Comienza un nuevo año y es el momento en que muchas personas aprovechamos para hacer un alto y mirar dónde nos encontramos. Quizá algunas de las preguntas más comunes hacia nosotros mismos sean: ¿qué hemos hecho? y ¿hacia dónde nos dirigimos? Acaso valdría la pena agregar una más: ¿qué he aportado al mundo que me rodea?, o bien, planteada de otra manera: ¿qué he hecho por mi comunidad?
El concepto “comunidad” es muy amplio y abarca tanto al núcleo inmediatamente a nuestro alrededor, como a personas cuyos nombres nos pueden ser desconocidos, pero cuya presencia reconocemos en nuestra vida cotidiana. En el mundo actual, donde la tecnología acorta las distancias geográficas, la extensión de nuestra comunidad llega aún más lejos.
La Fundación Alfredo Harp Helú Oaxaca mantiene este concepto en su misión, por lo que las labores que se desarrollan buscan impactar constantemente a distintas comunidades que, cuando se miran como conjunto, nos muestran rasgos de hermandad que nos ayudan a identificarnos como miembros de la raza humana. Cada uno de nosotros es un elemento de esta familia y es cuestión de voluntad, respeto, comunicación y entendimiento crear una vida armónica. Los talentos, saberes e intereses de cada miembro de la familia deben ser aprovechados en pos de un beneficio común y es esto lo que sienta la base de los proyectos que surgen y se incluyen en los programas de la FAHHO. En este primer boletín de 2016, observamos cómo el deseo de compartir un legado patrimonial mediante donaciones es nutriente importante de las colecciones del Museo de Filatelia; la labor interdisciplinaria es lo que permite que el Taller de Restauración, el Instituto de Órganos Históricos y el Museo Textil salgan adelante; la educación, el diálogo, el intercambio de ideas y la crítica constructiva son bases fundamentales para las bibliotecas y programas de lectura de la FAHHO; mientras que los actos participativos comunitarios, desde un juego de beisbol hasta una fiesta patronal con danzas y máscaras particulares, promueven la cohesión social. La labor es de todos: bienvenidas las ideas para fortalecer la vida en comunidad en nuestro mundo
El Recinto de los Inmortales del Beisbol Mexicano es un lugar que reconoce a los talentos del rey de los deportes en nuestro país. La historia y las estadísticas han hecho posible la elección a jugadores, managers, ampayers, directivos y hombres de los medios de comunicación. Merecen nuestro reconocimiento por pertenecer al selecto grupo de inmortales de nuestro beisbol.
Hace tres años, el Salón de la Fama del Beisbol Mexicano fue desmantelado; Alfredo Harp Helú propuso que se reinstalara en la Ciudad de México o en Oaxaca. Por respeto a la memoria de don Eugenio Garza Sada y a la tradición de que el Salón mantuviera su ubicación en Monterrey, apoyó la iniciativa de que se construyera en el Parque Fundidora. Después de varios cambios en los terrenos ofrecidos, don Alfredo financió tres proyectos arquitectónicos completos.
Por fin, el 30 de noviembre de 2015 llegó el momento en que la iniciativa cobrara vida. Ante la presencia del gobernador del estado de Nuevo León, Jaime Rodríguez Calderón, se puso la primera piedra en la ciudad de Monterrey. Don Alfredo está convencido de que las condiciones son favorables y pronto el Recinto de los Inmortales del Beisbol será una realidad.
La FAHHO rehabilitó el campo de beisbol de la UABJO en Ciudad Administrativa. El sábado 21 de noviembre de 2015 se inauguró. Ante un concurrido grupo de estudiantes, el rector de la UABJO ofreció estas palabras:
“La importancia de este acto no solamente tiene que ver con la parte económica, sino con la evidencia en el compromiso de un filántropo, como lo es el contador Alfredo Harp, y su señora esposa, quienes no solamente creen en el deporte, fundamentalmente creen en ustedes, jóvenes, creen en la Universidad.
“Este acto no sería posible sin la generosa atención de ellos, porque este campo, el día de hoy, rehabilitado, está dedicado precisamente para ustedes y para los niños. Ustedes, que el día de hoy se están formando para ser profesionales del deporte, tienen una alta responsabilidad: poder transmitir a estos niños, jóvenes, adultos, las bondades del deporte.
“El deporte no sólo es la práctica física, es valor; nos da honestidad; nos da congruencia; nos da fortaleza intelectual; nos da coherencia y eso ustedes tienen que replicarlo para que, el día de mañana, quienes son niños hoy sean mejores ciudadanos, mejores universitarios.
“Por eso, estimado contador, doctora, nos llena de orgullo que ustedes puedan seguir confiando en nuestros jóvenes, en nuestros maestros, en la Universidad. Valoramos el esfuerzo de ustedes por hacer que nuestra institución pueda caminar, para que los muchachos y la comunidad oaxaqueña en su conjunto tengan mejores espacios para la práctica del deporte.
