La insustituible presencia activa de Adabi para la Fundación Ajaraca

A la muerte de Ruth D. Lechuga, experta en arte popular, fotógrafa y coleccionista, la editorial Artes de México recibió la noticia de que había heredado su acervo fotográfico. Más de sesenta mil imágenes impactantes e insustituibles de un México que ha ido desapareciendo. Documentó en 23 estados paisajes, arqueología, mercados, artesanos en pleno trabajo, además de sus fiestas tradicionales, danzas, rituales y el uso de las máscaras, mujeres y hombres en su vida cotidiana, entre otros escenarios.

Durante más de 40 años, esta mexicana de origen austriaco recorrió el país cazando fragmentos de una realidad visual excepcional. Al mismo tiempo, benefició de diferentes maneras, y desinteresadamente, a muchos artesanos de todas las ramas que reconocían su profundo interés en ellos y en su trabajo. Fui testigo de cómo la abrazaban con inmensa emoción cuando la encontraban. Ruth también fue mentora en los estudios del arte popular que Artes de México emprendió desde sus inicios. Sin sus consejos y conocimiento no habríamos explorado a profundidad muchos de estos temas. Conscientes de la enorme responsabilidad que enfrentábamos, nuestro deber consistía en aprender cómo resguardar este patrimonio cultural invaluable y convertirlo en un archivo.

El camino no era fácil, pero gracias a la visión y los consejos de un hombre visionario, culto y generoso, Alejandro Soberón que nos recomendó crear una fundación, nació Ajaraca A. C., organismo independiente de la editorial Artes de México. Crear esa nueva asociación civil fue una ardua y larga labor que llevó meses. Primero se formó un Consejo con cinco participantes, generosos y activos, que redactarían el reglamento y darían seguimiento a los pasos de Ajaraca para realizar un riguroso plan de trabajo de rescate y salvaguarda de ese patrimonio. Conociendo la labor de Adabi, las nuevas integrantes ejecutivas de Ajaraca, Brenda Chávez y Myriam Ramírez, se pusieron en contacto con esta excepcional institución. Desde el principio recibieron no solamente una asesoría invaluable, sino un seguimiento puntual que evitó los errores comunes que solo los profesionales de los archivos conocen de sobra.

Con la mejor disposición y profesionalismo, en Ajaraca se fueron aplicando todos los consejos e indicaciones de Adabi. A los cuatro años de estudiar, limpiar, organizar, clasificar, digitalizar y resguardar cada una de las fotografías, Ajaraca recibe con gran alegría el reconocimiento del Acervo Ruth Lechuga como parte de Memoria del Mundo México, que otorga la UNESCO. Sin esa mirada atenta, generosa y sabia que nos brindó Adabi, el proceso se habría alargado. Su apoyo inyectó inteligencia, sabiduría y velocidad a este proyecto fundamental para la memoria visual e histórica de México y del mundo.


Los 3Ríos

Niña tzotzil de Chiapas, fotografía de Adalberto Ríos Szalay.

Archivos Compartidos 3Ríos es un acervo fotográfico digital, resultado de la obra de tres académicos de la Universidad de Morelos. Este proyecto fue iniciado hace 53 años por Adalberto Ríos Szalay, quien comenzó a utilizar la fotografía en la UNAM y la UAEM para dar realismo a la cátedra y estimular el interés de los estudiantes por nuestro entorno.

Tiempo después, con enfoques propios y formaciones distintas se unieron al proyecto el maestro Adalberto Ríos Lanz y el Dr. Ernesto Ríos Lanz; desde entonces el esfuerzo de los 3Ríos se ha enfocado en el registro, documentación y sistematización de hechos ejemplares y unicidades que caracterizan a la biodiversidad mexicana y a la pluralidad cultural de nuestro país, de América Latina y otras naciones, intentando generar el diseño de un sistema de archivo que respondiera a las necesidades académicas y aprovechara los crecientes avances tecnológicos.

El enfoque de nuestro trabajo es holístico, esto significa que fotografiamos paisajes como manglares, selvas y desiertos; zonas arqueológicas, obras del barroco mexicano, centros de investigación, viviendas vernáculas, productos agrícolas, instalaciones fabriles, museos o múltiples mesas mexicanas. Así hemos viajado, en mayor o menor grado, por el total de los estados mexicanos y 44 países de cinco continentes.

Los alcances limitados, propios de la era análoga, se multiplicaron con la llegada de la etapa digital, tanto en las labores de registro en campo, como en la sistematización y las promisorias formas de difusión, propias de la tecnología cibernética. El incipiente esfuerzo para crear un acervo funcional entró en una dinámica que se distingue por su permanente y vertiginoso avance.

Nos ha tocado migrar entre dos etapas: la análoga y la digital, hecho tan trascendente como el cambio de eras. Tal tránsito, acorde al momento que vivimos, y sobre todo de cara al futuro, requiere de apoyos profesionales especializados, infraestructura, capacitación y recursos, cuando, paradójicamente, éstos han menguado.

La visión y las acciones a futuro necesitan de la suma de esfuerzos para innovar y generar propuestas con prospectiva, de ahí la importancia de instituciones vanguardistas como Adabi, que respalda proyectos para la salvaguarda, accesibilidad, difusión y desarrollo de acervos y colecciones significativas para preservar la memoria e imaginar el futuro.

El equipo de Adabi comenzó por evaluar, con rigor y método, nuestro trabajo, hecho que celebramos por el cuidado, transparencia y respeto que deben caracterizar a las acciones académicas. Nos orientaron, hicieron sugerencias y posibilitaron visualizar opciones para modernizarnos y compartir, de manera pública y gratuita, nuestros archivos.

Nos estimularon para consolidar un esquema de complejidad y transdisciplinariedad que nos permitiera convocar a especialistas. Para efectos de documentación y creación de cuerpos de conocimientos, se crearon distintas modalidades de divulgación, desde publicaciones electrónicas hasta exposiciones y páginas de internet.

Nos contactaron con museos y centros culturales en Oaxaca para complementar un levantamiento sobre arte textil en San Antonino, mismo que alimentó un proyecto de interacción cultural con Hungría, y nos estimularon para atender la convocatoria de la UNESCO, que nos permitió ser inscritos como Memoria del Mundo, registro que reconocemos como un compromiso para consolidar y avanzar en nuestro sistema, un modelo vivo y dinámico al alcance de la población.


Historia y difusión

Exposición “Soñar libros” en la Biblioteca José Lorenzo Cossío y Cosío, Ciudad de México.

Este 2023, la Coordinación de Difusión de Adabi cumple su primera década de existencia. Creada con la intención de apoyar la celebración del décimo aniversario de la asociación (en 2013), la Coordinación reunió los esfuerzos previos de sus pares, ya que destacaban las acciones que se llevaban a cabo en cada coordinación, así como las propias de la institución. El plan de festejos pensado para el décimo aniversario partió de la premisa de que las distintas instituciones a las que Adabi había apoyado reconocieran públicamente tanto el patrocinio a los trabajos concretos de la institución, como la divulgación de su labor, además de la celebración que, con motivo de la presentación de publicaciones, se venía conmemorando en la capilla del Colegio de Vizcaínas desde años atrás.

El primer año de la Coordinación transcurrió con la preparación de una diversidad de actividades dirigidas, por un lado, a una concurrencia especializada, y por otro, a un público infantil. Por medio de exposiciones, ciclos de cine, conferencias, presentaciones de libros, talleres para niños, programas de radio, redes sociales y el sitio web. De manera local y en diferentes estados, se presentó el proyecto de trabajo de Adabi que se había desarrollado durante sus primeros 10 años, además de los resultados obtenidos.

A partir de 2013, la Coordinación de Difusión dio continuidad a las funciones que le fueron encomendadas desde el inicio: la divulgación de las actividades de la asociación en general y de los proyectos a cargo de las otras coordinaciones, además de lo referente al tema del patrimonio documental en México y el mundo. Esta labor se desplegó por los medios ya acreditados, como el sitio web —que a la fecha lleva tres diseños—, las redes sociales (Facebook, Twitter, Instagram y YouTube) y el boletín mensual, Voces de la Memoria, que ha llegado a 123 números.

