La lombricomposta, un remedio accesibleante la crisis de la basura

Capacitación sobre lombricomposta. Fotografías: Acervo de la Biblioteca Infantil de Oaxaca

La problemática de la basura es un tema que concierne a todos. En la ciudad de Oaxaca la crisis comenzó hace varios años, cuando la falta de gestión y el nulo manejo integral y sostenible de los residuos sólidos urbanos rebasaron la capacidad del basurero municipal, ubicado en la agencia Vicente Guerrero de la Villa de Zaachila.

Las grandes cantidades de basura producida en los Valles Centrales, estimadas en 800 toneladas diarias, hizo evidente la ausencia de acciones y estrategias para favorecer la reducción, la separación y la recuperación de residuos para reciclar. ¿Cómo actuar ante esta crisis? ¿Es imperante esperar a que el Gobierno solucione el problema? ¿Qué nos corresponde hacer como ciudadanos?

Es preciso empezar a gestionar los residuos desde casa. La cultura del reciclaje y la separación de los desechos orgánicos e inorgánicos es el primer paso para reducir, pero también para aprovechar la basura que se acumula todos los días en los hogares. En este ánimo, la BS Biblioteca Infantil de Oaxaca se suma a la tarea de separar la basura por medio de contenedores de reciclaje. Un hábito que, aunque por demás simple, es la primera regla para dar un tratamiento adecuado a los desechos. Una acción sencilla que exige a sus usuarios colocar cada residuo en el lugar correspondiente, de acuerdo con sus materiales. A esta labor se suma un nuevo proyecto: la implementación de una lombricomposta.

En mayo de 2024, por medio del área de ecología del Museo Infantil de Oaxaca, personal de la BS recibió una capacitación sobre lombricompostas. Gracias a la información y una visita a los composteros de este espacio, se inició una pequeña composta con lombriz roja californiana, una especie que descompone los desechos orgánicos. Durante este proceso se obtiene un abono conocido como humus, un recurso utilizado para nutrir a las plantas y regenerar el suelo.

Desde hace un año, este lombricompostero es alimentado con los desechos orgánicos que personal de la BS lleva de sus casas, una excelente salida a los restos de fruta, verdura, entre otros. Estos depósitos son idóneos para los centros urbanos, donde la posibilidad de aprovechar los desechos orgánicos de otras formas es nula; es una manera de convertir aquello que pensamos que ya no sirve en un abono natural rico en nutrientes.

Esta experiencia y las conversaciones con los grupos de padres de familia que acompañan las visitas escolares impulsó un nuevo desafío: compartir esta práctica con otros espacios. En junio, con motivo del Día del Medio Ambiente, echaremos a andar “Lombricomposta para escuelas”, un proyecto para enseñar a las infancias y docentes cómo implementar un compostero en sus centros educativos, los cuidados para su mantenimiento y cómo aprovechar los recursos obtenidos.

Con esta propuesta, además de querer concientizar a la población, buscamos tomar acciones inmediatas que modifiquen la relación del ser humano con la basura, plantear estrategias en colectivo y, mayormente, minimizar el uso de los vertederos que se encuentran en la ciudad como depósitos de basura sin fin alguno.

Probablemente esta iniciativa signifique casi nada en una ciudad en la que los botes de basura de sus andadores se convierten en pirámides donde una pieza más podría derrumbar ese “buen acto de depositar la basura en su lugar”. Sin embargo, esta iniciativa abre la posibilidad de pensar que en algún tiempo no solo haya lombricomposta en la biblioteca o en la escuela, sino en cada una de las casas de aquellos niños y niñas que participan en este proceso. Esto garantizaría, además, un tratamiento más conveniente y responsable de los desechos orgánicos.


Telar de cintura: intercambio de técnicasentre Chiapas y Oaxaca

Artesanos de Chiapas instruyendo a artesanos oaxaqueños. Fotografías: Acervo Museo Textil de Oaxaca

A principios de abril, un intercambio de técnicas de tejido en telar de cintura tuvo lugar en el Centro de Enseñanza del Museo Textil de Oaxaca. Artistas de San Andrés Larrainzar, Oxchuc, Pantelhó y Zinacantán, del estado de Chiapas, se encontraron con sus pares procedentes de: San Andrés Chicahuaxtla, San Bartolo Yautepec, San Pablo Villa de Mitla y Pinotepa de Don Luis, en Oaxaca.

El encuentro tuvo como objetivo conocer algunas técnicas de tejido que existen en dichas comunidades, por lo que cada artista conoció un total de siete técnicas. Durante las sesiones se urdió un lienzo y se conoció sobre la iconografía representativa de cada artista en turno. La trama suplementaria y el labrado de urdimbre se hicieron presentes a lo largo de la semana, cada una con sus variaciones en el urdido y tejido. Para algunas artistas, como la maestra Guillermina López, de Pantelhó, fue su primer viaje fuera de casa y de su familia, una gran aventura que contará a los suyos y una experiencia más que escribirá en el libro de su vida.

Las maestras invitadas de Chiapas son parte de la organización El Camino de los Altos, fundación que brinda asesoría en diseños e innovación en los tejidos, a partir de las paletas de colores y los motivos tradicionales de las distintas comunidades. Para las participantes fue una gran experiencia, pues comentaron que no habían visto que en los hilos de urdimbre se pudieran formar diseños, como ocurre en Chicahuaxtla, Mitla y Pinotepa de Don Luis. También se sorprendieron al ver que al emplear una cantidad menor de hilos en la urdimbre se puede tejer un lienzo más ligero, como en el caso de Yautepec.

La maestra Juana Ruiz Teratol, de San Andrés, comentó: “A mí la verdad me encantó muchísimo compartir un poco de lo que sé. No fue mucho, pero para mí fue un placer enseñarles y poder aprender y conocer mucho de ustedes, porque los maestros nos enseñaron diferentes tácticas. Para mí fue muy impresionante el encuentro porque todos intercambiamos un poco de lo que sabemos, solo un poco, porque el tiempo no nos permitió mucho. Ojalá no sea la última vez, porque apenas nos estamos conociendo. Muchas gracias por esta invitación”. Su compañera de viaje, Teresa Hernández Hernández, señaló: “El intercambio de técnicas en Oaxaca fue una gran experiencia, me gustó muchísimo y aprendimos mucho. Me gustó mucho cómo organizaron el taller y los maestros y maestras fueron muy pacientes cuando nos enseñaron su técnica. Para mí fue un placer compartir lo que nosotras también conocemos del telar de cintura, y ahora, gracias al taller, tenemos más conocimientos de las diferentes técnicas que se pueden practicar con el telar de cintura”.

Este primer acercamiento nos demuestra, una vez más, que los saberes compartidos son esenciales en la vida de quienes tejemos: más allá de conocer una técnica, se sumaron experiencias, conocimientos y un amplio panorama que muestra que el tejido en México está vivo. Sin duda, el lenguaje de los hilos es una combinación de culturas, técnicas y métodos que se hace desde el corazón, pues en cada trama dejamos un pedacito de nuestra historia.


La ciudad en Bici Itinerante

Diseños para los carteles del taller La Ciudad en Bici Itinerante. Ilustraciones: Daniel Barragán

Ruth se acerca y me pregunta si una mamá puede integrarse al taller.

—Claro —le contesto. —Que se integre.

Estamos en Trinidad Zaachila, bajo dos higos grandísimos cuya sombra disipa las heridas del sol. En la explanada, una veintena de niñas y niños abarrotan el espacio como un grupo de hormigas dibujando figuras en la plancha de cemento.

