Este tercer número de nuestro boletín vuelve a dar cuenta de la diversidad de proyectos de la FAHHO. Las alianzas se refuerzan, los lazos se estrechan, las miras se amplían, todo producto de un trabajo en equipo, concienzudo y entusiasta.
La exposición del Códice de Yanhuitlán completo, nunca antes reunido; la exposición sobre Hilarión con la comunidad triqui presente en la inauguración; la tercera Posada del Cacao; la exposición de los tres tintes naturales emblemáticos de Oaxaca; los 20 años de la creación de la Biblioteca Francisco de Burgoa, los quince de la Librería Grañén y, desde luego, el triunfo del campeonato de la Liga Mexicana del Beisbol de los Diablos Rojos del México son una muestra de que, con un objetivo claro y mucho trabajo, los proyectos se consolidan. Los invitamos a recorrer estas páginas y encontrarse con los frutos de este esfuerzo.
No hay duda de que entre los grandes logros intelectuales de los artistas mixtecos prehispánicos estaba el manejo de una escritura pictográfica de una enorme versatilidad y sensible belleza estética. Los más espectaculares ejemplos de ella se ven en los pocos libros (códices) que sobrevivieron la violencia de la conquista, el desprecio o el olvido. Son grandes obras. Dignos integrantes de la literatura universal y testimonios de una gran cultura humana, por su calidad artística y por la grandeza de sus temas. Algunos son los únicos sobrevivientes de un género, como el Códice Vindobonensis (hoy en Viena), el cual nos habla del origen del mundo, de los dioses, de las plantas, rituales y lugares. El Códice Bodley (hoy en Oxford) narra más de cinco siglos de historia política de los linajes gobernantes de la Mixteca con profusos detalles y gran precisión. Otros, como el Códice Laud (también en Oxford), contienen las tablas usadas para la adivinación y la interpretación de los signos. Es difícil no sentir admiración y sorpresa al ver estas obras, asombrarse por el colorido, la composición, los interminables detalles y la fineza de su ejecución. De inmediato se vuelve obvio que estamos ante una muestra de ingenio, de intelecto y de una gran habilidad técnica.
Los revuelos y turbaciones de la conquista y los subsecuentes ajustes en la sociedad mixteca interrumpieron el traspaso de este conocimiento muy especial, cuyo manejo requería años de entrenamiento. Sin embargo, durante quizá sesenta años después de la conquista se siguió usando esta escritura en los palacios y templos de la Mixteca, hasta que finalmente cedió lugar a la escritura latina alfabética (por supuesto para escribir en mixteco o en náhuatl). A veces sentimos que su uso es a propósito, como en el caso del Códice Selden (también en Oxford, ¡caray!), que no demuestra la mínima influencia de la cultura española, como si estuviera negando la realidad colonial, aunque su manufactura se fecha en la década de 1560. Sin duda, el gobernante que lo encargó deseaba demostrar o resaltar la continuidad desde tiempos prehispánicos, escogiendo, por lo mismo, la forma más tradicional para barrarla.
Una respuesta completamente distinta a esa realidad traumática se expresa a lo largo de las páginas del Códice de Yanhuitlán, elaborado a mediados del siglo XVI. Este códice, cuya primera parte —la más extensa, compuesta de 12 folios, fue descubierta en 1891 en Puebla— contiene composiciones pictográficas de un gran poder expresivo. Pero en lugar de aferrarse a las técnicas, imágenes y la temática de la época prehispánica, sus autores crearon una obra novedosa, hasta atrevida. En vez de acudir al formato tradicional del libro en forma de biombo, hecho a partir de una larga tira de cuero o papel, este códice consiste de hojas sueltas, como un libro europeo. Los signos convencionales mixtecos adquieren volumen mediante recursos estilísticos europeos como el sombreado, el traslape y una incipiente perspectiva. Y más notable: en su temática aparecen los temas del mundo colonial sin ningún disimulo. Al contrario, sentimos que es la intención de los autores insertar el libro en la dinámica de la colonia, comunicarnos con ella. A todas luces fue su intención crear un libro “moderno” mixteco, tanto en apariencia como en contenido. Aparte de algunos temas más tradicionales, las imágenes extraordinarias incluyen retratos de un fraile dominico y del obispo de Antequera, del encomendero, de la conquista, de la iglesia de Yanhuitlán y de trabajos forzosos. Estas imágenes han ilustrado innumerables libros y estudios sobre la historia de la Mixteca y se han vuelto referencias gráficas obligatorias.
Desde 1947 se sabe que existe otro fragmento del códice, conservado en un expediente del Archivo General de la Nación. Curiosamente, las cuatro hojas están cosidas en un expediente que consta de copias de papeles referentes al cacicazgo de Tututepec en la Costa. Esto se explica porque el cacicazgo de Yanhuitlán y el de Tututepec llegaron a finales del siglo XVII a manos de los caciques de Teposcolula, quienes juntaron las hojas del códice con los papeles de Tututepec.
En 2007 supimos de la existencia de un tercer fragmento de tres hojas, en manos de una familia de la Ciudad de México. También aquí las hojas están cosidas con papeles referentes al cacicazgo de Tututepec, por lo que pensamos que se trata de otro expediente armado en Teposcolula. Este tercer fragmento no era del todo desconocido. Se sabía que el historiador oaxaqueño Manuel Martínez Gracida ya lo había visto y parcialmente copiado en la época de Porfirio Díaz. Sin embargo, del original no había quedado rastro. Después de varios años de negociaciones discretas, un grupo de personas comprometidas con el patrimonio oaxaqueño juntó los fondos para su adquisición y, en 2013, se hizo el traslado a Oaxaca, a las instalaciones del taller de restauración de Santo Domingo.
