Los galardonados han realizado aportaciones sustanciales para la preservación de la dimensión material y de la inmaterialidad de estas herencias culturales. Su contribución cobra gran trascendencia en virtud de que incide en el patrimonio afectado significativamente por las repercusiones de los sismos acaecidos en el año de 2017, y cuya atención cabal aún es una tarea en construcción. Sandra Cruz Flores, Conservación del Patrimonio Cultural del INAH
Cada año, el Instituto Nacional de Antropología e Historia brinda la oportunidad de postular investigaciones y proyectos que fortalezcan los valores del hombre y su cultura. La convocatoria es para nosotros la ocasión de compartir con otros los atributos arquitectónicos de los pueblos de Oaxaca. En los modelos tradicionales de habitar, hacer y vivir, cada vez más extintos, hemos identificado las bases de nuestra cultura e historia.
El proyecto “Rescate de casas tradicionales de Santo Domingo Tehuantepec. Patrimonio devastado por los sismos de septiembre de 2017”, galardonado en el año 2019 con el premio “Francisco de la Maza” en la categoría de “Restauración y conservación del patrimonio arquitectónico y urbanístico”, otorgado por el Instituto Nacional de Antropología e Historia, es un proyecto activo. Su inicio y vigencia han sido posibles gracias al financiamiento de la Fundación Alfredo Harp Helú Oaxaca A. C., los propietarios de las casas restauradas y el apoyo del municipio de Santo Domingo Tehuantepec, con la supervisión del Instituto. Reúne la experiencia de cerca de dos años de trabajo en la recuperación de veinte casas de arquitectura tradicional, las alternativas y estrategias implementadas para hacer frente a la problemática de rescate y valoración de la arquitectura e identidad que emergió de un sismo, para continuar caracterizando la sabiduría de nuestros pueblos.
Es satisfactorio saber que, de los 333 trabajos postulantes para las diferentes categorías, este año se incrementó la participación en la categoría de restauración y conservación de patrimonio arquitectónico y urbanístico, pues reafirma el compromiso con el patrimonio, conduciendo a la acción y defensa.
Lograr que sean reconocidas las casas que honran en su sabiduría y sincretismo a Santo Domingo Tehuantepec encuentra sustento en el esfuerzo vertido de un gran equipo del que me enorgullezco conducir. Reconozco su dedicación y entrega.
El National Post Museum (Museo Postal Nacional) es el museo postal más importante del mundo. Forma parte del Smithsonian, que es la institución museística más relevante de Estados Unidos y una de las más célebres del mundo. El sello más raro del planeta, el famoso Guayana Británica magenta, está actualmente en exhibición en el museo, gracias al préstamo de su reciente comprador, quien pagó diez millones de dólares.
El National Post Museum otorgó, el 19 de octubre de 2019, el Smithsonian Philatelic Achievement Award (Premio Smithsoniano al Logro Filatélico, 2019) a Alfredo Harp Helú, Janet R. Klug y Charles F. Shreve en una gran gala en la ciudad de Washington, D.C. Es la primera vez que el premio es otorgado a un mexicano. A este acto tan significativo, en el atrio del museo, asistieron grandes personajes del mundo filatélico internacional.
El premio recibido por Alfredo Harp se estableció en 2002 para reconocer un servicio excepcional a la comunidad filatélica internacional, y para el beneficio de coleccionistas actuales y futuros. Consta de un medallón de tres pulgadas en bronce dorado con el símbolo del escudo de armas de James Smithson, el fundador del famoso Smithsonian. Éste es un símbolo reconocido universalmente en el ámbito de la investigación, el saber y el aprendizaje.
El premio fue recibido en representación de Alfredo Harp por Omar J. Rodríguez, coleccionista mexicano-estadounidense, exintegrante del consejo de filatelistas del NPM y amigo de don Alfredo.
Durante la entrega, y después de transmitir el gran honor que don Alfredo sintió al haber sido elegido para este reconocimiento, Omar ofreció las siguientes palabras:
“Alfredo fundó el MUFI en la ciudad de Oaxaca. En estos tiempos en que algunos filatelistas están preocupados por el futuro de nuestro hobby, el Museo de Filatelia de Oaxaca es un lugar moderno y vibrante que le hace a uno sentir las grandes posibilidades que la filatelia tiene, así como visualizar un futuro brillante. Hoy en día, el MUFI se ha convertido en una de las más importantes atracciones en la bella arqueológica y colonial ciudad de Oaxaca, donde frecuentemente grupos de niños concurren para hacer actividades que les relacionan con su entorno, la filatelia y su propia comunidad. Alfredo, por mi conducto, les extiende una invitación a todos ustedes para que visiten pronto el MUFI y la ciudad de Oaxaca. A continuación, les leeré dos informes de visitantes recientes que no son filatelistas: Andy L. de San Francisco, California, reportó el 8 de agosto de 2019: ‘El MUFI fue realmente una agradable sorpresa en mi visita a Oaxaca. Yo no sabía qué era la filatelia antes de visitar este museo. El museo es mucho más grande por dentro de lo que parece por fuera y tiene amplios patios. La arquitectura es fabulosa y de líneas limpias y modernas –se siente como si hubieras sido transportado a una mansión de lujo en el desierto. Tiene muchos cuartos interesantes y exhibiciones acerca de asuntos postales diversos– y tiene también muchas referencias y piezas importantes de beisbol’. Jeff F. de San José, California reportó el 30 de noviembre de 2018: ‘Si tú eres como yo y dices museo postal A-BU-RRI-DO… ¡estarás muy equivocado! En esta ciudad llena de arte, cultura y museos increíbles, éste es probablemente mi favorito, ya que es inesperadamente encantador. La colección en él va más allá que sólo sellos postales, y aún éstos me parecieron cautivadores para un neófito en filatelia como yo’. El MUFI está localizado en el centro de la ciudad de Oaxaca, que sólo está a una hora de vuelo de la Ciudad de México. Abre de lunes a domingo de 10 de la mañana a 8 de la noche, ¡y es gratuito!”.
Al finalizar el acto, varios concurrentes le hicieron a Omar muchas preguntas acerca de la ciudad de Oaxaca, y le expresaron su intención de organizar ahí sus próximas vacaciones, y visitar el MUFI.
A mediados de los años 70 trabajaba en el Departamento de Bibliotecas de la Universidad Benito Juárez. Acudí a la Penitenciaría de Ixcotel respondiendo al llamado de unos muchachos que se encontraban “internos”, por usar un término que, tras su eufemismo, esconde la situación y la vida de las prisiones.
Nombrar significa exorcisar contra el olvido: Pedro Gutiérrez Reyes, Jorge Sánchez Wilburg y José Antonio San Román eran parte de este grupo que deseaba realizar una tarea social para ayudar a sus compañeros. Aunque nunca había pisado una cárcel, no hice preguntas ni juicios de valor; la miseria y sordidez del lugar me sacudieron tanto como la juventud de los muchachos y su entusiasmo. Eso fue motivo suficiente para decidir apoyarlos. Planeamos, con la autorización del director del penal, trabajar para fundar una biblioteca en el interior. Pedí libros a mis amigos, toqué puertas, hablé con el Profesor Ventura López. Comentando la evolución del proyecto con mi amiga Beatriz Natera, llamada cariñosamente “La Chatita”, a la sazón bibliotecaria en la Escuela de Bellas Artes de la Universidad, un día me espetó: “Te voy a presentar a un muchacho que te puede ayudar”: Francisco Toledo me recibió en su casa, me regaló libros primero y después dinero para comprarlos, dando origen a una relación y muchos otros proyectos.
