La Asociación de Chocolateros del Estado de Oaxaca en conjunto con la Fundación Alfredo Harp Helú Oaxaca y el Centro Cultural San Pablo, se complacen en presentar la: Posada del Chocolate Oaxaqueño 2018, los días 20 y 21 de diciembre.
En un esfuerzo por preservar y difundir la amplia tradición del chocolate en nuestro estado, la Asociación de chocolateros del Estado de Oaxaca se reunirán en la explanada del templo de Santo Domingo de Guzmán el día 20 de diciembre a las 17:00 horas, para dar pie al gran convite inaugural, esperando contar con la asistencia del público en general quienes acompañados de diversos y tradicionales sones oaxaqueños recorrerán el Andador Turístico para que juntos al ritmo de la música y alegría, se den cita dentro del Centro Cultural San Pablo y así dar inicio a las actividades del gran evento.
Dentro del programa se académico se podrá disfrutar de las conferencias con Ana Rita García Lazcurain – Fundadora de Mucho Mundo Chocolate, el primer y único Museo de Chocolate en la Ciudad de México; así como de Sophie Vanderbecken chocolatera, juez internacional y catadora profesional, fundadora y propietaria de la chocolatería Le Caméléon.
El Atrio del Centro Cultural San Pablo se llenará de aromas y sabores a chocolate el 20 y 21 de diciembre donde encontraremos muestras y degustaciones gastronómicas de los diversos productores, así como la venta de estos productos.
Todas las actividades serán gratuitas y abiertas al público en general.
Acompañados de familiares y amigos, los miembros del programa Seguimos Leyendo festejaron diez años de trayectoria, la primera década de este programa de fomento a la lectura
Oaxaca, Oax.- El pasado martes 4 de diciembre se conmemoraron diez años del Programa Seguimos Leyendo. Para ello se reconoció el esfuerzo de 53 lectores voluntarios que han entregado su tiempo y esfuerzo a este programa impulsado por la Fundación Alfredo Harp Helú Oaxaca (FAHHO), en coordinación con el Sistema Nacional para el Desarrollo Integral de la Familia (DIF).
El evento tuvo lugar en el Museo infantil de Oaxaca (MIO) donde además de la entrega de reconocimientos se presentó la nueva página web del programa Seguimos Leyendo: www.seguimosleyendo.org
En la celebración se contó con la presencia de la doctora María Isabel Grañén Porrúa, quien a manera de cuento felicitó y agradeció la dedicación de todos los lectores voluntarios que forman parte del programa.
“Tanto la Fundación Alfredo Harp Helú Oaxaca como los que hacen posible este programa hemos descubierto que leer nos permite sentirnos humanos y vernos como hermanos”, mencionó Socorro Bennetts Fernández, Coordinadora de Proyectos Educativos y Culturales de la FAHHO.
Desde sus inicios, Seguimos Leyendo cuenta con un apoyo financiero del DIF estatal; primeramente el programa comenzó con lecturas en voz alta en quince primarias. Gracias a la decidida participación ciudadana de los más de 200 lectores voluntarios, actualmente las lecturas se comparten en más de 35 espacios a la semana, mediante la labor de cinco entusiastas coordinadores.
Seguimos Leyendo funciona gracias a una red de lectores voluntarios, quienes aportan semanalmente y de manera gratuita una hora de su tiempo en diversos espacios, sobre todo con instancias relacionadas con la filantropía y el bienestar social.
El programa tiene como propósito fortalecer el acceso a la cultura escrita entre las niñas y los niños, jóvenes, adultos y adultos mayores, a través de la lectura en voz alta y de la intervención lúdica del lector voluntario, a fin de construir una propuesta de formación que ponga en el centro de su hacer la comprensión y la capacidad de escucha mutua.
Cada año el programa innova e incorpora ideas aportadas por los propios lectores que llegan a convertirse en tradición, muestra de ello son: las caravanas literarias, viajes que han hecho a Ixtlán, Collantes, Corralero, Magdalena Jaltepec, entre otros. Es necesario mencionar que el programa mantiene en pie las ediciones de la Posada Literaria y de la Comparsa Literaria.
Con esta frase –que pronunció Pompeyo frente a los marineros con el fin de “transformar su temor en arrojo”– Juan Manuel Herrera inició la charla que dedicó al gran fotógrafo recientemente fallecido, Michel Zabé, en la ceremonia del festejo de los quince años de Adabi de México. Tal como lo hiciera Pompeyo, Herrera nos llevó a navegar hacia Adabia, la utopía, el lugar que no existe y, sin embargo, se mueve. Aquella isla construida con el esfuerzo y la constancia en el trabajo, que ha significado un cambio radical en el manejo de los archivos y bibliotecas del país.
