ALIANZAS PARA LA CONSERVACIÓN DEL PATRIMONIO CULTURAL

El Taller de Restauración de la FAHHO tiene su inicio en el Taller de Arquitectura de la Casa de la Ciudad, fundada en 2004 por iniciativa de la Fundación Alfredo Harp Helú Oaxaca A.C. (FAHHO) y del Municipio de Oaxaca de Juárez, como parte de las actividades de investigación y desarrollo de proyectos urbanos y de conservación del patrimonio histórico y arquitectónico.

De 2004 a agosto de 2015, el taller estuvo dirigido por el Dr. Sebastián van Doesburg, quien contó con la colaboración del Arq. Gerardo López Nogales y un equipo de arquitectos con los que desarrollaron varios proyectos en el interior del municipio de Oaxaca de Juárez y diversas poblaciones del estado de Oaxaca. En 2006, las oficinas del Taller de Restauración se trasladaron al exconvento de San Pablo para darle seguimiento al proyecto y obra de este importante rescate de la Fundación Alfredo Harp Helú Oaxaca, que dio origen al Centro Cultural San Pablo. El 8 de septiembre de 2015, el Taller de Restauración de la FAHHO regresó al inmueble de la Casa de la Ciudad bajo la dirección del arquitecto Gerardo López Nogales.

Otro de los proyectos relevantes fue la intervención en la Antigua Estación del Ferrocarril de Oaxaca; proyecto iniciado en 2013 y terminado en 2015, que tuvo como alcance la restauración de los edificios de la estación y la bodega para albergar el Museo Infantil de Oaxaca, que se planea inaugurar a finales de este año.

El Taller de Restauración de la FAHHO surge por la preocupación y necesidad de contribuir a la conservación de nuestro patrimonio tangible e intangible, mediante la realización de diversas acciones, como la elaboración de proyectos, gestión de autorizaciones y financiamientos ante las instancias correspondientes; así como la ejecución de obras de intervención en bienes muebles e inmuebles que cuentan con valor histórico, artístico y arquitectónico, basadas y fundamentadas siempre en investigaciones documentales y de campo.

Una de las principales premisas del taller es el trabajo interdisciplinario, que incluye la colaboración de arquitectos, historiadores, arqueólogos, ingenieros, restauradores de bienes muebles, entre otros. Tiene la finalidad de realizar propuestas para la conservación de bienes culturales; cumpliendo con las necesidades sociales actuales, con las teorías contemporáneas de restauración y con la legislación vigente.

Desde el año 2002 se inició un nuevo esquema de financiamiento, al gestionar recursos federales para el proyecto de restauración de la Casa de Visita del siglo XVI de San Miguel Tequixtepec, gracias a la convocatoria de CONACULTA para el Fondo de Apoyo a Comunidades para Restauración de Monumentos y Bienes Artísticos de Propiedad Federal (FOREMOBA).

Elegir los proyectos no es una tarea fácil, la riqueza patrimonial del estado es incalculable, por ello es preciso realizar una selección de los proyectos que se beneficiarán financiera y técnicamente; por lo tanto, para que un bien mueble o inmueble cuente con apoyo por parte de la FAHHO, es necesario realizar una previa evaluación técnica que analice también sus valores sociales, artísticos y arquitectónicos.

Debido a lo vasto del patrimonio, es imposible que una sola institución se haga cargo de esta labor. Es importante buscar que los proyectos sean financiados de forma bipartita, tripartita o cuatripartita; incluyendo recursos federales, estatales, municipales y de la sociedad civil, la pieza clave es la colaboración de las comunidades.

En el 2015, el Taller cumplió satisfactoriamente con la entrega de proyectos en trece localidades pertenecientes a la Sierra Norte, la Sierra Sur, la Mixteca y los Valles Centrales. Cada uno de ellos cuenta con rasgos que identifican tanto a la comunidad como al monumento, engrandecidos por su valor histórico, artístico y cultural.

De estos proyectos destacan: el templo de Villa Tejupan de la Unión con un portal de peregrinos del siglo XVI, en el que resalta un tablero colocado a lo largo de la portada; el puente de piedra de San Miguel Tequixtepec, que está datado como el puente más antiguo de América Latina, además, de encontrarse dentro de la lista de la World Monuments Fund por ser un inmueble en riesgo; así como los trabajos realizados en San Lucas Quiavini, Santa Catarina Cuixtla, San Miguel Adéquez, San Miguel Tixá, San Baltasar Yatzachi, el Alto, el Barrio San Miguel en Tlaxiaco, Santa María Cuquila, Santiago Yosondúa, Santo Domingo Huendío y San Juan Bautista Coixtlahuaca.

Para la intervención de algunos proyectos, la FAHHO se suma a los esfuerzos de otros organismos como el Instituto del Patrimonio Cultural del Gobierno del Estado de Oaxaca (INPAC) y la Coordinación Nacional de Conservación del Patrimonio Cultural del INAH (CNCPC). En 2015, de manera conjunta con estas instituciones, se llevaron a cabo intervenciones en bienes muebles, como la restauración de retablos en el templo de San Felipe Neri en el centro de Oaxaca; en Teotongo; Tataltepec; Tlacotepec; Suchixtlahuaca y Santiago Yolomécatl; así como la intervención al templo de Santa María Huazolotitlán en Jamiltepec. De esta forma, la Fundación Alfredo Harp Helu Oaxaca, en colaboración con distintas instituciones, tuvo la satisfacción de beneficiar el año pasado a un total de 21 comunidades en el estado de Oaxaca, bajo este esquema de colaboraciones.

LAS TERTULIAS DE ADABI: UN ESPACIO PARA APRENDER COMPARTIENDO EXPERIENCIAS

Desde hace tiempo es conocido por muchos que hay diferentes formas de aprender, no sólo mediante la lectura o asistiendo a un salón de clases, sino que también se aprende charlando, y no sólo se aprende, sino que se amplía la visión personal de todo tipo de temas relacionados con el quehacer de Adabi.

Con esta idea como inspiración, surgieron “Las Tertulias de ADABI”, cuya primera sesión se realizó el 23 de julio pasado con el tema “Enamorados de México”, y en la que se contó con la presencia de Cecilia Haupt quien, a través de un álbum de fotografías familiar, recreó la historia de su bisabuelo prusiano, que abandonó su país natal para iniciar una nueva vida en México.

La segunda tertulia, denominada “Historia de los objetos cotidianos: de la colección a la historia. El refresco en México”, fue presentada por Roberto Cerón Hernández, coleccionista de envases de refresco e iniciador de la historia documentada de la bebida gaseosa que iniciara su producción a finales del siglo XIX en México.

La doctora María Olvido Moreno Guzmán, restauradora y museógrafa del Instituto Nacional de Antropología e Historia, fue la invitada de la tercera tertulia de Adabi, encuentros que tienen lugar cada dos meses.

La actual investigadora del Instituto de Investigaciones Estéticas de la Universidad Nacional Autónoma de México presentó en su charla un panorama muy completo del proceso de restauración del penacho de Moctezuma que se encuentra resguardado en el Museo del Mundo de Viena.