De igual manera, con el paso de los años se han construido relaciones de colaboración con diferentes instituciones que, sin duda, han dado buenos frutos para todos los involucrados y sus correspondientes públicos y que han incidido necesariamente dentro de la numeralia de la Coordinación. Instituciones nacionales, privadas, públicas, asociaciones y otras organizaciones han unido sus esfuerzos con los de Adabi a lo largo de esta década para potenciarse a sí mismas y apoyar a la divulgación de su cometido.

Entre las actividades presenciales que se han mantenido durante siete años podemos mencionar las Tertulias de Adabi, presentaciones bimestrales que unen a especialistas y un público general en temas variados de la historia cultural de México, y que ya han alcanzado las 42 emisiones (presenciales y virtuales) con invitados nacionales e internacionales.

De las tareas sistemáticas que ha emprendido el área de Difusión se encuentra la capacitación en diferentes temas relacionados con la actividad cotidiana de la asociación, como el desarrollo de proyectos o la introducción del tema de los indicadores en las instituciones que manejan el patrimonio documental; de igual manera, el curso digital mejor recibido por parte de los seguidores de Adabi fue “Los recetarios como fuentes históricas”, lanzado en 2020, con un total de 246 participantes de diversas nacionalidades.

La organización de actividades académicas ha sido también una constante en los últimos años, participando en ellas personas destacadas en su campo de estudio, mismas que abordaron temas que se apreciaron necesarios para la conservación y desarrollo del patrimonio documental mexicano.


“Diario de historias”

En este 20 aniversario de Adabi quiero expresar mi más sincera gratitud por todo el apoyo brindado a lo largo de diez años para la difusión del ejemplar mensual de “Diario de Historias, crónicas de viaje por Archivos y Bibliotecas”.

En una primera etapa, el ejemplar fue publicado en su sección de noticias; después, en su boletín de la primera época y, finalmente, en Voces de la Memoria. En esta labor reconozco la enorme gentileza de todo el equipo de Adabi, en especial de la Dra. María Isabel Grañén, de la Dra. Stella González y de Fabiola Monroy.

Esta relación con la asociación se originó a principios de 2012, cuando visité a la Dra. Stella González Cicero con la finalidad de pedirle orientación para iniciar un proyecto que aún no tenía muy claro, pero cuyo propósito era difundir las actividades realizadas en algunos archivos y bibliotecas que había visitado fuera de México, particularmente en Venezuela, en donde radicaba en ese momento.

El encuentro con Stella me ayudó a concretar la propuesta. Así, en enero de 2013 le envié los primeros dos ejemplares de “Diario de Historias”, diseñados al estilo de un periódico mensual de noticias sobre archivos, bibliotecas, viajes e investigación histórica. Desde entonces ella fue muy receptiva porque abrió las puertas de Adabi para ofrecer un espacio valiosísimo en el que el Diario se difundió de forma ágil e inmediata: el sitio web de la asociación.

Desde que conozco a Stella González Cicero —en su época como directora del Archivo General de la Nación (2000-2003) y a lo largo de su trayectoria en Adabi— he admirado mucho su habilidad para escuchar pacientemente a toda aquella persona que le pide consejos o le propone actividades, y suele encontrar soluciones viables para lo que le plantean. Adicionalmente, su experiencia profesional, su excelente disposición y buen trato hacen que acudamos a ella con confianza anticipando que sus recomendaciones serán siempre propositivas y realistas.

Como parte de las celebraciones del 20 aniversario de la asociación, extiendo mis más sinceras felicitaciones a todo el equipo que la integra por su incansable labor a lo largo de dos décadas a favor del desarrollo de los archivos y bibliotecas.

También por ser una aliada comprometida con la labor de los archivistas e historiadores independientes, a quienes nos ha dado la oportunidad de ejercer nuestra profesión con libertad para compartir nuestros proyectos e iniciativas.


El Fondo Editorial de Adabi

Adabi tiene como propósito rescatar, conservar y difundir la memoria escrita del país resguardada en los acervos documentales y bibliográficos; de esta manera, a lo largo de 20 años, y con gran satisfacción, ha transformado el panorama contribuyendo a la solución de las necesidades que los acervos requieren y, además, ha promovido, por medio de diversas series de publicaciones, su importancia para la sociedad.

La escritura ha sido utilizada por las civilizaciones para registrar y conservar su memoria en beneficio de las futuras generaciones. En ese sentido, el legado escrito de los mexicanos es particularmente rico y los testimonios manuscritos e impresos resultan incontables; sin embargo, la mayoría de las veces se encuentran en condiciones vulnerables, por ello Adabi realiza diversas acciones para que no queden en el olvido ni desaparezcan por las condiciones inhóspitas en las que se encuentran. El último proceso en la metodología trabajada por Adabi durante dos décadas para recuperar esta memoria es la publicación de instrumentos y de textos que permiten la consulta y la difusión del conocimiento de los repositorios que custodian la memoria.

El Fondo Editorial de Adabi ha logrado constituirse como un legado de voces del pasado que se han hecho presentes. El ser humano es esencialmente alguien que olvida, aun cuando el conocimiento queda depositado en la memoria; al respecto, San Agustín incide en la cantidad de datos conocidos que allí están conservados, aunque no sean utilizados hasta después de muchos años: […] las mismas cosas, si las dejara de recordar de tiempo en tiempo, de tal modo vuelven a sumergirse y sepultarse en sus más ocultos penetrales, es preciso, como si fuesen nuevas, hallarlas por segunda vez en este lugar y juntarlas de nuevo para que puedan ser sabidas, esto es, recogerlas como de cierta dispersión. Traer al presente testimonios imperecederos es nuestra labor cotidiana como asociación. Durante dos décadas hemos trabajado para que el olvido no desvanezca la memoria, ya que algo parecido sucede con los libros de fondos antiguos y con los documentos de archivos históricos, estos son testimonios tangibles de la palabra escrita que han permanecido guardados y muchas veces han sido olvidados durante años. Sabemos que existen, que custodian conocimientos y que, en determinado momento, volverán a ser valiosos, ya sea como fuentes primarias de información, para documentar sucesos históricos o simplemente para deleitarnos con su contenido estético.

En Adabi hemos hecho uso de la palabra impresa como un recurso para que la memoria histórica perdure; de esta manera, el lenguaje escrito es depositario de grandes experiencias olvidadas y, sobre todo, de conocimientos atemporales, de modo que si queremos rescatar el sentido humano que poseen estas experiencias debemos ir más allá de la fuerza expresiva de la palabra memoria y situar el pasado en una perspectiva más cercana.

Las publicaciones de Adabi se han transformado en emisarias de esas voces que permiten que el valor de cada documento, o libro rescatado, llegue a otro tiempo; desempolvar para conocer y preservar para revalorizar.

Como editorial, Adabi ha determinado procedimientos para la gestión, edición, publicación y distribución de textos de la comunidad académica y de quienes desempeñan sus tareas y enriquecen con sus experiencias que han contribuido a la formación de estudiantes, la divulgación de saberes, la difusión de resultados de investigación y al desarrollo integral de la sociedad. De ahí que cuente con diversas series editoriales que se adapten a los contenidos y a las necesidades de cada proyecto emprendido y que promuevan el libre acceso al conocimiento permitiendo su transferencia y retroalimentación.

Nos enorgullece saber que en México y otras partes del mundo somos bibliografía recomendada sobre archivística, conservación y libro antiguo; que los títulos publicados por Adabi son citados como fuente fidedigna de información en diversas tesis y en libros relacionados con la conservación del patrimonio documental.

