LÍMITES URBANOS

Límites urbanos para la diversidad funcional es una muestra fotográfica con los resultados del Laboratorio Sensorial Fotográfico impartido por las fotógrafas Tania Rubiños y Alejandra Ortega de Laboratorio Visual, en la Casa de la Ciudad.

Durante un recorrido por algunas calles de la ciudad de Oaxaca, los participantes del taller hicieron un ejercicio de privación temporal de la vista y parte de la motricidad, con el fin de disparar la cámara en el momento en que se hicieran conscientes de los obstáculos que se presentan en el diseño urbano. El ejercicio planteaba una forma de percibir aquellos límites que las personas con diversidad funcional viven día a día. Para llevar a cabo la actividad, se hicieron ejercicios previos que generaron confianza entre alumnas y alumnos, así como presentaciones de fotógrafos profesionales que han trabajado como tema central la ceguera desde diferentes perspectivas, con el fin de disolver el concepto de visión como eje central de la fotografía.

En el mundo contemporáneo, la fotografía desempeña un papel clave. Su relación con la idea de una reproducción fiel a la realidad le asigna un carácter documental, y la presenta como la herramienta por antonomasia para ilustrar los acontecimientos de la vida social. Uno de los temas que atañen a la sociedad oaxaqueña es el diseño de la arquitectura urbana, su funcionalidad y los límites con los que se encuentran personas con discapacidad visual, discapacidad motriz, tercera edad, embarazadas, lesionados temporales, etcétera.

La Casa de la Ciudad pone sobre la mesa el tema de la inclusión en el espacio público, y pretende sensibilizar acerca de la importancia del derecho que tienen las personas a gozar del libre tránsito y la movilidad en la ciudad, sin importar su capacidad física, edad o género.

La exposición estará abierta al público hasta el mes de marzo de 2019, en la sala de exposiciones de la Casa de la Ciudad (Porfirio Díaz 115, Centro, Oaxaca).

UMBRAL DE RECUPERACIÓN

¿Qué sucede cuando una hija pierde a su madre? Sucede que de repente te haces un montón de preguntas que, casualmente, solo la madre debería o podría contestar. La pérdida de una madre es siempre un proceso de redescubrimiento y reaprendizaje, una autoevaluación transformadora. Sucede que la vida sucede, sin ella, sin su guía, sin su mano. De pronto te vuelves autosuficiente.

El título de la exposición de Emilia Sandoval Nos buscas aún, nos buscas lugar es clave para iniciar la conexión con las imágenes representadas dentro de la sala, a partir de esto es fácil crear un vínculo con cada pieza, pues son objetos realmente cotidianos y presentes en la vida de todos, como las cartas infantiles hechas en la escuela, en una tarde o en un momento cualquiera, solo para recordarle a nuestra madre nuestro cariño (no lo fuera a olvidar); cartas que se vuelven testimonios de nuestros primeros intentos de expresarle a alguien nuestros sentimientos con las herramientas recién adquiridas en las primeras etapas escolares, como la escritura de trazos inseguros, inciertos, novedosos, dibujos amorfos de formas geometrizadas, mezcladas con los tesoros de la madre como persona.

El umbral de recuperación es el término empleado por la ciencia, que explica el proceso por el cual la memoria se activa ante la presencia de eventos cada vez más familiares, estimulando el recuerdo original. Los recuerdos y memorias siempre son compartidos, se mezclan con nuestras experiencias y también se transforman, se le añaden cargas disímiles, comienzan a cambiar sus formas, sus bordes definidos comienzan a serlo un poco menos. Tus recuerdos, los de ella –que de alguna manera son tuyos ahora–, serán la caja fuerte de sus anécdotas. De pronto, es la memoria el elemento más importante que tienes, el que comienza a darte miedo perder, lo quieres recordar todo y con lujo de detalle: el dedo que se pasea por la ceja espesa, el fuerte apretón de unas manos amorosas, el olor característico de la paciencia y la voluntad, de la protección y el amor. ¿Cómo has de conservarlo todo? ¿Cómo le dictas a tu cerebro cómo ha de almacenarlo todo? No es posible, el cerebro hace lo que puede y lo que necesita, roba fragmentos de ti y de ella y los mezcla en una nueva forma. El cuerpo, además del cerebro, también tiene memoria, la perpetúa en tus nuevos gestos e inflexiones, un poco tuyos, un poco de ella.

Cuando la madre muere, se vuelve más mujer que madre. Descubres la persona detrás de la madre, sus secretos y sus aficiones, sus colecciones y sus objetos importantes; es grato encontrar que muchas de tus aficiones también fueron de tu madre, te sientes más unida a ella. Los objetos cotidianos se vuelven ofrendas cargadas de significados personales, testigos mudos de la vida que se apaga, símbolos de transición. La obra de Emilia relata la vida y muerte de una madre a través de la reapropiación y reinterpretación de los objetos-memorias que conserva de ella, para llevarlos a una resignificación personal con sus propias veladuras inmateriales dentro de un mundo material. Es por eso que la historia que cuenta la artista durante el recorrido de su exposición es una historia que bien podría ser contada por alguien más, es la historia que contamos los huérfanos porque su historia es la mía, la tuya, es una historia de soledad, ternura y fuerza.

DEL MUFI AL SMITHSONIAN NATIONAL POSTAL MUSEUM

Fui enviada por el curador del Smithsonian National Postal Museum, Daniel Piazza, quien meses antes estuvo como invitado en la conferencia anual de la Mexico Elmhurst Philatelic Society International (MEPSI Oaxaca 2018). Llegué a la ciudad de Oaxaca el 27 de octubre del mismo año. Mi visita coincidía con las festividades de la ciudad.

En Oaxaca el tiempo parece detenerse, abriendo un espacio en donde la celebración de la vida y la muerte coexisten de forma simultánea sin ninguna aparente contradicción. Piazza había quedado impresionado con el Museo de la Filatelia de Oaxaca, junto con los proyectos impulsados por la Fundación Alfredo Harp Helú Oaxaca. Así me lo hizo saber. Gracias a la previa coordinación con el director del Museo de Filatelia, Eduardo Barajas, y el Arq. Edu Nieto, mi estancia se prolongó hasta el 4 de noviembre del mismo año.

La oportunidad fue propicia para entablar conversación con artistas locales de gran talento, gracias al apoyo de la coordinadora de Educación, Luz Santiago, y el coordinador de Comunicación, Farid Rodríguez, ambos parte del equipo del MUFI.

Tuve la fortuna de visitar los estudios de este grupo de artistas y conocer de primera mano sus metodologías de trabajo y el contexto de sus creaciones artísticas. En ocasiones, los encuentros ocurrieron en los más improvisados puestos de tacos. En todo momento, la atmósfera envolvente del lugar, cual nube ritual de un incensario con copal, me envolvía en su encanto.

El objetivo principal de mi estancia era recopilar información e identificar piezas que pudieran ilustrar posturas diversas sobre la evidencia histórica o mitológica de los juegos de pelota prehispánicos con las prácticas deportivas actuales. Dado que la Biblioteca Juan de Córdova apoya y trabaja directamente con comunidades indígenas para el fomento del estudio de lenguas madres y su preservación, el apoyo en la investigación por parte de Gabriela Díaz fue fundamental para extender nuestro conocimiento acerca de la organización regional de campeonatos de pelota mixteca y el desarrollo del juego hasta nuestra generación. Esta investigación pretende revisitar narrativas sobre el beisbol, haciendo un viaje en el tiempo hasta los períodos Preclásico y Clásico de las culturas mesoamericanas, utilizando las herramientas de interpretación de las propias culturas en las que aparecen insertadas, evitando así la hegemónica visión anglosajona.

