Problemas pasajeros, soluciones permanentes

La vida no es un problema que tiene que ser resuelto, sino una realidad que debe ser experimentada.
Soren Kierkegaard 

La realidad es siempre compleja y la vida contingente. Cada cierto tiempo, esto se revela con mayor o menor fuerza en sucesos de nuestra existencia. Pero ahora que un acontecimiento extraordinario y tan visible como el que ocurre actualmente halla trastocado situaciones regulares de la vida cotidiana, que las rutinas más simples se rompieran bruscamente y la idea de un futuro bien trazado se desvaneciera, ha dado paso a la incertidumbre. 

Al notar nuestra ciudad tan callada y las calles vacías, la primera impresión pudiera ser que “está muerta”. Pero nosotros consideramos que esto para nada es así, simplemente ahora su realidad es otra. Las situaciones extraordinarias brindan la oportunidad de experimentar lo extraordinario: descubrir sonidos a los que no habíamos prestado atención; experimentar nuevos ritmos de vida, nuevas rutinas, nuevas formas de percibir el entorno; mirar lo que no tenemos la oportunidad de observar en los lugares que habitamos, al estar lejos la mayor parte del tiempo.

Nunca había sido tan visible la relación que la ciudad tiene con la naturaleza. Hace treinta años se percibían claramente el sonido de las aves y el chillido de las ardillas en los parques. Podíamos observar un cielo claro y despejado. Nadie podía imaginar hace apenas unos meses, en medio del caos citadino y la contaminación urbana, que volveríamos a percibir esta realidad y que quienes nunca la vieron, hoy la estarían presenciando.

Esto, sin embargo y casi con toda seguridad, es pasajero. Pues alrededor del mundo se ha visto que en cuanto se levantan restricciones, la contaminación, el bullicio y el caos de lo urbano no tardan más de quince días en regresar. La vida vuelve a la normalidad, y el desorden y la contaminación se apoderan del espacio público.

Entonces, tal vez sea momento de replantear la relación entre lo natural y lo urbano. Tal vez sea momento de fijar el desarrollo de nuestros asentamientos humanos hacia un renacer mejorado que aproveche la oportunidad de cambio obligado. Ante lo inevitable de la fatalidad ¿podríamos tomar la oportunidad de cambiar nuestra relación con el entorno? ¿Por qué no sentirnos parte de la tierra y no habitantes de ella? Tal vez, si cambiáramos nuestra manera de pensar y la forma de enfrentar los infortunios, lograríamos comprender que somos seres inmersivos y no pasajeros.

Como institución comprometida con el desarrollo sustentable y humano de nuestra ciudad, la Casa de la Ciudad insta a todos los tomadores de decisiones, académicos, funcionarios públicos, sociedad civil en general y demás interesados en el tema urbano, a plantear una nueva relación simbiótica con lo natural. Tal y como menciona el arquitecto y urbanista Andrés Duany: “El entorno construido debe de colocarse en un contexto de entorno natural para que se entienda como un continuo y no como algo completamente separado”. Sin sugerir que lo urbano es malo, proponemos simplemente mediar entre él y la naturaleza. Pues, así como “la naturaleza en su forma pura tiene diversidad natural, y lo urbano tiene diversidad cultural y social… la moneda común es la diversidad”.

Finalmente, nos pronunciamos a favor de todas aquellas acciones que regresen la vitalidad a nuestras ciudades y a nuestra gente. Como ejemplo, proyectos como las ciclovías temporales de la Ciudad de México nos dan una nueva esperanza, pues al estar a favor de una movilidad activa, que se adapte y tome como oportunidad la contingencia para mejorar un regreso a la nueva normalidad, serán bienvenidos a nuestra ciudad. 

No busquemos que las políticas implementadas durante este periodo sean temporales, sino permanentes, recordemos que esto que estamos viviendo es pasajero, pero lo que hagamos para el beneficio de nuestra humanidad y nuestras ciudades, será permanente.

Sobre aves, arte y comprensión

Entre las ideas que Elliot Weinberger recopila sobre la antigua fascinación occidental por la India, menciona que allá había una raza de gente con plumas y que podía saltar a los árboles (Las Cataratas. Duomo Ediciones. Barcelona: 2012). En la colección del Museo Nacional de Arte Antiguo en Lisboa, se encuentra el tríptico en el que el Bosco (1450-1516) pintó: Las Tentaciones de San Antonio (c.1501). San Antonio, también conocido como Antón Abad, vivió en Egipto como eremita, en el desierto, en un sepulcro y en una cueva. Se cuenta que vivía de raíces y de las migas que a veces le llevaba un cuervo. También se cuenta que, a pesar de huir de la presencia de los seres humanos para rezar y meditar en soledad, encontró a esta poblada de demonios. En el postigo izquierdo del tríptico de el Bosco, mientras San Antonio es sostenido por dos monjes que le ayudan, sobre un lago congelado patina un demonio en forma de pájaro con una carta en el pico. 

Paréntesis sobre pájaros y comprensión del mundo. Otra ave, el pájaro Garuda, vuela llevando en el pico una rama de árbol muy larga, y en las garras un elefante y una tortuga enormes; y bajo sus inmensas alas se oscurece el cielo para formar, entre las nubes y la tierra, el telón del mundo. El primer ojo que distinguió el pájaro Garuda fue el de una mujer sentada en una piedra, el ojo de su madre que había cuidado su huevo por 500 años, en ese ojo observó el mismo fuego que le permitía vivir. El propósito de su nacimiento era entregar el soma a las serpientes pues era la manera de liberar de la esclavitud a su madre. Antes de la prueba, del riesgo y de la obra, la vida de los dioses era vana. 

El Museo de Arte Moderno de Fort Worth, Texas, tiene en su colección una obra realizada entre 1992 y 1994 por Anselm Kieffer: se trata de un libro de acero abierto que despliega sus alas de plomo y estaño. En ella se hace referencia al mito de Ícaro, quien cayó a su muerte cuando voló cerca del sol y se le derritió la cera con que llevaba unas alas pegadas a su cuerpo. La obra simboliza las aspiraciones y la tragedia del pueblo judío en el siglo XX, y es una forma simbólica de criticar el nacionalismo alemán y sus consecuencias. 

Kiefer ha realizado otras versiones de esta obra (Museo de Arte del Condado de Los Ángeles, 1985) también tituladas El Libro. Libros enormes con alas abiertas como si fueran aves, para mostrar, además de lo que representan y simbolizan estos objetos, algunas ideas que ha reiterado desde los inicios de su carrera: cuando pensamos lo hacemos en imágenes antes que en palabras, y los pensamientos brillan y mueren, y se repiten. 

Paréntesis sobre pájaros y comprensión de arte. Un artista mexicano, Gabriel Orozco, presentó en la Bienal de Venecia de 1993, una caja de zapatos vacía como obra de arte. La tituló: Caja de zapatos vacía. Los especialistas le construyeron múltiples lecturas que legitimaban su estatus como pieza de arte, y aunque después de la exhibición la caja de zapatos seguía siendo una caja de zapatos, había servido para cuestionar la comprensión que se tiene sobre un objeto artístico y la comprensión sobre la función de los espacios que exhiben arte. 

