Diablos y espiritistas

Jasiel García Cisneros labora diariamente en el Centro de las Artes de San Agustín, en Etla. Sin embargo, como la luna, Jasiel tiene una cara que brilla en todo su esplendor al fin del mes de octubre. Desde hace 16 años se dedica a la elaboración de trajes para la muerteada del Barrio de San José: “la cuna de la muerteada” Como en toda tradición, el involucramiento de la familia siempre está presente, así como él aprendió el oficio de su padre, ahora comienza a enseñarlo a su hijo Karim, de 10 años de edad, quien le ayuda en el proceso. Su esposa, Karina Torres Ramírez, también forma parte de la creación de estos trajes, pues complementa la presencia de los cascabeles y espejos con bordado en lentejuela.

Así, en el traje que han prestado al MTO para incluirlo en la exposición Ropa de luces: espejillos y lentejuela bordada, Karina bordó el rostro de Gokū (¡ver y/o leer “Dragon Ball” para mayores referencias!) a petición de Karim. Jasiel explica que hay plena libertad en los motivos que se pueden bordar en el traje y este es justamente el inicio de toda negociación. Cuando llega alguna persona para hacerle un encargo, él les pregunta cómo lo quieren, qué tan recargado, si con bordado en lentejuela o más sencillo. Después, con suma paciencia y cuidado, sujeta a la tela cada cascabel, cada espejo, con un delgado alambre de cobre. Dependiendo del tamaño, el traje puede pesar varios kilos. El peso que ejercen todos los elementos, la rigidez del alambre y el movimiento del baile durante la muerteada hacen que el trabajo de un año pueda desgarrar la tela en un par de noches. Por esa razón, es poco común que un mismo traje se utilice varias veces. Si acaso resiste, será posible vestir el traje durante dos muerteadas, pero seguramente habrá que renovarlo antes de la siguiente ocasión.

Mientras que el pequeño traje de Karim combina el tintinar de los cascabeles con los brillos de los espejos, Jasiel explica que suelen ser dos trajes distintos. Los diablos son quienes anuncian su paso con los cascabeles, mientras que los espiritistas reflejan destellos de luz a partir de los numerosos espejos que cuelgan sobre sus capas y pantalones. Ambos personajes son parte de una representación al inicio de la muerteada, frente a la iglesia, donde el diablo se quiere llevar al difunto, y el espiritista lo revive. Entre espejos y el ruido de los cascabeles se ahuyenta a los malos espíritus.

Si bien suelen ser hombres quienes visten estos trajes, ahora también los usan las mujeres durante la Muerteada Femenil, realizada ocho días después de la primera. Jasiel ha hecho trajes para ambas fiestas y en algún futuro próximo, su hijo más pequeño también se unirá a la actividad familiar. Agradecemos a la familia García Torres por compartirnos este traje para que más personas conozcan este

El acervo de Lengua de Señas Mexicana (LSM) de Thomas C. Smith Stark en la BIJC

Thomas C. Smith Stark es un investigador admirado y reconocido dentro y fuera de México, principalmente por su labor como lingüista mesoamericano, pero pocos conocen la faceta del Dr. Smith Stark como un pionero en el estudio de las lenguas de señas. Su interés por la diversidad de lenguas lo condujo, en la década de los ochenta del siglo pasado, a adentrarse al estudio de las lenguas de modalidad viso-gestual, como podemos atestiguar al acercarnos a algunos de los documentos de este lingüista que hoy forman parte del acervo de la Biblioteca de Investigación Juan de Córdova (BIJC).

Gracias a la generosidad de la familia de Thomas C. Smith Stark, quien hace esta donación a la BIJC, el fondo documental de este investigador tiene un nuevo cobijo, y se nutre de la vitalidad de las manos que lo escudriñan, de los ojos ávidos que descubren y redescubren los libros, mapas, dibujos, apuntes, las ideas sueltas en notas de cuaderno, de papel reciclado, escritas a mano o en computadora, y que sin pudor alguno, leen la corresponden- cia personal y profesional que él entabló con colegas de distintas partes del mundo.

La historia de este acervo comienza para mí el 17 de mayo de 2019,en la capilla del Rosario del Centro Cultural San Pablo. Colegas, amigos y familia del Dr. Smith Stark fuimos testigos de la labor del equipo de la BIJC para dar cuenta de las dimensiones de su legado. Se trata de un recorrido de 45 metros lineales, entre libros, notas de traba- jo y diarios de campo desde 1982, así como cartas de recomendación y fotografías. Un patrimonio compuesto de 2 500 libros, así como centenares de cajas con documentos de distinta índole. Tomo nota del comentario de Michael Swanton, quien menciona que esta colección no es solo la suma de documentos, más bien es parecida a la caja de herramientas de un mecánico; instrumentos que se van adquiriendo a lo largo de los años con un fin específico. He podido constatar que dentro del cúmulo de “herramientas” de Thomas C. Smith Stark se encuentran dos cajas de documentos sobre el estudio de las lenguas de señas.

La revisión de estos documentos nos habla de una historia sobre el estudio de la lengua de señas (LS) en el ámbito mundial. El Dr. Thomas es un pionero en la lingüística de este tipo de lenguas, como podemos observar, por ejemplo, en su análisis sobre la propuesta de transcripción de lenguas de modalidad visogestual.

Así, a través de las cartas que sostiene con William C. Stokoe –considerado el pionero en el estudio de las LS con herramientas de la lingüística y creador del modelo simultáneo para la transcripción de la LS– podemos reconocer lo avanzado de su propuesta de representación de los parámetros formacionales de las señas. Para quienes nos dedicamos al estudio de las lenguas de señas es sumamente enriquecedor conocer su propuesta de transcripción así como el estudio fonético y fonológico de las lenguas en las que se enfoca: American Sign Language (ASL), Língua de Sinais Brasileira (LIBRAS) y Lengua de Señas Mexicana (LSM), todas ellas con un pasado histórico común: la Lengua de Señas Francesa, como el propio Smith Stark logró identificar

De esta manera, su aproximación al estudio de la LSM queda patente en su trabajo titulado Lengua Manual Mexicana, documento que bien puede considerarse el primer análisis de la estructura de la LSM y de las condiciones sociolingüísticas de sus usuarios. De igual valía encontramos el corpus de señas/palabras que recogió Smith Stark y que está transcrito con el sistema simultáneo de Stokoe. Contar con este material, sin duda, abre un camino de investigación para estudios sin- crónicos y diacrónicos de esta lengua.

No menos importante resulta su participación con la Dirección de Educación Especial en el Distrito Federal, pues estaba convencido de la importancia de la LS para el alumnado sordo, de ahí su interés por documentar y fortalecer la LSM, para en un futuro propiciar el desarrollo de un modelo bilingüe para su enseñanza. He aquí una aportación del Dr. Smith Stark para la historia de la educación del sordo en nuestro país.

Mención aparte merecen los varios documentos del Dr. Thomas sobre la ASL empleada en Nueva Orleans. Me parece importante reconocer su aproximación al estudio de esta lengua, pues en la actualidad esta investigación ocuparía un lugar importante en la historiografía lingüística de las LS, en general, y de la ASL en particular.

Si bien el estudio de las LS tendrá poco más de medio siglo, el avasallante ritmo de su investigación no permite que nos detengamos a observar las ideas que fundamentaron sus análisis, y quizá por eso, hoy en día, “no veamos el bosque”, lo cual limita nuestra capacidad de comprender la naturaleza de estas lenguas. Por tan- to, el acervo de LS en la BIJC, lo hace único en nuestro país, es un recurso invaluable no solo por su valor académico, sino, además, porque nos acerca al maestro, amigo y colega, Thomas C. Smith Stark, quien no deja de sorprendernos aún con su partida.

Doce años del Museo Textil de Oaxaca

Estos son días algo extraños para celebrar. Hay muchos sentimientos en el aire, y nos causa extrañeza esta realidad. Algunas de las emociones que ahora siento me hacen recordar a las tejedoras cuando, ante el telar, se topan con un hilo que no se comporta como debería. Pienso también en los tintoreros, cuando el color se corta y no pinta. O las bordadoras, cuando el hilo no está parejo y batallan con cada puntada.

Pienso en estos términos a partir de la relación tan estrecha que hemos establecido entre el Museo Textil de Oaxaca y las personas que elaboran maravillas con los hilos. A lo largo de estos 12 años de vida, el MTO nos ha permitido adentrarnos en el quehacer textil del siglo XXI. Por supuesto que estudiamos la historia, y nos fascinamos ante la maestría y la belleza que reflejan los textiles de numerosos pueblos del mundo, pero más nos cautivan el ingenio, la creatividad, la resistencia, los anhelos y las memorias vertidas en las telas. Y, como en todo arte y en toda ciencia, las personas son la única vía para acceder al conocimiento: todo se enriquece a través del diálogo, de la confianza y de la empatía. Cada día hay una lección por aprender, no solamente sobre la materia de los hilos, sino sobre la resiliencia humana.