Siguiendo a Helena González Herrera, utilizó la metáfora del navegar como aquella “que habla de la necesidad de entrega del individuo a un fin mayor”. Nos habló de históricos navíos y tristes naufragios que ejemplifican a la perfección la pérdida irreparable del patrimonio histórico y cultural. En 1884, “el vapor, que llevaba la preciosa carga destinada a dar brillo y esplendor al pabellón mexicano en la Exposición Universal de Nueva Orleans, se incendió y se hundió en la Habana, Cuba, y todo lo que llevaba a bordo se perdió”, nos cuenta Herrera de aquella fabulosa colección reunida por la Comisión Geográfico-Exploradora dirigida por Agustín Díaz, cartógrafo destacado que detalló el inventario de lo perdido en aquella ocasión. Pero Juan Manuel nos recuerda que: “Sin embargo, se trataba del nombre de México, y ante esta consideración se resolvió hacer toda clase de sacrificios para reponer en lo posible el desastre; se convirtieron en colectores la mayor parte del personal y con la actividad desplegada en tres meses de campo, pudo formarse una nueva colección mucho más reducida en número, pero con la variedad suficiente para poder lucir en la exposición. La comisión procedió con tal tino que… logró alcanzar el primer premio concedido a México”.
Al seguir a Juan Manuel Herrera, la reflexión se dirigió necesariamente hacia tres temas: traer al presente los casos de pérdidas irreparables –como el de Brasil hace apenas unos cuantos días, pero también las inundaciones y la destrucción de diversos archivos y bodegas de museos en México–; la importancia del trabajo de un equipo apasionado por mantener y conservar el patrimonio, y por último, el tema del “nombre de México”. Todos ellos están relacionados con el quehacer y compromiso de Adabi, el barco mágico: “Ése es el territorio por el cual hoy celebramos a Adabi, una gran bujía luminosa, un navío que en una travesía fantástica y en muchos sentidos heroica, se ocupa desde apenas ayer, es decir, desde hace quince años, en rescatar en su derrotero numerosos acervos cuya escala temporal se mide en siglos. […] Sabemos que en 2003 fue cuando la conversación amistosa entre don Alfredo Harp Helú, la Dra. María Isabel Grañén Porrúa, la Dra. Stella González Cicero y el maestro Jorge Garibay imaginó una utopía: rescatar la memoria documental y bibliográfica de México”.
Sin visitas a los playoffs durante dos años, el equipo bélico estuvo cerca de completar cuatro campañas sin brindarle a sus seguidores la emoción de la postemporada.
A tres semanas de finalizar el segundo campeonato corto, los Guerreros empezaron a vivir la presión de ganar cada encuentro para mantenerse vivos, y voltear a ver lo que sucedía con el resto de sus rivales para trazar el plan de juego que se modificaba día a día.
Cambio de manager, coaches nuevos y contrataciones de última hora fueron las medidas que tomó la oficina para evitar una nueva eliminación. Nada parecía funcionar. Las matemáticas estaban en contra después de 8 derrotas en los primeros 9 juegos de Sergio Gastélum como piloto debutante.
El ánimo nunca cayó. Villahermosa recibió a los Guerreros con dos días de intensa lluvia que impidieron jugar. Tal vez fue el agua olmeca o las horas de convivencia contemplando las tormentas en Tabasco, pero cuando se pudo volver a la acción, la tropa zapoteca estaba convertida en un huracán. Cuatro triunfos consecutivos ante los Chocos y los Diablos cargaron de confianza a un equipo que ahora tenía claro el objetivo: ¡No renunciar!
Con un estilo de juego más de coraje que de armonía, Oaxaca logró acomodar las cifras para disputar un juego de eliminación ante los Bravos en León. Un triunfo dramático de 7-6 como visitantes los puso en la siguiente misión contra los campeones defensores, Leones de Yucatán.
Los Guerreros se llevaron los primeros dos juegos en el Kukulkán y dejaron mudos a los aficionados yucatecos. Las fieras echaron mano del corazón que los hizo triunfar meses atrás para salir con vida del Templo Bélico. El regreso del compromiso a Mérida fue para escribir dos batallas épicas, la última de ellas con victoria en extra innings para Oaxaca 5-2. El campeón había muerto.
Como hacía 20 años, cuando Oaxaca se quedó con el campeonato, los Diablos Rojos se volvieron a cruzar en el camino. Sin dos lanzadores extranjeros en el roster y Yordanys Linares lastimado, la serie inició en la Ciudad de México con un triunfo para cada novena. Los escarlata fueron capaces de rescatar un juego del Estadio Vasconcelos, obligando el regreso a la capital.
Una vez más como visitantes, los Guerreros salieron con la determinación de no llegar hasta un séptimo encuentro, y en el sexto apagaron las luces del Fray Nano. Con pizarra de 8-4, Oaxaca obtuvo su boleto a la Serie del Rey. Julián Ornelas fue el encargado de definir el encuentro con un batazo de dos estaciones, que de paso fue el adiós de los Diablos de la que fue su casa durante cuatro años. Los bélicos y su hambre de triunfo celebraron entre aplausos de los seguidores rojos.
El destino final fue Monterrey. Igual que dos décadas atrás, los Sultanes fueron rival común en el título zapoteca. Esta vez no hubo repetición. Es probable que Oaxaca haya dejado ir la corona en el segundo encuentro, cuando tuvieron a los regios a un out de visitar el Vasconcelos contra la pared. Los Fantasmas Grises despertaron con tres triunfos al hilo, aunque todavía hubo tiempo para una última hazaña de los milagrosos Guerreros.