Como Anselm Kiefer, el artista mexicano Miguel Castro Leñero, también ha explorado cómo la representación toma forma de ideas, frecuentemente llevando el dibujo a formas básicas, quizá primigenias y esenciales, pero que aun así representan algo conocido. Ha hecho pinturas y esculturas con los rasgos más indispensables para representar perros, elefantes, aves, plantas y casas, entre otras cosas, todas con adjetivos. Sus aves sin plumas, extrañas, antiguas y nuevas, parecen querer dejar atrás el exceso de funcionamiento sígnico, pero siguen siendo aves. Indagando hasta qué punto la representación es un efecto de la mirada, Miguel Castro Leñero parece saber, como escribió Octavio Paz, que si el pájaro fuera invisible, podríamos ver el color de su canto.

La galería Saatchi, en Londres, tiene en su colección una obra hiperrealista realizada en 1997 por el escultor Ron Mueck, titulada Ángel. Un señor pequeño con alas blancas y aburrido, espera en un banquito; incapaz de poner atención a lo que le rodea, parece observar absorto solamente lo que piensa. Esta escultura quizá representa a un ser humano, quizá la idea de un ángel o la idea de que el mundo que observamos es la sensación que queda después de escuchar un relato. De cualquier manera ¿los seres humanos pueden ser ángeles? ¿Los seres humanos pueden ser aves? ¿El arte puede dilucidar el mundo? O, quizá, el mundo está hecho de arte. 

Resiliencia y museos

Somos nuestra memoria, somos ese quimérico museo de formas cambiantes, ese montón de espejos rotos
Jorge Luis Borges

Ser resilientes como lo dice la escritora y presidenta del Consejo Internacional de Psicólogos, Edith Grotberg: “La resiliencia se entiende como la capacidad humana universal para hacer frente a las adversidades de la vida, superarlas y ser transformado positivamente por ellas”. Por otro lado, etimológicamente, resiliencia viene del latín resilio que significa ‘volver atrás, volver de un salto, resaltar, rebotar’. Podríamos decir que es “saltar ante la adversidad”, que la amenaza que sentimos se transforme en un impulso para dar un salto y volver a colocarnos, en resumen: reconstruirnos.

Muchos museos y comunidades están resintiendo el impacto del COVID-19. Según datos de la UNESCO, se estima que el 90% de los 60 000 museos del mundo se han visto obligados a cerrar total o parcialmente sus puertas, salvo los museos de España que recién están abriendo nuevamente, con protocolos muy estrictos. Los museos más afectados son los pequeños y privados, porque en su mayoría se financian con sus propios ingresos; algunos, tomando decisiones de recorte de personal o la más drástica, el cierre definitivo, incluso los museos comunitarios, con economías frágiles, y que se financian con recursos públicos y/o donativos.

Sin embargo, actualmente se ha visto que la cultura contribuye al bienestar social. Ante la actual contingencia muchas instituciones culturales han difundido y creado contenidos en línea y gratuitos, con el fin de hacer un acompañamiento y seguir aportando dicho bienestar. Y frente a este reto y amenaza, los artistas, gestores y trabajadores culturales confrontan pérdidas económicas que ponen en riesgo el derecho a la cultura de todos como ciudadanos. Museos y espacios culturales independientes, como la FAHHO, participan en la activación de las economías locales, manteniendo el empleo de sus trabajadores y apoyando a artesanos. Por otro lado, museos como el Brooklyn Museum (New York, EE.UU.) han apostado por crear espacios de encuentro virtual, tal como lo comentó Mónica Mariño en un webinar (seminario digital) del Instituto de Investigaciones Museológicas y Artísticas (IIMA), donde hacía referencia a que “existe una gran necesidad de volver a reunirnos, si fisicamente no podemos, habrá que hallar esos nidos de concentración y encuentro digital”. Por ello, su programa y contenidos digitales se han enfocado principalmente en satisfacer las necesidades de su público, usando las diferentes plataformas disponibles en la red para cada rango de edad. Por ejemplo: Instagram concentra al público más joven; Facebook a familias y así sucesivamente para cada caso.

Otro gran ejemplo, en México, es el Centro de Ciencias de Sinaloa, a través del Fab Lab del Museo Materia, quienes están produciendo distintos insumos médicos en 3D, como mascarillas, caretas y boquillas para respiradores mecánicos, los cuales serán donados a personal médico que atiende a enfermos con COVID-19, y que además han invitado a través de sus redes sociales, a foros mundiales de makers a unirse a esta acción y trabajar de manera homologada.

En nuestro país, a principios de 2020, surgió una iniciativa plural e independiente, con la finalidad de dar voz a profesionales de museos de todo el país: ProMuseos. El 25 de mayo de este mismo año, el Frente ProMuseos ejecutó su principal acción ante la crisis actual: envió una carta al presidente de la república con peticiones muy claras y puntuales sobre rescatar el patrimonio cultural, artístico y científico, para continuar con esta labor social. El principal objetivo de esta iniciativa es poner en alerta sobre la gravedad de la situación actual de los museos y visibilizar las contribuciones al bienestar social y educación no formal. Sin duda, los creadores y artistas han encontrado otros canales para la difusión de sus contenidos, el arte, sus demandas o necesidades. Las instituciones están partiendo de la resiliencia individual a la colectiva o comunitaria. 

Quizá nuestro trabajo sea de acompañamiento en esta crisis, ayudar a tejer redes de contención, pero también, y más importante: reflexionar. Afrontar acciones para reconstruir juntos nuestros espacios, para comenzar a trazar nuevas políticas culturales que nos ayuden con la gestión de nuestros espacios. 

Aves en el convento de Tehuantepec

Terminaba el siglo XVI, el caudaloso río que atraviesa Tehuantepec se había desbordado. Los frailes dominicos habilitaron sus propias celdas y el cementerio de la iglesia para los naturales y españoles… Cerca de dos mil personas se encontraban en el interior del inmueble recibiendo, de los frailes dominicos, comida y refugio dentro de una de las obras arquitectónicas más grandiosas construidas durante la evangelización en el estado de Oaxaca. Recrear el interior del inmueble nos lleva a reproducir los muros y bóvedas de gran opulencia, pese a los pocos datos con que se cuenta acerca de las fechas, sobre los maestros involucrados en la construcción o respecto a las decoraciones dadas al inmueble, bien atribuidas al ímpetu de los tehuanos.

Epidemias como la que atravesamos actualmente, inundaciones, como la ocurrida en 1599, y terremotos, entre otras catástrofes, nos hacen recordar –no solo a los oaxaqueños– la capacidad de reconstruirnos y de hacer de ellas la recapitulación de nuestra historia, de los medios y acciones para recuperar la armonía entre el ser humano y su contexto. Así, nos acercamos al terremoto más reciente, ocurrido en 2017.

La introducción de la imagen en el cristianismo tenía, durante la evangelización, el objetivo de convencer y convertir a una nueva religión. La decoración del convento de Tehuantepec pudo expresar el discurso completo de pasajes bíblicos y representaciones religiosas: primero, mediante lienzos que, colgados en los pueblos donde arribaban los frailes, buscaban despertar el deseo de comprender la imagen. Fue entonces que esta se utilizó para enseñar y convertir a los naturales. Encontramos que en las salas, el deambulatorio, las celdas y demás espacios del antiguo convento de Tehuantepec se representaron los principales atributos, cimientos y santos dominicos de la orden evangelizadora.

