Programas y estrategias con impacto social en la población

La Fundación Alfredo Harp Helú para el Deporte tiene un compromiso con México: su misión es apoyar y promover proyectos que contribuyan al desarrollo del deporte y la cultura física entre las y los mexicanos. Con su programa insignia “Semáforo Deportivo”, acerca actividades deportivas en diferentes entornos sociales, buscando ser un referente nacional de apoyo incluyente y eficaz para las causas que promueven la activación y cultura física, mejorando la salud y contribuyendo a la paz de la sociedad mexicana.

Este programa desarrolla actividades de acuerdo con el significado de cada uno de sus colores: el rojo es un alto a las adicciones, el amarillo atiende al fomento de una cultura del autocuidado de la salud y el verde busca generar una cultura cívica de la paz y la protección del medio ambiente.

Los tres ejes que componen el programa para su funcionamiento son: los Promotores Deportivos a través de la Unidad Deportiva Móvil, quienes son el conducto para acercar las activaciones físicas y distribuir el material deportivo que se utiliza en las actividades y se entrega en las visitas (balones de fútbol, voleibol y basquetbol, además de medallas, silbatos, conos, casacas, playeras y ropa deportiva); junto a todo lo necesario para articular los programas con niñas, niños, adolescentes, jóvenes y población en general, llegando a escuelas, colonias, barrios, unidades habitacionales, espacios públicos y privados, comunidades, municipios, alcaldías y estados.

En 2023, la Fundación AHH para el Deporte llevó a cabo diferentes acciones como la realizada el 6 de abril en la celebración del Día Internacional del Deporte para el Desarrollo y la Paz 2023. A un año de la obtención del Premio Internacional “Peace and Sport”, se diseñaron una playera y una máscara conmemorativas (como símbolo de identidad nacional de México para el mundo), las cuales fueron portadas por los Embajadores de Paz. El concepto se complementó con eventos de activación durante los seis días previos a la conmemoración, realizando 75 actividades con la estrategia “6 rumbo al 6”, así como 75 concentraciones en diferentes “sitios emblemáticos de México”, logrando cubrir nueve estados en México y uno en Estados Unidos. Desde estos lugares se envió un mensaje de paz al mundo con mujeres y hombres que portaron la playera y la máscara conmemorativas, y levantaron la “tarjeta blanca” (white card) como símbolo de unión, igualdad y paz en la sociedad.

De entre los programas realizados por la Fundación AHH para el Deporte, también destaca el Planeador de Activación Física PLUS, estrategia digital que cuenta con el apoyo de Grupo Martí y Sport City, cuyo objetivo es fomentar, durante catorce semanas, un cambio de hábitos hacia estilos de vida más saludables a partir de la activación física. La Fundación ha trabajado de manera intensa en diferentes actividades con miles de niñas, niños, jóvenes y población en general, en escuelas, colonias, barrios y unidades habitacionales de la Ciudad de México, entre las que destaca el “Semáforo deportivo en tu colonia”, con diferentes acciones como: Activación rítmica, Ritmo con pelota, Ritmo con cuerda y Ritmo acuático, las cuales han impactado, gracias a la labor de los promotores deportivos y voluntarios, a más de 250000 personas.

Así mismo, otra de las actividades importantes llevadas a cabo fue el concurso de fotografía Foto Paz Actívate, en esta ocasión dedicado al fomento de la paz en la sociedad, con la colaboración de 146 personas de veintinueve estados de la República y 364 fotografías presentadas a concurso. Esto derivó en la realización de una exposición itinerante que incluye las fotografías de los ganadores del concurso, así como las treinta menciones honoríficas, y que recorrió los clubes de Sport City en Ciudad de México, Monterrey y Guadalajara, además de diversos planteles escolares.

Como parte del trabajo en conjunto, cabe señalar la colaboración entre la Fundación AHH para el Deporte, Grupo Martí y Sport City, destacando la entrega de juguetes, material deportivo y caminadoras a fundaciones, casas hogar y Fundación Teletón, lo cual ha permitido beneficiar en sus actividades y rehabilitación a miles de niñas y niños, además de llevarles un poco de felicidad junto con su familia.

El trabajo que se hizo a lo largo de este año por la Fundación AHH para el Deporte, cierra con la obtención del Premio Estatal del Deporte de la Ciudad de México 2023, que otorga el Instituto del Deporte de la Ciudad de México. Para ello, se evaluaron los programas y estrategias que realizó la Fundación en el 2023, los cuales atienden de manera transversal la promoción del deporte y la cultura física.


