La profesionalización del personal del Museo

Como custodios de la memoria, los museos y sus profesionales se han ido transformando a la par de las demandas de las sociedades a las que sirven y estimulan. El museo del siglo xxi busca conectar historias, rostros y tiempos, ser un espacio de importancia vital para las personas y en donde se establezcan relaciones con el patrimonio y se incorpore una multiplicidad de voces y diálogos; un lugar en donde se cuestione la función pedagógica clásica del museo occidental y sus órdenes discursivos establecidos desde el poder que fomentó sistemas de relación de opresión respecto a la raza, clase, cuerpo y género.

Ante estos cambios y retos, la profesionalización, reinvención y adaptación son prácticas constantes de aquellos que decidieron dedicar su vida profesional al campo museológico.

La adquisición de nuevos conocimientos gracias a la actualización formativa y la obtención de nuevas capacidades ha permitido al profesional del museo optimizar su trabajo. Ante los pocos espacios y programas formativos que brindan estos conocimientos, las universidades, colectivos, museos, asociaciones y personas de la sociedad civil han organizado congresos y conferencias especializadas, programas de formación técnica y académica; también han promovido espacios para el intercambio de experiencias y conocimientos; sin embargo, la mayoría de estos proyectos se concentran en las grandes urbes, lo cual dificulta el acceso a aquellos profesionales que trabajan en otros lugares. ¿Qué implica la profesionalización del personal de museos en espacios periféricos?

En su búsqueda por esta profesionalización, el Museo de la Filatelia de Oaxaca ha creado y desarrollado alianzas estratégicas que le han permitido la obtención y el intercambio de conocimientos. El programa de profesionalización de museos, realizado en colaboración con el Centro Cultural de España de 2010 a 2012, conllevó el intercambio de experiencias y conocimientos por profesionales de museos, tanto a nivel nacional como internacional.

Como espacio abierto al diálogo y la reflexión, el Mufi ha albergado distintos encuentros en los que se promueve la ampliación y enriquecimiento de estas redes, impulsando a los especialistas a mantenerse al día sobre las tendencias, investigaciones y prácticas más recientes, lo que les permite descubrir otras formas de trabajo y otras metodologías, además de facilitar la comunicación y colaboración entre museos a nivel local, nacional e internacional.

El 7.° Encuentro del Programa Nacional de Interpretación de Museos, en 2011, trajo consigo reflexiones sobre la intervención y vinculación de los museos con las comunidades y cómo esto puede facilitar la interpretación y expresión de manera significativa y legítima sobre la valoración de su patrimonio. Por su parte, el encuentro El Museo Reimaginado, que se realizó en 2019, puso sobre la mesa ideas innovadoras y enfoques creativos de distintos profesionales alrededor del mundo, lo que dio como resultado el análisis de problemáticas comunes y la propuesta de diversas soluciones. El Simposio Museos y Gestión Cultural, realizado en 2022, reunió a agentes y gestores del campo cultural oaxaqueño para enfatizar los distintos retos y adaptaciones del circuito artístico-cultural del centro del estado.

En 2012, las sinergias con la Alianza Americana de Museos y el Instituto Internacional de Museos aportaron al Mufi instrumentos para el fortalecimiento en temas de liderazgo, promoción y colaboración, asimismo se reflexionó sobre las particularidades de los museos con base en su contexto geográfico y social y cómo adaptar proyectos a partir de estas condiciones.

Por su desarrollo en el campo de la museología, el Mufi ha sido partícipe en la construcción de nuevos espacios para la cultura, el arte y el deporte; ejemplo de ello ha sido su colaboración en la apertura del Centro Cultural San Pablo, el Museo Infantil de Oaxaca y, más recientemente, el Museo de los Diablos Rojos del México en la capital del país.

Una de las grandes características de un museo es la interdisciplinariedad que surge de los múltiples perfiles académicos de sus colaboradores. Esta diversidad de conocimientos permite construir un diálogo más amplio y enriquecedor en la experiencia del visitante, al tiempo que promueve la investigación y el conocimiento, fomentando la inclusión y la diversidad. Como parte de su formación, los trabajadores de museos buscan, de manera personal, obtener conocimientos especializados sobre su área de trabajo mediante talleres, seminarios, especialización o maestrías. Estos profesionales se capacitan en áreas como curaduría, museografía, conservación, catalogación, diseño y comunicación, pero también en temas de género, derechos humanos, inclusión, diversidad y una gran cantidad de temas propios del museo actual. Este es el caso de los colaboradores del Mufi, quienes constantemente buscan nuevos conocimientos y puntos de vista para luego adaptarlos al campo específico de la filatelia.

Otro ejemplo de profesionalización es el de los prestadores de servicio social o voluntariado, quienes encuentran en su estadía por el museo un espacio de aprendizaje y experimentación. Mediante distintas actividades en sus áreas, el prestador de servicio llega a conocer las características teóricas y prácticas de la institución, ampliando y contextualizando su propio conocimiento. A lo largo de 25 años, distintos estudiantes que han colaborado con el museo se han incorporado al campo museístico, convirtiéndose en especialistas en su área.

Asi pues, la continua profesionalización del personal de los museos es esencial para afrontar cambios y desafíos que surgen en la práctica. El Museo de la Filatelia de Oaxaca seguirá siendo un espacio para el encuentro, reflexión y aprendizaje con el propósito de mejorar la calidad de los servicios y programas ofertados y así garantizar el cumplimiento de su misión: preservar, investigar y difundir sus colecciones, en servicio de sus visitantes.


De geografías múltiples: acercamiento a Yuku

Y que nuestros amores sean como los de la
avispa y la orquídea.
Gilles Deleuze o Félix Guattari

A partir de la indagación en el archivo y en el campo expandido de la producción de imágenes fotográficas, Rame Cuen nos propone que el abordaje al pasado siempre es un ejercicio de agencement desde el presente. Cada pieza —como lo quieren Deleuze y Guattari— se debe leer como un agente que comparte información a diferentes niveles. En este intercambio, cada agente deviene y no queda con un territorio fijo, padece por su propia movilidad. La propuesta expositiva “YUKU” (2021) —así, en mayúsculas y con k en lugar de c— opera como una maquinaria con engranajes conceptuales que se acoplan entre cada una de las piezas que la constituyen. Funciona como un conjunto de máquinas trabajando en tiempos diferenciados, en deslinde, abriendo y cerrando sus fronteras, en una segmentación fluida, ofreciendo su territorio en favor de otro, desterritorializarse. Imaginemos una escena en la que se juntan gotas de mercurio, así comparten territorio estas piezas.

Ahora veamos este mismo acto a través de un caleidoscopio. Después, empecemos la escena en diferentes momentos en cada uno de los recuadros. Enfocamos unos, cambiamos de escala otros. Ahora, alterémosles la velocidad, vamos a dejar unas iguales, otras más veloces, otras más lentas. Así funciona YUKU.

Efraín Velasco

Colaboración es una palabra mal entendida. Se atribuye igualdad y horizontalidad en cualquiera de sus formas. Bajo este sentido de agrupamiento se rompe la figura del individual frente a la colectividad. yuku se construye a partir de principios comunes, el reconocimiento de la tierra, el trabajo. Obras compartidas en su autoría que registran un todo con múltiples cosmovisiones eliminando visiones eurocentristas, aquí no hay un creador, sino una multiplicidad de reconocimientos. El cerro es de todos.

I

Román Gutiérrez es un artista textil originario de Teotitlán del Valle que indaga nuevas formas del quehacer textil a partir del telar de pedal y el trabajo manual, usando materiales endémicos de varias regiones de Oaxaca y técnicas indígenas previas a la conquista. Su técnica rebasa el acercamiento “Tourist Yú’ù” creado por políticas y modelos de negocio del turismo federal para alejarse del folclorismo y racialización de los pueblos originarios de Oaxaca. Varios artistas de la escena contemporánea actual, así como talleres de producción de “amenidades artesanales” lo han usado como medio de producción para fines de un mercado extractivista.

II

Luis García y su esposa María Rojas, nuera de Teodora Blanco, reconocida alfarera de Atzompa cuyo trabajo forma parte de grandes colecciones —incluyendo la de la Fundación Rockefeller— luchan, al lado de sus tres hijos, por mantener vivo el legado del taller heredado. Su preocupación por mantener vivas las técnicas y sus narrativas son una constante lucha frente al fenómeno urbano que vive la entidad, así como la estética angelina kitsch de producción de utilitarios para exportación, tazas de carita y ocurrencias similares.

YUKU es un recorrido de procesos creativos, investigativos y también expositivos. Conformado —a varias manos, voces y saberes— por una serie de piezas migrantes que comparten preocupaciones en torno al territorio, extractivismo, los futuros y afectos interseccionados en las historias propias y los espacios comunes. Pero es también, un reencuentro de preguntas y una invitación a plantearnos la manera en que imaginamos, habitamos, construimos, colaboramos y configuramos el presente.

Ariadna Solís

YUKU es una imagen en estado de fluidez, un instrumento de escritura, es lo que queda de una acción artística que se hace timbre postal, una acción global. YUKUes una estampa que desencadena un proceso, es el agente revelador de una pérdida, en todos sus registros: del otro, de la tierra, de la raíz, de lo no muerto.

