La historia postal de Perú se remonta a la época prehispánica, ya que el inca, es decir, el emperador, se valía de mensajeros llamados chasquis, hombres de gran resistencia que recorrían buena parte de los Andes a través del Camino Inca, que aún hoy se sigue usando.
Tras la conquista de Francisco Pizarro, este sistema de postas desapareció y se instauró el patrón utilizado por el imperio de Carlos I de España. Su historia filatélica se inició en el siglo XIX, cuando la Pacific Steam Navigation Company entregó al gobierno del presidente Ramón Castilla y Marquesado los primeros timbres de carácter provisional como comprobantes de pago del servicio de correos entre los puertos peruanos y el extranjero.
El presidente Castilla, considerado un hombre progresista, vio la conveniencia de instaurar el servicio postal y, gracias al impulso del ministro de Relaciones Exteriores, José Dávila Condemarín, lo nombró administrador general de Correos en 1849.
Los primeros sellos postales impresos por la PSNC, con patrocinio del gobierno, circularon del 1 de diciembre de 1857 al 28 de febrero de 1858 con dos valores: un real, en color azul, y dos reales, en color rojo, como una prueba de uso de sellos postales en Perú.
Ante la eficacia del nuevo sistema, el 10 de marzo de 1858 se efectuó la primera emisión propia del Correo Peruano, una serie de cuatro estampillas con el escudo nacional y en valores de: un dinero, en color azul; una peseta, en color rosa; y medio peso, en colores rosa y anaranjado. Como dato curioso, en esta emisión encontramos el primer error filatélico: impresiones de sellos de medio peso, en color amarillo.
El Museo de la Filatelia de Oaxaca presenta la exposición De la Amazonia a los Andes: Perú, un homenaje a nuestro país hermano con un recorrido a través de sus sellos postales, que, aunque no es muy extensa, nos permite apreciar diferentes aspectos de su historia, personajes, sitios arqueológicos, gastronomía, flora y fauna, textiles y otros temas de interés.
Agradecemos la colaboración del filatelista Enrique Trigueros Legarreta por su colección de timbres postales; de Mariana Almaraz Reyes, encargada de las colecciones del Museo Textil de Oaxaca, por las facilidades otorgadas para la exhibición de tres enredos y una faja; y de Maira Cristina Córdova Aguilar, colaboradora de la Biblioteca de Investigación Juan de Córdova, por el préstamo de artesanías —una llama y muñecas cuzqueñas— y un cuadro de la Virgen de la Leche, entre otras piezas.
Tras varios años de participar y coordinar el Club de Lectura del Colegio Público Germán Fernández Ramos (Oviedo, España), así como investigando en este campo y leyendo al respecto, me propongo apuntar una serie de ideas para intentar que la lectura sea placentera para los niños.
1. LEEMOS. En el Club de Lectura seleccionamos una obra literaria, nos damos un mes para leerla y fijamos un día para reunirnos y comentarla en horario extraescolar. En nuestras reuniones, podemos decir que leemos, pero hacemos muchas más cosas: socializamos la lectura, hablamos del libro, comentamos la obra, enjuiciamos lo que leemos, criticamos aspectos del libro, opinamos sobre los momentos más o menos atinados del autor, planteamos cambios a algunos de los pasajes de la obra…, y nos animamos a leer: más y mejor. Vayamos por partes.
2. COMENTAMOS. Resumimos la obra sin desvelar el final, hablamos de los comportamientos de los protagonistas, de los mejores momentos del libro, de lo que más nos ha gustado, de lo que menos… Evitamos recurrir a las actividades de lápiz y papel que hacen que el alumnado vea la lectura como una actividad académica más. La palabra oral en educación es insustituible y, además, constituye el medio de comunicación más sublime. Lo mejor de todo, pero lo más difícil, es que solamente se hace precisa mucha convicción en el docente para trabajar así.
3. ENJUICIAMOS. Siempre que se acaba de leer un texto o un libro puede preguntarse a los niños qué nos enseña la obra: ¿Qué comportamientos son buenos, aceptables y no aceptables? ¿Cómo te sentiste cuando al personaje principal le sucedía…? ¿Qué te da que pensar el libro? ¿Te gusta cómo se comportan los protagonistas? ¿Tú harías lo mismo y por qué? ¿Qué valores/contravalores transmite la lectura? Etcétera.
4. NOS ANIMAMOS. Si leemos, comentamos y enjuiciamos la lectura en grupo, podemos afirmar que, en un amplio número de casos, nos animamos a leer más y mejor en el futuro. De hecho, puede ser que nos animemos a leer aún más a nosotros mismos y que estimulemos a leer a otras personas de nuestro entorno. Así lo hemos comprobado en nuestro Club de Lectura a lo largo de los cursos.
5. CRECEMOS. De lo que vengo comentando se deduce que resulta fundamental escuchar al alumnado: qué lee, cómo lee, con quién, qué le llama la atención, qué cambiaría, qué piensa de un pasaje de la obra, por qué… Si como educadores no somos capaces de situarnos ante el alumnado como personas atentas, pasaremos por sus vidas sin ser tampoco escuchados hagamos lo que hagamos y digamos lo que digamos. A veces las cosas más sencillas son las más valiosas. En nuestro Club de Lectura leemos, hablamos sobre lo que leemos, comentamos lo leído, lo enjuiciamos y, así, casi sin darnos cuenta, nos animamos a seguir leyendo. Nos formamos literariamente, pero también como ciudadanos críticos.
La fiesta comunal es un elemento muy importante para los pueblos de Oaxaca. En ella los habitantes tienen oportunidad de refrendar su sentido de pertenencia al propio terruño y ser parte de un rito colectivo que alegra y cohesiona. A decir de Octavio Paz, somos un pueblo ritual, en donde además, las celebraciones, festejos y fiestas nos permitan dialogar con la divinidad, la familia y los amigos. En las fiestas de carnaval y las ofrendas a los santos patronos se conjunta un sinnúmero de elementos entre los que destacan las músicas y las danzas, en estas últimas las máscaras son componentes significativos.
Las máscaras han existido desde tiempos muy remotos, son un preciado objeto de estudio, principalmente, en el campo de la antropología. Para fines de este escrito conviene destacar que éstas pueden simbolizar tanto a personajes representativos del entorno social —chamanes, caporales, extranjeros— como a animales —jaguar, zorro, venado—; también pueden representar deidades malignas o benignas; y que en Oaxaca existe un amplio mercado regional de máscaras, las cuales se utilizan en cientos de localidades, por ejemplo, en festejos como el de huehentones en los pueblos mazatecos, en el carnaval mixteco de Yolotepec, para las festividades de Santiago Apóstol y el Carnaval de Juxtlahuaca.
Para acercarnos al vínculo entre festejo, danzas y máscaras, vale la pena conocer la celebración a San Lucas Evangelista en San Pedro Ixtlahuaca —municipio que se ubica aproximadamente a 20 minutos de la ciudad capital y que colinda con la poligonal de la zona arqueológica de Monte Albán—. Ahí, cada 18 de octubre, se puede apreciar la Danza de los Viejos y Caporales. En ella, los danzantes cubren sus rostros con máscaras de madera.