La Coordinación de Publicaciones ha sido testigo del transitar de múltiples instituciones que proporcionan sus textos para sumarse a nuestro fondo editorial, esto como resultado del apoyo obtenido por la asociación a quienes han buscado que el fruto de su trabajo, ya sea de investigación en fuentes primarias o de aportaciones que se relacionan con el quehacer en los archivos y bibliotecas, forme parte de nuestros títulos.

Cada título que Adabi publica es una invitación para que quienes custodian o tienen a su cargo los acervos difundan sus contenidos y permitan su consulta al público, para fomentar que los investigadores realicen sus estudios utilizando como fuente primaria de información el material resguardado.

Más allá de publicar títulos y de dar a conocer resultados, la labor editorial de la asociación nos adentra en el quehacer de las instituciones para continuar preservando la memoria histórica que custodian. Más allá de los frutos obtenidos, se encuentra la relación con quienes se han fortalecido lazos institucionales dejando la certeza de lograr que perdure el conocimiento para generaciones presentes y futuras.


Tal como el faro del puerto

Exposición de las publicaciones de Adabi, “Ex Fumo in Lucem”, en la Biblioteca Miguel Lerdo de Tejada,
Ciudad de México.

Tal como el faro del puerto ayuda a los navegantes a tocar tierra, desde hace dos décadas Adabi ha sido una institución que no solo rescata, preserva y difunde el patrimonio documental y bibliográfico de nuestro país, también mediante sus amplios y detallados instrumentos de consulta ofrece al público en general y al investigador especializado un conjunto de instrumentos de gran calidad y precisión que nos permiten orientar nuestras pesquisas en el inconmensurable mar de datos que poseen los acervos documentales públicos y privados de nuestro país. En consecuencia, y aunque no resulte necesario, doy fe de la gran trascendencia y beneficios que el trabajo constante de todos aquellos que integran Adabi ha reportado, no solo para la preservación del patrimonio documental, sino para el enriquecimiento de la memoria de los mexicanos en buena parte del territorio.

Es por demás conocido por el gremio de historiadores que Adabi ha rescatado, literalmente, de sótanos, bodegas y hasta depósitos destinados a desaparecer por efecto del tiempo y la dolorosa indiferencia, repositorios de enorme valor histórico. Bajo la siempre atinada dirección de nuestras queridas doctoras Isabel Grañén Porrúa y Stella González Cicero, el equipo de trabajo que integra esta asociación ha conseguido en gran medida que las generaciones futuras cuenten con los registros documentales que les ayudarán a comprender su propio devenir histórico y así, y solo así, continuar con la construcción de una sociedad cada vez mejor.

De manera muy especial quiero expresar mi más profundo agradecimiento a la asociación por el gran apoyo que desde su fundación ha conferido a la investigación sobre la presencia en México de la primera sociedad económica emanada de la Ilustración hispánica durante la segunda mitad del siglo XVIII: La Real Sociedad Bascongada de los Amigos del País. Gracias al íntimo vínculo entre Adabi y el centenario colegio de San Ignacio de Loyola, Vizcaínas, no solo se realizó la catalogación del fondo documental que da cuenta pormenorizada de los socios que la Bascongada tenía en la Nueva España, pues gracias a un proyecto de coedición entre ambas instituciones fue posible publicar el libro La Real Sociedad Bascongada y el proyecto vasco-novohispano de la Cofradía de Nuestra Señora de Aránzazu, 1791-1850, obra fundamentada en esta inédita y hasta hace poco desconocida fuente documental.

Aun cuando es de gran interés dar voz y rostro a los 115 socios de la Bascongada que entre 1791 y 1793 reportaban sus cuotas mediante la Cofradía de Nuestra Señora de Aránzazu de la Ciudad de México, gracias a los catálogos y publicaciones conformados, editados y distribuidos por Adabi, las investigaciones sobre este y otros temas relativos a la intensa relación que mantuvieron la Nueva España y la Península Ibérica durante casi tres siglos aún representan tierra fértil para nuevas investigaciones.

¡Enhorabuena por los veinte años de gran labor en pro de la memoria de México!


Adabi y la memoria del mundode la UNESCO

Fotografía de Manuel Álvarez Bravo. Archivo Casa MAB.

Después de dos décadas de impulsar, crear y optimizar proyectos en beneficio del rescate del patrimonio documental y bibliográfico del país, Adabi, con el firme compromiso de auxiliar toda iniciativa para la correcta preservación de una gran diversidad de fuentes de información completa una valiosa experiencia que hoy la posiciona como aliada de las instituciones que aspiran a ser parte del programa Memoria del Mundo de la UNESCO. Gracias a dicho apoyo, algunos de estos custodios, que iniciaron con el rescate de sus colecciones, lograron modificar drásticamente su destino mediante el mejoramiento y control de las condiciones de acceso y salvaguarda de la memoria documental y herencia cultural a su cargo.

La labor refiere a resultados de gran incidencia que, en menor o mayor medida han logrado revertir la falta de herramientas para asegurar la preservación y difusión de notables contenidos plasmados en una gama de ejemplares bibliográficos, gráficos, fotográficos, hemerográficos y documentales, ahora finalmente convertidos en instrumentos que contribuyen al conocimiento de una sociedad, una época o un lugar específico.

De esta manera, la trascendencia y repercusión de aquellos casos notables que fueron apoyados por Adabi mediante proyectos sirvieron de base para la postulación que permitió su integración y certificación para formar parte de los programas Memoria del Mundo de México, Memoria del Mundo de América Latina y el Caribe y Memoria del Mundo Internacional.

Es así que de forma muy breve se enunciarán cada uno de estos casos de éxito donde la entrega de Adabi repercute al sentar las bases para el reconocimiento y certificación de cada vez más fuentes de información.

•Archivo General Municipal de Puebla, Memoria del Mundo de México, 2010, 2016; Memoria del Mundo de América Latina y el Caribe, 2015
•Archivo Histórico del Colegio San Ignacio de Loyola, Vizcaínas, Memoria del Mundo de México, 2008; Memoria del Mundo de América Latina y el Caribe, 2010; Memoria del Mundo Internacional, 2013
•Colección Lafragua de la Biblioteca Nacional de México, Memoria del Mundo de México, 2005
•Biblioteca Palafoxiana de Puebla, Memoria del Mundo Internacional, 2005
•Centro de Documentación e Investigación Judío de México, Memoria del Mundo Internacional, 2009
•El cocinero mexicano, Biblioteca Fundación Herdez, Memoria del Mundo de América Latina y el Caribe, 2014
•Biblioteca Fray Francisco de Burgoa, Memoria del Mundo Internacional, 2018
•Archivo Fotográfico Manuel Álvarez Bravo, Memoria del Mundo Internacional, 2017

•Archivo Parroquial de Tolcayuca, Hidalgo, Memoria del Mundo de México, 2017
•Colección Ruth Lechuga, Fundación Ajaraca, A. C., Memoria del Mundo de México, 2021
•Archivo Fotográfico de Mariana Yampolsky, Memoria del Mundo de México, 2022
•Archivo Histórico de la Compañía Real del Monte y Pachuca y Museo de Minería, A. C, Memoria del Mundo de México, 2023
•Archivos compartidos 3Ríos, Memoria del Mundo de México, 2022
•Acervos históricos del Fideicomiso Archivos Plutarco Elías Calles y Fernando Torreblanca, Memoria del Mundo de México, 2022

Adabi, mediante la Coordinación de Conservación de Fuentes Fotográficas ha logrado realizar un sinfín de proyectos relacionados con el rescate de la memoria nacional inmersa en diferentes fondos y colecciones fotográficas. Los resultados han implicado el procesamiento formal de miles de imágenes para su conversión a fuentes de investigación, conocimiento e incluso disfrute de múltiples contenidos de interés. La experiencia ha sido lograda por medio de un flujo de recursos materiales, económicos y humanos dirigidos gracias a programas de trabajo específicos que conforman las iniciativas necesarias para acrecentar de manera sistemática la memoria colectiva inmersa en cada fotografía.