La biblioteca finalmente estuvo lista, con su colección de buenos libros en una estantería de madera y hasta un fichero para el catálogo, construidos ahí mismo por los internos. Tiempo después cambiaron al director por un militar retirado que me pedía le “adornara su oficina con libros o enciclopedias” y decidí que era momento de retirarme.
Cuarenta años después, e invitado por Saúl López Velarde, me presenté nuevamente a conocer el estado de la biblioteca y, atendido gentilmente por el director del penal, conocí el Taller de Grabado Siqueiros, único en el país. Aprovechamos para plantearle la posibilidad de cambiar la biblioteca a un lugar más amplio dentro del penal y actualizar y enriquecer su colección de libros. Hay trabajo por hacer y puertas que tocar.
César Chávez es un artista plástico que, habiendo recalado en Ixcotel, emprendió en 2017 la fundación de un taller de grabado con la ayuda de amigos y artistas plásticos y con el apoyo decidido del señor José Jarquín, director del CERESO de Ixcotel. Jason Pfohl, artesano y diseñador, prestó su tórculo y herramientas necesarias para iniciar los trabajos, con el apoyo también del colectivo Asaro, Espacio Zapata, Cooperativa Gráfica, Nidia Rojas, Gabinete Gráfico, Fernanda Pan, Yeska, entre otros, se organiza el primer taller de esténcil. Llegan artistas como Ivonne Kennedy, Dr. Lakra, Carlos Franco, León Arrazola, Aler, Miss Veneno, Saúl López Velarde, para respaldarlo desinteresadamente. El primer trabajo colectivo fue una carpeta con una lotería.
Francisco Toledo lee una nota sobre esta actividad en El Imparcial y desea conocer el taller. Envía a su hija Sara y a Daniel Brena. Dona papel, tintas y gubias, y convierten la lotería en un juego de mesa con el propósito de enviarla en donación a todos los penales del país.
Paralelamente han creado una biblioteca con libros de arte, nombrada “El Vagabundo de las Estrellas”, con libros donados por Jason Pfohl, Francisco Toledo, Ivonne Kennedy, Alonso Aguilar, Federico Valdez, Juan Manuel Servín, Antonio Calera Grobet, IAGO y CASA, entre otros.
Por acuerdo entre los internos, se ha establecido una dinámica de trabajo que consiste en que las obras realizadas individualmente y que son vendidas, son para beneficio de sus autores, y el producto de la venta de las que se realizan en colaboración es a beneficio del taller. Con la venta de la lotería y el apoyo económico de mk kabrito, Gatorno, Antoine D’Agata y Tania Bohórquez han podido finalmente comprar su propio tórculo y las herramientas necesarias.
Luz y sombra: autorretratos de Ixcotel, muestra los grabados realizados por internos de dicho penal que representa, de algún modo, el reencuentro con un proyecto personal que inicié hace muchos años y que ahora camina paralelo a otros proyectos y la intervención también de otras personas. Monotipos, puntasecas, dibujos a lápiz, grabado con MDF, cajas de luz, botellas sandblasteadas en caja de espejos, libros encuadernados en piel y tatuados, madera y vidrio fusionado, poblaron los pasillos de la Biblioteca Henestrosa durante noviembre y diciembre.
El Taller Siqueiros, localizado en la prisión estatal de Oaxaca, México, celebra su segundo aniversario este mes de octubre. Lo que comenzó como un pequeño taller en una celda aislada se ha convertido en un estudio de impresión completo, biblioteca artística, laboratorio de dibujo y galería, donde docenas de personas han participado en talleres ofrecidos por artistas locales e internacionales. Gracias a la apertura de la administración penitenciaria y el voto de confianza otorgado a los presos por su trabajo duro, el Taller Siqueiros se ha convertido en una escuela de arte dentro de la cárcel.
La producción de obra en el espacio es impresionante, existe un flujo constante de nuevas piezas elaboradas con distintas técnicas de impresión. Como maestro es muy gratificante trabajar con personas –muchas de las cuales jamás han tenido la oportunidad de hacer grabado– compartiendo y descubriendo nuevas formas de expresión a través del arte. En la prisión, la creación artística se convierte en un arma de supervivencia, un refugio y una puerta hacia la libertad.
Luz y sombra: Autorretratos de Ixcotel se produjo entre los meses de mayo y octubre de 2018. Ni el vidrio ni los espejos están permitidos dentro de la prisión, así que el primer mes del taller trabajamos usando nuestra imaginación. “Imagínate como un animal, un demonio, un ángel, o con tu familia fuera de la prisión”. Tiempo después encontramos espejos de acrílico que permitieron a los artistas estudiar su cara, la estructura ósea de su cráneo, y observarse en tercera persona, objetivamente. Los dibujos, bocetos y ejercicios de escritura fueron posteriormente usados para imprimir grabados realizados en MDF o monotipos realizados en placas de acrílico.
Mi concepto original para el taller era un mensaje dentro de una botella, haciendo uso del arte para enviarla fuera de la prisión. Mientras el taller avanzaba se hizo evidente que la botella no era una metáfora de esperanza, sino de desesperación. Una y otra vez la botella era usada para expresar la dura realidad del encierro y los problemas de adicciones que son tan comunes en nuestra condición humana. También hubo esperanza y humor en las obras, a veces burlándose de los estereotipos y jugando con el concepto de las máscaras que la gente suele usar cuando se encuentran en confinamiento. El nombre Luz y sombra refleja esa dualidad.
Si algo he aprendido de trabajar en la cárcel, es que los seres humanos somos complejos. Todos nosotros tenemos la capacidad de experimentar una amplia gama de pensamientos, emociones y acciones. En realidad, nada es blanco y negro, sino infinitos tonos de gris. No hay personas buenas o malas. Las personas buenas hacen cosas malas, las personas malas hacen cosas buenas y, al final, no hay buenas ni malas, sólo personas. Espero que esta exhibición ayude a romper estigmas y estereotipos, permitiéndonos ver las caras de las personas, tal como se ven a sí mismas.
A partir de la segunda mitad del siglo XVI y hasta la Independencia de México, los escribanos de las comunidades de habla zapoteca y mixteca produjeron miles de documentos en su propia lengua, en donde registraron gastos y cuentas, inventarios, testamentos, misivas, averiguaciones, compraventas, elecciones y otros asuntos comunitarios.
Esto fue un hecho llamativo: hoy en día, el universo de los documentos oficiales está dominado por el español, y la escritura en lenguas indígenas quedó relegada a la lectura opcional, como cuentos y poesía. Aunque esta división pueda parecer irrelevante, tiene importantes consecuencias, ya que individualiza la lectoescritura en lenguas indígenas y la mantiene fuera del contexto comunitario en que funcionó en aquellos años.
La existencia de miles de textos en mixteco y zapoteco de la época colonial es un hecho conocido por pocos, y aún menos son quienes los utilizan como fuentes para estudiar la historia de las comunidades indígenas –a pesar de su obvia importancia para el tema– o como fuentes lingüísticas para conocer las etapas anteriores de las lenguas habladas hoy en día. Por supuesto, esta situación tiene que ver con varios factores, entre ellos, los prejuicios que rodean a estas lenguas, el olvido en que yacían los documentos hasta recientemente, pero también la ausencia de una capacitación para su lectura y comprensión. No sólo hay importantes diferencias entre la lengua y la ortografía antiguas y sus correspondencias contemporáneas, sino también entre el contexto social y político de aquellos años y el de hoy en día.