Un antecedente indiscutible sobre el tópico es la exposición Grand Slam del Arte: Beisbol Filatélico que se exhibe actualmente en el MUFI; es considerada una colección emblemática y arquetípica, pues hasta el momento no se había producido una muestra similar en términos de sus alcances.

Las piezas de la colección Grand Slam del Arte hablan de la relación personal de cada artista con el beisbol. Su perspectiva multigeneracional resignifica los artefactos deportivos elevándose hasta un imaginario ilimitado. Con frecuencia, los relatos de los artistas gravitaban en torno a la utilidad original de los objetos y a su relación con el tiempo. En cierta medida estas cuestiones significaban una suerte de continuidad a las celebraciones del Día de Muertos: la musicalidad de las comparsas, la vistosidad de sus ajuares y la gran energía comunitaria que experimenté al confundirme en medio de las multitudes cuando caminaba de regreso al hotel.

La exhibición Grand Slam del Arte reunió a grandes artistas como el maestro surrealista Pedro Friedeberg, quien me impresionó desde el primer instante con Razones para meter muchas carreras, las instalaciones de la artista multidisciplinaria Mariana Grapain, una de ellas en especial, Indumentaria en juego, donde la artista presenta el icónico bordado de una pelota de beisbol en un huipil, legendaria indumentaria de herencia istmeña. Al igual quiero destacar la pieza del colectivo oaxaqueño Lapiztola, que inserta el bat dentro de un diorama enmarcado en un timbre postal, con sus distintivas aves migratorias, y colaboraciones especiales como la pieza Peticiones del juego de Baltazar Castellano Melo.

Algunas otras piezas también llamaron poderosamente mi atención. Recuerdo la obra de Sabino Guisu reimaginando los bates como si fuesen una herramienta militar. Y es que en el planteamiento de Guisu coinciden usos actuales de los bates, cuando en ciertos contextos son utilizados como herramienta de defensa personal, haciendo un híbrido en un mismo objeto el bate y el garrote.

Durante mi visita a Monte Albán, nuestra guía nos comentaba, siguiendo una teoría no exenta de elementos míticos, que el juego de pelota prehispánico jugado allí 1 200 años atrás tenía connotaciones de un duelo político-religioso, en donde la decisión del futuro liderazgo del pueblo se definía a partir del desempeño en el campo de batalla ocupado por dos equipos, cada uno con tres jugadores. Esta acción performática –que mostraba las destrezas deportivas de los atletas– servía para elegir a las élites directivas, pero el mejor jugador del equipo ganador ofrendaba su vida en un sacrificio sagrado. Estas connotaciones político-religiosas del juego recuerdan los planteamientos de Roland Barthes en su libro Mitologías, en donde compara los deportes contemporáneos con la violencia y los rituales de los escenarios bélicos.

Mi labor como asistente curatorial para un proyecto como Baseball: America’s Home Run fue una reivindicación de raza y de género. La supremacía masculina entre historiadores del juego ha sido la norma durante siglos, pero esta realidad ha empezado a cambiar. Otro logro de este proyecto ha sido tener la oportunidad de conocer a dos profesionales en el campo que han estado en colaboración mano a mano, identificando materiales visuales, textuales y artefactos de altísima relevancia histórica, política y cultural. Me refiero a Daniela Antunez, directora del Archivo de Diablos Rojos del México, y Sara Coffin, curadora en jefe de la colección de los Red Sox de Boston. Todo este trabajo de visita-enlace es con el fin de hacer posible la exhibición Baseball: America’s Home Run que tendrá lugar en el Smithsonian National Postal Museum en Washington D.C. Abrirá en primavera de 2020.

TECNOLOGÍA Y ARTE POPULAR

Los procesos artesanales han sufrido cambios que corresponden a diferentes momentos en la historia y evoluciones que como sociedad hemos tenido, pero hay un detonante que sirve de parteaguas para abrirse a la modernidad: la Revolución Industrial significa no sólo el cambio de pensamientos, sino la mecanización de muchos procesos que se entendían como artesanales. El uso de tecnologías para crear sistemas de producción llegó para satisfacer demandas mundiales, y representa el inicio de nuevas especializaciones y la desaparición de algunas que quedaron obsoletas. Proliferó la diversificación de la labor de los artesanos, quienes comienzan a experimentar con nuevos materiales, fusionar técnicas, utilizar nuevas herramientas o adaptar otras más a sus procesos, dándose cuenta de que los alcances de sus conocimientos y la reinterpretación de sus habilidades, en específico del arte popular, mejoran sus sistemas de producción.

En México y América, tras la Colonia, se quedan los diferentes oficios que servían para embellecer los espacios de esos tiempos, que se unieron y mezclaron con los antiguos oficios artesanales que transformaban materias primas en elementos rituales y objetos también utilitarios en las sociedades que precedieron, así comenzamos a identificar las técnicas artesanales que en la actualidad conocemos.

La alfarería por ejemplo, ha evolucionado mucho, desde el mismo torno, que tiene algunos registros prehispánicos en San Bartolo Coyotepec. Las piedras cóncavas que servían para levantar ollas y darles vueltas sosteniéndolas con la mano pasaron a los registros del torno de pie, que evolucionó al del motor. Este cambio respondió a la demanda industrial y a la necesidad de aumentar la producción, pero siempre respetando procesos como la extracción del barro, el horneado, el decorado manual, que no han cambiado mucho. La intervención en la técnica es puntual, pues significa un quehacer que representa respeto. Las modificaciones merecen hacerse con cuidado. Por eso recalcamos la manera en que un diseñador colabora con artesanos, pues merece hacerse con el respeto y la prudencia que la labor exige.

Los avances tecnológicos y el interés de los artesanos por conocerlos y aplicarlos en sus talleres ha hecho que la variedad de posibilidades se amplíe y que las producciones sean más competitivas en el mundo moderno. Como ejemplo están los artesanos alfareros, quienes han investigado los componentes químicos y han encontrado nuevas posibilidades en colores y acabados que muestran de manera diferente su trabajo. La entrada de nuevos hornos de gas que apresuran las quemas y hacen más controlable el resultado, así como el uso de impresiones 3D para crear moldes de piezas modeladas en programas especializados son otros ejemplos. Lo importante es el respeto y el valor que le dan a su trabajo. Podemos apreciar la labor de los artesanos que mantienen vivas tradiciones de nuestros pueblos.

En Andares del Arte Popular trabajamos para llevar al mundo el trabajo de artesanos que buscan mejorar la calidad de sus piezas capacitándose para mejorar sus habilidades.

