El pasado jueves 12 de marzo se inauguró la exposición Ciudades invisibles en la cual participaron 19 artistas, instituciones y colectivos en la elaboración de una pieza museística.
Kublai Khan, entre los años 1260 y 1271, encargó a un marinero veneciano llamado Marco Polo que recorriera todo su imperio en busca de ciudades con el único objetivo de informarle cómo eran esos asentamientos que comprendían su vasto territorio. La forma de entablar sus charlas era peculiar, pero lo más sorprendente de la relación entre el Gran Khan y el marinero se describe en este breve texto:
—Los otros embajadores me informan sobre carestías, concusiones, conjuras, o bien me señalan minas de turquesas recién descubiertas, precios ventajosos de las pieles de marta, pro- puestas de suministros de armas damasquinas. ¿Y tú? —preguntó a Polo el Gran Khan— Vuelves de comarcas tan lejanas y todo lo que sabes decirme son los pensamientos que se le ocurren al que toma el fresco por la noche sentado en el umbral de su casa. ¿De qué sirve, entonces, viajar tanto?
—Es de noche, estamos sentados en las escalinatas de tu palacio, sopla un poco de viento —respondió Marco Polo—. Cualquiera que sea la comarca que mis palabras evoquen en torno a ti, la verás desde un observatorio situado como el tuyo, aunque en lugar del palacio real haya una aldea lacustre y la brisa traiga el olor de un estuario fangoso
Las ciudades no solo están hechas de edificios, calles, árboles y colores, hay otras cosas que las conforman. Cada persona tiene y concibe una urbe diferente dentro de sí cuando la visita o la habita, pues existen elementos diversos que la hacen única para cada uno: la memoria, el deseo, los trueques, los nombres, los muertos, el cielo, los signos, la sutileza, los ojos, los gritos, etcétera.
Todos esos aspectos insignificantes, incomprensibles, algunas veces indetectables, y otras invisibles, son los que forman la imagen de los núcleos urbanos que conocemos, esas ciudades invisibles para los demás, pero memoriales para nosotros.
La exposición Ciudades Invisibles es una muestra precisamente de esas localidades que no se ven pero que existen en el interior. Basada en el libro Las ciudades invisibles de Italo Calvino, la exposición genera una narrativa que comprende una serie de piezas de artistas nacionales e internacionales, que vuelven visible alguna metrópoli del libro. En esta fabulosa exposición no encontrarás edificios o calles, sino 19 formas, emociones, sensaciones, colores y sonidos de ciudades.
Agradecemos la participación de Rodrigo Calderón, Percibald García, Francisco Orozco, Antonio Gamaliel Ramírez, Douglas Favero, Alberto Mendiola, Margarita Mendez, Ariel González, Alejandro Calvo, Rocío Santos, Octaviano Rangel y Gerardo López Granados, alumnos del tercer semestre de arquitectura del ITESM/Toluca; Julio César Santos, Rosa Martha Villanueva, Daniel Ventura, Mariana Castruita, así como del Museo de Filatelia, el Museo Infantil de Oaxaca y el Centro Cultural San Pablo.
El interés que mostró el arqueólogo Levy Vásquez para la organización del archivo de su pueblo fue motivador, por lo que hicimos un gran esfuerzo para dar pronta atención al archivo municipal de San Francisco Telixtlahuaca. Durante el diagnóstico, las autoridades nos mostraron documentos antiguos de fechas diversas. Eran aproximadamente setenta cajas de lo que llamaban “archivo muerto”. Esta denominación se contrapone a la concepción archivística, pues ningún archivo se considera muerto. Así que, desde estos apelativos, empezamos la concientización de las autoridades: “No es archivo muerto, es archivo histórico”.
En marzo de 2019 iniciamos con la limpieza y la organización del archivo. Se aspiró a detalle, debido a que las condiciones en las que estuvieron almacenados los documentos eran deplorables. Por varios años mantuvieron las cajas en un cuarto de lámina con filtraciones de agua y con nidos de pájaros, en total abandono. Levi Vásquez, encargado del archivo histórico, tiene como objetivo poner este archivo a disposición de los habitantes que se interesen por la historia del lugar. Desea que valoren lo que ahora tienen y que puedan conocer y reconocer a los personajes que han contribuido de alguna manera con su municipio. Este proyecto no es sencillo cuando el desinterés o la ignorancia de muchos se suman a la posición ventajosa de otros.
En Telixtlahuaca, como en muchos municipios del estado y del país, se han perdido documentos con el paso del tiempo. Las razones son diversas, desde los desastres naturales, la falta de conocimiento para su adecuado resguardo, el descuido total por ignorancia o desinterés, pero también, y es importante mencionarlo, la pérdida –parcial o total– de muchos archivos ha sido provocada con la intención concreta de desaparecerlos. Documentos importantes han sido quemados por las propias autoridades por considerarlos “papeles viejos”, o peor, se han vendido a externos porque su valor monetario es atractivo. También han sido sustraídos o desaparecidos porque son piezas clave en casos judiciales o agrarios. Existe otro tipo de pérdida: la apropiación de expedientes por parte de las autoridades porque los consideran de su propiedad, ya que su firma aparece en ellos. No consideran que están en el cargo comisionados por la comunidad, y que los documentos que se producen en esa administración le pertenecen al pueblo que representan. También hay que reflexionar sobre aquellos que, con ánimos coleccionistas, se llevan los documentos o libros de los municipios. Esto acontece desde hace mucho tiempo, pues no había regulación alguna al respecto.
La Ley Federal de Transparencia trajo a la vida pública del país, y a su organización, en los tres ámbitos de gobierno, un gran reto: lograr dar información objetiva y confiable, así como promover la participación de los ciudadanos. Hoy en día, conocemos el derecho que tenemos a la información, y más personas están interesadas en saber sobre el uso de los recursos, sobre las obligaciones de los entes públicos y la importancia de la protección de los datos personales. Sin embargo, este derecho no sería posible sin la información que se resguarda en los documentos donde se asientan todas la actividades y procesos que dan testimonio de los actos. Si estos documentos faltaran, no sería posible dar información fidedigna.