La señora Lidia, mamá de Éric, toma una bicicleta y ocupa su lugar en el taller. Sandra, la tallerista, le da las primeras indicaciones. No es común que tengamos mamás o papás en los talleres de ciclismo urbano. Suelen ser jóvenes, la mayoría de secundaria o bachillerato, quienes ya saben manejar y están interesados en aprender técnicas para transitar de forma segura por la ciudad. La señora Lidia no sabe andar en bicicleta.

El taller continúa con sus tres estaciones habituales. En una esquina, el maestro de bicimecánica enseña a los jóvenes a reparar sus bicis; se cambian las refacciones que hacen falta. Frente a nosotros, el hervidero de niños y niñas sobre ruedas. Atravesando la explanada, la señora Lidia da sus primeros pedaleos.

Ruth me cuenta que Lidia ronda los cuarenta años, que es originaria de un pueblo cercano, y que nunca aprendió a andar en bici porque su papá no la dejaba. Decía que era inadecuado, y que no se veía bien que una señorita anduviera paseándose por el pueblo en esas condiciones. Lidia se casó joven y se fue a vivir a Trinidad, el pueblo de su esposo. Y nunca aprendió, aunque siempre quiso.

—A cierta edad, si no sabes, da mucha pena intentarlo. Además, nadie te quiere enseñar —dice.

La señora Lidia comenta que le gustaría comprarse una bicicleta, que le haría mucho más sencilla la vida. Podría ir temprano a dejar a Éric a la escuela y regresar al mercado. Incluso tendría tiempo para visitar a su tía, quien vive ahí mismo en Trinidad.

Podría ir a trabajar sin gastar tanto en mototaxis.

—Por eso me gustaría aprender —dice.

Éric se cae y se pega en la espinilla. Lidia avienta de lado la bicicleta y corre a ver cómo está. Éric está bien, se levanta de inmediato y, sin decir palabra, se lanza de nuevo al camino. Lidia, al ver que Éric ni siquiera se inmutó, lo observa alejarse. Cuando se da cuenta de que su auxilio no es necesario, vuelve a montarse en la bici, inspecciona por última vez dónde está Éric dando vueltas y, sin tratar de ocultarlo, le copia algunos movimientos. Sin saberlo, Éric acababa de enseñar a su madre.


El poder de la unión

Jornada Académica por el XXX Aniversario de AMABPAC. Fotografía: Acervo de Adabi

Los proyectos colaborativos están intrínsecamente unidos al trabajo de Adabi; desde el principio de su existencia la asociación estuvo marcada por ese destino. Por ventura nos encontramos en un nodo, un punto de conexión en el que se entrecruzan las fundaciones Alfredo Harp Helú y Alfredo Harp Helú Oaxaca, que nos permite ser multiterritoriales y tener dos centros neurálgicos: Ciudad de México y ciudad de Oaxaca.

A lo largo de 22 años, Adabi ha participado en cientos de proyectos colaborativos con instituciones de variada naturaleza, nuestros lectores lo saben: desde asociaciones particulares pequeñas, pero con acervos de gran potencial, hasta instituciones nacionales, públicas y privadas. En todas ellas Adabi ha impulsado el desarrollo de numerosos proyectos con la única finalidad de conservar la memoria de México.

La colaboración con las instituciones ha permitido a la asociación multiplicar fuerzas, crear colegas y cómplices, acercar a diferentes instituciones con temas afines y tratar de hacer un frente común ante la pérdida del patrimonio documental nacional. Para ello también contamos con dos aliados a quienes nos hemos sumado en su esfuerzo colectivo en pro de las fuentes primarias de la historia y otras ciencias. La alianza más remota la tenemos con la Asociación Mexicana de Archivos y Bibliotecas Privados de México A. C., por invitación de su entonces presidenta, Belem Oviedo Gámez, para formar parte de ella, aunque sin voto, ya que los estatutos de la asociación no lo permitían. Con el tiempo, Adabi se incorporó a la AMABPAC mediante la Biblioteca José Lorenzo Cossío y Cosío, que forma parte del sistema de la FAHH y que Adabi tiene bajo su resguardo. En 2018, Amanda Rosales Bada, en ese entonces subdirectora de Adabi, participó como secretaria de la asociación y especialmente en la comisión de Legislación de esta, y también formó parte del comité de celebraciones del 25 aniversario en 2019. Con motivo de dicho festejo, Adabi tomó participación en el coloquio internacional “Archivos y Bibliotecas ante el reto de la globalización”, organizado para tal fin, con presentaciones sobre los proyectos de conservación y organización que tiene Adabi, y la obtención de recursos de la asociación.

En noviembre de 2019 Adabi de México y la AMABPAC organizaron el conversatorio “Hacia el establecimiento de indicadores del impacto social de archivos y bibliotecas” en coordinación con otros miembros de la AMABPAC: Archivo y Museo de la Minería, Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey, Universidad Iberoamericana y Fomento Cultural Banamex. Esta experiencia tuvo como resultado otra colaboración sucedida en la primera mitad de 2021, en donde se presentó en conjunto la propuesta Indicadores para archivos históricos y bibliotecas en respuesta a una solicitud de la UNESCO enviada a la dirección de Adabi, en ese momento a cargo de la doctora González Cicero. Para ello se revisó el documento de la UNESCO sobre indicadores propuestos, se elaboraron las equivalencias posibles con los indicadores presentados por Adabi, se redactó la respuesta a la solicitud de la UNESCO y se remitió el archivo final. Consideramos que este ejercicio conjunto fue de gran importancia, ya que se pudo tener certeza de la aplicación de los indicadores en cualquier institución que resguarda patrimonio documental, sin importar las dimensiones y los alcances, igualmente nos permitió saber que estábamos en sintonía con instituciones internacionales del calado de la UNESCO.

Para el 2024, en la celebración de las tres décadas de la AMABPAC y como parte del Comité académico, la Biblioteca Cossío participó en la organización de las mesas de las Jornadas Académicas realizadas con tal motivo. Asimismo, participamos con dos exposiciones: una sobre Juan Pascoe y el Taller Martín Pescador, quien, gracias a su distinguida labor de impresión, recibió una presea por parte de la Asociación, y otra titulada “La Biblia: del primer Nuevo Testamento en castellano a las lenguas indígenas mexicanas”; para la primera, la actual directora de Adabi, Verónica Loera y Chávez, compartió algunos ejemplares impresos del taller que forman parte de su colección, y para la segunda contamos con un ejemplar en maya que un integrante de Adabi tuvo la gentileza de prestar con tal fin. De igual manera, colaboramos con la moderación de la conferencia “La persecución por distribución de Biblias en la Nueva España”.

Por medio de la Biblioteca Cossío, Adabi llevó a cabo la capacitación de los integrantes de la AMABPAC con cursos y talleres sobre indicadores para archivos y bibliotecas, e instituciones que otorgan recursos. Asimismo, se realizó la charla “Consideraciones para atender una emergencia causada por agua en archivos y bibliotecas”, que fue impartida por el Centro de Conservación y Restauración de Adabi.

Otra instancia con la que hemos colaborado muy fructíferamente —aunque no en tan largo tiempo, ya que la propuesta se desactivó por algunos años, pero volvió a renacer en 2024 con pasos firmes— es la de la Red de Bibliotecas del Centro Histórico de la Ciudad de México, mejor conocida como RBACH. En 2017 la Biblioteca Miguel Lerdo de Tejada encabezó la planeación del proyecto de digitalización y difusión de archivos: La Gran Biblioteca del Centro Histórico de la Ciudad de México. Con apoyo del Fideicomiso Centro Histórico de la Ciudad de México y de Adabi, se creó el sitio web de este proyecto, cuya intención era reunir a las bibliotecas, archivos y centros de información que se encuentran en el corazón de la Ciudad de México. Aunque existieron iniciativas para dar vida al proyecto, como las Jueveladas de Café en donde Adabi participó, el tiempo y la falta de una institución que respaldara la iniciativa desgastó y llevó a su término esta primera etapa.