Con el festejo listo para Monterrey, la tropa bélica regresó para ganar un quinto juego de locura, que se alargó a diez capítulos. Samar Leyva definió la batalla enviando la copa Zaachila de regreso al aeropuerto. Fue el último triunfo de los Guerreros de Oaxaca en el año, tal vez el más emotivo de su historia.
Siempre que pienso en Andrés Henestrosa recuerdo la historia de aquel muchacho zapoteco que decidió irse a la ciudad de México para buscar a uno de los grandes personajes de la historia cultural del país, José Vasconcelos. Su paisano había dicho que apoyaría a los indígenas a recibir educación, y Andrés fue a constatarlo. Con la inteligencia que lo caracterizaba, logró su cometido, pues con ayuda de un traductor Vasconcelos lo recibió y le dio una beca para estudiar en la Normal. También le dio una colección de libros verdes que hoy conocemos como los “Clásicos de Vasconcelos”. Homero, Platón, Esquilo, Eurípides y otros tantos serían los primeros autores que ese joven leería en español. En un primer momento sólo le interesaban para aprender el idioma, aunque más adelante descubrió sus delicias. Esos libros serían los primeros de muchos que formarían su extensa biblioteca.
Con el tiempo, no sólo aprendió, sino dominó el español, a tal grado que formó parte de la Academia Mexicana de la Lengua. Él decía que había aceptado formar parte de ésta para que todos los que hablaran lenguas indígenas supieran que podían dominar cualquier lengua que se propusieran, aunque no fuera la suya.
El escritor, académico, periodista y político logró conformar una biblioteca con cerca de 40 000 ejemplares de literatura –en todos sus géneros–, filsofía, historia, antropología, arqueología, lingüística, economía, contabilidad, derecho y política, entre otros muchos temas. Henestrosa quiso que el pueblo de Oaxaca tuviera acceso a ella. Una feliz coincidencia hizo que la Fundación Alfredo Harp Helú Oaxaca y el municipio de Oaxaca de Juárez brindaran las facilidades para que fuera albergada en un sitio digno de ella. Un edificio del siglo XVIII sería el lugar para resguardarla y brindar servicio al público. Nada entusiasmaba más al escritor que inaugurarla el día de su cumpleaños. Todo se planeó para darle gusto.
No olvido la emoción de ese 30 de noviembre de 2003, se inauguraba un recinto que el arquitecto Enrique Lastra, mi marido, había restaurado. Estábamos felices. Freddy Aguilar había terminado un largo proceso de clasificación y ordenación de los 40 000volúmenes que fueron traídos a Oaxaca en camionetas blindadas para resguardar el tesoro bibliográfico. La casa repleta de gente, cientos de tehuanas luciendo sus maravillosos trajes, don Andrés coqueteando con todas al mismo tiempo, nadie como él para hacerlo con cariño. María Isabel Grañén contando la historia del proceso y del traslado, Alfredo Harp emocionado de ver que los sueños de don Andrés se hacían realidad. Era sólo el comienzo de una gran alegría compartida, de la creación de un espacio que no sólo alberga el acervo que día con día se enriquece, sino que brinda el ambiente perfecto para talleres de distinta índole, presentaciones de libros, exposiciones, seminarios y un refugio para los amantes de las letras, la poesía y la cultura. Este mes de noviembre festejamos los quince años de servicio de la biblioteca junto con uno más de los aniversarios de don Andrés.
Con el crecimiento exponencial de la población en los últimos cincuenta años, las ciudades han comenzado una disminución de sus servicios ecosistémicos que, aunada al “analfabetismo ambiental”, propician un proceso más acelerado de deterioro del ecosistema. Ante dicho escenario, es necesario explotar la característica interdisciplinaria y multidisciplinaria del urbanismo para atender las necesidades reales de las ciudades en las que vivimos.
Actualmente, se han reconocido problemas graves en el mundo en temas como residuos sólidos, asentamientos humanos, movilidad urbana, cambio climático, energía, economía y gobernanza; estos problemas también son claramente visibles en la mayoría de las ciudades latinoamericanas. La ciudad de Oaxaca no es la excepción.
Este año, la Casa de la Ciudad pretende ampliar sus horizontes de intervención, por ello atiende los temas de pertinencia ya mencionados con el fin de tener un espectro de beneficio más amplio hacia la población oaxaqueña. El Primer Encuentro de Escuelas de Arquitectura 2018 invitó a formar parte del análisis a distintas escuelas de arquitectura de la ciudad (Universidad del Mundo Maya, Universidad Mesoamericana, Universidad Regional del Sureste, Universidad La Salle Oaxaca y el Centro Universitario Casandoo), con un formato de participación estudiantil en el que los futuros arquitectos o urbanistas desarrollan una conciencia real de los problemas por los que el planeta está pasando.
El objetivo primordial del encuentro fue acercar a los estudiantes a problemáticas reales, y desarrollar en la juventud oaxaqueña la capacidad de proponer proyectos urbano-arquitectónicos factibles que mejoren la condición y calidad de vida urbana en la ciudad oaxaqueña.
Para la realización de este encuentro se convocó a distintos expertos en temas urbanos (ambientales, sociales, culturales y económicos). De esta manera se pretendió nutrir el conocimiento de jóvenes y sociedad en general, y poder así desarrollar un proyecto urbano-arquitectónico real para la ciudad. El encuentro se llevó a cabo durante la semana del 3 al 8 de septiembre del presente año. Cada día se presentaron diferentes ponencias y talleres que concluían en mesas de debate para retroalimentar el conocimiento. Posteriormente, se implementaron mesas de trabajo para desarrollar y solucionar la problemática elegida, que en este año fue: Regeneración del Río Atoyac.