“El deporte y la educación van juntos, no son disociación. Al contrario, permiten tener mejor expectativa de desarrollo humano. Ustedes, jóvenes, no solamente se están formando profesionalmente, también tienen la responsabilidad de ser mejores seres humanos, porque el día de mañana tienen que transmitir estos valores.
Nuestro agradecimiento y reconocimiento. La Universidad está cierta que, entre más trabajo, esfuerzo, educación y deporte existan en la sociedad, menos violencia deberá existir”.
Por su parte, el contador Alfredo Harp Helú improvisó unas palabras:
“Es muy grato para mí presentarme ante ustedes. Nuestra Fundación lleva trabajando en Oaxaca más de veinte años y, desde un principio, estuvimos vinculados con la Universidad Autónoma “Benito Juárez” de Oaxaca. En estos últimos años, gracias al entendimiento con nuestro señor rector, Eduardo Martínez Helmes, hemos podido multiplicar estos proyectos.
“Hemos apoyado la educación a distancia, diversas becas para los alumnos, diplomados y cursos académicos, eventos culturales, la ciclopista, la pista de futbol y de atletismo, equipo deportivo y un destacado impulso a la Biblioteca Francisco de Burgoa.
“Vamos a seguir con nuestra colaboración. Es importante unirnos para el beneficio de los estudiantes. Ustedes y estos jóvenes chamacos que veo aquí, al rato los vamos a ver lanzando en otros estadios. Con la pasión que siento por el beisbol, no podía concebir que este estadio estuviera en tan malas condiciones. Por eso, en una sola visita con el rector, decidimos que también había un compromiso de arreglar este estadio de beisbol y ahora es una realidad.
“Espero que podamos organizar más ligas para mejorar el beisbol en nuestro estado y, como la universidad es la líder de la juventud, creo que vamos a tener una gran participación y así más jóvenes podrán jugar de una forma institucional y ordenada este precioso deporte, que dicen que es de intelectuales. Yo digo que sí lo es y que complementa mucho los estudios y también la forma de vida.
Agradezco a las autoridades de la UABJO. Vamos a seguir colaborando y que disfruten este campo”.
Para cerrar el acto, realizaron el lanzamiento de la primera bola un pequeño pitcher del equipo Potros de San Sebastián, Etla —por el director de la Escuela de Educación Física y Deporte de la UABJO—, el rector de la UABJO, el C. P. Alfredo Harp Helú y, como un día excepcional, la Dra. María Isabel Grañén Porrúa pichó por primera vez en su vida.
La tarde del 17 de octubre no fue un sábado común y corriente en el Distrito Federal para los fieles seguidores del beisbol. La creación de la Liga Invernal Mexicana le dio a la religión escarlata la oportunidad única de disfrutar a los Diablos Rojos del México prácticamente todo el año.
Casi a la mitad del siglo anterior existieron unos Diablos que participaron en la Liga Invernal Veracruzana, aunque es indispensable aclarar que, a diferencia del equipo actual, aquél no tenía ninguna conexión con la franquicia de Verano, incluso el diseño de los uniformes era diferente.
Con el nacimiento de la Temporada de Invierno, la Pandilla Escarlata pudo completar el ciclo de festejos por su aniversario 75, con la cancelación de una estampilla postal conmemorativa.
La ceremonia de cancelación del timbre fue el momento cumbre de la jornada inaugural, previo al choque entre los Rieleros de Aguascalientes y los Diablos Rojos del México. Desde sus butacas, los aficionados, que pintaron el Parque Fray Nano de color carmesí, aplaudieron al unísono en el momento en que la pantalla gigante mostró la imagen de la estampilla coleccionable.
En el centro del diamante capitalino, la licenciada Elena Tanus Meouchi, directora general del Servicio Postal Mexicano, Correos de México, dio fe del evento, acompañada de la doctora María Isabel Grañén Porrúa, presidenta de la Fundación Alfredo Harp Helú Oaxaca; el C.P. Alfredo Harp Helú, presidente del consejo de administración de los Diablos Rojos del México; el licenciado Jorge Alum Kahwagi, presidente corporativo y gerente general de los Diablos Rojos del México; así como Eduardo Barajas Mendoza, director del Museo de Filatelia de Oaxaca. Como una gran sorpresa para la fanaticada, el capitán del equipo, Iván Terrazas, apareció en el último momento para llevarse una de las ovaciones más grandes de la tarde.
Para la conclusión de un momento tan emotivo, también participaron emblemas del equipo rojo, como José Luis “Borrego” Sandoval, Víctor Bojórquez y Luis Fernando Méndez, además de los arquitectos deportivos de la organización, Roberto Mansur Galán y Roberto Castellón, quienes firmaron la hojilla en la que se realizó la cancelación, que ya habían marcado con sus nombres la pequeña María Isabel Harp Grañén y Santiago Harp Grañén
En fecha próxima, ese documento formará parte del nicho dedicado al rey de los deportes en el MUFI.
La fiesta de apertura fue sellada con un emotivo triunfo del equipo escarlata, integrado por los mejores prospectos de Guerreros de Oaxaca y Diablos Rojos del México, egresados de la Academia Alfredo Harp Helú, algunos con la experiencia de haber sido instruidos también en Estados Unidos.