En 2024, ya con la conducción de la Biblioteca de la Lotería Nacional, esta propuesta se reactivó transformando en poco tiempo el panorama de las instituciones que la componen. Así, la RBACH ha organizado proyectos de capacitación en diversas materias, especialmente de carácter bibliográfico y de conservación, así como eventos significativos, entre los cuales podemos nombrar el Editatón de la Gran Biblioteca de la Ciudad de México, con el apoyo de la Cámara de Diputados; la presentación del sitio web de la RBACH, en donde la Biblioteca Cossío posee su propio micrositio; la donación de libros a la Biblioteca de Alejandría y la Biblioteca de la Nueva Capital Administrativa de Egipto por medio de la Secretaría de Relaciones Exteriores, en donde se donaron tres libros, dos de ellos de nuestra presidenta, la doctora María Isabel Grañén Porrúa: Los grabados en la obra de Juan Pablos. Primer impresor de la Nueva España, 1539-1560, y uno sobre la migración libanesa en México: La dulce tinta de Al Jawater/Las ideas; el tercer libro corresponde al Códice Vergara. De igual manera, este 2025 estuvimos presentes en la Convención Internacional Wikimedia+Bibliotecas, organizada por el Colegio de México.

No cabe duda de que la unidad nos lleva más lejos y nos permite conocer otros puntos de vista y muchos ambientes que, por nuestra propia naturaleza limitada y dadas muchas otras circunstancias, nos es poco probable abarcar en su totalidad. La colaboración ha dado frutos inesperados y nos ha permitido expandir el saber propio, de manera institucional y personal. Celebremos, pues, la oportunidad de crecer colaborando.


Andares por el Museo de Historia de Monterrey

Andares del Arte Popular llegó hasta Monterrey, precisamente a la tienda del Museo de Historia Mexicana el 1 de abril de 2025. Esta colaboración fue posible gracias al trabajo conjunto con Xavier López de Arriaga, actual director del Museo, quien correspondió al deseo del equipo de Andares de llevar a Monterrey una pequeña muestra de la diversidad y riqueza cultural que existe en Oaxaca.

Andares del Arte Popular fue creado con el firme objetivo de comprender y apoyar las necesidades y los desafíos que enfrentan los maestros y las maestras artesanos, especialmente de Oaxaca; por eso pugna por una comercialización justa de sus obras, en consecuencia, ha buscado que los productores tengan acceso a un gran público en lugares privilegiados. En este caso se trata del Museo de Historia Mexicana, cuya misión de hacer visibles diversos aspectos de la vida en México, desde la época prehispánica hasta la actualidad, tomando como punto de partida las piezas de uso diario de los antiguos habitantes de México.

Esto resulta importante porque, al encontrar un lugar dentro de los museos, las técnicas de producción artesanal, actualmente reivindicadas bajo el título de “arte popular”, han sido puestas en valor resaltando el significado cultural de cada pieza. Un plato de barro esmaltado de la comunidad de Atzompa, por ejemplo, lleva consigo toda una cultura: contiene la gastronomía y, en consecuencia, la fiesta, entonces, la música que ameniza el festejo, etc. Reconocer esa potencia permite preservar y promover la riqueza cultural, así como las técnicas, los materiales y las tradiciones artísticas propias de las comunidades y pueblos de Oaxaca. Colocar las obras del arte popular en los espacios tradicionalmente dedicados a las obras de arte estimula el diálogo intercultural y la valoración de la creatividad de los artesanos.

Esta vindicación es la misma que conduce a una apreciación económica de las producciones artesanales, un eslabón importante en la preservación de las tradiciones de producción artesanal. Pues un mercado propicio para el arte popular refuerza el hecho de que los artesanos encuentren en su labor una forma de sostener la vida y, en consecuencia, una razón para conservar una tradición. Se trata también de la preservación de una identidad, que encuentra su fuerza en la herencia generacional de una forma específica de concebir el mundo y la potencia creadora en estrecha conexión con la materialidad que el entorno proporciona naturalmente a cada población.

Esta es la potencia que pulsa en cada una de las piezas que el Museo de Historia Mexicana eligió para comercializar en su tienda. Se trata de piezas únicas que, sin dejar de responder a la practicidad de la vida cotidiana y precisamente para que el peso de lo cotidiano no nos avasalle, permiten hallar la belleza en lo cotidiano-utilitario. Así, una jarra de barro verde esmaltado puede evocar una hoja que, en la espesura de una selva, ha retenido las gotas de la lluvia o del rocío para ofrecerlas a ese paseante furtivo y sediento en el que nos convertimos al momento de verla.

Las piezas que es posible encontrar en la tienda del Museo de Historia Mexicana, son las siguientes: Producidos en San Bartolo Coyotepec: lámpara incensario de barro negro modelada a mano, de Matías Reyes Gómez; tibor y gota textura, ambos de barro negro modelados a mano y de la autoría de Anakarem López. Elaborada en Santa María Tlahuitoltepec por Reina Isabel Vásquez: jarra de barro modelada a mano y chorreada con cáscara de encino. Realizado en Tamazulapan del Espíritu Santo por Joel Hugo Velasco: bule chico modelado a mano. Hecha en el Estado de México por Osiris Carrillo: cruz de 16 cm de barro policromado. Creados en Santa María Atzompa con la técnica de barro esmaltado por Rolando Regino Porras: jarra pichel, maceta streada chica, olla de asas, maceta carita, mezcalero, maceta, tetera, plato, florero streada grande; además de un chawan de cerámica de alta temperatura elaborado en la galería Voces de Copal.

El hecho de que estas piezas se encuentren en Monterrey, significa para Andares una forma de tejer puentes entre el norte y el sur, atravesando los imaginarios y prejuicios creados en torno a los pueblos de Oaxaca. Pero también es una oportunidad para que las propias comunidades se detengan a pensar, una vez más, las posibilidades del arte popular como una forma de vida. El objetivo de Andares es contribuir a que el arte popular perviva como historia, como legado; contribuir a que eche raíces fuertes en la vida de sus autores para dar vida a más creadores.


Uruguay 2025

Certificado de la Medalla Vermeil. Fotografías: Acervo de la Filatelia de Oaxaca

Amigos lectores del Boletín FAHHO, en primer lugar, agradezco el tiempo que se han tomado para leer esta reseña que hemos preparado para ustedes acerca de Uruguay 2025, un evento con sede en el Museo de Arte Contemporáneo Atchugarry en Punta del Este, el cual se llevó a cabo del 17 al 22 de febrero, con la participación del Museo de la Filatelia de Oaxaca en la clase de Literatura.

Este evento contó con todas las clases de filatelia, desde la tradicional (donde se concentran las colecciones del periodo Clásico de la filatelia mundial) hasta la proactiva filatelia temática (que ha tenido un gran auge en las últimas décadas). Cabe destacar que la clase de Literatura ha sido una de las que ha tenido el mayor número de participaciones: más de 60 participantes de 26 distintos países.

La participación del Mufi, con el libro Café: Exquisita Obsesión de la colección: Mario Ramírez Bahena del cafetal al timbre postal, obtuvo la Medalla Vermeil, una presea de excelente rango en una clase con alto nivel de competencia, junto a otros títulos enviados por México al evento. Esta publicación también ha alcanzado una de las medallas más importantes dentro del catálogo de publicaciones que el Museo de la Filatelia ha elaborado y enviado a los eventos mundiales FIP.