Durante la semana se tuvo la presencia de las siguientes personalidades: José Alberto Partida (urbanista y director de proyectos estratégicos del IMPLAN, Tepic), con su ponencia “Cocreación de ciudad”; Jaime Correa (coordinador y profesor de la Escuela de Arquitectura de la Universidad de Miami, E.U.) con su ponencia “Reflexiones en papel”. “La estética del espacio público en la era post-digital”; Juan José Consejo (maestro en ciencias y director general del Instituto de la Naturaleza y la Sociedad de Oaxaca) con su ponencia “Agua y ciudad. ¿Entubar o regenerar?”; Elías Cattan (arquitecto y director de Taller13, Arquitectura Regenerativa) con su ponencia “Diseña Vida”; Claudia Ortiz Chao (maestra en arquitectura y docente de la UNAM) con su ponencia “Espacio público y su importancia en la sostenibilidad ambiental y social”; Stefania Biondi (doctora en urbanismo y experta en proyectos de participación ciudadana) con su ponencia “Espacio público, vida comunitaria y tejido social”; y Ma. Antonieta Peregrina (directora de 4 al Cubo y gestora del proyecto del Ecoducto en la Ciudad de México) con su ponencia: “Regeneración ecosistémica desde la participación ciudadana”.
Con la participación de más de 150 personas por día, entre alumnos, profesores y sociedad en general, se concluyó el encuentro con la presentación de seis propuestas de proyectos para la regeneración del Río Atoyac. Actualmente, dichas propuestas se encuentran en proceso de edición para la generación de una exposición, misma que pronto se presentará en la Casa de la Ciudad. Fue un trabajo sumamente enriquecedor, en el cual jóvenes de distintas escuelas rompieron las barreras del estatus académico y reconocimiento universitario, para trabajar en conjunto por el bien del río de Oaxaca, el Río Atoyac, el río de todos.
El 18 de julio de 2018, la Escuela Nacional de Cerámica (ENC) y la Fundación Alfredo Harp Helú Oaxaca concluyeron la construcción del sexto horno de este tipo en el país, siendo éste el primero en Oaxaca, ubicado en la agencia de San Marcos Tlapazola, perteneciente al distrito de Tlacolula, región de los Valles Centrales.
El grupo Mujeres del Barro Rojo, conformado por once mujeres artesanas y jefas de familia, encabezado por la maestra Macrina Mateo, recibió en donación este horno. Macrina elabora piezas de barro desde que tenía nueve años. Este grupo de Tlapazola, como en muchas comunidades alfareras en el país, realizaban la quema tradicional a ras de suelo y a cielo abierto, antes de contar con el nuevo horno.
Durante veintiún días, el Ing. Yusuke Suzuki y el Dr. David Aceves, de la ENC, capacitaron a un grupo de artesanos alfareros convocados por la FAHHO, provenientes de la Sierra Norte, la Mixteca y los Valles Centrales. Durante la construcción del horno se impartió una capacitación práctica y teórica sobre su diseño y su combustión. El horno de tiro invertido se construye con un 95% de materiales locales, reduce al 50% la cantidad de leña utilizada en comparación con la quema tradicional, reduce la merma de piezas, cuenta con mayor capacidad para piezas durante la quema, reduce significativamente las emisiones de humo al medio ambiente y mejora la salud de las artesanas, quienes ya no se exponen al humo y a las altas temperaturas durante la quema.
El diseño, así como los materiales y herramientas para la construcción del primer horno en Oaxaca, fueron donados por la ENC; por su parte, el grupo de artesanas se comprometió a instalar una plancha de concreto y el techo para cubrirlo. La Coordinación de Arte Popular de la FAHHO acompañó a la ENC durante el proceso de construcción, capacitando a un constructor para poder replicar más hornos en Oaxaca, que la FAHHO donará a grupos de artesanos con la supervisión de la ENC.
El sello de certificación:Los beneficios del horno son inmediatos, tanto para quienes adquieren las piezas que salen de éste, ya que mejoran su calidad al ser quemadas con una temperatura más controlada, así como para la salud de las artesanas y el cuidado del medio ambiente. Es por ello que cada pieza cuenta con un sello que certifica que han sido quemadas en este horno.
Medio ambiente:A la donación del horno en Tlapazola, se ha sumado la Coordinación de Medio Ambiente FAHHO con la donación de dos mil árboles entre las especies de huamúchil, tepehuaje y huaje, para la creación de un banco de leña para la comunidad, y con esto apoyar un proyecto más que pueda ser autosostenible.
La ENC y el horno: La Escuela Nacional de Cerámica se ubica en Jalisco. Su misión se enfoca en la conservación, creación, innovación e investigación de la cerámica en México. Con esta premisa, la escuela invitó en 2017 al maestro japonés especialista en construcción de hornos, Masakazu Kusakabe, quien construyó el primer horno de leña libre de humo en México. El Ing. Suzuki y el equipo de la ENC adaptaron este horno a las necesidades de los alfareros mexicanos, logrando así la construcción del sexto horno en el país.