AL MAR DEL SUR, CONJUNTO CONVENTUAL DE SANTO DOMINGO TEHUANTEPEC

En una mirada al pasado de Teguantepeque, la tierra que Cortés hallaría a su paso en la búsqueda del rumorado Mar del Sur, incierto en aquel siglo, nos es mostrada como la tierra sobre la que las órdenes mendicantes realizarían un esmerado quehacer para llevar a cabo la evangelización, iniciando con los franciscanos. Sin embargo, sería la Orden dominica la que brindaría su icónica contribución en aquel lugar conocido como Santo Domingo Tehuantepec. Aquella amplia extensión de territorio de ásperas condiciones –donde la gente se hallaba esparcida hablando diferentes lenguas– se convirtió más tarde en uno de los principales hitos del Camino Real que conducía de México a Guatemala. De Tehuantepec a México sería denominado como el Camino de los Salazones. Sin olvidar que en su itinerario, el conjunto religioso construido en el siglo XVI haría también de Santo Domingo Tehuantepec parte de la Ruta Dominica.

“Un convento dominico había sido construido en Tehuantepec”, corría el año de 1554 cuando el virrey Velasco anunciaba aquella noticia a Felipe II, enunciando también que su construcción se realizaba con la donación de un gobernador zapoteca. Era don Juan Cortés, el citado personaje, quien antes de ser bautizado fue Cocijopij, Cociyobij o Cosiobi, de la dinastía zapoteca que gobernaba en aquel lugar cuando llegaron los españoles, el mismo que mandaba en aquel año que el barrio de pescadores, el de San Blas, llevara su producto todos los días a la edificación de la suntuosa bóveda que estaba en proceso. Se sabe que para el año de 1545 la obra ya había iniciado, pues se había pagado a un albañil la cantidad de 73 tepuzques por sus servicios realizados en el molino y en la iglesia. En torno a ese sitio se desarrolló una particular arquitectura que es reconocida por sus características icónicas.

La monumental obra religiosa era dominada en el siglo XVI por un atrio en el cual se hallaba la capilla abierta con sus contrafuertes de remarcado esviaje, detallados con casetones; sitio donde los naturales tomaban la misa. A un lado se hallaba la iglesia para los españoles, con su interior de arcos apuntados, bóvedas nervadas y su campanario separado. Probablemente la iglesia era más larga y fue modificada años más tarde, de acuerdo a un levantamiento de Robert Mullen en el que representa las ruinas de aquel espacio. Asimismo, es probable que justo al lado de la iglesia se encuentre oculta, entre agregados y transformaciones, una segunda capilla abierta (o tal vez la primera) a la que fue adosado el convento dominico, atendido en el siglo XVI por seis frailes que imaginamos recorriendo las celdas y deambulatorios, entre muros y bóvedas que con seguridad se mostraban mucho más esplendorosos y ricamente decorados con pintura.

En el siglo XIX, con el porfiriato, una época de notable influencia en la zona, en la capilla en la que los naturales escucharon la misa fue incorporado un techo de lámina apoyado en columnas de hierro que duró hasta el siglo XX, cuando el sistema fue sustituido por uno de concreto reforzado. El espacio es ahora conocido por sus devotos como la Catedral de San Pedro, adquiriendo mayor relevancia religiosa respecto al antiguo templo; el atrio fue adicionalmente ocupado por el edificio del obispado, que se construyó probablemente en el siglo XIX al frente del convento. Con esa composición, el conjunto arquitectónico es uno de los edificios que más conmueven la vista dentro del tejido de la antigua villa. Ha prevalecido por varios siglos y, muy recientemente, a los movimientos sísmicos que dañaron gravemente al estado de Oaxaca en el año de 2017.

Es por ese motivo que desde hace un año los interiores descansan en apuntalamientos de madera y cerchas, los contrafuertes que dan al patio del exconvento se encuentran gravemente fracturados y en la planta alta colapsó parte de una de las altas bóvedas de cañón corrido que tanto deseó el gobernador zapoteca, de la misma manera que los arcos ojivales del templo. En ese mismo mes de septiembre, el Instituto Nacional de Antropología e Historia comenzó con el apuntalamiento preventivo de los arcos y cubiertas más afectados. Los contrafuertes fueron asegurados mediante un cinturón de tensores y tablas que ampara de la gravedad a los robustos soportes estructurales.

Dentro del inmueble, en la sala del profundis, el noble espacio dio cabida para desarrollar el proyecto de intervención. Desde ahí, la Fundación Alfredo Harp Helú Oaxaca avanzó en la propuesta de intervención para recuperar integralmente el conjunto y las pintorescas casas tradicionales que embellecen las calles de Santo Domingo Tehuantepec, las cuales se continúan recuperando desde aquel suceso. Dentro de la vulnerable estructura del inmueble, que sostiene delicadamente la pintura mural entre grandes aberturas que atraviesan significativamente o en su totalidad la fábrica de ladrillo de barro rojo y los aplanados, el equipo multidisciplinario, en coordinación con el INAH en sus diferentes secciones (Monumentos Históricos y de Conservación y Restauración de Bienes Muebles e Inmuebles por Destino), valoró los daños y resolvió el complejo criterio con que dio inicio la intervención.

El 26 de noviembre del año 2018, como la vida de una maravillosa obra de arte, comenzó la restitución de la fuerza a las piernas y brazos de la Casa de la Cultura de Tehuantepec, asimilada en sus contrafuertes y muros, al tiempo que se levanta y asegura la piel que se muestra detallada a tramos, con los matices que siglos atrás absorbió la cal, ahí mismo donde distintas manos en diferentes siglos aseguraron el deleite de las siguientes generaciones.

EXPOVENTAS 2019

El apoyo a los maestros del arte popular representa una de las principales preocupaciones de la Fundación Alfredo Harp Helú Oaxaca. La búsqueda constante de plataformas de difusión y conservación de sus técnicas ancestrales ha resultado en la generación de diversas líneas de acción, entre ellas, las expoventas artesanales.

Durante diversas fechas del año, en las expoventas artesanales organizadas por Andares del Arte Popular y el Museo Textil de Oaxaca, convergen maestros del arte popular de diversas comunidades de Oaxaca y otros estados del país. Visitar una expoventa es poder adquirir productos elaborados a mano, únicos en su tipo, que llevan impregnada la maestría y dedicación que cada artesano vierte en sus creaciones, todo esto directamente del productor y a precios justos. Los visitantes pueden disfrutar también de diversas demostraciones de bordado, talla de madera y telar de cintura entre otras técnicas.

Este 2019 no pierdas al oportunidad de consumir productos locales y apoyar a la dinámica económica de los maestros del arte popular, que día a día trabajan a favor de conservar las técnicas ancestrales y tradiciones de nuestras comunidades. Agenda las fechas y asiste al Atrio del Centro Cultural San Pablo a maravillarte con piezas en hojalata, barro, talla de madera, orfebrería, textiles y mucho más.

Fechas: Enero 31 al 3 de febrero, abril 26 al 28, agosto 2 al 4, noviembre 15 al 18 y diciembre 13 al 15.

CENTRO CULTURAL SAN PABLO: NUMERALIA 2018

El Centro Cultural San Pablo se encuentra en el antiguo convento de San Pablo, en el centro histórico de Oaxaca. Brinda a sus visitantes un espacio de convivencia y aprendizaje en donde se promueven la investigación y la difusión del arte y el conocimiento.

Cerramos el año 2018 agradeciendo a todas las personas que llenan de vida este espacio histórico y arquitectónico, y orgullosos de la actividad académica y cultural generada en cada uno de sus rincones.