Esta Ley hizo visible la importancia de los archivos, sobre todo los públicos. La falta de su organización o la ausencia de ellos fue lo que dio pie a la creación de la Ley Federal de Archivos, en el año 2012, y la Ley General de Archivos, en el año 2018. En ellas, además de regularse los procesos teóricos de organización de los archivos históricos, de concentración o de trámite, se plantea de manera formal la propiedad de los archivos y con ello, las sanciones civiles y penales para quienes no cumplan con esta premisa de manera amplia. En ambas leyes se regula que no se pueden sustraer, destruir, inutilizar, alterar o mutilar los documentos, tampoco se permite trasferir la propiedad o posesión de los archivos, impedir su consulta –en el caso de los archivos históricos, y con sus reservas los de concentración y de trámite– o poner en riesgo la integridad y conservación de estos. Las leyes han sido claras, el problema actual es que no se cumplen.
El municipio de Telixtlahuaca es un ejemplo de lo que puede hacerse cuando existe el interés y el compromiso por rescatar su archivo. Dicho interés inició hace muchos años, al tratar de convencer a las autoridades anteriores de darle un espacio adecuado, de organizarlo y estudiarlo. Al no lograrlo, el archivo sufrió pérdidas importantes y también saqueos. A pesar de ello, los documentos que se han recuperado actualmente aportan mucho a la historia de este municipio y de los alrededores, pues sabemos que la historia siempre está entretejida con los pueblos vecinos. Vale la pena mencionar que la autoridad actual no solo se ha preocupado por el rescate del archivo, sino que ha edificado un espacio digno para su resguardo. Además, lucha por recuperar los documentos que en otras administraciones salieron del municipio, muchos de ellos son expedientes que dan soporte jurídico a sus posesiones territoriales.
Los archivos municipales son un patrimonio cultural tangible. Es necesario protegerlos, valorarlos, conocerlos y difundirlos. Es indispensable organizarlos y preservarlos, según las leyes que los regulan. Para lograrlo, se necesita del compromiso de todos: autoridades y sociedad. Todos somos responsables de la preservación de nuestro patrimonio, saber que nos pertenece es un elemento primordial para garantizar su defensa. El rescate de este archivo no termina al finalizar su inventario, persiste después de ello. El desafío no es solo conservar lo que se ha hallado, sino enriquecerlo con la recuperación de lo perdido
Cuando se escucha la palabra abeja, la mayoría de las personas se imaginan a “la abeja” de color amarillo con negro, que pica, vive en colmenas o enjambres y produce miel, polen y cera. Esa abeja se llama Apis mellifera, y es solo una de las 20 000 especies que existen en el mundo (2 000 en México), y la mayoría de estas no cumple con las características arriba mencionadas. Las abejas existen en todos los colores y formas imaginables, 95% de ellas –alrededor de 19 000 especies– viven de manera solitaria. Una abeja solitaria hembra, en la temporada de reproducción, construye su propio nido (que puede ser en madera, en la tierra, en plantas como el bambú o el carrizo o incluso en sustratos hechos por el ser humano como paredes, etc.); busca y deposita alimento (normalmente polen que mezcla con néctar) en diferentes divisiones del nido, y pone en cada uno de estos cubículos un huevo. En la mayoría de los casos, no le ayuda ninguna otra abeja en la construcción o alimentación; después emerge del nido y se muere antes de que su descendencia se desarrolle.
Entre estas dos formas de vida –solitarias y sociales– hay una gama más. Existen abejas comunales, es decir, dos o más hembras usan el mismo nido, pero cada una hace y aprovisiona sus propias celdas y pone un huevo en cada una de ellas. Las abejas que viven en colonias con división de labores se conocen como eusociales. Solo dos tribus, las Apini y Meliponini, son abejas altamente eusociales. Son también las únicas de las cuales se puede aprovechar su miel, ya que almacenan suficiente de ella. Todas las especies de ambas tribus producen miel.
Una diferencia entre las abejas Meliponini y Apini Meliponini es la tribu de las abejas sin aguijón, mientras que Apini es la tribu de las abejas melíferas. La tribu Apini contiene siete especies dentro de las cuales encontramos a la abeja más común y usada en la apicultura, la abeja Apis mellifera, que se conoce también con los nombres de abeja melífera, abeja europea o abeja de la miel. La tribu Meliponini contiene alrededor de 500 especies de abejas sin aguijón. De las 46 especies de abejas sin aguijón registradas en México, 35 viven en el estado de Oaxaca. Las especies están agrupadas en diferentes géneros, algunos de ellos son: Scaptotrigona, Nannotrigona, Melipona, Plebeia, etc. El término común para las abejas sin aguijón es “Meliponinos” o “Meliponini” y no “Melipona” ya que este último término solo representa un grupo de todas las abejas sin aguijón.
Algunas de las características morfológicas que separan a las abejas sin aguijón de las abejas melíferas, son las siguientes: las abejas sin aguijón son en general más pequeñas, miden de 18 a 13.5 mm. Las abejas sin aguijón poseen un aguijón atrofiado, por lo tanto, no pican. La falta de un aguijón funcional no significa que sean abejas totalmente vulnerables, sino que desarrollaron otras estrategias de defensa, como el ataque, el retiro inmediato o adaptaciones especiales en el nido. El ataque puede configurarse con mordeduras o metiéndose en el cabello, los oídos, la nariz o la boca. Las abejas sin aguijón, del género Oxytrigona, al morder dejan secreciones que contienen ácido fórmico que causa quemaduras en la piel. Otras abejas sin aguijón se retiran a su nido en cuanto perciben un peligro latente y otras cierran su entrada durante el peligro. Entre las adaptaciones particulares para la protección de la colonia existen estrategias como las de individuos guardianes, la colocación de resina en la entrada del nido o el cierre de la entrada por la noche, como es el caso de la especie Nannotrigona perilampoides.
Los dos grupos, Apini y Meliponini, también difieren en su distribución natural. Mientras que las abejas sin aguijón solo se encuentran en los trópicos, las abejas melíferas se extienden más al norte y más al sur. Sin embargo, están ausentes en América. Aunque hoy en día encontramos mucha Apis mellifera a nuestro alrededor, ¡las abejas nativas de México son las abejas sin aguijón! Gracias a los beneficios alimenticios, medicinales y prácticos de sus productos (miel, cera y propóleos), las abejas sin aguijón han tenido un valor importante en aspectos sociales, económicos y religiosos. Desde tiempos antiguos, la miel y la cera sirvieron como medicina y como objetos de comercio y tributo. También fueron utilizadas en ceremonias y rituales. Algunos pueblos integraron a las abejas sin aguijón a su cosmovisión: eran concebidas como seres sagrados a los que el cuidador ofrecía su servicio, ya que representaban un vínculo por medio del cual conectaban a su pueblo con la divinidad.