Y así, uno envía una postal intentando decirlo todo (just-all: post-all), para perder lo menos de uno… y esperar el bien común de varios mediante un acto colectivo.


Carta al Mufi

Soy Emélida Cárdenas, recordando, en el túnel del tiempo, una experiencia única: el año de 1999, cuando descubrimos el Museo de la Filatelia en la hermosa ciudad de Oaxaca de Juárez.

Mi hija, Emélida Uribe, inscribió a mi nieta, Emélida Hernández, su hija de 6 años, al club infantil, donde la iniciaron, o mejor dicho, nos iniciaron en el mágico mundo de la filatelia.

Con gran dedicación y paciencia, nos enseñaron todos los cuidados que merece un timbre postal. Descubrimos todas las salas, la biblioteca, la Bóveda, el primer timbre de México y de otros países; exposiciones temporales sobre deportes, ciencia, tecnología, animales, monumentos, tradiciones; cancelaciones con la presencia y participación de personajes, deportistas, artistas plásticos, dándonos la oportunidad de conocerlos, dialogar con ellos, sin faltar la fotografía del recuerdo. Ya viene alguna a mi mente: el 80 Aniversario de la Liga Mexicana de Beisbol. Tuvimos la enorme suerte de conocer al Sr. Alfredo Harp, a su linda esposa, Isabel Grañén, al señor Nelson Barrera, al maestro Francisco Toledo y a Eduardo del Río, Rius.

El Mufi también participó en la Promoción Nacional Cultural de Verano. Todos los eventos eran motivo de reunión con la familia y amigos.

Somos privilegiados de contar con un espacio de esta naturaleza en nuestro bello estado de Oaxaca.

Al día de hoy, mi bisnieto también está participando de las actividades: ¡cuatro generaciones estamos disfrutando inmensamente de este increíble espacio!

Agradecemos infinitamente a todo el personal del Mufi, que ha hecho y sigue haciendo posible cada magistral exposición.

P.D. Dios los bendiga. Emélida II, III, IV y Ethan Mateo.


Educar es sembrar. Mufi, semillero de proyectos y grandes seres humanos

Cualquier largo viaje empieza con un pequeño paso.
Lao Tse

Hace algunos años, mientras escribía para este espacio de la Fundación Alfredo Harp Helú Oaxaca, citaba la frase de James Cash Penney: “Los cinco dedos separados son cinco unidades independientes. Ciérralos y el puño multiplica la fuerza. Esta es la organización”. Esta cita desencadena numerosos pensamientos y evoca recuerdos que me hacen amar mi trabajo cada día. Hoy, luego de 12 años trabajando para la FAHHO en el Museo de la Filatelia, me gustaría compartir con ustedes esos recuerdos y experiencias —es que, al trabajar con niños, jóvenes y adultos, no dejan de sorprenderme—: observo cómo nuestro trabajo impacta y cambia vidas, me doy cuenta de que el arte es, realmente, una herramienta transformadora, y que en los museos está vivo, solo necesita ser descubierto.

Cuando iniciamos la planeación de un proyecto, ya sea un taller, una exposición, charla u otra actividad, la primera persona en la que pensamos es en ti. Tú haces que los museos sean espacios vivos, tú disfrutas de ellos, llenas los pasillos con risas y expresiones de sorpresa y asombro. Así, la importancia de evolucionar al mismo tiempo que el museo crece, invita a que reflexionemos sobre nuestra tarea como formadores o educadores y los vínculos que generamos con la comunidad en estos espacios. Porque, en general, los museos pueden considerarse espacios de experiencias enriquecedoras, de aprendizaje y socialización y, por lo mismo, constituyen recursos educativos muy valiosos, aunque, ojo: no se trata de convertir al museo, forzosamente, en un centro de aprendizaje, o que la necesidad primordial de todo el que nos visite sea la de aprender algo.

Acciones como otorgar al público la posibilidad de tomar la iniciativa para generar y crear propuestas de las que se pueda beneficiar; fomentar la participación y colaboración de los visitantes en la construcción del conocimiento, que sean tomados en cuenta; generar experiencias y saber qué se llevan de nosotros, construyen una red de diálogo que nutre a los profesionales del museo para continuar trabajando para su público. Sabemos que las experiencias nuevas generan mochila para la vida, como solía decir un maestro de mi época universitaria. Y esta frase es justo la semillita que sembró en mí: nos motivaba y contagiaba a comernos el mundo, a salir y vivir lo hermosa que es la vida, te encuentres en donde te encuentres, creando un sentido que te guíe a lo que más deseas.

Esto me recuerda lo terapéutico que puede llegar a ser el tomarse el tiempo para conocer a las personas que visitan el museo. Lo que me lleva a abrir un pequeño paréntesis para hablarles de Natalia Rojo Altamirano, una chica brillante, hermosa y talentosa, un gran ser humano que conocí en el primer taller que impartí en el Mufi.

Invitamos a Natalia a seguir asistiendo a los próximos talleres y, después de un par de años, comenzó como voluntaria en el museo; juntas, trabajamos arduamente en el desarrollo del teatro guiñol al que los niños venían una vez al mes a contagiarnos de su alegría y sonrisas con las historias “que salían de los timbres postales”. Natalia continuó en el museo con sus prácticas profesionales, servicio social y, finalmente, voluntariado. Ella obtuvo el grado de Médico cirujano y partero, y, actualmente, se prepara para su especialidad. Los puentes que crea la FAHHO son tan grandes que, durante el proceso de servicio social de Natalia, próxima a elegir licenciatura y una universidad, se enteró de la beca que la Fundación otorga a través de la Universidad de Monterrey, así que fue acreedora a la beca del 100 % para estudiar Medicina: recuerdo lo feliz y agradecida que estaba con todos aquellos que lo hicieron posible, especialmente con el corazón generoso de la Dra. María Isabel Grañén Porrúa y don Alfredo Harp Helú. Nuestra querida Nat aún nos visita en sus vacaciones.

Así hay muchas historias, todas diferentes, pero con una constante en particular: que el acto de educar es sembrar, sembrar amor, humanidad y conciencia. Nuestra comunidad nos ha enseñado el camino para brindarle las mejores herramientas posibles, hemos logrado ser un verdadero equipo y, al final del día, creamos un museo vivo.

Podría mencionar todas y cada una de las historias que hemos compartido con ustedes. “Mufi en tu comunidad”, por ejemplo, es un programa que nos ha regalado la oportunidad de observar con otros ojos la importancia de este trabajo, de vivir la hermandad con otras instituciones también preocupadas por su público, por aportar de manera desinteresada y sumar, siempre sumar, a personas maravillosas que iban iniciando, que ahora tienen grandes proyectos y que continúan sumando en cada experiencia. Gracias a ti, a ustedes, a los que ya no están y a los que apenas están llegando. Gracias, porque mi mochila para la vida está llena de historias que atesoro y que me animan a seguir trabajando y creando.

Si algo hemos aprendido a lo largo de los años es que todo está en constante transformación. En este momento, desde el área educativa, nos encontramos trabajando en la reestructuración del programa y del espacio físico dentro del museo. Estamos emocionados por convertir este lugar en un laboratorio de experimentación y construcción conjunta, y para esta tarea contamos con la colaboración de la Universidad Iberoamericana en la Ciudad de México, donde jóvenes en formación descubren nuevas áreas de acción y con quienes emprenderemos una nueva visión de la filatelia y el arte. Todo esto con el objetivo de ofrecerte un espacio enriquecedor y vibrante, que te permita reflexionar y traspasar fronteras gracias a la filatelia.

*

El Mufi me inspiró a…

El Mufi me inspiró a seguir explorando mi creatividad desde lugares que desconocía y que me llevaban a tomar la iniciativa con alegría y sorpresa en nuevos proyectos. Me permitió seguir cultivando mi capacidad de asombro y contemplación, cambiando mi perspectiva sobre la colaboración y el aprendizaje del arte en sus diferentes disciplinas, desde un acercamiento más sensible y humano.

Aprendí que la satisfacción del creador está en el proceso que conlleva tener una idea para después verla plasmada y hacerla realidad, no en el resultado que pueda tener su creación. Me enseñó que todo arte tiene un impacto tanto para quien lo crea como para el que lo contempla. El Mufi me inspiró a reflexionar sobre aquello que nos emociona y evoca sensaciones a las que podemos acceder únicamente gracias al arte, y, sea cual sea el motivo, es suficiente para buscar estar lo más cerca posible.

Edna Hernández Hernández, voluntaria del Mufi

P.D. Este artículo está dedicado a todas las personas que han visitado el Mufi durante estos 25 años, con quienes hemos compartido grandes historias; a los que ya no están y nos siguen acompañando en el corazón.


Un cuarto de siglo aportando a la literatura filatélica, el género epistolar y el mail art

Las publicaciones del Mufi son un testimonio de los proyectos expositivos en los que se ha contado con la colaboración de filatelistas, curadores, investigadores, diseñadores, artecorreistas, artistas, escritores y nuevos talentos; instituciones y espacios culturales que han sumado esfuerzos para apoyar la difusión de la literatura filatélica, el género epistolar y el mail art, favoreciendo la divulgación cultural.