Actualmente la FAHHO construye el segundo horno en Oaxaca, el cual beneficiará a quince artesanos de cinco familias alfareras de Ocotlán y San Antonino Castillo Velasco. Se contempla la construcción de más hornos durante 2019, las comunidades que podrían recibirlo son Santa María Atzompa y San Bartolo Coyotepec en los Valles Centrales, Santa María Tlahuitoltepec y Tamazulápam en la Sierra Mixe, y Santo Domingo Tonaltepec en la Mixteca de Oaxaca.
Pocas veces encontramos proyectos con estas características y que aportan tantos beneficios. Aunque el modelo puede perfeccionarse, no cabe duda de que estamos en vías de crear mejores procesos de acompañamiento a través de sinergias con instituciones que comparten los mismos valores que la FAHHO, pero sobre todo, de la mano con grupos de artesanos que se benefician de inmediato y nos enseñan que, por medio del tequio y el trabajo constante, se puede alcanzar un desarrollo social sostenible al que se le puede soltar la mano para que pueda continuar por sí mismo.
Los sismos ocurridos en nuestro país en septiembre de 2017 dejaron una profunda huella de dolor en el pueblo mexicano. Ante la adversidad, la Fundación Alfredo Harp Helú, una organización comprometida con México, actuó de inmediato.
En un primer momento fue indispensable atender las necesidades vitales de la población, acopiar y entregar despensas, ropa, material de curación, casa de campaña. En los días siguientes se distribuyeron cerca de 50 000 litros de agua mediante el equipamiento de una planta potabilizadora y 54 cisternas. Simultáneamente, en poblados de la Mixteca se instalaron 17 cocinas comunitarias.
Concientes de que la reconstrucción de la memoria edificada significa también la reconstrucción de los valores culturales, desarrollamos programas destinados a preservar el patrimonio arquitectónico de las zonas afectadas. Tras elaborar diagnósticos especializados, partimos de tres necesidades prioritarias:
Apoyar la restauración de viviendas particulares que tuvieran valor como patrimonio histórico, usando materiales tradicionales y recuperando los originales en la medida de lo posible;
construcción de vivienda con respeto a las técnicas vernáculas, mediante prototipos de vivienda autosustentable, basados en las tipologías arquitectónicas de la zona y
restauración de monumentos y espacios culturales públicos.
Leer se define como pasar la vista por lo escrito o impreso comprendiendo la significación de los caracteres empleados. Los más de doscientos voluntarios que viajan de espacio a espacio en una semana cualquiera del año, leen de acuerdo con una acepción que va más allá: darse, brindarse al otro, entregarse a una causa que no es la propia, pero que los hace sentir y construir su humanidad, su humanismo con los otros. Hemos escuchado que la lectura cambia vidas, que salva. No podría decir si esto es cierto, porque sería otorgarle al verbo leer un valor supremo. Lo que sí hemos descubierto juntos, tanto la Fundación Alfredo Harp Helú Oaxaca como los que hacen posible este programa –equipo de coordinadores y lectores voluntarios– es que leer nos permite sentirnos humanos y vernos como hermanos.
Cada semana las almas que vuelan y llegan a lugares inesperados –salas donde infantes reciben su quimioterapia, en la calle, la explanada de un penal, bajo un árbol, un preescolar, pasillos con jóvenes Down, un cómodo sillón del asilo con abuelos, auditorios con adolescentes, bajo un pochote en la biblioteca, dentro de una alberca vacía en el albergue Josefino, junto a los estantes olorosos en una librería, por citar algunos sitios– descubren su poder al encontrarse con los otros, sus posibilidades de tejer mediante la palabra una nueva historia, un final distinto. La esperanza está presente, la solidaridad y los deseos de volver a esa experiencia única que se da entre dos o más seres humanos los convierte en lectores ilusos. He escuchado mencionar: “Ése es mi lugar, es mi espacio y no me lo pierdo por nada. Llegar el lunes a leerles a mis niños me hace empezar la semana, llevo haciéndolo ya más de nueve años, y leo en más de tres espacios a la semana, me hace sentir vivo, pleno. He hecho amigos, dejé la depresión y ahora siento que pertenezco a un proyecto noble. Al principio pensé que daba mi tiempo y mi voz, ahora sé que es más lo que recibo que lo que doy”. Son testimonios que escucho constantemente, que emocionan y nutren nuestra labor.
Desde sus orígenes, Seguimos Leyendo cuenta con un apoyo financiero del DIF estatal. Empezamos leyendo en voz alta en quince primarias públicas, hoy son más de treinta y cinco espacios tan diversos como queridos. Cada año el programa innova e incorpora ideas aportadas por los propios lectores que llegan a convertirse en tradición, muestra de ello son: las caravanas literarias, viajes que hemos hecho a Ixtlán, Collantes, Corralero, Magdalena Jaltepec, entre otros. Vamos por seis ediciones de la Posada Literaria y cinco de la Comparsa Literaria. El Festival de la Primera Infancia, donde más de 900 familias se concentran en dos días, se encamina a su cuarta edición. Encuentros con escritores nacionales e internacionales son también parte de nuestras tareas. Una nueva misión arribó hace dos años: el proyecto Biblioteca Humana. Sesenta y dos programas de radio: Cazacuentos, en su mayoría grabados por los propios lectores guiados y bien asesorados por expertos. Dos radionovelas forman parte de nuestra historia, así como una serie de programas: Amplitud Literaria con Radio Universidad Oaxaca. La escritura ha estado presente en nuestro libro azul: durante dos años documentamos la experiencia de nuestro programa; y dos ediciones del proyecto de escritura: Élitros. En el campo de la formación, son ya cinco generaciones continuas de estudiantes de diplomados relacionados con la cultura escrita acreditados por la Universidad La Salle, estamos alcanzando los 420 alumnos formados durante diez meses cada año.
