EXPOSICIÓN CECILIA SALCEDO: VER CON EL ALMA, ESCRIBIR CON LA MIRADA

El pasado mes de junio, en el Centro Cultural San Pablo y en el Centro Fotográfico Manuel Álvarez Bravo, se inauguró la exposición Cecilia Salcedo: Ver con el alma, escribir con la mirada para celebrar los 36 años en la fotografía de Cecilia Salcedo. Las obras expuestas en esta muestra tienen una relación muy especial con Oaxaca; es más, se podría decir que la fotógrafa realiza un homenaje a esta ciudad, lugar en donde habita desde hace veinte años. Las imágenes son el resultado de un trabajo de tres años. La autora recolectó vainas, a las que se dio la libertad poética de llamar “huajes” y así hacer referencia y homenaje a la belleza de Oaxaca.

En el origen de esta muestra está la preocupación de Cecilia Salcedo por el deterioro actual de la naturaleza, el impacto en su biodiversidad y la importancia de conservar las semillas originales frente al avance de los productos transgénicos. Y ante el alejamiento que provocan la tecnología y las nuevas realidades virtuales, Cecilia Salcedo nos invita a tomar conciencia de que somos parte de la naturaleza y de la armonía que aquí se muestra.

Como complemento a su obra fotográfica, Cecilia nos presenta también su participación en el taller de escultura en cerámica de la maestra Magdalena Piedra, que se encuentra en la ciudad de Guadalajara. Las esculturas aquí expuestas son una interpretación realizada por Magdalena Piedra y los integrantes del taller a partir de las fotografías de Cecilia Salcedo.

La muestra estará exhibida en el Pabellón del Centro Cultural San Pablo durante dos meses. Esperamos contar con su presencia y que disfruten de estas maravillosas imágenes que dan inicio a los festejos del 36 aniversario de la fotógrafa y que el Centro Cultural San Pablo se honra por ser parte.

EXPO VENTA DE ARTE POPULAR, VERANO 2017

Con el compromiso de incentivar a las nuevas generaciones a continuar con la tradición familiar de la elaboración de artesanías surge la Fundación Amigos del Arte Popular Oaxaqueño (FOFA, por sus siglas en inglés, Friends of Oaxacan Folk Art), una fundación que percibe que algunas de estas tradiciones se enfrentan con desafíos económicos que afectan a la comunidad de artesanos oaxaqueños. Es por ello que ha implementado concursos para jóvenes artistas con el fin de incentivar a quienes a través del juego aprendieron de sus antecesores a desarrollar la técnica, elaborando piezas únicas, refinadas y pensadas como objetos de exposición. Entre los premios de los concursos organizados por FOFA se incluyen talleres con temas de historia del arte, comunicación, inglés, mercadotecnia y comercialización de productos, proporcionando así herramientas para mejorar las oportunidades de mercado en sus talleres familiares.

En apoyo a esta iniciativa, el Centro Cultural San Pablo recibe la exposición Honrando nuestras raíces, explorando nuestros sueños que también ha sido expuesta en el Museo Estatal de Arte Popular de Oaxaca en San Bartolo Coyotepec, con el fin de proyectar a estos jóvenes, que han crecido con la incertidumbre de saber si continuar con el arte popular será un medio de vida viable, donde la atracción por la modernización desvanece la tradición familiar.

En el marco de esta exposición se planean distintas actividades, entre ellas dos expo-ventas de arte popular en el atrio del Centro Cultural San Pablo, la primera en julio y la segunda en octubre donde sesenta artesanos, en su mayoría originarios de los Valles Centrales de Oaxaca, tendrán como prueba final poner en práctica lo aprendido en los talleres de comercialización y mercadotecnia. En este último, Andares del Arte Popular tuvo una intervención donde se explicó a los artesanos invitados la formalidad del evento y los requisitos para participar en él.

Al sumar esfuerzos con iniciativas como la de FOFA, en colaboración con el MEAPO, se promueve la continuidad de las tradiciones a través del estímulo artístico y monetario, respetando el significado histórico de las piezas, protegiendo así de manera responsable el conocimiento técnico de las nuevas generaciones. Invitamos al público general a estos eventos donde se podrá apreciar y adquirir esta forma de arte.

FRAY NICOLÁS DE ROJAS Y EL EXCONVENTO DE SAN PABLO

En el número anterior de este boletín dimos a conocer una breve biografía de don Luis de León Romano, con cuyo nombre designamos a una de las aulas del Centro Cultural San Pablo. En esta entrega hablaremos de otro personaje y otra aula de San Pablo: fray Nicolás de Rojas, el primer prior de la comunidad de dominicos recoletos que se estableció en el convento reconstruido durante el siglo XVII.

