Los lienzos de Santa María Zacatepec

El 15 de noviembre del año pasado, el Consejo de Principales de Santa María Zacatepec y personal de la Biblioteca de Investigación Juan de Córdova presentaron en la comunidad el libro Tutu Ree Yuku’ Chatuta, Ñuu Nduvua / Los lienzos de Santa María Zacatepec, Oaxaca, una obra cuyo diseño e impresión fueron posibles gracias al apoyo del Instituto Nacional de Pueblos Indígenas de México. El libro, ricamente ilustrado, es un producto colaborativo en el que participaron académicos y autoridades tradicionales tacuates. El objetivo de esta publicación es llevar al lector por un viaje de descubrimiento en el que se revelan, poco a poco, la historia y el contenido de estos extraordinarios documentos. La presentación se dio justo en el décimo aniversario de la Casa de los Lienzos, un museo fundado para dar a conocer la extraordinaria historia de los tacuates de Oaxaca.

El Lienzo de Zacatepec I es considerado uno de los más impresionantes exponentes del arte mixteco de elaborar lienzos pictográficos: grandes documentos de carácter cartográfico pintados sobre telas de algodón. En este caso, no solo representa el territorio reclamado por el señorío de Zacatepec hacia mediados del siglo xvi, sino que también narra la travesía migratoria que llevó a un grupo de mixtecos, bajo el liderazgo de 11-Jaguar, desde el rumbo de Tilantongo, en la Mixteca Alta, hacia la costa de Oaxaca. Con este documento, los actuales tacuates, descendientes directos de aquellos migrantes, trazan su historia de regreso hasta el siglo xii, específicamente al año 1120, cuando el sucesor del famoso 8-Venado instruyó a uno de sus hijos para establecer un puesto comercial en la ruta hacia la Costa, de donde venía el algodón, el cacao y el añil. El documento cuenta acerca de los primeros intentos de fundación en los cerros al suroeste de Chalcatongo, para luego señalar la conquista de la cuenca de Zacatepec y la fundación del pueblo actual. Termina con la razón de su propia elaboración: el casamiento de un príncipe y una princesa de Zacatepec, los herederos de esta narración, celebrado en 1557.

Este documento ha sido pieza clave en la defensa de la comunidad tacuate en, por lo menos, tres momentos históricos. El primero fue, sin duda, el de su elaboración, cuando el linaje gobernante de Zacatepec vio amenazada su continuidad por los profundos cambios que estaban ocurriendo a raíz de la invasión española. Luego, durante la segunda mitad del siglo xix, con el proyecto nacional de abrir las tierras indígenas a los inversionistas nacionales y extranjeros y la resultante acaparación de enormes extensiones de tierra en la Costa por empresarios como Guillermo Acho, hijo de un migrante francés, se vio amenazada la supervivencia de la comunidad tacuate. En consecuencia, para el año 1892, los tacuates, dirigidos por el legendario Tata Lencho, llevaron los lienzos al entonces Ministro de Fomento del gabinete de Porfirio Díaz y lograron su apoyo en la restitución de sus tierras. No obstante, en este viaje a México tuvieron que dejar los lienzos originales, recibiendo solo unas calcas en su lugar. Estas calcas han sido y son resguardadas con gran celo por los alcaldes tacuates de la comunidad.

A partir de la restauración de estas calcas, entre 2010 y 2012 en el taller de restauración de la Biblioteca Francisco de Burgoa, el Consejo de Principales Tacuates ha retomado los documentos para luchar por el derecho a existir dignamente en un territorio y municipio cada vez más dominados y controlados por una población mestiza que después de la Revolución llegó a asentarse en ellos. Fue en este contexto que el Consejo de Principales solicitó apoyo a la BIJC para recuperar la interpretación de los lienzos y socializar los resultados. Como consecuencia, se realizaron varias reuniones y salidas de investigación. Pero también se organizaron, siempre de forma colaborativa, todo tipo de actividades, entre las que destaca la curación de una exposición que estuvo en Oaxaca, New Brunswick —destino de muchos migrantes tacuates— y, finalmente, en el pueblo, donde se inauguró la Casa de los Lienzos el 15 de noviembre de 2012. También se ofreció apoyo dramatúrgico para la formación de un grupo de teatro en lengua tacuate, y en 2014 se organizó una visita colectiva a la exposición de códices en el Museo Nacional de Antropología para ver el original del Lienzo I.

El libro es otro de los caminos para difundir los resultados de la colaboración e investigación. Su contenido fue trabajado y revisado de manera conjunta. Un Comité de Seguimiento —nombrado por el Consejo— logró obtener el apoyo del Instituto Nacional de los Pueblos Indígenas para publicarlo como obra colectiva entre académicos y autoridades tradicionales. Como consecuencia, es un libro no comercial que en su primera edición circula exclusivamente entre la población tacuate de Santa María Zacatepec.

El estudio de los códices y lienzos es tradicionalmente el terreno de instancias nacionales y académicos urbanos, por lo que es frecuente que se resalte su importancia como tesoros de la nación y como patrimonio de la humanidad. Sin embargo, se suele olvidar que estos documentos son, en primer lugar, tesoros de las comunidades que los elaboraron, y donde, en muchos casos, tienen significados importantes, frecuentemente muy distintos o hasta contradictorios a aquellos que les da el Estado. El libro sobre los lienzos de Zacatepec privilegia a la comunidad de origen en su discurso y su distribución, y en él se reconoce claramente que son los tacuates a los que se debe regresar el conocimiento de la historia, del contenido y valor cultural incalculable de su patrimonio.

LIENZO DE ZACATEPEC I

En el marco de la presentación del libro colaborativo sobre los lienzos de Santa María Zacatepec, el reconocido antropólogo Ronald Spores donó un ejemplar de la rarísima edición del Códice Mixteco: Lienzo de Zacatepec de Antonio Peñafiel a la comunidad tacuate. Esta primera publicación del Lienzo de Zacatepec I salió a la luz en 1900. El ejemplar fue restaurado por el taller de restauración del Centro Cultural Santo Domingo para entregarlo en óptimas condiciones al alcalde en turno, José Aguilar Martínez.


Un Borrego inmortal

Pido permiso, señores
para un corrido cantar.
Es para un gran pelotero
del beisbol profesional.
Sus amigos lo apodaron
el
Borrego Sandoval

La anterior es apenas una estrofa del corrido del Borrego Sandoval, compuesto por los Maxximos de Sinaloa, y que retoma la vigencia que tuvo hace una década cuando fue lanzado. Símbolo de los Diablos Rojos del México y figura indiscutible de la historia del beisbol mexicano, José Luis Sandoval Rodríguez alcanzó la eternidad el pasado 10 de noviembre, cuando el Salón de la Fama lo recibió como uno de sus miembros predilectos.

El ingreso del originario de La Bajada de San Miguel, Sinaloa, fue para la familia del Rey de los Deportes lo que se conoce como un strike cantado, es decir, un acontecimiento que a nadie tomó por sorpresa, excepto al propio Borrego, quien cumplió con todos los requisitos en su primer intento para alcanzar la llamada inmortalidad. Todavía recordamos cuando recibió la noticia de su ingreso, en los momentos más inciertos de la pandemia, mientras dirigía al equipo que llevó su nombre en la Copa Juntos por México. Aquello fue una fiesta que logró que salieran de nuestras mentes aquellos días tan terriblemente complicados.

Sin embargo, el proceso de selección y las grandes figuras que participaron en la votación del 2020 no fueron el principal motivo para que el legendario short stop de la Pandilla Roja pusiera en duda lo que hoy es una realidad; comenzaba el nuevo siglo cuando el primer capitán oficial del México se preguntaba si su carrera contaba con los blasones suficientes para codearse con los menos de trescientos personajes más importantes de todos los tiempos de la pelota nacional.

Con el nacimiento del Foro Sol como sede del beisbol en la Ciudad de México era muy común referirse a Sandoval como el mejor jugador de su posición en ese tiempo y, para muchos, de toda la historia. Estamos hablando de un pelotero que revolucionó el prototipo de un campo corto, combinando una defensiva fuera de serie con una ofensiva nunca vista: un auténtico fenómeno. Es por eso que, ante la mirada de aficionados, compañeros y especialistas, esa duda sobre su futuro en el Salón de la Fama no tenía sentido, aunque hoy nos dice mucho de la personalidad del nuevo inmortal: temperamento arrollador en el Diamante y humildad notable fuera del terreno de juego.

Hombre de familia y atleta de tiempo completo, el Borrego Sandoval completa un círculo envidiable y realmente incomparable. Su selección es de esas que no requieren de una hoja con estadísticas para justificar el homenaje más alto al que aspira un miembro de la familia del beisbol.

Para quienes lo vieron jugar, sus cuadrangulares a la hora cero están por encima de los más de 200 que conectó con los Diablos; sus lances de alarido no se pueden comparar con su récord de doble plays en una temporada; sus cinco campeonatos no son superados por los 21 Juegos de Estrellas a los que fue convocado y, aunque es el short stop con más juegos en la historia de la Liga Mexicana, esos 2219 encuentros se quedan cortos cuando miramos el número 3 que nadie más volverá a usar en la franela roja.

Y como reza el corrido de aquel niño que jugó por primera vez a los ocho años y no sabía que existía el deporte profesional:

Partió con mil ilusiones
cuando se fue a jugar.
No importa que vaya lejos,
si es con tal de triunfar.
Quiero jugar con los grandes
eso dijo al marchar


Xolita en el Templo Mayor

Adabi-Almadía, Ciudad de México, 2022

Había una vez dos autoras que, luego de una tarde de visita al Templo Mayor, decidieron sentarse a esbozar, a cuatro manos, un cuento. Sopesaban, tal vez, sobre el arte de escribir, y entre sus pesquisas coincidieron en que escribir es un acto tan noble que nos remonta a los sueños, los aprendizajes y las esperanzas. Ya lo decía Voltaire: “La escritura es la pintura de la voz”, y su lienzo es un pedazo de papel que al inicio nos enfrenta con nuestras inseguridades, pero cuya derrota llega en el momento en que decidimos con qué palabras iniciar.