Una mujer soñadora que nos cautiva con sus ideales y propósitos ha sido la principal promotora de estas cruzadas literarias, la Dra. Ma. Isabel Grañén Porrúa, siempre cercana a los retos y frutos de Seguimos Leyendo, junto con don Alfredo Harp Helú, quien conoce, con esa memoria que lo caracteriza, las estadísticas, los rincones de nuestras andanzas. Ambos impulsan a seguir leyendo de la mano de muchos ciudadanos del mundo, constructores de humanidad.
1/8 Takamura busca responder a las necesidades de la indumentaria contemporánea con piezas elaboradas a partir de criterios estéticos y funcionales. Dentro de la marca, Guillermo Vargas Ayluardo –director artístico– ha tenido gran acercamiento a procesos artesanales. Una de las principales motivaciones para ello es la aproximación que se tiene con los materiales y lo íntimo que resultan los procesos que se trabajan de la mano con los artistas textiles. A finales de noviembre se cumplirá un ciclo de dos años donde él y la marca se han visto en una relación de intercambio de conocimiento en un proyecto que se ha gestado en el Museo Textil de Oaxaca. El interés es abrir un espacio para aprender y conocer el saber hacer de dos ámbitos que a primera vista parecerían distantes: el trabajo artesanal y el diseño.
Una semana es el lapso en que el museo se transforma en un aula en la que los artífices intercambian su conocimiento con Guillermo y viceversa. El objetivo primordial es facilitar las cuestiones técnicas, procesos de producción y conceptualización que aporten al desarrollo estético en la creación de nuevas propuestas textiles.
Se han desarrollado distintos módulos que estructuran un programa que permite conocer las etapas de la manufactura de ropa para potenciar el talento y tradición de cada uno de los participantes. Algunos de los procesos que lo componen son: iniciación al corte y confección, patronaje básico de mujer, modelado sobre maniquí a partir de rectángulos para el aprovechamiento de telares artesanales, graduaciones básicas, diseño y creación de prototipos. Lo más importante es brindar herramientas para que el trabajo artesanal y las tradiciones se mantengan en el presente, acortar los tiempos de elaboración y diversificar la propuesta artesanal sin desvincularse del origen.
El mes de octubre cobijó la tercera edición del Encuentro de Textiles Mesoamericanos. Como parte del evento, se organizó una expo-venta donde se pudo apreciar el trabajo que se ha elaborado en distintas comunidades de Oaxaca a partir del encuentro entre ambas disciplinas. Este ejercicio demuestra las múltiples opciones que encontramos para entrelazar los distintos cotidianos que enaltecen la riqueza textil de México.
El nacimiento, representación de la natividad, se ha convertido en una costumbre de carácter popular en México durante las fiestas decembrinas. A lo largo de tres generaciones, la familia Bravo de Irabién conservó esta bella tradición en una técnica de arte popular, para después compartirla al público.
La historia del “Nacimiento de las Palomas” comienza hace más de 76 años, cuando la señora Luz María Bravo de Irabién realizó un viaje por diversas ciudades del Bajío, entre ellas Irapuato, Apaseo, Guanajuato y Salamanca, descubriendo y aprendiendo la técnica de realización de figuras en cera, de los maestros del arte popular de la zona. Aquellos artesanos compartieron con ella la técnica de mezcla de cera y parafina con tierras de color para obtener distintas tonalidades con las que se modelan piezas de gran belleza, a las cuales se les colocan ojos de cristal para aumentar la expresividad de las mismas.
Fue así como Bravo de Irabién comenzó a crear piezas y a montar pasajes para conformar un nacimiento que hoy se compone de más de 140 piezas, todas ellas de gran detalle y delicadeza en su elaboración, atendiendo a la naturaleza del frágil material con que fueron realizadas.
El realismo de las piezas y la composición del conjunto le valió al “Nacimiento de las Palomas” ganar en 1951 el concurso de conservación de las tradiciones mexicanas organizado por el diario Excélsior. Es así como las generaciones de hijos y nietos deciden compartir y a la vez conservar el nacimiento, exhibiéndolo en distintas sedes, hasta llegar en 2012 a su actual hogar.
Como hace ya varios años, este diciembre los visitantes podrán admirar el “Nacimiento de las Palomas” en la Capilla del Rosario del Centro Cultural San Pablo, acercándose así a dos tradiciones y disfrutando de la tradición y el arte popular en un solo conjunto.
Desde los seis años, José aprendió a modelar jugando con el barro. Fabricaba sus propios juguetes mientras su mamá “levantaba” cántaros, apaxtles y pichanchas para intercambiar en el mercado.