Visitantes totales: 206 000
Eventos culturales y académicos: 197
Exposiciones: 10

Así, entre exposiciones artísticas, conciertos, expoventas, conferencias, festivales, congresos y muchas otras actividades, el Centro Cultural San Pablo, al ser sede de la Fundación Alfredo Harp Helú Oaxca, continúa heredando a las nuevas generaciones el interés por la valoración y el cuidado del patrimonio histórico edificado, el gusto por la lectura, el compromiso con las culturas originarias, el aprecio por el medio ambiente y el deporte, así como la curiosidad por el conocimiento. En 2019 la tarea continúa.

DIPLOMADO EN PROMOCIÓN Y ESTRATEGIAS LECTORAS

El diplomado cambia vidas, cambia familias.

Ya son cuatro las generaciones que se han formado en el Colegio La Salle con el Diplomado en Promoción y Estrategias Lectoras que ofrece con gran acierto la Fundación Alfredo Harp Helú Oaxaca, y que es avalado por la Universidad La Salle Oaxaca.

Son más de 120 padres de familia que se han formado en este diplomado, y que ahora son capaces de leer a públicos muy diversos y de realizar actividades de promoción de la lectura. Quienes asisten al diplomado lo hacen sabiendo que se forman para beneficiar a otros, que en muchos casos son sus propios hijos, pero también a diferentes niños y jóvenes a quienes leen y que se encuentran en escuelas, hospitales o centros infantiles de Oaxaca.

María Isabel Grañén Porrúa, patrocinadora e impulsora, y Socorro Bennetts, creadora del diplomado, han logrado traer a expositores fenomenales. Hemos recibido la visita de escritores e ilustradores de fama mundial. La calidad del diplomado es extraordinaria. De ahí que no pocos papás mencionan al finalizar las sesiones: “el diplomado cambió mi vida”. No es una exageración, soy testigo de ello: sí cambia vidas.

En una ocasión Leticia Aquino, participante de la segunda generación, nos relató la manera en que el diplomado había mejorado la relación con su hija. Aún conservo el grato recuerdo del momento en que la Dra. Aquino nos compartió esta experiencia de vida, la cual parafraseo a continuación:

“Acostumbraba leerles cuentos a mis hijos, quizá no todos los días, pero tomaba tiempo frecuentemente para estar con ellos y leer libros clásicos infantiles o de aventuras. Con mi hijo nunca tuve problema, a él le encantaban las historias y podía estar horas escuchando relatos. Con mi hija fue muy diferente. Ella se sentaba en la cama para escuchar, pero fácilmente se distraía y muy pronto se dedicaba a hacer otras cosas. Con su actitud yo me preguntaba: ¿qué hago para mejorar la atención de mi hija?

“En algún momento en el Diplomado, me di cuenta de que estaba suponiendo que los libros que le gustaban a mi hijo eran los que debían gustarle también a mi hija, pero ella, por supuesto, tenía otros gustos e intereses. Pronto me percaté de que mi hija no tenía un problema de atención y fue entonces que mi pregunta cambió. Ya no era: ‘¿Qué hacer para que mi hija ponga atención a la lectura?’. Ahora era: ‘¿Qué le gusta a mi hija? ¿Qué temas le interesan?’. En una oportunidad que tuvimos acudí con mi hija a una librería para que escogiera lo que quisiera. Ella se emocionó al ver los libros ilustrados o libros-álbum. Yo solía pensar que los libros con “dibujitos” eran de segunda categoría, hechos para quienes comienzan a leer y necesitan un apoyo visual, mientras llega el momento de adquirir libros de verdad, sin ilustraciones. Pero en otro momento en el Diplomado descubrí el gran valor no sólo artístico sino también literario que tienen los libros-álbum. Por otro lado, también aprendí que el mejor libro es aquel que despierta nuestro interés y curiosidad. Acondicioné entonces un espacio en casa para mi hija y para mí, con un librerito, cojines y una mesita. Mi hija puede pasar horas mostrándome sus libros-álbum. Me asombra cómo ella puede descubrir detalles en las imágenes que yo nunca hubiera podido percibir sin su ayuda. La relación con mi hija ha cambiado. He descubierto habilidades en ella que no conocía. Nuestra relación ya no pasa por los gustos e intereses de mi hijo, ahora es directa, personal. Me encanta estar con mi hija”.

Así es, el diplomado tiene el potencial para cambiar personas, relaciones, familias y vidas.

VISITAS AL MUFI

De adolescente (hacia los trecequince años) fui aficionado a la filatelia por influencia de mi padre, de quien aprendí todo lo que sé al respecto. Recuerdo haber comprado la serie completa de los sellos postales dedicados a las Olimpiadas del 68 y coleccionarlos en un álbum especializado. Uno de ellos, el de veinte centavos, fechado tres años antes de los juegos, tenía un error de imprenta: la imagen (una pieza prehispánica del Museo de Antropología) estaba movida: eso le daba un plus de valor al timbre, que atesoré como si fuera un billete de lotería premiado. Iba a las tiendas especializadas a comprar los sellos porque sabía que si ya tenían la marca de haber sido enviados en una carta, su valor bajaba.

Mi padre tenía un don natural para vender publicidad en una revista que él manejaba: Cosmopolitan. A la vez era un pésimo comerciante en otras empresas propias que emprendía: una tienda de tapices, que fue la que más éxito tuvo y que nos dio de comer por algunos años, otra de discos de jazz, que quebró al poco tiempo, y una más, entre las que me acuerdo: una miscelánea en San Miguel de Allende que quiso convertir en un establecimiento gourmet; entre él y su pareja de entonces terminaron comiéndose la tienda y regresaron a la capital con lo suficiente para pagar la gasolina del coche. Antes de que esto sucediera, confiaba en que su colección de sellos postales tendría algún día un gran valor. Luego de un aneurisma que lo dejó sin trabajo, creyó que venderla sería una salvación económica para la familia. Lo que le ofrecieron por tantos años de comprar, clasificar y ordenar su acervo fue una cantidad muy por debajo de sus expectativas. Aun así la vendió con una frustración evidente. Sucede algo similar con quienes tienen una cuantiosa biblioteca que esperan dejar como legado a sus hijos: a la hora de venderla se compra por metro, y un libro, por ejemplo, que costó en su momento el equivalente de trescientos pesos de hoy, pagarán por él cuatro o cinco pesos a lo mucho.

Mi afición por la filatelia duró poco. Mis álbumes se perdieron cuando mi padre se enemistó con su madre y su padrastro: en su casa, donde yo guardaba mi afición por la filatelia, se perdieron, y seguramente fueron a dar a la basura, junto con un álbum de recortes de periódico que había hecho acerca de la muerte de Kennedy en el 63.

Sin embargo, los timbres siguieron teniendo un sentido para mí: me gustaba escribir cartas a varios amigos que vivían entonces fuera de México y a una novia eventual que vivía en León, Guanajuato. Tenía una caja postal cerca del lugar en el que trabajaba entonces: IIISEO (Instituto de Investigación e Integración Social del Estado de Oaxaca), ubicado en el Convento del Carmen, sobre Avenida Revolución. Y por supuesto elegía con qué timbres enviar mi correspondencia. Escribir cartas y recibir respuesta era para mí entonces un gran motivo de felicidad: un diálogo a distancia que podía tardar entre una y tres semanas en completarse.

