Exposición “Las vías del progreso” en el Archivo General del Estado de Oaxaca. Fotografía: Eduardo González
Iniciamos este número del Boletín digital FAHHO con la noticia acerca de la elección como miembros en la Sociedad Filosófica Americana de la doctora María Isabel Grañén Porrúa, presidenta de la FAHHO, y del doctor Alejandro de Ávila Blomberg, director del Jardín Etnobiológico de Oaxaca. Este acontecimiento permite valorar las grandes y pequeñas acciones que encierra el trabajo colectivo en favor de la creación de conocimientos y experiencias socialmente útiles. Esta motivación subyace a cada una de las actividades que a continuación les compartimos.
El Museo de la Filatelia trajo la Medalla Vermeil desde Uruguay, asimismo, celebra el Día Internacional de los Museos resaltando el papel de los timbres como embajadores de la cultura. Uno de esos timbres pertenece al Centro Cultural San Pablo, que hace un llamado para continuar habitando y dando vida al exconvento aprovechando sus diversas actividades y servicios. Un claro ejemplo de ello es la labor que realiza la Biblioteca de Investigación Juan de Córdova, que rescata los testimonios escritos de las lenguas otomangues y vecinas, y sus expresiones vivas, como el rap. El Museo Textil rescata y conserva técnicas textiles ancestrales, preguntándose por el lugar de la innovación y el intercambio de técnicas entre comunidades textiles. Seguimos Leyendo se suma a la conservación de la cultura por medio de la restauración de los libros de las Bibliotecas Móviles rurales. La Librería Grañén Porrúa nos habla, en cambio, sobre libros nuevos, aquellos que surgen de Pluralia Editores y que ahora habitan los estantes de la Librería.
Por otro lado, Adabi Oaxaca y el Museo Infantil de Oaxaca comparten el proceso de organización del Fondo Personal Manuel Ricardo Palacios Luna, el cual derivó en la instalación de la exposición “Las vías del progreso”. Esta unión de fuerzas es la que Adabi de México aborda como la estrategia que ha permitido su trabajo de rescate y conservación documental. Otro ejemplo es la llegada de Andares del Arte Popular al Museo de Historia Mexicana en Monterrey, para seguir apoyando y potenciando la labor de las maestras y maestros artesanos de Oaxaca.
En relación con el medio ambiente, la Biblioteca Infantil de Oaxaca presenta la lombricomposta como una opción ante la crisis de la basura en Oaxaca, mientras la FAHHO Itinerante, en colaboración con Casa de la Ciudad, fomenta el uso de la bicicleta como una alternativa ecológica de transporte para todos.
Deseamos que al leer estos textos te motives, como todo el equipo de la FAHHO, a contribuir al enriquecimiento cultural y ecológico de Oaxaca con las acciones más simples que, sumadas unas con otras, pueden alcanzar grandes resultados.
La doctora María Isabel Grañén Porrúa y el doctor Alejandro de Ávila Blomberg en el Claustro del Centro Cultural San Pablo. Fotografía: Acervo de Comunicación FAHHO
La Sociedad Filosófica Americana (APS por su nombre en inglés, American Philosophical Society) anunció la incorporación de la doctora María Isabel Grañén Porrúa, presidenta de la Fundación Alfredo Harp Helú Oaxaca, en la categoría de Artes y políticas públicas, y del doctor Alejandro de Ávila Blomberg, director del Jardín Etnobiológico de Oaxaca, en la categoría de Matemáticas y ciencias físicas.
El pasado viernes 16 de mayo, durante una conferencia de prensa en el Claustro del Centro Cultural San Pablo convocada para anunciar esta incorporación, la doctora Grañén Porrúa expresó que este ingreso a la APS significa que la Asociación ha dado seguimiento al trabajo social que ha desempeñado en la Fundación Alfredo Harp Helú Oaxaca, Adabi de México y la Biblioteca Francisco de Burgoa de la UABJO.
“Habla de un trabajo que se ha venido haciendo con mucha constancia, con mucho seguimiento y siendo muy sensibles a nuestro entorno, abriendo nuestro corazón, abriendo las puertas, haciendo comunidad. Un ejemplo son todos los espacios que ha creado la Fundación donde se abren las puertas para dar un respiro de paz, para reflexionar, crear juntos, pensar, sentir, aprender unos de otros”, señaló. Agregó que esta labor que realiza la FAHHO es el fruto de las enseñanzas obtenidas de maestros oaxaqueños como los artistas Francisco Toledo y Rodolfo Morales.
Por su parte, De Ávila destacó que este nombramiento “es un reconocimiento al compromiso humanitario. La Sociedad Filosófica Americana es una organización que promueve el humanismo y, en ese sentido, nos refuerza los proyectos personales que tenemos; los años que nos quedan en Oaxaca queremos destinarlos a esta misma línea de trabajo de relevancia social”.
La Sociedad Filosófica Americana fue fundada en 1743 por Benjamin Franklin con el fin de promover el conocimiento útil para la sociedad. Como el polímata que era, Franklin fue también un inventor que se oponía a las patentes, por considerar que los beneficios del conocimiento debían ser de libre acceso. Además fue un abolicionista de la esclavitud. Es por eso que el sello de la Sociedad representa a una persona indígena y a una europea acercándose a Minerva, diosa del conocimiento, bajo el lema de la APS: Nullo discrimine ʻSin discriminaciónʼ. La Sociedad fue una de las primeras instituciones en el planeta que promovió la comprensión y la empatía hacia las culturas originarias. Sus archivos y su biblioteca son uno de los acervos más extensos dedicados a las lenguas del hemisferio occidental.
La APS selecciona, por medio de una votación, a menos de cincuenta personas cada año. Los criterios se centran en la creatividad y la originalidad del pensamiento, así como en el compromiso social de las candidaturas que abarcan muy diversos campos. La APS suma hoy día menos de mil miembros, entre los que figuran las siguientes personalidades mexicanas: el historiador oaxaqueño Carlos María de Bustamante y el estudioso del pasado indígena Antonio Peñafiel (siglo XIX); el escritor Alfonso Reyes y el arqueólogo Alfonso Caso (siglo XX); en 2012 fueron seleccionados una arqueóloga, un politólogo y un economista. Con los ingresos que anunciamos aquí suman diez mexicanos como miembros de la APS.
Estas incorporaciones reconocen la trayectoria intelectual y activista de ambas personas, al tiempo en que resalta la relevancia de la gestión cultural en Oaxaca y en el país como una contribución a la sociedad global en tiempos de descomposición generalizada, “al mismo tiempo que reconoce de manera tácita el legado comunitario de dos figuras visionarias: el Maestro Francisco Toledo y don Alfredo Harp Helú”, como señaló el director del Jardín Etnobiológico.
Cuando entramos a un edificio antiguo, nos preguntamos cuántas situaciones ajenas a las nuestras habrán vivido quienes lo habitaron siglos atrás. En ocasiones también nos inquieta cómo serían esas personas, e incluso imaginamos cómo se relacionarían entre ellas.