El cultivo de las abejas sin aguijón o meliponicultura se ha practicado en México por diversos pueblos indígenas desde antes de la conquista, en particular por los mayas. Aunque los productos de las abejas son apreciados, el beneficio más importante que proporcionan es la polinización de la flora silvestre y de muchas especies vegetales cultivadas. La polinización es importante porque a través de ella se reproducen muchas plantas. Este proceso es la transferencia de polen de la antera (parte masculina de flor) al estigma (parte femenina), ya sea de la misma flor o de flores de la misma especie. Con esta transferencia de polen ocurre la fertilización de la planta. Posteriormente, sigue la formación de semillas y frutos que dan a su vez nuevas plantas o son alimento para nosotros los humanos y otros animales. Con la polinización se benefician mutuamente la planta y la abeja. Así, las abejas están estrechamente relacionadas con la seguridad alimentaria de la especie humana y con el equilibrio ecológico. Por medio de la polinización garantizan la diversidad de plantas necesaria para la existencia del conjunto de animales.
Aunque es reconocida su importancia, en diferentes partes del mundo se reporta que las abejas están en declive. Existen cuatro factores claves involucrados en el descenso de los polinizadores: 1) el cambio de uso de suelo, 2) el uso de pesticidas, 3) la introducción de especies exóticas y 4) el cambio climático.
La situación actual de las abejas nos conmina a emprender acciones encaminadas a su conservación, con especial interés en las abejas sin aguijón. Pero ¿qué podemos hacer cada uno de nosotros? En primer lugar, cuidar el medio ambiente desde nuestras casas. Por ejemplo, reducir la generación de basura y separarla, limitar el uso de químicos, dejar crecer pastos y plantas nativas, etc. Puede haber conservación biológica con el buen manejo de los recursos biológicos. Podemos apoyar a los que producen alimentos de manera amigable con el medio ambiente y comprar sus productos. En el caso de las abejas sin aguijón, podemos apoyar a los meliponicultores que mantienen a sus colonias con buenas prácticas de manejo, las cuales favorecen su conservación.
Entre algunas propuestas de buenas prácticas están:
1. Transmitir la experiencia de la crianza de abejas sin aguijón a la familia y a las generaciones jóvenes para que no se pierda. 2. Impulsar la capacitación y facilitar intercambios de saberes de manera permanente. 3. Aprender de una especie resistente o de mayor abundancia en su región. 4. Obtener colmenas por medio de divisiones, trampas o rescates, para desalentar la obtención de nidales silvestres a través de tala de árboles o saqueo de nidos, colaborando en su protección. 5. Respetar la distribución natural de las diferentes especies, para evitar problemas futuros en la pérdida de biodiversidad. 6. Conservar y mejorar el entorno de las abejas, con acciones tales como la conservación de la flora y su diversidad, con el mejoramiento a través de la reforestación y/o restauración, la disminución o eliminación del uso de agroquímicos en cultivos y con la reproducción de árboles y plantas nativas que brinden alimento a las abejas. 7. Diversificar especies de abejas en los meliponarios, criando especies locales que sean viables, para no concentrarse solo en una de ellas. 8. Cosechar de forma moderada la miel, el propóleo y la cera, respetando los calendarios de cosecha y floración de la región. 9. Transformar los productos de la cosecha para agregar valor. 10. Comercializar los productos de las abejas nativas sin intermediarios, en canales cortos regionales, destacando su importancia para el uso terapéutico, principalmente.
Para una lectura más profunda sobre este tema, se puede consultar el libro Abejas sin aguijón y su cultivo en Oaxaca, México, cuya primera impresión de mil ejemplares fue realizada gracias al apoyo de la Fundación Alfredo Harp Helú Oaxaca. Una parte de esos ejemplares será entregada a las comunidades donde se llevó a cabo el trabajo de investigación, así como a bibliotecas públicas e instituciones que participaron en la investigación. El libro también se puede consultar en Internet.
Hola, estimados amigos lectores del Boletín de la FAHHO, ha pasado un tiempo sin que pudiera presentar aquí algunos apuntes y reflexiones para la filatelia temática.
En estos tiempos, por la gravedad de la situación que enfrenta el mundo con el COVID-19, debemos hacer el esfuerzo de quedarnos en casa, entonces, hagámoslo con filatelia que siempre será un lugar donde podremos refugiarnos de la cruda realidad. Así que dediquemos nuestro tiempo a hacer lo que tanto nos gusta y por ahora estamos de vuelta.
En esta ocasión hablaré de las piezas interesantes por su relevancia en la producción de la estampilla, “el arte” detrás de ella, “la esencia” del impacto y además “añorada” pieza en las colecciones: el diseño original para la producción de una estampilla. Vamos a iniciar con el análisis del proceso de diseño de una estampilla (1).
El diseño definitivo es una pieza única, elaborada en distintas técnicas, desde grabado, lápiz de color, acuarela, oleos, fotografía, pasteles o técnicas mixtas e incluso digitales para darle vida a la ilustración de una estampilla. Este diseño no tiene grandes variantes al diseño impreso, en ocasiones los cambios son pequeños y se llevan a cabo en “pre-prensa”, sin embargo, no cambian la estructura del arte en él. Para llegar al final se pasa por un proceso de bocetos y/o propuestas preliminares que se descartan. La gran pregunta en esto es ¿cómo podemos identificar que son auténticos? La respuesta siempre es la misma: es casi imposible. No existe un grupo de expertos que certifique que esos “bocetos desechados” fueron elaborados previamente a la autorización de la emisión (2). Desde mi punto de vista, no creo que deban estar prohibidos, siempre y cuando exista la forma de probar que fueron elaborados como parte del proyecto de desarrollo de la estampilla. Como las firmas en él, algunos fechadores, certificados o decretos; aquí como ejemplo muestro dos casos.