La nostalgia de las ciudades

La ciudad puede definirse como una concentración de oportunidades en donde los habitantes tienen como principal objetivo mejorar su calidad de vida gracias a la oferta de empleos, vivienda, servicios de salud, educación, comercio, movilidad, recreación, etc. Estas son algunas de las razones por las que las ciudades en México y todo el mundo empezaron a tener un apogeo importante en la segunda mitad del siglo XX. Los movimientos migratorios del campo a la ciudad crecieron a un ritmo acelerado, exigiendo suelos para vivienda, comercio y equipamiento urbano con el fin de garantizar calidad de vida, pero, conforme la ciudad crecía horizontalmente, los asentamientos humanos irregulares empezaban a surgir dando lugar a las periferias de los núcleos urbanos. Esto, debido al bajo costo del suelo y su relativa cercanía al centro de la ciudad, rebasando los alcances de los planes de desarrollo urbano de los municipios, donde se empezó a ver una notable desigualdad.

No hemos alcanzado la construcción de una ciudad equitativa porque nuestro crecimiento económico, social y cultural ha enfocado su atención y desarrollo en el centro de la Zona Metropolitana de Oaxaca, que se ha convertido en el protagonista del espectáculo por encima de las periferias crecientes y huérfanas de atención. Municipios conurbados que carecen de aquello que el centro goza. La degradación de la ciudad hacia las periferias ha convertido en dormitorios las viviendas de quienes diariamente se trasladan hacia el centro para llegar a sus trabajos, abrumados por el tráfico de la ciudad y un transporte público que difícilmente cumple con los tiempos y la seguridad adecuada para los usuarios.

Pensar en la habitabilidad no debe ser un privilegio centralizado, de lo contrario, la ciudad perdería sentido y carácter. Pasará de ser una concentración de oportunidades a un instrumento más que nos permita medir, percibir y sentir la pobreza, la contaminación, la violencia y la discriminación. El centro cuenta con todo lo necesario para garantizar la calidad de vida, mientras en las periferias, donde regularmente habita la mano de obra del centro, el urbanismo recibe una escasa e injusta atención.

Casa de la Ciudad se preocupa y busca que el derecho a una ciudad de calidad pueda ser accesible para todos. Por ello, desde hace veinte años trabaja haciendo comunidad, convocando a agentes de acción, habitantes de la ciudad, tomadores de decisiones, académicos, expertos, investigadores y público en general para encontrar juntos la solución a los complejos problemas de la ciudad. Es indispensable trabajar comunitariamente para el desarrollo de propuestas y equipos de trabajo enfocados en la solución de problemáticas locales para alcanzar el desarrollo de nuestra ciudad en conjunto, más allá de su centro. Si concedemos la atención necesaria a las periferias, tendremos ciudades equitativas y seguras.


Catálogo razonado de demonios, monstruos, seres fantásticos y prodigios

Las historias de fantasmas, aparecidos, monstruos y fenómenos sobrenaturales, en general, son atemporales. Hay fantasmas de las navidades pasadas y futuras, extraterrestres todo el año, milagros y portentos tampoco se escapan del calendario cotidiano, y qué decir de las fechas alrededor de la celebración del Día de Muertos o de los Fieles Difuntos, en donde más acendradamente se manifiesta el carácter de misterio que se le confieren a estos seres y eventos, aunque siempre son motivo de curiosidad. Y pese a que se hayan resuelto algunos misterios por medio de una explicación científica, la imaginación colectiva siempre los tendrá presentes como un enigma más allá de cualquier razonamiento.

Los frailes franciscanos del siglo XVI y XVII tampoco se pudieron sustraer al misterio de las leyendas locales del Nuevo Mundo, y, al igual que consignaron la vida cotidiana de los nativos mesoamericanos en diferentes territorios, también hicieron registro de aquello que salía de lo común. Es por ello que Adabi invitó a la doctora Ángela Matilde Fernández Pérez para que hablara sobre su Catálogo razonado de demonios, monstruos, seres fantásticos y prodigios, trabajo de postdoctorado basado en las crónicas que los frailes franciscanos contaban en la Nueva España y territorios adyacentes durante los siglos XVI y XVII. En esta investigación se indaga, inicialmente, sobre el concepto de lo “imaginario”, deslindado de la idea de “imaginación”, clarificando que se trata del estudio y uso de las imágenes.

Durante la tertulia se abordaron los referentes creados por estos cronistas que se vieron enfrentados a realidades desconocidas por ellos en experiencias previas, así como a la explicación de las mismas por medio de su propia vivencia. El criterio de selección de los relatos estudiados consiste en su clasificación como expresiones del “Nuevo Mundo”.