Para salvar la ausencia en la formación de hablantes de las distintas variantes del mixteco y del zapoteco en la lectura de su respectiva documentación histórica, la Biblioteca de Investigación Juan de Córdova de la FAHHO y el Instituto de Investigaciones Filológicas de la UNAM crearon, al inicio de 2019, dos seminarios de Filología Mesoamericana, uno llamado Cultura y Lengua Mixteca y otro Cultura y Lengua Zapoteca, mismos que cumplieron sus 120 horas al terminar el primer ciclo en el mes de noviembre. En ambos seminarios participaron exclusivamente hablantes de las mencionadas lenguas, guiados por especialistas en el tema de la traducción de documentos coloniales. Se buscó, además, que los participantes tuvieran una edad relativamente joven, para asegurar la permanencia de lo aprendido, y estimular el ingreso de los participantes en carreras de especialización. El objetivo es ofrecer a los participantes las herramientas y un método para acercarse a los textos escritos en su propia lengua hace varios siglos, para poder analizarlos, comprenderlos y convertirlos en fuentes para la historia social, política y lingüística de sus comunidades. Sin duda, la experiencia ha sido enriquecedora para todos, por generar una profunda reflexión sobre la historia de estas dos lenguas.
Por supuesto, ejercicios de este tipo estimulan además la reflexión acerca del actual papel de la escritura en las comunidades, los espacios sociales del uso de la lengua, los cambios, pérdidas e innovaciones en el lexicón, entendidos como expresiones de cambio cultural. Los seminarios constituyen un camino nuevo y experimental en que se intenta abrir un corpus de documentos históricos a los hablantes de las lenguas en que fueron escritos. Por más obvio que esto suena en lo general, no se había hecho hasta la fecha, y el uso de estos documentos se restringió a un muy pequeño número de especialistas no-indígenas y casi exclusivamente extranjeros. Ahora ha llegado el momento de pasar la estafeta y asegurar que los hablantes tengan acceso a estos documentos y los reconozcan como un patrimonio histórico y lingüístico de alto valor, y como una expresión de la tenaz lucha de las comunidades por encontrar un nicho de reproducción cultural propia, primero en los territorios colonizados y posteriormente en el Estado nacional. Los dos seminarios comenzarán con un nuevo ciclo en 2020, año en que también esperamos poder publicar los primeros resultados de textos traducidos y comentados.
Los días 13 y 14 de noviembre se llevaron a cabo, en dos jornadas, las conferencias y talleres alrededor de la exposición Reflejos de la Memoria que fuera montada en el Centro Cultural San Pablo, en el centro de la capital oaxaqueña, para celebrar los quince años de actividad de Apoyo al Desarrollo de Archivos y Bibliotecas de México (Adabi de México).
La conferencia inaugural estuvo a cargo de las doctoras María Isabel Grañén Porrúa y Stella María González Cicero, presidenta y directora general de Adabi de México, respectivamente. La doctora González Cicero inició su intervención con un análisis de los logros, alcances y debilidades que a lo largo de quince años de actividad ha tenido una asociación sin comparación, tanto a nivel nacional como internacional, gracias al apoyo decidido de los Harp-Grañén; y afirmó que la labor de Adabi ha aportado una metodología y disciplina al trabajo en archivos, bibliotecas y otros centros de conservación, además de las contribuciones propias en materia de teoría, conservación y preservación de fotografías, así como las publicaciones emanadas de todos los proyectos realizados y la difusión del quehacer en torno al patrimonio documental, no sólo de la asociación, sino a nivel nacional e internacional.
Además de presentar al público asistente los logros más destacados, así como la suma de los proyectos más silenciosos, la directora de Adabi de México mencionó también las “debilidades” que ha notado en estos años tales como aceptar demasiados compromisos, no saber decir “no”. Se termina el trabajo, pero en detrimento muchas veces de la salud del personal y los coordinadores. Sin embargo, los frutos han sido abundantes en la cosecha de Adabi en el rescate del patrimonio documental.
La doctora María Isabel Grañén inició su participación narrando cómo es que se creó la asociación y el compromiso contraído con este hecho, con el patrimonio documental de los mexicanos, enfatizando en que, gracias al trabajo de Adabi, se ha ido creando y expandiendo la conciencia en autoridades y otras personas, de la importancia de la memoria mexicana, ya que trabajar con el patrimonio es un privilegio que no muchos tienen, “se devuelve a la sociedad su patrimonio documental a través del rescate de los archivos”. Afirmó que es importante que la sociedad civil alce la voz y que haga saber a las autoridades que es importante invertir en la prevención, aunque señaló que tampoco se debe esperar a que el gobierno ponga todo, por lo que refrendó su compromiso y el del contador Alfredo Harp Helú, por seguir apoyando, “en todo lo que esté a nuestro alcance y posibilidad”, el rescate de la memoria de México.
En la segunda mesa, dedicada al trabajo de los archivos civiles, eclesiásticos y en particular los del estado de Oaxaca, se hizo un recorrido a través del tiempo de toda la labor realizada alrededor de la esencia de Adabi que justificó su nacimiento: el trabajo de rescate y recuperación de los archivos históricos. María Areli González Flores, por parte de los archivos de corte civil, Candy Ornelas Méndez, por archivos eclesiásticos, y María Oropeza Orea, encargada de las tareas de los archivos oaxaqueños, fueron las dedicadas a presentar el panorama de quince años de trabajo en la materia, contabilizando 34,266 cajas de documentación organizada de archivos civiles, con la colaboración de 230 instituciones y presencia en 27 estados del país. Por lo que respecta a los archivos eclesiásticos, se incursionó en 18 provincias eclesiásticas, sumando un total de 432 repositorios.
En cuanto a Oaxaca, ha sido la tercera entidad federativa más apoyada por Adabi a lo largo de esta década y media de trabajos, destacando, en particular, la labor realizada con el otrora Archivo General del Poder Ejecutivo de Oaxaca, que hoy, transformado gracias a la acción de Adabi, puede ofrecer a consulta los fondos de Gobierno, Hacienda, Justicia y Milicia y Registro Civil. Este tema se ahondó en la conferencia dada por el responsable del proyecto, Jacobo Babines López, Ana Luz Ramírez Sánchez y Magdalena Heredia Espitia, en las instalaciones del ahora Archivo General del Estado de Oaxaca.
Simultáneamente se impartieron los talleres de encuadernación y elaboración de guardas de conservación para fotografías, para el personal del AGEO, por Gustavo Franco Palma, encuadernador del taller del Centro de Conservación, Restauración y Encuadernación, y Berenice Hernández Rochín, coordinadora de Fuentes Fotográficas en el área de restauración. En el Centro Cultural San Pablo se ofreció por la tarde el taller para todo público de “Mi árbol genealógico. Reconociendo a mis antepasados” por Fabiola Patricia Monroy Valverde, coordinadora de Difusión, al que acudió público ya conocedor en la materia.