En una de las esquinas procesionales identificamos la peculiar representación de Santo Domingo, tal como lo soñó su madre estando embarazada: como perro guardián defendiendo la fe contra la herejía. De ahí que a los dominicos se les conozca como los lebreles de Dios: domini canis. Sin embargo, además de dichas representaciones, atraen particularmente las cenefas de elementos orgánicos de flores, frutos y animales como jabalíes, liebres, peces, una gallina silvestre y diversas aves que predominan en las composiciones, algunas de ellas parecen mostrarse en vuelo con las alas extendidas; un par de garzas reales por sus largos y esbeltos cuellos y con plumas en sus cabezas; una cigüeña con alas extendidas, otras aves en diferentes tamaños se observan postradas en los motivos vegetales.

Estas aves, inmutadas en su apariencia, se despliegan en los muros del convento junto con la decoración cristiana, logrando, en algunos casos, parecerse a tales representaciones por la forma de sus alas. En este sentido, seres alados como los serafines, querubines y tronos, o ángeles, arcángeles y principados, entre otros mensajeros cercanos a Dios, han sido tallados, labrados y pintados en siglos pasados para ser motivos de acompañamiento e incluso protagonistas de fachadas, retablos, lienzos y decoraciones. Sin embargo, en las celdas y salas del convento de Tehuantepec, predominan las aves junto con la flora y fauna, que bien podrían ilustrar las descripciones realizadas por los frailes dominicos, impresionados por la riqueza natural que distingue a la ciudad de Tehuantepec que creció a merced de las tierras tropicales.

Actualmente, el antiguo convento dominico se recupera de un terremoto que marcó a los oaxaqueños; en el proceso descubrimos y volvemos a valorar nuestra historia y la memoria que creíamos perdida. Seguimos teniendo fuerte la esperanza en que después de las catástrofes, como la pandemia que atravesamos, volveremos a encontrarnos para reparar juntos y conservar la armonía de nuestra cultura, producciones pasadas, ciudades y contextos naturales. 

Recomendaciones de los promotores de lectura

Cariade Ogando, Ramón
El pájaro arcoiris
Ilustraciones de Agar García Arteaga (Raga)
Oaxaca, Almadía, 2010

*Edad recomendada: 10 años en adelante

¿Cómo te imaginas que sería vivir en un mundo umbrío? ¿Te aventurarías a conseguir de un pájaro los colores que necesita el lugar donde vives? Una pareja de enamorados es la protagonista de esta historia, dos seres aguerridos que desean una vida vibrante de color. La sensible Xtamosbin le dice al decidido Cohiztli que ha tenido un sueño recurrente: ve un hermoso pájaro multicolor al que él debe pedirle siete plumas para embellecer la tierra. El amor, la valentía y el deseo de una vida mejor están presentes en la trama. Descubrimos una emotiva historia que refleja, con esta leyenda mixteco-zapoteca, una de las cosmovisiones de nuestros pueblos indígenas. El libro está escrito en español y zapoteco, contribuyendo al rescate de las lenguas originarias y su tradición oral. Ramón Caride Ogando es de origen español, biólogo de profesión y prolífico escritor de obras literarias de diversos géneros. Las radiantes ilustraciones pertenecen a Raga, Agar García Arteaga, diseñadora gráfica y pintora mexicana radicada en Oaxaca. Una hermosa historia publicada por la editorial oaxaqueña Almadía. ¡Disfruta de ver el mundo con otros ojos, con otros colores!

La vida de las aves en el arte

Leonardo da Vinci decía que las plumas de los pájaros engendraban bellísimos colores, a la par de sus distintos movimientos; él mismo, según Vasari, compraba las aves a los comerciantes solo para echarlas a volar y restituir su libertad perdida. Pero ¿cómo llevar esta vida al arte? Son incontables los ejemplos que podemos encontrar y el lector tendrá sus favoritos por sus justas razones. 

Durante siglos, la imitación de la naturaleza fue el canon perseguido por los artistas. El escritor de la antigüedad, Plinio el Viejo, elogiaba en su Historia Natural la labor de Zeuxis de pintar unas uvas tan realistas que los pájaros bajaban a picotear la obra. Otra anécdota narraba que, en la isla de Rodas, Parrasio pintó un sátiro junto a una columna y encima de ella una perdiz: “lo cual hacía tanta ventaja a todo lo demás, que todo el pueblo dejaba de mirarlo por alabar a la perdiz”. 

Estos relatos dan cuenta de los mitos fundacionales del arte de la pintura en los que la mímesis produce una suerte de engaño al ojo y un carácter vital de las representaciones gracias al dibujo, los colores y las proporciones. Tal como lo entendió el Renacimiento: “La pintura posee una fuerza divina que representa ante los vivos a los que llevan siglos de haber muerto”. De esta manera, el pintor Francisco Pacheco decía que las mejores pinturas “parecen vivas, y son iguales a las demás cosas del natural”, recordando que Navarrete el Mudo pintó una perdiz tan bien que “si llegamos a cogerla ha de volar”. 

No podemos dejar de mirar una pequeña perdiz que habita uno de los cuadros del retablo de San Nicolás de Tolentino de la iglesia de San Agustín, en Oaxaca, obra del pintor oaxaqueño Isidro de Castro, contratada en 1701. Tal como ha estudiado Selene García Jiménez, la obra narra el episodio milagroso en que los agustinos ofrecieron a Nicolás dos perdices cocinadas, pero el fraile, aunque débil y enfermo, se negó a comerlas y aquellas salieron volando. La perdiz sobre el plato es uno de los atributos iconográficos del santo, a pesar del ayuno que practicaba, así como por el rechazo a la lujuria, ya que la perdiz expresa “libidinosidad y desenfrenadísima lujuria”, tal como nos ilustra el estudioso de la pintura Cesare Ripa, pues el macho puede destrozar los huevos que incuba la hembra en busca de atención. La imagen también muestra la vivacidad del ave, antes cocinada y luego a punto de volar. Así, el arte ostenta una condición “mágica” y vital, merced de su relación antigua con la naturaleza, en este caso, con las aves. 

El Centro Cultural San Pablo se enorgullece de difundir esta vitalidad por medio de sus colecciones y exposiciones artísticas. Quizá las obras que presenta ya no obedezcan al estricto canon clásico de la mímesis, pero guardan la vitalidad del arte en relación con la naturaleza en sus pinturas, esculturas, fotografías, grabados, figuras de barro y otros soportes, técnicas y materiales. 

Aves de barro y hojalata

La libertad, representada en diferentes manifestaciones artísticas o culturales, ha ocupado distintos símbolos, que arropan significados e interpretaciones para nombrar esta cualidad humana. En el arte popular podemos encontrar distintas piezas, las cuales reflejan la imaginación y materialización de los sentimientos. Hay piezas con significados específicos que pueden ser leídas en su contexto social, sin embargo, hay otras tantas que permiten desarrollar una retroalimentación con quien mira la pieza. 