Las máscaras de San Pedro Ixtlahuaca por muchos años fueron elaboradas por don Emilio Cruz. Cuando falleció se dejaron de hacer por más de tres décadas. Por fortuna, hace diez años Pedro Roberto Reyes López decidió convertirse en mascarero; los festejos a San Lucas Evangelista fueron su aliciente. A tal iniciativa se sumó su padre, Roberto Armando Reyes Vásquez. En la actualidad, padre e hijo elaboran aproximadamente un centenar de máscaras para los lugareños que, cada año, hacen la promesa de participar en la danza de su pueblo. Cada participante suele solicitar, con varios meses de anticipación, su máscara. Ellos deciden características y especificaciones: “que cierren y abran los ojos”, “que muevan la quijada”. Las piden con bigotes, con pipa o con detalles que dicten la imaginación y algarabía de cada persona. También elaboran las de los danzantes centrales: El Licenciado, El Caporal, El Viejo Mayor y de Los Viejos.
Estar en el domicilio de Los Ixtlas (Libertad 114, San Pedro Ixtlahuaca), como recientemente han bautizado al taller familiar de elaboración de máscaras, es una grata experiencia: observar cómo don Roberto selecciona y corta un trozo de madera de zompantle para elaborar una pieza, cómo va encontrando formas utilizando machetes, cuchillos, cinceles, mazos, hasta que emergen rostros; el detallado proceso de su hijo Pedro para lijar las piezas, resanarlas y, finalmente, pintarlas con tintes naturales y artificiales.
Gracias al entusiasmo y dedicación de Los Ixtlas, donde participan todos los integrantes de la familia para aprender a tallar máscaras, hoy la fiesta de San Lucas se ha revitalizado y, como dicen ellos, “una cosa lleva a la otra”, así que también decidieron formar su dueto de chirimía y tambor para acompañar a las múltiples mayordomías que a lo largo del año se celebran en Ixtlahuaca. Actualmente, además de las máscaras, elaboran estos instrumentos musicales para los festejos locales y, por encargo, para sus paisanos que radican en Estados Unidos, así como para otras celebraciones y para el público en general que aprecia la estética de estos objetos.
Esta familia, como miles de familias oaxaqueñas, valora la participación en la vida de su comunidad, reconoce que este fuerte sentido de pertenencia es una fuente de bienestar que proporciona placer y sentido. La elaboración de las máscaras y sus nexos con la danza es un ejemplo de cohesión social basada en la cultura comunal y en valores y creencias compartidos, expresión de una forma de vivir en donde la capacidad de cooperación de los individuos les permite enriquecerse recíprocamente.
…para que pueda ser he de ser otro, salir de mí, buscarme entre los otros, los otros que no son si yo no existo, los otros que me dan plena existencia, no soy, no hay yo, siempre somos nosotros… Octavio Paz, Piedra de sol
La globalización es un tema del que se habla con insistencia, un fenómeno del que forma parte la gran cantidad de información que elimina fronteras con relativa facilidad y nos somete a su bombardeo todos los días, en el que tiene mucho que ver el internet. Pero hace ya 80 años que el filósofo español José Ortega y Gasset, ante la gran cantidad de libros publicados, afirmaba con preocupación:
Tendrá el bibliotecario del porvenir que dirigir al lector no especializado por la selva selvaggia de los libros y ser el médico, el higienista de sus lecturas [….] no sólo hay ya demasiados libros, sino que constantemente se producen en abundancia torrencial [….] muchos de ellos son inútiles o estúpidos, constituyendo su presencia y conservación un lastre para la humanidad, que va de sobra encorvada bajo sus otras cargas.
Ortega y Gasset recomendaba como una de las misiones esenciales del bibliotecario el papel de filtro consciente e informado de toda esta información. Este papel no tiene nada que ver con la censura pero sí con la tarea de separar la paja de lo que realmente tiene valor como una de las tareas de las bibliotecas ante la explosión de la información en todos sus formatos, una labor para la que es necesaria la unión de esfuerzos, como veremos más adelante.
La otra cara de esta moneda, especialmente en los países latinoamericanos, es la dificultad para que una biblioteca pública, de barrio, universitaria o especializada, pueda cubrir las necesidades de información, recreación y conocimiento de su comunidad de lectores. Es aquí donde las dinámicas de la globalización vienen a jugar un papel de soporte ante la necesidad de establecer redes de colaboración entre bibliotecas, archivos y centros de documentación de una ciudad, de un país e, incluso, de una región continental, que propicie la colaboración a través del intercambio de información para ampliar y enriquecer las ofertas a sus lectores y también para compartir experiencias en el fomento de la lectura, estrategias específicas, diseño de espacios, profesionalización, esfuerzos en conjunto, modos de financiamiento y operación, etcétera.
El Instituto Goethe se dedica a fomentar la lengua y la cultura alemanas en varias partes del mundo y, aunque no es un promotor de la lectura, su biblioteca también se ha preocupado por identificar a los actores que están haciendo cosas en Centroamérica y México en torno al fomento de la lectura. Ha realizado esfuerzos por integrar una red de instituciones que se dedican al fomento de la lectura en Centroamérica y cuenta con una plataforma llamada redLee, que ofrece un panorama del fomento a la lectura en la región y facilita el intercambio de experiencias, donde se declara:
Las competencias lectoras e informativas contribuyen de manera considerable a expandir horizontes, mejorar las oportunidades de aprendizaje y desarrollo. En Centroamérica, México y el Caribe la lectura, los libros y la literatura son generalmente subestimados, representan valores sólo para algunos y se recurre a ellos muy poco como medios eficaces para contrarrestar las desventajas sociales. Es frecuente la falta dinero, pero también la falta de intercambio de ideas y la falta de voluntad política.
Un primer esfuerzo, realizado en 2012, se dio a través de una conferencia en San Salvador para conocer las distintas iniciativas existentes sobre el fomento de la lectura en la región y el acuerdo de intensificar el intercambio entre los actores. Una nueva convocatoria para reunirse, ampliándola esta vez a México, fue auspiciada por el Instituto Goethe, que se llevó a cabo del 5 al 7 de noviembre de este año en la sede mexicana del Instituto, entre cuyos participantes estuvimos por Colombia: CERLALC; por Costa Rica: IBBY Costa Rica; por El Salvador: CESAL y Casa Dandelión; por Guatemala: Fundación Riecken y GM Ediciones; por Nicaragua: ¡Libros para Niños!; por República Dominicana: Fundación Apoyo al Desarrollo de las Bibliotecas Dominicanas (FUNDEBIDO) y Organización de Estados Iberoamericanos (OEI); por México: IBBY México, Consejo Puebla de Lectura y BS Biblioteca Infantil de Oaxaca; y por Alemania: Stiftung Lesen (Fundación Leer) así como la Biblioteca del Goethe Institut.
Se nombran por país de origen del representante, aunque varias de ellas tienen cobertura mucho más amplia, como CESAL, una ONG española que cubre España, Europa del Este, América Latina y África (que ha participado en proyectos de apoyo en Juchitán, Unión Hidalgo y la Colonia Monte Albán en Oaxaca), la Fundación Riecken que cubre todo Centroamérica, IBBY (International Board on Books for Young People) que reúne a más de 60 asociaciones de fomento a la lectura de todo el mundo, CERLALC (Centro Regional para el Fomento del Libro en América Latina y el Caribe), que es un organismo intergubernamental bajo los auspicios de la Unesco. Igualmente, varios de los organismos citados no sólo se dedican al fomento de la lectura sino también al desarrollo social. Cabe mencionar que algunos de ellos que estuvieron presentes en la primera reunión de hace 3 años no regresaron a esta segunda. La idea de la reunión fue definir proyectos a realizarse en la región para 2016 y 2017 a través del intercambio y discusión de propuestas en el grupo.