Los catálogos de exposición atesoran la memoria de las extraordinarias compilaciones de filatelia clásica y temática que se han formado con piezas del acervo Mufi, o de aquellas que fueron organizadas por filatelistas cuyas colecciones han sido galardonadas en exposiciones nacionales e internacionales, y no menos importantes son las obras de entusiastas artistas que combinan el arte con la filatelia.

El viaje de la carta no podría encontrar mejor espacio que las páginas de un libro, gracias a la literatura infantil, para ser explicado con bellas ilustraciones y llegar a pequeños lectores de las nuevas generaciones, para quienes la carta pareciera un medio de comunicación tan antiguo, como si fuese una variante del pergamino, sin saber que en la era digital aún es posible el intercambio epistolar y que no requiere de nuevas versiones o convertir los formatos para acceder al mensaje. Escribir una carta, enviarla, o bien, recibirla, leerla y conservarla por mucho tiempo, podría inspirar a alguien para crear una historia y plasmarla en un libro.

Estamos contentos por celebrar un cuarto de siglo en el que el Mufi ha adquirido experiencia en la producción editorial al generar más de 70 publicaciones como resultado de proyectos colaborativos y propios. Algunas han sido reconocidas en exposiciones nacionales e internacionales dentro de la categoría de Literatura Filatélica. Entusiasmados por el trabajo realizado, continuaremos compartiendo nuestras publicaciones, ya sea en formato impreso o digital, para llegar a nuevos lectores y, desde luego, dejar la huella de uno de los espacios culturales preferidos: el Mufi.


Resultados Finales del  Torneo Estatal Oaxaca 2023 “Fundación Alfredo Harp Helú”

Oaxaca, Oaxaca.- En la categoría Sub 20 femenil, final Valles contra Sierra Norte, abriendo la cartelera estelar. Sierra ganó con marcador de 30-16.

A continuación entraron a la cancha los representativos de Costa frente a Mixteca, para definir al monarca de Sub 20 varonil, a favor del equipo de la Heroica Ciudad de Tlaxiaco.

El equipo femenil de la Mixteca se presentó este domingo en la duela del Complejo “Hermanos Flores Magón” y derrotó a la escuadra de los Valles Centrales por marcador de 44 puntos a 38 y conquistar el primer lugar del Torneo Estatal Oaxaca 2023 “Fundación Alfredo Harp Helú”

La quinteta mixteca tuvo un mejor desempeño y fue más constante en el desarrollo de su juego y el dúo de las “Hermanas Acosta” al final se combinaron para sumar 21 de los 44 puntos totales.

El equipo representativo de los Valles Centrales derrotó a un aguerrido combinado de la Costa en la final del Torneo Estatal Oaxaca 2023 “Fundación Alfredo Harp Helú”, el score final fue 56 puntos a 51 a favor del representativo local, que combinó experiencia y juventud para conseguir el primer lugar de este torneo.

La dupla Zavaleta-Bahena se combinó para sumar 30 puntos de los 56 acumulados por toda la escuadra “Vallista”, por su parte la quinteta de la Costa tuvo una muy buena primera mitad Alexis Pérez y Eduardo España tuvieron un explosivo arranque.

Una vez concluidas las finales, se realizó la ceremonia de premiación, la cual fue presidida por la presidenta de la Fundación AHHO, María Isabel Grañén Porrúa; en compañía del director del Indeporte, Arturo de Jesús Chávez Ramírez, el encargado de deporte en la AHHO, Jorge Spíndola Morales, y el director de la Fundación Alfredo Harp Helú para el Deporte, Daniel Aceves Villagrán y Rodrigo Vásquez Vásquez, director del Instituto de la Juventud de Oaxaca.

En la ceremonia de premiación se entregaron los trofeos conmemorativos elaborados por el artista mixteco José Luis García a campeones y subcampeones, así como premios en efectivo a ganadores y subcampeones.

El Torneo Estatal Oaxaca 2023 “Fundación Alfredo Harp Helú” arrancó el 6 mayo y finalizó este fin de con las finales en las cuatro categorías, tanto las libres en ambas ramas y la juvenil de 18 a 20 años para basquetbolistas originarios de Oaxaca y en la que participaron más de cinco mil basquetbolistas en todo el estado.

Video Finales: https://www.youtube.com/watch?v=v2HG_GQPXSk


Presenta Adabi de México inventarios actualizados de la Colección Archivo Histórico y los Fondos Industria e Instrucción Pública de la Biblioteca Fray Francisco de Burgoa

Oaxaca de Juárez, Oaxaca.- En el marco de la celebración del XX Aniversario de la asociación civil Apoyo al Desarrollo de Archivos y Bibliotecas de México (Adabi de México),  

se realizó la presentación de los inventarios actualizados de una parte del archivo histórico que alberga la Biblioteca Fray Francisco de Burgoa para que puedan ser consultados por investigadores, académicos y público en general.  

En el acto, que se llevó a cabo el pasado 31 de mayo en las instalaciones de la Biblioteca Burgoa, la doctora María Isabel Grañén Porrúa, directora del recinto y presidenta de la Fundación Alfredo Harp Helú Oaxaca (FAHHO), acompañada de Verónica Loera y Chávez, directora adjunta de Adabi de México, recordó que hace dos décadas nacía Adabi de México con el apoyo e impulso de la doctora Stella González Cicero, el maestro Jorge Garibay Álvarez y don Alfredo Harp Helú. 

“Cuántos archivos, bibliotecas y conciencias han cambiado durante estos años para valorar más el patrimonio y la memoria escrita, imágenes del pasado que llegan a esta generación”, dijo la doctora Grañén Porrúa al presentar a los integrantes de Adabi Oaxaca que durante varios meses se dedicaron a la actualización de estos inventarios que también incluyen los fondos históricos de la Dirección de Instrucción Pública y el Instituto de Ciencias y Artes, acompañados de otro fondo denominado “Industria”. 

María Oropeza Orea, encargada de la coordinación de Archivos Civiles y Eclesiásticos de Adabi Oaxaca, recordó que esta actualización de inventario inició en marzo de 2022 con un diagnóstico de la primera organización de los archivos que se llevó a cabo hace 10 años. 

“La decisión de revisar y cotejar la clasificación de cada uno de los expedientes nos condujo a repetir varias actividades, como el conteo de las fojas, que implica una considerable inversión de tiempo, no obstante, [fue] fructífera para el control interno. Se cambió la forma de numeración de expedientes, pues se había realizado de forma consecutiva en las primeras once cajas, dejando de lado los expedientes separados en guardas, además, se encontraron errores de clasificación, así que se aplicó un criterio para todos los fondos y colecciones, numerando los expedientes por caja y haciendo el conteo de fojas por guarda con el objetivo de tener mejor control de los documentos y también para evitar posibles cambios en el futuro”, explicó.  

Colección documental de la Biblioteca Fray Francisco de Burgoa 

Fue Ana Luz Ramírez Sánchez, analista e investigadora de Adabi Oaxaca, quien dio a conocer los detalles de la Colección Documental de la Biblioteca Burgoa, integrada por manuscritos invaluables generados por distintas instituciones civiles y eclesiásticas entre 1538 y 1859. 

Esta colección fue reunida a partir de diversas donaciones, entre las que destacan las realizadas por la familia de Benito Juárez Maza y de Alberto Bustamante Vasconcelos. Estos documentos se trasladaron, junto con el acervo bibliográfico, desde Ciudad Universitaria de la Universidad Autónoma Benito Juárez de Oaxaca (UABJO), al recinto donde se encuentra actualmente en el exconvento de Santo Domingo. 

Debido a que dichos documentos fueron generados por varias instituciones civiles y eclesiásticas, se clasificaron en seis fondos: Diocesano, Dominicos, Cabildo civil, Alcaldía mayor e Intendencia, Cabildo eclesiástico y Civil. El inventario actualizado facilitará la consulta de los primeros cinco expedientes, que abarcan desde 1538 a 1859, y que estarán disponibles para cualquier interesado en la historia de Oaxaca, sobre todo, respecto a la época colonial. 

Fondo Histórico de la Dirección de Instrucción Pública 

María Oropeza abundó sobre el Fondo Histórico “Dirección de Instrucción Pública” que contiene los expedientes generados a partir de procesos educativos y administrativos de la institución encargada de la formación académica básica en las escuelas distribuidas en el estado, de 1861 a 1951, consignando en las series su relación con los establecimientos en la Correspondencia, Informes, Inventarios, Reglamentos, Títulos profesionales y Solicitudes, entre otras.  

Los datos sobre la interacción con los preceptores pueden encontrarse en las subseries Nombramientos, Licencias, Informes y Solicitudes. Asimismo, se conserva amplia información sobre la Junta de vigilancia también llamada “Junta corresponsal” que custodiaba el funcionamiento de las escuelas y presenciaba los exámenes de cada distrito.  