En la ciudad de Oaxaca, por ejemplo, es habitual mirar aves de distintas especies, y también hay cierta normalidad en mirar a los artesanos trabajar piezas que elaboran en sus talleres y que representan a estas. Pero ¿cuál es la finalidad de representar aves en su trabajo? Para empezar, cabe hacer una breve reflexión sobre las aves como especie y como símbolo. La posibilidad que configura el significado del “ave” en el imaginario popular es inmensa. Sin embargo, existen ciertas convergencias en varias culturas, por ejemplo, cuando las golondrinas vuelan a ras del suelo se cree que se avecinan las lluvias, por ende, son los pájaros que anuncian el mejor momento para sembrar. Cuando trilla la calandria, se menciona que una visita está por llegar. Hay una cosmovisión que gira en torno al colibrí, símbolo de libertad y actor principal de distintas leyendas populares que siguen latentes hasta nuestros días. 

Toda la belleza natural es un sinfín de posibilidades para abordar en el trabajo realizado en los talleres de los maestros artesanos. Desde tallas de madera, alfarería, hojalatería o textiles, las aves tienen una presencia muy marcada en el trabajo hecho a mano. Algunos maestros que colaboran con Andares de Arte Popular nos cuentan la razón por la que han representado aves en sus trabajos, así como el significado personal. 

El Taller Corazón Mágico, ubicado en la región de los Valles Centrales, cuenta con una amplia trayectoria en el trabajo de la hojalatería. Las aves, nos cuenta la maestra Aída, son un motivo que frecuentemente piden los clientes, y es un símbolo realizado con mucho cariño, por el significado que representa. En el Taller hay más de cuarenta diseños de aves, que van desde los cinco hasta los cuarenta centímetros. Cada pieza posee su esencia, sus formas simétricas y asimétricas, nos dejan ver una técnica muy sutil, llena de maestría. Las aves finalmente son como dice la maestra, “parte de la naturaleza, simbolizando la paz y alegría que debe existir en todo el mundo”. 

Por otra parte, la maestra Adelina Pedro nos cuenta de su trabajo en la alfarería con la técnica de barro negro, donde desarrolla figuras que nos remiten a las aves con un significado que conecta “libertad y belleza” en una misma pieza. Nos comparte que empezó a realizar estas formas desde una edad muy temprana, ya que en su entorno se miraban aves por todos lados y, al observarlas, aprendió a “admirar su belleza y su libertad al volar”. Ese acercamiento bastó para modelar con sus manos el barro, permitiendo representar en su trabajo piezas que tienen su origen en la niñez. Para la maestra Adelina, las aves significan mucho, ya que “inspiran el trabajo de la mayoría de las artes y en nuestra cultura ancestral se aprecia su plumaje, sus colores, canto, ternura, y su nobleza”. Sin lugar a duda, el mirar nuestro entorno nos permite recrearlo desde nuestra cotidianidad o trabajo. 

En el taller familiar de Anakarem López, de San Bartolo Coyotepec, quien junto a sus padres, el maestro José López y la maestra Modesta González, trabajan a mano cada una de las piezas que uno puede contemplar en el taller. Las aves de barro negro están muy presentes en el trabajo cotidiano de los maestros, quienes nos comparten que esta figura simboliza la libertad, también la flora y fauna del medio ambiente. El modelado de aves comenzó como un medio de innovación para los clientes, siendo la “fuente de inspiración” la imaginación y los sueños. A su vez, el maestro nos comenta que algunas piezas son el reflejo de recuerdos de hace años, “cuando se dedicaba a cuidar ganado en el cerro y mientras lo hacía se quedaba admirando la naturaleza, así como la cantidad de aves que existía”. La forma de trabajar las piezas de barro es también una forma de repensar nuestro entorno y cuidarlo. 

No cabe duda de que la imaginación “tiene alas para volar”, que nuestro entorno es ese espacio desde donde podemos contemplar la naturaleza que nos rodea y convive con nosotros. Las aves en el arte popular seguirán siendo un símbolo para crear piezas únicas hechas a mano, por maestras y maestros artesanos. 

Durante este mes estaremos compartiendo en las redes sociales de Andares del Arte Popular, piezas en formas de aves, que se adaptan a cualquier espacio: pared, árbol, jardín, patio, sala, mesa, permitiéndonos sentir una cercanía con la naturaleza. Esperamos que, en este tiempo, puedas contemplar a las aves que vuelan por tu comunidad o ciudad, y que al mirarlas encuentres su belleza también en el Arte Popular. 

Taller Corazón Mágico

Inventario ilustrado de aves

Aladjidi Virginie & Emmanuelle Tchoukriel
Inventario ilustrado de aves 
Madrid, Kalandraka, 2016. 

A partir de que la gente se ha resguardado y el ambiente se ha limpiado de ruido, ¿has notado que se puede escuchar con más claridad el canto de las aves? Al disminuir la presencia humana, nuestros compañeros los animales –también habitantes de este planeta– han salido a recorrer lugares exclusivos de los seres humanos, las aves, por su parte, cantan con más fuerza y vuelan más libres por lugares donde antes no lo habían hecho. 

Seguro que a estas alturas ya has identificado cantos distintos o has visto aves que antes no era común ver por tu zona. Si todavía no te has dado cuenta, presta atención a tu alrededor y para muy bien la oreja, hasta te puedes convertir en un ornitólogo u ornitóloga, o sea, los especialistas en estudiarlas. 

Las aves siempre han sido objeto de estudio y de admiración por varias razones: su canto, la capacidad de volar de algunas especies, su plumaje, colores, etc.; incluso las tenemos en cautiverio, cuando deben vivir libres. En estos días se hizo viral la publicación de un hombre que abría una jaula donde tenía encerrados a algunos pájaros, porque al estar él confinado, comprendió que era horrible mantenerlos así y decidió dejarlos en libertad. 

Si quieres saber más sobre ellas, te cuento del Inventario ilustrado de aves. Podrás conocer datos sobre 80 especies que viven alrededor del mundo, encontrarás una explicación detallada de su morfología, seguido de una clasificación por tipo (paseriformes, cocaiformes, piciformes, guiformes) y ejemplos de ellas como: la lavandera boyera, el pinzón vulgar, el perdiz nival, etc. Cada ficha describe al ave, así como algunos hábitos, tipos de nido y canto, acompañados de ilustraciones de estilo científico, como los antiguos cuadernos de los naturalistas. Hay datos que te sorprenderán, por ejemplo que hay especies que se roban los nidos, o que no todas las aves vuelan, como el Kiwi que posee alas pero no puede volar, o los pingüinos, a quienes sus alas le sirven como aletas. 

En el Inventario ilustrado de aves con seguridad reconocerás a más de una. Qué tal si te pones tu traje de ornitóloga y ornitólogo y descubres el mundo de las aves. ¿Te animas? 

Recomendaciones de los promotores de lectura

Snunit, Mijal
El pájaro del alma
Ilustraciones de Francisco Nava Bouchain
México, Fondo de Cultura Económica, 1993

*Edad recomendada: 8 años en adelante 

Hondo, muy hondo, dentro del cuerpo habita el alma. Nadie la ha visto nunca, pero todos saben que existe. Y no solo esto, sino que saben también lo que hay en su interior. 