Estuvo presente la doctora Sigrid Fahrer, de la Fundación Leer, donde es directora del área de desarrollo de lectura digital y directora del proyecto “Juventud y tiempo libre”. También especialista en la lectura en la era digital, el fomento a la lectura entre jóvenes no lectores, así como la lectura y el movimiento. Es responsable del desarrollo de planteamientos innovadores para el fomento a la lectura, así como de la concepción, adquisición y organización de proyectos y campañas en este espectro de temas. Está encargada, entre otras actividades, de la selección y recomendación de las apps que la Fundación Leer presenta en formato multimedia, la página de conocimientos y juegos para niños de escuela primaria y la iniciativa “Leer en movimiento”.
La Fundación Leer construye redes de colaboración que trascienden las fronteras de varios países europeos, vinculando iniciativas locales e institucionales con diversos programas y proyectos. A través de su participación fuimos testigos de la labor de fomento a la lectura y el trabajo de las redes en ese sentido que se desarrolla en Alemania.
De entre sus recomendaciones para establecer redes de colaboración para el fomento a la lectura les comparto las siguientes:
• Coordinación entre las partes, pero sin paternalismo. • Trabajo en igualdad de condiciones. La negociación es el principio rector. • Miembros de las redes. Mientras más activa sea la participación, tendrá más éxito. • Posibilidades de intercambio. La comunicación lo es todo. • Planes concretos. Primero determinar la meta común, después la estructura. • Acuerdos claros. Sin la obligatoriedad se pierden las mejores iniciativas. • Tiempo y paciencia. • Cuidado y mantenimiento.
Un ejercicio interesante fue la reflexión sobre los siguientes puntos:
• Esto es lo que puedo aportar a la red. • Esto es lo que necesito para poder participar. • Esto es lo que me gustaría recibir. • Estas son nuestras diferencias. • Estos son nuestros intereses comunes. • Estos son los próximos pasos a dar.
Son múltiples los factores que intervienen para la consolidación de una red de tan grandes dimensiones: apoyo institucional, recursos económicos, voluntad de colaboración y constancia, por citar algunos. Pero podría decir que nuestros intereses comunes ponen el acento en el fomento de la lectura, que nos une una lengua de la que deriva una gran cultura (o culturas que tienen muchos puntos en común), que nuestras diferencias, en lugar de ser un obstáculo, son las que enriquecen a la red, porque todos los integrantes tienen algo que aportar para el fortalecimiento de los otros y, finalmente, en la reunión se han acordado los primeros pasos a través de compartir y difundir más ampliamente la plataforma de la red, de mantener la comunicación entre los miembros y de organizar para un futuro próximo una campaña de fomento a la lectura en todos los países de la región que irá cristalizándose con el paso de los días.
PROYECTOS DE LA RED
• Primer Concurso Centroamericano de Literatura Infantil y Juvenil (2013). • Publicación de la historia ganadora del concurso (2014/15). (Alberto Pocasangre y Julia Friese. Donde nacen las sirenas. Managua: Corporación Libros para Niños, 2015. Con el apoyo de la Real Embajada de Noruega para Centroamérica, Goethe Institut y doce instituciones de la región) • Publicación y actualización periódica de una plataforma de internet sobre el fomento a la lectura en Centroamérica (2014/15). • Realización de un taller regional para ilustradores de libros con Birte Müller en Managua (octubre 2014). • Realización de un seminario regional sobre Literatura Infantil y Juvenil para autores, editores, bibliotecarios y mediadores de lectura en Managua (mayo 2015). •Exposición itinerante Caminos para salir de la tierra de nadie en la región (2015). • Segundo Concurso Centroamericano de Literatura Infantil y Juvenil (2015).
El Taller de Restauración de la FAHHO tiene su inicio en el Taller de Arquitectura de la Casa de la Ciudad, fundada en 2004 por iniciativa de la Fundación Alfredo Harp Helú Oaxaca A.C. (FAHHO) y del Municipio de Oaxaca de Juárez, como parte de las actividades de investigación y desarrollo de proyectos urbanos y de conservación del patrimonio histórico y arquitectónico.
De 2004 a agosto de 2015, el taller estuvo dirigido por el Dr. Sebastián van Doesburg, quien contó con la colaboración del Arq. Gerardo López Nogales y un equipo de arquitectos con los que desarrollaron varios proyectos en el interior del municipio de Oaxaca de Juárez y diversas poblaciones del estado de Oaxaca. En 2006, las oficinas del Taller de Restauración se trasladaron al exconvento de San Pablo para darle seguimiento al proyecto y obra de este importante rescate de la Fundación Alfredo Harp Helú Oaxaca, que dio origen al Centro Cultural San Pablo. El 8 de septiembre de 2015, el Taller de Restauración de la FAHHO regresó al inmueble de la Casa de la Ciudad bajo la dirección del arquitecto Gerardo López Nogales.
Otro de los proyectos relevantes fue la intervención en la Antigua Estación del Ferrocarril de Oaxaca; proyecto iniciado en 2013 y terminado en 2015, que tuvo como alcance la restauración de los edificios de la estación y la bodega para albergar el Museo Infantil de Oaxaca, que se planea inaugurar a finales de este año.
El Taller de Restauración de la FAHHO surge por la preocupación y necesidad de contribuir a la conservación de nuestro patrimonio tangible e intangible, mediante la realización de diversas acciones, como la elaboración de proyectos, gestión de autorizaciones y financiamientos ante las instancias correspondientes; así como la ejecución de obras de intervención en bienes muebles e inmuebles que cuentan con valor histórico, artístico y arquitectónico, basadas y fundamentadas siempre en investigaciones documentales y de campo.
Una de las principales premisas del taller es el trabajo interdisciplinario, que incluye la colaboración de arquitectos, historiadores, arqueólogos, ingenieros, restauradores de bienes muebles, entre otros. Tiene la finalidad de realizar propuestas para la conservación de bienes culturales; cumpliendo con las necesidades sociales actuales, con las teorías contemporáneas de restauración y con la legislación vigente.
Desde el año 2002 se inició un nuevo esquema de financiamiento, al gestionar recursos federales para el proyecto de restauración de la Casa de Visita del siglo XVI de San Miguel Tequixtepec, gracias a la convocatoria de CONACULTA para el Fondo de Apoyo a Comunidades para Restauración de Monumentos y Bienes Artísticos de Propiedad Federal (FOREMOBA).
Elegir los proyectos no es una tarea fácil, la riqueza patrimonial del estado es incalculable, por ello es preciso realizar una selección de los proyectos que se beneficiarán financiera y técnicamente; por lo tanto, para que un bien mueble o inmueble cuente con apoyo por parte de la FAHHO, es necesario realizar una previa evaluación técnica que analice también sus valores sociales, artísticos y arquitectónicos.
Debido a lo vasto del patrimonio, es imposible que una sola institución se haga cargo de esta labor. Es importante buscar que los proyectos sean financiados de forma bipartita, tripartita o cuatripartita; incluyendo recursos federales, estatales, municipales y de la sociedad civil, la pieza clave es la colaboración de las comunidades.
En el 2015, el Taller cumplió satisfactoriamente con la entrega de proyectos en trece localidades pertenecientes a la Sierra Norte, la Sierra Sur, la Mixteca y los Valles Centrales. Cada uno de ellos cuenta con rasgos que identifican tanto a la comunidad como al monumento, engrandecidos por su valor histórico, artístico y cultural.