La segunda jornada en torno a la exposición Reflejos de la Memoria transcurrió en la capilla del Centro Cultural San Pablo, con la presentación de las actividades de la Coordinación de Fuentes Fotográficas a cargo de Berenice Hernández Rochín, encargada del área, quien expuso los resultados del área de conservación de imágenes, que en el vigesimoquinto aniversario de Adabi cumpliría cinco años de existencia, aunque el trabajo en archivos de esta especialidad se dio casi desde el principio de la asociación. En doce años de labor con archivos fotográficos se contabiliza la intervención o el apoyo en ochenta fondos o colecciones fotográficas, destacando no sólo el apoyo con acervos de primer nivel como el de Manuel Álvarez Bravo, sino la ordenación del Archivo Fotográfico del Beisbol, con un avance hasta 2014 de 228,507 imágenes catalogadas; además de su trayectoria en capacitación en materia de conservación de fotografías. Al término de la presentación se hizo la entrega simbólica del archivo fotográfico de la maestra de historia del arte Rebeca Barrera, a la presidenta de Adabi, María Isabel Grañén Porrúa, quien fuera su discípula.
La sesión continuó con la presentación de la coordinación de Difusión por Fabiola Patricia Monroy Valverde, quien dio a conocer los canales de comunicación a través de los cuales se difunden las diversas actividades, no sólo de la asociación, sino también del resto del país y del mundo, asociadas al patrimonio documental, no sólo de México, sino también a nivel internacional. El sitio web, las redes sociales como Facebook y Twitter, así como las actividades presenciales para niños y adultos, con diversas instituciones nacionales e internacionales, revelaron sus alcances, que fueron contabilizados desde que Adabi cumpliera una década de trabajo.
Para cerrar la sesión, la Coordinación de Publicaciones mostró el trabajo realizado a lo largo de los años, mismo que iniciara como un requisito de comprobación para las autoridades hacendarias y que con el transcurso del tiempo se consolidaría como un sello editorial único, que no sólo se enfocaría a los instrumentos de consulta generados por el trabajo de rescate y organización de archivos y bibliotecas, sino que se expandiría a diversas series editoriales, tales como manuales de conservación y encuadernación, inventarios de colecciones fotográficas, coediciones, instrumentos de descripción multinivel, catálogos comentados de impresos novohispanos, estudios históricos, inventarios digitales de fondos documentales, por mencionar algunas de las 25 series que se manejan en la actualidad; 695 publicaciones es la cifra que Adabi alcanzó para su decimoquinto aniversario.
Por la tarde se presentó en las instalaciones del Archivo General del Estado de Oaxaca el taller “Adabi: la consolidación de una técnica y una práctica a través del rescate de 600 archivos”, en donde Areli González y Candy Ornelas expusieron ante sus colegas la metodología de trabajo que Adabi ha ido perfeccionando a través de quince años de labor. Asimismo, se realizó el taller “Los documentos de mi vida”, a cargo de Fabiola Monroy, al cual, sin ser seriado, asistió el mismo público del día anterior.
Para cerrar el ciclo de conferencias, se llevó a cabo la conferencia “Adabi intramuros” a cargo del director adjunto de Adabi de México, Juan Manuel Herrera Huerta, quien hiciera una reflexión sobre la actividad de década y media de la asociación, además de vislumbrar los siguientes pasos a dar, siempre en pro del rescate de la memoria de los mexicanos.
Ahora que uno se puede sentar frente a una computadora y encontrar casi cualquier información digitalizada o pedir a casa por internet libros a algún editor pertrechado en los antípodas, uno tiene que preguntarse: ¿Cuál es la pertinencia de una librería?
El libro, como ya nos advirtió Borges, es el instrumento más asombroso inventado por el hombre. “Los demás son extensiones de su cuerpo. El microscopio, el telescopio, son extensiones de su vista; el teléfono es extensión de la voz; luego tenemos el arado y la espada, extensiones de su brazo. Pero el libro es otra cosa: el libro es una extensión de la memoria y de la imaginación”. Pero además del libro, existe el lector, y ¿qué sería de un lector si no está cerca de alguien a quién contarle lo asombroso o divertido o profundo que acaba de leer? En los libros, la memoria y la imaginación son cordiales, vienen del pulso vital de alguien más y en el acto mágico de la lectura también pasan por el corazón de quien lo recibe.
El 23 de octubre de 2019, se celebró el vigésimo aniversario de la instalación de la Librería Grañén Porrúa en la ciudad de Oaxaca, que ya anteriormente tenía veintisiete en su fundación primera, un pasaje de la calle de Niza esquina con Paseo de la Reforma, en la ahora Ciudad de México. De estirpe bibliófila, don Manuel Grañén Moré fincó un negocio familiar –por eso lo nombró utilizando los apellidos de sus hijos– y en él extendió su persona. Una librería que, como pocas, era generosa y alegre, como recordará en un panegírico su amigo Salvador García Bolio. Así fue como la heredó, hace veinte años, la doctora María Isabel Grañén Porrúa, quien ha convertido la librería en el acto de búsqueda de aquel espacio “cálido y personal” en el que pasó su infancia.
Como primera respuesta a la pregunta inicial, ofrezco que, más allá de las cifras de libros leídos por personas en un país o las convencionales observaciones de estos lugares como “focos de cultura”, una librería es pertinente porque es un lugar donde las personas se reúnen y se preguntan: ¿Qué estás leyendo?, ¿qué me recomiendas?, ¿ya leíste a…?, activando ese ejercicio profundamente personal de poner luz en los rincones de nuestra arquitectura interior, porque, como dijo Francisco Puche: “Todo está en los libros, incluidos nosotros”.
El día 9 de agosto, en coordinación con la Biblioteca de Investigación Juan de Córdova, la Librería Grañén Porrúa proyectó sobre la fachada del edificio del antiguo Instituto de Ciencias y Artes del Estado, el sermón matrimonial Libana Guionna, rescatado por el poeta y académico zapoteco Víctor de la Cruz. Este sermón se pronunciaba en Juchitán después de la fiesta de la boda religiosa del domingo, frente al “altar del dios familiar” (mexa bidó’) en la casa de los padres de la novia y el novio.
La versión que se ocupó para la proyección en el espacio público es mayormente de Daniel Cruz Toledo, padre de Víctor de la Cruz, quien lo aprendió de niño por tradición, incluyendo arcaísmos que no llegaba a comprender, por lo que la transcripción fue ardua.
Esta acción, además de enmarcarse en la celebración del Día Internacional de los Pueblos Indígenas, es un pequeño homenaje al zapotequista Víctor de la Cruz (1946-2015), por su invaluable esfuerzo.
En el año 2016, y por sugerencia de Bolivia, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) aprobó una resolución en la que se proclamó el año 2019 como Año Internacional de las Lenguas Indígenas (IYIL, por sus siglas en inglés). Tal declaratoria era relevante para Oaxaca, el estado con mayor diversidad lingüística de México, en el que conviven quince pueblos o naciones indígenas con sus respectivas lenguas y variantes de ellas. Pero más que celebración, es una llamada de atención, ya que, para todas las lenguas de Oaxaca, el número de hablantes está descendiendo, sobre todo entre la población joven.
Por su frecuente interacción –a través de sus proyectos culturales– con comunidades donde se habla alguna lengua indígena, varias instituciones de la FAHHO tratan de incorporar la presencia de hablantes de estas lenguas en los proyectos, no sólo durante 2019, sino como una política permanente. Esto no es sólo un reconocimiento de esta diversidad “hacia afuera”: como todas las instituciones de Oaxaca, la FAHHO tiene entre su equipo un buen número de personas que hablan una lengua indígena al lado del español.
Sirva este pequeño texto para dejar testimonio de los proyectos que durante 2019 involucraron un acercamiento y apoyo a alguna lengua indígena.