La doctora Fernández analizó un total de dieciocho crónicas provenientes de las provincias franciscanas de San José de Yucatán, la del Santo Evangelio de México, San Diego de México, San Pedro y San Pablo de Michoacán, Santiago de Xalisco, San Francisco de Zacatecas y el Dulce Nombre de Jesús de Guatemala. De entre todas estas miles de líneas dedicadas a numerosos temas se detectaron ocho categorías distintas de fenómenos y seres que fueron clasificados en: animales naturales con características o funciones fantásticas; animales fantásticos; prodigios y maravillas; seres antropomorfos monstruosos; fantasmas, apariciones y muertos reanimados; seres celestiales; demonios y, finalmente, magia y hechicería.

A partir del análisis de dichas fuentes, la ponente desarrolló una ficha en la que se consignan la categoría del ser o evento, lugar y fecha del avistamiento, fecha en la que se redacta la fuente, la referencia completa, la descripción del ser o evento, bibliografía complementaria y observaciones, con lo que la investigadora propuso una serie de ejemplos concretos como la serpiente, el llamado Monstruo de Zapotitlán, la levitación, entre otros fenómenos. El Catálogo, a su vez, cuenta con un índice alfabético y otro temático que permiten al interesado obtener información específica de manera rápida, a la vez que muestran la riqueza de la misma.

Como colofón de la tertulia, la doctora Fernández dio ejemplos particulares sobre la diferencia que los cronistas tratan de establecer entre fenómenos o entes que les eran familiares culturalmente, en contraposición de lo que percibían y registraban en el Nuevo Mundo y, con ello, haciendo a un lado la idea de que nadie puede sustraerse a su propia experiencia al enfrentarse a un nuevo conocimiento.
https://www.youtube.com/watch?v
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Arte y deporte unidos en el infierno

Cuando aquellos cuatro adolescentes franceses entraron en 1940 a una cueva en Dordoña, Francia, a buscar a su perro, jamás imaginaron que harían uno de los hallazgos de arte prehistórico más trascendentes de la historia. Tampoco sabían que encontrarían la representación más antigua de un deporte, pues entre las muy famosas representaciones de toros, venados y otros cuadrúpedos, hallaron también luchadores y corredores. El descubrimiento, que hoy conocemos como la Cueva de Lascaux y data del periodo Paleolítico, ha demostrado que la práctica deportiva ha estado presente en nuestra historia desde el inicio de la humanidad y, así también, que ha sido indisoluble de la artística.

En la historia del arte, quizá el periodo que más relacionamos con el deporte sea la Antigüedad Clásica. Resulta bien sabido que los griegos fueron muy aficionados a ejercitarse y crearon los Juegos Olímpicos; su interés permanece tangible a través de murales y vasijas. Pero también existen antecedentes mexicanos importantes. Ya desde tiempos prehispánicos aparecen tanto representaciones del juego de pelota, así como las propias estructuras utilizadas para practicar este deporte ritual a lo largo y ancho de Mesoamérica. Existen, además, ejemplos notables de artistas que tomaron el deporte como referencia en el siglo XX mexicano, entre los que destaca Ángel Zárraga, con sus múltiples obras de futbol femenil, inspiradas por su esposa, Jeannette Ivanoff, una de las primeras mujeres que patearon un balón. En nuestro país, los Juegos Olímpicos recobraron su sentido cultural cuando, en 1968, Mathias Goeritz sugirió que se llevara a cabo un programa artístico en paralelo al deportivo, del cual pervive como testimonio la Ruta de la Amistad.

A pesar de este vínculo histórico y de su profunda raigambre en nuestro país, en algún momento comenzamos a asumir que el arte pertenece a un mundo muy distante al deporte. Hoy, un espacio de reciente inauguración en la Ciudad de México recuerda la larga hermandad que existe entre ambos: el Estadio Alfredo Harp Helú y su Museo de los Diablos Rojos, equipo de beisbol que carga una larga historia.

Desde que los visitantes se acercan a la entrada, dentro de la Ciudad Deportiva Magdalena Mixhuca, son recibidos por una pieza de arte de gran envergadura, tanto por sus dimensiones como por su autor. Se trata de la reja que rodea todo el complejo deportivo, creada ex profeso por Francisco Toledo con un diseño inspirado en bates y pelotas. El artista plástico destaca entre los creadores cuya obra se encuentra dentro de este recinto, por su vocación compartida con el dueño de los Diablos Rojos, Alfredo Harp Helú, en torno a impulsar el arte oaxaqueño; además forjaron una gran amistad. Muy pocos sabrán que, así como el amor al arte, los unió también el amor al beisbol, deporte que el propio Toledo disfrutó durante sus visitas infantiles a Juchitán. Así, además de realizar la reja para el estadio, la colección Harp Helú cuenta con piezas inspiradas en este deporte, que el artista regaló a don Alfredo o que él le comisionó. Estas han formado parte del programa expositivo del Museo Diablos.