Ya son casi catorce años desde que el exconvento de San Pablo, ubicado en el centro de la ciudad de Oaxaca de Juárez, volvió a la vida después de largos años de haber permanecido en un olvido profundo, que en sí mismo es lo que verdaderamente significa morir. Gracias al esfuerzo y la dedicación inigualable de la Fundación Alfredo Harp Helú Oaxaca, una parte original del convento fue rescatada y, tras la correspondiente investigación y trabajos exhaustivos, la esencia del conjunto arquitectónico original surgió de nuevo: los muros, los patios, las arcadas, las escaleras; todo comenzó a respirar una vez más. Esta vez con las adiciones que se desprendieron de una visión contemporánea de la arquitectura que respetó, en todo lo posible, aquel primer claustro dominico. El corazón del edificio volvió a latir: comenzó a albergar vida una vez más.
¿Y a qué nos referimos con “vida”? Pues a la que le dan a este espacio quienes hoy circulan en todas sus áreas, personas que con su propia existencia lo animan. También, y muy especialmente, nos referimos a todos los proyectos que se generan en su interior y que promueven aspectos esenciales para la vida, no solo en Oaxaca, sino en México y en este planeta.
Y es que, desde que inició esta nueva etapa en su historia, el Centro Cultural San Pablo ha albergado proyectos de diversa índole, pero todos relacionados con la esencia de lo humano: proyectos de investigación y proyección académica, de conservación de las culturas milenarias de nuestros pueblos, de promoción del arte en sus múltiples manifestaciones, de impulso a la lectura y al desarrollo humano de las personas, de cuidado del medio ambiente y de la salud. Efectivamente, de todo eso está hecha la vida de nuestro Centro. Porque, si bien es cierto que nuestro edificio invita a ser visitado por cada uno de sus rincones con el solo fin de gozar de un momento de solaz, la verdadera vida se la dan las personas que han hecho de él un lugar de encuentro: los hablantes y estudiosos de lenguas originarias, los usuarios frecuentes de sus bibliotecas y exposiciones, losmelómanos que cada noche de jueves no se pierden uno solo de los conciertos que ofrece la Fonoteca, los participantes en todas las actividades y talleres que se realizan diariamente, los amantes de la tranquilidad de sus patios y… todas, todas las personas que casualmente llegan a pasar por aquí.
Esta es la nueva historia que todos estamos escribiendo con nuestras propias vidas y aportaciones personales en cada proyecto en el que participamos y en cada visita que hacemos a “San Pablo”, como coloquialmente le llamamos. Solo lo que vive puede seguir construyendo una historia: solo nosotros, por medio de nuestra propia vida, podemos seguir escribiendo y reconfigurando la historia de Oaxaca. ¿Cuándo fue la última vez que acudiste a una de sus exposiciones, o a cualquier otra de sus actividades culturales? ¿Sabes dónde puedes consultar la agenda de todo lo que aquí ofrecemos para tu crecimiento personal? Si has llegado hasta este punto, seguro has leído ya este boletín en otras ocasiones. De cualquier modo, para consultar las actividades diarias del Centro Cultural San Pablo y de todas las filiales de la FAHHO, puedes acceder a: https://bit.ly/agefahhojun25. Y si tienes la inquietud de agendar una visita escolar o grupal, puedes solicitarla a: visitas.sp@fahho.mx o marcar al 951 501 88 00 extensión 555
Sigamos generando vida. Sigamos haciendo historia.
Rap en el Congreso sobre Lenguas Otomangues y Vecinas. Fotografía: Acervo BIJC
El Congreso sobre Lenguas Otomangues y Vecinas (COLOV) se ha perfilado, desde su inicio en 2004, como la reunión bianual más importante para aquellos que estudian, promueven y defienden las lenguas originarias de Oaxaca y las regiones aledañas. Desde 2006 se celebra en la ciudad de Oaxaca, lo que facilita la participación de los hablantes de estas lenguas; esta característica sin duda ha aportado a la relevancia del evento. En cada edición especialistas y activistas se reúnen para intercambiar resultados de investigaciones o proyectos sociales, así como para disfrutar juntos de eventos culturales en los que las lenguas ocupan un lugar destacado. También la décima edición del congreso volvió a este esquema. En la tarde del primero de mayo se inauguró la exposición “Tacu Ñudzavui. La escritura mixteca del Virreinato al Porfiriato”, una muestra de los textos escritos en mixteco que se produjeron entre 1567 y la Revolución. Compuesta por ejemplares del acervo de la Biblioteca de Investigación Juan de Córdova, incluyó rarísimos y singulares ejemplares, como la Doctrina christiana en lengua misteca, de fray Benito Hernández (1567), en sus dos ediciones: en la variante de Achiutla y en la variante de Teposcolula; la primera edición de la Traduccion de el cathesismo castellano del P.M. Gerónimo de Ripalda de la Compañía de Jesús en el idioma mixteco, por Antonio González (1719); y el Catecismo de la doctrina cristiana escrito en lengua mixteca de Casiano Palacios (1896) de Chalcatongo, impreso en la ciudad de Oaxaca. También incluyó manuscritos, como la única pieza sobreviviente de la tradición de teatro litúrgico en mixteco. Entre ellos también figuró el testamento de Francisco de Sandobal de San Francisco Nundacaa (Tecomaxtlahuaca) de 1667. Este documento es una muestra del uso cotidiano de la escritura alfabética a cargo de escribanos comunitarios en la administración de las comunidades: escribir en mixteco era algo muy común, pero esta tradición llegó a su fin alrededor de la independencia de México. La muestra finaliza con las primeras publicaciones de la poesía mixteca de Abraham Castellanos (1906 y 1908) y nos recuerda que los mixtecos siempre han escrito y leído, aunque, según la época, con fines y públicos distintos. En el sitio https://www.iifilologicas.unam.mx/satnu/items/browse?-tags=Mixteco podemos consultar, en formato digital, más de 330 de estos documentos administrativos escritos en mixteco entre 1571 y 1810.
El día 2 de mayo, las lenguas vivas sonaban en el concierto cuatrilingüe del reconocido rapero mixteco Una Isu — el nombre artístico de Miguel Villegas Ventura nacido en San Miguel Cuevas (Nuu Yuku), pero radicado desde sus 7 años de edad en Fresno, California— y del rapero triqui Carlos CGH —originario de San Juan Copala—, quienes desde el fuerte arraigo en sus culturas llaman a la conciencia sobre la realidad diaria de la población indígena de México, buscando abrir nuevos espacios para sus lenguas.1 Una Isu ganó notoriedad con su rap triligüe Mixteco en un lenguaje, de 2012, pero toda su obra se caracteriza por un estilo de rap melódico y down-tempo con impactantes textos que refieren a su vida personal como migrante mixteco, incluyendo su redescubrimiento de la lengua mixteca https://www.reverbnation.com/unaisu?popup_bio=true. A lo largo de su carrera, Una Isu ha buscado la colaboración con raperos y músicos, primero desde su entorno inmediato en el Valle de San Joaquín, y posteriormente desde la toma de conciencia —cada vez más marcada— de la lucha internacional por las lenguas minoritarias y por los migrantes. Su afortunado encuentro con el rapero Carlos CGH, quien desde Copala pone en alto la lengua, cultura e identidad triqui, enriquece la escena de los raperos de la Mixteca.
Para que el lector pueda conocer y deleitarse con esta rica colaboración mixteco-triqui, compartimos aquí el enlace para acceder a Tsákuu yìì va ndyi, una reciente producción realizada en colaboración con el Dj Ñañi: https://www.youtube.com/watch?v=6W53ydh0ZOs.