Durante once años se llevó a cabo en México el concurso de diseño de estampillas donde todos los ciudadanos podían participar, para que el correo pudiera seleccionar una pieza de arte para la emisión del “Día Mundial del Correo”. Los finalistas, una pequeña selección de los participantes, pero no ganadores de la emisión, recibían un diploma con la firma del director general del Servicio Postal, director general de Operaciones del Servicio Postal y director general del Taller de Impresión de Estampillas y Valores. Quien adquiriera un diseño no aceptado de este año debería hacerlo por lo menos con el diploma que avalara la pieza. Cuando estuviera en exhibición, podría adjuntarlo en el mismo ejercicio y forma que un “certificado” se adjunta en la colección.
El boceto de Aire limpio vida sana (3) posee la firma de Emilio Obregón, quien fungió en su momento como asesor de filatelia en el Correo de México y muchas propuestas de emisiones en los años setenta fueron hechas y aprobadas por él, además, en este caso, el diseñador acepta el compromiso de la propuesta. Podemos observar la firma de Rojas, quien realizó el diseño definitivo.
Todos los diseños empleados para la fabricación de una estampilla tienen un gran valor filatélico, pero vamos a dejar clara una cosa: no son material raro, si bien es cierto que son materiales “difíciles de adquirir”, desde mi punto de vista, no es un material que podamos considerar escaso; y explico por qué. Si de manera obligatoria se requiere una pieza de arte para hacer una estampilla, solo imaginen cuántos diseños aprobados existen, al momento cientos de miles.
La dificultad está en adquirirlos, porque la mayoría está en posesión de archivos de imprentas o correos, así que los filatelistas tenemos que estar como “buitres” a la espera de la muerte (cierre definitivo) de alguna imprenta y que pongan esos archivos en posibilidad de ser adquiridos, pidiendo “al cosmos” no vayan a ser destruidos. Todos los diseños originales son muy interesantes y, por supuesto, algunos de mayor importancia que otros, por ejemplo, la relevancia de los países. Esto es esencial: un diseño para Corea es bueno, pero aún es mejor uno de Australia, técnicamente es el mismo criterio que con la selección de sellos para tu colección.
Otra de las cosas que comúnmente buscamos son los diseños de las estampillas, pero también están los diseños de enteros postales, portadas de booklets u otros materiales postales-filatélicos que forzosamente pasan por el mismo proceso.
En los eventos filatélicos me he topado con muchas de estas piezas, pero más de la mitad son diseños descartados –identificados como diseños no aprobados o diseños no aceptados– y de ellos solo un porcentaje muy bajo, me atrevo a decir que el 30% puede probarse que fueron parte de ese proceso, los demás no.
En conclusión, creo que todos tenemos claro que nuestra meta en las exhibiciones –desde las locales hasta las mundiales– es la puntuación. Uno de los principales objetivos es ganar puntos. Si ganar esos puntos depende de la calidad del material que integra nuestra colección, creo que buscar piezas con certeza de uso en el proceso es lo ideal, y si las encontramos, que sean manejables y no generen conflictos en el transporte y montaje.
Sigan haciendo filatelia, sigan disfrutando de este pasatiempo, nos leeremos pronto.
José Patricio Nicoli llegó a Oaxaca en la década de los setenta del siglo XIX como secretario del general sonorense Ignacio Alatorre, quien dirigía las fuerzas juaristas para pacificar el estado sureño, desestabilizado por Porfirio Díaz y su Plan de la Noria. Nicoli aprovechó la estancia para visitar algunos pueblos “cercanos” a la capital oaxaqueña, entre ellos, Cuilapam, Santa María del Tule y Mitla. Sobre lo que vio en aquellos lugares, Nicoli escribió una serie de notas que, con el título de Recuerdos de Oaxaca, fueron publicadas, primero, en el diario ElFederalista, y en 1875, en el periódico oaxaqueño El Regenerador.
En la nota dedicada a Mitla, Nicoli señala que el nombre de ese lugar en zapoteco es Lioaba, que significa ‘lugar de descanso’, “[…] porque aquí venían a descansar para siempre los monarcas de la nación”. Nicoli se admiraba de la capacidad que habían tenido los antiguos habitantes de Mitla para construir sus edificios y decorarlos con “mosaicos de piedra porfirítica primorosamente labrados”, pues, antes de la llegada de los españoles no poseían herramientas de hierro. Al ahora llamado Palacio de las Columnas lo describía como “una sala amplia y elevada, con seis columnas de pórfido que han provocado la admiración de los viajeros”.
Llama la atención que Nicoli cita las observaciones que había hecho Eduard Mühlenpfordt –originario de Hannover, Alemania– quien, en la década de los veinte del siglo XIX, había llegado a México como empleado de la empresa británica Mexican Company: “Con cuánta elocuencia expresa su indignación el célebre viajero alemán Mühlenpfordt, visitando las ruinas en 1830, el amigo de la historia antigua, no sólo de este país sino de todo el género humano, no puede, sino con profundo dolor, contemplar la destrucción de estos monumentos tan notables”. Es probable que Nicoli haya tenido a su alcance un manuscrito del alemán sobre Mitla, que todavía en 1835 formaba parte del acervo del Instituto de Ciencias y Artes del Estado de Oaxaca.
Nicoli concluye su nota celebrando que, para fortuna de los amigos del arte y la historia antigua, no se había cumplido la profecía de un anticuario oaxaqueño, quien, en 1852, aseguró que dos años de total abandono bastaban para la destrucción completa de los edificios de Mitla: “[Aún] se levantaba como un vapor la memoria de un pueblo grande, aunque desconocido”.
Patricio Nicoli es parte de quienes escribieron sobre Mitla en el siglo XIX; lista integrada por el matemático alemán Eduard Mühlenpfordt (1830), el expedicionario francés Désiré Charnay (1857), y el norteamericano Adolph F. Bandeleir (1881)
La fotografía estenopeica se ha convertido en una herramienta importante de creación artística y pedagógica para agrupaciones en Latinoamérica, en especial para Oaxaca Estenopeica y el Movimiento de Fotógrafos quienes llevan desarrollando esta técnica no solo como iniciación en la fotografía, sino como una narrativa que ha trascendido las fronteras. Es así como, en el año 2019, para la décima celebración de la Semana Estenopeica en la ciudad de Oaxaca, México, se realizó el encuentro de las dos agrupaciones que dieron a conocer sus trabajos, puntos de coincidencia y sus diferencias en cuanto al manejo de la técnica estenopeica. En estas múltiples charlas se planteó fortalecer los lazos existentes entre los dos colectivos y diseñar un proyecto donde se involucren tanto las organizadoras como los grupos de creación de cada país.
