¿Recuerdan del día, hace poco más de un año, en que llenos de angustia y una preocupación monumental informamos al público sobre el cierre indefinido por la amenaza del COVID-19? Debíamos actuar con prudencia y responsabilidad para evitar la ola de contagios y proteger tanto al público como a los miembros de la Fundación, a quienes les será difícil olvidar la ausencia de usuarios en los espacios.
Durante este año aprendimos a trabajar a puerta cerrada, y nos reinventamos para no perder el contacto con nuestra comunidad, que es a quien nos debemos. Así que llevamos más de un año no solo pensando en ustedes, sino preparando proyectos que beneficiarán a la colectividad.
Concebir el día de reapertura nos motivaba y, aunque lo imaginábamos lejano, confiábamos en que sucedería. El trabajo que realizamos con las colecciones que integran el acervo de la FAHHO nos emociona e imaginamos al público que las disfrutará: estudiantes, maestros, lectores voluntarios, investigadores, curiosos y personas interesadas en la cultura, niñas y niños que encontrarán tesoros, amas de casa, abuelos que cuentan historias a sus nietos… esta es una sorpresa que está en camino, cada vez más cerca.
Hoy, atendiendo a las indicaciones de las autoridades de salud, les compartimos con una gran sonrisa y alegría, la noticia de que reabriremos, paulatinamente, nuestros espacios. Hemos decidido comenzar con tres sitios: el Centro Cultural San Pablo, el Museo de la Filatelia y el Museo Textil de Oaxaca. Cada sede tendrá un aforo limitado, extremaremos las medidas de seguridad y seremos responsables con esta oportunidad que se nos brinda. Tendremos que acoplarnos a esta nueva forma de vida en la que todos debemos ser más conscientes y cuidadosos por el bien de nuestras familias. De igual manera, todos debemos seguir cuidándonos. Por nuestra parte, para no exponer a los más pequeños, decidimos no abrir todavía las bibliotecas ni el Museo Infantil de Oaxaca, así que para reunirnos en estos sitios tendremos que esperar un poco más.
Queremos agradecerles por seguir nuestras redes sociales, por estar atentos a las retransmisiones de conciertos y conferencias, por seguir el canal de YouTube de nuestros espacios, pero más que nada, por cuidarse. Y confiando en que no bajaremos la guardia, ¡los esperamos más mocionados que nunca!
Sigan la liga de nuestro protocolo de seguridad en los diferentes espacios:
Casiopea es una publicación para el púbico infantil que fomenta la toma de conciencia sobre la conservación del patrimonio cultural y natural, a partir de actividades y contenidos lúdicos para niños, niñas y sus familias.
La Fundación Alfredo Harp Helú Oaxaca (FAHHO), a través de la coordinación de Medio Ambiente, invita a participar en el programa de Reforestación Social FAHHO 2021 Oaxaca que en esta ocasión tiene como objetivo principal la reforestación de cuencas y microcuencas, ecosistemas degradados y plantaciones de leña combustible.
En coordinación con la sociedad, y fomentando la protección y cuidado del medio ambiente de nuestro estado, se pretende la reforestación de 5 mil hectáreas en las 8 regiones del estado, con la donación de 5 millones de árboles por parte de la FAHHO.
Para participar, los interesados deben enviar una solicitud de donación de árboles al correo ecologia@fahho.mx o entregarla en original firmada y sellada, al vivero más cercano. Dirigir el oficio de solicitud a la Fundación Alfredo Harp Helú Oaxaca (FAHHO) y/o a las autoridades municipales y agrarias de los municipios donde se ubican los viveros participantes en la producción.
Los árboles donados son específicos para el programa de Reforestación Social de la FAHHO, no podrán ser utilizados en ningún programa oficial federal o estatal que implique subsidio para la producción o compra de planta.
Conoce todos los detalles de la convocatoria en: https://fahho.mx/reforestacion-2021/, para mayores informes comunicarse a la Coordinación de Medio Ambiente FAHHO, teléfono de contacto 01-951 5018800 extensión 150 y 151 o al correo ecologia@fahho.mx
OBJETIVO. Reforestación de cuencas y microcuencas, ecosistemas degradados y plantaciones de leña combustible, con la participación social, fomentando la protección y cuidado del medio ambiente de nuestro estado.
META. Reforestación de 5 mil hectáreas en las 8 regiones del estado, con la donación de 5 millones de árboles por parte de la FAHHO.
REQUISITOS.
– Los árboles donados son específicos para el programa de Reforestación Social de la FAHHO, no podrán ser utilizados en ningún programa oficial federal o estatal que implique subsidio para la producción o compra de planta.
– Carta compromiso indicando que se asume la tarea de realizar las labores de reforestación aplicando las recomendaciones correspondientes por el COVID-19.
– Identificación oficial vigente con fotografía. Para el caso de autoridades municipales o agrarias, deberán enviar su acreditación vigente como autoridades.
– Enviar solicitud de donación de árboles al correo ecologia@fahho.mx o entregarla en original firmada y sellada, al vivero más cercano. Dirigir el oficio de solicitud a la Fundación Alfredo Harp Helú Oaxaca (FAHHO) y/o a las autoridades municipales y agrarias de los municipios donde se ubican los viveros participantes en la producción.
– La solicitud deberá cumplir con el siguiente contenido:
1 -Para solicitudes menores a 2,500 árboles. Entregar oficio de solicitud de donación donde se haga mención a que se comprometen a sembrar los árboles donados y que estos serán utilizados exclusivamente para el programa de Reforestación Social que promueve y apoya la FAHHO; especificar la ubicación del lugar donde se hará la reforestación (nombre del predio o paraje); mencionar que se comprometen al cuidado y mantenimiento posterior de los árboles; mencionar que el predio o predios a reforestar se encuentran libres de conflictos sociales y agrarios y que al concluir las actividades de reforestación se comprometen a entregar vía correo electrónico un informe con material fotográfico de los trabajos realizados.
2 -Para solicitudes mayores a 2,500 árboles y menores a 5,000 árboles. Adicional a los requisitos del punto 1, deberá entregar macro y micro localización del predio o predios a reforestar, donde se especifiquen colindancias y la superficie destinada a la reforestación.
3 -Para solicitudes mayores a 5,000 árboles y menores de 30,000. Adicional a los requisitos del punto 1, deberá entregar macro y micro localización del predio o predios a reforestar en formato Shapefile, donde se especifiquen colindancias y la superficie destinada a la reforestación e indicar la densidad de siembra de árboles por hectárea.
4 -Para solicitudes mayores a 30,000. Adicional a los requisitos del punto 1, deberá entregar un perfil de proyecto especificando la ubicación del predio o predios en formato Shapefile.
– Al concluir las actividades de reforestación el beneficiario se compromete a entregar un informe con material fotográfico de los trabajos realizados.
*Una vez recibida la solicitud y los anexos estos se validarán, si cumplen con los requisitos se autorizará un vale que será enviado vía correo electrónico o entregado a través del vivero correspondiente, para que el beneficiario pase por sus árboles al vivero asignado, en donde deberá entregar la documentación completa de forma impresa, en original y copia, según sea el caso.
VIVEROS PARTICIPANTES EN LA PRODUCCIÓN.
Valles Centrales: vivero el Tequio Sierra Sur: vivero Monjas Sierra Norte: vivero Ixtlán y vivero Tlahuitoltepec Mixteca: vivero Yanhuitlán, vivero El Vergel Tlaxiaco, vivero Aldama Chalcatongo, vivero Yosocuta Huajuapan Istmo: vivero El Espinal y vivero El Porvenir Chimalapa Cañada: vivero Concepción Pápalo
ESPECIES DE ÁRBOLES DISPONIBLES PARA DONAR.
NATIVAS
TEMPLADO FRÍO
TROPICAL Y ORNATO
ELITE
CEDRO BLANCO
CAOBILLA
GUAMUCHIL
PINO AYACAHUITE
CEDRO ROJO
HUAJE ROJO
PINO GREGGII
GUANACASTLE
HUAJE VERDE
PINO OAXACANA
MELINA
JARILLA
PINO ABIES
MORINGA
RAMÓN
PINO PATULA
GUAYACÁN
SABINO
PINO PSEUDOSTROBUS
GRISIÑA
TEPEHUAJE
ENCINO
PRIMAVERA
TIMBRE
PINO MICHOACANA
ROBLE
MEZQUITE
PINO TEOCOTE
JACARANDA
PATA DE VACA
FRAMBOYÁN
CEIBA
QUEDA PROHIBIDO EL USO DE ESTOS ÁRBOLES CON FINES POLÍTICOS, DE PROMOCIÓN PERSONAL, DE LUCRO Y OTROS DISTINTOS A LO ESTABLECIDO.