No se trata únicamente de un cuento, El pájaro del alma es una descripción del pájaro que habita en el interior del alma y de lo que hace. Es curioso pero cierto, lo que nosotros hacemos y sentimos afecta al pájaro del alma, y al revés, lo que él hace nos afecta también a nosotros. Esta es una hermosa historia que nos habla de la relación que tiene el ser humano con su propia alma; en definitiva, es una invitación a reflexionar sobre nuestros propios sentimientos y a descubrir nuestra identidad. 

Este libro álbum contiene imágenes llamativas y coloridas de Francisco Nava Bouchaín. 

Mijal Snunit nació en Israel en 1940. Estudió en Tel Aviv y vivió en un kibutz (comuna), haciendo tareas agrícolas y educando niños. Además de ser autora de libros para niños, se dedica al periodismo. 

Amparo Cruz Valdivieso 

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Wadell, Martín
Las Lechucitas
Ilustraciones de Patrick Benson
México, Loqueleo, 2018

Edad recomendada: 5 años en adelante 

Uno de los textos ilustrados más famosos de la literatura infantil moderna es Lechucitas, escrito por Martín Wadell, autor irlandés que ha sido galardonado con la Medalla Hans Christian Andersen en 2004, e ilustrado por el inglés Patrick Benson, quien ha recibido el premio Mother Goose en 1984.

La trama de Lechucitas nos sitúa en un nido de lechuzas: la madre sale del mismo para conseguir comida así que tiene que dejar por un rato a sus crías: Sara, Perci y Guille. Sara proyecta confianza, Perci solidaridad y Guille, solo quiere volver a ver a su madre. El tiempo pasa mucho más de lo esperado y las lechuzas se muestran con actitudes diferentes cada vez, finalmente la angustia se hace presente, ¿serán capaces de esperar por más tiempo? El texto es simple, sin embargo, corresponde a una lectura ágil, concreta, con un ritmo cadencioso que permite al lector avanzar a zancadas, no por ello es un texto vacío, su potencial radica en generar confianza, solidaridad y amor. 

Las ilustraciones de gran calidad, sumergen al lector de inmediato en la trama, las imágenes nos sitúan en un ambiente real, retomando aspectos de la naturaleza y de la fauna nocturna del bosque; el colorido de las mismas, así como de los trazos, obedecen a un conocimiento profundo de las aves, en específico de las lechuzas, y aunado a ello, el texto, que por momentos también provee datos importantes sobre la especie, es más ficcional que informativo, lo que lo impregna de un toque muy especial. 

Miguel Sifuentes Soriano 

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Bellatin, Mario,
La mirada del pájaro transparente
Ilustraciones de Daniel Blanco Pantoja
Santiago de Chile, Pehuén, 2011
 

*Edad recomendada: 13 años en adelante 

Mario Bellatín nos traslada hasta Egipto y, a través de la voz de un niño, narra una complicada parábola familiar, llena de metáforas. No es fácil entender el mensaje, cada lector puede interpretarlo de manera diferente y eso la enriquece, pero solo existe un mensaje certero. Todos los elementos que maneja el escritor van dando las pistas para descifrarlo. 

Son los pájaros los protagonistas silenciosos de esta historia, es su mirada la encargada de transmitir certezas a la familia, y no es fácil comunicarse así. ¿Por qué complicar las cosas, si se puede ser claro? Tal vez porque, para que la verdad se haga evidente en nuestras vidas, tenemos que descubrirla por nuestra cuenta. 

En estos tiempos, se hacen imprescindibles lecturas como esta, que alertan sobre el peligro de la ignorancia y sus terribles consecuencias, pero, sobre todo, que invitan a la reflexión sobre el valor del conocimiento y la importancia de la mirada para construirlo. 

Ilustraciones surrealistas acompañan al texto, obra del ilustrador, músico, diseñador y editor autodidacta, Daniel Blanco Pantoja, nacido en Chile. 

Mario Bellatin ha sido finalista del Premio Médicis 2000 a la mejor novela extranjera publicada en Francia, y ha recibido los premios Xavier Villaurrutia por su novela Flores, en el año 2000, y el premio Mazatlán de Literatura el año 2008 por su novela El gran vidrio. Actualmente es director de la Escuela Dinámica de Escritores, creada en la Ciudad de México en 2001. 

Edgar Adrián Olmedo Méndez 

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Suárez Caamal, Ramón Iván
Huellas de pájaros
lustraciones de Mauricio Gómez Morin
México, Fondo del Cultura Económica, 2011
 

Edad recomendada: 6 años en adelante 

Huellas de pájaros es un poemario escrito por Ramón Iván Suárez Caamal, que estudió Lengua y Literatura Españolas en la Escuela Normal Superior de México. Actualmente es profesor de Lengua y Literaturas Españolas, coordinador de talleres de poesía y cuento para niños y adolescentes; director de A Duras Páginas y ganador de múltiples distinciones. 

Esta obra es ganadora del Premio Hispanoamericano de Poesía para niños 2010, y fue publicada en 2011 para uso del Programa Nacional Salas de Lectura de CONACULTA. Se observa en edición de pasta dura, ilustrado por Mauricio Gómez Morín, quien estudió grabado y pintura en La Esmeralda. Durante diez años fue docente en la Licenciatura de Diseño Gráfico en la Universidad Autónoma Metropolitana en las materias de dibujo, serigrafía, ilustración y grabado. Desde hace más de 25 años es considerado uno de los ilustradores mexicanos más importantes, pero también un sobresaliente artista plástico, director de arte de libros infantiles y juveniles y formador de nuevos talentos. 

Digno de compartir en familia o en lecturas individuales, se presta para contemplar las imágenes que nos lleva por un canto magnífico a la imaginación de nuevos paisajes. 

Cinthya Martínez Santos 

*

Heine, Helme,
Ricardo
México, Fondo de Cultura Económica, 2014
 

*Edad recomendada: 6 años en adelante 

La mayoría de los libros de esta artista siempre muestran animales, y sus temáticas son, frecuentemente, la convivencia y la amistad. 

Ricardo, aunque es un cuento infantil, toca el tema de las luchas personales. Ricardo era el cuervo más fuerte del mundo y todo el tiempo probaba su fuerza, y de tanto que luchó con todos, al final ya nadie quiso luchar con él: los cuervos lo abandonaron y se quedó solo. Triste y solo, le pide un consejo a un cuervo viejo, que le dice: “Aquél que logre vencerte será tu amigo”. Así, el cuervo enfrentó una gran pelea consigo mismo, todo un día y una noche contra sí mismo; hasta que finalmente se rindió, agotado, y puso su maltratada ala sobre el hombro del viejo, y desde entonces, tuvo muchos amigos. 

Pedro Obed Robles Juárez 

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Montecino, Sonia y Catalina Infante
Aventuras y orígenes de los pájaros: Lectura de mitos chilenos para niños, niñas y jóvenes
Ilustraciones de Alejandra Acosta
Santiago de Chile, Catalonia, 2015 

*Edad recomendada: 12 años en adelante 

Los pájaros han sido la evocación de un sueño de libertad. La majestuosidad con la que extienden sus alas y se funden con el paisaje ha fascinado la mirada del ser humano. Y de esa fascinación no escaparon los pueblos chilenos Aymara, Mapuche, Rapanui, Selkman, entre otros, quienes se dejaron atrapar por el vuelo que habita el mundo desde hace muchos años. 