Para celebrar el regreso del tercer fragmento a Oaxaca, la Biblioteca Francisco de Burgoa exhibirá, a partir del mes de noviembre, las tres partes del Códice de Yanhuitlán reunidas de nuevo después de tres siglos. Es una ocasión excepcional para conocer uno de los más famosos documentos pictográficos de la cultura mixteca, para verse cara a cara con este testimonio del dramático episodio de la colonización de la Mixteca y comprender la activa dinámica mixteca para hacer de nuevo sentido de la vida bajo las condiciones de la realidad colonial.
La exposición se organiza con la colaboración del Archivo General de la Nación, de la Secretaría de Gobernación, la Biblioteca Francisco de Burgoa, la UABJO y la Fundación Alfredo Harp Helú Oaxaca.
Mitchiin tchi-nea es un grupo de mujeres bordadoras de Camino de Ixcatlán, en el municipio de Jalapa de Díaz. A finales de 2013, 16 mujeres decidieron agruparse para elaborar huipiles bordados con los motivos de aves y flores que caracterizan a la región. A partir de la invitación del Dr. Nisao Ogata, investigador en la Universidad Veracruzana, y del Gobierno municipal de Jalapa de Díaz, el Museo Textil de Oaxaca se sumó a este proyecto por medio de asesorías y talleres con apoyo de la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas.
El MTO visitó la comunidad en febrero de este año para conocer a las mujeres del grupo, observar sus bordados y elaborar una propuesta de trabajo en conjunto. Las mujeres expresaron su deseo de realizar una labor que las distinguiera de otras artistas en la región, pues explicaron que el bordado es una actividad desarrollada por la gran mayoría de las mujeres del pueblo y las áreas vecinas. Otra inquietud del grupo estaba relacionada con tener una mayor autonomía en la elaboración de sus prendas, pues debían pagar a mujeres fuera del grupo para cortar las telas y dibujar los motivos que posteriormente ellas bordarían.
Con estos dos puntos en mente, identidad y autonomía, se invitó a Maddalena Forcella, diseñadora textil, a sumarse al proyecto. Maddalena, en estrecha coordinación con el MTO, trabajó con las mujeres de la comunidad para desarrollar y potenciar las habilidades de cada participante del grupo: para el corte de telas, el dibujo de los motivos, la composición de los mismos, la confección de productos y la combinación de colores. De modo paralelo, el MTO impartió un taller de teñido de algodón con añil y caoba; el primero procedente del distrito de Juchitán y el segundo de la propia comunidad. Asimismo, se adquirieron telas de mejor calidad que los géneros de rayón y poliéster que se consiguen en la localidad.
Como incentivo a este proyecto, se invitó a Mitchiin tchi-nea (“Mujeres bordadoras” en la lengua mazateca de Jalapa) a participar en la expo-venta de verano organizada por el MTO en julio de 2014. Sus bordados fueron recibidos con gran entusiasmo y admiración, a tal grado que se vendió el 85% de los textiles ofrecidos. Al término de la actividad, y tras comentar los resultados con el grupo, se observó una mayor seguridad y autoconfianza de las participantes, así como un mayor deseo de seguir bordando. El respeto y el aprecio de la sociedad en general son fundamentales para la preservación del arte textil de Oaxaca.
Guardo un gran afecto hacia cuantos, a lo largo de los años, han querido descubrir conmigo los secretos de los tintes naturales, pero me emociona especialmente que algunos hayan encontrado en éstos el medio para su expresión artística. Maddalena Forcella es, sin duda, el mejor exponente de ello.
Recuerdo que cuando la conocí —¡hace veinte años quizá!— dibujaba en pequeños cuadernos íntimos, líneas y acuarela de una delicadeza que emanaban de su propia manera de ser. Se interesó entonces por conocer las plantas tintóreas de Chiapas —donde entonces vivía— y por aprender a fijar sus colores de la forma menos agresiva posible, y estoy segura de que también aprendió mucho de las tintoreras indígenas con las que en ocasiones trabajó. Con todo este bagaje, su arte ha ido evolucionando de una forma que yo, en la distancia, no he podido seguir paso a paso. Es por ello, quizá, que al recibir las fotografías de su obra actual me he sentido fascinada.
Utiliza en este momento técnicas variadas. Para garantizar la solidez del color, emplea procedimientos clásicos como el mordentado con alumbre. Juega, por otra parte, con compuestos de hierro para modificar colores y obtener matices, y no tiene inconveniente en mezclar la acuarela con técnicas como la reserva de espacios con cera para obtener diseños en blanco o la estampación con sellos de linóleo para cubrir y saturar espacios: rigor y libertad técnica a partes iguales.
Quiero destacar por último lo que me parece singular en la obra de Maddalena: el contraste entre lo sólido y rotundo con la transparencia de sus aguadas. Grandes artistas a lo largo de la historia utilizaron pigmentos orgánicos como la cochinilla o el índigo en sus pinturas al óleo. Pero la espontaneidad de dejar que el rojo de la cochinilla se diluya y fluya libremente sobre el papel es innovación y carta de identidad en el trabajo de esta artista.
De acuerdo con el Fondo para la Infancia de Naciones Unidas, México es el primer país del mundo en obesidad infantil y Oaxaca es el tercer estado en el ámbito nacional. Estas cifras nos demuestran que es importante luchar contra el sedentarismo y la falta de actividad física, sobre todo en los niños, que hoy en día ven limitados los espacios públicos de recreación y ejercicio.