La relación con los artistas de Oaxaca convierte al estadio y su museo en una extensión del trabajo de la Fundación Harp Helú. En esta labor, la doctora María Isabel Grañén y Santiago Harp Grañén, esposa e hijo de don Alfredo, han jugado un papel central. Ellos lideran la selección de los artistas comprendidos en las exposiciones temporales y también encabezan las publicaciones que forman parte tanto del proyecto del estadio como de su museo. Este trabajo colaborativo ha dado como fruto un espacio sui generis tanto para el deporte como para el arte. Francisco Ramos, director general del Estadio Harp Helú, lo describe como parte del “ADN del proyecto desde mucho tiempo atrás”. En entrevista para El Cultural añade que “desde el acta constitutiva, el proyecto dice que va a ser un espacio donde convivan un museo, un parque de beisbol y espacios de fomento tanto al deporte como a la cultura”. También enfatiza que “no existe un solo esfuerzo del grupo que deje de lado el interés social, deportivo, cultural y ambiental”.

Murales y esculturas dominan el Estadio. No se trata de elementos decorativos, sino que el programa arquitectónico se desarrolló planteando la intervención de artistas. El complejo deportivo evoca una de las corrientes más fascinantes del arte mexicano: la integración plástica. Desarrollada en la segunda mitad del siglo XX, implicó la plena incorporación del arte a la arquitectura, en especial a partir del muralismo, quizá el movimiento artístico más significativo en los últimos cien años de México. El estadio hace un guiño a esa tradición desde una visión contemporánea, con obra de creadores actuales destacados de origen oaxaqueño: Demián Flores, Sergio Hernández, Amador Montes y José Luis García —todos ellos inspirados en el beisbol, desde luego.

La arquitectura, proyecto de Taller ADG y FGP Atelier, también habla de la cultura de nuestro país, pues representa nuestro pasado y presente. En las pirámides que dan forma a tienda y oficinas vemos estructuras inspiradas en la arquitectura prehispánica, mientras encontramos evocaciones al Virreinato en los pisos de tezontle rojo, material predilecto de los más destacados arquitectos coloniales, como Lorenzo Rodríguez, Francisco de Guerrero y Torres, Pedro de Arrieta. Por otro lado, las innovaciones hablan de nuestra actualidad, con soluciones contemporáneas, pero sin perder un profundo sentido simbólico. Destaca en este sentido la techumbre de las gradas, la cual forma una M y, a la vez, un trinche, lo que representa a los Diablos Rojos de México, aunque cumple también con una solución de vanguardia: permite una visibilidad total del campo, sin columnas que bloqueen la vista, al mismo tiempo que da sombra.

Innovación, tradición y cultura se unen en otro espacio del Estadio: el Museo Diablos, que al mismo tiempo narra la historia de este equipo mientras difunde la labor de creadores mexicanos. En el vestíbulo, dos guerreros dan la bienvenida: obra de Sabino Guisu, quien retoma la figura del umpire, con su máscara y pechera, reinterpretada a la manera de un samurái y un guerrero mexica. La impactante instalación se complementa con bates intervenidos a manera de armas de ambas culturas, la japonesa y la prehispánica. A lo largo del recorrido es evidente cómo este personaje interesa a los artistas, pues también lo encontramos en los murales del estadio.

Entre las comisiones creadas específicamente para el Museo Diablos está No hay mejor campo de pelota para jugar, instalación de Víctor Vázquez, artista que trabaja el barro precocido. Esta es una de las piezas más sorprendentes del recorrido. La sala emula el campo en plena jugada, con ampáyer, cácher, pícher y bateador, todos moldeados en barro. “Se aprecia que Vázquez tiene muy bien estudiada la figura humana y, sobre todo, a los propios jugadores, con la fuerza de su cuerpo y las posiciones que adoptan,” explica Xiadani Morales, del equipo de Museo Diablos, en entrevista con El Cultural. “A primera vista parecen como figuras relajadas, pero al verlas con atención notamos el estudio anatómico que hizo el artista”, señala. Las piezas remiten tanto a las figuras de barro de los pueblos del México antiguo como a la tradición artesanal que aún encontramos en comunidades originarias del país.