En este Fondo hay valiosa información sobre los establecimientos que fueron creados para impartir instrucción con objetivos específicos, como la Academia de Niñas, los colegios católicos, la Escuela de Artesanos, Escuela Nocturna, Escuela de la Cárcel, Escuela para adultos, la Escuela de Artes y Oficios, la Escuela del Hospicio y el Liceo oaxaqueño, al igual que de la Escuela Normal, en la que se encuentran Actas de exámenes, Correspondencia, Calificaciones, Informes, Nombramientos, Normativa y Solicitudes. 

Fondo Industria 

Onán Aragón Santiago, encargado del área de archivo histórico de la Biblioteca francisco de Burgoa, presentó el Fondo Industria, generado entre 1878 y 1952 a partir de los trámites para las concesiones mineras gestionadas ante la Agencia de Minería de la Secretaría de la Economía Nacional en Oaxaca.  

Estos expedientes se componen de las solicitudes de concesiones, designaciones de perito agrimensor, autorizaciones de la Agencia minera, peritajes de lotes mineros, planos y mapas de límites territoriales de las minas ubicadas en los distritos del Centro, Ejutla, Etla, Ixtlán, Juquila, Miahuatlán, Mixtepec, Nochixtlán, Ocotlán, Pochutla, Putla, Sola de Vega, Tlacolula, Villa Alta, Yautepec y Zimatlán.  

Este conjunto documental se consideró como un fondo independiente del archivo histórico de la UABJO debido a que la mayoría de los documentos giran en torno a los trabajos realizados por el perito agrimensor, el ingeniero minero Claudio Bernard Finney, registrado en la Agencia Minera, sin encontrar un vínculo que pudiera relacionarlo con el Instituto de Ciencias Y Artes.  

El contexto de este fondo se encuentra en las regiones mineras del estado de Oaxaca y su actividad de extracción en razón de las políticas de fomento minero y el otorgamiento de concesiones de explotación. 

La consulta de estos fondos puedes realizarse en: http://www.bibliotecaburgoa.org.mx/ 


EDITORIAL

Luego de casi tres años en los que estuvieron en pausa los encuentros presenciales masivos en la Fundación Alfredo Harp Helú Oaxaca, el pasado mes de mayo se retomaron, de manera oficial, ya sin pandemia. No obstante, este tiempo nos enseñó a cuidarnos, y desde la FAHHO seguimos tomando precauciones para que todas las personas que visitan nuestras sedes y espacios se lleven la mejor experiencia.

Cursos, encuentros, seminarios y talleres han tomado su rumbo nuevamente: volvemos a encontrarnos al ritmo de las melodías los jueves de conciertos, y las charlas y presentaciones de libros vuelven a llenarse de personas entusiastas. En este número de nuestro Boletín Digital FAHHO damos cuenta de ello: primero, compartimos con ustedes el discurso de agradecimiento que leyó la presidenta de la Fundación, la Dra. María Isabel Grañén Porrúa, al recibir la Medalla John Carter Brown por su labor en la investigación y fomento de los estudios históricos, la creación de bibliotecas y los proyectos de rescate del patrimonio documental. Este reconocimiento le fue entregado en Rhode Island, EE.UU., el pasado 19 de mayo. También incluimos notas sobre el desarrollo del Congreso sobre Lenguas Otomangues y Vecinas, COLOV, en su IX edición, dedicada en esta ocasión a la memoria de Francisco Toledo y su labor por las lenguas oaxaqueñas.

Coincidiendo en homenajes incluimos una nota sobre el festejo del Día Internacional de la Lenguas Originarias en febrero pasado en Tlahuitoltepec, en el que se hizo la entrega de más ejemplares del folleto “Luvina” de Juan Rulfo, publicado en 2017.

Desde los diferentes museos de la FAHHO nos comparten reflexiones en torno a las actividades que durante el mes de mayo se llevaron a cabo: “Historias del huipil”, en el MTO; “Árbol…es”, una exposición del Mufi, y “Cuatro años con Tamayo”, desde el MIO. Además, continuando con las celebraciones de aniversario, Adabi, que aún se encuentra de manteles largos por sus 20 años, nos entrega una nota sobre el festejo que el día 9 de mayo se llevó a cabo en sus instalaciones y la entrega de una medalla en reconocimiento por su labor con la memoria documental eclesiástica de México, misma que recibieron don Alfredo Harp y la Dra. María Isabel Grañén de manos de monseñor Ramón Castro y Castro, secretario general de la Conferencia del Episcopado Mexicano.

Por otro lado, los Diablos Rojos del México y el Museo Diablos nos hacen partícipes de dos logros más: la publicación del libro Los Rojos y la exposición “Segundo Inning” que reúne a 26 artistas mexicanos cuyas piezas son muestra de las grandes hazañas en el Diamante de Fuego.

Sin retrasar más su llegada, les damos la bienvenida, estimados lectores, a otro número del Boletín Digital FAHHO, ¡que disfruten del contenido!


La Biblioteca John Carter Brown, una inspiración

En mi imaginación, la Biblioteca John Carter Brown era un templo del Olimpo, un albergue de los tesoros librescos más ricos sobre América. En 1992, cuando estudiaba mi doctorado en la Universidad de Sevilla, la JCB parecía un sueño lejano, aun así, quise intentarlo, por lo que apliqué para una beca de investigación para mi tesis sobre los grabados de los impresos mexicanos del siglo XVI. Pronto me la concedieron. Brincaba de emoción, la vida me regalaba otra oportunidad y me sentía muy afortunada.

Llegué sola, sin ningún amigo, ni conocido, dispuesta a afrontar un sueño que ya era una realidad, pues al fin me encontraba ante ese Olimpo soñado. Al entrar en la biblioteca sentí una fuerza iluminadora, como si el espíritu de los dioses descendiera sobre las lámparas verdes en las mesas de consulta y, cobijada por sus hermosos tapices flamencos, me envolví en un silencio inspirador.

Para mi sorpresa, me dejaron consultar tres libros simultáneamente, cosa que no era común en otras bibliotecas públicas. Respiré el polvo de los libros, percibí el aroma de la tinta y el papel y sentí ese aroma adictivo que los amantes de estos objetos solemos reconocer. Acaricié las páginas de aquellos primeros libros impresos en el continente americano y me sentí en familia, ellas fueron mis primeras acompañantes.

Al cabo de un rato, el director de la Biblioteca, Norman Fiering, se presentó y lo primero que hizo fue preguntarme cómo estaba, cuáles eran mis intereses, si la casa donde me hospedaba era de mi agrado y luego me dio una visita por el recinto. Ningún bibliotecario me había tratado de manera tan cordial y él, sin saberlo, me estaba ofreciendo herramientas que me serían útiles para un futuro cercano. Conocí al equipo de la Biblioteca, así como las bodegas y los procesos de organización de las colecciones. Al paso de los días, comprendí que este recinto no era un templo del Olimpo, sino que un paraíso vivo: pude ver cómo montaban exposiciones, recibían a los investigadores, organizaban presentaciones de libros, conferencias y hasta conciertos. La sala de investigadores se convertía en auditorio y el mismo Norman se encargaba de colocar y recoger las sillas. Asistía a todos los eventos y aprendía. Me sorprendió la cantidad de becas que otorgaban para promover la investigación y me entusiasmó saber que había un consejo con miembros generosos que otorgaban donativos para mantener la biblioteca e incrementar sus fondos. Parecía que la vida me disponía para una misión que el destino me tenía preparada en un futuro próximo.

Después de dos meses fructíferos regresé a México y, mientras avanzaba en mi tesis doctoral, una llamada cambió el rumbo de mi vida: era el maestro Francisco Toledo, uno de los artistas más reconocidos de mi país que, preocupado por el acervo bibliográfico de la Universidad Autónoma Benito Juárez de Oaxaca, me invitaba a organizar una exposición de libros antiguos. Por supuesto, dije que sí, pero al llegar me percaté de que no había imaginado que iba a estar delante de una de las bibliotecas más importantes de México y menos aún que se encontraba en completo abandono. Entre más de 25 000 ejemplares revueltos y tirados, comencé a abrir libros al azar y mi sorpresa no se hizo esperar: había incunables, primeros impresos de México y Guatemala, libros salidos de los talleres más importantes de Europa, obras de Sor Juana Inés de la Cruz, Carlos de Sigüenza y Góngora, grabados de Juan de Valdés Leal, mapas de Abraham Ortelio y otras tantas joyas que mis ojos no daban crédito. Armamos la exposición, y el día de la inauguración Toledo y el rector me pidieron que organizara la colección. Respondí: “Sí, es una buena idea”. Luego recapacité, aquello era una locura, yo había estudiado Historia del arte, no era bibliotecaria ni latinista. Pero no importaba, deseaba salvar una biblioteca para México y hacerla un paraíso vivo. La JCB había sido mi inspiración.

La vida me siguió llenando de estrellas: tuve un acercamiento con la doctora Stella González Cicero, en ese entonces directora de la Biblioteca Nacional de Antropología e Historia y, con una generosidad desbordante, me brindó su experiencia para poder organizar el acervo de Oaxaca. ¡Ah!, y algo más importante: su amistad. Trabajamos en dos frentes: la catalogación y la restauración de los ejemplares. Simultáneamente, cumplí con mi propósito personal: defendí mi tesis doctoral en Sevilla y la JCB volvió a otorgarme una segunda beca en 1994.

