, #10
El oaxaqueño Jaime Brena es uno de los peloteros más importantes dentro de la historia del club Guerreros de Oaxaca; su disciplina, trabajo y constancia por aprender día a día lo llevó a ser, hasta el momento, el mejor segunda base en el club bélico: 5 guantes de oro y más de 8 juegos de estrellas avalan el gran trabajo de Brena dentro del terreno de juego.

Durante 21 temporadas, el nacido en San Sebastián Etla, Oaxaca, jugó y defendió la camisola de los Guerreros, para la que conectó más de 1533 imparables, 250 hits dobles, 1502 juegos y 553 carreras: todos ellos grandes números que obtuvo el oaxaqueño en la pelota de verano.

Fue en el juego inaugural de la temporada 2019 cuando se retiró su número 10 del equipo, siendo hasta ese momento el primer oaxaqueño en la organización bélica con el número retirado; actualmente, Jaime Brena continúa en la organización bélica desempeñándose como mental coach del equipo, siendo parte fundamental debido a su gran experiencia y sabiduría hacia los peloteros.

Fotografía: Acervo de Guerreros de Oaxaca

Nelson el Almirante Barrera, #16
Guerreros tuvo en su roster al que hoy día es considerado el máximo jonronero en la Liga Mexicana de Beisbol, el que encaminó al equipo bélico a su primer y único campeonato y que además es miembro del Salón de la Fama del Beisbol Mexicano: el emblemático Nelson Barrera Romellón.

Barrera llegó en 1996 a la organización bélica (justo durante el primer año de Guerreros) mostrando desde el juego número uno el gran beisbol y liderazgo que lo caracterizaban.

El Almirante se volvió histórico en 2001, cuando superó al Superman de Chihuahua, Héctor Espino, en el liderato de cuadrangulares en la LMB; Nelson Barrera culminó su carrera con un total de 455 cuadrangulares, 1927 carreras producidas, 13 cuadrangulares con bases llenas, siendo líder en más temporadas al conectar más de 100 hits (19).

En 1998, Nelson Barrera consiguió el campeonato como manager-jugador con los Guerreros de Oaxaca al barrer a los Acereros de Monclova en 4 juegos de la serie final; Barrera, además, militó con los Diablos Rojos del México durante 15 temporadas, de las cuales tres resultaron en campeonatos (1985, 1987 y 1988).

Luego de que el campechano falleciera en 2002, su número 16 fue retirado de la organización zapoteca. También fue parte importante en la historia de los Tomateros de Culiacán durante los juegos de invierno, además de ser el jugador más valioso en la temporada 1984-1985, campeón de cuadrangulares en los años 1984-1985 y 1987-1988, y campeón de carreras producidas en 1984-1985.

Fotografía: Acervo de Guerreros de Oaxaca

Semilla de jícara

Carlos Zurc. Fotografía: Eduardo González

La obra de Carlos Zurc profundiza en la naturaleza y los misterios que la rodean, usa sus manos como herramienta para contarnos su historia: por medio de felinos, aves, monos y reptiles nos muestra el alma de su tierra. Las imágenes oníricas y las representaciones de hombres feroces con cara de diablo, calaveras y nahuales que perturban sus sueños, se integran naturalmente en su obra.

Realiza con destreza su detallado trabajo, pareciera ser tan fácil como un dibujo sobre una hoja de papel. Su penetrante gubia hiere las profundidades de la corteza de las jícaras, una materia que conoce desde pequeño por ser un elemento de la vida cotidiana en Pinotepa de Don Luis, municipio enclavado en la región Mixteca Baja, de donde es originario.

Zurc se inició desde niño y por su propia cuenta en el labrado de jícara; muy pronto supo que había encontrado el oficio de su vida y se sumergió en esta tradición ancestral. Con el tiempo empezó a experimentar en diferentes superficies, como madera de parota y fibra de vidrio; también, gracias a la recomendación que un día le hizo el maestro Francisco Toledo, ha explorado tallando la jícara sin cortarla del árbol. El resultado fue novedoso: al pasar de los días el dibujo se convirtió en una cicatriz con vida, que iba creciendo conforme lo hacía el fruto del árbol.

Carlos tiene muy presente las tradiciones de su pueblo, siente un deseo inmenso de convertirse en el elemento de su arte y, cuando se cuestiona sobre la vida y la muerte, le brota el anhelo por seguir existiendo en forma de un árbol jícaro. Así que cuando muera, quiere que entierren una semilla en su cuerpo para que de él nazca un árbol de raíces profundas y ramas enormes como brazos. Así seguirá existiendo.


Campeón: Un título histórico

Campeonato de la LNBP. Fotografía: Enrique Gutiérrez

Al momento de levantar el trofeo de campeón de la Temporada 2024, los Diablos Rojos del México hicieron historia al ser el primer equipo de la Ciudad de México en lograr la corona de la Liga Nacional de Baloncesto Profesional.

La Pandilla Escarlata debutó este año en la LNBP, y, tras una campaña en la que finalizó en el tercer lugar en la tabla de posiciones con una marca de 21-11, venció y eliminó a los Dorados de Chihuahua en cuatro juegos y en seis a los Soles de Mexicali, para asegurar su pase a la gran final. En esta etapa se vio las caras con los Halcones de Xalapa, en una serie que terminó en cinco encuentros luego de ganar los juegos 1, 2, 4 y 5.