Es así como nace Postpeica, intercambio de postales estenopeicas entre Oaxaca, México; Medellín y Bogotá en Colombia y Buenos Aires en Argentina, que han sido enviadas a través del correo postal tradicional de cada país durante un año, comprendido entre mayo de 2019 y mayo de 2020. Entre las temáticas utilizadas se encuentran: entorno, mercados, muertos y gesto. La intensión es fortalecer y circular la producción artística de cada grupo con la única premisa de no salir del formato 10 x 12 cm. Durante los primeros envíos se evidenció el desarrollo de piezas intervenidas análogamente con diferentes técnicas pictóricas y copiadas en diferentes soportes, tales como papel, madera y tela.
Como parte de la socialización del proyecto se planteó realizar una muestra física en cada país participante en una fecha simultánea, donde cada colectivo expondrá el material recibido, acompañado de una reflexión del proceso que se vivió con cada grupo, como la posibilidad de hacer video charlas con los artistas estenopeicos participantes.
POSTPEICA, UN PROYECTO COLECTIVO Tania Rubiños
Un buen día de mayo del año pasado, la artista colombiana Andrea Melo nos invitó a platicar sobre un proyecto filatélico. Andrea es cofundadora del Movimiento de Fotógrafos que nació en Bogotá en 2012. En esta organización participan también artistas plásticos y visuales, quienes utilizan la fotografía –en especial la técnica estenopeica– como herramienta en la creación artística articulada con otros lenguajes como el audiovisual y la literatura.
Sin saber más sobre el proyecto fui con Gaby Silva al museo de Filatelia de Oaxaca para platicar con Luz Santiago, responsable del área de Difusión, y con Andrea, quien nos planteó realizar un intercambio internacional de postales, cosa que me entusiasmó muchísimo.
El proyecto tendría tres ejes: fotografía estenopeica, postales e intervención, pero creció con la experiencia y el conocimiento de María Luisa Santos de Oaxaca Estenopeica y varios artistas de otros estados. El grupo de México ya estaba conformado. Andrea regresó a Colombia para organizar un equipo allá, y a la par, en Argentina, Gilda Azema se organizó con un grupo de fotógrafas para participar. Fue así como surgió Postpeica, desde Oaxaca y en colaboración con el MUFI, dándose un intercambio de postales estenopeicas entre tres países de Latinoamérica.
Si bien no todos los participantes nos hemos visto en persona, la Semana de la Fotografía Estenopeica en Oaxaca, organizada por Oaxaca Estenopeica, es nuestro punto de encuentro. Con este proyecto hemos aprendido sobre la técnica, otros nos han enseñado o, simplemente, ha sido el medio para compartir. Postpeica es una consecuencia de ese maravilloso proyecto.
Durante un año nos reunimos para charlar sobre el nombre del proyecto, los temas para fotografiar o intervenir, hacer el envío de las postales, etc. También nos topamos con distintas circunstancias, como el tiempo que requería que las postales llegasen a su destino, o cuando fueran retenidas en la aduana. Lo mejor era cuando llegaban y veíamos el trabajo que cada participante había dedicado al realizar su postal. Era un momento que llenaba de alegría y emoción. También fue enriquecedor observar las similitudes culturales o la diversidad con la que cada quien aborda la técnica. Antes de terminar, quiero mencionar que un factor clave para el proyecto fue el servicio de correo postal de México, Colombia y Argentina, gracias a este nuestras postales llegaron a las manos de quienes participamos.
PARTICIPANTES
COLOMBIA Laura Viviana Moreno (Colectivo dónde habito), Luis Carlos Camargo (Colectivo Cámara Parlante), Francesco Tetti (Relatos Internos) y Andrea Melo (Movimiento de Fotógrafos).
ARGENTINA Carla Menchi (Colectivo 60), Ximena Astudillo Delgado y Gilda Cecilia Azema.
Bajo esta premisa se crea Sesenta y ocho voces sesenta y ocho corazones, una serie de cuentos de tradición oral ilustrados, animados y narrados en las 68 lenguas originarias de México, con el objetivo de dar a conocer la gran riqueza étnica, lingüística y cultural que somos y a través del conocimiento y amor hacia estas culturas, y ayudar a disminuir la discriminación que sufren; así como empoderar a todos los que son parte de una comunidad indígena, enaltecer el orgullo de ser parte de esta, el rescate de su identidad y el orgullo, respeto y uso de su lengua.
“Cuando muere una lengua, se cierra a todos los pueblos del mundo una ventana, una puerta: la humanidad se empobrece”. Con estas palabras de Miguel Léon Portilla logramos unir los puntos que crearon este proyecto. Al leer su poema hace seis años me fue muy claro por qué debíamos hacer esto, la importancia de las lenguas, de su uso y no olvido.
Desde Hola Combo, productora de la serie, creemos totalmente en la responsabilidad que tenemos como medio de comunicación. Tenemos un especial interés en los proyectos de enfoque social, y en estos años con Sesenta y ocho voces todos hemos ido creciendo, aprendiendo y madurando. La serie comenzó siendo un proyecto de investigación y ha ido cambiando a un trabajo de campo con la participación de las comunidades para llegar a un resultado en conjunto “con” la comunidad y no solo “para” la comunidad.
Se ha dado voz a los adultos mayores y recibido el consejo de las comunidades para que ellos mismos nos digan qué historia les gustaría retratar. Hemos invitado a los niños a dibujar el cuento para que, en conjunto con ilustradores contemporáneos, hagan una reinterpretación de la cultura, que deja implícito que son comunidades y culturas actuales, en constante movimiento, con jóvenes haciendo arte, música y literatura. Es por esto que Sesenta y ocho voces no busca ser un acervo estático, sino una chispa que ayude a generar acciones dentro y fuera de la comunidad.
La lengua no es solo una serie de signos o sonidos, la lengua es tan solo la punta del iceberg, representante de una comunidad llena de saberes, tradiciones, arte, música, formas de ver y sentir el mundo, de conectarse con la naturaleza y con la muerte. Las lenguas son un vínculo con la identidad de cada quien. Por lo tanto todos los niños deben tener el derecho a aprender, a jugar, leer, soñar en su lengua materna. Responsabilidad que nos toca a todos como familia, sociedad, escuela y estado.