Como un acto de concientización y participación ciudadana surge el Programa de Socialización de la Cultura Física, que promueve la Fundación Alfredo Harp Helú Oaxaca. Dicha iniciativa, a través de El Re-creo, fomenta la actividad física mediante el rescate del juego tradicional y une a las familias oaxaqueñas al deporte de manera lúdica.
Periódicamente, El Re-creo organiza encuentros en diferentes zonas de la ciudad de Oaxaca, donde grandes y pequeños reviven la emoción de jugar al avión, al resorte, las canicas, el patio de mi casa, además de bailar y convivir con otras familias, creando así hábitos en el cuidado diario de la salud. Estos encuentros hacen que el modelo de actividad física-diversión se replique y multiplique sus efectos al compartirse con otras personas.
La participación de los voluntarios de La Tropa y el Club —muchos de ellos estudiantes universitarios, entrenadores profesionales de centros deportivos como Sport City—, hace que los niños jueguen y se activen, y no sólo eso, que salgan del círculo vicioso del sedentarismo y conviertan en virtuoso el ciclo salud y bienestar.
¡No te pierdas la hora de El Re-creo: juega y diviértete!
La reserva ecológica H2A es una zona que conjuga diferentes tipos de especies animales y vegetales. Ubicado al norte de la ciudad de Oaxaca, este entorno natural destaca por ser el ecosistema idóneo que da abrigo a una rica población de aves que viven en él de manera permanente o temporal.
Dada la cercanía de esta reserva con la ciudad de Oaxaca, la FAHHO se ha encargado de su protección para resguardarla de la mancha urbana, que avanza cada vez más. La ubicación y características de H2A la han perfilado como un refugio natural para las especies de aves que surcan el cielo oaxaqueño.
A decir de Manuel Grosselet, presidente de Tierra de Aves —asociación civil dedicada a la conservación del medio ambiente—, H2A tiene vital importancia porque, con el paso del tiempo, este ecosistema tenderá a quedarse en medio del asentamiento humano. Este investigador francés es parte del equipo que monitorea los pájaros que llegan a la reserva H2A.
Grosselet está convencido de que el comportamiento de las aves nos sirve como termómetro para medir la salud ambiental de nuestra ciudad. “Si continuamos registrando los datos demográficos de especies, en diez años vamos a conocer la evolución de la población de pájaros”. Avalado por el North American Banding Council como anillador y capacitador certificado, Manuel Grosselet se encargó de coordinar la certificación —con estándares internacionales— de los anilladores de pájaros del país. Además, este 2014 se realizó el primer curso para lograr el estatus de entrenador. Dichas experiencias tuvieron como sede la reserva ecológica H2A.
En coordinación con el examinador colombiano Andrés Henao, los especialistas llegaron a la reserva ecológica de la FAHHO para evaluar el conocimiento de cuatro aspirantes que se inscribieron al curso de certificación. “El examen es complicado, incluye una parte escrita y otra práctica. La gente que aprueba muestra un buen nivel en México”, detalló Grosselet.
Según el especialista, marcar a las aves con el anillamiento sirve para tener datos demográficos de cada especie: “Conocer cómo van las poblaciones, si crecen o disminuyen. Capturando y marcando aves podemos obtener sus datos de la vida. Es necesario hacer este trabajo con los mejores criterios y ofrecer datos de calidad”.
Hacer las certificaciones y cursos en el H2A les ha permitido a los especialistas tener una área de estudio de los pájaros, explica Grosselet: “A pesar de que las aves sean de diferentes especies, sexo, edad, el H2A es un buen lugar para que la gente se entrene”.
El biólogo Andrés Henao define a la reserva H2A como un campo verde que ofrece muchas posibilidades para conocer varios tipos de especies de aves. “Es un buen sitio para aprender y valorar lo que tenemos. Por estar cerca de la ciudad de Oaxaca es un punto clave para que las personas vengan y conozcan las aves”.
Georgita Ruiz, secretaria ejecutiva de Tierra de Aves, cuenta que, después de 13 años de trabajar en el Jardín Etnobotánico de Oaxaca, era importante contar con otros sitios en Oaxaca para comparar resultados en el estudio de las aves. Al contrastar la composición de especies de H2A con el Jardín Etnobotánico resultaron especies diferentes. “Hace un par de meses en el Jardín Etnobotánico vimos una gran producción de crías del famoso Turdus grayi, el mirlo pardo, y ahora las estamos viendo en el H2A. Tal vez su reproducción es anterior en el Jardín y posterior aquí. Tenemos que generar más información para registrar estos sucesos”.
La integrante del equipo de Tierra de Aves explicó que la presencia de crías de Turdus grayi en la reserva H2A es un indicador de éxito en época reproductiva de esta especie: “Ése es un gran logro que podemos celebrar. Teníamos un trabajo de monitoreo mensual, pero con un reto logístico y sin presupuesto. Nosotros los financiamos por la buena voluntad del equipo”.
Actualmente, existe una tesis que incluye un análisis de las tendencias poblacionales de las cinco especies migratorias que vienen a invernar al H2A, también se cuenta con un análisis de la fidelidad de estas especies a este sitio. “Sabemos que una especie de chipe viene desde Canadá, porque tuvimos una recaptura de un pájaro que voló desde Quebec hasta Oaxaca”, concluyó Ruiz.
Compartir conocimientos y experiencias con futuros arquitectos de nuestra región forma parte de las diversas actividades y compromisos que promueve la Casa de la Ciudad. Durante el Tercer Seminario de Urbanismo “Aprendiendo a Observar el Paisaje Urbano”, realizado de septiembre a diciembre de 2013, treinta alumnos de cuatro facultades de arquitectura de Oaxaca —UABJO CU, UABJO Cinco de Mayo, URSE y Casandoo— fueron invitados a participar, aprender y enriquecer este seminario con sus análisis, investigaciones y propuestas.