Paradójico el funcionamiento de la mente en el que la muerte nos regresa a la vida. Para eso fuimos convocados nuevamente por el Programa Seguimos Leyendo de la Fundación Alfredo Harp Helú Oaxaca y el Sistema DIF Oaxaca, con el fin de que, a través de una celebración de muertos matizada por la literatura, encontremos, recuperemos o resignifiquemos aspectos desconocidos, negados o rechazados de nuestra existencia.
Semanas antes del 27 de octubre, con gran entusiasmo preparamos, lectores y coordinadores del programa, las escenificaciones, canciones y la caracterización de los personajes con los que participaríamos. Desde antes de las cuatro de la tarde de ese día, ya estábamos reunidas aproximadamente doscientas ánimas en el Centro Cultural San Pablo para realizar la Comparsa de Muertos. Un gusto especial invadió mi corazón al encontrar tanta algarabía, tanto de mis compañeros lectores como del público y familiares invitados. Recordé rápido, como en déjà vu, el incidente de tráfico de la mañana por el que podría no haber asistido a esta celebración. Olvídalo, me dije, vive el momento. Al poco tiempo de haber llegado, estoy imbuido en un ambiente de apacible alegría, de avance sin tiempo, sin prisa ni más interés que estar aquí. No puedo evitar sentirme uno con la gente y los lugares. Me siento tan bien con estas ánimas que me parecen extraños quienes no están disfrazados.
Antes de comenzar nuestras actividades, fuerzas extrañas tiraron carteles y hasta hicieron temblar la tierra para que la alarma sísmica anunciara su presencia. Sin embargo, dimos inicio con la escenificación de Macario, de Bruno Traven, así como la leyenda popular ecuatoriana María Angulo, a cargo de los coordinadores Irais Trujillo y Arturo Tobón, quienes dejaron cabal testimonio de sus antecesores que vivieron de la actuación, al igual que los demás lectoactores.
Posteriormente, acompañados por los alegres sones de la banda de Santa Cruz Xoxocotlán, salió la comparsa de San Pablo por la calle de Hidalgo hacia el Zócalo. En la puerta me encontré a un niño pequeño pidiéndome que le acompañara en el recorrido, ya que no encontraba a María, su madre, y desconocía la ruta que haríamos. Vestido de ánima de fraile, tomó mi mano y, sin pensarlo mucho, lo llevé conmigo de buen agrado. Entre tantas ánimas, mucha gente me observaba con particular atención, pero por alguna razón no podían sostenerme la mirada y comentaban lo bien caracterizado que tenía al personaje. Intenté ver mi reflejo en algún espejo o cristal, pero no lo logré.
Del Portal de las Flores hacia Independencia por poco se disuelve la comparsa: un fuerte y alegre viento abrió miles de páginas de libros, surgiendo de ellos kilométricas lianas formadas de letras y palabras, que fueron a enrollarse seductoras en los cuerpos de los lectores, quienes contentos se dejaron acariciar. Era el riesgo de pasar frente a la FILO 2015. La banda hizo sonar más fuerte sus sones para romper momentáneamente el hechizo y poder avanzar.
En el trayecto por las calles de Independencia, 5 de Mayo y Morelos sentí los pies ligeros y el espíritu alegre. El baile, las risas, los juegos y la música diluyeron todo lo que no estaba en el aquí y el ahora. No pensé que la muerte y la vida pudieran bailar con la alegría y seducción mutuas con que lo hicieron. Era tan agradable estar ahí, me sentí tan vivo que de pronto tuve ganas de hacer ese viaje tan deseado, tomar vacaciones en familia, esa licencia laboral indispensable para dedicarme a cumplir el proyecto tan deseado, visitar a todos mis amigos. Pensé: “Qué curioso que sea precisamente hoy cuando quiero hacer todo lo que he postergado tanto en mi vida”.
Entramos a la Plaza de la Danza por la calle de Morelos, para representar ahí la Comparsa eteca, a cargo de Miguel Sifuentes. El cielo se sintió tan emocionado de nuestra alegría que nos regaló sus lágrimas. Algunos corrieron para no mojarse, la mayoría nos quedamos a ver la interpretación del Altar de todos los santos, El huapango, La calaca, Don Calaco enamorado, Francisca y la muerte y al final interpretamos con tal sentimiento La Martiniana que hasta arrancó un gesto de aprobación del ánima de Don Andrés Henestrosa.
La última actividad fue el concurso de disfraces en cuatro categorías: niños, niñas, hombres y mujeres, participando cada una en maquillaje y vestuario. Mientras concursaba, todos mis familiares y amigos se reunieron alrededor mío para observarme y, reconociendo el papel que estaba desempeñando, me regalaron ramos de flores diciendo: “Te amo”. Pude percibir su corazón dentro del mío, aunque no entendí del todo el detalle, que es más propio de un Viernes de Cuaresma en El Llano para las mujeres que desfilan. A los veinticuatro concursantes que ganamos nos dieron un diploma y un vale para comprar libros, que seguramente no nos alcanzará, pero que aceptamos con gusto. Valieron la pena el disfraz, el maquillaje y la caracterización que me halagaron durante toda la comparsa.