“Se cumplió el objetivo más difícil. Cuando llegamos se decía que era casi imposible que un equipo en su primera temporada se convirtiera en campeón, pero lo logramos”, mencionó el coach de los Diablos Rojos, Nicolás Casalánguida, durante la celebración del título. “Tuvimos el apoyo de todos en el equipo, desde Santiago Harp y don Alfredo Harp (vicepresidente del Consejo de Administración y presidente), la directiva con Othón Diaz (presidente del equipo), Nick Lagios (general manager), y, además, todos los jugadores creyeron en este proyecto y lo hicieron propio”.

Campeonato de zona de la LNBP. Fotografía: Enrique Gutiérrez

En el momento de levantar el trofeo, el deporte profesional de nuestro país vivió un momento histórico, pues los Diablos Rojos lograron algo que ninguna de las seis franquicias de la LNBP, que previamente jugaron por la CDMX, pudieron hacer: ser campeones.

La Ola Roja del Distrito Federal fue el primer conjunto que representó a la capital y en 2003 llegó a la final, pero la perdió ante los Panteras de Aguascalientes. Después de La Ola aparecieron cuatro escuadras que tuvieron una permanencia fugaz sin tener resultados destacados, tendencia que se terminó con la llegada de los Capitanes de la Ciudad de México, quinteta que logró colocarse en dos finales (2017-2018 y 2018-2019), perdiendo en ambas ocasiones.

Esta sequía de títulos de un equipo de la Ciudad de México terminó a fines de 2024 con la hazaña de los Diablos Rojos del México, quienes repiten lo que hicieron los Capitanes: llegar a la final en su primer año de vida en 2017-2018.


Ciclo sociohidrológico del agua: adaptación y resiliencia

Participación comunitaria en una unidad de infiltración. Acervo de Medio Ambiente FAHHO

En el planeta azul, donde el 71 % de su superficie es agua y el 29 % restante es tierra, se dispone de poca agua dulce para atender varias de las necesidades vitales humanas, pues el 96.5 % corresponde a los océanos. Pero el volumen de agua aprovechable por la especie humana no solo es pequeño, sino que tampoco se distribuye uniformemente a lo largo del planeta, ya sea por cuestiones naturales o administrativas.

Ante esta problemática, la Coordinación de Medio Ambiente de la FAHHO considera que debe existir una adecuada gestión de las cuencas hidrográficas, que son las zonas de la superficie terrestre donde el agua fluye hacia un punto común, como un río, un lago o el mar. Estas constituyen el contexto idóneo para la planeación y gestión de los recursos naturales, ya que son determinantes en el ciclo del agua, así como para organizar y mantener la biodiversidad y la calidad del suelo. Sin embargo, el funcionamiento de una cuenca es tan dinámico como frágil, en la medida en que depende de la interacción entre sus componentes, fuertemente influida por las acciones antrópicas.1

En Oaxaca el régimen de propiedad comunal es la forma predominante de tenencia de la tierra, que abarca la mayor superficie del campo oaxaqueño; los comuneros generan una notable producción agropecuaria y en sus suelos se encuentran gran parte de los montes, áreas forestales, manglares, costas, cuerpos de agua y yacimientos minerales, de manera que sus territorios también proporcionan importantes servicios ambientales.2 Pese a ello, los instrumentos que regulan el acceso al territorio y sus recursos no se corresponden con las dinámicas de las comunidades, sino que, por el contrario, las vulnera en la consecución de sus propios procesos de fortalecimiento de la gobernanza local y de vida y organización comunitarias. Es necesario facilitar los procesos para que las comunidades puedan acceder a mecanismos y financiamientos que coadyuben a las actividades de manejo y conservación de su territorio.

Este sucinto panorama que acabamos de bosquejar es el que impulsó el proyecto de Unidades de Infiltración de la Fundación Alfredo Harp Helú, con la vista puesta en dos enfoques para atender la problemática en torno a la escasez del agua, el estrés hídrico y el cambio climático en Oaxaca. Estos enfoques están determinados por la escasez del agua según las condiciones geográficas del sitio donde se hallan las cuencas hidrológicas, que corresponden a aquellas condiciones geográficas de sotavento y barlovento.

En meteorología, barlovento es la dirección de donde proviene el viento, de manera que se trata de una zona expuesta a este, donde el aire asciende y se enfría, lo que puede generar nubes y precipitaciones abundantes. El lado contrario es el del sotavento, una zona protegida de las corrientes de aire, donde los vientos descendentes se calientan y es menos probable que haya precipitaciones. El valle de Oaxaca se encuentra entre dos sitios de sotavento, uno formado del lado del Golfo de México con la Sierra Madre Oriental, mientras del lado del Océano Pacífico los vientos húmedos son precipitados por la Sierra Sur. Esta situación geográfica genera condiciones adversas para mantener una humedad permanente, sin embargo, las alteraciones climáticas han provocado que la humedad alcanzada en los Valles Centrales de Oaxaca provoque muchas lluvias, aunque en un tiempo demasiado corto para un valle que, pese a los lomeríos, no tiene la capacidad de respuesta a tal cantidad de agua. La consecuencia inmediata son los mal llamados “desastres naturales”, que no son sino el resultado de carencias en torno a la gestión del agua que precipita, especialmente en tan poco tiempo, lo que se agrava debido a la deforestación y a una incorrecta planeación urbana.