El objetivo principal fue fomentar en los participantes la percepción y la sensibilización del espacio urbano de la Zona Metropolitana de Oaxaca desde diversas perspectivas y a partir de una experiencia de campo. La estructura del seminario, desarrollada en cuatro talleres, permitió dicha tarea. Los ponentes invitados, con experiencia en el estudio del espacio urbano, propiciaron que cada taller se desarrollara a partir de cuatro perspectivas de estudio distintas: la maestra Elena Tudela (México) con el tema “Paisaje, Urbanismo e Infraestructura”; el doctor Christian Von Wissel (Alemania) con “Caleidoscopio de periferias”; la doctora Roberta Edelweiss (Brasil) con “El proyecto a partir de la cultura del lugar”; y la doctora Ana Paula Ballina (México) con “Lectura integral del espacio urbano: realidad y metáfora del lugar”.
El vasto escenario y ejemplo inmediato de análisis, dirigido a la comprensión de la ciudad como un todo desde diversas perspectivas, fue la Zona Metropolitana de Oaxaca, conformada por veintidós municipios, grandes periferias y múltiples realidades. Sin embargo, tomar un caso de estudio de menor escala —el municipio de San Jacinto Amilpas— como hilo conductor de los cuatro talleres permitió trabajar la problematización, propuestas y actividades de microintervención desde cada perspectiva mencionada. Este municipio forma parte de la periferia urbana y, como tal, presenta grandes necesidades, pero también, un amplio potencial de regeneración urbana.
Treinta y cuatro cabezas generaron muchas e interesantes propuestas de intervención a diversas escalas, derivando en un cuantioso enriquecimiento para todos.
Al final de cada taller los ponentes ofrecieron una conferencia abierta a todo público, donde mostraron las diversas perspectivas de análisis de la ciudad, así como los resultados de los talleres. El seminario fue coordinado y realizado en la Casa de la Ciudad.
Durante la inauguración de una doble exposición que presenta temas de la memoria del pueblo triqui de San Andrés Chicahuaxtla, el exconvento de San Pablo se vio embellecido con los intensos colores de los huipiles portados por las mujeres de esta población, dando vida y vigencia a los espacios llenos de fotos, textos y videos.
Hilarión, memorias de un héroe triqui y Nuno’ si nuguàn’ nej tâ yî: Recordando las palabras de los abuelos son las dos exposiciones que estarán abiertas al público hasta el 7 de diciembre en el Centro Cultural San Pablo. Ambas exposiciones fueron curadas en una estrecha colaboración entre la comunidad de Chicahuaxtla, el Museo Textil de Oaxaca y la Biblioteca de Investigación Juan de Córdova, buscando de esta manera conjuntar el quehacer académico con la vida cultural de las comunidades.
El pasado 13 de septiembre, más de cien pobladores de San Andrés Chicahuaxtla se dieron cita en Oaxaca, dando así inicio a una jornada llena de historias, recuerdos, conversaciones y una amena convivencia.
Los visitantes de San Andrés Chicahuaxtla estuvieron al tanto de cada explicación que, previa a la inauguración, les brindó Benjamin Smith, de la Universidad de Warwick en Inglaterra. El académico inglés —quien desde hace años ha estudiado a la figura heroica de Hilarión— les narró su historia con la ayuda de los documentos que se conservan sobre él en Oaxaca. Entre éstos, la carta firmada por Hilarión mismo, en la que explica las razones de su proceder rebelde poco antes de ser ejecutado en el zócalo de la ciudad de Oaxaca en 1841.
El acto inaugural comenzó con la presencia de los organizadores de las exposiciones, entre ellos, el historiador Sebastián van Doesburg, el lingüista Michael Swanton, directores de la Biblioteca de Investigación Juan de Córdova, el biólogo Alejandro de Ávila, curador del Museo Textil de Oaxaca y la historiadora María Isabel Grañén. Por parte de la comunidad de San Andrés Chicahuaxtla estuvieron el agente municipal, Constantino Fernández Hernández; el alcalde Wilfrido Dionisio Santiago Bautista; el presidente del comité de obras de la iglesia Santiago Ramos Vásquez; el fiscal de la iglesia Domingo Guzmán Sánchez Ramírez; tres de las mayordomas principales; Gabriel Santiago González, Marciana Castillo Hernández y Zorayda Bautista Espinoza así como otros representantes de esta comunidad triqui.
Entre las personas que aportaron piezas para las exposiciones estaban: Hely Reuter, hija del fotógrafo Walter Reuter (1906-2005), autor de diversas fotografías históricas expuestas; el fotógrafo Rafael Doníz, quien presentó una impresión fotográfica de la comunidad actual, y Bernardo Porraz, autor del documental Hilarión: memorias de un héroe triqui con entrevistas en lengua triqui y subtituladas al español. Las exposiciones son el resultado de varios años de colaboración entre la FAHHO y la comunidad de San Andrés Chicahuaxtla. Esta colaboración nació del deseo de demostrar la fuerza creativa y positiva de una población que desde hace mucho tiempo sufre el estigma de la violencia. Esta colaboración no termina aquí: el punto y seguido será la donación del acervo de imágenes y textos a la población de San Andrés Chicahuaxtla para que las futuras generaciones sigan manteniendo esta extraordinaria herencia cultural y cultiven el orgullo de ser integrantes del pueblo triqui.