Hoy que nos enfrentamos a un panorama desconocido, recurro nuevamente a las enseñanzas de grandes artistas. Esa mujer que, con el telar a la cintura, observa detenidamente todo el sistema de hilos para detectar dónde está la falla. Ese maestro del color que repasa mentalmente los pasos que dio para entender qué cambió en la receta. La talentosa con la aguja disminuye la velocidad de sus puntadas para adaptarse al medio con el que trabaja. Muy probablemente, al final, la labor de cada una de ellas resulte distinta a lo esperado, pero es importante recordar –y quizá enfatizar– que “distinto” no es sinónimo de “malo”. Es más, ese momento de inflexión que nos orilla a cambiar de rumbo, nos brinda la posibilidad de llegar a un nuevo método, nos permite crear una nueva realidad que se adapte y responda mejor a nuestras necesidades.

¿Y qué pasa si todo falla? Y si por más que ajustemos el telar, ¿el tejido es insalvable? Si aunque tratemos de revivir el tinte, ¿el baño ya no da para más? Si por más paciencia que mostremos con el hilo, ¿cada puntada deforma más la tela base? La respuesta a estas interrogantes es muy concreta y tanto la tejedora, como el tintorero y la bordadora, nos contestarían con la sabiduría que otorga la experiencia (y no sin soltar una risa sutil): “Pues volvemos a empezar”. La tela estará mejor tejida, el color será más vibrante, el bordado se apreciará con mayor definición. Y claro, aunque así lo parezca, no empezaremos desde cero, pues llevamos lecciones importantes bajo la manga. Eso sí: habremos de aplicar las lecciones aprendidas con determinación. Habiendo escrutado el sistema que mueve el telar, tras repasar los pasos que nos han traído a este punto y después de aprovechar la pausa para reflexionar, adaptarnos y recrearnos, podremos imaginar un nuevo proceder, una nueva manera de conducirnos en la vida.

Hoy vemos claramente la repercusión que tienen nuestras acciones en nuestro entorno. La conocida expresión sobre el aleteo de una mariposa convirtiéndose en huracán al otro lado del mundo adquiere mayor peso entre quienes habitamos este mundo. Nuestra responsabilidad por crear una sociedad respetuosa, solidaria y empática es eso: nuestra. Significativa lección impartida por nuestros fundadores, quienes nos han enseñado con el ejemplo y nos empujan a pensar y a actuar constantemente en pos del beneficio colectivo. Estamos en este barco juntas, juntos, y sólo con plena consciencia del nosotros es que lograremos avanzar, tirando por la borda el ego, la codicia y los prejuicios. Sirva este paréntesis en el que nos encontramos justo al conmemorar nuestro 12.o aniversario para reforzar las redes que hemos tendido y tejido, pues cada lazada habrá de resistir el nuevo mundo que crearemos.

19 de abril de 2020.

Presencias

Imaginemos: Visitamos una exposición textil, frente a los muros, un huipil atrapa nuestra mirada. Nos acercamos y, en contra de nuestra voluntad, reprimimos las ganas de tocar. Nuestros ojos recorren la textura del hilo, el brillo de la seda, la armonía de la composición. Leemos de dónde viene, cómo y cuándo se hizo, qué significa. Pero ¿quién lo hizo? Tremenda frustración al no hallar un nombre. El sentimiento es aún peor cuando, en lugar de la autoría, se lee “Anónimo”. ¿Por qué una “o”? Son más altas las probabilidades de que ese huipil tan hermoso que nos cautivó haya sido creado por una mujer. Pregunto de nuevo: ¿quién fue ella?

La exposición Escribir con una aguja: la palabra en el textil nos permite conocer, como pocas veces en el campo de los tejidos, quiénes estuvieron detrás de la creación de algunas de las obras. A veces, la información se presenta de manera explícita, como la autora que incluye su nombre en la labor, segura- mente orgullosa del resultado. Solo así nos hemos enterado que la niña María Silva bordó un pequeño lienzo de algodón en el año de 1896, cuando apenas tenía cuatro años de edad. ¡Qué lejos están mis dibujos con crayolas de cuando yo tenía esa edad! María combinó corazones, un par de niñas con faldas y un abecedario con formas mucho más complejas, diseños que encontramos repetidamente en otras culturas. ¿Qué más habrá hecho una niña talentosa? Me gustaría pensar que se le presentaron más oportunidades donde brilló, donde sorprendió con sus habilidades e inteligencia, donde su nombre se convirtió en un bello recuerdo para más personas.

En ocasiones, menciones tan explícitas como el nombre de la autora incluyen un segundo nombre. En 1875, Mercedes Echeverría bordó un par de abecedarios y números (tanto arábigos como romanos) aderezados con muchas otras figuras, como gallos, flores y coronas. Además de bordar su nombre, Mercedes bordó el nombre de su guía: “Bajo la dirección de Juliana Contreras”. ¿Cómo habrá sido la relación entre maestra y discípula? ¿Qué otras lecciones habrán aprendido una de otra? ¿La inclusión del nombre de Juliana habrá sido un acto genuino de agradecimiento y reconocimiento, una muestra de aprecio a quien compartiera su experiencia y tiempo con Mercedes?

Algunas presencias están más veladas y hay que ir con más tiento para desenredar la madeja hasta llegar al inicio del hilo. Quizás ese esfuerzo extra haya sido el efecto deseado por Pauline Thompson, al bordar dos mapas del continente americano en 1944. En el mapa que corresponde a Sudamérica, la autora nos deja leer entre líneas un importante reconocimiento a una mujer admirable. Al observar uno de los barcos cercanos a la costa de Chile, nos encontramos con la leyenda Clipper Ship Race New York to San Francisco 1853. Los clipper ships (conocidos en español como “clípers”) fueron barcos creados a mediados del siglo XIX y cuyo objetivo fundamental era alcanzar altas velocidades para participar en carreras. La peculiaridad de la fecha (1853) nos remite a la carrera de ese año entre ambas ciudades, donde un barco que estuvo a punto de vencer al ganador fue cocapitaneado por una mujer: Eleanor Creesy. Originaria de Massachusetts en la costa este de Estados Unidos, Eleanor aprendió distintos aspectos de la navegación gracias a su padre, quien la instruyó en el tema. Después, tras hallar a un compañero que respetara, comprendiera y compartiera su pasión por la navegación, emprendió diversos viajes al lado de su esposo, Josiah Creesy. Las reseñas de algunos periódicos de la época alaban las habilidades y el talento de Eleanor y señalan la trascendencia de su persona para el buen término de los viajes emprendidos en su barco, llamado “Nube Voladora” (Flying Cloud).

Los velos que cubren la identidad de las mujeres representadas por medio del telar pueden ser aún más sutiles. Tal es el caso de un huipil de San Mateo del Mar, suave tejido que nos da una cálida recepción, pues con hilo teñido con caracol nos dice: “Buenos días ustedes / Yo soy huipil de caracol de antigua / Estoy alegría por bienvenida”. No hace falta cambio alguno en la sintaxis para comprender la generosidad del mensaje de la autora. Repito mi pregunta inicial: ¿quién fue ella? Para fortuna nuestra, al tiempo de preparar esta exposición nos visitó una tejedora de San Mateo: Victoria Villaseñor Oviedo. No fue necesario que el huipil incluyera un nombre para que Victoria pudiera identificarlo, le bastó ver los diseños ahí tejidos para que exclamara: “lo hizo mi madre”. Su madre, Justina Oviedo Rangel, fue una tejedora extraordinariamente inventiva; tanto, que a ella dedicamos el 2° Encuentro de Textiles Mesoamericanos en 2016. Al preguntarle sobre cuál de los diseños le hacía ver que el huipil era obra de su mamá, Victoria señaló las aves que aparecen en el último renglón de la decoración: “Es un colibrí… lo sacó de un cartoncito de este tamaño [nos decía mientras indicaba con las manos el minúsculo tamaño del cartón en cuestión] donde venía el dibujo de una mariposa y un colibrí”. ¡Qué enriquecedor conocer las fuentes de inspiración de una artista como Justina!

Al ver (y reconocer) a las mujeres que dieron vida a estos tejidos, tan solo nos queda imaginar qué tan extenso puede ser su legado. Quizá, de haberse tomado la actividad textil de manera tan seria como se ha abordado a la pintura o la literatura durante siglos, la historia sería distinta. Quizá, de brindar oportunidades y reconocimiento al ingenio de las mujeres, tanto individual como colectivamente, a la par del crédito otorgado a grandes maestros de las “bellas artes”, la existencia de mujeres artistas en museos y otras instituciones culturales estaría mucho mejor representada. Si en unos cuantos lienzos podemos encontrar voces con nombres y apellidos, que representan a generaciones de mujeres talentosas y creativas, ¿qué tan numerosa y diversa ha sido la comunidad artística de mujeres en la historia de la humanidad?