En estos años, Adabi ha sido testigo del progreso de muchos conjuntos fotográficos que, tras un apoyo constante y entrega ejercida por cada institución apoyada, dio pie a la constitución de verdaderos centros documentales. Un ejemplo de estos casos de éxito es la evolución del Archivo Manuel Álvarez Bravo (arcmab) luego de diversos proyectos que implicaron una base de datos referencial de exposiciones, publicaciones y registros de las imágenes difundidas, catalogación y conservación de negativos y la intervención de algunos libros y documentos relacionados al arcmab. Acciones que apuntalaron la promoción del legado de Álvarez Bravo como parte del programa de Memoria del Mundo Internacional, el cual obtuvo resultados en el año 2017.

Es así que este archivo obtiene un certificado de peso mundial como testimonio fehaciente de la herencia cultural inmersa en la memoria colectiva que suscribe. El compromiso implica también ejecutar una ardua labor para dar a conocer dicha memoria documental y visual sustantiva dispersa por el país como un legado de todos y para todos.

En este contexto, se resalta la gran labor realizada por parte de Aurelia Álvarez Urbajtel, hija del fotógrafo, que tras dieciocho años en el rescate y difusión del legado de su padre, ahora intensifica la transmisión de su obra maestra con la inauguración de la Casa mab. Con esta acción se abre al público el inmueble donde el mismo fotógrafo pasó los últimos cuarenta años de su vida, considerando este ejercicio como una experiencia que permitirá reconocer la evidencia fotográfica del autor y dar acceso al ambiente profesional más íntimo del experto del lente, donde se podrá incluso observar el mismo cuarto oscuro que atestigua el nacimiento de cada una de sus tan conocidas obras.

Otras consecuencias que el programa ha traído dan cuenta de cómo algunos registros, inicialmente inscritos solo en Memoria del Mundo de México, han persistido en su tenacidad para recibir la distinción también en el registro regional e internacional, tal como lo hicieron en su momento el Archivo Histórico José María Basagoiti Noriega, del Colegio San Ignacio de Loyola, Vizcaínas, y la colección de documentos de la comunidad Ashkenazi de México. Incluso el Colegio de Vizcaínas, incansable promotor del programa, ofreció al Comité Mexicano de Memoria del Mundo un espacio dentro de su acervo documental para resguardar ahí el archivo histórico que el comité ha generado a lo largo de 20 años y que, con apoyo del Archivo General de la Nación, fue organizado e inventariado en el año 2016 para su consulta. Es preciso agregar que en 2019, mediante el Subcomité de Educación e Investigación de Memoria del Mundo de la UNESCO se impulsó en Vizcaínas la creación de un Centro de Conocimiento para divulgar el Programa, tal como los centros que ya se han fundado en Corea y China para este fin.

En este sentido, los diversos programas de trabajo ejercidos tras veinte años suman un amplio repertorio de medios únicos y significativos que, en muchas ocasiones en un primer momento, se mantuvieron sujetos a un ámbito puramente de custodia, pero que tras el apoyo de Adabi iniciaron un proceso de transformación para su conformación formal como fondos, archivos y colecciones. Es así como este apoyo fue el punto de partida para el reconocimiento certificado de aquellos casos que manifiestan una herencia cultural.


EDITORIAL

En este Boletín Digital FAHHO les compartimos notas sobre las actividades que han desarrollado las filiales en lo que va del año.

Agustín Castillo nos hace partícipes de la celebración por el ingreso de don Alfredo Harp Helú al Salón de la Fama del Beisbol Mexicano como parte de la Clase 2023 de Nuevos Inmortales, ¡enhorabuena! Al mismo tiempo, los Guerreros de Oaxaca se muestran entusiastas y avizoran una exitosa temporada 2023.

Justo en los festejos por el 15 Aniversario del Museo Textil de Oaxaca, Hector Meneses reseña la exposición en curso: “Huīpīlli, kushma y phyang: prendas análogas de tres continentes”; y el Museo de la Filatelia nos habla de la muestra “Un trébol, una abeja: una pradera. Bitácora filatélica”, en la que la artista Frida Castañeda rememora la infancia y la naturaleza.

Por otro lado, Adabi de México señala la manera en que su labor ha impactado en muchos lugares durante casi dos décadas de rescate de archivos y bibliotecas, un trabajo que no ha pasado desapercibido. Igualmente, el director de la Biblioteca de Investigación Juan de Córdova hace un recuento de los esfuerzos para conformar el Archivo General del Estado de Oaxaca, en donde los esfuerzos se unieron para el rescate de la memoria histórica oaxaqueña.

Pendientes del medio ambiente, compartimos una nota de Casa de la Ciudad en torno a su más reciente exposición y constante reflexión sobre los actores urbanos y sus escenarios, “Resiste Agua”, y otra que menciona cómo las series y películas que abordan el tema nos invitan a mirar con detenimiento cómo nuestras acciones repercuten hoy en día en la crisis climática.

Festejando a las infancias, desde la Coordinación de Proyectos Educativos hacemos una síntesis de lo que ha sido volver a las rutas con las Bibliotecas Móviles y a las escuelas con Seguimos Leyendo. En ese mismo tenor está la nota de la Red de Bibliotecas Infantiles BS, que celebra a las y los pequeños lectores que descubren tesoros en sus estantes.

En Andares del Arte Popular insistimos en la reflexión en torno a la creación textil. Igualmente, el Centro Cultural San Pablo invita a visitar la exposición sobre el excepcional trabajo en cerámica que elabora la familia Jiménez.

Enriquecemos el tema sobre el Fondo Manuel R. Palacios del que nos ha hablado Adabi Oaxaca y en este número abordan el tratamiento de su acervo fotográfico.

Y hablando de tesoros bibliográficos, les animamos a leer el texto de la Biblioteca Henestrosa, donde se reseña una colección de libros del siglo XIX que acercó el estudio de la ciencia al público y, finalmente, la Biblioteca Francisco de Burgoa nos comparte la reseña del Neptuno Alegórico, pieza destacada de su acervo, obra de Sor Juana Inés de la Cruz, también conocida como El Fénix de América.

Les invitamos a compartir este boletín y a formar parte de las actividades de cada una de las sedes de la Fundación Alfredo Harp Helú Oaxaca.


Alfredo Harp Helú: inmortal del beisbol

Honor a quien honor merece. El pasado 18 de febrero, don Alfredo Harp Helú fue elegido, de manera directa y unánime, para ingresar al Salón de la Fama del Beisbol Mexicano como parte de la Clase del 2023 de Nuevos Inmortales.

En la parte final de la Asamblea donde se dio a conocer la selección de Juan Gabriel Castro, Tomás Herrera, Noé Muñoz, Luis Arredondo, Roberto Vizcarra, Alejo Ahumada y Jesús Moreno, el presidente del Comité Elector, Antonio de Valdés, dio a conocer su iniciativa de que el propietario de los Diablos Rojos del México ingresara al recinto sin necesidad de cubrir el proceso de selección, a lo que el director del Salón de la Fama, el Ing. Francisco Padilla Dávila, accedió inmediatamente.

Don Alfredo Harp Helú —quien al día de la inauguración de la temporada del 2023 llegará con 29 años y 86 días siendo propietario del equipo escarlata— ha sido un pilar fundamental para el crecimiento del beisbol mexicano en las últimas cuatro décadas, no solamente por los logros al frente de sus Rojos y de los Guerreros de Oaxaca, sino por su constante preocupación por el desarrollo del jugador nacional, por ser su principal promotor y mantener viva la memoria de nuestro rey de los deportes; por su incursión en la pelota de las Grandes Ligas como inversionista de los Padres de San Diego y por la construcción de diferentes obras monumentales, como el propio Recinto de los Inmortales, el fenomenal estadio que lleva su nombre en la Ciudad de México y la deslumbrante Academia de Beisbol en San Bartolo Coyotepec, Oaxaca.