Xolita en el Templo Mayor es una nouvelle —un recurso narrativo de origen francés cuyo apogeo data de fines del siglo XIX— que, más allá de sus proporciones físicas, la denominaremos así por sus características intrínsecas. Se dice que el efecto que la nouvelle busca provocar es el de la emoción progresiva, una curiosidad que prepara al lector para los ajustes de tuerca que lo sorprenden a la vuelta de la esquina. De acuerdo con Ricardo Piglia, en un punto medio entre el cuento y la novela, este género narrativo es apto para una anécdota —a diferencia del cuento, que pone el blanco en una historia específica, o de la novela, que contrapone diversos argumentos—. De esta forma, la nouvelle toma como base la experiencia del protagonista, quien viaja al pasado para contar algo que le ha sucedido. El formato es muy cercano a la técnica de introspección que muchos autores de talla universal explotaron durante el siglo XX, en donde la importancia de la narración se centraba, más que en la historia, en la perspectiva del personaje. Esto nos lleva a hablar de los procesos de iniciación que transitan los protagonistas de novelas de aventuras, generalmente niños que, luego de una serie de sucesos, terminan con un nivel más elevado de conocimiento propio y del mundo. Denominar de esta manera esta obra recién salida del horno nos revela la gran preparación que requiere toda narración digna de ser literatura.

Las autoras de este libro, madre e hija, comparten con los lectores el resultado de un arduo trabajo de creación que pasó de ser un pasatiempo a convertirse en una tarea comprometida, un ejercicio de constancia que buscaba decir algo a todos los que pudieran leerlas.

El relato nos narra la historia de una niña que viaja a la época precolombina. Ella, su familia y su fiel mascota, Pelusa, vivirán grandes aventuras. Es justo resaltar que la perrita, quien al cruzar el portal del tiempo se convierte en una extraordinaria xoloitzcuintle, fungirá de guía en un camino lleno de aprendizajes para todos los personajes. A lo largo de doce capítulos Yiniza, la protagonista, explora los confines de la cotidianeidad mexica: un día de tianguis, las ceremonias en torno a la comida, el ambiente en un juego de pelota, y, sobre todo, la importancia de los dioses para una sociedad que en su tiempo fue una de las más esplendorosas. Como un ritual de iniciación, Yiniza enfrenta una serie de incertidumbres y obstáculos que supera conforme avanza la narración para concluir con un espíritu renovado que busca compartir lo aprendido.

Para lograr lo anterior, las autoras —al estilo de los grandes detectives de la literatura universal— realizaron búsquedas sin dejar cabos sueltos: se documentaron, leyeron y consultaron mientras construían una historia que surgía de la imaginación y de las múltiples lecturas que han acumulado en su vida. Además, el libro está bellamente ilustrado por los tlacuilos Demián Flores y Sabino Guisu, cuyos trazos ayudan a dar vida a los pasajes de esta narración.

El libro fue presentado en el marco de la Feria Internacional del Libro Oaxaca 2022 y debemos apuntar que es el resultado de una coedición entre Almadía Ediciones y Adabi.

Los invitamos a visitar las páginas de esta historia, una lectura recomendada para toda la familia.


Formar un acervo de acervos: La colección del Museo (segunda parte)

Sarape tejido probablemente en el norte de México durante la primera mitad del siglo XIX. La urdimbre es de hilo industrial de algodón y la trama es de lana de oveja hilada a mano, teñida con grana, añil y un colorante amarillo vegetal. Representa un estilo poco conocido dentro de la tradición mexicana de tejidos de tapicería, más afín a la estética mesoamericana que el formato “clásico de Saltillo”. Perteneció a Humberto Arellano y parece haber formado parte de la colección de Fred Davis.

En el número anterior del Boletín comenzamos a reseñar cómo se reunió el acervo del Museo y describimos cuatro de las siete grandes colecciones que lo conforman. Retomamos ahora la historia de las tres colecciones restantes, así como de otras donaciones que hemos recibido y las adquisiciones que hemos hecho a lo largo de quince años.

Colección de Humberto Arellano

Humberto Arellano Garza nació en 1913 en Monterrey, Nuevo León. Siendo muy joven participó en una campaña pedagógica en comunidades indígenas, gracias a la cercanía que tuvo con su tío Moisés Sáenz, secretario de Educación Pública en aquella época. Esa experiencia motivó su interés en el arte popular para toda su vida. En los años 30 fundó junto con parientes suyas la galería Artes de México en la capital del país, y en 1950 abrió en Monterrey la galería Carapan. El nombre de esta población purépecha había servido de título para el escrito más conocido de Sáenz, al implementar políticas de desarrollo rural en las décadas posteriores a la Revolución mexicana.

No sabemos cómo formó su colección don Humberto, quien parece haber adquirido la mayor parte de los textiles antes de 1960. Fue cliente asiduo de la Casa Cervantes, hasta que esta cerró, en 1978. En 1983 don Humberto vendió la colección, junto con la galería, a su sobrino político, el Ing. Porfirio Sosa. Comprende más de 700 piezas procedentes de todo México, incluyendo un conjunto importante de dechados, colchas y sarapes del siglo XIX. Varias de ellas representan los testimonios más tempranos que conocemos de las tradiciones textiles de algunas zonas y aportan datos fundamentales para esclarecer la historia del arte textil en México. Gracias a un archivo fotográfico que se conserva en Berkeley, he podido constatar que algunas de estas piezas pertenecieron a Frederick W. Davis, comerciante y diseñador norteamericano quien se estableció en la Ciudad de México hacia 1910, donde formó la primera, más extensa y meritoria colección de arte popular de la que tengamos noticia. Al igual que en el caso de la colección Cervantes Brown, don Humberto no parece haber dejado nota alguna de lo que sabía acerca de sus textiles. Poco antes de que el MTO abriera sus puertas el 19 de abril de 2008, la FAHHO adquirió para el Museo este acervo temprano, que el Ing. Sosa había retenido en México por convicción patriótica.

Colección de Octavia Schöndube

Octavia Schöndube de Böhm fue la octava hija de un ingeniero alemán que migró a México a fines del Porfiriato, trabajando primero en el ingenio de Tamazula, Jalisco, y fabricando posteriormente tubos de barro y alcantarillas para la ciudad de Oaxaca, iniciando así una larga relación familiar con nuestro estado. Hacia 1960, doña Octavia y su hermana Clotilde establecieron sendos negocios de arte popular en la ciudad de México y en Oaxaca; doña Octavia mantuvo por muchos años una galería de artesanía oaxaqueña en el Bazar Sábado, en San Ángel. Formó, a lo largo de dos décadas, una colección de cerca de 500 textiles representativos de casi todos los pueblos originarios de la entidad, que en algunos casos son las únicas piezas, o los tejidos mejor logrados, que conocemos de comunidades específicas donde el arte textil se ha olvidado en los últimos cien años.

Si bien Oaxaca es el foco de atención, la colección también incluye piezas de Guerrero, Chiapas, el sur de Veracruz, Puebla y las comunidades wixáritari. Algunos textiles datan de fines del siglo XIX o principios del XX, pero la mayoría fueron hechos entre los años 1950 y 1970. A la muerte de doña Octavia, la colección fue heredada por su hija, la antropóloga Brigitte Boehm de Lameiras, investigadora del Colegio de Michoacán, quien contactó al maestro Francisco Toledo en 2005, manifestando su deseo de que los textiles pasaran al futuro museo en Oaxaca. La doctora Boehm falleció en 2007 antes de ver cumplido su deseo, que fue ejecutado por sus hijas en diciembre de 2008, gracias a la generosidad de don Alfredo Harp.

Colección de la familia Johnston

Tony y Roger Johnston llegaron a la Ciudad de México en 1968 y se enamoraron de nuestro país. Acá vivieron durante quince años y acá crecieron sus tres hijas. La vocación de Tony como escritora de libros para niños y la profesión de Roger como banquero les permitieron conocer a varios devotos del arte y las tradiciones populares. La joven familia viajó a muchos lugares remotos y atestiguó los cambios dramáticos en la vida de las comunidades indígenas durante ese periodo. Animados por conocedores del arte textil como Irmgard Johnson, Ruth Lechuga y Donald Cordry, Tony y Roger empezaron a reunir una muestra de las fajas y los ceñidores de todo México. Habiendo cubierto la mayor parte del país, los Johnston ampliaron la mira y buscaron prendas análogas en Guatemala. De manera paralela, incorporaron a su colección fajas y ceñidores de la gente Hopituh Shi-nu-mu (hopi) y Diné (navajo) del suroeste de Estados Unidos, y también bandas de lana tejidas en la región de los Grandes Lagos. Completado de esta manera un acervo representativo de toda América del Norte, comenzaron a explorar el mundo andino, centrándose en Bolivia. Así se conformó un segundo núcleo de la colección, tan rico y tan variado como lo que habían reunido en México.

Siempre inquieto, Roger se lanzó posteriormente a Bután, donde reunió un último conjunto de fajas, complementando las que Tony y él habían conseguido en el sur de China, Indonesia, el centro de Asia, Turquía y Marruecos. En 2016, segada la vida de Roger en un accidente de esquí, deporte que lo apasionaba, Tony tomó la decisión de donar la colección entera a este museo —que sumaba casi mil piezas— junto con un archivo que documenta la formación del acervo, que parece ser único en el mundo con ese enfoque.