Como agradecimiento, las mujeres de San Andrés Chicahuaxtla obsequiaron varios tejidos a los presentes, entre ellos un atuendo de gala a María Isabel Grañén, quien no dudó en cambiarse en el momento para hacer el recorrido así vestida, acompañada de Alfredo Harp Helú, quien también portó sombrero y otros accesorios propios de la región. En más de una ocasión se hizo patente el gran interés de los asistentes triquis por las fotos y documentos antiguos, generando constantes comentarios y reflexiones. Un momento especialmente emocionante se dio en la Sala Capitular, donde colocaron a la Virgen de los Dolores vestida con la indumentaria triqui, siguiendo la costumbre de las mayordomas de la comunidad, quienes se encargaron de vestirla. Éste fue, por supuesto, el sitio donde varias de las visitantes triquis escogieron para tomarse una foto, o incluso un ocasional autorretrato digital, guardando así un recuerdo del momento.
María Isabel Grañén afirmó: “Estas exposiciones son la mejor manera de darnos la mano. Hilarión nos une y nos reúne”. Así, a pesar de la intensa lluvia, el espíritu de Hilarión unió a los asistentes una vez más, para finalmente disolverse de nuevo en la oscuridad de la noche al terminarse el acto.
Este año Oaxaca vuelve a ser protagonista en el mundo deportivo, ya que los días 7, 8 y 9 de noviembre la ciudad Patrimonio Cultural de la Humanidad será sede del Big Leaguer Charity 2014, evento en el cual se reunirán peloteros mexicanos que jugaron o juegan actualmente en Grandes Ligas de los Estados Unidos.
Luis Ignacio Ayala, Houston Jiménez, Karim García, Mario Mendoza y Gerónimo Gil son algunos de los invitados que ya confirmaron su participación en este magno evento, que tendrá como escenarios el Estadio Eduardo Vasconcelos y la Academia de Beisbol Alfredo Harp Helú.
En el primer Big Leaguer Charity, realizado en noviembre del 2013, Culiacán recibió a más de 60 jugadores para una convivencia inolvidable, ya que, con las ganancias que se obtuvieron, se apoyó a la sociedad sinaloense que meses antes había sido devastada por el huracán Manuel.
En esta ocasión, el Museo de la Filatelia recibirá tanto a peloteros como a medios nacionales e internacionales para un coctel de bienvenida, donde podrán apreciar una colección de timbres, sobres y otras piezas temáticas.
El sábado 8 de noviembre será un día lleno de actividades, comenzando por una serie de visitas a distintas instituciones dedicadas a la asistencia social, con el fin de motivar, apoyar y llevar alegría a quienes se encuentran en alguna situación complicada. La inauguración del Big Leaguer Charity 2014 se realizará en casa de los Guerreros de Oaxaca, la cual dará paso al Home Run Derby, en el que participarán algunos de los peloteros invitados que serán seleccionados por la misma afición.
Al finalizar el Home Run Derby, se llevará a cabo un juego de softball en el que todos los asistentes podrán ver jugar a sus grandes estrellas del beisbol, un suceso que sin duda los dejará con un gran sabor de boca. Esa noche, en el Centro Cultural San Pablo, se concentrarán las estrellas del beisbol mexicano para la realización de una subasta de artículos originales y certificados por la MLB (Ligas Mayores de Beisbol, por sus siglas en inglés), que serán donados por cada uno de los jugadores participantes.
Además, los big leaguers serán parte de una cena de gala, en la que se deleitarán con la arquitectura del exconvento de San Pablo, así como con una muestra gastronómica y cultural del estado de Oaxaca, para finalmente recibir un reconocimiento por haber participado en este evento que busca apoyar diversas causas altruistas y fortalecer los lazos del beisbol mexicano.
Para cerrar con broche de oro, el 9 de noviembre, en las instalaciones de la Academia de Beisbol Alfredo Harp Helú, se realizarán clínicas en donde los big leaguers compartirán sus experiencias y conocimientos con los niños oaxaqueños que desean jugar beisbol profesional, con el fin de motivarlos y darles las bases necesarias para lograr su sueño.
En un encuentro no apto para cardiacos, los Diablos Rojos del México se alzaron como campeones 2014 de la Liga Mexicana de Beisbol (LMB), después de una temporada en la que dominaron de principio a fin y culminaron al barrer a los Pericos de Puebla en el cuarto juego de la serie del rey de los deportes.
La novena verde forzaba la celebración del quinto partido, luego de una dramática parte alta de la novena entrada, que inició con una pizarra 6-5 favorable para los de casa y en la que los visitantes fabricaron tres carreras y remontaron.
En el fondo de ese capítulo, que inició 8-6 a favor de los visitantes, los escarlatas fraguaron un increíble ataque. Sergio Omar Gastélum se embasó con un sencillo y John Lindsey también, tras recibir un pelotazo. Alejandro Ortiz entró como corredor emergente por Lindsey; Emmanuel Ávila puso en juego la pelota y un error de fildeo de Puebla en la inicial permitió que se llenara la casa. Gabriel Gutiérrez remolcó a Gastélum e Iván Terrazas a Jesús Fabela, quien había entrado a correr por Ortiz.
El juego 4 de la Serie Final se fue a extrainnings, por lo que en la apertura de la parte baja de la décima entrada, con el score 8-8, Juan Carlos Gamboa se vistió de héroe. “Trata de hacer un buen contacto para que puedas embasarte”, fue uno de los consejos que el Haper Gamboa recibió de su mánager, Miguel Ojeda. De esta manera, el torpedero escarlata prendió uno de los envíos de Pedro Rodriguez y atizó por el jardín derecho el cuadrangular de la victoria, el que remolcó la anotación del triunfo, dándole el campeonato número 16 a los Diablos Rojos.