La doctora Moreno Guzmán deleitó a los presentes compartiendo su experiencia, así como los datos adquiridos a partir del análisis de la pieza sometida a restauración. A decir de ella, el penacho de Moctezuma es una pieza única, invaluable, y con un alto desarrollo tecnológico y de gran habilidad en su manufactura. Está compuesto por dos cuerpos, uno central y dos laterales (que forman uno solo), que en alguna restauración fueron considerados como un estandarte, quitándole la movilidad que poseía al momento de su confección. Con diferentes ilustraciones, la restauradora mostró cómo se forma la estructura del penacho, así como las redes y el tipo de nudos que se ocuparon para sostener a las plumas que conforman este tocado, que se movía, posiblemente con un sistema de varillas, que también servían de sujeción al objeto.

El penacho no sólo está confeccionado de plumas de por lo menos tres especies de aves, de igual manera posee diversos elementos metálicos que en su origen fueron de oro en su totalidad y que en una posterior restauración los faltantes fueron sustituidos por piezas de latón, colocación que incidió de manera negativa en la estuctura de aquellas plumas a las que fueron cosidos dichos elementos, por lo que en la nueva restauración se procedió a colocar hilo de seda entre los intersticios de la pluma para que no continuara el daño.

La doctora Moreno Guzmán hizo énfasis en el derroche de habilidad y tecnología con que el penacho fue confeccionado por los amantecas prehispánicos. Habilidades que fueron descubiertas gracias al uso de microscopios electrónicos especializados.

El trabajo de intervención procuró detener, en lo posible, la pérdida de los amarres en la red, en diferentes sitios, puesto que su intervención directa podría causar más daño que beneficio.

Durante la sesión de preguntas, el público le preguntó a la ponente qué representó para ella la intervención de esta pieza única en el mundo, a lo que respondió que fue todo un privilegio, una gran emoción y, sobre todo, una gran responsabilidad por todo aquello que el objeto es y representa.

TALLER DE CAPACITACIÓN DE MONITORES COMUNITARIOS DE AVES CON GUÍAS DE ECOTURISMO

Después de 4 años de trabajo con la comunidad de San Miguel del Valle, el proyecto Huertos Orgánicos de la FAHHO y el equipo de Ecología promovieron la realización del Taller de capacitación de monitores comunitarios de aves en áreas de influencia del Corredor Biológico Mesoamericano México (CBMM) en la región de Valles Centrales de Oaxaca, México. Con la colaboración de biólogos especializados de la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (CONABIO), los guías de Ecoturismo Dain Roo, de San Miguel del Valle, desarrollaron capacidades técnicas para su formación como guías de aviturismo (turismo enfocado en observación de aves). Cabe destacar que dicha comunidad está considerada como una de las más importantes en cuanto a biodiversidad de aves se refiere en el estado de Oaxaca.

La Iniciativa de Monitoreo de Aves, es un esfuerzo conjunto de CONABIO, la Iniciativa para la Conservación de las Aves de América del Norte (NABCI), el CBMM y la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (CONANP).

Este programa busca generar información relacionada con la diversidad de las comunidades de aves en sistemas productivos sustentables (ecoturismo, ganadería, manejo forestal, producción de café y cacao), mediante la participación activa de las comunidades humanas locales. En donde se pretende:

  • Equipar y capacitar monitores comunitarios de aves.
  • Implementar una red de monitoreo permanente de aves.
  • Fomentar sistemas de producción sustentable que sean competitivos y consistentes con la conservación de la biodiversidad.
  • Evaluar los impactos que ejercen distintos sistemas productivos sustentables sobre la biodiversidad para implementar estrategias de conservación y ajustar procesos productivos.
  • Determinar cambios en los tamaños poblacionales de aves que habitan en la región del CBMM.

El grupo de guías de Ecoturismo Dain Roo, de San Miguel del Valle, actualmente consta de 3 integrantes, los cuales formaron parte de este taller. A través de este programa, los miembros del grupo de ecoturismo intensificarán su sensibilización ante cuestiones ambientales y tendrán más elementos para el establecimiento de programas ecoturísticos enfocados en la observación de aves, los cuales pueden ofrecer una fuente de ingreso para la población local.

De esta manera, el monitoreo enfocado en la conservación y el conocimiento de las aves es fundamental para el buen funcionamiento de los ecosistemas y el bienestar social de la población.

SINERGIAS TEXTILES

En este huipil llevo grabado todo lo que padecí y gocé en los primeros 40 años de mi vida. Estas seis flores rojas son los corazones de mis abuelas, de mi madre y de mis tres hermanas que ya murieron. Estos muñequitos son mis hijos, nueve que he tenido, y se distinguen los que no se han logrado porque llevan una planta de maíz, es decir, que ya se fueron a alimentar la tierra. Y vea usted esta greca para que se dé cuenta de lo difícil que ha sido mi vida, que hasta remolinos de llanto hay ahí. Éste es mi ángel de la guarda, y este otro es el demonio que me tienta. Los cocoles son mi marido, que como me abandonó nomás me la paso pensando en él. Éste es mi árbol de la vida y de la muerte, y yo estoy en su centro porque aquí ando cumpliendo mi destino. Ya voy a labrar otro huipil con más cosas que he vivido, y cuando me muera me vestirán con los dos, uno encima del otro. Cuando suba al cielo nomás de verlos ya sabrá Dios de qué me ha de enjuiciar.
Adela Fernández Fernández

Los textiles son considerados en nuestro país uno de los legados culturales más importantes debido a la enorme y sofisticada diversidad de técnicas y procesos empleados en su elaboración. Aparte de su gran valor como expresión artística, en ellos se han expresado a través de motivos geométricos, zoomorfos, antropomorfos y fitomorfos la visión del universo, la filosofía y hasta los sentimientos de las y los tejedores.

Ellos nos han heredado un patrimonio rico y diverso que aún se mantiene vivo. El trayecto ha sido largo, desde sus inicios hace por lo menos 4000 años, pero, a la vez muy dinámico. Al ser una forma de expresión frágil, está en constante renovación, respondiendo al mismo tiempo a los gustos y modas cambiantes de las mujeres y hombres. Sin embargo, en la actualidad se han visto afectados por situaciones económicas, políticas, sociales y culturales que los han marginalizado y en algunos casos, inclusive, provocado su pérdida. Los medios de comunicación han jugado un papel determinante. Ante una competencia desigual de los textiles industriales y los recientes plagios por parte de diseñadores de moda, las y los artistas del textil han ido perdiendo terreno día con día. Es por ello que la preservación de la memoria textil y el impulso a su revaloración como un oficio especializado y una expresión artística cobra especial interés.

En 2008, cuando el Museo Textil de Oaxaca abrió sus puertas al público, lo hizo con un acervo de un poco más de cinco mil piezas textiles, con la finalidad de crear un punto de encuentro que propiciara el intercambio permanente de conocimientos especializados a través de exposiciones, talleres y conferencias.

A esta colección se le sumó el acervo bibliohemerográfico especializado en textiles que conformara el maestro Francisco Toledo y que durante algún tiempo resguardara en el Instituto de Artes Gráficas de Oaxaca. En el 2012, el acervo fue trasladado a un nuevo recinto, la Biblioteca de Investigación Juan de Córdova en el Centro Cultural San Pablo, que en ese mismo año fuera abierta al público.