A estas siete grandes colecciones hay que agregar las donaciones generosas de Russell A. Phillips y Ronald F. Thomas (textiles procedentes de Filipinas, Indonesia, India y algunos países de África); Veralee y Jim Bassler (tejidos de Oaxaca); Anne Marie Lampe (textiles de México y Guatemala); Ana Maria Behn Eschenburg en memoria de Maya B.-E. (tejidos de Oaxaca y otras regiones de México); Laura Anderson Barbata (textiles de la cuenca amazónica y Nueva Guinea); Niloufer King Ichaporia (indumentaria parsi de Maharashtra y Gujarat en India); Nancy Hild † (pendones rituales de Haití); Norma Mereles Torreblanca y Rodolfo Ogarrio (textiles de México y Guatemala); Carole Browner en memoria de Arthur J. Rubel (tejidos de Oaxaca y Guatemala); Danielle Dupiech Cavalleri (textiles de Guatemala y Yucatán); Julia Barco (tejidos de Colombia); Douglas Dawson (textiles del occidente de África y Mongolia); René Bustamante, distinguido coleccionista oaxaqueño (tejidos de Oaxaca y Chiapas) y Remigio Mestas Revilla (indumentaria de comunidades poco documentadas de Oaxaca). Terry Welch merece un reconocimiento especial por los tejidos japoneses extraordinarios que sigue adquiriendo para el MTO.

Nos ha conmovido profundamente recibir reliquias familiares y prendas elaboradas como muestras de aprecio para este museo, entre ellas el huipil de matrimonio que nos donó la maestra Minerva Mendoza Pérez, de San Agustín Loxicha, que ella heredó de su abuela; la servilleta que nos donó Noemí Díaz Díaz, que perteneció de igual forma a su abuela, doña Rita Zavaleta en Paso de la Reina; el dechado que nos trajo Nicolasa Pascual Martínez, que ella tejió en su juventud en San Bartolo Yautepec; la blusa que elaboró para el MTO Norma Gutiérrez Ramírez en San Juan Ixtenco, Tlaxcala, y la faja que tejió para obsequiarnos Crispina Navarro Gómez, en Santo Tomás Jalieza, inspirada por una faja que consiguió Roger Johnston, a quien ella recuerda con afecto. Varias personas más nos han donado piezas individuales y estamos igualmente agradecidos con ellas; daremos los créditos correspondientes al exhibirlas.

Por otro lado, con el apoyo invaluable de la FAHHO hemos podido adquirir otros acervos importantes, como las colecciones guatemaltecas de Sarasvati Ishaya, quien vivió en Panajachel en 1984 y 1985; de Paul Poudade, embajador de Francia en Guatemala de 1991 a 1993, y parte del legado de Eva Hannstein, galerista legendaria en aquel país, cuya bisnieta, Karla Ceballos, dirige la hermosa Casa de Artes en Antigua. La generosidad de la Fundación nos ha permitido, además, enriquecer el fondo del MTO con piezas de Oaxaca y de otras regiones de nuestro país que pertenecieron a Irmgard Weitlaner Johnson, decana de la investigación de los textiles mexicanos; Anita Jones, diligente coleccionista radicada en Oaxaca; Graciela Brena de la Peña, hija del gobernador Rodolfo Brena Torres (1962-1968), y Federico Jiménez Caballero, gran galerista oaxaqueño y amigo de la Fundación.

Por su parte, el Museo ha acrecentado el acervo al conseguir numerosos textiles procedentes de diversas zonas del mundo, para presentar en las exposiciones ejemplos de las tradiciones locales con sus contrapartes provenientes de zonas geográficas distantes. El maestro Toledo nos animó a adquirir ejemplos sobresalientes, proporcionándonos los fondos iniciales. Hemos encontrado buena parte de estas piezas a través del internet. Los portales electrónicos nos han permitido ampliar nuestro conocimiento técnico y nuestra apreciación estética de los textiles de diversos pueblos originarios de cuatro continentes, más Oceanía.

Nuestros proveedores principales han sido Marla Mallet, en Atlanta (tejidos bakuba de la República Democrática del Congo; kilims y çuvals de Turquía; textiles miao de Guizhou, China); Susan Stem, en Chiangmai (tejidos de Laos, Burma, Tailandia, el sur de China y Hainan); Mary Hunt Kahlenberg † en Santa Fe (textiles de Indonesia); Joe Carr † en San Antonio (textiles mexicanos); Yuri Saldyt † en Antigua (tejidos de Myanmar y Guatemala); David Hamilton, en Austin (textiles guatemaltecos); Tom Cole, en San Rafael (tejidos de Turquía, Irán, Afganistán, Uzbekistán y Turkmenistán); Yosi Barzilai, en Portland (textiles del occidente y norte de África, Grecia, Rusia y Filipinas); Chris Buckley, en Beijing (tejidos del sur de China, Malasia e Indonesia); John Thomas, en Santa Cruz (textiles mexicanos); Andrés Moraga, en Berkeley (textiles de Laos, India y el norte de África); Seref Ozen, en Estambul (textiles del Cáucaso y el centro de Asia); Gertraude Lindauer, en Colonia (molas de Panamá); Martín Ccorisapra y Antonio Ramírez en Lima (textiles del pueblo shipibo de la Amazonía Peruana) y Andy Lloyd en Bath (tejidos baluch y shahsevan de Irán). Agradecemos en especial a Carol Pratt, quien nos permitió elegir las piezas relevantes para el MTO dentro de la gran colección de textiles del mundo entero que formaron Max y Hattie Mae Nixon, afiliados con la Universidad de Oregon en Eugene. Todos ellos nos han ayudado desinteresadamente a integrar un acervo inusual, seleccionado con el fin de hacer patentes los nexos técnicos y conceptuales entre los telares de Oaxaca y los tejidos de otras regiones del planeta.

Los textiles son una de las formas más versátiles de crear belleza. Un acervo extenso como el del MTO nos permite transmitirle esa convicción al público. Ha sido para mí un sueño de toda la vida que mi trabajo sirva para conformar semejante legado; ahora solo espero que pueda preservarse para las generaciones venideras.


Desechos urbanos: Retos de una ciudad

Este texto formula preguntas necesarias para comprender la magnitud de la gestión de los residuos sólidos y reflexiona en torno a las mismas.

¿A qué autoridad le compete la recolección de desechos?

Existe una “Ley para la prevención y gestión integral de los residuos sólidos” que busca garantizar el derecho de toda persona en el estado de Oaxaca a vivir en un medio ambiente adecuado, a partir de la gestión integral de los residuos. Esta ley determina que son autoridades competentes el titular del poder ejecutivo del estado, la Secretaría del Medio Ambiente, Energías y Desarrollo Sustentable (semaedeso) y los ayuntamientos.

El Estado tiene la facultad de formular políticas y programas de manejo y gestión de los residuos, promover con los ayuntamientos programas municipales en la materia, y otras atribuciones que deben ser ejercidas a través de la semaedeso, especialmente, mediante el asesoramiento y la supervisión. Por otra parte, los municipios tienen la facultad de administrar su territorio y eso implica el manejo de los residuos que generan, estableciendo sus propios reglamentos para cumplir con sus obligaciones. Son los ayuntamientos quienes prestan el servicio público de limpia, recolección y transportación a rellenos sanitarios. También tienen la facultad de concesionar el servicio de limpia y de asignar todos los recursos económicos, materiales y humanos para el manejo integral de los residuos.

¿Cuál es el reto a nivel metropolitano?

La dificultad, más allá de que se trate de la zona metropolitana, es que hay varios problemas que no están supeditados a que la ciudad sea grande o pequeña, sino que afectan a cualquier asentamiento humano. Primero, hay que ver si se cuenta con la tecnología necesaria para procesar los residuos sólidos.

Segundo, si hay una buena gestión de los mismos, es decir, una correcta separación y destino. Tercero, considerar los patrones de consumo de una sociedad. Y cuarto, analizar las políticas de la ciudad en materia de desechos y qué tan adecuadas son en relación con las necesidades de su población.

¿Existe una forma “ideal” para el manejo de los residuos sólidos?

Hay que entender que los elementos de consumo de una ciudad no se eliminan, solo se transforman. Lo primero que hay que analizar es cómo se están produciendo esos elementos, a través de qué materiales y cuántos de estos son fácilmente degradables o qué tanto de lo que consumimos va a terminar como desecho inutilizable.

Muchas veces culpamos únicamente a la ciudadanía, pero ¿y la responsabilidad de los productores de estos objetos? Hay ciudades en donde a las empresas se les multa si la disposición final de sus productos no tiene posibilidad de otro uso. Entonces, ¿qué tantas responsabilidades están asumiendo las empresas en nuestra ciudad o en nuestro contexto?

Ahora, una hoja de papel no es residuo hasta que yo decido que ya no me sirve; es aquí donde entra la responsabilidad de la comunidad: ¿de qué forma podemos generar residuos a menor velocidad? Debemos analizar, urgentemente, qué tanto podemos reducir nuestros desechos. Hay cosas que se pueden reciclar o reutilizar. Debemos preguntarnos: ¿qué nuevo uso puedo dar a las cosas antes de desecharlas?

Supongamos que, como autoridad y administrador de mi territorio, ya indiqué a la población cuál es el correcto manejo de sus residuos, ahora, ¿cómo voy a recolectar esos desechos? ¿Cuál será su destino? Estos pueden ir a un centro de acopio o a un relleno sanitario. Aquí entra el proceso de separación de basura: en caso de que no se haya realizado correctamente desde los hogares, debe existir un nuevo proceso de separación. Finalmente, llegamos a la quema de residuos. En un escenario “ideal” esta quema podría tener un final útil. Por ejemplo, en los países escandinavos, con la quema de basura se genera biogás para abastecerse de energía. Hay un dato importante a considerar: más del 50 % de los desechos que genera una persona es materia orgánica, es decir, mucha materia que se podría aprovechar; lamentablemente, en Oaxaca no tenemos la infraestructura para ello.