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Andares del Arte Popular es un proyecto de impulso y fomento artesanal a través de la comercialización. En 2019, se generó un proyecto llamado Diversificación de productos y generación de cuentos a partir de la narración oral, en el cual tuvo presencia la lengua zapoteca de San Lucas Quiaviní. Por otro lado, la Coordinación de Arte Popular y Proyectos Productivos impulsó dos proyectos que involucraron gestiones desde encontrar intérpretes que les permitieran colaborar con artesanos monolingües en mixteco y zapoteco, y que implicaron redactar convenios y documentos administrativos en este par de lenguas de la familia otomangue. El primero fue llamado Apoyo a la creación de textiles artesanales del estado de Oaxaca, distrito de Jamiltepec (en colaboración con el FONCA), e involucró artesanos mixtecos de los municipios de Santiago Ixtayutla, San Juan Colorado, Santa María Huazolotitlán y Pinotepa de Don Luis. El otro fue el proyecto Instalación de hornos de leña libres de humo, en colaboración con la Escuela Nacional de Cerámica, en el cual se incluyó el zapoteco de San Marcos Tlapazola.
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El año pasado, numerosos incendios arrasaron con los bosques y dañaron ecosistemas del territorio oaxaqueño. Por esto, la Coordinación de Medio Ambiente realizó un proyecto nombrado Campaña de prevención de incendios forestales 2019, que se tradujo a siete lenguas oaxaqueñas: chatino de San Juan Quiahije, mazateco de Zoquiapam, mixe de Ayutla, mixteco de Peñoles, triqui de Chicahuaxtla, zapoteco del Istmo y por último zoque de Chimalapas, lengua prima del mixe.
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El Museo Textil de Oaxaca se ha dedicado a rescatar los saberes tradicionales de producción textil, así como las herramientas indispensables de este quehacer. Durante 2019, el MTO montó tres exposiciones en las que su museografía incluyó textos en la lengua de los artesanos. Primero, la exposición Dixrikoö ndie ndachoo ndie dsua xäde Ngigua – Ngiba. Recuerdos del telar de los pueblos chocholtecos. Luego, la exposición Ladx duu –Pueblo de hilo, en la cual se llevaron a cabo tres rondas de Lotería en lenguas originarias que estuvieron a cargo de artistas textileros provenientes de las comunidades de El Tapanco, Santa María Zacatepec, Santa María Tlahuitoltepec y San Pedro Cajonos en donde se habla tacuate, ayuujk y zapoteco respectivamente. Y por último, la exposición Tukyo’mët Nëxëy – La Camisa de Ayutla. Apuntes sobre vestimenta, identidad y bordados masculinos, la cual tuvo una rica oferta de textos en ayuujk con su respectiva traducción al español.
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El Taller de Restauración, mediante el Programa de apoyo a la reconstrucción, ha estado ocupado desde septiembre de 2017 en varias regiones de Oaxaca con proyectos de reconstrucción. En la comunidad de Asunción Ixtaltepec, donde se reconstruyó una casa que conservaba el patrón arquitectónico de la casa zapoteca, es decir la Yoo Bido o cubierta de tejavana y muros de ladrillo de barro rojo, se respetó el deseo de los dueños de comunicarse en zapoteco, por lo que se trabajó con un intérprete.
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En la BS Casa de la Cacica, de San Pedro y San Pablo Teposcolula, se desarrolló Cartas en mixteco para monstruos, proyecto de varios movimientos con niños adquiriendo el mixteco de Teposcolula, que dio como resultado un libro. ¡Los invitamos a saber más de este proyecto dentro de este boletín!
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Para la Biblioteca de Investigación Juan de Córdova, el proyecto punta de lanza de 2019 fue Filología de Lenguas Otomangues y Vecinas (FILOV), el cual se dedica a la identificación, digitalización y catalogación de documentos escritos en lenguas mesoamericanas, desde el siglo XVI hasta inicios del XIX. Tres archivos institucionales participan: el Archivo Histórico del Poder Judicial del Estado de Oaxaca (AHPJEO), con documentos en las lenguas chocholteco, mixteco, nahuatl y zapoteco; el Archivo General de la Nación (AGN), el cual conserva documentos en chontal, matlatzinca, mixteco, nahuatl, otomí, purhépecha y zapoteco; el Archivo General de Estado de Oaxaca (AGEO), en donde se han registrado documentos en nahuatl, mixteco y zapoteco. Acompañan a este proyecto dos seminarios de Filología Mesoamericana organizados con el Instituto de Investigaciones Filológicas de la UNAM. Uno llamado Cultura y Lengua Mixteca, con trece asistentes, y otro Cultura y Lengua Zapoteca, con diecisiete participantes. En estos seminarios, hablantes de diferentes comunidades analizan textos coloniales escritos en su lengua. En el ramo de las publicaciones se han traducido, editado, impreso y distribuido dos cuentos de terror japonés, Hoichi el desorejado y Mujer de nieve en diversas variantes de las lenguas mixe, zapoteco y ombeayuits; y un cuento de tradición oral tacuate: Kuayu Chi´in Tiote´e´. Estos textos están disponibles impresos y en línea. También se publicó una pequeña historieta que atiende el fenómeno de las caravanas migrantes, Tiempo de ayudar, traducido a nueve lenguas del estado.
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Para finalizar la lista está el proyecto Endless Oaxaca Multilingüe, que lleva computadoras con contenido pertinente y un sistema operativo abierto y no dependiente del internet a las comunidades de San Andrés Chicahuaxtla, Santa María Ixcatlán, San Juan Quiahije, Santa María Tlahuitoltepec, en donde se habla triqui, ixcateco, chatino y ayuujk respectivamente.
Así terminamos este recuento de la presencia de las lenguas indígenas en la FAHHO durante el #IYIL2019. Desde la BIJC te invitamos a visitar la página oficial del IYIL, en donde encontrarás muchos materiales informativos y pedagógicos, desde manuales para políticas públicas hasta juegos de lotería. Recuerda que donde quiera que estés, si escuchas a alguien hablar algo que no entiendas y no sabes cómo referirte, te recordamos: todas se llaman lenguas.
En octubre, por la amable invitación de la Coordinación de Proyectos Educativos y Culturales de la Fundación Alfredo Harp Helú, participamos en el diplomado de Promoción y Estrategias Lectoras y en el de Cultura, Arte y Educación en la Primera Infancia. Contamos con una activa participación de padres de familia del Colegio La Salle Oaxaca y los voluntarios del programa Seguimos Leyendo, junto a ellos tejimos conocimiento sobre las nuevas tecnologías y la lectura, y sobre las estrategias exitosas para promover la lectura en la primera infancia, tanto en el hogar como en los centros de lectura y otros sitios.
Conocer a la Fundación, con sus múltiples proyectos, todos diversos y valiosos, las bibliotecas y cada uno de los programas que impulsan, resultó una experiencia enriquecedora. Ver las salas llenas de usuarios que disfrutan y quieren a los centros y los espacios diseñados pensando en las necesidades de cada lector, nos causó mucha admiración.
Recorrer Oaxaca fue deslumbrante, la ciudad conserva su patrimonio arquitectónico con gran celo y cuida de sus edificios, de lo que se puede dar fe al visitar el zócalo, el Centro Histórico, los museos, las galerías y las bibliotecas. Fue muy grato deleitarse con las obras de arte, el colorido y la gastronomía de la región. Además de poder explorar y acercarnos a las culturas indígenas, los tejidos, las manifestaciones culturales y el folklor en general.