Las hijas del maestro José crecieron entre las etapas del barro: cuando es piedra y lo convierten en arena, cuando el agua lo vuelve una especie de plastilina lista para jugar, cuando las manos van dando forma a lo que dicta la imaginación y cuando el fuego, el aire y la reducción de oxígeno lo materializan en piezas frágiles y bellas. Ellas aprendieron viendo las cantidades de material que utilizaba, el tiempo de la quema en el horno y el secreto para convertir las piezas en color negro.
El maestro José disfruta de la elaboración de diseños nuevos y de piezas que le piden clientes retadores. Él acepta cualquier adversidad o contratiempo que se presente en su trabajo, y lo representa con esta frase: “El barro como en la vida misma, si se cae o se rompe la pieza, la vuelves a levantar”.
Para don José, ser artesano es un don con el que se nace, y lo afirma diciendo: “Alfarero a tus cántaros. Cada artesano debe trabajar lo suyo, cada quien con lo que Dios le haya dado permiso de hacer y así van a salir cosas buenas”.
El taller de la familia López Aragón es una fachada más de San Bartolo Coyotepec, alejado del centro, sin ninguna señal indicando que ahí se guarda y comparte la tradición. Si tocas el portón verde, pueden abrirlo dos mujeres jóvenes o una señora, y al entrar, don José estará sentado sobre trapos llenos de barro tendidos en el suelo, con una almohada en el pecho, raspando con sus manos grandes un cántaro color gris, quitándole el exceso, alisándola. Dos perros saldrán a saludar, la familia te contará lo travieso que es “Churro” y que no deja trabajar a su amo hasta altas horas de la noche. A lo lejos, se escuchará música anunciando alguna fiesta, y don José contará interminables historias sobre las tradiciones de su pueblo y los avances ecológicos que han tenido. Sentirás nostalgia cuando hable de su hija menor, que ha tenido que salir a trabajar a la Ciudad de México, pero luego contará el gran orgullo que siente por haber enseñado a sus hijas a trabajar en la alfarería, y presumirá los premios que ellas han ganado.
Trabajar el barro ha sido nuestra fuente de trabajo, y mis hijas llevan el oficio en las manos y en el corazón. Ahora no se perderá el trabajo de la alfarería que, para mí, es algo tan noble, bonito y que puedo hacer a mi gusto. José López Aragón, alfarero de San Bartolo Coyotepec, Oaxaca.
El rescate del archivo de Santiago Lalopa se realizó mediante un convenio entre las autoridades municipales, presididas por Rubén Darío Valdespino Santiago y la FAHHO, a través de la Coordinación de Archivos Civiles y Eclesiásticos, área dedicada a la atención de los archivos que se encuentran dispersos en las comunidades de todo el estado de Oaxaca, así como de aquellos que no tienen apoyos institucionales.
La comunidad de Santiago Lalopa está ubicada en el Rincón de la Sierra Norte, a cuatro horas de viaje desde la ciudad de Oaxaca. El archivo estaba acomodado en un mueble de madera con vitrinas. En la parte superior había varias carpetas recopiladoras con documentos de las últimas administraciones, y en los cajones de la parte inferior se encontraban otras carpetas con documentos más revueltos que no parecían tener ningún orden. Por lo general, la organización de archivos municipales requiere una mayor inversión de tiempo debido a la complejidad administrativa de la institución. Este archivo se organizó durante tres semanas de los meses de agosto a septiembre. En este caso, como en muchos otros, los documentos se encontraban demasiado disgregados, lo cual complicó la labor de identificación, clasificación y elaboración de carpetas de papel cultural. Al final, muchos documentos se integraron en un solo expediente del mismo año y sobre un asunto particular.
En cuanto a las labores de estabilización de los documentos, Salvador Martínez se encargó de realizar la limpieza con aspiradora para remover polvo y concreción de hongos de todo el archivo, así como la desinfección local para eliminar el hongo activo de algunos documentos. Además, fumigó el mueble de madera para quitar termitas e incluso requirió del apoyo de las autoridades para asolearlo con el fin de eliminar su humedad. Será necesario controlar el ataque de plagas y vigilar que el espacio donde ahora está resguardado se ventile para evitar la proliferación de hongos.
Después del proceso de organización, el archivo quedó compuesto por 87 cajas archivadoras: 58 de la sección Gobierno, 9 de la sección Hacienda, 4 de la sección Justicia, 13 de la sección Registro Civil y 3 de material dañado de las diferentes secciones. El documento más antiguo, fechado en 1701, pertenece a la serie Civil de la sección Justicia. Trata sobre los límites territoriales con el pueblo de San Juan Yaeé. Algunos documentos están escritos en una variante arcaica del zapoteco que ahora resulta incomprensible para los hablantes de la lengua en la comunidad. De cualquier forma, fueron digitalizados para ser parte del proyecto Filología de las Lenguas Otomangues y Vecinas (FILOV) del Departamento de Documentos Coloniales de la Biblioteca de Investigación Juan de Córdova. De hecho, las autoridades de Santiago Lalopa solicitaron nuestra intervención para la organización del archivo con el objeto de salvaguardar los documentos más antiguos, que les han permitido delimitar sus tierras con los pueblos circunvecinos.