La fascinación del alfabeto

Aprender a leer es una experiencia tan maravillosa, que quienes después se dedican a la literatura lo conciben como su verdadero nacimiento: “Lo más importante que me ha ocurrido” (Vargas Llosa), “Leer ha sido el mayor placer de la vida” (Savater). Y la mayor autoridad, Cervantes: “…y como yo soy aficionado a leer aunque sean los papeles rotos de las calles…”. Emilio Renzi recuerda en sus diarios: “Desde chico repito lo que no entiendo”, y continúa:

A los tres años le intrigaba la figura de su abuelo Emilio sentado en el sillón de cuero, ausente en un círculo de luz, los ojos fijos en un misterioso objeto rectangular. Inmóvil, parecía indiferente, callado. Emilio el chico no comprendía muy bien lo que estaba pasando. Era prelógico, presintáctico, era prenarrativo, registraba los gestos, uno por uno, pero no los encadenaba; directamente, imitaba lo que veía hacer. Entonces, esa mañana trepó a una silla y bajó de una de las estanterías de la biblioteca un libro azul. Después salió a la puerta de la calle y se sentó en el umbral con el volumen abierto sobre las rodillas… Vivíamos en una zona tranquila, cerca de la estación de ferrocarril, y cada media hora pasaban ante nosotros los pasajeros que habían llegado en el tren de la capital. Y yo estaba ahí, en el umbral haciéndome ver, cuando de pronto una larga sombra se inclinó y me dijo que tenía el libro al revés…

Es la fascinación del alfabeto a la que alude Alejandro de Ávila en la exposición Escribir con una aguja: la palabra en el textil del MTO, en referencia a las tejedoras de Tlazoyaltepec, Oaxaca:

A mediados del siglo XX las mujeres comenzaron a tejer cobijas y jorongos de tapicería. Desarrollaron para ello un esquema innovador de diseño, donde figuraban de modo prominente las letras. Con frecuencia las As y las Ts aparecían de cabeza en los jorongos,y las Cs, las Es, las Ps y las Rs se leían invertidas de derecha a izquierda. Era evidente que a las tejedoras les fascinaba el alfabeto, aunque no dominaran la escritura sobre papel. Otras prendas de Tlazoyaltepec lucían eses repetidas a lo largo de todo el lienzo, lo cual parecería una obsesión fonética si no se explicara como una seña de identidad: Santiago es el santo patrón de la comunidad. Las tejedoras jóvenes, más duchas en el conocimiento escolar, inscribían sus trabajos con topónimos memorizados de los libros de texto gratuito para educación primaria, como lo atestiguan los jorongos rotulados OAXACA MEXICO, TUXTEPEC y TEPIC, NAYARIT.

Aunque llegué a la primaria sabiendo leer, guardo con inmenso cariño un ejemplar del libro de primer año. Unas cuantas palabras inaugurales dan cuenta de la magia de las letras: Oso, Dado, La Sala, Tito, La Pelota. Las ilustraciones y los dibujos en el libro, logrados y didácticos –es imposible olvidar al Oso, que se asea así, o que el Dado es de Aída–, se deben a diversos artistas: Alberto Beltrán, Jorge Best, Angel Bracho, Antonio Cardoso, Enrique Carreón, Andrea Gómez, Rafael Jarama, Manuel Salinas, Rosendo Soto, Raúl Velázquez, Mariana Yampolsky y Juan Madrid (quien también cuidó la edición).

Abre y cierra el libro un abecedario haciendo giros por toda la página, como llevado por un viento propicio. Las ilustraciones citan alegremente a una muñeca de trapo vestida de azul, un león amarillo de madera cuyas patas delanteras giran, un gallo muy colorido de barro, un pescado colorado, una mulita de Corpus Christi y un toro embistiendo como embisten las galletas, en una danza de juguetería.

Acaso por eso me emocionó tanto una de las piezas de la bellísima exposición del Museo Textil de Oaxaca, en la que Mercedes Echeverría, bajo la dirección de Juliana Contreras –en junio 10 de 1875–, nos regala un abecedario, números arábigos y romanos, con una cenefa de flores y, en equilibrada composición, símbolos religiosos y motivos antiguos que no acuden en forma casual o improvisada: gallos, motivos florales, mariposa y ave, una corona, un noble perro, un panal con abejas zumbando y un cristrograma (Jesús Hombre Salvador). La riqueza simbólica de la pieza nos invita a felicitar a doña Juliana y a su muy adelantada aprendiz. Todo en el conjunto invita a leer.

Otra pieza hermosa da testimonio de que “lo hizo la Señorita Dolores Yáñez y Flores. Año de 1865. Dedicado a la Señora Doña Antonia Corveto de Ponce. Mi querida Protectora”, y sigue una numeración del 1 al 20. ¿Tenía 20 años la joven Dolores? ¿Y se enfatiza que cada año es importante en esa amorosa protección?

Juanita Bancells sólo acota mensajes simbólicos a su carta alfabética, en un belleza de pieza textil. Una suerte de catálogo tipográfico de hermosa factura.

En otra, el mensaje es todo poesía y cancionero antiguo, el verso es lo más valioso: “Mi (corazón) yo te mando, ábrelo con esa (llave) / Mi última palabra al morir será tu nombre. Amor eterno no me olvides”.

No nos extrañe, entonces, señala no sin razón De Ávila, que el cañamazo sea un formato favorito para trazar abecedarios, acertijos y sentidos poemas des- de siglos atrás: Muchos poemas, tanto de tradición oral como del repertorio de los poetas de élite, desarrollan el tópico del retrato de la amada dibujado en el corazón del amante, según se puede apreciar cuando se abre el pecho del enamorado tras su muerte por amor. Petrarca, Cervantes, Lope de Vega, Moreto, John Donne y muchos más autores explotaron el motivo, en paralelo a una tradición oral que ha preservado versiones en toda España, en Hispanoamérica, en Portugal y en Brasil, resume José Manuel Pedrosa (“Acta poética” 26 [1-2], 2005).

El viejo encanto que liga al texto con el textil sigue vigente, constata felizmente Alejandro de Ávila, y al pasear por el Museo Textil de Oaxaca y admirar la exposición Escribir con una aguja: la palabra en el textil, lo único que uno desea es: aprender a leer otra vez.

15 años preservando el patrimonio de Oaxaca

El Taller de Restauración FAHHO celebra, este 4 de abril, quince años de preservar el patrimonio de Oaxaca.

La Fundación Alfredo Harp Helú Oaxaca –con el deseo de continuar apoyando obras arquitectónicas invaluables, como la restauración realizada en el año 1994 del exconvento de Santo Domingo de Guzmán, actual Centro Cultural Santo Domingo o la capilla abierta de San Pedro y San Pablo Teposcolula–, decidió crear el Taller de Restauración FAHHO en el año 2005, cimentado en un equipo de especialistas en diferentes disciplinas, con el propósito de contribuir con la preservación del patrimonio histórico del estado de Oaxaca. Esta nueva filial tiene su sede en la Casa de la Ciudad.

El Taller de Restauración FAHHO comenzó con el desarrollo de estudios y proyectos de conservación y restauración de inmuebles y bienes muebles destacados por su valor histórico, artístico y arquitectónico. El valor patrimonial está directamente relacionado con las características constructivas, de gran arraigo y relevancia cultural, dentro de los contextos en que se encuentran insertos los inmuebles.

En la capital de la antigua Antequera y diferentes comunidades podemos separar catorce monumentos históricos intervenidos con el financiamiento total de la Fundación Alfredo Harp Helú Oaxaca, a través del Taller, entre ellos el rescate del Centro Cultural San Pablo, sede de la Fundación, la colaboración en la restauración del Museo Textil de Oaxaca y la intervención de la casa ubicada en Independencia 903, sede de diversas dependencias de la FAHHO. Además, en la siguiente manzana de esta avenida se realizó la restauración de la casa con el número 1003 caracterizada por sus pisos de pasta, donde se encuentra Andares del Arte Popular, una iniciativa de la Fundación para apoyar a los artesanos de Oaxaca y por último, la reciente restauración de la casa ubicada en Constitución 201, como parte de la ampliación del Museo de Filatelia de Oaxaca. A su vez, inmuebles como la Real Alhóndiga, el Hospital de Indios y dos casas en San Pedro y San Pablo Teposcolula se encuentran en proyecto, en espera de poder llevar a cabo la restauración próximamente.