Acervo de Medio Ambiente FAHHO

Hemos pensado que el ciclo del agua es inalterable, pero se rompe cuando la precipitación no sucede y también cuando su forma de acontecer es atípica debido a las acciones antrópicas. Frente a ello, en las zonas de barlovento se ha impulsado la reforestación —con especies nativas y de uso local en las comunidades— como acción primordial para poder detener, retener y aprovechar los escurrimientos.

En las zonas de sotavento se está llevando a cabo un plan de adaptación a la nueva realidad para, en un mediano o largo plazo, tener un escenario deseado. Un plan que incluye a la población joven, que parece más consciente de los efectos que conlleva la degradación del entorno. Aún así, creemos que la educación y la sensibilización ambientales son cruciales en este contexto, ya que el proyecto funciona en la medida en que las comunidades —que tienen los territorios con las condiciones para captar o retener el agua— se suman al proceso y aprenden cómo funciona la cuenca, cómo
se comporta la vida comunitaria en torno a ella, y cuáles son los saberes y las técnicas que ellos mismos poseen para el uso y manejo del agua.

El hecho de que las técnicas utilizadas estén basadas en los saberes tradicionales ha permitido prescindir de grandes inversiones, pues esas estrategias no requieren de una gran infraestructura ni de una alta tecnificación. El propósito, entonces, es mejorar dichas técnicas para la intervención de las cuencas hidrológicas existentes en torno a la captación y retención del agua. Los efectos son casi inmediatos, pues, en la medida en que el agua es retenida, empezamos a ver una restauración de la cuenca.

Es importante señalar que las acciones giran en torno al concepto de “paisajes bioculturales”. Es decir, una serie de acciones compaginadas con los saberes locales que aterrizan en un proyecto acordado de desarrollo sostenible basado en la protección y valorización del patrimonio natural y cultural. Esta perspectiva surge porque la idea de modernidad, desarrollo y progreso ya no es compatible con las condiciones de vida actuales.

El prósito de la FAHHO es sumarse a los procesos de adaptación y resiliencia ante el cambio climático a partir del conocimiento y la intervención de los territorios comunales, teniendo como eje la gestión de las cuencas hidrológicas. Los planes de adaptación y resiliencia que proponemos han sido adoptados y adaptados por las comunidades de Santa Catarina Minas, San Dionisio Ocotepec, San Agustín Yatareni y San Juan del Estado. Esto, con la participación en los tequios de hombres y mujeres por igual, pues han comprendido que se trata de una necesidad generalizada ante la que no han obtenido el apoyo gubernamental. La respuesta frente a la adversidad por medio de la captación del agua ha mostrado sus resultados incentivando otras prácticas como el traspatio y la agricultura familiar, tan importantes para el desarrollo sustentable. Es así como, más allá de la intervención de la Fundación, los comuneros y las comuneras se han convertido en actores de su propia adaptación a una nueva realidad, donde el entorno no debe verse como un cúmulo de elementos aislados y recursos útiles, sino conformando un entramado del que formamos parte con una profunda y fundamental responsabilidad sobre su preservación.

1 Helena Cotler, et. al., “Las cuencas hidrográficas de México: priorización y toma de decisiones”, chromeextension://efaidnbmnnnibpcajpcglclefindmkaj/https://vortice.conagua.gob.mx
/storage/files.conagua/upload/05022021_1612548612.pdf

2 Carlos Morett-Sánchez y Celsa Cosío-Ruiz, “Panorama de los ejidos y comunidades agrarias en México”, Agricultura, sociedad y desarrollo, vol. 14, núm. 1 (enero-marzo, 2017): 125.


La ciudad en bici itinerante

Aprendiendo a andar en bicicleta

Este año iniciamos una nueva aventura de la mano del Centro Cultural Itinerante de la Fundación Alfredo Harp Helú Oaxaca, un proyecto que busca llevar distintas actividades artísticas y deportivas a los municipios de la zona metropolitana de Oaxaca. Como parte de este esfuerzo, filiales de la FAHHO hicieron equipo para hacer esto una realidad.

Es así como, a partir del 11 de octubre de 2024, Casa de la Ciudad ha llevado seis talleres a los municipios y agencias de Trinidad Zaachila, Lachigoló, Teotitlán del Valle, Trinidad de Viguera, San José Hidalgo y Santa Cruz Amilpas. Estos talleres constan de tres “estaciones”: bicibalance, habilidades ciclistas y bicimecánica, en donde niños, jóvenes y adultos de todas las edades han podido disfrutar y aprender con nosotros desde primeros pedaleos, hasta mecánica básica.

Estos talleres han sido posibles gracias al trabajo no solo del Centro Cultural Itinerante y Casa de la Ciudad, sino también de las Bibliotecas Móviles de la Biblioteca Infantil BS, que nos brindan una ruta a seguir, además de difusión entre las distintas agencias y colonias a las que hemos asistido. De igual manera, el apoyo del Museo Infantil de Oaxaca ha sido invaluable al proporcionarnos bicicletas para poder realizar bicipréstamos a las infancias y juventudes que participan en los talleres.

El objetivo de estas actividades es fomentar la inclusión y brindar acceso a espacios de aprendizaje, arte y expresión. Buscamos que las colonias, agencias y municipios que visitamos puedan beneficiarse de esta iniciativa que fomenta el uso de la bicicleta como medio de transporte y herramienta para incentivar el deporte. De esta forma, promovemos la movilidad sostenible, contribuimos al empoderamiento social y a la mejora de la salud.