LA ENTREGA DE PLANTA INICIARÁ EL 15 DE JUNIO DE 2021.
Para mayores informes comunicarse a la Coordinación de Medio Ambiente FAHHO, teléfono de contacto 01-951-5018800 extensión 150 y 151 o al correo ecologia@fahho.mx
La Fundación Alfredo Harp Helú Oaxaca, a través de la Coordinación de proyectos educativos y el programa Seguimos Leyendo, invita a participar en el:
CONCURSO DE FOTOGRAFÍA: CELEBRANDO LA MATERNIDAD
BASES:
• Podrán participar todas las madres que vivan en la ciudad de Oaxaca de Juárez y zona metropolitana.
• Sin límite de Edad
¿Cómo participar?
• Compartiendo con nosotros una fotografía a través de la cual nos cuentes: ¿Qué significa para ti la maternidad?, ¿cómo la reflejas?, ¿Cómo la agradeces?, ¿Cómo la celebrarías mediante con una foto?
• Obligatorio acompañar con un “pie de foto” consistente en un título, palabra, frase o un brevísimo mensaje que teja la historia e imagen.
• La fotografía y el pie de foto deben ir juntos en la sección de comentarios. De ser publicado por separado la publicación quedará descalificada.
Cualquier apoyo que requieran respecto a lo señalado las atenderemos con mucho gusto en el teléfono 951 50 188 00 ext. 160 de lunes a viernes de 09:00 a 15:30 horas.
• Las publicaciones que se hagan en otras cuentas no se considerarán dentro del concurso.
• Solo se deberá hacer una publicación por madre participante.
¿Cómo se elegirán a los ganadores?
• Se premiarán a los tres primeros lugares: Primero, segundo y tercero.
• Los ganadores serán elegidos por un “jurado calificador” integrado por niños y adultos, quienes elegirán las fotografías más creativas, significativas y reveladoras.
¿Cuáles son los premios?
PRIMER LUGAR: Un vale de $1,000.00 (Mil pesos 00/m.n) para la compra de libros.
• SEGUNDO LUGAR: Un vale de $800.00 (Ochocientos pesos 00/m.n.) para la compra de libros.
• TERCER LUGAR: Un vale de $500 (Quinientos pesos 00/m.n.) para la compra de libros.
Los vales se podrán canjear única y exclusivamente en la librería Grañen Porrúa ubicada en la calle de Macedonio Alcalá 104, Col. Centro, Oaxaca de Juárez, México, donde además se les proporcionará el 15% sobre el valor total de su compra.
¿Cuándo se darán a conocer a los ganadores?
• Los anunciaremos el día 11 de mayo a través de nuestra página de Facebook Seguimos Leyendo.
¿Cómo se realizará la entrega de los premios?
• Los vales de regalo se estarán entregando en las oficinas del Programa Seguimos Leyendo ubicada en la calle Independencia 903 colonia Centro, en un horario de 9 a 15:30 horas de lunes a viernes, antes del 15 de mayo del 2021.
FECHAS
• La convocatoria está abierta a partir de su publicación y se cierra el día 10 de mayo a las 09:30 horas.
LO NO PREVISTO EN ESTA CONVOCATORIA SERÁ RESUELTO POR LOS ORGANIZADORES.
La Fundación Alfredo Harp Helú, Oaxaca A.C., en adelante (FAHHO), en coordinación con Banco Nacional de México, S.A., integrante del Grupo Financiero Banamex, en adelante Citibanamex, le invitan a participar en el Programa Home Runs Citibanamex 2021, para la donación de recursos a instituciones que destacan por su trayectoria de trabajo y compromiso social a favor de quienes más lo necesitan en el estado de Oaxaca.
Para esta edición 2021, la FAHHO asignó una bolsa de $7,500,000.00 (siete millones quinientos mil pesos 00 /100 M.N.) para el impulso a instituciones con afectaciones derivadas del Covid-19, en los siguientes rubros:
– Bienestar social
– Educación
– Cultura
– Proyectos productivos
– Salud
– Fomento al deporte
– Ecológico ambiental
Requisitos para participar
1. Ser donataria autorizada por el Servicio de Administración Tributaria (SAT) de acuerdo con la publicación en el Diario Oficial de la Federación del 12 de enero 2021 y no haber sido Revocados dentro de las actualizaciones posteriores, publicadas por el SAT dentro del mismo Diario.
2. Ser la institución que ejecutará directamente el proyecto en el estado de Oaxaca.
3. Contar con órganos de decisión y representación legal vigentes (Consejo Directivo, Patronato, Mesa Directiva u órgano equivalente).
4. En caso de los Municipios: constancia de mayoría y acreditaciones.
5. Haber cumplido en tiempo y forma con la comprobación de cualquier donativo previamente otorgado por la Fundación Alfredo Harp Helú Oaxaca. A.C.
6. Cuenta establecida en Banco Nacional de México, S.A. para que, en caso de ser beneficiadas, se les pueda efectuar la transferencia electrónica.
7. Solicitar la inscripción al correo: homeruns@fahho.mx – Las asociaciones deberán enviar desde su correo institucional un oficio en papel membretado sellado y firmado por el representante legal. – Los municipios deben solicitar desde su correo institucional la inscripción mediante un oficio en papel membretado, sellado y firmado por el presidente y síndico municipal, incluir el número telefónico del municipio.
– En respuesta, la FAHHO expedirá un correo con las carpetas en donde deben ingresar sus proyectos y soportes documentales.
8. La fecha límite para la recepción de soportes documentales y proyectos es el día 4 de junio 2021.
9. Los proyectos serán evaluados y seleccionados por el Comité de la FAHHO. Notificaremos mediante correo electrónico a las instituciones participantes los resultados correspondientes de conformidad con la bolsa de recursos disponibles para la entrega de los donativos, a más tardar el día 30 de junio 2021
10. Durante su ejecución, el proyecto estará sujeto a una verificación por parte de la FAHHO, con la finalidad de evaluar los avances y la aplicación de recursos.
Comprobación del donativo
La fecha límite para recibir las comprobaciones será el día 17 de diciembre 2021.
Los beneficiados deberán agregar cinco fotografías y otorgar el derecho de uso a la Fundación Alfredo Harp Helú Oaxaca, A.C. Las fotografías servirán como evidencia de la aplicación del donativo entregado.
Aviso de Privacidad
En caso de recabar datos personales de las personas físicas pertenecientes a las organizaciones invitadas a participar en el programa Home Runs Citibanamex-FAHHO 2021, en la FAHHO estamos convencidos de la relevancia e importancia del cuidado de su información personal. Es por ello que aplicamos lineamientos, políticas y procedimientos para proteger su información. Para más información sobre la protección de sus datos personales acuda a la siguiente liga: https://fahho.mx/aviso-de-privacidad/
La Fundación Alfredo Harp Helú de Oaxaca a través de la Biblioteca de Investigación Juan de Córdova, el Centro de las Artes San Agustín y la Asociación Amigos del Instituto de Artes Gráficas de Oaxaca y del Centro Fotográfico Manuel Álvarez Bravo convocan a personas y organizaciones a realizar nominaciones para el Premio FAHHO-CaSa Emiliano Cruz.
Emiliano Cruz Santiago era un joven de San Bartolomé Loxicha. Desde los 19 años hasta su muerte repentina a los 29 años, dedicó su vida a la documentación, descripción y promoción de su lengua materna, el dí’zdéh (zapoteco miahuateco).
Cruz Santiago llevó a cabo diversos proyectos como la recopilación de un diccionario, una colección de cuentos, una antología de creencias tradicionales, una novela, libros infantiles, un proyecto de etnobotánica, talleres de ortografía, concursos de poesía y canto y más, todo en zapoteco.
El premio FAHHO-CASA Emiliano Cruz Santiago busca reconocer y apoyar a personas que, como Cruz Santiago, promueven sus lenguas de manera individual o colectiva bajo su propia iniciativa.
BASES GENERALES
Puede ser nominada cualquier persona, hablante de alguna de las lenguas nacionales, que haya demostrado una extraordinaria labor en favor de su lengua.