Regresé a Providence, la JCB abría a las 8:30 am, era la primera en llegar. Vivía en una casa muy bonita a unas cuantas cuadras de la biblioteca. En el camino admiraba los jardines, sus árboles, las casas de madera y algunas ardillas que paseaban como yo en el campus universitario. La hora del lunch era a las 12:00 pm y los primeros días evité salir a comer para aprovechar el mayor tiempo posible en la biblioteca, pero luego concluí que era bueno salir a tomar un respiro y algo de comer. La biblioteca cerraba a las 5:00 pm, así que me iba a otra, la John D. Rockefeller, una torre de varios pisos con una excelente colección de libros de arte y grabados. Además, encontré que estaba el archivo de la colección del bibliógrafo José Toribio Medina en microfilmes, y también logré consultar libros que no hubiera podido obtener salvo en la Biblioteca Nacional de Chile. Me parecía increíble que por veinticinco centavos de dólar podía sacar una fotocopia de lo que aparecía en la pantalla. En la noche me iba a nadar a una alberca techada que medía 50 metros. A la salida me daba un frío tremendo porque yo creía que la primavera era soleada, pero en Providence era un congelador que lastimaba mi piel. Mi casera me prestó un suéter y con ese me defendí. Pronto comencé a tener amigos, conocí a otros becarios, estudiantes de facultades y varios profesores. Recuerdo con agrado las entretenidas pláticas con Julio Ortega sobre literatura latinoamericana, especialmente sobre las obras de Mario Vargas Llosa y Carlos Fuentes.

Estaba contenta, pero mi corazón latía pensando en el rescate de los libros antiguos. En el diario que escribía en ese entonces encontré estas palabras:

Sueño que la biblioteca de Oaxaca trabaje con la misma eficacia como funcionan las bibliotecas aquí en Brown. Todo el mundo está maravillado ante mi nueva tarea, dicen que descubrí una biblioteca, pero yo creo que me he descubierto a través de ella.

A mi regreso, concluimos el proyecto de catalogación de la Biblioteca Francisco de Burgoa y, con el apoyo de varias personas e instituciones, logramos trasladarla al exconvento de Santo Domingo de Guzmán, uno de los monumentos más emblemáticos de la ciudad de Oaxaca. Cabe decir que logramos instalar un taller de restauración de papel, una sala de exposiciones y la sala de investigadores se transformó en un espacio de usos múltiples para conferencias, congresos y conciertos y cada año recibimos miles de visitantes.

Este fue el comienzo de una larga historia, la primera piedra de una vida profesional fincada en un inmenso amor por la memoria, el patrimonio y, especialmente, por mi comunidad. Al lado de Alfredo Harp Helú, el sol brilló intensamente, y junto con Stella González Cicero y Jorge Garibay creamos la asociación civil Apoyo al Desarrollo de Archivos y Bibliotecas de México.

En 20 años, con un equipo de profesionales hemos logrado recuperar 668 archivos, 83 colecciones fotográficas e inventariado 58 bibliotecas con más de 190000 libros, así como 810 publicaciones sobre fuentes históricas. Desde los acervos públicos y privados más importantes de México hasta los municipios y parroquias apartados, ahí, donde no llega ni el agua, Adabi trabaja con el afán de salvar la memoria de México. Fue por ello que la UNESCO nos otorgó en 2008 el Premio Jikji en Corea, el reconocimiento más importante a la memoria del mundo.

Jamás olvidé la JCB. Siempre mantuve el contacto con sus directores y con Neil Safer decidimos estrechar lazos: propusimos que los hablantes en lenguas indígenas pudieran tener acceso a las colecciones y aprovechar que la cultura mesoamericana sigue muy viva. El consejo de la JCB se animó a hacer un viaje a Oaxaca: vivimos unos días memorables disfrutando de algunos sueños que se han vuelto realidad a lo largo de 27 años de trabajo en laFundación Alfredo Harp Helú. Entre cientos de proyectos educativos, deportivos, culturales y de cuidado del medio ambiente, disfrutamos una maravillosa cena y hablamos sobre nuestros esfuerzos de promoción a la lectura con 9 bibliotecas móviles que llevan lecturas a localidades apartadas de Oaxaca. Coincidimos en que los libros son el refugio y la esperanza para muchas personas.

Hoy la JCB inaugura una nueva entrada a la comunidad, pero yo sé que sus puertas se han mantenido abiertas desde hace muchos años, nos han compartido su conocimiento, su riqueza y su bondad. Celebro que sus accesos se abran todavía más, que los puentes entre nuestros países se extiendan y nos conozcamos a profundidad porque estoy convencida de que ese debe ser el futuro que deseamos construir.

Agradezco a la Biblioteca John Carter Brown el haberme brindado tantas oportunidades que ampliaron mi visión del mundo y hoy agradezco particularmente a la Junta de Gobernadores que votó unánimemente para reconocerme con la medalla JCB 2020, una distinción que me llena de orgullo. El lema inscrito en esta presea: Habla al pasado y él te enseñará me hace saber que la tierra es una misma y me inspira a pensar que un incidente trivial y afortunado puede ser un momento estelar capaz de iluminar profundamente la visión de la vida. Y ese, precisamente, es el significado de mi paso por las puertas de la JCB.


Habla al pasado y él te enseñará

Este epigrama (Speak to the past and it shall teach thee) está grabado en piedra en el ala Caspersen de la John Carter Brown Library; también puede leerse en la hermosa medalla que, desde 1996, es el máximo honor que otorga la prestigiosa Biblioteca de Providence, Rhode Island, y que es en sí misma una obra de arte gracias a la artista Alba Corrado.

Esa imagen poética, tan plena de sabiduría, es una variante de una línea en el Libro de Job (12:8): “Habla a la tierra, y ella te enseñará”. Si uno tiene en mente ambas ideas como unidad, son solo en apariencia distintas. Recuérdese que “el pasado es un país extranjero; allí las cosas se hacen de otra manera”, adquiere un sentido pleno en la voluntad de una biblioteca tan importante para honrar a ciertos académicos que han hecho una gran contribución en la investigación, en la defensa y difusión de la historia y de las fuentes depositadas en archivos y bibliotecas. Esta riqueza tiene un ejemplo emblemático en la propia John Carter Brown Library. La iniciativa de crear este reconocimiento tuvo lugar como parte de las celebraciones por el sesquicentenario (1846-1996) de la fundación de la JCB.

La medalla tiene también un grabado muy logrado que se inspira en las antiguas alegorías de América que, desde el siglo XVI, nutrieron un imaginario cuyos elementos de exuberancia, riqueza y naturaleza se hacían visibles en impresos, pinturas, frescos y biombos. Una tierra pródiga y un navío en los que la mar océano es, y que despertaron toda clase de sueños, identidades históricas y cultura visual. La voz de la historia, especialmente la voz de la historia americana, es la que inspira, desde 1996, a la Junta de Gobernadores de la JCB a honrar, de manera muy rigurosa y selectiva, a algunos notables investigadores, unos pocos eruditos, seis, entre 1996 y 2019, el último hace nueve años, en 2011. Grandes investigadores, con méritos académicos de altísimo prestigio y cuyas significativas aportaciones en el estudio de la historia, la enseñanza, la difusión y la protección de fuentes bibliográficas y documentales los hicieron merecedores de muy diversos reconocimientos. Su bibliografía en conjunto formaría una nutrida colección de primer orden: en 1996, David Beers Quinn (1909-2002); en 1999, Felipe Fernando-Armesto (1950- ); en 2002, José Amor y Vásquez (1921-2018); en 2006, Norman Fiering (1935); en 2008, Thomas R. Adams (1921-2008) y en 2011, Gordon Wood (1933), una pléyade de grandes humanistas.

En 2020, la Junta de Gobernadores de la Biblioteca John Carter Brown honró a la Dra. María Isabel Grañén Porrúa, séptima en ese distinguido grupo y primera mujer en esa lista de alto honor. En las consideraciones que da a conocer la biblioteca para otorgar este reconocimiento señala que en su reunión de febrero en Los Ángeles, la Junta de Gobernadores1 votó unánimemente para otorgar la Medalla JCB 2020 a la Dra. María Isabel Grañén Porrúa, doctora en Historia del Arte por la Universidad de Sevilla, en reconocimiento por su extraordinaria formación académica, su liderazgo en instituciones culturales que apoyan archivos y bibliotecas, y su papel en valorizar el conocimiento comunitario en su natal México.

Ese párrafo sintetiza una labor de muchos años de la Dra. Grañén Porrúa en favor de las bibliotecas y los archivos de México, en la realización de innumerables iniciativas para el estudio y la difusión de la historia de México, sus regiones y sus culturas, así como en el despliegue de sus propios proyectos de investigación como experta en la historia del libro, de la imprenta en México en el siglo XVI, y en la propia identificación de acervos y fuentes de inconmensurable importancia y riqueza para la investigación con perspectiva histórica en nuestro país.