Al final del evento veo apurado al Diablo hacer lo que le han encargado en esta comparsa, regresar a todas las ánimas para que no se quede ninguna de ellas en la Tierra. Mientras buscaba a la madre del niño que me acompañaba para entregárselo, el Diablo se plantó frente a mí, con risa sardónica, ojos rojos y brillantes. Me insistió que fuera con él, me reí y me negué, forcejeamos un momento hasta que dejó de ser divertido. Le increpé y le pedí que se fuera, que ya no quería jugar. Se carcajeó diciendo: “Se nota a leguas que no te has dado cuenta que ni tú ni yo traemos disfraz ni maquillaje”. El niño se interpuso entre los dos. A una señal de su mano, el Diablo se alejó rápido y, atemorizado, extendió la otra mano hacia mí y dijo: “Vámonos, este camino te lo puedo enseñar yo”.
Una neblina blanca y una cálida luz cubre todo, pensé, “¿qué encontraré del otro lado que valga la pena?”. Mientras comenzaba a elevarme, escuché murmullos de miles de voces dentro de las que alcancé a distinguir las magistrales frases de mis autores preferidos: “Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía habría de recordar aquella tarde remota en que su padre lo llevaría a conocer el hielo…”. “Voy por tu cuerpo como por el mundo, tu vientre es una plaza soleada, tus pechos dos iglesias donde oficia la sangre sus misterios paralelos…”. “Hombres necios que acusáis a la mujer sin razón, sin ver que sois la ocasión de lo mismo que culpáis…”. Ahora me queda claro que tendré un lugar especial en el cual podré seguir leyendo en voz alta. Me dejo conducir por esta mano cálida y experimento una amorosa esperanza de lo que encontraré en la otra orilla.
Ocho órganos oaxaqueños sonarán durante cinco días en el próximo Festival de Órgano y Música Antigua del IOHIO. Tendremos el honor de presentar a tres músicos reconocidos internacionalmente: los organistas Liuwe Tamminga (Países Bajos/Italia) y Craig Cramer (EUA) y el cornetista Bruce Dickey (EUA), además de los artistas mexicanos Víctor Contreras y Cecilia Winter (órgano), Valentín Hernández y Gabriela Edith Pérez Díaz (percusiones) y Alberto Revilla (guitarra y laúd).
Los festivales del IOHIO cubren dos aspectos. El primero es musical y consiste en la presentación de ocho conciertos que ofrecerán a todos los amantes de la música, en general, y a los aficionados del órgano, en particular, la oportunidad de gozar del amplio y variado repertorio de música para órgano de los siglos XVI al XX.
El segundo aspecto es turístico y está dirigido sobre todo a los extranjeros y a los visitantes de otros estados de la república que, en algunos casos, vienen a Oaxaca por primera vez. Los festivales del IOHIO son reconocidos nacional e internacionalmente y atraen no sólo a organistas profesionales, sino también a organeros, restauradores, escritores, expertos en el arte y la historia mexicana, profesores, artistas y, sobre todo amantes de la música y la cultura oaxaqueña.
A diferencia de otros festivales de órgano, los del IOHIO no solamente presentan a los órganos como instrumentos de concierto, sino como parte de un universo cultural mucho más amplio que incluye tanto a las iglesias como a sus comunidades, su historia local y sus regiones geográficas. Se ofrecen recorridos a diversas poblaciones que cuentan con órganos no restaurados, donde la cuota de participación que cubre el transporte, la comida y los gastos de organización permiten financiar el festival.
La mayoría de nuestros festivales incluyen temas relacionados con algún proyecto realizado por el Instituto de Órganos Históricos. En esta ocasión, destaca el proyecto de restauración del órgano histórico de San Matías Jalatlaco, un bellísimo instrumento de color azul construido por el organero oaxaqueño Pedro Nibra en el año de 1866. Afortunadamente, la restauración estará en proceso durante el festival, lo que permitirá a los participantes observar las técnicas de trabajo e interactuar con los restauradores.
El Taller Gerhard Grenzing (El Papiol, España) se encargará de la parte mecánica y sonora, es decir, el interior del instrumento y la tubería; mientras que el restaurador Alberto Compiani (Monterrey), en colaboración con la empresa Usanza del restaurador oaxaqueño Eric González Castellanos, realizará la restauración de la caja. Este proyecto de restauración es el segundo organizado por el IOHIO, después del realizado en el órgano de Tlacolula inaugurado en el 2014. Cabe mencionar que los órganos oaxaqueños ahora en funcionamiento, ocho en total además de los de Tlacolula y Jalatlaco, fueron restaurados, reconstruidos o reparados antes de la fundación del IOHIO en el año 2000 y desde entonces nos hemos dado a la tarea de mantenerlos y tocarlos.