Para más información sobre la ruta a seguir este 2025 puedes ponerte en contacto con nosotros al número 951 516 96 47 ext. 101 o también al correo casadelaciudad@fahho.mx


Los testigos de los libros

Recorte del periódico Excélsior como testigo. Fotografía: Carlos Sevilla

Los testigos de libros son una fuente de información histórica, material, cultural y documental de los fondos bibliográficos, sus usuarios y lectores, así como de la historia, devenir y uso del ejemplar que resguarda entre sus páginas aquel fragmento de historia “atrapado” u “olvidado”.

Se le llaman testigos1 a los materiales que no pertenecen a la propia edición del libro y que fueron agregados por los lectores de manera intencionada o por un descuido. Dicho objeto se convierte en testimonio del momento del uso del libro y de quién lo consultó, además de acercarnos a su contexto histórico, cultural, económico y social. En pocas palabras, un testigo es resultado inevitable de la relación libro-lector.2

Un libro, para sus lectores, puede trascender generaciones, territorios, ideas o su propio contexto; situación de la que el testigo también es partícipe y por lo mismo se convierte en el testimonio de hechos ocurridos años o siglos después de la fecha de publicación (incluso antes); además, reflejan circunstancias temporales y espaciales determinadas y específicas.3

El Fondo Antiguo de la Biblioteca José Lorenzo Cossío y Cosío, al resguardo de Adabi, tiene una colección de testigos en parte de su acervo. Entre las páginas se encuentran fragmentos de manuscritos, impresos, grabados, recortes de periódicos, folletos, postales, cartas, dibujos y hasta restos de flora.

Como ejemplo de lo mencionado al inicio del escrito, en el libro El jardín de la iglesia de Santa Catalina de Suecia (…), publicado en 1776, el testigo que se ubica entre las páginas 28 y 29 consta de un recorte de periódico con una imagen del icónico Palacio de Hierro del centro de la Ciudad de México y personas abrigadas caminando bajo la lluvia con sombrillas. Esta impresión muestra al inmueble antes de su característica cúpula en el remate de la moldura, así como la permanencia de los letreros de la fachada con “Almacenes del Palacio de Hierro”; detalles que permiten ubicar la temporalidad del testigo entre la inauguración del complejo comercial en 1888 y los primeros años del siglo XX.4

De las páginas 128 a 134 del libro Thesaurus hispano-latinus/utriusque linguae verbis (…) se encuentran atrapados distintos fragmentos pequeños de hojas metálicas que, por su apariencia, podrían tratarse de hojas de plata y oro. Esta interesante pedacería de metal lleva a pensar en las posibles circunstancias en las que se encontraba el libro cuando era consultado, ¿algún trabajo de dorado o decoración? De ese momento hoy queda como documento tangible los delicados y endebles pedazos brillantes sobre el papel.

Pueden existir múltiples testigos dentro de un volumen y variar la tipología y características, por lo tanto, también la época y usuario al que pertenecía. Ejemplo de esto lo hallamos entre las páginas 156-157 y 276-277 de Instituciones juris canonici (…), el primero es una flor ahora atrapada entre el papel y la tinta, conserva la forma, textura y parte del color de los pétalos, sépalos y tallo; un rastro de la flora del momento en que fue consultado o de su anterior dueño. El segundo testigo es la correspondencia dirigida al jefe de hacienda del estado de Morelos firmada en Cuernavaca en 1880, lo cual nos incita a preguntarnos: ¿tendrán relación ambos testigos del libro?, ¿pertenecieron al mismo usuario?, ¿cómo podemos aproximarnos al contexto de un rastro de flor y a un oficio dirigido al jefe de Hacienda de Morelos en el México porfirista? ¿Cómo puede ser significativa la comprensión y estudio de estos elementos para entender la historia de los usuarios del libro, de su uso y de la biblioteca?

Un último ejemplo, de la variedad con la que cuenta la Biblioteca Cossío, es la encuadernación que contiene al primer diario publicado en la Nueva España, el Diario de México, impreso el 1° de octubre de 1805. Entre las páginas 174 y 175 se localiza un recorte del periódico Excélsior que, en su edición de aniversario fechado el 18 de marzo de 1928, redactó la nota titulada “El primer periódico diario que se publicó en nuestra nación”, que alude al impreso de 1805.

Este recorte representa un caso muy interesante en la relación del libro, la colección y su complicidad con su propietario y lector. Ahora el volumen guarda la nota de periódico que su dueño leyó, donde relata el histórico suceso del inicio del tiraje del primer diario impreso en el país, ahora como testigo resguardado dentro de la encuadernación del primer tomo del diario.

Cabe mencionar que el registro de los testigos del Fondo Antiguo forma parte del Programa de Conservación del Fondo Antiguo de la Biblioteca Cossío que actualmente desarrolla el Centro de Conservación, Restauración y Encuadernación de Adabi. Dicho programa es parte de las acciones de conservación y preservación de las colecciones de la Biblioteca, así como su catalogación y difusión.

Aproximaciones a los testigos del libro como los que se expusieron anteriormente son una herramienta para el estudio de su historicidad a partir de la investigación de lo material, por medio de su uso y función, y la evolución de las colecciones y sus usuarios. Todos ellos temas fundamentales para entender las huellas de uso y marcas de procedencia, que son la pátina de los libros, por lo que comprenderlas y conservarlas es un deber que tenemos con las colecciones bibliográficas.