Para entender cómo funciona la participación de competencia en los eventos de filatelia, a continuación colocaré las áreas a evaluar y las puntuaciones correspondientes, así como las obtenidas por el Mufi destacando alguna de ellas:

· Tratamiento e importancia: 30 ptos.
· Conocimiento del tema: 35 ptos.
· Rareza: 30 ptos.
· Presentación: 5 ptos.

La suma de estos puntos es igual a 100, y alcanzar todos implica un trabajo titánico, un logro al que es muy difícil acceder: el área más compleja es la de “Conocimiento”, que asigna 35 puntos de los cuales el Mufi obtuvo 32; esto es reflejo de la dedicación y el cuidado que ha tenido al seleccionar los temas para hacer este tipo de publicaciones, que además están disponibles en la Miscelánea Filatélica (la tienda del Mufi), tanto en la locación del Museo como en su versión digital en el sitio web.

Todas la publicaciones que el Mufi ha producido están dirigidas al público en general, sin importar su edad: tanto para quien ha tenido contacto con la filatelia como para quien aún no lo ha hecho; para el que tiene un nivel básico de conocimiento en este pasatiempo y para quien posee un nivel avanzado. Esto nos permite entender por qué en el área de “Rareza” obtuvo la mitad de la puntuación (15 ptos.), y obedece más a la flexibilidad y popularidad del tema, ya que dentro de este se encuentran piezas excepcionales y de rareza sin igual.

El Museo de la Filatelia de Oaxaca, en su arduo camino de difusión de esta afición, ha llegado a ser un excelente punto de referencia como editor de estas obras, un ejemplo de trabajo en equipo y colaboración con sectores especializados, como los cafetaleros, quienes apoyaron a la publicación de esta gran obra.

Esta pieza no puede faltar en nuestro acervo literario, conoceremos la historia del café, datos curiosos y tips para aprender a disfrutar de esta gran bebida haciendo filatelia mientras tomamos un rico cafecito.

*Presidenta del Club Filatélico Querétaro


Tesoros alfabéticos en ngiwa de San Miguel Tulancingo

Libros de contabilidad resguardados por la comunidad de Tulancingo en el palacio municipal. Fotografía: Acervo de la Biblioteca de Investigación Juan de Córdova

Durante los días 14 y 15 del mes de mayo de 2025, el Valle de Coixtlahuaca en la Mixteca Alta fue la sede de varias actividades realizadas con motivo de una visita por parte de una delegación del Museo Etnológico de Berlín a la nación chocholteca. La visita fue la contraparte del un encuentro organizado un año antes en Berlín, precisamente en las instalaciones de este Museo, con la participación de una delegación chocholteca (Boletín FAHHO Digital No. 39, Jun 2024). En las actividades participaron autoridades de Coixtlahuaca, Santa María Nativitas, San Jerónimo Otla, San Miguel Tulancingo, entre otras. También formaron parte estudiantes y profesores de las escuelas de estas comunidades, y un grupo de representantes de estos pueblos.

Las actividades tienen como trasfondo la desafortunada dispersión, en el periodo de 1890 a 1940, de una serie de documentos que remiten a los orígenes de estos pueblos. De los 13 documentos, solo cinco se quedaron en comunidades pertenecientes a la región y los demás se resguardan en museos nacionales y del extranjero. Por tal motivo, el objetivo de las actividades fue doble: por un lado, compartir los más recientes conocimientos sobre el grupo de lienzos pictográficos extraordinarios procedentes de la región, a partir de la necesidad de recuperar la memoria histórica de las poblaciones, socializando la información con las autoridades y los interesados en conocer más sobre su historia; por otra parte, se busca concientizar al personal alemán acerca de la gran importancia que tienen estos documentos en su región de origen.

Fue en el marco de este trabajo con las comunidades que se visitó San Miguel Tulancingo, donde tuvimos la oportunidad de admirar otro tipo de documentos históricos de gran importancia para la región: dos cuadernillos antiguos escritos en ngiwa (chocholteco), los cuales están muy bien conservados y resguardados por parte de las autoridades locales. Son, sin duda, tesoros de la lengua chocholteca, hoy en día en vías de extinción. Uno de ellos es un pequeño Libro de cuentas de Ca’andaxu, un barrio de Teotongo, que abarca los años de 1592 a 1621, en el cual, año con año, se fueron registrando los ingresos y gastos del barrio. Curiosamente, solo el año 1599 está escrito en lengua mixteca, una señal del multilingüismo que existía en la región. El otro es el Libro de Testamentos de Tulancingo escrito en ngiwa, el cual contiene 291 testamentos escritos entre 1592 y 1635. Ambos documentos ya habían sido identificados en 1996 y en esta ocasión se aprovechó para constatar su estado de conservación, el cual es bueno.

La importancia de ambos documentos radica no solo en ser registros muy extensos escritos en la lengua ngiwa antigua –permitiendo a los lingüistas y hablantes conocer la historia de esta lengua–, sino también en el hecho de que ofrecen una ventana muy detallada a la cultura de estos pueblos a un siglo de la invasión española, pues en ellos se asentaron datos muy precisos sobre la economía y la vida diaria de la época. El momento histórico que cubren los documentos corresponde a la fuerte transformación de las sociedades prehispánicas hacia la conformación de los pueblos como los conocemos hoy. Por lo mismo, son fuentes invaluables para entender los principales procesos históricos de las comunidades. Adicionalmente, los testamentos ofrecen una importante cantidad de topónimos locales que permiten, con el conocimiento actual de los últimos hablantes, reconstruir el sistema de la tenencia de la tierra en esa época. Finalmente, ambos textos abundan en nombres calendáricos en ngiwa, pues en ellos podemos encontrar nombres como Antonio Ximiña, Juan Tnachinga o María Rhusihi.1

Para la BIJC es importante dar a conocer los resultados de las investigaciones y hacer accesibles las fuentes primarias, pero también contribuir a la conservación de las mismas. Es por ello que se aprovechó la ocasión para realizar —con autorización de la autoridad— la digitalización de estas obras, y de esta forma ayudar a su conservación junto a una mejor consulta. Esta actividad forma parte del proyecto Filología de las Lenguas Otomangues y Vecinas (FILOV) y el Repositorio Filológico Mesoamericano Satnu https://www.iifilologicas.unam.mx/satnu/.

1 Para conocer más sobre el contenido y estudios de estos libros consultar: Doesburg, Sebastián van, El legado de Atonaltzin: la historia pictográfica de la región de Coixtlahuaca: siglos XI a XVI, 2024.


Ingresan la doctora María Isabel Grañén Porrúa y el Doctor Alejandro de Ávila Blomberg a la Sociedad Filosófica Americana

Oaxaca de Juárez, Oaxaca.- La Sociedad Filosófica Americana (APS por su nombre en inglés, American Philosophical Society) acaba de anunciar la incorporación a su membresía de la doctora María Isabel Grañén Porrúa, presidenta de la Fundación Alfredo Harp Helú Oaxaca (FAHHO), en la categoría de artes y políticas públicas, y del doctor Alejandro de Ávila Blomberg, director del Jardín Etnobiológico de Oaxaca, en la categoría de matemáticas y ciencias físicas.

Durante la conferencia de prensa realizada este viernes 16 de mayo en el Claustro del Centro Cultural San Pablo, donde se dio a conocer la incorporación. La doctora Grañén Porrúa expresó que este ingreso a la APS significa que se ha dado un seguimiento del trabajo social y cultural que ha sido realizado, desde hace más de 30 años en Oaxaca, por instituciones como la FAHHO.