El órgano de Tlacolula, también restaurado por el equipo Grenzing/Castellanos, es un instrumento ejemplar, no sólo por su aspecto técnico — la belleza de la caja y su flautado de la fachada, su deslumbrante sonido y su intachable mecánica— sino también por el impacto social causado, debido a su uso constante en misas y conciertos y a la apreciación y valoración del propio instrumento por parte de la comunidad. Es por esa razón que nos entusiasmamos para impulsar el proyecto de restauración del órgano de Jalatlaco, con la confianza de obtener el mismo resultado exitoso que en otras ocasiones.
En una ciudad se generan tantos sonidos como personas pueden habitarla. Los sonidos, por lo general, pueden llegar a ser agradables, pero no siempre es así y en algunos casos pueden resultar molestos, estrepitosos o incómodos. Comúnmente llamamos a estos sonidos ruido, no obstante existe una diferencia entre la intensidad o volumen que alcanzan algunos sonidos y las características acústicas de lo que propiamente es un ruido. Una bocina de automóvil, la sirena de una ambulancia o la música de algunos establecimientos a todo volumen no son ruido, sin embargo, dada la intensidad del sonido son muy molestos para nosotros e, incluso, perjudiciales para la salud. El término quizá se asocie más debido a que el ruido es considerado un contaminante, concretamente, un sonido molesto que puede producir efectos nocivos fisiológicos y psicológicos para el ser humano.
Habría que añadir que la escala no es lineal, sino logarítmica, tiene un aumento considerable entre uno y otro escalón.
Algunos efectos de la exposición al sonido a más de 60 dB son la dilatación de pupilas y parpadeo acelerado; agitación respiratoria, aceleración del pulso y taquicardias; aumento de la presión arterial y dolor de cabeza. Si la exposición es a más de 85 dB se pueden experimentar gastritis o colitis, aumento de la glucosa en sangre o problemas cardiovasculares. Los ruidos fuertes y súbitos pueden causar incluso un infarto.
Ante esta situación, todos los países se han preocupado por la contaminación acústica y han promulgado leyes que regulan el ruido en sus principales ciudades. Cabe destacar a España, Bolivia, Chile, Ecuador y Venezuela como los países donde han avanzado un poco más en cuanto a regulación del ruido se refiere. También, existen iniciativas de distintas asociaciones en el ámbito mundial que conmemoran anualmente, desde hace 20 años, el Día Internacional de Concienciación sobre el Ruido, el último miércoles del mes de abril. Esta efeméride tiene el propósito de promover el cuidado del medio ambiente acústico, la conservación de la audición y la concienciación sobre las molestias y daños que generan los ruidos.
México no es la excepción, ya que también cuenta con reglas y normas que regulan la contaminación que genera el ruido y estas reglas aplican para toda la república mexicana. Una de ellas, el Reglamento para la Protección del Ambiente contra la Contaminación Originada por la Emisión del Ruido, estipula que el nivel máximo de ruido no debe rebasar los 68 dB durante el día, y los 65 dB durante la noche.
En Oaxaca existen diferentes leyes que abordan el problema de manera indirecta, pero es en la Ley de Protección Contra el Ruido en el Estado de Oaxaca donde se describe el reglamento para no contaminar el ambiente acústico. El desconocimiento de esta ley ha provocado que la infrinjamos, sin siquiera saberlo, tal es el caso del artículo 4.º, donde se prohíbe el uso de cláxones, bocinas o sirenas en toda clase de vehículos, exceptuando ambulancias, bomberos y policías. Las sanciones van desde multas hasta penas de arresto para los infractores. Es por eso que la Fonoteca Juan León Mariscal, en colaboración con instituciones dedicadas a la cultura del sonido en la ciudad de Oaxaca, dedicará este año a la prevención y cuidado de la contaminación acústica de nuestro entorno con diferentes actividades que ayudarán a forjar una conciencia del sonido y, a través de su regulación, evitar convertirlos en ruido para poder preservar los espacios que habitamos en común.
En 2015, el Museo Textil de Oaxaca presentó una muestra de dechados mexicanos en coordinación con el Museo Franz Mayer y el Museo del Colegio de San Ignacio de Loyola de la Ciudad de México, y el Museo de Historia Mexicana en Monterrey (sede donde actualmente se encuentra una exposición sobre el mismo tema). Los textos elaborados por Alejandro de Ávila, asesor y curador del MTO, se enriquecieron con la información compartida por Mayela Flores, Ana Paulina Gámez, Jaime Cuadriello y Sebastián van Doesburg. Profusamente ilustrado con piezas de los acervos de las instituciones participantes, el libro que deriva de la exposición se puede dividir en cinco apartados. El primero hace referencia al Arte de la lengua mexicana, terminado en 1547 por fray Andrés de Olmos. A través del estudio del náhuatl realizado por Olmos, se establece una relación entre la lengua, el textil y el comportamiento armónico de una sociedad. El segundo apartado presenta distintas formas de hibridación cultural, donde las técnicas de tejido en el telar de cintura se combinan con las labores de bordado y deshilado, diseños mesoamericanos conviven con imágenes de origen europeo y materias primas mexicanas (como el tinte del caracol púrpura) coexisten, por ejemplo, con sedas importadas. Además del vínculo europeo en estas labores, la impronta del mundo mudéjar también se hace palpable. A continuación se muestra una serie de piezas donde los dechados se transforman en puntos de partida para nuevas composiciones estéticas en los textiles mexicanos: huipiles, blusas, fundas de almohada, quechquémitls, morrales, colchas, manteles y servilletas. La penúltima sección comenta sobre las colecciones de dechados que se encuentran en el MTO al tiempo de presentar el contexto en el que éstas se originaron. Finalmente se presenta el catálogo de los textiles exhibidos en el MTO, seguido de un extenso listado de referencias bibliográficas.