Después de los fuertes terremotos de 1604 y 1608, la antigua iglesia de San Pablo, donde acudía la población indígena de los alrededores de la ciudad española, quedó en ruinas por varios años, sin embargo, un sacerdote siguió dando la misa bajo una enramada. En 1617 se inició la reconstrucción de la iglesia y en 1636 se dedicó el nuevo retablo dedicado a Santo Domingo de Soriano. La reconstrucción del convento —a cargo de fray Francisco de Burgoa— tardaría otros 35 años más.

Durante este tiempo, la devoción a la Virgen del Rosario estaba teniendo un gran auge entre los dominicos. De hecho, desde el inicio de su provincielato (1649), fray Francisco de Burgoa promovió la enseñanza del Rosario “en onze lenguas e idiomas que administran los religiosos desta Provincia”. Fray Burgoa mismo predicaba el Rosario en San Pablo los lunes y en Santo Domingo el grande los sábados. En 1651, organizó la gran procesión con que se instauró el Rosario Perpetuo en Oaxaca. En esta procesión, que partió de Santo Domingo el grande para el convento de la Segunda Orden (Santa Catarina), iban delante los mixtecos, los zapotecos y los hablantes de náhuatl, en este orden. Una interesante descripción de este evento se conserva en Relación de la solemnidad aplaudida del cielo con que se publicó el Rosario Perpetuo en la ciudad de Antequera…, 1651, un opúsculo anónimo probablemente escrito por Burgoa mismo. Un ejemplar de este rarísimo impreso se conserva en la Biblioteca Francisco de Burgoa en Oaxaca. De acuerdo con este fervor, durante la reedificiación de San Pablo se incluyó una capilla para la Virgen del Rosario que aún se conserva intacta.

Al terminar la reconstrucción de convento, fray Burgoa, habiendo sido provincial en dos ocasiones, impulsó su deseo de formar una comunidad recoleta —o de estricta observancia de la regla monástica— en San Pablo. En su obra él cuenta cómo encontró al oaxaqueño fray Nicolás de Rojas —hablante fluido del náhuatl— para dirigir la comunidad y hacerse cargo de la parroquia indígena: “En esta ocasión me hallé con las manos en la masa de la reedificación de nuestro convento primitivo que se llamó de San Pablo, y al presente de la Recolección de Soriano, conforme lo establecido y ordenado en las leyes y estatutos por muchos capítulos generales de nuestra religión, […] y tuve por favor del cielo hallar al ángel de fray Nicolás tan a propósito para mi intento […]”.1 Además, fray Nicolás predicaba “con tanto espíritu, y propiedad de voces y términos tan legítimos de la lengua mexicana [o sea el náhuatl] y los tropos elegantes, que como imperial de este Nuevo Mundo tiene, que los indios más ladinos salían confusos y admirados de oirle”.2

Una vez frente a la parroquia —agregó Burgoa— fray Nicolás de Rojas “obligó a que todos [los de los pueblos de Santa María Oaxaca del Marquesado, Xochimilco y Mexicapan] juntos se congregasen los domingos a rezar la doctrina en la iglesia y el Rosario santísimo. Con este cebo los redujo a que en todos los tres pueblos hubiese en cada uno una imagen mediana de bulto del Rosario y con ella saliesen de su pueblo los domingos en procesión y para este efecto les compuso el siervo de Dios los quince misterios en quintillas muy tiernas y devotas en la lengua mexicana que hizo estudiar de memoria a los niños y cantándolos en sonoro y suave tono que les enseñó, salían por delante y el resto del pueblo en coros con la imagen y venían por las calles de la ciudad hasta llegar a la iglesia donde oían misa”. Al terminar la misa, los nahuas regresaron de la misma forma a sus pueblos. Aproximadamente un siglo después, la lengua náhuatl desapareció de la ciudad de Oaxaca y con el tiempo se perdieron las partituras de las quintillas aztecas. Los sonidos de esa música se disiparon en el aire hace siglos, pero en el aula Nicolás de Rojas recordamos a su compositor.

1 Burgoa, Geográfica Descripción…, vol. II, p. 479.

2 Además, asegura Burgoa que es “San Pablo de los mexicanos, zapotecos y mixtecos, [ya] que en tres lenguas administran los religiosos del convento nuevo de Soriano” (Ibidem.,vol. I, p. 403).

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