Las nominaciones deberán ser enviadas por parte de terceras personas, organizaciones o autoridades municipales.
Si las personas realizan o realizaron actividades remuneradas por parte de alguna institución para documentar, describir, promocionar o divulgar las lenguas originarias, debe demostrarse que la razón por la que se le nomina, va más allá de sus deberes oficiales.
Las nominaciones se enviarán en un archivo PDF, y deberán incluir la siguiente información:
Datos generales de la persona nominada (nombre completo, dirección, teléfono, correo electrónico)
Descripción del trabajo realizado, esto incluye detalles de por qué se debe considerar al candidato
Descripción del impacto de su trabajo en en las comunidades hablantes.
Tres referencias de beneficiarios, autoridades municipales o educativas, líderes comunitarios, y cómo se relacionan con su trabajo.
Puede incluirse información adicional que respalde la nominación, como sitios web, artículos de noticias, publicaciones en redes sociales, otros premios otorgados al candidato, fotografías del trabajo en comunidad.
La recepción de las nominaciones iniciará a partir de la publicación de esta convocatoria y cerrará viernes 24 de septiembre de 2021.
Un comité, que podrá estar conformado por personas de las instituciones convocantes, recibirá las nominaciones y podrá contactar a los nominados, o a personas que tengan conocimiento del trabajo realizado.
El premio podrá declararse desierto a consideración del jurado.
Las nominaciones podrán enviarse por correo electrónico a premioemilianocruz@gmail.com En el cuerpo del correo deberán anotar datos de la personas, grupo, o institución que nomina (nombre completo, domicilio, y teléfono de contacto).
El premio consiste en: $30,000 (treinta mil pesos) y un reconocimiento.
Yo no aplasto la corola de milagros del mundo ni extermino con la inteligencia los enigmas que encuentro en mi senda, en las flores, en los ojos, sobre labios o tumbas. La luz de los otros ahoga el hechizo de lo desconocido que se esconde en las profundidades de la oscuridad, pero yo, yo con mi luz aumento el misterio del mundo. Así como la luna con sus blancos rayos no disminuye, sino, temblorosa, aumenta más el secreto de la noche, así enriquezco yo también el oscuro horizonte con altas flores de sagrado misterio y todo lo que es incomprensible cambia en misterio más grande todavía bajo mis ojos, porque yo amo flores y ojos y labios y tumbas.
La imagen que ilustra el Diccionario Enciclopédico de la Lengua Castellana, es una obra de Édouard-Henri Avril (1849-1928) y de los grabadores Narcisse Navellier (1837-1907) y Alexandre Léon Marie, quien trabajó con Navellier de 1855 a 1906. El lexicógrafo y catedrático español Manuel Alvar Ezquerra plantea que uno de los grabadores también podría ser el escultor Édouard Navellier (1865-1944), hijo de Narcisse. Alvar Ezquerra nos describe esta ilustración magistralmente:
En el centro de ella, en una cartela, se representa sentada en un exterior a Minerva –o Atenea–, con gesto pensativo, leyendo un libro, con los atributos de la sabiduría, no de la guerra. A la izquierda de la imagen, al fondo se ve un templo, el de la sabiduría. El brazo de la diosa se apoya sobre otros libros cerrados que hay sobre un capitel jónico; en el tejuelo de uno de ellos está escrita la palabra lexique, alusión inequívoca al Diccionario Enciclopédico, y a la protección que le concede la diosa. A la izquierda de la imagen se representan las artes; unos pinceles para la pintura, el propio templo para la arquitectura, el capitel para la escultura. Al otro lado, lo representado son las ciencias: una piedra vertical con la imagen de lo que parece un fósil de un reptil, para la zoología y la geología, delante de la cual hay un astrolabio, sobre el que están unos instrumentos ópticos, para la astronomía y la navegación, y, delante, un cartabón para la geometría. Sobre la figura y bajando hacia la derecha vemos un árbol y otras plantas para simbolizar la botánica. Alrededor de esta cartela aparece un gran follaje de hojas de acanto, en cuyos huecos hay una treintena de imágenes que hacen referencia a ciencias, artes, técnicas, instrumentos, naturaleza…, esto es, el contenido del diccionario. El nombre del autor de la estampa se ve nítidamente en el ángulo inferior de la izquierda de la cartela central: P. Avril, mientras que el de los grabadores, Navellier-Marie, está en el ángulo inferior derecho del conjunto.
Veamos qué nos dice sobre el misterio este diccionario decimonónico:
Misterio [Del lat. Mysterium]
Arcano o cosa secreta en cualquier religión.
En la religión católica, cosa inaccesible a la razón y que debe ser objeto de fe. “Confesar quiero en presencia del cielo y de la tierra y sus moradores, y del criador universal de todo y Dios eterno, que llegando a tomar la pluma para escribir el arcano misterio de la Encarnación, desfallecen mis flacas fuerzas, enmudece mi lengua y se hielan mis discursos” (M. Agreda).
Cualquier cosa arcana o muy recóndita, que no se puede comprender o explicar. “Hija mía, procura con todo tu afecto no olvidar en tu vida la noticia de los misterios que en este capítulo te he manifestado” (M. Agreda).
Negocio secreto o muy reservado. “Sólo Antoñona, que era un lince para todo, y más aún para las cosas de su niña, había penetrado el misterio” (Valera).
Cada uno de los pasos de la sagrada vida, pasión y muerte de Jesucristo, cuando se consideran como separación. “Los Misterios del Rosario”.
Cualquier paso de éstos o de la Sagrada Escritura, cuando se representan con imágenes.
Ceremonias secretas del culto de algunas falsas divinidades, o de cualquiera asociación o secta.
Nombre genérico con que se designaban ciertas piezas de teatro representadas en la edad media, cuyos asuntos estaban sacados de la Biblia, del Nuevo Testamento, o de la vida de los santos, y en las cuales se hacía intervenir a Dios, a los ángeles, a los diablos, etc.
Hablar uno de misterio. Fr. Hablar cautelosa y reservadamente, o afectar oscuridad en lo que dice, para dar en que entender y que discurrir a los que oyen.
Hacer misterio. Fr. Hablar de Misterio.
No ser una cosa sin misterio. Fr. Fig. No haber sido hecha por acaso y sin premeditación, sino con motivos justos y reservados.
Sinon. Misterio, Secreto. Misterio significa la cautela, reserva y oscuridad con que manifestamos un pensamiento o participamos una cosa reservada para dar que entender y que discurrir a los que nos oyen. Secreto es el silencio cuidadoso de no revelar ni descubrir lo que conviene que esté oculto. Estas palabras se diferencian en que el Misterio es un modo de hablar y el Secreto un medio de callar lo que nos conviene. Se guarda un secreto siempre y cuando, resistiéndonos a las sugestiones de los que ponen a prueba nuestro silencio meditado, no manifestamos el hecho o la idea que nos puede perjudicar. Se guarda misterio cuando enunciamos con palabras y maneras cautelosas lo que debemos callar.
El secreto es una virtud, el misterio una debilidad. El secreto es propio de los hombres de carácter; el misterio de las personas que pueden seducirse con facilidad. El secreto representa una idea grande y consecuente.
Un diccionario es un lugar en donde el misterio habita y descubre, en sus voces y acepciones, el camino que permite comprender y descubrir innumerables maneras de despejar una duda, conocer la raíz etimológica de las palabras, una “definición, equivalencia o explicación”. En el Diccionario Enciclopédico de la Lengua Castellana de Elías Zerolo, et. al. (1895) encontramos el misterio mismo y sus profundas implicaciones. Un diccionario es, si se mira bien, el instrumento más acabado del arte de la duda.
Dicen que los muertos no hablamos. Quizá, algunos no suelen hacerlo. Y aunque todo esto es muy misterioso, Juan Rulfo lo sabía muy bien. Es verdad, con el tiempo las palabras han ido perdiendo fluidez y consonancia, pero no importa, no hay otra manera, por lo menos así nos enseñaron y todavía no se ha inventado algún método mejor.