“Habla de un trabajo que se ha venido haciendo con mucha constancia, con mucho seguimiento y siendo muy sensibles a nuestro entorno, abriendo nuestro corazón, abriendo las puertas, haciendo comunidad. Un ejemplo son todos los espacios que ha creado la Fundación donde se abren las puertas para dar un respiro de paz, para reflexionar, para crear juntos, para pensar, sentir, aprender unos de otros”, señaló la doctora. Asimismo, agregó que esta labor tambiéne es el fruto de las enseñanzas obtenidas de maestros oaxaqueños como los artistas Francisco Toledo y Rodolfo Morales.

Por su parte, De Ávila Blomberg, señaló que esta membresía “es un reconocimiento al compromiso humanitario. La Sociedad Filosófica Americana es una organización que promueve el humanismo y en ese sentido creo que nos refuerza los proyectos personales que tenemos, y que los años que nos quedan en Oaxaca los queremos destinar a esta misma línea de trabajo de relevancia social”.

La Sociedad Filosófica Americana fue fundada en 1743 por Benjamin Franklin con el fin de promover el conocimiento útil para la sociedad. Como el polímata que era, Franklin fue también un inventor que se oponía a las patentes, por considerar que los beneficios del conocimiento debían ser de libre acceso. Además fue un abolicionista de la esclavitud. Es por eso que el sello de la Sociedad representa a una persona indígena y a una europea acercándose a Minerva, diosa del conocimiento, bajo el lema de la APS: Nullo discrimine, “Sin discriminación”. La Sociedad fue una de las primeras instituciones en el planeta que promovió la comprensión y la empatía hacia las culturas originarias. Sus archivos y su biblioteca son uno de los acervos más extensos dedicados a las lenguas del hemisferio occidental.

La APS admite, por medio de una votación, a menos de cincuenta personas cada año. Los criterios de selección se centran en la creatividad y la originalidad del pensamiento, así como en el compromiso social de las candidaturas que abarcan muy diversos campos. La APS suma hoy día menos de mil miembros, entre los que figuran las siguientes personalidades mexicanas: el historiador oaxaqueño Carlos María de Bustamante y el estudioso del pasado indígena Antonio Peñafiel (siglo XIX); el escritor Alfonso Reyes y el arqueólogo Alfonso Caso (siglo XX); en 2012 fueron seleccionados una arqueóloga, un politólogo y un economista. Con los ingresos que anunciamos aquí suman 10 mexicanos en la membresía de la APS.

La incorporación de Grañén Porrúa y De Ávila Blomberg reconoce la trayectoria intelectual y activista de ambas personas, al tiempo en que resalta la relevancia de la gestión cultural en Oaxaca como una contribución a la sociedad global en tiempos de descomposición generalizada, “al mismo tiempo que reconoce de manera tácita el legado comunitario de dos figuras visionarias: el Maestro Francisco Toledo y don Alfredo Harp Helú”, como señaló el director del Jardín Etnobiológico.


EDITORIAL

Obra de Rodolfo Morales.

Aquí en Oaxaca, en el camino hacia Ocotlán, hay una guardia de jacarandas apostada a cada lado del camino, esa presencia morada está ahí gracias a la labor del pintor oaxaqueño Rodolfo Morales. Por haber pintado Oaxaca con árboles florales, así como con sus pinceles, en este número del Boletín digital celebramos los cien años del natalicio de Rodolfo Morales. En consecuencia, la Dra. María Isabel Grañén Porrúa, el Museo de la Filatelia de Oaxaca, el área de Publicaciones de la FAHHO y el Museo Infantil de Oaxaca nos regalan textos sobre cómo la vida, labor y obra del pintor alcanzaron la vida de los oaxaqueños y, con especial cariño, la de la gente del distrito de Ocotlán de Morelos.

Asimismo, es motivo de celebración el hecho de que los Diablos Rojos del México hayan conquistado la Baseball Champions League Americas 2025 y para seguir celebrando, echamos un vistazo a los anillos de los campeones. Además, desde la Academia de Beisbol Alfredo Harp Helú el deporte rey sigue fortaleciéndose al estrechar lazos con la gerencia de los Yankees de Nueva York.

Respecto al trabajo que se realiza en favor de las infancias, Seguimos Leyendo y el MIO nos cuentan sobre el VIII Festival para la Primera Infancia; la BS Ferrocarril habla sobre la importancia de unir aprendizaje y juego en la niñez. Por otra parte, el Museo Textil de Oaxaca resalta el carácter terapéutico que el trabajo con los hilos tiene en la salud mental y emocional. También el Centro Cultural San Pablo expone el talante sanador que encierra la exposición “Presencias en su intimidad” de Nour Kuri. Las lectoras voluntarias de Seguimos Leyendo hablan sobre la experiencia de compartir la poesía. Compartir también es el objetivo del Curso práctico en gestión cultural independiente de la FAHHO Itinerante.

Andares del Arte Popular presenta una nota sobre la cultura de Villa Hidalgo Yalálag, una de las comunidades que colabora en la galería. La Biblioteca de Investigación Juan de Córdova y el área de Publicaciones FAHHO hablan acerca de la importancia de El legado de Atonaltzin. Adabi de México cuenta sobre la labor que su equipo desarrolla a lo largo del país, mientras Adabi Oaxaca destaca la importancia de la fotografía del Fondo Personal Ronald Spores que resguarda la BIJC. Finalmente, exponemos las oportunidades que los árboles tienen después de haber muerto y los servicios ambientales que siguen prestando incluso en ese estado.

Deseamos que encuentren en estas páginas algo que resuene en sus vidas y sepan que pueden acercarse a la Fundación Alfredo Harp Helú Oaxaca para participar de cualquiera de las experiencias que aquí les compartimos.


Rodolfo Morales y los perfumes que nos regalan sus obras

Rodolfo Morales con Francisco Toledo, María Isabel Grañén Porrúa y Alfredo Harp Helú.

Hace 31 años, cuando llegué a trabajar a Oaxaca, conocí al maestro Rodolfo Morales. Como historiadora del arte, había oído hablar de él, conocía su obra pictórica, pero no lo mejor: a ese hombre oriundo de Ocotlán que amaba con gran intensidad su tierra. Era el año de 1994, una etapa en la que ambos dedicamos nuestras vidas a trabajar por la preservación del patrimonio y la cultura de Oaxaca. Por mi parte eran los libros, los proyectos de Francisco Toledo, y luego los sueños compartidos con Alfredo Harp Helú. Morales vivía dedicado a producir obras de arte luminosas, coloridas, salidas de su corazón enraizado en la profundidad de la cultura de su pueblo. Los dos compartimos un mismo objetivo: el amor por Oaxaca.

Añoro las tardes en las que nos quedábamos platicando en su taller, sentados en unas sillas de cantina vieja, con la vista hacia uno de los muros laterales de Santo Domingo, caía la noche y seguíamos conversando gratamente. Supe de su interés por la historia del arte y me enteraba de los hallazgos en el rescate del exconvento de Ocotlán, así como en otras de las iglesias que él restauraba. La plática iba más allá de las grandes hazañas; siempre contaba anécdotas interesantes con su voz bajita. Decía que de niño disfrutaba meterse debajo de la mesa a construir papalotes con pedazos de papel, telas e hilos que vendía en la plaza, y a la gente le gustaron tanto que se volvió famoso por ellos. Y con buen humor evocaba la primera vez que desde Ocotlán viajó a Oaxaca en tren, cuando quedó fascinado al observar el paisaje que desde la ventana del tren parecía moverse rápidamente, pero que él siempre había visto quieto. En aquel viaje también le sorprendió la luz eléctrica, porque en su pueblo todavía se iluminaban las casas con lámparas y velas.