La noticia se propagó con gran velocidad en los ámbitos deportivos y empresariales, coincidiendo en que su elección era un strike cantado y, quizá, el único batazo de cuatro esquinas que faltaba en la historia del hombre que vive y muere jugando beisbol con profunda pasión por México.


Prendas icónicas

Cuando pensamos en la indumentaria empleada por las mujeres de numerosos pueblos originarios del área mesoamericana, es probable que la primera imagen que venga a nuestra mente sea un huipil: esa prenda de formato cuadrado o rectangular, sin mangas, con tres aberturas, una para la cabeza y dos más para los brazos. En principio, suena simple, pero en realidad se trata de lienzos que posibilitan infinitas combinaciones según las técnicas, los materiales, las tradiciones, prácticas, gustos y creatividad de cada una de las personas que lo elaboran y portan.

Con motivo de su XV aniversario, el Museo Textil de Oaxaca presenta la exposición “Huīpīlli, kushma y phyang: prendas análogas de tres continentes”. Alejandro de Ávila, curador de la exposición, comenta que con ella se “busca enfatizar las connotaciones simbólicas radicalmente distintas del formato mesoamericano y sus parientes tejidos en otros continentes”. Así, la muestra permitirá apreciar los huipiles de distintas comunidades en México y Guatemala en los que se observa, en ocasiones, la diferencia de estilos en esta prenda según su función y contexto dentro de una misma localidad, como en el caso de San Juan Chamula, en Chiapas, o de San Juan Sacatepéquez, Guatemala. Mientras que en Oaxaca es común ver el huipil empleado por mujeres, podremos conocer la kushma, una prenda usada por los hombres del pueblo shipibo en la amazonía peruana. Sin embargo, este formato rectangular y sin mangas no es exclusivo de la región sur de nuestro continente, como lo muestra una camisa del occidente de África que acompaña a la kushma en la exposición. La tercera prenda a la que hace alusión el título es el phyang, una túnica con las mismas características formales del huipil y de la kushma, empleada por hombres y mujeres en Myanmar, en el sureste asiático. Esta prenda contiene un bordado delicado debajo de la abertura del cuello, similar a lo que encontramos en el huipil tejido en San Bartolo Yautepec, en la Sierra Sur de Oaxaca, o –a distinta escala– en los antiguos huipiles bordados de Miahuatlán, Puebla.

Además de mostrar las innumerables posibilidades en torno a una prenda tan sencilla, la exposición también busca evidenciar las complejidades y variaciones que intervienen en sus procesos de elaboración. De esta manera, deseamos reflejar el virtuosismo técnico al tejer un lienzo de cuatro orillos (esto es, una tela perfectamente terminada en sus cuatro bordes, sin necesidad de realizar cortes ni dobladillos, como se aprecia claramente en un lienzo de San Juan Comalapa, Guatemala), así como la pericia extraordinaria de las mujeres de los pueblos amuzgos de Guerrero para tejer lienzos de casi seis metros de longitud, que luego se cortan en tres secciones con las que arman un huipil.

El tema es tan amplio que esta es apenas la primera de dos muestras consecutivas que se podrán conocer hasta el mes de julio. En agosto, el Museo cambiará la totalidad de las piezas en exhibición para mostrar nuevas piezas bajo la misma temática. Las exposiciones se complementarán con talleres y charlas, experiencias que brindarán la oportunidad de escuchar a las propias creadoras y usuarias de estas piezas, por lo que te invitamos a estar pendiente de las actividades para que seas parte de este programa.


La belleza de las aproximaciones:“Un trébol, una abeja: una pradera.Bitácora filatélica”,exposición de Frida Castañeda

Convencida de que el coleccionismo era una buena práctica para formar el carácter en la infancia, de vez en cuando mi madre nos reunía en el jardín a juntar flores, hojas secas, ramitas de múltiples tamaños y cadáveres de insectos. Mientras duraba la búsqueda de tesoros, teníamos permitido manosear la tierra y ensuciarnos el uniforme. Más tarde, al ponerse el sol, nos entregaba a cada quien una caja de zapatos para almacenar ahí nuestros hallazgos. Entonces, mis hermanos y yo, dichosos y exhaustos, entrábamos a casa cargando ese extraordinario cofre de cartón, como si volviésemos de una expedición a otra galaxia. Lo guardábamos debajo de la cama y lo abríamos de nuevo al día siguiente, sospechando que su contenido se había transformado durante la noche. Durábamos días con la sorpresa instalada en el cuerpo.

La naturaleza es, incluso en la controlada manifestación de aquel jardín urbano, un enorme museo que nos invita a explorar como lo hacen los niños: con curiosidad, con arrojo, afanados en conservar algo que sabemos efímero. Si te acercas demasiado a un pájaro que bebe agua en el charco, éste terminará por alzar el vuelo. El secreto para verlo de verdad, y esto lo aprendí de niña, es no intentar apropiarse de él.

Las obras que Frida Castañeda nos presenta en “Un trébol, una abeja: una pradera. Bitácora filatélica” me remiten a esos días de buscar entre los helechos un ala de abeja perfectamente formada o una piedrita de forma extraña y memorable. La artista presenta, con su exaltado ímpetu coleccionista, un conjunto de obras que resplandecen en su plano minúsculo y nos exigen detenernos en sus detalles: ¿Cuántas mariposas se han posado en esta flor? ¿En qué ángulo brilla más ese rincón dorado? ¿Dónde termina el ala y empieza el pétalo? Dados los materiales que Castañeda usa –grana cochinilla, cera de abeja– las imágenes que vemos cambian con el tiempo y se transforman en su lienzo: son seres vivos que nos devuelven la mirada.

No es casualidad que las plantas, hongos y animales de diversos tamaños representen un área temática tan extensa de la filatelia; de hecho, la particular relación insecto-estampilla tiene su propio nombre: entomofilatelia. Y es que los timbres postales son mucho más que un papelito cuadrado que se pega en ciertos documentos para formalizar su envío, en ellos se representan gráficamente diversos aspectos de un país o una región. En ese sentido, las obras que agitan sus alas en esta sala son prueba del interés continuado que Castañeda muestra para representar las vidas minúsculas que ha crecido observando. Basta con ver las delicadas metáforas que tejió con semillas y plantas en su exposición “Memorias vegetales”, los expresivos grabados que acompañan la más reciente edición de Oriente de los insectos mexicanos, de Pablo Soler Frost, o sus bellísimas cianotipias pobladas de grillos y orugas, por las que confieso sentir una especial debilidad.

*

“¿Qué otra cosa es una colección sino un desorden al cual el hábito mismo ha acomodado hasta el punto de hacerlo parecer como orden?”, se preguntó Walter Benjamin, autor de observaciones fundamentales sobre la fragilidad del coleccionismo. Inmersa en su propio universo botánico, al cual nos invita a asomarnos un momento, Castañeda ha tejido su obra con paciencia, haciendo gala de la agudeza que solo puede tener alguien que se ha tomado, verdaderamente, el tiempo de detenerse y mirar, de plasmar el mundo en sus propios términos. La artista es, en el fondo, una coleccionista, y todo coleccionista sabe que su colección está condenada a no completarse. Condenada no, más bien destinada, que es lo contrario de un fracaso. Es esa imposibilidad la que la dota de sentido.

Como sucede con toda bitácora, estamos ante la belleza de las aproximaciones. No hay en estos cuadros ni en esta sala, mucho menos en este conjunto de obra, terminación ni línea de llegada. Es como el mundo: hay fragmentos, pinceladas. Rayos de sol, viento que sopla y agita las hojas. El secreto está en entregarnos a esa brisa.