¿No me creen? ¡Cómo! ¡En este momento les estoy hablando y bien que me están poniendo atención! No se preocupen, ni se asusten, no es un asunto de mediadores. Solo quiero aclararles que ustedes, amados lectores y escuchas, tienen el don de comprender las palabras de los muertos. ¿Se extrañan? ¡Cómo! Bueno, la humanidad está llena de historias, literalmente, increíbles, como la de dioses que juegan con el destino de los hombres, la de iniciados que bajan al infierno, de viajeros a las estrellas y de aquellos que, pareciendo inocentes, resultan ser los verdaderos criminales, y, díganme, ¿cuántas veces no han escuchado a los animales que nos refieren lecciones morales con sus fábulas? Pregúntenle a Homero, Virgilio, Esopo, Quetzalcóatl, a Antonio Helú y al Principito de Saint-Exupéry. Pero no teman, incluso los incrédulos y escépticos son capaces de sentir las voces de los muertos. La amenaza, para nosotros, siguen siendo los desinteresados y, créanme, el mundo está lleno de desidiosos.
Las palabras nos arropan con su magia, por eso, desde siempre las amé. Los cantos de mi madre mecieron mis sueños y los cuentos árabes que leía mi padre me envolvieron en su fascinación. Él era un hombre de ley y sus enseñanzas sellaron mi vida para siempre. Tanto amé las palabras que estudié Letras árabes y me enamoré de la poesía. Me volví un aficionado a las declamaciones Al Zajal, esas que se cantan con un pandero o un tamboril en alguna celebración sobre la vida, el amor y la muerte. Mis paisanos y yo solíamos sentarnos alrededor de la mesa llena de platos variados con el mezze libanés y vasos llenos de arak, entonces declamábamos versos y, de forma improvisada, comenzaba el desafío poético, enaltecíamos la belleza de Líbano y el diálogo entre las diversas comunidades.
En el Bled, mi tierra, conocí el amor y la belleza. Mis ojos se deslumbraron al ver a Wadiha, la luz de mi inspiración; era como si los rayos del sol la hubieran tejido y las rosas del jardín hubieran teñido sus mejillas. Tenía tan solo quince años cuando le propuse matrimonio y, después de la boda, zarpamos hacia América, con la esperanza puesta en el horizonte. ¿Qué nos guiaba? ¿Eran los sueños, la valentía, el temor? Sí, todo eso y otros sentimientos encontrados. Llegamos a México de luna de miel y nunca más volvimos a Líbano. Mi alma quedó dividida en dos: una, que evocaba los recuerdos y los dolores de mi patria, y la otra, que me acompañaba en el nuevo país que haría mío.
Pero no quiero distraerlos. Las palabras de los muertos, como les decía, siguen vivas y en mí ha prevalecido la esperanza, he sido muy paciente. La memoria de mis palabras quedó viva en las anécdotas que mis hijos mexicanos contaban a mis nietos y estos a sus hijos. La oralidad ofrece frescura y vitalidad, eso me mantenía vivo. Pero, aun así, mis palabras vertidas con la dulce tinta seguían a la espera. Esperé más de cien años, hasta que la esposa de uno de mis nietos menores fue la elegida para transcribir mis huellas de amor y mis senderos trazados. Entre una descendencia fructífera, que hoy suman más de trescientos once miembros, por fin, llegó un alma paciente y curiosa que sintió una atracción por mis escritos y buscó la ayuda de otro amigo libanés, Nabil Semaan, para traducir lo que estaba en árabe. Ambos fueron seducidos por la magia de mis letras.
La mujer paciente dice que fue gracias al confinamiento del año 2020 que encontró tiempo para poder transmitir mis palabras a las nuevas generaciones. Según ella, siempre está muy ocupada. Entre sus quehaceres, ella y mi nieto se dedican a sembrar cedros en Líbano y millones de árboles en México, además, rescatan “papeles viejos” para que perduren y encuentren seres alados que le den voz a aquellas letras olvidadas. Ella se siente elegida para reescribir mis palabras y, a veces, jura que la visito, y, mientras tomamos café árabe, le cuento anécdotas de aquellos años cuando llegué a México. Yo soy solo un portavoz, un simple vocero, mi nombre es Al Jawater, Las Ideas, soy el periódico que fundó José S. Helu hacia 1909 y que, después de varias interrupciones, llegué a mi fin en 1935, con la muerte de mi editor. En esta publicación, don José vertió su alma y su visión del mundo. La mujer paciente lo ha comprendido y se ha enterado de algunos detalles de su infancia, ha participado de eventos familiares, ha conocido a sus amigos y sus poemas, ha frecuentado a los miembros y actos de la comunidad libanesa en México, sabe de su admiración por este país, su lealtad por Líbano y cómo consagró su vida a la familia.
Las letras son un vehículo eficaz que nos enlaza con nuestros ancestros, tienen la magia para revivirlos y hacerlos presentes. Lo cierto es que llegó el momento. No sé si fue la pandemia del COVID-19 o la alineación de los astros, pero después de más de cien años de espera, es ahora la ocasión: se cumplió el oráculo y, por fin, las palabras de José S. Helu han cobrado vida y resuenan en los oídos. No lo sé, todo esto es tan misterioso que incluso me pregunto si es verdad que en algún lugar del Olimpo, los dioses habrán escrito el destino de los hombres.
Diversas razones llevan a una persona a abandonar su tierra natal y variados son los retos que enfrenta al llegar a su destino. En el trayecto se plantea innumerables cuestionamientos y sentimientos encontrados: nostalgia, amor por su familia y su patria, tristeza, ilusión, temor, esperanza, pero, sobre todo, posee la ilusión de un cambio positivo en su vida. Esa distancia que hay entre lo que deja atrás y lo que se encuentra al llegar está llena de misterio, porque desconoce lo que tendrá que hacer para salir adelante.
No hay certeza sobre el primer inmigrante libanés que llegó a México, sin embargo, la hipótesis más aceptada es que fue Boutros Raffoul, quien llegó en 1878, entrando al país por el Puerto de Veracruz. En 1888 su hermano Philippe llegó a nuestro país y se estableció en Monterrey, lugar en el que abrió una tienda que atendió hasta 1916, año en el que falleció. Sin embargo, los hermanos Raffoul nunca se encontraron.
Posteriormente, empezaron a llegar más inmigrantes libaneses, entrando casi todos por el Puerto de Veracruz, aunque otros lo hicieron por Progreso, en Yucatán. Entre ellos venían muchos intelectuales y comerciantes. Con el paso del tiempo, la colonia libanesa fue tomando forma y fuerza gracias al trabajo de los inmigrantes y de sus hijos, quienes se convirtieron en grandes empresarios, artistas, deportistas, así como importantes intelectuales que, hasta la fecha, han proliferado y elevado la importancia de los inmigrantes. Hoy en día, la colectividad libanesa asciende a más de 600 000 personas.
CENTRO LIBANÉS
Lo que originó la fundación del Centro Libanés fue la necesidad de contar, para los libaneses de origen, sus hijos y todos los mexicanos, con una casa en la que se pudieran reunir y acercar al arte y la cultura, fortaleciendo su amistad y matizando la dimensión de sus realizaciones.
Fueron los hermanos Antonio, Elías y José Fájer quienes dieron el paso definitivo para la realización de este sueño. El predio ideal se encontró al sur de lo que entonces era el Distrito Federal, en la Colonia Florida, abarcando las calles de Hermes, Barranca del Muerto y Minerva. La persona que realizaría tan importante tarea era un arquitecto mexicano de origen libanés, destacado por sus magníficos proyectos y su amor por el País de los Cedros: Antonio Abud Nacif, quien ya era reconocido por bellas construcciones como el Deportivo Nader, la Hacienda de la Purísima —que posteriormente fue la muy importante ganadería de Pastejé— y otras destacadas obras. La apertura fue el 21 de noviembre de 1962. Don Elías Fájer dio las palabras de bienvenida y la inauguración oficial estuvo a cargo de un mexicano muy querido por la colonia libanesa, el entonces presidente de la república mexicana, Adolfo López Mateos, que dijo: “Quien no tenga un amigo libanés, que lo busque”, frase que nos llenó de orgullo y que mereció una emotiva ovación.
INSTITUTO CULTURAL MEXICANO LIBANÉS
La estatua al emigrante libanés
Desde su fundación, el Instituto Cultural Mexicano Libanés ha jugado un papel importante en las actividades que realiza la colectividad libanesa. Por ejemplo, se invitó al Lic. Antonio Trabulse†, director del ICML —sabiendo que para cuestiones acerca del País de los Cedros sin duda era el más conocedor—, para que colaborara en la elaboración del proyecto del Monumento al emigrante libanés. Una vez que Tony le entregó al Sr. Assam todo lo que podría ser importante para la elaboración de la estatua, se pusieron en contacto con el Ing. Ramez Barquet para que elaborara dicho proyecto y lo presentara a los directivos del Club Libanés. Tras varias charlas se llegó a feliz acuerdo y el Ing. Barquet dio inicio al sueño que en breve sería una realidad. Años más tarde, a iniciativa del presidente del Consejo Directivo de CL, Gabriel Chimely Seade, se propuso hacer una réplica de la estatua para que fuera ubicada en Beirut, dirigiendo la mirada del inmigrante hacia el Occidente, como símbolo de la emigración hacia Europa y América.