No te olvides de pasar por la página web del MTO y enriquecer la lectura de estos artículos.
Cuatro años se dice fácil, pero en cuatro años un ser humano alcanza el doble de estatura que la que tenía en su nacimiento y desarrolla un vocabulario de más de mil palabras. El Centro Cultural San Pablo, a lo largo de sus cuatro años de existencia, ha logrado hacerse de un lugar destacado no sólo dentro del ámbito cultural y artístico de Oaxaca, sino que ha llegado a asentarse en los corazones de todos los visitantes, que ven en este recinto un espacio para la recreación, la contemplación, la investigación y el deseo de saber.
San Pablo, como sede de la Fundación Alfredo Harp Helú Oaxaca y máximo difusor de las actividades filantrópicas realizadas por ella y por sus filiales, ha sabido transmitir, a través de exposiciones, conferencias, conciertos y demás eventos y actividades, como su lema lo indica, el compromiso por México.
Así pues, en estos cuatro años, que pasaron tan rápido, San Pablo se ha hecho de un nombre, de un lugar y de un sistema de comunicación que llega al público enamorando la vista y cautivando el corazón.
Durante la noche del 24 de noviembre, el Museo de Filatelia de Oaxaca (Mufi) celebró dos eventos: la presentación del libro Taller Martín Pescador (1971- 2014) y el concierto de la agrupación musical Mono Blanco, donde sin duda alguna se reconoció el talento de uno de los grandes de la tipografía en México: nos referimos a Juan Pascoe.
“Todos admiramos el trabajo de las buenas letras”, “Un libro excelso a la altura de la tipografía del siglo xx”, “Esto es un homenaje al artista de las letras”, fueron algunas de entre muchas de las frases que se pudieron escuchar sobre maestro de la tipografía.
Taller Martín Pescador (1971-2014), libro que nos lleva por la vida y ocupación del maestro, fue la obra que se presentó aquella noche con la participación de la doctora María Isabel Grañén Porrúa, Juan Manuel Herrera y Francisco Segovia, los cuales reconocieron el talento y la trayectoria del artista Juan Pascoe, pero, sobre todo, el trabajo que llevó la preparación de dicha obra.
Estas participaciones nos permitieron presenciar el gran vínculo afectivo que el maestro Pascoe ha dejado, tal es el caso del poeta Francisco Segovia que, a manera de agradecimiento, narró a través de versos las vivencias que ha tenido con el maestro. Por otro lado la doctora María Isabel Grañén Porrúa afirmó que dicho evento era un homenaje al artista de las letras.
Entre aplausos, narrativas y con su característico sentido del humor, Juan Pascoe expresó su agradecimiento a todos aquellos involucrados en el proceso de elaboración del libro, que significa un repaso a su trayectoria como impresor.
Para finalizar la noche, entre risas de los muchos asistentes, el maestro Pascoe dijo: “Bueno, quiero finalizar esta presentación para que inicie el concierto”. Y fue así que empezó la actuación del Grupo Mono Blanco, dedicado al son jarocho, en el cual participó el maestro Juan Pascoe en los años setenta. De esta amenizada forma, se dio por concluida una noche de homenaje.
Cabe destacar que al término de la presentación del libro, el maestro realizó una inesperada donación al Mufi de libros y fotografías que pertenecieron al doctor Leo Eloesser, dentro de los cuales hay una amplia biografía.
Conocer el trabajo de Juan Pascoe nos ha permitido reflexionar acerca de la importancia de la trayectoria de los artistas dedicados a la creación de tipografías, pero, sobre todo, de conocer que es posible fusionar dos pasiones, tal como lo hace Pascoe, la letra y la música, elementos que han permitido armonizar su trabajo.
No pierda la oportunidad de conocer la vida y trabajo de este artista que narra en primera persona la experiencia del Taller Martín Pescador.
El acervo del Museo de la Filatelia de Oaxaca se ha enriquecido gracias a la generosidad de aquellas personas que se acercan a nuestros empleados con la intención de recibir una orientación con respecto a qué hacer con las piezas filatélicas que les fueron heredadas por familiares, amigos o que, simplemente, “encontraron arrumbadas” en alguna habitación de su hogar, sin proporcionar más datos. Es común que lleguen con bolsas, sobres de papel encerado o cajas de diferentes tamaños, que bien pueden contener timbres postales sueltos, hojas recuerdo, sobres de primer día de emisión o colecciones completas resguardadas en álbumes.