Lo que resultó realmente admirable y enriquecedor fue el contacto con las personas, apreciar su sentido de pertenencia, el amor por su ciudad, las ganas de aprender y de compartir con generosidad lo que aprenden, la creatividad y el entusiasmo con que emprendieron las actividades de los módulos en los diplomados.
El personal de la Fundación, activo, dispuesto, generoso. Los padres de familia interesados, curiosos, coherentes, construyendo saber para acompañar a sus hijos. Los voluntarios calificando su trabajo, creando ideas nuevas y conociendo diferentes experiencias para aplicarlas en sus prácticas. Gracias. Fue un gusto visitar Oaxaca y uno mayor conocer personas tan entusiastas, dispuestas y comprometidas con formar comunidades lectoras.
Un sueño no se hace realidad mágicamente: se necesita determinación y trabajo duro. Colin Powel
Se ha cumplido una década de sueños, una década de trabajo duro, una década de forjar beisbolistas profesionales, pero, sobre todo, de formar seres humanos. Diez años, 120 meses y más de 900 egresados han visto pasar las instalaciones de la Academia de Beisbol Alfredo Harp Helú. ¿La principal enseñanza? Trabajar y luchar por tus sueños, nunca desistir. Los jóvenes prospectos que pisan por primera vez las instalaciones llegan con el mismo objetivo, jugar beisbol de forma profesional, la meta se llama grandes ligas. Ellos saben que la Academia les brinda todas las posibilidades para poder lograrlo, con una formación integral que conlleva entrenamientos de calidad, buena alimentación, sin dejar de lado la educación ni los valores sociales que hacen un excelente deportista, pero un mejor ser humano.
Son seis los egresados que han visto cumplir el máximo sueño de jugar en Grandes Ligas (Roberto Osuna, Julio Urías, Giovanny Gallegos, Víctor Arano, Luis Urías y Andrés Muñoz), todos menores de 25 años, y muchos más que se encuentran en el proceso, jugando en sucursales de MLB y dando lo mejor de sí para aumentar la cifra. No podemos dejar de lado el semillero de peloteros que la Academia significa para el beisbol mexicano, siendo la base de rosters para dos equipos importantes de la LMB (Diablos Rojos del México y Guerreros de Oaxaca), los cuales han sido protagonistas los últimos años. Guerreros de Oaxaca es un claro ejemplo: campeones de la zona sur en el 2018, nos regalaron extraordinarios momentos y nos enseñaron que nunca te debes rendir, siempre salir al terreno de juego con espíritu de equipo y fe.
Hay mucho talento mexicano en las organizaciones antes mencionadas, que han sido la base para la creación de una nueva liga de desarrollo, Liga Invernal Mexicana, la cual ha tenido excelente aceptación tanto de jugadores de otros equipos como de la afición, debido al alto nivel competitivo que muestra.
Podemos enfatizar que, en los últimos dos años, algún egresado ha disputado la Serie Mundial: Julio Urías lo hizo con Dodgers en el 2018, y Roberto Osuna con Astros en el 2019, ambos poniendo en alto el nombre de México.
Y con los brillos de festejo el día 12 de noviembre se inauguró la galería Vivir y Morir Jugando Beisbol, la cual consta de veintiún fotos emblemáticas de los primeros diez años de la Academia. Dicho evento se realizó con la presencia de uno de nuestros pilares, la Dra. María Isabel Grañén Porrúa, quien convivió durante un momento muy especial con los jóvenes prospectos, el cuerpo técnico y el personal que labora.
Los sueños se cumplen si tienes el coraje suficiente para trabajar por ellos, la Academia seguirá abriendo sus puertas a todo aquel que tenga el deseo de cumplir sus metas, estando consciente de los sacrificios que esto conlleva.
Nueve meses después de su gran inauguración, el Salón de la Fama del Beisbol Mexicano vivió su primera Ceremonia de Entronización, con el ingreso de Fernando Valenzuela, Daniel Fernández, Ricardo Sáenz y Cuauhtémoc Rodríguez Meza.
Fueron cinco años de espera para la generación 2019, que pasará a la historia por la categoría de sus integrantes, todos ellos mexicanos, y por ser la que estrena el bello recinto del Parque Fundidora. Para Fernando Valenzuela, su investidura no es más que un acto de justicia, toda vez que en Cooperstown le cerraron las puertas hace unos años, a pesar de lo que significó su presencia en Ligas Mayores en uno de los momentos más críticos del mejor beisbol del mundo en los últimos cincuenta años. En nuestro país no pasaron desapercibidos todos sus logros en una carrera tan exitosa como longeva. Ningún otro jugador ha sido capaz de paralizar a México, como lo hizo el lanzador sonorense cuando lanzaba para los Dodgers.
El caso de Daniel Fernández es sumamente peculiar, es el clásico ejemplo para ilustrar que la estatura no es un impedimento para que un jugador se pueda catalogar como uno de los más completos que los aficionados mexicanos hayan visto en todos los tiempos, tan espectacular como explosivo. Plenamente identificado con los Diablos Rojos del México, Daniel cubrió el jardín central durante décadas, siempre con una consistencia tan impactante como el día de su debut como mánager escarlata: jugó, se robó la segunda base y anotó su carrera 1837, la que estableció la marca a vencer en la Liga Mexicana.
Ricardo Sáenz también fue un jugador de trayectoria larga y destacada en verano e invierno. El poder fue su característica primordial, como lo ilustran los cuatro cuadrangulares que disparó en un mismo encuentro con Monclova, algo que solamente han conseguido cuatro bateadores en la historia. “El Siete Leguas” fue callado, pero efectivo. Vale la pena revelar que alcanzó la inmortalidad, a pesar de que las lesiones lo alejaron de los diamantes casi un veinte por ciento de los juegos que sostuvieron sus equipos.
Como directivo, Cuauhtémoc Rodríguez logró armar equipos realmente poderosos, primero con los Tecolotes de los Dos Laredos y después con los Tigres, en sus versiones de México, Puebla y Quintana Roo. Su buena relación con las Grandes Ligas fue determinante para que la Selección Nacional pudiera contar con los mejores jugadores del momento en las primeras dos ediciones del Clásico Mundial de Beisbol.
Muchas felicidades a los cuatro nuevos inmortales del beisbol mexicano, una generación que reúne perfectamente los valores del nuevo recinto.
La Biblioteca Humana es una experiencia de transmisión cultural que consiste en un encuentro cara a cara entre personas que habitualmente no tendrían oportunidad de conocerse. Sabiendo que “todo el mundo tiene una historia que contar”, presenta la oportunidad de entrar en un tema específico desde muchas aristas. Los lectores “toman en préstamo” durante quince minutos “libros humanos” para escuchar sus relatos y conversar. El objetivo es acercar a las personas, romper estereotipos y prejuicios, valorar las historias que nos habitan y nos construyen. “No juzgar un libro por su cubierta” es la frase que mejor describe al proyecto. Lo único que se necesita es gente dispuesta a contar sus historias y personas que quieran escuchar.
La experiencia nace en el año 2000 en Copenhague, a iniciativa de la ONG Stop the Violence, dentro del Festival de Roskilde, uno de los mayores eventos de verano en Europa. En ese momento había en Dinamarca una enorme confluencia de personas de distintas culturas, religiones y razas, y se extendió en la sociedad danesa una especie de sentimiento de invasión. Para contrarrestar este rechazo al diferente, se le dio forma a la Biblioteca Humana, una plataforma para fomentar el diálogo entre personas que en condiciones normales no hablarían jamás, consiguiendo poner en entredicho ideas preconcebidas, y ayudando a afianzar la cohesión social y la apertura al diálogo.