Se debe de tener claro que los tres principales responsables y generadores de los residuos sólidos son, en primer lugar, los productores o generadores de estos productos; después están los consumidores, que es la población; y finalmente los gestores de los residuos sólidos urbanos. Actualmente hay un problema en la ciudad de Oaxaca que recayó solo en los gestores de los residuos urbanos, pero ¿qué pasó anteriormente para que se generara esa cantidad de desechos?

¿Qué soluciones podríamos tener?

Hay muchas opciones, pero podemos hablar de una a nivel de políticas públicas. Por ejemplo, los reglamentos de construcción te piden, obligatoriamente, dejar cajones de estacionamiento y esto es contradictorio a las leyes que promueven la sustentabilidad de las ciudades, ya que estás fomentando que los usuarios de las viviendas utilicen un automóvil. Entonces, ¿por qué no pensar en reglamentos similares, pero para el manejo de residuos? ¿Por qué no estipular que en una construcción se destinen, obligatoriamente, espacios para separación de basura, composta o huertos urbanos, de tal forma que dentro de tu vivienda se tenga un espacio específico para un mejor manejo de los residuos?


Yuku es un cerro, después de todo

La vida no es más que un viaje
continuo a la extranjería.

Jacques Lacan

En los años dos mil, Francisco Toledo se manifestó en contra de las letras O-A-X-A-C-A, que irrumpían la vista del legado de arquitectura religiosa de Santo Domingo de Guzmán en la capital oaxaqueña. Hoy en día, estos anuncios publicitarios compuestos por letras que representan el nombre del sitio de visita se han replicado en todo el mundo, y se han oficializado en un gesto fotográfico cliché de un turismo que se democratiza en redes sociales. El concepto de identidad de los lugareños se trastoca y folcloriza para atraer más visitantes, la narrativa del lugar se exotiza y se inserta en la cultura de consumo global.

Palermo Hollywood, 2001. Quizá aquí fue el inicio del replicante, con la reproducción a escala real hecha por Maurizio Cattelan de las letras de la palabra Hollywood en la capital de Sicilia, durante la Bienal de Venecia en el 2001. De Los Ángeles a Italia, ahora se encuentra por encima del basurero municipal de Palermo, emblema de esta obra atormentada por la precariedad social que cruza fácilmente del lujo a la miseria. Un símbolo que traslada un turista nómada hacia el otro desconocido de forma gloriosa y banal. La apropiación del tercer mundo como aparador de venta y consumo.

Marcas, fisuras, agujeros, costuras y volumetrías que arman una cartografía emocional. Anna María Maiolino (1976) es una referencia obligada al trabajo de YUKU.

Cerros desgarrados: identidades en transformación: migración forzada que traza nuevos continentes cuyos puntos de inflexión se representan en el traslado.

Así como para los nativos no existían países, para la migración actual solo existen coordenadas. Mapas de traslados, de sobrevivencia, rutas. Una red de comunicación.

Es en esta alter-modernidad donde se sale del espejo para convertirnos en imágenes transportables hacia mundos poscoloniales, donde las fronteras solo delimitan lo peligroso para unos, lo otro. Un mundo con 281 millones de migrantes, de los cuales 169 millones han salido de su lugar de origen de forma forzada en busca de trabajo. Un mundo entre un turismo de masas y repliegues identitarios, la cultura no occidental sigue siendo la leña de fuego que alimenta el discurso del aparente progreso. La distancia parece blanca, distante, vacía, desgarra territorios y los invisibiliza como parte de su deconstrucción colonial. YUKU es el repliegue de esas historias borradas. Una postal, una post-all que redime el olvido para recuperar lo perdido.

YUKU es una imagen en estado de fluidez, un instrumento de escritura; es lo que queda de una acción artística que se hace timbre postal a través de la cancelación de primer día de emisión “Día Internacional del Migrante – yuku”, en colaboración con Correos de México y el Museo de la Filatelia de Oaxaca. YUKU es una estampa que desencadena un proceso, YUKU es el agente revelador de una pérdida, en todos sus registros: del otro, de la tierra, de la raíz, de lo no muerto.

Y así, uno envía una postal intentando decirlo todo (just-all: post-all), para perder lo menos de uno… y esperar. Esperar el regreso a ese lugar donde el agua, el aire y la tierra aún nos pertenecen.


5to. Festival para la Infancia: Libros, historias, listones, burbujas y sonrisas

Este fin de año celebramos la quinta emisión del Festival, luego de dos años en que fue interrumpido por la pandemia. Pero el tren volvió a tomar ruta, sonó su mejor campanazo y pudimos escuchar el silbato y los alegres gritos de “¡Arrancamos!”.

Son momentos únicos, cuando padres, madres, abuelas y abuelos interactúan libremente con los más pequeños de la casa, la capacidad de asombro nunca merma. Podemos rememorar las experiencias conforme pasan los días. Así vivimos las veintiséis actividades que integraron el programa del Festival para la Primera Infancia, este 2 y 3 de diciembre, en el Museo Infantil de Oaxaca, organizado por la Fundación Alfredo Harp Helú Oaxaca.

La inauguración del festival se llevó a cabo en compañía de niñas, niños, maestros, familias de jardines de niños y maternales y con la presencia de la Dra. Ma. Isabel Grañén Porrúa, los titulares del MIO y la Coordinación de Proyectos Educativos de la FAHHO, así como de la titular de Cultura municipal, Mtra. Leticia Valle, y de la evaluadora del festival, la maestra Eva Janovitz.

Durante los dos días del evento participaron más de quinientas personas; las actividades fueron diseñadas para infancias de 0 a 2 años, de 2 a 4 y de 4 a 6; las líneas estéticas fueron la música, el teatro, las artes plásticas y la literatura. Nos alegra tanto ver que los tiempos van cambiando, ya que cada año vemos a más padres y abuelos integrados de manera decisiva en las actividades de sus infantes, contrario a años anteriores en los que solamente las maestras o madres eran las acompañantes.

Al compás de la música, de propuestas escénicas, de muchas manos y pies pintados, de harina para abrazar los pies de los más pequeños, de rayones, de jugar con el viento y de imitar rugidos de grúfalo, las familias nos sorprendieron con su alegría y disposición para dedicarle tiempo y espacio al juego y las artes.

La familia es el núcleo de donde todo parte. Con padres y responsables cercanos, sensibilizados y animados a regalarse momentos de encuentro y cercanía con los más pequeños de la casa, los festivales como este cobran sentido y trascienden. Desde la FAHHO, valoramos ampliamente la gran respuesta al ver cómo en menos de cinco días de lanzarse la convocatoria los inscritos iban en aumento, hasta llegar a cupo lleno. Las propuestas para la primera infancia buscan significar, visibilizar y seguir dignificando a los que todavía no hablan nuestra lengua, a los que con la mirada nos expresan su sentir, ellos gozan de todos los derechos para recibir las mejores propuestas estéticas.

La tarde del viernes el auditorio del MIO resonó con la charla de Eva Janovitz titulada “El amor por la lectura empieza en casa”, adultos acompañados de sus hijos gozaron las lecturas. Los padres y madres reflexionaron en colectivo. En ella se resolvieron dudas e inquietudes respecto a qué leerles a los infantes, cómo y dónde; se habló sobre el significado de crear sus propias bibliotecas en casa, cómo enriquecerlas y cómo valorar, siempre, el juego y el amor en estas actividades.

El cierre del festival se realizó con una obra de teatro a cargo del grupo Pelo de gato, ¡los niños disfrutaron mucho las Historias de la Abuela! En esta ocasión las despedidas fueron de agradecimiento y de inquietud: cuándo será el próximo encuentro, queremos más, queremos más… A todas aquellas personas que se unieron a esta celebración les decimos: ¡estén pendientes! Muy pronto nos reuniremos nuevamente entre libros, listones, burbujas y muchas sonrisas.


Las TIC, una herramienta para potenciar la vocación científica de las niñas

Referirse al mundo de la ciencia y la tecnología es hablar de la desigualdad de género. Es bien sabido que este campo es ocupado mayormente por hombres y que, hasta hace algunos años, las mujeres tenían pocas oportunidades de acceder a áreas de investigación y desarrollo científico.

Los antecedentes de mujeres ocultándose tras el disfraz de hombre, de las que tuvieron que cambiar su nombre por uno masculino y de aquellas que no fueron reconocidas en su momento por sus aportaciones o descubrimientos científicos abundan en la historia de la humanidad.

Sin embargo, entusiasma conocer la vida de aquellas que han enfrentado los prejuicios sociales y luchado por acceder a la ciencia, sobre todo en las áreas de la tecnología, ingeniería y matemáticas. Nombres como los de Hedy Lamarr, inventora de un sistema de comunicación que sentó las bases del Wi-Fi y el GPS; Ada Lovelace, considerada la primera programadora de la historia por su aporte a la máquina analítica, al desarrollar el primer algoritmo, o Evelyn Berezin, conocida como “la madre de los procesadores de textos”, son solo algunas de las mujeres que con sus contribuciones optimizaron los sistemas de comunicación e información. El mundo digital revolucionó gracias a ellas, dando paso a las Tecnologías de la Información y Comunicación (TIC), ese conjunto de herramientas que nos permiten almacenar, recuperar, trasmitir y acceder a cualquier tipo de información, sea en voz, datos, texto, video o imágenes.