Por otro lado, el programa de conservación del Fondo Antiguo es un proyecto integral del acervo. Mediante las labores de diagnóstico se direccionan las futuras labores de conservación, y el entendimiento de los elementos que estructuran los libros, su importancia dentro de la colección, historia y devenir como testimonio de la Biblioteca José Lorenzo Cossío y Cosío, mismos que buscamos divulgar y hacer de interés común por medio de este y futuros escritos.

1. Martha Romero, “Los testigos del libro. Su rescate, conservación y utilidad”, en De Patrimonio Documental y Bibliotecología en México. Diversas Miradas, ed. Rosa María Fernández (México: UNAM, 2012), 89-93.
2. Ana S. Zamarrón, “Testigos: aditamentos documentales y testimoniales del devenir histórico preservados en el legado bibliográfico: Arquitecto Carlos Lazo Barreiro”, en Panorama de la Conservación del Patrimonio Documental (México:ENCRyM, 2013).
3. Sandra Martínez, Catálogo de los testigos encontrados en los libros del Fondo Conventual de Coyoacán: Biblioteca Nacional de Antropología e Historia “Dr. Eusebio Dávalos Hurtado”, tesis de licenciatura en Restauración de Bienes Muebles (México: ENCRyM, 2014), 10-11.
4. Patricia Martínez, El Palacio de Hierro, arranque de la modernidad arquitectónica en la ciudad de México (México: UNAM, Facultad de Arquitectura, Instituto de Investigaciones Estéticas, 2005).


Documentos de José F. Gómez

Carta de Enrique León a Matías Romero del 4 de diciembre de 1911

Cuando se piensa en una biblioteca, viene a la mente un lugar con una gran cantidad de libros con temáticas muy diversas; sin embargo, estos espacios de conocimiento no solo resguardan libros, también pueden contener documentos, música impresa o grabada e incluso objetos. Este es el caso de la Biblioteca Fray Francisco de Burgoa que, entre sus múltiples acervos, resguarda fondos y colecciones documentales.

En esta ocasión, se hace un acercamiento a la colección documental de José F. Gómez, personaje polémico y emblemático del municipio de Juchitán de Zaragoza, perteneciente a la región del Istmo de Tehuantepec. Pero ¿quién fue José F. Gómez? y ¿por qué sus documentos son importantes? Para dar respuesta a estas interrogantes, se presenta a continuación un resumen biográfico del personaje y posteriormente se describe la colección documental.

El personaje
José F. Gómez nació el 21 de enero de 1858 en Juchitán de Zaragoza, se recibió de abogado en el Instituto de Ciencias y Artes del Estado de Oaxaca y se desempeñó en diversos cargos en distintas partes del país: presidente municipal, diputado, jefe político, administrador del timbre, agente de una sociedad de ahorros y también juez de distrito.

El 2 de noviembre de 1911, José F. Gómez, siendo presidente municipal y jefe político interino del distrito de Juchitán, encabezó una revuelta popular como respuesta a la determinación del gobernador del estado, Benito Juárez Maza, de nombrar como jefe político de Juchitán a Enrique León. Las hostilidades entre los inconformes y el gobierno del estado duraron poco más de un mes, hasta que el día 4 de diciembre de 1911 aprehendieron a Gómez y su comitiva, cuando se dirigían a la Ciudad de México para entrevistarse con Francisco I. Madero. El fin era llegar a un acuerdo para calmar las hostilidades en la región del Istmo.

Para el día 5 de diciembre de 1911 —por medio de un telegrama que Ventura J. Cano, presidente municipal de Rincón Antonio, envió al jefe político de Juchitán— se dio a conocer que la comisión que conducía al Lic. Gómez y socios fueron atacados a tiros por sujetos desconocidos, y que durante el ataque había sido asesinado José F. Gómez. La rebelión, ahora denominado Chegomista, duró más tiempo, sin embargo, fue en diciembre que el principal líder de la rebelión fue eliminado.

Carta de José F. Gómez del 2 de noviembre de 1911

Los documentos
Recientemente concluyó la organización y descripción de la documentación que conforma la colección de José F. Gómez. Como resultado se obtuvo un catálogo que cuenta con 186 expedientes que datan de 1841 a 1966. El grueso de la documentación se compone de telegramas y correspondencias de la jefatura política del distrito de Juchitán, que describen buena parte del movimiento insurgente con José F. Gómez al frente. En menor medida encontramos documentos sobre la vida personal y familiar de este personaje, así como de su desempeño laboral. Finalmente, se localizó un pequeño grupo de documentos, el cual se encontraba anexo a la documentación principal sin poder establecer relación alguna con José F. Gómez.

Cabe señalar que esta colección resultó del esfuerzo del maestro Francisco Toledo por recopilar información sobre José F. Gómez, y que al donar los documentos a la Burgoa enriqueció los datos acerca del tema.


Llegan a la BIJC dos importantes obras del historiador Manuel Martínez Gracida

Federico Jiménez Caballero donando su colección a la BIJC. Fotografía: Eduardo González

Gracias a la donación del diseñador y coleccionista de origen oaxaqueño Federico Jiménez Caballero, a los acervos de la Biblioteca de Investigación Juán de Córdova de la Fundación Alfredo Harp Helú Oaxaca han arribado dos obras sobresalientes de Manuel Martínez Gracida, probablemente el “historiador más importante de Oaxaca”, en palabras del doctor Sebastián van Doesburg, director de la Biblioteca.