Seguimos Leyendo celebra 11 fructíferos años de trabajo discreto, constante y constructivo de acceso a la lectura y a horizontes culturales diversos para niños, jóvenes y adultos oaxaqueños. Para conmemorarlo e invitar a un diálogo colectivo, ha celebrado en los últimos tres años Bibliotecas Humanas donde los lectores voluntarios se convierten en libros abiertos. En las tres ediciones han contado a cientos de personas, íntimamente, de qué manera leer para otros ha enriquecido sus vidas. Quienes se acercan conocen aspectos íntimos del trabajo que se realiza, las motivaciones y experiencias personales de quienes llevan esta labor a los espacios.
No sólo es una manera de difundir y celebrar el trabajo de la FAHHO y de Seguimos Leyendo, sino que se abre una oportunidad de reflexionar en voz alta, con personas distintas, sobre las aristas de la labor de los lectores voluntarios. De compartir los matices de una experiencia que se lleva a cabo en la intimidad de las aulas, centros de salud, casas-hogar y otros espacios en donde florece esta iniciativa. Es también, un homenaje a los lectores que semana con semana se benefician y crecen de la mano de los promotores.
Durante los días 28, 29 y 30 de noviembre se realizó un conjunto de actividades enmarcadas en la exposición Del temblor al arte. Durante estas fechas se realizaron dos charlas, dos conferencias y un taller. Mediante el trabajo colaborativo entre el Laboratorio de Sistemas Constructivos Tradicionales de la UNAM, el colectivo URBARTE y la Casa de la Ciudad. Este conjunto de actividades se denominó Foro Cuerpo y Alma. Reconstruyendo el Istmo de Tehuantepec.
El objetivo de este foro fue demostrar la importancia que tiene, para la sustentabilidad, la conservación del patrimonio material e inmaterial. Los días 7 y 19 de septiembre de 2017 ocurrieron dos fenómenos naturales que serán recordados como dos de las catástrofes más devastadoras de nuestro país y del estado de Oaxaca. El alcance de estos fenómenos fue más allá del patrimonio tangible, pues se creó una grieta en la inteligencia emocional de todos aquellos que, con horror e impotencia, observaban cómo el patrimonio de una comunidad era destruido y reducido a escombros; patrimonio que forma parte de su identidad, sus tradiciones y sus costumbres. En las dos charlas y dos conferencias se demostró al público por qué es importante, desde la sustentabilidad, conservar los sistemas constructivos tradicionales, y cómo el arte puede influir en la recuperación y conservación de las manifestaciones culturales de una comunidad.
El jueves 28 de noviembre se abordó cómo el trauma urbano puede funcionar como un elemento de oportunidad, que Antonio Moya-Latorre (colectivo URBARTE) llevó hacia un enfoque artístico. Culminó la jornada con la participación de los responsables del Laboratorio de Sistemas Constructivos Tradicionales, María de los Ángeles Viscarra y Francisco Hernández, quienes impartieron la conferencia magistral “Rescatando saberes en la arquitectura tradicional”, abordaron el tema de los materiales y procesos de reconstrucción y tomaron en cuenta el aspecto físico y emocional.
El viernes 29 de noviembre comenzó la jornada con una charla relacionada con los saberes ancestrales de la construcción, tomando como ejemplo la Casa Ikoots. De manera amena e incentivando la participación del público, el Laboratorio de Sistemas Constructivos Tradicionales pone esta “jícara” de conocimientos, como ellos llaman a la casa prototipo, al alcance de la audiencia. Para finalizar con la jornada del día, el colectivo URBARTE explicó en qué parte la cultura y el urbanismo confluyen para entender la importancia de este concepto.
Finalmente, el sábado 30 de noviembre, el foro concluyó con un taller realizado en conjunto por las tres instituciones, denominado “Cuerpo y alma: técnicas para reconstruir el Istmo de Tehuantepec física y espiritualmente”. Es así como la suma de conocimientos, con la participación del público, permitió que esta jornada mostrara la importancia de tomar en cuenta no sólo el aspecto tangible de la reconstrucción, sino también, el aspecto “espiritual” en términos de sensibilización hacia la comunidad y sus distintas manifestaciones artísticas.
Cuando hablamos de pericos inmediatamente pensamos en aves de color verde que pueden “hablar”, pero poco sabemos acerca de las amenazas que enfrenta este diverso grupo que se distribuye en las zonas tropicales de todo el mundo y que los ha llevado a ser la familia de aves más amenazada del planeta.
Del mismo modo, cuando pensamos en guacamayas, nos vienen a la mente grandes aves de colores vistosos, como el rojo o el azul principalmente, que imaginamos viviendo en un ambiente tropical rodeado de espesas junglas lluviosas, pero nunca pensamos que tenemos una especie viviendo a escasas tres horas de la capital del estado de Oaxaca, y que a diferencia de sus congéneres de Sudamérica, habita en una zona semiárida donde escasamente caen 300 mm de lluvia al año, rodeada de cactus y nopales que nada tienen que ver con las húmedas selvas tropicales del sur del continente americano.
La guacamaya verde (Ara militaris) pertenece al orden de los psitaciformes, aves que se distinguen por poseer patas zigodáctilas (dos dedos dirigidos hacia delante y dos hacia atrás), característica que les permite desplazarse fácilmente a través de las ramas de los árboles, que es el principal tipo de sustrato en el que se les puede encontrar.
Esta llamativa ave de color verde militar (al cual hace alusión su nombre científico), tiene un parche rojo en la frente y en la base de la cola, y parches de color turquesa en las alas y en la punta de la cola, además, en vuelo se puede observar color amarillo por debajo de las alas. Tiene la piel del rostro desnudo, de color rosáceo, atravesado por delgadas líneas de plumillas negruzcas a manera de cerdas. El pico es grande, de color negro y las patas son grises. Llega a medir hasta 76 cm de pico a cola, por lo que es la segunda ave más grande de su género que habita en México, después de la guacamaya roja.
Ara militaris es una especie de amplia distribución en el continente americano, se encuentra en México, Colombia, Venezuela, Perú, Ecuador, Bolivia y Argentina, pero de manera discontinua y con poblaciones aisladas. Actualmente no se le encuentra en Centroamérica, aunque pudo haber existido en aquella región.
En México se encuentra sobre la vertiente del Pacífico, desde Sonora y Chihuahua hasta Oaxaca; en la Costa del Golfo en Nuevo León y Tamaulipas; y en el centro del País en San Luis Potosí, Querétaro, Morelos, Estado de México y Puebla. En Oaxaca existen dos poblaciones, una en la región del Istmo de Tehuantepec y la otra en la Reserva de la Biósfera Tehuacán-Cuicatlán (RBTC). Las poblaciones de Oaxaca representan el límite sur en el área de distribución de la especie en la república mexicana y la población de la RBTC ha sido reconocida como una de las más grandes de México bajo estudio.
Habita preferentemente en selvas mediana subcaducifolia y baja caducifolia, aunque también visita de manera temporal bosques de pino y encino, llegando incluso a ser observada en sitios con manglares. Además se sabe que no puede sobrevivir en sitios fragmentados, ya que se le asocia a áreas bien conservadas.