En el año de 2015, la doctora Kirsten Johnson, en representación de la familia Johnson-Weitlaner, donó a esta biblioteca el trabajo de más de seis décadas de investigación de la maestra Irmgard Weitlaner Johnson, quien fuera la pionera en este campo. Oaxaca fue punto de partida de la investigación realizada por la maestra Weitlaner, quien se especializó en los procesos técnicos de la elaboración de los textiles, así como en el contexto histórico y social en el que fueron producidos. La colección está conformada por libros, publicaciones periódicas, notas de campo, fotografías (positivos, negativos y transparencias), cerca de 30 000 documentos, que nos enfatizan la importancia de conservar, dignificar y difundir esta memoria.

Con estas acciones, la Biblioteca de Investigación Juan de Córdova se consolida al reunir la colección especializada sobre textiles de mayor alcance y profundidad de nuestro país. Estas sinergias nos permiten sumergirnos en un universo de nuevas sensaciones, conectarnos con un rico y diverso pasado, y a la vez redescubrirnos y reinventarnos. Es, sin duda, una fuente de investigación invaluable, así como también de inspiración.

LA PRIMERA MISA EN OAXACA

Urbano Olivera fue un pintor de origen oaxaqueño, residente en la sierra zapoteca, en Talea de Castro, quien hizo varios encargos para el arzobispo Eulogio Gillow.

El arzobispo Gillow era un amante del arte, compró varias pinturas en el siglo XIX y mandó embellecer algunas iglesias de la ciudad de Oaxaca, según el “buen gusto” de la época. Incluso, algunas de ellas, como la Basílica de La Soledad, todavía conservan los lienzos flamencos que adquirió para adornar sus paredes.

La iglesia de San Juan de Dios, la primera que se construyó en la ciudad de Oaxaca, sufrió las consecuencias de un lamentable incendio en 1864, por lo que el templo tuvo que ser reconstruido en 1867, por gestiones del propio Gillow. El arzobispo quería ofrecer en sus muros un mensaje: “hizo colocar una serie de pinturas al óleo relativas a los más notables hechos de la historia religiosa de Oaxaca desde la época gentilicia hasta el presente” para enaltecer la tradición católica en Oaxaca. Por ello, solicitó a Urbano Olivera que realizara dos series de pinturas, una correspondiente a episodios históricos de la presencia de la Iglesia católica en la entidad y otra referente a los mártires de san Francisco Cajonos. El pintor oaxaqueño realizó, para la primera serie, unos lienzos muy interesantes sobre la primera misa en Oaxaca, el bautizo del rey zapoteco Cocijoeza, la Santa Cruz de Huatulco y Bartolomé de las Casas defendiendo a los indígenas, los cuales firmó en 1890.

La FAHHO conserva un cuadro de menor formato que el lienzo que se conserva en la Iglesia de San Juan de Dios, con el tema de la primera misa. Olivera pintó en 1898 esta obra como una versión alterna a la encargada por el obispo Eulogio Gillow para la consagración del templo de San Juan de Dios en 1890.

Según la leyenda, la primera misa que se celebró en Oaxaca fue en 1521, junto al Atoyac y al pie de un árbol de huaje, de donde derivó el nombre de Oaxaca. Fue justamente ahí donde posteriormente se erigió el templo de San Juan de Dios y el río fue desviado hasta las faldas de Monte Albán. Evidentemente, Urbano Olivera no presenció aquella misa, pero se apegó a la leyenda y representó un escenario dentro de un paisaje oaxaqueño, rodeado de cerros, a la orilla del río y al pie de un árbol de huaje. El paisaje es un tanto idealizado, aunque remite al colorido, la aridez y la flora de los Valles Centrales de Oaxaca. El pintor crea un escenario entre el cielo y la tierra, en el que un sacerdote secular oficia la misa en el momento eucarístico, frente a un sencillo y pulcro altar rodeado de un grupo de hombres armados. A sus espaldas, los soldados, españoles enfundados en armaduras, atienden al sacramento. Frente al cura se aprecia un grupo de indígenas ataviados con plumas en la cabeza y vestidos con pieles de animales; algunos portan lanzas, escudos, arcos y flechas. Más que indígenas zapotecas o mixtecas parecen ser una idealización de los tlaxcaltecas. Al centro del cuadro, una pareja de indígenas tamborera participa distraída, ella sonríe, entre melancólica y coqueta, mientras posa su antebrazo sobre el tambor. En el mismo plano, cuatro personajes, dos soldados españoles y dos indígenas, actúan como metáfora de la conversión católica: los primeros están armados y atienden a la liturgia de la misa y simultáneamente custodian a los indígenas que, curiosos y sorprendidos, participan de la acción sacramental.

En la parte inferior del cuadro, una cartela indica el momento histórico representado: “El 25 de noviembre de 1521 día en que llegaron a Oaxaca las fuerzas expedicionarias enviadas por Hernán Cortés se dijo la primera misa en este país por el Padre Juan Díaz en la margen derecha del Atoyac y al pie de un árbol de Huaje. U. Olivera 1898”, información que con más detalles publicó, en 1888, el historiador Manuel Martínez Gracida. Esta obra es el único ejemplo conocido de pintura de caballete con esta temática fundacional, si bien basada en la tradición de la ciudad, que, como relata José Antonio Gay en su Historia de Oaxaca de 1881, conmemoraba: “el ingreso de los españoles a la ciudad con una función religiosa en San Juan de Dios a la que concurría el cabildo eclesiástico formado en cuerpo el 25 de diciembre”. Este cuadro de pequeñas dimensiones da cuenta de la importancia que esta tradición tuvo para la ciudad. Por entonces, el obispo Gillow realizaba la renovación de las iglesias recién recuperadas de la expropiación decretada por las Leyes de Reforma, y fue apoyado por los muchos oaxaqueños deseosos de restablecer los recintos sagrados y la tradición católica.

El cuadro y el lienzo son un eco de la fuerte tradición católica a finales del siglo XIX. El cuadro fue donado por María Eugenia Porrúa Venero, quien decidió que la obra debía quedar en Oaxaca y en el Centro Cultural San Pablo.

ANUROS: PEQUEÑO SALTO A LA FAMA

Muchos hemos escuchado la palabra “anuro”. Su etimología nos refiere a un grupo de anfibios, cuya característica principal es la falta de cola. Éste fue el primer nombre dado en la clasificación de ranas y sapos. Los primeros habitantes terrestres del planeta fueron los anfibios; comenzaron a salir del agua sin alejarse de ella. Una evolución de miles de años dio como resultado a los anfibios que hoy en día conocemos como ranas.

Los primeros ancestros eran grandes, debido a las condiciones climáticas y abundante alimento, lo que les permitió sobrevivir a la extinción de los dinosaurios hace 65 millones de años, a la primera Era Glaciar hace 2.3 millones de años y a la última hace 10 000 años.