A Morales le traían buenos recuerdos los años que vivió en la Ciudad de México, cuando en 1948 acudía a la Academia de San Carlos, llamada entonces Escuela Nacional de Bellas Artes, y le asombraba su enorme vitral que soñaba con reproducir en una casa que había comprado. Él formó parte de la primera generación de profesores de la Preparatoria 5 de la UNAM, llamada entonces de Coapa: daba clases de artes plásticas y en el vestíbulo del Auditorio Gabino Barreda pintó un fresco de 68 metros cuadrados titulado Las ciencias y las artes, con el apoyo de Bartolo S. Ortega y Ponciano S. Rodríguez. Su mural es poco conocido, sin embargo, el historiador de arte Renato González Mello lo califica como “una obra de arte hecha y derecha, […] destacada dentro de la producción del pintor”, fue concebida cuando Morales iniciaba su carrera artística en 1962 y cobraba ochenta pesos por sus clases de dibujo. Para ese entonces, el artista ya había pintado el mural del Palacio de Gobierno de Ocotlán.

Morales también disfrutaba escuchar mis peripecias en la Biblioteca Francisco de Burgoa, y no solo de los fascinantes hallazgos documentales, sino de las anécdotas personales con las que siempre terminábamos riendo.

El deseo por recuperar la historia nos unía. Solía llevar a la Biblioteca Burgoa documentos, folletos y libros que recuperaba de algún rincón olvidado. Entre ellos, donó su más grande tesoro: una carta firmada por Rufino Tamayo donde elogió su obra:

Rodolfo Morales, este nuevo pintor que me complace presentarles a los amantes del arte, es, sin ninguna duda, el soplo de aire fresco que nos devolverá la alegría de vivir. Su pintura, como es fácil de probar, no está solo realizada con la mente, sino principalmente con el corazón. Su mensaje simple y directo no nos alcanza superficialmente, como es el caso de algo que es meramente intelectualizante; más bien llega a lo más profundo de nosotros y nos hace sentirlo y disfrutarlo plenamente, porque está imbuido de verdad y ya sabemos que la presencia de la verdad siempre es emocionante… Su voz, aunque es una voz tranquila, ahora comienza a ser escuchada, porque tiene algo que decir y lo dice de manera convincente.

Morales siempre fue un visitante distinguido, y no solo por ser un renombrado artista, sino por su calidad humana. Varias veces fue testigo de honor cuando las comunidades llevaban sus títulos primordiales a restaurar, sin duda, él era una persona de fiar, su presencia daba credibilidad a nuestro trabajo. Una de sus últimas salidas, estando ya bastante debilitado por su enfermedad, fue a la Biblioteca Burgoa para donar unos papeles que recuperó de un espejo en Santa Ana Zegache y, para nuestra sorpresa, eran las hojas del primer libro oaxaqueño conocido: El Sermón fúnebre, impreso por Francisca Flores en 1720.

Fotografías: Acervo de Comunicación FAHHO

Rodolfo Morales admiraba el arte mexicano, y gracias a su insistencia ahora Oaxaca cuenta con una sede del Instituto de Investigaciones Estéticas de la UNAM. Tan entusiasmado estaba con este sueño que ofreció una parte de su casa de Oaxaca, en la calle de Murguía, para alojar este proyecto. Al maestro Morales le faltó vida, pero logró que instalaran la sede y aplaudimos su iniciativa, una flor más de las muchas semillas que sembró, como las maravillosas jacarandas que plantó siete kilómetros antes de llegar a Ocotán y otros siete que van de la carretera a Santa Ana Zegache. Hoy sus tapetes morados pintan los caminos hacia sus pueblos.

Admiro al maestro Morales por su inmensa bondad, por ese gusto con el que llevaba eventos a su pueblo y por el amor con el que trabajaba pensando en recuperar el patrimonio cultural de Oaxaca. Generoso por naturaleza, Morales, además, era un gran anfitrión: las puertas de su casa siempre estuvieron abiertas para grandes y pequeños, ricos y pobres, para todos por igual. Recuerdo los deliciosos platillos que comí en su casa: pan de yema, marquesote o regañadas con chocolate, atole o tejate, pellizcadas con asiento, higaditos, memelas, tamales, empanadas de San Antonino, mole, pollo frito con enchiladas de guajillo, molotes, tamales de pescado, buñuelos…, y, además, siempre salía de ahí con itacate y mi lugar después lo ocupaba el siguiente invitado.

Morales pintaba y con lo ganado restauraba varios conventos, iglesias y casas de Oaxaca, como los templos de San Pedro Taviche, San Baltazar Chichicapam, San Jacinto Ocotlán, San Felipe Apóstol, San José del Progreso, Magdalena Ocotlán, Santa Ana Zegache, el Exconvento de Santo Domingo Ocotlán, entre otras. También impulsó la educación y cultura mediante la creación de una biblioteca, una sala de cómputo, un teatro y distintos programas musicales y artísticos. Y no solo disfrutaba de la preservación del patrimonio, sino que gozaba durante meses con el festejo de la inauguración. Parecía que él quería restaurar una obra o echar a andar un proyecto para organizar una fiesta, una gran celebración donde los invitados de honor eran los integrantes de los pueblos favorecidos. Por eso era tan querido. Siempre me sorprendió que al llegar a la fiesta, entre la música de una banda, cuetes y ramos de poleo, los asistentes hacían una fila inmensa para llevarle al maestro una muestra de agradecimiento: una bolsita con frijoles, unos huevos, un guajolote o unas flores. Para él, aquello era un verdadero tesoro y, en verdad, así lo fue.

Conocer sus proyectos era motivo de reflexión, porque su generosidad no tenía límite. Recuerdo la inauguración del vivero de Tocuela, los conciertos que llevaba a Ocotlán y a sus comunidades vecinas, sus iniciativas en la reforestación, las plantaciones de árboles que ahora nos dan sombra, las imponentes restauraciones de retablos y templos, sus vistosas exposiciones, la biblioteca y sala de cómputo que abrió en su casa para los jóvenes estudiantes de su comunidad… tantas obras ofrecidas sin grandes alardes. Y en esta discreción que lo caracterizaba, Morales apoyó cientos de proyectos que no podemos dejar a un lado: historiadores que necesitaban apoyo para un libro, un músico que requería de un instrumento, un niño que necesitaba de una medicina, la creación de un taller de carpintería para evitar la migración… El querido maestro no solamente pensaba en los demás, sino en el mañana: en esos árboles que nos sobrevivirán, en esas flores que nos regalan su perfume para el disfrute de nuestros hijos y nietos.

Morales llevaba su tierra tan dentro que salía con su pincel, la amaba tanto que nos asombraba. Recuerdo una frase que escuché en la inauguración de la iglesia de Santa Ana Zegache: “Antes el maestro Morales pintaba sus cuadros como sus pueblos, ahora pinta sus pueblos como sus cuadros”. He tenido la fortuna de conocer personas generosas, pero el más desprendido sin duda fue Rodolfo Morales, él lo daba todo, lo mejor de sí mismo para el bien de su comunidad. ¡Nos hace mucha falta! Afortunadamente, dejó una huella profunda. Después de tantos años, su recuerdo sigue inundándome de cariño, y deseo que la memoria de uno de los hombres más bondadosos de Oaxaca perdure en sus obras, entre sus amigos y su pueblo.


Rodolfo Morales, 1925-2001

Este 2025 se cumplen cien años del natalicio del pintor oaxaqueño Rodolfo Morales, quien nació el 8 de mayo de 1925 en Ocotlán de Morelos, y falleció el 30 de enero de 2001 en la ciudad de Oaxaca.