Por otro lado, la sala temporal actualmente presenta la exposición “Segundo inning. La fiesta del beisbol”, que celebra la primera serie de temporada regular de Ligas Mayores en la Ciudad de México y los 25 años del Museo de la Filatelia, institución museal de Oaxaca. La muestra presenta trabajos de Alejandro Vera, Amador Montes, Víctor Vázquez, Francisco Toledo, Alberto Ibáñez, Mariana Grapain, Cristina Kahlo, Sabino Guisu, Eduardo Roca y Demián Flores, entre otros. Sobre las muestras temporales, el director general ahonda: “Se tiene planeado renovar periódicamente el acervo artístico del Museo Diablos. La vocación de la familia Harp de difundir el arte mexicano sin duda continuará, así como las colaboraciones con varias generaciones de artistas provenientes de distintas zonas del país; es el sentido de las dos salas de exposiciones temporales”. Sobre los creadores que se exhiben tanto en las salas permanentes como en la temporal, Xiadani Morales señala: “Muchos de estos artistas son prácticamente de casa, realizan muchas de las exposiciones en los recintos de Oaxaca para la Fundación y ahora, a través del Museo Diablos, se ha comenzado a difundir su obra en la Ciudad de México”.

Además de las salas dedicadas a exhibir obra plástica, el Museo Diablos dedica la mayor parte de su exposición permanente a la historia del propio equipo, lo que brinda una experiencia museográfica bien lograda que contagia la pasión por el beisbol. Asimismo, destaca la importancia de este juego y de los Diablos Rojos para la cultura mexicana, más allá de las fronteras de lo deportivo. Entre objetos históricos y espacios inmersivos entramos en contacto con episodios luminosos del Rey de los Deportes, como el cálido recibimiento que dio nuestro país a las llamadas Ligas Negras, es decir, jugadores afrodescendientes que ante la discriminación y segregación en Estados Unidos vinieron a hacer carrera en México, ganándose al público. “El concepto del museo viene con la frase que acompaña su nombre: una historia incomparable,” explica Francisco Ramos sobre la exposición permanente del museo. “Es un equipo que tiene una gran historia en la Liga Mexicana de Beisbol, que ha batallado por sus campeonatos, que ha buscado siempre fomentar el beisbol”. Par él, otra motivación para contar esta historia dentro del mismo estadio se debe a su arraigo en la capital del país, su casa: “No hay un equipo en México que haya tenido la presencia que ha tenido Diablos Rojos en un solo lugar”, apunta.

Uno de los elementos que han dado forma a la historia tan singular de los Diablos Rojos nos lleva de regreso al arte, pues también ahí encontramos colaboraciones que la organización deportiva ha realizado con distintos creadores. Destacan, por ejemplo, uniformes con diseños del Dr. Lakra, que se encuentran exhibidos con sus bocetos originales en la sala dedicada a la indumentaria del club y también forman parte de las colecciones que se venden en la tienda. Por otro lado, el guion histórico se complementa con trofeos comisionados a los artistas con los que trabaja la Fundación Harp Helú, una ingeniosa solución a los vacíos propios de cualquier acervo.

Finalmente cabe destacar que, de acuerdo con información dada por el INEGI, el Museo Diablos es el único en la alcaldía Iztacalco. Esto le brinda un papel muy significativo en el panorama cultural de la Ciudad de México, porque la cercanía con el público ha sido una inquietud central. “La vinculación que buscamos promover tiene varias aristas, desde recorridos con estudiantes y académicos de diversas instituciones educativas de la ciudad y el área metropolitana, hasta recibir a integrantes de ligas de beisbol infantiles, como la Liga Maya, la Liga Olmeca y la Liga Anáhuac, entre otras”, explica su director general.

Cuando en el Estadio Alfredo Harp Helú y el Museo Diablos hablan de ser incluyentes, no sólo se refieren a la accesibilidad. Es un lugar para todos, para amantes de los deportes, desde luego, pero también del arte y la historia. Así, un nuevo centro para la cultura se abre paso en la Ciudad de México y es de celebrar que sea uno con una vocación multidisciplinaria, pero, sobre todo, que apuesta por la descentralización de la oferta cultural, en una capital que necesita voltear hacia otros horizontes, sobre todo cuando de museos se trata.

La Sala de Trofeos combina historia y arte con reconocimientos antiguos del equipo, así como piezas comisionadas a artistas contemporáneos. El visitante se encuentra con una instalación de guerreros inspirados en las culturas mexica y japonesa, del artista oaxaqueño Sabino Guisu.

Publicado en “El Cultural” de La Razón, 24 de noviembre 2023. CONSULTA:

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