Durante el evento se reservó un espacio para conmemorar al rapero zapoteco Rosty Bazendu (Vicente Ramírez Santiago), asesinado el 30 de julio de 2024 en la colonia José Gregorio Meléndez en Juchitán. Desde su primera canción zapoteca en 2011 (Gutaná, premio CaSa 2012), el rapero Rosty fue un gran defensor de la lengua zapoteca y su tarea se centró en llevarla a los nuevos espacios dominados por la juventud. Que descanse en paz, Rosty.
¿La innovación está peleada con la tradición? ¿En qué momento se pierde un tejido o bordado tradicional al incluir nuevos diseños o agregar motivos donde no los había? ¿Hasta dónde está permitida la integración de nueva iconografía sin perder la esencia de lo tradicional? Estas son algunas inquietudes en las poblaciones textileras de diferentes partes del mundo.
A finales de 2022 el Museo Textil de Oaxaca y el colectivo Dill Yel Nbán – Colectivo Serrano prepararon la exposición “Lhall xallona llun lliu´tuse, llunen lliu walh / Vestir también es un territorio de lucha”, una muestra con miras a presentarse posteriormente en Yalálag y San Melchor Betaza. A finales de 2024 la exposición viajó a Villa Hidalgo Yalálag, y es así como nació la inquietud en los artistas que conforman el Colectivo Serrano y otras tejedoras por aprender a crear motivos en el telar, debido a que el trabajo que realizan en la comunidad es solo tejido de tafetán o sencillo con una variante en la textura con el tejido relevado, que adornan a la altura de los hombros.
En abril de 2025 viajamos a Villa Hidalgo Yalálag, una población ubicada en la Sierra Norte del estado de Oaxaca, y que posee una tradición de tejido en telar de cintura y bordado de flores de colores en punto satín. La finalidad de esta visita era realizar un taller a raíz de la inquietud de las maestras del telar por crear diseños en los lienzos del huipil, tal como lo hacen en Villa Talea de Castro, San Juan Yaaé y muchos otros pueblos de Oaxaca. El taller se llevó a cabo en el barrio de Santiago con el apoyo y gestión de las integrantes del Colectivo Serrano y demás habitantes del barrio. Durante una semana conocieron y practicaron el tejido brocado, técnica que consiste en agregar una trama de color por cada trama estructural, contando los hilos de urdimbre que darán forma a estrellas, rombos, grecas, aves y muchos diseños más. Las artistas del telar eligieron colores para dar forma a una figura particular: la cruz de Yalálag, motivo que las acompaña por medio de la joyería que adorna el huipil y que baila con ellas al compás de los sones y jarabes en las fiestas del pueblo.
El primer día practicamos la técnica de teñido con añil, para ello conocieron el proceso de preparación del concentrado, características del tinte, métodos de tinción y resguardo del tinte. Todo ello se llevó a cabo siguiendo el método que se practica en Santiago Niltepec. El MTO proporcionó el material necesario para esta actividad, como el pigmento y demás ingredientes para preparar el concentrado, así como las madejas de algodón para cada participante. Algunas participantes llevaron los hilos con los que suelen trabajar y que les servirán para tejerse bellos huipiles. Todo esto no sería posible sin el apoyo de la Fundación Alfredo Harp Helú Oaxaca, que alberga e impulsa cada proyecto que realiza el MTO dentro y fuera de las instalaciones.
Asimismo, la colaboración entre las artistas fue un apoyo importante para quienes se acercaban al telar por vez primera. El conocimiento y la experiencia de las maestras ayudó en este primer tejido que, sin duda, será motivo para crear nuevas piezas que llegarán al mercado. Así que las maestras Carmen Bollo y Ana Bautista ayudaron a preparar los telares de Juana, Yovanna y Janet, quienes apenas comenzaban a tejer.
En la comunidad hay diversos oficios en el textil: bordadoras, tejedoras y empuntadoras, por lo que el grupo de participantes fue muy diverso. Algunas compañeras se acercaron a la actividad por la inquietud de “ver de qué se trataba el taller”, tal como cuenta Elidia Millán: “Yo estaba indecisa, porque no soy paciente, pero me motivé más y me gustaría seguir aprendiendo”. Juana Inés Limeta nos compartió lo siguiente: “Por mi parte, me gustaría que se impartieran más cursos para mis compañeras. En lo personal, no me dedico a esto, pero fue un gusto aprender a tejer y hacer nuestra cruz de Yalálag”. Brenda Martínez nos dijo: “Me siento muy contenta porque nos enseñaron algo muy diferente a lo que estamos acostumbradas a hacer, nos cuesta trabajo llevarlo a cabo, pero estoy segura de que si seguimos practicando en casa vamos a ir mejorando”.
El resultado fue un grupo dinámico y ávido por experimentar el brocado y crear nueva iconografía para acompañar y aderezar al bello ramillete de flores bordadas con hilos multicolor. Esperamos y deseamos que Dafne, Eliza y Lizette —de 7, 4 años y 3 meses de edad, respectivamente—, quienes acompañaron a sus mamás en el taller, tengan un motivo de orgullo e inspiración para continuar con el legado, y que el tejido en telar de cintura se renueve y continúe con las nuevas generaciones.
La organización del Fondo Personal Manuel Ricardo Palacios Luna fue realizada por el equipo de Adabi Oaxaca durante los últimos años. Está compuesto por 40 cajas con documentos, 7 cajas con libros y revistas, 2401 fotografías y 10 objetos que dan cuenta de la gestión de Palacios Luna en la Gerencia de los Ferrocarriles Nacionales de México entre 1946 y 1952.
El archivo documental fue generado por Manuel Palacios durante las funciones que desempeñó a lo largo de su vida. A partir de sus datos biográficos pudimos establecer el cuadro de clasificación que está conformado por tres secciones, cada una subdividida en series: Catedrático, Gerente de Ferrocarriles Nacionales y Personal. La Sección Catedrático es muy pequeña y está integrada por documentos sobre la formación profesional de Manuel R. Palacios. Uno de estos atestigua, por ejemplo, que recibió sus primeras letras en la escuela Renacimiento en su natal Oaxaca de Juárez. Gracias a una entrevista con su hijo, también sabemos que a los 14 años ingresó a la Escuela Nacional Preparatoria de San Ildefonso, y que después cursó su carrera profesional en la Escuela Nacional de Jurisprudencia, acerca de lo cual se conserva su título de abogado.
En 1931 su maestro, Vicente Lombardo Toledano, le heredó la cátedra de Legislación Bancaria y de Seguros y de Trabajo por ser un alumno distinguido. Desde entonces nunca abandonaría la docencia, motivo por el que fue nombrado profesor emérito de la Facultad de Derecho en 1982.
La Sección Gerente de Ferrocarriles Nacionales es la más extensa de todo el archivo. El presidente Miguel Alemán le encomendó al funcionario llevar a cabo un ambicioso programa conocido como Plan Alemán de rehabilitación ferroviaria. La modernización planteaba principalmente el ensanchamiento de las vías férreas con rieles más pesados que posibilitaban mover trenes de mayor capacidad, con máquinas más poderosas que contemplaban la sustitución de las antiguas locomotoras de vapor por modernas locomotoras de diésel. Esta gran obra implicaba movilizar materiales, ampliar túneles, reforzar puentes, optimizar patios de maniobras, reformar talleres, construir terminales, etc. Todo ello permitiría el cumplimiento de itinerarios y horarios en beneficio de los usuarios, con importantes beneficios económicos.