En el 2012 recibí una invitación por parte de la Editorial Nostra, en convenio con el MUFI (Museo de la Filatelia de Oaxaca), para que escribiera un cuento para niños que tuviera que ver con el tema. Me rehusé al principio porque ya no tenía sentido para mí el intercambio epistolar: las redes sociales habían acabado con ese tipo de comunicación escrita a mano o con una máquina de escribir que no obtuviera una respuesta muy inmediata. ¿Qué niño de hoy escribe cartas de esa manera? Ahora son mensajes, por lo general cortos, y llenos de emoticones con aplausos, corazones, sonrisas, disgustos, pasteles y demás. Sin embargo, alguna musa me advirtió que tenía una deuda con el MUFI y nació la historia de un niño que reprueba el quinto de primaria (algo que a mí me sucedió) y sus padres le prohíben usar la computadora hasta que les mostrara una boleta de calificaciones con un mínimo de promedio de siete, lo que significaba muchos meses por delante. Al personaje le preocupaba una cosa: tenía una amiga por Facebook con la que se comunicaba con ella cotidianamente. Le dijo a su madre: “si no le escribo va a pensar que ya no me cae bien. O que ya me morí”. La respuesta fue natural: “escríbele una carta y mándasela por correo, así de simple”. Y aquí empieza un intercambio epistolar atípico entre dos niños que descubren la importancia de la espera, las imágenes de los sellos. El libro se llama El castigo de Lucas.

Voy con frecuencia a Oaxaca, entre una y cuatro veces por año, gracias a la FILO (Feria Internacional del Libro de Oaxaca), la más festiva y acogedora de todas las que conozco, y otras veces por distintos motivos: invitaciones de maestros o promotores de lectura para dar charlas o talleres, presidir una calenda dedicada a los libros, leer en distintas escuelas o bien por viajes familiares. Y casi siempre la visita al MUFI está en la agenda. Además de poseer una de las más grandes y ordenadas colecciones de filatelia en el mundo, con seguridad es el espacio mejor diseñado para acogerla. Posee una buena cantidad de cartas que Frida Kahlo le escribió a su médico Leo Eloesser, misivas con un gran poder narrativo que la exhiben también como una escritora detallada, amena y llena de una profunda sensibilidad, que no solo muestran sus preocupaciones por su salud sino que dejan al descubierto su amistad. También guarda el MUFI quizás la más amplia compilación de timbres dedicados al beisbol (más de cinco mil piezas), que conjuga dos de las grandes pasiones de su fundador, Alfredo Harp Helú, y la Fundación que lleva su nombre: el deporte de la bola caliente y la filatelia.

Sus exposiciones temporales también sorprenden por su creatividad y pulcra museografía. Al menos habré visto una docena de ellas. Recuerdo una, montada en el 2009, llamada Puentes, librando obstáculos, una colección temática perteneciente a David Braun que incluye, además de sellos postales, otros elementos que dan muestra de su pasión por el tema: desde los puentes naturales, como el Inca de Argentina, formado por la acción erosiva de las aguas, hasta el de Brooklyn, el de Winch en Inglaterra o el Acueducto de Querétaro, por mencionar una minúscula selección de la expo. A pesar de no exhibirse en un espacio muy amplio, alguien como mi amigo Alfonso Morales podría haber tardado muchas horas en contemplarla y fascinarse con ella.

A los veinte años de su apertura (2018), mi esposa Tanya y yo fuimos al MUFI sin saber qué exposición temporal visitaríamos: sabíamos que lo que fuera nos sorprendería: Grand Slam del Arte. Beisbol Filatélico. El proyecto, según lo explica en el catálogo el director del museo, Eduardo Barajas, surgió de una colaboración con los Diablos Rojos del México, los Guerreros de Oaxaca y la Academia de Beisbol Alfredo Harp Helú. Al ver la cantidad de bates y pelotas en desuso de ambos equipos, tuvieron la atinada idea de proponerle a una veintena de artistas, la mitad oaxaqueños, que los intervinieran y que los combinaran con el mundo de la filatelia. Y la convocatoria que hicieron tuvo un gran sentido: hay obras de Francisco Toledo, Alejandro Magallanes, Demián Flores, Pedro Friedeberg, Mauricio Gómez Morín, Alberto Ibáñez, Guillermo Olguín, Joel Rendón, Sergio Hernández y Lapiztola, entre otros. Había que intervenir los bates y las pelotas para convertirlos en arte postal y beisbolero.

Agradecemos a Tanya Huntington, Rose Mary Salum y a la revista Literal Latin American Voices por la autorización de reproducción.

LA VINCULACIÓN COMO ESTRATEGIA PARA EL DESARROLLO ACADÉMICO

Hoy en día, profesionistas de generaciones antecesoras han manifestado que las nuevas generaciones son de cristal, ya que son vistas como jóvenes temerosos al fracaso y poco fieles al compromiso. Las instituciones educativas tienen el compromiso de potencializar el talento de sus alumnos y no dejar que los estereotipos opaquen el brillo que un estudiante pueda tener.

En la actualidad, la oportunidad de compartir el conocimiento en las diferentes disciplinas ha generado que catedráticos y alumnos puedan intercambiar opiniones y críticas para generar nuevas estrategias de aprendizaje, en las que se ponga en práctica lo adquirido en las aulas para generar en el alumno una visión amplia del conocimiento humano.

En la Universidad Mesoamericana tenemos el firme propósito de formar estudiantes con base en el estudio, la investigación, la reflexión crítica y la interacción humana, pretendiendo que sea catalizadora del desarrollo de sus alumnos y, principalmente a través de ellos, que contribuya al progreso social.

Por lo anterior, la vinculación de proyectos reales deja atrás la antigua forma de enseñanza, en donde el catedrático era la persona que tenía la razón absoluta y los alumnos eran pasivos y conformistas; no obstante, en nuestras aulas las bases del conocimiento se fortalecen día a día con catedráticos comprometidos con las materias a impartir, lo cual da como resultado el crecimiento profesional y personal de nuestros alumnos, con voluntad e iniciativa para atreverse a poner en práctica los conocimientos adquiridos en las aulas.

De esta forma, el séptimo semestre de Comunicación colaboró con un proyecto colegiado entre dos materias –Diseño y producción editorial impartida por Estephania Díaz Fernández, y Tecnologías de Información y Comunicación bajo la titularidad de Marco Antonio López Manzano– quienes en su pasión por la docencia y su disciplina involucraron a sus alumnos en la experiencia de elaborar una memoria digital del Tercer Encuentro de Textiles Mesoamericanos (TEXTIM). Agradecemos la confianza del Museo Textil de Oaxaca en la Comunidad Mesoamericana para llevar a cabo dicho proyecto.

Los alumnos vivieron una semana de exhaustivo trabajo durante la cobertura del evento, pero detrás de ese esfuerzo y compromiso hubo meses anticipados de planeación correspondiente. No cabe duda que fue la mejor forma de involucrar a los alumnos en el campo laboral, de colocarlos en una situación real, en la que tuvieron que aprender a organizarse, trabajar en equipo y tomar decisiones, atributos que no se aprenden en una materia en específico, pero que son elementos básicos para un profesionista exitoso.

La educación es cambiante y los alumnos cada vez son más demandantes –ávidos de conocimientos–, por ello, el puntual seguimiento de las coordinaciones permite la vinculación de proyectos académicos con instituciones, de tal forma que el trabajo de los alumnos aporte a la sociedad conocimiento con valor humano.