Estudió pintura en la Academia de San Carlos; después de graduarse en 1953 pintó su primer mural en el Palacio Municipal de Ocotlán, el cual terminó en 1956. Ocupó el puesto de maestro de dibujo en la Preparatoria No. 5 en la capital del país de 1953 a 1985.

En 1992 estableció la Fundación Cultural Rodolfo Morales A. C., institución dedicada al rescate del patrimonio arquitectónico y cultural de los Valles Centrales de Oaxaca; a la restauración de monumentos históricos; a la promoción del arte popular, la música y las artes escénicas; a la preservación de las tradiciones y el apoyo a obras sociales. La importancia de su obra es indudable; junto con Rufino Tamayo y Francisco Toledo representa una pieza clave en el desarrollo de las artes de Oaxaca.

La comunidad artística y cultural oaxaqueña, por iniciativa del Museo de la Filatelia de Oaxaca, propuso la elaboración de una emisión postal dedicada a Rodolfo Morales. Es así que el 4 de agosto de 2001 el Servicio Postal Mexicano emitió una estampilla postal especial, conocida como hoja recuerdo, con una medida de 12 x 6 cm y un timbre de 4.8 x 4 cm, impresa por Grupo Gráfico Romo, con un tiraje de 50000 y un valor facial de $10.00.

La imagen en la estampilla corresponde a una obra del maestro Morales, en la cual se observa una atrevida gama cromática; en la parte superior sobresalen nubes que simulan rostros, y en la parte inferior se pueden observar mujeres cargando flores. Destacan al fondo el Templo de Santo Domingo y el Palacio Municipal, ambos ubicados en su natal Ocotlán de Morelos.


Un anillo de reyes

Este anillo representa el camino a la victoria que los Diablos Rojos del México emprendieron en 2024. Se trata de una pieza creada por la afamada casa Jostens, que también elaboró los de los Dodgers. La M roja al centro —en la cabeza del anillo— junto con la sutil franja color menta que la perfila son el recuerdo de los colores con los que los Diablos alcanzaron este nuevo triunfo. Estamos ante el característico logotipo rodeado por pequeños diamantes. Sobre el cuerpo y diámetro exterior de la argolla —por debajo de este logo—, encontramos la inscripción “Los reyes”, el título que se le da a nuestro equipo, no solo por este campeonato —cuyo año, 2024, también se encuentra inscrito en el anillo—, sino por ser el equipo con más campeonatos obtenidos en la Liga Mexicana de Beisbol: diecisiete, para ser exactos (1956, 1964, 1968, 1973, 1974, 1976, 1981, 1985, 1987, 1988, 1994, 1999, 2002, 2003, 2008, 2014, 2024).

Es por eso que el número 17 también se halla en uno de los costados exteriores de la pieza. En el lado opuesto encontramos las cifras 73–19, que señalan los 19 encuentros perdidos más los 71 ganados durante la temporada regular 2024, a los cuales se suman las dos victorias obtenidas frente a los Yankees de Nueva York; acontecimientos que marcaron el inicio del camino hacia la conquista del campeonato de 2024.

En el diámetro interior del puente de la argolla se grabó la trayectoria de la serie que se ganó para llegar a la final, precisamente contra los equipos de Puebla (4-1), Yucatán (4-0), Oaxaca (4-1) y Monterrey (4 0). Asimismo, podemos ver la fecha del triunfo final: 09/09/2024.

Como una caja de sorpresas, el anillo se abre en la parte superior, en la cabeza, para descubrir el legado de los Diablos Rojos con la frase “Vivir y morir jugando beisbol”, así como con una miniatura del Estadio Alfredo Harp Helú. Porque, además, queda marcado para la posteridad que en el 2024 los Rojos obtuvieron su primer campeonato en casa.

Esta composición remata con la frase “Equipo histórico”, que se encuentra distribuida en el diámetro interior y exterior de la base del anillo, para resaltar las hazañas de los Diablos Rojos del México al establecer algunos récords dentro del equipo o en la Liga Mexicana de Beisbol, así como de manera grupal o individual.

Por todas las veces en que han vencido en la Serie del Rey, pero, ante todo, por cada momento en que han hecho que la vida sea mejor jugando beisbol, los Diablos comparten con la afición este anillo hecho para los reyes del beisbol mexicano.


Campeones de América

A sesenta y seis años de disputar su primer y único torneo internacional con carácter de oficial, los Diablos Rojos del México conquistaron la Baseball Champions League Americas 2025, torneo organizado por la Federación Internacional de Beisbol y Softbol, respaldado por la LMB.

Aunque la competencia se desarrolló en plena pretemporada del club escarlata, el equipo representativo de México llegó invicto a la cima, dejando en el camino a equipos de Estados Unidos y Nicaragua en primera ronda, mientras que en la semifinal se impusieron a Curazao y a Cuba en el juego de campeonato. Una gran noticia para la fanaticada de la Pandilla Roja fue que el equipo volvió a demostrar una ofensiva demoledora, encabezada por Robinson Canó, quien se hizo merecedor de la nominación de Jugador Más Valioso con un porcentaje de .684 con 13 hits, seis carreras producidas y dos cuadrangulares, el último de ellos en el juego definitorio ante los Leñadores de Las Tunas.

En el renglón del picheo, de los catorce lanzadores llamados por Lorenzo Bundy, ocho no permitieron carrera y otros cinco apenas admitieron una rayita. Lo mismo que en el 2024, cuando vencieron dos veces a los Yankees de Nueva York, los Diablos Rojos vuelven a iniciar la temporada de la Liga Mexicana con una nota alta en el ámbito nacional, manteniendo una racha que ahora suma cuatro campeonatos en tres disciplinas distintas y en menos de un año.


Yankees y familia Harp estrechan relaciones con encuentro histórico en la Academia de Oaxaca

La Academia de Beisbol Alfredo Harp Helú vivió un acontecimiento trascendental el pasado 3 de marzo con la visita de Omar Minaya, consejero especial de la Gerencia de los Yankees de Nueva York.

Minaya es una de las figuras más prestigiosas en la industria del beisbol internacional. Con décadas de trayectoria en el mundo de las Grandes Ligas, se destacó como el primer gerente general latino en la historia de las Mayores al asumir el cargo con los Expos de Montreal en 2002. Más tarde, dirigió la oficina de los Mets de Nueva York, donde jugó un papel clave en la conformación de equipos competitivos y en el desarrollo de jugadores internacionales. Su experiencia en la detección y firma de talento latino ha sido fundamental en el crecimiento del beisbol caribeño y en el reconocimiento de nuevos mercados emergentes, como México.

Este evento representó un nuevo paso en el fortalecimiento de los lazos entre la franquicia más emblemática del beisbol estadounidense y el semillero de los Diablos Rojos del México y los Guerreros de Oaxaca, reconocido como la mina más importante del talento beisbolístico de todo México.

Acompañado por don Alfredo Harp Helú, Santiago Harp Grañén, Jorge del Valle del Mohar (vicepresidente de los Diablos Rojos del México) y Octavio Hernández Pernía (director de la Academia), Omar Minaya recorrió las instalaciones de la Academia, reconoció la infraestructura de primer nivel diseñada para el desarrollo del talento joven en México y conversó con los presentes sobre diferentes temas relacionados con el beisbol nacional e internacional. Además, se discutieron diversas posibilidades para aprovechar aún más este espacio de formación, con la intención de potenciar el inmenso talento beisbolístico que hoy existe en el país.