La estatua fue donada en su totalidad por las diferentes organizaciones libanesas radicadas en México y por mexicanos de ascendencia libanesa. La idea se cristalizó en 1993, pero por la triste situación que prevalecía en Líbano era imposible enviarla; de nuevo el misterio que encierra la mirada hacia el porvenir jugaba su carta. Fue hasta 2003 cuando se dieron las condiciones y se le pidió al Ing. Barquet que hiciera dicha réplica para ser enviada a la capital libanesa. Un año más tarde, en septiembre de 2004, los directivos del ICML viajamos a Líbano para estar en el Mes de México en ese país. Una de las actividades más importantes fue llevar una ofrenda de flores para colocarla al pie de la estatua y rendir homenaje a los emigrantes libaneses en México.
La estatua simboliza la mirada hacia un nuevo horizonte en busca de una mejor vida para las familias libanesas y para ella se tomó en cuenta la vestimenta de una estatua que data de fines del siglo XIX, cuando dio inicio la inmigración. Los motivos que provocaron este éxodo se reflejan también en la estatua: sus ojos, que al mismo tiempo irradian tristeza, son símbolo de una afrenta para mejorar las condiciones de vida de los libaneses. Quizá esta efigie es la que entrelaza, finalmente, los destinos de aquel primer libanés en México y el de su hermano, y una figura que representa el agradable misterio de lo que nos aguarda.
Ustedes me dicen que tengo que perecer, como también los árboles que sembré perecerán, de mi nombre nada quedará, nadie mi fama recordará, pero los bosques que planté son jóvenes y crecerán. Netzahualcóyotl
Cuando era pequeño, después de recoger flores en las inmensas montañas de la Mixteca para llevárselas a mi abuelo al camposanto, le pregunté a mi abuela: “¿A qué venimos?”. “Aquí está tu abuelo, con otras personas que ya murieron”, me respondió. “Ah, ¿y platican?”, “No”, sonrió, “Están muertos”. “¿Qué es la muerte, abuela?”, le dije. “Félix, esos son los misterios de Dios, como la vida”. “¿Y qué es la vida?”, continué. “Es el sueño de los árboles”.
Fue la primera vez que escuché la palabra misterio, y para mí lo fue y lo sigue siendo. “Y los árboles sueñan, como nosotros, los humanos, y las flores y la luna también hablan con sus colores y la luz, y platican como el río y la lluvia cuando caen”, prosiguió, y un vientecillo fresco, bajo un cielo encapotado, movió levemente sus canas. Ahí definí qué quería estudiar y en qué quería trabajar cuando creciera: en el misterio de la naturaleza.
La palabra misterio, del latín mysterium, proviene del griego mystes, que significa ‘cerrar los ojos y los labios’; a su vez, de este se deriva mystérion, que significa ‘iniciado, iniciático’, del latín inire, que quiere decir ‘entrar o ir hacia dentro’. Así, el misterio es cerrar los ojos y los labios para iniciarse en la “contemplación profunda”, en las densidades del ser, y esto solo se logra en, y por, la naturaleza.
Oaxaca, Oaxaca, su nombre es tan musical como las olas de las campanadas de Santo Domingo de Guzmán; proviene del náhuatl Huaxacac ‘Tierra de guajes’. Leucaena leucocephala, árbol emblemático que le da denominación a esta región, tiene semillas aromáticas, de un sabor muy intenso, dentro de una vaina, y con estas se condimentan muchos guisos de la región; su nombre nos recuerda al otrora imperio mexica que aquí pactó con las culturas ñuu savi y con los zapotecos para dar origen a este sincretismo actual.
Así, en estos últimos años, hemos tenido el honor y el privilegio de colaborar con la Fundación Alfredo Harp Helú Oaxaca, presidida por don Alfredo Harp Helú y su esposa, la doctora María Isabel Grañén Porrúa, en la reforestación de grandes zonas del estado de Oaxaca. Ellos han asumido esta gran responsabilidad de intentar detener y revertir los graves daños del cambio climático y proteger este gran patrimonio natural que poseemos, mediante la reforestación de miles de árboles. Estas acciones rebasan lo estatal, nacional o universal, para volverse una “responsabilidad cósmica”, como dice el filósofo Jostein Gaarder: “Todos los recién nacidos son filósofos, lo que ocurre es que con los años nos acostumbramos al mundo… Lo importante hoy día es la capacidad de la humanidad para preservar la vida y su civilización”.
Oaxaca tiene uno de los ecosistemas más ricos, diversos o variados del mundo con su flora y fauna, bosques, selvas, lagos y ríos, hasta el milenario Árbol del Tule que le ha dado gran fama y prestigio entre artistas, científicos, escritores, cineastas, periodistas y gente de todo el mundo que ama este portento de la Madre Tierra, así como otros árboles no menos bellos: ahuehuetes (Taxodium mucronatum); pinos (Pinus); encinos (Quercus); cacalosúchitl (Plumeria rubra); cedro (Cedrela odorata); ceibas (Ceiba pentandra); coquitos (Pseudobombax ellipticum); framboyán o flamboyán (Delonix regia); guayacán (Tabebuia chrysantha); higos del valle (Ficus crocata); laureles (Laurus nobilis); parotas o huanacaxtles, o guanacaste (Enterolobium cyclocarpum); palo o árbol de hule (Castilla elastica); palo mulato (Bursera simaruba) pochote o pochota (Ceiba aesculifolia); sabinos rosita de cacao (Quaribea funebris); cuapinol (Hymenaea courbaril). Y luego de leer la belleza de la prosa poética de los nombres comunes y científicos de algunos de los árboles que crece en Oaxaca, recuerdo a Friedrich Nietzsche, quien consideraba que “Aun el hombre más razonable tiene necesidad de volver a la Naturaleza, es decir, a su relación fundamental ilógica con todas las cosas”.
Pinus spp
Sabemos que aún queda mucho por hacer, pero en la FAHHO seguimos la máxima de Martin Luther King: “Aunque supiera que mañana se acaba el mundo… hoy mismo plantaría un árbol”. Estamos convencidos de que la reforestación es una tarea primordial para la recuperación de bosques y selvas, y que es fundamental en el sostenimiento de la biodiversidad para la captura de carbono, la formación y protección del suelo y la regulación del ciclo del agua y el clima. Además, su contemplación nos permite el éxtasis al observar y estar en sus bosques, llanuras o costas. “Produce una inmensa tristeza pensar que la naturaleza habla mientras los seres humanos la ignoramos”, nos recuerda Víctor Hugo.
La FAHHO trabaja en las ocho regiones del estado de Oaxaca de la mano de sus ciudadanos, dueños y poseedores de los ecosistemas; codo con codo y esfuerzo con esfuerzo, hemos trazado una ruta para sembrar miles de árboles y, en la búsqueda de respuestas a aparentes preguntas sencillas, como ¿por qué estamos aquí?, ¿de dónde venimos?, ¿adónde vamos?, ¿qué es el alma?, ¿cómo se creó la naturaleza?, o, ¿por qué soñamos?, hemos encontrado más preguntas que respuestas al misterio de la vida misma.
“Félix, las mariposas, las aves, los gusanos, las plantas, las flores, las abejas, las nubes y los árboles son el misterio de Dios. Pero el verdadero misterio del mundo es lo que está frente a tus ojos, lo que miras, lo misterioso no es lo oculto, no es lo invisible. Así, cuando busques a Dios, búscalo en la montaña, en el desierto, en el mar, en los reptiles, los gatos, los alacranes, los colibríes, búscalo dentro de tu prójimo, búscalo dentro de ti, ahí está Dios. Y cuando yo haya iniciado el viaje más largo, búscame en la naturaleza, búscame en el sueño de los árboles”, me dijo mi abuela. Y en ese día de mi infancia, recuerdo, empezaron a caer mustias gotas de lluvia y el sol se iba convirtiendo en una gota rosicler tras las montañas. “Abuela, abuela, ¿dónde estás?”.