CONGRESO POR LA GOBERNANZA COMUNITARIA E INTERCULTURAL CEPIADET

En las discusiones acerca de la relación entre el estado y los ciudadanos, se recurre al concepto de gobernanza desde la década de 1990. Según las Naciones Unidas, la buena gobernanza promueve la equidad, la participación, el pluralismo, la transparencia, la responsabilidad y el estado de derecho, de modo que sea efectivo, eficiente y duradero.

Con el objetivo de mejorar el diálogo y la articulación entre ciudadanía y gobierno para generar propuestas que contribuyan a la gobernanza y la participación social, organizaciones de la sociedad civil, cofinanciadas por la Agencia Mexicana de Cooperación Internacional para el Desarrollo y el Laboratorio de Cohesión Social México (AMEXCID) – Unión Europea, realizaron en Oaxaca el Congreso por la Gobernanza Comunitaria e Intercultural.

El evento, que congregó la exposición de procesos y experiencias de los Valles Centrales y la región de la Mixteca Oaxaqueña, contó con la participación de destacadas personalidades a nivel nacional en el tema de gobernanza. La actividad tuvo como sede la Biblioteca de Investigación Juan de Córdova ubicada dentro del Centro Cultural San Pablo, los días 17 y 18 de octubre de 2018.

Las actividades del primer día iniciaron con el acto inaugural y el panel de apertura denominado La Construcción de la Gobernanza Comunitaria desde el enfoque de Derechos Humanos, en el cual participaron Víctor Leonel Martínez Juan del CIESAS Pacífico Sur; Etelvina Inés García López, de la comunidad zapoteca de Villa Díaz Ordaz, Tlacolula y Guillermo Padilla Rubiano de Plural, Colombia quienes reflexionaron acerca de la conceptualización de las bases de la gobernanza intercultural, desde la teoría y la vida comunitaria.

Cabe señalar que las actividades se desarrollaron a través de mesas de trabajo en las que destacan los siguientes temas:

a) La participación ciudadana y contraloría social desde una perspectiva intercultural
b) Las identidades en la construcción de ciudadanía en contextos diferenciados
c) Territorios y sustentabilidad en comunidades indígenas
d) Mujeres en las comunidades indígenas; para finalmente cerrar con el panel denominado Políticas públicas en contextos multiculturales y el enfoque de derechos humanos.

Las actividades del congreso concluyeron con la presentación, lectura y firma del Pronunciamiento por la Gobernanza Comunitaria e Intercultural del estado de Oaxaca, el cual va dirigido al Poder Ejecutivo local y federal; al Poder Legislativo local y federal; al Poder Judicial local y federal; a los organismos constitucionales autónomos, a las organizaciones de la sociedad civil y a los pueblos de Oaxaca, México y el mundo.

Este pronunciamiento, que puede consultarse en la Biblioteca de Investigación Juan de Córdova, tiene por objetivo reconocer y establecer elementos mínimos para que el Estado y los distintos actores sociales se comprometan a respetar, promover y garantizar el pleno ejercicio de los derechos humanos, derechos de los pueblos indígenas, de las mujeres, las juventudes, las niñas y los niños, abrir espacios de interlocución y diálogo, de consulta y consenso en un marco de respeto, igualdad, justica y equiparación de oportunidades, a fin de afianzar la gobernanza comunitaria e intercultural que descentre la toma de decisiones de los gobiernos estatal y federal.

La iniciativa fue impulsada e implementada por las asociaciones civiles SiKanda, Propuesta, Ideas Comunitarias, Diversidades y el Centro Profesional Indígena de Asesoría, Defensa y Traducción (Cepiadet,) quienes durante dos años desarrollaron diversas acciones que fortalecen el trabajo colectivo de las comunidades participantes. Finalmente, se agradece la colaboración de la Biblioteca de Investigación Juan de Córdova dependiente de la Fundación Alfredo Harp Helú Oaxaca, quien facilitó los espacios para el desarrollo del Congreso Gobernanza Comunitaria e Intercultural.

DERECHO DE AUTOR

El pasado mes de octubre se llevó a cabo el Tercer Seminario Internacional sobre Derecho de Autor UNAM- IIDA (Instituto Interamericano de Derecho de Autor) en la Facultad de Derecho de Ciudad Universitaria, en la Ciudad de México, y la maestra Carmen Arteaga hizo una invitación a la FAHHO para participar en la mesa de Diversidad Cultural.

La maestra nos pidió hablar sobre nuestra experiencia en Oaxaca, con el tema de “apropiación cultural”, y lo que nos cuentan los artesanos con respecto a las reproducciones arbitrarias de sus diseños por parte de personas ajenas a sus contextos culturales, también llamados “plagios”. Platicamos también acerca del lado bueno de estas malas prácticas, argumentando que, desde el punto de vista optimista, no todo ha sido una derrota, ahora la gente sabe dónde se hacen originalmente algunos bordados y las artesanas comercializan mejor esos productos con un nuevo estándar de calidad.

Explicamos lo que hace la comercializadora y la FAHHO para apoyar a los artesanos y, como representantes de esos artesanos, exigimos a los jóvenes abogados y a los representantes de algunas firmas que estuvieron ahí, que queremos más respuestas positivas, partiendo de que en México no existe un esquema jurídico idóneo para proteger y defender las creaciones intelectuales tradicionales, y que la realidad en la que vivimos es una donde la mayoría tiene fácil acceso a la información, por lo tanto a su reproducción y explotación inconsciente de su valor. La pregunta para los jóvenes fue: ¿cómo deberíamos organizarnos para generar mejores mecanismos de protección al patrimonio cultural comunitario? La respuesta quizá debería venir de las comunidades, para después resolver en conjunto.

Actualmente en la legislación existen dos alternativas para que un producto lleve asociados componentes geográficos o naturales: las marcas colectivas y las denominaciones de origen; en México existen únicamente 16 denominaciones de origen. Sin embargo, la buena noticia es que ahora se ofrece un marco de protección a través del registro de Indicaciones Geográficas (IG), que da reconocimiento sobre los productos asociados a su ubicación geográfica y a las habilidades de artesanos para transformar la materia de esa región en específico. Se puede poner una IG para marcar cada producto en una etiqueta, señalando que está protegido y que se debe tener cuidado si se pretende copiar. El producto debe tener características especiales atribuibles al origen geográfico.

Suponiendo que este esquema de proteger a través de Indicaciones Geográficas funcione de manera correcta, esto no será suficiente, también debe custodiarse la adecuada y veraz información al consumidor, así como el respeto a la competencia leal entre productores, diseñadores y comerciantes.

Partiendo de la conclusión de la maestra Carmen Arteaga donde dice que: “No siempre la ley es la mejor solución a los problemas”, nosotros podemos proponer más foros para maestros artesanos y creadores, reforzar la valoración de la tradición artesanal, difundir lo que hemos aprendido y buscar colaboraciones horizontales.

En un mundo donde todo se hace en serie y se consume de manera masiva, la creatividad y originalidad se han convertido en importantes activos económicos. Nuestra tarea es promover el talento nacional y estudiar el esquema de Indicación Geográfica como mecanismo de protección, para que así se pueda respaldar la identidad nacional.