De estos proyectos destacan: el templo de Villa Tejupan de la Unión con un portal de peregrinos del siglo XVI, en el que resalta un tablero colocado a lo largo de la portada; el puente de piedra de San Miguel Tequixtepec, que está datado como el puente más antiguo de América Latina, además, de encontrarse dentro de la lista de la World Monuments Fund por ser un inmueble en riesgo; así como los trabajos realizados en San Lucas Quiavini, Santa Catarina Cuixtla, San Miguel Adéquez, San Miguel Tixá, San Baltasar Yatzachi, el Alto, el Barrio San Miguel en Tlaxiaco, Santa María Cuquila, Santiago Yosondúa, Santo Domingo Huendío y San Juan Bautista Coixtlahuaca.
Para la intervención de algunos proyectos, la FAHHO se suma a los esfuerzos de otros organismos como el Instituto del Patrimonio Cultural del Gobierno del Estado de Oaxaca (INPAC) y la Coordinación Nacional de Conservación del Patrimonio Cultural del INAH (CNCPC). En 2015, de manera conjunta con estas instituciones, se llevaron a cabo intervenciones en bienes muebles, como la restauración de retablos en el templo de San Felipe Neri en el centro de Oaxaca; en Teotongo; Tataltepec; Tlacotepec; Suchixtlahuaca y Santiago Yolomécatl; así como la intervención al templo de Santa María Huazolotitlán en Jamiltepec. De esta forma, la Fundación Alfredo Harp Helu Oaxaca, en colaboración con distintas instituciones, tuvo la satisfacción de beneficiar el año pasado a un total de 21 comunidades en el estado de Oaxaca, bajo este esquema de colaboraciones.
Desde hace tiempo es conocido por muchos que hay diferentes formas de aprender, no sólo mediante la lectura o asistiendo a un salón de clases, sino que también se aprende charlando, y no sólo se aprende, sino que se amplía la visión personal de todo tipo de temas relacionados con el quehacer de Adabi.
Con esta idea como inspiración, surgieron “Las Tertulias de ADABI”, cuya primera sesión se realizó el 23 de julio pasado con el tema “Enamorados de México”, y en la que se contó con la presencia de Cecilia Haupt quien, a través de un álbum de fotografías familiar, recreó la historia de su bisabuelo prusiano, que abandonó su país natal para iniciar una nueva vida en México.
La segunda tertulia, denominada “Historia de los objetos cotidianos: de la colección a la historia. El refresco en México”, fue presentada por Roberto Cerón Hernández, coleccionista de envases de refresco e iniciador de la historia documentada de la bebida gaseosa que iniciara su producción a finales del siglo XIX en México.
La doctora María Olvido Moreno Guzmán, restauradora y museógrafa del Instituto Nacional de Antropología e Historia, fue la invitada de la tercera tertulia de Adabi, encuentros que tienen lugar cada dos meses.
La actual investigadora del Instituto de Investigaciones Estéticas de la Universidad Nacional Autónoma de México presentó en su charla un panorama muy completo del proceso de restauración del penacho de Moctezuma que se encuentra resguardado en el Museo del Mundo de Viena.
La doctora Moreno Guzmán deleitó a los presentes compartiendo su experiencia, así como los datos adquiridos a partir del análisis de la pieza sometida a restauración. A decir de ella, el penacho de Moctezuma es una pieza única, invaluable, y con un alto desarrollo tecnológico y de gran habilidad en su manufactura. Está compuesto por dos cuerpos, uno central y dos laterales (que forman uno solo), que en alguna restauración fueron considerados como un estandarte, quitándole la movilidad que poseía al momento de su confección. Con diferentes ilustraciones, la restauradora mostró cómo se forma la estructura del penacho, así como las redes y el tipo de nudos que se ocuparon para sostener a las plumas que conforman este tocado, que se movía, posiblemente con un sistema de varillas, que también servían de sujeción al objeto.
El penacho no sólo está confeccionado de plumas de por lo menos tres especies de aves, de igual manera posee diversos elementos metálicos que en su origen fueron de oro en su totalidad y que en una posterior restauración los faltantes fueron sustituidos por piezas de latón, colocación que incidió de manera negativa en la estuctura de aquellas plumas a las que fueron cosidos dichos elementos, por lo que en la nueva restauración se procedió a colocar hilo de seda entre los intersticios de la pluma para que no continuara el daño.
La doctora Moreno Guzmán hizo énfasis en el derroche de habilidad y tecnología con que el penacho fue confeccionado por los amantecas prehispánicos. Habilidades que fueron descubiertas gracias al uso de microscopios electrónicos especializados.
El trabajo de intervención procuró detener, en lo posible, la pérdida de los amarres en la red, en diferentes sitios, puesto que su intervención directa podría causar más daño que beneficio.
Durante la sesión de preguntas, el público le preguntó a la ponente qué representó para ella la intervención de esta pieza única en el mundo, a lo que respondió que fue todo un privilegio, una gran emoción y, sobre todo, una gran responsabilidad por todo aquello que el objeto es y representa.
Después de 4 años de trabajo con la comunidad de San Miguel del Valle, el proyecto Huertos Orgánicos de la FAHHO y el equipo de Ecología promovieron la realización del Taller de capacitación de monitores comunitarios de aves en áreas de influencia del Corredor Biológico Mesoamericano México (CBMM) en la región de Valles Centrales de Oaxaca, México. Con la colaboración de biólogos especializados de la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (CONABIO), los guías de Ecoturismo Dain Roo, de San Miguel del Valle, desarrollaron capacidades técnicas para su formación como guías de aviturismo (turismo enfocado en observación de aves). Cabe destacar que dicha comunidad está considerada como una de las más importantes en cuanto a biodiversidad de aves se refiere en el estado de Oaxaca.
La Iniciativa de Monitoreo de Aves, es un esfuerzo conjunto de CONABIO, la Iniciativa para la Conservación de las Aves de América del Norte (NABCI), el CBMM y la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (CONANP).
Este programa busca generar información relacionada con la diversidad de las comunidades de aves en sistemas productivos sustentables (ecoturismo, ganadería, manejo forestal, producción de café y cacao), mediante la participación activa de las comunidades humanas locales. En donde se pretende:
Equipar y capacitar monitores comunitarios de aves.
Implementar una red de monitoreo permanente de aves.
Fomentar sistemas de producción sustentable que sean competitivos y consistentes con la conservación de la biodiversidad.
Evaluar los impactos que ejercen distintos sistemas productivos sustentables sobre la biodiversidad para implementar estrategias de conservación y ajustar procesos productivos.
Determinar cambios en los tamaños poblacionales de aves que habitan en la región del CBMM.
El grupo de guías de Ecoturismo Dain Roo, de San Miguel del Valle, actualmente consta de 3 integrantes, los cuales formaron parte de este taller. A través de este programa, los miembros del grupo de ecoturismo intensificarán su sensibilización ante cuestiones ambientales y tendrán más elementos para el establecimiento de programas ecoturísticos enfocados en la observación de aves, los cuales pueden ofrecer una fuente de ingreso para la población local.
De esta manera, el monitoreo enfocado en la conservación y el conocimiento de las aves es fundamental para el buen funcionamiento de los ecosistemas y el bienestar social de la población.