Confirmando los alcances internacionales de Adabi

Durante casi dos décadas, la asociación Civil Apoyo al Desarrollo de Archivos y Bibliotecas de México ha apoyado la catalogación de numerosos tipos de archivos, entre ellos los de carácter judicial trabajados en Puebla, San Luis Potosí, Tlaxcala y Yucatán. Como una manera de comprobar y motivar la investigación en los archivos de este tipo, y dentro de las celebraciones de los veinte años de la asociación, se lanzó la convocatoria para el coloquio “El valor de los archivos judiciales como fuentes históricas”. Al momento del cierre de la misma se contaba ya con 94 solicitudes, tanto de estudiosos mexicanos como de colegas de Argentina, Bolivia, Brasil, Colombia, República Dominicana, Ecuador, Paraguay y hasta Perú.

En anteriores convocatorias, como del curso “Los recetarios como fuentes históricas” (2020), acudió un variado y numeroso público latinoamericano a las diferentes ediciones; nos llena de gusto la respuesta a esta nueva convocatoria, comprobamos que el radio de influencia de Adabi, durante estos años, es estable, lo mismo se ha notado a la inversa: en la invitación recibida para participar en diversos foros organizados en países de América del Sur, en especial en materias de archivística y conservación.

Las propuestas hechas para el coloquio abarcan estudios de diferentes temporalidades: virreinal, cuyas raíces compartimos; decimonónica, con la que tenemos elementos en común, y contemporánea, en la que, de igual manera, participamos de una cultura americana y global.

Una gran diversidad de temas fue remitida por nuestros seguidores latinoamericanos para formar parte de este coloquio, enmarcado dentro de los festejos del vigésimo aniversario de Adabi.

Los archivos judiciales fueron, son y serán una importante caja de resonancia de la vida diaria del ser humano en diferentes tiempos y escenarios; al margen del delito cometido, juzgado y castigado, estos expedientes revelan actividades, costumbres e ideologías que posiblemente no se reflejen en otro tipo de patrimonio documental, de ahí la riqueza y el gran valor que posee su contenido.

Si bien la producción de estos expedientes se enmarca dentro de las actividades de numerosas instituciones que formaron el corpus del poder judicial —desde los municipios hasta las supremas cortes—, así como el tipo de delitos cometidos, para la historia de las mentalidades resultan similares en cualquier sitio, ya que los expedientes también son grandes aliados para entender a las comunidades en tiempos determinados y para observar los cambios que se han presentado de forma gradual y que pueden explicar el presente. Sin embargo, los diferentes enfoques que se le dan a estos documentos pueden trascender el ámbito judicial y dar luz sobre temas económicos, políticos y culturales, complementando otras fuentes de conocimiento.

Con la participación de nuestros colegas latinoamericanos en los foros organizados por Adabi tenemos la certeza de un enriquecimiento y de los alcances del propio trabajo.


Exposición“Cerámica de la Familia Jiménez”

El taller de cerámica de la familia Jiménez fue fundado en 1925 por Ignacio Jiménez, quien aprendió el oficio a partir de la elaboración de talavera poblana. Don Ignacio descubrió que al pintar sobre una base de caolín los colores no se adherían, como en la talavera tradicional, sino que se escurrían suavemente sobre la cerámica. A partir de entonces, su taller fue famoso por fabricar un nuevo tipo de cerámica escurrida.

A partir del fallecimiento de don Ignacio, en 1960, su esposa Adela dirigió el taller hasta 2013. Luego, sus hijos continuaron la tradición familiar, aunque sus piezas son cada vez más escasas.

Por eso, los 57 platos que se exhiben en el Centro Cultural San Pablo son obras únicas, elaboradas a mano por Rafael Jiménez, quien, desde niño, vio en las manos de su padre “cómo el barro era dócil”; desde entonces, como escribió la maestra Arcelia Yañiz para una exposición de 1960, “vivió dentro de un mundo de imágenes”.

Tanto la vajilla verde, que está inspirada en Monte Albán, como las piezas de estilo talavera de puntos y flores fueron elaboradas por diferentes miembros de la familia; como obras de arte, sus tonos definitivos de azul, amarillo, verde y ocre aparecieron en el proceso de su elaboración, lo cual las vuelve irrepetibles.

Las dos piezas que representan el calendario azteca fueron dibujadas por Teresita de Jesús Jiménez y ninguna de ellas fue horneada ni retocada con barniz; frágiles y efímeras, muestran el detalle y la paciencia con los que la autora provoca una pausa en el deseo del polvo de tener forma.

La actual exposición en el CCSP es una forma de conservar la memoria de la familia Jiménez, y una manera de mostrar que una práctica artística puede convertirse en una forma de vivir.


El Archivo General del Estado de Oaxaca, ejemplo de colaboración entre Gobierno y sociedad civil

Durante los últimos 500 años, las instancias gubernamentales del actual estado de Oaxaca produjeron una considerable cantidad de testimonios documentales. Hacia finales del siglo XX estos acervos se albergaban en espacios poco adecuados para su conservación y consulta. El Archivo del Poder Judicial, por ejemplo, se encontraba en una casa rentada en la calle de Hidalgo, mientras que el Archivo del Poder Ejecutivo estaba en unos anexos del exconvento de los Siete Príncipes, sitio en el que los tubos del desagüe estaban por encima de los estantes con paquetes de documentos amarrados;1 las ventanas, de solo una malla, daban a los lugares donde en la fiesta patronal, dedicada a Nuestra Señora de los Ángeles, se bailaba con los toritos. Desde la década de 1990 varios actores oaxaqueños llamaron la atención por el estado de abandono, falta de inventarios y conservación precaria de los acervos, sobre todo en el Archivo del Poder Ejecutivo.

Fiel a sus preocupaciones por la conservación del patrimonio oaxaqueño de tan diversa índole, el maestro Francisco Toledo tomó la iniciativa en la lucha por mejorar el destino de la memoria oaxaqueña. De la importancia del archivo dijo una vez: “Es ver nuestro pasado y conocer lo que hemos sido los oaxaqueños en otros tiempos, saber cómo cambiamos o no cambiamos, y si repetimos las mismas barbaridades que se hacían en otros tiempos. Es un poco conocerse a sí mismos”. Allá por el año 2000, el Mtro. Toledo compartió con Alejandra Moreno Toscano –quien había estado a cargo de la creación de la nueva sede del Archivo General de la Nación en el Palacio de Lecumberri, en 1977– sus preocupaciones por la situación del archivo y sondeó con ella las posibilidades de instalarlo en la recién adquirida fábrica de hilados y tejidos La Soledad Vista Hermosa, en San Agustín, Etla, Oaxaca.2 En esta ocasión participaron también los miembros de la asociación de Amigos de los Archivos y Bibliotecas de Oaxaca, que había fundado Toledo en 1995 y que publicaba la revista Acervos. Ciertas resistencias sindicales y otros problemas no permitieron llevar a cabo este proyecto, por lo que finalmente se optó por la creación del Centro de las Artes en el hermoso edificio.

Después, en 2005, cuando se desocupó el Palacio de Gobierno en el Zócalo, el Mtro. Toledo, respaldado por los Amigos de los Archivos y Bibliotecas de Oaxaca y el Patronato Pro-Defensa y Conservación del Patrimonio Cultural y Natural del estado de Oaxaca (ProOax), propuso concentrar ahí los archivos generales del Poder Ejecutivo, del Histórico Judicial, de la Suprema Corte, el Municipal, el de Notarías y la Hemeroteca “Néstor Sánchez”, sin embargo, el gobierno tenía otros planes y el proyecto tampoco se realizó.

Alrededor de 2010, Toledo, perseverante como era en aspectos de conservación del patrimonio oaxaqueño, regresó al mismo tema al saber que la Secretaría de Obras Públicas estaba desocupando el exconvento de San Francisco, al sur del centro de la ciudad de Oaxaca. Invitó a un arquitecto de la Ciudad de México y recorrió, con un grupo de interesados en el mismo tema, las instalaciones para saber si podría adecuarse para el archivo. Sin embargo, el edificio resultó ser demasiado pequeño para las necesidades de este. En febrero del 2012, el Gobierno entregó el edificio en comodato
al Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA) para establecer allí el Centro de Educación Artística (CEDART) “Miguel Cabrera”.