Los fósiles que han aparecido alrededor del mundo han mostrado a la ciencia los pocos cambios que han sufrido en el tiempo todos los anuros y han determinado las zonas donde han vivido estas especies. Existen tres familias de anfibios: anuros, cecilias y salamandras, y tritones, en una sola. El término anfibio fue retomado en nuestros días para todo aquello que podía manejarse en dos elementos a la vez: agua y tierra.

Los anfibios comparten no sólo el hábitat, también comparten características evolutivas: salamandras, tritones y ranas provienen del mismo ancestro, se dividieron millones de años atrás para sólo quedar emparentadas, compartiendo muchas características. La evolución les dejó a todos los anfibios un modo particular de reproducción y una metamorfosis antes de iniciar su vida adulta; los enfrenta como depredadores aun de su misma especie, al haberlos dejado convivir en los mismos territorios.

La evolución de estos animales los ha determinado de manera que toda su familia cumple con características similares en patas, ojos, boca y oídos, dejándole a la naturaleza la elección del color, tamaño y forma, adaptaciones necesarias para sobrevivir. Los ojos de las ranas contienen muchas particularidades: ubicados sobre la cabeza, que les da una ventaja para observar su entorno a más de 180 grados, y pupilas que les distinguen según su modus vivendi. El medio le ha exigido a la evolución generar adaptaciones particulares en sus extremidades, dependiendo de la actividad principal, ya sea saltar, nadar, correr o excavar. Las ranas y los sapos cantan al ritmo de la lluvia en la temporada de apareamiento.

El Museo de la Filatelia de Oaxaca presenta la exposición del filatelista mexicano Mario Ramírez Bahena Anuros: pequeño salto a la fama. Esta colección, galardonada en diversos eventos filatélicos nacionales e internacionales desde 2011, se caracteriza por la diversidad y rareza de cada una de sus piezas y profundidad en documentación.

Esta exposición describe e ilustra la parte biológica y taxonómica de los anfibios desde su aparición y su forma de vida: cómo se alimentan, cómo viven, cómo se defienden y reproducen, en qué hábitat lo hacen, quiénes son sus depredadores naturales y cuál ha sido el impacto del hombre en su entorno natural. También es un acercamiento al contexto en el que el hombre conoció a los anfibios y cómo los ha hecho parte de su vida, involucrándolos no sólo en el mundo de la ciencia, también en la cultura, literatura, escultura, leyendas, orfebrería y, por supuesto, en la filatelia.

Existen más de 3 500 especies de ranas y cada año se descubren nuevas. Los anuros se han adaptado a todo tipo de entornos, desarrollando distintos hábitos, algunos permanecen en el suelo, otros en el agua y algunos otros trepan en los árboles.

Con el reciente galardón obtenido en la Exposición Filatélica Continental AFE 2015, se presenta Anuros: pequeño salto a la fama, con un destacado grupo de piezas filatélicas para ilustrar esta temática, que van desde sellos, matasellos, cancelaciones de máquinas franqueadoras, enteros postales en sus versiones de sobres y tarjetas, estampillas adhesivas, cancelaciones especiales, etiquetas framas, marcas de seguridad, aerogramas, etiquetas de servicios registrados, censuras y prefilatelia. Otra de las singularidades de esta colección es su identificación de errores en emisiones, variedades de papel, goma y dentado. Los estudios filatélicos realizados por el coleccionista sobre esta exposición se han basado en catálogos especializados y documentos elaborados por expertos en materia filatélica, permitiendo estructurar un discurso museográfico asequible al público en general, el cual está dividido en 4 temas: “Conociendo al famoso anuro”, “Nuestra clasificación”, “El hombre y la rana” y “El legado”.

TALLER DE WIKIPEDIA Creación de Blogs en Lenguas Indígenas: Rumbo al II Encuentro de Activistas Digitales de Lenguas Indígenas en México

Los días 20 y 21 de noviembre de 2015, en la ciudad de Oaxaca, en la instalaciones del Centro Cultural San Pablo se llevó a cabo el taller de Wikipedia y creación de blogs en lenguas indígenas en el que participaron hablantes de lenguas zapotecas, mixes, mazatecas y mixtecas.

Este acto fue convocado por la Biblioteca de Investigación Juan de Córdova, Wikimedia México y Rising Voices.

Uno de los objetivos principales de esta convocatoria fue apoyar y capacitar a jóvenes usuarios de Internet que quieren utilizar los medios digitales para revitalizar su lengua con el manejo del ciberespacio. El taller hizo énfasis en la creación de contenidos escritos en las lenguas participantes. Se buscó además facilitar conexiones con la red de activistas digitales para explorar las posibilidades de colaboración y conocer historias de éxito para la creación de medios participativos en lenguas indígenas mexicana

Tanto los blogs como la enciclopedia digital Wikipedia son plataforma en las que la escritura tiene un papel central, razón por la que se eligieron para este taller.

En el caso de Wikipedia, dos son las lenguas indígenas en México que tienen mayores avances en la creación de artículos, se trata del nahuatl y el maya. Después de este taller ya se encuentran en la incubadora de Wikipedia lenguas mixes, mazatecas y mixtecas.

Este taller forma parte de las actividades preparatorias para el II Encuentro de Activistas Digitales de Lenguas Indígenas en México, cuya primera edición se realizó en la ciudad de Oaxaca en el mes de octubre de 2014, el cual fue convocado por la Biblioteca de Investigación Juan de Córdova, la asociación Surco A.C. y Rising Voices.

En ese encuentro participaron personas que en diferentes estados del país estaban usando medios digitales para visibilizar sus lenguas en internet. En ese espacio de articulación unieron esfuerzos diferentes aliados entre los que se encuentran Wikimedia México, Fundación Mozilla, Mozilla Nativo, Rancho Electrónico y Proyecto Ojo Voz.

Estos espacios son una iniciativa para visibilizar el trabajo que muchos usuarios de internet realizan cotidianamente, ya sea de forma individual o colectiva, para visibilizar su lengua en las nuevas tecnología de la información, contribuyendo de esta forma a buscar nuevos espacios y soportes para la transmisión de las lenguas indígenas de México

JÍCARAS Y BEBIDAS DE CACAO: UNA RELACIÓN A TRAVÉS DE LOS SIGLOS

Jícara” es el más frecuente de los nombres que usamos en nuestro país para referirnos tanto a un tipo de vasijas, como a los frutos con los que se elaboran, y al árbol del cual provienen. En realidad son dos especies (Crescentia alata y Crescentia cujete) —ambas originarias de las regiones tropicales y semitropicales de México— las que producen los frutos globulares que una vez secos, cortados en dos mitades y vaciados de semillas, son usados como cuencos. También se llega a dar el mismo nombre a cuencos con forma similar a la de media jícara que son elaborados con frutos de otras plantas como el guaje o bule (Lagenaria sp.).

En muchas de las comunidades oaxaqueñas donde se elaboran bebidas de cacao, las jícaras son utensilios infaltables para preparar, servir y compartir. Sus formas y tamaños pueden ir de las pequeñas y redondas para una porción individual que se amolda a la mano, a las largas y delgadas que se utilizan para remover y servir la espuma, y a las enormes en cuyo interior se mezclan directamente los ingredientes. Lo mismo pueden ser jícaras sencillas de un solo uso que otras primorosamente decoradas que se heredan entre generaciones. Aunque aún hay muchos aspectos por indagar sobre la relación a través del tiempo entre jícaras y bebidas de cacao, es posible adelantar algunos aspectos interesantes.