El trabajo que se desarrolla al interior del Taller es inmenso, desde levantamientos arquitectónicos detallando medidas y gráficos de piezas, daños, deterioros y procesos técnicos; trámites, gestiones y seguimiento que son indispensables ante organismos federales, estatales o municipales; investigaciones, documentaciones y registros; supervisión, control administrativo y comprobatorio de las obras, las tareas son innumerables y aunque los proyectos pueden contarse uno en uno, la contribución y el impacto que sumamos cada año en las comunidades y familias son los más gratificantes.

La unión de esfuerzos de la Fundación Alfredo Harp Helú Oaxaca con otras instituciones como la Secretaría de Cultura –mediante el Fondo de Apoyo a Comunidades para la Restauración de Monumentos y Bienes Artísticos de Propiedad Federal– ha permitido al Taller brindar apoyo en 64 localidades del estado, logrando la intervención de 64 inmuebles históricos y 62 bienes muebles, todos de características inigualables, entre los cuales encontramos la restauración del templo, atrio y casa de visitas de San Juan Teposcolula, la intervención del puente de Tequixtepec, la capilla del Calvario y Curato de Santiago Yosondúa o los medallones del templo de San Felipe Neri, por mencionar algunos. Mediante el Programa de Apoyo a la Infraestructura Cultural de los Estados, y el Fondo Nacional para la Cultura y las Artes, destacamos la recuperación de la Antigua Estación del Ferrocarril de Oaxaca, entre otros proyectos

Actualmente se han creado nuevos programas para brindar apoyo en más comunidades. La Fundación Alfredo Harp Helú Oaxaca creó el Programa de Apoyo a las Zonas Afectadas por los Sismos de 2017, mediante el cual apoya con la recuperación de casas de arquitectura tradicional, restauración de espacios culturales y públicos tales como zonas de esparcimiento, a la vez que apoya con el mejoramiento de la imagen urbana. Estos apoyos han beneficiado a los municipios de Santo Domingo Tehuantepec. Durante la primera y segunda etapa se restauraron 39 casas tradicionales, se rehabilitaron trece fachadas para integrarse y mejorar el contexto urbano y siete casas recibieron apoyos menores para complementar las intervenciones iniciadas por sus propietarios. En Asunción Ixtaltepec se restauraron ocho casas y se diseñó y construyó un modelo prototipo de vivienda sismorresistente acorde con la tipología arquitectónica tradicional. Este diseño se encuentra disponible para la población que lo solicite.

Once monumentos ubicados en dichas poblaciones y en Juchitán de Zaragoza también son intervenidos, destacando el ex convento de Santo Domingo en Tehuantepec, la Casa del Pueblo “El Centenario”, en Asunción Ixtaltepec, y el templo de San Vicente Ferrer, en Juchitán. Adicionalmente se intervinieron dos parques mediante la integración de juegos de habilidades que en los morillos utilizados evocan las casas demolidas tras los sismos.

Otro de los programas, también creado este año, es el de Restauración de Monumentos, que en su primera etapa apoya a catorce comunidades del estado en la restauración de monumentos históricos, mediante un modelo bipartita de financiamiento. Entre dichos inmuebles se encuentran cinco majestuosas armaduras de madera, un molino, dos ex conventos y el resto son magníficas obras de cal y canto.

Desde su creación, el Taller de Restauración FAHHO se ha consolidado como un equipo de trabajo de arquitectos egresados de diferentes universidades que comparten el interés por la restauración y conservación del patrimonio edificado.

Programa Semáforo Deportivo

El Semáforo Deportivo es un programa de la Fundación Alfredo Harp Helú para el Deporte que enfatiza en acciones de prevención contra las adicciones, sobre el cuidado y auto-cuidado de la salud y en generar conciencia por una cultura cívica de la paz, a través de estimular la inquietud por realizar actividad física y transformarla en un hábito cotidiano, acercando herramientas de recreación y competencia a niñas, niños y jóvenes en escuelas, plazas públicas, unidades habitacionales, albergues o en cualquier escenario propicio. Se espera que, a su vez, estos hábitos se transmitan en su círculo familiar y comunitario, para favorecer el desarrollo de una sociedad sana.

Cada color representa diferentes conceptos

  • Rojo: El combate de las adicciones.
  • Amarillo: La prevención de afecciones epidemiológicas como sobre peso, obesidad y muchas otras que afectan a la población.
  • Verde: El fomento a la paz en la sociedad.

Su aplicación es invariablemente un mecanismo que intenta transformar vidas, brindar perspectivas alternas para el desarrollo integral, individual y colectivo, promover estilos de vida saludables y dotar de habilidades esenciales para enfrentar situaciones de riesgo. Además de los aspectos lúdicos propios del programa, sus líneas de acción concurren hacia el fomento de la práctica deportiva y la cultura física, conceptos que de manera tangible han evidenciado múltiples beneficios durante cualquier etapa de la vida de las personas.

En colaboración con la FAHHO y el personal que labora en las Bibliotecas Móviles del Programa Seguimos Leyendo, son 66 comunidades a inscribirse en el Programa Semáforo Deportivo, con paquetes deportivos para distribuir en cuatro Bibliotecas Móviles, con lo que, además del fomento a la lectura, se ha considerado llevar activación física y materiales deportivos a diferentes espacios del estado de Oaxaca.

El Programa Semáforo Deportivo, en colaboración con el personal que labora en las Bibliotecas Móviles del Programa “Seguimos Leyendo”, otorga paquetes deportivos a 66 comunidades. Los paquetes serán distribuidos durante los trayectos de cuatro Bibliotecas Móviles. Con esta unión de esfuerzos, además del fomento a la lectura, se ha considerado también llevar activación física y materiales deportivos a diferentes espacios del estado de Oaxaca con el fin de evitar el sobrepeso y la obesidad.

Ciudades invisibles

El pasado jueves 12 de marzo se inauguró la exposición Ciudades invisibles en la cual participaron 19 artistas, instituciones y colectivos en la elaboración de una pieza museística.

Kublai Khan, entre los años 1260 y 1271, encargó a un marinero veneciano llamado Marco Polo que recorriera todo su imperio en busca de ciudades con el único objetivo de informarle cómo eran esos asentamientos que comprendían su vasto territorio. La forma de entablar sus charlas era peculiar, pero lo más sorprendente de la relación entre el Gran Khan y el marinero se describe en este breve texto:

—Los otros embajadores me informan sobre carestías, concusiones, conjuras, o bien me señalan minas de turquesas recién descubiertas, precios ventajosos de las pieles de marta, pro- puestas de suministros de armas damasquinas. ¿Y tú? —preguntó a Polo el Gran Khan— Vuelves de comarcas tan lejanas y todo lo que sabes decirme son los pensamientos que se le ocurren al que toma el fresco por la noche sentado en el umbral de su casa. ¿De qué sirve, entonces, viajar tanto?

—Es de noche, estamos sentados en las escalinatas de tu palacio, sopla un poco de viento —respondió Marco Polo—. Cualquiera que sea la comarca que mis palabras evoquen en torno a ti, la verás desde un observatorio situado como el tuyo, aunque en lugar del palacio real haya una aldea lacustre y la brisa traiga el olor de un estuario fangoso

Las ciudades no solo están hechas de edificios, calles, árboles y colores, hay otras cosas que las conforman. Cada persona tiene y concibe una urbe diferente dentro de sí cuando la visita o la habita, pues existen elementos diversos que la hacen única para cada uno: la memoria, el deseo, los trueques, los nombres, los muertos, el cielo, los signos, la sutileza, los ojos, los gritos, etcétera.

Todos esos aspectos insignificantes, incomprensibles, algunas veces indetectables, y otras invisibles, son los que forman la imagen de los núcleos urbanos que conocemos, esas ciudades invisibles para los demás, pero memoriales para nosotros.

La exposición Ciudades Invisibles es una muestra precisamente de esas localidades que no se ven pero que existen en el interior. Basada en el libro Las ciudades invisibles de Italo Calvino, la exposición genera una narrativa que comprende una serie de piezas de artistas nacionales e internacionales, que vuelven visible alguna metrópoli del libro. En esta fabulosa exposición no encontrarás edificios o calles, sino 19 formas, emociones, sensaciones, colores y sonidos de ciudades.

Agradecemos la participación de Rodrigo Calderón, Percibald García, Francisco Orozco, Antonio Gamaliel Ramírez, Douglas Favero, Alberto Mendiola, Margarita Mendez, Ariel González, Alejandro Calvo, Rocío Santos, Octaviano Rangel y Gerardo López Granados, alumnos del tercer semestre de arquitectura del ITESM/Toluca; Julio César Santos, Rosa Martha Villanueva, Daniel Ventura, Mariana Castruita, así como del Museo de Filatelia, el Museo Infantil de Oaxaca y el Centro Cultural San Pablo.

San Francisco Telixtlahuaca: ¿de quién son los documentos?