En este huipil llevo grabado todo lo que padecí y gocé en los primeros 40 años de mi vida. Estas seis flores rojas son los corazones de mis abuelas, de mi madre y de mis tres hermanas que ya murieron. Estos muñequitos son mis hijos, nueve que he tenido, y se distinguen los que no se han logrado porque llevan una planta de maíz, es decir, que ya se fueron a alimentar la tierra. Y vea usted esta greca para que se dé cuenta de lo difícil que ha sido mi vida, que hasta remolinos de llanto hay ahí. Éste es mi ángel de la guarda, y este otro es el demonio que me tienta. Los cocoles son mi marido, que como me abandonó nomás me la paso pensando en él. Éste es mi árbol de la vida y de la muerte, y yo estoy en su centro porque aquí ando cumpliendo mi destino. Ya voy a labrar otro huipil con más cosas que he vivido, y cuando me muera me vestirán con los dos, uno encima del otro. Cuando suba al cielo nomás de verlos ya sabrá Dios de qué me ha de enjuiciar. Adela Fernández Fernández
Los textiles son considerados en nuestro país uno de los legados culturales más importantes debido a la enorme y sofisticada diversidad de técnicas y procesos empleados en su elaboración. Aparte de su gran valor como expresión artística, en ellos se han expresado a través de motivos geométricos, zoomorfos, antropomorfos y fitomorfos la visión del universo, la filosofía y hasta los sentimientos de las y los tejedores.
Ellos nos han heredado un patrimonio rico y diverso que aún se mantiene vivo. El trayecto ha sido largo, desde sus inicios hace por lo menos 4000 años, pero, a la vez muy dinámico. Al ser una forma de expresión frágil, está en constante renovación, respondiendo al mismo tiempo a los gustos y modas cambiantes de las mujeres y hombres. Sin embargo, en la actualidad se han visto afectados por situaciones económicas, políticas, sociales y culturales que los han marginalizado y en algunos casos, inclusive, provocado su pérdida. Los medios de comunicación han jugado un papel determinante. Ante una competencia desigual de los textiles industriales y los recientes plagios por parte de diseñadores de moda, las y los artistas del textil han ido perdiendo terreno día con día. Es por ello que la preservación de la memoria textil y el impulso a su revaloración como un oficio especializado y una expresión artística cobra especial interés.
En 2008, cuando el Museo Textil de Oaxaca abrió sus puertas al público, lo hizo con un acervo de un poco más de cinco mil piezas textiles, con la finalidad de crear un punto de encuentro que propiciara el intercambio permanente de conocimientos especializados a través de exposiciones, talleres y conferencias.
A esta colección se le sumó el acervo bibliohemerográfico especializado en textiles que conformara el maestro Francisco Toledo y que durante algún tiempo resguardara en el Instituto de Artes Gráficas de Oaxaca. En el 2012, el acervo fue trasladado a un nuevo recinto, la Biblioteca de Investigación Juan de Córdova en el Centro Cultural San Pablo, que en ese mismo año fuera abierta al público.
En el año de 2015, la doctora Kirsten Johnson, en representación de la familia Johnson-Weitlaner, donó a esta biblioteca el trabajo de más de seis décadas de investigación de la maestra Irmgard Weitlaner Johnson, quien fuera la pionera en este campo. Oaxaca fue punto de partida de la investigación realizada por la maestra Weitlaner, quien se especializó en los procesos técnicos de la elaboración de los textiles, así como en el contexto histórico y social en el que fueron producidos. La colección está conformada por libros, publicaciones periódicas, notas de campo, fotografías (positivos, negativos y transparencias), cerca de 30 000 documentos, que nos enfatizan la importancia de conservar, dignificar y difundir esta memoria.
Con estas acciones, la Biblioteca de Investigación Juan de Córdova se consolida al reunir la colección especializada sobre textiles de mayor alcance y profundidad de nuestro país. Estas sinergias nos permiten sumergirnos en un universo de nuevas sensaciones, conectarnos con un rico y diverso pasado, y a la vez redescubrirnos y reinventarnos. Es, sin duda, una fuente de investigación invaluable, así como también de inspiración.
Urbano Olivera fue un pintor de origen oaxaqueño, residente en la sierra zapoteca, en Talea de Castro, quien hizo varios encargos para el arzobispo Eulogio Gillow.
El arzobispo Gillow era un amante del arte, compró varias pinturas en el siglo XIX y mandó embellecer algunas iglesias de la ciudad de Oaxaca, según el “buen gusto” de la época. Incluso, algunas de ellas, como la Basílica de La Soledad, todavía conservan los lienzos flamencos que adquirió para adornar sus paredes.
La iglesia de San Juan de Dios, la primera que se construyó en la ciudad de Oaxaca, sufrió las consecuencias de un lamentable incendio en 1864, por lo que el templo tuvo que ser reconstruido en 1867, por gestiones del propio Gillow. El arzobispo quería ofrecer en sus muros un mensaje: “hizo colocar una serie de pinturas al óleo relativas a los más notables hechos de la historia religiosa de Oaxaca desde la época gentilicia hasta el presente” para enaltecer la tradición católica en Oaxaca. Por ello, solicitó a Urbano Olivera que realizara dos series de pinturas, una correspondiente a episodios históricos de la presencia de la Iglesia católica en la entidad y otra referente a los mártires de san Francisco Cajonos. El pintor oaxaqueño realizó, para la primera serie, unos lienzos muy interesantes sobre la primera misa en Oaxaca, el bautizo del rey zapoteco Cocijoeza, la Santa Cruz de Huatulco y Bartolomé de las Casas defendiendo a los indígenas, los cuales firmó en 1890.
La FAHHO conserva un cuadro de menor formato que el lienzo que se conserva en la Iglesia de San Juan de Dios, con el tema de la primera misa. Olivera pintó en 1898 esta obra como una versión alterna a la encargada por el obispo Eulogio Gillow para la consagración del templo de San Juan de Dios en 1890.
Según la leyenda, la primera misa que se celebró en Oaxaca fue en 1521, junto al Atoyac y al pie de un árbol de huaje, de donde derivó el nombre de Oaxaca. Fue justamente ahí donde posteriormente se erigió el templo de San Juan de Dios y el río fue desviado hasta las faldas de Monte Albán. Evidentemente, Urbano Olivera no presenció aquella misa, pero se apegó a la leyenda y representó un escenario dentro de un paisaje oaxaqueño, rodeado de cerros, a la orilla del río y al pie de un árbol de huaje. El paisaje es un tanto idealizado, aunque remite al colorido, la aridez y la flora de los Valles Centrales de Oaxaca. El pintor crea un escenario entre el cielo y la tierra, en el que un sacerdote secular oficia la misa en el momento eucarístico, frente a un sencillo y pulcro altar rodeado de un grupo de hombres armados. A sus espaldas, los soldados, españoles enfundados en armaduras, atienden al sacramento. Frente al cura se aprecia un grupo de indígenas ataviados con plumas en la cabeza y vestidos con pieles de animales; algunos portan lanzas, escudos, arcos y flechas. Más que indígenas zapotecas o mixtecas parecen ser una idealización de los tlaxcaltecas. Al centro del cuadro, una pareja de indígenas tamborera participa distraída, ella sonríe, entre melancólica y coqueta, mientras posa su antebrazo sobre el tambor. En el mismo plano, cuatro personajes, dos soldados españoles y dos indígenas, actúan como metáfora de la conversión católica: los primeros están armados y atienden a la liturgia de la misa y simultáneamente custodian a los indígenas que, curiosos y sorprendidos, participan de la acción sacramental.
En la parte inferior del cuadro, una cartela indica el momento histórico representado: “El 25 de noviembre de 1521 día en que llegaron a Oaxaca las fuerzas expedicionarias enviadas por Hernán Cortés se dijo la primera misa en este país por el Padre Juan Díaz en la margen derecha del Atoyac y al pie de un árbol de Huaje. U. Olivera 1898”, información que con más detalles publicó, en 1888, el historiador Manuel Martínez Gracida. Esta obra es el único ejemplo conocido de pintura de caballete con esta temática fundacional, si bien basada en la tradición de la ciudad, que, como relata José Antonio Gay en su Historia de Oaxaca de 1881, conmemoraba: “el ingreso de los españoles a la ciudad con una función religiosa en San Juan de Dios a la que concurría el cabildo eclesiástico formado en cuerpo el 25 de diciembre”. Este cuadro de pequeñas dimensiones da cuenta de la importancia que esta tradición tuvo para la ciudad. Por entonces, el obispo Gillow realizaba la renovación de las iglesias recién recuperadas de la expropiación decretada por las Leyes de Reforma, y fue apoyado por los muchos oaxaqueños deseosos de restablecer los recintos sagrados y la tradición católica.