La Sección Personal está integrada por expedientes sobre su vida privada como correspondencia con amistades, recomendaciones laborales, invitaciones a eventos sociales, así como su afiliación a la Sociedad de exalumnos del Instituto de Ciencias y Artes, la Asociación de Turismo en México, la Academia Mexicana del Derecho del Trabajo y la Previsión Social, etc. Aquí también se encuentran los testimonios del desempeño de otros cargos como funcionario público en la Subsecretaría del Trabajo y la Previsión Social, el Consejo Técnico del IMSS, el Senado de la República como representante de Oaxaca, la Dirección de Estadística de la Secretaría de Economía Nacional, entre otros.
El Fondo personal también contiene un apartado fotográfico compuesto por 2401 imágenes de las actividades de Manuel Palacios como gerente: sus visitas de inspección, los proyectos de infraestructura, el ensanchamiento de las vías, la introducción de nuevas máquinas, etc.
Se ha trabajado en un inventario ilustrado que ofrece información de fechas, lugares, descripciones, bibliografía relacionada, etc. Durante este minucioso trabajo fue interesante encontrar la vinculación entre las fotografías, el fondo documental y una pequeña colección de libros y revistas, especialmente con la Revista Ferronales publicada durante el sexenio de Miguel Alemán. La donación de este archivo personal también incluía varios objetos relacionados con la Gerencia de los Ferrocarriles Nacionales de México, los cuales ahora se encuentran disponibles como objetos museográficos. Gracias a la donación que realizó la familia Palacios Sierra y a los trabajos de organización y estabilización, el Fondo Personal Manuel Ricardo Palacios Luna finalmente se encuentra a disposición de los usuarios en la sala de consulta del AGEO.
Inauguración de la exposición en el Archivo General del Estado. Fotografías: Eduardo González
En la historia de los Ferrocarriles Nacionales de México, destaca la figura de Manuel R. Palacios Luna, quien dirigió la institución durante el sexenio de Miguel Alemán Valdés, ya que desde ahí impulsó el proyecto más ambicioso de modernización ferroviaria en nuestro país a mediados del siglo XX.
Ante la gran riqueza histórica encontrada entre los documentos, fotografías y objetos que conforman su archivo personal, la Fundación Alfredo Harp Helú impulsó su organización, conservación y difusión como un aporte invaluable a la historia nacional.
Resultado de este proyecto, y en memoria del destacado oaxaqueño, el sábado 3 de mayo de 2025 se realizó la inauguración de la exposición “Las vías del progreso. Manuel R. Palacios y los ferrocarriles mexicanos, 1946–1952”. Se trata de la materialización de ocho años de trabajo en la organización, estabilización, restauración y conservación del archivo personal Manuel Ricardo Palacios Luna.
Durante la inauguración de la exposición, los hijos del exdirector de Ferrocarriles Mexicanos externaron algunas palabras en memoria de su padre, y agradecieron el trabajo hecho por Adabi Oaxaca y el Museo Infantil de Oaxaca, por la ejecución del proyecto de organización y conservación del Fondo, y al Archivo General del Estado de Oaxaca por ser el lugar que dará resguardo a esta documentación.
Para Carmen Palacios Sierra considera este acontecimiento como una contribución al “rescate y resguardo de la memoria histórica […] una noble tarea que nos permite recrear una y otra vez acontecimientos y épocas pasadas con la visión de nuevas generaciones”. En este caso, los “[…] documentos y fotografías que datan de 1946 a 1952 dan testimonio de la labor de [Manuel R. Palacios] y serán vistas por tres generaciones de su descendencia: hijos, nietos y bisnietos”.
Por otro lado, Manuel Palacios Sierra recordó el momento en el que por primera vez se puso en contacto con la FAHHO para donar el acervo documental de su padre:
Con la Dra. María Isabel Grañén Porrúa, […] sostuve una conversación telefónica verdaderamente estimulante para decidir donar el acervo de mi padre […]. Agradeceré todas las veces que sea necesario a la Dra. María Isabel su invaluable apoyo para volver a darle vida a un oaxaqueño que salió expulsado de Oaxaca por la pobreza, y que hoy —gracias a todos los asistentes y a quienes conforman una larga lista de colaboradores en este proyecto—, puede estar presente de nueva cuenta en su querido estado.
Esta donación documental que hace el licenciado R. Palacios se suma a la donación, hecha en abril de 1990, de un edificio que alguna vez fuera el Hospicio de la Vega —ubicado en Privada de Reforma 103, colonia Centro—. “Dicha casona es hoy la sede del Archivo Histórico de la Ciudad de Oaxaca Manuel R. Palacios, que da albergue a documentos históricos de su ciudad natal los cuales se encontraban por aquel entonces abandonados en Cuilapam de Guerrero. Esta altruista donación le mereció ser declarado “Ciudadano distinguido”.
Manuel Palacios Sierra habló acerca de las distintas adversidades que atravesó, durante ochenta años, el archivo de su padre hasta encontrar su destino final en el Archivo General del Estado de Oaxaca. En un inicio, este cúmulo documental se encontraba.
…] en un espacio específico para ese efecto, dentro de las oficinas de mi padre en Vallarta 1, despacho 101 de la Ciudad de México, oficina donde yo también laboraba. El temblor de 1985 causó daños irreparables al edificio. Nos dieron unos días para evacuar, así que rescatamos de entre los escombros, y con el apoyo de una empleada, mi esposa y un par de trabajadores, todo lo que nos fue posible de la vida de don Manuel. En ese entonces se acordó que la persona idónea y en la que todos depositamos nuestra confianza sería doña Carmen. De esa manera, el archivo quedó durante años en custodia de nuestra madre.
Tiempo después, debido a un siniestro por agua, la documentación tuvo que ser trasladada de lugar, quedando en manos del hijo de don Manuel R. Palacios.
El día de la inauguración, Palacios Sierra propuso la donación de diversos reconocimientos y diplomas que pertenecieron a su padre, así como una colección de discos de 78 RPM con grabaciones originales de 1949: música diversa de jazz, clásica, bailable y de los albores del cine sonoro.
Las cenizas de Manuel Ricardo Palacios Luna reposan en la Ciudad de México, pero su alma está en su tierra natal; en su niñez correteando en el Barrio de Xochimilco; escuchando silbar desde un árbol del Fortín las balas de la Revolución; humedeciendo su cuerpo en el Atoyac; caminando con su padre, el artesano Gregorio Maclovio Palacios Casas, su madre, Macedonia Luna Chincoya y su mentor y tío, el obispo Mariano Palacios Silva, cuyo cuerpo yace en la Iglesia del Carmen Alto, en la que don Manuel alguna vez fue acólito.
El corazón de Manuel R. Palacios salió de Oaxaca, pero nunca dejó de latir por la tierra que lo vio nacer. Don Manuel adulto nunca olvidó su entrada en la etapa final del ensanchamiento de la vía México Oaxaca, con un presidente a un lado y un secretario de Hacienda del otro, y más arriba, muy arriba, su madre, con quien el Manuel niño viajó muchas veces en vagón de segunda clase para ir a vender alfarería a la hoy Ciudad de México.