Desde la apertura del Centro Cultural San Pablo, la Biblioteca de Investigación Juan de Córdova y Chocolate Mayordomo organizan, año tras año, la Posada del Cacao, un festival dedicado a la gran variedad de bebidas elaboradas con cacao en el estado de Oaxaca. El gusto de los oaxaqueños por estas bebidas ha derivado en una diversidad de recetas, muchas muy antiguas como el chone, el tejate y el pozonque, todas con nombres prestados del náhuatl. Para los pueblos de Oaxaca el cacao es parte integral de sus fiestas y de las ceremonias que acompañan el ciclo de la vida. Su uso y consumo constituyen un patrimonio etnobotánico y culinario diverso y rico (¡en los dos sentidos de esta palabra!) en el que queda mucho por explorar.
El uso del cacao en la cocina mesoamericana es un saber con profundas raíces históricas. Investigaciones recientes del arqueólogo Terry G. Powis, de Kennesaw State University, y sus colegas mexicanos y canadienses han demostrado que nuestro gusto por las bebidas de cacao tiene una gran antigüedad. Con una técnica de análisis muy precisa conocida como la Cromatografía Líquida de Alta Resolución-Espectrometría de Masas (HPLC-MS, por sus siglas en inglés) ellos han logrado encontrar restos de teobromina, uno de los componentes químicos característicos del cacao, en las paredes de cerámica de la cultura pre-olmeca del golfo de México con una antigüedad de unos 3,700 años. En la costa de Chiapas, en la parte conocida históricamente como Soconusco, se ha encontrado evidencia similar. Desde estos inicios, el misterioso cacao —un compuesto de más de 500 componentes químicos— no ha dejado de acompañar la vida de los mesoamericanos. Por las fuentes documentales del siglo XVI sabemos que lo que más se consumía eran variantes del chocolateatole: espumas frías de cacao y otros ingredientes sobre bases calientes o tibias de atole. De hecho, hasta hoy, ésta es la familia de bebidas más extendida en Oaxaca. Durante mucho tiempo, esta bebida fascinó a los europeos por su sabor único y apariencia exótica. En 1573, el papa Gregorio XIII tuvo que pronunciarse sobre la moralidad de su consumo, a raíz de las múltiples dudas sobre si rompía el ayuno eclesiástico. Luego, a finales del siglo XVI, la variante preferida por los españoles comenzó a viajar por todo el mundo. De hecho, chocolate es probablemente la palabra más internacional de la Tierra (casi todas las lenguas del mundo la tomaron prestada), pero aún no se conoce con certeza su origen. Sólo sabemos con seguridad que es un neologismo colonial surgido en Guatemala alrededor de 1560. Ya no tenía la base de atole y era similar a nuestro chocolate de agua. Con el tiempo, se descubrieron nuevos usos del cacao —entre ellos las presentaciones sólidas elaboradas a base de manteca de cacao, llamadas también chocolate por los europeos— y hoy en día el mercado mundial del cacao alcanza alrededor de 83,000 millones de dólares por año. ¡Vaya, qué regalo de Mesoamérica a la repostería mundial y esto sin incluir la vainilla!
Y hablando del chocolateatole, es una lástima observar la pérdida del uso del tradicional alcahuete en la mayoría de los puestos que se dedican a su venta o su transformación en “separador de libros” para los turistas por parte de los vendedores en el Zócalo de la ciudad. Detrás de este curioso utensilio hay una pequeña historia que vale la pena contar aquí. Todos conocemos el significado común de la palabra alcahuete: “Persona que concierta, encubre o facilita una relación amorosa, generalmente ilícita” (Real Academia). Viene del árabe alqawwád, ‘el mensajero’. Ésta es una palabra introducida en la Nueva España por los españoles, con su herencia mozárabe de siglos de antigüedad. Pero, ¿qué tiene este significado que ver con el palito con que removemos el chocolate atole? ¡Pues nada! Se trata de una misma palabra, pero con dos raíces muy distintas, ambas no ibéricas: en el caso de nuestra varita con su animalito colorido en la cima, el español de Oaxaca tomó prestada la palabra alquauitl, ‘el palito para [remover] bebidas’, del náhuatl. El fraile Bernardino de Sahagún lo registró en su enciclopedia de la cultura náhuatl del siglo XVI (en la versión en español: “Luego venían los que vendían el cacao y ponían a cada uno una jícara de cacao, y [a] cada uno le ponían su palillo, que llaman a[l]quauitl”), pero como préstamo en el español sólo existe en Oaxaca. Curioso, ¿no creen?
Invitamos a todos nuestros lectores a la Posada del Cacao. Por supuesto, ¡todos recibirán, como de costumbre, su propio alcahuete en la Posada del Cacao!
Dentro de las acciones más importantes para la revitalización y el fortalecimiento de las lenguas indígenas se encuentra el activismo digital, pues otorga a estas lenguas y a sus hablantes nuevos espacios de uso en los cuales las lenguas se recrean. Con esto en mente, la organización mundial Rising Voices, perteneciente a la organización Global Voices Online, la Biblioteca de Investigación Juan de Córdova y la asociación civil Servicios Universitarios y Redes de Conocimiento en Oaxaca convocaron al Encuentro de Activismo Digital de Lenguas Indígenas, que se llevó a cabo en el Centro Cultural San Pablo los días 3, 4 y 5 de octubre de este año (2014).