Por ser objetos orgánicos que fácilmente se desintegran con el paso del tiempo, es difícil determinar los orígenes temporales del uso de jícaras como recipientes y su posible uso para bebidas de cacao. Una pista interesante proviene de una de las primeras tradiciones alfareras de Mesoamérica, desarrollada hace casi cuatro mil años, cuyas formas imitaban a las jícaras y calabazos. Justamente en fragmentos de este tipo de vasijas que han sido localizados en el Soconusco chiapaneco es donde se han detectado las más antiguas pruebas del consumo de bebidas de cacao. Cabe especular que antes del desarrollo de la alfarería se usaban jícaras verdaderas para el mismo fin.

Dos milenios y medio después, las élites mayas consumían bebidas de cacao en vasijas de barro y piedra de diversas formas y tamaños, todas ellas finamente elaboradas y decoradas. Había entre ellas algunas que imitaban la forma de jícaras, otras tenían inscripciones que alababan su calidad indicando que eran “delgadas como jícaras”.

Aunque el carácter ritual y elitista que las sociedades prehispánicas dieron a las bebidas de cacao obligaba a usar finos recipientes, las jícaras vegetales no necesariamente dejaron de usarse para este fin, pues sabemos que éstas se decoraban para lograr objetos de gran belleza.

Conocemos jícaras laquedas del periodo prehispánico fueron localizadas como parte de ofrendas en cuevas y túmulos funerarios en Sinaloa, Morelos, Puebla y Chiapas. Aunque no se han hecho pruebas para determinar si dichos ejemplares contuvieron alguna sustancia, sabemos por descripciones de cronistas de la Colonia Temprana que recipientes similares eran empleados para degustar bebidas de cacao en los banquetes de los nobles y gobernantes mexicas, causando asombro entre los europeos por su colorido y resistencia. Otros documentos refieren detalles acerca del comercio, las técnicas, los oficios y los materiales con los que se laqueaban las jícaras al momento de la Conquista europea.

El vocabulario de la lengua zapoteca publicado por fray Juan de Córdova en 1578 registra que en Tlacochahuaya se usaba el término xijca éta nazàa misma que traduce como “xícara llana pintada como de mechuacan” ya que seguramente le parecieron similares a las de esa afamada región productora de laca. Tres siglos más tarde, el oaxaqueño Manuel Martínez Gracida registró el uso del mismo término en los Valles Centrales bajo la forma xigaguetanazaa para designar a las jícaras pintadas. Ambos registros nos permiten suponer que las jícaras laqueadas también eran empleadas en la región desde tiempos remotos, aunque no hay certeza de que hayan sido producidas localmente.

A lo largo del siglo XVII, el gusto por las bebidas de cacao se extendió al viejo continente, adaptándose las recetas y algunos utensilios. Hubo un breve periodo en que estuvo de moda servir a los invitados el chocolate en jícaras laqueadas, pero paulatinamente éstas se sustituyeron por cuencos similares elaborados en porcelana, mayólica o plata, a los que se siguió llamando jícaras.

Entre las acuarelas comisionadas a finales del siglo XIX por Martínez Gracida para su obra “Los indios oaxaqueños y sus monumentos arqueológicos” se encuentran las ilustraciones de tres jícaras. Las descripciones que las acompañan señalan que dos de ellas son laqueadas (una de Zaachila y la otra de Mazaltepec) y la otra está pintada al óleo y es de Tlacolula. Esta última está decorada en su interior con imágenes que representan la Danza de la pluma, típica de algunas localidades del Valle de Tlacolula, que incluye la personificación de Cortés y la Malinche, lo que nos lleva a pensar que eran producidas localmente o que al menos se tenía en mente su comercialización en esta región.

En la actualidad seguimos viendo coloridas jícaras usadas para beber tejate que en su mayor parte son elaboradas por personas del estado de Guerrero. La pintura de aceite ha sustituido a otras técnicas y los motivos decorativos se han simplificado, sin embargo el gusto por dar un toque especial a estos recipientes permanece. Y aún las jícaras simples con sus formas orgánicas, su constitución biodegradable y su elegante sencillez nos recuerdan, rebosantes de sabor y de espuma, una relación que hunde sus raíces en el tiempo.

CUERPO Y VOZ; LA ESCRITURA AL PENSAMIENTO

Cuerpo y voz presta la escritura al pensamiento mudo, y a través de los siglos lo lleva la hoja volandera
Schiller

¿Cómo sería nuestra vida si no existiera la escritura? La necesidad de expresarse a través de la escritura es inherente al ser humano, a través de ella conocemos el pasado, escribimos el presente e inventamos el futuro.

Durante los meses de diciembre y enero la Biblioteca Francisco de Burgoa presenta la exposición Cuerpo y voz; la escritura al pensamiento, conformada por una selección de documentos que se integraron recientemente al acervo. Manuscritos árabes, persas, miniaturas en hueso procedentes de la India y cuadernos de caligrafía de fines del siglo XIX realizados por los estudiantes de las escuelas de primeras letras de algunos distritos de Oaxaca son algunos de los ejemplos que podrán apreciar. Madera, tablas de arcilla, hojas, piel, tablillas de cera y papel son sólo algunos de los soportes que han servido a la escritura.

En cualquiera de sus formas, la escritura es fundamental. En la Edad Media los escribanos dedicaban meses, e incluso años, a copiar una obra. Con la imprenta cambió radicalmente la velocidad de propagación de la palabra. En la actualidad, con el desarrollo de los medios de comunicación es notorio el aumento de la producción y recepción de mensajes alfabéticos y pictográficos, no sólo en papel, en lienzos o en paredes, sino en los medios digitales que dominan el intercambio de información.

Interesantes teorías han florecido alrededor de la caligrafía, algunas analizan los rasgos en los trazos para determinar la personalidad de quien escribe, otros relacionan la escritura con conexiones entre áreas determinadas del cerebro, pero sin duda la escritura es una de las máximas expresiones del ingenio del ser humano para comunicarse.

CASA DE LA CIUDAD: XII ANIVERSARIO

En enero de este año, la Casa de la Ciudad celebra su XII aniversario, a lo largo del trayecto recorrido hemos explorado distintos ejes temáticos relacionados con el urbanismo y el patrimonio por medio de la realización de conferencias, exposiciones, seminarios, talleres, entre otras. A partir del 2011, establecimos una temática anual con la finalidad de explorar, durante el año en curso y desde diversos frentes, un tema. Esto nos permitió profundizar en problemáticas particulares de la ciudad, tales como la movilidad, el agua, las áreas verdes, los mercados y las periferias.

Durante este 2016, la Casa de la Ciudad eligió como tema de estudio el paisaje y desarrollará actividades en torno a los territorios que conforman la mancha urbana de Oaxaca, para explorar las distintas realidades y circunstancias que convergen en la ciudad. El paisaje como contexto de lo que sucede en la vida cotidiana de una población y como hilo conductor de los distintos entornos que confluyen en este territorio.