Generalmente, se piensa en la posibilidad de venderlos, sin embargo, es más la bondad y el compromiso intrínseco de conservar la memoria de quienes por décadas invirtieron no sólo un valor económico, sino tiempo, y, con ello, esmero y paciencia para organizar sus colecciones de timbres postales en álbumes perfectamente ordenados.
Sólo durante 2015, el Mufi recibió cerca de veinte donaciones, que van desde un puñado de timbres hasta miles de estampillas. Cabe mencionar que todas son importantes, como la donación de 16 álbumes con piezas filatélicas, principalmente de Israel, hecha por Theresia Bucher, o la de álbumes de Alemania y Estados Unidos realizada por Erik Feldhaus y su esposa. Un caso particular fue la colección de timbres de Estados Unidos, que abarca de 1970 a 2013, proporcionada por Gregory Grinley. Ahora forman parte del acervo y debido al perfecto estado de conservación en el que se encuentran algunas de estas piezas, se seleccionaron para enriquecer las exposiciones temporales y permanentes. Otras se digitalizaron e incluyeron en los catálogos y publicaciones del museo.
Por su parte, la Biblioteca del Mufi recibió, a través de la Coordinación de Bibliotecas y Libro Antiguo de Apoyo al Desarrollo de Archivos y Bibliotecas de México (Adabi), una donación de la biblioteca particular del abogado y filatelista José Lorenzo Cossío y Cosío, ubicada en la delegación Coyoacán, México, D.F. Catálogos, publicaciones seriadas, libros de la autoría de Cossío, fotografías y correspondencia que recibió el filatelista como miembro de las distintas sociedades filatélicas a las que perteneció se integran al Fondo Cossío, importante acervo con el cual se creó la biblioteca especializada en filatelia y que lleva el nombre del filatelista.
Cada vez que se recibe una donación, el Mufi asume el compromiso de perdurar memorias, perdurar historias que nos cuentan las estampillas, cumpliendo así sus objetivos.
¡Muchas gracias a quienes han confiado sus piezas filatélicas y acervo bibliográfico al Mufi! Tengan la seguridad de que están en manos de personas comprometidas con el rescate, conservación y difusión de la filatelia.
Prototipo vistoso entre los tejidos mexicanos para uso femenino, la prenda que exponemos aquí se nombraba antiguamente “paño de rebozo”. Pasó a las lenguas indígenas como payun (chatino de Tataltepec), ba’ai (zapoteco de Quiaviní), püy (huave de San Mateo del Mar) y otras formas derivadas del español “paño”. Ese tránsito lingüístico es significativo por sí mismo, en tanto que sugiere que los pueblos mesoamericanos no lo reconocían como un formato propio. Debatidas desde hace décadas, las raíces del rebozo trazan un origen híbrido, donde un modelo externo se amalgamó con el telar de cintura, según creemos. Más que el sarape masculino, el paño labrado y sus rapacejos (los flecos adornados con labores anudadas, trenzadas o entorchadas) nos remiten al siglo XVIII, cuando México era crisol de culturas y encrucijada del comercio mundial. Se ha querido ver en el rebozo reflejos de la Nao de China y los tejidos orientales, pero investigaciones recientes apuntan a un vínculo fuerte con las tradiciones islámicas, tanto en su técnica como en su diseño.
Exploramos en esta exhibición las hebras que conectan al rebozo con prendas análogas del occidente de Asia. Encontramos notables paralelos con lienzos iraníes decorados mediante el procedimiento de reserva llamado íkat, donde nudos hechos sobre la urdimbre evitan que el tinte penetre en ciertos tramos de los hilos, creando así figuras. La misma técnica y la misma disposición de los diseños en franjas longitudinales se emplearon en Siria para decorar tejidos de seda y de algodón. Damasco y Alepo, ciudades donde se manufacturaban esos paños, comerciaban con Andalucía. Parece ser que los teñidos de reserva gustaron tanto que fueron recreados en el sur de España. Ya en el siglo XVI, los inventarios de bienes mercantiles embarcados en Sevilla atestiguan la llegada a América de la “raja jaspeada”, un género tejido en Granada que por lo visto lucía motas o lunares que evocaban al mineral llamado jaspe, de ahí el nombre. El íkat permite lograr contornos difuminados que asemejan las manchas atractivas de esa gema bien pulida.
Junto con los lienzos persas, exponemos tejidos de África, Rusia y el sureste de Asia que evidencian la distribución amplia que ha tenido dicha técnica en dos variantes: reserva anudada de urdimbre y de trama. La diversidad de procedimientos y de efectos visuales nos hace creer que el íkat tuvo orígenes independientes en distintas áreas del mundo. La semejanza que guardan algunas piezas de Nigeria y de Indonesia con ciertos rebozos surge de manera fortuita, pensamos fue en respuesta a las limitaciones que impone el proceso de tinción. El kanavat (velo nupcial) ruso, en cambio, parece atestiguar el gusto por las “telas flameadas siamesas” que se pusieron de moda en la corte de Luis XIV en París y que bien pudieron haber imitado simultáneamente las élites moscovitas y novohispanas.