*

En 1996, mientras la Biblioteca John Carter Brown celebraba en Providence el 150 Aniversario de su fundación, con la medalla otorgada a David Beers Quinn, con una publicación que haría historia: I found in JCB, sesenta ensayos de otros tantos investigadores –y, por así decir, con una fiesta de la cultura, la memoria, la historia y la investigación–, en Oaxaca, gracias a una iniciativa del maestro Francisco Toledo, se publicaba el primer número de la revista Acervos. En ese primer ejemplar de Acervos, la Dra. María Isabel Grañén Porrúa daba cuenta de una hazaña intelectual: la Biblioteca Francisco de Burgoa. El impulso que ese proyecto daría a la imaginación y a la fuerza creativa de la Dra. Grañén Porrúa galvanizó un espíritu intelectual y la herencia cultural de una estirpe ligada al mundo de los libros, con una visión que modificó de raíz el sentido de las cosas en la carrera previsible de una estudiosa dedicada a la historia del arte. Del trabajo académico a la multiplicación de las tareas para propiciar que las cosas pudieran cambiar en la protección, defensa y difusión del patrimonio bibliográfico y documental en México.

Apenas dos años antes, en 1994, la Dra. María Isabel Grañén Porrúa asistió a la Biblioteca John Carter Brown bajo los auspicios del Fondo Maria Elena Cassiet Travel para investigadores de América Latina, con el objetivo de continuar sus investigaciones sobre el impresor Juan Pablos, que años más tarde daría lugar al extraordinario libro: Los grabados en la obra de Juan Pablos: primer impresor de la Nueva España, 1539-1560, editado por el Fondo de Cultura Económica. No podía imaginar entonces la joven investigadora que ese vínculo inicial con la JCB daría lugar a proyectos comunes, y que, tras muchos años de una labor ininterrumpida en favor de los archivos y las bibliotecas de México, se reconocería su gran contribución a la cultura con una medalla, con una distinción honorífica tan importante como merecida.

La JCB también recuerda que la Dra. María Isabel Grañén Porrúa fue reconocida en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara en el año 2012, cuando se le rindió el prestigiado Homenaje al Bibliófilo, honor que han recibido, entre otros, Elías Trabulse, José Luis Martínez, Adolfo Castañón, Andrés Henestrosa y Juan Pascoe.

Lo que nos llena de orgullo y emoción es que entre las principales consideraciones de la Junta de Gobernadores para otorgar este máximo honor a la Dra. María Isabel Grañén Porrúa, es que preside la asociación civil Apoyo al Desarrollo de Archivos y Bibliotecas de México, que desde el año 2003 ha realizado una gran cantidad de proyectos a lo largo y ancho del país, en favor de la cultura, la memoria y la historia de México.

Felicito de la manera más cariñosa a la Dra. María Isabel Grañén Porrúa por poner en alto el nombre de México, por saber hablar al pasado y, sobre todo, por saber escuchar sus enseñanzas.

1 Rolena Adorno, Olivier Berggruen, Antonio Bonchristiano, Sylvia E. Brown, Timothy C. Forbes, Paul R. S. Gebhard, Joseph Meisel (Brown University Librarian, ex officio), Gilbert C. Meister, Christina H. Paxson (Brown University President, ex officio), Pamela Reeves, Matthew Restall, David Rumsey, Neil Safier (JCB Director, ex officio), Clinton I. Smullyan, Jr., John Stuart, William Twaddell, Chairman.


Novena edición del Congreso sobreLenguas Otomangues y Vecinas: COLOV-IX

Los días 20, 21 y 22 de abril del presente año, se llevó a cabo la novena edición del Congreso sobre Lenguas Otomangues y Vecinas en memoria del maestro Francisco Toledo y su labor por las lenguas oaxaqueñas. Esta edición reunió a seis conferencistas magistrales y 120 especialistas académicos y comunitarios procedentes de Italia, la India, de Estados Unidos y México para compartir los más recientes avances de sus proyectos sobre las lenguas otomangues y lenguas vecinas.

¿Qué son las lenguas otomangues?

  • La mayoría de las lenguas indígenas habladas en Oaxaca pertenecen a esta familia lingüística.
  • Las lenguas tradicionalmente reconocidas de esta familia en Oaxaca son: zapoteco, chatino, mixteco, amuzgo, triqui, cuicateco, chocholteco, mazateco, ixcateco y chinanteco.
  • Son lenguas tonales en las que la altura de la voz puede distinguir una palabra de otra.
  • Descienden de una lengua antigua (el hipotético “protootomangue”) que se hablaba hace varios milenios en un área extensa.
  • Los hablantes de esta lengua antigua participaron probablemente en la domesticación de varias plantas (maíz, frijol, aguacate, etc.).
  • Las lenguas mixe, zoque, huave, nahuatl y chontal de Oaxaca no pertenecen a esta familia, pero son sus vecinas.

El COLOV se ha caracterizado, desde sus inicios, por ser no solo un evento académico, sino también un encuentro cultural. Por ello, en el marco de la novena edición se inauguró en la Biblioteca de Investigación Juan de Córdova la exposición “Francisco Toledo y su labor por las lenguas oaxaqueñas” –curada por Demián Ortíz, del área de exposiciones de esta biblioteca– que repasa la extensa y constante actividad, pero también el cariño que tuvo el maestro hacia las publicaciones en lenguas indígenas.

Asimismo, se ofreció un concierto en lengua zapoteca por la “Trova zapoteca istmeña”. En la inauguración del COLOV-IX estuvieron presentes la Dra. María Isabel Grañén Porrúa, presidenta de la Fundación Alfredo Harp Helú Oaxaca, el Mtro. Víctor Cata de la Secretaría de las Culturas y Artes de Oaxaca, el Dr. David García Pérez, director del Instituto de Investigaciones Filológicas de la Universidad Nacional Autónoma de México), el Dr. Quetzalcoatl Orozco, coordinador académico de la Unidad de Extensión Universitaria UNAM-Oaxaca, el Dr. Pedro Cardona de la Universidad Autónoma de Querétaro y Sara López Ellitsgaard de Amigos del IAGO y del CFMAB A. A.

Los tres días del congreso iniciaron con conferencias magistrales. En la primera jornada los asistentes disfrutaron de las conferencias magistrales “Racadxiiña xti diidxaza. Labores comunitarias motivadas por el diidxaza”, a cargo de la Dra. Gabriela Pérez Báez de la Universidad de Oregón y el maestro Víctor Cata de la Secretaría de Culturas y Arte de Oaxaca; en este espacio ambos ponentes dieron a conocer un proyecto comunitario desarrollado en el Istmo para el registro lingüístico botánico de la región por medio de la recopilación sistemática de las denominaciones utilizadas y los usos para la flora del lugar.

Posteriormente, se presentó Purvi Shah, directora del proyecto StoryWeaver de la editorial Pratham Books, con sede en Bangalore, India, quien expuso “The role of platforms, open licenses and communities in creating hyperlocal digital children’s libraries in indigenous languages”, un proyecto fabuloso que, de forma gratuita, pone al alcance del público en general libros infantiles producidos en línea por traductores de lenguas indígenas.

El segundo día, el Dr. Cristiano Tallè, profesor de la Università degli Studi di Sassari, e investigador en antropología cultural y etnolingüística, nos compartió la conferencia “Lengua- tierra. Sobre la denominación de la tierra en huave-ombeayüts y la ecopolítica de las lenguas indígenas en tiempos de crisis ecológica global”. Fue así como el investigador italiano hizo un recuento sobre los 20 años de investigación de campo que ha realizado en San Mateo del Mar sobre la relación existente entre la lengua ombeayiüts y el medio ambiente, en otras palabras, sobre cómo la lengua moldea la forma de concebir a la naturaleza. Luego, en la segunda ponencia del día, el Dr. Alejandro de Ávila Blomberg, director del Jardín Etnobotánico de Oaxaca, dictó la conferencia “Francisco Toledo y las voces del maíz” con la cual nos compartió cómo la planta del maíz, invento mesoamericano –y probablemente por parte de hablantes de la lengua ancestral de las actuales lenguas otomangues de Oaxaca–, fue una fuente de inspiración muy importante para la obra del maestro Toledo.

En el último día del congreso, el ciclo de conferencias magistrales se cerró con la charla “La lingüística entre filosofías e ideologías: la investigación sobre el huave del Istmo oaxaqueño”, impartida por el Dr. Maurizio Gnerre de la Università “L’Orientale” di Napoli; conferencia que nos hizo ver las distintas formas en las que se ha llevado a cabo la investigación lingüística en diferentes países, también se pudo vislumbrar la concepción del investigador externo que llega a las comunidades.

Durante los tres días del congreso en el Centro Cultural San Pablo, los 120 ponentes expusieron sus estudios en 18 mesas. En dichas mesas se compartieron temas sobre la lingüística descriptiva, la lingüística histórica, la filología de textos de la época colonial, la enseñanza de las lenguas indígenas, la revitalización de lenguas en peligro de desaparición, estrategias para el fortalecimiento de las lenguas indígenas, la antropología lingüística, la documentación lingüística y la literatura contemporánea.