Es aquí, en su ciudad, donde la historia de un distinguido oaxaqueño debe encontrar su paz.
Libros antes y después de ser restaurados por los integrantes de las Bibliotecas Móviles rurales. Fotografías: Acervo de Seguimos Leyendo
Todo libro guarda más que palabras, contiene más de una memoria, permite mantener el conocimiento y parte de nuestra identidad cultural. Es por eso que conservarlos constituye una forma de proteger nuestra historia.
Las Bibliotecas Móviles de la Fundación Alfredo Harp Helú Oaxaca no solo llevan historias a cada rincón a donde llegan sus ruedas; también transportan sueños, imaginación y aprendizaje por medio de los libros infantiles que conforman su colección. En consecuencia, dado el uso continuo y entusiasta que reciben estos materiales por parte de sus usuarios, es comprensible que las hojas, portadas y contraportadas de los libros se vayan desgastando poquito a poco, de manera que se vuelve fundamental implementar acciones de conservación y reparación que garanticen su disponibilidad y buen estado a largo plazo.
Páginas rasgadas, cubiertas desgastadas y lomos sueltos son desafíos comunes a los que nos enfrentamos cada día. Sin embargo, aprendimos que con técnicas sencillas, pero efectivas, podemos seguir brindando la seguridad y el respeto por el contenido original de nuestras pequeñas máquinas de papel. Conservar libros infantiles también es un acto de equidad: es asegurar que las infancias, sin importar su ubicación, tengan acceso a libros demanera digna, legible y atractiva.
Por parte de la Dra. María Isabel Grañén, recibimos la maravillosa noticia acerca de la llegada de un equipo conocedor en materia de conservación y reparación de libros, Lissete Sarasti y Ezequiel Barba, quienes tienen el objetivo de poner en operatividad el taller de restauración documental. La finalidad es colaborar con el personal de las diferentes áreas de la FAHHO que requieran este apoyo, especialmente las bibliotecas.
Los equipos de Seguimos Leyendo y Bibliotecas Móviles, de la Coordinación de proyectos educativos y culturales de la FAHHO, participamos en una jornada de capacitación y estabilización de libros contemporáneos. Esta experiencia no solo fortaleció nuestras habilidades técnicas, sino que nos abrió las puertas a un nuevo vocabulario para comprender el cuidado de los libros. Aprendimos términos como charnelas, cañuela, endose, entre otros; así como el uso de nuevos materiales: keratol, cinta lineco, papel couché, cartón prensado, pegamentos y colas sintéticas. En esta jornada catorce compañeros reparamos libros pertenecientes al acervo de Bibliotecas Móviles, los cuales figuran entre los más leídos por niños y jóvenes de las comunidades que visitamos. Entre costuras, refuerzos de puntas y cantos, lomos y cañuelas, cerca de treinta libros volvieron a la vida, los cuales se suman a los 65 libros intervenidos en el taller de conservación documental.
Este proceso se realizará de manera bimestral como parte de nuestra jornada de trabajo, con el objetivo de poder salvar libros, salvar historias. Porque cada historia que se salva es una semilla plantada en la mente de un lector que se encuentra en crecimiento.
Cuando ejercí otra labor que no era la de gerente de una librería, mi espacio zen era una librería. Pero no se me malentienda. Quiero decir que mientras mi ocupación de 9 de la mañana a 6 de la tarde no fue revisar catálogos, hablar con proveedores, pagar proveedores, esconderme de proveedores, solicitar cotizaciones, enviar facturas, firmar vacaciones, esconderme para no firmar vacaciones… mi único momento de relajación (y al mismo tiempo de hermosa alteración), era pasearme por esta librería (y por las otras poquitas en Oaxaca). Me gustaba pasar los dedos sobre cada canto y lomo para llenarme por ósmosis de sus palabras. Y pasaba la hora de comida así, haciendo reverencias a los libreros.
Ahora mi relación con estos objetos es diferente: si bien ya no es mi momento zen, sigo paseando por los pasillos de esta librería (y las otras poquitas de Oaxaca) para desentrañar sus títulos, los nombres de las personas que los escriben, los sellos editoriales, la información de las contraportadas. He de confesar, incluso, que ahora pienso más que antes en el trayecto que los libros hacen hasta acá, justo hasta este entrepaño, en este pasillo. Imagino las manos de personas que los dieron de alta; de quienes los devolvieron tres veces; quienes embalaron; los que los retractilaron o les pusieron precio. Pienso sobre todo en quien los seleccionó, si habrá sido una decisión muy meditada o totalmente al azar: “a ver qué tal se mueve”.
Hace unos meses, por ejemplo, contactamos a Pluralia Ediciones. Cuando comencé a redactar el correo no sabía a quién le escribía, si a la mismísima Elisa Ramírez Castañeda en persona o a algún atentísimo agente de ventas, pero deseaba contarle que desde hace tiempo quería que tuviéramos sus libros en la Grañén Porrúa. Muy pronto nos respondieron y dijeron que, con todo gusto, enviaban el catálogo. Cuando este llegó me hice un espacio casi agendado: revisé título por título, lo busqué en internet, leí un resumen, alguna reseña. Luego bajé y me senté en la primera sala de la Librería y di un vistazo, como dicen las poetas atinadas, a vuelo de pájaro. Sabía exactamente dónde acomodar los ejemplares de la colección de Pluralia, si llegaban, pero también era claro que alguien tendría que ayudarme a mirar de otra forma.
Sin duda, deseaba que pudiéramos entablar la relación, empezar a trabajar. Mandé papeles, me pidieron datos, afinamos detalles y listo: “Envíenos su pedido, Librería Grañén Porrúa, ya estamos listos”, escribió un atento Eduardo Zambrano, quien no solo es agente de ventas, sino el mismísimo cuidador de algunas de las ediciones. Y luego de pasar por el cotidiano “De este título quiero 10 ejemplares. No, mejor 15…, híjole, pero qué tal que empezamos por 5, a ver qué tal se mueve…, ¿y si se me acaban pronto?… Ay, bueno, pues, ¡10!”, hice la selección en un documento de Excel, mandé el pedido y quedé atenta. A la semana llegaron un par de cajas con el remitente “Pluralia Ediciones, Ciudad de México”. Y como sucede cuando llegan cajas: corrí con mi cúter para recibir los libros.
No alcanzo a imaginar qué tanto habrá sufrido aquella persona que atinadamente señaló que de la vista nace el amor. Conforme sacaba los libros me los fui acomodando en el antebrazo, como se acurruca un ramo de frescos agapantos, o a la creatura misma. Cubiertas en color violeta, anaranjado, amarillo huevo, verde agave; lomos gruesos y delgaditos, tapas duras (nada menos que el Mokaya, de Mikeas Sánchez) y ejemplares de finísimo petricor (Tierra mojada, de Nadia López). Qué ganas de que medio mundo los viera, o los acunara, sobre todo, ¡que los lea! Ahora venía la parte divertida, la que ahora veo con mayor nitidez: checar, dar de alta, poner precio, corroborar información, ¡acomodar y reacomodar para que tengan visibilidad y se los lleven todos! Ponerlos a la mano para que Monse, la cajera, los tenga cerca cuando alguien pregunte: “Sobre tema oaxaqueño, ¿qué novedad?”. Ya la escuchaba diciendo: “Este Imaginando el destino, de Javier Castellanos Martínez, o Porque el silencio, de Kalu Tatyisavi”.