Por eso es imperativo potenciar la vocación científica en las presentes y futuras generaciones de niñas, crear estrategias de divulgación e iniciativas efectivas para educar y brindar oportunidades claras en el área de la tecnología. Porque compartir y acercar el conocimiento científico y tecnológico desde edades tempranas, y no solo en el ámbito educativo formal, inspirará a las niñas y derribará prejuicios respecto al papel de las mujeres en el desarrollo de la tecnología.

Porque la ciencia no es una tarea exclusiva de los hombres. Afortunadamente, hoy en día escuchamos constantemente sobre la participación de mujeres en proyectos científicos o su adscripción a centros de investigación de suma importancia. De esta manera se van forjando nuevos modelos que inspiran a las niñas a seguir el mismo camino.

Al mismo tiempo, vivimos una época en el que las tic son un aliado para este propósito, ya que ofrece nuevas formas de aprender, compartir conocimiento y educarse. Actualmente es posible acceder desde cualquier dispositivo a plataformas para adquirir nuevos conocimientos y cultivarse en muchas áreas. Las universidades han aprovechado las ventajas de la tecnología y ofertan cursos a distancia, una maravilla, y que hasta hace algunos años era impensable.

Descubrimos entonces que nos encontramos inmersos en un mundo de mejores oportunidades para las niñas, donde constantemente se derrumban los estereotipos y actitudes discriminatorias que impiden a las niñas y jóvenes a acceder a una formación científica, con oportunidades claras y modelos que reivindiquen la importancia de la mujer en la ciencia y la tecnología. En ese sentido, las bibliotecas también juegan un papel importante al ofrecer, a través de su acervo, historias sobre mujeres, libros sobre ciencia y tecnología y textos relacionados con la divulgación científica.

La BS, consciente de esta reflexión, resguarda en su sala de consulta títulos que ofrecen una mirada al mundo de la tecnología, una invitación abierta a todos los niños que nos visitan, pero, particularmente, a las niñas que sienten curiosidad por descubrir cómo funcionan las cosas y sueñan con ser inventoras.

Para empezar, te recomendamos los siguientes títulos:

¿Querés saber cómo era la tecnología en la Prehistoria?, de Dánae Fiore y Mariela Glüzmann, editorial Eudeb.

¿Sabes cómo funciona?, de Cécile Jugla, editorial Juventud.

Historia de la ciencia y de la tecnología. El siglo de la ciencia, de Luca Fraioli, editorial Diana.

Las niñas son de ciencia, 25 científicas que cambiaron el mundo, de Irene Cívico y Sergio Parra, editorial Penguin Random House.

Atlas básico de la tecnología, de Néstor Navarrete, editorial Parramón.

Todos estos títulos están disponibles en la BS Xochimilco, ¡te invitamos a visitarnos! En la siguiente liga anexamos una lista de los libros que puedes consultar en la Red BS sobre las TIC y las niñas: https://drive.google.com/drive/folders/1JuFRptbgCDHSmk73NCkp9yZVFvExWb2C


Resguardan en el Baúl FAHHO los tesoros documentales de Oaxaca

Oaxaca de Juárez, Oaxaca.- Alentados por la doctora María Isabel Grañén Porrúa para buscar formas de aproximación integral a la enorme riqueza de los acervos que alberga la Fundación Alfredo Harp Helú Oaxaca (FAHHO), catalogadores  y especialistas en informática crearon la plataforma digital Baúl FAHHO, que pone al alcance del público los registros de una importante cantidad de obras ubicadas en cada una de las unidades de información de la Fundación.

Pensado en los usuarios que visitan las unidades de información a través de plataformas digitales de consulta, el Baúl FAHHO (www.baul.fahho.mx), que comenzó a gestarse desde hace tiempo, se desarrolló durante el confinamiento por el COVID-19. Para ello fue necesario crear un comité que dictaminó utilizar tecnologías basadas en el uso de la nube para implementar los sistemas que a nivel institucional se iban a utilizar para la automatización de bibliotecas y unidades de información.

Previamente se hizo un análisis de las entradas en el buscador con las que contaba la FAHHO: un catálogo y un repositorio en línea utilizado únicamente por el grupo conformado por la Biblioteca de Investigación Juan de Córdova, el Museo de la Filatelia y la Biblioteca Fray Francisco de Burgoa.

Posteriormente, durante los primeros meses del confinamiento, se realizaron migraciones y conversiones de datos de sistemas arcaicos —como SIABUC y Winisis— al formato marc21 para trasladarlos y visualizarlos en el nuevo sistema. Se implementó la versión 20.05 de Koha, un sistema de código abierto diseñado y creado por bibliotecarios de todo el mundo, lo que permitió la apertura del Catálogo de Referencias Bibliográficas de la FAHHO (catalogo.fahho.mx) donde se encuentran los registros de una importante cantidad de obras impresas ubicadas en las filiales de esta fundación.

La aparición de la actual pandemia por el SARS-COV-2 en diciembre de 2019 hizo evidente la urgencia de tener los catálogos y acervos accesibles en línea. Para el doctor Sebastián van Doesburg, “el cierre de las bibliotecas y museos significó un golpe para la Fundación, cuya labor no es otra que la de compartir sus acervos y los de otras personas e instituciones con el público de Oaxaca, en forma de bibliotecas, archivos, exposiciones, eventos y conciertos, sea para la población local o para los visitantes”.

Con el Baúl FAHHO, la Fundación se presenta en línea por primera vez, con un portal integrado de manera conjunta y articulada, que explica qué es lo que hace, cómo y dónde, además de dar acceso a los distintos acervos, explica van Doesburg. “Dentro de ello estamos contemplando también la memoria institucional. A más de veinte años de haberse establecido la Fundación, estamos en un buen momento para mirar atrás y contemplar el amplio panorama de acciones y proyectos y todos los productos que de ahí surgen, como libros, revistas, exposiciones, grabaciones, fotografías, informes y memorias. Parte de este pasado está incorporado, pero aún le falta mucho”.

Actualmente, el Baúl FAHHO cuenta con 44314 títulos catalogados y 5345 objetos digitales en línea. En los meses y años por venir, los equipos de la Fundación seguirán añadiendo y corrigiendo acervos para asegurar que cada vez más información sea localizada de manera digital en www.baul.fahho.mx.

La presentación de la plataforma estuvo a cargo de la Doctora María Isabel Grañén Porrúa, presidenta de la FAHHO; el Doctor Sebastian van Doesburg, director de la Biblioteca de Investigación Juan de Córdova; Yu Ban  Mena, programador del repositorio digital; y Verónica Loera y Chávez, directora adjunta de Adabi de México.

Información adicional:

  • LA ARQUITECTURA DE NUESTRO SISTEMA: BAÚL FAHHO


Editorial

La creación de espacios culturales ha respondido a la necesidad humana de reunión alrededor del fuego de la imaginación; de compartir saberes y socializar, de aprender y crear conocimiento. Hoy en día, tener acceso para consultar de manera digital cualquier acervo debería ser un derecho garantizado para todos, y la Fundación Alfredo Harp Helú Oaxaca da un paso hacia adelante con la plataforma Baúl FAHHO.

Con este número digital cerramos el año reiterando la importancia que ha tenido el trabajo en equipo e interdisciplinario que se lleva a cabo en cada una de las sedes y filiales de la FAHHO para la activación y enriquecimiento de esta plataforma. Se requirió mucho tiempo, conocimiento, disposición y paciencia, pero, sobre todo, la colaboración de cada uno de los especialistas en las distintas áreas de los museos, bibliotecas y archivos que resguarda y atiende esta fundación. Por ello, compartimos con ustedes los siguientes artículos que dan cuenta de las experiencias respecto a los procesos de catalogación, digitalización y organización, entre otros, que han vivido las y los colaboradores de la Fundación.

Yu Ban Mena, encargado de sistemas digitales de la Biblioteca de Investigación Juan de Córdova, hace un mapeo general de las diferentes páginas que componen el Baúl, este metabuscador, o “buscador de buscadores”, reflexiona sobre el trabajo en el tiempo y explica, lo que significa este baúl para los acervos que resguarda la FAHHO. Parte del equipo del Museo Textil de Oaxaca, Eva Herrera, Nicholas Johnson, Salvador Maldonado y Hector Meneses cuentan su travesía con la catalogación de las colecciones textiles de las que son custodios, pero cuya principal finalidad es su difusión y estudio para los investigadores e interesados.

Marisela Díaz, de la Henestrosa, comenta sobre los fondos reservados de la biblioteca y de la nueva tarea que fue su catalogación. Del Museo de la Filatelia, Mónica de Ocampo, Clara Vázquez e Iván López hablan de las colecciones y la catalogación: qué timbre se volvió su favorito y qué parte de todo el proceso ha sido el más difícil, porque, como dicen, “la filatelia tiene su propio lenguaje”. A continuación, Eduardo Martínez, de Adabi, describe su particular visión sobre el trabajo emprendido y que resultó de suma importancia ya que, por la naturaleza de la Asociación y los especialistas con los que trabaja, todos se vieron enriquecidos con estas labores.

Martha Trabulse, del Archivo Libanés de México, rescata la necesidad de crear un archivo que sirva como sustento a los herederos de los primeros libaneses en México, ya sea para recordar la patria o para mirar el gran camino que se ha labrado para sus descendientes.

Como en cada número, compartimos una nota sobre los Diablos Rojos del México: en esta ocasión recuerdan un partido muy especial. Desde Andares del Arte Popular se muestran las artesanías elaboradas con carrizo que, tan particular como es este recurso, de igual manera se tejen. La Coordinación de Medio Ambiente nos entrega una nota muy interesante y que les invitamos a compartir con sus amigos: “Sequía en México y en el estado de Oaxaca”.