Ya lo dijo Khalil Gibrán: “Poetas libaneses: Y si llegáis a conocer a Dios, no os convirtáis en explicadores de enigmas. Mirad más bien a vuestro alrededor y lo veréis sonriendo, jugando con vuestros hijos. Y mirad hacia lo alto; lo veréis caminando en la nube, desplegando sus brazos en el rayo y descendiendo en la lluvia. Lo veréis sonriendo en las flores y elevándose luego para agitar sus manos desde los árboles”.
Los enigmas que rodean nuestra vida podrían simbolizarse […] como un sendero que se bifurca sin cesar o como una letra mágica, primordial, en la que estarían prefiguradas todas las letras y todas las palabras y todos los secretos. Cuanto nos rodea, en suma, es misterioso como nosotros mismos. Jaime Alazraki
Para nosotros, siempre hay algo difícil de entender, ya sea por extraño, inexplicable u oculto. En la historia antigua, el rayo se atribuía a fuerzas provenientes de una deidad como Pitao Cocijo, o de un berrinche de Zeus, hasta que la ciencia descubrió que se originaba entre dos zonas de energía opuestas; el viento es causado por el movimiento de rotación de la Tierra y no por los oficios de Ehécatl o Eolo. Los misterios de la religión cristiana son inaccesibles a la razón porque son objeto de fe. La ciencia ha encontrado explicación a muchos fenómenos, pero siempre habrá nuevos misterios por develar: ¿Se puede viajar en el tiempo a través de un agujero de gusano? ¿La ciencia puede contestar a todas las preguntas?
La cara oculta de la luna1 es un misterio para nosotros, aunque la NASA nos muestre fotografías de ese lado que nunca vemos; ¿quién hizo, para qué y qué quiere decirnos el manuscrito de Voynich?2 ¿De qué manera genera, alberga y manifiesta conciencia nuestro cerebro?, ¿hay algo más allá de la muerte? Anote usted, curiosa lectora, curioso lector, en el espacio que dejamos libre, los misterios que le quitan el sueño y que le urjan develar:
Podríamos dibujar nuestra idea de misterio recurriendo al holandés Escher.3 En su obra Relatividad, las escaleras nos plantean muchas preguntas: ¿Cuántas personas hay en los diferentes planos? ¿Se cruzarán en algún momento? ¿Están en un mismo mundo o en dimensiones paralelas? ¿Cuál escalera sube y cuál baja? ¿Hacia dónde conducen? ¿Dónde queda adelante-atrás, izquierda-derecha, arriba-abajo, dentro-fuera?
En la literatura, la novela de misterio presenta un crimen como nudo central que, mediante recursos permeados de suspenso, va dando pistas y sospechosos a lo largo de la trama, hasta llegar a una resolución final mediante la deducción de un detective profesional o aficionado. Hay infinidad de subgéneros derivados del tratamiento que el autor o autora utiliza para plantear la historia: desde lo más sórdido a lo más íntimo, pasando, incluso, por la comedia, sin excluir las posibles combinaciones y entrelazamientos.
Es en el subgénero cozy donde se mueve como pez en el agua la británica Agatha Christie, cuyo estilo está centrado en un crimen “suave”, con una víctima sin carisma que nadie echará en falta. La resolución del conflicto será por la vía emocional, a través de Miss Marple, del pensamiento lógico o de Hércules Poirot; recordemos que su obra está ambientada en los albores del siglo XX y los acartonados roles de género no son motivo de cuestionamiento. En la Biblioteca Henestrosa encontramos El misterioso Sr. Brown, que habla sobre la búsqueda de documentos secretos perdidos en el naufragio del Lusitania, en un torbellino de guerra de espías en la que intervienen sus personajes Tommy y Tuppence. A más de cuarenta años de su muerte, Agatha Christie es una de las escritoras más leídas y sus historias continúan generando adaptaciones para el cine. Muerte en el Nilo, dirigida por Kenneth Branagh, es una de ellas, programada para estrenarse en septiembre de 2021.
Y ya que esta deriva nos condujo al cine, nos detendremos un momento en el británico Alfred Hitchcok, pionero del suspenso y del thriller, director de Vértigo, Psicosis y La ventana indiscreta. Para generar suspenso, Hitchcock no echa mano de los clichés al uso: los malvados siempre tienen un aspecto desagradable o siniestro, los peligros acechan siempre en lugares oscuros y callejones sin salida. Para Hitchcock, los malvados de sus películas podían ser los individuos menos “sospechosos”, a menudo personas de aspecto común o distinguido. El peligro podía encontrarse en lugares abiertos y bien iluminados, incluso en lugares concurridos y con la presencia de gente que podría ayudar pero que, por un motivo u otro, no lo hace. El mismo Hitchcock nos devela los resortes de su cine a través de la entrevista que le hiciera el también cineasta François Truffaut.4
La nómina de películas de misterio nos podría llevar ad infinitum. La mujer en la ventana, por ejemplo, trata sobre una mujer agorafóbica que espía a sus vecinos y es testigo de un crimen. Su estreno, programado para 2019, se ha ido posponiendo por la pandemia de COVID-19. Por el momento, les dejamos con una de esas listas de “Lo mejor de…” que, aunque subjetivas, cumplen la función de provocarnos a ir más allá y elaborar la propia. Y otra más de cine negro mexicano.
El germen de lo que sería la novela policíaca fue plantado por el norteamericano Edgar Allan Poe con su obra Los crímenes de la calle Morgue. La Biblioteca resguarda dos antologías suyas, una titulada Obras de Edgar Allan Poe, con una portada con letras góticas, publicada en Madrid por Mateu entre 1918 y 1920, en traducción de Emiliano Ramírez Ángel, basado en la versión francesa de Charles Baudelaire. Y una segunda antología, titulada Edgar Allan Poe Cuentos escogidos, publicada por la UNAM en 1972.
También serenamente alojado entre la estantería de la Biblioteca, encontramos El nombre de la rosa, de Umberto Eco. Situada en la Baja Edad Media, en esta novela un fraile franciscano, Guillermo de Baskerville, tendrá que echar mano de su faceta detectivesca con la ayuda de su discípulo, el novicio Adso de Melk, para resolver una serie de asesinatos que esconden —pero también revelan— la existencia de un libro prohibido.
Sin detectives de por medio, Borges plantea en “El espejo y la máscara”, relato de El libro de arena, la historia de un rey que hace tres encargos a un poeta. El primero debe ser un poema que glorifique su triunfo en la batalla. El poeta hace una descripción de este y recibe un espejo de plata como regalo. El segundo encargo es ya no hacer una imitación de la batalla, sino su recreación; además de la aprobación del rey, el poeta recibe como premio una máscara teatral de oro. El último poema nunca fue escrito ni leído, solamente susurrado al oído del rey, quien, como último regalo, entrega al poeta una daga.
Aquí se incuba un misterio, pues ni el rey ni el poeta nos permiten saber cuál fue ese poema. ¿Acaso han accedido a la lengua adánica que comunica con la divinidad?
La lista de los autores de misterio que nos esperan en la Biblioteca Henestrosa es vasta: Orhan Pamuk, Arturo Pérez-Reverte, Arthur Conan Doyle, Torcuato Luca de Tena, H.P. Lovecraft, Dashiell Hammet, Henry James, John Le Carré, entre otros. Y no nos vamos sin detenernos en tres mexicanos. En la Biblioteca se encuentran dos novelas de Francisco Tario: Una violeta de más y Entre tus dedos helados. De este último título, la UNAM nos comparte dos relatos: “La noche del féretro” y “La noche deltraje gris”.
En su universo onírico, los cambios de perspectiva o de realidad se suceden sin motivo, y sus personajes confían, sin dudarlo, en hechos para nosotros incomprensibles, un poco a la manera de Arreola y de Rulfo. Alejandro García Abreu nos escribe sobre Tario en La Jornada.
Dice Bernardo Esquinca que Rafael Bernal “es nuestro hombre en Mongolia”, aludiendo a la trama de El complot Mongol, novela con la que Bernal inaugura el género policíaco en México, y que después consagrarían Paco Ignacio Taibo II, Élmer Mendoza y escritores más jóvenes como F.G. Haghenbeck, Imanol Caneyada y Bernardo Fernández Bef. En sus historias, Amparo Dávila aborda la locura, el miedo, el peligro y la muerte, temas que van más allá de la realidad, pero sin entregarse a la fantasía. De la autora, galardonada con el Premio Xavier Villaurrutia, encontramos los siguientes títulos en la Biblioteca: Árboles petrificados, Muerte en el bosque, Tiempo destrozado y Música concreta.