En esta misma época la Fundación Alfredo Harp Helú Oaxaca decidió sumarse a las iniciativas del Mtro. Toledo, insistiendo en la necesidad de iniciar a la brevedad el ordenamiento, limpieza y consolidación del enorme acervo mientras se resolvía el tema de una nueva sede. Como consecuencia, en 2011, el Gobierno del estado de Oaxaca y la asociación civil Apoyo al Desarrollo de Archivos y Bibliotecas de México (Adabi), en ese momento respaldado por 8 años de trabajo en el rescate de archivos civiles y eclesiásticos por toda la república, firmaron un convenio para realizar el proyecto de organización y estabilización que respondiera a las exigencias de la administración pública, las normas internacionales de archivística y la investigación histórica del presente.

Con un diagnóstico previo y un proyecto ejecutivo, y siguiendo la normatividad en materia de archivos históricos, la titánica tarea dio inicio el 12 de julio de 2011 y concluyó el 15 de junio de 2017. El equipo estuvo conformado por 40 jóvenes con licenciatura en disciplinas sociales, quienes fueron capacitados de manera teórica y práctica en las labores correspondientes. Como fruto de este trabajo se elaboraron los inventarios y las guías descriptivas de los fondos Gobierno, Hacienda, Justicia, Milicia y Registro Civil, que actualmente sirven para la consulta de los materiales que corresponden al siglo XIX y a la primera mitad del XX. Esta actividad implicó el estudio histórico de las instituciones y una descripción general de las secciones más sobresalientes. Al lado del trabajo cotidiano se elaboraron memorias, revistas y materiales didácticos infantiles. El trabajo entregado se puede resumir, cuantitativamente, de la siguiente manera:

Gobierno XIX (1800-1899): 795 AG12, 9 319 expedientes; Gobierno xx (1900-1950): 5979 AG12, 36 221 expedientes; Hacienda XIX (1800-1899): 774 AG12, 5 915 expedientes; Hacienda XX (1900-1950): 7879 AG12, 31 491 expedientes; Justicia XIX y XX (1800-1950): 820 AG12, 14 cajas de libros y 1 libro de gran formato; Milicia XIX y XX (1800-1950): 721 cajas de expedientes, 16 cajas de libros y 8 libros de gran formato y Registro civil XIX y XX (1800-1950): 150 cajas de expedientes y 2 cajas de libros.

En total, se limpiaron y ordenaron 217 493 expedientes y 13138 libros, guardados en 25472 cajas archivísticas.

Al mismo tiempo, en octubre de 2011, en el marco de la inauguración del recuperado exconvento de San Pablo de Oaxaca, se presentó como comentarista el arquitecto español Ignacio Mendaro Corsini para la conferencia “Construyendo entre pre-existencias” del arquitecto Mauricio Rocha, encargado del proyecto arquitectónico de San Pablo. Fue un encuentro fructífero: Mendaro Corsini ya había sido reconocido por su intervención contemporánea en el archivo de la ciudad de Toledo, España, y al saber de los esfuerzos por encontrar una nueva sede para el archivo del estado, se entusiasmó con la idea de darle seguimiento al anhelado proyecto del Mtro. Francisco. A partir de ese momento se exploraron varias opciones junto con el Gobierno del estado. En cercana coordinación con las autoridades estatales, se eligió el Parque Las Canteras, propiedad del estado, como la mejor opción.

El arquitecto diseñó un plan maestro para todo el parque, incluyendo el archivo y el Centro de Convenciones. La FAHHO absorbió los costos del proyecto y del equipo de arquitectos, mientras que la ejecución la llevaba el Gobierno a través del INPAC. En 2014 se inició la construcción del edificio diseñado ex profeso para resguardar en repositorios especiales los 16 kilómetros lineales de documentos históricos, con espacios acondicionados para realizar las actividades de conservación, restauración y reprografía, así como una sala de consulta abierta a investigadores, salones para talleres, biblioteca, ludoteca, mediateca, salas de exposiciones y un auditorio.

Podemos encontrar en esta obra la huella del Mtro. Toledo, quien diseñó, entre otros elementos, la reja que rodea el conjunto. El proyecto –único en México– ganó varios premios nacionales e internacionales, como el Premio de Arquitectura Española Internacional 2019; el Premio Luis M. Mansilla 2018, del COAM; el Premio de la XIV Bienal de Arquitectura Española, BEAU, 2018; el Premio Obras Cemex en las categorías de Innovación en la Construcción (nacional e internacional), Espacio Colectivo y Edificación Sostenible, 2017; el Premio NAN (IX edición) al mejor proyecto de un estudio español en el extranjero 2015; el Premio Interceramic (VI edición) en la categoría Kolher y en la categoría Institucional, 2017.

El 9 de noviembre de 2016 se inauguró la nueva sede del archivo, construido mediante un esquema de colaboración entre la FAHHO, el Gobierno federal, el Conaculta y el Gobierno de Oaxaca, con una inversión de 570 millones de pesos. El equipo se constituyó con personal especializado en conservación y restauración del patrimonio egresado de las mejores escuelas de México no para solo dar servicio a los documentos del propio archivo, sino también al patrimonio documental de todo el estado.

Por último, como consecuencia de todos los esfuerzos enumerados, el 27 de febrero de 2017 se publicó el decreto por el que se crea el Archivo General del Estado de Oaxaca como un Órgano Desconcentrado de la Secretaría de Administración, con autonomía técnica, operativa y de gestión para el debido cumplimiento de su objeto. Sus primeros dos directores fueron Emilio de Leo Blanco, quien posee una carrera en las instituciones culturales oaxaqueñas desde 2006, y Jorge Álvarez Fuentes, académico y diplomático con una importante experiencia en la gestión de archivos (fue director general del Acervo Histórico Diplomático, 1995-98), ambos nombrados por común acuerdo entre el Gobierno del estado y la Fundación.3

El 31 de agosto de 2019, la historiadora Beatriz Gutiérrez Müller visitó el archivo para encabezar la segunda sesión del Consejo Honorario de Memoria Histórica y Cultural de México, con la participación de la escritora Elena Poniatowska, el músico Horacio Franco, el pintor Carlos Pellicer López, el arqueólogo Eduardo Matos Moctezuma, la divulgadora Cristina Barros Valero, el etnólogo Luis Humberto Barjau Martínez, la filósofa Margarita Valdés González-Salas, la poeta Minerva Margarita Villarreal y la historiadora y filántropa María Isabel Grañén Porrúa. El ejemplo del archivo inspiró la propuesta, oficializada en enero de 2022, de construir en Oaxaca la nueva sede del Archivo General Agrario, proyecto que desafortunadamente no ha podido llevarse a cabo debido a una variedad de obstáculos.

1 Una situación similar en el Archivo Histórico de Notarías de la Ciudad de México derivó en junio de 2020 en el rompimiento de uno de los tubos y el consecuente daño grave a 1 287 volúmenes del archivo.

2 La abandonada fábrica, que había dejado de funcionar en 1989, fue adquirida entre el maestro Francisco Toledo (40 %) y el gobierno del estado (60 %).

3 Finalmente, en diciembre de 2020, se incorporó el Archivo del Poder Judicial, cuyos documentos en lenguas indígenas habían sido reconocidos como Memoria del Mundo por la UNESCO en 2018, y hacia finales de 2022 llegó la colección de Manuel Martínez Gracida desde la Biblioteca Pública Central, siempre siguiendo la idea original del Mtro. Toledo y de la Fundación de tener un lugar seguro y con cuidados profesionales para el patrimonio documental más valioso de Oaxaca.


“Resiste agua”

Según datos del Ecological Threat Register (ETR) para el año 2040, aproximadamente 5 400 millones de personas (más de la mitad de la población mundial proyectada para ese año) vivirá en los 59 países que experimentan estrés hídrico alto o extremo. Según la ETR, en América Latina, Chile y México son los países con mayor vulnerabilidad al estrés hídrico. Esto quiere decir que la demanda de agua es más alta que la cantidad disponible durante un periodo de tiempo determinado.