PRESERVANDO LA MEMORIA

El trabajo archivístico se ha profesionalizado a lo largo de varias décadas. Cada vez más reglamentado, requiere de mayor capacitación y estudio, de experiencia, interés y dedicación. Con el equipo formado en las filas de ADABI de México, concretado en la Coordinación de Archivos Civiles y Eclesiásticos que se ha enfocado en el rescate de la memoria escrita en el estado de Oaxaca, hemos pasado un año realizando rescates documentales y bibliográficos, organizando archivos municipales y parroquiales en el Istmo de Tehuantepec, la Sierra Norte, la Mixteca y los Valles centrales.

Todos los archivos tienen historias que contar, documentos valiosos que es necesario guardar, limpiar y registrar. Para lograr este objetivo, es necesario llevar a cabo varios procesos: clasificación, ordenación, resguardo, realización del inventario y, paralelamente, la conservación.

Clasificación: Es transcendental, porque determina el lugar de un documento en el ámbito total del archivo, que se diferencia en categorías de lo general a lo particular, desde fondo, sección y serie, añadiendo el año o años extremos del documento o expediente. Este proceso es el que permite darle estructura al archivo, conocer las funciones y actividades de la institución pública o privada, civil o eclesiástica, además de conocer la información que sirve con posterioridad para la elaboración de la síntesis histórica, que permite la entrada a la investigación.

Ordenación: Este proceso, que parece simple, es delicado. La ordenación es alfabética en las secciones y series, y cronológica en cada una de ellas, lo que permite el control y búsqueda de los documentos. Darle a este proceso la importancia debida es lo que permitirá conservar por más tiempo íntegro el archivo, pues una mala ordenación demerita la clasificación y abona a la pérdida de información.

Resguardo: Se contempla en la actividad de colocar en cajas; requiere de un elemento necesario y visible que sirve de identificación y control: la etiqueta que consigna la información del contenido, nombre del fondo, sección, serie, años, número de expedientes o libros y número de caja; esta misma información está contenida en el inventario, que es un registro digital, en el que es posible mencionar y recuperar observaciones y descripciones de los expedientes, lo que facilita aún más la búsqueda y permite agregar información descriptiva del contenido por caja.

A la par de estos procesos se realiza también trabajo de conservación preventiva, la remoción de la suciedad provocada por el polvo, el retiro de la concreción por hongos y deyección de insectos mediante una aspiradora especializada; el uso de bisturís, espátulas, goma rallada, algodón y brochas como herramientas básicas o de primeros auxilios para complementar la limpieza. Otro principio de conservación es el retiro de los elementos metálicos como broches, clips, alfileres y grapas que deben ser separados de la documentación, debido al deterioro que provocan en el papel al oxidarse. Estas medidas ayudan a evitar o detener la degradación de los documentos, alargando la vida de ese testimonio de la historia escrita.

El inventario es el producto final del proceso de organización, un instrumento de control y consulta que permanecerá como testimonio de lo recuperado.

Desde la creación de la Coordinación de Archivos se han organizado los archivos municipales de Teococuilco de Marcos Pérez, Santiago Lalopa y San Baltazar Yatzachi el Bajo; el archivo de la alcaldía de San Pablo Huixtepec; los archivos parroquiales de Santa María de la Natividad, de Tecomaxtlahuaca, San Miguel Tlacotepec, Santo Domingo Tehuantepec y Santa María Magdalena Tequisistlán. Tuvimos una participación especial en la recuperación de material documental en la Casa de la Cultura de Juchitán de Zaragoza y Santo Domingo Tehuantepec, con importantes acervos bibliográficos, fotográficos y colecciones que son legado para la historia local.

Cada archivo nos regala un aprendizaje que no será posible comprender sin la participación de los lugareños, pues la contextualización de su historia enriquece y da vida a lo escrito hace cientos de años, otorga significado para ellos y para la historia del lugar. Es por ello que los archivos son considerados fuentes de conocimiento primario que nos permiten conocer las entrañas de las instituciones. Darle valía a este trabajo archivístico por su aportación a la conservación de la memoria escrita histórica y vigente, debe alcanzar todos los ámbitos de reconocimiento.

PROHIBIR O NO PROHIBIR LOS PLÁSTICOS, ÉSA ES LA CUESTIÓN

Vivimos momentos inciertos sobre el costo-beneficio ambiental que tienen los plásticos en nuestras vidas. Por un lado, estos polímeros nos han ayudado a disminuir la cantidad de metal, madera y otros materiales, ahorrándonos mucha energía y materias primas, a tal punto que algunos creen que usarlo es una solución verde. Pero por otro lado, somos testigos de la devastación y el daño ecosistémico que deja el abuso de este material, creando artículos que llamamos desechables y que luego afectan a otros seres vivos de este planeta.

El punto es que mientras nuevos materiales más amigables con el medio ambiente son creados, debemos decidir qué pasará con los actuales. Los mismos que colapsan nuestros sistemas de drenaje, van a dar al mar y allí son ingeridos por más de 700 especies, causando su intoxicación y muerte, haciendo un daño irreparable a los ecosistemas y a las personas que subsisten directa o indirectamente de los recursos del mar.

Iniciativas como el cambio de legislación en los estados de Querétaro, Veracruz, Baja California y San Luis Potosí, entre otros, muestran que una forma de poner un alto a la contaminación por plástico se puede lograr por medio de prohibiciones. Muchos países están adoptando estas medidas, poniendo sobre la mesa el debate de cómo podemos prescindir de estos artículos superfluos como las bolsas o los popotes y, además, ponen presión a la industria para la creación de nuevos materiales 100% biodegradables e inocuos que permitan seguir conservando y distribuyendo los productos.

Como es de esperarse, la industria del plástico requiere defender sus negocios. Seguro nos hablarán de las miles de bondades de estos materiales y resaltarán cómo no podemos vivir sin ellos, de lo contrario tendríamos que volver a lo compleja que era la vida antes de 1950, cuando los primeros polímeros plásticos se crearon. Nos dirán que la solución es el reciclaje y que si lo hacemos más y mejor el problema se soluciona, pero eso no será cierto del todo.

Menos del 10% del plástico se ha reciclado desde su creación. Diversos estudios han demostrado que el reciclaje no es una solución para la actual crisis de la contaminación plástica. En el mejor de los casos, si aplicáramos la mejor tecnología disponible, la reciclabilidad alcanzaría el 53%, y para ser honestos, no todo lo que es reciclable necesariamente se recicla.

Recientemente el Panel Asesor Científico y Técnico (STAP) del Programa de Medio Ambiente de Naciones Unidas (PNUMA) indicó que la economía circular en sí misma no resolverá el problema de la contaminación plástica, si dichas medidas no van acompañadas de políticas serias de reducción en la fabricación de nuevo material plástico.

No podemos esperar a que todo el plástico sea reciclado porque ésta es una utopía que no ocurrirá al 100%. Prohibir los plásticos de un solo uso es el primer paso para cuestionarnos sobre el abuso que hemos hecho de estos polímeros en nuestras vidas y la responsabilidad que tienen las corporaciones que decidieron vendernos todo, absolutamente todo, en este material. Aclaro que no se trata de acabar con este material para siempre, pero al menos deben estar prohibidos cuando su vida útil es infinitamente inferior a la cantidad que demorarán en descomponerse en el ambiente. Por ejemplo, una bolsa plástica de polietileno tiene una vida promedio de 12 minutos y luego demora entre 150 y 400 años en descomponerse.