El cuadro y el lienzo son un eco de la fuerte tradición católica a finales del siglo XIX. El cuadro fue donado por María Eugenia Porrúa Venero, quien decidió que la obra debía quedar en Oaxaca y en el Centro Cultural San Pablo.
Muchos hemos escuchado la palabra “anuro”. Su etimología nos refiere a un grupo de anfibios, cuya característica principal es la falta de cola. Éste fue el primer nombre dado en la clasificación de ranas y sapos. Los primeros habitantes terrestres del planeta fueron los anfibios; comenzaron a salir del agua sin alejarse de ella. Una evolución de miles de años dio como resultado a los anfibios que hoy en día conocemos como ranas.
Los primeros ancestros eran grandes, debido a las condiciones climáticas y abundante alimento, lo que les permitió sobrevivir a la extinción de los dinosaurios hace 65 millones de años, a la primera Era Glaciar hace 2.3 millones de años y a la última hace 10 000 años.
Los fósiles que han aparecido alrededor del mundo han mostrado a la ciencia los pocos cambios que han sufrido en el tiempo todos los anuros y han determinado las zonas donde han vivido estas especies. Existen tres familias de anfibios: anuros, cecilias y salamandras, y tritones, en una sola. El término anfibio fue retomado en nuestros días para todo aquello que podía manejarse en dos elementos a la vez: agua y tierra.
Los anfibios comparten no sólo el hábitat, también comparten características evolutivas: salamandras, tritones y ranas provienen del mismo ancestro, se dividieron millones de años atrás para sólo quedar emparentadas, compartiendo muchas características. La evolución les dejó a todos los anfibios un modo particular de reproducción y una metamorfosis antes de iniciar su vida adulta; los enfrenta como depredadores aun de su misma especie, al haberlos dejado convivir en los mismos territorios.
La evolución de estos animales los ha determinado de manera que toda su familia cumple con características similares en patas, ojos, boca y oídos, dejándole a la naturaleza la elección del color, tamaño y forma, adaptaciones necesarias para sobrevivir. Los ojos de las ranas contienen muchas particularidades: ubicados sobre la cabeza, que les da una ventaja para observar su entorno a más de 180 grados, y pupilas que les distinguen según su modus vivendi. El medio le ha exigido a la evolución generar adaptaciones particulares en sus extremidades, dependiendo de la actividad principal, ya sea saltar, nadar, correr o excavar. Las ranas y los sapos cantan al ritmo de la lluvia en la temporada de apareamiento.
El Museo de la Filatelia de Oaxaca presenta la exposición del filatelista mexicano Mario Ramírez Bahena Anuros: pequeño salto a la fama. Esta colección, galardonada en diversos eventos filatélicos nacionales e internacionales desde 2011, se caracteriza por la diversidad y rareza de cada una de sus piezas y profundidad en documentación.
Esta exposición describe e ilustra la parte biológica y taxonómica de los anfibios desde su aparición y su forma de vida: cómo se alimentan, cómo viven, cómo se defienden y reproducen, en qué hábitat lo hacen, quiénes son sus depredadores naturales y cuál ha sido el impacto del hombre en su entorno natural. También es un acercamiento al contexto en el que el hombre conoció a los anfibios y cómo los ha hecho parte de su vida, involucrándolos no sólo en el mundo de la ciencia, también en la cultura, literatura, escultura, leyendas, orfebrería y, por supuesto, en la filatelia.
Existen más de 3 500 especies de ranas y cada año se descubren nuevas. Los anuros se han adaptado a todo tipo de entornos, desarrollando distintos hábitos, algunos permanecen en el suelo, otros en el agua y algunos otros trepan en los árboles.
Con el reciente galardón obtenido en la Exposición Filatélica Continental AFE 2015, se presenta Anuros: pequeño salto a la fama, con un destacado grupo de piezas filatélicas para ilustrar esta temática, que van desde sellos, matasellos, cancelaciones de máquinas franqueadoras, enteros postales en sus versiones de sobres y tarjetas, estampillas adhesivas, cancelaciones especiales, etiquetas framas, marcas de seguridad, aerogramas, etiquetas de servicios registrados, censuras y prefilatelia. Otra de las singularidades de esta colección es su identificación de errores en emisiones, variedades de papel, goma y dentado. Los estudios filatélicos realizados por el coleccionista sobre esta exposición se han basado en catálogos especializados y documentos elaborados por expertos en materia filatélica, permitiendo estructurar un discurso museográfico asequible al público en general, el cual está dividido en 4 temas: “Conociendo al famoso anuro”, “Nuestra clasificación”, “El hombre y la rana” y “El legado”.
Los días 20 y 21 de noviembre de 2015, en la ciudad de Oaxaca, en la instalaciones del Centro Cultural San Pablo se llevó a cabo el taller de Wikipedia y creación de blogs en lenguas indígenas en el que participaron hablantes de lenguas zapotecas, mixes, mazatecas y mixtecas.
Este acto fue convocado por la Biblioteca de Investigación Juan de Córdova, Wikimedia México y Rising Voices.
Uno de los objetivos principales de esta convocatoria fue apoyar y capacitar a jóvenes usuarios de Internet que quieren utilizar los medios digitales para revitalizar su lengua con el manejo del ciberespacio. El taller hizo énfasis en la creación de contenidos escritos en las lenguas participantes. Se buscó además facilitar conexiones con la red de activistas digitales para explorar las posibilidades de colaboración y conocer historias de éxito para la creación de medios participativos en lenguas indígenas mexicana
Tanto los blogs como la enciclopedia digital Wikipedia son plataforma en las que la escritura tiene un papel central, razón por la que se eligieron para este taller.
En el caso de Wikipedia, dos son las lenguas indígenas en México que tienen mayores avances en la creación de artículos, se trata del nahuatl y el maya. Después de este taller ya se encuentran en la incubadora de Wikipedia lenguas mixes, mazatecas y mixtecas.
Este taller forma parte de las actividades preparatorias para el II Encuentro de Activistas Digitales de Lenguas Indígenas en México, cuya primera edición se realizó en la ciudad de Oaxaca en el mes de octubre de 2014, el cual fue convocado por la Biblioteca de Investigación Juan de Córdova, la asociación Surco A.C. y Rising Voices.
En ese encuentro participaron personas que en diferentes estados del país estaban usando medios digitales para visibilizar sus lenguas en internet. En ese espacio de articulación unieron esfuerzos diferentes aliados entre los que se encuentran Wikimedia México, Fundación Mozilla, Mozilla Nativo, Rancho Electrónico y Proyecto Ojo Voz.
