Boletín FAHHO No. 28 (Ene-Feb 2019)

TECNOLOGÍA Y ARTE POPULAR

Diego Morales

Los procesos artesanales han sufrido cambios que corresponden a diferentes momentos en la historia y evoluciones que como sociedad hemos tenido, pero hay un detonante que sirve de parteaguas para abrirse a la modernidad: la Revolución Industrial significa no sólo el cambio de pensamientos, sino la mecanización de muchos procesos que se entendían como artesanales. El uso de tecnologías para crear sistemas de producción llegó para satisfacer demandas mundiales, y representa el inicio de nuevas especializaciones y la desaparición de algunas que quedaron obsoletas. Proliferó la diversificación de la labor de los artesanos, quienes comienzan a experimentar con nuevos materiales, fusionar técnicas, utilizar nuevas herramientas o adaptar otras más a sus procesos, dándose cuenta de que los alcances de sus conocimientos y la reinterpretación de sus habilidades, en específico del arte popular, mejoran sus sistemas de producción.

En México y América, tras la Colonia, se quedan los diferentes oficios que servían para embellecer los espacios de esos tiempos, que se unieron y mezclaron con los antiguos oficios artesanales que transformaban materias primas en elementos rituales y objetos también utilitarios en las sociedades que precedieron, así comenzamos a identificar las técnicas artesanales que en la actualidad conocemos.

La alfarería por ejemplo, ha evolucionado mucho, desde el mismo torno, que tiene algunos registros prehispánicos en San Bartolo Coyotepec. Las piedras cóncavas que servían para levantar ollas y darles vueltas sosteniéndolas con la mano pasaron a los registros del torno de pie, que evolucionó al del motor. Este cambio respondió a la demanda industrial y a la necesidad de aumentar la producción, pero siempre respetando procesos como la extracción del barro, el horneado, el decorado manual, que no han cambiado mucho. La intervención en la técnica es puntual, pues significa un quehacer que representa respeto. Las modificaciones merecen hacerse con cuidado. Por eso recalcamos la manera en que un diseñador colabora con artesanos, pues merece hacerse con el respeto y la prudencia que la labor exige.

Los avances tecnológicos y el interés de los artesanos por conocerlos y aplicarlos en sus talleres ha hecho que la variedad de posibilidades se amplíe y que las producciones sean más competitivas en el mundo moderno. Como ejemplo están los artesanos alfareros, quienes han investigado los componentes químicos y han encontrado nuevas posibilidades en colores y acabados que muestran de manera diferente su trabajo. La entrada de nuevos hornos de gas que apresuran las quemas y hacen más controlable el resultado, así como el uso de impresiones 3D para crear moldes de piezas modeladas en programas especializados son otros ejemplos. Lo importante es el respeto y el valor que le dan a su trabajo. Podemos apreciar la labor de los artesanos que mantienen vivas tradiciones de nuestros pueblos.

En Andares del Arte Popular trabajamos para llevar al mundo el trabajo de artesanos que buscan mejorar la calidad de sus piezas capacitándose para mejorar sus habilidades.

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