Finalmente, contamos con una pieza del mes, en esta ocasión mostramos una joya posincunable resguardada en la Biblioteca Burgoa. Sin duda fue un año complejo, con altibajos, pero siempre con la oportunidad de crecer, aprender y ser mejores. Con este Boletín Digital cerramos el año deseando siempre el diálogo, la conversación, el compartir nuestros recursos y utilizarlos de manera responsable, siempre.

¡Gracias por leernos!


La aventura apenas inicia

Es innegable la importancia que los sistemas de información tienen en la actualidad. En 2008, recién inaugurado el Museo Textil de Oaxaca, y con el reto de desarrollar e implementar un sistema de gestión del acervo, debíamos abrir cada caja y buscar cajón por cajón para hallar las piezas que se incluirían en las exposiciones.

En los primeros meses se elaboró una hoja de cálculo con múltiples columnas que agrupaban la información recolectada de cada textil. Fue hasta 2009 que comenzamos a dar los primeros pasos en la gestión, de forma aún más sistemática, de las colecciones del recién formado acervo. Era difícil, en aquel entonces, encontrar un software que permitiera catalogar la gran cantidad de información que requeríamos; las pocas opciones estaban enfocadas principalmente en acervos bibliográficos. Ante esta necesidad, dos programadores contratados por el MTO, y con la asesoría del Área de Restauración, comenzaron a diseñar y construir un sistema que permitiera gestionar esa información; luego de meses de trabajo nació el Sistema de Inventario Textil, SMIT.

El SMIT trabajaba de forma local, fue instalado en un equipo de cómputo que funcionaba como servidor, su interfaz mostraba múltiples secciones con los campos para describir a cada objeto. El proceso de captura era largo, poco intuitivo y, en ciertas ocasiones, lento por el tráfico de la red del mto. En la medida de sus posibilidades, el sistema ayudó a tener una gestión relativamente significativa del acervo durante los primeros años de la institución, pero por la poca flexibilidad de adaptarse a las nuevas necesidades, y ante la falta de un funcionamiento vía web, el sistema quedó en desuso.

Durante los años siguientes las hojas de cálculo volvieron a ser la herramienta que ayudó a llevar un control del acervo. Sin embargo, cada vez eran más los campos requeridos para catalogar un acervo que crecía año con año, lo que nos obligó a replantearnos la necesidad de contar con un sistema de información robusto y flexible.

En 2015, el MTO contactó a una empresa que ofrecía un Sistema de Manejo de Contenidos. A pesar de que este fue originalmente desarrollado para gestionar contenidos de bibliotecas y archivos, ofrecieron adecuar su programación a nuestras necesidades. Después de una migración de las hojas de cálculo, la interfaz era poco amigable en cuanto a la consulta de objetos y daba prioridad a una vista de campos de metadatos basados en los campos MARC (estándar internacional desarrollado para bibliotecas).

Al retomar las plantillas bibliográficas indicadas por un sistema de clasificación como MARC, siempre hubo dificultades para modificar campos sencillos, por ejemplo, cambiar “Título de publicación” y reformularlo como “Tipo de objeto”. También había otros problemas con el sistema mismo, como la falta de acercamiento progresivo en la visualización de imágenes, es decir, no existía la posibilidad de hacer zoom para ver detalles como diseños específicos o incluso apreciar los hilos del tejido. La empresa hizo su mejor esfuerzo para acomodarse a estas necesidades, pero ya que el trabajo se realizó a distancia (muchas de las solicitudes tomaron meses para resolverse, lo que atrasaba constantemente el trabajo) y era clara la necesidad de realizar cambios significativos a su programación elemental: empezó a ser obvio que nuestros requerimientos habían rebasaron o eran demasiado ajenos a las posibilidades de su sistema. En 2017 concluimos la colaboración con esa empresa.

Fue entonces que aprendimos varias lecciones cruciales para contar, realmente, con un sistema de gestión para un museo con un acervo de objetos culturales. La primera: necesitábamos un sistema de clasificación desarrollado para museos y objetos culturales. Segunda: dada la naturaleza dinámica de metadatos en cuanto a objetos culturales, necesitábamos un sistema flexible y maleable de forma local, no alojado ni administrado por terceros y a distancia. Tercera: necesitábamos un sistema de código abierto para lograr esa flexibilidad. Cuarta: más allá de la catalogación, tenía que ser un sistema que realmente tomara en cuenta los protocolos y actividades de un museo (ingresos al acervo, exposiciones, conservación, restauración, etc.) para posibilitar una administración efectiva de la colección. En realidad, necesitábamos un sistema para gestionar y conservar la memoria institucional de todo el museo desde su fundación en 2008.

Después de mucha investigación y consulta con otras instituciones, optamos por el sistema de Collective Access, empleando el estándar inicialmente desarrollado por instituciones en el Reino Unido conocido como Spectrum. Aprendimos diferentes lenguajes de código —cómo programar— y en 2019 adquirimos un servidor local para finalmente migrar las hojas de cálculo. Desde entonces ha sido una aventura constante de crecimiento, adecuaciones, errores (de los cuales aprendemos mucho) y, lo más importante, nos ha dado la oportunidad de soñar y desarrollar nuevas posibilidades para integrar el sistema en las actividades institucionales. Si bien iniciamos con la catalogación del acervo textil y el acervo fotográfico, de pronto ya estábamos integrando y conectando los acervos con exposiciones,
conferencias, talleres, expo-ventas, consultas al acervo por artistas, viajes a campo e, incluso, con este mismo boletín.

Desde el inicio de la pandemia, Adabi se sumó a este esfuerzo para organizar, catalogar y digitalizar el acervo fotográfico del MTO, conformado por miles de imágenes y representando una documentación contextual de suma importancia para el acervo textil. Gracias a estos trabajos, los dos acervos se integraron de forma digital para la consulta interna y externa. Nuestro sueño va más allá de cumplir con las necesidades laborales e institucionales: lo ideal es que las piezas y su información lleguen a todos aquellos amantes e investigadores de las artes textiles. Es nuestro deber compartir la información sin mezquindades ni egos y dar crédito a aquellas voces de coleccionistas, investigadores, artistas y personas cuya labor e investigación ha enriquecido el vasto acervo con el que cuenta el MTO.

El trabajo apenas comienza, y es en verdad una labor colaborativa entre todas las personas que conformamos el equipo del Museo, quienes aportamos conocimientos, experiencias, necesidades y habilidades. Es un privilegio contar con el apoyo para realizar este proyecto que suma cuantiosamente al mundo textil.

La primera etapa de la consulta digital del acervo textil y del acervo fotográfico, se puede revisar en el siguiente enlace: acervos.museotextildeoaxaca.org


Los fondos reservados de la Biblioteca Henestrosa

Toda biblioteca, toda colección sin un buen catálogo no es
sino un almacén inútil, un hacinamiento de riquezas que no
pueden ser utilizadas y, por lo tanto, carecen de valor.

Du Mersan

La Biblioteca Andrés Henestrosa cuenta con cinco fondos reservados dentro de las seis colecciones que alberga, dichos fondos están a disposición de estudiantes e investigadores. En el año 2020, acicateados por el impasse provocado por la pandemia, nos sumamos al proyecto Catálogo Bibliográfico en Línea de la Fundación Alfredo Harp Helú Oaxaca en el que se reúnen los registros de una importante cantidad de obras impresas ubicadas en cada una de las bibliotecas de la Fundación.

El equipo de la Biblioteca Henestrosa inició un proceso de capacitación, coordinado por la Biblioteca de Investigación Juan de Córdova, que incluyó talleres de organización de la información, sobre catalogación, MARC21 y el uso del sistema de información Koha. Poco a poco fuimos adentrándonos a este mundo tan complejo de la catalogación, en el que descubrimos nuevas formas de tratar la información, nuevos lenguajes, códigos de catalogación y reglas para su interpretación.

Adquirido el conocimiento, el reto era integrar los datos en el sistema. Un gran avance fue el contar con un inventario de datos básicos, pero teníamos que hacer que los registros estuvieran conformados por un conjunto de datos dispuestos en campos y subcampos para una correcta descripción e identificación. Homologar y normalizar el uso de formatos bibliográficos fue una tarea difícil, pero no imposible, y en un ejercicio de prueba y error —y después de varios intentos— se logró el objetivo y se migraron los cinco fondos reservados de la Biblioteca, poco más de 5 300 volúmenes.

Esta experiencia ha sido enriquecedora, y de la mano de la BIJC seguimos aprendiendo y sumando al catálogo bibliográfico. En este 2022 nos integramos al Catálogo Colectivo de Bibliotecas Patrimoniales de México —iniciativa de la Biblioteca Nacional de México y del Instituto de Investigaciones Bibliográficas de la UNAM— que tiene por objetivo reunir los registros bibliográficos de libros de los siglos XVI al XIX que se resguardan en diferentes bibliotecas del país. Estos catálogos los puedes consultar en las siguientes ligas: catalogo.fahho.mx
bibpatrimoniales.iib.unam.mx


Las colecciones y la catalogación

Pensar en la catalogación de timbres postales no es tarea fácil, y es que la filatelia tiene su propio lenguaje. Como resultado del proceso de clasificación de estampillas postales del Proyecto Actualización de Inventarios del Museo de la Filatelia de Oaxaca, realizado de noviembre de 2020 a 2021, se clasificaron 25570 estampillas postales de la serie Estados Unidos. Sin embargo, dado el gran número de piezas que se recibe por donación, la clasificación se mantiene en un proceso de constante actualización para la integración de piezas en sobres glassine, asignación del número Scott, número de piezas totales por sobre, así como valores otorgados por el catálogo especializado.