Presentamos también a los parientes latinoamericanos del rebozo: paños guatemaltecos y ecuatorianos donde la afinidad estética es más estrecha y donde no hay duda del origen mexicano de algunos recursos materiales, como el ixtle de maguey utilizado para resguardar a los hilos del tinte en las “macanas” de la provincia andina de Gualaceo, chales que diferenciaban tradicionalmente a las mujeres mestizas de las indígenas. Estos ejemplos nos remiten de nuevo a la vitalidad cultural de Nueva España como centro de innovación textil en tiempos no muy lejanos. Percibimos ecos de la misma creatividad, nutrida de igual modo por savia mixta indígena, africana y europea, en la música y en la poesía popular, como lo ilustra el son de La Llorona. Ese personaje trágico, que se lamenta por sus hijos en las noches oscuras, toma forma durante el periodo traumático de la conquista española: tiene ligas simbólicas con la Malinche y con la Virgen de Guadalupe. El mestizaje adopta diversas voces, y una de ellas es el llanto del desamparo…
Taparlo con el rebozo, como a una criatura, exige el cantor desolado y friolento en los versos istmeños. Hemos de creer que la Llorona condesciende a abrazarlo y envolverlo con su paño.
Agradecemos al Museo Franz Mayer su colaboración; retomamos con sus préstamos la iniciativa de Hilary Simon, quien organizó una muestra distinta con el mismo tema en el Museo de la Moda y el Textil en Londres bajo el título Hecho en México. El rebozo en el arte, la cultura y la moda.
El Seminario Taller de Conservación y Restauración de Textiles es un espacio docente que se imparte en el tercer semestre de la licenciatura en Conservación, de la Escuela Nacional de Conservación, Restauración y Museografía (ENCRyM) del INAH, que se aboca a la tarea de formar profesionales en la conservación de textiles. Su programa de trabajo está diseñado para que, al finalizar el curso, los estudiantes sean capaces de reconocer y demostrar las cualidades históricas, materiales y estructurales de los textiles del patrimonio cultural, así como los procesos físico-químicos de alteración de los tejidos para aplicar y categorizar acciones de conservación y restauración con un carácter científico integral desde un punto de vista ético, crítico y creativo.
Dentro de este espacio, desde 2006 a la fecha, los profesores del seminario y las autoridades del Museo Textil de Oaxaca hemos colaborado de manera conjunta para que los estudiantes adquieran una experiencia laboral real en el conocimiento, manejo y montaje de colecciones textiles in situ.
Cada año, los grupos de estudiantes trabajan en el MTO en la conservación preventiva de las colecciones y exhibiciones monitoreando las condiciones de cada sala: niveles de humedad relativa, temperatura y luz; asimismo, participan en el montaje, exhibición y control de seguridad de las piezas. Las áreas monitoreadas son las salas de exhibición y los depósitos de almacenamiento del acervo. Los estudiantes también llevan a cabo un dictamen de conservación e implementan acciones preventivas como: análisis de fibras, limpieza, refuerzos y embalaje, entre otros. Además, tienen la oportunidad de conocer e identificar las piezas de la indumentaria indígena de diferentes grupos étnicos del país. Con ayuda del personal especializado del museo, elaboran soportes para exhibición y depósito y colaboran en el montaje de las piezas. Esto ha sido una oportunidad invaluable y una experiencia enriquecedora para el seminario–taller y para la ENCRyM, ya que los alumnos aplican los concomimientos adquiridos durante el semestre y ejecutan actividades que no se realizan a lo largo de la licenciatura. Aprenden a colaborar con las áreas de museografía, curaduría y restauración del MTO e interactúan con todo el personal para lograr el objetivo durante el periodo de la práctica, con la asesoría de los profesores del seminario.
Dentro de la ENCRyM, ésta es una práctica atípica, ya que no está diseñada para que los alumnos restauren textiles exclusivamente, sino que busca ofrecer el desarrollo de más habilidades y experiencias dentro del Museo.
A diez años de esta colaboración, se ha participado en exposiciones como: El Rebozo, don de la Llorona en 2015, Irmgard Weitlaner Johnson: Una vida dedicada al textil en 2014, Ñimin, El dibujo de la tierra e Hilos, movimiento y color: Un patrimonio compartido, en 2012, El quechquémitl: exclusividad mexicana, en 2011 y Cáliz Tehuana: La personifcación de la transformación, en 2010.
Tabebuia es un género de árboles que comprende alrededor de un centenar de especies nativas de la zona intertropical de América, extendidas desde México, Perú y el Caribe hasta el centro-norte de Argentina y Paraguay. A la Tabebuia impetiginosa en Oaxaca se le conoce como macuil. La Fundación Alfredo Harp Helú Oaxaca ha plantado en las calles múltiples macuiles que purifican el aire, embellecen la ciudad y refrescan con su sombra.
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