Hemos visto en algunas comunidades que las madres no quieren que sus hijos hablen su lengua para que no sufran lo que ellas pasaron, como a los adultos mayores les tocó en su niñez ser castigados por hablar en su lengua materna, el shock de entrar a una escuela con una lengua totalmente diferente a la suya y el ser rechazados y discriminados al moverse fuera de sus comunidades. Sin embargo, es una situación que poco a poco ha ido cambiando y que nos toca apoyar para generar conciencia confiando en que podemos construir entre todos un mundo mejor desde donde nos toca a cada quien.
A la fecha llevamos 35 lenguas retratadas más tres en desarrollo. Aún estamos a mitad de camino pero continuaremos en la ruta ayudando a visibilizar a estos 68 corazones que nos engrandecen como mexicanos.
Bajo el título de Cuadernos del Acantilado, la editorial española Acantilado ha publicado una colección de libros de bolsillo que resultan deliciosos bocadillos para los lectores. Podemos encontrar piezas que van desde compilados de artículos (como Las rosas, de Eça de Queirós, publicado en fascículos en la Gazeta de Notícias de Río de Janeiro en 1893); extractos de obras mayores (Miguel Ángel Bounarroti, florentino, recogido de Le vite de’ più eccellenti pittori, scultori e architettori, del pintor y arquitecto italiano Giorgio Vasari, publicado en 1550); hasta piezas contemporáneas como las del barcelonés Rafael Argullol, el nobel húngaro Imre Kertész o el multifacético Sławomir Mrożek. Todas piezas cortas de literatura escogidas para un deleite de sobremesa.
La vida para principiantes de Sławomir Mrożek En “La rutina”, uno de los 39 relatos que conforman La vida para principiantes, el autor polaco Sławomir Mrożek narra la monótona tarde de trabajo de un cuerpo de bomberos: “apagar incendios y salvar a las personas que quieren suicidarse”. Un trabajo tan frecuente que el capitán ya se conoce de memoria el papel que debe representar. Entiende a su público. Sabe que su completa satisfacción depende del timing. Deja que se junte gente bajo el edificio, espera a que lleguen los periodistas y los que venden la confitería, acomoda con cadencia la escalera, la sube poco a poco. ¿Y las preguntas…? ¡Ahhh… las preguntas! debe hacerlas en un orden estricto e implacable, su efecto progresivo se ha estudiado en cada detalle con la finalidad de establecer el momento perfecto para el rescate. Así, todas las tardes se ejecuta de manera quirúrgica esta puesta en escena, salvo que un día al capitán se le haya olvidado ponerse su ropa interior térmica y tenga mucho frío o hambre o que de repente, no sé, la vista desde lo alto…
La vida para principiantes es una antología temática cuyo humor raya en lo surrealista. Mrożek se burla de él mismo, de sus ideales hechos trizas con la edad, del arte, de la jubilación, del terror, de los negocios, de la política, de todo, todo el mundo.
Drink time! (En compañía de Patrick Leigh Fermor) de Dolores Payás En este libro, la escritora española, Dolores Payás, nos acerca al mundo personal de Patrick Leigth Fermor, el mítico autor y viajero por excelencia. Nos pone sobre la mesa una trayectoria biográfica paralela a la de una novela de aventuras. En diciembre de 1933, con dieciocho años, una cazadora de cuero, dos mudas de ropa, un volumen de las Cinco odas de Horacio, un cuaderno y un atado de lápices, Patrick partió de Londres con primer destino a Constantinopla. De Turquía marchó a Grecia y en Atenas se enamoró de la princesa rumana Balasa Cantacuzène, con quien vivió en Moldavia por varios años. Al inicio de la Segunda Guerra Mundial, Paddy se enlistó en el Ejército británico convencido de volver pocos meses más tarde; sin embargo, los estragos de la guerra partieron al mundo. A su regreso, Balasa y su hermana habían desaparecido sin rastro. No las encontró, sino hasta 25 años después, en el ático de un edificio en Bucarest, donde daban clases de lenguas extrajeras.
Si esto no suena a una novela ¿qué parece esto otro? En 1940, como oficial inglés, Paddy fue reclutado por los servicios de inteligencia griega para luchar contra los invasores italianos, al caer su brigada, tuvo que vivir escondido año y medio en las cuevas de Creta, desde donde coordinó a la legendaria Resistencia griega. Después de la rendición de Italia, organizó un comando para secuestrar al general Kreipe, un alto mando alemán que vivía en la isla. La operación se ejecutó de forma brillante, imaginativa y arriesgada, raptando al general en las narices de las tropas enemigas. En los días siguientes al rapto, tuvieron que moverse sin cesar por las cumbres escarpadas y sucedió que una mañana, al romper el alba, el prisionero miró el magnífico paisaje que yacía a sus pies y susurró en latín: “Vides ut alta stet nive candidum/ Soracte nec iam sustineant onus”, versos que Paddy completó con un cigarrillo en la boca: “Silvae leborantes, geluque/ Flumina constiterint acuto?” (¿No ves al [monte] Soracte encanecido/ por la espesa nieve, y los bosques/ agobiados por su carga, y los ríos/ detenidos por el punzante hielo?). Eran los primeros versos de “Ad Thaliarchum”, una de las odas del poeta Horacio, una de las pocas que se sabía de memoria.
Pasajes como estos son a los que Dolores Payás nos acerca. Conocemos los últimos años de un autor que vivía en una casa vuelta biblioteca en la parte más agreste de la península de Mani, resguardado por un ejército de gatos y participando de rituales bohemios que siempre comenzaban con: Time for a drink!
La chirimía es un instrumento musical, y a la vez un conjunto, que forma parte del patrimonio de la humanidad, sin embargo, hoy en día se encuentra en peligro de extinción. Es un instrumento de viento, con tubo cónico y lengüeta doble, elaborado con madera. En muchas culturas es indispensable para las festividades en el exterior.
Desde el siglo V antes de Cristo, la chirimía formaba parte de la cultura musical etrusca y posteriormente se diseminó por Persia, India, China y el norte de África. Fue introducida a Europa en los tiempos de las cruzadas (siglos XII y XIII) y luego fue llevada por conquistadores al centro y el sur del Continente Americano, donde se le conoce con nombres como chirimía, dulzaina, discante, caramillo y bombarda. En la época de evangelización, por las diferencias lingüísticas que significaron grandes obstáculos, los religiosos se vieron obligados a inventar métodos pioneros para difundir la nueva fe. La danza, el teatro y la música, además de la enseñanza de los oficios, demostraron ser un éxito en este esfuerzo evangelizador.