Este trabajo de catalogación de colecciones ha otorgado una gran experiencia a nuestros catalogadores. Clara Vásquez, por ejemplo, quien durante cuatro años registró las emisiones postales de México, ampliando la búsqueda de información relacionada con cada motivo postal y adentrándose en la historia y la riqueza cultural de nuestro país para asignar palabras clave y de esta forma recuperar la información desde el motor de búsqueda del portal.

Recientemente inició con la catalogación de “Personajes en la Filatelia”, colección de Alfonso Noriega Cantú. Por su parte, Iván López se ha familiarizado con la terminología del Rey de los deportes, el beisbol. Es pertinente mencionar que en una colección temática la búsqueda de las piezas postales en los catálogos puede prolongarse, ya que se conforma por otros tipos de piezas, y hasta se carece de información referida, por lo tanto, solo se mantiene una organización cronológica.

Para este número del Boletín Digital FAHHO, nuestros compañeros que han trabajado con el proceso de catalogación de los timbres postales, seleccionaron libremente una pieza postal de las colecciones a su cargo y comparten con nuestros lectores su preferida. Cabe destacar que estas piezas forman parte de las colecciones que se encuentran en la plataforma Baúl:

Durante la catalogación que realicé de la colección “México 1856-2021”, observé una gran variedad de timbres postales, desde las primeras emisiones hasta las actuales. Estas estampillas han ido mejorando conforme al tiempo.

Del periodo revolucionario llamó mucho mi atención la serie de timbres conocidos como “Numerales”, los cuales se caracterizaron por llevar impreso al centro el valor facial representado por un número. En 1875 salieron las primeras emisiones impresas en hojas amarillas, se adherían al reverso, sin perforación y sin marca de agua. Para 1879, las impresiones eran hechas en hojas de papelería común y no en el que se utilizaba para la impresión. Algunos timbres llevaban fragmentos de marca de agua y no tenían perforación; en 1882-1883 utilizaron un papel muy delgado, traslúcido y quebradizo, sin marca de agua y con perforación. De 1886 a 1895 tuvieron una mejora continua en el tipo de papel utilizado, los números aparecieron al centro, más definidos y dentro de un óvalo ornamentado, perforados, con marca de agua y monograma impreso.

En especial me agradó mucho el timbre postal emitido en 1915, con valor facial de 10 ¢, color azul, dentado 14, grabado, con marca de agua y monograma impreso de Venustiano Carranza representado con letra cursiva.

Clara Vásquez

Actualmente catalogo la colección “Beisbol” con la alegría de disfrutar y conocer esas emociones que los espectadores enmarcan en su memoria, los triunfos por parte de sus equipos preferidos, el movimiento que la pelota realiza dentro y fuera del diamante, el campeonato otorgado por el esfuerzo en el campo y el reconocimiento de las habilidades que demuestran los jugadores en el jardín. Lo más emocionante de esta colección son los objetos que ocupan los jugadores, dando el nombramiento a la pelota y guante, convirtiéndolos en uno de los principales instrumentos de todos los tiempos en el deporte desde su creación. Pero el reconocimiento del deporte también se resguarda en el mundo de la filatelia y en esta maravillosa colección, como en la estampilla emitida el 27 de abril de 2000 en República Dominicana, con perforación de 13 1/2 x 13 1/4, impresión litográfica y valor facial de dos pesos dominicanos; con tonos de colores preferidos con un gran diseño de una pelota dirigiéndose a un guante para poder ser resguardada tras el impacto, un sinónimo de reconocimiento para la difusión del deporte más practicado en el mundo. El motivo de esta emisión es «XII Juegos Deportivos Nacionales, La Roma 2000» y está impreso cerca de su pequeño dentado. El número asociado a su clasificación en el catálogo Scott es el 1352.

Iván López

Actualmente, el acervo del Mufi consta de 481067 piezas que integran 59 colecciones filatélicas por país, están clasificadas e inventariadas: Argentina, Brasil, Canadá, Colombia, Costa Rica, Cuba, Chile, República Dominicana, Ecuador, El Salvador, Estados Unidos, Guatemala, Jamaica, Nicaragua, Perú, Uruguay, Venezuela, Alemania, Austria, Bélgica, Bulgaria, Checoslovaquia, Chipre, Dinamarca, España, Finlandia, Francia, Grecia, Holanda, Hungría, Irlanda, Inglaterra, Italia, Noruega, Portugal, Polonia, Rumania, Rusia, Suiza, Suecia, Yugoslavia, Vaticano, Bután, China, Filipinas, India, Indonesia, Irán, Iraq, Israel, Japón, Corea, Líbano, Congo, Egipto, Australia, Nueva Zelanda, México, todos miembros de la Unión Postal Universal, upu, que en nuestros días está conformada por 192 naciones. Además de los conjuntos filatélicos, el Mufi cuenta con una singular colección numismática compuesta por más de 19 000 piezas, principalmente monedas nacionales; de hecho, la nuestra es considerada como una de las colecciones privadas documentales de la memoria monetaria más importantes en México.

Gracias a ella se pueden conocer distintas etapas de la historia numismática: desde las primeras monedas acuñadas, hasta las de circulación actual, por lo que sabemos que será de gran interés y apoyo para distintos usuarios. Entre las distintas acciones que se estarán realizando se encuentra la conservación (correcto almacenamiento y manejo de piezas), investigación (conocimiento histórico y material de cada pieza) y difusión (poner a disposición la información histórica y documental de la colección) del material.


El catálogo de las colecciones de la FAHHO: primera base de datos colaborativa

El mundo virtual está teniendo grandes avances y cambios que utilizamos como herramientas de mejora y que aplicamos en la vida diaria con el fin de comunicarnos, hacer negocios, transmitir conocimiento, empatizar con sentimientos y formas de pensar. Todo depende de cómo gestionamos dichas herramientas y el conocimiento que tengamos sobre ellas para materializar una idea en algo visual o real para los demás. Al referirme a herramientas tecnológicas estoy hablando de sistemas, plataformas, programas o aplicaciones a las que tenemos acceso en cualquier medio digital, ya sea computadora, teléfono inteligente, pantalla, automóvil, etc., y que manipulamos según nuestras necesidades.

En cuanto a la difusión, la visión de Apoyo al Desarrollo de Archivos y Bibliotecas de México es muy clara: se busca mejorar las condiciones de acceso para la consulta pública y la profesionalización de quienes salvaguardan estos acervos. Los acervos, catálogos y guías de Adabi deben ser compartidos por medio de plataformas web, lo que otorga a los usuarios la facilidad de consultar, en cualquier momento, la información almacenada en las bases de datos que la asociación difunde.1

También nos vemos en la necesidad de mejorar cada día nuestro conocimiento y administración de dichas plataformas para enfocarnos en la gestión y difusión del contenido digital. El Portal de Acceso a Bibliotecas y Otros Acervos de la Fundación Alfredo Harp Helú Oaxaca, llamado Baúl, es un trabajo colaborativo donde las filiales integran contenido digital que resguarda cada una de forma independiente. La participación de Adabi versa en compartir los fondos que contiene la Biblioteca Lorenzo Cossío y Cosío que se encuentra dentro de sus instalaciones. Se han seguido las políticas de catalogación que la fahho ha establecido para homogenizar esta práctica y de aquí parte la difusión en la plataforma Catálogo de Referencias Bibliográficas en Línea.

Como inicio en este camino, en 2020 Adabi fue invitado a colaborar en la formación del personal del Archivo General del Estado de Oaxaca, de manera virtual a causa de la pandemia. Como parte de la colaboración de este proyecto, en el área de Tecnologías de la Información de Adabi se desarrolló e impartió el curso de Digitalización de Patrimonio Documental para dar a conocer técnicas y métodos que se adquirieron a partir de la experiencia, como es el caso del proyecto de digitalización del Archivo de Notarías en Oaxaca y también la aportación de cursos teóricos, como el de Digitalización de Patrimonio Documental por la organización Asmoz, de España. Considerando la necesidad de formación en este tema y su actualidad, se permitió la asistencia de personal de las filiales de la FAHHO. Asimismo, se invitó al personal de otras áreas de Adabi y de instituciones externas a impartir charlas específicas desde el área de su especialidad. Esta convergencia dio como resultado una lluvia de ideas, de requerimientos y necesidades a considerar y de nuevos caminos por recorrer en conjunto.

Al mismo tiempo del curso de digitalización, en la FAHHO se estaban definiendo y seleccionando diversas plataformas web donde se pudieran alojar los repositorios digitales y de catalogación con fines de difusión. Asimismo, se creaba el Comité de Asuntos Digitales con el objetivo de resolver y emitir propuestas a las necesidades tecnológicas internas, con soluciones viables y ejecutables. La integración y participación de Adabi en el comité constituyó un reforzamiento para la elección de estas plataformas debido a que, en algunos casos, tanto en las filiales como en nuestra asociación se utilizaban plataformas para la gestión de bibliotecas, como Koha, y para la FAHHO las colecciones digitales como DSpace.

Hay que hacer notar que gracias a este comité se conjuntan los esfuerzos de la FAHHO y se unifica el uso de plataformas entre estas y las filiales, lo que se define de acuerdo a la necesidad, por ejemplo: para catalogación y bibliotecas, para colecciones digitales, para la difusión de colecciones y exposiciones y, por último, una multiplataforma web llamada “Kiosko” en la que también se migra e integra el sitio web de Adabi.

Esto ayudó a consolidar un equipo de técnicos especialistas independientes y a prescindir de proveedores externos, a quienes se les pagaba por implementar servicios como la instalación y configuración de sistemas. Con respecto a este punto, Adabi pone en marcha la actualización de algunos servicios existentes y la integración de los nuevos en sus servidores en Internet y, colaborando con la FAHHO, participa en la preparación de los primeros cursos de digitalización, aparte de los dedicados al uso de las plataformas como capacitación continua.