El COLOV se lleva a cabo en Oaxaca desde 2006 de manera bianual gracias a la generosa aportación de la Fundación Alfredo Harp Helú Oaxaca. La novena edición estaba prevista para 2020, sin embargo, por el confinamiento tuvo que ser pospuesta hasta este año. La preparación y la logística de este tipo de eventos implican mucho trabajo, para lo cual se contó con un gran equipo en el que participó, sobre todo, personal de la Biblioteca de Investigación Juan de Córdova de la FAHHO bajo la coordinación de Elodia Ramírez Pérez. El comité organizativo agradece además a la familia del maestro Toledo, al Centro de las Artes de San Agustín, a los Amigos del IAGO y del CFMAB, a la UNAM, a través del Instituto de Investigaciones Filológicas, de la Unidad de Extensión Universitaria y del Posgrado de Estudios Mesoamericanos, a la Secretaría de Cultura del Estado de Oaxaca, a la Universidad Autónoma de Querétaro y al Café La Brújula por su importante aportación al COLOV-IX.


Los que leyeron lo que nunca se escribió

Xi nga. Ti berendxinga.
Xi runime. Ruundame ne ñeeme.
Nga ya’, xi nga. Xiringa’ xti’ ñoou’ Minga.
¡Jaque ziuula’ doo xqui’lu’ nja!
¿Qué es eso? Es un grillo.
¿Qué hace? Canta con las patas.
¿Y aquello qué es? Es la jeringa de tu tía Dominga.
¡Qué tripa más larga tienes!

Ahora que estamos evocando la memoria del maestro Toledo en este espacio, traigo el fragmento de un juego de palabras, de preguntas y respuestas que me proporcionó y que tiene que ver con los niños que quieren saberlo todo. De los niños que no se cansan de preguntar, nosotros los juchitecos decimos que tienen la tripa larga: tienen una curiosidad sin fin, interminable, como las palabras mismas, diidxa’ qué rirá. La palabra no se acaba, es eterna.

En una ocasión, el maestro Toledo me mandó un texto de voz donde decía:

Yo tengo una fijación por la lengua zapoteca: es la lengua de mi padre, de mi madre, de mis cuatro abuelos, de mis tías y realmente lamento tanto que no nos la hayan enseñado, me perdí de algo que creo que hubiera sido muy muy importante en mi vida.

Quizá por eso el maestro Toledo le tuvo cariño a la oralidad, porque en esa oralidad hay un saber. Los ancianos zapotecas leyeron lo que nunca se escribió, porque el primer libro de ellos fue el cielo y sus primeras letras fueron las estrellas, la luna y el sol, por eso a los que estudiaban el firmamento les llamaron beedxe’ rigubia’ guiba’ ‘jaguar que mide el cielo’.

Cuando la poeta Natalia Toledo y yo comenzamos a trabajar en el proyecto Camino de la Iguana, lo hicimos con escasos materiales. Muchos de estos los fuimos inventando sobre la marcha. Pero desde el 2012, cuando el maestro Toledo nos apoyó, comenzaron a surgir ingeniosos materiales que contribuyen a la enseñanza no solo del zapoteco, sino de las lenguas indígenas, de una manera lúdica: las Fábulas de Esopo, por ejemplo, que han arrancado carcajadas cuando se leen en voz alta. O el disco de colores que nos permite enseñar los matices que la gentenube conoce. O el memorama y la lotería del cuerpo humano, los nombres de los animales y los números, la libreta para iluminar hecha con el diseño de un huipil de Ixtaltepec y cargado de figuras geométricas tomadas de Miguel Covarrubia, y los cuadernos con imágenes de tortugas, iguanas y xoloscuintles, el bicu xolo de los zapotecos. Y varios textos de lectura como “Luvina”, de Juan Rulfo.

Escribir en una lengua indígena es un acto de resistencia ante el olvido, pero, sobre todo, para nosotros es un deber. Hoy en día sucede un vertiginoso desplazamiento de las lenguas indígenas como el zapoteco, del que cada vez son menos los niños que lo hablan, como es la situación de los pueblos de donde eran originarios los padres del maestro Toledo, Juchitán e Ixtaltepec.

Son varios los factores que tienen que ver con el desplazamiento de las lenguas indígenas, como el económico, el educativo y el socio-cultural.

Detener el desplazamiento de los idiomas indígenas no solo se logra con la buena voluntad, sino con labores como esta, la de generar materiales de enseñanza que, aparte de ser creativos, son lúdicos. Por eso se extraña tanto al maestro, por eso se honra hoy su memoria, en este encuentro de estudiosos de las lenguas indígenas.


Francisco Toledo:Su aportación al patrimonio bibliográfico de la Biblioteca Burgoa

El artista oaxaqueño Francisco Toledo siempre destacó por su generosidad. Fue conocido por impulsar una gran cantidad de obras en beneficio de su comunidad, la mayoría, encaminadas a favorecer el acceso al conocimiento y al arte; entre las más destacadas se encuentra el apoyo que brindó a la Biblioteca Fray Francisco de Burgoa.

En su momento, Toledo estudió en la Escuela de Bellas Artes de la Universidad Autónoma Benito Juárez de Oaxaca y, años después, al enterarse de que este recinto poseía un patrimonio bibliográfico muy importante —pero en completo abandono— organizó una exposición de libros antiguos en el entonces Museo de Arte Contemporáneo de Oaxaca. Para llevar a cabo la curaduría de aquella muestra, el artista contactó a María Isabel Grañén Porrúa, historiadora del arte y especialista en la historia de la imprenta en México. Fue en octubre de 1993, hace casi treinta años, cuando esta colaboración entre Toledo y la doctora Grañén llenó de vida uno de los acervos más importantes de nuestro país.

Este primer paso los llevaría a iniciar el inventario y la organización de la Biblioteca Fray Francisco de Burgoa, proyecto que surgió gracias a la iniciativa y auspicios del maestro Francisco Toledo. Fue él quien sugirió que los libros se trasladaran al exconvento de Santo Domingo de Guzmán para que estuvieran en un recinto con las condiciones adecuadas que favorecieran su conservación; además, impulsó un taller de restauración y otro de encuadernación y comenzó a promover la consulta de los ejemplares para organizar exposiciones y generar mayores reflexiones sobre ellos.

Francisco Toledo le tenía un cariño especial a este acervo, jamás se olvidó de él, y las obras que integran la presente exposición son tan solo una parte de las donaciones que el artista hizo a esta biblioteca.

¡Nuestro cariño y agradecimiento al maestro por tanta luz que iluminó a Oaxaca!


La celebración de los 20 años de Adabi

El pasado 9 de mayo, la asociación civil Apoyo al Desarrollo de Archivos y Bibliotecas vio la llegada de su vigésimo aniversario. Esta celebración enmarcó la entrega de la presea San Rafael Guízar y Valencia a don Alfredo Harp Helú, presidente vitalicio de la fundación que lleva su nombre, y a la doctora María Isabel Grañén Porrúa, presidenta de Adabi.

Las palabras de la directora de Adabi, la doctora Stella González Cicero, refirieron a la trayectoria de dos décadas, del trabajo que es visible y apreciado por las personas externas, y del crecimiento profesional y personal de todos aquellos que forman y han formado parte de Adabi desde diversas trincheras. La trascendencia social de la institución, continuó la directora de Adabi, se ha manifestado en la confianza y el reconocimiento como punto de referencia en materia de organización y rescate del patrimonio documental.

Para exponer la labor de Adabi en los archivos eclesiásticos y proveer un marco de referencia a los invitados se presentó el video alusivo al tema, mismo que en 2022 se había exhibido ante la CXII asamblea plenaria de la Conferencia del Episcopado Mexicano cuando Adabi recibió la presea San Rafael Guízar y Valencia por parte de los obispos mexicanos. Acto seguido, tomó la palabra monseñor don Ramón Castro y Castro, secretario general de la CEM, quien sintetizó el trabajo de Adabi a favor de los archivos eclesiásticos y entregó la presea San Rafael Guízar y Valencia a don Alfredo Harp y doña María Isabel Grañén, “quienes sostienen y son el alma de esta institución […] a los cuales siempre ha caracterizado la filantropía y el amor en un compromiso ineludible con México”.

Para agradecer la presea, la presidenta de Adabi evocó la presencia del maestro Jorge Garibay, otrora coordinador de Archivos Eclesiásticos y quien estuviera en aquella reunión en donde Adabi se convertiría en un momento estelar para México, en referencia a la obra de Stephan Zweig, Momentos estelares de la humanidad.

Por su parte, don Alfredo Harp inició su discurso con la reflexión de que cada día se levanta con “la intención de hacer algo bueno por México y por los demás”, recordando también la tarde en la que Adabi fue creada, un momento en el que todos los involucrados manifestaban la misma vocación de ayuda. Agradeció a monseñor Castro la distinción hecha a ambos con la entrega del reconocimiento de la CEM, afirmando que las bendiciones son bienvenidas y necesarias, pero que también es necesario un capital para poder emprender cualquier trabajo de la magnitud como el que emprendió Adabi. Como corolario de sus palabras añadió: “Adabi es un ejemplo de que sí se puede”, apreciando que dos décadas después se ha logrado transformar “una cara maravillosa de México”.