En las primeras escuelas de música enseñaron a los indígenas no solo a cantar y tocar, sino también a fabricar los instrumentos. El fraile franciscano Jerónimo de Mendieta describió este proceso con mucha precisión: “Los primeros instrumentos de música que hicieron y usaron, fueron flautas, luego chirimías, después orlos, y tras ellos vihuelas de arco, y ahora cornetas y bajones. Finalmente, no hay género de música en la iglesia de Dios, que los indios no la tengan y usen en todos los pueblos (…), y ellos mismos los labran todo, que ya no hay para que traerlo de España como solían”. Estas circunstancias causaron cambios muy serios en el ritual católico acostumbrado, y la diversidad de los instrumentos introducidos a la liturgia provocó fuerte oposición por la jerarquía eclesiástica novohispana.
Por órdenes del I Concilio Provincial Mexicano, celebrado en 1555, quedó prohibido el uso de estos instrumentos en la liturgia, con excepción del órgano, que desde tiempos remotos era el instrumento propio de la iglesia. No obstante, se permitió el uso de la chirimía en las celebraciones en los extramuros de las iglesias, o sea al aire libre, por ejemplo, durante las procesiones. Así empezó el gran papel que hasta la actualidad la chirimía tiene en la vida social de los pueblos mexicanos. El primer cronista de Oaxaca, fray Francisco de Burgoa, dejó un testimonio de este fenómeno: “[…] admírese la razón más despierta de ver en los pueblos excelentes chirimías, con admirable suavidad y consonancias, que ejercitan a la celebración de sus fiestas”.
Desde hace cinco siglos, en los pueblos de Oaxaca (también en Jalisco, Guerrero, Estado de México, Tlaxcala, Puebla y Chiapas) la chirimía anuncia y acompaña a los eventos más importantes como asambleas, mayordomías, bodas, funerales, procesiones, calendas, cumpleaños, etc. Con el tiempo se convirtió en un conjunto de entre dos y cuatro músicos (según la región). En Oaxaca, la representan dos músicos donde la chirimía se complementa con el tambor. En muchos casos, la chirimía fue sustituida por la flauta de carrizo, por ser un instrumento de más fácil mantenimiento, y sobre todo más barato, incluso ha sido cambiada por las flautas de plástico de fabricación industrial. De cualquier manera, esta antigua costumbre sigue presente en muchos pueblos, aunque hay señales preocupantes porque las nuevas generaciones no tienen curiosidad por este arte, que poco a poco enmudece.
Los maestros Roque Ignacio Martínez, Aristarco Pérez García, y en ocasiones Manuel Martínez, cultivan la tradición de la chirimía en la comunidad de San Bartolomé Yatoni, Sierra Norte. Preocupados por el futuro de esta costumbre, en junio de 2017 visitaron la Fonoteca Juan León Mariscal para contar sus experiencias y expresar sus inquietudes. Asimismo, mostraron su disposición para participar en eventos culturales con el objetivo de preservar y difundir la tradición de la chirimía. Su propuesta coincidió con la tarea de la Fonoteca de promover a los músicos tradicionales oaxaqueños, y de esta manera se inició una colaboración que tiene como objetivo el uso de la chirimía antes de cada concierto presentado por la Fonoteca en el Centro Cultural San Pablo. En consecuencia, desde hace tres años, sin cesar, los maestros Roque y Aristarco muestran su talen- to deleitando al público con su tradicional llamada a nuestros conciertos. Maestros, ¡muchas felicidades y enhorabuena!
En 1691, la imprenta de Diego Fernández de León publicó Villancicos con que se solemnizaron en la Santa Iglesia y primera catedral de la ciudad de Antequera, Valle de Oaxaca, los maytines de la gloriosa martyr santa Catharina, obra de sor Juana Inés de la Cruz. La impresión fue pagada por el canónigo Jacinto de la Hedesa Verástegui, sobrino del entonces obispo antequerano Isidro Sariñana y Cuenca, quien, por la muerte del rey Felipe III en 1666, había escrito Llanto del Occidente en el ocaso más claro del sol de las Españas.
Nacido en la década de los cuarenta del siglo XVII, en Puebla de los Ángeles, Jacinto de la Hedesa estudió artes y teología en la Real Universidad de México y en 1674 se mudó a Antequera del Valle de Oaxaca para asumir una canonjía en la catedral sureña, gobernada por fray Tomás de Monterroso. El gobierno episcopal de Monterroso se caracterizó por una constante tensión con el cabildo catedral, que no terminó con su muerte, pues, tras ella, los canónigos, incluido De la Hedesa, fueron acusados de haber robado bienes del mitrado cuando este agonizaba.
De la Hedesa Verástegui era muy devoto de santa Catarina, tanto así que financió la reedificación de su templo en el pueblo de Xalatlaco, a cuyos habitantes nahuas les ministraba en su idioma. El cabildo de Antequera ponderaba así al canónigo: “No es posible expresar con palabras a Su Majestad lo mucho que queremos a este sacerdote, que es como nuestro padre, nuestro amparo y bien hechor; dígalo nuestra iglesia de Santa Catarina pues no sólo [la] ha tomado a su cargo porque es muy devoto de la santa, al hacerle todos los años una gran fiesta en su trecenario y día, donde gasta mucha pólvora en fuegos, en luminarias, mucha cera en el altar y muchos regalos en los ministros del altar y predicador, sino que viendo que nuestra santa iglesia tenía muy maltratado el presbítero, trató de derribarlo y reedificarlo”.
Entonces, no resulta extraño que De la Hedesa pagara la publicación de los villancicos escritos por sor Juana Inés de la Cruz, a quien debió conocer cuando vivía en la ciudad de México, para los maitines de la que fuera la primera iglesia de Antequera: Santa Catarina, hoy en día San Juan de Dios.
En la dedicatoria de la obra, De la Hedesa destacaba el carácter intelectual que se le atribuía a la legendaria mártir, y seguramente veía un símil entre la santa y sor Juana, por ello debió encargar que la jerónima escribiera la obra en cuestión. Cabe destacar que sobre estos villancicos el investigador Elías Trabulse ha realizado un interesante estudio en el que sor Juana hace, en clave alquímica, una “exaltación extraordinaria de la feminidad” frente al desagravio antifeminista que encabezaban su propio confesor Antonio Núñez de Miranda y, evidentemente, otros hombres religiosos de la época, como Pedro de la Vega, autor de la obra La Rosa de Alejandría, que destacaba el “varonil principio” de la sabiduría de las mujeres.