La primera se trata de la publicación Colección de Cuadros sinópticos de los pueblos, haciendas y ranchos del Estado Libre y Soberano de Oaxaca, fechada en septiembre de 1883; y la segunda es un ejemplar de Ita Andehui, leyenda mixteca, datada a inicios del siglo XX, específicamente en 1906.

Cuenta Van Doesburg que siendo Martínez Gracida oficial mayor del Gobierno del Estado, durante el Porfiriato, el intelectual ejuteco tenía la intención de escribir la “gran obra de la historia de Oaxaca”, en un tiempo en que el gobierno de México presentaba al mundo —mediante exposiciones y congresos internacionales— “la identidad mexicana”, creada con elementos de las distintas culturas regionales, para demostrar la estabilidad del país después de las guerras posteriores al movimiento independentista.

Como reacción local a este proceso, “más que en cualquier otro estado, en Oaxaca creció durante el Porfiriato una gran narrativa de la historia oaxaqueña, conectada con una diversidad cultural que todavía se encuentra muy marcada. Hoy en día, de todos los estados, quizá Oaxaca tiene la identidad más fuerte, más arraigada, y esa idea de que hubiera una identidad oaxaqueña, que obviamente antes no existía como tal, fue la gran obra de don Manuel Martínez Gracida”, señala Van Doesburg. Debido al inicio de la Revolución Mexicana, la gran obra de Martínez Gracida —Los indios oaxaqueños y sus monumentos arqueológicos— no fue publicada.

Sin embargo, otros libros sí vieron la luz de forma impresa. Por ejemplo, en los Cuadros sinópticos se recopiló por primera vez toda la historia que hasta ese momento se conocía de las comunidades del estado, “desde los pueblos más grandes a los más pequeños”, el clima de cada uno, sus edificios y documentos importantes, las lenguas que hablaban, entre otros temas. “Es un libro muy consultado desde 1883 y hasta hoy no hay otra compilación tan completa como esta”. En las bibliotecas Andrés Henestrosa y Fray Francisco de Burgoa existen ejemplares de los Cuadros sinópticos, pero sigue siendo una publicación sumamente rara, por lo que la integración de este libro a los estantes de la BIJC ofrece a los oaxaqueños la oportunidad de tener en sus manos una fuente invaluable sobre la historia de las diferentes comunidades de Oaxaca.

Otra de las publicaciones sobresalientes de Martínez Gracida fue la “leyenda de Ita Andehui”, uno de sus libros más exitosos. El nombre de Itandehui sigue siendo común para mujeres oaxaqueñas con raíces mixtecas, al igual que el de Donají para las de origen zapoteco. Ambos, menciona Van Doesburg, son “marcadores de la etnicidad oaxaqueña” porque mediante una historia romántica, tal vez ficticia y fantasiosa, inspirada en leyendas, Martínez Gracida crea una nueva mitología oaxaqueña. Sin embargo, son muy pocos ejemplares los que sobreviven de la edición oaxaqueña de 1906.

La Fundación Alfredo Harp Helú Oaxaca, por medio de la BIJC, agradece al coleccionista Federico Jiménez Caballero la donación que llega a enriquecer los acervos de la Biblioteca, gracias a la gestión del doctor Alejandro de Ávila, director del Jardín Etnobiológico de Oaxaca y curador del Museo Textil de Oaxaca.

Ambas obras y las más de 70 publicaciones entregadas en donación por Jiménez Caballero, serán intervenidas y restauradas próximamente para consulta de todos los interesados en la historia identitaria de Oaxaca.

La Biblioteca de Investigación Juan de Córdova se ubica en el interior del Centro Cultural San Pablo, y puede visitarse de lunes a domingo, de 10 a 20 horas. La entrada es libre.


Editorial

El año está por terminar, sin embargo, nos emociona cerrar a lo grande un ciclo que estuvo plagado de maravillosas actividades culturales, deportivas, de preservación del patrimonio documental y natural, diplomados, experiencias plenas y reconocimientos importantes. Comenzamos celebrando el galardón de la FAHHD, que se hizo acreedora, por segunda ocasión, del Premio Nacional de Deportes 2024; este hecho refrenda el compromiso que la Fundación tiene con la salud y la recreación de la sociedad mexicana. Para continuar festejando, nos entusiasma compartirles dos excelentes acontecimientos: el primero es la presentación del libro Vivir y morir jugando beisbol. En busca de más campeonatos, la segunda versión de la autobiografía de don Alfredo Harp Helú. El segundo es la inauguración de la Cátedra José S. Helú en el Centro de Estudios de Asia y África del Colegio de México.

Por su parte, el equipo de Seguimos Leyendo decidió brindar el espacio a los ganadores de los tres primeros lugares de su primer concurso de Calaveritas Literarias. A su vez, el Museo Textil de Oaxaca describe la experiencia de difusión de un cartel inspirado en su acervo fotográfico. Zayra Villareal y Zuleyma García nos cuentan una historia conmovedora y motivadora sobre una mujer que está aprendiendo a leer en las instalaciones de la BS Biblioteca Infantil. Por otro lado, el Museo de la Filatelia nos habla acerca de la importancia que tiene la tecnología en sus exposiciones, así como sus planes para el 2025. Sin quedarse atrás, el Museo Infantil de Oaxaca se sube al cuadrilátero para hablarnos, entre luchadores, máscaras y cabelleras, sobre el Festival Octubre Gráfico.