El interés que mostró el arqueólogo Levy Vásquez para la organización del archivo de su pueblo fue motivador, por lo que hicimos un gran esfuerzo para dar pronta atención al archivo municipal de San Francisco Telixtlahuaca. Durante el diagnóstico, las autoridades nos mostraron documentos antiguos de fechas diversas. Eran aproximadamente setenta cajas de lo que llamaban “archivo muerto”. Esta denominación se contrapone a la concepción archivística, pues ningún archivo se considera muerto. Así que, desde estos apelativos, empezamos la concientización de las autoridades: “No es archivo muerto, es archivo histórico”.

En marzo de 2019 iniciamos con la limpieza y la organización del archivo. Se aspiró a detalle, debido a que las condiciones en las que estuvieron almacenados los documentos eran deplorables. Por varios años mantuvieron las cajas en un cuarto de lámina con filtraciones de agua y con nidos de pájaros, en total abandono. Levi Vásquez, encargado del archivo histórico, tiene como objetivo poner este archivo a disposición de los habitantes que se interesen por la historia del lugar. Desea que valoren lo que ahora tienen y que puedan conocer y reconocer a los personajes que han contribuido de alguna manera con su municipio. Este proyecto no es sencillo cuando el desinterés o la ignorancia de muchos se suman a la posición ventajosa de otros.

En Telixtlahuaca, como en muchos municipios del estado y del país, se han perdido documentos con el paso del tiempo. Las razones son diversas, desde los desastres naturales, la falta de conocimiento para su adecuado resguardo, el descuido total por ignorancia o desinterés, pero también, y es importante mencionarlo, la pérdida –parcial o total– de muchos archivos ha sido provocada con la intención concreta de desaparecerlos. Documentos importantes han sido quemados por las propias autoridades por considerarlos “papeles viejos”, o peor, se han vendido a externos porque su valor monetario es atractivo. También han sido sustraídos o desaparecidos porque son piezas clave en casos judiciales o agrarios. Existe otro tipo de pérdida: la apropiación de expedientes por parte de las autoridades porque los consideran de su propiedad, ya que su firma aparece en ellos. No consideran que están en el cargo comisionados por la comunidad, y que los documentos que se producen en esa administración le pertenecen al pueblo que representan. También hay que reflexionar sobre aquellos que, con ánimos coleccionistas, se llevan los documentos o libros de los municipios. Esto acontece desde hace mucho tiempo, pues no había regulación alguna al respecto.

La Ley Federal de Transparencia trajo a la vida pública del país, y a su organización, en los tres ámbitos de gobierno, un gran reto: lograr dar información objetiva y confiable, así como promover la participación de los ciudadanos. Hoy en día, conocemos el derecho que tenemos a la información, y más personas están interesadas en saber sobre el uso de los recursos, sobre las obligaciones de los entes públicos y la importancia de la protección de los datos personales. Sin embargo, este derecho no sería posible sin la información que se resguarda en los documentos donde se asientan todas la actividades y procesos que dan testimonio de los actos. Si estos documentos faltaran, no sería posible dar información fidedigna.

Esta Ley hizo visible la importancia de los archivos, sobre todo los públicos. La falta de su organización o la ausencia de ellos fue lo que dio pie a la creación de la Ley Federal de Archivos, en el año 2012, y la Ley General de Archivos, en el año 2018. En ellas, además de regularse los procesos teóricos de organización de los archivos históricos, de concentración o de trámite, se plantea de manera formal la propiedad de los archivos y con ello, las sanciones civiles y penales para quienes no cumplan con esta premisa de manera amplia. En ambas leyes se regula que no se pueden sustraer, destruir, inutilizar, alterar o mutilar los documentos, tampoco se permite trasferir la propiedad o posesión de los archivos, impedir su consulta –en el caso de los archivos históricos, y con sus reservas los de concentración y de trámite– o poner en riesgo la integridad y conservación de estos. Las leyes han sido claras, el problema actual es que no se cumplen.

El municipio de Telixtlahuaca es un ejemplo de lo que puede hacerse cuando existe el interés y el compromiso por rescatar su archivo. Dicho interés inició hace muchos años, al tratar de convencer a las autoridades anteriores de darle un espacio adecuado, de organizarlo y estudiarlo. Al no lograrlo, el archivo sufrió pérdidas importantes y también saqueos. A pesar de ello, los documentos que se han recuperado actualmente aportan mucho a la historia de este municipio y de los alrededores, pues sabemos que la historia siempre está entretejida con los pueblos vecinos. Vale la pena mencionar que la autoridad actual no solo se ha preocupado por el rescate del archivo, sino que ha edificado un espacio digno para su resguardo. Además, lucha por recuperar los documentos que en otras administraciones salieron del municipio, muchos de ellos son expedientes que dan soporte jurídico a sus posesiones territoriales.

Los archivos municipales son un patrimonio cultural tangible. Es necesario protegerlos, valorarlos, conocerlos y difundirlos. Es indispensable organizarlos y preservarlos, según las leyes que los regulan. Para lograrlo, se necesita del compromiso de todos: autoridades y sociedad. Todos somos responsables de la preservación de nuestro patrimonio, saber que nos pertenece es un elemento primordial para garantizar su defensa. El rescate de este archivo no termina al finalizar su inventario, persiste después de ello. El desafío no es solo conservar lo que se ha hallado, sino enriquecerlo con la recuperación de lo perdido

Las abejas y los meliponinos (abejas sin aguijón)

Cuando se escucha la palabra abeja, la mayoría de las personas se imaginan a “la abeja” de color amarillo con negro, que pica, vive en colmenas o enjambres y produce miel, polen y cera. Esa abeja se llama Apis mellifera, y es solo una de las 20 000 especies que existen en el mundo (2 000 en México), y la mayoría de estas no cumple con las características arriba mencionadas. Las abejas existen en todos los colores y formas imaginables, 95% de ellas –alrededor de 19 000 especies– viven de manera solitaria. Una abeja solitaria hembra, en la temporada de reproducción, construye su propio nido (que puede ser en madera, en la tierra, en plantas como el bambú o el carrizo o incluso en sustratos hechos por el ser humano como paredes, etc.); busca y deposita alimento (normalmente polen que mezcla con néctar) en diferentes divisiones del nido, y pone en cada uno de estos cubículos un huevo. En la mayoría de los casos, no le ayuda ninguna otra abeja en la construcción o alimentación; después emerge del nido y se muere antes de que su descendencia se desarrolle.

Entre estas dos formas de vida –solitarias y sociales– hay una gama más. Existen abejas comunales, es decir, dos o más hembras usan el mismo nido, pero cada una hace y aprovisiona sus propias celdas y pone un huevo en cada una de ellas. Las abejas que viven en colonias con división de labores se conocen como eusociales. Solo dos tribus, las Apini y Meliponini, son abejas altamente eusociales. Son también las únicas de las cuales se puede aprovechar su miel, ya que almacenan suficiente de ella. Todas las especies de ambas tribus producen miel.

Una diferencia entre las abejas Meliponini y Apini Meliponini es la tribu de las abejas sin aguijón, mientras que Apini es la tribu de las abejas melíferas. La tribu Apini contiene siete especies dentro de las cuales encontramos a la abeja más común y usada en la apicultura, la abeja Apis mellifera, que se conoce también con los nombres de abeja melífera, abeja europea o abeja de la miel. La tribu Meliponini contiene alrededor de 500 especies de abejas sin aguijón. De las 46 especies de abejas sin aguijón registradas en México, 35 viven en el estado de Oaxaca. Las especies están agrupadas en diferentes géneros, algunos de ellos son: Scaptotrigona, Nannotrigona, Melipona, Plebeia, etc. El término común para las abejas sin aguijón es “Meliponinos” o “Meliponini” y no “Melipona” ya que este último término solo representa un grupo de todas las abejas sin aguijón.

Algunas de las características morfológicas que separan a las abejas sin aguijón de las abejas melíferas, son las siguientes: las abejas sin aguijón son en general más pequeñas, miden de 18 a 13.5 mm. Las abejas sin aguijón poseen un aguijón atrofiado, por lo tanto, no pican. La falta de un aguijón funcional no significa que sean abejas totalmente vulnerables, sino que desarrollaron otras estrategias de defensa, como el ataque, el retiro inmediato o adaptaciones especiales en el nido. El ataque puede configurarse con mordeduras o metiéndose en el cabello, los oídos, la nariz o la boca. Las abejas sin aguijón, del género Oxytrigona, al morder dejan secreciones que contienen ácido fórmico que causa quemaduras en la piel. Otras abejas sin aguijón se retiran a su nido en cuanto perciben un peligro latente y otras cierran su entrada durante el peligro. Entre las adaptaciones particulares para la protección de la colonia existen estrategias como las de individuos guardianes, la colocación de resina en la entrada del nido o el cierre de la entrada por la noche, como es el caso de la especie Nannotrigona perilampoides.