Esperamos que pronto superemos esta crisis y podamos abrir las puertas de la biblioteca para que disfruten de estas lecturas, mientras tanto, compartimos un poema:
MISTERIO
Relumbra el aire, relumbra, el mediodía relumbra, pero no veo al sol. Y de presencia en presencia todo se me transparenta, pero no veo al sol. Perdido en las transparencias voy de reflejo a fulgor, pero no veo al sol. Y él en la luz se desnuda y a cada esplendor pregunta, pero no ve al sol.
Una de las primeras cosas que pienso cuando la palabra “textil” aparece en mi mente, es “tacto”. Entonces, debería decir: “Una de las primeras cosas que siento cuando la palabra ‘textil’ viene a mi mente es ‘tacto’”; aunque he de confesar que me resulta imposible disociar —al menos en este caso— el sentir del pensar. Me parece que la textura va más allá de la sensación que esta provoca en la piel; la textura también es un detonante de memorias e imágenes mentales.
Decir que una tela es suave puede quedarse corto. Cuando escucho ese adjetivo, relacionado con un tejido, me pregunto de qué tipo de suavidad estamos hablando. Algunos tejidos son suaves-cálidos, como un abrazo; mientras que otros son más bien suaves-frescos, inclusive estos últimos me recuerdan a la sensación resbalosa del agua jabonosa sobre los brazos. En algunos casos, esa suavidad se mantiene ligeramente separada del cuerpo, como apenas besando la piel (basta evocar aquel suéter esponjoso), en otros, la suavidad se adhiere a nuestros contornos y si no fuera por nuestra microscópica topografía capilar, esa sedosidad nos asfixiaría. En el polo opuesto a la suavidad encontramos no solamente la aspereza, sino también la rigidez y distanciamiento. Mientas que una tela suave y fluida como agua se puede escurrir y modelar a nuestra forma, un tejido rígido, inevitablemente, establece y mantiene cierta distancia con nuestro propio cuerpo. Sí, la rigidez de una tela puede marcar ángulos y puede incluso dictar la manera en que levantamos un brazo o en la que nos desplazamos por la calle. Si a esta rigidez aumentamos la aspereza, no es de extrañar que mantengamos cierta postura erguida, alerta, como si deseáramos evitar a toda costa una curvatura corporal donde nuestra piel toque, innecesariamente, a ese tejido que pica. Me pregunto, entonces, si verdaderamente el hábito no hace al monje. Quizá, como en tantos otros escenarios de la vida, el deleite más profundo se encuentre en el equilibrio: ese balance entre fluidez y estructura que nos brinde confort al tiempo que nos permita libertad de movimiento. Así, encontramos que, como en muchos otros momentos de nuestro hablar, el vocabulario asociado al textil se cuela a otros ámbitos de nuestra vida, de tal forma que el tejido social, el plan que se urde, la idea que se hila, la fluidez y la estructura del ser rebasan las fronteras del telar o de un aro para bordar.
Si retrocedemos algunos pasos (y en el acto, puede que notemos el frufrú de las telas que usamos, ese ligero sonido que algunos tejidos medianamente rígidos producen al frotarse entre sí), nos podríamos preguntar a qué se debe esa suavidad fresca, o bien, esa rigidez estructural. Es verdad que buena parte la provee la persona que teje la tela que sentimos con las manos, así como la persona que confecciona esa prenda que sentimos con todo el cuerpo. Hay otro factor importante, de microscópicas dimensiones pero con tremendas repercusiones: las fibras. Solemos asociar suavidad con algodón, aspereza con lana, lustre con seda… lo damos por sentado, casi como un dogma. Y si nos sumergimos en ese mundo, comenzamos a hallar algunas explicaciones a esos comportamientos.
La lana merece una mención aparte. Comencemos explicando que por “lana” se suele referir al vello de los borregos. Cuando la fuente es cualquier otro animal (¡y hay muchos! Conejos, camellos, llamas, alpacas, vicuñas y cabras), simplemente se les llama “fibra de pelo” y se le adjunta el nombre del animal del que proviene. Todas estas fibras comparten cierta fisonomía, incluso con nuestro propio cabello: imaginemos el comercial de algún champú donde se muestra un cabello recubierto de escamas. En todos los casos, estas escamas resultan diminutas, pero el microscopio permite ver notables diferencias en escala, en grosor, en ubicación y en forma. Así, al contar con escamas muy delgadas y pequeñas, una fibra de pelo puede resultar sumamente suave, sin aspereza alguna. Quizá alguien diga “Pero ¡la lana siempre pica!”. Esa picazón se explica, en buena parte, por el tamaño y grosor de las escamas. Estas, además, proporcionan un par de cualidades invaluables en esta fibra. Por un lado, el aire queda atrapado en el espacio que hay entre ellas, con lo que se forma una capa térmicamente aislante y de ahí nuestro cobijo al portar una prenda de lana en un día de frío. Por otro lado, al mojarse y frotarse entre sí, esas escamas comienzan a engancharse unas con otras, con lo que se consigue el fieltro, una tela no-tejida (es decir, se trata únicamente de un conjunto de fibras de lana enganchadas entre sí, sin requerir de un proceso de hilado ni de tejido). Este efecto de aglomerado también tiene un revés: si la humedad y el frote se hace sin control, el enganchamiento entre fibras es tal que se consigue un encogimiento considerable. ¡Por eso hay que cuidar cómo se lavan los objetos de lana!
En mi primera semana como estudiante de restauración en el taller de textiles, mi mentora, Lorena Román, nos dio una bolsa con retazos de tela y debíamos decir de qué fibra estaba hecha cada una. Entre mi ingenuidad e ignorancia, dije “Eso no se puede”. Deseaba el camino científico (como lo que he descrito acerca del microscopio), pruebas irrefutables que no dejaran campo a la equivocación y a la incertidumbre. El tiempo me ha atemperado y, a través de los contextos y de la observación (en su más amplio sentido, esto es: la observación con todo el cuerpo), he podido formar una biblioteca personal de sensaciones, donde los ojos, la nariz, el oído y las manos han aprendido a establecer distinciones entre una fibra y otra.
Si tú quieres identificar alguna fibra y no cuentas con un microscopio, te invito a tocar, estrujar y observar con cuidado una tela; pero también te invito a realizar una prueba un poco más divertida. Solo necesitarás unas tijeras y un encendedor, aunque para una de las pruebas, también requerirás de un recipiente pequeño y acetona (puede servir la que se utiliza para retirar el esmalte de uñas). Primero, hay que cortar un par de centímetros de un hilo (puedes tomarlo de alguna orilla que se esté deshilachando, o de la punta de algún fleco). Con mucho cuidado, enciende el fuego y acerca la llama a tu muestra de hilo. Pon atención a cómo huele, cómo se ve y cómo se siente el residuo una vez que hayas retirado el fuego. El algodón y, en general, todas las fibras derivadas de plantas como el ixtle y el lino, se tornará en ceniza de color gris y el olor será como de papel quemado. Al tocar la ceniza, la notarás suave, aunque se pulverizará ante la más mínima presión. La seda y la lana, así como todas las fibras de pelo, se volverán en ceniza, pero esta vez de color negro y el olor será como de pelo quemado, o como cuando doras una pata de pollo en la cocina. Si tocas la ceniza, verás que es ligeramente rígida, pero sumamente quebradiza, por lo que al ejercer tan solo un poco de presión, se pulverizará.
Todas estas pruebas se conocen como “Pruebas a la flama” y, como verás, tienen sus limitantes. Sin embargo, son un buen acercamiento para descubrir más sobre estas estructuras tan pequeñas con las que cohabitamos a lo largo de nuestra vida, en cada día y en cada situación.
Las indagaciones arqueológicas desarrolladas hace décadas, o siglos, aún pueden ser de utilidad para investigaciones y proyectos del presente. Así, los objetos y documentos resguardados en archivos, bibliotecas y colecciones pueden complementar o enriquecer el trabajo sobre terreno.