El paisaje, en el estricto sentido de la palabra, es considerado como una extensión de terreno que es vista desde un sitio en particular y que puede, en algunos casos, ser considerado en su aspecto artístico, por su valor natural, edificado o cultural. En la actualidad, la tendencia expansiva de crecimiento de las ciudades nos obliga a repensar el concepto de paisaje y visualizarlo en un sentido amplio. El paisaje ya no es más ese territorio ajeno y lejano cuyas únicas atribuciones son consideradas desde un punto de vista estético o ambiental. Hoy, el paisaje es también el territorio artificial construido, producto de una cultura y el escenario de la vida cotidiana de cualquier población.

Por medio de conferencias, talleres, proyecciones, intervenciones, campañas y diversas actividades académicas buscaremos generar reflexiones que nos permitan establecer una lectura sobre cómo hemos construido el paisaje que da forma a nuestra ciudad y cómo construimos el paisaje a futuro. Qué sucede con nuestros entornos históricos, urbanos, semiurbanos y rurales, cuál es el hilo conductor que tejemos para unirlos y cómo damos forma al territorio que habitamos.

La apariencia y forma que han moldeado el paisaje del territorio que habitamos han sido determinadas por las decisiones políticas y las relaciones sociales que convergen en él. Su conservación y cuidado, así como su proyección a futuro, dependen de cómo logremos articular estas variantes hacia un desarrollo sustentable que permita aprovechar al máximo los recursos con que cuenta el territorio.

La Casa de la Ciudad se perfila como una plataforma que busca incidir en la formulación de estas políticas y tender puentes que permitan socializar los procesos de planeación que moldearán el paisaje de Oaxaca en el futuro. Los invitamos a participar en esta serie de reflexiones y actividades que tenemos programadas a lo largo del año.

TENER EN SILENCIO

En la primavera de 2012 inauguramos en el Museo Textil de Oaxaca la exposición de arte textil mapuche Ñimin: Dibujo de la Tierra. Recados andinos en tierras mesoamericanas nutrieron de conexiones y reconocimientos el encuentro. Gran asombro y admiración nos surgió al ver labrados sobre la piel arquitectónica de Mitla los más cotidianos diseños textiles de los Andes.

En 2016, cuarenta tejedoras y tejedores del taller de arte textil mapuche Ad llallin (“Bonitas costumbres de las arañas” en mapudungun), en Santiago de Chile, llevamos una bitácora de viaje por el territorio textil. Una porción de nosotras viajó al segundo Encuentro de Textiles Mesoamericanos (TEXTIM II), dedicado a la memoria y genio de la tejedora de San Mateo del Mar, Justina Oviedo Rangel, gran artista, maestra y visionaria en la materialización de lo inconcebible y en su forma de encantar la vida.

“Llampezken y Papalotl: biología de las danzas textiles y tintóreas entre mariposas andinas y mesoamericanas” llamé a mi participación sobre la articulación entre mariposas custodias de la trasmisión y el sentido de la cultura, dedicada a toda la gente y arte que resiste y poliniza territorios, cruzando el espacio en su amplia diversidad; a la crianza y cuidados de nuestros tejidos, las flores de nuestro jardín.

Los grandes encuentros rememoran los antiguos mercados y huertos. La presencia de inchin (nosotros) como otra forma de ser y sentirnos, es un estado que podemos invocar con mucha fuerza para comprender y colaborar con determinación en los procesos de cambio.

En inchin recibimos una de las noticias en construcción que más esperábamos observar en el encuentro, reportes sobre su desarrollo serán referentes para nosotros acá en el sur. Se trata de la función de los plagios de las creaciones colectivas y comunitarias de las comunidades y de los pueblos preexistentes a las actuales naciones, como precedentes que se sientan en la fundación de un nuevo paradigma respecto a las tenencias y autorías colectivas en los actuales contextos.

Los textiles aún se sitúan en gran medida dentro de lo que denomino territorios culturales invisibilizados. Hoy sabemos, en el ámbito de fronteras, que poseen agudas cualidades que los definen como territorios altamente cargados de riquezas espirituales, simbólicas, técnicas, científicas, estéticas y políticas que es de gran felicidad poder compartir.

Tras reflexionar, estamos distantes de acoger la idea de patentar o inscribirnos como dueñas o autoras, pues el espíritu del arte textil es inmenso y libre, en constante transformación, exige no pertenecer a nadie en particular, pues una muerte rápida en la pasarela o temporada de moda, no es lugar para una abuela y abuelo tan, tan viejos y legendarios. Más bien: ¿cómo tejo mi lealtad? La celebración constante de la cotidianeidad —asociada al trabajo comunitario, a las asambleas, a la tierra, a la medicina tradicional y trasmisión de saberes— es de sus alimentos preferidos. Vestir los días, noches, nacimientos y muertes es su itinerario favorito, sustentado por muchas comunidades. Sobre las innovaciones, me parece que es una gran y buena noticia experimentar siempre.

Durante el encuentro, una abuela tejedora declaró solemne ante la audiencia del TEXTIM que estaba acostumbrada a tener algo propio sin decirlo. En ese momento, el silencio viejo y la silencia vieja entraron caminando descalzos e inauguraron la lenta ceremonia de la que hoy somos parte, ceremonia diligente en toda la tierra. Lo sagrado regresa, sagrado-arte-cotidiano; la abuela a la que estábamos esperando habló, dejando sus huellas y zapatos en su árbol genealógico; lo recorrió y la dejó exactamente en el mismo lugar donde confluimos todos esa tarde, en otro árbol de la vida.

“Actualmente se pueden registrar productos (textiles) aunque no sean tuyos, el temor es quién lo va a hacer, por eso hay que plantearlo. Hay cierto recelo. ¡Necesitamos aprender la tecnología!”. También dijo: “Nos da dificultad manifestar nuestra identidad. Estamos acostumbradas/os a tener algo propio sin decirlo”. Luego habló y lloró una joven bordadora: “Mi sensación frente al plagio… pues es duro, porque tienes que entrar a algo [para lo] que no estás preparado como pueblo… ¡Que eso no suceda!”. Paz para las tejedoras y tejedores en todo el planeta.

Continuar pensando que las comunidades son anónimas, apropiarnos de lo que nos entrelaza, del pegamento que nos aglutina, apoderarse de los filamentos conectores de la cultura, toda esa soberanía sostenida para ser compartida en los grandes y pequeños encuentros es un atentado a los árboles genealógicos y al gran espíritu del tejido, que vive, respira y ronronea en todas las existencias. Acá, en Wallmapu, luchamos porque las trayectorias cotidianas aporten en la comprensión de los procesos íntimos de reconfiguraciones territoriales colectivas y comunitarias, con extensiones en los cuerpos de todos los roles. Las tejedoras reflexionamos acerca del pasado y presente que compartimos en las bitácoras textiles, a modo de “pequeña comarca” y, como América Latina, observamos las diferencias históricas y sociales que hay entre regiones, y deseamos volver a reunirnos con nuestras diferencias. Tenemos el solemne honor de conocer la danza del tener en silencio.

Lluvia nocturna con olor a tierra húmeda.