¿Por qué contamos mitos? Las voces de nuestros ancestros se hacen presentes a través de ellos, historias de pueblos originarios y de su cosmovisión pasan de boca en boca para darle sentido a nuestra condición humana. Aventuras y orígenes de los pájaros es un claro ejemplo del poder que tiene la voz antigua, es como escuchar a los abuelos contar una historia sobre el porqué de las cosas. 

A través de relatos cortos y con un lenguaje simple, miramos a las aves como usualmente no lo hacemos: se nos presentan a la imaginación en sus dos pies o en su facultad para volar, se manifiestan como seres sentipensantes que aman, envidian, que son heroicos y capaces del sacrificio. También somos testigos de la hermandad que se genera entre los diferentes tipos de aves y la estrecha relación que entablaron con los seres humanos. 

Las autoras dividieron este libro en tres secciones: los mitos, lo que anuncian las aves y un glosario. Sus letras están bien acompañadas con ilustraciones de Alejandra Acosta, que utilizó tonos marrones, rojizos y amarillos, que evocan la calidez de la tierra. En contraposición, también encontramos tonos azules, que nos remiten a la inmensidad del mar y del cielo. 

Hay que leer cada página con el corazón abierto, porque las aves y sus cantos siempre están ahí, augurando algo importante, tal vez la lluvia, tal vez a un amor, o la simple alegría que acompaña la llegada de la primavera. Si sabemos escuchar, nos embriagaremos de sus trinos y nos arroparemos con sus variados plumajes, para volar junto a ellas en nuestra imaginación. 

Zuleyma García Silva 

*

Sheppard, Gary
Buenos como un pastel
Ilustraciones de Tim Budgen
China, Dreams Art, 2017
 

*Edad recomendada: 5 años en adelante 

Alcatraces glotones, cuervos cachetones, palomas regordetas, loros, gorriones y demás tipos de aves, se encuentran en esta historia, que nos cuenta que a la abuelita Simona le gustaba mucho cocinar y compartir. Todos los días, ella le ofrecía algo de comer a esta variedad de pájaros, que poco a poco fueron llegando a su domicilio; sin embargo, la abuela Simona llega a su límite y decide darles una lección, ya que estas aves empezaban a exigirle que las alimentara. 

Una historia que relata, a través de estas aves, algo que se vive en algunas familias de la sociedad mexicana, situación que es muy interesante poder reflexionar e ir cambiando ciertas cuestiones en nuestro actuar diario. Un cuento ideal para ser compartido con todo tipo de público. 

Giovanni Camarillo Juárez

La importancia de la adaptación

La inteligencia es la habilidad de adaptarse a los cambios 
Stephen Hawking 

El mundo está pasando por un momento crítico, hoy más que nunca debemos jugar para el mismo equipo, que las jugadas y las señas estén enfocadas en el objetivo de quedarse en casa, para cuidarnos y cuidar a los nuestros; pero eso no significa vacacionar… Al contrario, es momento de seguir preparándonos y capacitarnos para cuando sea el momento de regresar al terreno de juego estar listos si necesitamos entrar como corredor emergente o como relevo situacional. 

Los jóvenes prospectos de la Academia de Beisbol Alfredo Harp Helú saben que en este bello deporte nunca se descansa, que la preparación es continua y que es muy importante adaptarse. Gracias a la tecnología, esto es posible también en el área deportiva: se han coordinado instructores y trainers para tener entrenamientos que son supervisados, cada semana, por medio de videos; en el aspecto psicológico, se han brindado recomendaciones sobre qué hacer en el tiempo libre y cómo tratar las posibles situaciones de estrés que se presenten; en el área escolar, se mantienen clases en línea y de igual forma se llevan a cabo las actividades extras, como es Seguimos Leyendo. 

Los campos de entrenamiento están teniendo un descanso merecido, este tiempo se está aprovechando para darles mantenimiento y que estén listos para cuando suene de nuevo el ¡play ball

Vivimos al pendiente del robo de bases, siempre a las carreras, y esta cuarentena nos deja un aspecto positivo, si así lo queremos. En la película El juego perfecto (William Dear, 2019), uno de los personajes menciona: “Cuando puedas ver las alas de un colibrí podrás batear cualquier bola”. Esta frase nos habla de la importancia de ser pacientes, de observar lo que comúnmente no vemos; en el paraíso beisbolero llegan constantemente estas bellas aves a las que, quizá por la vida acelerada no nos daba tiempo de apreciar, pero en estos momentos no hay excusas de estar cuidando las bases. 

Los colibríes son símbolo de buenos augurios. Hoy nos recuerdan que pronto volveremos, pronto volverán a sonar los grandes batazos y podremos ver las espectaculares jugadas que los jóvenes prospectos realizan en su preparación para cumplir su sueño de ser beisbolistas profesionales, por ahora debemos aprovechar el tiempo para convivir con nuestros seres queridos, realizando actividades que en la cotidianidad no son posibles por el ritmo de vida que llevamos, la idea es quedarnos en casa para que, cuando volvamos, no falte nadie. 

Aves en el beisbol

Uno de los insistentes motivos en la obra del artista oaxaqueño, Amador Montes, es la fauna, y con especial frecuencia: las aves. Pájaros que apreciamos en la cotidianidad de la calle o en la majestuosidad de un descampado, aves que evocan significados mágicos, pueblan los óleos de Montes. A partir del mes de mayo, las camisetas de los Guerreros de Oaxaca portarán, como una suerte de encantamiento o conjuro, estas mágicas aves de Amador Montes. 

Comprometido con el desarrollo y crecimiento del equipo de béisbol, Guerreros de Oaxaca, y tratando de unir el arte y el deporte, Santiago Harp Grañén propuso el diseño de unas camisetas de edición especial a partir de la obra del maestro Amador: un gallo y una garza que juegan con una pelota de béisbol, además de la leyenda “El gran juego”. Velocidad, inteligencia, concentración: utilizar aves en las representaciones artísticas responde al impulso de mostrar lo que la humanidad anhela, lo que persigue. El gallo está asociado al nacimiento del nuevo día, a la luminosidad, al sol. En las culturas de la Antigüedad representaba el sentido de la exaltación del coraje, el orgullo, el sentido de vigilancia. La garza en diversas culturas representa confianza en sí misma, estabilidad y premeditación cuidadosa. Es símbolo de longevidad y buena suerte. Así, los jugadores del equipo oaxaqueño llevarán en la camiseta el designio de estas buenas cualidades. 

Sin duda, el que Santiago Harp Grañén haya solicitado la colaboración de Amador Montes para diseñar los símbolos que portará uno de los uniformes de los Guerreros ha sido una decisión acertada. En cuanto las circunstancias lo permitan, los jugadores saldrán a la cancha, elegantes con este nuevo uniforme, y tal como esas aves en su pecho, se lanzarán ágiles a todos los juegos que vengan. 

Las aves en el estadio

El mundo del beisbol quizá no lo haya notado todavía, pero en dos paredes del nivel más alto en el Estadio Alfredo Harp Helú se encuentra un par de mensajes de unidad y esperanza: Playoff en Rojo y Strike One

De la inspiración del maestro Amador Montes, el mismo que nos maravilló con su diseño de la camisola de los Guerreros de Oaxaca, las dos obras mezclan de forma única y admirable la colaboración del arte y los deportes para construir la nueva vida de un planeta que nos ha reclamado su urgencia de un renacimiento. Inspiración, entrega y trabajo colectivo resultarán esenciales para completar exitosamente la misión. 