Para saber más: https://www.youtube.com/watch?v=tBAn4l2RnA4&t=13s


De cara al futuro

Es inmensamente triste ver cómo la naturaleza nos está
hablando y los humanos no escuchamos.
Victor Hugo

Cada 5 de junio se celebra el Día Mundial del Medio Ambiente; una fecha que busca generar conciencia sobre los efectos negativos que la acción humana está ocasionando sobre el planeta desde hace varias décadas. No obstante, este es un día que deberíamos celebrar siempre, con cada acción y gesto, para reducir la crisis ambiental que se vive actualmente.

Una buena forma de hacerlo es enseñando a los niños y niñas la importancia de cuidar la Tierra y sus riquezas naturales. Una vida más ecológica y sostenible, es decir, en equilibrio con la naturaleza, es la nueva propuesta que se está desarrollando en el presente para construir un entorno más amigable.

El futuro comienza ahora mismo a partir de iniciativas que ayuden a cambiar las cosas y, aunque el trabajo a realizarse es inmenso, cada acción es importante. A lo largo de 16 años, la BS Biblioteca Infantil de Oaxaca, y con ella toda la Red de Bibliotecas Infantiles BS, se ha sumado a estas iniciativas y movilizaciones mediante un programa de actividades pensadas especialmente para niños, con el objetivo de hacer conciencia sobre los problemas ambientales, pero mayormente para proponer y modificar hábitos de la vida diaria que contribuyan a reducir la huella humana sobre el planeta.

Recientemente, en el mes de mayo, se programó una cartelera denominada “De cara al futuro: Actividades informativas y didácticas en pro de la ciencia y el desarrollo sustentable”, una iniciativa con la que se pretende consolidar una formación continua y práctica para que los niños reconozcan las diversas problemáticas que atañen al medio ambiente y, al mismo tiempo, para proponer soluciones que a largo plazo impacten en la huella ecológica.

Una de las dificultades que recientemente está viviendo la ciudad de Oaxaca y sus alrededores es cómo procesar las toneladas de basura generada todos los días. Compostear los residuos inorgánicos es una excelente alternativa: además de eliminar y reciclar este tipo de restos, se reduce la cantidad de residuos sólidos, mejora la fertilidad de los suelos y se evitan problemas de contaminación ambiental.

En respuesta a esto, se gestionó el taller de Lombricomposta y Huertos urbanos, dos actividades complementarias en las que, aprovechando los desechos orgánicos, y con ayuda de la lombriz roja californiana, se genera un abono rico en nutrientes, mismo que se utiliza para cultivar verduras, hortalizas, hierbas o frutas.

Otro tema de interés son las abejas y su importancia como polinizadores. A partir de una infografía y un taller con apicultores, se divulga información sobre las abejas meliponas, una especie de abeja sin aguijón, productoras de miel y encargadas de polinizar plantas nativas, árboles y arbustos.

Es justo a través de este trabajo vivencial y de divulgación que la BS busca que niñas y niños incorporen aptitudes para resolver poco a poco los problemas ambientales y del entorno que los rodea. Estamos seguros de que estas pequeñas acciones repercutirán en el futuro, en la educación ambiental de las generaciones venideras y en las formas de relacionarnos con el planeta.

A los adultos nos corresponde acompañar a las infancias en estos procesos y reconsiderar nuestra relación con el entorno partiendo de hábitos sostenibles que recuperen el equilibrio natural del medio ambiente. Así que celebremos el Día Mundial del Medio Ambiente, pero no solo un día al año, si no todos los días con pequeñas acciones que sumen.


“Árbol… es”

Aparecieron sobre la faz de la Tierra hace millones de años y han sido testigos de la aparición y extinción de numerosas especies; presenciaron la llegada de los homínidos y de los distintos linajes que llevaron al surgimiento del Homo sapiens, nuestra especie.

Los árboles suministran alimento en forma de frutos y semillas y son fuente de remedios contra enfermedades; proveen de madera y son responsables de la captura del carbono del medio ambiente; mejoran la calidad de los suelos y son protagonistas indispensables en el ciclo del agua; gracias a ellos y a sus extensas raíces es posible la existencia de complejos ecosistemas que se encuentran en todos los rincones del planeta, y que son el hogar de numerosos seres vivos.

A lo largo de los siglos, los árboles también han sido objeto de culto por parte del hombre y sus diversas culturas, considerándolos un refugio físico y espiritual, a su sombra se ha creado una larga tradición mítica, religiosa y simbólica, donde se ha representado la vida del cosmos, el poder, la generación y regeneración de la vida. En suma, los árboles constituyen organismos complejos y generosos que acogen y dan vida.

Por otro lado, continuando con su misión bde conservar, exhibir y difundir colecciones filatélicas y postales, el pasado mes de marzo, el Museo de la Filatelia de Oaxaca inauguró la exposición “Árbol es árboles: los árboles en la filatelia mundial”, resultado de la colaboración entre el Mufi y el Instituto Tecnológico del Valle de Oaxaca, en coordinación con el M. C. Rodolfo Alfredo Hernández Rea.

La muestra se conforma por nueve núcleos temáticos en los cuales se describen 286 especies distintas de árboles de todo el mundo agrupadas en 196 géneros botánicos. En estas se enumeran las características de cada especie y los beneficios que aporta, los naturalistas, botánicos y científicos que les dieron nombre, además de sus representaciones culturales y simbólicas, todo ello contado mediante más de 400 materiales filatélicos de la colección del Museo, que incluye, además, sobres de primer día de emisión, bloques y una gran diversidad de timbres.

En diferentes culturas y momentos de la historia, el árbol ha sido considerado un símbolo de gran relevancia, al punto de ser ratificado por distintos países como emblema nacional; recordemos, por ejemplo, el cedro del Líbano, representado en el timbre libanés del 2017. En el caso de México se cuenta con el ahuehuete, árbol nacional desde 1921 y emblema desde 1521, cuando a su sombra lloró el conquistador Hernán Cortés al aceptar su derrota ante el pueblo mexica, en el episodio conocido como “La Noche Triste”. Otro ahuehuete representativo es el que se encuentra en Santa María del Tule, Oaxaca: se calcula tiene más de dos mil años de antigüedad; este árbol lo podemos apreciar en el timbre de México de 1985, en conmemoración del IX Congreso Forestal Mundial.

El baobab –árbol sagrado para algunos países de África y árbol nacional de Senegal– era considerado, según un antiguo mito africano, el más hermoso del planeta, por lo que los dioses, cautivados por su esplendor, le otorgaron el don de la inmortalidad; pero esto provocó que el baobab se volviera soberbio y vanidoso a tal grado que llegó a desafiar a los dioses. Como castigo, fue arrancado de la tierra y plantado al revés, así como toda su descendencia, lo cual explica la forma tan particular que posee. Más allá del territorio mítico, este árbol, del género Adansonia, fue una preocupación muy particular del Principito, personaje del célebre libro de Antoine de Saint-Exupéry: todas las mañanas, al limpiar su asteroide, debía arrancar los pequeños baobabs ocultos entre las rosas para evitar que estos crecieran desmesuradamente y pusieran en riesgo a su pequeño planeta. Esta especie la podemos apreciar en un timbre de 1966 de Senegal.

A lo largo de la historia, el árbol ha sido representando un sinnúmero de veces en diversas expresiones artísticas, por ejemplo, en las obras de Giuseppe Arcimboldo (1527-1593), pintor italiano conocido por
la serie teste composte ‘cabezas compuestas’, en la que utiliza distintos elementos para crear una cabeza con la parte superior de un busto con gran originalidad. Arcimboldo realizaba representaciones del rostro humano a partir de flores, ramas, frutas, plantas, animales y diversos objetos. Su pintura Invierno la podemos observar en un timbre italiano de 1997. Otro ejemplo es la obra Ahuehuetes de Chapultepec, del pintor mexicano, y miembro de la Sociedad Mexicana de Historia Natural, José María Velasco (1840-1912) quien hizo un registro patrimonial de las especies de plantas y animales de la cuenca de México durante la segunda mitad del siglo XIX. Podemos apreciar su obra en el timbre de beneficencia (no postal) del 2013.

Como parte de la exposición se presentan dos instalaciones de la artista Perla Layú. En la instalación botánica Plumeria, Perla suspende más de dos mil semillas de la especie arbórea Plumeria rubra, las cuales, de manera delicada y sutil, simbolizan el momento en el que las semillas se dispersan en búsqueda de sitios adecuados para germinar. Por otro lado, la instalación audiovisual Voz natura nos invita a detenernos por un momento para ver y escuchar la voz de las plantas, las montañas y el agua, y entender el lenguaje de la naturaleza: un mensaje poético y literal sobre la importancia de la flora y fauna.

La exposición “Árbol es árboles: los árboles en la filatelia mundial” busca contribuir al conocimiento de un conjunto de árboles que han llegado a ser elementos vitales para los pueblos debido a su importancia ambiental, cultural, económica e histórica.

Al término del recorrido sabrás qué especies arbóreas han sido elegidas por distintos países para representar en sus timbres y que estos viajen a través del mundo.


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