Sor Juana respondió versando el episodio de la santa ante los sabios egipcios:
De una mujer se convencen todos los sabios de Egipto Para prueba de que el sexo No es esencia en lo entendido Nunca de varón ilustre Triunfo igual habemos visto Y es, que quiso honrar en ella Dios el sexo femenino.
No debe olvidar el lector que al estudiarse las obras literarias o plásticas es necesario poner atención al contexto en el que fueron realizadas y a quiénes las comisionaron, pues así es posible entender la sociedad de aquel momento. El tema da para más, sin embargo por ahora nos limitamos a destacar el patrocinio de la obra, a manos de Jacinto de la Hedesa Verástegui, pero también compartir con los lectores la existencia de la obra de sor Juana.
Un ejemplar de los Villancicos se encuentra resguardado en el acervo de la Biblioteca John Carte Brown Library, con quienes estamos agradecidos por las imágenes de la obra que nos fueron proporcionadas.
Durante los últimos seis meses desarrollamos un taller que benefició a los artesanos ganadores de un lugar o mención en el concurso que cada dos años celebra la fundación Friends of Oaxacan Folk Art, dirigido a jóvenes artesanos menores de 30 años.
El taller tenía dos objetivos principales: primero, ofrecer herramientas creativas para el desarrollo de nuevos productos, y segundo, propiciar en los jóvenes la innovación dentro de su tradición artesanal. Es decir, fomentar el cuestionamiento sobre sus materiales y procesos, sobre la utilidad de sus productos, y conducir la búsqueda de nuevas posibilidades que pudieran materializarse para visualizar nuevos horizontes y sumarlos a sus propias técnicas. Fueron seis módulos en un lapso de seis meses que abarcaron: la terminología del diseño –consideramos que puede ser de ayuda para mejorar la comunicación con diseñadores con los que seguramente colaborarán en el futuro–; ejercicios que detonaban ideas para crear una serie de piezas que formarían una colección que para ellos representara un reto al crear algo que no hubieran desarrollado antes–; trabajar con un material diferente al de su técnica tradicional y hablar con otros artesanos para buscar colores y texturas que convivieran con las suyas.
Estos ejercicios moldearon los proyectos de los jóvenes creadores, quienes aprendieron nueva información sobre color, tendencias, principios de diseño, innovación, empaque, branding y relaciones con sus clientes, hasta cerrar su proyecto personal para compartirlo con sus compañeros y recibir retroalimentación de ellos.
Como ejemplo tenemos el caso de Esperanza Martínez, una joven creadora de San Pedro Cajonos que comparte con su familia la tradición de criar gusanos de seda. Ella se especializa en trabajar con los capullos para elaborar joyería teñida con tintes naturales y ensamblada con plata e hilos de seda. Durante el taller elaboró tres piezas de seda con aplicaciones de piel. Su proyectó resultó muy interesante porque le abrió posibilidades no solamente para explorar un material nuevo, sino para cuestionarse cómo la seda trabaja con otras texturas y aprender técnicas nuevas.
Las herramientas e información brindada a los jóvenes se suman a su proceso creativo. Fue un ejercicio que se debe alimentar de nuevas perspectivas y nuevas ideas que los ayudarán a tener mejores referencias para solucionar retos. El principal logro del taller fue contar con muchos casos de reflexión y experimentación para crear nuevos e innovadores productos.
Santa María Tlahuitoltepec, Oax.- El Segundo Encuentro Conocimientos, Ciencia y Tecnología en un México Multicultural culminó este fin de semana con un ciclo de conferencias y la observación del cielo y constelaciones en esta comunidad mixe.
Después de dos días y medio de conferencias y talleres realizados en el Centro Cultural San Pablo, el sábado por la tarde todos los participantes del encuentro abordaron tres camionetas para ir a esta comunidad oaxaqueña, conocida por su amor a la música.
Tras casi tres horas de viaje entre montañas, los especialistas en difusión de la ciencia y las lenguas originarias de México llegaron a las instalaciones del Centro de Capacitación Musical y Desarrollo de la Cultura Mixe (Cecam), sede de las últimas conferencias del encuentro y donde se llevó a cabo la observación de las estrellas.
La música de los mixes se escuchó en el acto de recibimiento que ofrecieron las autoridades de Tlahuitoltepec a todos los visitantes. Minutos más tarde el auditorio del Cecam se convirtió en la sala de conferencias y Mirna Villanueva, del Consejo de Ciencia y Tecnología del Estado de Tabasco, habló del amor y su relación con la ciencia.
Del amor se dio paso a la tecnología y esto permitió al doctor Miguel Chávez hablar del trabajo que el Instituto Nacional de Astrofísica, Óptica y Electrónica (INAOE), un centro de investigación y desarrollo de intelecto mexicano que —ubicado en el pueblo de Tonantzintla, municipio de San Andrés Cholula, en el estado de Puebla— realiza con el Gran Telescopio Milimétrico. El especialista mostró imágenes del Universo y estrellas que se han logrado captar con el telescopio.
Las conferencias culminaron con una mesa de diálogo entre representantes del conocimiento de las culturas mixe y seri. En este espacio los visitantes reflexionaron sobre la importancia del conocimiento astronómico que poseen las culturas originarias de México y su relación con la ciencia.
El gran cierre llegó cerca de las diez de la noche cuando en el helipuerto del Cecam, uno de los puntos más altos de la comunidad, se montaron telescopios que permitieron a los participantes conocer y observar algunas de las constelaciones visibles durante la noche del sábado. Mientras la bruma lo permitió, niños, jóvenes y adultos apreciaron las constelaciones del León, Escorpión, Libra, y planetas como Júpiter y tres de sus cuatro lunas.
El Segundo Encuentro Conocimientos, Ciencia y Tecnología en un México Multicultural, que coordina Noboru Takeuchi, investigador del Centro de Nanociencias y Nanotecnologías de la Universidad Nacional Autónoma de México, llegó a Oaxaca con el apoyo de la Biblioteca de Investigación Juan de Córdova.
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