Con ayuda de su cotizada iconografía, el reconocido artista oaxaqueño nos lleva de la mano a un mundo lleno de aves, números, teteras e insectos, además de los elementos tradicionales del Rey de los Deportes, como son los jugadores, las manoplas, los uniformes, las pelotas y los bats, que en su momento pueden ser sustituidos por la contundencia de un macahuil. 

Aunque el maestro Amador Montes relata que no fue el propósito, su trabajo en los dos muros nos transporta, en muchos casos, al primer contacto del beisbol con quienes lo han practicado. Del igual forma, nos podría sugerir la forma perfecta para observar una batalla de estrategia a 27 outs o más, disfrutando una bebida olorosa y los cantos de las aves interrumpidos por la explosión de júbilo al anotarse una carrera o celebrar un ponche. 

El silencio que hoy impera por los rincones del Paraíso de los Diablos Rojos se rompe en sus espacios destinados para la cultura y el arte, donde las obras mantienen una bulliciosa espera por los mejores días que vendrán y los triunfos que seguramente ahí se celebrarán. 

Con sus aves majestuosas, el maestro Montes buscó darle alas a nuestra imaginación y poner en sus murales las jugadas y los peloteros que recordamos con más nostalgia. Hoy también nos presta esas alas para soñar en nuestro regreso al Diamante de Fuego con mayor ánimo y fortaleza para vivir cada inning que nos presta el gran juego de la vida. 

Aves de Oaxaca

 

Desde la Mixteca hasta las densas selvas de los Chimalapas, el estado de Oaxaca se sitúa en el escenario mexicano como una estrella nacional de la biodiversidad. Además de ocupar el primer lugar en anfibios, helechos, orquídeas y alacranes, la avifauna oaxaqueña ocupa el primer lugar a nivel nacional y el número trece en el mundo, con aproximadamente 754 especies, de las cuales 63 son endémicas. 

Las aves, además de ser carismáticas y llamativas por sus colores y cantos, son importantes polinizadores, dispersores de semillas y controladores biológicos de plagas, siendo de vital importancia dentro de los procesos ecológicos que se desarrollan en nuestro ecosistema. Asimismo, juegan un papel prominente en la economía, religión y cultura popular de nuestro estado. 

Con el objetivo de promover entre los niños de la entidad la conservación y protección de las especies de aves que habitan en el estado de Oaxaca, el Museo Infantil de Oaxaca creó su programa de educación ambiental, dirigido a una concienciación sustentable de valores con la biodiversidad de nuestro estado. A través del Programa de Aves Urbanas, vinculado con el MIO, se promueve la ciencia ciudadana, cuyo concepto se basa en el trabajo de un individuo, no especialista, que de forma voluntaria participa en alguna de las actividades del proceso de la ciencia, en colaboración o bajo la dirección de científicos profesionales e instituciones científicas.

Bajo este concepto y objetivos se han llevado a cabo diversas actividades en el museo, resumidos en esencia, talleres de sensibilización ambiental con la clase de aves que se encuentran en nuestra entidad. En este proceso, los niños se han involucrado en dinámicas de reconocimiento sobre el esfuerzo de las aves para la elaboración de sus nidos, cuya problemática se refleja principalmente en la época de anidación, cuando la población tiende a tirar estos nidos. De igual forma durante la época migratoria, se diseñan en el museo, talleres enfocados a la elaboración bocadillos para aves, con la finalidad de crear conciencia, sobre el esfuerzo que realizan las aves durante sus rutas migratorias.

Dentro de este programa, destaca la promoción del Festival de las Aves Oaxaca en donde especialistas de diversas partes del país se reúnen para conversar sobre temas de ornitología, además de programar los talleres especializados en ilustración científica y cuidados para primeros auxilios para la fauna silvestre. 

Si deseas conocer más sobre el Programa de Aves Urbanas y unirte a las observaciones que se realizan en diferentes puntos de la ciudad, o desde tu casa, no dudes en consultarnos, nosotros te ayudaremos a resolver tus dudas. Escríbenos a programas@mio.org.mx

¡Anímate a observar tu entorno, descubre y maravíllate de la avifauna local!

Colores y cantos

Muestra fotográfica de aves de Oaxaca en MIO

Las aves, además de ser carismáticas y llamativas por sus colores y cantos, son importantes polinizadores, dispersores de semillas y controladores biológicos de plagas, siendo de vital importancia dentro de los procesos ecológicos que se desarrollan en nuestro ecosistema. Asimismo juegan un papel prominente en la economía, la religión y la cultura popular de nuestro estado.

La fotografía de naturaleza por su parte nos ayuda a captar los paisajes, la flora y la fauna de nuestro entorno, siendo no solo un medio de expresión artística sino también de difusión para la conservación y el cuidado del medio ambiente. Con esta exposición queremos presentarte algunas piezas fotográficas de Birds of Oaxaca y acercarte a estas maravillosas aves que se encuentran muy cerca de nosotros.

a) Cernícalo Americano
Falco sparverius
b) Colibrí Multicolor
Lamprolaima rhami
c) Luisito Común 
Myiozetetes similis
d) Capulinero Gris
Ptilogonys cinereus
e) Centzontle Norteño
Mimus polyglottos 
f) Papamoscas Negro
Sayornis nigricans
g) Martín Pescador Norteño
Megaceryle alcyon
h) Papamoscas Cardenalito
Pyrocephalus rubinus
i) Jilguerito Encapuchado
Spinus notatus
j) Colibrí Magnífico
Eugenes fulgens
k) Chipe Rojo
Cardellina rubra 
l) Garrapatero Pijuy
Crotophaga sulcirostris
m) Colibrí Garganta Rubí
Archilochus colubris
n) Chipe Corona Negra
Wilsonia pusilla
o) Caracara Quebrantahuesos
Caracara cheriway

Fotografía: Omar Laredo

Un censo de alas

Son las cinco de la mañana y tres personas llegan al Jardín en medio de la oscuridad y el silencio. Sin sueño ni pereza, comienzan a trabajar de inmediato. Deberán tener listo su puesto de observación antes de que amanezca, cuando los primeros gorjeos anuncien la proximidad del alba y algunos revoloteos tentativos rasguen el aire fresco de la madrugada. Con movimientos armónicos, como si ejecutaran una danza, las tres personas extienden y tensan finísimas redes sobre unos postes livianos de aluminio, que ellas mismas afianzaron entre las plantas el día anterior por la tarde. En esas redes, sutiles como telarañas (su nombre técnico en inglés es elocuente: mist nets, ‘redes de bruma’), han de quedar atrapadas, por unos cuantos minutos esa mañana, varias de las aves que habitan o transitan por el Jardín. Así comienza un censo más, el último domingo de cada mes, en el Jardín Etnobotánico de Oaxaca (JEBOax), esfuerzo que inició en 2001 y que no ha cesado hasta la fecha. 