Estos espacios son una iniciativa para visibilizar el trabajo que muchos usuarios de internet realizan cotidianamente, ya sea de forma individual o colectiva, para visibilizar su lengua en las nuevas tecnología de la información, contribuyendo de esta forma a buscar nuevos espacios y soportes para la transmisión de las lenguas indígenas de México
“Jícara” es el más frecuente de los nombres que usamos en nuestro país para referirnos tanto a un tipo de vasijas, como a los frutos con los que se elaboran, y al árbol del cual provienen. En realidad son dos especies (Crescentia alata y Crescentia cujete) —ambas originarias de las regiones tropicales y semitropicales de México— las que producen los frutos globulares que una vez secos, cortados en dos mitades y vaciados de semillas, son usados como cuencos. También se llega a dar el mismo nombre a cuencos con forma similar a la de media jícara que son elaborados con frutos de otras plantas como el guaje o bule (Lagenaria sp.).
En muchas de las comunidades oaxaqueñas donde se elaboran bebidas de cacao, las jícaras son utensilios infaltables para preparar, servir y compartir. Sus formas y tamaños pueden ir de las pequeñas y redondas para una porción individual que se amolda a la mano, a las largas y delgadas que se utilizan para remover y servir la espuma, y a las enormes en cuyo interior se mezclan directamente los ingredientes. Lo mismo pueden ser jícaras sencillas de un solo uso que otras primorosamente decoradas que se heredan entre generaciones. Aunque aún hay muchos aspectos por indagar sobre la relación a través del tiempo entre jícaras y bebidas de cacao, es posible adelantar algunos aspectos interesantes.
Por ser objetos orgánicos que fácilmente se desintegran con el paso del tiempo, es difícil determinar los orígenes temporales del uso de jícaras como recipientes y su posible uso para bebidas de cacao. Una pista interesante proviene de una de las primeras tradiciones alfareras de Mesoamérica, desarrollada hace casi cuatro mil años, cuyas formas imitaban a las jícaras y calabazos. Justamente en fragmentos de este tipo de vasijas que han sido localizados en el Soconusco chiapaneco es donde se han detectado las más antiguas pruebas del consumo de bebidas de cacao. Cabe especular que antes del desarrollo de la alfarería se usaban jícaras verdaderas para el mismo fin.
Dos milenios y medio después, las élites mayas consumían bebidas de cacao en vasijas de barro y piedra de diversas formas y tamaños, todas ellas finamente elaboradas y decoradas. Había entre ellas algunas que imitaban la forma de jícaras, otras tenían inscripciones que alababan su calidad indicando que eran “delgadas como jícaras”.
Aunque el carácter ritual y elitista que las sociedades prehispánicas dieron a las bebidas de cacao obligaba a usar finos recipientes, las jícaras vegetales no necesariamente dejaron de usarse para este fin, pues sabemos que éstas se decoraban para lograr objetos de gran belleza.
Conocemos jícaras laquedas del periodo prehispánico fueron localizadas como parte de ofrendas en cuevas y túmulos funerarios en Sinaloa, Morelos, Puebla y Chiapas. Aunque no se han hecho pruebas para determinar si dichos ejemplares contuvieron alguna sustancia, sabemos por descripciones de cronistas de la Colonia Temprana que recipientes similares eran empleados para degustar bebidas de cacao en los banquetes de los nobles y gobernantes mexicas, causando asombro entre los europeos por su colorido y resistencia. Otros documentos refieren detalles acerca del comercio, las técnicas, los oficios y los materiales con los que se laqueaban las jícaras al momento de la Conquista europea.
El vocabulario de la lengua zapoteca publicado por fray Juan de Córdova en 1578 registra que en Tlacochahuaya se usaba el término xijca éta nazàa misma que traduce como “xícara llana pintada como de mechuacan” ya que seguramente le parecieron similares a las de esa afamada región productora de laca. Tres siglos más tarde, el oaxaqueño Manuel Martínez Gracida registró el uso del mismo término en los Valles Centrales bajo la forma xigaguetanazaa para designar a las jícaras pintadas. Ambos registros nos permiten suponer que las jícaras laqueadas también eran empleadas en la región desde tiempos remotos, aunque no hay certeza de que hayan sido producidas localmente.
A lo largo del siglo XVII, el gusto por las bebidas de cacao se extendió al viejo continente, adaptándose las recetas y algunos utensilios. Hubo un breve periodo en que estuvo de moda servir a los invitados el chocolate en jícaras laqueadas, pero paulatinamente éstas se sustituyeron por cuencos similares elaborados en porcelana, mayólica o plata, a los que se siguió llamando jícaras.
Entre las acuarelas comisionadas a finales del siglo XIX por Martínez Gracida para su obra “Los indios oaxaqueños y sus monumentos arqueológicos” se encuentran las ilustraciones de tres jícaras. Las descripciones que las acompañan señalan que dos de ellas son laqueadas (una de Zaachila y la otra de Mazaltepec) y la otra está pintada al óleo y es de Tlacolula. Esta última está decorada en su interior con imágenes que representan la Danza de la pluma, típica de algunas localidades del Valle de Tlacolula, que incluye la personificación de Cortés y la Malinche, lo que nos lleva a pensar que eran producidas localmente o que al menos se tenía en mente su comercialización en esta región.
En la actualidad seguimos viendo coloridas jícaras usadas para beber tejate que en su mayor parte son elaboradas por personas del estado de Guerrero. La pintura de aceite ha sustituido a otras técnicas y los motivos decorativos se han simplificado, sin embargo el gusto por dar un toque especial a estos recipientes permanece. Y aún las jícaras simples con sus formas orgánicas, su constitución biodegradable y su elegante sencillez nos recuerdan, rebosantes de sabor y de espuma, una relación que hunde sus raíces en el tiempo.
Cuerpo y voz presta la escritura al pensamiento mudo, y a través de los siglos lo lleva la hoja volandera Schiller
¿Cómo sería nuestra vida si no existiera la escritura? La necesidad de expresarse a través de la escritura es inherente al ser humano, a través de ella conocemos el pasado, escribimos el presente e inventamos el futuro.
Durante los meses de diciembre y enero la Biblioteca Francisco de Burgoa presenta la exposición Cuerpo y voz; la escritura al pensamiento, conformada por una selección de documentos que se integraron recientemente al acervo. Manuscritos árabes, persas, miniaturas en hueso procedentes de la India y cuadernos de caligrafía de fines del siglo XIX realizados por los estudiantes de las escuelas de primeras letras de algunos distritos de Oaxaca son algunos de los ejemplos que podrán apreciar. Madera, tablas de arcilla, hojas, piel, tablillas de cera y papel son sólo algunos de los soportes que han servido a la escritura.
En cualquiera de sus formas, la escritura es fundamental. En la Edad Media los escribanos dedicaban meses, e incluso años, a copiar una obra. Con la imprenta cambió radicalmente la velocidad de propagación de la palabra. En la actualidad, con el desarrollo de los medios de comunicación es notorio el aumento de la producción y recepción de mensajes alfabéticos y pictográficos, no sólo en papel, en lienzos o en paredes, sino en los medios digitales que dominan el intercambio de información.
Interesantes teorías han florecido alrededor de la caligrafía, algunas analizan los rasgos en los trazos para determinar la personalidad de quien escribe, otros relacionan la escritura con conexiones entre áreas determinadas del cerebro, pero sin duda la escritura es una de las máximas expresiones del ingenio del ser humano para comunicarse.
En enero de este año, la Casa de la Ciudad celebra su XII aniversario, a lo largo del trayecto recorrido hemos explorado distintos ejes temáticos relacionados con el urbanismo y el patrimonio por medio de la realización de conferencias, exposiciones, seminarios, talleres, entre otras. A partir del 2011, establecimos una temática anual con la finalidad de explorar, durante el año en curso y desde diversos frentes, un tema. Esto nos permitió profundizar en problemáticas particulares de la ciudad, tales como la movilidad, el agua, las áreas verdes, los mercados y las periferias.