Adabi de México y Adabi Oaxaca nos comparten tres notas sobre la labor que día a día llevan a cabo: el rescate del patrimonio documental. De igual manera, Andares del Arte Popular dedica unas líneas al barro negro característico de San Bartolo Coyotepec.

Para cerrar con grandes noticias, Guerreros de Oaxaca anuncia la gran primicia del proyecto del nuevo estadio para el equipo bélico; mientras que desde el Salón de la Fama del Beisbol nos dan detalle de los galardonados de la Clase 2024.

Gracias a los lectores asiduos a estas páginas, así como a quienes hacen posibles las actividades que con tanto gusto la Fundación organiza para ustedes: les deseamos unas felices fiestas en compañía de sus seres más queridos, así como un próspero año nuevo. ¡Nos leemos en 2025!


Fundación Alfredo Harp Helú para el Deporte recibe el Premio Nacional de Deportes 2024

Alfredo Harp Helú en la entrega del Premio Nacional de Deportes. Fotografía: Enrique Gutiérrez

Por los esfuerzos para impulsar el deporte y ofrecer oportunidades a niños y jóvenes en el país, la Fundación Alfredo Harp Helú para el Deporte recibió el Premio Nacional de Deportes 2024 (PND) en la categoría de Fomento al Deporte.

El contador Alfredo Harp Helú, acompañado de su esposa, la Dra. María Isabel Grañén Porrúa y de sus hijos, Sissi Harp Calderoni y Santiago Harp Grañén, recibió el reconocimiento el pasado 27 de noviembre en la ceremonia realizada en el Palacio Nacional; el evento estuvo encabezado por la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, y el titular de la Comisión Nacional de Cultura Física y Deporte, Rommel Pacheco.

Esta es la segunda ocasión en que don Alfredo Harp Helú recibe el Premio Nacional de Deportes: la primera vez fue en 2005 cuando de manera personal formó parte de los galardonados, y esta vez lo obtuvo por medio de la Fundación que lleva su nombre.

El Premio Nacional de Deportes es entregado a quienes por su actuación y desempeño han sobresalido en el año que se califica dentro del ámbito deportivo, y también se extiende a aquellas personas o instituciones que han contribuido con los deportistas en la obtención de resultados históricos en eventos deportivos o en ayudar en el desarrollo y en la práctica del deporte en la sociedad.

En este año fueron galardonados con el Premio nueve atletas, tres entrenadores, un árbitro y la Fundación Alfredo Harp Helú para el Deporte.


Leer como clave de la autonomía

Fotografía: Acervo de la BS Biblioteca Infantil de Oaxaca

Desde su apertura, y a lo largo de años de crecimiento, la Red de Bibliotecas Infantiles BS ha abrazado los principios y directrices del Manifiesto IFLA-UNESCO1 sobre Bibliotecas Públicas. Citamos uno de sus párrafos:

Las bibliotecas públicas prestan sus servicios basándose en la igualdad en el acceso a la información para todas las personas, independientemente de su edad, raza, género, religión, nacionalidad, idioma, condición social o cualquier otra característica. Deben ofrecerse servicios y materiales especiales para aquellos usuarios que, por una u otra razón, no puedan hacer uso de los servicios y materiales que se prestan de manera habitual, por ejemplo, minorías lingüísticas, personas con discapacidades, personas con habilidades digitales e informáticas limitadas, personas con escasas habilidades de lectura y escritura, o personas en hospitales o en prisión.

Igualmente subraya como una de sus misiones más importantes:

[…] prestar apoyo y participar en programas y actividades de alfabetización para desarrollar habilidades de lectura y escritura, y facilitar el desarrollo de la alfabetización mediática e informacional y de las habilidades digitales para personas de todos los grupos etarios, con el fin de contribuir a una sociedad informada y democrática […].

A principios de año, Clara y su mamá acudieron a la Biblioteca. Llegaron buscando el apoyo que no habían encontrado en otros espacios para que Clara pudiera consolidar su proceso de lectoescritura. Mencionaron que, si bien ella tuvo clases de lectura y escritura en su educación básica durante su infancia, la discapacidad intelectual que le diagnosticaron, las desventajas económicas que enfrentaron, así como el desconocimiento de las necesidades educativas especiales de Clara, tuvieron como resultado que ella, a sus 34 años, no supiera leer ni escribir.

¿Cuál era la motivación principal de Clara? Desde que la conocimos, precisó que quería aprender a leer los letreros de los camiones. Nuestra suposición fue, que, más que solo aprender a leer, su objetivo era encontrar autonomía por medio de las letras. Con el paso de los días y el trabajo que realizamos una o dos veces a la semana, a través de Clara y de su mamá pudimos conocer un poco más acerca de su dinámica familiar: Clara dependía completamente de su familia, y retribuía ese vínculo haciéndose cargo de algunas labores del hogar de su hermana, así como del cuidado de sus sobrinos.

Pero, como todo adulto, sus necesidades son otras. Ella quiere aprender a salir sola, a ubicarse en las calles. Quiere hacer sus actividades sin que su mamá tenga que llevarla a todos lados. Quiere cuidar a su mamá. ¿Cómo puede hacerlo? Volviéndose una persona autónoma y segura de sí misma. Lo demás, llegará a su tiempo.