La guacamaya verde incluye dentro de su dieta especies que no siempre son las más abundantes o importantes dentro del estrato arbóreo, lo que sugiere que es especialista. Los copales del género Bursera son muy importantes para la alimentación de la guacamaya en la RBTC, puesto que las diferentes especies producen frutos durante casi todo el año, por lo que representan una fuente de alimento seguro. Otros elementos importantes en la dieta de la guacamaya son los frutos de diferentes especies de cactus, de varios tipos de encino y de la chupandía (Cyrtocarpa procera), una especie perteneciente a la familia de las anacardiáceas, la misma que la del mango.
Al igual que otras especies del género Ara, la guacamaya verde tiene una sola pareja durante toda la vida. Anida en cavidades tanto en árboles vivos como muertos, así como en huecos entre acantilados y peñascos. En la república mexicana, la temporada reproductiva es variada y al parecer está relacionada con la temperatura y el régimen de lluvias, que afecta a su vez la disponibilidad de alimento a diferentes latitudes. En la región de la Cañada de Oaxaca, la temporada reproductiva inicia en enero con la selección de las cavidades para anidación y culmina en septiembre, cuando los últimos volantones realizan sus primeros vuelos y se trasladan a la zona de descanso de otoño, ubicada al sur de la RBTC.
Los diferentes movimientos que la guacamaya verde realiza dentro de la Reserva responden a la disponibilidad de alimento, razón por la cual desarrolla sus actividades vitales en sitios y temporadas diferentes, sin ocupar un mismo lugar a lo largo del año. Los nidos localizados en árboles no tienen materiales de construcción, sólo están formados con pedazos de madera podrida o carcomida por las mismas guacamayas y otras aves e insectos. Los nidos que se encuentran en acantilados están formados por arena y grava del lugar. Algunas parejas llegan a sacar hasta dos polluelos por temporada, pero raramente uno llega a la edad juvenil.
Muchos nidos fracasan al ser saqueados por humanos para la venta ilegal de individuos, o al ser atacados por depredadores naturales como aves rapaces, cuervos, serpientes, coatíes; por tormentas que destruyen los sitios de anidación, enfermedades, parásitos y por competencia por las cavidades con otras aves o con abejas africanizadas.
Desafortunadamente la guacamaya verde se encuentra en peligro de extinción según la NOM-059-SEMARNAT-2010, debido a la destrucción y fragmentación de los sitios donde habita, pero sobre todo por el tráfico ilegal a la que está sujeta. Una estimación mundial ha calculado que las poblaciones actuales son menores a los 10,000 individuos y además presentan una tendencia decreciente. Se ha estimado también que por cada dos aves que llegan vivas al comprador, ocho mueren por las pésimas condiciones y el mal manejo durante el transporte y acopio por parte de los traficantes.
Evita problemas y no seas parte del tráfico. Cazar, capturar o vender guacamayas o cualquier otra especie de perico es un delito ambiental, las sanciones alcanzan hasta nueve años de cárcel y de 300 a 3000 UMA de multa (similar a días de salario mínimo). Cuando compras alguna de estas especies te conviertes en parte del tráfico ilegal, sin embargo, puedes ser parte de la solución al denunciar cualquier actividad ilícita de la que seas testigo hacia estas aves.
En la RBTC la guacamaya verde está sujeta a amenazas tanto naturales como antropogénicas. Dentro de las naturales tenemos a los depredadores voladores como el halcón peregrino (Falco peregrinus) y la aguililla cola roja (Buteo jamaicensis), y entre los terrestres a la iguana verde (Iguana iguana), que depreda huevos y crías; además de competencia con abejas africanizadas por los nidos. Por otro lado, existen las amenazas sociales, asociadas con la falta de organización entre las comunidades que son dueñas de los terrenos en los cuales la guacamaya verde se encuentra en alguna temporada del año, los incendios, la cacería directa y esporádica, las actividades ecoturísticas mal planeadas, el cambio de uso de suelo y la fragmentación del hábitat.
Entre las iniciativas desarrolladas en Oaxaca para la protección de esta valiosa especie, representativa de las selvas secas de nuestro país, se encuentra la que llevan a cabo VIDAS A.C. en conjunto con la comunidad de San Pedro Jocotipac en la RBTC, quienes, desde hace diez años, han realizado distintas acciones para proteger a la especie y su hábitat. Para apoyarlos puedes visitar los proyectos de ecoturismo que realizan comunidades como San Pedro Jocotipac, San José del Chilar y Santa María Tecomavaca, donde puedes observar a esta hermosa especie volando libre en su hábitat natural. No lo olvides, tú puedes ser parte de la solución: ¡No compres pericos silvestres!
Andrés Henestrosa, Los hispanismos en el idioma zapoteco, Fondo editorial de la Universidad Autónoma de Querétaro, 2017.
Con el propósito de acercar la obra de intelectuales hispanoamericanos de la talla de Camila Henríquez Ureña o Francisco Rodríguez Marín a la comunidad universitaria, el Fondo Editorial de la Universidad Autónoma de Querétaro inauguró a principios de 2017 una colección de textos brevísimos llamada Cuadernos de lectura. Con dirección editorial al alimón de Diana Rodríguez Sánchez y Federico de la Vega, a poco más de dos años, la colección ha trascendido los muros de la universidad reeditando títulos significativos, como Nuevo elogio del libro, de Jorge Esquinca o El español, instrumento de una cultura, de Antonio Castro Leal; además del discurso que Andrés Henestrosa pronunció con motivo de su ingreso a la Academia Mexicana de la Lengua como académico numerario, Los hispanismos en el idioma zapoteco, que fue publicado por primera vez en 1965.
En este 2019, que la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas proclamó como el Año Internacional de las Lenguas Indígenas, la publicación de este título no sólo nos ayuda a reconocer, apreciar y valorar la importante contribución que los idiomas originarios hacen a la diversidad cultural, sino que también nos propone voltear los ojos a la riqueza de los procesos de mestizaje. Guy Davenport señala que la imaginación formula la manera en que codificamos y hacemos uso de sólo cierta parte de la realidad, y que los territorios en que se desarrolla son versátiles. En este texto, Henestrosa identifica un movimiento en el idioma zapoteco que se desplaza desde su conceptuación lexicológica hasta lo cotidiano; es decir, cómo una nueva palabra toma posesión de un objeto en el mundo, cómo una lengua amplía su horizonte de realidad.
“[…] el tema de mi discurso [dice Henestrosa] es el proceso de asimilación del español dentro de la lengua […] indígena de que soy testigo […]. La llegada de seres, objetos, usos y costumbres nuevos obligaron a un acomodo inmediato de la mente, tocaron la imaginación, incluso devolvieron a la práctica original de bautizar las cosas por su diferencia específica […]. Diaga-laga ‘orejas amplias’ fue la mula. Bicu-xia´ ‘perro de algodón’, la oveja, de la misma manera que conejo se decía bela-xa-guixi´ ‘carne al pie del monte’ y bere-lucanda ‘ave adormilada’, el corre-camino”.
Lo que me queda después de esta lectura es, además de reconocer a las lenguas indígenas como un derecho y un componente esencial del desarrollo de la humanidad, pensar si tal vez sea pertinente que en este momento se comience a hacer la historia de las imaginaciones originarias, y así tener las herramientas para reevaluar la imaginación que nutre a nuestro presente, porque al final, como dice Cortázar, quién sabe lo que es, en el fondo, aquello que llamamos “la imaginación”.
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