En un contexto en el que el mercado internacional del beisbol está dominado por República Dominicana y Venezuela, Minaya no dudó en destacar el enorme potencial de México, y en particular de Oaxaca, como una nueva fuente de jugadores de calidad para la pelota profesional. “Esto no tiene nada que envidiarles a las academias de MLB en República Dominicana. Sin duda, es de los secretos mejor guardados del desarrollo de Latinoamérica”, afirmó Minaya, en compañía de la alta gerencia de los Diablos Rojos del México y la Academia AHH.

Esta visita sucedió después de varias firmas realizadas con éxito, como la del joven Christian Zazueta o el jardinero Israel Arias, quienes se formaron en las granjas de la Academia y fueron seleccionados por los Yankees, que atestiguaron un desarrollo sumamente positivo en ambos casos. También ocurre un año después de que los Yankees visitaran el Estadio Alfredo Harp Helú y celebraran un par de juegos con los Diablos Rojos del México, marcando un hecho histórico en el beisbol mundial.

El compromiso de la familia Harp Grañén con el desarrollo del beisbol mexicano sigue rindiendo frutos. Con visitas como la de Omar Minaya y la creciente atención internacional sobre la Academia, el futuro de este deporte en México parece más prometedor que nunca. La Academia Alfredo Harp Helú se consolida no solo como un semillero de talento, sino también como un símbolo del potencial que tiene el país para convertirse en una referencia global en el desarrollo de jugadores profesionales.


¿Quién es Nour Kuri?

Tal vez tú misma seas una “Presencia”, alguien que viene y nos trae mensajes de ese tiempo y ese lugar por el que transitaste a través del dolor, de la ausencia. Corriste todos los riesgos, como en una partida de ajedrez, y volviste para regalarnos tus estrategias de vida.

Qué belleza fue encontrarte por casualidad y pensar que eras otra, alguien a quien conocí hace tal vez más de 30 años. No fue un error, ahora lo sé. Ese era el lugar preciso del “encuentro” para cruzarnos, porque la primera lluvia del año, que llegó en marzo, nos empujó solo para reconocernos. Hicimos una cita para después de mi cumpleaños. Nos volveríamos a encontrar el 4 de abril por la mañana, el día de la inauguración de tu exposición. A lo largo de la semana hice todos los intentos para traer de mi memoria tu nombre… ¿A quién voy a entrevistar? Llegó el día y confieso que pensé en cancelar más de una vez; me resistía, pero las señales eran claras, una llamada, una voz, una confirmación. Así llegué al Centro Cultural San Pablo, a la hora convenida, y conversamos más de una hora; ahora, mientras escucho la grabación, me doy cuenta de que no fue una entrevista. Hablamos para reconocernos de otro tiempo. Ahí estabas, radiante, lista para contar tu camino, tus hallazgos, las revelaciones sobre cómo apareció la escritura, el lenguaje, la poesía en medio del barro, de las formas. Un tiempo inédito de volver a casa y, poco a poco, convertir tu casa en un Refugio de Presencias.

El Centro Cultural San Pablo, de la Fundación Alfredo Harp Helú Oaxaca, se abrió por completo para acoger “Presencias en su intimidad”, de la escultora Nour Kuri (Ciudad de México), una muestra que incluye un gran tablero de ajedrez de 4×4 metros con piezas de más de un metro cada una, colocado en el atrio y donde los visitantes pueden darle jaque a la dama por amor. Además de las 120 piezas que ocupan el retablo y la Capilla del Rosario, así como todas las salas del recinto.

Oaxaca para mí fue el dolor más grande que he sentido. Estaba aquí cuando supe que mi mami había muerto, así que Oaxaca se volvió una espina metida en el corazón. Ese episodio significó un cambio en mi vida. Nunca pensé que esa separación me traería al mismo tiempo una vida nueva. Fue un parteaguas. Siento que mi madre me mandó de regalo mi encuentro con el barro. La Nour que ves ahora es la más realizada, la que vuela en libertad. Cada obra ha sido un reto y un encuentro muy íntimo. Nunca sé que va a salir. No hago bocetos, tomo el barro y me dejo, y me voy, lo escucho y me escucha.

Se ha escrito mucho sobre el poder sanador del arte. Nour entró a ese lugar para curarse de una herida profunda, construyó un refugio e inició una búsqueda haciendo lo que más ama, y las Presencias la acompañaron durante todo el proceso hasta volver a Oaxaca para ser arropada amorosamente por su gente. Volvió con la medicina, sus palabras dibujadas en los muros, en las formas de sus esculturas que nos recuerdan que los seres que más hemos amado y que más nos han amado nunca se van. Recorrer la exposición es como decir una oración, reconocer los colores de las emociones y mirarnos nos permite sentir el espacio en el que también habitan las Presencias; es dentro de nosotros, en los espacios que quedan en los abrazos largos, entre las máscaras que usamos, en los encuentros no planeados, en los versos que evocan algo o a alguien. En la exhibición de San Pablo hay una sala pequeñita con una ventana que conecta a los “Monjes en procesión” acompañados con cantos gregorianos: presenciar esta imagen es como volver a entrar en una memoria donde todo es paz y conexión profunda con la vida.

Gracias, Nour, por este viaje que es como “un barco que navega el cielo llevando a cuestas su pensamiento y el nuestro”.


Lydia, la niña de los lentes

Participantes del Club de Ciencia en la BS Ferrocarril. Fotografías: Acervo de la BS Ferrocarril

El inicio del año 2025 estuvo acompañado de un bello fenómeno astronómico: una gran alineación planetaria que se observó en la bóveda celeste durante todo el mes de enero y continuó siendo visible hasta inicios de febrero, deslumbrando a todos los transeúntes en sus meditaciones y recorridos nocturnos. Lydia, de 9 años, usuaria de la biblioteca infantil y juvenil de la antigua estación de ferrocarril, es una participante recurrente que no se pierde las actividades que se realizan en el club de ciencia; le encantan los días de observación con el telescopio y, al mismo tiempo, le fascina investigar las pequeñas partículas que hay debajo de su cama con el microscopio. Ella se autonombra “la niña de los lentes”, debido al manejo de los objetivos de aumento que se utilizan para la observación, ya que a Lydia le gusta cambiar los lentes del microscopio y telescopio para “espiar” de cerca los tallos de las flores y también las estrellas.

A Lydia, esta pasarela de astros que ocurre en el cielo nocturno le ha llenado de curiosidad, y decidió investigar en la biblioteca para saber un poquito más de lo que ella ha nombrado “Estrellas que no son estrellas, porque no se apagan”, refiriéndose a los planetas de los cuales ha detectado con singular alegría la órbita que siguen, así como la posición y el horario en el que aparecerán. Sin embargo, al acompañarla en su aventura en el descubrimiento de la Vía Láctea por medio de la literatura, nos ha platicado que su interés por la geografía y el universo ha sido casi anulado en sus clases, al estar sometida a tareas aburridísimas e interminables, cuando lo que ella quiere es imaginar, pensar en cómo sería volar hacia la luna, contar la distancia que hay de un planeta a otro e imaginar cómo sería tomar una foto desde la luna al techo de su casa.

Esta anécdota que me fue compartida por Lydia, “la niña de los lentes” o Lidy, como la conocemos, me hace pensar que no es tan descabellado creer que “estar en la luna” pueda traer beneficios para el pensamiento científico de nuestras infancias. Como educadores, al permitirnos jugar e imaginar también nos permitimos crear una pedagogía más flexible y libre, donde podemos mostrar nuestro interés genuino por la ciencia, los astros y la naturaleza para ser un acompañante de las infancias en sus descubrimientos.

Lydi ya tiene su telescopio y sigue espiando estrellas; ya sabe por qué algunas parpadean y otras no, pero también sigue aburriéndose en sus clases de geografía.


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