El archivo también resguarda la memoria cultural del pueblo, ahí se encuentran documentos muy tempranos de la celebración de la Semana Santa, la importancia de esta festividad hasta nuestros días es una muestra del éxito que tuvieron las enseñanzas misioneras en la zona. Del mismo modo están documentadas otras fiestas religiosas donde se presentan dos orquestas integradas por los pobladores de la comunidad.
Santiago Lalopa es una comunidad pequeña de apenas 498 habitantes, que mantiene un alto rezago social, en contraste con su buena organización comunal. Por medio de un sistema de gobierno de usos y costumbres, las autoridades han podido realizar las obras públicas necesarias para el beneficio de la población, la mayoría de las veces trabajando con sus propias manos. Como prueba existen abundantes testimonios sobre construcción de escuelas, alumbrado público, agua potable, planta de tratamiento de aguas residuales, la restauración del templo, etc. Todo esto tiene una estrecha relación con la serie Actas de la sección Gobierno, donde están plasmados los acuerdos tomados por las autoridades sobre los asuntos de interés, así como la rendición de cuentas ante la población. Igual se encuentran informes de las aportaciones de los lalopeños residentes en la Ciudad de México que continúan apoyando a su municipio.
En gran medida, Lalopa está rezagado por su lejanía de la capital oaxaqueña, su accidentada geografía y la falta de mantenimiento de sus medios de comunicación. A pesar de esto, en el archivo se manifiesta la presencia que siempre tuvieron sus pobladores ante las autoridades judiciales o religiosas en defensa de sus intereses, los alegatos para conservar los derechos sobre sus tierras, así como una cohesión social que sigue patente en la organización comunal. El archivo cuenta por sí mismo la historia de su pueblo.
Cuando toco tu fluido tan delicado, persistente en tu cuarto y tus objetos familiares que aprieto en mis manos… H. Michaux
Buscas aún, nos buscas lugar surge a raíz del duelo que he estado viviendo a partir de la muerte de mi mamá.
El duelo es el proceso de adaptación emocional que sigue a cualquier pérdida. En mi caso, afortunadamente, este proceso ha ido de la mano de la creatividad, herramienta que mi carrera me ha permitido desarrollar.
Los primeros días en el taller, al comenzar a crear las piezas que se pueden observar en la exposición, había mucho dolor y tristeza. Con el tiempo –el mejor aliado en estos momentos- y el trabajo, las emociones se han ido transformando: el vacío y la ausencia aún existen pero de una forma menos dolorosa.
Me ha llamado la atención que durante estos meses fuera el silencio el que predominara en mi estudio. Menciona John Berger en una entrevista que le hicieron al cumplir noventa años, que el silencio no miente y estoy totalmente de acuerdo con él. El silencio me llevó a abrir el baúl de la memoria: la infancia, los recuerdos y las anécdotas familiares. De alguna manera, a la hora de realizar las piezas con objetos y materiales que pertenecieron a mi madre, he revivido las experiencias de nuestra vida en común. Ha sido fuerte este proceso, pero lleno de aprendizaje y hasta podría decir que sanador, otra virtud más que el arte proporciona.
*El MTO te invita a conocer la exposición de Emilia Sandoval en la Sala Ixtle.
En la Coordinación de Comunicación usamos las herramientas digitales para dar seguimiento a trabajos, actividades y quehaceres incansables de las diferentes instituciones que constituyen la FAHHO. La mayoría de nuestras producciones se comparten de manera inmediata en las “redes sociales”, comunicándonos de manera directa con un público variado e intergeneracional. Sin embargo, uno de nuestros mayores retos es usar estas herramientas de comunicación contemporánea en la construcción de una memoria audiovisual viva, que dé cuenta de un proyecto grande en escala y en objetivos, que sucede en distintas sedes y que se desarrolla a lo largo del tiempo. No conocemos aún los alcances de este archivo audiovisual, pero lo asumimos con total responsabilidad y compromiso. Tampoco pensamos que sustituirá la pertinencia y utilidad de otros archivos, pero seguro los complementará de una forma única.
La construcción de la memoria audiovisual de la Fundación Alfredo Harp Helú Oaxaca es una labor que se realiza de manera cotidiana y poco a poquito. Es un “rodaje”, usando la jerga cinematográfica, constante y sin descanso, que sólo puede ser realizado por un equipo entusiasta y profesional. La sucesión de eventos es muy variada y comprende desde la construcción monumental del Archivo General del Estado de Oaxaca, hasta la celebración del triunfo del equipo de beisbol, los Guerreros de Oaxaca, e incluye museografías de exposiciones diversas y documentales sobre la entregada labor de los artesanos oaxaqueños, entre otros. Nuestra misión es ir más allá de un simple “registro” de los hechos. Nosotros buscamos historias y, sobre todo, personajes que las protagonicen. Es un archivo histórico hecho de historias, que habla de quiénes somos a través de quiénes son los demás. Porque no olvidamos nunca el lado humano, lo privilegiamos. Todo esto sucede en una tierra fotogénica: Oaxaca.
Así que como en la Coordinación de Comunicación de la FAHHO siempre estamos rodando…. Listos, cámara, ¡acción!