Este encuentro reunió a hablantes de maya, me’phaa, mazahua, chatino, zapoteco, náhuatl, tsotsil, triqui, mixe, tseltal, mixteco, totonaco, wixárika, ch’ol y tepehua. Los activistas digitales intercambiaron experiencias y conocimientos con los que han creado herramientas y contenidos para preservar y otorgar espacios a sus lenguas en el mundo de internet. Como uno de los logros más importantes de este encuentro, los bloggers, creadores multimedia, editores de Wikipedia, localizadores de Firefox y entusiastas del software libre crearon una red de cooperación e intercambio que permitirá dar continuidad al encuentro y alimentar la discusión sobre las estrategias y los desafíos que implican fortalecer y desarrollar el uso de las lenguas indígenas en el mundo virtual.
Considerando que el Catálogo de Lenguas Amenazadas de la Universidad de Hawaii reporta que cada tres meses se pierde una lengua en el mundo y que, según la Unesco, la mitad de las lenguas del mundo podría desaparecer en los próximos cien años, este Encuentro de Activismo Digital de Lenguas Indígenas cobra particular importancia pues las nuevas tecnologías pueden ayudar a frenar la velocidad con la que las lenguas están desapareciendo, ya que dan elementos a las nuevas generaciones para crear herramientas que revitalicen, desarrollen y promuevan la vitalidad lingüística.
En la última década del siglo XIX, el viajero noruego Carl Lumholtz se encontró con un sorprendente campamento itinerante de personas en el sur del estado de Nayarit. Los hombres, grandes parlanchines, tenían suelto su largo cabello y fabricaban cazos de cobre para su venta. Las mujeres trenzaban monedas de plata en su cabello y leían las manos. Viajaban con osos y monos que usaban en espectáculos. Eran gitanos. Lumholtz notó que muchos eran bosnios y unos pocos turcos y griegos, pero la mayoría provenía de Hungría y por eso “se les llama ‘húngaros’ en todo México”.1
Huyendo de la persecución y discriminación en Europa, en las últimas décadas del siglo XIX y las primeras del siglo XX, muchos gitanos arribaron a diferentes países americanos, entre los cuales estaba México. Generaciones después, sus descendientes en este país —aún llamados “húngaros”— conservan sus tradiciones y conocimientos ancestrales, entre los cuales uno de los más importantes es su lengua: el romaní. Actualmente, hay miles de hablantes de romaní distribuidos en el norte del país, Veracruz, Jalisco, Oaxaca y otros estados.
Los orígenes de la lengua romaní se remontan hasta el subcontinente indio. Está claramente relacionada con otras lenguas indoarias como el hindi y el rajasthani, pero, a diferencia de estas otras lenguas y por motivos desconocidos, los hablantes de romaní salieron de la India hace mil años y emprendieron un viaje de siglos hasta llegar a la Europa medieval. Su lengua aún lleva las huellas de esta migración. El romaní conserva palabras prestadas del persa (como ‘anillo’, angrusti; ‘gusano’, čermo y ‘ajo’, sir); del armenio (‘consuegra’, xanami; ‘pedazo’, kotor; ‘nombre’, anau); del griego (como ‘flor’, luluži; ‘papel’, řertja y ‘camino’, drom); del serbocroata (como ‘verde’, zéleno; ‘escopeta’, púška y ‘calle’, búlitsa) y del rumano (‘cielo’, čéri; ‘martillo’, čokáno y ‘zancudo’, tsintsári). Una vez en Europa Oriental, los hablantes de romaní se expandieron por diferentes países del continente, lo que contribuyó a la formación de diferentes variantes de esta lengua. Estas variantes no sólo siguieron adquiriendo palabras de otras lenguas, sino que también se constituyeron en fuentes de palabras para lenguas nacionales. Por ejemplo, el romaní de España, ahora extinto, obsequió a la lengua española la palabra “chavo”, que quería decir “hijo”.2
Gracias a Evangelia Adamou, investigadora greco-francesa, sabemos que la variante de romaní que se habla en Oaxaca y Veracruz proviene del área de Transilvania, territorio que ahora se ubica en Rumania, pero que antes de la conclusión de la Primera Guerra Mundial formaba parte del reino de Hungría.
Justamente esta variante de romaní fue tema de un taller de la Biblioteca de Investigación Juan de Córdova los días 10, 11, 17 y 19 de octubre (2014). Con la ayuda de Yolanda Montes Camacho, hablante nativa de esta lengua, los talleristas aprendieron expresiones básicas, elementos de la gramática y la historia del romaní; así pudieron apreciar un aspecto poco conocido de la gran diversidad cultural y lingüística de Oaxaca y México.
1 Lumholtz, Carl. 1902. Unknown Mexico. New York: C. Scribner’s. 2 Adamou, Evangelia. 2013. Replicating Spanish ‘estar’ in Mexican Romani. Linguistics, 51: 1075-110.
La Librería Grañén Porrúa cumple 42 años de haber sido fundada, y el pasado mes de octubre celebró sus primeros 15 en la hermosa ciudad de Oaxaca.
En el pasaje de Niza, en la esquina del Paseo de la Reforma, Manuel Grañén Moré tenía su librería en la capital mexicana. Estaba dedicada a vender libros de arte y literatura. La Librería Grañén Porrúa —llamada así por los apellidos de sus hijos— pasó por momentos difíciles, sobre todo, a partir del temblor de 1985, cuando los locales vecinos cerraron sus puertas. Sin embargo, la buena administración del negocio y la fidelidad de sus clientes permitieron que continuara, aun en las peores circunstancias.