Las tres personas afanosas son Georgita Ruiz, Édgar del Valle y Manuel Grosselet, líder del trío y amante apasionado de las aves de todo el planeta. Los tres han fundado una asociación civil que nombraron, precisamente, Tierra de Aves. En muchos domingos los asisten estudiantes de biología que cursan su licenciatura en Oaxaca, así como aficionados a la ornitología que viven en la ciudad o que la visitan desde otros puntos del país, e incluso del extranjero. El trabajo que encabezan, mes con mes, Manuel o Édgar ya es legendario y atrae a varios voluntarios entusiastas, ávidos de aprender de ellos. Con una buena gorra de sol, una sarta de bolsas de tela suave para proteger a las aves y un libro guía que circula de mano en mano, el grupo pasa seis, siete y hasta ocho horas en el jardín, rondando constantemente las redes para tomar con delicadeza a las criaturas aladas que van cayendo en ellas, que serán durante algunos minutos los sujetos de observaciones muy cuidadosas. 

Primero hay que determinar, con certeza, a qué especie corresponde el individuo temporalmente cautivo. Aquí la pericia del trío es impecable. No hay ave alguna en el Jardín que no puedan identificar de inmediato, no importando su edad o su condición de salud. Décadas de experiencia en la investigación de campo le han conferido a nuestro trío un postgrado summa cum laude en taxonomía aviar. Igual de duchos son para determinar el sexo (hembras y machos parecieran corresponder a especies distintas en algunos casos, mientras que en otras especies son muy difíciles de diferenciar a simple vista) y la etapa de vida (los adultos y las aves jóvenes pueden parecer, de nuevo, especies diferentes en ciertos casos). En ocasiones, medir un ala les permite corroborar la especie y el sexo del ave cautiva, si hubiera duda. 

Determinada la especie, el sexo y la edad, anotando siempre todos los datos en la bitácora, comienzan ahora las observaciones más significativas: ¿puede detectársele al ave una protuberancia cloacal o un parche de incubación? Señales son éstas de oviposición y empollamiento; en otras palabras, son rasgos anatómicos que indican, con toda probabilidad, que la especie se está reproduciendo en el Jardín. Se encuentre o no en su etapa fértil, cada ave atrapada es pesada en una báscula especial y además se mide el grosor de su capa de grasa subcutánea. Tanto el peso total, como la reserva energética que implica el espesor de la enjundia (en su origen, nombre castizo del sebo aviar), son datos indicativos de la calidad del alimento disponible en el sitio. Las aves capturadas en el Jardín muestran regularmente una buena capa de grasa bajo la piel. Se trata de un parámetro crítico para las especies migratorias en vísperas de emprender la travesía a los lejanos destinos del norte donde pasan el verano. 

Antes de liberarla, cada ave capturada en las redes es marcada con un anillo metálico liviano en una pata. Ese anillo lleva grabado un número consecutivo; hasta la fecha han sido marcadas en el Jardín cerca de 16 108 aves, que corresponden a 97 de las 128 especies observadas en el lugar. El código del anillo ubica dónde fue marcado cada ejemplar, lo cual permite rastrear la fecha y las observaciones anotadas durante el censo mensual. Ejemplo de las hazañas migratorias que realizan año con año varias especies, fue un ave marcada en el jardín, reportada meses después en Quebec, en el oriente de Canadá, a 4 200 kilómetros de Oaxaca. Año con año, Georgita, Édgar y Manuel han capturado de nuevo a algunas aves migratorias marcadas con anterioridad, que regresan a pasar el invierno en el Jardín. En casos memorables, el mismo individuo ha retornado fielmente a este rincón de nuestra ciudad durante ocho años consecutivos. La fidelidad al sitio se hace más reveladora cuando recordamos que veintiséis años atrás el lugar era un gran cuartel militar, sin plantas, sin sombra, sin agua ni alimento alguno para las aves. 

Manuel llegó a México en 1998 (el mismo año que inauguramos el Jardín), procedente de Francia, donde había visitado algunas estaciones de monitoreo ornitológico llevado a cabo de modo constante a largo plazo. A su llegada no encontró un solo sitio equivalente en nuestro país. El JEBOax es hoy día el único lugar que él conoce que genera información de esa calidad en México. Pero no es solo el esfuerzo ejemplar de Georgita, Édgar, Manuel y sus colaboradores durante los censos mensuales lo que hace descollar al Jardín: se trata del sitio con la tasa más alta de captura de aves registrada en Norteamérica, y posiblemente en todo el hemisferio occidental. La tasa promedio en una estación de monitoreo oscila entre 0.2 y 0.5 aves capturadas por hora, por red. En el Parque H2A de la Fundación Alfredo Harp Helú Oaxaca (sitio de monitoreo establecido después del JEBOax), por ejemplo, la tasa varía entre 0.2 y 0.4. En el Jardín, en cambio, el rango va de 1.8 a 5.5, con una tasa promedio de 1.91 aves por hora-red, validada con casi veinte años de datos. Esa extraordinaria frecuencia de captura es un factor de peso para proponer que el jardín se convierta en un observatorio internacional de aves, junto con el Parque H2A, como es el sueño de Manuel. 

La tasa exorbitante de captura, que han constatado año con año los fundadores de Tierra de Aves, refleja densidades de población excepcionalmente altas para varias especies en el jardín, si bien algunas de ellas siguen patrones demográficos fluctuantes. Desde que comenzamos a plantar árboles en 1998, el sitio se ha convertido en un oasis de verdor en medio del páramo urbano de asfalto, piedra y concreto, con una diversidad de frutos, semillas, insectos y otros alimentos para las aves, así como agua limpia en abundancia gracias a los estanques y canales que restauramos. En veintidós años hemos logrado transformar un antiguo predio militar en un hábitat de calidad para la ciudadanía emplumada, que parece agradecerlo, según lo indica su crecimiento poblacional. La contingencia sanitaria que estamos viviendo en este momento por el COVID-19 pone de relieve nuestra convivencia creciente con las aves. Los censos levantados por Georgita, Édgar y Manuel en los últimos meses no atestiguan un incremento en la tasa de captura, pero quienes pasamos tiempo en el Jardín todos los días percibimos con mayor fuerza la presencia de chuparrosas, tortolitas y primaveras, entre otras. El quebrantahuesos, que antes ahuyentaba la llegada de los visitantes, ahora campea gallardo a la orilla del aljibe. 

Incluso los peatones que deambulan por las calles aledañas al Jardín dan cuenta de ello. A lo largo de los últimos años, el muro perimetral de cantera que construyeron los soldados se ha ido cubriendo de grafitis detestables. A contrapelo de esos mensajes ofensivos apareció, en marzo, al iniciar la pandemia que silenció el tráfico de la ciudad, una pinta que nos hizo sonreír: “oyes a las AVES?”, junto con una flecha apuntando hacia la copa de un guamúchil del JEBOax. En efecto, hoy se oyen mejor que nunca los trinos y los silbidos durante el día, como el croar de las ranas durante la noche. A nuestros oídos, el concierto cotidiano es una ovación. Lo escuchamos como un reconocimiento al trabajo colectivo para crear y mantener el Jardín. Hoy nos conmueve más que nunca su dictamen de aprobación porque ¿acaso hay un jurado más imparcial, oportuno, fidedigno y entrañable que la comunidad de las aves? 

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