En el estado de Oaxaca han sido los municipios quienes han marcado la pauta prohibiendo estos plásticos innecesarios. Esto sin duda trae beneficios como: mayor eficacia del sistema de recolección de basura, ahorro para los comercios, beneficios para el turismo, pero, sobre todo, un beneficio para el medio ambiente local y aquellos que gozan de sus bondades en el estado. Es hora de que el gobierno estatal haga eco de estas iniciativas y legisle sobre el tema.

Esperemos que Oaxaca y más estados se atrevan a regular y legislar sobre prohibiciones a este tipo de plásticos de un solo uso, y tomemos conciencia como sociedad acerca de terminar con este modelo de cultura basado en usar y tirar, el cual no es sostenible en el tiempo, en este planeta de recursos finitos, y que pronto el modelo económico migre hacia nuevas formas de entregar los productos a los consumidores en armonía con los ciclos biogeoquímicos del planeta.

IDENTIDAD GRÁFICA QUIAVINÍ – TEXTILERÍA ARTESANAL

El principal propósito del proyecto de Andares del Arte Popular es el apoyo a la comercialización y la difusión del arte popular. Es por eso que además de la compra directa a artesanos, se ofrecen otros servicios y programas que abarcan distintos ámbitos profesionales que aportan beneficios a los artesanos y a sus talleres.

Contamos con diversas áreas que brindan servicios y apoyo en temas de contabilidad, administración, ventas y diseño. Éste último cuenta con un laboratorio, que se encarga de aportar ideas y elementos que acompañan a los talleres en su desarrollo y crecimiento, así como herramientas y consejos para la mejora de sus piezas al momento de su creación.

De acuerdo a lo anterior, el laboratorio de diseño realizó por primera vez la aportación teórica y física de un logotipo, el cual es una de las necesidades esenciales para toda empresa, establecimiento y, en este caso, taller. Este elemento dará pauta para que el público comience a familiarizarse aún más con ellos y con el trabajo que realizan.

En esta ocasión el ejercicio fue realizado con el taller Quiaviní Textilería Artesanal, de San Lucas Quiaviní, Oaxaca, conformado por Isabel Hernández y Romualdo Curiel, un matrimonio que trabaja día con día para dar a conocer y comercializar su trabajo.

Con base en una visita previa a los artesanos y a la serie de inquietudes y deseos manifestados, se inició con el proceso de diseño, en el cual se buscó responder y plasmar lo expresado por Isabel y Romualdo, para llegar a un correcto y funcional resultado final.

La entrega consistió en un logotipo que representa elementos y características enraizadas a sus textiles, el diseño de tarjetas de presentación, etiquetas de instrucciones de lavado de sus piezas y por último un sello para las bolsas donde coloquen sus productos.

Todo lo aportado a los artesanos fue tomado por los mismos de manera satisfactoria y de total agrado, lo cual fue otra de las intenciones que se tenía al principio del proyecto.

Al ser el primer ejercicio de este tipo se espera que en el futuro se aporten más servicios y que además el arte popular se lleva a más lugares a través de su difusión.

ALLÁ, EN SAN MATEO, UNA VEZ UNA MUJER:

Para las maestras: Mercedes, Edith, Zoraida, Nubia, Roselia, Griselda, Lupe, Wendolyn, Luz, Flavia, Tomasa, Brenda y Alina.

San Mateo del Mar es un lugar en el que la magia pervive. Antes de llegar nos topamos con un descampado en el que, además de breves y ligeras sábanas de sal, se encuentran un par de furgones derrengados que bien pueden confundirse con los guardianes del lugar, dos viejos camiones de volteo de un blanco jaspeado por la herrumbre, el polvo y el olvido.

Estamos en San Mateo. El viento aligera la pesadez de un sol pleno antes del mediodía. El aire se pinta de colores con el andar de las mujeres. Las faldas vuelan luciendo sus morados, naranjas, verdes y azules, mismos que hace sesenta años sorprendieron a Lourete Sejourné y que hoy siguen presentes. Ella hizo catorce horas en una carreta jalada por bueyes, ahora se hacen poco más de cuarenta minutos.

Ya en pláticas y lecturas había venido a San Mateo, ya me había bañado pues en sus lagunas. Un amigo se vino a vivir para darle vida a Nosotros el viento, una novela polifónica que se nutre de la filosofía ikoot; y en enero de este año me encontré Supervivencias de un mundo mágico, libro en el que Lourete Sejourné busca los recaudos de la magia y la filosofía de algunos pueblos de Oaxaca. El último ensayo, el más extenso, está dedicado a San Mateo del Mar. El primero tampoco tiene desperdicio, en él se retrata lo que pasaba en Juquila una vez llegada la procesión.

Estamos en una extensión del preescolar: una maestra, un baño portátil, siete sillas, una mesa, siete niños y una sombra (no es adivinanza), son el preescolar que aparece y desaparece en los brazos de la persona encargada de montarlo y desmontarlo. Aquí cantamos, leemos, compartimos libros de cartoné y moldeamos plastilina. Luego de trabajar con los pequeños, nos vamos a la primaria.

Hay algo en los ojos ikoots que los presume inteligentes. Edgar Olmedo (compañero de ruta, maestro y amigo) sugiere que se debe a la alta ingesta de Omega 3 de un pueblo en el que los más dependen del mar y sus lagunas. Supongo lo mismo, mas sospecho otras razones un poco menos intestinales…

En los salones de palma y piso de arena devoran historias los niños tragacuentos. Nosotros leemos y ellos escuchan. Ahí surge y hace de las suyas Malvado conejito, se subleva El pequeño Cuchi Cuchi, espuma rabia La peor señora del mundo, y Yoavi, protagonista de Romper el cerdito, libera a Pesajson en un campo de ortigas. Bajo esa sombra: pájaros, ranas, aviones y conejos papirofléxicos se mezclan con las sonrisas. El asombro escapa de los ojos niños, cargados todos de un negror espléndido.

Roselia es la directora del colegio de bachilleres, una mujer práctica e inteligente. Abundan en el Istmo, pero en San Mateo son más que evidentes. Aquí no hay ceibas, pochotes ni huanacaxtles, quizá por eso las mujeres de San Mateo adquieren esas dimensiones. Es digno de admirar su feminismo pleno y natural. Ese liderazgo suyo que fluye como el agua que fluye.

En el BAI leo fragmentos del ensayo sobre San Mateo. Nada en específico, quiero que ellos se busquen por su cuenta. Los invito a que dialoguen y se reconozcan, o no, en la mirada de la antropóloga. Aquí voy a dejar el libro, para los que quieran leerlo, les digo. Y sé que muchos lo leyeron; lo leí en sus semblantes. Sé también que además de leerlo, van a confrontarlo. Ésa es pues la intención más última de nuestro trabajo: que los chavos se cimbren con lo que leen, lo cuestionen, lo hagan propio.

El maestro Juan nos invita a leer en la radio comunitaria. Edgar elige Sopa de clavo, yo el primer capítulo de Recuerdos del porvenir: “Aquí estoy, sentado sobre esta piedra aparente. Sólo mi memoria sabe lo que encierra. La veo y me recuerdo, y como el agua va al agua, así yo, melancólico, vengo a encontrarme en su imagen cubierta por el polvo…”, escribe Elena Garro en voz de ese pueblo llamado Ixtepec. Y acá, en esta tierra de hombres tecuanes, bajo la sombra de mujeres ceibas, pochotas y huanacaxtles: Andamos leyendo, leyendo andamos y leyendo seguiremos.

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