Llevamos ocho meses de trabajo en un camino diverso. No somos expertas en el tema, pero hemos puesto nuestro empeño, dedicación y estudio en cada sesión con Clara. Hubo un momento en el que nos encontramos estancadas en el proceso, lo que nos llevó a buscar la asesoría de Renatta Sánchez, maestra de Educación Especial. Junto con ella, recalibramos las estrategias de trabajo: era necesario incorporar herramientas sensoriales y realizar un reaprendizaje del punto y modo de articulación de los fonemas. Porque, aunque el entusiasmo se hacía presente en cada sesión, Clara presentaba serios problemas de lenguaje que no habían sido atendidos. Ahora estamos realizando una intervención más apegada a sus necesidades. Hemos visto una gran mejora en su aprendizaje, en la gestión de sus emociones y en su seguridad.

Hace poco su mamá dejó de traerla a sus clases, ahora ella se traslada sola desde su casa a la Biblioteca y viceversa. Está aprendiendo a escribir mensajes por medio de WhatsApp, nos avisa cuando viene en camino o cuando llega a su casa. Este pequeño acto ha permitido que la escritura sea una actividad diaria para ella. Clara se ha incorporado también a actividades culturales que se han realizado en la Biblioteca, se muestra entusiasta y muy participativa en cada una de ellas.

Aunque aún no consolida su proceso de lectoescritura en su totalidad, la BS es de gran significancia para ella. Aquí está comenzando a dar sus primeros pasos hacia la vida de una persona autónoma, ya que desea construir su propio mundo mediante las palabras. ¿Qué sigue para Clara? Su meta siguiente es trabajar, procurar su casa y a su mamá. Estamos seguras de que lo logrará.

1 https://repository.ifla.org/server/api/core/bitstreams/ d414c76e-17ef-4581-9c0f-cc6e250a2743/content


La vida en una metáfora

Alfredo Harp Helú presentando su libro en el Centro Libanés. Fotografías: Eduardo González

En esta vida no es posible ganar todos los partidos.
Lo realmente importante es tener un mayor
número de juegos ganados que perdidos.

Alfredo Harp Helú

En una atmósfera cálida, rodeado de seres queridos, amigos y colaboradores, el contador Alfredo Harp Helú presentó, primero en el Centro Libanés de la Ciudad de México y después en la Universidad La Salle Oaxaca, la segunda versión de su autobiografía: Vivir y morir jugando beisbol. En busca de más campeonatos. Al abrir el libro, el lector se encuentra con una conmovedora dedicatoria: “Amo y dedico este libro a mi Dios que me guía todos los días. A mi preciosa familia, mis amigos que son mis hermanos, mis compañeros de juego a lo largo de diversas temporadas. A México y a todos los ciudadanos del mundo que creen en la paz”.

En la ya clásica forma beisbolera y metafórica de narrar su vida, el contador quiso dejar testimonio de algunas jugadas importantes que sucedieron durante los veinte años que siguieron a la primera versión, entre ellas, dos muy relevantes para él: una que perdió de manera fulminante, el fallecimiento de su hijo Alfredo, y otra que le ha causado enorme alegría, el nacimiento de su hija María Isabel, que desde hace varios años es conocida como Mira. La felicidad que le causó esta hija y los logros que ha tenido durante sus quince años de vida, así como sus nietos y el crecimiento personal de sus otros hijos –Sissi, Charbel y Santiago– motivaron al contador para escribir un segundo libro. En él profundiza aspectos tratados en el anterior, como las distintas etapas de su vida, desde que era niño hasta la fecha, su paso por el mundo financiero, el amor que le tiene a su esposa María Isabel Grañén Porrúa y la cantidad de proyectos que ha realizado con ella. Comenta también otros temas relevantes que han sucedido en este nuevo campeonato, como sus proyectos filantrópicos que han crecido sustancialmente, amistades queridas, colaboradores cercanos, personas significativas en su vida; también insiste en que la mejor inversión está en México y, por supuesto, continúa hablando de su gran pasión: el beisbol.

Fotografías: Eduardo González

Como parte de las jugadas más exitosas que el autor plantea en su libro, están los 6 182 proyectos apoyados por la Fundación Alfredo Harp Helú, que cuenta con un patrimonio que asciende a $19,563,302,000 y el monto total acumulado de donativos otorgados es de $10,912,634,184. Entre los cuales se encuentra un 37 % dedicado a proyectos de educación, 27 % a cultura, 12 % a apoyo en desastres naturales y medio ambiente, 10 % a proyectos de asistencia y desarrollo social, 9 % en salud y 5 % al deporte.

El libro está lleno de reflexiones personales sobre la importancia de jugar en equipo y comprometerse al máximo en el juego. Cada capítulo está acompañado de un epígrafe del poeta libanés Gibrán Khalil Gibrán. Cuenta con una selección importante de fotografías que acompañan el texto y nos ilustran las diversas etapas de la vida del autor. La portada está basada en una obra realizada por su nieta Fernanda Narchi Harp, artista, fotógrafa e ilustradora quien juega con un tema que siempre le ha llamado la atención a don Alfredo: el origen del universo y la corta temporalidad de nuestra existencia. Es un libro pensado en su familia y los seres queridos que lo han acompañado a lo largo de sus campeonatos. Nos refleja la practicidad de don Alfredo, su calidad humana y su compromiso con sus raíces: México y Líbano.

La presentación en México estuvo acompañada de música libanesa y mexicana, las voces de los Hermanos Martell y Olivia Gorra así como danza de ambos países y bocadillos libaneses. Fue un espectáculo bicultural donde Mira Harp Grañén cautivó al público con la armonía de sus movimientos, su presencia escénica y la seriedad profesional con la que dedicó una danza a su padre.


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