Los dos grupos, Apini y Meliponini, también difieren en su distribución natural. Mientras que las abejas sin aguijón solo se encuentran en los trópicos, las abejas melíferas se extienden más al norte y más al sur. Sin embargo, están ausentes en América. Aunque hoy en día encontramos mucha Apis mellifera a nuestro alrededor, ¡las abejas nativas de México son las abejas sin aguijón! Gracias a los beneficios alimenticios, medicinales y prácticos de sus productos (miel, cera y propóleos), las abejas sin aguijón han tenido un valor importante en aspectos sociales, económicos y religiosos. Desde tiempos antiguos, la miel y la cera sirvieron como medicina y como objetos de comercio y tributo. También fueron utilizadas en ceremonias y rituales. Algunos pueblos integraron a las abejas sin aguijón a su cosmovisión: eran concebidas como seres sagrados a los que el cuidador ofrecía su servicio, ya que representaban un vínculo por medio del cual conectaban a su pueblo con la divinidad.

El cultivo de las abejas sin aguijón o meliponicultura se ha practicado en México por diversos pueblos indígenas desde antes de la conquista, en particular por los mayas. Aunque los productos de las abejas son apreciados, el beneficio más importante que proporcionan es la polinización de la flora silvestre y de muchas especies vegetales cultivadas. La polinización es importante porque a través de ella se reproducen muchas plantas. Este proceso es la transferencia de polen de la antera (parte masculina de flor) al estigma (parte femenina), ya sea de la misma flor o de flores de la misma especie. Con esta transferencia de polen ocurre la fertilización de la planta. Posteriormente, sigue la formación de semillas y frutos que dan a su vez nuevas plantas o son alimento para nosotros los humanos y otros animales. Con la polinización se benefician mutuamente la planta y la abeja. Así, las abejas están estrechamente relacionadas con la seguridad alimentaria de la especie humana y con el equilibrio ecológico. Por medio de la polinización garantizan la diversidad de plantas necesaria para la existencia del conjunto de animales.

Aunque es reconocida su importancia, en diferentes partes del mundo se reporta que las abejas están en declive. Existen cuatro factores claves involucrados en el descenso de los polinizadores: 1) el cambio de uso de suelo, 2) el uso de pesticidas, 3) la introducción de especies exóticas y 4) el cambio climático.

La situación actual de las abejas nos conmina a emprender acciones encaminadas a su conservación, con especial interés en las abejas sin aguijón. Pero ¿qué podemos hacer cada uno de nosotros? En primer lugar, cuidar el medio ambiente desde nuestras casas. Por ejemplo, reducir la generación de basura y separarla, limitar el uso de químicos, dejar crecer pastos y plantas nativas, etc. Puede haber conservación biológica con el buen manejo de los recursos biológicos. Podemos apoyar a los que producen alimentos de manera amigable con el medio ambiente y comprar sus productos. En el caso de las abejas sin aguijón, podemos apoyar a los meliponicultores que mantienen a sus colonias con buenas prácticas de manejo, las cuales favorecen su conservación.

Entre algunas propuestas de buenas prácticas están:

1. Transmitir la experiencia de la crianza de abejas sin aguijón a la familia y a las generaciones jóvenes para que no se pierda.
2. Impulsar la capacitación y facilitar intercambios de saberes de manera permanente.
3. Aprender de una especie resistente o de mayor abundancia en su región.
4. Obtener colmenas por medio de divisiones, trampas o rescates, para desalentar la obtención de nidales silvestres a través de tala de árboles o saqueo de nidos, colaborando en su protección.
5. Respetar la distribución natural de las diferentes especies, para evitar problemas futuros en la pérdida de biodiversidad.
6. Conservar y mejorar el entorno de las abejas, con acciones tales como la conservación de la flora y su diversidad, con el mejoramiento a través de la reforestación y/o restauración, la disminución o eliminación del uso de agroquímicos en cultivos y con la reproducción de árboles y plantas nativas que brinden alimento a las abejas.
7. Diversificar especies de abejas en los meliponarios, criando especies locales que sean viables, para no concentrarse solo en una de ellas.
8. Cosechar de forma moderada la miel, el propóleo y la cera, respetando los calendarios de cosecha y floración de la región.
9. Transformar los productos de la cosecha para agregar valor.
10. Comercializar los productos de las abejas nativas sin intermediarios, en canales cortos regionales, destacando su importancia para el uso terapéutico, principalmente.

Para una lectura más profunda sobre este tema, se puede consultar el libro Abejas sin aguijón y su cultivo en Oaxaca, México, cuya primera impresión de mil ejemplares fue realizada gracias al apoyo de la Fundación Alfredo Harp Helú Oaxaca. Una parte de esos ejemplares será entregada a las comunidades donde se llevó a cabo el trabajo de investigación, así como a bibliotecas públicas e instituciones que participaron en la investigación. El libro también se puede consultar en Internet.

El diseño de la estampilla

Hola, estimados amigos lectores del Boletín de la FAHHO, ha pasado un tiempo sin que pudiera presentar aquí algunos apuntes y reflexiones para la filatelia temática.

En estos tiempos, por la gravedad de la situación que enfrenta el mundo con el COVID-19, debemos hacer el esfuerzo de quedarnos en casa, entonces, hagámoslo con filatelia que siempre será un lugar donde podremos refugiarnos de la cruda realidad. Así que dediquemos nuestro tiempo a hacer lo que tanto nos gusta y por ahora estamos de vuelta.

En esta ocasión hablaré de las piezas interesantes por su relevancia en la producción de la estampilla, “el arte” detrás de ella, “la esencia” del impacto y además “añorada” pieza en las colecciones: el diseño original para la producción de una estampilla. Vamos a iniciar con el análisis del proceso de diseño de una estampilla (1).

El diseño definitivo es una pieza única, elaborada en distintas técnicas, desde grabado, lápiz de color, acuarela, oleos, fotografía, pasteles o técnicas mixtas e incluso digitales para darle vida a la ilustración de una estampilla. Este diseño no tiene grandes variantes al diseño impreso, en ocasiones los cambios son pequeños y se llevan a cabo en “pre-prensa”, sin embargo, no cambian la estructura del arte en él. Para llegar al final se pasa por un proceso de bocetos y/o propuestas preliminares que se descartan. La gran pregunta en esto es ¿cómo podemos identificar que son auténticos? La respuesta siempre es la misma: es casi imposible. No existe un grupo de expertos que certifique que esos “bocetos desechados” fueron elaborados previamente a la autorización de la emisión (2). Desde mi punto de vista, no creo que deban estar prohibidos, siempre y cuando exista la forma de probar que fueron elaborados como parte del proyecto de desarrollo de la estampilla. Como las firmas en él, algunos fechadores, certificados o decretos; aquí como ejemplo muestro dos casos.

Durante once años se llevó a cabo en México el concurso de diseño de estampillas donde todos los ciudadanos podían participar, para que el correo pudiera seleccionar una pieza de arte para la emisión del “Día Mundial del Correo”. Los finalistas, una pequeña selección de los participantes, pero no ganadores de la emisión, recibían un diploma con la firma del director general del Servicio Postal, director general de Operaciones del Servicio Postal y director general del Taller de Impresión de Estampillas y Valores. Quien adquiriera un diseño no aceptado de este año debería hacerlo por lo menos con el diploma que avalara la pieza. Cuando estuviera en exhibición, podría adjuntarlo en el mismo ejercicio y forma que un “certificado” se adjunta en la colección.

El boceto de Aire limpio vida sana (3) posee la firma de Emilio Obregón, quien fungió en su momento como asesor de filatelia en el Correo de México y muchas propuestas de emisiones en los años setenta fueron hechas y aprobadas por él, además, en este caso, el diseñador acepta el compromiso de la propuesta. Podemos observar la firma de Rojas, quien realizó el diseño definitivo.

Todos los diseños empleados para la fabricación de una estampilla tienen un gran valor filatélico, pero vamos a dejar clara una cosa: no son material raro, si bien es cierto que son materiales “difíciles de adquirir”, desde mi punto de vista, no es un material que podamos considerar escaso; y explico por qué. Si de manera obligatoria se requiere una pieza de arte para hacer una estampilla, solo imaginen cuántos diseños aprobados existen, al momento cientos de miles.

La dificultad está en adquirirlos, porque la mayoría está en posesión de archivos de imprentas o correos, así que los filatelistas tenemos que estar como “buitres” a la espera de la muerte (cierre definitivo) de alguna imprenta y que pongan esos archivos en posibilidad de ser adquiridos, pidiendo “al cosmos” no vayan a ser destruidos. Todos los diseños originales son muy interesantes y, por supuesto, algunos de mayor importancia que otros, por ejemplo, la relevancia de los países. Esto es esencial: un diseño para Corea es bueno, pero aún es mejor uno de Australia, técnicamente es el mismo criterio que con la selección de sellos para tu colección.