Por otra parte, el respaldo del comité ha ayudado a definir directrices y propuestas de actualizaciones de las tecnologías de la información para todas las filiales, ya que no se hacen de manera arbitraria e independiente, sino que el personal con su experiencia unifica y propone soluciones alineadas a un objetivo claro. Contar con una plataforma que permita acceder a bibliotecas y acervos ha significado de una respuesta a la necesidad de almacenar, catalogar y consultar sus propios acervos; cuando estos se catalogan o digitalizan, se convierten en contenido digital y se almacenan dentro de un sistema; después, la consulta se logra de muchas maneras, teniendo diferentes caminos por los que el investigador o usuario puede llegar. Con el tiempo, esto se va simplificando gracias a que los sistemas se vuelven más complejos en su estructura y más fáciles de gestionar para el usuario.

Para concluir, cabe mencionar que en la actualidad existen múltiples plataformas en las que se puede catalogar y alojar contenido digital para su difusión; cada una ofrece diferentes soluciones dependiendo los requerimientos de cada usuario y de los acervos resguardados. Es importante recalcar que actualmente existe la necesidad de complementar cualquier tipo de acervo con su contenido digital para consulta y para que siga trascendiendo a otras generaciones como una memoria de tiempo, algo que gracias a las herramientas tecnológicas es posible lograr por medio de métodos de preservación.

1 Como es el caso del Banco de datos de fondos bibliográficos antiguos que se encuentra disponible en el sitio oficial de Adabi: adabi.org.mx


Trabajamos por preservar la historia

La gran motivación para formar esta asociación fue la de conservar una memoria de nuestros antepasados, de aquellos que vinieron y fincaron las bases de lo que ahora son las vidas de los descendientes; de aquellos hombres y mujeres que se vieron en la necesidad de abandonar su cuna libanesa debido a la opresión otomana y que decidieron establecerse y buscar un buen futuro en México; de quienes nos escogieron una nueva patria en la cual expandir aquella que los vio nacer. Se formó entonces una asociación que preserva —ordenada y cronológicamente— su recuerdo para hacerlo llegar a nuestros descendientes, a las generaciones por venir, y que así conozcan sus raíces y sepan lo que sufrieron para que ellos puedan dormir tranquilos.

Hacemos un permanente y emotivo exhorto a libaneses y descendientes de libaneses para que entre todos sigamos formando un verdadero archivo y ofrecerlo a las familias libanesas, investigadores, estudiosos y a la sociedad mexicana en general; buscamos un registro en el que se pueda apreciar que México y sus hijos no se equivocaron al abrir sus brazos y las puertas para que esta tierra fuese nuestra cuna, dando cobijo a una migración positiva, honesta y aportadora que ha sabido pagar tanta generosidad, con gente muy valiosa en todas las ramas de la vida cultural, comercial, industrial y profesional del país.

El Archivo Libanés de México A. C. labora salvaguardando y difundiendo hechos que ahora son recuerdos, pero que no deben quedar en el olvido, sino estar latentes en el presente y permanecer para el futuro. Contamos con más de 3000 fotografías; 2000 documentos oficiales y mil horas de música libanesa (resguardamos discos que datan de 1904); 150 documentales y películas libanesas; publicaciones de la colonia libanesa (como Al Kustas, Al Jawater, Baitna y Líbano en México), así como las bibliotecas del Sr. Jorge Trabulse, cofundador y primer presidente de la Unión Libanesa Cultural Mundial, la del Arq. Leonardo Shafik Kaim, biógrafo y traductor al español de las obras selectas de
Gibrán Kahlil Gibrán, y la del Sr. Antonio Trabulse Kaim, quien fuera el principal promotor de la cultura libanesa en México, colecciones que ofrecen un mapa literario de Líbano muy difícil de conjuntar.

Pero nada de esto tendrá un valor real si no contáramos con el apoyo de toda la comunidad mexicana de ascendencia libanesa que hace crecer el testimonio histórico y cultural tan importante en el desarrollo social, intelectual, deportivo y profesional de México.

Este es un proyecto en permanente crecimiento: buscar, clasificar y mostrar material ilustrativo sobre un grupo que se integró cabalmente al mestizaje mexicano. Y ahora es mucho más sencillo consultar algunos de nuestros materiales, pues están al alcance gracias al apoyo de la Fundación Alfredo Harp Helú, la cual nos ha brindado un espacio en su plataforma digital, un tesoro indescriptible.

UN BAÚL Y UN PERIÓDICO EN ÁRABE

Durante el tiempo en el que ha funcionado el Archivo Libanés de México hemos tenido muchísimos aprendizajes y hemos pasado por diferentes procesos que nos han impulsado a enriquecer nuestro acervo. Siempre es un gusto recibir nuevos materiales, para nosotros representan unos tesoros.

La posibilidad de contar con un espacio en el Baúl FAHHO, la plataforma digital de la Fundación Alfredo Harp Helú Oaxaca, se nos muestra como la más reciente oportunidad de crecer y poner nuestros materiales a disposición de las personas que quieren conocer sobre la emigración libanesa. Nos sentimos muy agradecidos, pues esta es una forma de llegar a más personas y difundir nuestra historia.

Desde el inicio de este camino tuvimos la fortuna de contar con la guía de Alejandra Méndez Zapata, la coordinadora de acervos de la Biblioteca de Investigación Juan de Córdova, y quien ha trabajado mano a mano con nosotros, enseñando, explicando y apoyándonos en todo para llevar a cabo la alimentación de DSpace —en el caso del Archivo Libanés— y con la revista Al Jawater, un símbolo de la emigración libanesa.

El proceso inició con la digitalización de cada número que atesoramos. Luego, decidimos profundizar y conocer cada detalle de la revista —el editor, la fecha de elaboración y de publicación— para realizar, posteriormente, la catalogación en el sistema. Se trata de una publicación de más de 100 años de antigüedad, con un contenido invaluable y cuyo material se encuentra, hoy en día, en un estado muy delicado; sin embargo, los ejemplares ya están encuadernados y resguardados con todos los cuidados para su conservación. Al encontrarse en este Baúl con acceso abierto para su fácil consulta, podrán disfrutarse sin ninguna restricción.

Aún hay mucho camino por delante, mucho que aprender y una gran cantidad de ejemplares por digitalizar, catalogar y poner a disposición de todos aquellos que quieran aprender de nuestra comunidad libanesa, afortunadamente, también hay muchísimo entusiasmo y todas las energías para lograrlo.

Agradecemos infinitamente a todos aquellos que nos han brindado una mano, por esta oportunidad y por todas las atenciones que se nos han dado en este camino. Creemos firmemente que trabajar por preservar la historia de nuestro origen hará que el recuerdo paterno alimente nuestros corazones y la memoria materna los haga latir con dulzura.


Como en 1940

Dijo don Pedro El Mago Septién: “Imponer un récord ya está escrito en el destino de la persona o personas involucradas, es únicamente cuestión de tiempo para firmarlo y prevalecer para siempre”. Y la afición de los Diablos Rojos ha tenido la fortuna de atestiguar cientos de hazañas con el paso de los años, aunque la más reciente se debe guardar en un sitio muy especial, ya que únicamente se ha registrado en dos ocasiones: en la temporada de debut y en la que apenas concluyó, es decir, la historia se repitió 82 años después.

El factor sorpresa es también un ingrediente que convierte un récord en algo único: el 21 de mayo de 1940, los Diablos Rojos no atravesaban uno de los mejores momentos en su campaña de presentación y, peor aún, en esa fecha estarían frente a su máximo rival, los Azules de Veracruz, con sus grandes estrellas, encabezadas por el cubano Martín Dihigo, quien sería el pícher abridor.

Don Ernesto Carmona, mánager de Los Rojos, nombró a Theolic Smith como su pícher de confianza, e ideó una estratagema para incomodar al maestro Dihigo: colocar una alineación plagada de bateadores zurdos, ocho para ser exactos. En lo que resultó un juego espectacular, el México se impuso 3-1, y lo más importante, comenzó una racha de 15 victorias que pusieron al equipo en la pelea por el campeonato, estableciendo una nueva marca para la franquicia naciente. Nadie hubiera imaginado que pasarían decenas de generaciones para repetir la historia.

Fueron los Diablos del 2022 los encargados de igualar ese récord, en condiciones muy parecidas a las del equipo pionero. Tras un inicio dudoso, durante el cual el club llegó a ocupar el último lugar, de pronto todo comenzó a funcionar, las piezas se acomodaron como una gran máquina de jugar beisbol y ganar se convirtió en algo cotidiano, hasta el grado de que entre el 2 y el 30 de agosto el equipo escarlata no conoció la derrota. Algo muy importante para tomar en cuenta es que, de los 15 triunfos consecutivos, 12 fueron con la ofensiva, anotando por lo menos diez carreras, y la racha se dividió en dos partes: las primeras seis victorias correspondieron a la conclusión de la temporada regular y las nueve restantes en postemporada, donde ganaron por barrida a Veracruz y a Puebla, además del primer desafío de la final de la Zona Sur ante Yucatán. Vale la pena decir que esos nueve éxitos seguidos en playoffs también igualaron la marca histórica de la novena roja.

Cual trama de ópera, Los Rojos del 2022 empataron el récord cuando todo parecía perdido: dos carreras en la décima entrada alargaron el juego hasta el episodio 11, cuando Jesús El Chuyito Fabela se vistió de héroe para dejar en el campo a las fieras, al inicio de una serie de alarido.

Como en 1940, los Diablos Rojos no alcanzaron el campeonato, sin embargo, para quienes siguieron día a día las dos grandes rachas, resultó fascinante ver a su equipo tantos juegos sin que se moviera la columna reservada para las derrotas.


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