Buenos viajes por los territorios textiles. Desde ya bienvenidas y bienvenidos a los Andes.

Maguey, el árbol maravilloso que todo nos da

Oaxaca, Oax.- El maguey es una de las plantas más completas que la naturaleza nos ha dado y una de las más emblemáticas de México. Cuando en el siglo XVI los europeos llegaron a territorio americano se deslumbraron por los magueyes, a los que llamaron árboles de los milagros o árboles maravillosos. El jesuita José de Acosta, en su Historia Natural y Moral de las Indias, escribía que “el árbol de las maravillas es el maguey, del que los nuevos o chapetones [es decir, los colonizadores recién llegados de España]… suelen escribir milagros, de que da agua y vino, aceite y vinagre, miel, arrope e hilo, aguja y otras cien cosas”.

El padre de la taxonomía (ciencia de la clasificación de los seres vivos), el sueco Carlos Linneo, en 1753 dio nombre a estas plantas maravillosas, eligiendo la palabra agave, que viene del griego, ἀγαυός, y que significa ‘noble’ o ‘admirable’. A pesar de que Linneo no estuvo en América, gracias a los ejemplares de agaves que le hicieron llegar, en su libro Species Plantarum aparece por primera vez este término, diferenciando así el linaje de estas plantas americanas de las sábilas y aloes de África y Arabia, que parecieran ser de la misma familia.

Alejandro de Ávila, en el texto del folleto de la exposición, cuenta que se pueden encontrar agaves —magueyes— desde el suroeste de los Estados Unidos hasta Colombia y Venezuela, incluyendo las Antillas y que “México es el país con el mayor número de agaves y Oaxaca es la región con la diversidad más alta de especies, muchas de ellas endémicas”.

El curador de la exposición narra que los textiles más tempranos que se han encontrado en Mesoamérica “parecen haber sido hechos precisamente con fibras de maguey. Se trata de pedazos de mecate y un fragmento de red hechos aproximadamente hace diez mil años que los arqueólogos encontraron en Guilá Naquitz, […] entre Yagul y Mitla”. Por esa misma zona también se hallaron huecos donde se horneaban piñas de agave y “bagazos de maguey cocido, masticado y escupido, que cualquier vecino reconocería como el dulce que se vende todavía los sábados en la Central de Abastos y otros mercados”.

En su narración, el también director del Jardín Etnobotánico de Oaxaca, Alejandro de Ávila dice que en estos restos encontrados “las cuerdas y la red anudada son parecidos a los que siguen usando los campesinos en Oaxaca, como lo ilustran varios ejemplos en esta exposición”. De esta forma, más de diez mil años después de que empezara a emplearse la fibra de maguey, el ixtle, para hacer textiles, en muchas zonas de México se siguen creando prendas y utensilios.

En Miel y vino, hilo y aguja: maravillas del maguey encontramos costales, morrales, redes, bolsas, sandalias, ayates…, muchas de estas piezas dejaron de hacerse, pero todavía hay algunas que se siguen produciendo. Así, podemos ver en la exposición objetos de varias zonas de México —Durango, Guerrero, Morelos, Puebla, Hidalgo, San Luis Potosí, Chiapas y, por supuesto, Oaxaca— y también de Guatemala y Ecuador.

En la inauguración de Miel y vino, hilo y aguja: maravillas del maguey el director del MTO, Hector Meneses, dijo que durante años ha sido esta fibra, el ixtle, “menospreciada, olvidada y despreciada”. Ahora, como escribe Alejandro de Ávila, “los agaves son mejor conocidos por el mezcal que trae dinero y prestigio a Oaxaca, pero su fibra se sigue trabajando en varias comunidades del interior del estado, como en otras regiones de Mesoamérica, para producir tejidos gruesos que resisten los trabajos más rudos y que pueden ser tan delicados como para evocar la finura de una telaraña. Cuatro siglos después de Acosta, los agaves nos siguen maravillando”.

Colaboraciones especiales
En esta exposición hay dos colaboraciones muy especiales. Por un lado, el Jardín Etnobotánico de Oaxaca prestó los magueyes que acompañan la exposición. Si están interesados en adquirir algún ejemplar de estos “árboles maravillosos”, pueden dirigirse a este espacio situado en el Centro Cultural Santo Domingo.

Por otro lado, Francisca Pérez, trabajadora de la Fundación Alfredo Harp Helú Oaxaca, donó dos piezas de su comunidad, Santa Cruz Zenzontepec: una red y una bolsa para tortillas. La red, de ixtle, es tejida por los hombres de esta población. Esta que se puede ver en el MTO es de tamaño grande, para que quepan las tortillas, “para el camino, para que los viajeros guarden la comida”.

Esta red “para el camino” está acompañada de un lienzo o bolsa para tortillas, que está hecha de algodón, blanco con coyuche, la cual se la regaló su madre a Francisca Pérez y que ya casi nadie hace en Santa Cruz Zenzontepec, sólo una mujer ya mayor las sigue tejiendo. Además de las tortillas, en la red y la bolsa llevan el chintextle (pasta hecha de chiles, semillas de calabaza, hierba de conejo y pitiona) y un paquetito de sal en forma de molote (sal de grano molida en metate con un poquito de agua, envuelta en hoja de maíz mojada en forma de tamal, que se pone a cocer en ceniza caliente toda la noche).

Pero no sólo se hacen redes para tortillas, se usan otras —de tres tamaños—; las más grandes se llenan con las mazorcas o la fruta y van como alforjas en los burros. También hay otras redes más pequeñas. Francisca Pérez cuenta que se tejen unas “chiquitas, para guardar los objetos de una persona cuando muere, con un tejido más fino y que se entierran con los difuntos”.

Más información
El Museo Textil de Oaxaca está situado en Hidalgo 917, en el centro de Oaxaca. El horario de visitas es: de lunes a sábado de 10 a 20 horas y los domingos de 10 a 18 horas. Esta exposición estará hasta mayo de este año.

El Rayo, una deidad viva entre los zapotecos del sur de Oaxaca

Oaxaca, Oax.- “Para los zapotecos del sur de Oaxaca, el Rayo es una de las nueve entidades sagradas más importantes”, contó el antropólogo Damián González Pérez durante la charla que ofreció este viernes en la Capilla del Rosario del Centro Cultural San Pablo.

Este investigador estuvo acompañado por el escritor oaxaqueño Pergentino José, originario de Buena Vista Loxicha, una de las comunidades en donde González Pérez realizó la investigación que tituló Llover en la Sierra. Ritualidad en torno al rayo y la lluvia entre los zapotecos del sur de Oaxaca. Parte de esta investigación la presentó ante el público que se acercó a la charla de poco más de una hora, en la que explicó cómo los habitantes de esta zona montañosa mantienen, desde hace muchos años, una relación respetuosa con sus deidades.

El antropólogo, quien realizó esta investigación posdoctoral en el Instituto de Investigaciones Estéticas de la Universidad Nacional Autónoma de México, contó que “el Rayo es una entidad sagrada llamada ‘Encanto’ por los zapotecos y otras comunidades. Este término denota cualidad sagrada, pero también se considera el lugar donde habitan, como cuevas, ríos, que son también lugares sagrados”.