Durante este 2016, la Casa de la Ciudad eligió como tema de estudio el paisaje y desarrollará actividades en torno a los territorios que conforman la mancha urbana de Oaxaca, para explorar las distintas realidades y circunstancias que convergen en la ciudad. El paisaje como contexto de lo que sucede en la vida cotidiana de una población y como hilo conductor de los distintos entornos que confluyen en este territorio.
El paisaje, en el estricto sentido de la palabra, es considerado como una extensión de terreno que es vista desde un sitio en particular y que puede, en algunos casos, ser considerado en su aspecto artístico, por su valor natural, edificado o cultural. En la actualidad, la tendencia expansiva de crecimiento de las ciudades nos obliga a repensar el concepto de paisaje y visualizarlo en un sentido amplio. El paisaje ya no es más ese territorio ajeno y lejano cuyas únicas atribuciones son consideradas desde un punto de vista estético o ambiental. Hoy, el paisaje es también el territorio artificial construido, producto de una cultura y el escenario de la vida cotidiana de cualquier población.
Por medio de conferencias, talleres, proyecciones, intervenciones, campañas y diversas actividades académicas buscaremos generar reflexiones que nos permitan establecer una lectura sobre cómo hemos construido el paisaje que da forma a nuestra ciudad y cómo construimos el paisaje a futuro. Qué sucede con nuestros entornos históricos, urbanos, semiurbanos y rurales, cuál es el hilo conductor que tejemos para unirlos y cómo damos forma al territorio que habitamos.
La apariencia y forma que han moldeado el paisaje del territorio que habitamos han sido determinadas por las decisiones políticas y las relaciones sociales que convergen en él. Su conservación y cuidado, así como su proyección a futuro, dependen de cómo logremos articular estas variantes hacia un desarrollo sustentable que permita aprovechar al máximo los recursos con que cuenta el territorio.
La Casa de la Ciudad se perfila como una plataforma que busca incidir en la formulación de estas políticas y tender puentes que permitan socializar los procesos de planeación que moldearán el paisaje de Oaxaca en el futuro. Los invitamos a participar en esta serie de reflexiones y actividades que tenemos programadas a lo largo del año.
En la primavera de 2012 inauguramos en el Museo Textil de Oaxaca la exposición de arte textil mapuche Ñimin: Dibujo de la Tierra. Recados andinos en tierras mesoamericanas nutrieron de conexiones y reconocimientos el encuentro. Gran asombro y admiración nos surgió al ver labrados sobre la piel arquitectónica de Mitla los más cotidianos diseños textiles de los Andes.
En 2016, cuarenta tejedoras y tejedores del taller de arte textil mapuche Ad llallin (“Bonitas costumbres de las arañas” en mapudungun), en Santiago de Chile, llevamos una bitácora de viaje por el territorio textil. Una porción de nosotras viajó al segundo Encuentro de Textiles Mesoamericanos (TEXTIM II), dedicado a la memoria y genio de la tejedora de San Mateo del Mar, Justina Oviedo Rangel, gran artista, maestra y visionaria en la materialización de lo inconcebible y en su forma de encantar la vida.
“Llampezken y Papalotl: biología de las danzas textiles y tintóreas entre mariposas andinas y mesoamericanas” llamé a mi participación sobre la articulación entre mariposas custodias de la trasmisión y el sentido de la cultura, dedicada a toda la gente y arte que resiste y poliniza territorios, cruzando el espacio en su amplia diversidad; a la crianza y cuidados de nuestros tejidos, las flores de nuestro jardín.
Los grandes encuentros rememoran los antiguos mercados y huertos. La presencia de inchin (nosotros) como otra forma de ser y sentirnos, es un estado que podemos invocar con mucha fuerza para comprender y colaborar con determinación en los procesos de cambio.
En inchin recibimos una de las noticias en construcción que más esperábamos observar en el encuentro, reportes sobre su desarrollo serán referentes para nosotros acá en el sur. Se trata de la función de los plagios de las creaciones colectivas y comunitarias de las comunidades y de los pueblos preexistentes a las actuales naciones, como precedentes que se sientan en la fundación de un nuevo paradigma respecto a las tenencias y autorías colectivas en los actuales contextos.
Los textiles aún se sitúan en gran medida dentro de lo que denomino territorios culturales invisibilizados. Hoy sabemos, en el ámbito de fronteras, que poseen agudas cualidades que los definen como territorios altamente cargados de riquezas espirituales, simbólicas, técnicas, científicas, estéticas y políticas que es de gran felicidad poder compartir.
Tras reflexionar, estamos distantes de acoger la idea de patentar o inscribirnos como dueñas o autoras, pues el espíritu del arte textil es inmenso y libre, en constante transformación, exige no pertenecer a nadie en particular, pues una muerte rápida en la pasarela o temporada de moda, no es lugar para una abuela y abuelo tan, tan viejos y legendarios. Más bien: ¿cómo tejo mi lealtad? La celebración constante de la cotidianeidad —asociada al trabajo comunitario, a las asambleas, a la tierra, a la medicina tradicional y trasmisión de saberes— es de sus alimentos preferidos. Vestir los días, noches, nacimientos y muertes es su itinerario favorito, sustentado por muchas comunidades. Sobre las innovaciones, me parece que es una gran y buena noticia experimentar siempre.
Durante el encuentro, una abuela tejedora declaró solemne ante la audiencia del TEXTIM que estaba acostumbrada a tener algo propio sin decirlo. En ese momento, el silencio viejo y la silencia vieja entraron caminando descalzos e inauguraron la lenta ceremonia de la que hoy somos parte, ceremonia diligente en toda la tierra. Lo sagrado regresa, sagrado-arte-cotidiano; la abuela a la que estábamos esperando habló, dejando sus huellas y zapatos en su árbol genealógico; lo recorrió y la dejó exactamente en el mismo lugar donde confluimos todos esa tarde, en otro árbol de la vida.
“Actualmente se pueden registrar productos (textiles) aunque no sean tuyos, el temor es quién lo va a hacer, por eso hay que plantearlo. Hay cierto recelo. ¡Necesitamos aprender la tecnología!”. También dijo: “Nos da dificultad manifestar nuestra identidad. Estamos acostumbradas/os a tener algo propio sin decirlo”. Luego habló y lloró una joven bordadora: “Mi sensación frente al plagio… pues es duro, porque tienes que entrar a algo [para lo] que no estás preparado como pueblo… ¡Que eso no suceda!”. Paz para las tejedoras y tejedores en todo el planeta.
Continuar pensando que las comunidades son anónimas, apropiarnos de lo que nos entrelaza, del pegamento que nos aglutina, apoderarse de los filamentos conectores de la cultura, toda esa soberanía sostenida para ser compartida en los grandes y pequeños encuentros es un atentado a los árboles genealógicos y al gran espíritu del tejido, que vive, respira y ronronea en todas las existencias. Acá, en Wallmapu, luchamos porque las trayectorias cotidianas aporten en la comprensión de los procesos íntimos de reconfiguraciones territoriales colectivas y comunitarias, con extensiones en los cuerpos de todos los roles. Las tejedoras reflexionamos acerca del pasado y presente que compartimos en las bitácoras textiles, a modo de “pequeña comarca” y, como América Latina, observamos las diferencias históricas y sociales que hay entre regiones, y deseamos volver a reunirnos con nuestras diferencias. Tenemos el solemne honor de conocer la danza del tener en silencio.
Lluvia nocturna con olor a tierra húmeda.
Buenos viajes por los territorios textiles. Desde ya bienvenidas y bienvenidos a los Andes.
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