Desde 2016, la BIJC realiza un proyecto sobre el estilo ñuiñe, tradición estética que se desarrolló en la Mixteca Baja entre 400 y 800 después de Cristo. Hemos generado exposiciones, conferencias, publicaciones, investigación, registros audiovisuales y actividades de educación patrimonial con comunidades del área donde se desarrolló el estilo ñuiñe. Para todo ello han sido importantes desde los primeros registros conocidos (de principios del siglo XIX) hasta las más recientes investigaciones sobre lo ñuiñe, incluyendo, por supuesto, la labor de quien logró identificar y caracterizar esa tradición arqueológica: el Dr. John Paddock, cuyos archivos resguardamos en la BIJC para su consulta pública.
Gracias a la información documental cotejada con visitas de campo, en varios casos logramos identificar la ubicación de piedras labradas y hasta de un sitio arqueológico ñuiñe. Pero quedaba un pequeño misterio que ni recorriendo la región habíamos logrado resolver, hasta que, desde los archivos mismos,vino la solución, como se verá a continuación.
El Fondo Paddock incluye miles de fotografías derivadas de sus investigaciones y proyectos. Algunas son fácilmente identificables porque fueron publicadas o tienen alguna nota añadida, pero otras no. Y entre estas últimas se encontraba un conjunto de imágenes en las que aparecen piedras labradas, paisajes arqueológicos y piezas de cerámica del estilo ñuiñe que parecían estar situadas en la región de San Pedro y San Pablo Tequixtepec (al norte de Huajuapan). Esos negativos y hojas de contacto solo indicaban dos nombres: “P. Schmidt y V. Bourjaily”. Nada más.
En 2017 visitamos Tequixtepec y algunas de sus agencias. Platicamos con autoridades y ciudadanos, nos desplazamos a pueblos y parajes y logramos corroborar que algunas fotos habían sido tomadas en esa región. Pero otras, por más que intentamos, no las logramos ubicar. Entre ellas se encontraba la de una piedra labrada con glifos y numerales que resultaba nueva para el conjunto conocido de la escritura ñuiñe. ¿Dónde había sido tomada esa foto?, ¿dónde estaba la piedra?, ¿aún existía? No lográbamos saberlo. A principios de 2021, como parte de los procesos internos que estamos realizando en la BIJC, localicé en el archivo documental de Paddock un cuantioso conjunto de tarjetas de cartón con información escrita a mano. Se trata de lo que Paddock llamaba photo cards: fichas que consignan la fecha, lugar, autor y otros datos de buena parte de sus registros fotográficos.
Poco a poco fui entendiendo la forma en que Paddock había concebido vincular su archivo fotográfico con esas fichas a través de códigos numéricos de referencia. Obviamente, una de las primeras pruebas que hice para ver cómo funcionaba su sistema, y qué tipo de información se podía obtener, consistió en ubicar y revisar las photo cards correspondientes a aquellas fotografías que en 2017 no había logrado identificar. Y ahí estaban: cerca de 20 fichas que me permitieron conocer no solo las fechas y lugares de esos registros, sino su contexto más amplio. Así pude saber que esas fotos fueron el resultado de un viaje de registro que Paddock emprendió en abril de 1964 con sus alumnos de posgrado Vance Bourjaily, Paul Schmidt y Emily Rabin.
En ese viaje conocieron de primera mano las investigaciones sobre el origen de la agricultura que Richard McNeish estaba llevando a cabo en el valle de Tehuacán, y registraron varios sitios arqueológicos en la Mixteca Baja y en la región de la Cañada. Las fichas contienen la información de lugar, fecha y autor de las imágenes, así como datos importantes sobre aquello que aparece en ellas. De esa forma pude saber, por fin, dónde se encontraba ubicada aquella piedra ñuiñe que tanto me había intrigado, y no solo eso, sino que comprendí el contexto en que habían sido tomadas las fotografías e incluso me permitió ubicar otros documentos relacionados, pues localicé intercambios epistolares que se referían a ese viaje y a los distintos proyectos que estaba coordinando Paddock, entre ellos, la edición de su obra cumbre Ancient Oaxaca.
Las photo cards no solo permitieron resolver esos pequeños misterios, pues contienen información que será de interés y utilidad para los más diversos proyectos culturales, académicos y de investigación en los que los registros y documentos de Paddock puedan tener una función relevante. Cada uno tendrá que seguir las pistas y encontrar sus respuestas, por lo pronto, un conjunto clave de información resultó estar ahí mismo, a la mano: en los archivos. Solo había que perseverar en la búsqueda.
Es muy frecuente que las personas tengan un bote con monedas antiguas olvidado en un rincón de la casa. De pronto, una tarde, una joven o un adolescente se interesan por ese bote y descubren varias monedas con distintas denominaciones y años de acuñación, algunas con tanta herrumbre y suciedad que es casi imposible apreciarlas. Estas monedas pertenecieron al abuelo o al papá que durante mucho tiempo las juntaron sin ningún orden ni cuidado.
Al tomar una moneda antigua y explorarla con detenimiento nos asaltan muchas preguntas: ¿de qué año es?, ¿de qué material está hecha?, ¿cuál fue su valor?, ¿cuánto valdrá actualmente? Es posible apreciar que en una de sus caras se asoma el perfil de un personaje mexicano que parece desafiar al tiempo; vemos un escudo casi ilegible, un águila y tal vez unas guirnaldas… Es inevitable pensar también en la cantidad de personas por la que pasó dicha moneda, qué cosas se compraron con ella y todas las historias que conlleva.
La llegada de la colección numismática de don Alfredo Harp Helú al Museo de la Filatelia de Oaxaca, ha traído grandes y gratas sorpresas a todo el equipo: desde abrir las catorce cajas que contienen la colección hasta la revisión de cada una de las piezas, nos ha producido gran asombro e incertidumbre, ya que hemos encontrado una gran variedad de piezas de distintos materiales, motivos y formas.
Por ejemplo, al explorar la caja núm. 9 encontramos una pieza muy particular: en ella se muestra el perfil de un hombre con nariz pronunciada y vestimenta antigua. Al analizar la pieza nos percatamos de que se trata de Carlos III, rey de Nápoles entre 1734 y 1759, y de España de 1759 hasta su muerte, en 1788. A partir del año 1772, apareció en México la moneda de busto, cuyo anverso muestra el retrato del monarca a la usanza del absolutismo europeo. Estas piezas se acuñaron en las distintas cecas (lugar donde se fabrica o emite moneda) de América, en valores nominales de ½, 1, 2, 4 y 8 reales, y siguen la tradición del rey Felipe V quien, desde 1728, ordenó acuñar las monedas de 8 escudos (que más tarde se conocerían como “onzas”) con su efigie plasmada en el anverso. Resulta que Felipe V había adoptado la moda de su natal Francia en la que los Borbones portaban unas grandes y vistosas pelucas, y su representación aparece en la moneda de 8 escudos, algo que provocó que el pueblo comenzara a llamar a dichas monedas con el sobrenombre de “peluconas”.
Al continuar con la revisión de la colección, nos encontramos con una pieza mucho más reciente: se trata de la moneda de 1000 pesos con el busto de sor Juana Inés de la Cruz, la cual fue acuñada de 1988 hasta 1992 con la transición a nuevos pesos. En el reverso de la moneda se encuentra el Escudo Nacional en relieve escultórico, con la leyenda “ESTADOS UNIDOS MEXICANOS”, que forman el semicírculo superior y, en el anverso, encontramos a “la Décima Musa” en posición tres cuartos de perfil, con el símbolo “$” y el número “1000” junto a la leyenda “Juana de Asbaje”.
Esta moneda es de las pocas piezas mexicanas en las que se representa a una mujer. También está la moneda de 5 centavos, acuñada de 1942 a 1976, con la efigie de “la Corregidora”, doña Josefa Ortiz de Domínguez, y las monedas (muy frecuentes en el siglo XIX) en donde aparece la alegoría femenina a “la Libertad”. Una pieza particular es la moneda de 50 pesos, en donde aparece la diosa descuartizada Coyolxauhqui, acuñada de 1982 a 1984.
Al apreciar la moneda de 1000 pesos es inevitable no tener un momento de nostalgia al recordar que, con el “vuelto”, después de comprar las tortillas, podíamos jugar una partida en las “máquinas” de la tienda, con sonidos y luces espectaculares.
Las misteriosas cajas de monedas dejan de ser un enigma para convertirse en una vasta colección numismática que viene a aportar datos interesantes para futuras investigaciones, exhibiciones o, quizá, para cautivar a alguien y que indague en el bote de monedas antiguas e inicie su propia colección.