Otra de las cosas que comúnmente buscamos son los diseños de las estampillas, pero también están los diseños de enteros postales, portadas de booklets u otros materiales postales-filatélicos que forzosamente pasan por el mismo proceso.

En los eventos filatélicos me he topado con muchas de estas piezas, pero más de la mitad son diseños descartados –identificados como diseños no aprobados o diseños no aceptados– y de ellos solo un porcentaje muy bajo, me atrevo a decir que el 30% puede probarse que fueron parte de ese proceso, los demás no.

En conclusión, creo que todos tenemos claro que nuestra meta en las exhibiciones –desde las locales hasta las mundiales– es la puntuación. Uno de los principales objetivos es ganar puntos. Si ganar esos puntos depende de la calidad del material que integra nuestra colección, creo que buscar piezas con certeza de uso en el proceso es lo ideal, y si las encontramos, que sean manejables y no generen conflictos en el transporte y montaje.

Sigan haciendo filatelia, sigan disfrutando de este pasatiempo, nos leeremos pronto.

Saludos desde Querétaro.

Mitla en la mirada de José Patricio Nicoli

José Patricio Nicoli llegó a Oaxaca en la década de los setenta del siglo XIX como secretario del general sonorense Ignacio Alatorre, quien dirigía las fuerzas juaristas para pacificar el estado sureño, desestabilizado por Porfirio Díaz y su Plan de la Noria. Nicoli aprovechó la estancia para visitar algunos pueblos “cercanos” a la capital oaxaqueña, entre ellos, Cuilapam, Santa María del Tule y Mitla. Sobre lo que vio en aquellos lugares, Nicoli escribió una serie de notas que, con el título de Recuerdos de Oaxaca, fueron publicadas, primero, en el diario El Federalista, y en 1875, en el periódico oaxaqueño El Regenerador.

En la nota dedicada a Mitla, Nicoli señala que el nombre de ese lugar en zapoteco es Lioaba, que significa ‘lugar de descanso’, “[…] porque aquí venían a descansar para siempre los monarcas de la nación”. Nicoli se admiraba de la capacidad que habían tenido los antiguos habitantes de Mitla para construir sus edificios y decorarlos con “mosaicos de piedra porfirítica primorosamente labrados”, pues, antes de la llegada de los españoles no poseían herramientas de hierro. Al ahora llamado Palacio de las Columnas lo describía como “una sala amplia y elevada, con seis columnas de pórfido que han provocado la admiración de los viajeros”.

Llama la atención que Nicoli cita las observaciones que había hecho Eduard Mühlenpfordt –originario de Hannover, Alemania– quien, en la década de los veinte del siglo XIX, había llegado a México como empleado de la empresa británica Mexican Company: “Con cuánta elocuencia expresa su indignación el célebre viajero alemán Mühlenpfordt, visitando las ruinas en 1830, el amigo de la historia antigua, no sólo de este país sino de todo el género humano, no puede, sino con profundo dolor, contemplar la destrucción de estos monumentos tan notables”. Es probable que Nicoli haya tenido a su alcance un manuscrito del alemán sobre Mitla, que todavía en 1835 formaba parte del acervo del Instituto de Ciencias y Artes del Estado de Oaxaca.

Nicoli concluye su nota celebrando que, para fortuna de los amigos del arte y la historia antigua, no se había cumplido la profecía de un anticuario oaxaqueño, quien, en 1852, aseguró que dos años de total abandono bastaban para la destrucción completa de los edificios de Mitla: “[Aún] se levantaba como un vapor la memoria de un pueblo grande, aunque desconocido”.

Patricio Nicoli es parte de quienes escribieron sobre Mitla en el siglo XIX; lista integrada por el matemático alemán Eduard Mühlenpfordt (1830), el expedicionario francés Désiré Charnay (1857), y el norteamericano Adolph F. Bandeleir (1881)

Almácigo

Rafael Pérez Pablo, 13 años, Capulálpam de Méndez.

YO SOY

Yo soy como la cascada que fluye en el bosque fuerte y ruidosa
tan fuerte como el rugido del viento

que aunque no se escucha se siente

Soy una montaña
que se puede ver a la distancia y no deja de ser una montaña

Como aquel árbol que nos recuerda
lo pequeños que somos en el mundo.

Pospeica

La fotografía estenopeica se ha convertido en una herramienta importante de creación artística y pedagógica para agrupaciones en Latinoamérica, en especial para Oaxaca Estenopeica y el Movimiento de Fotógrafos quienes llevan desarrollando esta técnica no solo como iniciación en la fotografía, sino como una narrativa que ha trascendido las fronteras. Es así como, en el año 2019, para la décima celebración de la Semana Estenopeica en la ciudad de Oaxaca, México, se realizó el encuentro de las dos agrupaciones que dieron a conocer sus trabajos, puntos de coincidencia y sus diferencias en cuanto al manejo de la técnica estenopeica. En estas múltiples charlas se planteó fortalecer los lazos existentes entre los dos colectivos y diseñar un proyecto donde se involucren tanto las organizadoras como los grupos de creación de cada país.

Es así como nace Postpeica, intercambio de postales estenopeicas entre Oaxaca, México; Medellín y Bogotá en Colombia y Buenos Aires en Argentina, que han sido enviadas a través del correo postal tradicional de cada país durante un año, comprendido entre mayo de 2019 y mayo de 2020. Entre las temáticas utilizadas se encuentran: entorno, mercados, muertos y gesto. La intensión es fortalecer y circular la producción artística de cada grupo con la única premisa de no salir del formato 10 x 12 cm. Durante los primeros envíos se evidenció el desarrollo de piezas intervenidas análogamente con diferentes técnicas pictóricas y copiadas en diferentes soportes, tales como papel, madera y tela.

Como parte de la socialización del proyecto se planteó realizar una muestra física en cada país participante en una fecha simultánea, donde cada colectivo expondrá el material recibido, acompañado de una reflexión del proceso que se vivió con cada grupo, como la posibilidad de hacer video charlas con los artistas estenopeicos participantes.

POSTPEICA, UN PROYECTO COLECTIVO
Tania Rubiños

Un buen día de mayo del año pasado, la artista colombiana Andrea Melo nos invitó a platicar sobre un proyecto filatélico. Andrea es cofundadora del Movimiento de Fotógrafos que nació en Bogotá en 2012. En esta organización participan también artistas plásticos y visuales, quienes utilizan la fotografía –en especial la técnica estenopeica– como herramienta en la creación artística articulada con otros lenguajes como el audiovisual y la literatura.

Sin saber más sobre el proyecto fui con Gaby Silva al museo de Filatelia de Oaxaca para platicar con Luz Santiago, responsable del área de Difusión, y con Andrea, quien nos planteó realizar un intercambio internacional de postales, cosa que me entusiasmó muchísimo.

El proyecto tendría tres ejes: fotografía estenopeica, postales e intervención, pero creció con la experiencia y el conocimiento de María Luisa Santos de Oaxaca Estenopeica y varios artistas de otros estados. El grupo de México ya estaba conformado. Andrea regresó a Colombia para organizar un equipo allá, y a la par, en Argentina, Gilda Azema se organizó con un grupo de fotógrafas para participar. Fue así como surgió Postpeica, desde Oaxaca y en colaboración con el MUFI, dándose un intercambio de postales estenopeicas entre tres países de Latinoamérica.

Si bien no todos los participantes nos hemos visto en persona, la Semana de la Fotografía Estenopeica en Oaxaca, organizada por Oaxaca Estenopeica, es nuestro punto de encuentro. Con este proyecto hemos aprendido sobre la técnica, otros nos han enseñado o, simplemente, ha sido el medio para compartir. Postpeica es una consecuencia de ese maravilloso proyecto.

Durante un año nos reunimos para charlar sobre el nombre del proyecto, los temas para fotografiar o intervenir, hacer el envío de las postales, etc. También nos topamos con distintas circunstancias, como el tiempo que requería que las postales llegasen a su destino, o cuando fueran retenidas en la aduana. Lo mejor era cuando llegaban y veíamos el trabajo que cada participante había dedicado al realizar su postal. Era un momento que llenaba de alegría y emoción. También fue enriquecedor observar las similitudes culturales o la diversidad con la que cada quien aborda la técnica. Antes de terminar, quiero mencionar que un factor clave para el proyecto fue el servicio de correo postal de México, Colombia y Argentina, gracias a este nuestras postales llegaron a las manos de quienes participamos.

PARTICIPANTES

COLOMBIA
Laura Viviana Moreno (Colectivo dónde habito), Luis Carlos Camargo (Colectivo Cámara Parlante), Francesco Tetti (Relatos Internos) y Andrea Melo (Movimiento de Fotógrafos).

ARGENTINA
Carla Menchi (Colectivo 60), Ximena Astudillo Delgado y Gilda Cecilia Azema.