Una vez que todo el proceso anterior ha tenido lugar, me coloco junto a Alejandro, con los brazos en la cintura, mirando la pared de libreros donde está “tema, autor o autora y editorial oaxaqueña”: “Vamos a jugar Tetris, ¿estás lista?”, me dice, y comenzamos a subir y a bajar ejemplares, a sacudir, de paso, a bajar el atril, reordenar libros. Entonces llega Juan y suelta lo que ya había estado pensando desde quién sabe cuándo: “Por qué no juntamos Lenguas nacionales y Poesía aquí, quien esté interesado va a tenerlo fácil y, además, van de la mano”. Tiene eco la sugerencia, entonces nos trae un bonche de libros que va alimentando con ejemplares que ya sabe dónde están y que va tomando en su camino. Mientras unos ya hicieron espacio por aquí, unas ya sacudimos por acá, entonces el Tetris sigue. Hasta que termina, y entre todos miramos el resultado del ejercicio colectivo. Me doy cuenta de que mi momento zen aún tiene que ver con libros, afortunadamente.
Luego de sonreír con todos porque el trabajo de acomodo —tan solo el de acomodo— terminó, tomo un ejemplar de los que acaban de llegar, el primero que se me aparece enfrente, y pienso nuevamente en el nombre de la editorial: Pluralia. Qué bonito nombre. Para conocer más sobre Pluralia Editores te invito a visitar su catálogo: https://pluralia.com.mx/.
El Día Internacional de los Museos comenzó a implementarse en 1977, gracias a la iniciativa del Consejo Internacional de Museos. Desde entonces se celebra el 18 de mayo de cada año o en torno a esta fecha; el objetivo es unificar las aspiraciones creativas y los esfuerzos de los museos para llamar la atención del público mundial sobre su actividad.
Dado que el acontecimiento reunía cada vez a más museos, y con el objetivo de favorecer la diversidad en la unidad, en 1992 el ICOM propuso por primera vez un tema: “Museos y medio ambiente”. A partir de entonces cada año se propone una temática en común, este 2025 se abordó “El futuro de los museos en comunidades en constante cambio”. Tema importante que subraya las conversaciones críticas que se están conformando, para explorar cómo los museos pueden salvaguardar el patrimonio inmaterial, aprovechar la energía de la juventud y adaptarse a las nuevas fronteras tecnológicas.
Nuestro estado es rico en espacios culturales, comenzando por sus sitios arqueológicos, centros culturales y museos. Solo a unas calles del Zócalo de la capital podemos visitar el Centro Cultural San Pablo, el Museo Textil, el Museo de la Filatelia, Casa de la Ciudad, el Instituto de Artes Gráficas de Oaxaca, etc.
Algo que pocas veces tomamos en cuenta es que los timbres postales, en sus diseños, reflejan paisajes, gastronomía, personajes y monumentos históricos, de modo que cada timbre va transmitiendo cultura al viajar por todo el mundo. De cierta manera, un timbre postal actúa como embajador cultural de cada país que lo emite.
Imaginemos al timbre emitido en 2013 viajando por el mundo, cuyo tema fue Oaxaca, Patrimonio Mundial, en su diseño se plasmaron las fachadas del Templo de San Matías Jalatlaco y el exconvento de San Pablo (hoy Centro Cultural San Pablo), con un tiraje de 200000 piezas y un valor facial de $15 que corresponde al pago de un porte internacional. Un detalle único en esta emisión fue que la planilla de 24 piezas se presentó en un formato denominado tete-beche, que significa ‘pies contra cabeza’, en el que cada estampilla se encuentra invertida con respecto a otra. Este bonito timbre aún hoy se encuentra viajando por todo el mundo, transmitiendo cultura y filatelia. Lo mismo sucede con el par de timbres emitidos en 2018 con la finalidad de celebrar los 20 años del Museo de Filatelia de Oaxaca, cada uno con un valor facial de $7 para porte nacional; su diseño muestra parte de la fachada del Mufi, sus patios, la bóveda filatélica y dos buzones intervenidos por los artistas Adán Paredes y Pedro Friedeberg.
El Centro Cultural San Pablo y el Museo de la Filatelia, al igual que otros espacios, son referentes culturales que la filatelia nos invita a explorar, así como a conocer sus propuestas bajo la premisa de que cada espacio cultural es un medio importante para el enriquecimiento de las diferentes culturas y para el avance del entendimiento mutuo.
Así pues, hoy más que nunca, en el marco del Día Internacional de los Museos, te invitamos a visitar el espacio cultural que más sea de tu agrado.
Capacitación sobre lombricomposta. Fotografías: Acervo de la Biblioteca Infantil de Oaxaca
La problemática de la basura es un tema que concierne a todos. En la ciudad de Oaxaca la crisis comenzó hace varios años, cuando la falta de gestión y el nulo manejo integral y sostenible de los residuos sólidos urbanos rebasaron la capacidad del basurero municipal, ubicado en la agencia Vicente Guerrero de la Villa de Zaachila.
Las grandes cantidades de basura producida en los Valles Centrales, estimadas en 800 toneladas diarias, hizo evidente la ausencia de acciones y estrategias para favorecer la reducción, la separación y la recuperación de residuos para reciclar. ¿Cómo actuar ante esta crisis? ¿Es imperante esperar a que el Gobierno solucione el problema? ¿Qué nos corresponde hacer como ciudadanos?
Es preciso empezar a gestionar los residuos desde casa. La cultura del reciclaje y la separación de los desechos orgánicos e inorgánicos es el primer paso para reducir, pero también para aprovechar la basura que se acumula todos los días en los hogares. En este ánimo, la BS Biblioteca Infantil de Oaxaca se suma a la tarea de separar la basura por medio de contenedores de reciclaje. Un hábito que, aunque por demás simple, es la primera regla para dar un tratamiento adecuado a los desechos. Una acción sencilla que exige a sus usuarios colocar cada residuo en el lugar correspondiente, de acuerdo con sus materiales. A esta labor se suma un nuevo proyecto: la implementación de una lombricomposta.
En mayo de 2024, por medio del área de ecología del Museo Infantil de Oaxaca, personal de la BS recibió una capacitación sobre lombricompostas. Gracias a la información y una visita a los composteros de este espacio, se inició una pequeña composta con lombriz roja californiana, una especie que descompone los desechos orgánicos. Durante este proceso se obtiene un abono conocido como humus, un recurso utilizado para nutrir a las plantas y regenerar el suelo.
Desde hace un año, este lombricompostero es alimentado con los desechos orgánicos que personal de la BS lleva de sus casas, una excelente salida a los restos de fruta, verdura, entre otros. Estos depósitos son idóneos para los centros urbanos, donde la posibilidad de aprovechar los desechos orgánicos de otras formas es nula; es una manera de convertir aquello que pensamos que ya no sirve en un abono natural rico en nutrientes.