Durante la plática, González Pérez dejó claro que, a pesar del tiempo, las comunidades zapotecas y otras más mantienen viva una ritualidad que les permite convivir con su entorno natural, en donde animales como la culebra, el venado y las lagartijas —animales del Rayo— tienen una gran importancia que les permite conocer, por ejemplo, los temporales de lluvia, el cambio de clima o la producción agrícola de sus campos de cultivo.

También habló de cómo se mantienen vivos los lugares sagrados, ríos, árboles y cuevas —naturales o ficticias—, en los que los pobladores acuden a dejar ofrendas a cada una de sus deidades y resaltó los castigos divinos que caen sobre aquellos que se atreven a profanar estos sitios, como el caso de un cura que murió por lanzar al río, a pesar de las advertencias de los habitantes, una piedra que se localizaba en un lugar sagrado.

El Club El Re-creo reinicia actividades

Oaxaca, Oax.- El Programa de Socialización de la Cultura Física de la Fundación Alfredo Harp Helú Oaxaca (FAHHO) reinició actividades en los espacios en los que promueve los beneficios de la actividad física en los Valles Centrales de Oaxaca.

Con el apoyo de los voluntarios de La Tropa, el Club El Re-creo brinda orientación a usuarios de centros de salud, áreas deportivas y centros comunitarios mediante la realización de actividades predeportivas y recreativas.

A través de la atención continua, estos esfuerzos van enfocados a dar a conocer las bondades de la movilidad corporal, la cual contribuye al correcto desarrollo de las personas a nivel físico, cognitivo, motriz, social y afectivo.

En la actualidad, la actividad física es una necesidad para los seres humanos de todas las edades. El deporte recreacional y la realización de actividades recreativas con un sentido pedagógico-formativo juegan un papel primordial en mejorar, elevar y determinar la calidad de vida de las personas que los realizan.

El Club El Re-creo brinda atención en la agencia municipal Donají, las Casas Hogar 1 y 2 del DIF Estatal, la Casa Hogar para Adultos Mayores de Santa Rosa, la Unidad Deportiva de la UABJO, el Albergue Infantil Josefino y el Centro Comunitario de San Andrés Huayapan.

Casa de la Ciudad cumple 12 años

Oaxaca, Oax.- En este año que empieza, la Casa de la Ciudad cumple doce años. Creada por iniciativa de la Fundación Alfredo Harp Helú Oaxaca (FAHHO) y el municipio de la capital oaxaqueña, esta institución celebra doce años —como afirmó su director, el arquitecto Gerardo López Nogales— “de ser un espacio de expresión y análisis, donde confluyen especialistas para exponer sus conocimientos sobre las nuevas tendencias de urbanismo”. Además, ahora en Casa de la Ciudad se unen dos tipos de especialistas: “uno en el patrimonio construido y otro en el urbanismo”.

A lo largo de este mes de enero habrá varias actividades en esta institución, casa de todos, en donde la bicicleta tiene un papel fundamental como “instrumento que a lo largo de la historia ha modificado e influido en la vida de las personas y tiene la capacidad de transformar ciudades y paisajes”, añadió López Nogales.

Con la bicicleta como centro, el director dio paso a la presentación de La vuelta al mundo en 80 bicicletas, libro de fotos sobre el uso de la bicicleta en varios países. En esta publicación, hecha por la editorial El Caminante, se cuentan “esas historias de individuos, familias y grupos que han apostado por otros modos de vida, resistiendo a la monocultura del automóvil”. Con ensayos y 80 fotografías, este libro celebra “la importancia de la bici en el tipo de ciudades que hoy habitamos”.

Luis Alonso Vásquez y Francisco Paillie Pérez fueron los presentadores. Hablaron de la bici, que “¡es una moda de más de 120 años de existencia!” y el espacio democrático que crea este medio de transporte, con el que ahorramos energía, enfermedades y espacio, además de configurar personalidades.

Francisco Paillie Pérez, colombiano que investiga la relación del espacio con la psicología y que, a través de Dérive Lab hace consultoría e investigación para entidades de México y Colombia y es editor del libro, afirmó que “las bicis están para quedarse, creando espacios democráticos y siendo el punto de partida del nuevo sueño de la ciudad del futuro”. Además, destacó la importancia de las mujeres sobre bicicletas, porque “cuando una mujer se sube en bici está declarando que la ciudad es más segura”. A todos, casi sin excepción, siempre hay alguien que nos enseña a montar en bicicleta y, como dijeron los presentadores, “cuando uno se monta en bicicleta es difícil olvidarlo”.

Así, después de las palabras vinieron las imágenes, las ochenta, de las bicicletas en el mundo. Entre más de 600 fotos enviadas por 200 personas, se hizo una selección de 80, que son las que aparecen en el libro. Estas fotos están expuestas en Casa de la Ciudad, en la exposición que se titula igual que el libro, La vuelta al mundo en 80 bicicletas.

En el corte de listón oficial estuvieron presentes los presidentes de la FAHHO —María Isabel Grañén Porrúa y Alfredo Harp Helú—, Gerardo López Nogales y quien fuera fundador y director de Casa de la Ciudad, Sebastián van Doesburg, actual director de la Biblioteca de Investigación Juan de Córdova.

Además, los editores del libro, al saber que venían a Oaxaca a presentar la exposición y el libro, se dieron cuenta de que, entre todas las fotos enviadas, hay una de esta ciudad. De esta forma, en esta exposición realmente no son 80 fotos, sino 81.

Para terminar, qué mejor forma de celebrar los 12 años de Casa de la Ciudad que con música, con la del grupo Los Rurales, jóvenes procedentes de pueblos y ciudades de Oaxaca, Veracruz y Yucatán que, sin hacer diferencias ominosas y discriminatorias entre los entornos de los que son originarios —sino reconociendo y enalteciendo el valor de la diversidad—, resuelven de manera creativa la posibilidad de producir, interpretar y compartir música para el mundo.

Paseo en bicicleta por Oaxaca

Tras la presentación del viernes, el sábado 9 de enero, en punto de las 16:00 horas, en respuesta a la convocatoria emitida por Casa de la Ciudad y Vixi Escuela, personas de todas las edades se reunieron en el Jardín Conzatti para dar inicio al Segundo Paseo del Club de Vixis. Luego de algunas recomendaciones, el recorrido dio inició con rumbo a la calle Margarita Maza, continuando por la calzada de la República, Libres, Arteaga, Fiallo y Morelos, hasta llegar a la calle Porfirio Díaz, sede de Casa de la Ciudad. La finalidad de este paseo, era visitar la exposición La vuelta al mundo en 80 bicicletas.

Al llegar a Casa de la Ciudad, los participantes bajaron por un momento de sus bicicletas y disfrutaron de la exposición fotográfica recién inaugurada. Después de una breve explicación y de compartir con los visitantes las experiencias vividas durante los 12 años de trayectoria de Casa de la Ciudad, se rifó un volumen del libro La vuelta al mundo en 80 bicicletas. Finalmente, los ciclistas continuaron su recorrido por las calles de la ciudad de Oaxaca.

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