MÉXICO
Gabriela Silva, Sandra Escobedo, Itamar Martínez, Itzel González (Fotoclub), Yatiní Domínguez, Alejandra Ortega y Pako Altamirano (Colectivo Imagen Periférica), Nicandi Santibáñez (Efímeros), Héctor Lara (Entidades Olvidadas), Rosalba Bustamante (Flujo), María Luisa Santos (Oaxaca Estenopeica) y Tania Rubiños (Cholula Postal Contemporánea).

Perfil en Instagram: @postpeica Numerales usados en las publicaciones: #artecorreoestenopeico #postpeica #postpeicaoaxaca #postpeicabuenosaires #postpeicamedellinbogota #pinhole #pinholecamera

Nadie puede amar lo que no conoce

Bajo esta premisa se crea Sesenta y ocho voces sesenta y ocho corazones, una serie de cuentos de tradición oral ilustrados, animados y narrados en las 68 lenguas originarias de México, con el objetivo de dar a conocer la gran riqueza étnica, lingüística y cultural que somos y a través del conocimiento y amor hacia estas culturas, y ayudar a disminuir la discriminación que sufren; así como empoderar a todos los que son parte de una comunidad indígena, enaltecer el orgullo de ser parte de esta, el rescate de su identidad y el orgullo, respeto y uso de su lengua.

“Cuando muere una lengua, se cierra a todos los pueblos del mundo una ventana, una puerta: la humanidad se empobrece”. Con estas palabras de Miguel Léon Portilla logramos unir los puntos que crearon este proyecto. Al leer su poema hace seis años me fue muy claro por qué debíamos hacer esto, la importancia de las lenguas, de su uso y no olvido.

Desde Hola Combo, productora de la serie, creemos totalmente en la responsabilidad que tenemos como medio de comunicación. Tenemos un especial interés en los proyectos de enfoque social, y en estos años con Sesenta y ocho voces todos hemos ido creciendo, aprendiendo y madurando. La serie comenzó siendo un proyecto de investigación y ha ido cambiando a un trabajo de campo con la participación de las comunidades para llegar a un resultado en conjunto “con” la comunidad y no solo “para” la comunidad.

Se ha dado voz a los adultos mayores y recibido el consejo de las comunidades para que ellos mismos nos digan qué historia les gustaría retratar. Hemos invitado a los niños a dibujar el cuento para que, en conjunto con ilustradores contemporáneos, hagan una reinterpretación de la cultura, que deja implícito que son comunidades y culturas actuales, en constante movimiento, con jóvenes haciendo arte, música y literatura. Es por esto que Sesenta y ocho voces no busca ser un acervo estático, sino una chispa que ayude a generar acciones dentro y fuera de la comunidad.

La lengua no es solo una serie de signos o sonidos, la lengua es tan solo la punta del iceberg, representante de una comunidad llena de saberes, tradiciones, arte, música, formas de ver y sentir el mundo, de conectarse con la naturaleza y con la muerte. Las lenguas son un vínculo con la identidad de cada quien. Por lo tanto todos los niños deben tener el derecho a aprender, a jugar, leer, soñar en su lengua materna. Responsabilidad que nos toca a todos como familia, sociedad, escuela y estado.

Hemos visto en algunas comunidades que las madres no quieren que sus hijos hablen su lengua para que no sufran lo que ellas pasaron, como a los adultos mayores les tocó en su niñez ser castigados por hablar en su lengua materna, el shock de entrar a una escuela con una lengua totalmente diferente a la suya y el ser rechazados y discriminados al moverse fuera de sus comunidades. Sin embargo, es una situación que poco a poco ha ido cambiando y que nos toca apoyar para generar conciencia confiando en que podemos construir entre todos un mundo mejor desde donde nos toca a cada quien.

A la fecha llevamos 35 lenguas retratadas más tres en desarrollo. Aún estamos a mitad de camino pero continuaremos en la ruta ayudando a visibilizar a estos 68 corazones que nos engrandecen como mexicanos.

El Museo Infantil de Oaxaca te invita a conocer el arte de Sesenta y ocho voces sesenta y ocho corazones.

#BOCADILLOSDEACANTILADO

Bajo el título de Cuadernos del Acantilado, la editorial española Acantilado ha publicado una colección de libros de bolsillo que resultan deliciosos bocadillos para los lectores. Podemos encontrar piezas que van desde compilados de artículos (como Las rosas, de Eça de Queirós, publicado en fascículos en la Gazeta de Notícias de Río de Janeiro en 1893); extractos de obras mayores (Miguel Ángel Bounarroti, florentino, recogido de Le vite de’ più eccellenti pittori, scultori e architettori, del pintor y arquitecto italiano Giorgio Vasari, publicado en 1550); hasta piezas contemporáneas como las del barcelonés Rafael Argullol, el nobel húngaro Imre Kertész o el multifacético Sławomir Mrożek. Todas piezas cortas de literatura escogidas para un deleite de sobremesa.

La vida para principiantes de Sławomir Mrożek
En “La rutina”, uno de los 39 relatos que conforman La vida para principiantes, el autor polaco Sławomir Mrożek narra la monótona tarde de trabajo de un cuerpo de bomberos: “apagar incendios y salvar a las personas que quieren suicidarse”. Un trabajo tan frecuente que el capitán ya se conoce de memoria el papel que debe representar. Entiende a su público. Sabe que su completa satisfacción depende del timing. Deja que se junte gente bajo el edificio, espera a que lleguen los periodistas y los que venden la confitería, acomoda con cadencia la escalera, la sube poco a poco. ¿Y las preguntas…? ¡Ahhh… las preguntas! debe hacerlas en un orden estricto e implacable, su efecto progresivo se ha estudiado en cada detalle con la finalidad de establecer el momento perfecto para el rescate. Así, todas las tardes se ejecuta de manera quirúrgica esta puesta en escena, salvo que un día al capitán se le haya olvidado ponerse su ropa interior térmica y tenga mucho frío o hambre o que de repente, no sé, la vista desde lo alto…

La vida para principiantes es una antología temática cuyo humor raya en lo surrealista. Mrożek se burla de él mismo, de sus ideales hechos trizas con la edad, del arte, de la jubilación, del terror, de los negocios, de la política, de todo, todo el mundo.

Drink time! (En compañía de Patrick Leigh Fermor) de Dolores Payás
En este libro, la escritora española, Dolores Payás, nos acerca al mundo personal de Patrick Leigth Fermor, el mítico autor y viajero por excelencia. Nos pone sobre la mesa una trayectoria biográfica paralela a la de una novela de aventuras. En diciembre de 1933, con dieciocho años, una cazadora de cuero, dos mudas de ropa, un volumen de las Cinco odas de Horacio, un cuaderno y un atado de lápices, Patrick partió de Londres con primer destino a Constantinopla. De Turquía marchó a Grecia y en Atenas se enamoró de la princesa rumana Balasa Cantacuzène, con quien vivió en Moldavia por varios años. Al inicio de la Segunda Guerra Mundial, Paddy se enlistó en el Ejército británico convencido de volver pocos meses más tarde; sin embargo, los estragos de la guerra partieron al mundo. A su regreso, Balasa y su hermana habían desaparecido sin rastro. No las encontró, sino hasta 25 años después, en el ático de un edificio en Bucarest, donde daban clases de lenguas extrajeras.

Si esto no suena a una novela ¿qué parece esto otro? En 1940, como oficial inglés, Paddy fue reclutado por los servicios de inteligencia griega para luchar contra los invasores italianos, al caer su brigada, tuvo que vivir escondido año y medio en las cuevas de Creta, desde donde coordinó a la legendaria Resistencia griega. Después de la rendición de Italia, organizó un comando para secuestrar al general Kreipe, un alto mando alemán que vivía en la isla. La operación se ejecutó de forma brillante, imaginativa y arriesgada, raptando al general en las narices de las tropas enemigas. En los días siguientes al rapto, tuvieron que moverse sin cesar por las cumbres escarpadas y sucedió que una mañana, al romper el alba, el prisionero miró el magnífico paisaje que yacía a sus pies y susurró en latín: “Vides ut alta stet nive candidum/ Soracte nec iam sustineant onus”, versos que Paddy completó con un cigarrillo en la boca: “Silvae leborantes, geluque/ Flumina constiterint acuto?” (¿No ves al [monte] Soracte encanecido/ por la espesa nieve, y los bosques/ agobiados por su carga, y los ríos/ detenidos por el punzante hielo?). Eran los primeros versos de “Ad Thaliarchum”, una de las odas del poeta Horacio, una de las pocas que se sabía de memoria.

Pasajes como estos son a los que Dolores Payás nos acerca. Conocemos los últimos años de un autor que vivía en una casa vuelta biblioteca en la parte más agreste de la península de Mani, resguardado por un ejército de gatos y participando de rituales bohemios que siempre comenzaban con: Time for a drink!

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