Esta experiencia y las conversaciones con los grupos de padres de familia que acompañan las visitas escolares impulsó un nuevo desafío: compartir esta práctica con otros espacios. En junio, con motivo del Día del Medio Ambiente, echaremos a andar “Lombricomposta para escuelas”, un proyecto para enseñar a las infancias y docentes cómo implementar un compostero en sus centros educativos, los cuidados para su mantenimiento y cómo aprovechar los recursos obtenidos.
Con esta propuesta, además de querer concientizar a la población, buscamos tomar acciones inmediatas que modifiquen la relación del ser humano con la basura, plantear estrategias en colectivo y, mayormente, minimizar el uso de los vertederos que se encuentran en la ciudad como depósitos de basura sin fin alguno.
Probablemente esta iniciativa signifique casi nada en una ciudad en la que los botes de basura de sus andadores se convierten en pirámides donde una pieza más podría derrumbar ese “buen acto de depositar la basura en su lugar”. Sin embargo, esta iniciativa abre la posibilidad de pensar que en algún tiempo no solo haya lombricomposta en la biblioteca o en la escuela, sino en cada una de las casas de aquellos niños y niñas que participan en este proceso. Esto garantizaría, además, un tratamiento más conveniente y responsable de los desechos orgánicos.
Artesanos de Chiapas instruyendo a artesanos oaxaqueños. Fotografías: Acervo Museo Textil de Oaxaca
A principios de abril, un intercambio de técnicas de tejido en telar de cintura tuvo lugar en el Centro de Enseñanza del Museo Textil de Oaxaca. Artistas de San Andrés Larrainzar, Oxchuc, Pantelhó y Zinacantán, del estado de Chiapas, se encontraron con sus pares procedentes de: San Andrés Chicahuaxtla, San Bartolo Yautepec, San Pablo Villa de Mitla y Pinotepa de Don Luis, en Oaxaca.
El encuentro tuvo como objetivo conocer algunas técnicas de tejido que existen en dichas comunidades, por lo que cada artista conoció un total de siete técnicas. Durante las sesiones se urdió un lienzo y se conoció sobre la iconografía representativa de cada artista en turno. La trama suplementaria y el labrado de urdimbre se hicieron presentes a lo largo de la semana, cada una con sus variaciones en el urdido y tejido. Para algunas artistas, como la maestra Guillermina López, de Pantelhó, fue su primer viaje fuera de casa y de su familia, una gran aventura que contará a los suyos y una experiencia más que escribirá en el libro de su vida.
Las maestras invitadas de Chiapas son parte de la organización El Camino de los Altos, fundación que brinda asesoría en diseños e innovación en los tejidos, a partir de las paletas de colores y los motivos tradicionales de las distintas comunidades. Para las participantes fue una gran experiencia, pues comentaron que no habían visto que en los hilos de urdimbre se pudieran formar diseños, como ocurre en Chicahuaxtla, Mitla y Pinotepa de Don Luis. También se sorprendieron al ver que al emplear una cantidad menor de hilos en la urdimbre se puede tejer un lienzo más ligero, como en el caso de Yautepec.
La maestra Juana Ruiz Teratol, de San Andrés, comentó: “A mí la verdad me encantó muchísimo compartir un poco de lo que sé. No fue mucho, pero para mí fue un placer enseñarles y poder aprender y conocer mucho de ustedes, porque los maestros nos enseñaron diferentes tácticas. Para mí fue muy impresionante el encuentro porque todos intercambiamos un poco de lo que sabemos, solo un poco, porque el tiempo no nos permitió mucho. Ojalá no sea la última vez, porque apenas nos estamos conociendo. Muchas gracias por esta invitación”. Su compañera de viaje, Teresa Hernández Hernández, señaló: “El intercambio de técnicas en Oaxaca fue una gran experiencia, me gustó muchísimo y aprendimos mucho. Me gustó mucho cómo organizaron el taller y los maestros y maestras fueron muy pacientes cuando nos enseñaron su técnica. Para mí fue un placer compartir lo que nosotras también conocemos del telar de cintura, y ahora, gracias al taller, tenemos más conocimientos de las diferentes técnicas que se pueden practicar con el telar de cintura”.
Este primer acercamiento nos demuestra, una vez más, que los saberes compartidos son esenciales en la vida de quienes tejemos: más allá de conocer una técnica, se sumaron experiencias, conocimientos y un amplio panorama que muestra que el tejido en México está vivo. Sin duda, el lenguaje de los hilos es una combinación de culturas, técnicas y métodos que se hace desde el corazón, pues en cada trama dejamos un pedacito de nuestra historia.
Diseños para los carteles del taller La Ciudad en Bici Itinerante. Ilustraciones: Daniel Barragán
Ruth se acerca y me pregunta si una mamá puede integrarse al taller.
—Claro —le contesto. —Que se integre.
Estamos en Trinidad Zaachila, bajo dos higos grandísimos cuya sombra disipa las heridas del sol. En la explanada, una veintena de niñas y niños abarrotan el espacio como un grupo de hormigas dibujando figuras en la plancha de cemento.
La señora Lidia, mamá de Éric, toma una bicicleta y ocupa su lugar en el taller. Sandra, la tallerista, le da las primeras indicaciones. No es común que tengamos mamás o papás en los talleres de ciclismo urbano. Suelen ser jóvenes, la mayoría de secundaria o bachillerato, quienes ya saben manejar y están interesados en aprender técnicas para transitar de forma segura por la ciudad. La señora Lidia no sabe andar en bicicleta.
El taller continúa con sus tres estaciones habituales. En una esquina, el maestro de bicimecánica enseña a los jóvenes a reparar sus bicis; se cambian las refacciones que hacen falta. Frente a nosotros, el hervidero de niños y niñas sobre ruedas. Atravesando la explanada, la señora Lidia da sus primeros pedaleos.
Ruth me cuenta que Lidia ronda los cuarenta años, que es originaria de un pueblo cercano, y que nunca aprendió a andar en bici porque su papá no la dejaba. Decía que era inadecuado, y que no se veía bien que una señorita anduviera paseándose por el pueblo en esas condiciones. Lidia se casó joven y se fue a vivir a Trinidad, el pueblo de su esposo. Y nunca aprendió, aunque siempre quiso.
—A cierta edad, si no sabes, da mucha pena intentarlo. Además, nadie te quiere enseñar —dice.
La señora Lidia comenta que le gustaría comprarse una bicicleta, que le haría mucho más sencilla la vida. Podría ir temprano a dejar a Éric a la escuela y regresar al mercado. Incluso tendría tiempo para visitar a su tía, quien vive ahí mismo en Trinidad.
Podría ir a trabajar sin gastar tanto en mototaxis.
—Por eso me gustaría aprender —dice.
Éric se cae y se pega en la espinilla. Lidia avienta de lado la bicicleta y corre a ver cómo está. Éric está bien, se levanta de inmediato y, sin decir palabra, se lanza de nuevo al camino. Lidia, al ver que Éric ni siquiera se inmutó, lo observa alejarse. Cuando se da cuenta de que su auxilio no es necesario, vuelve a montarse en la bici, inspecciona por última vez dónde está Éric dando vueltas y, sin tratar de ocultarlo, le copia algunos movimientos. Sin saberlo, Éric acababa de enseñar a su madre.