Hablando del caso específico de la zona metropolitana de Oaxaca, se reportó que 2021 fue el año más crítico por la escasez de agua. Los municipios conurbados padecen la mayor crisis por escasez, pues 300 colonias solo cuentan con 420 litros por segundo, cuando la cantidad necesaria estimada es de 1000 litros por segundo. Esto podría suponer que no hay agua en Oaxaca, pero no es así.

De acuerdo con una publicación del Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO)1 en nueve de las trece regiones hidrológicoadministrativas, se consume más agua de la que se dispone; por su parte, Oaxaca se encuentra en la región Pacífico Sur, una de las cuatro que cuentan con más metros cúbicos por habitante al año para su consumo, teniendo a su disposición 6084 m3 /hab al año contra una demanda de 1539 m3 /hab.

Entonces, si la zona metropolitana de Oaxaca se encuentra ubicada en una región con alta disponibilidad de agua, ¿qué ocasiona la escasez y el estrés hídrico? Es posible darse una idea con una noticia del 4 de marzo de 2023: “El 70 % del agua que debería recibir la ciudad desde Etla se pierde en ordeñas […]”.2 Esta información hace evidente dos situaciones: una, que Oaxaca depende de otros municipios para su abastecimiento y dos, que se lucra con el manejo del agua. “El uso de este recurso natural debe de contar con [una] regulación eficiente, gestión e inversión en infraestructura que garanticen [su] acceso y saneamiento […]”.3

Además, también es importante explicar que las antiguas fuentes de abastecimiento de agua provenientes de San Andrés Huayápam y San Felipe del Agua, entre contaminación y mal manejo, han dejado de suministrar a la ciudad.

Finalmente, es importante entender que el paradigma de uso y obtención del agua ha cambiado en el mundo: ahora se cultiva. Es por eso que se plantea la siguiente pregunta: ¿cuánta agua de lluvia cae al año en los Valles Centrales? Si la extensión de la gran meseta de los Valles es de 9 480 Km2 y la precipitación promedio anual es de 750 mm (es decir, 750 litros x m2), la operación es tan simple como impresionante: 9480 000 000 m2 x .75 m3 = 7 110 000 000 m3 de lluvia al año.

Si una persona tiene una demanda diaria de 100 litros, según la cifra anterior, tendría a su disposición 19 tinacos al día, 190 veces más de lo requerido. Una vez entendido esto concluimos que agua sí hay, pero que es necesario sanearla y cuidarla; educar y abastecer. Los ríos y el agua natural no están contaminados, somos nosotros quienes la ensuciamos. Necesitamos una ciudadanía educada que sepa que el agua no es un recurso que se explota indiscriminadamente y que hoy en día existen alternativas de cultivo; así se puede abastecer.

Actualmente, en Casa de la Ciudad se encuentra en curso la exposición “Resiste agua”, que invita a repensar la forma como nos relacionamos con este elemento dentro de la ciudad. Se muestra una nueva mirada de los Valles Centrales desde un enfoque de cuencas y se expone el proyecto de una asociación civil para el manejo integral de la cuenca del río San Felipe del Agua.

Te invitamos a conocerla de lunes a sábado de 9 a 18 h y domingos de 10 a 18 h.

1 “Aguas en México: ¿escasez o mala gestión?”, Instituto mexicano para la competitividad, http://bitly.ws/CeEN

2 “Huachicol se lleva el 70 % de agua potable que debería llegar a Oaxaca”, Grupo Noticias http://bitly.ws/CeEK

3 “Aguas en México…”, idem


El Día Mundial del Agua:30 años haciendo conciencia

En 1992 ocurrieron dos sucesos relevantes en torno al medio ambiente. Primero, en el mes de diciembre, y derivado de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo: todas las naciones del mundo acordaron crear conciencia sobre el buen uso de las fuentes hídricas, por lo que se acuerda que cada 22 de marzo, a partir de 1993, se conmemorará el Día Mundial del Agua con la publicación de un informe que se centre en una temática específica y que genere un impacto en la conciencia colectiva. Segundo: se decreta la Ley de Aguas Nacionales en México. Esta determinación consiste, básicamente, en regular la explotación, uso o aprovechamiento del agua, su distribución, control y la preservación de su cantidad y calidad. Sin embargo, de acuerdo con datos proporcionados por Carlos González García, abogado agrario y de pueblos indígenas e integrante de la Coordinación Nacional del Congreso Nacional Indígena, actualmente se sabe que las concesiones otorgadas a un total de tres mil empresas nos llevan, lentamente, a padecer la privatización de este vital líquido. Lo anterior se agrega a las circunstancias que actualmente ya padecemos: la contaminación y el cambio climático.

Al pensar en la conmemoración y en el decreto de la Ley de Aguas, algunas ideas resurgen y se vuelven más relevantes que en el momento de haberlas sentido por primera vez.

Al igual que para muchas personas, el cine no solo me resulta un entretenimiento, sino motivo para ciertas reflexiones. En 2019 se estrenó Black Waters, una película que a la fecha sigue resonando en mi memoria. El filme narra la historia de un abogado medioambiental que busca defender los derechos de un puñado de habitantes de West Virginia que durante décadas han sido testigos de la devastación de su ecosistema y, por ende, de su salud, debido a la contaminación de sus ríos provocada por una industria química. La historia cobra mayor relevancia cuando nos enteramos de que no solo está basada en hechos reales, sino que engloba un tema tan común y cercano a nosotros que podemos atestiguar hoy día. Así mismo, se han realizado más adaptaciones que tocan una gran diversidad de temas sobre los problemas que el ser humano enfrenta —provoca— respecto al agua: la contaminación, escasez, desabasto, privatización y el cambio climático. Erin Brockovich, una mujer audaz (2000), También la lluvia (2010), Rango (2011), o documentales como Un mundo sin agua (2006), La sed del mundo (2012), H2OMX (2015) son algunos ejemplos que nos invitan a reconocer que el problema no es ajeno a nosotros, y que nos obligan a voltear la vista sobre el daño potencial que le ocasionamos al planeta y a nosotros mismos al contaminar, privatizar y generar desabasto del agua.

La crisis climática que hoy vivimos nos ha modificado, por ejemplo, hasta las estaciones del año. Recuerdo cuando mi abuela decía “en su tiempo está”, cada que me asustaba con los torrenciales que caían en mi ciudad, ¡y eso no tiene más de 20 años! La primavera, y el calor que la acompaña, comenzó a asomarse a fines de enero; las lluvias, durante la primera semana de marzo. Frente a este panorama, unos pronostican grandes sequías, más de las que ya hemos visto en la última década; otros, que nos deparan inundaciones igualmente anormales debido al exceso de calor. La frase “en su tiempo está” ahora suena distante, extraña; hoy tenemos que cargar con el suéter y el paraguas porque, más bien, “uno nunca sabe”, ya no se sabe.

Calor y contaminación son enemigos que, por años, el agua misma se había dedicado a combatir (con las lluvias, los ríos y mares que todavía abundan); pero su carestía y el aumento de la violencia —muchas veces provocada por el desabasto en zonas marginadas—,son consecuencias que todos los días vemos o escuchamos y a las que muchas veces no les prestamos atención.

Afortunadamente no está todo perdido: colectivos, activistas y la sociedad civil luchan diariamente desde diferentes frentes por la defensa del agua. Este año, bajo el lema para conmemorar la fecha, “Acelerando el cambio”, la onu pretende lograr la cooperación, las alianzas y los acuerdos internacionales.

La palabra que agregaría es urgente: urge tomar acción, urge continuar difundiendo datos, estrategias y urge no olvidar que todos somos responsables del agua.


Lo sentimos, la página que buscas no existe.

¡Muchas Gracias!
En breve nos pondremos en contacto contigo.