Boletín FAHHO No. 36 (May-Jun 2020)

San Francisco Telixtlahuaca: ¿de quién son los documentos?

María Oropeza

El interés que mostró el arqueólogo Levy Vásquez para la organización del archivo de su pueblo fue motivador, por lo que hicimos un gran esfuerzo para dar pronta atención al archivo municipal de San Francisco Telixtlahuaca. Durante el diagnóstico, las autoridades nos mostraron documentos antiguos de fechas diversas. Eran aproximadamente setenta cajas de lo que llamaban “archivo muerto”. Esta denominación se contrapone a la concepción archivística, pues ningún archivo se considera muerto. Así que, desde estos apelativos, empezamos la concientización de las autoridades: “No es archivo muerto, es archivo histórico”.

En marzo de 2019 iniciamos con la limpieza y la organización del archivo. Se aspiró a detalle, debido a que las condiciones en las que estuvieron almacenados los documentos eran deplorables. Por varios años mantuvieron las cajas en un cuarto de lámina con filtraciones de agua y con nidos de pájaros, en total abandono. Levi Vásquez, encargado del archivo histórico, tiene como objetivo poner este archivo a disposición de los habitantes que se interesen por la historia del lugar. Desea que valoren lo que ahora tienen y que puedan conocer y reconocer a los personajes que han contribuido de alguna manera con su municipio. Este proyecto no es sencillo cuando el desinterés o la ignorancia de muchos se suman a la posición ventajosa de otros.

En Telixtlahuaca, como en muchos municipios del estado y del país, se han perdido documentos con el paso del tiempo. Las razones son diversas, desde los desastres naturales, la falta de conocimiento para su adecuado resguardo, el descuido total por ignorancia o desinterés, pero también, y es importante mencionarlo, la pérdida –parcial o total– de muchos archivos ha sido provocada con la intención concreta de desaparecerlos. Documentos importantes han sido quemados por las propias autoridades por considerarlos “papeles viejos”, o peor, se han vendido a externos porque su valor monetario es atractivo. También han sido sustraídos o desaparecidos porque son piezas clave en casos judiciales o agrarios. Existe otro tipo de pérdida: la apropiación de expedientes por parte de las autoridades porque los consideran de su propiedad, ya que su firma aparece en ellos. No consideran que están en el cargo comisionados por la comunidad, y que los documentos que se producen en esa administración le pertenecen al pueblo que representan. También hay que reflexionar sobre aquellos que, con ánimos coleccionistas, se llevan los documentos o libros de los municipios. Esto acontece desde hace mucho tiempo, pues no había regulación alguna al respecto.

La Ley Federal de Transparencia trajo a la vida pública del país, y a su organización, en los tres ámbitos de gobierno, un gran reto: lograr dar información objetiva y confiable, así como promover la participación de los ciudadanos. Hoy en día, conocemos el derecho que tenemos a la información, y más personas están interesadas en saber sobre el uso de los recursos, sobre las obligaciones de los entes públicos y la importancia de la protección de los datos personales. Sin embargo, este derecho no sería posible sin la información que se resguarda en los documentos donde se asientan todas la actividades y procesos que dan testimonio de los actos. Si estos documentos faltaran, no sería posible dar información fidedigna.

Esta Ley hizo visible la importancia de los archivos, sobre todo los públicos. La falta de su organización o la ausencia de ellos fue lo que dio pie a la creación de la Ley Federal de Archivos, en el año 2012, y la Ley General de Archivos, en el año 2018. En ellas, además de regularse los procesos teóricos de organización de los archivos históricos, de concentración o de trámite, se plantea de manera formal la propiedad de los archivos y con ello, las sanciones civiles y penales para quienes no cumplan con esta premisa de manera amplia. En ambas leyes se regula que no se pueden sustraer, destruir, inutilizar, alterar o mutilar los documentos, tampoco se permite trasferir la propiedad o posesión de los archivos, impedir su consulta –en el caso de los archivos históricos, y con sus reservas los de concentración y de trámite– o poner en riesgo la integridad y conservación de estos. Las leyes han sido claras, el problema actual es que no se cumplen.

El municipio de Telixtlahuaca es un ejemplo de lo que puede hacerse cuando existe el interés y el compromiso por rescatar su archivo. Dicho interés inició hace muchos años, al tratar de convencer a las autoridades anteriores de darle un espacio adecuado, de organizarlo y estudiarlo. Al no lograrlo, el archivo sufrió pérdidas importantes y también saqueos. A pesar de ello, los documentos que se han recuperado actualmente aportan mucho a la historia de este municipio y de los alrededores, pues sabemos que la historia siempre está entretejida con los pueblos vecinos. Vale la pena mencionar que la autoridad actual no solo se ha preocupado por el rescate del archivo, sino que ha edificado un espacio digno para su resguardo. Además, lucha por recuperar los documentos que en otras administraciones salieron del municipio, muchos de ellos son expedientes que dan soporte jurídico a sus posesiones territoriales.

Los archivos municipales son un patrimonio cultural tangible. Es necesario protegerlos, valorarlos, conocerlos y difundirlos. Es indispensable organizarlos y preservarlos, según las leyes que los regulan. Para lograrlo, se necesita del compromiso de todos: autoridades y sociedad. Todos somos responsables de la preservación de nuestro patrimonio, saber que nos pertenece es un elemento primordial para garantizar su defensa. El rescate de este archivo no termina al finalizar su inventario, persiste después de ello. El desafío no es solo conservar lo que se ha hallado, sino enriquecerlo con la recuperación de lo perdido

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