Jornada Académica por el XXX Aniversario de AMABPAC. Fotografía: Acervo de Adabi
Los proyectos colaborativos están intrínsecamente unidos al trabajo de Adabi; desde el principio de su existencia la asociación estuvo marcada por ese destino. Por ventura nos encontramos en un nodo, un punto de conexión en el que se entrecruzan las fundaciones Alfredo Harp Helú y Alfredo Harp Helú Oaxaca, que nos permite ser multiterritoriales y tener dos centros neurálgicos: Ciudad de México y ciudad de Oaxaca.
A lo largo de 22 años, Adabi ha participado en cientos de proyectos colaborativos con instituciones de variada naturaleza, nuestros lectores lo saben: desde asociaciones particulares pequeñas, pero con acervos de gran potencial, hasta instituciones nacionales, públicas y privadas. En todas ellas Adabi ha impulsado el desarrollo de numerosos proyectos con la única finalidad de conservar la memoria de México.
La colaboración con las instituciones ha permitido a la asociación multiplicar fuerzas, crear colegas y cómplices, acercar a diferentes instituciones con temas afines y tratar de hacer un frente común ante la pérdida del patrimonio documental nacional. Para ello también contamos con dos aliados a quienes nos hemos sumado en su esfuerzo colectivo en pro de las fuentes primarias de la historia y otras ciencias. La alianza más remota la tenemos con la Asociación Mexicana de Archivos y Bibliotecas Privados de México A. C., por invitación de su entonces presidenta, Belem Oviedo Gámez, para formar parte de ella, aunque sin voto, ya que los estatutos de la asociación no lo permitían. Con el tiempo, Adabi se incorporó a la AMABPAC mediante la Biblioteca José Lorenzo Cossío y Cosío, que forma parte del sistema de la FAHH y que Adabi tiene bajo su resguardo. En 2018, Amanda Rosales Bada, en ese entonces subdirectora de Adabi, participó como secretaria de la asociación y especialmente en la comisión de Legislación de esta, y también formó parte del comité de celebraciones del 25 aniversario en 2019. Con motivo de dicho festejo, Adabi tomó participación en el coloquio internacional “Archivos y Bibliotecas ante el reto de la globalización”, organizado para tal fin, con presentaciones sobre los proyectos de conservación y organización que tiene Adabi, y la obtención de recursos de la asociación.
En noviembre de 2019 Adabi de México y la AMABPAC organizaron el conversatorio “Hacia el establecimiento de indicadores del impacto social de archivos y bibliotecas” en coordinación con otros miembros de la AMABPAC: Archivo y Museo de la Minería, Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey, Universidad Iberoamericana y Fomento Cultural Banamex. Esta experiencia tuvo como resultado otra colaboración sucedida en la primera mitad de 2021, en donde se presentó en conjunto la propuesta Indicadores para archivos históricos y bibliotecas en respuesta a una solicitud de la UNESCO enviada a la dirección de Adabi, en ese momento a cargo de la doctora González Cicero. Para ello se revisó el documento de la UNESCO sobre indicadores propuestos, se elaboraron las equivalencias posibles con los indicadores presentados por Adabi, se redactó la respuesta a la solicitud de la UNESCO y se remitió el archivo final. Consideramos que este ejercicio conjunto fue de gran importancia, ya que se pudo tener certeza de la aplicación de los indicadores en cualquier institución que resguarda patrimonio documental, sin importar las dimensiones y los alcances, igualmente nos permitió saber que estábamos en sintonía con instituciones internacionales del calado de la UNESCO.
Para el 2024, en la celebración de las tres décadas de la AMABPAC y como parte del Comité académico, la Biblioteca Cossío participó en la organización de las mesas de las Jornadas Académicas realizadas con tal motivo. Asimismo, participamos con dos exposiciones: una sobre Juan Pascoe y el Taller Martín Pescador, quien, gracias a su distinguida labor de impresión, recibió una presea por parte de la Asociación, y otra titulada “La Biblia: del primer Nuevo Testamento en castellano a las lenguas indígenas mexicanas”; para la primera, la actual directora de Adabi, Verónica Loera y Chávez, compartió algunos ejemplares impresos del taller que forman parte de su colección, y para la segunda contamos con un ejemplar en maya que un integrante de Adabi tuvo la gentileza de prestar con tal fin. De igual manera, colaboramos con la moderación de la conferencia “La persecución por distribución de Biblias en la Nueva España”.
Por medio de la Biblioteca Cossío, Adabi llevó a cabo la capacitación de los integrantes de la AMABPAC con cursos y talleres sobre indicadores para archivos y bibliotecas, e instituciones que otorgan recursos. Asimismo, se realizó la charla “Consideraciones para atender una emergencia causada por agua en archivos y bibliotecas”, que fue impartida por el Centro de Conservación y Restauración de Adabi.
Otra instancia con la que hemos colaborado muy fructíferamente —aunque no en tan largo tiempo, ya que la propuesta se desactivó por algunos años, pero volvió a renacer en 2024 con pasos firmes— es la de la Red de Bibliotecas del Centro Histórico de la Ciudad de México, mejor conocida como RBACH. En 2017 la Biblioteca Miguel Lerdo de Tejada encabezó la planeación del proyecto de digitalización y difusión de archivos: La Gran Biblioteca del Centro Histórico de la Ciudad de México. Con apoyo del Fideicomiso Centro Histórico de la Ciudad de México y de Adabi, se creó el sitio web de este proyecto, cuya intención era reunir a las bibliotecas, archivos y centros de información que se encuentran en el corazón de la Ciudad de México. Aunque existieron iniciativas para dar vida al proyecto, como las Jueveladas de Café en donde Adabi participó, el tiempo y la falta de una institución que respaldara la iniciativa desgastó y llevó a su término esta primera etapa.
En 2024, ya con la conducción de la Biblioteca de la Lotería Nacional, esta propuesta se reactivó transformando en poco tiempo el panorama de las instituciones que la componen. Así, la RBACH ha organizado proyectos de capacitación en diversas materias, especialmente de carácter bibliográfico y de conservación, así como eventos significativos, entre los cuales podemos nombrar el Editatón de la Gran Biblioteca de la Ciudad de México, con el apoyo de la Cámara de Diputados; la presentación del sitio web de la RBACH, en donde la Biblioteca Cossío posee su propio micrositio; la donación de libros a la Biblioteca de Alejandría y la Biblioteca de la Nueva Capital Administrativa de Egipto por medio de la Secretaría de Relaciones Exteriores, en donde se donaron tres libros, dos de ellos de nuestra presidenta, la doctora María Isabel Grañén Porrúa: Los grabados en la obra de Juan Pablos. Primer impresor de la Nueva España, 1539-1560, y uno sobre la migración libanesa en México: La dulce tinta de Al Jawater/Las ideas; el tercer libro corresponde al Códice Vergara. De igual manera, este 2025 estuvimos presentes en la Convención Internacional Wikimedia+Bibliotecas, organizada por el Colegio de México.
No cabe duda de que la unidad nos lleva más lejos y nos permite conocer otros puntos de vista y muchos ambientes que, por nuestra propia naturaleza limitada y dadas muchas otras circunstancias, nos es poco probable abarcar en su totalidad. La colaboración ha dado frutos inesperados y nos ha permitido expandir el saber propio, de manera institucional y personal. Celebremos, pues, la oportunidad de crecer colaborando.