A los 75 años de edad murió don Manuel, a causa de un paro cardiaco, precisamente cuando se levantaba, como todos los días, para ir a trabajar. La hija de Manolo, María Isabel, decidió trasladarla a Oaxaca, donde ella radicaba. Fue gracias al apoyo de su esposo, Alfredo Harp Helú, que se restauró una antigua casa en la calle Macedonio Alcalá 504 para darle hogar a tan querido negocio.
Desde su inauguración, hace 15 años, la Librería Grañén Porrúa en Oaxaca se ha convertido en un punto de encuentro para los lectores oaxaqueños y visitantes de la ciudad. La selección cuidadosa de su mercancía invita a los visitantes a recorrerla entre sus salones cobijados por libreros.
15 años han pasado desde aquella noche en que la algarabía de la ciudad celebraba con banda y marmotas la apertura de una casa de libros para Oaxaca. Amigos y seres queridos han sabido acompañarla en su andar. La librería seguirá su camino de fomentar las letras y hacerlas llegar a las manos de sus clientes que esperan un libro para emocionarles el alma.
“Todos nos inventamos a punta de palabras”, dice Yolanda Reyes en su libro La casa imaginaria. Y vaya que sí. Es preciso inventarse a cada momento en un lugar como lo es la DEMA, la Dirección de Ejecución de Medidas para Adolescentes de Oaxaca. El jueves 13 de marzo de 2014, en punto de las cuatro de la tarde, estábamos ahí formados, esperando la revisión última para entrar. Habíamos pasado ya por una serie de registros y preguntas, dejado todas nuestras pertenencias en un locker y entregado nuestra identificación. Las instrucciones: “No ropa oscura, ni militar, ni escotes, ni faldas cortas, ni celulares, ni…”. Sí, sólo libros, ganas y deseos de compartir, de dar y aportar un poquito en esta reinvención y construcción del ser. Sí, de ellos, pero sobre todo, de nosotros mismos.
Una vez dentro, nos espera la licenciada Verónica Gómez, encargada del área de pedagogía de la DEMA. Nos recibe de manera muy amable, nos lleva a dar un recorrido por las instalaciones y finalmente nos asigna un salón, un espacio, para iniciar la lectura. Es un lugar bastante amplio y limpio, con un escritorio y muchas sillas apiladas. A los pocos minutos fueron entrando algunos chicos, enviados de manera obligatoria al círculo de lectura. No pasaron más de diez minutos para que el salón estuviera lleno. Entre miradas alegres, otras ausentes, algunas curiosas, otras reservadas y pocas con algo de enojo, iniciamos.
Jueves 11 de septiembre (seis meses después). Me cuenta la licenciada Verónica: “Reuní a unos chicos y les pregunté su opinión sobre el círculo de lectura como usted me lo pidió, ¿y con qué cree que me salieron?
Pedro me dijo, así, tal cual: “Licenciada, la ahorco y me muero si nos quita el círculo de lectura, no lo haga, ni se le ocurra.
“Es algo que me gusta, me da vida, me interesa y hace más ligeros y agradables mis días aquí”, comenta Pedro cuando la licenciada Verónica insiste en saber por qué le gusta el programa de lectura.
A escasos cinco meses de haber iniciado la lectura en este espacio, el panorama es diferente. Esas miradas hoscas, con enojo y recelo del principio son ahora tranquilas, abiertas y me parece que hemos logrado generar en ellos una confianza que nos acerca. “Las dinámicas que hacen me gustan mucho, me divierten, son muy chidas”, dice “el Tigre”, un chico que apenas habla el español y no sabe leer, pero que no falta cada tarde y que incluso, últimamente, ha pedido quedarse con algunos textos como El Grúfalo o La voz de los sueños.
“Yo creo que hemos logrado encauzarlos en la lectura, bueno, a algunos de ellos”, me comenta Elia Pérez, lectora de este espacio, y continúa diciendo: “En especial me ha llamado la atención María Laura, una de las dos únicas mujeres recluidas aquí, y quien al principio no asistía, pero luego de ir a leerle hasta su dormitorio, y que nos recibiera con cara de enojo y de qué hacen ustedes aquí, ahora ella llega sola a la reunión y, aunque apenas sabe leer y hablar el español, ahora nos pide libros; su actitud es totalmente diferente, y esto me hace sentir especialmente bien”.
Habitar los territorios del lenguaje es habitar el mundo. “Somos seres lingüísticos”, dice José Antonio Marina en su texto La magia de leer.
Marcelino, chico de mirada inquieta y apacible, dice, refiriéndose a los lectores: “Son ustedes muy amables y animosos, su entusiasmo es contagioso. Me gusta y me siento muy bien en el grupo porque no nos cuestionan nada; es bonito, he sentido confianza con el grupo que viene a vernos”.
“Los jóvenes buscan ya los libros, les atraen las historias y nos esperan, estas son victorias. El joven que hace dos semanas salió libre se acercó a mí para despedirse, me agradeció este tiempo y me compartió que a él ya le gustaba leer pero que las lecturas que les hemos traído, así, tan variadas, le han abierto la mente para otros temas. Incluso me dijo: ‘Hasta estoy pensando en dedicarme a la educación’. Se trata de que se diviertan, de que se la pasen bien con nosotros y los libros, de dejarles un mensaje de esperanza”, nos cuenta Cristina Ogarrio, otra lectora voluntaria.
Con la literatura nos descubrimos, nos encontramos a nosotros mismos. Paul Valéry dijo que “la ternura era la memoria de haber sido tratados con atenciones extraordinarias a causa de nuestra debilidad”. Tratemos, entonces, con ternura.
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